LA MATERNIDAD Y LO TRANS…

Artículo publicado en ALTERSEXUAL

Por Frieda Frida Freddy
Transfeminista (y lesboterrorista) de a pié

El día que me enuncié Trans fue el día que ví y sentí claramente que no necesitaba, ni me era vital, ser mujer u hombre para existir. Más aún, identifiqué plenamente que no deseaba serlo y anclarme en una de las dos categorías sociales, porque nunca me había sentido feliz y a gusto en ninguna de ellas. Me autonombré Frieda porque soy más femenina que masculino, y porque comprendo que masculinidad y feminidad son sólo dos polos de adoctrinamiento que nada determinan, y mucho menos tendrían que “definir” ese “ser hombre” o “mujer”, que se conoce en nuestro mundo social. Escogí pues este nombre por el potente diptongo que para mí representa el puente por la dicotomía de género, mi transitar entre Frida y/o Freddy que son el pasado al que se me condenó: Chico o chica. Y del que escapé…

Así que ahora soy libre, soy Trans. No transgénero ni transexual. Verán. Se tiene la idea generalizada que ser trans es de fijo, digamos, nacer A y cambiar a B, o nacer B y querer ser A. Es decir, nacer biológicamente ‘hombre’ (por el pene que el sexo ha señalado) y querer ser socialmente una mujer. O viceversa. Nacer biológicamente ‘mujer’ (por la vulva que asigna el sexo) y desear vivir socialmente como hombre. Y sin duda que eso es una gran parte, pero no lo es todo.

Lo anterior es transgredir-traspasar una categoría de género porque nunca hubo allí pertenencia ni identidad con la que se les asignó mediante los roles; es rechazar una construcción social que se impuso a partir de una división hecha por un rasgo genital, y desde luego que eso es transgresor, pero tal práctica sigue estando dentro de un código binario. Y con esta afirmación no pretendo descalificar ni agredir a quien haya hecho todo lo posible para cambiar totalmente su cuerpo y/o modificar apariencias, desde hormonarse hasta pasar por cirugías y actualmente se sienta cómodo o cómoda con lo que es o como se ve, ya que el sólo hecho de desafiar el género y transitarlo completamente de A a B, o al revés, me parece digno de todo el respeto y la admiración rebelde.

Pero yo no quiero eso para mí. Yo además de transgredir-transitar (y no quedarme), quiero dinamitar al género. Mi lucha diaria es contra la dicotomía de género, contra la sujeción. Para eso hago transfeminismos. No quiero aprisionarme en el género, ni en sus roles, ni alcanzar sus estereotipos. Yo deseo ir y venir, fluir, como fluye mi propia sexualidad (en el sentido más amplio, no reduciéndola al mero acto sexual); mi sexualidad que está viva, y vive conmigo. ¿Por qué voy a sujetarla? ¿Por qué voy a sujetarme? No he de hacerlo. No estoy obligada.

No voy a encarcelarme en una dicotomía de género, o en alguna orientación sexual. Yo voy y vengo. Por eso me digo Trans de transformación a la idea hegemónica, Trans de transitar la heteronorma, Trans de transgresión al género y todo lo que éste conlleva. Trans de transgredir el mandato, abortar la órden. Nací A y no voy a ser B, pero que la A se joda. Podemos ser X ó Z, H ó T, o mezclas, o lo que se nos hinche la gana. Incluso a veces quedarnos un rato en B y luego botarla, por ejemplo. O ser monstruas. O ser no siendo.

Y para quienes a estas alturas del texto, ya están pensando en que estoy confundida y en realidad soy queer, lo repito, yo soy Trans, y para la deconstrucción-destrucción de la dicotomía de género voy a poner además de mi discurso, mi cuerpo. Voy a implantarme unos senos, para eso estoy ahorrando. Unos senos por decisión política, por acto performativo. No esos senos grandes y redondos, “con los que no tuve la fortuna de nacer”, para llegar a ser cien por ciento femenina, y por ende “mujer” (como lógicamente se cree), sino más bien quiero esos senos para confundir, para salir al espacio público tan normado y transgredirlo, aterrar. Ni siquiera estoy interesada en adelgazar y comprarme vestidos estilizados, o blusas de amplio escote; mi acto también será post-travesti.

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Con la operación de senos mi cuerpo será además de un campo expropiado al sistema (que antes me lo robó con sus mandatos), un arma de destrucción simbólica. De modo que lo que busco con la cirugía no es alcanzar un modelo de belleza patriarcal, sino ser una performance viviente que va por el mundo y lleva el terror Trans a todos los espacios, las calles, las ciudades. Esta es mi libre decisión y elección, como lo es la que toma la mujer de sexo-género concordantes y heteronormados cuando decide ser “madre”.

¿Pero qué pasa entonces con ambas decisiones tomadas libremente y que conciernen a un cuerpo propio, dentro de una misma sociedad, un mismo mundo social?

Pasa que cuando yo enunció ser Trans y menciono la decisión de modificar mi cuerpo, el mundo me ve como apestada, como demente, mientras que a la mujer embarazada la ve como triunfadora, como si se tratara del máximo logro de la vida. A ella se le otorga un reconocimiento social y a mí el escarnio público. A ellas se les eleva a un pedestal social y las empiezan a cuidar tan frágil como si fueran a romperse, mientras que a la mayoría de lxs transexuales, trans, y transgénero les rompen la estima y los lazos sociales, les echan de sus casas y la sociedad cierra sus puertas en casi todos los espacios públicos.

Cuando una mujer decide y elige libremente embarazarse, parir y criar, el mundo entero la llena de elogios, buenos deseos, bendiciones, dulzura, felicitaciones, no se cansan de alabarla, mientras que a la gente trans que también ha decidido y elegido libremente hacer algo con su cuerpo y un proyecto de vida, las burlas no cesan, ni los insultos, las invisibilizaciones, los chistes, las miradas reprobatorias, o las agresiones verbales y hasta físicas.

En la mujer embarazada las familias y amistades y la sociedad en general, se toman la tarea de procurarla y cuidarla, las mandan al médico y el Estado las recibe gratuitamente mediante el sector salud con chequeos prenatales, y las activistas hasta abogan por ellas alto a la violencia obstétrica. Pero de los altos y violentos índices de natalidad nadie dice nada.

En ese mismo tenor, cuando la persona trans ha empezado a hormonarse o está por hacerse una cirugía, las familias y amistades y la sociedad en general se han reducido, le han enjuiciado, y el Estado las recibe con el psiquiatra, a quien tendrán qué convencer de su propia decisión de transitar. El sector salud las recibe también, aunque la mayor de las veces con desprecio y maltrato, manejándoles como tontxs y no escuchando sus sentires, sino sólo inyectándoles las hormonas o dándoles medicamentos (cuando los hay), en una posición de: pues si no quieres ser hombre, ¡toma, sé mujer! O viceversa. Todo de golpe y porrazo, siendo poco claros con las reacciones secundarias de bajar o subir testosterona o estrógenos en niveles acelerados. Y eso en escasas ciudades donde hay legislaciones que lo permiten. Si no las hay, lxs trans tendrán que pagarse todo solas, como puedan. Tendrán que costearse los tratamientos y cirugías completas, y si no tienen dinero ahí está el aceite de cocina o el anticongelante para coches para hacer crecer un poco glúteos o senos. Acá cada quien aboga y sobrevive por sí misma, a pesar de los informes anuales de las activistas, donde anuncian su preocupación por los derechos sexuales de todas y cada una de las personas en el mundo y proclaman “los avances”.

Cuando yo decido y elijo ser Trans, todxs me diagnostican sin ser médicos: tengo “disforia de género”, estoy enferma de la mente, y loca. Lo dice la ciencia y lo publica la OMS en su lista de enfermedades mentales. Nadie habla de la violencia cultural, ni la cultura de la violencia, contra mi persona y mi libre decisión, porque lo que yo hago es “anormal”, “claro está”, mientras que lo que hace la embarazada es no sólo “normal” sino además “lo más natural del mundo”. Así el panorama a grandes rasgos. Y no me estoy victimizando con estas analogías. Más adelante aclararé el punto.

Lo que la embarazada está haciendo en realidad (por más libre y elegida que sea la decisión) es seguir reforzando y reproduciendo un sistema heteronormativo, un régimen heterosexual que no es orientación como tanto se nos ha dicho, sino un régimen ordenador del mundo social, controlador de cuerpos y de vidas; lo que ella está haciendo es seguir unas rígidas normas aprendidas que a otras iguales biomujeres como ella las estigmatiza y frecuentemente las condena como “mujeres a medias, incompletas, o malas mujeres”, porque no “se realizan nunca mediante la maternidad”.

La decisión libre y elegida de la mujer embarazada traspasa lo personal e impacta desfavorablemente el afuera. Fortalece un mundo social que a mí, como a mucha otra gente disidente sexual, incluso a ella misma, nos está matando, literalmente (feminicidios, transfeminicidios). En ese mismo sentido, lo que yo hago con mi decisión libre es joderme en la heterosexualidad y otras ficciones políticas, en imposiciones sociales, en el régimen heterosexual, destruirlo, deconstruirlo, porque ese sistema simplemente no es normal ni natural.

¿Pero por qué el Estado costea el embarazo, aún en mujeres no inscritas en el sector laboral, en todo el mundo? Porque le conviene, es una inversión a corto plazo para este modelo global de producción-consumo. Le conviene para seguir reproduciendo el modelo de familia y sacar de ahí más mano de obra barata en el mercado laboral y la producción en masa; sirve además para mantener a la gente educada, normada, callada, pasiva y apática, bajo la telenovela del amor romántico y el “vivieron felices para siempre”. Y ya después Familia y Estado, en unión, mantendrán más fácilmente controladas-oprimidas las disidencias sexuales, planeando captarlas para normarlas, desarticularlas o exterminarlas.

En el modelo producción-consumo también se maquila Familia, que no es el único agente socializador, pero sí el de mayor peso. Ese modelo rector de la moralidad, la buena conciencia, la coerción, la dominación, la represión, la violación de derechos humanos básicos y de las garantías individuales, ese modelo del chantaje emocional-sentimenal y económico. La familia, hoy día reproducida a la par por los homosexuales misóginos y machistas, y por las lesbianas patriarcales, es un modelo opresor que funciona de formas muy visibles como golpes, insultos y maltratos, hasta formas delicadas y sutiles como: “hijx me lo tienes que contar todo y decirme cada paso que des porque somos familia y nos tenemos confianza, ¿verdad? O el: yo sólo te vigilo y te ordeno porque te quiero y me preocupo por tí, todo esto es por tu bien, te respeto. Le llaman “educación”. Y con ella violando severamente la privacidad de cada miembrx que por un lazo de sangre no significa que sea un objeto de propiedad. Pero eso sí, estas formas irán siempre disfrazadas de mucho cariño, abnegación, buenas intenciones y preocupación porque por eso existe el “amor de familia”.

Hay una negación consciente de que la familia (como el Estado) da órdenes y castiga a quien no las cumple, su irracional poder autoconcebido les hace pensar que tienen toda la autoridad para hacerlo. Las familias controlan, asfixian, a veces lentamente, a veces en pocos pasos y de manera expedita. Y es evidente que el Estado no dejará de producir familia, pero las personas sí podemos dejar de hacerlas, y no estarlas sólo cambiando de nombre: familias diversas, nuevas familias, otras familias, dos mamás, dos papás, madre soltera. No veo a ninguna lesbiana poniéndoles vestidos a sus “niños”. Sí veo a mucha embarazada llamando princesa al feto “mujer”, o “mi rey”, que se mira en el ultrasonido, por ejemplo.

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Esa misma negación consciente les alcanza hasta para cubrir que los derechos sexuales y reproductivos también fueron un instrumento que el Estado “firmó y reconoció” para darle a toda esta diversidad sexual heterosexuada (que no disidencia) lo que estaban pidiendo y así mantenerles un tanto a raya para que ya no estuvieran “molestando” más. Habría que ver esa parte manipuladora de un aparato de gobierno, como el Estado, que ha dado más que pruebas suficientes de lo mezquino, controlador, corrupto, chantajista, despótico y traidor que es.

Pero dejar de hacer familias es algo sencillamente impensable para la mayoría de gente en el mundo, ¿qué más harían sino sólo lo que le han interiorizado muy bien en sus cabezas desde que nacieron? ¿Pero qué hay de toda esa gente que se dice feminista, y habla y habla de su preocupación sobre la violencia de género y la violencia contra las mujeres? ¿Esa gente que tanto cita a Foucault y la historia de la sexualidad en volumen uno, dos, y tres, y no se saca de la boca el biopoder y la biopolítica, y hasta duerme con la foto de Simone de Beauvoir sobre la cabecera de su king size? Su heterocentrismo se les mira desde la luna a la tierra. Sus discursos contradictorios evidencian por sí mismos su falta de compromiso para dejar de hacer lo que en resumidas cuentas agrede y estigmatiza a esa misma gente que pretende apoyar. ¿Le vamos ganado al heteropatriarcado capitalista?

Hacer feminismos institucionales, reproduciendo familias y pidiendo cosas al Estado que es la figura paternal (macho protector, padre benefactor), es simplemente la primera de las grandes contradicciones. Pero insisten en jactarse totalmente concientizadas y deshteropatriarcalizadas, hablando de la igualdad de género, ancladas para no variar en una dicotomía carlcelaria. Criando solamente niños y niñas. Y se llenan de paridad, y cuotas, insertando a grandes mujeres librepensadoras y hacedoras, dentro de un sistema podrido que termina sujetándolas, llenándolas de su peste, y obligándolas a trabajar bajos sus formas y reglas. Porque no es la falta de capacidad, sino el modelo en sí. Pero se niegan a aceptarlo. Se ofenden si alguien lo menciona. No les basta las evidencias diarias en las calles y los espacios públicos. Es más importante llenar el informe, comprobar los gastos de la beca con erario, y la selfie que puedan hacerse en los encuentros internacionales. Que al cabo “con eso poquito que se gane, ya es un avance”, dicen.

Así que como leerán, mis anotaciones no son para victimizarme rogando al Estado que deje de tratarme como ciudadana de cuarta categoría, yo en lo personal no quiero nada suyo, ni les estoy pidiendo tampoco a las feministas activistas institucionales que me arropen “maternalmente” en mi renacer Trans. Mi transfeminismo es anarco, radical y autogestivo. En todo caso sólo como un lindo detalle estoy sugiriendo que el Estado debería dejar de costear los embarazos y lo que implican. Quien quiera un hijo que se lo pague, que lo costeé desde la sola planeación de su propia idea y libre elección. Que sea su propio lujo. Que se dejen de usar los impuestos de otrxs tantxs trans para tales efectos , porque ya estuvo bueno hasta de pagar económicamenre por la transfobia que se recibe. O que por lo menos la que quiera ser “madre” se pase también con el psiquiatra para que explique el por qué de su decisión, que convenza a la ciencia y a la OMS del por qué tiene la certeza y la seguridad de poder parir y criar y formar una nueva persona. Su sólo argumento de un compromiso total, protector y procurador, anclado en un rol de género inventado, no es suficiente. Es mera seguridad romántica arraigada al régimen heterosexual. Creer que todo lo va a poder con mucho amor y “cuidados”, es sólo lo que le hicieron creer.

Finalmente, para cerrar acá mis disertaciones, quiero aclarar algunas cosas, ya que una de las deficiencias del sistema educativo escolar tienen que ver precisamente con la comprensión de la lectura, y yo estoy muy cansada de que se vaya por ahí diciendo que yo dije, de modo pues que este texto como han leído es completamente antimaternal, sí, pero yo en ningún renglón he dicho que dejen de embarazarse y parir. Lo que yo estoy haciendo acá es una feroz crítica para señalar lo que nadie parece querer decir por miedo a sonar políticamente incorrectx y empañar su currículum profesional, o que se les tache de violentas, de no ser sororarias o dejar de serlo, y así perder el viático, la alianza, ser expulsada de la colectiva, sacada de la ONG, caer mal o dejar de recibir los saludos “fraternos y sonrientes” de otrxs compañerxs.

Yo lo que digo con este texto, hablando de las que deciden, eligen-desean la maternidad y formar familias, es que se deje de esparcir por el mundo el cotilleo de que un embarazo y ser madre, y hacer familia, es la ostia, y lo más de lo más, porque también con el habla y la lengua y las percepciones propias regadas al vapor se siguen alimentando-construyendo ad infinitum los roles de género en lo societal.

Lo que yo digo es que dejen de contar el cuento rosa y dulce, y de comprar la familia de cajita feliz mac donalds, y asuman honestamente las atroces responsabilidades sociales que implican gestar, parir y criar, en un contexto tan capitalista y heteropatriarcal, como el arriba descrito, y que sepan de una vez que su decisión libre y elección no se queda en la pareja, ni en las cuatros paredes de su guarida de amor, ni en la mujer sola o acompañada que decide hacerlo, un embarazo traspasa el hogar y colabora directamente con el sistema que nos jode en conjunto.

Yo Frieda, lo que digo, es que dejes pues de respetarme con la lógica de: “yo no tengo ningún problema con la gente trans”, desde tu aplastante posición de normalidad. Y de que crían para formar sólo hombres y mujeres, omitiendo desde el mismo nacimiento la intersexualidad, y después en la socialización del género a la transexualidad, bajo el yugo heterosexual, ¡ahí te encargo!

Porque somos lxs trans que la dicotomía de género no pudo normar. Estamos aquí, y no vamos a callarnos, ni guardarnos en ningún calabozo sólo para que tus hijitxs no se espanten y/o “contagien” de algo.

Un nuevo ‘coño insumiso’ procesiona en Sevilla por el Primero de Mayo

Fundan en Sevilla una nueva hermandad feminista del Sagrado Coño Insumiso, que fue procesionado con motivo del Primero de Mayo contra la explotación y la precariedad

Sevilla 1/5/14 Procesion del Co–o Insumiso en el dia del trabajor. Foto: Laura Leon

Procesión del ‘Coño Insumiso’ en Sevilla.// LAURA LEÓN

Por segunda vez en menos de un mes un coño insumiso ha procesionado por las calles de Sevilla. Ha sido la Hermandad del Sagrado Coño Insumiso a la Explotación y la Precariedad, recientemente fundada en la ciudad, la encargada de procesionarlo, sin que faltara un solo detalle. Nazarenas vestidas de negro y con el rostro cubierto con tela de colores, mantillas, saetas, plegarias y hasta bailes por sevillanas han acompañado al coño insumiso, que se suma a los que ya existen en Málaga y Bilbao. “Nuestras vidas y nuestros cuerpos no son mercancías en manos del poder político y económico, del gobierno, la patronal, la Iglesia Católica o los machitos y machotes”, clamaron las hermanas feministas, que celebraron de esta particular forma el Primero de Mayo.

Sobre las 12 de la mañana, en la plaza del Pumarejo, el coño insumiso salió en procesión escoltado por un fuerte dispositivo policial. -Podemos decirle que se pongan plumas y hagan de ‘armaos’-, bromeaba una chica vestida con peineta y mantilla. El recorrido de la vulva gigante por las calles del centro, sostenida por cuatro portadoras, no dejaba indiferente a nadie. “Cómo se están poniendo las cosas, ahora van pidiendo aborto libre. Lo próximo qué va a ser,  ¿que les den una casa, ¿no?”, exclamó una señora, con la cara completamente desencajada, desde el interior de una farmacia de la céntrica calle Feria, en la que se refugió al ver semejante escultura.

“Estamos hasta el coño de que nuestro trabajo remunerado valga mucho menos que el de los hombres, y de que el trabajo doméstico y de cuidados que hacemos en los hogares no valga absolutamente nada, que no se vea, que no se valore. Estamos muy hartas de pasarnos la vida cuidando al resto y que a la vejez nos ‘den’ una pensión no contributiva. ¿De verdad no hemos contribuido? Las mujeres curramos más que nadie y estamos hasta el jigo de seguir invisibilizadas”, continuó la nazarena encargada de la lectura del manifiesto.

Fue el pasado 10 de abril cuando un grupo de la CGT sacó a procesionar por Sevilla el Santísimo Coño Insumiso y el Santo Entierro de los Derechos Sociolaborales, de titularidad malagueña, y que fue cedido para aquella ocasión al sindicato anarquista. Pero el que hizo su salida procesional coincidiendo con la jornada de lucha del Primero de Mayo es ya de Sevilla y de su hermandad feminista. “Somos las mujeres. Somos las lobas, las locas, las estudiantes, las putas, las precarias, las paradas, las bolleras, las heteras insumisas, las viejas, las niñas, las gordas, las flacas, las feas e incorrectas, las migrantes, las diversas funcionales, las brujas, las blancas, las madres, las abortistas, las negras, las latinoamericanas, las gitanas y las musulmanas, somos las violadas, las muertas, las maltratadas, las vejadas, las ocultas, las prohibidas, las insensatas, las feminazis, las radicales, las pesadas, las quemadas en la hoguera…”. De esta forma se presentó la nueva hermandad, que durante más de tres horas procesionó a su venerable imagen bajo un intento calor, y a la que incluso se le ha practicado un “besaclítoris”,imitación sarcástica de los tradicionales besamanos de las imágenes religiosas convencionales.

Además de estación de penitencia, la marcha ha tomado por momentos aspecto de romería. Así, se le ha bailado en diferentes puntos unas sevillanas reivindicativas y feministas: -Ay patriarcado, ay patriarcado, me vas a comer ‘to er coño’ a lametazos-, terminaba una de las coplillas. “Nos re-apropiamos de sus códigos, sus discursos y sus prácticas, y le damos la vuelta hasta la subversión, tomando las calles para dejar muy claro que estamos hasta el coño de tantos cojones.No vamos a tolerar que se eliminen nuestros derechos, se nos reprima y se nos invisibilice”.

Entre vivas al coño, al coño que parió al coño y al multiorgasmo, la procesión feminista continuó su trayecto, pasando por la Basílica de la Macarena. “Vamos a ver a Quipo de Llano”, dijo una peregrina mientras el coño insumiso se enfilaba hacia el Arco de la Macarena. Al mismo tiempo, desde el templo, salía una comitiva de la Hermandad Nuestra Señora del Mar, de Isla Cristina (Huelva), que finalizaba su visita a la Virgen de la Macarena. El fortuito encuentro se produjo entre las risas y el asombro de los peregrinos onubenses.

El encuentro final de la Hermandad del Sagrado Coño Insumiso se realizó junto al Hospital Virgen del Rocío, en el que la comitiva se encontró con la manifestación del Primero de Mayo convocada por los sindicatos alternativos, que recibieron a la imagen con aplausos y vivas.

INCIDENTE CON UN PERRO

La procesión se realizó sin incidentes destacables, aunque se vio empañada por un incidente entre un perro y una manifestante. En la calle San Luis, al inicio de la marcha, dos perros comenzaron a pelearse, con la mala suerte de que entre ambos se cruzó una chica y uno de los animales le mordió en una pierna ocasionándole heridas de consideración.

El ‘Coño Insumiso’ procesiona por Sevilla

La CGT organiza la procesión de la Anarcofradía del Santísimo Coño Insumiso y el Santo Entierro de los Derechos Sociolaborales

La CGT organiza la procesión de la Anarcofradía del Santísimo Coño Insumiso y el Santo Entierro de los Derechos Sociolaborales. // LAURA LEÓN

Pocas horas faltan para que dé comienzo la Semana Santa. El incienso, los monaguillos, las chaquetas. Las hermandades esperan ansiosas, aunque algunas ya se han adelantado. Ayer la Anarcofradía del Santísimo Coño Insumiso y el Santo Entierro de los Derechos Sociolaborales realizó su salida procesional. Sin incienso, sin monaguillos y sin saetas. Pero con reivindicaciones. La Confederación General de Trabajadores (CGT) realizó una original protesta “contra la represión sindical” en la empresa de transportes Damas, con una procesión en la que sacaron a la calle un ‘Coño Insumiso’ vestido de virgen y un ataúd donde se hallaban los derechos sociales y laborales de los trabajadores.

La procesión discurrió desde la sede de la CGT hasta la Estación de Autobuses Plaza de Armas, donde se encuentra la empresa de autobuses Damas en Sevilla, responsable, según explican, de despedir a varias personas de su plantilla “por exigir el cumplimiento” de los derechos laborales básicos. “Hay compañeros que son muy exigentes y reclaman el respeto de las normas de seguridad, y eso a la empresa le molesta”, explicó Lisardo Baena, secretario de Transportes en el sindicato. Ante estas reclamaciones, el secretario aseguró que la empresa “contesta atacando a los compañeros, creando falsas acusaciones o buscando cualquier tipo de argumentos para ponerlos en la calle”.

El sindicato manifiesta que ha sido una movilización de apoyo a la extrabajadora de la empresa Loli Martín por su “despido injusto”. Según Loli, la empresa justifica su despido como “objetivo” por una reestructuración de línea, aunque afirma que “es mentira”. “Desde hace dos años he sufrido una persecución, he sido sancionada en cuatro ocasiones, y como no me pudieron despedir disciplinariamente, pues aprovecharon la reestructuración para decir que ha sido objetivo”, denunció.

Desde 2003 Loli ha sido la única mujer en la plantilla de la empresa.Considera que ha sufrido además de la discriminación sindical, vejaciones personales y tratos homófobos por expresar abiertamente su condición sexual, aunque aclara que “es muy difícil demostrarlo”. La extrabajadora reconoce que, junto a sus compañeros, ha sufrido “una persecución sindical increíble” y enumera sus reivindicaciones sobre las jornadas excesivas de trabajo:  “No podemos conducir más horas de las que marca la ley, porque pone en peligro a los usuarios”. Loli ha denunciado su despido ante el juzgado de lo social y espera su juicio, que se celebrará el próximo día 24 de abril.

“Con la reforma laboral las empresas lo tienen muy fácil para despedir a gente que le son molestos”. En este caso, Loli se refiere a los que reclaman el cumplimiento de la legalidad en la empresa. Asimismo, explica que en tres años y medio han sido despedidos cinco trabajadores del sindicato. “La empresa no quiere a la gente de la CGT. En mi caso, la empresa dice que es un despido objetivo, pero a los tres días contrata a 15 personas para hacer el trabajo que yo realizaba”.

La CGT ha presentado a la Junta de Andalucía un dossier con todos los supuestos incumplimientos legales de Damas. El secretario de Transportes considera que la administración andaluza cuando concede las líneas debería tener en cuenta esas quejas, “y no sólo conceder la línea al mejor postor por cuestión económica”. Explica, también, que la situación es generalizable a todo el sector de transporte por carretera de pasajeros.

El Santísimo Coño Insumiso procesionó para decir abiertamente e irónicamente “hasta donde están” y, sobre todo, que les dejen “hacer lo que quieran” con su ‘vida’ sin tener en cuenta las preferencias sexuales de una persona. Ayer reclamaron derechos y censuraron discriminaciones. Una procesión para “pedir justicia”, como los manifestantes exigieron ayer por las calles de la capital.

Sexo indeterminado y mutilación genital de intersexuales

Desde noviembre de 2013 se ha incorporado al ordenamiento jurídico alemán la categoría del sexo indeterminado. Lo que aparentemente supone un reconocimiento jurídico del colectivo intersexual, se basa en las mismas categorías discriminatorias que vienen amparando prácticas aberrantes, ratificadas por la ciencia, como la mutilación genital.

En noviembre de 2013, el gobierno alemán ha decidido incorporar a su ordenamiento jurídico la categoría sexo indeterminado, copiando la fórmula ya operativa en Australia (indeterminate sex). De esta forma, los progenitores de recién nacidos con ambigüedad genital podrán inscribirlos en el registro civil correspondiente en una de las ahora tres categorías posibles: masculino, femenino o indeterminado (X). Lo que aparentemente supone un reconocimiento jurídico del colectivo intersexual (ahora denominado, no sin cierta polémica, Disorders of Sex Development, más popularmente conocidos como hermafroditas: se estima que en Alemania la población intersexual oscila entre 85.000 y 100.000 personas), esconde una realidad difícil de asumir. Quisiera resaltar estas zonas oscuras que el derecho ampara, conserva e inmuniza.

En primer lugar, hablar de sexo indeterminado presupone la existencia de un sexo determinado. Volvemos a las polarizaciones, a las dicotomías, a los dualismos que tanto sufrimiento han generado a lo largo de la historia. Debemos entender que el sexo determinado es aquel que se configura dentro de los márgenes de la normalidad masculina o femenina. De ahí que quede relegado como indeterminado aquel que no encaje dentro de dicha norma. Tenemos aquí la diferencia entre lo normal (nacer con sexo determinado: varón o hembra) y lo anormal (nacer con sexo indeterminado). Ello mantiene la creencia en la naturalidad de la dualidad: se presupone que biológicamente se nace hombre o se nace mujer. Se olvida la historicidad de estos conceptos, así como la multiplicidad de posibilidades de la sexualidad (cromosómicas, hormonales, gonadales, etc.). La pretendida realidad biológica -desmentida incluso por la propia biomedicina- sobre la que se asienta la dualidad y por la que se justifica la exclusión es ficticia. Asimismo, el sujeto legitimado para clasificar al recién nacido en una de las tres categorías sigue siendo el experto. Es el equipo médico el que determina la inscripción registral de aquellos nacidos con ambigüedad genital y con posterioridad a la entrada en vigor de la ley -por lo que, en principio y a falta de interpretación jurisprudencial, las personas nacidas en fechas anteriores al 1 de noviembre de 2013 no se pueden acoger al cambio registral-, lo que a la postre significa que aquellos neonatos inscritos como X lo son por un informe elaborado por el equipo médico que los sitúa en la anormalidad.

En segundo lugar, esta anormalidad se vuelve patológica: la intersexualidad, al transgredir la norma de los dos sexos, debe ser corregida. Cuando nace un bebé con genitales ambiguos se abre un protocolo -popularizado por John Money en los años 50 del siglo pasado- en el que un equipo médico formado por endocrinos y cirujanos decide el verdadero sexo del neonato. Aplicando una simple fórmula, será puesto en una de las dos columnas de la sociedad: un pene inferior a 2,5 centímetro es insuficiente para orinar de pie o para penetrar; un clítoris superior a 1 centímetro es demasiado grande y ofensivo para la futura pareja heterosexual. Esto es lo que se ha venido a llamar el falómetro(Anne Fausto-Sterling, Sexing the Body), que presupone una futura relación heterosexual y coitocéntrica. Si el equipo médico considera que la protuberancia puede ser entendida como un pene creíble, o bien creen que pueden hacer de él un pene creíble, será asignado como varón. De lo contrario, nos encontraremos ante una hembra.

Inmediatamente tras la asignación del sexo, se procede a su producción corporal a través de cirugía de asignación irreversible. En el proceso destructivo en que consiste, el 90% de los recién nacidos anatómicamente ambiguos son asignados con el sexo femenino, salvo que se garantice una función sexual masculina correcta. Durante los siguientes meses, llegando incluso hasta la pubertad, se completa la cirugía correctiva en un doble sentido: eliminar lo que sobra (borrando así las huellas) y construir lo que falta. Se crea la forma de los órganos genitales del sexo asignado y se extirpan aquellos que no coinciden. A ello hay que sumar un proceso farmacológico de suministro de hormonas.

La destrucción de genitales intactos está institucionalizada y legitimada por el discurso médico-científico como corrección de genitales deformes, anormales, ofensivos, embarazosos o viciados en su desarrollo

Se podría pensar que esta cirugía es de libre elección para los progenitores. Aquí tenemos otro grave problema. La medicina ha considerado que nos encontramos ante una urgencia psicosocial, pues aunque la intersexualidad no es una situación dañina para la salud (salvo excepciones), se entiende que en el futuro la persona intersexual tendrá problemas de adaptación social si no es corregida antes de los 18 meses de edad. Al tratarse de una urgencia, no se ejecuta el protocolo del consentimiento informado: se miente a los progenitores señalando que su bebé tiene una anomalía o bien no está desarrollado del todo y necesita de la tecnología quirúrgica para solucionar su problema. Sobre esto último también en Alemania hubo una sentencia histórica hace unos pocos años: el equipo médico que extirpó los órganos reproductivos de Christiane Volling sin su consentimiento fue condenado a pagar una indemnización por valor de 100.000€.

La destrucción de genitales intactos está institucionalizada y legitimada por el discurso médico-científico como corrección de genitales deformes, anormales, ofensivos, embarazosos o viciados en su desarrollo. A través de esta corrección se desvela el verdadero sexo. Todo ello amparado por un sistema jurídico que obliga a los sujetos a vivir conforme a uno de los dos únicos sexos. En este sentido, ni siquiera la reforma alemana que incorpora el sexo indeterminado evitará la cirugía de asignación de sexo. Algunas asociaciones (Deutsche Gesellschaft für Transidentität und Intersexualität o Zwischengeschlecht) creen que, ante el temor de la indeterminación, los progenitores de recién nacidos con ambigüedad genital optarán por la cirugía correctora sucumbiendo a la presión normalizadora.

Un cuarto problema no menos grave. Lo planteo a través de algunas preguntas: ¿cómo se compatibilizará la categoría sexo indeterminado con una legislación -en vigor tanto en Alemania como en España, entre otros Estados- que clasifica a las personas transexuales como enfermos mentales (disforia de género) a la hora de solicitar el cambio registral del nombre y sexo? Como se ha dicho, solo podrán acogerse al sexo indeterminado aquellas personas diagnosticadas médicamente con ambigüedad genital y nacidas con posterioridad al 1 de noviembre de 2013. Asimismo, ¿qué ocurre con el pasaporte o con el matrimonio?

Por todo ello, aunque se haya dado un paso reconociendo la existencia jurídica de intersexuales a través de la malograda fórmula del sexo indeterminado, aún queda mucho camino para erradicar lo que podemos llamar sin riesgo a equivocarnos mutilación genital (denunciada desde hace ya varias décadas por Cheryl Chase, por ejemplo en Hermaphrodites with Attitude). Esta se produce diariamente en el Occidentedemocrático y defensor de los derechos humanos. La posibilidad jurídica de la indeterminación no implicará la supresión de estas prácticas. Lejos de conformarse como un mecanismo de lucha contra la mutilación genital, la reforma alemana incide en el empoderamiento del experto. En última instancia es el profesional de la medicina el que determina el sexo del neonato, así como su sometimiento a cirugía de urgencia. Creo que el único sendero viable es aquel que elimine jurídicamente la categoría sexo de nuestros ordenamientos y deje la decisión quirúrgica al propio intersexual (prohibiéndose, por tanto, la cirugía neonatal), como se hace en Colombia desde las afortunadas sentencias de su Corte Constitucional en 1999.

En un marco interfóbico y transfóbico en el que el sistema jurídico inmuniza las categorías varón-hembra (el dimorfismo sexual como si fuese natural, negando la multiplicidad de sexualidades en todos los niveles: cromosómico, hormonal, gonadal, etc.) e impone la heterosexualidad, día tras día personas de todo el mundo son sometidas por la fuerza a este tipo de mutilación y patologización consentida por la medicina, por el derecho y, lamentablemente, por la sociedad.

Los Gobiernos cierran las puertas a la adopción para homosexuales y solteros

Captura de pantalla del mapa de ILGA sobre adopciones por parte de parejas homosexuales.

Captura de pantalla del mapa de ILGA sobre adopciones por parte de parejas homosexuales.

Las opciones para ser padres se les agotan a los gais y las lesbianas españolas, que ven con impotencia cómo los Gobiernos de algunos países —por presiones religiosas o políticas— deciden cerrarles las puertas para adoptar. Tal situación afecta más a los varones, ya que sus posibilidades de paternidad se limitan a la gestación subrogada (cuesta casi 100.000 euros en EE UU) o al acogimiento familiar, escaso en España.

La tendencia a obstaculizar la adopción afecta también, de rebote, a los solteros heterosexuales, y empezó a agudizarse cuando, en 2005, se aprobó en España el matrimonio homosexual, según Javier Álvarez-Ossorio, de la Coordinadora para la Adopción y Acogimiento (CORA).

Rusia ha sido el último en restringir las adopciones. El mes pasado prohibió esta opción a los matrimonios homosexuales y, para evitar conceder niños a gais o lesbianas solos, también lo vetó a los solteros de países donde las bodas gais son legales. Para Jesús Santos, directivo de la Asociación de Gais y Lesbianas con Hijos (Galehi), el problema con la decisión rusa es su efecto contagio en el Este europeo. “Ya Moldavia y Kazajistán han manifestado su intención de copiar esa legislación”, afirma.

En Reino Unido, Países Bajos, Escandinavia, Alemania, España y Portugal todavía se puede adoptar sin problema, según Santos, mientras que en Italia “es imposible” y en Francia “hay cierto bloqueo”. De Asia, destacó el caso de China, donde no permiten la adopción por parte de los matrimonios homosexuales, pero sí de los solteros, aunque estos deben jurar ante un notario que no son gais o lesbianas. En India, las familias monoparentales pueden adoptar, pero el proceso tarda años y a veces es anulado por cambios en las leyes locales.

En América, las opciones de los homosexuales se reducen a Canadá, EE UU (algunos Estados), México (solo el Distrito Federal), Brasil, Argentina y Uruguay. Los demás países lo prohíben tajantemente o el proceso es engorroso. En el continente africano, únicamente Sudáfrica permite las adopciones por parejas gais, mientras que en Nigeria y Senegal solo los solteros lo pueden hacer. En el resto de países “es imposible” pensar en adoptar, según Santos, ya que sus leyes criminalizan la homosexualidad.

La Asamblea Nacional francesa aprueba el artículo clave de la ley sobre el matrimonio homosexual

La Asamblea Nacional francesa ha aprobado, por 249 votos a favor y 97 en contra, el artículo clave de la ley sobre el matrimonio homosexual. Está previsto que el próximo día 12 se vote la totalidad del texto de la ley y su aprobación definitiva.

Manifestation contre la loi mariage pour tous a Bayonne, Samedi 2 Fevrier 2013. (Photo Bob Edme)

Detractores de la ley sobre el matrimonio homosexual han vuelto a salir a la calle en Baiona. (Bob EDME)

La Asamblea Nacional francesa ha aprobado por 249 votos a favor y 97 en contra el primer artículo del proyecto de ley sobre el matrimonio homosexual, por el que se suprime la exigencia de que los contrayentes sean de diferente género.

La ley está siendo tramitada en medio de un intenso debate, más de 5.000 enmiendas a la veintena de artículos del proyecto y masivas manifestaciones en contra de la medida.

Antes de la aprobación del primer artículo de la lay, la Asamblea Nacional ha rechazado por 183 votos en contra y 85 a favor la enmienda presentada por el principal partido de la oposición, UMP, para suprimir el primero y más polémico artículo del proyecto.

Tampoco ha salido adelante, 171 votos contra 71, la propuesta de instaurar una «alianza civil» como alternativa al matrimonio entre parejas del mismo sexo.

Está previsto que el próximo 12 de febrero se vote la totalidad del texto de la ley para su aprobación definitiva.

Altxu ya tiene su calle en Gaztaño

Numerosos vecinos participaron ayer en el homenaje en el que se descubrió una placa

El barrio de Gaztaño rindió ayer un homenaje póstumo a su ilustre vecino Xanti Vicente Altxu, con motivo de la colocación del letrero de la calle que lleva su nombre, Altxu Kalea, por decisión adoptada hace varios meses de manera unánime por la Corporación de Errenteria.
El acto dio comienzo a las 12 del mediodía con la presencia de numerosos vecinos, amigos y familiares de Altxu.
En un primer momento se celebró en la zona antigua de Gaztaño un homenaje que comenzó con el sonido de la txalaparta y una breve introducción tanto del programa del acto como de la biografía de Xanti Vicente.
Debido al mal tiempo se tuvo que suspender la subida al retoño del árbol de Gernika que estaba comtemplada en origen dentro del programa.
Acto seguido se pudo escuchar la voz de Altxu, gracias a la reproducción de un fragmento de un programa radiofónico grabado por éste cuando estaba en Zintzilik Irratia.
Los participantes también tuvieron la oportunidad de entonar la canción ,’Un novio en Alsasua’ , acompañadas de una guitarra ya que era una pieza musical que gustaba mucho a Altxu.
Seguidamente se contó con la participación de sus familiares directos. Un hermano de Altxu agradeció a los presentes todas sus muestras de solidaridad y de simpatía y reservó unos minutos para hacer un homenaje personal a la figura íntima y pública de su hermano.
Placa
El homenaje se completó con unos bertsos entonados por un representante de la Xenpelar Bertso Eskola, con el fondo musical de Peio Zabaleta. A continuación los participantes se trasladaron hasta la misma calle que lleva el nombre de Altxu en unas viviendas nuevas recientemente construidas en Gaztaño. Tras el baile de un aurresku y el lanzamiento de varios cohetes, a un lado de la calle se descubrió una placa con una imagen grabada de Altxu, su fecha de nacimiento, su nombre completo de Xanti Vicente Altxu y el apodo con el que se le conocía popularmente ‘Madelón’ y la leyenda ‘Agradecida, emocionada, solamente quiero decir, gracias por venir’. El programa finalizó con un ágape entre todos los presentes.

Mi vida como ‘tongqi’

Ni los gais ni las mujeres que permanecen solteras son bien vistos en China. Por ello, millones de ellos forman matrimonios de ficción

Celebración de bodas en Shenzen, en la provincia china de Guangdong

Celebración de bodas en Shenzen, en la provincia china de Guangdong. / GETTY

Xiao Qiong se casó hace tres años con el amor de su vida, pero nunca se ha acostado con él. Ni siquiera se han besado. Su marido es homosexual y ella lo sabía desde el principio. Pero, tradicional hasta la médula como es, educada para sobresalir en la escuela, convertirse en una esposa abnegada y no alzar la voz en casa jamás, creyó que eso de ser gay era una moda y que ya se le pasaría. (…) Se define como una tongqi —término de argot que se forma a partir de tongzhi (literalmente, camarada, pero también se emplea para identificar a un hombre homosexual), y qizi (esposa)—, aunque nunca pronuncia esta palabra en público. No es un término ofensivo, pero le resulta humillante que la gente lo sepa porque nada en la vida le importaba tanto como casarse. Desde pequeña soñaba con el día de su boda y tenía planeada la ceremonia al detalle: sería junto al mar, no con el típico qipao o vestido tradicional rojo de novia, sino con un vestido de cola blanco, como las princesas y “las modelos de la Vogue”. Se descalzaría y bailaría sobre la arena con su marido mientras al fondo se ponía el sol. Ese era su plan. Desde pequeña se había empleado a fondo para ser un día la chica descalza de la playa, con el velo al viento. Al final todo le salió al revés.

Es difícil determinar con exactitud cuántas tongqi hay en China. Se cree que unos 16 millones de mujeres están casadas con homosexuales, pero podrían ser muchas más. Muchos homosexuales llevan una doble vida porque el coste de salir del armario es demasiado alto. La tolerancia que se practicaba en la antigüedad contrasta con el conservadurismo del último medio siglo.

Durante las dinastías Song, Ming y Qing, como en la Grecia antigua, el amor entre hombres era común, pero siempre se revestía de metáforas y ambigüedad. Algunos poemas hablan también de relaciones íntimas entre mujeres a las que separaban luego para que se casaran. La primera ley homófoba entró en vigor en 1740, durante la dinastía Qing, aunque los gais no fueron perseguidos sistemáticamente hasta 1949, con el nacimiento de la República Popular. Para el maoísmo, los gais eran contrarrevolucionarios, habían abrazado una perversión capitalista y, por tanto, había que eliminarlos. En el mejor de los casos los obligaban a casarse con una mujer y a tener hijos. En el peor, los castraban, torturaban o condenaban a trabajos forzados durante décadas. Los parques, las saunas y los retretes públicos se convirtieron en lugares de encuentros clandestinos entre hombres.

Ser gay siguió siendo delito hasta 1997 y solo al cabo de otros cuatro años dejó de describirse como una enfermedad mental. Hoy los homosexuales siguen sin poder donar sangre porque se les considera un grupo peligroso. Existen bares, asociaciones de apoyo y alguna revista gay, pero es un circuito muy limitado. Para la sociedad china, profundamente confuciana, casarse y procrear es fundamental. En el ámbito rural, los homosexuales que se niegan a contraer matrimonio para guardar las apariencias se exponen a un calvario. La sexóloga He Xiaopei, del colectivo gay Pink Space, me contó consternada que no sabía cómo ayudar a un campesino de 35 años de Sichuan, a tres mil kilómetros al suroeste de Pekín. El hombre vivía en una aldea remota y llevaba días llamándola: sus vecinos se habían enterado de que era homosexual y no había salido de su casa en varios meses por miedo a que lo lincharan.

Sincerarse es muy complicado. Muy poca gente se aventura a contarlo en casa. Cuando se acerca el Año Nuevo lunar, fecha en la que se reúnen las familias, empieza a aumentar la presión para los solteros en general, pero sobre todo para los homosexuales. Son conscientes de que en algún momento de la cena un familiar les preguntará por qué no tienen pareja y a qué esperan para encontrarla. Desde hace unos años, muchos gais y lesbianas se ponen en contacto a través de foros especiales de Internet y pactan falsos noviazgos. Van primero a casa de uno y después del otro para calmar a las familias respectivas, luego se vuelve cada uno a su hogar, y tan amigos. Al cabo de unas semanas anuncian que han roto o bien se casan y viven separados, pero mantienen las apariencias en las fiestas de guardar. (…)

Casarse con Xu Bing significaba para ella una mezcla de muchas cosas: sentirse útil al ayudar a un amigo con problemas, abandonar el nido familiar, dejar de verse como una perdedora social y tener con quien alquilar, por fin, una barca de remos en el parque. Pero, sobre todo, suponía una victoria histórica después de tanto tiempo, un final feliz en su novela rosa particular.

Las primeras discrepancias surgieron cuando empezaron a organizar la boda. Xiao Qiong no acababa de quitarse de la cabeza la playa, el velo, los invitados riendo y las luces indirectas. Xu Bing quería firmar un papel. Había conocido a un chico que le gustaba y lo que más le apetecía era brindar con él por su libertad. (…)

Fue una mañana de invierno. Después de firmar el certificado de matrimonio, comieron en un hotel, sin más pompa que la de cualquier cumpleaños. Los padres de ella y los padres de él, ni un invitado más. El novio llevó a cabo el ritual de servirle el té a sus suegros. Mientras llenaba los vasos, exclamó: “Padre, quédese tranquilo. Voy a cuidar de Xiao Qiong”. A la novia se le revolvió el estómago pero no dijo nada.

Después de la cena, acompañaron a los mayores a sus coches. Cuando los vieron alejarse, Xiao Qiong y Xu Bing también se dijeron adiós. Ella se fue a su piso y pasó su noche de bodas viendo la televisión y comiendo cacahuetes. Él se marchó al apartamento de su novio, donde se instaló desde el primer día. (…)

A Xiao Qiong le gusta que quedemos para pasear. Cuando empieza a andar no para: pueden pasar horas antes de que decida sentarse. Dice que así se relaja y que le viene bien para dormir. Lleva meses tomando infusiones de hierbas y raíces que su médico le prepara para conciliar el sueño. (…) “Creo que estoy angustiada desde la boda”, dice. “No tuve ni anillo, ni luna de miel, ni fiesta en condiciones y me siento frustrada. Cuando vi que ni siquiera pasaba la noche de bodas conmigo, me di cuenta de que no había ganado nada casándome, pero era como una espiral de la que no sabía cómo salir”.

Del libro Hablan los chinos (Aguilar), de Ana Fuentes, excorresponsal de la cadena SER en Pekín, que se publica el 19 de septiembre.

Gana en Túnez el partido que prometió no castigar la homosexualidad

En los primeros comicios libres tunecinos ha vencido el movimiento An Nahda, un partido que aboga por no penar la condición sexual de sus ciudadanos

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25/10/2011 – Jordi San Ildefonso El movimiento islamista An Nahda ha vencido en las elecciones a la Asamblea constituyente en Túnez, las primeras elecciones libres en este país que vio cómo en enero su dirigente, y dictador, Ben Alí huía del país tras semanas de protestas de sus ciudadanos.

En una entrevista antes de los comicios, un dirigente del movimiento Nahda, Riad Chaibi, afirmaba que no tenía intención de castigar la homosexualidad como se hace en otros países árabes, para él “los homosexuales son una realidad y tienen derecho a existir, aunque hay un problema de dignidad, pues la sociedad los ve como desvalorizados”.

Pese a que los resultados comunicados no son oficiales ya que han sido proporcionados por los partidos y cabe esperar al martes para los resultados definitivos, lo cierto es que son datos de sondeos a pie de urna que se acercarían a una realidad en la que An Nahda habría conseguido el 40% de los votos de los tunecinos.

Un paso más para que los países árabes vayan adoptando medidas igualitarias con las lesbianas, gais, bisexuales y transexuales.

«En el terreno del respeto sexual, la sociedad vasca es más abierta de lo que se cree»

Es una de las caras más conocidas del movimiento de liberación sexual de Euskal Herria. Quizás porque la dio desde muy temprano. Todavía en los tiempos oscuros se puso manos a la obra para que nadie sufriera discriminación por su orientación sexual. Porque el respeto es la clave de la libertad. Se afirmó gay y descubrió que el lobo no era tan fiero como lo pintan y que su país era más abierto de lo que imaginaba. Pero queda camino. Y se empeñó en seguir tumbando tabúes, prejuicios y roles que reprimen las expresiones más gratificantes del ser humano .

Imanol Álvarez fundador de EHGAM.

Imanol Álvarez fundador de EHGAM.

Fermin Munarriz

Preparando la entrevista he leído algunos artículos suyos y he descubierto que «incluso homosexual suena ya mal». Le reconozco que estoy desconcertado. ¿Qué papel juega el lenguaje en la discriminación sexual?

Demasiadas veces el lenguaje lleva una carga oculta no siempre positiva. La palabra homosexual siempre nos ha sonado mal. Ya hace 34 años, cuando empezamos a tratar este tema en Euskal Herria, no nos gustaba porque en aquella época se relacionaba con la medicina para denominar una supuesta enfermedad que, afortunadamente, luego se descatalogó como tal.

Desde el principio decidimos emplear la palabra gay; primero, porque había sido acuñada por el propio movimiento gay en el mundo anglosajón, de donde copiábamos de alguna manera. Luego descubrimos que la palabra gay existe en todas las lenguas latinas y significa lo mismo: alegre. Nos gustó mucho que además significase eso.

Proclaman que no existen heterosexuales ni homosexuales; todos somos sexuales… Vale, ¿entonces cuál es la cuestión?

Es el discurso de EHGAM desde su creación. No estábamos de acuerdo con las teorías bipolares: homosexual-heterosexual, activo-pasivo; hombre-mujer… No nos gustaba dividir todo en dos; la cosa es más compleja, no todo es blanco o negro; hay muchas gamas de grises además de otros colores. Y pensábamos que la sexualidad no se podía simplificar de esa manera.

Ni siquiera nos gustaba el término bisexual -y sigue sin gustarnos- porque si no hay homos ni heteros, tampoco hay bisexuales; hay simplemente personas con una sexualidad que la viven como quieren y pueden.

Muchas personas viven su sexualidad de manera oculta, tras una cortina de tormento y soledad. Hay mucho sufrimiento tras ese silencio sobre la orientación sexual...

Hay mucho, demasiado. Yo he tenido la suerte de que prácticamente no lo he vivido, pero he conocido mucho sufrimiento a mi alrededor y lo sigo conociendo. Parece mentira, con todo lo que se supone que hemos avanzado, la cantidad de gente que lo sigue ocultando, que sigue teniendo mucho miedo. Los cambios sociales son muy lentos.

No obstante, el mensaje que siempre hemos dado es que no es tan fiero el lobo como lo pintan; y, desde luego, por fiero que fuera, no merece la pena estar todo el tiempo metido en un armario o donde sea; hay que salir y vivir. Y si viene el lobo, enfréntate a él lo mejor que puedas.

Se trata de una lucha colectiva. Sin embargo, el paso de la afirmación de la propia sexualidad a quien la vive oculta es estrictamente personal… Sospecho que son momentos difíciles. ¿Cómo fue su experiencia?

Yo realmente no recuerdo haber sufrido por este tema. Creo que he sido afortunado. Lo viví con mucha naturalidad; me fui dando cuenta de que me gustaban algunos chicos y algunas chicas y no le daba mayor importancia, me parecía la cosa más normal del mundo. En seguida vi que a la sociedad en general no le parecía tan normal y, entonces, sí me planteé qué hacer, pero no con angustia, sino intentando ser pragmático. Y tomé una decisión: «no quiero problemas con la sociedad y si a la sociedad no le parece mal que mire a una chica pero le parece mal que mire a un chico, pues sólo voy a mirar a las chicas».

Creo que la decisión me duró una semana… Recuerdo que iba por Bilbao en un microbús de los que llamaban «azulitos» y vi por la ventanilla un chico que pasaba, que me resultó agradable, y dije: «a la mierda la sociedad», y me di media vuelta y le miré. Y ahí se acabó la decisión de ocultar.

Pero en muchos casos se necesita valentía…

Tal vez. En mi caso, quizás mis padres me educaron muy bien; siempre me dijeron que había que ser honesto contigo mismo y que había que respetar a todo el mundo. Yo seguí sus consejos.

A usted le tocó vivir la juventud en un contexto histórico y social muy difícil: el final del franquismo. Poco más de un año después de morir el dictador -a finales de 1976 y comienzos de 1977-, usted junto a otras personas deciden organizar el primer grupo por la liberación sexual en Euskal Herria. ¿Cómo era la situación entonces?

La situación era muy diferente; se hablaba muy poco de sexualidad, y cuando se hablaba, se hacía en términos no sólo heterosexistas, sino muy machistas también. La homosexualidad no se mencionaba y si existía era para contar chistes muy zafios o para hablar muy bajito, muy en secreto para que nadie se enterase, una cosa muy íntima…

Existían leyes como la de «peligrosidad social», que perseguía a los «homosexuales»…

Precisamente nuestra primera gran lucha -y gran victoria- fue cambiar esa ley. Nuestro objetivo era derogarla y se derogó, aunque muy tarde: a finales de los ochenta o comienzos de los noventa, pero se dejó de aplicar mucho antes. Desde luego, en el año 1979 conseguimos que cambiasen la letra de la ley y que en la nueva redacción desapareciera el término «homosexual». Dejamos de ser socialmente peligrosos. Ese fue nuestro primer gran éxito.

¿Por qué decidieron agruparse y actuar con una actitud política activa?

La situación era muy difícil; el cadáver de Franco estaba todavía caliente. Sin embargo, creo que también nos ayudó esa situación porque nos empujó la corriente. Hubo una persona, Antonio Quintana, que había vivido el nacimiento del Gay Liberation Front en el Reino Unido y había vuelto aquí. Pensaba que había que hacer algo similar, pero no tenía contactos; yo sí los tenía y fuimos la pareja ideal: él traía la idea y las ganas y yo ponía los contactos.

Empezamos a juntarnos un grupo de personas pero no teníamos muy claro qué queríamos hacer. La vorágine política y las ganas que tenía la gente de trabajar en el campo social y político eran tan grandes que nos empujaron. Para cuando nos pusimos un nombre y poco más ya nos estaban llamando de todos los sitios, por ejemplo, de las mesas de partidos, de movimientos sociales… En 1977 escribimos nuestra primera plataforma reivindicativa.

¿Es cierto que el germen de este movimiento está en la Feria de Durango?

Sí… [risas] Es una mera anécdota, pero solemos decir que EHGAM siempre ha estado muy cercano a la cultura vasca, precisamente porque la idea surgió -por casualidad- en el contexto de la Feria del Libro y Disco de Durango en 1976. Ese chico que mencionaba antes y yo nos conocimos oficialmente en la feria y allí salió la idea de hacer algo.

¿Qué ha sido lo más duro en estas tres décadas de camino?

Como grupo no ha habido grandes cuestiones que nos hayan resultado especialmente duras, más allá de que durante dos décadas tuvimos que autofinanciarnos. También nos costó mucho legalizarnos. Martín Villa era entonces el ministro de Interior y no quería hacerlo de ninguna manera. Finalmente nos legalizaron en 1986.

También ha habido anécdotas. Por ejemplo, los compañeros de Gipuzkoa fueron a pedir una subvención a la Diputación Foral y la respuesta del entonces diputado general, un tal Aizarna, fue que si querían una subvención él se la daba para que fueran todos a Lourdes a que les curase la virgen. Pero esto no es duro, es divertido; en las manifestaciones le cantaban cosas con rimas graciosas…

¿En tantos años de militancia activa en este campo ha vivido muchos contratiempos?

Sinceramente no, pero ahora que hablamos de este tipo de cuestiones me viene a la cabeza también que hace unos once años me llamó un periodista de «Ardi beltza» para contarme que estaba haciendo un reportaje de investigación sobre la Falange y que, en una lista que había obtenido, yo figuraba entre los objetivos. Había detalles de cómo éramos vigilados, etcétera. Me tiré unos meses mirando debajo del coche cada mañana.

Supongo que también habrá habido cosas gratificantes…

Muchas. Primero, cuando ves que no pasa tanto como crees que puede pasar. Yo nunca he tenido problemas ni en mi familia, ni en mi trabajo, ni en mi entorno, ni en el barrio en que vivo hace más de treinta años. A la espalda habrán dicho muchas cosas, evidentemente, pero no me he enterado. Y a mi nadie se me ha enfrentado.

Parece extendida la aceptación de la diversidad de opciones sexuales. ¿Cuáles son los mayores obstáculos en la práctica?

Los mayores obstáculos son simplemente los derivados de que a muchas personas les cuesta asumir que la sexualidad humana es plural. Mucha gente se queda en su pequeña parcela y no se preocupa de pensar, de recapacitar, de leer… Tampoco tiene por qué estar mal, pero eso tendría que ir indefectiblemente unido a respetar al prójimo. Vivimos una época en que se está acentuando mucho el individualismo y la competitividad, y muchos jóvenes parecen tener una prepotencia terrible; hablan casi mirándote por encima del hombro. No sé si van a saber respetar al resto de las personas tanto o más que los anteriores. Ese es uno de mis miedos. Yo creo que la base está en el respeto al prójimo, en vivir y dejar vivir.

¿La sociedad vasca es abierta?

Es bastante más de lo que se cree. Eso no significa que seamos ejemplo para nadie. Yo mismo, cuando me vino Quintana con la idea de crear un movimiento tipo Gay Liberation Front, le decía que en Euskal Herria iba a ser imposible porque era muy machista, muy religiosa, porque somos muy cerrados… Y la sorpresa fue que no era tan difícil. Somos tímidos, pero no es lo mismo que ser cerrados. Tampoco es lo mismo ser cerrados hacia un desconocido que ser cerrado de cabeza… La gente era más abierta y estaba más dispuesta a admitir otro tipo de comportamientos de lo que pensábamos. Por supuesto, siempre hay un reducto de gente que no lo está.

¿En este grado de normalización ha podido influir la existencia de un movimiento político de izquierda muy activo?

Sin duda, ha influido. Escribí un artículo hace unos 15 años por encargo para una revista alemana y hacía este análisis, que luego fue muy comentado. Ellos me pedían que hablase del Estado español, no sólo de Euskal Herria. Casualmente, en aquella época en el Estado no había nada, había habido pero había desaparecido; no había ni manifestaciones del 28 de junio ni grupos con entidad. Sin embargo, en Euskal Herria y en Catalunya había bastante. ¿Por qué sólo en Catalunya y en Euskal Herria? Esa era una de las cuestiones que querían que analizase. Y la respuesta fue esa: precisamente por otras razones políticas y sociales había mucha más efervescencia y más interés en Euskal Herria y en Catalunya. Y esto estaba muy relacionado con la reivindicación nacionalista, con el no reconocimiento de la nación, etcétera. Todo eso facilitaba este otro tipo de luchas.

¿Aquí se ha avanzado más o menos que en otros lugares?

En un momento se avanzó más, quizás junto con Catalunya, y luego nos hemos estancado. Es difícil ver cómo podemos avanzar más. Hace unos años empezamos a analizar este tema con mucho cuidado -por prevenir connotaciones xenófobas-, pero veíamos que los últimos años está viniendo mucha gente de países con planteamientos mucho más machistas y heterosexistas no ya de lo que somos aquí sino de lo que éramos. Todo tiene su parte buena y mala. La libertad de movimiento es básica y la mezcla cultural nos enriquece a todos, pero mucha gente viene con una mentalidad que aquí creíamos que empezábamos a superar. Se vuelven a ver los roles supermarcados contra los que habíamos luchado tanto. Otra vez tenemos que empezar. Esa es ahora una de las dificultades.

¿La lucha por la liberación sexual tiene ideología política?

La tiene en cierta medida. Por definición, la derecha es conservadora y no le gustan los grandes cambios, y lo de antes es el matrimonio convencional de hombre, mujer y niños -hijo e hija-. Lo que se sale de ahí no les gusta. Hay individualidades y también la derecha se va civilizando y adaptando a la realidad.

Sí existen matices políticos en el sentido de que todo lo que cambia y rompe tiene cierto componente revolucionario. De hecho, en la definición de gay está el término revolucionario. Ahora, la palabra gay ha quedado muy descafeinada y es cualquier cosa… Hay otras corrientes; incluso hace años hubo un movimiento llamado anti-gay que decía que «si eso es gay, yo no soy». Lo decían por el tema de las cabalgatas, etcétera.

Precisamente las cabalgatas han suscitado recelos entre propios y ajenos por una posible distorsión o caricaturización de una realidad…

Yo tengo mis luchas conmigo mismo. Creo que sí contribuye positivamente pero es peligroso. Es positivo porque hace que se hable del tema y da una imagen de muchísima gente, de apertura, de libertad… Pero es peligroso por los estereotipos si nos quedamos básicamente con dos: la drag queen -el hombre disfrazado y maquillado como si fuese una mujer- y el cachas de gimnasio que sale en tanga. A mí me parece válido lo uno y lo otro, pero si sólo hay estos dos únicos modelos falla algo.

La sexualidad es una de las expresiones más gratificantes del ser humano y, sin embargo, es un campo abonado de represión y donde más prejuicios y tabúes existen. ¿Por qué?

Siempre recurrimos a las religiones, que tienen la culpa de mucho, pero no sé si de todo. Casi todas las religiones -con alguna excepción- son sexófobas, no sólo homófobas. El sexo es sucio, es pecado, hay que ocultarlo, sólo en la intimidad, dentro del matrimonio, que es sagrado, para tener hijos y nada más… Es muy difícil quitarse esta carga de siglos de encima.

Ha habido a lo largo de la historia momentos y gente que ha intentado cambiar y disfrutar de su sexualidad, pero es a partir de finales del siglo XIX cuando empieza a haber movimientos en serio que empiezan a proclamar que el sexo es gratificante y satisfactorio. Pero ha pasado siglo y pico y tenemos que seguir diciendo lo mismo.

Hay quien lo vive con angustia…

Claro, cuando se siente algo que va en contra de lo que se ha enseñado es angustioso. Y no sólo por la homosexualidad. Si una persona siente deseos sexuales hacia otras personas y le han dicho que eso está muy mal porque debe sentirlos sólo hacia su pareja, lo puede pasar fatal. Yo no hago un llamamiento a romper parejas, pero tenemos que asumir como normal que nos atraigan otros seres humanos, aunque queramos muchísimo a una persona, estemos en pareja o estemos enamoradísimos o enamoradísimas.

No tendría por qué ser malo que tuviéramos relaciones sexuales con otras personas, pero eso queda al libre albedrío de cada uno porque, al fin y al cabo, matrimonio oficial o no, cuando hay una relación entre dos es una especie de contrato y ellos sabrán lo que hacen.

¿Por qué la Iglesia, que se encarga de velar por el alma, se interesa tanto por la carne?

Es sospechoso. Hay interpretaciones -yo pienso que fáciles- que dicen que, por razones obvias: a ellos también les interesa mucho ese tema; también se les reprime y esa represión les lleva a obsesiones. Puede ser cierto. Es evidente que no puede ser sano que una persona no practique sexo porque se lo prohíbe su religión, siendo el sexo como es una necesidad de todo ser humano. Tanta gente cuenta que iba al confesionario y el cura sólo se interesaba por el sexo… Quizás es una interpretación demasiado fácil. No sé la respuesta.

¿Cuál es la razón de la homofobia?

Las fobias, que interpretamos como odios, son miedos. La homofobia tiene detrás un miedo a lo diferente, al cambio, un miedo -tal vez- a que te descubran… El homófobo tiene miedo a que le desborde la realidad, a no saber dónde está situado porque la sociedad está basada en la familia tradicional, pero cada vez hay más tipos de familias -monoparentales, homoparentales…- Hay personas que sienten miedo porque les están desordenando todo.

No me gusta la interpretación fácil, pero en algunos casos sí es verdad que los mayores homófobos quieren ocultar su parte homosexual; no creo que sea siempre así, no caeré en ello.

¿La presencia de gays y lesbianas en ámbitos públicos -como medios de comunicación- contribuye a la normalización?

Por supuesto. Todos necesitamos puntos de referencia en nuestras vidas. Cuando yo era joven no teníamos referencias gays; hoy en día las hay, no siempre todo lo maravillosas que quisiéramos, pero son referentes en el sentido de que sabes que no eres el único. Hay más hombres que mujeres, pero es consecuencia del machismo de la sociedad; hay homofobia pero hay machismo también.

Las mujeres lesbianas tienen menos visibilidad que los gays. ¿Por qué en esto también es más difícil el camino de la mujer? ¿Existe sexismo también fuera de la heterosexualidad?

Supongo que sí, no siempre conscientemente. Una carga ideológica de siglos no se puede quitar de repente. Yo recibí una educación machista y heterosexista y he tenido que reprogramarme, y seguro que en esa tarea autodidacta me he dejado muchos flecos. No es fácil.

¿Qué tabú desearía que desapareciera de una vez por todas?

Creo que si el sexo dejara de ser tabú ya habríamos dado un paso de gigante, porque automáticamente caerían otros tabúes, estereotipos, roles…