Nace Harro! para impulsar las raíces anticapitalistas del movimiento LGTBI

Diferentes colectivos LGTBI de Euskal Herria presentaron ayer Harro!, una plataforma que pretende conservar las raíces «radicales y anticapitalistas» del movimiento frente a los repetidos intentos por asimilar e instrumentalizar la lucha contra el sistema heteropatriarcal.

El movimiento LGTBI de Euskal Herria no está dispuesto a que décadas de lucha por la liberación sexual pretendan ser adulteradas por iniciativas que fingiendo progresismo atacan a la raíz de sus reivindicaciones. Ayer, en rueda de prensa en Bilbo, expusieron varios ejemplos tanto a nivel local como internacional, de lo que denuncian.

El más cercano, apuntaron, es el de Bilbao Pride, «una fachada institucional de apertura y tolerancia –impulsado por el PNV y Ortzadar– que esconde un modelo de sociedad y de ciudad excluyente, elitista y capitalista». «Un turismo grayfriendly –alertaron– que precariza y gentrifica nuestros barrios».

Tampoco pasaron por alto el caso más reciente a nivel internacional, en el que Israel, «un destino turístico liberal y gayfriendly», ha empleado Eurovisión para hacer «un lavado de cara musical primetime» para ocultar «una política de apartheid sobre territorio palestino». No es el único, citaron a Trump, Bolsonaro, Salvini, Le Pen y Abascal como adalides del fascismo, a los que medios liberales les han facilitado que desarrollen políticas y agresiones contra «personas judías, musulmanas y de minorías religiosas; personas racializadas, LGTB, discapacitadas, migrantes».

En ese contexto, EHGAM, Hiruki Larroxa Kolektiboa, Guztiok, Ozen!, Intifada Marika, Sare Lesbianista, Iris Proiektua, Euskal Hartzak, Lumagorri y otro militantes han dado el paso de conformar Harro! Euskal Herrietako Transmaribibollo plataforma. Su objetivo es el de crear redes de cuidados y de trabajo entre los diferentes movimientos LGTBI en Euskal Herria para mantener viva la lucha desarrollada durante décadas.

«Hemos luchado y seguiremos luchando para poder tejer espacios posibles e identidades habitables», expusieron después de citar que en 2019 se cumplen 40 años del caso de Vicente Vadillo ‘‘Francis’’, el travesti de Errenteria al que un policía español mató a tiros por su condición sexual.

Nace Kili-Kili en defensa de los derechos LGTBQ+ en Durango

El sábado a mediodía tendrá lugar la presentación oficial en San Agustín Kultur Gunea

  • “Algo que comenzó como una gran idea se ha convertido en realidad y estamos muy ilusionados”
  • “A personas que no lo estén pasando bien o les cueste decirlo en casa también se les ayudará”

La nueva entidad durangarra se presentó en la jornada de ayer en San Agustín Kultur Gunea. Foto: K. Doyle

DURANGO– Trabajar en defensa, visibilización, sensibilización y formación sobre los derechos de las personas del colectivo LGTBQ+. Bajo esta premisa se presentó en la jornada de ayer la nueva entidad Kili-Kili. “Algo que era una gran idea se ha convertido en realidad y estamos muy ilusionados”, explicó el durangarra Jon Markel Carrillo, presidente de la nueva agrupación.

Con ganas de organizar un amplio número de actividades e iniciativas en el municipio, los impulsores de Kili-Kili aseguraron que comenzarán a dar charlas en los centros escolares con la idea de visibilizar la entidad y ayudar a los jóvenes que lo requieran. “Nuestro objetivo es fomentar la igualdad de este colectivo, prestando la ayuda necesaria a las personas que necesiten de nuestra orientación y, por otro lado, la formación en los colegios, tanto educadores, como alumnos y padres y madres, sobre el colectivo, y todo lo que ello conlleva”, explicó Iraide Legina, zornotzarra y portavoz del colectivo añadiendo que “a personas que no lo estén pasando bien o les cueste decirlo en casa también se les ayudará”.

De momento son siete personas las integrantes de Kili-Kili. La falta de una entidad de estas características en Durangaldea fue el detonante que les animó a fundarla. Y es que “ciudades como Bilbao y Donosti ven las cosas con mayor normalidad que en los pueblos”, lamentaron desde el colectivo.

Reconociendo que “queremos cambiar las cosas y seguro que podemos ayudar a que así sea”, la presentación oficial de la entidad se llevará a cabo este sábado en San Agustín Kultur Gunea a las 12.00 horas. Dirigida a toda la ciudadanía, la jornada servirá para presentar en sociedad a Kili-Kili. “No hay movimiento asociativo en los pueblos y veíamos muy necesario contar con una entidad de estas características”, defendieron.

Para el 28 de junio, Día Internacional del Orgullo LGBT, la asociación está trabajando con la idea de organizar un programa reivindicativo en la villa. Además, para el 17 de mayo, Día Internacional contra la Homofobia, “también estamos preparando alguna cosa”, adelantaron. Desde Kili-Kili se mostraron agradecidos por todo el apoyo recibido. “Tenemos muchas ganas de que esto funcione, muchos planes y mucha ilusión”, apostillaron.

 

De castigos a reconversiones: así fue la barbarie franquista contra las personas LGTBI

Con el fin de la Guerra Civil española hace 80 años, el colectivo LGTBI sufrió la persecución de la dictadura que primero los trató como delincuentes, después como enfermos y los consideraba una amenaza.

El dictador Francisco Franco, en una de sus asistencias bajo palio a una celebración de la Iglesia católica. EFE

La dictadura nos persiguió porque éramos algo que hubiera debilitado al régimen. Nos alejábamos del modelo social que la cruzada franquista propugnaba. Para ese movimiento hercúleo de hombres forjados en la potencia ‘éramos lo peor’, como decía Pedro Zerolo”. La activista Boti García Rodrigo explica con estas palabras las torturas y la cacería legal que sufrieron las personas LGTBI con la llegada de la dictadura de Francisco Franco, que se instauró en todo el país el 1 de abril de 1939, tras el final de la Guerra Civil hace ya 80 años.

No obstante, la represión había comenzado antes, tal y como remarca Ramón Martínez, historiador especializado en la realidad LGTBI: “El asesinato de Lorca fue un primer aviso importante para mucha gente de lo que se avecinaba con el gobierno ilegítimo”. El poeta granadino fue “fusilado y abandonado” en una cuneta el 18 de agosto de 1936 “por rojo y maricón”, según relataron su delator, Ramón Ruiz Alonso, y su ejecutor, Juan Luis Trescastro. Sus testimonios los ha recogido el periodista Marcos Paradinas en su libro El fin de la homofobia.

“Desde el comienzo, la homosexualidad se consideró una afrenta al régimen franquista. Es aterrador ver cómo las cuatro décadas de dictadura sirvieron para perfeccionar una sanguinaria maquinaria estatal con la que erradicar las heterodoxias”, recalca el historiador. Aun así, durante los primeros 15 años de la dictadura, Franco “estaba bastante ocupado con la aniquilación de los rivales políticos”, señala Pardinas, y no fue hasta pasada “esa purga” que decidió ir a por las personas LGTBI con la modificación en 1954 de la Ley republicana de Vagos y Maleantes.

No obstante, usar estas siglas en el marco de la dictadura no es del todo correcto ya que supone ser infiel a la forma en la que el régimen entendía la diversidad y porque por aquel entonces aún no se había organizado el movimiento LGTBI que conocemos hoy en día. “El denominador común del franquismo es que todos eran maricones. No supo distinguir entre orientación sexual e identidad de género. Las mujeres trans eran consideradas travestis u homosexuales”, incide Raúl Solís, autor del libro La doble transición donde recoge la vida de ocho mujeres trans durante estos años de totalitarismo. “Trans, homosexuales y bisexuales iban al mismo saco conceptual de los ‘desviados’”, apunta Martínez.

Como expuso Fernando Olmeda en su libro El látigo y la pluma, con la dictadura se implementó en la sociedad española una idea muy concreta de masculinidad y de lo que debía ser un hombre. Martínez coincide con el periodista y especifica que al varón se le aplicaba “la versión más férrea de los roles de género. Cualquiera que lo incumpliera no solo era un traidor a su sexo, sino también un traidor a la patria, que necesitaba ‘hombres de verdad’ para fecundar mujeres que dieran a luz a españoles de bien. Hay textos que incluso se plantean si los hombres no heterosexuales son recuperables o no para la causa de la propagación de la raza”. Solís lo sentencia así: “En un sistema patriarcal lo que se privilegia es la copia del patriarca. Las personas LGTBI cuestionaban la columna vertebral del nacionalcatolicismo. Por eso nos perseguían”.

Una condena disfrazada de precaución

La Segunda República había descriminalizado la homosexualidad en el Código Penal de 1932, pero tampoco se puede afirmar que fuera “una buena aliada”: “Solo Gregorio Marañón empatizaba un poco porque consideraba la homosexualidad un problema médico, no un delito. Hoy nos parece algo inaceptable, pero fue posiblemente el mayor avance hasta la fecha. Un jurista como Jiménez de Asúa, que fue presidente de la República en el exilio, protestó firmemente cuando la dictadura de Primo de Rivera persiguió penalmente la homosexualidad y estuvo detrás de la despenalización al llegar la República”.

Si bien es cierto que el régimen franquista tardó tres lustros en legislar contra las personas LGTBI, el Tribunal Superior se pronunció al respecto el 15 de octubre de 1951. En una sentencia que recoge el escritor Arturo Arnalte en su obra Redada de violetas, el órgano judicial dictó que “la homosexualidad es ‘vicio repugnante en lo social, aberración en lo sexual, perversión en lo psicológico y déficit en lo endocrino’”. Tres años más tarde, el 15 de julio de 1954, Franco retocó el texto de la Ley de Vagos y Maleantes para “convertirlo en una norma que perseguía la diversidad y que reconocía a las personas homosexuales como posibles delincuentes”, manifiesta Martínez.

“La idea que subyacía es que alguien por el simple hecho de no ser heterosexual está más cerca de cometer un delito y que, por ello, debe ser detenido”, narra el historiador. Por su parte, Pardinas remarca en El fin de la homofobia que las medidas no se establecían como “penas”, sino como “medidas de seguridad”. “La aberración era triple: se persigue la identidad y no el acto sexual, se establece una persecución ‘preventiva’ y se prescinde la necesidad de prueba alguna para hostigar a los sospechosos”, resalta.

Por culpa de esta Ley “existieron auténticos campos de concentración para homosexuales en nuestro país durante al menos dos décadas. La colonia agrícola de Tefía, en Fuerteventura, es un ejemplo de aquel horror”, cuenta Martínez. Según un informe de Amnistía Internacional de 2015, allí sometían a los presos a “condiciones inhumanas, trabajo hasta el agotamiento, palizas y hambre”. El testimonio más revelador fue el de Octavio García Hernández, que falleció el año pasado.

Un tardofranquismo corrector

Las mujeres lesbianas y bisexuales no llegaron a sufrir esta persecución tan dura porque “legalmente no se las perseguía”, puntualiza Martínez. Boti Garcia Rodrigo lo recuerda así: “Para la dictadura no existíamos. No podían imaginar que hubiera mujeres que prescindieran del varón para hacer su vida. Ellos sufrieron torturas y humillaciones pero nosotras terminábamos en el convento, en matrimonios forzados o en el psiquiatra. No sé si es mejor que te peguen o que ni te vean ni te hagan persona. Estábamos condenadas a la invisibilidad más absoluta, a la no existencia”, explica la que fuera presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB).

Sin embargo, las medidas contra las identidades LGTBI se endurecieron con la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social de 1970, que Martínez ha descrito en su libro Lo nuestro sí que es mundial como “la barbarie antihomosexual más descarnada”. El objetivo de esta ley era reeducar y reinsertar a los hombres homosexuales con prácticas de reconversión que iban desde los electroshocks y las terapias de psicoanálisis hasta las lobotomías. Con este texto, y según señala Pardinas, “ya no son delincuentes a los que castigar, sino enfermos a los que curar”.

Martínez aclara que aunque en teoría buscaban devolver a los homosexuales (y también a las personas trans) al camino de la sexualidad correcta, el objetivo era otro: “Querían erradicarnos. Nos decían que iban a reeducarnos porque decir que pretendían exterminarnos recordaba a otra cosa, que era precisamente la que intentaban hacer”. Además, se construyó una prisión en Badajoz para los homosexuales pasivos, otra en Huelva para los activos y se destinaron a muchos otros junto con mujeres trans a las cárceles de Carabanchel y de la Modelo (Barcelona).

El ejemplo de la represión más cruel reside en Lorca, pero también fueron víctimas de esta opresión otros nombres como Antonio Ruiz, expreso valenciano que lideró la lucha de la eliminación de las fichas policiales; el cantante de copla Miguel de Molina, que sufrió una paliza casi mortal; la poeta Gloria Fuertes a la que se la encasilló como una escritora para niños; y el dramaturgo Agustín Gómez Arcos que terminó en el exilio.

A pesar de esta barbarie, gais, lesbianas, bi y trans siguieron reuniéndose en la clandestinidad, se armaron para levantar el movimiento LGTBI español y pelear por sus derechos. “Estoy muy orgullosa de mi colectivo porque hemos buscado nuestra libertad como seres humanos. Somos unos resistentes”, concluye García Rodrigo.

Ahora, cuando se cumplen 80 años del final de la Guerra Civil, el Ayuntamiento de Barcelona, gobernado por Ada Colau, interpuso una querella contra varios jueces de la dictadura por sus sentencias homófobas. La Justicia, sin embargo, ha rechazado investigar estos casos ya que se ajustaban al orden legal cuando fueron dictadas. 

Hazte Oír recurre la retirada de su condición de utilidad pública por considerarla “persecución ideológica”

La asociación HazteOír ha anunciado que va a recurrir la revocación de su condición de utilidad pública debida a su campaña transfóbica en un autobús, al considerar que se trata de “una persecución ideológica y política en toda regla”, y ha asegurado que sacarán otro autobús con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.

El presidente de HazteOir, Ignacio Arsuaga, ha rechazado este miércoles el fallo del Ministerio del Interior, en el que se alega que su polémica campaña suponía una falta de respeto y un menosprecio a otras opciones que no comparten sus ideas.

Para Arsuaga, el único argumento de la resolución “injusta y antijurídica” es que sacaron a la calle “un autobús cuyos mensajes solo afirmaban lo que dice la biología, y está recogido en todos los libros de texto de las escuelas, que los niños tienen pene y las niñas tienen vulva“.

Ha mostrado su extrañeza porque el propio ministro, Fernando Grande-Marlaska, haya firmado la resolución y ha opinado que se debe a que el Gobierno quiere mostrar que es “un adalid de las ideas progresistas” mientras ni saca los Presupuestos adelante ni aprueba ninguna ley.

“¿Por qué la Felgtbi, los golpistas de Ómnium y la Fundación de Bildu pueden faltar al respeto a mis ideas y de muchos españoles y siguen manteniendo su estatus de utilidad pública?” y reciben dinero de público “en cantidades considerables, cosa que HazteOír no ha hecho nunca”, se ha preguntado Arsuaga.

Ha recalcado que están preparando ya su próxima campaña con motivo del 8M, Día Internacional de la Mujer, cuando pondrán en marcha un autobús, en este caso contra el “feminismo radical” y que intentarán que PPCiudadanos y Vox se comprometan de cara a las elecciones de mayo a derogar las leyes de género.

Zinegoak revindica con el cine “el poder de la pluma” para construir sociedades más abiertas

El Festival de Cine LGTBI de Bilbao se reinventa con más teatro, nueva estructura y más apoyo a la producción vasca

El director, Pau Gillén, en el centro con su colaboradores. FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

La lucha de las personas por mostrarse como realmente son será el tema protagonista de la próxima edición de Zinegoak. El Festival de Cine y Artes Escénicas Gaylesbitrans de Bilbao ha presentado hoy las 140 actividades diseñadas para revindicar “el poder de la pluma” del 18 de febrero al 3 de marzo con cine, teatro y otras acciones culturales. “Todas las películas gritarán a favor de la libertad de expresarse en la vida al margen de los convencionalismos”, ha remarcado su director Pau Guillén orgulloso de una programación en la que destacan más artes escénicas, nueva estructura y un mayor apoyo a la producción vasca.

Junto al valor de mostrar lo diverso, la edición número 16 de Zinegoak explorará otras temáticas relacionadas con la intersexualidad, la realidad de las personas mayores LGTBI, así como de los refugiados. “Volveremos a comprobar cómo el cine y la cultura son básicos para avanzar en la construcción de sociedades más abiertas”, han explicado los responsables de un Festival que arrancará en el Teatro Arriaga el próximo lunes 18 de febrero a las 20.00 horas. Ese día se entregará el Premio Honorífico 2019 al cineasta y activista indio Sridhar Rangayan y, por primera vez, se inaugurará con una obra de teatro. La pieza Elisa y Marcela ha sido la seleccionada de la compañía gallega A Panadaría con la historia de dos mujeres que consiguieron casarse en 1901 y cuya versión cinematográfica estará presente en la Berlinale dirigida por Isabel Coixet.

La Sección Oficial estrena nueva estructura en torno a tres categorías: ficción, documental y nuevos géneros bajo los nombres FIK, DOK y KRAK. Han destacado el peso de obras internacionales de “gran interés y calidad cinematográfica” con títulos como Happy Prince de Rupert Evertt sobre los últimos años de Oscar Wild o Rafiki, primera película de contenido lésbico de Kenia. Todas las películas se podrán disfrutar en sus tres sedes oficiales: Golem, Bilborock y BilboArte. En la categoría de largometraje documental han destacado Ni d`Éve, ni d´Adam. Une historie intersex, sobre una de las temáticas centrales del Festival de este año: la intersexualidad; y Cárceles Bolleras sobre las sexualidades diferentes en centros penitenciarios femeninos.

Además contará con un bloque temático dedicado a “Violencia y Refugio” en el que relatarán todo el proceso de las personas en peligro de muerte por su identidad u orientación desde que huyen de sus países hasta que construyen una nueva familia en libertad. En paralelo, hasta seis serán las actividades escénicas que este año programe el Festival. Entre ellas destaca Lur de la compañía vasca Xake Produkzioia pensada para el público infantil y Bollo Bertso Saioa con tres bertsolaris cantando en torno a temas LGTBI. Ante el aumento de producciones vascas, Zinegoak estrena también este año un nuevo espacio que proyectará seis cortometrajes en pases especiales, de acceso libre, bajo el título “Erroak: panorama vasco” los días 25, 26 y 27 de febrero.

En total, 145 proyecciones de películas, con más de 10 estrenos estatales, durante las dos semanas del certamen. El sábado 2 de marzo será la clausura en la Sociedad Filarmónica de Bilbao con la entrega del Premio Especial Zinegoak 2019 a la ONG Apoyo Positivo por sus 25 años de trabajo en la defensa y promoción de los derechos sexuales, así como por su apuesta por las web series para la difusión de su trabajo. Una vez clausurado el Festival, llevarán a otras 44 localidades de Euskadi y Navarra los contenidos más destacados para extender así “el poder de la pluma” a todos los rincones posibles.

Marlaska firma la revocación de la declaración de utilidad pública a HazteOir

La asociación “falta al respeto” con campañas como la del autobús a “otras opciones distintas” a las defendidas por la entidad

Miebros de colectivos LTGBI, protestan ante el autobús de la asociación HazteOir.org que ha recorrido el centro de Bilbao repartiendo folletos con el lema “Podemos y ley mordaza LGTBI: ¡Van a por tus hijos¡ Los niños tienen pene, las niñas tienen vulva;que no te engañen”(EFE)

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha revocado la declaración de utilidad pública a la organización HazteOir a través de una resolución de este mismo martes 5 de febrero de la Secretaría General Técnica del Ministerio, que firma el titular de la cartera y tiene efectos inmediatos.

MADRID. Así lo han precisado a Europa Press fuentes de este departamento, que recuerdan que contra la resolución cabe recurso de alzada ante la Administración y recurso contencioso administrativo ante la Audiencia Nacional. Asimismo, han confirmado que la resolución ya se ha trasladado a HaztOir.

Tal y como avanzó hace seis días Europa Press, Interior ha propuesto revocar la declaración de utilidad pública a la asociación HazteOir.org por “faltar al respeto” con campañas como la del autobús a “otras opciones distintas” a las defendidas por la entidad. Así se desprende del expediente del Ministerio sobre el procedimiento de revocación de la utilidad pública, al que ha tenido acceso Europa Press.

En el marco de la campaña a la que se refiere el Ministerio, HazteOir.org puso en circulación un autobús con el lema ‘Los niños tienen pene;las niñas tienen vulva. Que no te engañen. Si naces hombre, eres hombre. Si eres mujer, seguirás siéndolo. No permitas que manipulen a tus hijos en el colegio’. Según el informe del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, al que ha tenido acceso Europa Press, las campañas y actuaciones de HazteOir.org “no aportan un valor añadido a la sociedad para que pueda valorarse que concurre la utilidad pública”.

Por su parte, el Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad, señala que la campaña del autobús puede estar “amparada por la libertad de expresión”, pero considera que dicha actividad no puede ser promotora del interés general porque “la mera realización” de la misma incumple la Ley de asociaciones “al fomentar la intolerancia y menoscabar el principio de no discriminación por razón de orientación e identidad de género”.

ALEGACIONES DE HAZTEOIR

En las alegaciones presentadas por HazteOir.org, la asociación denuncia que “toda la propuesta de resolución se funda en varias mentiras”. Así, precisa que la campaña que protagonizaba el autobús no era una campaña “propia e independiente” sino “una segunda parte de la campaña iniciada en el año 2016”. Además, defiende que “la campaña ni iba contra nadie, ni faltaba al respeto a nadie” sino que “se limitaba a difundir un derecho constitucional de los padres a exigir formar a sus hijos de acuerdo con sus propias convicciones”.

Asimismo, se amparan en la “libertad de expresión” y en la “pluralidad”. “¿Cómo se puede sancionar a HazteOir.org retirándole la declaración de utilidad pública con el argumento de que su forma de pensar ha molestado a algunos? Esta manera de argumentar es propia de las dictaduras, pero no de las democracias”, denuncia.

El colectivo LGTBI, ante el año electoral: “No vamos a dar ni un paso atrás en nuestros derechos”

  • La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) llama a la unidad y a hacer un frente común frente a la irrupción de Vox y de cara a las elecciones del próximo mayo
  • Ha vuelto a mostrar su descontento ante la “lentitud” con la que se tramita la Ley LGTBI en el Congreso  y señala directamente al PSOE
  • “No vamos a aplaudir una ley que no garantice los derechos de todo el colectivo”, ha dicho su presidenta, Uge Sangil

Mané Fernández, Uge Sangil y Loren González en la rueda de prensa de la FELGTB.

Unidad de los movimientos sociales y defensa de los derechos humanos. Es la receta que el colectivo LGTBI propone tras la irrupción de Vox en la escena política y de cara a las elecciones del próximo mes de mayo. “Vamos a preservar los derechos conquistados. No vamos a dar ni un paso atrás ni a negociar ni dejar que nadie negocie con nuestros derechos”, ha dicho la presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Trans (FELGTB), Uge Sangil, en una rueda de prensa para analizar el contexto político actual.

El partido de extrema derecha se ha posicionado siempre en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo, aprobado en 2005, y su líder Santiago Abascal  ha asegurado que le cambiará el nombre si tiene oportunidad. Amenazas, que se unen a incidentes de odio como el ocurrido este domingo en el centro municipal LGTBI de Barcelona, que amaneció con cristales rotos y pintadas como “Estáis muertos” o “Fuck LGTBI”. Ante este escenario, la FELGTB pide “unidad a todo el colectivo” y a otros movimientos como el feminismo, el antirracismo o las entidades que trabajan con personas con discapacidad. “Debemos estar todas a una. Haremos un frente común”, ha sostenido Sangil.

Como ya hiciera el pasado mes de noviembre, la federación ha vuelto a exigir agilidad en las negociaciones de la Ley LGTBI que tramita actualmente el Congreso de los Diputados. El colectivo ha vuelto a mostrar su descontento ante “la lentitud” con la que la Comisión de Igualdad tramita la norma y ha sugerido que el PSOE “está poniendo trabas” al contenido de la ley que tiene que ver con la autodeterminación de género de las personas trans. Sangil ha sido contundente en este sentido: “No vamos a permitir y no vamos a aplaudir una ley que no garantice los derechos de todo el colectivo LGTBI”.

En este sentido, Mané Fernández, portavoz de Políticas Trans de la federación, ha hecho hincapié en que los derechos de las personas tran son “una línea roja” que no permitirán que se traspase y ha aludido a la exclusión social y laboral que viven muchas personas del colectivo, especialmente las mujeres trans.

La FELGTB también ha aprovechado para presentar el arranque oficial del año temático, una estrategia anual con la que la federación pretende visibilizar un ámbito del movimiento LGTBI. Este 2019, será el dedicado a las personas mayores y la memoria histórica después de que el pasado 26 de diciembre se cumplieran 40 años de la derogación de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social que consideraba delincuentes y perseguía a las personas trans y homosexuales.

El técnico de proyectos sociales y miembro de la Ejecutiva de la FELGTB, Loren González, ha explicado los ejes sobre los que trabajarán desde la organización este año temático, entre ellos, el envejecimiento activo, la realidad del VIH en las personas mayores o la de mujeres lesbianas y bisexuales mayores.

Angola despenaliza la homosexualidad y permite el aborto en ciertos casos

El antiguo Código Penal contemplaba penas de cárcel de 6 meses a 3 años para criminalizar las relaciones entre personas del mismo sexo. En cuanto al nuevo marco legal, se penalizará de 2 a 8 años de cárcel cuando el aborto se practique fuera de los supuestos contemplados: peligro de la vida o salud de la madre o del feto, y por violación.

Bandera del Orgullo Gay. EUROPA PRESS/PIXABA

El Parlamento de Angola ha aprobado un nuevo Código Penal, el primero desde su independencia, que no contempla ninguna condena para las relaciones entre personas del mismo sexo y despenaliza el aborto en ciertos casos, según ha informado este jueves Human Rights Watch (HRW).

El antiguo Código Penal, en vigor desde 1886 y no reformado en ningún momento tras la independencia de Portugal en 1975, contemplaba penas de cárcel de 6 meses a 3 años para quienes practicasen “actos contra natura”, una fórmula muy utilizada en varias legislaciones africanas para criminalizar las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo.

“No se ha realizado ningún enjuiciamiento en este sentido, por eso provisiones como esa coartan los derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGTB), poniendo sus vidas íntimas bajo escrutinio”, dijo el director del programa LGTB de HRW, Graeme Reid, en un comunicado enviado este jueves a los medios.

La despenalización de la homosexualidad es una de las novedades que incluye el Código Penal adoptado este miércoles por el Parlamento de Angola, tras diez años de debates.

Tres supuestos contemplados para el aborto

El debate sobre el aborto fue uno de los más polémicos y el que provocó el Código Penal no fuera aprobado en la anterior legislatura, que finalizó en 2017, por falta de apoyo de la mayor fuerza de oposición, la Unidad Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA).

Finalmente, el nuevo marco legal penalizará de 2 a 8 años de cárcel cuando el aborto se practique fuera de los supuestos contemplados: peligro de la vida o salud de la madre o del feto, y por violación. En algunas versiones anteriores del proyecto de ley, se llegó a contemplar el aborto libre hasta las diez semanas.

La cuarta ola del feminismo y el mundo gay se miran de reojo

La pelea por los vientres de alquiler ha aflorado antiguas y nuevas fricciones entre el colectivo homosexual y el movimiento de la mujer

Manifestación del 8-M este año en Madrid. CARLOS ROSILLO

El feminismo y el mundo gay, antaño compañeros de viaje, se miran hoy de reojo. Muchos lo saben, pero no todos lo quieren reconocer públicamente. No se trata solo de los vientres de alquiler, aunque este asunto ha abierto una grieta que no se cierra, si acaso se agranda. La que ya se reconoce como cuarta ola del feminismo, que hoy en día saca a la calle a millones de mujeres, organiza un revolucionario Me Too, trata de cambiar la política, abraza la ecología y rechaza el capitalismo en su versión más dura, esa ola no se compadece con ciertos comportamientos del mundo gay. Choca con algunas formas de vida de la G del LGTBI.

En los últimos años, algunas feministas volvían la cara ante la ostentación de la caravana que reivindicaba los vientres del alquiler en el Orgullo Gay. Una práctica, la mercantilización del cuerpo de la mujer, que al feminismo en buena medida le espanta. “¿Qué podemos hacer las feministas con ese orgullo de mercado? La cuarta ola del feminismo es marcadamente anticapitalista, muy crítica con el neoliberalismo como fuente de desigualdad inagotable y de explotación. Pero no solo son los vientres de alquiler. El mercado tiene una capacidad infinita para articular las demandas patriarcales: vientres, prostitución, pornografía, la industria del sexo en general. Y ha tenido la misma capacidad y rapidez para satisfacer las disidencias sexuales”, dice la feminista Rosa Cobo Bedia, profesora de Sociología del Género en la Universidad de A Coruña.

“Para el feminismo radical, ciertos gais, no todos, están faltos de una reflexión profunda sobre la igualdad de género. Esto ya ocurre desde hace años. Ellos estaban más por homologarse con el mundo heterosexual y el feminismo preconiza cambios entre iguales, quiere combatir los roles de género y la supremacía masculina”, dice Luz Sanfeliu, militante feminista y profesora de la Universidad de Valencia.

En esa supremacía masculina en la que también se detienen ciertos gais, los que salen a la calle en julio en una manifestación paralela y minoritaria que se hace llamar Orgullo Crítico, más del gusto de algunas feministas. “El patriarcado está instalado en el colectivo gay. Muchos son machistas, yo lo sé porque soy activista LGTB y bisexual y me relaciono mucho con ellos. No entienden el movimiento feminista como lo entienden las mujeres. Algunos también son plumófobos, al gay más afeminado le miran mal. La masculinización física es la norma, si sales de eso no eres más que un mariquita gracioso”, critica sin ambages Javier Bujarrabal, colaborador del Orgullo Crítico. “Muchos gais no han hecho el camino del feminismo. Con su imagen musculada, machuna, a veces desprecian la pluma. Y algunos no se relacionan con las mujeres más que desde la superioridad”, asiente Beatriz Gimeno.

Orgullo Gay en Madrid el 7 de julio de 2018. GETTY IMAGES

¿Qué opina de este divorcio entre feminismo y mundo gay Jesús Grande, el presidente de Cogam, el colectivo gay de Madrid? “Hay un poco de separación de ideas, pero es solo con el feminismo más radical. Sobre la gestación subrogada hemos llegado a cierta comprensión, aunque no con todo el feminismo. Como colectivo estamos completamente a favor [de esta práctica], si no hay intercambio económico, reconoce. “Yo ya he atendido tres casos y los tres eran mujeres. Los que están en contra están muy mal informados”, asegura. Sobre los planteamientos del Orgullo Crítico sostiene que colaboran con ellos en algunas actividades y que “en algunas cosas tienen razón”.

Cuando se pregunta a las activistas vinculadas de siempre al feminismo, la cosa cambia notablemente. Uge Sangil no cree que el movimiento LGTB se haya posicionado abiertamente a favor de los vientres de alquiler. Tampoco todos los gais opinan así. “Yo estoy en contra de los vientres de alquiler. También sé de algunas polémicas entre el feminismo y el colectivo LGTB, pero creo que nuestra lucha es hereditaria del movimiento de las mujeres. Es verdad que algún sector del feminismo es transfóbico”, empieza Toni Poveda, un histórico activista LGTB. Pero reconoce que “el machismo y la misoginia impregna a toda la sociedad”, incluido a los gais. “Esto ha pasado siempre, ahora se está exagerando. Mi objetivo siempre ha sido la transversalidad del feminismo”, añade.

Sangil, presidenta de FELGTB, la federación nacional, reconoce que malestar hay, aunque no diría brecha, entre el movimiento feminista y el colectivo LGTBI, si acaso un “movimiento sísmico”. Y ella sitúa el epicentro en otro asunto: el sujeto político del feminismo, cuestionado también ahora. Se refiere a la división entre algunas feministas y las mujeres transexuales, de donde afloran extrañas palabras que ayer no existían: cismujer, bifobias, transgénero, terf.

Cismujer (o cishombre) es un término que quiere distinguir a las mujeres de las transexuales, por simplificar. Es decir, a quienes han nacido mujeres y están conformes con ello de aquellas que nacieron con genitales masculinos pero se saben mujeres. Y de esta diferencia nacen las siglas terf (trans-exclusionary radical feminist), con las que se señala a las que discriminan a las segundas o no quieren que formen parte del mismo club. Algunas feministas entienden que desplazar a la mujer como objeto del feminismo hará daño a la causa.

“Hay una parte del feminismo muy transfóbica, pero es porque no lo conocen. Yo soy crítica con parte del discurso trans, pero no con ellas. Por mucha discrepancia que haya, no creo que eso nos esté poniendo en peligro”, opina Beatriz Gimeno, en la actualidad diputada por Podemos en la Comunidad de Madrid, de siempre activista por los derechos LGTB.

Sexo y género

“El feminismo acogió a las trans y nos invitaron a ir en su pancarta del 8-M”, recuerda la activista Carla Antonelli, enfadada hoy porque algunas feministas, “no todo el colectivo”, se muestra en contra de las trans: “Las terf”, señala. “Y negar a las mujeres no es nada feminista”, añade. Ese mismo argumento es el que las feministas exponen a ciertas transexuales.

La cosa es que el sexo está permeando el movimiento feminista. Lo que antes era patriarcado ahora es heteropatriarcado. La cuestión de género como roles atribuidos a hombres y mujeres es ahora una cuestión de identidades sexuales. “Mis alumnos solo quieren hablar de género, de deseo, de sexualidad y ese debate fue vital para el feminismo en los años sesenta pero la libertad sexual es solo una parte del feminismo, la igualdad es otra”, explica Isabel Morant, catedrática de Historia Moderna de la Universidad de Valencia. “La discusión sobre los debates de identidad sexual está muy de moda entre los jóvenes, es algo que viene del mundo estadounidense. Creen que los derechos ya están superados y muchos de los estudios feministas en EE UU toman ahora como objeto la identidad: negras, hispanas.. el cuerpo da la medida de todas las cosas. La gente mezcla cada vez más los colectivos LGTB con el feminismo que es mucho más amplio”, añade Morant, que fue directora de la colección Feminismos, de la editorial Cátedra.

He aquí otro de los obstáculos donde la alianza entre el colectivo LGTB y el feminismo encuentra alguna grieta. “El movimiento gay, desde su acta fundacional en Stonewall, en 1969, ha crecido mucho y rápido, con menos resistencia social, por cierto, que el feminismo. Para ellos, el problema fundamental es la opresión sexual, las disidencias sexuales, la proliferación de los géneros, la forma de vivir la sexualidad. El feminismo es mucho más que eso, las feministas ya hicimos esa lucha por la emancipación sexual, junto con el colectivo LGTB”, analiza Rosa Cobo.

Efectivamente, gais y mujeres caminaron juntos durante mucho tiempo. El patriarcado, que quiere a la mujer mujer y al hombre hombre, ha machacado a ambos por igual. Por eso, no es casualidad que en España la ley de matrimonio homosexual llegara a España con el primer presidente declarado abiertamente feminista, José Luis Rodríguez Zapatero.

Pero la lucha ha tomado muchos matices. Y hay quien defiende que algunos gais siguen siendo hombres machistas. O que el machismo no es solo cosa de heteros. “Ellos, como hombres, han sido socializados en la idea de que su sexualidad es un derecho y nosotras no”, sostiene Rosa Cobo. Cierta hipersexualización o la consideración de que el deseo sexual de los hombres es distinto (y a veces irrefrenable) es un reproche que el mundo feminista hace a menudo a los hombres, también a los gais. “El movimiento por la libertad sexual ha sido tan fuerte que ha acabado impregnándolo todo hasta el punto de que a parte del feminismo se le acusa de pacato. Se vio con el Me Too, que algunas feministas francesas acusaron a otras de puritanas, pero creo que están muy lejos de serlo”, dice Morant.

Mercado rosa es otra de las expresiones que surgen al abordar este divorcio entre el mundo morado y el multicolor. Define una forma de vida acomodada y sin freno entre algunos gais. Barrios que fueron humildes cuando no depauperados y ahora han experimentado una fuerte gentrificación. Son la élite.

“No tienen un movimiento social articulado como el feminismo, que ya cuenta tres siglos. Y no lo tienen porque en buena medida lo han vendido al mercado”, critica Rosa Cobo, consciente de que sus palabras no son cómodas. Las comparte Bujarrabal, del Orgullo Crítico: “Patrocinios, marcas, es el negocio del Orgullo actual, muy comercial y capitalista. En Chueca unos pocos empresarios gais se reparten el territorio: hoteles, bares; se han convertido en un parque de atracciones”. Matiza Uge Sangil: “Creo que ese mercado rosa es una minoría. No todos los gais son capitalistas. Muchos jóvenes no tienen ni para pipas”.

Nada a cambio

A la filósofa Celia Amorós le debemos el término “relaciones ruinosas”, que define aquellas causas a las que el feminismo prestó su apoyo sin encontrar nada a cambio. Ocurrió en la Revolución Francesa, que acabada la revuelta mandó a las mujeres a la cocina, o con el abolicionismo de la esclavitud, que de nuevo las dejó en la estacada. Hay más ejemplos en el pasado. Ahora es la ecología otra de las grandes luchas del feminismo y ya hay quien avisa de que se está pidiendo a la mujer más de lo debido para la salvación del planeta.

“Siempre seremos aliadas de las causas justas, pero el objetivo de muchos gais no es la emancipación de la mujer, sino de su colectivo. El feminismo es anticapitalista neoliberal, contrario al sistema patriarcal y tenemos una relación diferente con la sexualidad. Creo que el movimiento gay se ha apoyado en el feminismo. Fueron nuestros aliados, pero quizá a partir de ahora no lo serán, o solo una parte de ellos. La brecha es un hecho. Podremos coincidir en algunas cosas pero no establecer alianzas ruinosas”, dice Cobo.

Todos templan gaitas. Dicen que cualquier división definitiva puede afectarles a ambos. Carla Antonelli, zanja: “No caigamos en las falsas trampas y en debates ácidos y estériles porque podemos ir a una batalla campal. Hay que rescatar las alianzas”.

Mi hermana y yo somos homosexuales, pero solo uno de nosotros encontró comprensión en la escuela

Una mujer camina junto a una pintada de dos corazones con los colores del arcoíris en Dublín, Irlanda. EFE

Mi hermana Lily y yo estamos todavía más unidos que muchos hermanos porque somos miembros de un club exclusivo de hermanos: el de “los dos son homosexuales”. Aunque lo cierto es que nuestros casos no son iguales. Nuestra experiencia en el instituto fue completamente diferente. Mi hermana Lily se levantó el lunes con la noticia de la carta firmada por 34 líderes de escuelas anglicanas de Sidney que defiende el derecho de las escuelas religiosas a discriminar a profesores y alumnos que son como nosotros. En el metro, de camino a la escuela, vi un mensaje de nuestro padre en el chat familiar con un enlace a la carta. “Mirad quién la ha firmado”, afirmaba.

Me gradué en la Trinity Grammar School de Sidney el año pasado. El nuevo director de la escuela, Tim Bowden, firmó la carta. La escuela donde he pasado los últimos 12 años de mi vida ha decidido apostar abiertamente por la homofobia. Lily se graduó en la Uniting Church School en 2015, una escuela que tiene una filosofía muy distinta con sus profesores y alumnos LGTBI. Inmediatamente hablamos por Skype. Cara a cara, en países distintos, los dos teníamos la misma expresión facial: extenuación. Puede que nos hayamos graduado, pero nuestro enfado por el trato recibido permanece.

Lily y yo hemos hablado largo y tendido de nuestras experiencias como alumnos de instituto. Los dos somos conscientes de que hemos sido unos privilegiados porque hemos ido a institutos privados. También hemos tenido mucha suerte por el hecho de haber crecido en una familia que nos dio amor y a la que no le importó que fuéramos homosexuales.

En el caso de Lily, esta sensación de aceptación también se extendía a la escuela. En mi caso, me gradué en Trinity sin traumas, pero no estoy seguro de que sea el caso de otros compañeros homosexuales. Sin duda, resulta algo extraño ser alumno de una escuela que considera la homofobia parte de su “ethos”. Esto no hace que seamos menos homosexuales, pero sí nos impide ver otros alumnos como nosotros. Nos hace sentir que estamos solos.

A medida que me fui haciendo mayor, reaccioné a la homofobia de la escuela y mostré mi homosexualidad de la forma más visible que pude, casi como si se tratara de una cuestión de activismo. No puedo dejar de pensar que de pequeño mi experiencia como alumno habría sido muy diferente si hubiera visto que otros estudiantes mayores mostraban su homosexualidad sin complejos. Quería que otros tuvieran un referente que yo no tuve.

Lily consideraba que el hecho de que me mostrara como soy obedecía a una necesidad: “Todavía lamento no haber hecho más. Podría haber mostrado mi homosexualidad de una forma más abierta, pero tal vez no sentí que fuera necesario. Ser homosexual es solo una parte de mi experiencia escolar. En cambio para ti fue una parte esencial”.

Las reacciones homófobas eran una constante en mi escuela. En los pocos casos en los que denuncié la actitud de algún estudiante, la escuela reaccionó. Y le estoy agradecido por ello. Sin embargo, la escuela nunca trató de corregir la cuestión de fondo. Cuando crecí, el acoso cesó. No fue gracias a ninguna medida impulsada por el centro, sino simplemente porque los estudiantes maduraron y rechazaron la homofobia a la que la dirección de la escuela se había adherido. Todavía me sorprende el hecho de que mis compañeros de 17 años tuvieran una mejor educación en torno a esta cuestión que las personas que supuestamente nos tenían que formar.

En el instituto, tenía un grupo de amigos que mostraban su homosexualidad con orgullo y algunos amigos heteros que estaban dispuestos a plantar cara a las actitudes homófobas. Queríamos cambiar la mentalidad y mostrarnos tal y como éramos formaba parte de nuestra rebelión. Sin embargo, lo cierto es que ser un modelo a seguir para los estudiantes más jóvenes e intentar que se sintieran aceptados no hubiera tenido que ser mi trabajo a esa edad.

La página web de la escuela muestra mi cara y la de otros estudiantes gays de mi curso, con el objetivo de promocionarla. En sus publicaciones, la escuela incluye imágenes de obras de arte que hizo mi novio. Le ha pedido a un amigo homosexual que coordine algunos debates. Los responsables de los grupos de música y de los equipos deportivos son gays. Es decir, muchos alumnos homosexuales hemos contribuido a que la escuela sea lo que es. El centro educativo donde nos formamos no puede afirmar que nuestras tendencias sexuales no son acordes a sus valores y luego utilizarnos con fines publicitarios.

La carta en cuestión empodera a las escuelas a predicar sus prejuicios bajo la excusa de su “ethos”. Cuando tenía 14 años tuve que permanecer sentado en el laboratorio mientras un profesor nos explicaba que la bisexualidad era tan nociva como una violación. Unos años más tarde, un profesor nos explicó largo y tendido la, según él, obvia relación entre homosexualidad y pedofilia.

Obviamente con ello no estoy diciendo que Lily y yo no hayamos tenido profesores extraordinarios en el instituto. Muchos de los profesores preferidos de Lily eran homosexuales.

“Si eres un niño gay, tienes superpoderes secretos para captar los pronombres que utiliza tu profesor cuando se refiere a su pareja. Cuando no tienes ningún compañero de clase gay, pero sí profesores que lo son, te sientes acompañada. Es como un reconocimiento de que vas a estar bien en el futuro, un futuro en el que podrás encontrar a una pareja que te quiera y un trabajo que te guste. Para un niño gay que todavía no ha salido del armario no hay nada más potente que descubrir que no está solo. Es un arma que tendrás de por vida”.

En mi caso, no fue consciente de que tenía profesores homosexuales hasta que me gradué en el instituto. Tuve un profesor increíble que me ayudó a crecer y me inspiró. Cuando me gradué descubrí que era gay. Me avergüenza reconocer que mi primera reacción fue juzgarlo: a los 14 yo hubiera matado por tener un profesor abiertamente homosexual que me sirviera como referente. Pensé que el hecho de que lo hubiera mantenido en privado era un acto egoísta. Ahora entiendo que esta opinión es muy ingenua. No puedo imaginar cómo es trabajar en un ambiente para el que una parte esencial de mi forma de ser pudiera comportar mi despido.

Lily fue a una escuela que le dio la libertad para involucrarse en temas en torno a la homosexualidad. Recuerdo que me sentí orgulloso, y celoso, cuando regresó a casa y me contó que había dado un discurso en su escuela con motivo del día Wear it Purple [Lleva algo morado, un día de concienciación LGTBI para jóvenes que se celebra especialmente en Australia].

“Los religiosos y los profesores de la escuela apoyaban a los estudiantes gays. Di un discurso ante un grupo de chicas que lucían cintas moradas en el pelo y cordones morados en los zapatos. Poder pronunciar este discurso todos los años era una especie de catarsis para mí. Hablar con mis compañeros, hacerles escuchar ese mensaje, era importante”.

Los chicos de Trinity también necesitan esa libertad y liderazgo que tuvo mi hermana. ¿Cómo puedo justificar que amo un lugar que quiere proteger su derecho a rechazarme y a rechazar a personas que son como yo?

La diócesis anglicana afirma que las escuelas no expulsan a los estudiantes ni despiden a los maestros por sus tendencias sexuales. Sin embargo, sí mantienen el derecho a hacerlo y esto consolida la noción de que es inaceptable ser gay. La carta es un símbolo para los jóvenes que no han tenido el apoyo que Lily y yo tenemos y para los aplicados maestros que necesitan sus trabajos. Nos dice que no somos bienvenidos y que nuestra homosexualidad nos deja desprotegidos. 
Las instituciones religiosas no necesitan más protecciones, pero los estudiantes y profesores homosexuales, sí.

Luc estudia moda en la Ecole de la Chambre Syndicale de la Couture de París. Lily estudia derecho y escritura creativa en la University of Technology de Sidney.

Traducido por Emma Reverter