Brunéi comienza a castigar con lapidación la homosexualidad y el adulterio

El sultán de Brunéi, Hassanal Bolkiah. FOTO: AFP VÍDEO: REUTERS-QUALITY

La reforma legislativa del Código Penal supone consumar el giro conservador de esta nación musulmana del sudeste asiático gobernada con puño de hierro por el sultán Hassanal Bolkiah, quien ejerce de máximo representante del islam en el país.

El nuevo Código Penal incluye la lapidación por delitos de homosexualidad y adulterio; la mutilación de la mano o el pie por robo; la pena capital por blasfemia, difamar el nombre del profeta Mahoma y la apostasía; y la flagelación por aborto, entre otras.

La alta comisionada de derechos humanos de la ONU, Michelle Bachelet, señaló esta semana que la aplicación de estas leyes “supondría un serio retroceso de los derechos humanos en Brunéi“.

“El nuevo Código Penal es brutal en su núcleo al imponer estos arcaicos métodos de castigo a actos que no deberían ser considerados crímenes”, ha declarado este miércoles Phil Robertson, subdirector para Asia de Human Rights Watch.

La oficina del primer ministro, puesto ocupado por el sultán (72 años), afamado por su vida opulenta y varios escándalos amorosos, anunció el sábado la medida con un breve comunicado donde apunta que la sharia ayudará a mantener “la paz y el orden” y tiene como objetivo “educar, respetar y proteger los derechos legítimos de todos los individuos de cualquier raza y fe”.

El sultanato, próspero gracias a sus ingentes reservas de petróleo y gas, comenzó a introducir los castigos basados en la ley islámica en 2014, con una primera batería de enmiendas para las condenas menos duras, en un plan de dos años por etapas que fue suspendido temporalmente por la campaña internacional de boicot contra el entramado de negocios bajo el patronazgo del país.

Matthew Woolfe, fundador de la organización The Brunei Project, señaló que los cambios en el ordenamiento penal crean miedo y ansiedad entre los habitantes, muchos de los cuales no se atreven a hablar o lo hacen bajo condición de anonimato.

Entre ellos un bruneano, que se encuentra en proceso de solicitar asilo en Canadá y abandonó el país por miedo al futuro que le esperaba siendo transgénero.

El actor estadounidense George Clooney renovó, en una columna publicada por el medio Deadline, el boicot contra los hoteles de Brunéi, entre ellos el Beverly Hills en Los Ángeles, Plaza Athenee en París o Eden en Roma, una medida a la que se han sumado otros famosos, políticos y colectivos en favor de los derechos humanos.

“Cada vez que nos alojamos, reunimos o comemos en cualquiera de esos nueve hoteles, estamos dando dinero a los que eligen lapidar o pegar latigazos hasta la muerte de sus propios ciudadanos por ser gais o acusados de adulterio”, escribió Clooney. El cantante británico Elton John apoyó el llamamiento de Clooney. 

Aunque el actual Código Penal ya contempla la pena de muerte, Brunéi no ha realizado ninguna ejecución desde 1957.

La nueva legislación se aplicará principalmente a los ciudadanos que profesen la fe musulmana, quienes representan el 70% de la población del sultanato (unos 300.000 bruneanos), aunque en algunos casos también se utilizará con extranjeros o fieles de otras creencias, en su mayoría budistas y cristianos.

“Obviamente, la apostasía, que conlleva pena de muerte, solo se aplica a musulmanes. Entre los castigos más crueles, el adulterio y la sodomía entre dos hombres —penada con la lapidación— se aplicará si una o ambas de las personas son musulmanas. En caso de no ser creyente en el islam, no se aplicará”, apunta Woolfe.

“Para la mutilación de extremidades en caso de robo, el castigo se aplica independientemente de si la persona es musulmana o no”, incide el fundador de The Brunei Project.

Los no musulmanes ya tenían prohibido desde 2014 utilizar 19 palabras islámicas, incluida “Alá”, y son sancionadas la impresión, divulgación, difusión y la distribución de las publicaciones contrarias a la enseñanza islámica.

La homosexualidad ya era ilegal en el sultanato. El delito por vestir ropa clasificada como indecente acarrea una pena de hasta seis meses de cárcel, y el consumo del alcohol en lugares públicos se castiga con hasta los dos años de prisión.

Brunéi cuenta con un sistema jurídico doble que combina los tribunales civiles, basados en las leyes británicas —el sultanato fue protectorado británico hasta 1984— y las islámicas.

De castigos a reconversiones: así fue la barbarie franquista contra las personas LGTBI

Con el fin de la Guerra Civil española hace 80 años, el colectivo LGTBI sufrió la persecución de la dictadura que primero los trató como delincuentes, después como enfermos y los consideraba una amenaza.

El dictador Francisco Franco, en una de sus asistencias bajo palio a una celebración de la Iglesia católica. EFE

La dictadura nos persiguió porque éramos algo que hubiera debilitado al régimen. Nos alejábamos del modelo social que la cruzada franquista propugnaba. Para ese movimiento hercúleo de hombres forjados en la potencia ‘éramos lo peor’, como decía Pedro Zerolo”. La activista Boti García Rodrigo explica con estas palabras las torturas y la cacería legal que sufrieron las personas LGTBI con la llegada de la dictadura de Francisco Franco, que se instauró en todo el país el 1 de abril de 1939, tras el final de la Guerra Civil hace ya 80 años.

No obstante, la represión había comenzado antes, tal y como remarca Ramón Martínez, historiador especializado en la realidad LGTBI: “El asesinato de Lorca fue un primer aviso importante para mucha gente de lo que se avecinaba con el gobierno ilegítimo”. El poeta granadino fue “fusilado y abandonado” en una cuneta el 18 de agosto de 1936 “por rojo y maricón”, según relataron su delator, Ramón Ruiz Alonso, y su ejecutor, Juan Luis Trescastro. Sus testimonios los ha recogido el periodista Marcos Paradinas en su libro El fin de la homofobia.

“Desde el comienzo, la homosexualidad se consideró una afrenta al régimen franquista. Es aterrador ver cómo las cuatro décadas de dictadura sirvieron para perfeccionar una sanguinaria maquinaria estatal con la que erradicar las heterodoxias”, recalca el historiador. Aun así, durante los primeros 15 años de la dictadura, Franco “estaba bastante ocupado con la aniquilación de los rivales políticos”, señala Pardinas, y no fue hasta pasada “esa purga” que decidió ir a por las personas LGTBI con la modificación en 1954 de la Ley republicana de Vagos y Maleantes.

No obstante, usar estas siglas en el marco de la dictadura no es del todo correcto ya que supone ser infiel a la forma en la que el régimen entendía la diversidad y porque por aquel entonces aún no se había organizado el movimiento LGTBI que conocemos hoy en día. “El denominador común del franquismo es que todos eran maricones. No supo distinguir entre orientación sexual e identidad de género. Las mujeres trans eran consideradas travestis u homosexuales”, incide Raúl Solís, autor del libro La doble transición donde recoge la vida de ocho mujeres trans durante estos años de totalitarismo. “Trans, homosexuales y bisexuales iban al mismo saco conceptual de los ‘desviados’”, apunta Martínez.

Como expuso Fernando Olmeda en su libro El látigo y la pluma, con la dictadura se implementó en la sociedad española una idea muy concreta de masculinidad y de lo que debía ser un hombre. Martínez coincide con el periodista y especifica que al varón se le aplicaba “la versión más férrea de los roles de género. Cualquiera que lo incumpliera no solo era un traidor a su sexo, sino también un traidor a la patria, que necesitaba ‘hombres de verdad’ para fecundar mujeres que dieran a luz a españoles de bien. Hay textos que incluso se plantean si los hombres no heterosexuales son recuperables o no para la causa de la propagación de la raza”. Solís lo sentencia así: “En un sistema patriarcal lo que se privilegia es la copia del patriarca. Las personas LGTBI cuestionaban la columna vertebral del nacionalcatolicismo. Por eso nos perseguían”.

Una condena disfrazada de precaución

La Segunda República había descriminalizado la homosexualidad en el Código Penal de 1932, pero tampoco se puede afirmar que fuera “una buena aliada”: “Solo Gregorio Marañón empatizaba un poco porque consideraba la homosexualidad un problema médico, no un delito. Hoy nos parece algo inaceptable, pero fue posiblemente el mayor avance hasta la fecha. Un jurista como Jiménez de Asúa, que fue presidente de la República en el exilio, protestó firmemente cuando la dictadura de Primo de Rivera persiguió penalmente la homosexualidad y estuvo detrás de la despenalización al llegar la República”.

Si bien es cierto que el régimen franquista tardó tres lustros en legislar contra las personas LGTBI, el Tribunal Superior se pronunció al respecto el 15 de octubre de 1951. En una sentencia que recoge el escritor Arturo Arnalte en su obra Redada de violetas, el órgano judicial dictó que “la homosexualidad es ‘vicio repugnante en lo social, aberración en lo sexual, perversión en lo psicológico y déficit en lo endocrino’”. Tres años más tarde, el 15 de julio de 1954, Franco retocó el texto de la Ley de Vagos y Maleantes para “convertirlo en una norma que perseguía la diversidad y que reconocía a las personas homosexuales como posibles delincuentes”, manifiesta Martínez.

“La idea que subyacía es que alguien por el simple hecho de no ser heterosexual está más cerca de cometer un delito y que, por ello, debe ser detenido”, narra el historiador. Por su parte, Pardinas remarca en El fin de la homofobia que las medidas no se establecían como “penas”, sino como “medidas de seguridad”. “La aberración era triple: se persigue la identidad y no el acto sexual, se establece una persecución ‘preventiva’ y se prescinde la necesidad de prueba alguna para hostigar a los sospechosos”, resalta.

Por culpa de esta Ley “existieron auténticos campos de concentración para homosexuales en nuestro país durante al menos dos décadas. La colonia agrícola de Tefía, en Fuerteventura, es un ejemplo de aquel horror”, cuenta Martínez. Según un informe de Amnistía Internacional de 2015, allí sometían a los presos a “condiciones inhumanas, trabajo hasta el agotamiento, palizas y hambre”. El testimonio más revelador fue el de Octavio García Hernández, que falleció el año pasado.

Un tardofranquismo corrector

Las mujeres lesbianas y bisexuales no llegaron a sufrir esta persecución tan dura porque “legalmente no se las perseguía”, puntualiza Martínez. Boti Garcia Rodrigo lo recuerda así: “Para la dictadura no existíamos. No podían imaginar que hubiera mujeres que prescindieran del varón para hacer su vida. Ellos sufrieron torturas y humillaciones pero nosotras terminábamos en el convento, en matrimonios forzados o en el psiquiatra. No sé si es mejor que te peguen o que ni te vean ni te hagan persona. Estábamos condenadas a la invisibilidad más absoluta, a la no existencia”, explica la que fuera presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB).

Sin embargo, las medidas contra las identidades LGTBI se endurecieron con la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social de 1970, que Martínez ha descrito en su libro Lo nuestro sí que es mundial como “la barbarie antihomosexual más descarnada”. El objetivo de esta ley era reeducar y reinsertar a los hombres homosexuales con prácticas de reconversión que iban desde los electroshocks y las terapias de psicoanálisis hasta las lobotomías. Con este texto, y según señala Pardinas, “ya no son delincuentes a los que castigar, sino enfermos a los que curar”.

Martínez aclara que aunque en teoría buscaban devolver a los homosexuales (y también a las personas trans) al camino de la sexualidad correcta, el objetivo era otro: “Querían erradicarnos. Nos decían que iban a reeducarnos porque decir que pretendían exterminarnos recordaba a otra cosa, que era precisamente la que intentaban hacer”. Además, se construyó una prisión en Badajoz para los homosexuales pasivos, otra en Huelva para los activos y se destinaron a muchos otros junto con mujeres trans a las cárceles de Carabanchel y de la Modelo (Barcelona).

El ejemplo de la represión más cruel reside en Lorca, pero también fueron víctimas de esta opresión otros nombres como Antonio Ruiz, expreso valenciano que lideró la lucha de la eliminación de las fichas policiales; el cantante de copla Miguel de Molina, que sufrió una paliza casi mortal; la poeta Gloria Fuertes a la que se la encasilló como una escritora para niños; y el dramaturgo Agustín Gómez Arcos que terminó en el exilio.

A pesar de esta barbarie, gais, lesbianas, bi y trans siguieron reuniéndose en la clandestinidad, se armaron para levantar el movimiento LGTBI español y pelear por sus derechos. “Estoy muy orgullosa de mi colectivo porque hemos buscado nuestra libertad como seres humanos. Somos unos resistentes”, concluye García Rodrigo.

Ahora, cuando se cumplen 80 años del final de la Guerra Civil, el Ayuntamiento de Barcelona, gobernado por Ada Colau, interpuso una querella contra varios jueces de la dictadura por sus sentencias homófobas. La Justicia, sin embargo, ha rechazado investigar estos casos ya que se ajustaban al orden legal cuando fueron dictadas. 

Mi hermana y yo somos homosexuales, pero solo uno de nosotros encontró comprensión en la escuela

Una mujer camina junto a una pintada de dos corazones con los colores del arcoíris en Dublín, Irlanda. EFE

Mi hermana Lily y yo estamos todavía más unidos que muchos hermanos porque somos miembros de un club exclusivo de hermanos: el de “los dos son homosexuales”. Aunque lo cierto es que nuestros casos no son iguales. Nuestra experiencia en el instituto fue completamente diferente. Mi hermana Lily se levantó el lunes con la noticia de la carta firmada por 34 líderes de escuelas anglicanas de Sidney que defiende el derecho de las escuelas religiosas a discriminar a profesores y alumnos que son como nosotros. En el metro, de camino a la escuela, vi un mensaje de nuestro padre en el chat familiar con un enlace a la carta. “Mirad quién la ha firmado”, afirmaba.

Me gradué en la Trinity Grammar School de Sidney el año pasado. El nuevo director de la escuela, Tim Bowden, firmó la carta. La escuela donde he pasado los últimos 12 años de mi vida ha decidido apostar abiertamente por la homofobia. Lily se graduó en la Uniting Church School en 2015, una escuela que tiene una filosofía muy distinta con sus profesores y alumnos LGTBI. Inmediatamente hablamos por Skype. Cara a cara, en países distintos, los dos teníamos la misma expresión facial: extenuación. Puede que nos hayamos graduado, pero nuestro enfado por el trato recibido permanece.

Lily y yo hemos hablado largo y tendido de nuestras experiencias como alumnos de instituto. Los dos somos conscientes de que hemos sido unos privilegiados porque hemos ido a institutos privados. También hemos tenido mucha suerte por el hecho de haber crecido en una familia que nos dio amor y a la que no le importó que fuéramos homosexuales.

En el caso de Lily, esta sensación de aceptación también se extendía a la escuela. En mi caso, me gradué en Trinity sin traumas, pero no estoy seguro de que sea el caso de otros compañeros homosexuales. Sin duda, resulta algo extraño ser alumno de una escuela que considera la homofobia parte de su “ethos”. Esto no hace que seamos menos homosexuales, pero sí nos impide ver otros alumnos como nosotros. Nos hace sentir que estamos solos.

A medida que me fui haciendo mayor, reaccioné a la homofobia de la escuela y mostré mi homosexualidad de la forma más visible que pude, casi como si se tratara de una cuestión de activismo. No puedo dejar de pensar que de pequeño mi experiencia como alumno habría sido muy diferente si hubiera visto que otros estudiantes mayores mostraban su homosexualidad sin complejos. Quería que otros tuvieran un referente que yo no tuve.

Lily consideraba que el hecho de que me mostrara como soy obedecía a una necesidad: “Todavía lamento no haber hecho más. Podría haber mostrado mi homosexualidad de una forma más abierta, pero tal vez no sentí que fuera necesario. Ser homosexual es solo una parte de mi experiencia escolar. En cambio para ti fue una parte esencial”.

Las reacciones homófobas eran una constante en mi escuela. En los pocos casos en los que denuncié la actitud de algún estudiante, la escuela reaccionó. Y le estoy agradecido por ello. Sin embargo, la escuela nunca trató de corregir la cuestión de fondo. Cuando crecí, el acoso cesó. No fue gracias a ninguna medida impulsada por el centro, sino simplemente porque los estudiantes maduraron y rechazaron la homofobia a la que la dirección de la escuela se había adherido. Todavía me sorprende el hecho de que mis compañeros de 17 años tuvieran una mejor educación en torno a esta cuestión que las personas que supuestamente nos tenían que formar.

En el instituto, tenía un grupo de amigos que mostraban su homosexualidad con orgullo y algunos amigos heteros que estaban dispuestos a plantar cara a las actitudes homófobas. Queríamos cambiar la mentalidad y mostrarnos tal y como éramos formaba parte de nuestra rebelión. Sin embargo, lo cierto es que ser un modelo a seguir para los estudiantes más jóvenes e intentar que se sintieran aceptados no hubiera tenido que ser mi trabajo a esa edad.

La página web de la escuela muestra mi cara y la de otros estudiantes gays de mi curso, con el objetivo de promocionarla. En sus publicaciones, la escuela incluye imágenes de obras de arte que hizo mi novio. Le ha pedido a un amigo homosexual que coordine algunos debates. Los responsables de los grupos de música y de los equipos deportivos son gays. Es decir, muchos alumnos homosexuales hemos contribuido a que la escuela sea lo que es. El centro educativo donde nos formamos no puede afirmar que nuestras tendencias sexuales no son acordes a sus valores y luego utilizarnos con fines publicitarios.

La carta en cuestión empodera a las escuelas a predicar sus prejuicios bajo la excusa de su “ethos”. Cuando tenía 14 años tuve que permanecer sentado en el laboratorio mientras un profesor nos explicaba que la bisexualidad era tan nociva como una violación. Unos años más tarde, un profesor nos explicó largo y tendido la, según él, obvia relación entre homosexualidad y pedofilia.

Obviamente con ello no estoy diciendo que Lily y yo no hayamos tenido profesores extraordinarios en el instituto. Muchos de los profesores preferidos de Lily eran homosexuales.

“Si eres un niño gay, tienes superpoderes secretos para captar los pronombres que utiliza tu profesor cuando se refiere a su pareja. Cuando no tienes ningún compañero de clase gay, pero sí profesores que lo son, te sientes acompañada. Es como un reconocimiento de que vas a estar bien en el futuro, un futuro en el que podrás encontrar a una pareja que te quiera y un trabajo que te guste. Para un niño gay que todavía no ha salido del armario no hay nada más potente que descubrir que no está solo. Es un arma que tendrás de por vida”.

En mi caso, no fue consciente de que tenía profesores homosexuales hasta que me gradué en el instituto. Tuve un profesor increíble que me ayudó a crecer y me inspiró. Cuando me gradué descubrí que era gay. Me avergüenza reconocer que mi primera reacción fue juzgarlo: a los 14 yo hubiera matado por tener un profesor abiertamente homosexual que me sirviera como referente. Pensé que el hecho de que lo hubiera mantenido en privado era un acto egoísta. Ahora entiendo que esta opinión es muy ingenua. No puedo imaginar cómo es trabajar en un ambiente para el que una parte esencial de mi forma de ser pudiera comportar mi despido.

Lily fue a una escuela que le dio la libertad para involucrarse en temas en torno a la homosexualidad. Recuerdo que me sentí orgulloso, y celoso, cuando regresó a casa y me contó que había dado un discurso en su escuela con motivo del día Wear it Purple [Lleva algo morado, un día de concienciación LGTBI para jóvenes que se celebra especialmente en Australia].

“Los religiosos y los profesores de la escuela apoyaban a los estudiantes gays. Di un discurso ante un grupo de chicas que lucían cintas moradas en el pelo y cordones morados en los zapatos. Poder pronunciar este discurso todos los años era una especie de catarsis para mí. Hablar con mis compañeros, hacerles escuchar ese mensaje, era importante”.

Los chicos de Trinity también necesitan esa libertad y liderazgo que tuvo mi hermana. ¿Cómo puedo justificar que amo un lugar que quiere proteger su derecho a rechazarme y a rechazar a personas que son como yo?

La diócesis anglicana afirma que las escuelas no expulsan a los estudiantes ni despiden a los maestros por sus tendencias sexuales. Sin embargo, sí mantienen el derecho a hacerlo y esto consolida la noción de que es inaceptable ser gay. La carta es un símbolo para los jóvenes que no han tenido el apoyo que Lily y yo tenemos y para los aplicados maestros que necesitan sus trabajos. Nos dice que no somos bienvenidos y que nuestra homosexualidad nos deja desprotegidos. 
Las instituciones religiosas no necesitan más protecciones, pero los estudiantes y profesores homosexuales, sí.

Luc estudia moda en la Ecole de la Chambre Syndicale de la Couture de París. Lily estudia derecho y escritura creativa en la University of Technology de Sidney.

Traducido por Emma Reverter

Rumania da la espalda al referéndum para vetar los matrimonios del mismo sexo

La baja participación, de solo el 20,4%, invalida la consulta y alivia a Bruselas, inquieta por las reformas judiciales y la corrupción del país

La primera ministra, Viorica Dancila, votando en el referéndum sobre el veto al matrimonio igualitario. FOTO: DANIEL MIHAILESCU (AFP) | VÍDEO: ATLAS

Rumania dio la espalda este fin de semana de forma abrumadora al referéndum que planteaba vetar constitucionalmente los matrimonios del mismo sexo. Con un 20,4% de participación, la consulta no alcanzó el umbral del 30% necesario para ser válida. El fracaso de la jornada supone un varapalo para el Gobierno socialdemócrata, acuciado por los escándalos de corrupción y los requerimientos de las instituciones europeas. Estas advierten de que las reformas emprendidas en el país socavan la independencia judicial y dificultan perseguir la corrupción.

El referéndum, impulsado por la conservadora Coalición por la Familia y apoyado por la Iglesia Ortodoxa, necesitaba el 30% para salir adelante. Sin embargo, solo el 20,4% de los ciudadanos fue a votar. Y ello pese a que, de forma inusual, el Gobierno dio dos días para ejercer el derecho al sufragio. Las asociaciones por los derechos humanos y activistas LGTBI habían llamado a la abstención para boicotear la jornada. La consulta planteaba si la Constitución debía ser modificada para cambiar la definición de “matrimonio”. La ley ahora fija que es “la unión libremente consentida entre dos esposos”. El cambio sometido a referéndum lo ciñe al vínculo “entre un hombre y una mujer”.

Ante las críticas internacionales y el tremendo malestar en su familia política europea, la primera ministra rumana, la socialdemócrata Viorica Dancila, aseguró que su partido no haría campaña. Y a eso se han vuelto a agarrar los líderes socialdemócratas tras constatar el rechazo de la ciudadanía a participar en el referéndum. Pero en la práctica no ha sido así. Vlad Viski, director ejecutivo de la organización LGTBI rumana MozaiQ, ha denunciado una campaña que ha definido “llena de odio”. “Ha habido un lenguaje agresivo, violento, en el que se ha llegado a decir que si gana el no se abriría la puerta a matrimonios con animales o a la poligamia”, ha denunciado. El activista se refiere a las palabras del líder del Partido Social Demócrata, Liviu Dragnea, que en una entrevista en la televisión rumana dijo que podían producirse uniones “entre un hombre y un animal”.

Los impulsores del referéndum han defendido que Rumania quiere recuperar los valores “conservadores” frente a las ideas progresistas de los países occidentales de la Unión Europea. Sin embargo, la sociedad civil del país advierte de una “cortina de humo” del Gobierno para tapar sus vergüenzas. “A los dirigentes del Partido Social Demócrata no le importan los matrimonios del mismo sexo, sino evitar la cárcel”, sostiene Sorin Ionita, miembro del think tankForum Expert y consultor de varias organizaciones internacionales. De hecho, en su etapa de europarlamentaria la actual primera ministra votó a favor de una resolución que instaba a los países a reconocer los matrimonios del mismo sexo.

Rumania ha vivido en los últimos tiempos manifestaciones multitudinarias contra la corrupción. Y justo este lunes Dragnea, líder del partido gubernamental, acude a los tribunales tras haber recurrido su segunda condena por abuso de poder. “Quieren hacer este referéndum para poder ir a Europa con un discurso emocional y populista. Pretenden decir: ‘¿Cómo vamos a ir a prisión si tenemos el apoyo de los ciudadanos?”, añade Ionita.

De momento, el Gobierno no podrá usar ese argumento, lo cual es un alivio para Bruselas. Pero solo en parte. El Gobierno rumano se ha convertido en el tercer quebradero de cabeza de las instituciones europeas en Europa del Este, después de la deriva de Hungría y Polonia, que han forjado una alianza para evitar un procedimiento disciplinario para investigar la degradación de sus sistemas democráticos. Y justo a las puertas de que, entre enero y junio del año que viene, ostente la presidencia rotatoria de la Unión Europea.

El Parlamento Europeo debatió esta semana la situación de Rumania, que se halla bajo supervisión desde su adhesión a la Unión Europea para verificar las reformas en materia de justicia y economía. Tras rebajar la participación necesaria para sacar adelante un referéndum del 50% al 30%, la UE teme que el Gobierno pueda aprobar reformas constitucionales de carácter populista. El vicepresidente primero de la Comisión Europea, Frans Timmermans, fue contundente al mostrar la “preocupación” de Bruselas por reformas que a su juicio socavan la separación de poderes y el castigo de la corrupción.

Advertencias de Bruselas

A finales de este mes, la Comisión tendrá en sus manos un nuevo informe de la Comisión de Venecia sobre los avances o retrocesos de Rumania. Y Timmermansdijo que “no dudará”, si es necesario, en acudir al Tribunal de Justicia de la UE. “Si la Comisión ha de ser severa en su evaluación, lo será. Si tiene que usar otros instrumentos, lo hará”, advirtió. Y, pese a no poder impedir la consulta, Timmermans recordó que los tratados comunitarios garantizan la igualdad de todos sus ciudadanos con independencia de su “orientación sexual”.

Rumania ya recibió, de hecho, un varapalo de la Corte de Luxemburgo, que la obligó a dar residencia a un ciudadano de Estados Unidos casado con otro del país. Rumania fue uno de los últimos países de la UE en despenalizar la homosexualidad, en 2001, y está a la cola de los países miembros (en la posición 25 de 28) en legislación igualitaria, según la organización ILGA-Europe.

El referéndum de este domingo también ha provocado malestar entre los socialdemócratas europeos, una delegación de los cuales se reunió con Dancila para recordarle los valores progresistas de la formación. El eurodiputado socialista Juan Fernando López Aguilar, que presidió la comisión de Libertades, Justicia e Interior de la Cámara, sostiene que Rumania no puede compararse con Hungría o Polonia pese a que las reformas del poder judicial y el código penal y los “casos de corrupción en el manejo de fondos europeos” suscitan “preocupación”.

“Rumania ha atendido las resoluciones del Tribunal de Justicia de la UE, la Comisión de Venecia y del Tribunal Constitucional del país”, afirma. Aun así, rechaza la posición de los socialdemócratas rumanos con el referéndum de este fin de semana. “Le dije a la primera ministra que debían tener el coraje de defender la posición contraria a esa reforma. El apoyo a la prohibición es inaceptable e incompatible con los valores del Partido Socialdemócrata europeo”, zanja.

Fracasa el referéndum de Rumanía contra el matrimonio gay por la alta abstención

Fracasa el referéndum de Rumanía contra el matrimonio gay por la alta abstención EL MUNDO (VÍDEO) / EFE (FOTO)

Los rumanos han ignorado el referéndum celebrado este fin de semana para vetar el matrimonio entre personas del mismo sexo y consagrar en la Constitución la “familia tradicional”. La consulta no superó el umbral del 30% del censo necesario para que fuera valida, una situación parecida a la que se vivió en Hungría tras el referendo sobre la reubicación de refugiados en la UE. Según datos de la Oficina Electoral Central sólo el 20,41% de los electores participó en el referendo.

Tres millones de firmas hicieron posible este referéndum, cuya sola celebración suponía un giro de llave en la cerradura del armario donde sigue Rumanía y la mayoría de sus vecinos con pasado comunista, proclives a consultas que azuzan a la fractura social.

La iniciativa no partió en este caso del Gobierno, en manos del populista Partido Social Demócrata (PSD), pero su simpatía por el sí fue explícita y su apoyo a los impulsores masivo, por lo que el resultado golpeaba al Ejecutivo. La primera ministra, Viorica Dancila había prometido no interferencia en la consulta a la UE, que ve con preocupación cómo se cortapisan derechos en su flanco Este y se crean bolsas de intolerancia.

Dancila no cumplió su palabra y tampoco los hombres fuertes del partido, empezando por su presidente, el controvertido Liviu Dragnea. “Saben qué es una familia tradicional. Es la formada por un hombre y una mujer que tienen niños”, declaró Dragnea, condenado por fraude electoral en 2016. Para la oposición conservadora, la única posición posible frente al referéndum era la abstención. Tanto el Partido Nacional Liberal (PNL) como la Unión Salvad Rumanía (USR) consideraban que Dragnea utilizaba la consulta como cortina de humo ante la tensión producida por los intentos de los socialdemócratas de aprobar leyes menos estrictas para delitos de corrupción.

En la calle, las estrategias políticas se percibían de otra manera. “La campaña ha generado cotas de odio intolerables. Nunca se habían visto tantos episodios homófobos”, denunció Amnistía Internacional en un comunicado al que se sumaron otras organizaciones no gubernamentales y el colectivo LGBT.

Para Mihai Gheorghiu, líder de la Coalición para la Familia, promotora del referéndum, éste nada tenía que ver con los LGTB y sus costumbres sino con la defensa de la familia tradicional ante quienes, algún día cercano o lejano, pretendieran cambiarlo. Y, por si algún rumano de los 19 millones que estaban llamados a las urnas no alcanzaba a entender lo que estaba en juego o decidía no votar “dos hombres podrán adoptar a tus hijos” y quién sabe lo que entonces ocurrirá, añadía Gheorghiu. “Defender el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer es defender la cabeza y el alma de nuestros hijos frente a una ideología de género y la homosexualidad”, dijo.

La Coalición para la Familia contó con el apoyo de la Iglesia Ortodoxa. Los profesores de religión hicieron campaña por el sí. En un mensaje leído tras la misa, el Patriarca Daniel apeló a los creyentes a ir a votar. Le desoyeron.

Arresto masivo en una supuesta fiesta gay en Yakarta

La policía indonesia arrestó a 141 hombres que supuestamente participaban en una fiesta gay en un sauna, informaron este lunes las autoridades, en una de las últimas operaciones de represión contra los homosexuales en el país musulmán más poblado del mundo.

Las autoridades se presentaron tarde el domingo en el edificio Atlantis de la capital Yakarta, que alberga un sauna y un gimnasio.

“Nuestros agentes realizaron una investigación encubierta y realizaron una redada en el lugar el domingo”, informó a la AFP el detective de alto rango Nasriadi, que como muchos indonesios se identifica con un sólo nombre.

La homosexualidad no es ilegal en Indonesia, el país musulmán más poblado del mundo, salvo en la conservadora provincia de Aceh.

Nasriadi precisó que 10 de las personas arrestadas podrían ser acusadas de cargos relacionados con la dura legislación contra la pornografía.

En ellos están los supuestos organizadores del evento y también hombres que presuntamente ejercían la prostitución o eran bailarines de striptease.

Estos cargos están penados con hasta 10 años de prisión.

Los otros detenidos todavía están siendo interrogados por la policía con potenciales testigos del caso, informó el detective.

En Indonesia hay una creciente intolerancia hacia la comunidad LGBT (Lesbianas, Gay, Bisexuales y Transgéneros), que desde el año pasado recibe ataques verbales de ministros, religiosos conservadores y grupo islámicos influyentes en la sociedad.

“La comunidad LGTB no denuncia judicialmente la violencia que sufre en Chechenia porque está aterrorizada”

Irina Gordienko, periodista de Novaya Gazeta. AGUSTÍN FONTENLA

Irina Gordienko es periodista del diario ruso independiente Novaya Gazeta. El 4 abril, tres días después de que su colega Elena Milashina publicara el primer artículo sobre el arresto y la tortura masiva de integrantes de la comunidad LGBT en la República rusa de Chechenia, recibió mensajes de víctimas y conocidos de ellas que le revelaron las detenciones, torturas, y humillaciones que habían sufrido a manos de las fuerzas de seguridad de esta región caucásica.

A partir de esos contactos, logró reunir información para precisar las condiciones en que sobrevive la comunidad LGBT en Chechenia, y porqué se aterrorizan cuando les sugieren la posibilidad de declarar ante un tribunal.

Su información permitió ampliar la denuncia periodística y las posibilidades de que se inicie una investigación judicial. El propio Vladímir Putin apareció en el principal canal de televisión de Rusia refiriéndose a la denuncia, dos temas (los derechos gays y Chechenia) que son prácticamente un tabú en la sociedad rusa. Con su consentimiento, el Defensor del Pueblo prometió investigar la denuncia.

Mientras tanto, las autoridades religiosas y políticas de Chechenia acusaron a la redacción de Novaya Gazeta de ser “traficantes de odio” y aseguraron que les darían un “castigo” sin límites. Aunque no es la primera vez que sufren intimidaciones, en esta oportunidad, se trata de la más seria que recibieron. La amenaza de clérigos y altos cargos del Gobierno partió de una reunión en una mezquita de esta región caucásica, a la que asistieron unas 15.000 personas, y que se transmitió por televisión.

Días atrás el Ministro de Asuntos Internos de Chechenia dijo que no se encontraron pruebas objetivas respecto a la denuncia sobre detenciones masivas, torturas y muertes de gays en Chechenia. ¿Cree que se podrá apelar esta resolución?

No hay forma de confiar en el gobierno de Chechenia, en su Comité de Investigación y en sus fuerzas de seguridad porque ellos lo hicieron, entonces qué van a investigar. En nuestro primer artículo dijimos que conocíamos gente que había sido torturada hasta la muerte, pero nunca los nombramos. Solo los nombramos ante la persona encargada del Comité Nacional de Investigación. Pero públicamente nunca lo hicimos para proteger a sus familiares. 

Nosotros teníamos tres, quizá cuatro nombres, y había varios otros de los que no estábamos seguros. Sobre uno de ellos, sabíamos que había sido detenido y torturado, pero luego desapareció y no pudimos encontrarlo. Sus familiares primero dijeron que estaba en un hospital en San Petersburgo, luego que estaba en un hospital en Europa. Y de repente, él apareció en su casa, en un pueblo en Chechenia. 

Entonces, Kadírov fue personalmente a su casa, y las autoridades chechenas dijeron que la prensa había mentido sobre la detención, tortura y muerte de esta persona, que en realidad estaba en su hogar, sana y salva. Sin embargo, nosotros nunca dijimos su nombre. Entonces, ¿cómo es que supieron que en nuestro artículo hablábamos de esta persona?

Después supimos que este hombre fue arrestado en un sótano de una estación policial en Grozni. Nadie sabía dónde estaba, y por eso las personas que lo conocían pensaban que estaba muerto.

Cuando esta campaña contra los gays en Chechenia se hizo pública, lo dejaron en libertad y lo llevaron a su casa. Cuando Kadírov estuvo allí, esta persona dijo, “los rumores sobre mi muerte fueron un poco exagerados”. Eso es ridículo. Esto muestra la situación de pánico en la que se encuentran las personas para denunciar públicamente lo que les sucede.

Entonces, ¿la única opción de que se juzgue a los culpables es que el Comité Nacional de Investigación ruso se decida a investigar?

Después de que publicáramos varios artículos, el Comité Nacional de Investigación empezó una pesquisa, que es el paso previo para abrir una investigación oficial. La persona encargada del Comité de Investigación de Rusia ha comenzado a analizar los hechos y nos entrevistó a mí y a Elena (Milashina), y brindamos toda la información que teníamos, por supuesto, obviando datos personales. 

Esta persona del Comité Nacional de Investigación trabajó en el Comité de Investigación del Cáucaso durante más de 10 años y sabe bien cómo trabajar en Chechenia.  Ahora se encuentra allí, interrogando a las fuerzas de seguridad, a funcionarios policiales, políticos, y religiosos. Es por eso que las autoridades de Chechenia están declarando públicamente que investigaron la denuncia y que no encontraron nada. Están en pánico y no saben qué hacer porque no esperaban esa reacción. Igual que nosotros no la esperábamos. 

Llevamos años escribiendo sobre las torturas y los asesinatos en el Cáucaso, y nunca sucedió nada. No sé si es que la gente se cansó de toda la situación con Chechenia, porque es un agujero negro, donde no hay justicia, ni leyes. Entonces, de pronto, precisamente porque es este tema de la comunidad LGTB, sucedió una explosión. De todas partes del mundo empezaron a fijarse en lo que sucedía en Chechenia. Fue una sorpresa.

El presidente checheno, Ramzán Kadírov. EFE

Activistas LGBT que ayudaron a algunas víctimas de esta persecución a escapar del Cáucaso, creen que esta vez habrá una investigación oficial porque las autoridades temen manifestaciones en la calle. ¿Está de acuerdo?

Esperamos que así sea. Pero una investigación oficial solo puede empezar con una condición. Si una de las personas detenidas y torturadas realiza una denuncia en la justicia. Sin víctimas que lo denuncien judicialmente, no habrá investigación. Nosotros (Novaya Gazeta) y la ONG LGBT Rusia, estamos trabajando para persuadir a estas personas de que presenten la denuncia jurídicamente, asegurándoles que en caso de que lo hagan, recibirán protección del Estado para ellos y sus familias.

¿El Estado ruso se encargaría de protegerlos?

Es muy sorprendente, pero la institución rusa que se encarga de esta materia es muy buena. Tenemos experiencias previas con gente de Chechenia que acordó presentarse como testigo de torturas realizadas por las fuerzas de Kadírov. Y ahora, por ejemplo, una de esas personas, junto a toda su familia, tiene otra identidad, otro pasaporte, y está viviendo legalmente en Europa. 

¿Cómo logró contactar con las víctimas? ¿Por qué tienen tanto miedo de denunciar los abusos?

Elena publicó su primer artículo el 1 de abril, y después, el 4 de abril, gente de Chechenia que reside en Europa me escribió diciéndome que toda la información publicada era cierta, y yo les dije que necesitaba testigos que confirmaran lo que me estaban diciendo. Entonces me dieron teléfonos de dos personas chechenas en Europa, a las que llamé, y una de ellas me dijo que era gay y que había dejado Chechenia en enero, y me dio el teléfono de una persona en Rusia con la que podía hablar.

Le llamé y me reuní con él unas tres horas. Esta persona me contó que era bisexual y que tenía esposa, hijos y un negocio muy exitoso. Me dijo que no participaba de ninguna fiesta o reunión LGTB, ni en Chechenia ni en otro lugar. En principio, no podría decir precisamente que era gay. Esto sucede porque en la sociedad chechena, cuando tienes 25 años, te empiezan a preguntar por qué no tienes mujer, por qué no tienes hijos… Entonces, puedes tenerlos solo para cumplir.

Esta persona me contó que estuvo detenida dos semanas, y que fue humillada y torturada. Tras ello, pensó en quedarse en Chechenia, pero unas semanas después una persona lo llamó, y entendió que la policía estaba vigilándolo, y decidió irse con su familia.

Cuando le pregunté a qué tenía miedo, dijo que temía más por su familia que por él mismo. Y es lo que sucede en la mayoría de los casos.

En Chechenia, una familia es un clan, que consiste en 10 familias. Si una persona del clan dice que es gay, será condenado públicamente junto a estas 10 familias. Sus integrantes serán deshonrados, despedidos de sus empleos y no podrán conseguir otros. Las mujeres no podrán casarse. Es una sociedad muy conservadora, y una persona que es excluida de la sociedad tras esta deshonra, puede ser escupida, insultada, o incluso que le incendien su casa. Su única salida es irse de ahí, y a dónde vas a ir, cómo vas a vivir.

¿Conoció algún caso donde la familia haya actuado contra un familiar gay para evitar esta supuesta “deshonra”?

Conocí la historia de una persona en un pueblo de Chechenia que todos sabían que era gay. Un hombre que tenía unos 50 años, que vivía por sus propios medios y que era muy discreta. Después de que comenzara esta detención masiva, él fue detenido, torturado y luego liberado. Tras su liberación, las fuerzas de seguridad convocaron a tres hombres de su familia, y los humillaron frente a otros familiares y policías. Después los forzaron a ‘abdicar’ de su relación familiar con esta persona gay. Entonces, los policías le dijeron que su clan estaba deshonrado y que podían hacer lo que quisieran con su familiar.

Posteriormente, el consejo de su pueblo le dijo a esta persona que las autoridades sabían que era gay, y que no podían poner en riesgo la honra de su clan, por lo tanto debía irse. 

Mucha gente en Chechenia no ha salido ni siquiera de su pueblo, e ir a Grozni (la capital) es algo muy importante. Así que imagina lo trágico que es para ellos irse a otra ciudad o, peor, a otro país.

Por su experiencia de haber trabajado en el Cáucaso y con lo que está sucediendo ahora con esta denuncia, ¿cree que habrá un impacto político en Chechenia?

Creo que sí, que está sucediendo ahora mismo. Después de las informaciones, hubo una mala reacción de las autoridades: esto es una “provocación”, son “mentiras”, “no hay testigos”. Incluso el Defensor del Pueblo dijo que era una “provocación”. Pero luego nos comunicamos con algunos funcionarios, y les explicamos que muchas víctimas no quieren hacer la denuncia judicial porque están asustados no solo por ellos, sino por sus familias.

Posteriormente hubo una reunión en el Kremlin, entre Putin y Kadírov. Supuestamente era una reunión para hablar de asuntos sociales y económicos, pero creo, personalmente, que la principal razón por la que el presidente convocó a Kadírov fue por las denuncias sobre la represión a la comunidad LGTB, y a raíz de la presión internacional. El Kremlin estaba en shock con esta reacción en Europa y otros países. 

Tratamos de informar a Putin de la situación real, y luego, el Defensor del Pueblo, en esta reunión, habló de formar un grupo especial para investigar esta denuncia.

Putin prometió esto, y fue transmitido en el canal de televisión Rusia 1 (el principal canal ruso). Eso podrían haberlo dejado sin problemas fuera de cámara, pero fue como una señal para los países de Occidente de que Putin está al tanto de la situación, y está comprometido a investigarlo. Eso no significa que realmente vaya a suceder algo pero toda esta situación, que Putin esté hablando en el canal Rusia 1, sobre personas gays, sobre Chechenia, y que prometa alguna investigación, esto es increíble.

Por eso creo que esto ya tiene un impacto muy negativo en Kadírov. Tendrá consecuencias, pero dudo que podamos verlas públicamente. 

Sabemos cómo fue la reacción en Chechenia, y también la reacción internacional. Pero ¿cuál fue la reacción en las grandes ciudades rusas?

Es difícil decirlo porque Rusia es un país muy conservador. La gente tiene una actitud muy escéptica hacia temas que involucran a la comunidad LGTB. Las personas que están interesadas en asuntos sociales y políticos, y que saben lo que está sucediendo en Chechenia, saben que no es solo sobre LGTB, sino sobre defender los derechos humanos en general. En Chechenia hay muchas cárceles secretas, en donde integrantes de diversos grupos sociales son arrestados. Pero la otra gente, que no está interesada en asuntos sociales y políticos, realmente no les importa. No leen los diarios, ni investigan en internet.

Por otra parte, lo que sucedió con LGTB Rusia, la ONG que lanzó una línea telefónica (para que víctimas de esta comunidad soliciten ayuda) es de una magnitud enorme, por la cantidad de llamadas que recibieron desde el Cáucaso desde que publicamos los artículos.

Una de las personas que fue arrestada decía en su testimonio que antes que matarlos, por los menos podrían llevarlos a un hospital. Es decir, consideran que su orientación sexual es una enfermedad.

Esa es una opinión muy extendida entre gente con falta de educación. Otro tema es que en el Cáucaso, hay un descreimiento total con la institución psiquiátrica, si vas al psicólogo es porque tienes un problema mental grave, y no puedes encargarte de tu mujer. 

¿Esto pasa solo en Chechenia o en grandes ciudades rusas también?

No, también sucede en grandes ciudades rusas, incluso en Moscú. Aquí, por ejemplo, cuando los familiares, especialmente los padres, descubren que su hijo es gay lo fuerzan a ser internado en una clínica psiquiátrica. De todas formas, aquí hay muchas fuentes de información para entender que no se trata de una enfermedad. Pero en ciudades pequeñas, la gente realmente lo cree así.

Todos los trabajadores de Novaya Gazeta fueron amenazados por clérigos chechenos, el gobierno de esa región y una multitud de ciudadanos de Chechenia que se reunió el 13 de abril en una mezquita. ¿Tienen miedo?

Ya fuimos amenazados muchas veces, aunque esta vez fue más intenso. Incluso antes de esta reunión de los clérigos, Kadírov dijo que los periodistas de Novaya Gazeta debíamos ponernos de rodillas y pedir perdón a él y a la nación chechena. Creo que es demasiado ambicioso, ridículo, y le deseo suerte… Creo que la persona debe estar preocupada si escribe mentiras, pero estoy tranquila porque lo que escribimos es cierto, está respaldado por los hechos.

En Occidente muchos medios y personas ponen en cuestión que exista libertad de prensa en Rusia. ¿Qué diría al respecto?

No sé si hay libertad de prensa o no, o si tenemos alguna libertad de prensa, pero estamos realmente trabajando, y estamos escribiendo sobre lo que opinamos, investigando asuntos inconvenientes, y logramos publicarlos. Es realmente muy, muy difícil, y debo decir que nuestro director, Dimitri Moratov es un héroe de nuestros días porque soporta una enorme presión, y hace enormes esfuerzos diplomáticos para que no se cierre el periódico y no dejar que algunas autoridades, que son nuestros enemigos, logren cerrarlo.

Fillon propone recortes sociales y rechaza la adopción en parejas gais

El ex primer ministro lidera las primarias con el programa más conservador de la derecha francesa

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Fillon, ganador de la primera vuelta de las primarias, este lunes en París. FOTO: AP / VÍDEO: REUTERS-QUALITY

Los votantes conservadores franceses dejaron claro el domingo pasado que quieren una derecha clásica, ortodoxa, católica. Ni centrista, como propone Alain Juppé, ni escorada a la ultraderecha, como quería Nicolas Sarkozy. Los electores prefieren a François Fillon, el más conservador, el más clásico, capaz de atraer a todo el arco de la derecha: desde los moderados hasta los más duros. Fillon ganó la primera vuelta con el 44%, según resultados preliminares, frente al 28% de Juppé y el 20% de Sarkozy.

Ex primer ministro entre 2007 y 2012, ministro seis veces y en puestos políticos desde los 23 años, Fillon transmite a sus 62 años el discurso propio de un dirigente duro y firme ante el terrorismo o la migración; liberal en sus recetas económicas y agresivo en su empeño de rebajar logros sociales y ciudadanos.

El hombre con grandes posibilidades de ser el próximo presidente de la República, porque capitalizaría el apoyo electoral para frenar al Frente Nacional de Marine Le Pen, quiere endurecer la ya controvertida reforma laboral dando mayor protagonismo a los acuerdos internos en las empresas. Por ejemplo, para que puedan saltarse el límite legal de 35 horas laborales por semana. El único margen sería las 48 horas que como máximo fija también la ley.

En su afán por adelgazar el peso del Estado, pretende reducir en 100.000 millones el gasto público (hoy en el 54,6% del PIB, uno de los más altos del mundo) o eliminar medio millón de puestos de funcionarios (hay 5,6 millones). Los que queden deberán trabajar al menos 39 horas por semana, cuatro más que ahora. También quiere retrasar a 65 años la edad de jubilación (ahora en 62).

Por el contrario, se propone rebajar y suprimir impuestos y cargas sociales a las empresas para que se ahorren 50.000 millones de euros en cinco años. En la actual legislatura socialista, la rebaja ya ha sido de 40.000 millones. Hasta aquí, el programa es muy similar al de su rival en la segunda vuelta, Alain Juppé.

Frente al yihadismo y el islamismo radical, la mano dura es la única fórmula de Fillon. Quiere expulsar de Francia a todo sospechoso con doble nacionalidad y prohibir el regreso a los franceses que hayan ido a combatir a Siria o Irak. También es partidario de prohibir el burkini, a pesar de que el Consejo de Estado rechaza ese veto.

En política exterior, Fillon pretende recomponer las relaciones con Rusia. Las sanciones por la anexión de Crimea no las ve con buenos ojos. Y quiere una alianza con Moscú, y hasta con el régimen de Bachar el Asad, para acabar con el Estado Islámico (ISIS en sus siglas en inglés).

La vena conservadora también es nítida con respecto a la política europea. Planea un referéndum sobre el reparto de refugiados entre los países de la Unión Europea, como el de Hungría el mes pasado. También plantea consultas populares sobre la reducción de escaños parlamentarios, la reforma territorial, la desaparición de regímenes especiales de jubilación o la introducción en la Constitución de un necesario equilibrio presupuestario.

Católico practicante, hijo de militantes conservadores y padre de cinco hijos, Fillon se ha mostrado muy comprensivo con la Manif pour Tous, el exitoso movimiento de la derecha contra el matrimonio homosexual. Por eso, se propone prohibir la adopción por parte de parejas gais, hoy legal en Francia.

“Fillon es una síntesis casi perfecta de las derecha”, asegura el analista e historiador Benoît Pellistrandi. “Seduce al núcleo duro y a los centristas, pasando por los democristianos”.

México entierra su proyecto de bodas y adopciones gays bajo la sombra de Trump

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Con claras sospechas de alevosía y nocturnidad la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados de México ha desechado el proyecto de bodas y adopciones gays que hace sólo unos meses presentó a bombo y platillo el presidente mexicano Enrique Peña Nieto.

En medio del huracán Trump, cuando en el país no hay hueco para nada que no sea divagar sobre las graves consecuencias que puede tener la llegada del republicano a la Casa Blanca, sus señorías han decidido acabar con la reforma que había enfrentado en las calles a partidarios y contrarios a la regulación de la adopción y matrimonio por parte de parejas homosexuales.

El pasado 17 de mayo el mandatario mexicano anunciaba en su cuenta de Twitter, con motivo del día Nacional de Lucha contra la Homofobia, que “firmé iniciativas de reforma para impulsar que el matrimonio igualitario en la Constitución y en el Código Civil Federal“.

La medida, que en aquel momento parece que buscaba moderar la imagen de Peña Nieto atacada por los sectores más progresistas, comenzó a tambalearse cuando dos semanas después del anuncio el Partido Revolucionario Institucional (PRI), partido del Gobierno, se llevó su más sonoro varapalo histórico en unos comicios regionales.

Entonces muchas voces dentro del partido achacaron la derrota a la movilización contraria de amplios sectores católicos o vinculados a la Iglesia. Desde el renovado PRI, que tras la debacle de los comicios eligió como presidente a Enrique Ochoa, ya se anunció días después que “la medida no era prioritaria para esta legislatura, había cosas más importantes”. Un aviso evidente de que el barniz de progresismo que se pretendía dar no parecía el mejor camino a las urnas de 2018 para el segundo país del mundo con más población católica.

Finalmente se ha decidido enterrar hoy mismo el proyecto legal ante un escenario electoral próximo poco halagüeño. El problema ahora es la imagen con la que queda Peña Nieto, jefe del Ejecutivo, que ve cómo una propuesta personal que él mismo asumió como propia es rechazada en la Asamblea con los votos de su propio partido. ¿Manda el presidente en la bancada del PRI o ya cada uno toca la partitura por libre?

En total, ha habido 19 votos en contra, entre los que estaban los legisladores del PRI, los del conservador Partido Acción Nacional, el Partido Verde, Nueva Alianza y Encuentro Social. A favor votaron los siete representantes de los izquierdistas Morena y el Partido de la Revolución Democrática junto un diputado del PRI que se saltó la disciplina de voto. Hubo también una abstención del representante de Movimiento Ciudadano.

Se acaba aquí por tanto el recorrido de una ley que pretendía instaurar federalmente, ya existe en algunos estados, el matrimonio y adopciones de personas del mismo sexo. La norma, que había conseguido sacar a miles de personas a protestar a las calles, se diluye el día perfecto, el día que no queda hueco para nada que no sea Donald Trump.

Reino Unido indultará a 65.000 condenados por ser homosexuales

Los 15.000 que siguen vivos deberán solicitar acogerse a la llamada ‘ley Turing’

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Alan Turing, de joven.

Reino Unido indultará a decenas de miles de hombreshomosexuales y bisexuales británicos condenados por mantener relaciones con personas del mismo sexo; una práctica considerada delito en Inglaterra y gales hasta 1967. A través de una enmienda a la legislación promovida por el Gobierno, se exonerará a más de 50.000 hombres; la mayoría ya fallecidos. Quienes ya no estén con vida, recibirán automáticamente el indulto póstumo y el delito desaparecerá de su historial de antecedentes penales. Sin embargo, los alrededor de 15.000 penados que aún están vivos sólo podrán obtener el perdón formal tras enviar una solicitud al Ministerio de Interior, que estudiará cada caso.

La medida, iniciada tras una campaña liderada por los liberal-demócratas, es consecuencia de la llamada Ley Turing, que hace referencia al caso de Alan Turing (1912-1954), el genio matemático que descifró el código Enigma utilizado por los nazis en sus comunicaciones. Considerado entonces un héroe nacional por haber contribuido a la victoria de los aliados en la Segunda Guerra Mundial, fue condenado en 1952 por atentar contra la moral pública por su relación con un hombre de 19 años. Turing declinó defenderse y se sometió a castración química para evitar la cárcel. Dos años después se suicidó en su laboratorio tras morder una manzana con trazas de cianuro, según la investigación oficial.

El 24 de diciembre de 2013, la reina Isabel II promulgó un edicto que concedió a Turing el indulto a título póstumo. Un hecho que el entonces primer ministro David Cameron celebró en un tuit: “Me alegro de que Alan Turing haya recibido un indulto real. Al descifrar el código Enigma en la Segunda Guerra Mundial jugó un papel fundamental en la salvación de este país”. En seguida comenzaron a elevarse voces que exigían que la medida se extendiera a los miles de homosexuales, famosos o anónimos, perseguidos en el pasado por su orientación sexual. La protesta popular cristalizó en una campaña que en 2015 logró reunir casi 640.000 firmas y que contó con el apoyo de figuras públicas como Stephen Hawking o el actor Benedict Cumberbatch, que interpretó a Turing en la película The imitation game.

El diputado liberal demócrata John Sharkey, que fue quien impulsó la iniciativa legal que consumó el perdón a Turing, aplaudió el acuerdo que permitirá cambiar la ley: “Es un día trascendental para miles de familias en todo el Reino Unido que han estado haciendo campaña por este asunto durante décadas”. El conservador Sam Gyimah, un alto cargo del Ministerio de Justicia, señaló: “Es enormemente importante que indultemos a las personas condenadas por delitos sexuales pasados que hoy serían consideradas inocentes de cualquier crimen”.

Para otros, sin embargo, la enmienda se queda corta. Paul Twocock, de la organización Stonewall, que defiende los derechos de la comunidad de gais, lesbianas, transexuales, bisexuales e intrsexuales (LGTBI), considera que la medida “no llega lo suficientemente lejos”. En declaraciones a la BBC, el escritor y activista George Montague, que fue condenado en 1974, exigió una disculpa en lugar de un indulto: “Aceptar un indulto significa que aceptas que eras culpable. Yo no fui culpable de nada; sólo de estar en el lugar incorrecto en el momento inoportuno”.

Por su parte, el diputado John Nicolson ha propuesto que el indulto general se aplique también a los vivos sin necesidad de que tengan que solicitarlo expresamente. Su proposición se debatirá este viernes en el parlamento, pero el Gobierno ya anunciado que no la apoyará. “Un indulto general, sin las investigaciones detalladas del Ministerio de Interior, podría hacer que personas culpables de infracciones que todavía se consideran delito hoy reclamen ser exoneradas”, ha asegurado Gyimah. “Nuestra vía será más rápida y más justa”.

Mantener relaciones homosexuales consentidas entre mayores de 21 años se despenalizó por primera vez en Inglaterra y Gales en 1967 (en Escocia sucedió en 1980 y en Irlanda del Norte, en 1982), aunque la ley seguía siendo discriminatoria con respecto a los heterosexuales y observaba excepciones, como una edad de consentimiento sexual mayor, que en años posteriores se fueron subsanando.

El pasado mayo, el Gobierno alemán dio un paso similar al anunciar queindemnizará y eliminará los antecedentes de miles de hombres condenados hasta 1994 por ser homosexuales, una práctica que el Código Penal alemán castigaba con hasta seis años de prisión.