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Gay sí, pero que no se note

16 May, 2017/in Artículo, EL DIARIO, HOMOFOBIA @es, Homosexualidad /by Editorea
  • La ‘plumofobia’ es un tipo de discriminación que penaliza a aquellos que no responden a las expectativas de lo que se supone que es ser hombre o mujer
  • También se ejerce desde el propio colectivo LGTBI porque “vivir en la diversidad no te convierte automáticamente en tolerante con todas sus expresiones”, analiza la activista Sylvia Jaén
  • “Existe la premisa de que ya hay bastante tolerancia, pero eso sí, siempre que la persona sea ‘normal'”, dice la trabajadora social Esther Martínez

Marcha del Orgullo LGTBI en Bruselas / EFE EFE

“¿No jodas que eres…? Pues no se te nota nada, tío”. Un hombre responde así en medio de una cena de amigos a otro que ha comentado lo guapo que es el camarero. Frases similares a “solo hombres masculinos, abstenerse locas” llenan cada vez más perfiles de aplicaciones móviles para conocer gente. “Que reivindiquen lo que quieran, pero ¿por qué tienen que ir así? Con maquillaje, purpurina y dando el cante”, exclaman algunos refiriéndose a la celebración del Orgullo LGTBI.

 Ese “dar el cante” es salirse de los roles de género, escapar del molde y no responder a las expectativas diseñadas sobre lo que se entiende que es ser hombre y ser mujer. Una diversidad que encarnan muchas personas a las que la sociedad penaliza mediante la llamada plumofobia: “La aversión irracional hacia el amaneramiento de los gays o masculino de las lesbianas”, define el activista LGTBI Andrea Puggelli.

Se trata de una forma de homofobia que marca a aquellas personas que se muestran diferentes y parte de “una sociedad en la que el género es estanco, solo hay una forma de ser hombre y de ser mujer y si te sales de esos cánones, de esos mandatos de género, te conviertes en un peligro”, explica Esther Martínez, trabajadora social que imparte formación en diversidad afectivo sexual y de género en las aulas.

Para la experta, es clave relacionar esta discriminación con el avance que los derechos LGTBI han experimentado en nuestro país porque “se legitima la plumofobia bajo la premisa de que ya hay bastante tolerancia permitiendo determinados derechos, pero eso sí, siempre que la persona sea ‘normal’. El típico ‘gay, sí, pero que no se note’ o el frecuente ‘¿por qué tienes que hacer bandera de tu condición?'”, ejemplifica Martínez.

Lo mismo piensa la feminista y la integrante del colectivo LGTBI Gamá de Gran Canaria, Sylvia Jaén, que hace hincapié en que “parece como si cumpliendo la expectativa de lo que la sociedad espera de ti, se te perdonase ser lesbiana o ser gay”.

La plumofobia de la propia comunidad

“Somos las cuestionadas y las que ofendemos porque estamos enfrentándonos a lo hegemónico”, dice Miguel Ángel López, psicólogo y profesor de Psicología Social de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, que cuenta como anécdota lo que escuchó no hace mucho en una plaza madrileña. “Estaba sentado en un banco observando a dos grupos de adolescentes y de repente escuché ‘a mí me gustan los hombres, pero no como el rubio aquel, que tiene una pinta de pasivaza…'”.

Este es un insulto que a veces circula en foros o conversaciones para describir de manera ofensiva los roles que pueden darse en una relación sexual. Es decir, aquel que encarna un rol considerado femenino y que, por lo tanto, se escapa de los estereotipos de género, es penalizado. Para López, esto entronca con la plumofobia entendida como “el miedo a que un hombre se parezca a lo considerado de mujer”.

López recuerda que la plumofobia no solo se da por parte de personas heterosexuales, sino que es un tipo de discriminación que también se ejerce en el propio colectivo LGTBI porque “lo que hace es reproducir el binarismo de género que ya existe en la sociedad”, analiza Puggelli. En su opinión, esto hace que la plumofobia “sea más común y esté más extendida” que la LGTBfobia.

De este modo “el oprimido acaba siendo opresor”, remarca López, que insiste en que “igual que hablamos de heteronormatividad –la imposición de la heterosexualidad y determinados roles como única posibilidad– también existe lo homonormativo: Es como si hubiera formas de mostrarse, comportarse y de ser gay o lesbiana más válidas y otras menos”.

Ambos coinciden en que se trata de un intento de “normalización” porque “el hecho de vivir dentro de la diversidad no te hace automáticamente ser tolerante con todas sus expresiones”, añade Jaén, que insiste en que este tipo de “homofobia interiorizada” en algunos contextos LGTBI “emana de que lo primero que pide el sistema es que encajemos. Por eso hay muchas personas que modulan su pluma en los centros de trabajo y fuera no”.

Reivindicar la pluma

La plumofobia no solo la experimentan las personas homosexuales o bisexuales, también las heterosexuales que no responden a los mandatos de género. Esta es una de las principales conclusiones del informe Abrazar la diversidad, elaborado por el Instituto de la Mujer en 2015, según el cual un 20% del alumnado ha sido testigo de agresiones homófobas o tránsfobas en las aulas. Una violencia que no solo se da contra los niños o niñas que han manifestado su orientación sexual, sino contra aquellos que tienen pluma.

Según los expertos, la plumofobia está directamente relacionada con las agresiones LGTBIfóbicas, tal y como ejemplifica Martínez: “Cuando me llaman bollera o me insultan por la calle lo hacen por mi pluma. Te aseguro que nadie me ha preguntado antes si me gustan las mujeres”. Algo similar relata López, que dice sentir inseguridad caminando por la noche si se cruza con un grupo de hombres. “Intento disimular mi pluma, intento andar más macho porque no sé si voy a sufrir una agresión. Y tengo tan asumido esto que lo normalizo”, explica.

Pero son múltiples las direcciones en las que se da la plumofobia, de modo que en determinados ambientes no se esgrime como caldo de cultivo de una agresión. Esto ocurre, analiza el docente, “entre algunos heterosexuales que se sienten amenazados si un homosexual no tiene pluma. Si la tiene, queda claro y eso les tranquiliza. Para sus amigos maricas está muy bien, aunque no la querrían para ellos”.

Aunque según las personas consultadas para este reportaje la plumofobia suele estar más extendida entre hombres homosexuales o bisexuales, también las mujeres la sufren. En opinión de Martínez, se trata de una doble cuestión: por un lado, existe más visibilidad entre los hombres –”¿cuántas lesbianas visibles se atreven a lucir su pluma públicamente?”, se pregunta–. Por otro lado, lo relaciona con el machismo porque “el hombre afeminado es una amenaza a la masculinidad hegemónica”.

Sin embargo, esa visibilidad pública, por ejemplo en la televisión, que puede dar lugar a plumofobia, es también una forma de utilizarla positivamente, en opinión de Jaén, porque “genera imaginario colectivo y muestra una salida positiva a la discriminación recibida”. Es decir, es una manera de reivindicar la pluma y utilizarla políticamente: “La pluma tiene la cualidad de seguir siendo revolucionaria. Es rebelde, molesta y recuerda que no todos tenemos que pasar por el mismo aro”.

https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png 0 0 Editorea https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png Editorea2017-05-16 15:54:542018-05-17 15:58:10Gay sí, pero que no se note

Gay sí, pero que no se note

16 May, 2017/in Artículo, EL DIARIO, HOMOFOBIA @es, Homosexualidad, Libertad sexual /by Editorea
  • La ‘plumofobia’ es un tipo de discriminación que penaliza a aquellos que no responden a las expectativas de lo que se supone que es ser hombre o mujer

  • También se ejerce desde el propio colectivo LGTBI porque “vivir en la diversidad no te convierte automáticamente en tolerante con todas sus expresiones”, analiza la activista Sylvia Jaén

  • “Existe la premisa de que ya hay bastante tolerancia, pero eso sí, siempre que la persona sea ‘normal'”, dice la trabajadora social Esther Martínez

Marcha del Orgullo LGTBI en Bruselas / EFE EFE

“¿No jodas que eres…? Pues no se te nota nada, tío”. Un hombre responde así en medio de una cena de amigos a otro que ha comentado lo guapo que es el camarero. Frases similares a “solo hombres masculinos, abstenerse locas” llenan cada vez más perfiles de aplicaciones móviles para conocer gente. “Que reivindiquen lo que quieran, pero ¿por qué tienen que ir así? Con maquillaje, purpurina y dando el cante”, exclaman algunos refiriéndose a la celebración del Orgullo LGTBI.

Ese “dar el cante” es salirse de los roles de género, escapar del molde y no responder a las expectativas diseñadas sobre lo que se entiende que es ser hombre y ser mujer. Una diversidad que encarnan muchas personas a las que la sociedad penaliza mediante la llamada plumofobia: “La aversión irracional hacia el amaneramiento de los gays o masculino de las lesbianas”, define el activista LGTBI Andrea Puggelli.

Se trata de una forma de homofobia que marca a aquellas personas que se muestran diferentes y parte de “una sociedad en la que el género es estanco, solo hay una forma de ser hombre y de ser mujer y si te sales de esos cánones, de esos mandatos de género, te conviertes en un peligro”, explica Esther Martínez, trabajadora social que imparte formación en diversidad afectivo sexual y de género en las aulas.

Para la experta, es clave relacionar esta discriminación con el avance que los derechos LGTBI han experimentado en nuestro país porque “se legitima la plumofobia bajo la premisa de que ya hay bastante tolerancia permitiendo determinados derechos, pero eso sí, siempre que la persona sea ‘normal’. El típico ‘gay, sí, pero que no se note’ o el frecuente ‘¿por qué tienes que hacer bandera de tu condición?'”, ejemplifica Martínez.

Lo mismo piensa la feminista y la integrante del colectivo LGTBI Gamá de Gran Canaria, Sylvia Jaén, que hace hincapié en que “parece como si cumpliendo la expectativa de lo que la sociedad espera de ti, se te perdonase ser lesbiana o ser gay”.

La plumofobia de la propia comunidad

“Somos las cuestionadas y las que ofendemos porque estamos enfrentándonos a lo hegemónico”, dice Miguel Ángel López, psicólogo y profesor de Psicología Social de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, que cuenta como anécdota lo que escuchó no hace mucho en una plaza madrileña. “Estaba sentado en un banco observando a dos grupos de adolescentes y de repente escuché ‘a mí me gustan los hombres, pero no como el rubio aquel, que tiene una pinta de pasivaza…'”.

Este es un insulto que a veces circula en foros o conversaciones para describir de manera ofensiva los roles que pueden darse en una relación sexual. Es decir, aquel que encarna un rol considerado femenino y que, por lo tanto, se escapa de los estereotipos de género, es penalizado. Para López, esto entronca con la plumofobia entendida como “el miedo a que un hombre se parezca a lo considerado de mujer”.

López recuerda que la plumofobia no solo se da por parte de personas heterosexuales, sino que es un tipo de discriminación que también se ejerce en el propio colectivo LGTBI porque “lo que hace es reproducir el binarismo de género que ya existe en la sociedad”, analiza Puggelli. En su opinión, esto hace que la plumofobia “sea más común y esté más extendida” que la LGTBfobia.

De este modo “el oprimido acaba siendo opresor”, remarca López, que insiste en que “igual que hablamos de heteronormatividad –la imposición de la heterosexualidad y determinados roles como única posibilidad– también existe lo homonormativo: Es como si hubiera formas de mostrarse, comportarse y de ser gay o lesbiana más válidas y otras menos”.

Ambos coinciden en que se trata de un intento de “normalización” porque “el hecho de vivir dentro de la diversidad no te hace automáticamente ser tolerante con todas sus expresiones”, añade Jaén, que insiste en que este tipo de “homofobia interiorizada” en algunos contextos LGTBI “emana de que lo primero que pide el sistema es que encajemos. Por eso hay muchas personas que modulan su pluma en los centros de trabajo y fuera no”.

Reivindicar la pluma

La plumofobia no solo la experimentan las personas homosexuales o bisexuales, también las heterosexuales que no responden a los mandatos de género. Esta es una de las principales conclusiones del informe Abrazar la diversidad, elaborado por el Instituto de la Mujer en 2015, según el cual un 20% del alumnado ha sido testigo de agresiones homófobas o tránsfobas en las aulas. Una violencia que no solo se da contra los niños o niñas que han manifestado su orientación sexual, sino contra aquellos que tienen pluma.

Según los expertos, la plumofobia está directamente relacionada con las agresiones LGTBIfóbicas, tal y como ejemplifica Martínez: “Cuando me llaman bollera o me insultan por la calle lo hacen por mi pluma. Te aseguro que nadie me ha preguntado antes si me gustan las mujeres”. Algo similar relata López, que dice sentir inseguridad caminando por la noche si se cruza con un grupo de hombres. “Intento disimular mi pluma, intento andar más macho porque no sé si voy a sufrir una agresión. Y tengo tan asumido esto que lo normalizo”, explica.

Pero son múltiples las direcciones en las que se da la plumofobia, de modo que en determinados ambientes no se esgrime como caldo de cultivo de una agresión. Esto ocurre, analiza el docente, “entre algunos heterosexuales que se sienten amenazados si un homosexual no tiene pluma. Si la tiene, queda claro y eso les tranquiliza. Para sus amigos maricas está muy bien, aunque no la querrían para ellos”.

Aunque según las personas consultadas para este reportaje la plumofobia suele estar más extendida entre hombres homosexuales o bisexuales, también las mujeres la sufren. En opinión de Martínez, se trata de una doble cuestión: por un lado, existe más visibilidad entre los hombres –”¿cuántas lesbianas visibles se atreven a lucir su pluma públicamente?”, se pregunta–. Por otro lado, lo relaciona con el machismo porque “el hombre afeminado es una amenaza a la masculinidad hegemónica”.

Sin embargo, esa visibilidad pública, por ejemplo en la televisión, que puede dar lugar a plumofobia, es también una forma de utilizarla positivamente, en opinión de Jaén, porque “genera imaginario colectivo y muestra una salida positiva a la discriminación recibida”. Es decir, es una manera de reivindicar la pluma y utilizarla políticamente: “La pluma tiene la cualidad de seguir siendo revolucionaria. Es rebelde, molesta y recuerda que no todos tenemos que pasar por el mismo aro”.

https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png 0 0 Editorea https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png Editorea2017-05-16 15:54:092017-05-31 15:56:02Gay sí, pero que no se note

Maiatzaren 17an, Nazioarteko Homofobiaren aurkako egunean, hainbat ekitaldi burutuko dira Euskal Herrian. Adi egon eta parte hartu!!

14 May, 2017/in EHGAM Berri /by Editorea

 

Un año más nos encontramos los colectivos y las personas disidentes sexuales y de género ante el día 17 de mayo, en el que intentamos reivindicar y construir una sociedad sin lesbofobia, homofobia, bifobia, transfobia, transmisoginia, serofobia y demás lacras que no tienen cabida en una sociedad libre en la que cada persona pueda visualizarse en toda su complejidad sin miedo a les demás.

 

Nos volvemos a preguntar si estamos, al menos, un poco mejor que en la celebración anterior, si hemos avanzado algo en los últimos meses, si han servido de algo nuestros esfuerzos en el último año.

Y un año más, si somos sinceres, tenemos que ser pesimistas en nuestra respuesta.

 

En nuestro ámbito más local y cercano, seguimos sin tener acordado con nuestras instituciones un protocolo contra la LGTB+fobia que nos permita una respuesta rápida y efectiva en los casos de ataques de odio, seguimos sin  tener una interlocución fluída con las instituciones para coordinar las acciones necesarias para construir conjuntamente una sociedad más libre, y seguimos sin experimentar la existencia de una fiscalía contra la LGTB+fobia que actúe de oficio cuando es necesario.

 

Lo que ocurre en el estado español da miedo. El nacional-catolicismo campa a sus anchas, y entre los obispos por su lado y las asociaciones kristo-fascistas y sus autobuses por otro, prácticamente no hay día en que no conozcamos algún caso de agresión contra nuestro colectivo. Tenemos también en cuenta la violencia empleada de forma sistemática en nuestro estado para seguir denegándonos derechos, como es el caso del desabastecimiento hormonal para personas trans o las dificultades a las que se enfrentan familias no cisheteronormativas.

 

Y lo que ocurre en el ámbito internacional produce pánico. A los miles de asesinatos anuales de compañeras y compañeros, especialmente  de activistas lgtbi+ y de personas trans, se unen las agresiones desde las instituciones como lo que está ocurriendo en este mismo momento en Chechenia, donde las personas disidentes sexuales y de género son secuestradas, internadas en campos de concentración, torturadas, asesinadas.

 

Políticamente, Europa se encuentra en un proceso de retroceso de libertades conquistadas y de avance de la intransigencia; esta situación nos está pasando factura, y más nos va a pasar si no conseguimos ponerle freno. No podemos obviarlo, no podemos dejarlo pasar de largo como si no nos afectara. Necesitamos estar organizades y actives para dar respuesta a cada caso de agresión que conozcamos, para poder vivir un día en esa sociedad que soñamos.

 

En este día 17 de mayo, en el que celebramos que la homosexualidad dejó de ser considerada una enfermedad mental, queremos además mostrar toda nuestra solidaridad con el movimiento trans, con las personas trans, con sus activistas y con sus familiares,  porque hoy en día la batalla contra la despatologización de las personas trans aún no ha sido definitivamente ganada, y porque en ese frente se están dando muchas batallas que nos afectan a todes nosotres.

 

La organización y la lucha es fundamental, ánimo que entre todes podemos.

 

Coordinadora 28j de Bizkaia

https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png 0 0 Editorea https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png Editorea2017-05-14 11:19:572017-05-17 15:01:13Maiatzaren 17an, Nazioarteko Homofobiaren aurkako egunean, hainbat ekitaldi burutuko dira Euskal Herrian. Adi egon eta parte hartu!!

Maiatzaren 17an, Nazioarteko Homofobiaren aurkako egunean, hainbat ekitaldi burutuko dira Euskal Herrian. Adi egon eta parte hartu!!

14 May, 2017/in EHGAM Berri /by Editorea

Urtero bezala, bertan gara, maiatzaren 17an sexu eta genero disidenteen elkarte eta kolektiboak, lesbofobia, homofobia, bifobia, transfobia, transmisoginia, serofobia eta bestelako gaitzik gabeko gizarte libre bat aldarrikatzeko, zeinetan pertsona guztiek euren osotasunean adierazi dezaketen euren burua.

 

Berriz ere pasa den urtean baina pixka bat hobeto gauden galdetzen diogu geure buruari, ea geure esfortzuak inolako eraginik izan duen urte honetan zehar. Eta, beste urte batez, egiari erantzunez, ezekoan gaude ez baitugu hobera egin.

 

Gorroto erasoen aurrean erantzun azkar eta eraginkor bat ematea ahalbidetzen digun LGTB+fobiaren aurkako legerik gabe jarraitzen dugu. Erakundeekin komunikazio eraginkorrik gabe jarraitzen dugu, eta horrela ezin dugu gizarte aske baten alde behar bezala lan egin. Eta, noski, LGTB+fobiaren aurkako fiskaltza espezifikorik gabe jarraitzen dugu, beharrezko kasuetan esku hartzeko.

 

Estatu Espainiarrean gertatzen denak beldurtzen gaitu. Nazional-katolizismoa pil-pilean dago, eta apezpikuak alde batetik eta elkarte kristo-faszistak eta euren autobusak bestetik, ez dago urteko egunik gure kolektiboak erasorik jaso gabe. Honetaz gain, izugarri ikaratzen gaitu sistematikoki eragiten zaigun indarkeriak, kolektiboari eragozten zaizkion eskubideak kontuan hartuz; esate baterako trans pertsonek behar dituzten hormonen hornidura-gabetzea edota cishetero-araua jarraitzen ez duten familiek izaten dituzten arazoak.

 

Maila internazionalean gertatzen denak, ordea, erabat izutzen gaitu. LGTB+fobiak urtero milaka kide (bereziki aktibistak) hiltzeaz gain, erakundeek boterearen erabilera osoa egiten dute LGTB+ kolektiboa erasotzeko. Honi lotuta orain Chechenian gertatzen ari dena, non genero eta sexu disidenteak bahitzen, kontzentrazio esparruetan gartzelaratzen, torturatzen eta erahiltzen ari diren.

 

Politikoki Europa orain arte lortutako askatasunaren galera eta atzerapen prozesu batean murgilduta dago. Egoera honek okerrera egingo du lehen bait lehen gelditzen ez badugu, eta horretarako antolatuta eta aktibo egon beharra dugu eta eraso bakoitzari behar bezalako erantzuna eman.

 

Maiatzaren 17an homosexualitatea gaixotasuntzat hartzeari utzi zitzaiola ospatzen dugu, eta horregatik ez dugu aukera galdu nahi trans pertsona guztien alde, euren familien alde eta aktibisten alde egiteko, gaur egun trans pertsonen despatologizazioaren borrokan jarraitzen baitugu.

 

 

Antolakuntza eta borroka ezinbestekoak dira testuinguru honetan. Animo, guztion artean lortuko dugu.

 

Bizkaiako E2 Koordinakundea.

https://ehgam.eus/wp-content/uploads/2017/05/M17-2017-Bilbo.jpg 720 509 Editorea https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png Editorea2017-05-14 11:19:572017-05-17 15:00:08Maiatzaren 17an, Nazioarteko Homofobiaren aurkako egunean, hainbat ekitaldi burutuko dira Euskal Herrian. Adi egon eta parte hartu!!

Los estereotipos de género motivan operaciones “invasivas e irreversibles” a menores intersexuales

10 May, 2017/in Artículo, EL DIARIO, España, HOMOFOBIA @es, Homosexualidad, Transexualidad /by Jaime Mendia
  • Un informe de Amnistía Internacional circunscrito a Alemania y Dinamarca denuncia que este tipo de cirugías “violan los derechos humanos”
  • Con estas intervenciones se pretende hacer encajar sus genitales en las características sexuales típicamente consideradas de hombre o mujer
  • En España el proyecto de ley LGTBI registrado en el Congreso apuesta por prohibir las operaciones médicas a intersexuales que excedan motivos de salud

La bandera arco iris ondeando en el balcón del Ayuntamiento de Valencia / @PodemCiVal

“Nadie tendría que haber decidido por mí, se podría haber esperado”. “Sabía que era diferente, pensaba que era un monstruo”. “No sé si nací con vagina o me la reconstruyeron”. Sandrao y H. (prefiere preservar su identidad) hablan así desde Alemania y Dinamarca de las operaciones a las que fueron sometidos en su infancia con el objetivo de hacer encajar sus genitales en las características sexuales consideradas de hombre o de mujer.

 Ambos forman parte de los testimonios recogidos por Amnistía Internacional para el informe En primer lugar, no perjudicar, que se presenta este miércoles, sobre la realidad de las personas intersexuales en estos países. Es decir, aquellas personas que nacen con características sexuales  que no encajan con las nociones binarias típicas de los cuerpos masculinos o femeninos, tal y como define Human Rights Watch.

El estudio denuncia que los bebés intersexuales “corren peligro de ser sometidos a una serie de intervenciones médicas innecesarias, invasivas y traumatizantes” y que se basan en estereotipos de género y en la expectativa que se deposita en ese bebé. 

Amnistía Internacional alerta de que este tipo de cirugías “violan sus derechos humanos” porque son intervenciones que “se llevan a cabo sin tener pleno conocimiento de los efectos potencialmente dañinos a largo plazo que tienen en los menores de edad”, asegura Laura Carter, investigadora de Amnistía Internacional sobre orientación sexual e identidad de género.

Aunque el informe no se circunscribe al caso español, los colectivos LGTBI denuncian que en nuestro país también se dan este tipo de operaciones médicas, que ya han sido prohibidas en algunas leyes autonómicas contra la LGTBIfobia, entre ellas la de la Comunidad de Madrid o Islas Baleares. De esta manera se alinean con países como Malta y Chile, que han prohibido lo que los activistas llaman “mutilación genital de personas intersexuales”. Los afectados apuestan  por esperar y dejar crecer al bebé para que sea él mismo el que decida en el futuro cuál es su género.

Intervenciones con consecuencias

Amnistía Internacional detalla en su informe algunas intervenciones de las que ha tenido constancia, entre ellas, operaciones para agrandar el clítoris, cirugías vaginales a menores de corta edad, extirpación de las gónadas u operaciones para “abocar la uretra al extremo del pene, que se llevan a cabo para crear un pene considerado normal desde el punto de vista funcional y cosmético”, explica la organización.

“Nos referimos a incisiones realizadas en tejidos sensibles con consecuencias para toda la vida basadas únicamente en estereotipos sobre el aspecto que debe tener un niño o una niña. La cuestión es a quién beneficia esta práctica, porque nuestro informe muestra que para las personas sometidas a ella ha sido una experiencia trágica”, añade Carter. “Han experimentado dificultades físicas o psicológicas a largo plazo”, explica el estudio.

A las cirugías también se añade la administración de tratamiento hormonal “para que un individuo pase por la pubertad según las expectativas de su género asignado”. Prácticas que, en ocasiones, son necesarias por motivos de salud, pero que en otras son una forma de “normalizar” y enmarcar sus cuerpos en el binarismo de género.

Entre las razones, detalla AI, se encuentra el supuesto de que los niños o niñas sufrirán daño psicológico como resultado de no encajar en lo considerado hombre o mujer. Algo que, en opinión de la organización, “no está respaldado por pruebas” y que provoca la violación del artículo 3.1 de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño,  que establece que cualquier decisión debe atender de manera primordial al interés superior del menor.

El informe denuncia que las directrices elaboradas en Alemania y Dinamarca para tratar a los bebés intersexuales “no son totalmente compatibles con los derechos humanos”, en el primer caso, y son “insuficientes” en el segundo. A lo que el colectivo suma la falta de información suficiente para que los progenitores tomen una decisión informada sobre las intervenciones propuestas y la ausencia de apoyo psicosocial.

Por ello, Amnistía recomienda a los estados en general –y a Alemania y Dinamarca en particular– que desarrollen un protocolo basados en los derechos de los intersexuales que garantice “su integridad física, autonomía y autodeterminación”. Además, hace hincapié en que se deben tomar medidas para garantizar que las personas intersexuales dan su consentimiento informado y apuestan por aplazar las cirugías hasta que puedan dar su consentimiento.

En en el caso español, el proyecto de ley de derechos LGTBI redactado por la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), que ya ha sido registrado en el Congreso, contempla la prohibición de este tipo de cirugías genitales en bebés con el objetivo de que estas personas “puedan otorgar su consentimiento informado”. 

https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png 0 0 Jaime Mendia https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png Jaime Mendia2017-05-10 15:58:192018-05-17 16:01:56Los estereotipos de género motivan operaciones “invasivas e irreversibles” a menores intersexuales

Mohamed Ismail: “Jimena ha manipulado a mi hija Shaza”

10 May, 2017/in EL MUNDO, España, Familia, HOMOFOBIA @es, Homosexualidad, Lesbianismo, Mundo Islámico, Noticia @es /by Editorea
  • Mohamed Ismail, padre de la joven egipcia que se escapó con una española, sostiene que sólo quiere que vuelva «para terminar sus estudios»

  • Jimena, la joven desaparecida en Turquía, confía en que su historia combata la represión homosexual

  • Jimena Rico: el ‘no sin mi novia’ de la maestra coctelera de Torrox

Imagen reciente de Shaza junto a su padre, Mohamed Ismail. FOTO CEDIDA POR LA FAMILIA

“Manipuladora”, ése es el adjetivo que dedica el padre de Shaza, Mohamed Ismail, a la malagueña con la que su hija mantiene una relación amorosa: Jimena Rico.

Una opinión que mantiene la familia de la joven egipcia al completo. “Shaza es una víctima de Jimena. Le dijo que su padre la mataría, le convenció de que su familia le iba a matar, que su padre era un terrorista porque era musulmán”, desgrana en conversación telefónica con EL MUNDO el progenitor. Mohamed reconoce que persiguió a su hija cuando ésta se escapó de su hogar en Dubái con la española y también que rompió su pasaporte, pero matiza que se trataba de “uno caducado”.

“Jimena no ha permitido que Shaza hable con su familia en todo este tiempo”, se lamenta. Sólo la madre ha podido mantener breves conversaciones a través de WhatsApp en la que la una a la otra se recriminan haber hecho pública la historia.

Necesitan explicar que “en ningún momento han querido dañar a su hija” y que lo que intentan conseguir es que “Shaza regrese para terminar sus exámenes de fin de curso en la universidad, que serán dentro de pocas semanas”. “Es su último curso y queremos que termine sus estudios, queremos evitar que destruya su futuro por no presentarse a los exámenes”, consideran.

Ante la dificultad de mantener una conversación en inglés, Mohamed cede el teléfono a su hija menor, de 17 años, que ejerce a continuación de traductora entre este periódico y el padre de Shaza. La joven narra así el desaliento de su familia: “Mi hermana ha hecho todo muy rápido. Podría haberlo discutido todo esto con nosotros. Mis padres podrían haber entendido la situación, pero Shaza ha hecho todo esto sin pensar, sin pensar en su familia y sin pensar en su futuro”.

“Everything is wrong”, “todo es incorrecto”, se escucha decir al padre cuando se le pregunta por la información publicada hasta ahora en relación a su hija y su relación sentimental con Jimena. Sostiene que “sólo se conocen desde hace tres meses, que Shaza nunca estudió en Londres sino siempre en Dubái, que nunca persiguió a Jimena, que únicamente fue a visitarla, como amiga que era”. “Jimena se la ha llevado, y ha arruinado no sólo su vida sino también la de su familia y la de sus amigos”, asegura.

Además, la familia sostiene “haber hospedado y tratado siempre bien en Dubái a Jimena”, quien consideran que les “ha traicionado diciendo mentiras a las autoridades y a la prensa”. “Se quedó con nosotros de vacaciones, se le ofreció un lugar y comida, se le dio incluso dinero cuando lo necesitó y siempre fuimos cariñosos con ella, mientras ella viajaba, volvía a casa, se marchaba de nuevo… Estuvo por lo menos dos semanas en casa, nunca les interrumpimos, nunca les agobiamos…”, rememora Ismail.

Se quejan sobre todo de los modos y de la forma: “Nos explicó que era gay a través de un mensaje de texto, nos dejó confundidos e impactados, no conocemos las redes sociales ni cómo funcionan, y ella se escapó, en lugar de venir a casa y tratar de explicarnos las cosas… se escapó. Para nosotros es algo nuevo, y no es algo fácil de aceptar”. E insisten en mandarle el siguiente mensaje: “Te esperamos en casa, con los brazos abiertos, con todo el cariño, como siempre hemos hecho”.

https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png 0 0 Editorea https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png Editorea2017-05-10 15:37:452017-05-31 15:42:45Mohamed Ismail: “Jimena ha manipulado a mi hija Shaza”

Fiestas del Orgullo Gay en Madrid: un urinario para cada 2.274 personas

8 May, 2017/in EL MUNDO, España, Homosexualidad, Libertad sexual, Noticia @es, Política /by Editorea
  • La celebración del Word Pride 2017 en la capital, al que se prevé que asistan tres millones de personas, contarán con 1.319 servicios portátiles

  • El Orgullo de Madrid podrá hacer ruido sin multa

Madrid será este año la sede del World Pride y, dada su condición de capital mundial de turno de las celebraciones del Orgullo, se espera una afluencia de unos tres millones de personas durante el evento. Para satisfacer las necesidades fisiológicas urgentes del respetable, el Ayuntamiento ha previsto la instalación de 1.019 servicios portátiles en la vía pública, a los que se sumarán otros 300 que pondrán los organizadores privados de las fiestas. La media aritmética es de un urinario para cada 2.274 vejigas.

El Gobierno de Manuela Carmena ha sacado ya a concurso la instalación de los váteres de plástico que se financiarán con dinero municipal por un precio de licitación de 209.948 euros. Estos mingitorios de quita y pon se distribuirán por 12 localizaciones de la ciudad entre el 24 de junio y el 2 de julio, cuando concluirá el programa de actividades en torno al colectivo LGTB con epicentro en el barrio de Chueca.

En el Área de Medio Ambiente y Movilidad señalan que esos 1.019 retretes es la cantidad «mínima» requerida y que en la adjudicación «se tendrá en cuenta, entre otras cosas», que se pongan más, si bien en los pliegos de condiciones se señala que el único requisito es el económico. No obstante, en el departamento que dirige Inés Sabanés reconocen que «la disponibilidad de espacio en la calle es limitada», por lo que «tampoco caben muchos más» excusados, y aseguran que se está preparando «un dispositivo de limpieza acorde con la magnitud del evento».

Los servicios instalados bajo la tutela municipal se distribuirán en los distintos escenarios de la celebración del Orgullo: la plaza de Chueca (70), la plaza de Pedro Zerolo (40), la calle Pelayo (19), la plaza del Rey (60), la Puerta del Sol (100), la plaza de la Independencia (110), la plaza de Colón (60), Plaza de España (120), Explanada del Rey (120), el escenario Puente del Rey (130) y el auditorio Enrique Tierno Galván (190). Aegal, la asociación empresarial que organiza la parte lúdica del Orgullo, no ha detallado aún dónde se situarán las 300 unidades adicionales que -según señalan en el Consistorio- deberá encargarse de suministrar.

En las condiciones del concurso figura que los retretes deberán disponer de un tanque de retención hermético, cierre interior, indicador «libre-ocupado», ventanas, rejillas o cualquier otro sistema de ventilación, portarrollos y asiento con tapadera que se eleve mediante resorte «para mantenerlos secos y limpios». Además, un sanitario de cada ubicación deberá estar adaptado a usuarios con movilidad reducida.

Los wc tendrán que estar «suficientemente alejados» de los escenarios en los que habrá actuaciones musicales y de las viviendas «para evitar que se produzcan molestias por olores que se desprendan de los mismos». La empresa encargada de su instalación deberá además adecentarlos dos veces al día -una a partir de las 7.00 horas y otra después de las 18.00 horas-, así como extender el perímetro de limpieza en dos metros.

En la Asociación de Vecinos de Chueca no entran a valorar la media aritmética de cuántos posibles asistentes tocan por urinario porque señalan que en ediciones anteriores «la gente los ha utilizado básicamente para meterse rayas o mantener relaciones sexuales y miccionan fuera». Un portavoz de la organización asegura que el tufo del pis «persiste durante semanas» después de las fiestas y que hay zonas del barrio por donde «hasta se irritan los ojos al pasar» porque «con el calor el químico del orín se corrompe».

«El cambio de Gobierno ha sido incluso a peor. Ahora Madrid ha apostado por el negocio del alcohol a lo bestia y se ha olvidado del derecho al descanso de los que vivimos aquí», añade el representante de los residentes en el barrio que concentra el grueso de la programación. «No sé dónde habrá comprado su supuesto ecologismo la delegada de Medio Ambiente», apostilla.

El Pleno del Ayuntamiento otorgó el pasado mes de junio la consideración de evento de «especial significación ciudadana» al Orgullo con el apoyo de todos los partidos salvo el PP. En la práctica, esta declaración permite suspender los niveles máximos de ruido regulados por la normativa municipal durante la manifestación-cabalgata que se convoca anualmente y en el resto de actos festivos organizados en paralelo, fundamentalmente los conciertos.

El equipo de Carmena tiene previsto destinar entre dos millones y medio y tres millones de euros para la seguridad, la limpieza y el refuerzo del EMT durante las celebraciones del World Pride. Además, subvencionará directamente con 700.000 euros a Aegal y aportará 30.000 euros a Cogam y 50.000 euros a la Federación LGTB para la organización de la marcha reivindicativa.

https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png 0 0 Editorea https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png Editorea2017-05-08 13:50:362017-05-31 13:53:14Fiestas del Orgullo Gay en Madrid: un urinario para cada 2.274 personas

Mujeres que se vistieron como hombres para burlar las prohibiciones machistas

6 May, 2017/in Artículo, Feminismo, Lesbianismo, PUBLICO, Teoría Queer, Transexualidad /by Editorea

Célebres militares, arqueólogos, médicos, escritores o botánicos fueron mujeres que se enfundaron ropas masculinas para poder desarrollar su vocación, cumplir su sueño, luchar por una causa o realizarse con un trabajo que les habían prohibido 

Dorothy Lawrence

HENRIQUE MARIÑO  @solucionsalina

Si no puedes con tu enemigo, vístete como él. Y así lo hicieron para poder desarrollar su vocación, cumplir su sueño, luchar por una causa o realizarse con un trabajo que les habían prohibido ejercer. Célebres médicos, arqueólogos, conseguidores, soldados, pintores, independentistas, marinos, escritores, abogados, universitarios o botánicos fueron mujeres enfundadas en ropas o uniformes masculinos. Hasta se habló de un papa que en realidad era papisa, aunque la historia ha archivado el sexo de Benedicto III en la categoría de la leyenda, surtida de anécdotas vaticanas de inspiración testicular que tocaremos más adelante.

Como las facultades españolas eran un coto poblado por fauna exclusivamente varonil, la ferrolana Concepción Arenal se disfrazó de hombre a mediados del XIX para asistir como oyente a las clases de Derecho de la Universidad Central de Madrid. A la vuelta de la esquina, en la calle del Pez con San Bernardo, la estatua de una joven estudiante homenajea hoy a la penalista gallega, quien luchó por la mejora de las condiciones de vida de los presos. “Odia el delito y compadece al delincuente”, defendía la escritora, a quien dio vida Blanca Portillo en el telefilme de Laura Mañá Concepción Arenal, la visitadora de cárceles.

Arenal entró por primera vez en el germen de la actual Universidad Complutense a los veintiún años, aunque pronto sería descubierta. De poco le serviría el camuflaje de la levita, el sombrero de copa y la capa, aunque sus esfuerzos por estudiar Derecho al margen de la ley le permitieron seguir recibiendo las enseñanzas ¡escoltada por un hombre! “Acompañada por un familiar, doña Concepción se presentaba en la puerta del claustro, donde era recogida por un bedel que la trasladaba a un cuarto en el que se mantenía sola hasta que el profesor de la materia que iba a impartirse la recogía para las clases”, escribe Amelia Valcárcel en Feminismo en un mundo global (Cátedra).

Hubo mujeres que se vistieron toda su vida como hombres y no fueron descubiertas hasta su muerte. James Miranda Stuart Barry —quizás Margaret Ann Bulkley en la pila bautismal— se hizo pasar por un varón para estudiar Medicina en la Universidad de Edimburgo y ejercer como cirujano del ejército británico en las colonias. Durante 46 años, mejoró las condiciones sanitarias de sus pacientes y practicó una cesárea en la que madre e hijo lograron sobrevivir, según la revista New Scientist. Fallecida de disentería en 1865, una limpiadora que la amortajaba vio sus genitales, pero guardó el secreto y fue enterrada en el cementerio londinense de Kensal Green bajo el nombre de James Barry.

Lo mismo hizo Henriette Faver, que acortó su nombre para estudiar cirugía en París y atender al ejército de Napoleón en su incursión rusa. Instalada en Cuba, se casó con una joven tísica, quien terminó pidiendo la anulación del matrimonio en 1833. Encarcelada, fue sometida a la fuerza a un examen médico para determinar su sexo, a pesar de que previamente había confesado para evitar la humillación. Condenada a diez años en Santiago, apeló al tribunal de Puerto Príncipe, que rebajó la pena a cuatro. El historiador Emilio Roig de Leuchsenring transcribe en Médicos y medicina en Cuba el diálogo entre su abogado defensor y el fiscal:

– Enriqueta Faber no es una criminal. La sociedad es más culpable que ella, desde el momento en que ha negado a las mujeres los derechos civiles y políticos, convirtiéndolas en muebles para los placeres de los hombres. Mi patrocinada obró cuerdamente al vestirse con el traje masculino, no sólo porque las leyes no lo prohíben, sino porque pareciendo hombre podía estudiar, trabajar y tener libertad de acción, en todos los sentidos, para la ejecución de las buenas obras. ¿Qué criminal es ésta que ama y respeta a sus padres, que sigue a su marido por entre los cañonazos de las grandes batallas, que cura a los heridos, recoge y educa a los negros desamparados y se casa nada más que para darle sosiego a una infeliz huérfana enferma? Ella, aunque mujer, no quería aspirar al triste y cómodo recurso de la prostitución…

– Debe de ser una santa —replicó el fiscal.

– O mejor una víctima —concluyó el defensor de la primera mujer que ejerció la medicina en Cuba.

El general Robles

A las armas también fue la periodista inglesa Dorothy Lawrence. Había intentado cubrir la Primera Guerra Mundial enrolada en el Destacamento de Ayuda Voluntaria, si bien su solicitud fue rechazada. Luego se plantó en Francia para empotrarse como corresponsal en el ejército británico, pero fue detenida por la policía gala y obligada a abandonar el país. Dorothy se hizo con un uniforme, se cortó el pelo, ciñó sus pechos, aprendió a desfilar y falsificó la documentación para hacerse pasar por el soldado raso Denis Smith.

Tenía diecinueve años cuando pedaleaba hacia el frente de batalla. Camino de Somme, se encontró con un minero inglés que le echó una mano y le recomendó que se refugiase por las noches en una cabaña. En su libro Sapper Dorothy Lawrence: the only English woman soldier, publicado en 1919 pese a las amenazas de las autoridades militares, asegura que su nuevo amigo le procuró un puesto en la 179 Compañía Tuneladora. Sin embargo, la inteligencia militar matizó después que no había trabajado como zapadora, aunque reconoció que había sufrido los rigores de las trincheras.

Las durísimas condiciones afectaron a su salud y, ante el temor de ser descubierta y de que los soldados que la habían ayudado sufriesen represalias, se entregó al mando. Fue interrogada como si se tratase de una espía, hecha prisionera de guerra y enviada a Inglaterra, donde intentó infructuosamente publicar reportajes sobre la contienda, explica Jennifer Newby en el libro Women’s Lives. Seis años después de su experiencia en el campo de batalla, reveló que un sacristán había abusado de ella cuando era adolescente y fue encerrada en un psiquiátrico.

Otras mujeres, en cambio, fueron honradas por su país a su muerte. Es el caso de Brita Nilsdotter, quien en 1788 siguió los pasos de su marido y luchó en la guerra ruso-sueca. Logró encontrarlo, aunque luego resultó herida y recibió una pensión vitalicia y una medalla al valor, así como un funeral militar.

[Marcela y Elisa, las únicas lesbianas casadas ante dios]

Tampoco abandonó a su esposo en el fragor de la batalla Malinda Blalock, quien se alistó como Samuel en la guerra de Secesión, en la que también participaron la estadounidense Jennie Irene Hodgers —que desempeñaría otros oficios propios de hombres y sería enterrada con uniforme militar— y la canadiense Sarah Emma Edmonds, autora de The Female Spy of the Union Army. La periodista y arqueóloga Jane Dieulafoy hizo lo propio con su marido durante la guerra franco-prusiana, si bien siguió llevando el pelo corto y usando prendas masculinas en sus viajes a países musulmanes. A su regreso de Oriente Próximo, las autoridades francesas hicieron una excepción con ella, ignoraron la ley y le concedieron un permission de travestissement para pasearse a sus anchas por París.

Alfonsina Strada

Aunque la militar que recibiría mayores honores sería Amelia Robles, protagonista de la revolución mexicana, considerada la primera persona transgénero de su país. Gabriela Cano esboza su figura en el libro Género, poder y política en el México posrevolucionario, donde explica que el general Robles simboliza la trasgresión de la identidad socialmente asignada, pues siguió siendo hombre tras la rebelión zapatista, compartió su vida con una mujer y adoptó a una niña.

“Ponerse un uniforme, además de ponerte a tono con la guerra, facilita la transición de un rol a otro”, escribe Anthony Powell en Faces in My Time. Las hombreras, según él, confieren “anonimato” a su portador, de modo que el hábito —más allá del sexo— hace al soldado. Alison Lurie, autora de El lenguaje de la moda, abunda en la idea: “El uniforme identifica a quien lo lleva como miembro de un grupo y a menudo lo ubica dentro de la jerarquía”. No es una visión exclusiva del soldado, piensen en un médico o en un bombero. “Ponerse la ropa de otro es asumir simbólicamente su personalidad”, concluye Lurie. Y, en ocasiones, su sexo.

La nómina de mujeres que se vistieron de hombres para guerrear es extensa, desde la garibaldina Antonia Marinello hasta la independentista cubana Martina Pierra de Agüero. Otros trajes, en cambio, no ayudan a pasar desapercibido. La costurera Alfonsina Strada difícilmente parecía un hombre embutida en el maillot, pero en 1917 logró correr el Giro de Lombardía porque el reglamento no especificaba nada al respecto. Siete años después, se convirtió en la única mujer en disputar una gran vuelta: aunque no coló el nombre con el que se inscribió —fácil: Alfonsin Strada—, los organizadores del Giro de Italia le permitieron su participación porque estaban ávidos de publicidad después de que las estrellas de la época se negasen a tomar la salida por culpa de las condiciones económicas. Volvió a presentarse al año siguiente, pero no tuvo tanta suerte. Lo cuenta Martiño Suárez en Vestiario do Bestiario, aunque tienen más a mano este reportaje de Marcos Pereda.

Marcela y Elisa, retratadas por José Sellie

Algunas de las hazañas de estas mujeres ya fueron reconocidas en su día, si bien el lenguaje usado por la prensa de la época no era del todo políticamente correcto. La primera boda gay por la iglesia, protagonizada por Marcela y Elisa en 1901, fue considerada por El Suceso Ilustrado como un Matrimonio sin hombre. En vez de poner énfasis en que jamás hasta entonces se habían casado dos mujeres, el titular incidía en la ausencia del varón y, de paso, invisibilizaba a Elisa, quien había adoptado la identidad de Mario Sánchez para poder consumar legalmente su amor con Marcela. Cuando fueron descubiertas, las maestras coruñesas tuvieron que huir a Portugal y, luego, a Buenos Aires. El investigador Narciso de Gabriel, autor de Elisa y Marcela. Más allá de los hombres, especula sobre el trágico destino de Mario: pudo quitarse la vida en el puerto de Veracruz o fallecer de un cáncer terminal en la capital argentina.

Otras publicaciones, como Alrededor del Mundo, también pecan de un lenguaje machista y heterocentrista, de modo que se le atribuyen a las mujeres los rasgos, cualidades, virtudes y defectos propios de un hombre —mejor dicho, del hombre que dictaban las convenciones sociales de la época—. O sea, lo que hoy ha venido a llamarse periodismo cipotudo. No importa que la protagonista sea heterosexual, lesbiana o transgénero, pues todo se limita a una fémina disfrazada o a una marimacho que trae de cabeza a las jovencitas. Sobre el operario Tony Leesa, en un reportaje publicado en 1901: “Trabajaba en una gran fábrica de Jonkers, donde traía revueltas y enamoradas de ella, creyéndole él, a todas las operarias, hasta que un día sucumbió ella también al amor, y habiéndose enamorado de un hombre volvió a vestirse como mujer, y se casó con él con gran sorpresa y desesperación de los centenares de enamoradas que la Tony tenía”.

El mismo texto se hace eco del conseguidor demócrata Murray Hall, quien comenzó como buscador de oro en California y terminó como propietario de una agencia de colocaciones y de una agencia de apuestas mutuas en Nueva York. Un prenda: “No sólo era un gran muñidor electoral, sino que hacía todas las cosas de los hombres: fumaba, mascaba tabaco, bebía, juraba como un carretero, bailaba y corría como los hombres; conocía el boxeo y reñía con frecuencia, y hasta buscaba quimeras cuando la molestaban”.

Alrededor del mundo lo acusa de “conquistar a una muchacha muy bonita y de muy buena familia, haciéndole creer que era inmensamente rico”. También de tener una doble vida, lo que le llevaba a enviar periódicamente remesas a una mujer con la que se había casado en primeras nupcias. La segunda murió “créese de tristeza”, supuestamente causada por los quebraderos de cabeza que le proporcionaba“tan extraño individuo o individua”. Según la revista ilustrada fundada por Manuel Alhama Monte, “el dominio de Murray Hall sobre su mujer era tan absoluto que se apoderó por completo de la fortuna de ella”.

La anarquista Luisa Capetillo, en la prensa de la época

No vamos a extendernos aquí en las mujeres que vistieron su firma de hombre, desde Fernán Caballero hasta Víctor Catalá, aunque algunas escritoras también usaron ropas masculinas para moverse con libertad y acceder a rincones vetados. Es el caso de George Sand o de Flora Tristán, quien no dudó en recurrir a la indumentaria masculina para denunciar la explotación de los obreros ingleses o la “atroz esclavitud” de las mujeres, cimentada por las leyes y los prejuicios.

En Paseos en Londres, publicado en 1839, la autora francesa critica que le prohíban la entrada a la Cámara de los Comunes, lo que aumenta su deseo de acceder al Parlamento valiéndose de la ayuda de un diputado tory: “Le propuse, como cosa muy natural, que me prestara traje de hombre y que me llevara con él a la sesión. ¡Mi proposición hizo sobre él el efecto que hacía, en otro tiempo, el agua bendita sobre el demonio! ¡Prestar los vestidos de hombre a una mujer para introducirla en el santuario del poder masculino! ¡Oh qué abominable escándalo, qué desvergüenza, qué horrible blasfemia!”.

Tras pedir ayuda a varias embajadas, al final consiguió entrar vestida con un traje turco que le facilitó un “personaje eminente venido a Londres en misión”. Inmune a los chascarrillos y las mofas de los parlamentarios —al contrario que los comunes, considera a los lores “verdaderos gentlemen, indulgentes con el capricho de las damas y haciendo un asunto de honor el respetarlas”—, Tristán pone a caldo la forma y el fondo de la alta política. “Salí de las dos Cámaras muy poco confortada por el espectáculo que ellas me habían presentado y, muy ciertamente, más escandalizada de los hábitos de los señores de las Cámaras que lo que ellos lo habían sido de mi vestido”.

En fin, algunas mujeres se vistieron como hombres para poder desempeñar un oficio, como la botánica Jeanne Baret, la primera mujer que dio la vuelta al mundo en barco allá por 1766; y otras, para transgredir y subvertir los roles de género, como Luisa Capetillo, libertaria portorriqueña que organizó huelgas, defendió el sufragismo, luchó por la liberación femenina y causó conmoción con su ideario progresista, plasmado en cuatro libros. “El actual sistema social, con todos sus errores, es sostenido por la ignorancia y esclavitud de las mujeres”, escribió esta anarquista autodidacta y teórica del amor libre. Lucía traje chaqueta blanco y sombrero de ala, motivo suficiente para sentarla en el banquillo de los acusados durante una estancia en Cuba. “Yo siempre uso pantalones, señor juez, y en la noche de autos, en vez de llevarlos por dentro, los llevaba a semejanza de los hombres —y en uso de un perfecto y libérrimo derecho—, por fuera”. Fue absuelta.

La sedia stercoraria, en los Museos Vaticanos

 

De blanco también vestiría hoy la papisa Juana, aunque en el año 855 el sumo pontífice todavía usaba una túnica púrpura. Su historia es tan loca que cabe incluirla en el capítulo de las leyendas: dos años después de comenzar su pontificado —bajo el nombre de Benedicto III o Juan VIII—, dio a luz en medio de una procesión al fruto del embajador Lamberto de Sajonia, por lo que fue lapidada allí mismo. Menos gore es la versión que apunta a su muerte durante el parto. Sea como fuere, el historión de la mujer que quiso suceder a Pedro como santo padre motivó la creación de un oficio inédito hasta entonces: sexador de papas. Mito o realidad, el candidato a obispo de Roma tuvo que someterse a partir de entonces, por culpa del atrevimiento de la papisa Juana, al escrutinio de sus genitales.

El proceso, que supuestamente fue abolido por Adriano VI en el siglo XVI —una pena: ¡quién vería a Ratzinger!—, consistía en sentar en una silla agujereada al nominado, quien previamente se había despojado de su ropa interior. Luego, un cura comprobaba que todo estuviese en su sitio, bien echándole un ojo, bien estirando la mano. Las versiones difieren al respecto, de la misma manera que hay quien dice que el afortunado examinador podía ser un diácono o un cardenal joven. El caso es que, tras pasar por la sedia stercoraria, el sexador de papas pronunciaba la frase duos habet et bene pendentes —que podría traducirse como “con un par” o, en cristiano, como “tiene dos y cuelgan bien”—, a la que los presentes respondían con alivio deo gratias. “Menos mal” o, si lo prefieren, “gracias a dios”.

https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png 0 0 Editorea https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png Editorea2017-05-06 15:14:132017-05-31 15:23:46Mujeres que se vistieron como hombres para burlar las prohibiciones machistas

Jimena y Shaza encuentran trabajo en un club de playa de Marbella

5 May, 2017/in EL MUNDO, España, Familia, HOMOFOBIA @es, Homosexualidad, Lesbianismo, Mundo Islámico, Noticia @es, Religión /by Editorea
  • Jimena, la joven desaparecida en Turquía, confía en que su historia combata la represión homosexual
  • Jimena Rico: el ‘no sin mi novia’ de la maestra coctelera de Torrox

    Jimena y Shaza. EL MUNDO

La malagueña Jimena Rico y su novia egipcia Shaza serán contratadas por el elitista club de playa Funky Buddha Beach, que abrirá sus instalaciones en Marbella en las próximas semanas. Las dos chicas, que se escaparon de Dubai para evitar las amenazas de un padre que no respetaba su condición de homosexuales, hicieron un llamamiento público para encontrar trabajo y poder costearse su estancia en España ,tras haber estado retenidas en Turquía.

Juan Carlos Ferrero, propietario del grupo Funky Buddha, les llamó por teléfono para informarles de que les ofrecía trabajar: a Jimena como coctelera dada su experiencia en locales de alto standing en Londres y, a Shaza, como relaciones públicas para cuidar de su clientela árabe.

“Nos hemos enamorado de su historia y nos han dado un ejemplo de valentía. Las vamos a contratar porque pueden aportar muchas cosas positivas a nuestra empresa. Se merecen una oportunidad. Jimena tiene mucha experiencia en el sector de la hostelería más exclusiva y Shaza habla el idioma de muchos de nuestros clientes”, ahonda Juan Carlos Ferrero, reconocido empresario de la noche de Marbella y con siete salas de ocio nocturno.

Jimena Rico ha confirmado a EL MUNDO que ha aceptado la oferta de trabajo y que está encantada con esta nueva oportunidad que se le presenta. “Yo me he dedicado a enseñar a hacer cócteles, a diseñar las cartas de bebidas por lo que creo que puedo hacerlo bien. Y Shaza en cuanto arreglemos su situación legal también trabajará conmigo”, comenta la malagueña sobre su novia egipcia quien está tramitando una petición de asilo tras haber huido de su progenitor, que le recomendó ir al psicólogo para curar su homosexualidad.

https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png 0 0 Editorea https://ehgam.eus/igoera/2014/04/logo-550.png Editorea2017-05-05 16:42:262017-05-23 16:44:44Jimena y Shaza encuentran trabajo en un club de playa de Marbella

Los países que castigan la homosexualidad con pena de muerte

5 May, 2017/in Agresiones, Artículo, EL CORREO, HOMOFOBIA @es, Política /by Editorea

En Irán dos hombres que se besen se exponen a un castigo de 60 latigazos y hasta a la pena máxima si tienen relaciones sexuales. Como allí, en más de una docena de estados, principalmente de Asia y África

/ GRÁFICOS: ISABEL TOLEDO

En Dubái casi nadie ve enJimena y Shaza Ismail a dos mujeres enamoradas. A ojos de la ley tienen consideración de criminales y su relación es «antinatura». Está castigada con el descrédito público y hasta 14 años de cárcel, según indica el artículo 80 de su Código Penal. El mediático caso de la joven malagueña y su novia egipcia, que huyeron de los Emiratos Árabes después de que el padre de Shaza denunciara a su hija por homosexualidad y fueron retenidas en Turquía, ha vuelto a colocar en el foco la criminalización de las relaciones entre personas del mismo sexo especialmente en países de Asia y África. En Irán que un hombre bese a otro «con lujuria» acarrea castigo de 60 latigazos y de muerte si hay relaciones sexuales. También en Arabia Saudí, Yemen, Sudán, Catar… y hasta en trece países, según un exhaustivo informe con fecha de 2016 publicado por La Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex ILGA y que es la referencia en la que se apoya Amnistía Internacional.

En este documento se señala, además, a otros catorce estados donde el castigo para los homosexuales no baja de los 15 años de cárcel o la cadena perpetua. En veintitrés naciones está penado con entre 8 y 14 años de prisión, en otras diecinueve con reclusión de 3 a 7 años y con penas que oscilan entre el mes y los dos años de cárcel o multa en ocho estados. Lo que arroja una suma total de 77 lugares donde las relaciones entre personas del mismo sexo es considerada delito. Concretamente las relaciones entre hombres, porque la criminalización por esta misma causa de las mujeres se registra ‘solo’ en 45 de estos 77 países. Mayoritariamente se trata de estados asiáticos y africanos -tipifican las relaciones gais como «delito contra natura», «conducta inmoral», «sodomía»…-, aunque en Europa Rusia y Letonia también persiguen a los homosexuales y contemplan penas de hasta dos años de prisión.

En el otro extremo, los 22 estados que reconocen y permiten el matrimonio entre personas del mismo sexo, entre ellos España, que aprobó la ley de matrimonio gay en 2005.

«Un fenómeno occidental»

Jimena y Shaza se van a casar en España. En Dubái, donde vive la familia de Shaza (son de origen egipcio), no habrían podido ni siquiera estar juntas sin arriesgarse: según una encuesta que ILGA ha hecho en Emiratos Árabes, el 60% de los ciudadanos asegura que sentiría «incomodidad si su vecino fuera homosexual», un 45% cree que «debe ser delito» y un 43% dice que la homosexualidad «es un fenómeno occidental». Aunque Aministía Internacional «desconoce la existencia de condenas a muerte por relaciones sexuales entre adultos del mismo sexo» advierte que «puede ser aplicada».

En otros países la legislación es absolutamente explícita en este sentido. En Mauritania «el varón que cometiera un acto contra natura con una persona de su sexo» es castigado con «pena de muerte por lapidación pública» (Aministia Internacional no tiene constancia de que se hayan producido casos en los últimos años) y si se trata de dos mujeres el castigo son «de tres meses a dos años de prisión y una multa de 5.000 a 60.000 uquillas mauritanas» (entre 12 y 152 euros). La lapidación también la contempla la legislación de Arabia Saudí en el caso de que el homosexual sea «un varón casado», mientras que los solteros reciben «cien azotes y el destierro durante un año».

Distinción que observa asimismo la ley en Yemen: 100 latigazos o un año de prisión para el hombre soltero, y lapidación para los casados (las relaciones entre mujeres acarrean entre 3 y 7 años de prisión). En Irán la pena de muerte se aplica a ambos hombres de la pareja, independientemente de su estado civil. La normativa iraní es ciertamente extensa y aunque «el lesbianismo se castiga con cien latigazos a cada parte involucrada» también se aplica la pena de muerte a las mujeres «si el acto de lesbianismo se ha realizado y castigado ya tres veces anteriormente». Para que exista tal condena basta con el testimonio de «cuatro varones virtuosos que pudieran haber observado el acto», aunque si las que testifican son mujeres no se acepta como prueba.

Arriba, los países donde se castiga la homosexualidad con penas de hasta dos años de cárcel.

 

En naranja, las penas más leves y en rojo, los estados con condenas de 3 a 14 años de prisión.

 

En tono más oscuro las naciones que contemplan hasta cadena perpetua.

 

Mapa completo con todos los países que criminalizan la homosexualidad. En negro los que tienen pena de muerte.

En Sudán la pena máxima se aplica «si el delincuente volviera a reincidir» y esta reincidencia se refiere a una tercera vez, porque en las dos primeras ocasiones llevan aparejadas condenas de «cien latigazos y prisión de hasta cinco años». En Pakistán el castigo de muerte se aplica a quien «secuestrara a una persona con el fin de someterla a actos de lujuria contra natura».

La criminalización de la homosexualidad en muchos países trasciende de las relaciones físicas y en Irak, por ejemplo, la «norma sobre moralidad» castiga con hasta un año de cárcel o multa de 100 dinares (siete céntimos de euro) a quien «exprese en lugar público canciones o declaraciones indecentes». Completan la lista de países donde puede aplicarse pena de muerte Siria, Nigeria, Somalia, Afganistán y Catar.

Los casos de Rusia y Letonia

En el siguiente rango de gravedad de penas, los países donde la homosexualidad está penada con más 15 años e incluso cadena perpetua. Entre los catorce estados que contemplan estas condenas, India, donde «quien voluntariamente tuviere acceso carnal contra natura con un hombre, mujer o animal, será punible con prisión de por vida o 10 años y una multa»; Tanzania donde la legislación únicamente varía la pena, «de 30 años a cadena perpetua»; Uganda ,donde el listado de delitos se extiende a aquel que «indujere a otra persona a cometer con él o ella acto de indecencia grave», supuesto penado con 7 años de reclusión o Sierra Leona, donde no hay alternativa a la cadena perpetua en casos de «sodomía y bestialismo».

Además, hay otros países donde las penas son menores, pero recogen en sus legislaciones multitud de delitos. En este sentido, la ley de Nigeria castiga con prisión de 2 meses a 2 años a quien «fabricare, poseyere, importare, expusiere, vendiere o distribuyere cualquier impreso, escritura, dibujo, imagen, bajorrelieve, pintura, fotografía, negativo, reproducción o cualquier objeto que atente contra la decencia». En Libia se establece prisión sin concretar tiempo para «quien hiciere caer en desgracia el honor de una persona, habiendo para ello obtenido el consentimiento de la otra persona». En Malaui «el varón que, en público o en privado, cometiere cualquier acto de indecencia grave con otro varón será punible con 5 años de prisión, con o sin castigos físicos», en Zambia se agrupan bajo el mismo epígrafe «delitos contra natura» las relaciones entre personas del mismo sexo, con animales y la pederastia y en Samoa quien «gestionare o ayudare en la gestión de un local para cometer actos indecentes entre hombres» se enfrenta a siete años de reclusión.

En el caso de Europa, las excepciones las representanRusia y Letonia, que incluyen en sus normativas epígrafes relativos a la «moralidad» y penas de hasta dos años de prisión o multa en el mejor de los casos. Y no es solo papel, que casi 4.800 euros (300.000 rublos) se impuso a un colectivo LGTB hace cinco años en Rusia.

EN CIFRAS: 22 países permiten el matrimonio homosexual

Sudáfrica:Es el único país africano donde los enlaces entre personas del mismo sexo son legales. Los otros 21 países que lo permiten son: Argentina, Canadá, Brasil, Colombia, Estados Unidos, México (algunas jurisdicciones), Uruguay, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Islandia, Irlanda, Luxemburgo, Países Bajos, Noruega, Portugal,

España, Suecia, Reino Unido y Nueva Zelanda.

Adopción:Un total de 26 países permiten la adopción de niños a parejas del mismo sexo.

Los delitos:«delito contra natura», «conducta inmoral», «sodomía», «promoción de valores no tradicionales», «violación al recato»… son algunos de los delitos tipificados en los países que criminalizan la homosexualidad.

Recomendaciones:Muchos avances en las legislaciones se producen por «recomendación» de otros países. Por ejemplo: Luxemburgo aceptó la recomendación de losPaíses Bajos para «adoptar e implementar íntegramente el proyecto de ley sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo» y la ley entró en vigencia el 1 de enero de 2015. Y en 2013 Australia recomendó a Montenegro tomar medidas adicionales «para combatir la discriminación por motivos de raza, orientación sexual, discapacidad e identidad de género» que se tradujo en un proyecto de ley amplio contra la discriminación.

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