Grecia reconocerá a las parejas de hecho homosexuales sin contemplar adopción

El primer ministro, Alexis Tsipras, durante un encuentro con el patriarca de la Iglesia Ortodoxa rusa. EFE

El primer ministro, Alexis Tsipras, durante un encuentro con el patriarca de la Iglesia Ortodoxa rusa. EFE

Grecia reconocerá a las parejas de hecho homosexuales, según un proyecto ley que, si bien es un avance, no contempla el matrimonio y dista de satisfacer a la comunidad LGBT, que exige una legislación igualitaria.

El borrador de ley contempla equiparar las parejas de hecho homosexuales a las heterosexuales, con la condición de que estén registradas en Grecia.

Este tipo de uniones civiles gozará de derechos similares a los del matrimonio, como el de heredar las posesiones del cónyuge o tener acceso a la Seguridad Social amparada, pero no permite la adopción.

El proyecto establece también la creación de un Consejo Nacional contra el Racismo y la Intolerancia que se encargará de diseñar políticas que protejan a las minorías y de formar a los funcionarios respecto a estos temas.

Hasta la fecha, no se ha definido cuándo pasará el proyecto al Parlamento, debido al alto número de sugerencias que recibió esta iniciativa durante la consulta pública, informó a Efe una portavoz del Ministerio de Justicia.

Grecia es un país confesional de facto, en el que la Iglesia ortodoxa tiene gran influencia, y decisiones como ésta se topan con la resistencia de un amplio sector conservador de la sociedad, como demuestra el aluvión de comentarios críticos que aparecieron en la página web en la que se publicó el borrador de ley, a modo de consulta pública.

Las críticas de los conservadores

Los participantes, en su mayoría creyentes, califican el reconocimiento a las parejas homosexuales como un retroceso “inaceptable y destructivo“.

“Este tipo de progreso nos pierde…”, afirma un ciudadano en el portal digital. “Queremos que nuestros hijos y nuestros nietos vivan en una familia ortodoxa y griega, como la que nos dieron nuestros padres y antepasados”, dice otra.

La Iglesia ha manifestado su oposición mediante una carta oficial dirigida al Ministerio de Justicia, en la que el arzobispo de Atenas Jerónimo afirma que la unión civil es “un premio neoliberal a la falta de responsabilidad en las relaciones entre personas”.

El líder religioso rechaza toda otra forma de cohabitación que no sea la boda cristiana.

Discursos como el del obispo de El Pireo Serafim, quien, en enero pasado, dijo que “para los padres de la Iglesia la homosexualidad es el pecado más asqueroso y sucio”, representan las posiciones homófobas de esta comunidad.

No todos los griegos piensan como los citados exponentes de la Iglesia, ni como los que han participado activamente en el portal gubernamental para comentar la ley.

Ciudadanos como Lambros, por ejemplo, se muestran indignados con que todavía no se reconozcan los derechos de los homosexuales

“Todavía los homosexuales no pueden demostrar su relación en público. Estamos atrasados más de 50 años respecto a otros países”, asegura.

La opinión de los gays

La comunidad LGBT (las siglas que engloban a lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) espera que este proceso sea rápido para que Grecia de por fin un primer paso en el reconocimiento de sus derechos.

Jóvenes como Vasilis Tomarópulos esperan que este proyecto, aunque no contemple la adopción, les de más visibilidad.

“Para mi familia no es normal que sea gay. Ellos son ultraconsevadores y creen que es cuestión de rebeldía”, afirma este estudiante de Física.

El joven universitario, de 19 años, cuenta que su hermano lo trata de “idiota”, porque publica en las redes sociales algunos artículos que reivindican los derechos de los gays.

Participar en manifestaciones y asistir a reuniones para dialogar sobre los problemas que afectan a su comunidad le ha permitido liberar el miedo al rechazo.

Vasilis discute constantemente su situación con otros voluntarios de la organización Juventud de Color (Colour Youth). Sus compañeros creen que la sociedad griega podría cambiar de mentalidad si la ley se transforma.

Todavía el Código Penal Griego contempla normas discriminatorias, como la diferencia de edades para consentir relaciones sexuales (las mujeres y los heterosexuales a los 15 y los homosexuales hombres a los 17).

Los jóvenes insisten en que la Iglesia y el Estado deben separarse para que la sociedad deje de rechazarlos.

Para este grupo, comprender su situación también es cuestión de “sentido común”.

Vasilis lo define como un asunto de “principios fundamentales; de derechos humanos”.

El Gobierno chino responde por la demanda contra unos libros que “demonizan” a los homosexuales

Hasta 2001, los homosexuales en China estaban considerados enfermos mentales por ley

La estudiante universitaria lesbiana china Chen Qiuyan (d), también conocida como Qiu Bai, sus partidarios de la comunidad LGBT

La estudiante universitaria lesbiana china Chen Qiuyan (d), también conocida como Qiu Bai, sus partidarios de la comunidad LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales), activistas de derechos, sostienen una pancarta que dice ‘El material de educación debe estar correcto, los homosexuales deben ser vistos’ (EFE)

PEKÍN.  El Ministerio de Educación chino acudió hoy ante la justicia por la demanda presentada por una universitaria contra varios libros del sistema educativo que, en su opinión, “demonizan” a los homosexuales y las lesbianas al considerar que los gais sufren un trastorno mental.

“La acusación no es el fin, el objetivo es resolver el problema, que el Ministerio de Educación haga algo para borrar los contenidos que demonizan a los homosexuales”, dijo a Efe Qiu Bai, el pseudónimo escogido por la joven lesbiana de 21 años que interpuso la demanda.

Representantes de distintos grupos y asociaciones a las puertas del Tribunal Intermedio de Pekín donde se celebró la vista dijeron que se trata de un caso “histórico” para el colectivo chino de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales (LGBT), que sufre una gran discriminación en el país.

Qiu decidió demandar al Ministerio después de buscar información sobre lo que le estaba pasando al percatarse de que se sentía atraída por una amiga de clase.

Tras leer libros de su universidad sobre psicología y medicina en los que se aseguraba que la homosexualidad es “un desorden mental” y decidió acudir al psicólogo y con el tiempo se dio cuenta de que no estaba enferma.

“Me enfadé mucho”, recordó hoy a Efe la universitaria poco antes de entrar al tribunal.

En la vista, el juez pidió a ambas partes que explicaran su posición antes de continuar con el proceso, según Qiu, que se mostró esperanzada en conseguir un cambio aunque también expresó su decepción porque los representantes ministeriales no detallaron sobre quién “recae la responsabilidad” de los libros utilizados en el educativo.

Hasta 2001, los homosexuales en China estaban considerados enfermos mentales por ley y, aunque se han dado pasos desde entonces, el amor entre parejas del mismo sexo sigue estando estigmatizado.

Un párroco impide a un homosexual ser padrino del bautismo de su sobrina

Alejandro Rodríguez, con su sobrina recién nacida

Alejandro Rodríguez, con su sobrina recién nacida. EL MUNDO

El párroco de la iglesia de San Eutropio de Paradas, en Sevilla, le ha negado a un joven la posibilidad de ser padrino de bautismo de su sobrina por su condición de homosexual y, sobre todo, por convivir con una persona de su mismo sexo. El afectado se siente “enfadado y desilusionado” por una decisión que, según el Arzobispado, puede ser recurrida.

“No me esperaba eso”, ha asegurado a EL MUNDO de Andalucía Alejandro Rodríguez, un camarero de 30 años que lleva toda su vida vinculado a la Iglesia. Miembro activo de Cáritas, perteneció también a la junta directiva de un grupo de fieles (del que se ha apartado un poco tras mudarse a la vecina localidad de Utrera, donde tiene pareja y trabajo); por eso, tenía “buena relación” con el cura.

Hace unos días, el joven le escribió para comentarle que su hermana quería bautizar a su hija y que él fuese el padrino. El párroco, primero, le recordó que no estaba confirmado. “El año pasado me apunté a catequesis, pero como era los viernes y trabajo en hostelería, no podía ir, así que hablé con ellos para ver si podían darme una solución, porque yo quería formarme como cristiano”, ha contado Alejandro, que después de mucho insistir, se cansó.

PUBLICIDAD

“Me veía todos los días por la Iglesia y no me decía nada”, ha añadido Rodríguez, que, en todo caso, le respondió al sacerdote que todavía no era obligatorio estar confirmado para poder ser padrino; la norma entra en vigor el 1 de septiembre de 2016. Entonces, el cura le dijo que, de todas formas, quería hablar con él. El pasado lunes, el joven se acercó a la parroquia, sin imaginar la situación con la que iba a encontrarse.

“Sé que no te va a gustar o quizás no llegues a entenderlo, pero no podrás ser padrino de la niña por tu orientación sexual”, dice el sevillano que le dijo el párroco, para el que suponía un problema, sobre todo, que viviera en pareja. “Me dio a entender que los gays que estén ocultos sí pueden ser padrinos”, ha apuntado Alejandro, que se puso “muy nervioso”. “Me temblaban las piernas”, ha asegurado el paradeño, para quien con esta actitud el sacerdote está “desvalorizando” a los homosexuales.

“Habíamos tenido ciertas diferencias, por el tema de la hermandad, pero nos sobrellevábamos, y nunca había habido rencor”, ha señalado, asegurando estar “desencantado”. “Yo lo consideraba mi amigo, alguien con quien he compartido ratos de cerveza, de tapas y de charla. Por el aprecio que le tenía, nunca me esperaba algo así”, ha apuntado el joven, que quiere seguir creyendo en la Iglesia, pero no cree en un sacerdote al que considera “homófobo”. “Quisiera que se fuera del pueblo”.

“Yo solo digo lo que dice la Iglesia. Soy un mandado“, ha declarado a este diario el párroco de San Eutropio, Francisco Javier Aranda, declinando hacer más comentarios sobre este asunto y remitiendo al Arzobispado. Fuentes de esta instancia han apuntado que en estos casos el primer dictamen corresponde al párroco, que determina si la persona en cuestión reúne los requisitos necesarios para tener un papel determinado, aquí el de padrino; básicamente son que tenga una vida religiosa coherente con la responsabilidad que asume en el sacramento. La decisión del cura “en principio es la válida”, aunque “puede recurrirse”.

Las bodas entre personas del mismo sexo son las únicas que crecen en Euskadi

El 83% de los 2.106 enlaces que se celebraron durante el segundo trimestre del año fueron civiles

Una pareja se intercambia los anillos

Una pareja se intercambia los anillos. / AFP

Durante el primer trimestre del año 2.106 parejas pasaron por la vicaría en Euskadi. Esta cifra supone una disminución del 3,5% y 76 parejas menos con respecto al mismo período del año pasado. Sin embargo, los enlaces entre personas del mismo sexo aumentaron de forma considerable: han pasado de ser 32 a 41.

Como es lógico, durante el segundo trimestre del año se registró una crecida en el número de enlaces, especialmente durante mayo y junio. Los meses de invierno son los que menos problemas presentan a la hora de reservar una fecha.

Aunque en Bizkaia el aumento de las bodas no haya sido más que del 0,4%, es la provincia en la que más matrimonios se han contraído: 1.057. Según los datos del Eustat, Gipuzkoa sufrió un notable descenso (del 8,2%), y se oficiaron 687 bodas frente a las 310 de Álava, que también bajó en un 4,9%. Por otro lado, 52 parejas fijaron su residencia fuera de Euskadi.

Durante la primavera, el 83% de los novios se decantó por las bodas civiles. En el primer trimestre del año, en cambio, 92 de cada 100 enlaces se hicieron fuera de cualquier rito religioso.

En total contrajeron matrimonio 2.034 hombres y 2.051 mujeres residentes en Euskadi. Para el 88,2% de los esposos fue su primer matrimonio, mientras que 11 viudos y 230 divorciados volvieron a pasar por el altar. En el caso de las mujeres, 1.807 no habían pasado aún por la vicaría (una proporción casi idéntica a la de los varones). Además, se vistieron de blanco 4 viudas y 240 divorciadas.

Con el paso de los años es evidente que la edad de los cónyuges ha aumentado de forma notable. Nueve de cada diez esposos y ocho de cada diez novias habían cumplido ya los 30 años. Estas proporciones superan las que se consiguieron el año pasado en el mismo período de tiempo (88,7% y 76,4%, respectivamente). Así, se mantiene, un trimestre más, la tendencia al retraso en la edad de contraer matrimonio.

De abril a junio el 5,8% de los recién casados y el 8,6% de las mujeres que pasaron por el altar tenían nacionalidad extranjera.

Natalia Aventín “Con mi hijo transexual me he dado cuenta de lo que es ser un ciudadano de segunda”

Natalia Aventín

Natalia Aventín. ANA SÁNCHEZ BORROY / BENASQUE (HUESCA)

Nos encontramos con Natalia Aventín (Benasque, 1973) en la terraza de una cafetería de Benasque (Huesca), en uno de los valles más aislados del Pirineo aragonés. Es un municipio de poco más de 2.000 habitantes, entre los que el hijo de Natalia, un niño trans de 13 años, está completamente integrado. De hecho, este fin de semana, la única preocupación de esta madre es que el chaval no se maree en una excursión para practicar snowboard en Andorra.

Preside la Asociación de Familias de Menores Transexuales Chrysallis, que se constituyó en julio de 2013. Un año después, había 30 familias asociadas; ahora, ya son 210. Son la primera familia que ha llevado a los tribunales ordinarios la negativa de un registro civil a modificar el género de un menor transexual. El Tribunal Supremo ha admitido el caso a trámite.

¿Queda mucho por hacer en defensa del colectivo transexual?

España fue pionera al aprobar en 2007 una ley que permite el cambio de los datos en el registro civil. A nivel internacional, es una de las mejores leyes. Aun así, no nos parece válida porque discrimina a las personas y es “patologista”: tienes que demostrar que tienes una enfermedad mental para justificar que quieres cambiar los datos del registro y además, obliga a seguir un tratamiento. Es decir, si eres una persona transexual y no te diagnostican una disforia de género, no tienes derecho a cambiar tus datos en el registro. En realidad, la mayoría de las personas transexuales no tienen disforia, solo se la inventan. En Estados Unidos se demostró al comprobar con un estudio que todas las personas transexuales daban exactamente los mismos patrones. Aquí está ocurriendo lo mismo: los transexuales van a la unidad que corresponda y saben qué tienen que decir al psiquiatra o al endocrino de turno, cómo tienen que ir vestidos y qué preferencias tienen que mostrar para que les hagan el informe que necesitan para acceder al tratamiento médico hormonal.

Dentro del colectivo transexual, los menores aún están más desprotegidos.

Claro, la ley de 2007 excluye expresamente a los menores y a las personas migrantes. Es sorprendente que discrimina precisamente a los más vulnerables. Yo pienso que eso no puede ser constitucional, no tiene sentido.

¿La transexualidad se detecta antes de la mayoría de edad?

Sin duda. Los transexuales no son cuerpos equivocados, ni están en el cuerpo de otro, ¿de quién sería ese cuerpo? Esas expresiones duelen porque parece que el error está en la persona y no es así: el error está en la interpretación social de esa persona. La transexualidad consiste en que a una persona le asignan al nacer un sexo distinto a aquél con el que se identifica. Y se identifica desde muy pronto, desde los dos o tres años, en cuanto empiezan a hablar y a distinguir el masculino del femenino. Cada uno tenemos nuestra identidad desde que nacemos. Yo no me pregunto desde cuándo me siento mujer. Pensar que la transexualidad no aparece hasta los 18 años viene ligado a una cultura adulto-céntrica, donde los niños no tienen derechos y no se les respeta.

¿Qué supone para los menores transexuales que les obliguen a esperar hasta los 18 años para cambiar sus datos registrales?

Es incómodo en todos los sentidos. Cuando los niños viven con su identidad real, su identidad legal no coincide. Por tanto, tienen un carnet de identidad masculino, por ejemplo, y una imagen completamente femenina. Entonces, tienen problemas para ir a buscar un paquete a Correos, para hacerse el abono de transportes, montar en un avión… En los colegios, las personas que tienen el apoyo de las familias suelen vivir con su identidad real, pero a veces nos cuesta mucho convencer a la dirección de los centros. Por ejemplo, conseguir que un niño utilice el baño que quiera puede ser un mundo. Los padres tenemos que estar peleando todos los días: que le admitan en fútbol, en judo, en ballet…

Para la atención sanitaria, tampoco hay instrucciones claras, depende de la comunidad autónoma en la que vivas. Por eso estamos todo el día mendigando: vas a los sitios, expones tu problema y tienes que esperar a que el que tienes delante, sea un juez del registro civil, un médico o un director de colegio, sea receptivo y comprensivo. ¿Es una cuestión de suerte? Siempre digo que con mi hijo me he dado cuenta de lo que es ser un ciudadano de segunda, no todo el mundo tiene los mismos derechos. Por eso, todos los padres nos volvemos activistas, por necesidad, porque tienes que estar todo el día peleando con algo. Incluso cuando no hay resistencias, es una situación que obliga a dar demasiadas explicaciones. Lo verdaderamente fácil sería cambiar los documentos y ya está. Tenemos ya 25 autos favorables de niños con el nombre cambiado, pero no conseguimos que nos cambien el género en el Registro y, por tanto, tampoco en el DNI. Y no es solo para evitar perjuicios; se trata de que es un derecho, son tus datos, tu identidad. ¿Cómo no vas a tener derecho a rectificar un error que ha cometido otro?

¿De qué depende que esos autos sean o no favorables?

Depende del juez. En Sevilla hay uno que se niega completamente, ni se lee nuestros escritos, da igual lo que le pongas. ¿Qué ocurre? Que la gente ya ni lo solicita. Por eso, el porcentaje de solicitudes varía mucho de unos juzgados a otros. Es una lotería, vivimos dependiendo de la arbitrariedad de los jueces, de su moral, su cultura, sus creencias religiosas…

¿Por qué cree que son la única familia que ha acudido a los juzgados ordinarios para reivindicar el cambio de género?

Hay que reservar fuerzas porque, como comentábamos antes, esto desgasta, consume mucha energía. Además, cuesta dinero, hemos tenido que pagar a un abogado y a un procurador. Para solicitar el cambio de nombre en el registro civil con un expediente gubernativo no hace falta procurador ni abogado. En Chrysallis, tenemos un asesor jurídico que prepara estas solicitudes.

¿Qué suelen preguntar las familias que llaman a Chrysallis por primera vez?

Lo primero suele ser preguntar cómo decirlo al entorno social, tenemos mucho miedo a la pérdida del status. Por ejemplo, cómo contarlo a los abuelos, a pesar de que suele ocurrir que se convierten en los grandes aliados: tienen más libertad, escuchan más a los críos, muchas veces son los que les cuidan… Para comunicarlo en el colegio, en Chrysallis tenemos un modelo de mensaje de Whatsapp para enviarlo a los grupos que suelen crearse entre los padres de los compañeros de clase. Contiene información, es muy rápido y permite enviar el mensaje a todos a la vez. Casi siempre, cuando el resto de los padres tienen la información, cambian de actitud y empatizan. Es algo muy concreto, pero para las familias, en ese momento, con el lío que tienen en su cabeza, es difícil ponerse a expresar lo que ocurre en un mensaje de Whatsapp. También tenemos un cuento para explicarlo en las clases. No hay herramientas para los niños transexuales. Las vamos inventando nosotros y las compartimos con el resto de los niños.

¿A las familias les cuesta asumir la transexualidad de los pequeños?

Hay mucha gente que, al principio, quiere contactar con algún profesional, para que alguien certifique que realmente el niño es transexual. Es una forma de intentar justificarlo socialmente, poder decir que lo ha certificado un médico, un psicólogo… En realidad, los hijos son nuestra responsabilidad. Hasta que la familia no asume que la responsabilidad de proteger al menor es suya, no funciona. También hay gente que sufre una pérdida: durante un tiempo prefieren no verlo y en el momento que dan el paso sufren un periodo de duelo, de pérdida de la persona que creían que era su hijo. Si te has empeñado durante dieciséis años en que tu hijo es una niña, aparecen sentimientos de culpa, de tristeza. Desde el momento en el que dicen el sexo del bebé a una embarazada, empezamos a construir expectativas; con el tránsito, hay que deconstruirlas. Cuanto más sexista y más conservadora es la cultura, peor. También tenemos miedo por los críos, qué les pasará cuando lo cuenten, si sufrirán acoso escolar…

¿Y esos miedos son fundados? ¿Suelen aparecer casos de acoso escolar, por ejemplo?

No. Tenemos estudios que comparan la calidad de vida de los niños y niñas antes y después del tránsito, teniendo en cuenta el acoso, el fracaso escolar… y, desde luego, la conclusión es que el cambio es a mejor 100 %. En realidad, cuando están mal y pueden ser víctimas de acoso es antes del tránsito, porque no son ellos mismos. Pasan de ser el niño del rincón de la clase que intentaba pasar desapercibido a ser niñas felices que se ponen en primera fila en el festival de Navidad. También mejora el ambiente familiar, porque los niños son mucho más felices. Es impresionante ver las fotos antes y después del proceso de aceptación. Para las niñas trans, muchas veces, el día más feliz de su vida es cuando se van con sus padres a comprarse vestidos. De ahí viene nuestro nombre de Chrysallis, de que salen de la crisálida y se convierten en mariposas.

¿El tránsito es más fácil en sitios pequeños como este?

Depende. A mí me hace gracia cuando me llaman las familias por primera vez, porque siempre piensan que su caso es el más complicado. Tienen miedo y les preocupa vivir en un municipio pequeño, vivir en una gran ciudad, que el colegio sea demasiado grande o demasiado pequeño, que sea concertado… Y luego resulta que no pasa nada en ningún sitio: tenemos niños que han hecho su tránsito en un colegio concertado religioso, aunque cueste esfuerzos.

La violencia de género se extiende entre la juventud

  • De los celos y el control al maltrato

  • La violencia de género se extiende entre la población menor. Más del 80% de los adolescentes y jóvenes del Estado de 14 a 19 años afirma conocer o haber conocido algún acto de malos tratos en parejas de su edad

Las redes sociales e Internet han cambiado las formas de relación y comunicación de la juventud a un ritmo vertiginoso

Las redes sociales e Internet han cambiado las formas de relación y comunicación de la juventud a un ritmo vertiginoso (Pablo Viñas)

  • EL era mi príncipe azul. Al principio se comportaba como un gran seductor que me protegía y me cuidaba. Tenía 16 años y estaba enamorada”, relata Ana. “Cuando se consolidó la relación -duró nueve meses- él me pidió que no quedara con mis amigas porque deseaba estar todo el rato conmigo; me controlaba el móvil, las llamadas, mis movimientos. Yo lo percibía como una manifestación de amor, pero ahora sé que era una táctica de aislamiento y que una persona aislada, como era mi caso, resulta más vulnerable y le es más difícil salir del maltrato y todo porque pensamos que los celos forman parte del amor”, recuerda como si fuera hoy, aunque hayan transcurrido ya dos meses desde que diera el primer paso para salir del pozo negro al que le había arrastrado su traumática relación con Mikel, de la que aún arrastra secuelas psicológicas. “Me tengo que medicar y la semana próxima empiezo con el psiquiatra; estoy rota por dentro y lo peor es que he arrastrado a mi familia, a mis amigas, a los que me quieren de verdad”, se sincera esta adolescente de Sestao que ha dejado de ser la pizpireta joven de antes de iniciar la tóxica relación.

    Desde el principio, Mikel de 18 años, demostró ser un celoso empedernido, pero Ana no detectó este síntoma como otra forma de maltrato. “Éramos de la misma cuadrilla y todo empezó a torcerse entre nosotros cuando cada semana me decía que me iba a dejar, que era muy poca cosa; que sin él no valía para nada. Me manipuló de tal forma que me tenía en sus manos; me lo llegué a creer y me convertí en su juguete”.

    Tras una discusión de adolescentes llegó el primer tortazo. “Me asusté y él llorando me pidió que le perdonara , me juró que no lo volvería a hacer y entonces empezó a tratarme como a una reina, a ayudarme a hacer los deberes, a decirme lo mucho que me quería…, yo seguía creyéndole porque estaba enganchada a él”. Sin embargo, “los golpes volvieron a aparecer por cualquier tontería e iban en aumento. Cada vez que me pegaba llegaba luego la reconciliación que él la definía “como una nueva luna de miel”.

    La última paliza que le propinó Mikel llegó en septiembre. Fue de tal calibre que Ana ya no pudo soportarlo más y al llegar a casa, con el cuerpo y la cara amoratados y con la ropa rasgada, el material escolar desparramado, llamó a su mejor amiga y, sin poder dejar de llorar, le contó lo que le sucedía.

    EL MIEDO A CONTARLO “Mi amiga se sinceró con su ama y las dos vinieron a casa a contarle a mi madre lo que me ocurría; yo tenía miedo, estaba aterrorizada y sin fuerzas para decirles que mi novio, que había estado en casas muchas veces, me pegaba. Mi familia, incluido mi hermano mayor decidieron que lo mejor era interponer una denuncia y el juicio saldrá en enero”, explica Ana.

    A las humillaciones públicas entre las víctimas de violencia machista se suma el miedo y la vergüenza. Además, en el caso de la joven sestaoarra tiene el añadido de que la mayoría de la cuadrilla de Mikel no le perdonan que le haya denunciado por agresión: “Creen que es una invención mía. Él les ha contado otra historieta porque es un manipulador y un encantador de serpientes. Afortunadamente mis mejores amigas y mi familia me apoyan; sin ellos no podría salir adelante; volvería con él, porque le hecho de menos; me ha anulado de tal forma que creo que sin él no valgo ”, se confiesa.

    Ana es una de las miles de adolescentes que en el Estado y en Euskadi sufren en sus carnes la violencia machista. Las organizaciones que trabajan en este área advierten con inquietud la normalización de las conductas violentas en el entorno de los jóvenes y el importante papel “transgresor” de las nuevas tecnologías en este ámbito. De hecho, seis de cada 10 adolescentes víctima de violencia de género sufrieron acoso a través del móvil y las redes sociales, según un estudio de la Fundación Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR). Además, y esto es lo mas preocupante, más de la mitad, un 51,1% no era consciente de que estaba siendo maltratada.

    SIN IDENTIFICAR EL MALTRATO “Esto hace que las víctimas no sientan la necesidad de pedir ayuda hasta que la situación es insostenible, y que las adolescentes no identifiquen las conductas de abuso psicológico como, por ejemplo, el control del tiempo de las amistades, la forma de vestir, del dinero, de los proyectos o el chantaje”, explica Ianire Estébanez, psicóloga, especialista en prevención de violencia y formación. “El mito del amor romántico está tan interiorizado que las adolescentes no perciben nada raro cuando sus maltratadores comienzan a agredirlas”, apostilla la psicóloga.

    Más del 80% de los adolescentes y jóvenes del Estado de 14 a 19 años afirma conocer o haber conocido algún acto de violencia de género en parejas de su edad. De hecho, son capaces de identificar una media de cinco actos por persona de violencia ejercida por chicos y una media de 3,7 de violencia ejercida por chicas.

    Además, a lo largo de 2015 se presentaron en el País Vasco 178 denuncias por delitos de libertad sexual. El 41% de ellas eran de jóvenes de entre los 14 y 17 años; el 15% tenían entre 18 a 20 años.

    “Las relaciones de pareja de adolescentes y jóvenes continúan articulándose en torno a mecanismos de posesividad y de control basado en el ideal de la exclusividad, lo que da lugar a un comportamiento potencialmente agresivo por ambas partes, aunque más frecuente y muchísimo más grave por parte del chico”, según se desprende del reciente estudio de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción.

    En las relaciones sentimentales se mantienen los ideales tradicionales. Las parejas se basan en la idea del poder sobre el otro, e incluso el 59,4% de los encuestados están bastante de acuerdo con que “el chico debe proteger a su chica”. Esto se traslada a los tópicos en las relaciones sexuales, en las que ambos sexos coinciden en la idea de que la fidelidad es importante. “Aunque nuestros jóvenes se consideran muy modernos, sus modelos de sexualidad son parecidos a los de nuestras abuelas”, apunta Ianire Estébanez.

    Para esta psicóloga experta en violencia de género, no hay soluciones mágicas contra la violencia que se ejerce contra las mujeres tras siglos de dominación patriarcal, pero falla la educación. “Sólo se actúa y trabaja cuando sucede lo peor; pero eso es trabajar en solo en la dolencia final, cuando lo que debe hacerse es actuar sobre los valores de tolerancia hacia el otro, a saber aceptar los noes”. Y hay pocos recursos para educar en la igualdad desde la infancia. Hay que aprender a gestionar una ruptura sobre todo porque alguien ha dejado de quererme. Estamos actuando sobre el castigo y no la prevención”, subraya Estébanez.

    Las menores reproducen los modelos de las canciones, las películas y la publicidad y piensan que , sin él, no son nada. “Por eso hay que explicarles qué son relaciones afectivas saludables y ayudarles a reflexionar sobre lo que supone una relación basada en el amor, el respeto, la confianza, la comunicación. En las series de televisión que ven las chicas, la desigualdad está tolerada y generalizada”, señala Andrea Momoitio, la experta en género de Pikara Magazine.

    INFLUENCIA FATAL El paso del control a las agresiones sucede rápidamente, reconoce Estefanía, una adolescente alavesa de 17 años, quien tiene protección y su exnovio una orden de alejamiento por los constantes maltratos a la que le sometió durante dos años. Estefanía, de 17 años, como Ana, tuvo la mala suerte de enamorarse de un maltratador, “cuya influencia puede ser determinante en un momento crucial de sus vidas”, añade Estébanez.

    Cuando Estefanía dejó de estar constantemente a disposición de Javi, empezó a sufrir insultos terribles, otra señal clara de maltrato, pero ella no lo atisbaba”. Luego aparece la violencia y es una espiral con fases de luna de miel, tras las cuales vuelven los malos tratos. “ A mí me decía que si le dejaba se iba a suicidar y como le quería, le creía”.

    Pero Estefanía comenzó a tomar conciencia de que tenía un grave problema cuando Javi empezó a llamarla “zorra” porque llevaba minifaldas y “puta” porque seguía hablando con su cuadrilla de toda la vida; cuando le controlaba por móvil y no dejaba de mandarle SMS intimidatorios. “Él vive en una urbanización de Gasteiz y es hijo único y en casa siempre ha estado muy consentido, aunque siempre ha sido problemático. Me alarmé y decidí zanjar la relación cuando me dijo que me iba a encerrar en el sótano de su casa donde nadie me encontraría y que haría de mí lo que él quisiera”, explica la adolescente alavesa.

    Javi continuó acosándola y la familia de Estefanía interpuso una denuncia y el joven tiene una orden de alejamiento. Aunque no sufrió maltrato físico, tiene un largo y tortuoso camino hasta restablecer su autoestima, para recuperar las ganas de vivir. “Me decía que era una mierda y terminé por creérmelo”, sentencia.

CINE Una abuela lesbiana te explica el feminismo

Lily Tomlin protagoniza la nueva película de Paul Wetiz, una road movie donde una abuela lesbiana (y fumeta) emprende un viaje transformador en compañía de su nieta

Lily Tomlin y su nieta en la ficción, Julia Garner

Lily Tomlin y su nieta en la ficción, Julia Garner

En 1999, Jason Biggs se masturbó con una tarta de manzana. Aquella escena se convirtió en un referente generacional con el que se identificaban todos los adolescentes ansiosos por perder la virginidad. La película de Paul Weitz no está entre las tres comedias juveniles más taquilleras de la historia, pero sí es una de las más influyentes: recupera el tono canalla de títulos ochenteros, utiliza Internet como mofa y vehículo indispensable hacia el onanismo -adiós cintas VHS, hola webcam- y todo bajo el ritmo soleado y fiestero de Blink-182. American Pie marcó una época. Pero no ha envejecido bien.

Hoy American Pie nos parece machista. Ya no hace tanta gracia. Las chicas de la película se mantienen siempre fuera de la historia, lo importante es que ellos culminen su pacto sexual. Ellas están marginadas o si no, glorificadas. Pero lejos. Esta misma línea la siguieron casi todos los títulos del Hollywood clásico, citando a Pastora Campos “el hombre actúa, controla los sentimientos, hace que las cosas ocurran; la mujer es un elemento pasivo, decorativo. Por eso el espectador elije siempre el héroe como objeto de identificación y la heroína como objeto de goce”.Casablanca, por ejemplo, es una película que sigue a rajatabla estos dogmas, pero la perdonamos porque era otra época y a nosotros nos concierne la lucha por la igualdad que se libra en la actualidad, no la de hace 60 años.

Pero American Pie nos pilla más cerca, y los adolescentes que se sintieron tan identificados en su día con las aventuras de Stifler y sus colegas hoy podrían estar cayendo en esas fórmulas postmachistas que Barbijaputa critica todos los días en artículos como  éste. Por eso es tan importante que precisamente sea Paul Weitz el director que esté detrás de Grandma, un filme muy inteligente, muy gracioso, muy sentimental y también muy feminista.

Resucitar a la actriz fetiche de Robert Altman

Según ha contado el propio Weitz en alguna entrevista, hacía años que tenía la historia de esta road movie en la que una abuela lesbiana en plena crisis sentimental decide ayudar a su nieta a conseguir el dinero necesario para que ésta aborte. Un día, el director se encontró con Lily Tomlin y de paso con la protagonista perfecta para su película, escribió el guión rápido, decidido tras una inspiración rabiosa y se lo dio a Lily como una especie de ofrenda: “He escrito esto para ti”, le dijo a la actriz.

Lo siguiente fue un rodaje de 19 días en Los Angeles con un presupuesto muy recortado y una generosa protagonista que llevaba su propia ropa y que además conducía su propio coche, un Dodge Royal Lancer de 1955. En cierta forma la película es un choque entre tres generaciones, Tomlin interpreta a la abuela liberal y un poco excéntrica, Marcia Gay Harden es la ocupadísima hija y madre soltera con éxito pero sin tiempo y por último está la nieta, una Julia Garner que funciona como nexo, una adolescente encantadora y tímida con un gran problema. Y todas están muy bien, pero lo de Lily es de otro mundo.

El espectador sólo querrá verla a ella, escucharla a ella, Elle, que así se llama su personaje, devora la película. Es su primer protagonista en 27 años y lo exprime. Esta actriz que comenzó a hacer comedia en clubs nocturnos durante los 60 tuvo su propio show en televisión antes incluso de que existiera Saturday Night Live.  Su humor era retorcido (en el mejor sentido) y crítico y por supuesto se metía mucho con los hombres: “Creo que el hombre empezó a caminar sobre dos piernas para dejar sus manos libres y poder masturbarse”, este es uno de sus chistes.

Robert Altman la convirtió en su actriz fetiche y con su primera colaboración,Nashville, fue nominada al Oscar. Repitieron en El juego de Hollywood, Vidas cruzadas y El último show. Nunca ocultó su homosexualidad pero tampoco hizo lo contrario, sencillamente nunca la preguntaron. Y así entre la escritura de algún guion como el de La increíble mujer menguante de Joel Schumacher y papeles casi siempre de cierta irreverencia, Lily Tomlin, a sus 76 años, ha conseguido un personaje pensado sólo para ella. Elle tiene mucho de Lily, es una fuerza de la naturaleza, divertida, nostálgica y cabreada. Puede que aquí esté su segunda nominación al Oscar.

El feminismo que viene del hombre

Grandma tiene muy marcado el estigma del cine indie, los reflejos de luz que atraviesan la cámara, una banda sonora tenue y envenenada de sentimentalismo y un argumento previsible con una redención final heredada de las películas de Frank Capra. Pero da igual, porque los diálogos son brillantes, porque el ritmo del filme es el adecuado y Wetiz utiliza con elegancia a unos secundarios que aparecen y desaparecen para desvelar los secretos del personaje principal. Elle está tan bien construida que probablemente represente a la abuela que toda y todo feminista quisiera tener.

Volviendo al ensayo El cine feminista y el cine de temática feminista de Pastora Campos, las mujeres sentirán placer “al identificarse con un personaje femenino fuerte e independiente, que es capaz de controlar el progreso de la narración y los acontecimientos de la ficción para llegar a una solución en la que se erija como “vencedora”, y cuya condición de mujer haya sido el elemento fundamental de su victoria”. Esta es la clave de Grandma, donde se tocan temas como la liberación sexual de la mujer, el aborto, el éxito, sus responsabilidades sociales y su lugar fuera de los antiguos estereotipos familiares.

Es todo un éxito que sea Weitz, el director de Amercian Pie, el que esté detrás de esta historia de mujeres donde dos hombres también tienen un papel, ojo, aunque uno sea un idiota y otro simplemente esté herido. Sin embargo, algo falla, algo casi imperceptible que nos hace reflexionar si todavía es demasiado pronto para que sea un hombre el que se meta en la psique de una mujer. ¿Es necesario que las tres protagonistas sean mujeres con un desorden sentimental tan extremo? ¿Existen mujeres tan extravagantes? Un par de sospechas mínimas si tenemos en cuenta que el gran triunfo de Weitz ha sido resucitar a la nueva abanderada del feminismo, Lily Tomlin.

Dos hombres de Dublín, primera pareja homosexual que se casa en Irlanda

 

DUBLÍN. Los irlandeses Richard Dowling, abogado, y Cormac Gollogly, empleado de banca, ambos de 35 años de edad, se dieron el “sí quiero” en una discreta ceremonia civil celebrada en la localidad de Clonmel, en el condado de Tipperary (sur de Irlanda).

“Es estupendo ser los primeros”, declaró a los medios Cormac, quien después besó a su nuevo marido Richard, que, a su vez, recordaba hoy cómo le pidió matrimonio hace dos años en una playa de la ciudad costera española de Sitges.

Gracias al apoyo del 62 por ciento de los votantes, Irlanda se convirtió en el primer país del mundo que legaliza este tipo de uniones en una consulta popular convocada por su Gobierno, de coalición entre conservadores y laboristas.

Desde el pasado mayo, 187 parejas del mismo sexo han presentado solicitudes para casarse de acuerdo con la llamada Ley de Matrimonio de 2015, un texto que fue oficializado la pasada semana por la ministra irlandesa de Justicia e Interior, Frances Fitzgerald, y que entró en vigor ayer.

La República de Irlanda ya promulgó en 2010 la ley de Relaciones Civiles que, por primera vez en este país, concedía reconocimiento legal a las parejas de hecho del mismo sexo, pero eludía calificar a esas uniones de “matrimonio” y protegerlas constitucionalmente.

Con el referéndum del pasado mayo, el matrimonio de parejas del mismo sexo tiene el mismo estatus en la Carta Magna irlandesa que las uniones convencionales.

Cormac y Richard recurrieron hace dos meses a la anterior legislación para sellar una “unión civil” y entonces organizaron una fiesta por todo lo alto con familiares y amigos.

“Lo que hemos hecho hoy es formalizar la legalidad de nuestro matrimonio. Queríamos también intentar entrar en los libros de historia convirtiéndonos en los primeros en casarse”, explicó Richard.

A pesar de las garantías constitucionales, la iglesia católica, la anglicana o cualquier otra organización religiosa reconocida oficialmente por el Estado irlandés puede negarse por motivos de conciencia a casar a una pareja de homosexuales.

Un niño trans de Texas le dice a quien le critica: ‘Tú no eres la persona que me diga quién soy’

Evan Singleton

Evan Singleton

Nadie puede decir que Evan Singleton, de 12 años, es demasiado joven para estar viviendo como hombre. Hace tres años este chico transexual de Texas comenzó a vivir como lo que realmente es, un niño. A pesar de su juventud, es muy elocuente en sus respuestas para aquellos que le critican porque piensan que es demasiado joven para su transición y para el tratamiento de bloqueadores de la pubertad que cuenta con el pleno apoyo de sus padres. La realidad es quenadie sabe cuáles son las ‘causas’ de la transexualidad. El problema más grave es que muchos de estos niños y niñas son estigmatizados o apartados de otros niños y, a veces,tratados con violencia por la sociedad que no acepta la diferencia y que está regida por la opresión de la cisnormatividad.

Pero Evan no se amilana y lo tiene muy claro a la hora de enfrentar a los críticos: “Yo les diría: No eres la persona que me diga quién soy“, ha explicado a Al-Jazeera Latino después de que la Ordenanza de Igualdad de Derechos de Houston fue denegada la semana pasada.

Henderson tiene bastante claro incluso quién cree que tiene el derecho a compartir su opinión sobre de su identidad de género ‘No estoy molestando a nadie. Soy trans pero nadie tiene el derecho a entrar en mi vida y me diga lo que tengo que hacer”, dice, “Mis padres están haciendo un gran trabajo. Yo hago mis tareas, limpio mi habitación, y les ayudo. No es para presumir pero creo que soy un gran chico, me esfuerzo en la escuela, y, por eso, nadie tiene derecho a venir a decirnos a nuestra familia lo que debemos hacer”.

Singleton está inscrito en un programa para jóvenes trans de Dallas, en el Centro Médico de Niños Genecis (Educación de Género, Atención y Apoyo Interdisciplinario). De acuerdo con el sitio web del programa, los bloqueadores de la pubertad otorga un tiempo a estos jóvenes a retrasar la adolescencia para que replanteen su identidad de género a largo plazo.

Su madre acudió a más de 100 médicos para buscar un asesoramiento y ayuda pero no pudo encontrar a nadie que tratara a su hijo hasta que encontró el Centro Médico de la Infancia de Dallas.

“Si hubiera permitido desarrollar mi pubertad, probablemente, habría sido uno de esos chicos que simplemente tienen pechos”, dice Singleton. “Y luego probablemente me hubieran tenido que recluir en una institución mental. Sería realmente horrible”.

Evan confiesa que era sometido a la intimidación y acoso de sus compañeros en clase por ser trans, por eso, en su familia han aprendido la lección, no le quieren perder y le aman porque quieren que sea feliz siendo cómo realmente es, un niño: “No tenía a nadie con quien hablar. Me dolía mucho. Mis compañeros de clase herían mis sentimientos. Intentaron todo para hacerme perder el control“, explica el valiente chico.

Hay muchas teorías sobre la transexualidad infantil, pero hasta el día de hoy, ninguna ha sobrevivido un escrutinio cuidadoso. Es importante en esta sociedad diversa y que cada día se abre más a la pluralidad de géneros creando políticas educativas, culturales y sociales que ayuden a combatir la transfobia y crear ambientes sociales dignos para todos. La sexualidad infantil y, específicamente la transexualidad en la infancia, requiere de más investigaciones no solo en las áreas de la biología genética y la psicología, también es necesario que los sociólogos, antropólogos y otros investigadores de las áreas sociales y educativas se avoquen a este tema; de igual manera es necesario sensibilizar a los maestros, padres y madres de familia, ya que su incomprensión es motivo de rechazo y violencia contra los menores, lo que repercute en el sano desarrollo y la autoestima de estos niñas y niños y por lo tanto también implicará su desarrollo como adultos.

Un juez de Utah le retira la custodia de una niña a una pareja de lesbianas

El togado asegura que la pequeña adoptada de un año de edad estará mejor con una familia heterosexual

A Beckie Peirce y April Hoagland un juez les ha roto el corazón. No saben muy bien si la decisión que ha tomado tiene que ver con sus creencias religiosas o con un rechazo a la comunidad homosexual, pero el caso es que ha decidido que la niña que habían adoptado de un orfanato el pasado mes de agosto abandone su hogar. El magistrado cree que estará mejor con una pareja heterosexual.

“No es justo y no está bien y me duele muchísimo”, dijo Hoagland a una estación de televisión local. El año pasado se casó con Pierce, aprovechando la histórica luz verde por parte del Tribunal Supremo de Estados Unidos sobre los matrimonios entre personas del mismo sexo.

Estas dos residentes del condado de Carbon, en el estado de Utah, ya tenían dos hijos biológicos y con el certificado de matrimonio en la mano, tomaron la decisión de ampliar la familia. Presentaron los papeles y lo lograron, dando la bienvenida a una niña de un año de edad a su casa, un sueño hecho realidad.

Pero el viernes, el juez Scott Johansen decidió entrometerse en sus planes y sacar a la niña de su casa, una decisión a la que llegó después de hacer sus propias indagaciones sobre el comportamiento de los niños ante situaciones similares. Hoagland explicó que Johansen descubrió que los niños no tienen tan buen desempeño en hogares de parejas homosexuales como en casas donde hay un padre y una madre.

“Creo que es una decisión basada en principios religiosos”, indicó Pierce, un hecho que pretenden apelar y pelear hasta el final, y que ha encendido las alarmas entre en el defensores de los derechos del colectivo LGBT. Pierce alega que la división de servicios sociales de Utah quiere que la pareja se quede con la niña, “la madre también quiere que nos quedemos la niña, así que el único obstáculo en el camino es el juez”.

Un magistrado que no es la primera vez que es noticia en los medios locales por sus decisiones polémicas. En 2012, Johansen le sugirió a la madre de una adolescente que enfrentaba cargos por haberle cortado casi todo el pelo a un niño pequeño, que trajese una tijeras y se cortara ella misma la coleta en plena corte de justicia, una forma de reducirle la sentencia. Ojo por ojo.

Esto, sin embargo, reabre el debate sobre la conveniencia o no de que las parejas de homosexuales adopten niños, en pleno movimiento a favor de las uniones entre personas del mismo sexo en EEUU. Para muchos sigue siendo una píldora muy difícil de digerir.