La persecución de gais en Chechenia y la expansión de la cultura machista de Moscú

El hostigamiento a homosexuales no es un residuo de una sociedad tradicional de corte medieval, sino el último capítulo de los abusos que sufren los ciudadanos de la Federación Rusa

PILAR BONET

La policía rusa detiene a un activista de los derechos de los gais en una manifestación en San Petersburgo en mayo de 2016. FOTO: GETTY / VÍDEO: REUTERS

 

En las sociedades tradicionales del Norte del Cáucaso se mantienen aún, con diversos grados de arraigo, costumbres arcaicas que sobrevivieron a las campañas de la Unión Soviética contra los “vestigios del modo de vida tribal”. Alguno de esos “vestigios”, como las venganzas trasmitidas de generación en generación, los raptos de novias, las bodas forzadas o el cruel castigo de la “deshonra” familiar, todavía se dan en las comunidades autóctonas del sur de Rusia. Según los usos ancestrales, el varón cabeza de familia tenía potestad, por ejemplo, para juzgar a una hija o una hermana por su “comportamiento ligero” (como relaciones sexuales extramatrimoniales) o a un hijo o hija de orientación sexual no reconocida. Los “castigos” para salvar el “honor” de la estirpe se ejecutaban en secreto en la familia, que mataba a la (el) culpable de la deshonra y mantenía sobre ello un silencio sepulcral. El poder soviético, si llegaba a descubrir los crímenes, los perseguía en el marco del Código Penal. Lo mismo pueden (y deben) hacer hoy las autoridades rusas.

Por ocurrir fuera del entorno familiar arcaico, la persecución de gais en Chechenia, tal como denunciaron distintas fuentes en las últimas semanas, no puede considerarse como residuo de una sociedad tradicional de corte medieval, sino más bien como el último capítulo de los abusos que sufren los ciudadanos de la Federación Rusa (con independencia de su orientación sexual) a manos de quienes ejercen el poder en aquella república del Cáucaso y lo hacen, de forma arbitraria y a menudo en contra de la ley de la Federación Rusa, según explican dos fuentes chechenas.

”En el pasado perseguían a los muchachos para obligarles a confesar que eran radicales islámicos, en parte para mejorar las estadísticas policiales y ascender en la jerarquía y en parte para conseguir un rescate de sus familiares por liberarlos. Ahora, que los radicales islámicosse fueron a luchar a Siria, los órganos policiales siguen haciendo lo mismo y apresan a jóvenes acusándoles de ser homosexuales, algo que la sociedad local considera una vergüenza y un tabú”, manifestaban las fuentes antes mencionadas.

Como ejemplo, contaban el caso de un joven de 19 años, Vaja (nombre ficticio), y tres amigos suyos, detenidos hace unos meses cuando jugaban con ordenadores en un local en Grozni. Ninguno de ellos era homosexual, pero fueron torturados para que confesaran serlo, afirman los interlocutores. Vaja fue liberado gracias a las influencias de su familia, que no está dispuesta a denunciar el caso por miedo a sus dirigentes y a la opinión pública local. “La gente calla porque vivió los horrores de la guerra —la suma de las arbitrariedades de los representantes de Moscú y de los dirigentes locales que temporalmente aplicaron la ley islámica— y teme el retorno de aquella época, pero mientras tanto se ha creado un régimen que se inmiscuye en la vida del ciudadano, que entra en su casa y le impone su voluntad”, afirmaban las fuentes, que recordaban cómo hace unos años los milicianos, acompañados de mulás (sacerdotes islámicos), allanaban la morada de las chicas que les gustaban y las obligaban a contraer matrimonio, el cual era registrado de inmediato por el mulá acompañante.

Hubo bandas que se dedicaron a “cazar” mujeres con la cabeza descubierta para obligarlas a ponerse el pañuelo y la normativa vigente hasta hoy en la Universidad de Grozni impone falda larga y pañuelo a las estudiantes, recuerdan las fuentes consultadas. También evocaban a las mujeres que aparecieron muertas en los alrededores de la capital chechenia en 2008 “castigadas” aparentemente por su “vida disoluta”. Todos estos sucesos responden, según los interlocutores, a la selección negativa que ha encumbrado al poder a gente inculta, pero prepotente y codiciosa.

Esta élite juega a su antojo con tres conceptos: la sharia” (ley islámica), el adat (conjunto de usos tradicionales) y la legislación de la Federación Rusa. Con la ambigüedad del marco legal jugaban también los dignatarios islámicos que el pasado fin de semana se reunieron en la mezquita de Grozni para condenar a los periodistas de Nóvaya Gazeta por sus informaciones supuestamente difamatorias sobre la persecución e internamiento de gais en Chechenia. La actitud de los mulás, que niegan la existencia misma de homosexuales en la República, es equiparable a una “bendición de la venganza” según Leonid Nikitinski, periodista experto en temas jurídicos.

El comité de investigación de la Federación Rusa ha abierto un expediente para comprobar si los dignatarios islámicos chechenos amenazaron de forma delictiva a los periodistas. No obstante, sorprende la tolerancia y la pasividad de las autoridades centrales rusas ante las reinterpretaciones de los “vestigios del pasado” en clave del régimen de Ramzán Kadírov, presidente de la República de Chechenia y hoy máximo representante del poder laico del Estado en Chechenia.

Para explicarlo, las fuentes consultadas hacen hincapié en tres puntos. El primero es la influencia de la cultura de corte “macho” y “militarista” que se difunde desde Moscú, con la imagen de Vladímir Putin como divisa, y que encuentra terreno abonado en los pueblos de origen guerrero del Cáucaso. En segundo lugar, el encauzamiento de la proyección internacional de Chechenia hacia las relaciones con Estados del Golfo, que en cierto modo se han convertido en un modelo nuevo de autorrealización para la élite local en sustitución de la independencia. Para finalizar, el ambiente de corrupción y otros fenómenos negativos que se dan en la Federación rusa y en Chechenia en grado acentuado. Este último punto lleva a los interlocutores a afirmar que Chechenia no es un caso aislado, sino un grado extremo de cuanto sucede en otros lugares del país.

Lucha por los derechos humanos

Svetlana Gánnushkina, directora del comité Ayuda Ciudadana, una entidad moscovita que socorre a refugiados y desplazados, afirma que “de forma episódica acuden a nosotros personas de orientación sexual no tradicional”. El primer caso que la veterana activista por los derechos humanos recuerda ocurrió hace unos cinco años, y su protagonista fue un muchacho checheno que hizo prácticas como voluntario en el comité. Cuando el chico tuvo confianza enseñó los mensajes que le enviaban su hermano y sus padres. “Le decían que volviera inmediatamente, que era un monstruo y un error de la naturaleza y eso que el chico ni siquiera tenía una pareja, solo que sus familiares entendían que tenía una orientación diferente y le exigían que se casara o se suicidara y limpiara la afrenta familiar”, cuenta Gánnushkina.

Historias semejantes se repitieron después con otras tres personas que Gánnushkina ayudó a trasladar a lugar seguro. Un caso reciente inquieta a la activista: una chica chechena perseguida que “desapareció” tras dirigirse hacia la Plaza Roja de Moscú, “pensando que allí nadie se atrevería a tocarla”.

“Desde octubre de 2016 he tenido que ayudar a cuatro personas perseguidas por su orientación sexual; dos de ellas están en países seguros y a los otros dos les he perdido la pista”, comenta la activista, cuyas exhortaciones a no matar a quienes tienen otra orientación sexual han encontrado reacciones preocupantes en Facebook, incluida la comprensión para el asesinato de gais. “Amigos, colegas y gente próxima con quienes nunca tuve diferencias sobre la violencia que se ejercía en Chechenia durante muchos años, consideran ahora que los debates sobre una nueva oleada de violencia son una ofensa para el pueblo checheno, porque se trata de un grupo cuya existencia se niega”, escribe Gánnushkina. “Estas personas existen, existen en todas partes y existen en Chechenia, y eso no la convierte en Sodoma y Gomorra”, sentencia.

Respuesta masiva a los golpes de la violencia machista

Miles de personas se dieron cita en Gasteiz para participar en la manifestación convocada por el movimiento feminista de Euskal Herria. La marcha, que finalizó en la plaza de la Virgen Blanca, estaba encabezada por una pancarta en la que se podía leer el lema «11 eraso 12 erantzun Feministok Prest! Vuestras violencias tendrán respuesta».

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Más de 7.000 personas, según el recuento de GARA, –12.000 según las organizadoras– tomaron ayer las calles de Gasteiz para mostrar su rechazo a la violencia machista. Una lacra que esta misma semana se ha cobrado la vida de Nathalie Van Dut, que falleció el miércoles por la noche en el hospital de Baiona tras permanecer ingresada varios días en estado grave. «Nathalie ha sido asesinada por su marido en Bidart. Es la última víctima que deja la violencia machista en Euskal Herria, y estamos hartas, estamos muy enfadas. Desde Gasteiz, con toda la fuerza de quienes nos hemos juntado aquí, denunciamos este nuevo asesinato», destacó Amaia Villanueva al final de la marcha convocada dentro de la campaña Feministok Prest!, que concluyó en la plaza de la Virgen Blanca.

Allí recordó que la violencia machista tiene «muchas formas, muchas caras, muchas cadenas». «Cadenas que día a día golpean la vida de las mujeres, atándonos a la dominación. ¡Pero a tantas violencias, más respuestas! Es la violencia que sufrimos la que nos ha unido, y responderemos como un único cuerpo», exclamó.

En la misma línea se pronunciaron Gladys Giraldo y Marina Sagastizabal, que denunciaron la vigencia de un sistema heteropatriarcal que quiere a las mujeres «fuera de los espacios públicos, o en casa al caer la noche. O de cantineritas en las fiestas, presentes solo para su disfrute». «Nos quieren naturalmente femeninas y jerárquicamente complementarias a los hombres», añadieron antes de insistir en que las violencias machistas «son la cara de una maquinaria patriarcal podrida, que reacciona ante los derechos conquistados por las mujeres, desplegando todo su arsenal contra el feminismo».

Contra un movimiento que «seguirá trabajando para acabar con el machismo y lograr la igualdad efectiva entre hombres y mujeres». «Responderemos a la agresiones, como hemos hecho siempre, con fuerza, con movilizaciones, interpelando a las instituciones, acordando protocolos, creando redes de asistencia y utilizando la pedagogía», subrayaron tras lanzar un mensaje claro y directo a los agresores: «Vuestras violencias tendrán respuesta».

Y pidieron la colaboración de la ciudadanía para luchar contra la desigualdad y el machismo, que afecta a las mujeres del todo el mundo, tal como señalaron las personas que subieron al escenario. Mujeres procedentes de distintos lugares unidas contra una misma causa.

Refugiadas y presas

También recordaron a quienes no pudieron acudir a la manifestación. A las refugiadas que están atrapadas en las fronteras de esta Europa de la «vergüenza», y a las presas, que «también están luchando contra la estructura patriarcal de la cárceles. Enfrentándose a la cruda violencia del Estado y del sistema patriarcal, y recibiendo un doble castigo: el castigo penal y el castigo moral de la sociedad. ¡Desde aquí toda nuestra solidaridad!».

Tras la manifestación, muchas de los asistentes se dirigieron a Landatxo, donde tuvo lugar una comida popular. Esta jornada «histórica» finalizó de noche, con conciertos en el gaztetxe de Gasteiz.

Personas de distintos ámbitos unidas en las calles de Gasteiz

Agentes sociales, políticos, sindicales y culturales llegados de todos los rincones de Euskal Herria y de otras naciones, como los Països Catalans, se dieron cita ayer en Gasteiz para participar en la manifestación convocada por Feministok Prest!.

La politóloga Jule Goikoetxea destacó la importancia de celebrar esta cita en la capital alavesa, donde se ha abierto un debate social sobre el modelo festivo a consecuencia de la protesta organizada por el movimiento feminista en las fiestas de La Blanca. Por otro lado, la cantante Ines Osinaga mostró su rechazó a la criminalización del feminismo, que ha logrado incluir en la agenda política la necesidad de lograr la igualdad efectiva y acabar con la violencia machista.

Por su parte, la secretaria general de LAB, Ainhoa Etxaide, advirtió de que las mujeres no son víctimas. «Somos mujeres, y queremos ser mujeres libres. Y pedimos medidas para lograr que formemos parte de esta sociedad en igualdad de oportunidades, sin que se nos obligue a estar supeditadas a los hombres», añadió.

La diputada de EH Bildu Onintza Enbeita denunció la existencia de una violencia estructural contra las mujeres, y Anna Gabriel(CUP), afirmó que sin feminismo «no habrá independencia completa ni socialismo deseable».I.S.

Una gran marcha contra la violencia machista recorre Gasteiz

La manifestación, organizada por Euskal Herriko Mugimendu Feminista, ha sido el punto cumbre de una jornada copada de actividades.

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Una marcha en contra de la violencia machista y en defensa de los derechos de las mujeres ha recorrido Vitoria-Gasteiz este sábado. La manifestación ha salido desde la Plaza Bilbao de la capital alavesa a las 13:00 horas y ha contado con la presencia, entre otras caras conocidas, con la secretaria general del Sindicato LAB Ainhoa Etxaide y la profesora de una Universidad del País Vasco Jule Goikoetxea. En la pancarta que encabezaba la marcha se podía leer el siguiente lema: 11 eraso 12 erantzun, Feministok Prest! Vuestras violencias tendrán respuesta.

A lo largo de la marcha se han sucedido más pancartas de varios de los 250 colectivos adheridos a la misma, con las que se ha querido denunciar la violencia sufrida por las mujeres en general, y por lesbianas, refugiadas, inmigrantes o presas, entre otros colectivos, en particular

Los organizadores han querido trasladar una denuncia contundente contra todas las violencias machistas, en plural, y han alertado sobre “la necesidad de ampliar el foco porque las agresiones no sólo se dan en el ámbito familiar o de pareja, se dan a diario en la sociedad, con frecuencia, agresiones invisibilizadas”.

Así, la portavoz de Koordinadora Feminista Kattalin Miner ha subrayado que “la violencia machista no se circunscribe únicamente a los asesinatos o las palizas, es mucho más amplia y nos afecta de muchas formas”. Por otra parte, ha añadido que, “las mujeres que hacemos frente a esa violencia somos sujetos activos, y no víctimas pasiva”.

La manifestación, organizada por Euskal Herriko Mugimendu Feminista, ha sido el acto central de una jornada para la que se han organizado numerosas actividades, tanto previas a la marcha, como posteriores, con la intención de “ocupar el espacio público” y poder así visibilizar el problema social existente en esta materia.

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Las mujeres también hacen historia

La marcha concentró a miles de manifestantes

La marcha concentró a miles de manifestantes.

VITORIA El camarero se acerca al fondo para tomar nota. A la mesa, un chico y una chica, amigos. “¿Agua fría o del tiempo?”, les pregunta. El chico hace un gesto de indiferencia. “Aprovecha”, le aconseja el camarero a ella, “¡que hoy puedes elegir!”. Son las tres de la tarde en Vitoria. Apenas ha pasado media hora desde que la Virgen Blanca se llenó para exigir la igualdad definitiva y efectiva entre hombres y mujeres. Todavía resuenan en la cabeza de la joven las palabras de las portavoces de Feministok Prest tras la manifestación, esa marcha histórica que ya nadie podrá olvidar en Gasteiz, tan multitudinaria, tan alegre, tan reivindicativa, con gente venida de mil sitios con una sola causa. Decían que la violencia machista, la que pega y la que mata, tiene en realidad “muchas formas, muchas caras, muchas cadenas, cadenas que día a día golpean la vida de las mujeres”, atándolas a la “dominación, a la sumisión”, abocándolas a situaciones de “inferioridad”. Comenta la jugada con su colega. Está molesta por lo que se supone que era una gracia. Esperan a que vuelva el camarero y, mientras sirve, le replican: “Y usted, ¿de qué tiempo es?”.

La huella del patriarcado duele, en las pequeñas cosas del día y cuando utiliza la fuerza para que no haya otro. Por eso el movimiento feminista de Euskal Herria decidió que había que unirse, salir a la calle y hacer mucho ruido. Y ayer lo consiguió, con una jornada llena de actividades lúdicas que resonó gracias al puñetazo sobre la mesa de la manifestación. Participaron miles de personas, 12.000 según la organización, gracias a la implicación de la gente a título particular y de la asistencia de 250 colectivos. Desde primera hora de la mañana, habían ido llegando a la ciudad autobuses repletos de mujeres procedentes de distintas localidades vascas y de asociaciones como Médicos del Mundo o Gafas Moradas, con ganas terribles por engrosar la marea morada.

Mientras tanto, las participantes de Gasteiz calentaban motores con una clase de zumbareggaeton feminista en Fueros, una kalejira en el Casco Viejo y la preparación de la gran comida popular que tendría lugar tras la manifestación en El Campillo. Y la ciudad, llena de pancartas, recordaba que este no iba a ser como cualquier sábado. Y no lo fue. A la una y media de la tarde, la marcha salió de la plaza Bilbao con irrintzis, batukada, vítores, carreras, bengalas, en un clima alegre y de protesta con viejas y nuevas generaciones, gente de aquí, de América Latina, de Holanda y de Inglaterra. Y una hora después, con la Virgen Blanca hasta los topes, continuaban llegando participantes. La plaza gritó a una “Gora borroka feminista”, “Europa canalla, abre la muralla” y otras consignas contra la violencia machista y la desigualdad, sin poder olvidar a la última asesinada en Euskal Herria, Nathalie Van Dut.

Hubo bertsos con la brillante Maialen Lujanbio y alegatos valientes. Amaia Villanueva advirtió a los agresores machistas que “responderemos como un único cuerpo”, Gladys Giraldo y Marina Sagastizabal denunciaron que “nos quieren naturalmente femeninas y jerárquicamente complementarias al hombre”, fuera de los espacios públicos, en casa al caer la noche “o de cantineras en las fiestas, presentes sólo para su disfrute”, pero aseguraron que el movimiento feminista seguirá afrontando esa realidad “con fuerza y movilizaciones, interpelando a las instituciones, acordando protocolos, creando redes de asistencia, usando pedagogía” y, como ayer, con la implicación de la sociedad.

Tras la manifestación, casi tan seguida a pie de calle como por las redes sociales gracias al esfuerzo de Feministok Prest, que echó mano de Periscope, continuó la jornada. Lo hizo con almuerzo, obras de teatro, concurso de cortometrajes, conciertos… Y las pancartas siguieron ondeando por toda la ciudad, bajo el sol, bajo la lluvia, de día y de noche, con un lema principal,“11 eraso 12 erantzun. Vuestras violencias tendrán respuesta”.

“Vuestra violencia machista tendrá respuesta”

Miles de personas reclaman en una manifestación en Vitoria más beligerancia contra la violencia machista. “La violencia machista no solo se materializa en los golpes y asesinatos; sino que es estructural”, denuncia el movimiento feminista

Un momento de la marcha contra la violencia machista.

Un momento de la marcha contra la violencia machista.

Miles de personas han secundado en Vitoria la manifestación convocada por el movimiento feminista de Euskal Herria-Feministok Prest! para reclamar políticas públicas contra la violencia machista, en una marcha que ha teñido de morado las calles del centro de la ciudad. Ha sido una movilización histórica, que ha cumplido las expectativas de las organizadoras.  La exasperación y saturación al que confiesan haber llegado tras el incremento creciente de las agresiones contra las mujeres es el motivo de esta movilización, que ha marchado bajo el lema 11 eraso erantzun, vuestras violencias tendrán respuesta.

Begoña Zabala, de Emakume Internazionalistak, ya lo explicaba en su llamamiento. “No es solo contar las denuncias y ver que este mes son más que el mes pasado, o que año tras año los números oscilan alrededor de las mismas cifras. Es más cualitativa la percepción. Se multiplican la diferentes formas de violencia, aparecen nuevas demostraciones que agreden a las mujeres. Manifestaciones verbales agresivas, acosos en la calle, fiestas masculinizadas con presencias masculinas agresivas, ‘abroncamientos’ machistas en las tertulias a mujeres representativas de los espacios públicos, prohibición de transitar en espacios determinados,…”.

A lo largo de la marcha se han sucedido las pancartas de varios de los 250 colectivos adheridos a la misma, con las que se ha querido denunciar la violencia sufrida por las mujeres en general, y por lesbianas, refugiadas, inmigrantes o presas, entre otros colectivos, en particular. Entre los lemas más coreados han estado: Gora borroka feminista¡” (¡Viva la lucha feminista!), Europa canalla, abre la muralla o No estamos todas, faltan las presas.

Las organizadoras defienden que en la actualidad “resulta necesario y urgente” replantear lo que entendemos por violencia, creando un marco que nos permita entender su complejidad y sus múltiples formas. “La violencia machista no solo se materializa en los golpes y asesinatos; sino que es estructural y se asienta en un sistema que socializa a las mujeres en el miedo y naturaliza el cuerpo femenino como débil y el masculino como agresivo”.

Tras la manifestación, la plataforma ha organizado diversos actos en Vitoria, como una comida, obras de teatro y conciertos con la intención de “ocupar el espacio público” y poder así visibilizar el problema social existente en esta materia.

No es un hecho aislado, se llama patriarcado

Artículo publicado en Diario Información

Hoy es el último día del primer mes del año y el balance de mujeres asesinadas como efecto de la violencia patriarcal es terrorífico. Once mujeres. De todas las edades, desde los 17 meses de la niña Alicia, defenestrada por el hombre que mantenía con su madre una relación afectivo-sexual (?), hasta los 80 años de la mujer cuya identidad no ha trascendido y que murió como consecuencia de los abusos sexuales perpetrados por uno de los «cuidadores» de la residencia en la que vivía. De todas las condiciones sociales, con denuncia y sin ella. Once mujeres asesinadas por once hombres que no son locos ni sufrían transtorno alguno que explique esta conducta violenta. Once mujeres asesinadas y once hombres asesinos. Como afirmamos desde el feminismo y gritamos en las concentraciones de repulsa de la violencia machista: no es un hecho aislado, se llama patriarcado. Pero esto parece no entenderse.

Se habla desde el ámbito político de «soluciones habitacionales para las mujeres maltratadas», de mejora de los dispositivos de denuncia con figuras como la del acompañamiento judicial y de muchas otras que se centran en contrarrestar los efectos de la violencia patriarcal, pero muy poco o nada en atajar la causa. Incluso se proponen simultáneamente otras medidas que proporcionan nutritiva vitalidad a esa causa (como la consideración de la prostitución como un trabajo como otro cualquiera o la posibilidad de que las mujeres podamos alquilar nuestro vientre). Y la causa no es otra que la vigencia de lo que desde el feminismo se ha teorizado claramente desde hace ya al menos medio siglo como patriarcado. Un sistema de dominación secular basado en el poder de un sexo sobre otro. Conocer este sistema, ser conscientes de su vigencia y empeñarse en desactivarlo es tener lo que denominamos conciencia crítica feminista ¿Y qué se hace para posibilitar la existencia de esa conciencia crítica? Poco, por no decir nada. Una mirada al ámbito educativo y a otros determinantes en nuestra socialización resulta bastante desalentadora al respecto.

Pendones en balcones de edificios institucionales, concentraciones, minutos de silencio e incluso campañas de sensibilización contra los malos tratos han ayudado a que aumente el rechazo social a estas manifestaciones violentas de la desigualdad de mujeres y hombres, pero, como reflexiona la filósofa Luisa Posada, eso no viene siempre acompañado de una conciencia crítica. En sus palabras: «la misma estructura social que (?) condena el hecho en sí de esta violencia y sus manifestaciones luctuosas, perpetúa a la vez las condiciones de dominio de un sexo sobre otro como estructura central de relación; y, con ello, sigue haciendo posible esa violencia». No acabaremos con la violencia contra las mujeres mientras sólo veamos sus efectos y no su causa.

La violencia de género se extiende entre la juventud

  • De los celos y el control al maltrato

  • La violencia de género se extiende entre la población menor. Más del 80% de los adolescentes y jóvenes del Estado de 14 a 19 años afirma conocer o haber conocido algún acto de malos tratos en parejas de su edad

Las redes sociales e Internet han cambiado las formas de relación y comunicación de la juventud a un ritmo vertiginoso

Las redes sociales e Internet han cambiado las formas de relación y comunicación de la juventud a un ritmo vertiginoso (Pablo Viñas)

  • EL era mi príncipe azul. Al principio se comportaba como un gran seductor que me protegía y me cuidaba. Tenía 16 años y estaba enamorada”, relata Ana. “Cuando se consolidó la relación -duró nueve meses- él me pidió que no quedara con mis amigas porque deseaba estar todo el rato conmigo; me controlaba el móvil, las llamadas, mis movimientos. Yo lo percibía como una manifestación de amor, pero ahora sé que era una táctica de aislamiento y que una persona aislada, como era mi caso, resulta más vulnerable y le es más difícil salir del maltrato y todo porque pensamos que los celos forman parte del amor”, recuerda como si fuera hoy, aunque hayan transcurrido ya dos meses desde que diera el primer paso para salir del pozo negro al que le había arrastrado su traumática relación con Mikel, de la que aún arrastra secuelas psicológicas. “Me tengo que medicar y la semana próxima empiezo con el psiquiatra; estoy rota por dentro y lo peor es que he arrastrado a mi familia, a mis amigas, a los que me quieren de verdad”, se sincera esta adolescente de Sestao que ha dejado de ser la pizpireta joven de antes de iniciar la tóxica relación.

    Desde el principio, Mikel de 18 años, demostró ser un celoso empedernido, pero Ana no detectó este síntoma como otra forma de maltrato. “Éramos de la misma cuadrilla y todo empezó a torcerse entre nosotros cuando cada semana me decía que me iba a dejar, que era muy poca cosa; que sin él no valía para nada. Me manipuló de tal forma que me tenía en sus manos; me lo llegué a creer y me convertí en su juguete”.

    Tras una discusión de adolescentes llegó el primer tortazo. “Me asusté y él llorando me pidió que le perdonara , me juró que no lo volvería a hacer y entonces empezó a tratarme como a una reina, a ayudarme a hacer los deberes, a decirme lo mucho que me quería…, yo seguía creyéndole porque estaba enganchada a él”. Sin embargo, “los golpes volvieron a aparecer por cualquier tontería e iban en aumento. Cada vez que me pegaba llegaba luego la reconciliación que él la definía “como una nueva luna de miel”.

    La última paliza que le propinó Mikel llegó en septiembre. Fue de tal calibre que Ana ya no pudo soportarlo más y al llegar a casa, con el cuerpo y la cara amoratados y con la ropa rasgada, el material escolar desparramado, llamó a su mejor amiga y, sin poder dejar de llorar, le contó lo que le sucedía.

    EL MIEDO A CONTARLO “Mi amiga se sinceró con su ama y las dos vinieron a casa a contarle a mi madre lo que me ocurría; yo tenía miedo, estaba aterrorizada y sin fuerzas para decirles que mi novio, que había estado en casas muchas veces, me pegaba. Mi familia, incluido mi hermano mayor decidieron que lo mejor era interponer una denuncia y el juicio saldrá en enero”, explica Ana.

    A las humillaciones públicas entre las víctimas de violencia machista se suma el miedo y la vergüenza. Además, en el caso de la joven sestaoarra tiene el añadido de que la mayoría de la cuadrilla de Mikel no le perdonan que le haya denunciado por agresión: “Creen que es una invención mía. Él les ha contado otra historieta porque es un manipulador y un encantador de serpientes. Afortunadamente mis mejores amigas y mi familia me apoyan; sin ellos no podría salir adelante; volvería con él, porque le hecho de menos; me ha anulado de tal forma que creo que sin él no valgo ”, se confiesa.

    Ana es una de las miles de adolescentes que en el Estado y en Euskadi sufren en sus carnes la violencia machista. Las organizaciones que trabajan en este área advierten con inquietud la normalización de las conductas violentas en el entorno de los jóvenes y el importante papel “transgresor” de las nuevas tecnologías en este ámbito. De hecho, seis de cada 10 adolescentes víctima de violencia de género sufrieron acoso a través del móvil y las redes sociales, según un estudio de la Fundación Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR). Además, y esto es lo mas preocupante, más de la mitad, un 51,1% no era consciente de que estaba siendo maltratada.

    SIN IDENTIFICAR EL MALTRATO “Esto hace que las víctimas no sientan la necesidad de pedir ayuda hasta que la situación es insostenible, y que las adolescentes no identifiquen las conductas de abuso psicológico como, por ejemplo, el control del tiempo de las amistades, la forma de vestir, del dinero, de los proyectos o el chantaje”, explica Ianire Estébanez, psicóloga, especialista en prevención de violencia y formación. “El mito del amor romántico está tan interiorizado que las adolescentes no perciben nada raro cuando sus maltratadores comienzan a agredirlas”, apostilla la psicóloga.

    Más del 80% de los adolescentes y jóvenes del Estado de 14 a 19 años afirma conocer o haber conocido algún acto de violencia de género en parejas de su edad. De hecho, son capaces de identificar una media de cinco actos por persona de violencia ejercida por chicos y una media de 3,7 de violencia ejercida por chicas.

    Además, a lo largo de 2015 se presentaron en el País Vasco 178 denuncias por delitos de libertad sexual. El 41% de ellas eran de jóvenes de entre los 14 y 17 años; el 15% tenían entre 18 a 20 años.

    “Las relaciones de pareja de adolescentes y jóvenes continúan articulándose en torno a mecanismos de posesividad y de control basado en el ideal de la exclusividad, lo que da lugar a un comportamiento potencialmente agresivo por ambas partes, aunque más frecuente y muchísimo más grave por parte del chico”, según se desprende del reciente estudio de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción.

    En las relaciones sentimentales se mantienen los ideales tradicionales. Las parejas se basan en la idea del poder sobre el otro, e incluso el 59,4% de los encuestados están bastante de acuerdo con que “el chico debe proteger a su chica”. Esto se traslada a los tópicos en las relaciones sexuales, en las que ambos sexos coinciden en la idea de que la fidelidad es importante. “Aunque nuestros jóvenes se consideran muy modernos, sus modelos de sexualidad son parecidos a los de nuestras abuelas”, apunta Ianire Estébanez.

    Para esta psicóloga experta en violencia de género, no hay soluciones mágicas contra la violencia que se ejerce contra las mujeres tras siglos de dominación patriarcal, pero falla la educación. “Sólo se actúa y trabaja cuando sucede lo peor; pero eso es trabajar en solo en la dolencia final, cuando lo que debe hacerse es actuar sobre los valores de tolerancia hacia el otro, a saber aceptar los noes”. Y hay pocos recursos para educar en la igualdad desde la infancia. Hay que aprender a gestionar una ruptura sobre todo porque alguien ha dejado de quererme. Estamos actuando sobre el castigo y no la prevención”, subraya Estébanez.

    Las menores reproducen los modelos de las canciones, las películas y la publicidad y piensan que , sin él, no son nada. “Por eso hay que explicarles qué son relaciones afectivas saludables y ayudarles a reflexionar sobre lo que supone una relación basada en el amor, el respeto, la confianza, la comunicación. En las series de televisión que ven las chicas, la desigualdad está tolerada y generalizada”, señala Andrea Momoitio, la experta en género de Pikara Magazine.

    INFLUENCIA FATAL El paso del control a las agresiones sucede rápidamente, reconoce Estefanía, una adolescente alavesa de 17 años, quien tiene protección y su exnovio una orden de alejamiento por los constantes maltratos a la que le sometió durante dos años. Estefanía, de 17 años, como Ana, tuvo la mala suerte de enamorarse de un maltratador, “cuya influencia puede ser determinante en un momento crucial de sus vidas”, añade Estébanez.

    Cuando Estefanía dejó de estar constantemente a disposición de Javi, empezó a sufrir insultos terribles, otra señal clara de maltrato, pero ella no lo atisbaba”. Luego aparece la violencia y es una espiral con fases de luna de miel, tras las cuales vuelven los malos tratos. “ A mí me decía que si le dejaba se iba a suicidar y como le quería, le creía”.

    Pero Estefanía comenzó a tomar conciencia de que tenía un grave problema cuando Javi empezó a llamarla “zorra” porque llevaba minifaldas y “puta” porque seguía hablando con su cuadrilla de toda la vida; cuando le controlaba por móvil y no dejaba de mandarle SMS intimidatorios. “Él vive en una urbanización de Gasteiz y es hijo único y en casa siempre ha estado muy consentido, aunque siempre ha sido problemático. Me alarmé y decidí zanjar la relación cuando me dijo que me iba a encerrar en el sótano de su casa donde nadie me encontraría y que haría de mí lo que él quisiera”, explica la adolescente alavesa.

    Javi continuó acosándola y la familia de Estefanía interpuso una denuncia y el joven tiene una orden de alejamiento. Aunque no sufrió maltrato físico, tiene un largo y tortuoso camino hasta restablecer su autoestima, para recuperar las ganas de vivir. “Me decía que era una mierda y terminé por creérmelo”, sentencia.

Genero indarkeriaren aurkako kartelak jarri ditu Zizur Nagusiko Udalak

Herriko sarreretan kokatu dituzte indarkeria sexista gaitzesten duten kartelak. Jon Godan Zizur Nagusiko alkateak nabarmendu du erakundeek ardura dutela genero indarkeria “behin betiko desagerrarazteko”.

Herriko sarreretan Zizur Nagusiko udalak jarri duen karteletako bat. Berria

Herriko sarreretan Zizur Nagusiko udalak jarri duen karteletako bat. Berria

Zizur Nagusiak ez du eraso sexistarik onartzen”, diote ele bitan udalak herriko sarreretan jarritako kartelek. Godanek esan du kartelak bizilagun eta bisitarientzat direla: “Udala eraso horien aurka agertzea ekinbide ikusgarria izan daitekeela uste dugu”. Carme Rubalcaba Berdintasun zinegotziaren aburuz, helburua gizartea gaiarekin sentsibilizatzea da, “bortizkeria sexista oraindik existitzen baita”.

Maiatzeko udal hauteskundeak UPNk irabazi bazituen ere, Jon Godan Gero Baiko hautagaia aukeratu zuten alkate EH Bildu, Zizur Elkarturik eta AS Zizurren botoei esker.

Kalean salatu dute Algortan izandako eraso homofoboa

Eragile ugari bildu zituen atzo gaitzespen elkarretaratzeak.

Eragile ugari bildu zituen atzo gaitzespen elkarretaratzeak. MARISOL RAMIREZ / ARP

Kitzikan sexu askapenerako mugimenduko kide batek eraso homofoboa pairatu zuen joan den astelehenean Algortan (Getxo, Bizkaia), taberna bateko terraza batean zerbait hartzen zegoela. Erasoa salatzeko, elkarretaratzea antolatu zuen atzo Kitzikan-ek Algortako Telletxe plazan. Beste hainbat elkartek eta erakundek bat egin zuten deialdiarekin.

Azaldu dutenez, ez da lehenengo aldia erasotzailea gazteari jazartzen zaiola, baina orain artekoak ahozko erasoak eta irainak izan dira, betiere gaztea homosexuala izatea aitzakiatzat hartuta. Joan den astelehenean ere, erasotzaileak, beste pertsona batek lagunduta, gaztea ikusi zuen 17:30 inguruan Algortako taberna bateko terrazan eta, aurrekoetan bezala, irainka hasi zitzaion.

Gazteak, baina, aurre egitea erabaki zuen, eta erasotzaileak jo egin zuen. Kitzikan-en arabera, harekin zihoan beste pertsonak ere parte hartu zuen erasoan. Gazteak kolpeak jaso zituen begian eta buruan, eta erietxera joan behar izan zuen. Salaketa jarri du Ertzaintzarenean; liskarrean zorro bat lapurtu ziotela ere jakinarazi die.

EH Bilduk eskatuta, bilera egin zuten atzo Getxoko Udaleko talde politikoen bozeramaileek, eta agiri bat plazaratu zuten «jokabide homofoboek eragindako eraso eta tratu txar guztiak» gaitzesteko. Homofobia «giza eskubideen aurkako eraso larria» dela adierazi zuten udal ordezkariek, eta erasoen oinarria «gizartean hain hedatuta dauden matxismoa eta heteroaraua» direla.-

Kitzikan-ek gogor salatu du erasoa, baina nabarmendu du horrelakoak uste baino maizago gertatzen direla. «Arazoa da inork ez dituela salatzen: arlo pribatuan gelditzen dira», Kitzikan-eko kide Aitorrek esan duenez.

Oraingoan, berriz, salaketa publikoa egitea erabaki dute, eta oso denbora laburrean hainbat elkarteren sostengua jaso dute: «Gu saiatzen gara aliantzak sortzen hainbat mugimendurekin: feministak, antifaxistak, gazteak, ikasleak eta abar, gure borroka haiena ere badelako. Oraingoan, horrek funtzionatu du».

Kitzikan-en ustez, eraso horien jatorria «sistemaren egitura» da: «Batzuek sentitzen dute botere edo autoritate handiagoa dutela besteoi esateko zer egin behar dugun gure bizitzan». Baina autoritate hori gizartean nagusi diren zenbait ereduri jarraitzeak ematen die; horregatik arazoa «egiturazkoa» dela pentsatzen dute Kitzikan-ekoek.

Bilboko Udaleko azken bilkuran gertatutakoa jarri du adibidetzat Aitorrek. Han cruising edo sexua bilatzeko leku publikoen inguruko eztabaida egon zen, eta Santo Domingon jarduera hori debekatzea onartu zuten. Eztabaidak iraun zuen bitartean, zenbait zinegotziren barreak etengabeak izan ziren.«Han argi gelditu zen euren moralarekin bat ez datorren sexualitatea delitu eta segurtasun arazo bilakatzen dutela. Agintarien aldetik horrelako azterketa sakonak egiten badira, ez da harritzekoa jarrera homofoboak dituzten pertsonak euren burua legitimatuta sentitzea erasoak egiteko».