La carta de un niño catalán de ocho años a quienes le acosan por pintarse de princesa

Los monitores de un campamento le animaron a escribirla. “Siento que no tengo amigos y no me gusta”, escribió

la-carta-de-un-nino-catalan-de-ocho-anos-a-quienes-le-acosan-por-pintarse-de-princesa

Manuel, un niño de un pueblo de Cataluña, participó en un pintacaras en su colegio en 2012, cuando tenía cuatro años. Mientras sus compañeros reclamaban que les maquillasen de león, de superhéroe o de calavera, él pidió que le pintaran de princesa. A partir de entonces, un grupo de niños de su clase empezaron a acosarle, cuenta por teléfono a Verne su madre, Natalia.

Tanto su nombre como el de su hijo son ficticios, ya que han pedido mantener su anonimato para proteger al menor. El rango de insultos, añade, iba de “maricón” a llamarle con el equivalente femenino de su nombre. El niño, que ahora tiene ocho años, lleva la mitad de su vida sufriendo este tipo de acoso por parte de chavales de su misma edad. De ahí esta carta (arriba puedes ver la imagen de la original, en catalán):

Hola

Os voy a explicar lo que me molesta y me enfada. Que os burléis, que digáis cosas feas, que uséis palabras bonitas como insulto, que escribáis cosas feas de mí y sobre todo que os riais de mí.

Todas estas cosas me hacen sentir mal, triste, enfadado y solo.

Siento que no tengo amigos, ni amigas y no me gusta.

Querría ser amigo vuestro y que me tratéis bien. Me ayudaría a sentirme mejor.

Este caso se ha hecho público después de que el Observatorio contra la Homofobia de Cataluña lo presente como ejemplo de cuánto sufren “muchísimos niños”, dice por teléfono el portavoz, Eugeni Rodríguez, que ha facilitado la carta a Verne. Con el asesoramiento de esta ONG, la familia de Manuel ha llevado el caso hasta el Síndic de Greuges, el Defensor del Pueblo de Cataluña.

El acoso al que estaba sometido Manuel llegó a un punto “insoportable”, según Natalia, el curso pasado. “Los niños que se metían con él pintaron cosas por el colegio. A finales del primer trimestre hablé con su profesora. Me dijo que no había percibido nada”, añade.

“Entonces comenzaron los ataques de ansiedad. Un día, incluso pintaron en el polvo de mi coche la palabra maricón”, dice la madre, que elevó su queja a la dirección. “No sirvió de nada (…) Finalmente, mi marido y yo tomamos la decisión de cambiarle de colegio” dice. Sin embargo, Manuel volvió a encontrarse con sus acosadores este verano, durante un campamento urbano.

“Los monitores sí se dieron cuenta de la situación que mi hijo estaba sufriendo. Le animaron a que escribiera una carta para expresar cómo se sentía. Lo hizo en casa, él solo. Después, la leyó ante sus compañeros, entre los que se encontraban los agresores”, cuenta Natalia. La atención de los monitores detuvo los ataques: “Fue una gran ayuda. Para él, expresarse así fue toda una liberación (…) Además, en el nuevo colegio le tratan genial. Nadie se mete con él. Ya no sufre ataques de ansiedad”.

“Hay que parar estas situaciones”

En julio, durante el campamento urbano, la madre del niño de ocho años se puso en contacto con el Observatorio. “Nos parece una auténtica vergüenza que se puedan seguir dando este tipo de actitudes”, indica el portavoz de la ONG. “En estos casos, los centros suelen optar por el cambio del centro para el niño que sufre acoso. Creemos que no debería ser así. Los agresores salen de rositas”, dice.

Rodríguez cree que se ha producido un incumplimiento de la Ley contra la Homofobia, aprobada por el Parlamento de Cataluña el año pasado. En el artículo 12, esta norma regional establece que “debe velarse porque la diversidad sexual y afectiva, la identidad de género y los distintos modelos de familia sean respetados en los distintos ámbitos educativos”. “La Administración de la Generalidad debe garantizar el desarrollo de lo establecido por el presente artículo”, prosigue el documento. Una vez que se pronuncie el citado Síndic de Greuges, equivalente al Defensor del Pueblo, la familia decidirá si recurre a la justicia ordinaria.

No es la primera vez que la carta de un niño trasciende a los medios de comunicación. “Los que van a religión hacen excursiones sin nosotros. Además, ven películas, van a ordenadores, a jugar al paintball… Es un soborno de la iglesia”, indicó Lucas, un niños de 12 años de Alcalá de Henares (Madrid), en una carta dirigida al director de EL PAÍS.

El PPN, el único que no rechaza el texto homófobo que envió la asociación ‘HazteOir’ a los colegios

La mayoría de la Cámara foral, contra “cualquier iniciativa que transmita ideas contraria al respeto, la igualdad y la libertad”

ana-beltran-portavoz-del-ppn

Ana Beltrán, portavoz del PPN. (Unai Beroiz)

PAMPLONA. La Junta de Portavoces del Parlamento de Navarra ha aprobado una declaración institucional en la que muestra su “más rotundo rechazo” al escrito promovido por la asociación HazteOir.org y “a cualquier otra iniciativa que transmita ideas contraria al respeto, la igualdad y la libertad e intente coaccionar a la comunidad educativa en lo que respecta a la educación afectivo-sexual y la igualdad de derechos LGTBI”.

El texto, presentado por Geroa Bai, EH Bildu, Podemos, PSN e Izquierda-Ezkerra, ha salido adelante con el voto a favor de estas formaciones, mientras que el PPN ha votado en contra y UPN se ha abstenido.

En un segundo punto de la declaración, la Cámara foral solicita al Departamento de Educación que “adopte las medidas oportunas para que los centros educativos descarten y no difundan entre la comunidad educativa este tipo de materiales”.

Finalmente, el Parlamento reitera su “compromiso” con “una educación afectivo sexual que reconozca y promueva el respeto a la diversidad sexual en la línea del Decreto de Salud Sexual y Reproductiva recientemente aprobado, así como con seguir trabajando para poder aprobar próximamente la ley foral para la Igualdad de derechos de las personas LGTBI+”.

El trivial feminista que cambia a Platón por Simone de Beauvoir

imagen-de-la-campana-feminismos-reunidos

Imagen de la campaña ‘Feminismos Reunidos’ / Sangre Fucsia

Ha arrasado antes de existir. El trivial feminista –que será una realidad a principios de 2017– va a revolucionar más salones de los que pensaba su colectivo impulsor, Sangre Fucsia, cuando echó a andar el proyecto. En un principio pedía 4.000 euros en una de recaudación para elaborar unos 500 juegos. El primer día ya pulverizaron su objetivo inicial.

Diez días después alcanzaba los 30.000 euros de recaudación y tras un mes y medio de campaña, ya finalizada, el trivial “Feminismos Reunidos. La revolución empieza en tu salón” ha conseguido recolectar 71.000 euros. El juego, que quiere dar la vuelta a la cultura, la historia o la ciencia, ya no llegará a unos cientos de hogares, sino que Sangre Fucsia hará entre 3.000 y 3.500 juegos.

El colectivo está formado por seis mujeres que se unieron en 2013 para emitir un programa de radio feminista desde el centro social madrileño la Eskalera Karakola. Ninguna de sus integrantes se había imaginado que el proyecto podría llegar a tener este alcance. La idea surgió el otoño pasado mientras jugaban a ‘¿Quién sabe Marx?’, un juego de mesa ideado por el Partido Comunista de Euskadi. “¿Y si lo hacemos en clave feminista?”, se preguntaron.

Aseguran que les ha dejado “absolutamente abrumadas” porque su meta más ambiciosa “era llegar a los 6.000 euros para poder hacerlo a color”, asegura Elisa Reinohueco, miembro de Sangre Fucsia. Esto ha provocado que las fechas que manejaban al principio –planeaban que el juego llegara antes de Navidad– se hayan visto alteradas y los objetivos ampliados.

Además de elaborar más juegos, que estarán disponibles también en algunas tiendas, donarán varios a centros sociales, colegios e institutos, asociaciones feministas o ludotecas públicas y mejorarán su estudio de radio además de pagar por adelantado varias aportaciones mensuales a la Eskarela Karakola, local cedido por el Ayuntamiento que se financia de los grupos que desarrollan en él actividades.

1.200 preguntas y seis categorías

Las figuras de Platón y Simone de Beavoir ilustran la idea impulsora del colectivo: aunque poco tengan que ver el uno y la otra, ambos hicieron aportaciones clave al pensamiento filosófico pero si se pregunta por ellos ,muchos sabrán decir quién fue el primero y no tantos quién fue ella. La autora de El Segundo Sexo es una de las figuras femeninas que ilustran cada una de las categorías en las que se divide el juego. 

El trivial feminista ha sido planteado siguiendo las líneas del juego de mesa original, en el que apenas es frecuente encontrar a mujeres en sus preguntas. Este lo componen cuestiones que tocan temas relacionados con figuras de referencia en el feminismo, la sexualidad, temática LGTBIQ, activismo, aportaciones de mujeres a la cultura, los avances en materia de derechos o el papel de las mujeres a lo largo de la historia.

tablero-de-feminismos-reunidos

Tablero de ‘Feminismos Reunidos’ / Sangre Fucsia

A Simone de Beauvoir le acompañan como representantes de cada una de las categorías la activista antirracista Angela Davis, la filósofa referente en Teoría Queer Judith Butler, la artista Frida Kahlo, la primera astronauta Valentina Tereshkova y  la autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, O lympe de Gouges, en contraposición al mismo texto elaborado al calor de la Revolución Francesa, pero que solo incluía a los hombres.

Las seis figuras custodian 1.200 preguntas entre las que se encuentran algunas adelantadas por Sangre Fucsia como “¿Cuál es el país del mundo con mayor porcentaje de mujeres diputadas en el Parlamento en 2015: Suecia, Ruanda o China?” [Ruanda] o “¿A qué se atribuye habitualmente la asociación del color violeta con el feminismo?” [Al humo teñido como consecuencia del incendio provocado el 8 de marzo de 1908 contra las obreras de una fábrica textil de Nueva York].

También sobre referentes teóricos como “¿Qué corriente feminista inauguró a principios de los 80 la socióloga francesa Christine Delphy?” [Feminismo materialista] o sobre literatura: “¿A qué género literario se dedicaban las escritoras suizas Annemarie Schwarzenbach y Ella Maillart a principios del siglo XX?” [Literatura de viajes].

“La lucha empieza jugando”

Sus impulsoras aseguran que las preguntas van dirigidas a todos los públicos. “No importa tu nivel académico, cuantos puntos tengas en tu carné activista ni la tendencia feminista con la que más te identifiques. Aquí lo importante es aprender y divertirse, porque la lucha empieza jugando”, apuntan en la presentación del trivial.

De hecho, esa unión de feminismo y ocio es lo que, a juicio de Sangre Fucsia, más a influido en la amplia aceptación del trivial. El colectivo define el juego como “un espacio para el diálogo y el juego”, asegura Reinohueco, y “como una oportunidad para invocar la curiosidad de la gente para que empecemos a cuestionar la historia hegemónica”.

Una historia, dice, que “está asentada en estructuras que invisibilizan el trabajo, las aportaciones y la vida de muchos colectivos, entre ellos las mujeres”. El interés creciente que despierta el feminismo es otro de los factores que Sangre Fucsia identifica como condicionantes de su éxito.

“El interés del proyecto tiene bastante que ver con el tema lúdico, pero también con el feminismo en general porque llevamos un tiempo en el que cada vez interesa más. Era una combinación bastante interesante y atractiva”, concluye Reinohueco.

Mañana se entregan en la sala capitular los quintos premios Madelón para jóvenes

Habrá dos galardonados en la categoría de 14 a 17 años y otros dos en la de 18 a 25, sobre temática gay, lesbiana, bisexual y transexual

Entrega de los premios Madelon de EHGAM de hace 2 años. Errenteria. 08-12-2016. Foto Arizmendi

Premios Madelón. Entrega de la pasada edición. / ARIZMENDI

Este año EHGAM ha organizado, por quinta vez, el Certamen Literario ‘Premios Madelón’. A estos premios se les ha dado el nombre del errenteriarra Xanti Altxu ‘Madelón’, cofundador de EHGAM-Gipuzkoa, porque dedicó su vida a socializar el movimiento de gays, lesbianas y transexuales.

Desde EHGAM han señalado que «este certamen ha nacido con el mismo objetivo: visibilizar y acercar estas realidades a la juventud».

El tema ha sido libre, siendo la única condición que en los trabajos presentados se trate un tema que afecte a gays, lesbianas, bisexuales y transexuales.

Ha habido dos categorías; una para los jóvenes de entre 14 y 17 años y otra entre 18 y 25. En ambos casos se recogen relatos tanto en euskera como en castellano

Dos ganadores

El jurado nombrará dos ganadores por cada categoría y el fallo del jurado se dara a conocer mañana sábado día 10 de diciembre a las 12.00 del mediodía en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Errenteria.

En la presentación, junto a miembros de EHGAM, se contará asimismo con la presencia de parte del jurado, los errenteriarras, la actriz Ainara Gurrutxaga y el escritor Oier Guillan, asi como familiares de Santi Altxu ‘Madelón’.

Asimismo «contaremos con la presencia del concejal de Cultura Ion Collar».

El grupo ultracatólico Hazte Oír envía folletos homófobos a 16.500 centros educativos

Portada del folleto enviado por Hazte Oir a los centros escolares

 

“¿Sabes lo que quieren enseñarle a tu hijo en el colegio?”. Es la frase con la que el grupo ultracatólico Hazte Oír ha titulado los 100.000 folletos que ha entregado a 16.500 centros escolares de toda España (de un total de 27.812 centros que cifra el Ministerio de Educación). La ilustración que aparece en la portada muestra a un niño y a una niña haciendo el saludo fascista ante una bandera arcoiris dibujada en la pared.

“Las leyes de adoctrinamiento sexual”, responde HazteOir a su pregunta. Así llama a las normas que diferentes comunidades han aprobado con el objetivo de evitar la discriminación al colectivo LGTBI, promover su protección e introducir la diversidad afectivo sexual en las aulas. La plataforma ya inició una campaña el pasado septiembre contra un anuncio de El Corte Inglés con dos padres.

En esta ocasión ha elaborado un folleto de 41 páginas en el que se dirige a madres, padres y personal educativo y utiliza argumentos homófobos para explicar estas leyes autonómicas. Asegura que su contenido evidencia “su carácter promocional de la homosexualidad” porque “facilita y premia la conversión de individuos en homosexuales” mientras “se niega y castiga la posibilidad en sentido inverso”.

Se refiere a la prohibición de las llamadas terapias de conversión, desacreditadas por la comunidad científica porque intentan  cambiar mediante técnicas psicológicas la orientación sexual o la identidad de género. Que estas normas utilicen como fuente al Parlamento Europeo también es criticado por el colectivo, que afirma que es una institución “abiertamente favorable a la ideología de género”.

Y es que uno de las explicaciones más repetidas en el folleto es que estas leyes son una forma “de adoctrinamiento ideológico”, que buscan “imponer en la sociedad la ideología de género con el pretexto de la no discriminación”.

Para el sociólogo especialista en género Lucas Platero con ello “tratan de difundir la idea de que mujeres y minorías sexuales no tienen derechos”. El colectivo andaluz Arco Iris ha pedido a la Fiscalía especializada de delitos de odio de Málaga y de Córdoba que actúe contra la plataforma.

Un ataque a los heterosexuales

Todo el texto está plagado de referencias, entre líneas, que apuntan a que las leyes LGTB suponen un atentado o ataque contra las personas heterosexuales. Hazte Oír afirma, de hecho, que las normas componen un conjunto de “derechos a la carta para determinados colectivos rompiendo así el principio de igualdad jurídica de las personas”. 

“¿Por qué no todos podemos gozar de una legislación acorde con nuestros deseos?”, se preguntan, y sostienen que la ley aprobada en Madrid con el apoyo de todos los grupos supone “la vulneración de los derechos fundamentales de la población no LGTB”. Así, tachan las normas de “amenaza real” porque “promueven modelos de comportamiento lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero e intersexual”.

A la plataforma le indigna especialmente que la educación afectivo sexual se introduzca en las aulas porque supone “la normalización de los distintos modelso de familias, como manera de asegurar y reforzar el proceso de adoctrinamiento de los menores”. El folleto incluye como ejemplo una serie de libros que fomentan el respeto a la orientación sexual e identidad de género.

“Desorienta a los niños”

Platero ha traducido al castellano tres de esos materiales, entre ellos “Mi Princesito”, de Cheryl Kilovadis, que cuenta la historia de un niño al que le gusta ponerse vestidos. “Esto es un cambio cultural que esperemos que no vaya marcha atrás, este tipo de cosas muestran que están perdiendo la hegemonía”, apunta el experto.

Para Hazte Oír estos contenidos –que “desorientan a los niños al imponerles la diversidad sexual”– “no dejan indiferentes” a los menores, que “han sido ya educados en la nueva ideología”. Acompañan a este texto dos dibujos, supuestamente de una alumna de Primaria, en los que aparecen parejas homosexuales.

También la plataforma critica los contenidos de las normas referidos al reconocimiento de las personas homosexuales y transexuales como víctimas de la represión franquista. Apunta a que “la catalogación de franquismo como enemigo de la homosexualidad” hace que muchos ciudadanos eviten “defender sus principios en público” para “no ser tachados de franquistas”.

“¿Y a quién le importa si tengo barba? ¿A quién le importa si llevo falda?”

ies-san-isidoro_ediima20161102_0163_19

Solidaridad ante una situación que consideran injusta. Es la que han querido mostrar alumnos del Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) San Isidoro de Sevilla después de que un profesor exigiera a un chico de Bachillerato quitarse un vestido que había usado para realizar en clase de inglés una exposición acerca de la visibilización del colectivo LGTBI. El joven acató pero sus compañeros, respaldados por los representantes del alumnado y versioneando a Alaska, han protestado contra la actitud del profesor y con el objetivo de normalizar una situación que, al margen de un trabajo de clase, puede darse en cualquier patio de colegio o instituto.

“¿Y a quién le importa si tengo barba? ¿A quién le importa si llevo falda?”, reza el tuit que ha fijado el perfil de Twitter del alumnado del IES San Isidoro, desde donde se daban las explicaciones a lo sucedido. Según los alumnos, la Jefatura de Estudios dio más credibilidad al docente que a los jóvenes, negando que hubiera habido tal recriminación.

a-quien-le-importa-protesta-instituto

Una treintena de jóvenes protagonizaron una sentada en el recreo. Chicas con trajes, corbatas y barbas pintadas, y chicos con vestidos y maquillajes, con una bandera arco iris en el centro como se aprecia en la imagen, para invitar a la normalización de que cada uno pueda elegir su vestimenta para ir al instituto.

“Las normas del centro no ponen limitaciones en ese sentido”

El director del IES San Isidoro, Rodrigo Alba, ha explicado a  eldiario.es Andalucíalo que sucedió aquel día. Había “un revuelo” en el recreo y el profesor que estaba de guardia optó por pedirle al alumno que se quitara el traje usado para la clase. “No fue por llevar vestido. Las normas del centro no ponen limitaciones en ese sentido. Aquí cualquiera tiene derecho a venir como quiera”, argumenta, aludiendo a una “disparidad de percepciones” entre la decisión del profesor y lo que “equivocadamente” entendió el alumnado ante el “jaleo” que se había formado.

La concentración posterior “fue un acto de solidaridad más que un acto de protesta” puesto que “el centro sólo actúa cuando la vestimenta pueda resultar indecorosa, por ejemplo, llevar chanclas o bañador, una minifalda demasiado corta, unos tirantes o enseñar la ropa interior”, señala el director, que añade que son “muy sensibles” a ese tipo de situaciones que realmente se puedan dar en su centro.

No opina lo mismo la representante del alumnado en el Consejo Escolar y delegada provisional del alumnado, Julia Ibáñez, quien ha reconocido a Europa Press que el IES tiene “normas rígidas” en cuestión de vestimenta, como también ha señalado una portavoz de la Red de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (Rampa), indicando que “cualquier ropa que no se ajuste, se sale de la norma”. Desde el colectivo de estudiantes han reiterado que “no hay norma válida que impida ponerse lo que uno quiera”, ya que para ellos “el lenguaje no es la única forma de expresar algo, también se puede transmitir a través de la vestimenta”.

La Rampa, en cualquier caso, se ha mostrado “satisfecha” y “muy orgullosa” de ver cómo los jóvenes han reaccionado y se han solidarizado con este caso, así como de que hayan sabido “resolver” esta situación, defendiendo “que cada cual se vista como quiera”.

ATA-Sylvia Rivera propone unas jornadas

Por su parte, la Asociación de Transexuales de Andalucía-Sylvia Rivera ha celebrado este miércoles a través de un comunicado “la protesta de los alumnos” de este IES y ha reclamado a la Consejería de Educación que depure responsabilidades. Señalan que se han puesto en contacto con el director, quien les ha instido en que “dentro de las normas del Instituto esta la libertad de vestimenta por el alumnado”. La asociación le ha propuesto dar unas jornadas “donde se aborde el respeto a la identidad libremente sentida y a la libre expresión del género, propuesta que ha recibido con agrado y que se ha comprometido a llevar a cabo”, señala ATA en el comunicado.

ATA-Sylvia Rivera ha puesto los hechos en conocimiento del Jefe de Servicio de Convivencia e Igualdad de la Consejería de Educación, Francisco Javier García Perales, para que se depuren las responsabilidades que hubiese lugar. Éste ha comunicado a la asociación que están en marcha los servicios de la inspección educativa para aclarar la situación, recordando que Andalucía cuenta con unprotocolo de actuación sobre identidad de Género en el sistema educativo andaluz, que, según celebran, “se está aplicando en todos los centros, salvo puntuales casos excepcionales”, declara Mar Cambrollé, presidenta de ATA-Sylvia Rivera, quien considera que “la educación es la herramienta fundamental para que nuestra sociedad sea respetuosa con la diversidad y para poner en valor la igualdad, la libertad y la inclusión”.

¿Pornografía en las aulas? Podría ser una buena idea

poster-de-la-pelicula-nymphomaniac-de-lars-von-trier

Póster de la película Nymphomaniac, de Lars Von Trier.

La semana pasada solté una bomba en un festival literario cuando, en respuesta a una pregunta sobre pornografía, sugerí que debía considerarse la idea de que los alumnos miren y analicen ese tipo de material en el colegio. Fui acusada (en las redes sociales, por supuesto) de ser un peligro para los pobres niños y, sí, también recibí mi primera amenaza de muerte en Internet.

Me pregunto qué piensan estos supuestos adultos sobre lo que nuestros jóvenes están haciendo en cuanto al sexo. Internet es el “Lejano Oeste” de la era de la información, y las generaciones más jóvenes son mucho más versátiles que las anteriores a la hora de adentrarse en los confines más sórdidos de la red.

Los adolescentes siempre se sienten atraídos por el lado más obsceno de la cultura. En otra época era  El amante de Lady Chatterley el que pasaba de mano en mano por toda la clase entre risitas, oculto bajo un libro de matemáticas para principiantes.

En los noventa fueron las revistas para hombres. Las madres feministas se las vieron canutas tratando de explicar a sus hijos que la explotación de las mujeres (eso de pegar pósteres de mujeres semidesnudas en la habitación) no era una buena idea. Era difícil porque esos padres tampoco querían que sus hijos pensaran en el sexo como algo sucio, o que sintieran que no podían compartir con ellos la curiosidad de esta etapa. Pero había que hacerles entender que nunca se debe tratar a las mujeres como objetos.

Hoy puede ser un teléfono inteligente, una tableta o un portátil, siempre en el bolsillo o en la mochila, listos para una selfie. Los padres deben saber para qué están usando la tecnología sus hijos. Por lo general, hacen más cosas con ella que buscar en Internet el significado de una palabra o llamar a casa para avisar de que están bien.

siento mucho que no hayamos sido capaces de traspasar a nuestras hijas y nietas el conocimiento que nosotras, como jóvenes feministas, recopilamos acerca de las relaciones sexuales y el placer.

Formo parte de la generación del baby boom, que creció durante la revolución sexual, y siempre me hizo gracia esa idea de que el destino de una mujer era, como dicen aquí, “recostarse y pensar en Inglaterra”. En mi época, la educación sexual solía centrarse en el miedo al embarazo, a las infecciones y a la pérdida de la decencia; algo que, según me dicen, sigue vigente en muchos casos hoy.

Pero teníamos anticonceptivos gratis y seguros, el sida no existía y descubrir lo que nos daba placer era asunto nuestro. Libros como Nuestros cuerpos, nuestras vidas nos dieron la información y movimientos como el de Liberación de las Mujeres nos animaron a familiarizarnos con nuestros genitales usando un espejo y una linterna.

Había reuniones para tratar estos temas en grupo. Yo no participé, pero siento mucho que no hayamos sido capaces de traspasar a nuestras hijas y nietas el conocimiento que nosotras, como jóvenes feministas, recopilamos acerca de las relaciones sexuales y el placer. Para ellas todo parece haber vuelto a épocas anteriores, o tal vez peores.

Algunas de las últimas noticias reflejan la dominación masculina por la que aún transitan las mujeres. Por ejemplo, Donald Trump, cuando dice que cuando ve a una mujer hermosa, simplemente empieza “a besarla”: “Me atraen como un imán, solo las beso, no puedo esperar”. O el detalle de que el futbolista Ched Evans (absuelto de los cargos por violación la semana pasada) no le habló a la demandante ni antes, ni durante ni después del acto sexual (Evans anda ahora diciendo que la gente “tiene que educarse sobre la relación entre el alcohol y el consentimiento en las relaciones sexuales“).

A estas alturas todos sabemos de sobra lo que está sucediendo con los niños en el colegio, con comportamientos que a menudo terminan en vergüenza y pena. ¿Qué clase de padres no advierten a sus hijos sobre el peligro de la foto de un miembro viril? ¿O de que una selfie sin ropa termine siendo compartida de forma inapropiada y su protagonista sea humillado por todos?

Los adolescentes curiosos también pueden acceder de forma instantánea a sitios web que probablemente horrorizarían hasta al más moderno de nosotros. He visitado unos cuantos para investigar y creo que todos los padres deben preocuparse. Lo que ofrecen es muy desmoralizador, incluso en los dedicados al sexo “normal”, no ya en los que se meten en temas como el abuso o lo perverso.

jovenes-aprender-a-poner-un-condon-durante-un-talller-sobre-sexualidad

Jóvenes aprender a poner un condón durante un talller sobre sexualidad.

No he visto ni uno en el que la mujer no sea otra cosa que una proveedora de placer para uno o varios hombres. Estas mujeres no tienen vello corporal y el sexo es tanto anal como oral. Al parecer, el anal es siempre placentero para ellas, dan sexo oral y gritan mucho, como si disfrutaran. Son actrices, por supuesto. Los gemidos están sólo porque la película necesita una banda sonora.

¿Por qué no gritas como en las películas?

Pero no es así como lo interpretan las chicas. En un libro muy importante, “Girls and sex”, la periodista estadounidense Peggy Orenstein habla de sus entrevistas a unas 70 chicas y mujeres jóvenes de entre 15 y 20 años. Sus conclusiones concuerdan con el trabajo de la National Union of Students del Reino Unido: el 60% de los jóvenes confiesa haber utilizado la pornografía como fuente para la educación sexual.

Una de las chicas entrevistadas por Orenstein contó que su novio le preguntaba por qué no gritaba como en las películas. Según un estudio entre alumnos encargado por la revista médica British Medical Journal, son los varones los que presionan por el sexo anal. A Orenstein las chicas le dijeron que habían sido obligadas a practicarlo y que había sido una experiencia dolorosa. También hablaron de sexo oral con ella: los varones esperaban recibirlo pero ellos nunca se lo hacían a ellas. También le dijeron que no disfrutaban cuando tenían que hacerlo pero que lo que ellas querían “no importaba”. ¿Cómo? ¿Las chicas no creen tener derecho a la reciprocidad?

Según un estudio nacional sobre el sexo en EEUU, la sexualidad femenina se ve perjudicada por una cultura donde la pornografía, sin ningún tipo de análisis, es el método de educación sexual (así es como la usa el 60% de los adolescentes de ambos sexos). La experiencia sexual de estas chicas se convierte en un “acto para complacer a los hombres”. En los últimos años, tanto en el Reino Unido como en EEUU, la tasa de embarazo en adolescentes ha caído de forma muy marcada. La conclusión obvia de los dos informes es que el coito vaginal ha pasado de moda: ahora lo que se impone es el sexo oral y anal.

Los jóvenes necesitan ser guiados. Descansamos despreocupadamente en los profesores para que velen por la seguridad de nuestros hijos durante todo el tiempo que pasan fuera de casa y además esperamos que les enseñen a desarrollar el pensamiento crítico.

¿Por qué no sacar al sexo de la educación sexual? Su lado físico y científico podría incluirse en las clases de biología. Y en lugar de educación sexual, chicos y chicas podrían recibir educación de género. Es un nombre que asustaría menos a esos padres que no quieren saber que sus bellos retoños están haciendo travesuras de manera desinformada y secreta, fuera de casa. No pido que se eliminen las clases de educación sexual, solo que tenga otro nombre y estructura.

A los adolescentes de 15 años se les podría mostrar ejemplos de pornografía. Así como les pedimos que evalúen con seriedad el contenido de otros tipos de películas, libros, diarios o programas de televisión, también tendrían la oportunidad de evaluar y discutir sobre la pornografía. Con la ayuda del profesor, podrían desarrollar el criterio necesario para entender las imágenes con las que son bombardeados.

Todo joven tiene derecho a ser informado. La información es poder y permite a las chicas decir “no, no quiero hacer eso” y “lo que realmente me gusta es esto”. Si los chicos aprenden que las chicas tienen el mismo derecho al placer que ellos, podría ser el inicio de una vida sexual mucho más sana para todos esos jóvenes por los que tanto nos preocupamos.

El nuevo libro de Jenni Murray se llama A History of Britain in 21 Women: A Personal Selection (La historia del Reino Unido en 21 mujeres: una elección personal).

El director de un colegio concertado de Madrid compara la ley contra la LGTBfobia con “el fanatismo terrorista”

obama-trabajar-comunidad-lgtb-eeuu_ediima20140531_0031_36

El colegio Juan Pablo II de Alcorcón (Madrid) ha iniciado este curso entregando una carta al alumnado y las familias homófoba e islamófoba. La misiva, firmada por el director, Carlos Martínez, carga contra la  Ley de protección integral contra la discriminación por diversidad sexual y de género,aprobada por unanimidad el pasado 14 de julio en la Asamblea de Madrid y la compara con “el fanatismo terrorista”.

El centro, que no ha querido hacer declaraciones, es concertado, pertenece a la Fundación Educatio Servanda, con colegios también en Guadarrama, Parla y Puerto Real (Cádiz), e imparte una educación diferenciada mixta. El alumnado comparte algunos espacios como el patio y el comedor pero no las clases porque “numerosos estudios han demostrado que hay diferencias en los ritmos de crecimiento, maduración y desarrollo cognitivo entre niños y niñas”.

La carta de bienvenida que ha entregado su director y que ha denunciado la asociación LGTBI Arcópoli comienza haciendo un repaso por algunos de los atentados terroristas perpetrados en los últimos meses en Europa. Los cristianos, dice, “hemos recibido la verdad no para esconderla, sino para predicarla. “Parece que arrecian tiempos de persecución”, afirma mientras critica a otras religiones tachando de “error” el seguimiento de “falsas religiones e ideologías”.

El director reprocha a los políticos que hayan aprobado en Madrid la ley contra la LGTBfobia, mientras “deberían defender la familia y nuestras raíces cristianas”, califica la legislación de “absurda” y a la que llama “Ley de Ideología de Género”. “¡Qué barbaridad prescindir de la verdad natural del hombre y del derecho inalienable de los padres a la educación de los hijos!, ¡Qué dogmatismo acusar de discriminación a quien piensa diferente!”, exclama. Es un despropósito, apunta, “imponer una ideología a fuerza de sanciones”.

Educación investigará el contenido

“El parecido con el fanatismo terrorista es inquietante”, añade entonces. El director del centro aplaude a  Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares y López de Andújar, de Getafe, que suscribieron una carta a principios de agosto atacando la misma ley. De la norma afirmaban que “se halla en contradicción con la moral natural” y agrava “la confusión” que “sufren” algunas personas “sobre su propia identidad”.

Martínez llama a los obispos “valientes” que “tienen clara su función pastoral de educadores” y adjunta la carta firmada por ellos. La misiva concluye comparando el islam y la que llama “ideología de género” asegurando que “son maquinaciones condenadas a la disolución y al fracaso”. Rubén López, coordinador de Arcópoli, ve “inadmisible este adoctrinamiento” a niños, niñas y adolescentes que “están aprendiendo a conocerse y construyendo su identidad”.

La organización ha tenido conocimiento, según varios alumnos, de que “el único mensaje que se transmite en el centro sobre el colectivo LGTB es que ‘la homosexualidad es una enfermedad’ y que ‘es posible curar a los homosexuales'”. Arcópoli ha pedido a la Comunidad de Madrid que revise el concierto educativo con el centro, “porque la discriminación no tiene cabida en la educación sufragada con dinero público”

Este medio se ha puesto en contacto con la Consejería de Educación, que  ha encargado al Servicio de Inspección Educativa un informe “con el objetivo de comprobar si el contenido de la carta infringe la normativa vigente sobre conciertos educativos y, en caso de que así fuese, proceder a la apertura de un expediente sancionador”. Añade, además, que “no compartimos el contenido de la carta”.

“La libertad de enseñanza no ampara la vulneración de la dignidad ni el ataque a la igualdad de derechos o al libre desarrollo de la personalidad”, afirman desde Arcópoli. La norma a la que se refiere la carta contempla entre sus medidas obligar a los centros educativos al tratamiento específico de la diversidad sexual en las aulas. También la creación de un Consejo LGTBI que permita la participación de las entidades de la sociedad civil en las políticas públicas referidas a esta materia.

carta-distribuida-por-el-director-del-colegio-juan-pablo-ii-de-alcorcon-madrid

Carta distribuida por el director del colegio Juan Pablo II de Alcorcón (Madrid)

Un colegio concertado de Madrid compara la ley contra la homofobia con el fanatismo terrorista

El centro concertado Juan Pablo II de Alcorcón (Madrid) manda una carta a padres y alumnos que arremete contra la Ley de Identidad y Expresión de Género e Igualdad aprobada por la Asamblea de Madrid.

ADRID.- El colegio concertado Juan Pablo II de Alcorcón (Madrid) ha mandado una carta a todos sus alumnos en la que su director, Carlos Martínez, arremete contra la Ley de Identidad y Expresión de Género e Igualdad aprobada en la Asamblea de Madrid, según ha difundido este miércoles la Cadena Ser.

Después de repasar los atentados terroristas que se han vivido este verano en Europa, Martínez denuncia que “nuestros políticos parece que se entretienen en generar problemas inexistentes y complicar las cosas”. Justo después nombra la ley contra la homofobia que ha aprobado la Comunidad de Madrid, la tacha de “absurda” y afirma: “Es dogmatismo acusar de discriminación a quien piensa diferente, es un despropósito pretender imponer una ideología a fuerza de sanciones. El parecido con el fanatismo terrorista es inquietante“.

En la carta —una misiva de bienvenida al nuevo curso para los alumnos y las familias del centro— el director asegura que “el islam o la ideología de género no son más que otros programas humanos y son maquinaciones condenadas a la disolución y al fracaso“.

Martínez adjunta y recomienda la lectura de la carta que firmaron los obispos de Getafé y Alcalá de Henares en contra la ley, en la que afirman que el texto “niega la diferencia sexual varón-mujer” y “pretende anular la enseñanza pública de la Biblia”.

El colegio Pablo II de Alcorcón separa a los alumnos por sexo. Chicos y chicas sólo están juntos en el comedor, el patio y durante las extraescolares.

Los profesores abren las puertas del armario: “Es una responsabilidad con el alumnado LGTBI”

ana-ojea

Ana Ojea

Los primeros días de curso Ana Ojea pidió a sus alumnos una ficha con datos personales y ella también les entregó la suya. En ella ponía que está casada con una mujer. Marian Moreno salió del armario en clase hace 16 años y a las pocas horas una compañera se le acercó para decirle que “a los suyos” les había tenido que regañar porque habían dicho que era lesbiana. Cuando Carlos Canencia llegó al instituto en el que ahora trabaja, ningún alumno o alumna se había mostrado abiertamente homosexual. Ahora sí.

Ana, Marian y Carlos no son los únicos profesores que han decidido salir del armario en las aulas, pero no es algo habitual. La Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) señala que la mayor parte de la población LGTBI no es visible en su puesto de trabajo. Pero más allá de una necesidad personal, muchos se lo toman como una apuesta pedagógica y aplican a rajatabla el tradicional lema feminista “lo personal es político”.

“Es muy duro crecer sin referentes, ser un adolescente LGTB y no tener nada con lo que identificarte. Si eres heterosexual, tienes mil modelos de cómo ser”, apunta Carlos, que lleva cinco años como profesor de Lengua en un instituto público de Colmenar Viejo (Madrid). Ana, docente de Cultura Audiovisual en un instituto público de Vigo, confiesa haber visto e intervenido en multitud de situaciones de acoso a alumnado LGTB y asegura que hace de “consultora” con cada caso que conoce.

Salir del armario en las aulas no es solo visibilizarse, es también rellenar ese hueco de contenidos sobre diversidad afectivo sexual que hay en los planes de estudio. La ausencia no mitiga la homofobia de muchos y hace a otros sufrir por su orientación sexual o identidad de género. “Que vean a alguien de carne y hueso que es lesbiana, gay o bisexual y frente a eso construyan su identidad”, declara Carlos, que apunta a que también sirve de “barrera contra la homofobia”.

“Pongo referentes de autores o autoras homosexuales, explico cómo se ha tratado la homosexualidad en la historia. No se puede hablar de Lorca sin decir que lo mataron, entre otras cosas, por gay”, afirma Marian, maestra de Lengua y Literatura en Gijón. Para Carlos, ser visible es “una responsabilidad”, que Jesús Generelo, presidente de la FELGTB, resume en mandar un mensaje “de que ser LGTBI no es algo que haya que llevar en secreto”.

El miedo al rechazo

Fue justo hace un año cuando Ana, de 41, decidió que no volvería a ser invisible ante sus alumnos. Contrajo matrimonio con su mujer en 2011 “temiendo que si ganaba el PP pudieran cargárselo”. Antes de 2006, cuando contó a sus compañeros de instituto que es lesbiana, “había terminado por acostumbrarme a la oscuridad; es como la humedad, se te cuela en los huesos y es muy difícil quitársela de encima. La invisibilidad es ácida y termina por corroer tu autoestima”, describe.

marian-moreno

Marian Moreno

Ello unido al rechazo es lo que lleva a que en general “el profesorado esté dentro del armario y con llave”, sentencia Moreno. Salir es un paso difícil, dice, porque “los centros educativos no están libres de machismo y homofobia”, que lleva a “tener miedo a las reacciones de las familias, del alumnado, al insulto, al acoso, a los prejuicios”, enumera esta docente de 52 años que se declaró lesbiana en clase en el año 2000 reconociendo que no podía casarse “porque no me dejan”, les dijo a sus alumnos.

Generelo sitúa en un lugar destacado del imaginario homófobo la idea, cada vez menos arraigada, “de equiparar homosexualidad y pederastia”. De hecho lo que más frenó a Ana a la hora de visibilizarse fueron los prejuicios de una familia con su hija lesbiana a la que defendía cuando era acosada. “Los padres vinieron a hablar conmigo para asegurarse de que no tenía intenciones pederastas, fue muy duro y desagradable y al año siguiente la cambiaron de instituto”, relata.

“El colectivo ha interiorizado muchos miedos”, asegura Carlos, que apunta a que salir del armario en los colegios privados, muchos de la Iglesia católica, entraña más dificultades. No obstante, todos insisten en que hacerlo es una oportunidad educativa y una forma de desterrar los prejuicios que todavía siguen anclados en la sociedad. “Aunque no haya sido agredida directamente, una chica de 27 años también tiene esos miedos porque lo ha vivido socialmente, lo lleva dentro”, sostiene Marian.

carlos-canencia

Carlos Canencia

“¿Esto para qué?”.”Ya no hace falta”

Kika Fumero está acostumbrada a observar las reacciones que suscita querer tratar la diversidad en las clases. Hasta hace unos meses ejercía como maestra de Francés en varios institutos de Tenerife, donde impulsó iniciativas para introducir la realidad LGTBI, y ahora se dedica a formar al profesorado  sobre ello. Para ella, la necesidad de ser visible y hacer de la identidad una apuesta educativa se hace patente por su experiencia intentando involucrar a los docentes en ello.

“Enseguida empieza a haber comentarios de ‘¿esto para qué?’, ‘ya no hace falta’, ‘la homofobia no existe’, gente que se niega a participar”, enuncia. Asegura que hay una buena parte de los maestros que tiene miedo a introducir la diversidad o a “defenderte cuando recibes insultos lesbófobos” por el miedo al llamado ‘contagio del estigma’, es decir, que el resto piense que también son homosexuales.

“El silencio y la invisibilidad… son homofobia”, dice. “Hoy la violencia es menos directa, ya no van a ir a por ti, pero hay un grado de homofobia que soportamos sin darnos cuenta”. Ana recuerda que la reacción de sus compañeros cuando les dijo que es lesbiana fue positiva, salvo “un sutil cambio de actitud en algunos”. Nada que no se viva en otras profesiones, apuntan desde la FELGTB. “Cuanto más se trabaje en las aulas, más disminuye la homofobia”, concluye Fumero.