Qué piensa el feminismo sobre el porno

Cartel de la charla 'Sexo, porno y feminismo' organizada por Podemos

Cartel de la charla “Sexo, porno y feminismo” organizada por Podemos

Corrían los años 80 del siglo XX cuando el movimiento feminista estadounidense posaba su mirada sobre la pornografía y articulaba una teoría crítica de algo que había tomado el carácter de un auténtico fenómeno de masas. Un análisis que, lejos de ser homogéneo, se convirtió en un intenso debate que mantuvo enfrentadas a las feministas abolicionistas o anti-pornografía y las llamadas feministas pro-sex. Más de treinta años después continúa vigente una gran diversidad de posturas, que mantienen el tema sobre la mesa.

De hecho, Podemos organiza este martes la charla “Sexo, porno y feminismo”, que contará con la presencia de la actriz porno Amarna Miller. Un acto que ha generado polémica y al que se han opuesto varias feministas del PSOE. Incluso el cartel ha provocado reacción dentro de la formación porque para el Área Feminista y LGTB de Alcorcón (Madrid) “aúna aquello contra lo que luchamos: la hipersexualización de las mujeres y la construcción del deseo en base a la subjetividad masculina hegemónica”.

El debate se ha construido tradicionalmente sobre la dicotomía peligro/placer que implica la sexualidad de las mujeres, según la filósofa y escritora Nancy Prada. Las abolicionistas norteamericanas, encabezadas por Andrea Dworkin o Catherine MacKinnon, abogaban por la prohibición de la pornografía e insistían en la dimensión del peligro con sentencias como “la pornografía es propaganda sexista” o “la pornografía es la teoría y la violación es la práctica”. Según esta lógica, el porno sería un instrumento más de perpetuación “del derecho sexual de los hombres sobre las mujeres”.

Como reacción surgió un grupo de feministas que se manifestaron contrarias a esta postura, entre ellas Gayle Rubin y Carole S.Vance. “No basta con alejar a las mujeres del peligro y la opresión; es necesario moverse hacia algo: hacia el placer, la acción, la autodefinición. El feminismo debe aumentar el placer de las mujeres, no solo disminuir nuestra desgracia”, apuntaba en 1989 Vance. Las feministas pro-sex identifican el placer como un elemento fundamental de la liberación de las mujeres y cuestionan la capacidad del “Estado patriarcal” para garantizar su bienestar.

La estratificación sexual de Rubin

Ambas corrientes siguen teniendo herederas en la actualidad, aunque el debate se ha cargado de matices y huye de la categorización. Las dos posturas comparten la crítica al porno mainstream por considerar que “las mujeres no son sujeto nunca”, según la activista y responsable del Área de Igualdad de Podemos en Madrid, Beatriz Gimeno. “Está hecho por y para hombres y los ideales que representa son heteropatriarcales”, comenta la actriz Amarna Miller, que asegura creer en un “porno ético”, en el que “lo realmente importante esté tras las cámaras: seguridad laboral y un marco legal y consenso”.

La experiencia de intentar prohibir la pornografía “nos enseñó que jamás debemos utilizar las armas de la derecha y que la censura se vuelve en nuestra contra”, sentencia Itziar Ziga. La activista, escritora y periodista se refiere a la coincidencia, aunque con diferentes objetivos, de la postura del feminismo antipornografía con la derecha estadounidense, pues esta comenzó a utilizar los mismos argumentos para coartar los derechos reproductivos de las mujeres, como el aborto, y los de gays y lesbianas.

Siguiendo esta línea se ha expresado Gayle Rubin, que identifica una “jerarquía sexual” a la que contribuyen las que llama “leyes sobre el sexo”, como las de regulación de la pornografía. Esta estratificación sexual, afirma, ubica en el “lado bueno” al heterosexual en matrimonio monógamo y del “lado malo a los travestidos y transexuales, fetichistas, los que tienen sexo por dinero o sadomasoquistas”. De hecho, una de las controversias del feminismo actual estriba en si determinadas prácticas como estas últimas deben ser representadas.

Las escenas de sumisión ¿promueven la violencia?

Se trata de uno de los puntos calientes del debate. Partiendo del alto número de mujeres que cada año son asesinadas y agredidas sexualmente, las escenas en las que una mujer aparece humillada, vejada o incluso penetrada sin su consentimiento ¿deben ser permitidas?, ¿hay límites en la representación de las fantasías sexuales? Para Rosa Cobo, profesora de Sociología del Género y directora del Centro de Estudios de Género y Feministas de la Universidad de A Coruña “no debería permitirse material pornográfico en el que tienen lugar violencias, a veces extremas”.

Annie Sprinkle, fundadora del postporno, en uno de sus espectáculos

Annie Sprinkle, fundadora del postporno, en uno de sus espectáculos./ anniesprinkle.org

La ensayista y crítica audiovisual Pilar Aguilar coincide en que “la representación no puede ir en contra de los derechos humanos” y aunque reconoce la sexualidad “como un elemento fundamental de la vida” apuesta por algún tipo de regulación que “impida la glorificación de esta dinámica en la que los cuerpos de las mujeres se ponen exclusivamente al servicio del deseo masculino”. Ambas expertas desgranan similitudes entre el material pornográfico y la publicidad asegurando que “el porno modela los deseos sexuales y las mujeres están ahí para ser consumidas”.

En la otra orilla, las feministas pro-sex, para las que es fundamental diferenciar entre la representación de la violencia y la violencia misma. “La clave es aprender a separar la ficción de la realidad. No veo a nadie culpando a ‘La Jungla de Cristal’ por promover la violencia, hay que tener un consumo responsable, del porno y de cualquier contenido”, sostiene Amarna Miller. Pero ¿y qué ocurre cuando son las mujeres las que fantasean con este tipo de situaciones violentas?

¿Libre elección?

Lo primero, dice María Llopis, referente del movimiento postporno y autora del libro Maternidades Subversivas (Ed. Txalaparta), “es señalar que eso no significa que quiera ser violada”. Ziga enmarca el deseo y la fantasía sexual en un contexto determinado: “Venimos del patriarcado, de relaciones jerárquicas, de ahí que muchas de nuestras fantasías reproduzcan dominación… pero para nuestro placer. Me parece más subversivo que opresivo. Opresivas son las que tratan de decirnos en nombre del feminismo con qué fantasías o juegos no debemos disfrutar”.

Llopis apunta a que las prácticas sadomasoquistas “pueden ser terapéuticas” e insiste en que es un juego basado en el consentimiento en el que “parece que el que domina tiene el control, pero es el dominado el que lo tiene”. Para ella la clave radica en de qué manera se graban las escenas. “En el porno convencional la mirada es la del hombre y las mujeres son objeto, por eso puedes grabar un polvo muy normal cargado de violencia y una escena de dominación desde el punto de vista feminista, todo depende de la mirada”.

Para unas y otras los límites de la representación son diferentes. Mientras para Cobo y Aguilar la violencia sobre las mujeres es uno de ellos, Gimeno y Amarna Miller afirman que es el consentimiento, “y la legalidad”, añade esta última. Todas coinciden, sin embargo, en que el problema del porno mainstream es que “reproduce un único modelo de sexualidad” y “es la única educación sexual que tienen los jóvenes”, analiza Gimeno. Para la diputada de Podemos en la Asamblea de Madrid la solución pasa por idear contrapesos educativos.

Cobo diferencia entre libertad y voluntad. “Hay realidades sociales que reducen el espacio de la libertad aunque los individuos acepten instrumentalmente esa realidad”, explica en referencia al consentimiento. “La falta de recursos, de educación y otros motivos llevan a gente a hacer contratos que no les benefician ni son aceptables por las consecuencias que implican”. Por otro lado, el filósofo y autor de Pensar la pornografía Ruwen Oigen ha resumido este cuestionamiento en la siguiente frase: “Para ellas cuando una mujer dice ‘no’ es ‘no’, pero cuando una mujer dice ‘sí’ no es ‘sí'”.

Qué es el postporno

“Si no os gusta la pornografía que existe, cread vuestro propio porno”. Es la propuesta de la artista y actriz porno Annie Sprinkle, parte del feminismo pro-sex y considerada la precursora del postporno. Un movimiento incubado al calor del feminismo pro-sex que tomó fuerza de la mano del filósofo queer Paul B.Preciado, que organizó en 2003 el primer Maratón Postporno en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA). El objetivo de esta corriente es la reapropiación feminista y queer del porno para representar cuerpos y sexualidades no normativas que no están incluidas en la industria.

Preciado lo definía en esta entrevista en la revista Parole de Queer como “el proceso de devenir sujeto de aquellos cuerpos que hasta ahora solo habían podido ser objetos abyectos de la representación pornográfica: las mujeres, las minorías sexuales, los cuerpos no-blancos, los transexuales, intersexuales y transgénero, los cuerpos deformes o discapacitados”. Diversos colectivos como el ya desaparecido Girls Who Like Porno, que integraba María Llopis y Águeda Bañón, el grupo Post-Op o Diana Pornoterrorista se han erigido como referentes del postporno. El movimiento se caracteriza por tener una intencionalidad política y estar vinculado al mundo del arte y el activismo para crear alternativas a la representación sexual tradicional.

La venganza de los millonarios de Silicon Valley contra los medios

Peter Thiel en un foro empresarial en Pekín en febrero de 2015

Peter Thiel en un foro empresarial en Pekín en febrero de 2015. CHINAFOTOPRESS

¿Ha estallado la ciberguerra entre las empresas digitales y los medios? Cuando los grandes de internet son cada día más las plataformas del acceso a los medios, con Google, Facebook y Apple pugnando por concentrar las noticias y la opinión gracias a la gran crisis de la prensa, la amenaza es real.

La era de la transparencia radical defendida por los grandes digitales tiene agujeros bien tapados. La llave está en manos de quienes controlan los medios, apps o plataformas, para publicar la vida de los demás. La transparencia es la clave de la batalla entre el multimillonario Peter Thiel, fundador de Pay Pal y uno de los grandes accionistas de Facebook, y Gawker, una de las empresas de blogs pioneras y también de las más criticadas y leídas.

Se juega la libertad de informar y de expresión, pero también los límites y las obligaciones de la transparencia.

Gawker desveló hace diez años que Thiel es gay. Fue un post a favor del emprendedor antes de que se conociera la orientación sexual de otros grandes de Silicon Valley como Tim Cook, de Apple. Thiel nunca lo perdonó.

¿Puede un multimillonario financiar las demandas en los tribunales de otros por principios o por venganza sin dar la cara? ¿Son las comidillas y ataques de Gawker inherentes a la libertad de informar o sólo sensacionalismo e invasión de la privacidad? ¿Por qué financiar arteramente maniobras legales y oponerse al derecho al olvido que hubiera solucionado parte del enfado de Thiel?

Es un sainete de egos, venganza y ambición. Olvídate de buenos y malos, todo es negocio y querellas personales. Esta guerra desmonta una vez más la opacidad de Silicon Valley y el complaciente tratamiento de muchos medios con periodistas que a menudo parecen más fans de una marca o representantes de relaciones públicas de las empresas digitales que reporteros.

Una parte de la prensa se ha apresurado a defender a Gawker cuando se ha revelado que Thiel financió con más de 10 millones de dólares la demanda del luchador Hulk Hogan contra la empresa de blogs por publicar unas cintas sexuales con la mujer de un amigo. Gawker ha sido condenada a pagar a  Hulk Hogan 140 millones de dólares en una decisión judicial muy discutida y que ha sido apelada.

En Twitter ha estallado la indignación de tantos emprendedores digitales contra Gawker y otros medios. Los megamillonarios de la Costa Oeste soportan el escrutinio de sus actividades y su vida tan mal como la de sus negocios. Nick Denton, dueño de Gawker y uno de los tipos más odiados en Estados Unidos, se defiende y desvela los motivos ocultos de Thiel, el vengador.

La información perfecta para Silicon Valley es la venerada imagen de Steve Jobs o Mark Zuckerberg en una presentación. Una keynote con una buena manada de periodistas aplaudiendo con entusiasmo los productos o los resultados de sus empresas. Jobs fue el genio que enseñó a los dueños de la tecnología cómo conseguir publicidad gratis y utilizar a los medios para combatir a sus rivales.

Thiel es un libertario y devoto de Ayn Rand –como tantos en el Valley que defienden el capitalismo radical– y ya hace tiempo confesó que “no creo más en que la libertad y la democracia sean compatibles”. Para él, “estamos en una carrera mortal entre la política y la tecnología”. Entre sus opiniones, muchas contrarias al sufragio universal, a la legitimidad de los gobiernos para regular las empresas y otras ideas que afianzan su decidido apoyo a Donald Trump.

Hasta periodistas en medios en los que es inversor, como Pando.com, han denunciado las maniobras de Thiel y su apoyo al candidato Donald Trump, curiosamente un político creado por la explotación de los reality shows y el machismo fascista de la exaltación del propio ego.

El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ en sus siglas en inglés), una organización que lucha por la libertad de informar, ha tenido que apresurarse a aclarar que pese a las donaciones de Thiel, “no defendemos los esfuerzos para abusar del proceso legal buscando el castigo o la bancarrota de un medio en particular”.

Pero esta ciberguerra también marca las limitaciones de la transparencia tan defendida por los apóstoles digitales, y especialmente por los que más se benefician de la transparencia de los demás mientras mantienen la suya bien tapadita tras los muros de sus mansiones y la opacidad de sus empresas. Bien defendidas por millones pagados a los lobbies en Washington, Europa o China.

Facebook se ve afectado por la polémica

Facebook vuelve a tener un problema. Después de las explicaciones de su fundador sobre las acusaciones de los conservadores sobre los editores y el algoritmo que apartaban sus proclamas de los trending topics, las ideas de Thiel y su presencia en el consejo de la red social alarman. Sobre todo, cuando el 62% de los norteamericanos y el 66% de los usuarios de Facebook usan la red para consumir información.

Gawker es sensacionalista, sin duda. Thiel tenía derecho a mantener su identidad sexual en privado. La libertad de informar tiene límites, basados sobre todo en el interés común. Nadie debería poder cerrar un medio con el poder del dinero. Las informaciones de Gawker están basadas en hechos, aunque sean incómodos. La verdad es la última garantía y la gran diferencia.

La solución: más libertad, más información y más transparencia para que se conozcan las razones y acciones de unos y otros. Es la garantía para todos y lo que debería ser resguardado cuando acabe esta batalla. Ni los algoritmos ni los criterios editoriales son neutrales, lo que debemos exigir es conocerlos.

Corrección: en una edición anterior del artículo, se decía que el jurado había condenado a Gawker a pagar 140 millones a Peter Thiel. La indemnización era a favor de  Hulk Hogan, al que Thiel había financiado el proceso judicial.

¿Por qué debo hablar de sexo con mis hijos?

Los expertos recomiendan hacerlo desde los primeros años de vida

  • A los padres les cuesta hablar de sexo con sus hijos. “Es muy pequeño” o “igual le incito” son las justificaciones más habituales
  • Sin embargo, reciben todo tipo de mensajes sexuales en el entorno
dibujo niño jugando

Ilustración: MIGUEL ÁNGEL MARTÍN

En una cafetería, dos niñas de siete años cuchichean y se ríen. Se dan codazos y por fin una de ellas lanza una pregunta a su madre, al otro lado de la mesa: “Mamá, ¿qué es follar?”. Tras un primer momento de estupefacción, la madre mira alrededor y por fin encuentra una respuesta. Tan previsible, como escasamente útil: “¿Y por qué habláis tan alto?”.

En la misma calle, unos metros más allá, una modelo en ropa interior presume de gafas en un cartel que cubre toda una pared de una óptica. “¿Por qué va desnuda, papá?”, pregunta Pablo, de seis años. El padre se pone tenso y no responde. Cambia de tema. El niño no vuelve a preguntar. Ni cuando pasan ante una marquesina donde dos jóvenes en actitud erótica se abrazan en torno a un frasco de colonia.

Al llegar a casa, pone la televisión. Son las dos de la tarde y, junto a la mosca de la cadena televisiva, las siglas “TP”, indicativas de que el espacio -al menos en teoría- es apto para todos los públicos. Una joven enfundada en cuero dedica un sensual baile a un joven sentado en una especie de trono, hasta que en un momento dado decide acompañarla y juntos ofrecen toda una lección detwerking. Pablo no quita ojo, incluso se sonríe. Pero no pregunta.

¿Qué tienen en común estas situaciones? Que todas son oportunidades perdidas para hablar de sexo con los niños. Porque, en contraste con la sobreabundancia de información y del exhibicionismo en las redes sociales que reina en esta era, en la familia siguen pesando muchos tabúes y falsas creencias que llevan a que la educación sexual en casa continúe siendo una asignatura pendiente, especialmente cuando los niños son pequeños.

“No hay una edad concreta para empezar a hablar de sexualidad con nuestros hijos. Es desde siempre. Quizás una de las cosas que diferencia a los pequeños de los mayores es que simplemente tienes que responder a lo que te pregunten en el momento que te pregunten con una respuesta que sean capaces de entender“, explica Francisca Molero, vicepresidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología. “Lo que sucede es que no tenemos interiorizado realmente qué es la sexualidad para las personas, por eso es difícil transmitirlo”.

La Organización Mundial de la Salud recomienda educar en esta materia desde sus primeros años de vida, pero es frecuente que los padres eludan el tema y no lo traten hasta que la preadolescencia, con las primeras señales del desarrollo. Craso error.

“Normalmente no hablamos de ello, y el problema es que a los niños les llegan estímulos por todas partes”, comenta la psicopedagoga Jessica Vivas mientras muestra algunos de esos estímulos. Lo hace en un colegio madrileño, donde imparte un taller para padres titulado Cómo hablar de sexo con los hijos, organizado por el Instituto Madrileño de Formación y Estudios Familiares y laMancomunidad THAM. Por eso, “si se educa desde el inicio, los niños se van familiarizando y evitamos crear la ‘nube negra’, que lo vean como algo prohibido o negativo”, continúa. O asuman patrones insanos.

Se para en un anuncio -ya retirado- de una marca de lujo que recrea una escena que evoca una violación. “Nosotros, como adultos, lo tenemos asumido, y no somos conscientes del patrón afectivo-sexual y de género que están recibiendo los menores“. Un patrón con frecuencia insano, machista, frívolo, que fomenta el culto al cuerpo y el sexo como competición y sinónimo de éxito. Les llega a través de la publicidad y lo ven también en la televisión, con programas comoMujeres y hombres y viceversa, “con el problema de que los chavales ven a sus protagonistas como ídolos y pueden emularlo en sus relaciones”.

Lo escuchan también en las letras de canciones que hablan de celos, posesión y hasta maltrato, a cuyo son a veces bailan con actitud altamente erotizada niñas que aún no han cumplido los nueve años.

Y los permanentes estereotipos de género en la literatura y el cine. Cuentos clásicos en los que el príncipe es valiente y la princesa, la más bella, y él es el único que puede salvarla y será suya para siempre. Como en tantas historias de Disney. O la saga Crepúsculo: “Si lo piensas”, explica Vivas, “ella tiene que dejar a su familia para irse con él, las relaciones entre ellos son agresivas porque él es un vampiro, ella ha de darlo todo por amor…”. Por eso, anima a deconstruir el amor romántico: acabar con la idea de que por amor todo se aguanta, que si no se sufre no se ama… “Los padres deben transmitir que no basta con que la persona te atraiga físicamente, sino que tienes que pasarlo bien con ella, reírte… Educar en que la pareja ha de gustarte a nivel intelectual”.

No se trata de censurar contenidos -“entonces nos quedaríamos sólo con los documentales de La 2 [y a veces ni eso], bromea-, sino de hablar y cuestionar ese modelo. Las familias a veces no le dan importancia, y la tiene, porque esos mensajes y modelos calan profundamente en los niños“, que aún no tienen la madurez para cuestionarlos.

“Es como poner a aprender integrales a un niño de tres años. Como personas necesitamos etapas para madurar psicológica y psicosexualmente, y el desarrollo del niño no le permite valorar bien los estímulos y puede tener efectos perniciosos“, explica Molero. Desde su punto de vista, el problema es que “cuando trabajamos en educación sexual, la basamos en una educación higienista, de riesgos, y no trabajamos la parte positiva. Hasta que no cambiemos el planteamiento del beneficio que la sexualidad tiene para nosotros como seres humanos, tendremos distorsiones a la hora de comunicar y educar”, añade.

Félix López Sánchez es catedrático de Psicología de la Sexualidad en la Universidad de Salamanca y autor de ‘Educación sexual de los hijos‘, entre otros muchos manuales que sirven de base para talleres como el mencionado. “Exponer a los niños a estos estímulos es dejarles sin infancia, ofreciéndoles una mirada morbosa de la sexualidad y una visión muy negativa de las relaciones sexuales y amorosas”, afirma.

En su opinión, no sólo se puede, sino que se debe hablar con los hijos desde que empiezan a mostrar su curiosidad, ya sea haciendo preguntas, tocándose o incluso masturbándose, algo que -muchas veces para horror de los padres- no es raro desde que son muy pequeños. “La fisiología del placer sexual se puede activar desde el nacimiento, y en torno a un tercio se masturba antes de los 11 años”. Así, el profesor aboga por hablar desde muy temprano -finales del segundo año de vida o tres años-.

Se trata, por tanto, de ir incorporando información a cada situación o momento. Incluso si no preguntan, porque hay niños que no lo hacen. “Cada vez que un niño pregunta es una oportunidad. Si no respondemos, la duda permanece y buscarán resolverla en otro lado”, explica Vivas a los padres devenidos en alumnos. Por eso, siempre hay que dar una respuesta, aunque sea un “no lo sé”, y aunque nos incomode.

Se trata de hablar para fomentar modelos de conducta más sanos, relaciones igualitarias y aportar una visión más humanizada de la sexualidad. En el caso de los más pequeños, aprovechando cada situación y utilizando recursos adaptados a su edad: juegos, fantasías o cuentos. Incluso series de los 80 como ‘Érase una vez la vida‘, a la que una de las madres asistentes dice haber recurrido para explicar la reproducción. En su introducción, una pareja desnuda se abraza hasta fusionarse, dando como fruto un cigoto que después se convierte en bebé.

Hablar desde que son bebés

Pero nunca un “no tienes edad para estas cosas”. Lejos del temor manifestado por muchos padres de si hablar tan pronto de sexualidad con los niños implicará incitarles o adelantarse, López Sánchez cree que hablar es importante porque se trata de responder a una curiosidad natural. “Los niños observan diferencias anatómicas. Además, los medios, la forma de vestir y comportarse de los adultos, hablan de sexualidad. No puede ser que padres, educadores y sanitarios guarden silencio, mientras el mercado habla continuamente de sexualidad”. Para el catedrático, la familia “es la única que puede dar a los niños la oportunidad de vivir una experiencia positiva, formando un apego seguro, aprendiendo que hay personas en las que se puede confiar, y aprendiendo el código de la intimidad”. Un apego que “va a marcar las relaciones que va a tener ese niño cuando vaya siendo adulto con las personas que tiene alrededor”, explica Molero. “Por eso es tan importante”.

Sin embargo, la idea parece no calar: sólo el 7% de los niños aprende educación sexual de sus padres. ¿Y el 93% restante? De medios de comunicación, internet y de amigos. “Algo así como el ciego guiando al ciego”, bromea Vivas, que alerta de cómo informarse a través de los iguales da lugar habitualmente a falsos mitos, temores, además de dejar a los críos expuestos a riesgos como elgrooming, al no haber sido instruidos en cuáles son los límites de la privacidad.

Un problema este último aparejado al uso de teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos con acceso a Internet por parte de niños que aún no tienen interiorizados estos límites. Pequeños de siete años que utilizan juegosonline en la tablet de sus padres, en cuyo chat puede hablarles cualquiera. O el móvil como regalo de comunión sin que vaya acompañado de un ‘adiestramiento’ en materia de privacidad e intimidad para que comprendan la importancia de no publicar o enviar fotos de carácter erótico. Por eso, las redes sociales están llenas de adolescentes, y a veces preadolescentes, en esas actitudes.

“¿Y la presión del entorno? Si todos los niños lo hacen y el tuyo no, al final se sentirá diferente”, plantea una madre. “Si tienen valores arraigados”, contesta Vivas, “la presión del entorno les influirá menos, le darán menos valor a lo que diga el resto. Nuevamente la importancia de la información. “A menudo pensamos que es suficiente con que nuestro hijo sepa que debe tener ‘cuidado’, pero es importante que sepa cómo, por qué, qué puede pasar si no lo tiene”.

Y tan importante como lo que se dice, lo que se hace. Mucha gente jamás ha visto besarse a sus padres o muestras de cariño entre ellos. “Los niños saben que sus padres no son amigos, sino pareja. Y los niños copian modelos. Y esa influencia es mucho mayor que las palabras que les puedas decir”, explica Molero.

Dudas constantes

Igual que el asunto del acceso a internet, en este tipo de talleres para adultos aparecen como una constante las conductas de autoplacer de los niños cuando son tan pequeños. Muchos se agobian porque su hijo se toca y no saben cómo abordarlo. Especialmente con las niñas, ya que la masturbación masculina sigue estando “mejor vista” socialmente que la femenina. Ese “Niña, no te toques ahí” coartará a la pequeña y puede fomentar el tabú, que al final deriva en que algunas mujeres lleguen a las relaciones de pareja con un absoluto desconocimiento.

“Sin reprimir, deben hacerle entender que hay cosas íntimas que forman parte de uno. Como cuando usas el lavabo en lugar de hacerlo en medio del salón”, explica Molero. “Debemos asumir que la sexualidad es algo que tenemos desde que nacemos y que tiene que ver con los sistemas de recompensa. Que fisiológicamente implica una sensación de bienestar: tenemos esa capacidad, la utilizamos y la vamos desarrollando porque su función es estar bien y equilibrarnos emocionalmente”. Por eso, explica la sexóloga, en épocas en las que estamos más ansiosos se pueden tener conductas más compulsivas. Incluso pueden ser reveladores de problemas: “Sucede que niños de tres y cuatro años, sin sexualidad consciente, de repente usan los tocamientos de forma compulsiva. Puede ser un indicativo de un conflicto en casa o en el colegio, porque esa práctica les ayuda a disminuir la ansiedad”.

La educación sexual en familia también es fundamental ante los cambios en el cuerpo, que a menudo a los niños les pillan desprevenidos. “Por ejemplo, hay niñas a las que les viene la regla con 10 años, no saben que deben llevar una compresa por si acaso, que el ciclo es de 28 días, ni que es el motivo de la tristeza o malestar que sienten, porque nadie se lo ha contado”, afirma Vivas, que subraya la importancia de explicárselo también a los chicos y así evitar el tabú y respuestas típicas como “no me hables de eso” o “qué asco”. En España, 134 niñas menores de 14 años fueron madres en 2014, según la Estadística del Movimiento Natural de la Población del INE.

También hay niños a los que comienza a salirles vello a los 7-8 años. Cuenta Vivas que muchos padres son reticentes a que se afeiten o depilen, porque les ven muy pequeños. “Si a ellos les da vergüenza, ¿para qué esperar un año más?”, les pregunta. Recomienda también ser cuidadosos con las bromas, por ejemplo, sobre el incipiente bigote. En la etapa preadolescente son muy sensibles a cómo les ven los padres, y puede devenir en complejos.

Llamar a las cosas por su nombre

Y, por supuesto, llamar a las cosas por su nombre: el pene es el pene. La vagina es la vagina. “Luego sucede que en el cole les hablan en estos términos y, como nunca los han usado, sino que han utilizado eufemismos, les da la risa, y les parece un tabú”.

La psicóloga insiste en la importancia de educar en que cada cuerpo es diferente, que en contra de lo que parecen transmitirse en esos programas de televisión a los que antes nos referíamos, no hay cuerpos mejores y peores. “Cada persona tiene su público”, dice Vivas, que recuerda que los complejos y la baja autoestima en la infancia pueden influir en las relaciones afectivas y sexuales. Una autoestima que también es importante para saber decir que no y prevenir los temidos abusos sexuales. “Hay que dejarles claro, siempre, que las relaciones se tienen porque se quiere, no porque nos lo digan o por presión grupal. Que nadie tiene que tocarte o verte cambiándote de ropa en un vestuario si tú no quieres”.

En definitiva, contestar siempre, aportar información real con ejemplos e incluso tirar de la propia experiencia de uno, “para ellos es muy valioso”. Tener claro que “no se trata de darle una conferencia, sino de responder a inquietudes y dudas, y trabajar la propia sexualidad del adulto desde un ambiente de salud y normalizado”, agrega Molero, que invita a los padres a hacer un ejercicio: “Antes de nada, que hagan una reflexión de dónde ponen el tema sexual, cómo es la sexualidad en sus vidas. Cuando trabajen desde dentro, todo será más fácil”.

Cuando el sexo está en los pies…

pies mujer

Obtener excitación sexual observando, tocando, besando, oliendo, lamiendo y fantaseando con pechos o traseros y reconocerlo es bastante habitual hoy en día. Sin embargo, si esta adoración se refiere a los pies, puede permanecer en secreto. Las extremidades inferiores son relegadas al olvido por la mayoría. Pero también son fuente de pasiones para los denominados ‘fetichistas de pies’.

Arola Poch, psicóloga especializada en ‘footfetish’ y conocida ‘sex blogger’ en ‘La Luna de Arola’, nos muestra los placeres más ocultos de esta práctica y asegura que los pies dan mucho juego.

Este tipo de fetichismo consiste en la obtención de placer erótico y sexual basado en la adoración a los pies, generalmente de otra persona. “Sus seguidores son hombres, en su mayoría, y el objeto de deseo más habitual, el pie femenino, está asociado a la atracción por los zapatos, generalmente detacón alto“, matiza Arola, quien precisa que hay fetichistas de pies a los que no le gustan los tacones.

Por supuesto, jugar con los pies puede utilizarse como inicio de otras prácticas sexuales o para conseguir que sus discípulos más fieles alcancen el clímax sin necesidad de otros estímulos.

Al igual que existen diferentes gustos en cuestión de pechos, con estas extremidades ocurre prácticamente lo mismo. “Un olor natural a pie es también muy apreciado. Incluso hay a quienes les gusta un pie sudado con un olor fuerte”, afirma Arola.

Todo pie puede ser deseado por un fetichista podal y, cuando llega el verano, éstos disfrutan de las maravillosas vistas que las sandalias y playas les ofrecen de manera natural.

ARTE Y CULTURA

En la antigua China los pies pequeños eran signo de belleza, de ahí el uso cruel de vendajes o ‘chánzú’, que deformaban los pies de las mujeres de clase elevada.

Un referente del denominado fetichismo ‘vintage’ fue el fotógrafo norteamericano Elmer Batters que, gracias a su obra sobre el fetichismo de pies, piernas y medias, fue acusado de obsceno y pervertido durante los 50 y 60.

Grandes cineastas declarados fetichistas, como Luis Buñuel o Quentin Tarantino, nos han ofrecido geniales escenas de esa pasión por los pies. Quién no recuerda a este último bebiendo del pie de Salma Hayek en ‘Abierto hasta el amanecer’.

JUGANDO CON LOS PIES

Quienes quieran bajar al pedestal de su compañero/a como vía de evasión erótica pueden consultar la guía de Arola. Ahí encontrarán la múltiples variaciones en torno a las plantas, los deditos, el talón de Aquiles, el empeine… Éste es un pequeño resumen sobre este nuevo universo:

-Masaje. Sencillo, efectivo y gustoso, tanto al recibir como al dar. Sin olvidar los beneficios de la reflexología podal.

-Adoración del pie o ‘foot-worship’. Consiste en lamer, oler, besar o acariciar todos los rincones del pie con pasión.

-Reposapiés o ‘footstool’. Deje sus pies en un taburete humano, colocado a cuatro patas o tumbado en el suelo, a modo de alfombra o ‘human carpet’.

-Pisar o ‘trampling’. El sujeto fetichista se tumba en el suelo o sobre la cama y la otra persona se sube encima. También se puede acariciar con el pie, jugar y moverse de forma más sutil por el cuerpo de esta alfombra humana.

-Cosquillas o ‘tickling’. Hacer o recibir cosquillas en las plantas de los pies de muy diversas maneras.

-Comer de los pies. Haga que su pie, o el suyo, sean el plato que sirva la comida que va directa a la boca o pise algo rico con el pie y deje lamer la suela hasta dejarlo totalmente limpio.

-Masturbación con los pies o ‘footjob’. Hay que ser hábil para acariciar con suficiente destreza y sutileza pero sin hacer demasiada fuerza, sobre todo en determinadas partes… Otro fetiche muy extendido actualmente es el de eyacular en los pies de la pareja.

Tras esta intensiva sesión de ‘footfetish’, quizá haya decidido unirse al mimoso llamamiento podal de la sexóloga Arola Poch porque los pies no sólo sirven para mantenernos firmes, caminar o correr. Creánme.

Jalid y Firas: el amor prohibido que la guerra de Siria no pudo matar

Jalid y Firas se abrazan en su casa de Mersin (Turquía), donde viven a escondidas su homosexualidad

Jalid y Firas se abrazan en su casa de Mersin (Turquía), donde viven a escondidas su homosexualidad. LLUÍS MIQUEL HURTADO

Su refugio es un cuchitril en el que hasta las grietas de sus tabiques desconchados por la humedad rezuman ternura. Jalid y Firas, unidos cada noche sobre un colchón mugriento en el suelo, cubierto primorosamente con una funda floreada. Pagando con una vida miserable el juntar sus corazones contra todo y todos mientras su patria se desintegraba. «Me enamoré de él desde la primera mirada». Su amor se ha convertido en un estigma que entorpece su vida en un exilio, en Turquía, marcado por una pesadilla.

– Cuéntemela, Firas.

– Octavo mes del año pasado. Acabábamos de llegar a Estambul. Dormimos en el piso de un amigo de Jalid. Navegamos por internet en busca de trabajo. Un hombre, alegando ser homosexual y querernos ayudar, nos ofreció trabajo. Concertamos una cita en un lugar extraño a las afueras. Al poco se acercó un Skoda con cinco personas, el conductor hablaba árabe y los otros cuatro ocupantes, que llevaban largas barbas, turco. Nos invitaron a subir. Durante media hora nadie habló. Inquieto, pregunté adónde íbamos. «Al trabajo», me respondieron. Pero no fue así. Recuerdo que paramos en una zona con muchos árboles y un riachuelo. Nos bajaron del coche y empezaron a gritarnos ‘¡Infieles!’. ‘Huyo de Siria para evitar a los islamistas y acabo topándome aquí con sus amigos’, pensé. Fue a peor. Nos arrearon una golpiza que duró varios minutos. Luego nos pusieron de rodillas. A Jalid le colocaron un cuchillo en el cuello; a mí, una pistola en la cabeza. ‘Matamos a infieles como vosotros para purificar el mundo’, nos soltaron. Y volvieron a golpearnos. Luego nos quitaron todo lo que llevábamos, documentación, ahorros y teléfono, y se fueron. Jalid y yo nos quedamos petrificados unos minutos. Luego ahí, solos, nos abrazamos llorando desconsoladamente.

Firas, poeta desde la cuna, pero abogado de profesión, sólo sabe árabe y se comunica con el traductor de Google. Fue maestro en Raqqa, siempreamenazado por un Estado Islámico que mata a gays tirándolos de un balcón. Jalid, de origen palestino, tímido, mirada conmovedora, sólo se comunica susurrando al oído del chico del que se enamoró en una exposición. «Yo estudiaba en Alepo y acudí como actividad extraacadémica a Damasco, donde él exponía sus cuadros», teclea Firas de Jalid. «Me enamoré de él desde la primera mirada», repite. Jalid asiente. «Nuestras familias nunca lo aceptaron, ya sabes, Siria, demasiado conservadores». Jalid asiente.

– ¿Ellos os agredieron?

– A Jalid le golpearon varias veces y su familia lo retuvo en casa. En 2010, fuearrestado por «conducta impropia» mientras estaba de fiesta en un bar con sus amigos. Le raparon el pelo, insultaron y golpearon. Pasó un mes encarcelado. Yo temía que amigos o familiares me delataran al Estado Islámico.

Jalid susurra; Firas teclea.

– En las sociedades orientales la religión domina sobre las tradiciones, y eso lleva a la represión. Se considera que ser gay es anormal. La ley siria considera la homosexualidad un crimen punible con prisión. Ya no te digo en los territorios donde gobierna el Estado Islámico, donde viví solo y ocultando mi homosexualidad porque me podían ejecutar. En Sira no puedes ser gay.

Jalid y Firas se abrazan en su casa de Mersin (Turquía), donde viven a escondidas su homosexualidad2

Tampoco es fácil ser LGBT en Turquía, donde las ONG denuncian falta de amparo legal a las víctimas de ataques homófobos. «El primer problema es el rechazo a ofrecernos trabajo o alojamiento. Eso me ha obligado a dormir en parques y a ducharme en los baños de las cafeterías», relata Yasar, un joven homosexual huido de su Irán natal hace un año. «Las palizas callejeras son constantes y la Policía no hace nada».

Firas está de acuerdo con Yasar. Hoy, en Mersin, en el cuchitril por el que Jalid y él pagan unos abusivos 100 euros al mes, «huimos del mundo». El poco dinero que ahorran es por un reciente trabajo temporal, trasladando barriles de crudo, y pequeñas transferencias de la hermana de Firas, quien muestra una larga lista de SOS enviados a ONG, algunas españolas. Las más solícitas les responden con cuatro líneas compasivas y un vínculo a la web de ACNUR: «Creía que su labor era ayudar, no pasarse la bola unas a otras».

Son pocas las ONG que atienden a refugiados LGBT. LGBT Istanbul asiste a las víctimas de las guerras y persecución en Oriente Medio. «Con el apoyo del consulado de Holanda pusimos en marcha un alojamiento para refugiados LGBT», explica Ebru Kiranci, una conocida activista turca.

Sin fondos para un bote de la muerte hacia Europa, Firas y Jalid se plantean regresar a Siria, de donde se habían fugado, escondidos en coches, para no sufrir ataques de los grupos armados extremistas. «Turquía también es un infierno», teclea Firas. «Las sociedades islámicas no conciben un musulmán y homosexual a la vez. Y eso que yo pensaba que ser musulmán es ser libre. Que Dios es el mismo para todos».

La vida invisible de los prostitutos

De izquierda a derecha, el trabajador social Iván Zaro y Eddie, trabajador del sexo

De izquierda a derecha, el trabajador social Iván Zaro y Eddie, trabajador del sexo. ÁNGEL NAVARRETE | GIULIO PIANTADOS

«Condones, lubricantes, folletos VIH, dónde hacerse la prueba, dónde saber si tengo gonorrea, qué pasa si me detienen, dónde se puede solicitar un abogado gratuito…». Toda esta enumeración habita la mochila de Iván Zaro, su «despacho portátil», las herramientas con las que, desde hace 12 años, patea las calles madrileñas con un único objetivo, que los hombres que ejercen la prostitución en la capital conozcan sus derechos sociales y sanitarios. Acaba de publicar el libro La difícil vida fácil (Punto de Vista Editores), un volumen que recoge su experiencia como trabajador social y 12 testimonios sobre prostitución masculina.

Tras las páginas hay historias como la de Eddie, brasileño de 28 años que llegó a España con 22, creyendo que le esperaba una vida mejor, «estable y estudiando». No fue lo que se encontró. «La persona que me recibió en España, brasileño también, acabó cogiéndome el pasaporte, me introdujo en las saunas y me fui adaptando a esa vida. Cuando me devolvieron el pasaporte, ya estaba dentro».

Sin embargo, la de Eddie es hoy una historia de éxito, y fue precisamente conocer a Iván lo que fomentó el punto de inflexión hacia un nuevo camino. A día de hoy continúa ejerciendo la prostitución, sobre todo a través de internet, en páginas web como telechapero.com, pero también se está formando.

«Estudio desde casa un curso técnico en desarrollo de ONG, siempre quise estudiar y quiero hacer Trabajo Social», relata a EL MUNDO. Pero aún no tiene la tarjeta de residencia en España y, además, tuvo que superar una enfermedad, justo cuando el protocolo sanitario español viró y las personas sin papeles dejaron de tener asistencia médica.

«Para mí era una especie de proxenetismo, el Estado le estaba obligando a prostituirse para poder pagar unos medicamentos tan caros, todo lo que Eddie ganaba era para la medicación, no tenía ni para el alquiler ni para nada», sostiene Zaro. «Tuve que gastar mucho dinero, unos 2.500 euros y, psicológicamente, aún no estoy recuperado», prosigue Eddie.

Zaro conoce la realidad de la prostitución desde mucho antes de que comenzara su andadura como trabajador social especializado en el asunto. «Crecí en el madrileño barrio de la Concepción, donde vi muchas cosas desde bien pequeño. Mi abuela tenía una vecina arriba que era prostituta, y he visto a la señora Conchita discutir y reír con su hija, que también ejercía. Para mí, la prostitución no era algo ajeno», relata.

A Eddie lo conoció «en su momento más delicado, su problema de salud era urgente, acuciante, y se le cerraban todas las puertas;en los hospitales le decían que se fuera a su país» y le acompañó «en todo el periplo de exigir, reivindicar y denunciar públicamente la violación de derechos humanos».

Es más, Zaro reconoce que «en la prostitución masculina la inmigración juega un papel fundamental». «La gran mayoría son extranjeros aunque los españoles, a consecuencia de la crisis económica, cada vez tienen mayor representatividad. Los clientes también son mayoritariamente masculinos, aunque también hay un sector femenino en la clientela», resume.

Se acuerda de este Iván, con mochila al hombro de sauna en sauna y también por algunos locales nocturnos, el poeta Luis Antonio de Villena, que presentó el pasado día 19 este compendio de historias y que ha escrito el prólogo que les da pie. «Le recuerdo repartiendo condones cuando acuciaba el sida…», comienza a rememorar el escritor.

«Iván suele emplear el término trabajador sexual, no prostituto. Cuando me pidió el prólogo del libro sólo puse como condición que la profesión se reflejara en él con dignidad y respeto. Y así es como Iván lo ha hecho», avanza.

«La prostitución ejercida por hombres es muy diferente de la que ejercen las mujeres. En el caso de ellas, se repite la figura del chulo que, al mismo tiempo que protege, explota. No lo he visto en el caso de los hombres», cuenta.

Se acuerda de Villena de antaño, cuando los trabajadores sexuales masculinos en España «eran españoles, pobres en su mayoría que se prostituían, en la calle y en algunos bares, y porque necesitaban dinero» practicaban la prostitución. «La expresión que empleaban es ‘me hago una chapa’, dinero que empleaban, por ejemplo, para invitar a su novia», relata. También Zaro menciona en su libro esta expresión, «me hago una chapa», de la que, recuerda Villena, deviene el actual término chapero, para referirse a los trabajadores del sexo.

Sin embargo, según detalla Zaro, es el término gigoló, su estereotipo, el que hace daño. «Mantener este estereotipo es machista y trasnochado, supone perpetuar la aprobación de un rol hipersexual sólo y exclusivamente si eres hombre y heterosexual. Sin embargo, cuando nos referimos a una mujer y a personas LGTB sexualmente activas, parece que la mirada se torna más oscura, se tiende a pensar más en el lado perverso o, aun peor, en el paternalismo de creer ‘que sólo valen para eso’ o ‘no dan para más’», amplía.

También apunta este trabajador social convertido en escritor que «la sociedad se sorprendería al conocer que, en la prostitución masculina, los casos de víctimas de trata con fines de explotación sexual son anecdóticos. Es más bien una forma con la que hacer frente a las necesidades económicas aunque de manera inestable».

Su libro muestra lo invisible: el caso de un niño huérfano de 12 años, edad en la que se inicia en la prostitución, la Puerta del Sol de Madrid como epicentro de la prostitución masculina, los picos -pocos- en los que muchos hombres se acuestan por dinero con otros, las saunas -65 en España dirigidas sólo a hombres-, la prostitución a través de internet -cada vez mayor-, los locales de ocio… Las últimas páginas están reservadas a la esperanza, y ofrecen el caso de tres personas que consiguieron abandonar la espiral de la prostitución.

Hombre con hombre, más estigma

Dice Iván Zaro, el trabajador social que ha hecho posible el libro, que la prostitución masculina tiene un mayor estigma que la femenina porque «hablamos de hombres con hombres. No es lo mismo subrayar tu rol viril, porque culturalmente en España un hombre que va de putas es viril y macho». También desmiente Zaro la idea «de que las mujeres no usen prostitutos». «Se cree que las mujeres pueden follar siempre con quien quieran y es mentira. Pero si son clientes de prostitución no pueden decirlo. Es una sexualidad mermada».

El viaje interior de Mario a María

Ana y David cuentan cómo descubrieron que su hijo nacido varón en 2010 mostraba una conducta claramente femenina

Ser o sentirse diferente a la mayoría suele tener precio. Un precio a veces muy alto. A lo largo de la historia los colectivos minoritarios diferentes han sido sistemáticamente marginados, discriminados y en ocasiones borrados del mapa. En algunos lugares todavía sigue ocurriendo. Cuando la sexualidad entra en juego se exacerban las reacciones. Como las que han sufrido los transexuales, cuyos genitales, al nacer, no se corresponden con el género con el que mentalmente e identifican. No son hombres atrapados en cuerpos de mujer o viceversa, ni mujeres que mudan en hombre o a la inversa.

Ana y David son neuroeducadores. Su trabajo consiste en buscar los mejores métodos de aprendizaje de acuerdo con la capacidad mental de cada persona. Viven y trabajan muy compenetrados y decidieron tener cinco hijos, no por motivos religiosos, sino por ser el modelo de familia ideal a la que aspiraban. Lo que no imaginaban es la sorpresa que el penúltimo de sus cinco vástagos, nacido 2010, iba a depararles. Considerado varón, apenas tuvo uso de razón y capacidad de expresarse mostró claramente una conducta femenina. «En sus juegos adoptaba roles de chica, tenía un gran instinto maternal y con apenas dos años declaraba categóricamente que de mayor sería niña y que tendría tres hijos», cuenta Ana. «Al principio estábamos desconcertados, nos peguntábamos si se trataba de un juego, de una actitud pasajera. Sólo su hermano mayor supo ver claramente la realidad y siendo todavía muy pequeño afirmaba: ‘Mario es una niña’».

Tras un tiempo de dudas e incertidumbre la respuesta llegó a través de un reportaje publicado en EL MUNDO sobre la Fundación Daniela que ofrece información y apoyo a las familias con hijos transexuales. «Nos recomendaron que lo primero que debíamos hacer era verificar si la conducta de Mario se debía a su condición de transexual o simplemente a un comportamiento de género no normativo. Se me ocurrió pedirles a todos mis hijos que pintaran sus autorretratos .Cuando vi el suyo en el que se había representado con pelo largo lo tuve claro. Desde entonces fue María en mi corazón».

De la mano de la Fundación comenzó lo que llaman el tránsito, que no afecta al menor, sino a su entorno: familia, colegio, amistades. El de María fue suave y fluido. Sus parientes la aceptaron como lo que realmente es y acude al colegio de primaria con su pichi y falda.

«Celebramos una reunión con los profesores y otra con los padres de los otros alumnos y no hubo ningún problema», recuerda Ana. «Al contrario, hicimos amistades más profundas con algunos de ellos. Pero tengo que reconocer que durante una época viví muy angustiada ante la posibilidad de que María sufriera rechazo».

Elsa tiene la misma edad de María y su tránsito fue muy parecido. «Con sólo año y medio ya mostraba sus preferencias por la ropa y complementos de chica como las diademas», cuenta su madre Conchi. «Poco después empezó a adoptar roles de juegos femeninos y quería que la llamáramos Princesa».

Tras superar el recelo a un «mundo desconocido y con cierta connotación negativa», acudieron a la Fundación Daniela que les ofreció las claves del cambio. Uno de sus sexólogos dio una charla en el colegio de Elsa y no se produjo ningún conflicto ni problema. «Sus dos hermanas mayores lo han asumido, aunque a la pequeña le costó un poco», dice Conchi.

Ley de Transexualidad

Una vez realizado felizmente el tránsito, la próxima fase que atraviesan los niños trans se inicia con la pubertad. Cuando se llega a esa edad, se deber recurrir a los bloqueadores de hormonas u hormonación cruzada para que los caracteres sexuales secundarios no se manifiesten. Una vez son mayores de edad, deciden si desean someterse a cirugía con el fin de remodelar sus genitales.

La Ley Integral de Transexualidad que se tramita en la Comunidad Valenciana contempla incluir las operaciones de cambio de sexo en la cartera de servicios de la Consellería de Sanidad. De momento funcionan dos unidades, en el Doctor Peset y en el Hospital General de Alicante, donde se realizan operaciones para extirpar matriz y ovarios. Actualmente hay 70 personas trans en lista de espera. La futura ley no incluye sólo este aspecto, sino también educativos y administrativos para acabar definitivamente con la transfobia.

Fundación Daniela

Las familias de Ana y Conchi son unas de las 60 con hijos transexuales o transgénero, como algunos prefieren ser llamados, residentes en la Comunidad Valenciana conectados a la Fundación Daniela. Esta asociación privada nació en septiembre de 2014, «con el fin de dar una información veraz sobre la transexualidad y potenciar nuevas redes de profesionales, tanto en el ámbito clínico como el de la intervención social, la psicología y la educación», explica su creadora, África Pastor. «Nuestro equipo cuenta con un área socio-educativa, otra legal, una médica y coordinadoras provinciales». Pastor es autora de El Libro de Daniela, un texto ilustrado en el que cuenta el caso de su hija que la impulsó a comprometerse con esta tarea que realiza sin ningún tipo de subvención ni ayuda institucional. «Lo escribí para denunciar una situación vergonzosa, el silencio que existía sobre la realidad de los niños y niñas transexuales. Es el libro de mi hija, que ha conseguido que ese silencio tan incómodo deje de serlo».

Los homosexuales durante el franquismo: vagos, maleantes y peligrosos

La homosexualidad se tipificó durante el régimen de Franco, incluyéndose en la ley de vagos y maleantes

La homosexualidad se tipificó durante el régimen de Franco, incluyéndose en la ley de vagos y maleantes. CEDIDAS A CANARIAS AHORA

Homosexuales: vagos y maleantes

Tras la cruenta guerra civil española, el régimen de Francisco Franco dedicó todos los medios a su alcance para crear una estructura política y social que le permitiera consolidar su poder y controlar, de manera totalitaria, una sociedad ya de por sí moralmente devastada por la violencia generada durante el conflicto armado. Con el ejército y las fuerzas del orden público ejerciendo un férreo control coercitivo, orientado fundamentalmente a eliminar cualquier resquicio de indisciplina política, el control moral del nuevo estado fue encomendado a la Iglesia Católica, institución cuya percepción del pecado y la virtud impregnó la sociedad durante los siguientes cuarenta años.

En el concepto de sociedad franquista, la consideración de la superioridad del hombre y, por tanto, de la virilidad como valor ejemplar y supremo y el estatus de la mujer a su servicio, como mero instrumento para la perpetuación de la raza, fueron las consignas oficiales del régimen y de su religión oficial. Este contexto ideológico puramente patriarcal excluía cualquier disidencia sexual y de género. La homosexualidad y la bisexualidad, tanto masculina como femenina, así como cualquier ruptura con el binarismo de género, se consideraban no sólo pecaminosas sino además delito y enfermedad. De esta manera, todas las instituciones del sistema fueron puestas al servicio de esta ideología machista y profundamente lgtb-fóbica. Quienes no se atuvieran a esa ideología tendrían que sufrir terribles consecuencias en su dignidad y derechos esenciales.

Si bien durante los primeros años de la dictadura la homosexualidad no pareció ser una preocupación prioritaria del régimen, ocupado como estaba de aniquilar cualquier disidencia ideológica, no es menos cierto que ya se utilizaba la figura del escándalo público, recogida en el artículo 431 del Código Penal, para condenar las prácticas homosexuales.

No obstante, no considerando suficiente este instrumento, en el año 1954 se modifica la Ley de Vagos y Maleantes de 1933 para incluir, entre otros supuestos, a los homosexuales al entenderse que ofenden la sana moral de nuestro país por el agravio que acusan al acervo de buenas costumbres, fielmente mantenido en la sociedad española, según reza la exposición inicial de la reforma. Las medidas adoptadas en esta Ley, según la misma , no son propiamente penas, sino medidas de seguridad con finalidad preventiva, cuya finalidad es proteger y reformar.

Con este fin protector de la sociedad y reformador del maleante, a los homosexuales se les condenaba al internamiento en un establecimiento de trabajo o Colonia Agrícola (…), en Instituciones especiales y, en todo caso, con absoluta separación de los demás. Este internamiento no podía ser superior a tres años. Asimismo se les prohibía residir en determinado lugar o territorio, que solía coincidir con el de su residencia habitual, y a estar sometido a la vigilancia de los Delegados.

Una colonia penitenciaria en Canarias

El 29 de agosto de 1947, en un buque procedente de Tenerife, arriba a Gran Canaria acompañado de su esposa e hijas don Francisco Aylagas Alonso, entonces Director General de Prisiones. El día siguiente el diario Falange (1) publica una entrevista con el personaje que, al ser preguntado por el motivo de su viaje, explica que uno de los principales asuntos que le trae a las islas es “ adquirir unos magníficos terrenos, dotados de agua y otros buenos elementos, con el fin de fundar una colonia agrícola penitenciaria modelo, que tendrá talleres para el trabajo, centros de experimentación y explotación agrícolas, etc., etc. Y es que” – prosigue el político – “en España no se confina a los delincuentes con el único propósito de alejarlos del contacto con la sociedad, sino que, interpretando el sentido humano y cristiano que define sobre todo a nuestro régimen se les recupera y devuelve a la convivencia nacional dignificados por el trabajo”.

Portada periódico informando del cambio de la ley de maleantes.

Portada periódico informando del cambio de la ley de maleantes.

La creación de una colonia agrícola en Canarias, con el fin de rehabilitar en ella a condenados por la Ley de Vagos y Maleantes, no era nueva. Ya en 1934, en el diario republicano deTenerifeHoy, en un artículo titulado ¿Canarias, colonia penal?, el periodista denunciaba el proyecto de establecer “ campos de concentración para vagos y maleantes” en las islas de Lanzarote y El Hierro. El autor mostraba su férrea oposición a la propuesta aludiendo a las duras condiciones económicas de las islas, que obligaban a la emigración por falta de trabajo, al secular olvido de las infraestructuras imprescindibles, como las vías de comunicación, la necesidad de “alumbramientos de caudales de agua o la construcción de embalses”, y al posible daño que tal instalación podría ocasionar a la industria turística, que había atraído “ hacia nuestras islas grandes contingentes de viajeros”. Pero los planes de crear en las islas tal establecimiento no fructificaron ni en 1934 ni en 1947.

En el año 1953 regresa a las islas un nuevo Director General de Prisiones, don José María Herrero de Tejada. De este viaje da cuenta el diario Falange de 17 de julio de ese año. Tras visitar Lanzarote y Fuerteventura el Director General explica al diario que su visita tiene como objetivo estudiar “ sobre el terreno diversos aspectos fundamentales para el emplazamiento de una colonia agrícola penitenciaria”, sin querer concretar el emplazamiento definitivo, aunque realiza una alusión específica a Tefía, “ donde existe un campo de aviación que actualmente no se utiliza”.

Sí se extiende el Director de prisiones en explicar los beneficios para la isla de tal instalación, ya que ” al amparo de los establecimientos penales se derrama siempre mucho dinero, de lo que se beneficia el comercio, la industria, etc”. Explica igualmente que dadas las ” peculiaridades de la isla de Fuerteventura, con tan amplias zonas improductivas, los beneficios serán mayores si tenemos en cuenta que se aprovecharán muchos brazos de los que allí han de redimirse para transformar zonas actualmente improductivas”.

El proyecto se concreta por fin mediante la Orden del Ministerio de Justicia de 15 de enero de 1954, por la que “ se instituye una Colonia Agrícola para el tratamiento de Vagos y Maleantes, en “Tefía”, de la Isla de Fuerteventura” (BOE núm. 30, de 30 de enero de 1954). La colonia se ubicará en “las instalaciones cedidas a este fin por el Ministerio del Aire”, confirmándose su ubicación en el antiguo aeropuerto de la isla. La Orden establece asimismo que se deberán dictar las órdenes complementarias para su funcionamiento y “ se seleccionará libremente el personal que consideren necesario para su destino a dicha Colonia”.

Tras la Orden de 30 de enero 1954, la creación de la colonia no se hizo esperar y el 11 de febrero de ese mismo año, según un artículo publicado en el diario Falange el 3 de marzo de 1954, marcharon al centro de reclusión “ seis funcionaros del Cuerpo de Prisiones, y el 18 del mismo mes han sido destinados a dicho Campo doce presos reincidentes para auxiliar en los trabajos de instalación de dicho establecimiento penitenciario”.

Con la habilitación de la nueva colonia se concluía un proceso de creación de órganos judiciales e instalaciones destinadas a la reclusión que iban a facilitar en las islas la aplicación efectiva de la Ley de Vagos y Maleantes y que se había iniciado en 1953, con la creación de un Juzgado Especial para la aplicación de dicha ley. Con esta infraestructura básica se iba a poner en marcha el mecanismo judicial y penal imprescindible para reprimir, mediante su internamiento y un duro régimen de trabajo, a todos aquellos “parásitos y sujetos indeseables que torpemente dañan la convivencia humana”, según el citado artículo de Falange, entre los que se encontraban vagos habituales; rufianes y proxenetas; mendigos profesionales; ebrios y toxicómanos habituales y “ demás personas que con su irregular o anormal conducta fueren merecedores de esta saludable y enérgica sanción social”, en palabras del Presidente de la Audiencia Territorial citadas en el artículo. Los homosexuales, sin embargo, no estarían contemplados en la ley hasta la reforma de julio de 1954.

Es por tanto, en el antiguo Aeropuerto de Tefía que, lejos de ser aquellos “magníficos terrenos, dotados de agua y otros buenos elementos” de los que hablaba el Director General de Prisiones en 1947, era más bien un desierto pedregoso, donde el gobierno decide finalmente instalar la colonia agrícola. Allí, varias decenas de hombres redimieron, mediante trabajos forzados y unas duras condiciones de vida, según el “sentido humano y cristiano” que definía al régimen, su condición de vagos y maleantes durante los años siguientes, incluyendo varias decenas de homosexuales.

Inauguración del monumento en honor a los represaliados en Tefía

Inauguración del monumento en honor a los represaliados en Tefía. CEDIDA A CANARIAS AHORA

Tefía: el infierno de Octavio

La exploración clínica evidencia encontrarnos ante un amanerado con movimientos y gestos feminoides así como su manera de hablar. Psiquismo deformado por su propia perversión; no tendencia al delito; estado físico normal. En el reconocimiento correspondiente con su dilatación esfinteriana y casi desaparición de pliegues nos permite formular el diagnóstico de pederasta pasivo. Es apto para toda clase de actividades”.

Esta descripción fue incluida por el historiador y escritor Miguel Ángel Sosa Machín en el artículo Invertidos, publicado en el Dominical del diario La Provinciael 29 de junio de 2003. El informe forense está incluido en el expediente incoado a Octavio García en aplicación de la Ley de Vagos y Maleantes. Detenido simplemente por ser maricón, como él mismo ha explicado en innumerables ocasiones desde que el historiador sacó a la luz su historia, su terrorífico testimonio es ejemplo del trato dado a los presos de Tefía y que de manera escalofriante plasmó Sosa Machín en su imprescindible novela Viaje al Centro de la Infamia.

Octavio García nació en 1931 en Las Palmas de Gran Canaria, en el seno de una familia humilde. Estudió en el internado de San Antonio, en el barrio de Vegueta de la capital grancanaria y posteriormente continuó sus estudios básicos en Los Salesianos. De educación y convicciones católicas, nunca podría imaginar que sus conocimientos de religión le permitirían aliviar el calvario que habría de pasar años más tarde en Tefía.

En 1953, con 22 años, fue detenido tras una denuncia y, sin juicio alguno, como él afirma, se le aplicó la Ley de Vagos y Maleantes. En su testimonio suele repetir con profundo dolor los motivos de su condena: por ser homosexual, corruptor de menores y por escándalo en la vía pública. “ ¡Corruptor de menores y escándalo en la vía pública! ¡No he sido ladrón, ni maleante, ni mala persona!”, repite indignado. “El único motivo para ser detenido era ser maricón”, explica enfatizando el insulto, la palabra que lo ha definido durante toda su vida, la única con la que, al final, se siente identificado.

Tras varios meses de condena en la cárcel de Barranco Seco de Gran Canaria, es trasladado en el correíllo – buque que realizaba los transportes marítimos entre islas –, a Fuerteventura. La reciente apertura de la colonia de Tefía, le convirtió en uno de los primeros presos que cumplió condena en ella. Iban siete presos, esposados, escoltados por la Guardia Civil, a la vista de todo el mundo, “como si fuéramos los peores delincuentes”.

“Tefía era un campo inhóspito, sólo tierra y miseria”, recuerda. “La colonia estaba vacía, había que llenarla. ¡qué deprimente cuando llegamos allí, todos en fila, con un sol, un viento…!”

Al llegar le despojaron de su ropa y le ofrecieron un “ mono canelo de tela picona” y unas botas que no eran de su número y tuvo que intercambiar con otros presos para poder tener un calzado adecuado.

El centro era dirigido con mano de hierro por un excarmelita que instauró un auténtico régimen de terror, peor que un campo de concentración, en palabras de Octavio García. Su trabajo allí consistía en acarrear agua de un pozo, ya que el centro carecía de agua corriente, picar piedra de una cantera de piedra de cal y levantar gavias y muros, todo ello bajo el sol inclemente de la isla y la rigurosa vigilancia de los funcionarios. Cualquier mínimo motivo era suficiente para recibir una paliza. “ He visto allí las palizas más atroces a los pobres presos”, testimonia Octavio. Los insultos y humillaciones eran constantes.

Octavio García en 2012

Octavio García en 2012 CEDIDA A CANARIAS AHORA

Estando preso, cuenta Octavio, “una hermana mía (…) dio a luz y me mandaron un telegrama que dice: Pinito tuvo una niña. Y cuando me llamaron al centro para leerme el telegrama (…) me dicen: enhorabuena le felicito, su mujer tuvo una niña, después yo le dije: no es mi mujer, es mi hermana. Y me hincharon a palos por haberle contestado mal”.

Junto al duro trabajo y a las arbitrarias palizas, otra de las pesadillas del centro era la escasa alimentación, que les hacía pasar un hambre atroz y constante: “ lo peor era la comida, batatas enraizadas, arroz con gorgojos, un pan pequeño para todo el día. (…) Vi hombres allí que entraban con 87 kilos y se quedaban en 45”.

En una ocasión apareció por el centro un sacerdote para una ceremonia católica. Muchos presos no tenían educación religiosa y, al realizar el cura algunas preguntas, a Octavio se le ocurrió responder. Lo hizo acertadamente y al día siguiente lo llamaron y lo nombraron maestro de religión. Esa fue su salvación. A partir de ahí no trabajó más en la cantera, ni cargó más agua, estaba bien mirado y considerado.

Pero el paso por la prisión lo dejó marcado de por vida. Tras su salida y luego de algunos trabajos, se fue de Canarias y sólo hasta hace unos años fue capaz de contar su historia. En el año 2009 el Gobierno español aprobó la concesión de indemnizaciones a las personas homosexuales o transexuales que hubieran sido encarceladas durante el franquismo. Octavio García recibió 12.000 euros por sus dieciséis meses de cautiverio. La Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía cerró por Orden del Ministerio de Justicia de 21 de julio de 1966, “en atención al reducido número de penados sancionados por el Tribunal de Vagos y Maleantes, en la que actualmente existen siete reclusos, los cuales pasarán a la Prisión de Santa Cruz de La Palma”, según informaba El Eco de Canarias de 26 de agosto de 1966.

La Palma: la reclusión de Manuel Alfonso

Manuel Alfonso nació en 1946, en el barrio de Guanarteme de Las Palmas de Gran Canaria, junto a la playa de Las Canteras. Su padre trabajaba en la Compañía Transmediterránea. Su madre se dedicó a las tareas de hogar hasta que se separó de su padre y comenzó a trabajar en las factorías de pescado ubicadas en el mismo barrio en el que residía.

Desde su infancia estuvo marcado por sus ademanes femeninos que lo convirtieron en víctima de habituales insultos por parte de sus compañeros, que, como él mismo cuenta, habitualmente le gritaban: “ ¡maricón, que eres un maricón!” Manuel, en ocasiones, respondía a los insultos de manera agresiva, porque, como explica “me daba mucho coraje que me llamaran maricón. Aunque yo sabía que lo era”.

Manuel Alfonso con 22 o 23 años

Manuel Alfonso con 22 o 23 años. CEDIDA A CANARIAS AHORA

La primera vez que estuvo en comisaría tenía 15 años, porque la policía se equivocó con su edad y le pusieron dos años más. Con esa edad estuvo una semana en la prisión de Barranco Seco. Las detenciones e idas y venidas a la comisaría eran frecuentes, por el mero hecho de exponerse en las calles:

Nos poníamos en una esquina dos, tres o cuatro a hablar de nuestras cosas (…) en ese momento estábamos descuidados, como era de noche, a oscuras (…) paraban justo delante de nosotros, estábamos tranquilos y descuidados, paraban y venga, carnet de identidad y palante para la comisaría, y en comisaría una semana, tres días a la cárcel, diez días, quince días, y así pero un montón de entradas y salidas que tuve yo y, bueno, como yo, montones de amigos de la época aquella”.

El periodo más largo que tengo – explica Manuel – fue el que me pegué, cuando la policía se cansó de cogerme una y otra vez… había un juez (…) de vagos y maleantes al que si eras pudiente y le llevabas un buen anillo de oro o un sobre con dinero, diez o quince mil pesetas, ese señor te quitaba la ley de vagos y maleantes y no ibas a prisión. Aunque fueras el chorizo más grande del mundo o el maricón más grande del mundo. Pero a las personas humildes como mi madre que no tenía dos o tres mil pesetas en un sobre para darle, no te digo dos o tres mil sino diez o quince mil pesetas, si no tenías para darle te enviaba a prisión. Y mi madre llorando, ¡Ay, no me metas a mi hijo tanto tiempo allá arriba!”.

En la prisión eran habituales los abusos de los funcionarios, también los sexuales. Manuel cuenta que “ en la prisión de Barranco Seco por la noche iba algún funcionario abría la puerta y si había algún mariconcillo joven como yo que le gustaba, lo sacaban afuera y con la excusa de “hacerles el cuarto”, tenían que mantener relaciones sexuales con él. Me ocurrió a mí en la prisión de allí”.

En su expediente constan cuatro detenciones e ingresos en prisión en el año 1963, con 17 años, por delito de conducta atentatoria contra la moral. En 1964 es detenido y finalmente declarado en estado peligroso por su condición Homosexual, según consta en el Expediente nº 62/63 del Juzgado Especial de Vagos y Maleantes del Archipiélago Canario. Tras esta declaración es recluido en la prisión de Gran Canaria, luego trasladado a la de Tenerife y, posteriormente a La Palma. Como expresa con humor: “ yo hice una “turné”, como la que va de gira”. Entre esas tres prisiones cumplió un año de condena.

En la prisión de La Palma los homosexuales estaban separados del resto de reclusos, según obligaba la ley. Esto implicaba estar la mayor parte del tiempo encerrados en una celda: “ estábamos en la celda 22 horas encerrados al día. La celda constaba de un baño pequeñito, un lavabo en una esquina y tres literas. Allí cumplíamos seis personas. (…). Cuando subían los machos del patio salíamos los maricones”.

Había que taponar los baños para que no salieran las ratas de la letrina. “Nosotros limpiábamos la celda, lavábamos la ropa y la tendíamos en la misma celda (…). Donde mismo hacíamos las necesidades, lavábamos la ropa y comíamos. (…)”.

Las ocupaciones en la prisión eran fundamentalmente de limpieza: lavar ropa de otros presos, limpiar cristales, incluso desde el exterior de la prisión… “ nos tenían entretenidos”, explica. Había un funcionario mayor que les hacían limpiar los pasillos de la prisión con ceniza, con cepillos de mano, de rodillas en el suelo. “Decía que la ceniza purificaba”.

El régimen carcelario no tenía la dureza de Tefía, pero el temor a las agresiones era constante: “ en muy pocas ocasiones llegaban a pegarte, aunque a veces se le iba la mano y te pegaban un cachetón o te daban un par de porrazos buenos. Cuando hablabas con un funcionario tenías que poner las manos a la espalda y si decías una palabra que no les gustaba jalaba con la mano y cachetón que te pego”.

No obstante, para un joven de apenas 18 años, la experiencia carcelaria, la separación de su familia y la sensación de aislamiento y estigma que significaba el estar separados de los demás presos eran situaciones difíciles de afrontar: “ en aquella época, como era joven, lloré mucho, lo pasé muy mal, pero siempre con la ilusión de que iba a salir. Mi madre fue a verme a Tenerife (…) después también fue a verme a La Palma, aprovechando que mi padre trabajaba en el barco y se quedaba en él por la noches. (…) Las cartas de mi madre me daban fuerzas para luchar y seguir adelante. Yo decía que ya llegaría mi tiempo de salir a la calle”.

De la prisión de La Palma salió en 1965. En 1966 fue trasladado a la comisaría de Policía “ por haber sido detenido en la vía pública por llevar a cabo actos de ostentación Homosexual”. Fue condenado a una multa de cinco mil pesetas e ingresó para cumplir 30 días de prisión. Por sus diferentes pasos por prisión fue indemnizado con una cuantía de 8.000 euros.

Como a todos los que sufrieron la represión del régimen, su experiencia le marcó profundamente: “ yo no puedo olvidar que una persona me diera un porrazo sin yo hacerle daño. Que yo estuviera en una esquina con dos amigos, hablando, y que llegaran unos señores vestidos con un uniforme, representando a la ley de España y que esos señores me maltrataran y me pegaran. (…) Yo no lo entendía y no lo entenderé así viva cien años”.

Manuel Alfonso con Paquita Rico en El Duende.

Manuel Alfonso con Paquita Rico en El Duende. CANARIAS AHORA

Patologización y momentos de cambio

Si, como decíamos al comienzo de este artículo, la Iglesia fue un pilar ideológico y referente moral del franquismo, una segunda institución social vino a reafirmar, con el aval de la ciencia – o pseudo-ciencia al servicio del régimen -, el tratamiento represivo de las disidencias sexuales: la institución médica y, especialmente, la psiquiatría. La condición patológica de la homosexualidad fue asumida por la psiquiatría oficial del régimen franquista, disciplina médica que se apoyó en tal condición para adaptarse sin remordimientos a las exigencias morales del nacional-catolicismo.

Esta visión patologizante de las disidencias sexuales se pone en evidencia en artículos como el publicado en el diario Falange, editado en Las Palmas de Gran Canaria, el 4 de junio de 1956, en el que el Dr. Laforet comenta el libro titulado Sodomitas, de Mauricio Carlavilla, un panfleto agresivamente homófobo publicado ese año. En su comentario, titulado Un grito de alarma, el doctor Laforet califica de “ valentía viril” el hecho de “ atacar al crimen nefando dondequiera que se encuentre y a quienquiera que lo pueda defender”.

Ya era hora”, expone el doctor, “ de que se hablase claro y decididamente sobre un contagio psíquico tan pernicioso”, con el fin de evitar que “ entre en la morada de la mente de los adolescentes ese aliado del demonio que es el pederasta. (…) El sodomita es un monstruo peligroso por su proselitismo y porque odia, rencoroso, todo lo que va mostrando a cada paso la inicuidad (sic) de sus crímenes contra la naturaleza y contra Dios. (…) La sodomía”, ultima el galeno, “no tiene ni puede tener justificación científica, como no la tiene la lujuria del heterosexual”.

Con una mezcolanza de ideas pseudo-científicas y prejuicios religiosos el autor muestra una imagen demonizada y psíquicamente perversa de la homosexualidad. Su publicación en el único diario de la época, controlado por el régimen, facilita la difusión del estigma, con la consecuente influencia en las actitudes fóbicas de una sociedad ya vigilada hasta en sus más profundos pensamientos. También la institución médica, como vemos, fue un instrumento útil para profundizar en el trato humillante a las disidencias sexuales durante el franquismo.

Sin embargo, y a pesar de la modificación de la ley en 1954, la homosexualidad no pareció ser una especial preocupación del régimen durante las primeras décadas de vigencia. Las memorias de la Fiscalía General del Estado de 1959 lo expresan de la siguiente manera:

“El balance del año judicial de 1957 (…) nos ofrece saldo positivo y un panorama satisfactorio y alentador en esenciales aspectos: el índice de criminalidad dolosa clásica (…), acusa una tendencia, más que estacionaria, regresiva, en relación con el incremento demográfico; sin que parezcan motivos de preocupación problemas candentes en otros países, tales como actividades terroristas, delincuencia juvenil y extensión y alarde de prácticas homosexuales”.

Pero algo estaba cambiando sustancialmente en la sociedad española. La sustitución de la desastrosa política autárquica de las primeras décadas, cuyos frutos habían sido hambre y miseria para el pueblo, por una política más aperturista, más las ayudas internacionales que Franco obtuvo gracias al apoyo incondicional a Estados Unidos, propiciaron un cambio socio económico que traería abundantes divisas y el inicio de una época caracterizada por el denominado desarrollismo económico.

La mejora de la economía se reflejó en un notable proceso de industrialización y la subsiguiente aparición de fenómenos como el éxodo rural a las ciudades. La llegada del turismo y cierta apertura de los medios de comunicación, no obstante su cercana vigilancia por las autoridades, colaboraron en el proceso. Estos ingredientes facilitaron un incipiente cambio de mentalidad en la sociedad que comenzó a resquebrajar, aunque fuera de manera superficial, la sólida estructura ideológica y moral impuesta durante las primeras décadas de la dictadura.

La influencia del turismo

La industria turística fue un elemento clave en el desarrollo de la economía de las Islas Canarias a partir de los años 60. El clima insular atrajo a un turismo masivo de sol y playa que se tradujo en un “boom” económico que implicó, además, un importante cambio sociológico en el archipiélago. La tradicional población rural comenzó a trasformar su economía y sus costumbres; el desarrollo de los núcleos urbanos costeros con atracción turística atrajo a la población del interior; los sectores de la construcción y de servicios sustituyeron rápidamente a la agricultura y se impusieron como los principales motores de las economías insulares, especialmente en las islas mayores.

El turismo europeo, con mentalidades más abiertas y de amplia cultura democrática, no sólo influyó en el aspecto puramente económico sino también impulsó un cambio de mentalidad de la sociedad. “ El espectáculo de libertad que inundó las playas y discotecas españolas, las nuevas pautas de actuación social, moral y cultural y, en suma, el acercamiento a las formas de vida de las sociedades educadas bajo sistemas democráticos provocaron una auténtica revolución en las mentalidades, sobre todo entre los sectores más jóvenes (2)”.

Manuel Alfonso, carnavales de 1967.

Manuel Alfonso, carnavales de 1967.

Estas nuevas ideas y formas de vida que empezaron a afectar a la sociedad no eran en absoluto del agrado del régimen. Los cambios de mentalidad comenzaron a influir en las actitudes de la ciudadanía, especialmente en el ámbito urbano, en el que el anonimato y cierta libertad social permitieron una mayor visibilización de las disidencias sexuales, aún a pesar de su persecución.

Esta visibilidad dio al régimen la sensación de un aumento de la homosexualidad que los informes de la Fiscalía del Tribunal Supremo pusieron de manifiesto. Así, el fiscal de Barcelona, en el informe del año 1962 manifiesta cierta alarma ante la “ creciente ola de homosexualismo” que el “dique de la Ley de Vagos parece insuficiente para contener”, por lo que “considera preciso tipificar como delito tan nefando vicio, hijo muchas veces de la vida fácil y licensiosa (sic)”.

La sensación de la existencia de una ola de homosexualismo, se expone a lo largo de diferentes informes con expresiones como “ aumento constante del homosexualismo” o “ el aumento de los delitos de escándalo público, principalmente el homosexualismo”, según manifiesta la Fiscalía de Tenerife en su informe del año 1967.

Es precisamente la influencia del turismo una de las causas a las que el régimen atribuye tal tsunami homosexual. Obviamente Canarias no fue ajena a esta influencia extrajera. El Fiscal de Las Palmas, en el informe del año 1971, consideraba que contribuye “al aumento de prácticas homosexuales (…) una clase especial y degenerada de turistas extranjeros. El fenómeno deriva en aumento de la delincuencia contra la propiedad al inducir a los jóvenes que se dedican a dichas prácticas a hacerse pago por sus propios medios de los “servicios” prestados y a desvalijar a veces a los “ clientes”.

La proliferación de estas conductas en algunos lugares muy determinados y perfectamente conocidos, que van alcanzando ya renombre internacional y que son frecuentados especialmente por gran número de extranjeros habituales, exigiría medidas extraordinarias de represión”, concluye al respecto el informe de la Fiscalía General del Estado de ese año. Sin nombrarlos la Fiscalía pone de manifiesto un fenómeno que, a pesar de sus intentos de represión, sería imparable y, efectivamente, daría renombre internacional a algunas zonas del país, entre ellas Canarias: las mecas del turismo homosexual, de las que Sitges y Torremolinos fueron precursoras.

El diario El Eco de Canarias reflejaba este fenómeno en un artículo titulado El subproducto del turismo, publicado el 17 de marzo de 1972. El autor llamaba la atención sobre determinados establecimientos, cuya ubicación no especifica (3) y, según cuenta, “ cuya finalidad, y tal vez negocio, es la corrupción de la gente joven”.

La señal de alarma – narra el periodista –, se ha dado con el cierre nada menos que de cuatro establecimientos que se identificaban “Para homosexuales” e incluso se hacían publicidad en este sentido en los países de origen de los posteriores visitantes”.  Estos hechos ponen de manifiesto, a su juicio, “la tragedia que sobre nuestra juventud se está echando como una de las más vergonzosas plagas de la humanidad”.

Tras vincular tales hechos con el tráfico de drogas y la trata de blancas, el periodista termina su artículo clamando por una “investigación hasta las “raíces” en todo lo que huela a esta nueva (?) invasión social organizada que afecta e infecta a nuestra querida y, hasta hace bien poco, cándida isla”.

El turismo ha hecho de Maspalomas un punto de encuentro internacional para el turismo homosexual

El turismo ha hecho de Maspalomas un punto de encuentro internacional para el turismo homosexual. (Youtube).

La connivencia de la prensa con la ideología profundamente lgtb-fóbica del régimen, a través del control institucional y la censura, convertía a los medios de comunicación en portavoces de la moral nacional-católica oficial. La difusión de la ideología lgtb-fóbica por parte de los medios facilitó y expandió la estigmatización de las disidencias sexuales y su consecuente rechazo social. La publicación de artículos como los citados difundía con facilidad la imagen perversa del homosexual. A la condena penal se añadía la propaganda injuriosa realizada a través de los medios, directamente controlados por el régimen. Sin duda, la represión era ejercida por el sistema a través de todos los medios a su alcance.

Afeminados y peligrosos

Mientras otros países europeos habían despenalizado las relaciones homosexuales en la década de los sesenta, en España el régimen de Franco decidió actualizar la Ley de Vagos y Maleantes y, en 1970, fue aprobada la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social. El artículo segundo de la ley establecía que “ serán declarados en estado peligroso y se les aplicarán las correspondientes medidas de seguridad, quienes: […] b) se aprecie en ellos una peligrosidad social”. Entre los “supuestos de estado peligroso se encontraba el de aquellos que realicen actos de homosexualidad”.

Esta nueva ley, a diferencia de la de vagos y maleantes, exigía expresamente la comisión de “ actos de homosexualidad” y, por tanto, la realización de prácticas sexuales de carácter homosexual y no la mera condición de homosexual. Siendo esto un “ avance”, pongámoslo entre comillas, la realidad de la práctica de la ley fue muy diferente. Numerosos testimonios de los represaliados indican que la mera expresión de la ruptura de los códigos de género, es decir, el afeminamiento o la pluma, era suficiente para ser detenido y pasar varios días en un calabozo de la comisaría. Y si esto ocurría en varias ocasiones era muy probable que el juez acabara aplicando la ley y condenando al reo al internamiento en un centro de reeducación.

En este sentido, es significativa la percepción social de la necesidad de reprimir incluso por la vía penal el afeminamiento, especialmente el masculino, ya que la mujer estaba prácticamente ausente del debate represivo desde el punto de vista legal (4). La columna titulada Mirador, publicada en El Eco de Canarias de 4 de noviembre de 1969, aludía al inicio del proceso de aprobación de la Ley de Peligrosidad social. “ Dentro de la nueva Ley parece que se trata de incluir como factor grave de peligrosidad social el afeminamiento en la indumentaria masculina (…), ciertas bandas, pandillas y todos aquellos persistentes en contrarias a la normal convivencia social. En suma, continuaba el artículo, ese “narcisismo” imperante en la juventud, favorecida por el afeminamiento en el uso de indumentarias y el sentido hedonista y materialista de la vida, los ebrios, la prostitución, etc”.

Y todo esto que hoy bulle en la mente de selectas clases rectoras parece deducirse del establecimiento diferencial entre hechos delictivos y conductas antisociales. (…) La peligrosidad que se deriva de la conducta de muchos jóvenes necesita adecuados remedios y a ello tienen las modificaciones (…), restablecer las buenas costumbres en la juventud”.

Si bien el texto final de la ley no fue tan restrictivo como para considerar peligroso el afeminamiento en la indumentaria masculina, no deja de llamar la atención que al articulista le resultara normal, y hasta conveniente, el condenar a un centro de reeducación a una persona exclusivamente por la posible ambigüedad de su vestimenta. Este hecho da una medida clara del rígido sistema de roles de género impuesto por el régimen que fue asumido con naturalidad por la sociedad de la época.

La tramitación de la Ley de Peligrosidad Social tuvo amplia repercusión en la prensa del régimen. Ya en la portada de El Eco de Canarias del 11 de octubre de 1969 el titular más destacado rezaba: El Consejo de Ministros ha pasado a las Cortes el proyecto Ley de Peligrosidad Social. Reforma la de vagos y maleantes. En el interior, el artículo resaltaba que la nueva ley no consistía en “ un nuevo ordenamiento de los estados peligrosos, sino meramente en edición actualizada de la ley de 4 de agosto de 1933”.

Según el artículo “ se aspira a sustituir el título de “Vagos y Maleantes” (…) por el más cabal, menos vejatorio y más concretamente comprensivo de las diversas conductas que interesan, de “ Peligrosidad Social”. Asimismo aspiraba la ley a “dotar al sistema de efectividad (…) evitando que las medidas de seguridad se conviertan en corrientes penas privativas de libertad y que se frustren el propósito ellas”, para lo cual “se crean los establecimientos especiales precisos, de custodia, trabajo, colonias agrícolas, reeducación, preservación y templanza (…)”.

Más allá de las intenciones de la ley, la realidad es que en Canarias, al igual que en el resto del Estado, no se ejecutaron en absoluto las previsiones de la ley en cuanto a infraestructuras destinadas a aplicar las medidas de seguridad. La arbitrariedad en su aplicación fue tan habitual como en la Ley de Vagos y Maleantes. Algunos estudios determinan que, a nivel nacional, fueron más de cinco mil los disidentes sexuales que fueron víctimas de la represión por esta ley, aunque su número real no está aún contabilizado.

La muerte del dictador en 1975 y la aprobación, en diciembre de 1978, de la Constitución española permitieron la reforma de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, por ser incompatible con los principios democráticos. Esta ley se modificó en 1978, mediante una reforma legal en la que se eliminaron varios artículos de la misma, entre ellos los que hacían referencia a los actos de homosexualidad.

Conclusiones

La represión de las disidencias sexuales durante el franquismo se fraguó mediante la conjunción de normas penales, discursos pseudo-científicos patologizantes, castradores sermones nacional-católicos y la propaganda estigmatizadora de los medios de comunicación, controlados por el régimen.

En Canarias, durante los primeros años de la década de los 50, se creó el sistema judicial y penitenciario que iba a garantizar la efectiva aplicación de la Ley de Vagos y Maleantes en el territorio y que, con la modificación de la misma en 1954, en la que se incluyó a los homosexuales, permitiría una represión no menos intensa que en otros territorios del estado.

La Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía se ha convertido en un triste símbolo de esa represión, por la inhumanidad de su régimen carcelario. Los valientes testimonios de algunos de los presos canarios, tanto de Tefía como de otras cárceles como la de Santa Cruz de La Palma, nos han permitido conocer de primera voz la dureza de la represión de las disidencias sexuales y las injusticias de un sistema represor y arbitrario.

Junto con la represión legal, la prensa local controlada por el régimen contribuyó a la estigmatización de las disidencias sexuales, propagando una imagen patológica, retorcida y perversa y fomentando el rechazo social a las diferencias sexuales y de género.

Los cambios económicos y sociales producidos en Canarias durante los años 60, especialmente los originados por el auge del turismo, contribuyeron también a los cambios de mentalidad en la sociedad de las islas. Una sociedad más urbana y cosmopolita permitió una mayor visibilización de la diversidad sexual y de género. Este fenómeno produjo un auténtico pánico homosexual en las autoridades que desembocó en la aprobación de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social de 1970, que incluía las prácticas homosexuales como causa de peligrosidad social. No obstante, la evolución social era imparable a pesar de la crudeza en la represión social y política durante los estertores de la dictadura.

En el estudio de la represión de las disidencias sexuales en Canarias durante el franquismo no se ha profundizado lo suficientemente. Más allá de algunos artículos periodísticos y la obra de Miguel Ángel Sosa, prácticamente no hay trabajos sobre el tema. Se hace necesario ahondar en esta parte de nuestra memoria histórica. Quienes sufrieron la represión merecen recuerdo y reconocimiento. Y las futuras generaciones tienen el derecho de conocer nuestra historia, que es parte de nuestro patrimonio como comunidad lgtb y como sociedad. Sirva este artículo de homenaje y recuerdo a las personas represaliadas y también de incentivo para seguir dando luz a esta oscura época de nuestra historia.

  1. El diario Falange fue editado en Las Palmas de Gran Canaria entre los años 1936 y 1963. Fue un órgano de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S. como medio de comunicación directo del régimen franquista. En 1963 cambió su cabecera por la de El Eco de Canarias (1963-1976), que continuó con la condición de Prensa del Movimiento. (Fuente: Jable, archivo de prensa digital de Canarias).
  2. Sánchez Sánchez, Esther M. (2001).
  3. Fernando Olmeda (2004), hace referencia a algunos locales frecuentados por homosexuales en Las Palmas de Gran Canaria, ubicados en los alrededores del Parque de Santa Catalina y la playa de Las Canteras, en su ensayo El Látigo y la Pluma.
  4. De hecho, hasta la fecha sólo se tiene constancia de dos mujeres a las que se aplicara, por su lesbianismo, la legislación de peligrosidad social.

Bibliografía

Arnalte, Arturo (2003), Redada de violetas. La represión de los homosexuales durante el franquismo, Editorial La esfera de los libros, Madrid.

Domínguez Mujica, Josefina (2008), El modelo turístico de Canarias, Études Caribéennes. Disponible en:

Études Caribéennes

Olmeda, Fernando (2004), El látigo y la Pluma, Ed. Oberón, Madrid.

Ramírez Pérez, Víctor M. (2016), Del detritus social a la repugnante plaga. Franquismo y disidencia sexual. La visión del Ministerio Fiscal de la época, (sin publicar).

Rodríguez Aguiar, Elsa F. (2007), El turismo de masas en Canarias, Revista Canarii, diciembre de 2007.

Sánchez Sánchez, Esther M. (2001), El auge del turismo europeo en la España de los años sesenta, Revisa Arbor CLXX, 669.

Sosa Machín, Miguel Ángel

  • (2003), Invertidos, artículo publicado en el Dominical de La Provincia el 29 de junio de 2003.
  • (2006), Viaje al centro de la infamia, Anroart ediciones, Las Palmas de Gran Canaria.

Ugarte Pérez, Javier (ed.)

  • (2008), Una discriminación Universal. La homosexualidad bajo en franquismo y la transición. Editorial Egales, Madrid.
  • (2011), Las circunstancias obligaban. Homoerotismo, identidad y resistencia.

Fuentes de los testimonios de Octavio García:

  • Entrevista con el autor el 24 de mayo de 2012, en colaboración con el proyecto Recuperación de la memoria histórica de la represión franquista en Canarias: fuentes escritas y orales, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
  • Vídeo de Iván López con declaraciones de Octavio García. Disponible en:
  • Tefía, recuerdos de Octavio García
  • Arnalte, Arturo (2003).
  • Olmeda, Fernando (2004).

Fuente de los testimonios de Manuel Alfonso:

  • Entrevista con el autor el 6 de junio de 2012, en colaboración con el proyecto Recuperación de la memoria histórica de la represión franquista en Canarias: fuentes escritas y orales, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

Fuente hemerográfica:

  • Jable, archivo de prensa digital de Canarias de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

El matrimonio homosexual avanza, las leyes anti-gay también

Las bodas entre personas del mismo sexo son legales en 22 países. Mientras, una oleada de Estados prepara normas para reprimir al colectivo LGTBI

Homofobia Manifestación por los derechos de las personas LGTBI en Bruselas el 14 de mayo

Homofobia: Manifestación por los derechos de las personas LGTBI en Bruselas el 14 de mayo. Francois Lenoir REUTERS

El matrimonio igualitario avanza con paso firme en occidente. Desde el primer enlace entre personas del mismo sexo, celebrado en Holanda hace ya 15 años, 22 países han legalizado las bodas gais. Los últimos, Irlanda, México, Estados Unidos y Colombia; los cuatro en 2015, un año histórico para los derechos civiles. Pero mientras una parte del mundo camina hacia la igualdad de derechos, otra oleada de países, como Bulgaria o Kirguistán, prepara leyes que, aludiendo a la moralidad, discriminan, reprimen e invisibilizan a los gais, lesbianas, transexuales, bisexuales, e Intersexuales (LGTBI). La equidad, de hecho, está lejos de ser real: las relaciones homosexuales son todavía delito en 75 países del mundo; en siete de ellos la condena puede ser a muerte.

Hace unos días, la policía nigeriana arrestó a seis personas por mantener relaciones homosexuales en la ciudad de Benin, en una de las 12 provincias del país que lo consideran “delito contra natura”. Los arrestados, la mayoría veinteañeros, se enfrentan ahora a penas de hasta 14 años de cárcel. Y el suyo no es un caso aislado. Nigeria es, junto con Egipto, Gambia, Arabia Saudí, Irak, Rusia, Irán e Indonesia, uno de los Estados que reprimen más activamente a los homosexuales, según el informe anual de la Asociación Internacional de Gais, Lesbianas, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales (ILGA), hecho público este martes.

El estudio, que hace una radiografía de los derechos de las personas LGTBI en todo el mundo, alerta, además, del creciente número de países que apuestan por leyes antigais. Normas que, aludiendo a razones como la moralidad o la protección de los menores, restringen la libertad de expresión y las informaciones relacionadas con minorías sexuales o que hablan de relaciones que sus Gobiernos consideran “no tradicionales”.

En los últimos tres años, Rusia, Argelia, Nigeria y Lituania han aprobado este tipo de normas, que llaman de “propaganda” y que ya existían en una decena de Estados. Además, explica Aengus Carroll, el autor del informe, otros seis países –Ucrania, Bielorrusia, Bulgaria, Letonia, Kazajistán y Kirguistán– debaten medidas que siguen los pasos de leyes como la rusa, que prohíbe hablar de la homosexualidad, o la nigeriana, que prohíbe el registro de clubes, organizaciones o manifestaciones gais, y que castiga con hasta 10 años de cárcel a quien tome parte en alguna de estas actividades.

in olvidar lo que está ocurriendo en los últimos meses en Estados Unidos con leyes antigay como las de Carolina del Norte y Misisipí. Estados en los que se dificulta el acceso a los baños públicos a los transexuales o se puede denegar servicios a parejas gais, si se aluden motivos religiosos.

Una realidad que contrasta radicalmente con la prohibición de las terapias denominadas “de conversión” en algunos países. O con la aprobación en cada vez más Estados de medidas específicas contra los delitos de odio, que agravan las infracciones cometidas por razón de orientación sexual, explican Helen Nolan y Diana Carolina Prado Mosquera, encargadas de programas de la ONU.

Por no hablar de una de las mayores victorias contra la discriminación en varias décadas –también por lo simbólico–: la legalización en todos los Estados de EE UU del matrimonio igualitario, a raíz de una sentencia del Tribunal Supremo. Una decisión que sumada a otras similares en Brasil, Colombia o México ha supuesto el colofón a un lustro de avances en un continente que, por otra parte, es bastante conservador en el terreno de los derechos sexuales y reproductivos –como en el acceso a la contracepción o la penalización del aborto–.

A pesar de estos enormes pasos, el mapa que radiografía los derechos de las personas LGTBI revela una enorme desigualdad. “Las leyes de matrimonio igualitario y de uniones civiles suponen grandes progresos, pero están muy limitados a los países occidentales”, apunta también el autor del informe de ILGA, que se hace público en el Día Internacional contra la Homofobia –señalado el 17 de marzo para conmemorar la eliminación, en 1990, de la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales de la Organización Mundial de la Salud (OMS)–.

De hecho, la primera encuesta a nivel mundial sobre las actitudes hacia las personas LGTBI encargada por ILGA muestra que el 45% de la población está en contra del matrimonio igualitario. En Europa –donde 12 países permiten las uniones civiles entre personas del mismo sexo pero no los matrimonios–, un 34% de los encuestados apoyan abiertamente las bodas gais; en África no llegan al 17%. La encuesta, realizada por la consultora canadiense Riwi Corp a través de entrevistas online a casi 97.000 personas de 65 países, muestra también que muchos ciudadanos creen que la homosexualidad es un fenómeno de los países desarrollados.

Eso es lo que piensan el 47% de los encuestados en África y el 42% de los sondeados en Asia. En Europa y América, quienes piensan que las relaciones entre personas del mismo sexo conciernen sólo al llamado primer mundo no pasan del 24% de los encuestados.

Además, un cuarto de la población mundial, de media, opina que la homosexualidad debe ser un delito. Un porcentaje que también varía mucho por zonas. En África, donde se concentra el mayor número de países represores, el 45% de los encuestados consideran que debe criminalizarse (sobre todo en Ghana, Nigeria y Uganda); en Asia, un 34% están muy de acuerdo con ello. Mientras, en América lo piensan un 15%; en Europa, un 17% y en Oceanía, un 14%.

“Lo que España necesita es una ley estatal contra la homofobia”

La FELGTB exige un “claro compromiso político e institucional” para prevenir los delitos de odio

 

Los delitos de odio son “el efecto más sangrante” de la discriminación hacia las personas LGTB, advierte la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), que este miércoles ha exigido a los partidos un “claro compromiso político e institucional” para prevenirlos. Con motivo del Día Internacional contra la Homofobia, que se celebra este miércoles, la organización también ha pedido también una ley integral de ámbito estatal de no discriminación por identidad de género y de reconocimiento de los derechos de las personas transexuales, como las que existen en algunas comunidades como Andalucía, Canarias, Extremadura, Madrid, Navarra y País Vasco.

Andalucía

Andalucía cuenta con la Ley integral para la no discriminación por motivos de identidad de género y reconocimiento de los derechos de las personas transexuales, aprobada en junio de 2014, una norma que recoge garantías de igualdad de trato y el respeto a la diversidad sexual y la identidad de género. No obstante, esta norma carece de régimen sancionador, por lo que el Parlamento de Andalucía aprobó por unanimidad el pasado noviembre una proposición no de ley (PNL) en la que se contempla un sistema de multas para luchar contra los estos delitos. Hasta el momento, el incumplimiento de la ley se regula mediante el Código Penal.

La propuesta, lanzada por el PSOE, recoge un desarrollo normativo “que permita un régimen sancionador adecuado y su evaluación periódica, a fin de poder evaluar la necesaria transformación de la sociedad en relación a la manera de actuar y comportarse en relación al colectivo LGTBI”. “La Junta cuenta con el Servicio de Asistencia a Víctimas de Andalucía (SAVA), que ofrece gratuitamente asesoramiento y protección a víctimas de delitos y faltas”, apuntan fuentes de la consejería de Igualdad en relación a esta cuestión.

“Lo que España necesita es una ley estatal, porque de lo contrario se generan diferencias por comunidades. Por ejemplo, la ley andaluza de derechos para transexuales es un referente nacional, pero en cuestión de sanciones vinculadas a la falta de derechos, se aplica ley del Código Penal, no hay agravante”, apunta Mar Cambrollé, presidenta de la Asociación de Transexuales de Andalucía Sylvia Rivera, que destaca la importancia de la formación desde la infancia en la diversidad.

Baleares

Los comportamientos violentos o agresivos por cuestión de la orientación sexual o identidad de género serán sancionados desde este martes en Baleares. El Parlamento autonómico ha aprobado este martes con el consenso de todos los partidos la Ley para Garantizar los Derechos de Lesbianas, Gais, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales, demandada desde hace años por el colectivo. Una norma que nace con la vocación de erradicar “las actitudes discriminatorias”, que fue impulsada por los partidos que apoyan al Gobierno: PSOE, Més per Mallorca, Més per Menorca, Podemos y Gent per Formentera y que también ha contado con el apoyo de PP, Ciudadanos y Proposta per les Illes, tras admitirse muchas de las enmiendas que promulgaron.

La normativa prevé importantes sanciones económicas para los episodios homófobos. El acoso, el comportamiento agresivo o el apoyo a las actividades que inciten a la violencia contra las personas por motivo de su orientación sexual o su identidad de género serán sancionados con hasta 45.000 euros, al ser considerados faltas muy graves. Las expresiones vejatorias y los comportamientos que menosprecien a miembros del colectivo LGTBI también tendrán castigo y conllevarán multas de hasta 3.000 euros.

La nueva ley permitirá “que la igualdad social y legal sea efectiva”, según ha manifestado Jan Gómez, presidente de la Asociación Ben Amics, que engloba al colectivo LGTBI en las islas. A partir de ahora, se blinda el derecho de las mujeres lesbianas y bisexuales a la igualdad en el acceso a las técnicas de reproducción asistida, mientras que las personas transexuales e intersexuales tendrán garantizada la posibilidad de beneficiarse de los tratamientos hormonales y las intervenciones quirúrgicas, siempre teniendo en cuenta la voluntad de la persona en la toma de decisiones.

Otro de los aspectos fundamentales incluidos en el texto hace referencia a los problemas que muchas personas transexuales tienen a la hora de ser tratadas con el nombre con el que se identifican y no con el que figura en su DNI. A partir de ahora, las administraciones públicas, sobre todo en el ámbito escolar y universitario, tendrán que establecer a través de un reglamento las condiciones para que las personas sean tratadas y denominadas con el nombre del género con el que se identifican, aunque sean menores de edad.

Comunidad de Madrid

La Asamblea de Madrid aprobó el pasado 17 de marzo la Ley Integral de Transexualidad, un texto consensuado entre el PSOE, Podemos y Ciudadanos, con 78 votos a favor de esos tres grupos y 48 abstenciones (PP). Es la primera norma con rango de ley a la que da el visto bueno la Cámara autonómica con los votos de los tres grupos de la oposición y sin el apoyo del partido del Gobierno, que se encuentra en minoría esta legislatura. Los populares reprocharon al resto de las formaciones que no contaran con ellos y que hayan establecido “un cordón social” que los ha aislado.

La norma incluye medidas contra el acoso escolar, la extensión de las charlas para la concienciación de los escolares a los colegios concertados o un documento de identificación personal transitoria, que solo tendrá validez en la Comunidad de Madrid. También se facilitará el acceso a tratamientos médicos, por ejemplo, los hormonales. De esta forma, los menores, según lo maduros que sean considerados por el juez, podrán cambiar su nombre sin que se hayan sometido a ningún tratamiento. Otra de las medidas contempladas afecta a la descentralización de los servicios médicos. Se puede recibir tratamiento en cualquier hospital, “no como antes que había que acudir a la unidad de género”.

Comunidad Valenciana

El Ejecutivo valenciano prepara la Ley Integral de Transexualidad, que contemplará acciones en el ámbito educativo, sanitario, laboral y social. Una normativa que ya está implantada en otras autonomías y que era una reivindicación histórica del colectivo Lambda, que está preparando un estudio sobre las necesidades de las personas trans respecto a los colectivos LGTB.

Mònica Oltra, que ha presidido la primera reunión de trabajo del equipo que elabora la ordenanza, ha comentado que la nueva ley supondrá uno de los mayores avances legislativos en Europa, en referencia a los derechos de las personas transexuales. “Porque implica una clara apuesta por la despatologización de la transexualidad, que ya no será considerada como trastorno, sino como una expresión más de la diversidad humana”, ha destacado la portavoz del Gobierno.

“Queremos dar las mayores facilidades en la atención sanitaria regulando y dando facilidades para las operaciones de cambio de sexo”, ha indicado el director general de Igualdad en la Diversidad, José de Lamo, que ha agregado que la ley también dará las respuestas necesarias en materia educativa, laboral y de justicia. “Esta ley es un paso necesario para devolver un poco de la dignidad robada a las personas trans y empezar a dar luz a uno de los colectivos más vulnerables y discriminados de nuestra sociedad”, ha declarado Fani Boronat, coordinadora general de Lambda.

Galicia

Galicia fue la primera gran esperanza y también la primera gran decepción para los colectivos LGTBI de España. El Parlamento gallego aprobó en abril de 2014 la primera ley promovida en el país contra la discriminación de estos grupos; pero si originalmente, tal y como la propuso el PSdeG, era verdaderamente ambiciosa, tras pasar por las manos del PP en el Gobierno de la Xunta vio la luz con amputaciones. Cuando los socialistas impulsaron su propuesta legislativa, el borrador preveía multas de entre 150 euros y medio millón para casos graves.

Tras superar la criba del partido de Alberto Núñez Feijóo, estas sanciones desaparecieron, al mismo tiempo que se invisibilizaron algunas formas de discriminación. Los grupos LGTBI recibieron la noticia con pesar, porque para ellos lo que en ese momento nacía era una ley “vacía” e “inútil”. El texto definitivo era para toda la oposición “imperfecto”, pero mientras AGE (Alternativa Galega de Esquerdas) y el Grupo Mixto se resistieron a votar a favor, PSdeG y Bloque dieron su respaldo con argumentos como el de que abría “un camino” por el que debía seguirse avanzando. “Es una oportunidad perdida. Una ley para los titulares de los periódicos, pero los derechos, o son o no son”, resumía la honda decepción de los colectivos afectados la representante de AGE.

Cataluña

Medio centenar de Ayuntamientos catalanes se unieron este martes a la conmemoración y exhibieron la bandera arco iris en sus fachadas. También se celebró un acto institucional en el Parlament de Cataluña, que en octubre de 2014 aprobó de una ley propia contra la homofobia y la discriminación por razones de identidad sexual. La norma fue pionera en el Estado pues establecía un régimen sancionador, si bien el reglamento que lo regula aún no se ha aprobado. Las entidades defensoras de los derechos LGBTI aprovecharon varios actos conmemorativos para instar a la Generalitat a aprobar este texto.

De acuerdo con el Observatorio Contra la Homofobia, el año pasado se presentaron 113 denuncias pero ninguna recibió alguna sanción de corte administrativo. En otros campos sí se han dado avances: La Generalitat firmó la semana pasada un acuerdo para cambiar el nombre de las personas transexuales en la tarjeta sanitaria.