Qué piensa el feminismo sobre el porno

Cartel de la charla 'Sexo, porno y feminismo' organizada por Podemos

Cartel de la charla “Sexo, porno y feminismo” organizada por Podemos

Corrían los años 80 del siglo XX cuando el movimiento feminista estadounidense posaba su mirada sobre la pornografía y articulaba una teoría crítica de algo que había tomado el carácter de un auténtico fenómeno de masas. Un análisis que, lejos de ser homogéneo, se convirtió en un intenso debate que mantuvo enfrentadas a las feministas abolicionistas o anti-pornografía y las llamadas feministas pro-sex. Más de treinta años después continúa vigente una gran diversidad de posturas, que mantienen el tema sobre la mesa.

De hecho, Podemos organiza este martes la charla “Sexo, porno y feminismo”, que contará con la presencia de la actriz porno Amarna Miller. Un acto que ha generado polémica y al que se han opuesto varias feministas del PSOE. Incluso el cartel ha provocado reacción dentro de la formación porque para el Área Feminista y LGTB de Alcorcón (Madrid) “aúna aquello contra lo que luchamos: la hipersexualización de las mujeres y la construcción del deseo en base a la subjetividad masculina hegemónica”.

El debate se ha construido tradicionalmente sobre la dicotomía peligro/placer que implica la sexualidad de las mujeres, según la filósofa y escritora Nancy Prada. Las abolicionistas norteamericanas, encabezadas por Andrea Dworkin o Catherine MacKinnon, abogaban por la prohibición de la pornografía e insistían en la dimensión del peligro con sentencias como “la pornografía es propaganda sexista” o “la pornografía es la teoría y la violación es la práctica”. Según esta lógica, el porno sería un instrumento más de perpetuación “del derecho sexual de los hombres sobre las mujeres”.

Como reacción surgió un grupo de feministas que se manifestaron contrarias a esta postura, entre ellas Gayle Rubin y Carole S.Vance. “No basta con alejar a las mujeres del peligro y la opresión; es necesario moverse hacia algo: hacia el placer, la acción, la autodefinición. El feminismo debe aumentar el placer de las mujeres, no solo disminuir nuestra desgracia”, apuntaba en 1989 Vance. Las feministas pro-sex identifican el placer como un elemento fundamental de la liberación de las mujeres y cuestionan la capacidad del “Estado patriarcal” para garantizar su bienestar.

La estratificación sexual de Rubin

Ambas corrientes siguen teniendo herederas en la actualidad, aunque el debate se ha cargado de matices y huye de la categorización. Las dos posturas comparten la crítica al porno mainstream por considerar que “las mujeres no son sujeto nunca”, según la activista y responsable del Área de Igualdad de Podemos en Madrid, Beatriz Gimeno. “Está hecho por y para hombres y los ideales que representa son heteropatriarcales”, comenta la actriz Amarna Miller, que asegura creer en un “porno ético”, en el que “lo realmente importante esté tras las cámaras: seguridad laboral y un marco legal y consenso”.

La experiencia de intentar prohibir la pornografía “nos enseñó que jamás debemos utilizar las armas de la derecha y que la censura se vuelve en nuestra contra”, sentencia Itziar Ziga. La activista, escritora y periodista se refiere a la coincidencia, aunque con diferentes objetivos, de la postura del feminismo antipornografía con la derecha estadounidense, pues esta comenzó a utilizar los mismos argumentos para coartar los derechos reproductivos de las mujeres, como el aborto, y los de gays y lesbianas.

Siguiendo esta línea se ha expresado Gayle Rubin, que identifica una “jerarquía sexual” a la que contribuyen las que llama “leyes sobre el sexo”, como las de regulación de la pornografía. Esta estratificación sexual, afirma, ubica en el “lado bueno” al heterosexual en matrimonio monógamo y del “lado malo a los travestidos y transexuales, fetichistas, los que tienen sexo por dinero o sadomasoquistas”. De hecho, una de las controversias del feminismo actual estriba en si determinadas prácticas como estas últimas deben ser representadas.

Las escenas de sumisión ¿promueven la violencia?

Se trata de uno de los puntos calientes del debate. Partiendo del alto número de mujeres que cada año son asesinadas y agredidas sexualmente, las escenas en las que una mujer aparece humillada, vejada o incluso penetrada sin su consentimiento ¿deben ser permitidas?, ¿hay límites en la representación de las fantasías sexuales? Para Rosa Cobo, profesora de Sociología del Género y directora del Centro de Estudios de Género y Feministas de la Universidad de A Coruña “no debería permitirse material pornográfico en el que tienen lugar violencias, a veces extremas”.

Annie Sprinkle, fundadora del postporno, en uno de sus espectáculos

Annie Sprinkle, fundadora del postporno, en uno de sus espectáculos./ anniesprinkle.org

La ensayista y crítica audiovisual Pilar Aguilar coincide en que “la representación no puede ir en contra de los derechos humanos” y aunque reconoce la sexualidad “como un elemento fundamental de la vida” apuesta por algún tipo de regulación que “impida la glorificación de esta dinámica en la que los cuerpos de las mujeres se ponen exclusivamente al servicio del deseo masculino”. Ambas expertas desgranan similitudes entre el material pornográfico y la publicidad asegurando que “el porno modela los deseos sexuales y las mujeres están ahí para ser consumidas”.

En la otra orilla, las feministas pro-sex, para las que es fundamental diferenciar entre la representación de la violencia y la violencia misma. “La clave es aprender a separar la ficción de la realidad. No veo a nadie culpando a ‘La Jungla de Cristal’ por promover la violencia, hay que tener un consumo responsable, del porno y de cualquier contenido”, sostiene Amarna Miller. Pero ¿y qué ocurre cuando son las mujeres las que fantasean con este tipo de situaciones violentas?

¿Libre elección?

Lo primero, dice María Llopis, referente del movimiento postporno y autora del libro Maternidades Subversivas (Ed. Txalaparta), “es señalar que eso no significa que quiera ser violada”. Ziga enmarca el deseo y la fantasía sexual en un contexto determinado: “Venimos del patriarcado, de relaciones jerárquicas, de ahí que muchas de nuestras fantasías reproduzcan dominación… pero para nuestro placer. Me parece más subversivo que opresivo. Opresivas son las que tratan de decirnos en nombre del feminismo con qué fantasías o juegos no debemos disfrutar”.

Llopis apunta a que las prácticas sadomasoquistas “pueden ser terapéuticas” e insiste en que es un juego basado en el consentimiento en el que “parece que el que domina tiene el control, pero es el dominado el que lo tiene”. Para ella la clave radica en de qué manera se graban las escenas. “En el porno convencional la mirada es la del hombre y las mujeres son objeto, por eso puedes grabar un polvo muy normal cargado de violencia y una escena de dominación desde el punto de vista feminista, todo depende de la mirada”.

Para unas y otras los límites de la representación son diferentes. Mientras para Cobo y Aguilar la violencia sobre las mujeres es uno de ellos, Gimeno y Amarna Miller afirman que es el consentimiento, “y la legalidad”, añade esta última. Todas coinciden, sin embargo, en que el problema del porno mainstream es que “reproduce un único modelo de sexualidad” y “es la única educación sexual que tienen los jóvenes”, analiza Gimeno. Para la diputada de Podemos en la Asamblea de Madrid la solución pasa por idear contrapesos educativos.

Cobo diferencia entre libertad y voluntad. “Hay realidades sociales que reducen el espacio de la libertad aunque los individuos acepten instrumentalmente esa realidad”, explica en referencia al consentimiento. “La falta de recursos, de educación y otros motivos llevan a gente a hacer contratos que no les benefician ni son aceptables por las consecuencias que implican”. Por otro lado, el filósofo y autor de Pensar la pornografía Ruwen Oigen ha resumido este cuestionamiento en la siguiente frase: “Para ellas cuando una mujer dice ‘no’ es ‘no’, pero cuando una mujer dice ‘sí’ no es ‘sí'”.

Qué es el postporno

“Si no os gusta la pornografía que existe, cread vuestro propio porno”. Es la propuesta de la artista y actriz porno Annie Sprinkle, parte del feminismo pro-sex y considerada la precursora del postporno. Un movimiento incubado al calor del feminismo pro-sex que tomó fuerza de la mano del filósofo queer Paul B.Preciado, que organizó en 2003 el primer Maratón Postporno en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA). El objetivo de esta corriente es la reapropiación feminista y queer del porno para representar cuerpos y sexualidades no normativas que no están incluidas en la industria.

Preciado lo definía en esta entrevista en la revista Parole de Queer como “el proceso de devenir sujeto de aquellos cuerpos que hasta ahora solo habían podido ser objetos abyectos de la representación pornográfica: las mujeres, las minorías sexuales, los cuerpos no-blancos, los transexuales, intersexuales y transgénero, los cuerpos deformes o discapacitados”. Diversos colectivos como el ya desaparecido Girls Who Like Porno, que integraba María Llopis y Águeda Bañón, el grupo Post-Op o Diana Pornoterrorista se han erigido como referentes del postporno. El movimiento se caracteriza por tener una intencionalidad política y estar vinculado al mundo del arte y el activismo para crear alternativas a la representación sexual tradicional.

Cómo decirle a tus padres que eres una estrella porno

por Elyssa Goodman

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Coming Out Like a Porn Star.’ Diseño de la portada del libro de Jamee Baiser

En la portada de la próxima antología Coming Out Like a Porn Star, Jiz Lee emerge de una vulva rosa pastel, la camiseta se le sube seductoramente y tiene los pantalones por los tobillos. Parece una metáfora: la estrella porno genderqueer (no conforme al género, en español) que emerge de las profundidades, en el porno y en la vida real.

Hasta la fecha, Lee ha aparecido en más de 200 películas porno y sitios web, granjeándose el respeto y la reputación de leyenda del porno queer. «La pornografía es una de las mejores cosas que he hecho, pero hay tantos prejuicios que no sabía cómo decírselo a mi familia», dijo Lee en un correo electrónico. «Por eso empecé a pedirle a los demás que me contaran sus historias».

Coming Out Like a Porn Star , que se lanzará el 20 de octubre, cuenta con más de 50 historias de algunos de los nombres más conocidos en el mundo del porno —Joanna Angel, Stoya, Annie Sprinkle, Nina Hartley, Conner Habib, y muchos más— y todos hablan sobre el momento en que le dijeron a sus familiares, amigos y seres queridos que se dedicaban al porno. «Si bien ya hay artículos sobre artistas porno que se lo cuentan a sus padres, o a los que los echaron de sus trabajos de oficina, los medios de comunicación por lo general solo publican historias que estigmatizan aún más esta profesión», dijo Lee.

Este libro, por el contrario, busca compartir una imagen sincera de la pornografía, en la que algunos colaboradores citan sus características liberadoras y otros las censuran por razones morales. Como Lee escribe en el libro, «Si queremos superar estos obstáculos culturales y adquirir derechos para las trabajadoras sexuales, es necesario crear un diálogo firme sobre el hecho que las personas que optaron por hacer porno no son diferentes a cualquier otra persona», incluidas las experiencias positivas o negativas y las opiniones.

Hablé con algunos de los colaboradores del libro sobre su experiencia al hacer público que son estrellas porno, el cambio en la cultura sexual y sobre lo que esperan que se pueda lograr con el libro.

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MILCAH HALILI

VICE: ¿En qué momento tu trayectoria se volvió lo suficientemente seria como para tener que «confesar» que eras una estrella porno?
Milcah Halili: Empecé a decirlo cuando la gente leía mi entrevista [en The Rumpus ]. De hecho, todos mis amigos sabían en qué estaba metida, así que en realidad no fue como una gran confesión, pero al final mi familia comenzó a hacer preguntas sobre mi trabajo y fue entonces cuando se lo conté. Mi padre era un poco patriarcal y mi madre era muy capitalista al respecto. La actitud de mi madre fue como de: «Oh, bueno, ¡ganarás un montón de dinero!». Lo consulté con mi mejor amiga y me dijo lo que creo que un montón de gente suele decir: «¿Estás segura? Sabes que esto es para siempre, ¿verdad?». Le respondí: «Lo sé, lo sé». Pero el resto de mis amigos estaban deslumbrados o lo consideraban superglamuroso. Les parecía increíble que estuviera haciendo porno.

¿A quién te costó más contárselo?
A mi madre. Su primera reacción fue bastante guay, pero después tuvimos otra conversación en la que la vi más alterada. Estábamos hablando sobre lo que hago en mi trabajo, y mi madre ya lo sabía, pero comenzó a interrogarme al respecto; me preguntaba: «¿Por qué te tienen que hacer pruebas? ¿Qué haces?». Se convirtió en algo así como en un problema de clase y etnia, digamos; mi madre decía: «Soy una madre filipina, no quiero oír este tipo de cosas», y eso fue muy duro para mí. Me puse a llorar. Llegamos al punto en que mi madre dijo: «Bueno, y ¿por qué no simplemente buscas un trabajo mejor? Y le dije: «Este trabajo me permite escribir, así que… quiero seguir haciéndolo».

Antes de esa discusión con mi madre, para mí el porno era simplemente un trabajo. Pero después tuve esa conversación y me afectó mucho emocionalmente. Me dije a mí misma que aquello era parte de mi identidad. Realmente me identifico con lo que hago y cuando pensé en conseguir otro trabajo por sugerencia de mi madre, simplemente no me lo podía imaginar.

¿Por qué quieres compartir tu historia del momento en que lo hiciste público?Siento que es parte de mi personalidad. Soy una persona muy abierta por naturaleza. Soy de las que anima a la gente a hacer cosas—me gusta empujar a la gente a que salga de su zona de confort— y también porque no siento que haya nada malo en ello. No siento que tenga que ocultar algo o estar avergonzada de algo.

A veces confesar a lo que te dedicas puede ser una experiencia aterradora. Solo quiero que la gente sepa que está bien tener estas experiencias duras y que no están solos. Jiz contactó conmigo —sus pelis fueron las primeras porno que vi— así que desde ahí dije: “¡Me apunto! [Después de leer el libro], espero que la gente vea a los actores porno de una manera más humanizada, creo que es importante, porque somos una cultura muy pornográfica. El porno debe percibirse como algo que está bien ver, no algo tan tabú. Porque, en realidad, ¿es tan tabú cuando todo el mundo lo hace?

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Dale Cooper

VICE: ¿En qué momento tu trayectoria se volvió lo suficientemente seria como para tener que «confesar» que eras una estrella porno?
Dale Cooper: Hubo un período de mi vida en que solo dependía del dinero de mi trabajo sexual para mantenerme. Entonces conocía a alguien en algún lugar, me preguntaba a qué me dedicaba y yo le decía la verdad. No creo que sea algo de lo que deba avergonzarme o de lo que nadie deba avergonzarse, así que trato de ser, de alguna manera, un buen embajador siendo honesto al respecto. En mi experiencia, ese fue el momento en que más raro me sentí al hablar sobre mi profesión.

Soy muy afortunado, en cierto modo. Todos mis amigos me apoyan. Hay una sólida comunidad de trabajadores no sexuales a mi alrededor que son geniales y súper comprensivos y están orgullosos del trabajo que hago, que es genial. Además, es fantástico conocer a gente como Jiz y los demás autores de Coming Out Like a Porn Star . Hay mucho trabajo por hacer para eliminar el estigma, así que es genial ver que hay un montón de gente muy inteligente y capaz.

Cuando conoces a alguien, ¿en qué momento sientes que debes decirle en qué trabajas?
No creo que lo que pasa en mi cabeza sea tan diferente de lo que pasa en la cabeza de mucha gente, en cuanto a cómo se comportan con alguien respecto a su situación laboral o si estás viendo a alguien o no en ese momento, y así. Siempre te haces este tipo de preguntas en tu mente cuando conoces a alguien, como: ¿Esta persona me reconoce? ¿Cuánto cree saber esta persona sobre mí? Supongo que viene con el hecho de tener una imagen pública. Creo que estamos entrando en una etapa de la vida en la que todo el mundo tiene que llenar sus Facebooks y presentar sus mejores caras en su Instagram y bla, bla, bla.

Al ser actor porno, me preocupo por mi espacio personal, mi propio espacio sexual, quiero asegurarme de que sea algo estable con alguien… Soy muy directo y honesto al respecto. Creo que eres tú el que decide cuánto revelas sobre ti mismo cuando estás conociendo a alguien.

¿Quién fue la persona a la que te costó más contárselo?
Probablemente a personas en las que estoy interesando. No es tanto el decírselo como el que acepten que soy actor porno. Quiero decir, obviamente cualquier persona con la que salga tiene que apoyar mi trabajo, porque yo me siento muy seguro al respecto. Puedo decir que, por lo menos, he tenido muy buena suerte en cuanto a que hasta la fecha he salido con personas muy tolerantes que no tienen ningún problema con lo que hago, así que eso es una suerte.

¿Qué me dices de tu familia?
Mi familia no lo sabe y prefiero que no lo sepan, de ahí el nombre artístico. No me avergüenzo de lo que hago, pero creo que no hemos llegado al punto, como sociedad, en que tu padre te dijera: «Bien por ti, hijo, separa bien las piernas ante la cámara». Sé que yo le diría eso a mi hijo, pero siempre ha sido como un trabajo aparte para mí, así que busco tener una vida plena, no como Dale Cooper.

¿ A qué crees que se debe que no se haya publicado ya un libro sobre este tema?
Creo que lo que hace que Coming Out Like a Porn Star sea tan especial es que estamos llegando a la cúspide de la consulta de Amnistía Internacional para aprobar los derechos de los trabajadores sexuales y asegurar que se protejan sus derechos humanos. Eso es un movimiento importante para ellos. Es un momento muy interesante y ahora es más importante que nunca que los trabajadores sexuales se hagan oír, exijan que se les trate con dignidad y puedan exhibir algunas de las experiencias y talentos increíbles que existen en nuestra comunidad.

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GALA VANTING

VICE: ¿En qué momento tu trayectoria se volvió lo suficientemente seria como para tener que «confesar» que eras una estrella porno?
Gala Vanting: Cuando empecé a trabajar en producción hubo un gran cambio en mi vida. Pasé al ámbito internacional, así que realmente no tenía muchas opciones de no “confesar” a lo que me dedicaba. Podía inventar algo y lo hice con algunas personas, pero siempre he querido que esto formara parte de mí. Lo he tenido claro desde que comencé a actuar.

Tomé esa decisión en muy poco tiempo y parecía que todo era muy apresurado, pero era algo en lo que había estado trabajando durante mucho tiempo. Cuando empecé a trabajar detrás de la cámara, ya había estado actuando durante tres años frente a ésta y había tenido tiempo de reflexionar y de justificar ética y políticamente mi trabajo, así que fue una cosa muy natural para mí.

¿Cuáles fueron las reacciones de tus familiares y amigos?
En general, he tenido bastante apoyo de mi familia y de mis amigos. Supongo que incluso cuando la gente no entiende muy bien o tiene algunas preguntas típicas, o lo que sea, tengo confianza en mi capacidad de tomar decisiones por mí misma y de que esas decisiones son las adecuadas para mí. A estas alturas, si quieres estar en mi círculo debes aceptar mi trabajo o mostrar entusiasmo por él. He logrado construir una bonita burbuja de positivismo en cuanto al sexo a mi alrededor, en mi espacio social, por lo que cualquiera de esas cosas que me pudieron llegar a preocupar ya no existen.

¿Por qué quieres compartir el momento en que lo hiciste público?
Creo que los mismos medios que exponen el trabajo sexual son la mejor manera de lidiar con el estigma del trabajo sexual. También porque creo que es importante que los trabajadores sexuales revelen sus propias historias en lugar de que los medios nos creen historias a nosotros. Hoy en día hay cierta fascinación cultural en torno al trabajo sexual y la pornografía, y la opción de estar en esa identidad o de estar en un cuerpo que se dedica al trabajo sexual o que hace porno. A menudo, estas historias las generan desde el exterior personas que no lo han vivido. Para mí es importante aportar algo, y esa es la misma razón por la que empecé a hacer porno.

También creo que el libro es una buena manera de identificar a esta comunidad y de señalar que tenemos algo que decir, más allá de las actuaciones o la publicidad que hacemos, o el dinero que ganamos, o lo que sea. Esto contribuye a una mejor comprensión cultural sobre lo que es ser un trabajador sexual o un actor porno.

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Annie Sprinkle

VICE: ¿En qué momento tu trayectoria se volvió lo suficientemente seria como para tener que «confesar» que eras una estrella porno?
Annie Sprinkle: En los años 70 no había internet, por lo que la mayoría de la gente que hacía porno podía llevar una doble vida. Yo no pude hacer eso, porque siempre me pillaban mintiendo, así que llevar una doble vida no era opción para mí. Pero incluso para todas esas personas que llevaban dobles vidas en los años 70 y 80, ahora que con internet se recuperan todas esas viejas películas, tendrán que decirle a sus familias a lo que se dedicaban.

¿Cómo compararías el «confesar» tu profesión en los años 70 con lo que los actores porno experimentan ahora?
Aquella época era muy diferente a la actual. Internet es una razón evidente, porque estás mucho más expuesta. También hay que tener en cuenta el hecho de que, si te pillaban haciendo porno en los años 70 y principios de los 80, te arrestaban. Era ilegal. Si estabas grabando una escena caminando por la calle, no podías decir: «¡Ah, estamos haciendo una película de sexo!». Tenías que decir: «Estamos grabando para un proyecto estudiantil», porque si la gente descubría que estabas haciendo porno, te podían arrestar. Por lo general, acababan retirando los cargos, pero perdías mucho dinero. A veces incluso tenías que ir a juicio, lo cual era malo, porque podías terminar en la cárcel.

¿Cómo compaginabas la sinceridad sobre tu labor con el marco legal de aquella época?
Era algo así como fumar marihuana. La marihuana también era ilegal. Si te pillaban con un porro, te metían en la cárcel, pero todo el mundo sabía que había gente que fumaba porros y nadie los juzgaba, pero sabías que se estaban arriesgando demasiado. Era más peligroso; era más arriesgado. Hacer porno ahora se considera una expresión creativa. Recuerdo que en los años 70 y 80, protestamos contra la revista Ms. Magazineporque celebraron una mesa redonda para debatir sobre la pornografía, pero no invitaron a nadie del mundo del porno; aquella revista era muy antiporno, así que la idea del feminismo a favor del sexo ni siquiera existía en los años 70. Se consideraba una vergüenza y un tabú.

¿ Cómo reaccionó tu familia cuando les dijiste que hacías porno?
Creo que todo el mundo estaba muy sorprendido porque yo era muy tímida, pero eran personas inteligentes y de mente abierta, había una gran cantidad de artistas en la familia que entendían el impulso creativo. Creo que les preocupaba que consumiera drogas o que fuera alcohólica, pero obviamente no era el caso. Lo hice para hacer películas, probar cosas creativas y por la aventura sexual.

¿Qué efecto esperas que el libro tenga en la industria del trabajo sexual y en la percepción que se tiene de ella?
Creo que ahora hay mucha gente en la industria sexual y no tienen que ocultarlo, creo que esto sería muy útil. Hay mucha gente que se gana la vida con el entretenimiento para adultos. Jiz Lee es el ahora, el futuro y el presente. Yo soy más la historia y el pasado. [Risas] Me gusta que nos apoyemos mutuamente y estemos juntos. La industria del sexo puede ser muy exclusivista y competitiva, o crítica, y discrimina bastante en función de la edad. Así que es maravilloso que [el libro] sea intergeneracional. Creo que va a ser un documento histórico, que ya lo es. Las palabras perduran, crean una inmortalidad y una imagen de la época.

Los trabajadoras sexuales trabajan en fantasías. Crean fantasías y representan las fantasías, y hacen expresiones sexuales creativas, pero este libro habla de la realidad; no es fantasía o ficción. Me encanta la portada en la que Jiz sale de la vulva. Es como si intentaras mirar el secreto dentro de la vulva, el detrás de escena de la vagina.

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Las españolas del escándalo porno, en la mira de la Justicia argentina

Las dos activistas en pleno espectáculo sexual en la Universidad de Buenos Aires

Las dos activistas en pleno espectáculo sexual en la Universidad de Buenos Aires.

La Justicia de Argentina ha identificado a las jóvenes españolas Majo Pulido y Elena Urko, activistas del grupo catalán “Post-Op”, como las protagonistas estelares de la polémica muestra pornográfica montada en un espacio público de Buenos Aires e investiga si perpetraron un delito.

EL MUNDO ha podido saber este miércoles que el fiscal Mauro Tereszko consiguió individualizarlas por pesquisas del Cuerpo de Investigaciones Judiciales. Y, además, ha requerido los videos de la orgía que tuvo lugar, el pasado miércoles 1, en el hall de ingreso a la facultad de ciencias sociales de la pública Universidad de Buenos Aires (UBA).

Primero el funcionario judicial toma declaraciones a los testigos, entre ellos los dirigentes del centro de estudiantes, y reúne más pruebas. Aunque en breve podría citar a las españolas a declarar como imputadas, junto a otros activistas que participaron de la orgía titulada “Miércoles de placer”.

A todos ellos podrían imputarles el delito de “exhibiciones obscenas“, que reprime a quien ejecute o hiciese ejecutar por otros actos de exhibiciones expuestas a ser vistas involuntariamente por terceros. En este caso concreto estudiantes, profesores y visitantes debían pasar obligatoriamente frente al show .

El fiscal Tereszko, que inició la investigación de oficio, ha establecido que “los hechos, que resultan de notorio conocimiento, podrían ser vistos como actos de impudicia del autor, más allá de que para otras personas sea aceptado como una demostración artística“.

Si las españolas fuesen declaradas culpables y se estableciera que actuaron contratadas y sin saber que había testigos involuntarios recibirían multas de entre 1.000 y 15.000 pesos (100 a 1.500 euros). Pero si se demuestra que actuaron por vocación podrían caerles hasta cuatro años de prisión.

Pulido y Urko, que se definen como “monstruas empoderadas que les gusta mostrar su sexualidad, monstruas deseables y deseantes”, viajaron a Argentina financiadas por la Consejería de Cultura de la Embajada de España para participar en la Bienal de Performances.

Mostraron su show en la Casa del Bicentenario, el Centro Cultural Paco Urondo y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. También dieron conferencias junto al profesor universitario y activista queer español Paul Preciado, que nació mujer y se pasó al sexo masculino.

Reivindicaciones

Ellas reivindican el ‘posporno’ que, según dicen, busca sacar a la pornografía del ámbito heterosexual y exhibir cuerpos alejados de los estereotipos clásicos.

En la zona de ingreso a la facultad montaron el numerito desnudas y con atuendos sadomasoquistas. Urko protagonizó el papel activo y Pulido el pasivo, echada sobre la mesa de un chiringuito del trotskysta Partido Obrero. Como allí se estudia Comunicación Socialusaron un micrófono a modo de juguete sexual.

El decanato amenazó con “sancionar” a los responsables, que incluyen a profesores, investigadores y estudiantes del área de Comunicación, Géneros y Sexualidades, pero de momento no se sabe que ello haya ocurrido. Y el rectorado se lamentó, en un comunicado, por si con el numerito porno se hirió “alguna sensibilidad”.

Porno junto a las Torres de Serranos de Valencia

Escenas  SM hetero en Valencia.

Escenas pornográficas en Valencia.

Un hombre y una mujer protagonizaron varias escenas de pornografía junto a las Torres de Serranos delante de viandantes, algunos de ellos niños de corta edad, mientras una tercera persona grababa con una cámara de vídeo los contactos sexuales en plena calle.

Los hechos ocurrieron el pasado jueves por la tarde en las inmediaciones del monumento histórico después de que el hombre paseara a la mujer semidesnuda, con una cadena que rodeaba su cuello y la evidente complacencia de sentirse humillada, ante un grupo numeroso de personas que pasaban por el lugar y se detuvieron para contemplar la escena masoquista.

Algunos de los viandantes grabaron vídeos de la extraña pareja con sus teléfonos móviles y realizaron también fotografías, unas imágenes que se difundieron de forma masiva a través de los grupos de WhatsApp. En una de las fotos, el hombre aparece sentado en un banco de piedra con un cigarrillo en la boca, sin soltar la cadena, y la mujer se encuentra de rodillas a su lado en actitud sumisa.

Otra imagen grabada y difundida de la pareja podría acarrear consecuencias penales a los protagonistas de estas escenas de pornografía, ya que una niña de corta edad mira a escasos metros a la mujer semidesnuda mientras el hombre le introduce un juguete sexual en el ano. La penetración tuvo lugar a plena luz del día en la explanada de las Torres de Serranos.

Tras recibir una queja de un ciudadano, una patrulla de la Policía Local acudió al lugar, según informaron fuentes municipales, pero la pareja y el hombre que grababa con una cámara de vídeo ya se habían marchado.

TAMOTSU YATÒ, FOTÓGRAFO DE YUKIO MISHIMA.

Procedente de L’ARMARI OBERT

Tamatsu Yatò (1928 – 1973)  es uno de los mas importantes artistas de la fotografía homoerótica del Japón, a pesar de ello hoy sería totalmente desconocido en occidente de no haber publicado el  trabajo “Otoko” en el que fue fotografiado su amigo Yukio Mishima.

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Otoko: Photo-Studies of the Young Japanese Male by Yato, Tamotsu

Otoko: Photo-Studies of the Young Japanese Male by Yato, Tamotsu

Su producción fue escasa y estaba destinada a un público limitado, sus fotografías en blanco y negro han influenciado claramente la fotografía homoerótica posterior a él.

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Amigo y colaborador de Yukio Mishima, fue pareja sentimental de su editor y traductor al inglés Meredith Weatherby.

Según Sadao Hasegawa, en su “Paradise visions” : “Tamotsu Yato alcanzó la fama por la creación de Otoko, un libro de imágenes Fotografió a Yukio Mishima, desnuda sus temas  tradicionales, hombres musculosos, campo poco sofisticados, son en su mayoría extintos hoy. Otoko fue valioso porque se podía ver estos de cuerpo largo, robusto, piernas, pelo corto, de mandíbula cuadrada hombres … ¡Adiós, hombres de Nippon! ” (texto extraido de wikipedia)

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 Tamotsu Yatò publicó tres libros:Taido: Nihon no bodibirudā-tachi :Samurai jóvenes: Los culturistas de Japón (1966) . Hadaka matsuri: festival desnudo: un ensayo fotográfico (1969). Otoko (1972) dedicado a la memoria de Mishima.

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Mas información:

http://climbing-down-bokor.tumblr.com/page/55

EDUCACIÓN SEXUAL La pornografía debe enseñarse en el colegio, según profesor danés

Sexólogo considera que los jóvenes deben convertirse en consumidores conscientes y críticos en este tema

Un profesor danés ha roto con los tabúes y ha generado polémica al considerar que se debe reinventar la educación sexual en el colegio.

“Los jóvenes, como el resto de nosotros, son parte de una sociedad posmoderna sexualizada”, ha declarado el sexólogo Christian Graugaard, profesor de la danesa Universidad de Aalborg.

El profesor Graugaard sostiene que los colegios en lugar de centrarse en aspectos biológicos o técnicos generalmente relacionados con las enfermedades de transmisión sexual, deberían discutir otros fenómenos como la pornografía, en una plataforma con profesores altamente preparados para que los jóvenes puedan desarrollar más y mejor su sentido crítico.

Deberíamos reforzar su habilidad para distinguir entre las descripciones del cuerpo y el sexo en los medios de comunicación y la vida cotidiana de un adolescente“, ha sostenido a The Guardian.

Estas declaraciones se explican con hechos como que en Dinamarca, desde 1970 se ha incluido la educación sexual como asignatura obligatoria en el currículo escolar y un año antes, ya este país fue el primero en el mundo en legalizar la pornografía.

La sexualidad de los hijos

Queremos que nuestros hijos tengan vidas sexuales excitantes y gratificantes, así que un diálogo de mente abierta y constructivo es la mejor forma de asegurarnos de que son capaces de tomar decisiones por sí mismo“, ha señalado el danés. Y es que no se trata de asustar a los jóvenes sobre los peligros del sexo, sino darles las herramientas necesarias para comprender mejor las relaciones sexuales.

Alejar a los hijos de la industria pornográfica resulta imposible teniendo en cuenta la accesibilidad de los jóvenes a la tecnología. Una encuesta realizada en los países nórdicos ha revelado que el 99 % de los adolescentes varones y el 86 % de las mujeres ya han visto porno a la edad de los 16 años.

De otro lado, el profesor Grauga­ard ha referido que la re­acción a su propuesta ha sido positiva, puesto que muchos pro­fesores y alumnos se encuentran “muy a favor” de su punto de vista.

El obispo de Alcalá de Henares vincula homosexualidad y pederastia

Reig Pla realiza comentarios homófobos en una carta pastoral

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Juan Antonio Reig Pla

Juan Antonio Reig Pla, de 67 años, obispo de Alcalá de Henares (Madrid) ha vinculado homosexualidad con pederastia en una carta pastoral publicada el pasado 11 de marzo. “Es muy importante impedir, como exige la Iglesia, la ordenación de candidatos con atracción sexual hacia el mismo sexo (AMS)”, recomendaba el prelado en su texto sin atreverse a escribir la palabra homosexual. Además, en la misiva el obispo, conocido por sus comentarios homófobos, su guía para curar la homosexualidad o la impartición de una misa con la bandera preconstitucional de fondo, invitaba a extender ese veto a “catequistas o profesores” describiendo a los gais como “personas no aptas” y “adultos vulnerables”.

“Desaconsejable, imprudente y muy arriesgada”. Con estos apelativos tilda Reig Pla, en la misiva pastoralEn defensa de la vida: sobre los abusos sexuales a menores y adultos vulnerables, la posibilidad de que los gais sean curas, catequistas o profesores. Opiniones que han desencadenado una nueva oleada de críticas contra sus posturas homófobas. “Nos sentimos indignados”, dicen desde la confederación de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales Colegas. “Para este prelado, la inmensa mayoría de los pederastas son homosexuales y su solución es empezar una cacería en seminarios, catequesis y parroquias”, dice Paco Martínez, presidente del colectivo, que ha descrito la actitud de Reig Pla como “una cruzada y caza de brujas contra la homosexualidad”.

El origen de la carta de Reig Pla es otra misiva que, el pasado febrero, escribió el Papa Francisco en referencia a los abusos de menores. Jorge Mario Bergoglio pedía a los integrantes de la Iglesia “tolerancia cero” y “poner en práctica las actuaciones necesarias para garantizar la protección de los menores y adultos vulnerables”. Retorciendo las palabras de Francisco, Reig Pla ha identificado a esos “adultos vulnerables” con el colectivo homosexual obviando la frase del Pontífice del verano de 2013: “Si una persona es gay, y busca a Dios… ¿quién soy yo para juzgarla?”. Reig Pla sí que ha replicado en su texto la diferenciación que el Vaticano realizó en 2009, con Benedicto XVI en la silla de San Pedro, entre pederastia yefebofilia (atracción por los efebos) y ha referenciado unas estadísticas —aportadas por la Santa Sede, según el obispo— que aseguran que “cerca del 60% [de los abusos ocurridos en la Iglesia son] referidos a individuos del mismo sexo mientras que el 30% son de carácter heterosexual”.

“Es una caza de brujas, una cruzada contra nosotros”, denuncia Colegas

“No sé de dónde se saca los datos Reig Plá para saber la orientación sexual de los abusadores sexuales en el seno de la Iglesia Católica”, dice el presidente de Colegas, “pero estudios científicos contrastados afirman que la mayoría de pederastas y abusadores sexuales son heterosexuales”, agrega. Además de la relación entre gay y pederastía, el uso del neologismo “personas con atracción sexual hacia el mismo sexo” o “AMS” ha despertado la ira de todo el colectivo: “es un término inventado por pseudocientíficos homófobos para no mencionar la homosexualidad y volver a considerarla una enfermedad mental que se puede tratar y curar”, denuncian. Hasta 1973, cuando la Asociación Estadounidense de Psiquiatría la sacó de sus manuales, la homosexualidad fue considerada como un desorden.

“El obispo no va a poder atenderle; no tiene ni cinco minutos para hablar por teléfono. Problemas de agenda”, han contestado desde el obispado de la ciudad de Cervantes cuando EL PAÍS ha intentado contactar con Reig Pla. La Conferencia Episcopal tampoco ha realizado ninguna declaración. Desde la asociación Colegas han apelado al propio Papa, pidiendo, en un comunicado, la jubilación del obispo de Alcalá de Henares: “Reiteramos al papa Francisco que jubile lo antes posible a los principales obstáculos para la concordia y el respeto a la diversidad en la jerarquía católica española, como son el obispo de Alcalá Henares, Juan Antonio Reig Plá, y el arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, dos auténticos vejestorios. Animamos a la Iglesia Católica en España a aceptar sin traumas la diversidad y dejar de obsesionarse con la moral sexual, que tanto daño sigue provocando entre los feligreses españoles”.

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