No sin nuestra hija Carmen
VIENTRE DE ALQUILER Retenida en Bangkok por la mujer que gestó a su hija
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Viven en Valencia y llevan siete meses atrapados en Bangkok porque el vientre de alquiler que gestó a su hija se niega a permitirles que la traigan a España
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‘Si no fuéramos homosexuales nos la concederían inmediatamente’
Carmen nació hace casi siete meses en Tailandia a través de una subrogación (vientre de alquiler). El mismo tiempo que llevan sus padres, Bud Lake y Manuel Santos, sin poder regresar a su casa de Valencia junto a ella y Álvaro, su hijo de dos años, gestado en la India de igual forma. La tailandesa que la llevó en su vientre, Patidta Kusolsang, al enterarse de que son un matrimonio homosexual, a pesar de no ser su madre biológica, ha cambiado de parecer y se niega en rotundo a firmar el documento que precisan para que la niña obtenga el pasaporte. La batalla mediática y virtual crece por momentos, y cada vez existen más evidencias que desvelan que, además de su homofobia, Patidta estaba obsesionada con tener una hija mestiza.
Son las seis de la tarde, y Bangkok anochece sin tregua. En pleno monzón, la lluvia golpea con intensidad las ventanas del rascacielos donde la familia Santos Lake se cobija con extrema discreción. Su apartamento huele a bebé y está completamente adaptado para los pequeños. Ajena al inmenso revuelo mediático y cibernético que lleva su nombre, Carmen disfruta a carcajadas de la hora del baño junto a daddy (papi) Bud, director de marketing de Florida. Entre juegos y carantoñas disimula su desolación pero está exhausto. Sus días se dividen en hablar con abogados, atender a la prensa, cumplir con su trabajo en España y, sobre todo, cuidar a su hija sin que perciba el miedo a perderla. Su marido Manuel gestiona una pequeña empresa de publicidad, y es quien se encarga de promover el movimiento #BringCarmenHome a través de las redes sociales, a las que dedica 10 horas al día. “Compartimos vídeos y fotos para mostrar que somos unos padres normales, y ahora adoran a Carmen. Tiene miles de fans, es asombroso el apoyo que estamos recibiendo”.
Al poco de abrir una petición en la plataforma change.org consiguieron más de 90.000 firmas, tienen 60.000 seguidores en Facebook y sus cuentas de Twitter e Instagram trabajan sin descanso, solicitando incluso la intervención de los mismísimos Obama y Hillary. Son muchos sus simpatizantes, incluidos personajes populares. “Gracias a ellos estamos recopilando pruebas para demostrar que Kusolsang tenía todo premeditado para tener un hijo con un extranjero, y que es algo inestable”. Se refiere Bud a que, el mismo día que se sometió al tratamiento de fecundación in vitro, Patitda colgó una foto de una niña mestiza: “Pronto estaremos juntas, mi ángel”, escribió. Y se pasó el embarazo subiendo imágenes de asiáticas con mezcla occidental.
Para que no les reconozcan a pesar de su repentina popularidad y evitar que les encuentren, Bud y Manuel han ido cambiando de residencia cada mes. “No estamos escondidos, pero sí tenemos precaución. Patidta ha estado acusándonos desde marzo en la televisión nacional de tráfico humano, de querer vender a la niña por trozos, de malas personas y demás barbaridades que ella y su asesora han inventado. Dice que no somos padres normales y que el mundo está lleno de maldad. No sabemos lo que alguien que la crea podría hacernos”, declara agobiado el publicista.
Pensando en que Álvaro tuviera un hermanito, comenzaron la subrogación a través de una agencia de Bangkok, ya que en España es ilegal. El coste total del proceso es de unos 40.000 euros. La mitad del dinero se destinaría para la agencia, gastos médicos y la donante, y la otra mitad como compensación para la madre de alquiler. Ésta les acusa, entre otras cosas, de intentar tener hijos con varias mujeres a la vez, algo que está prohibido. Pero la pareja guarda la documentación que demuestra que, aunque se probó el implante previamente en otra de las voluntarias, éste fracasó. Después sólo se realizó un nuevo intento con ella, esta vez con éxito.
También ha dicho Patidta en una de sus múltiples entrevistas que la niña es de su sangre, algo que tanto el embriólogo como el ginecólogo niegan, ya que se le realizó una transferencia embrionaria, con el óvulo de una donante. Pero de cara a la ley tailandesa, la madre es la mujer que da a luz, independientemente de la vinculación genética y ahí nace la polémica. “Nosotros elegimos a la donante de óvulo, que se fecundaría con el esperma de Bud, pero a la subrogada, que es quien gesta, la contactó la agencia. Supimos que tenía una hija adolescente, que trabajaba en una empresa muy conocida del país que pertenece a su pareja, por lo que no tenía ninguna necesidad económica. Para nosotros era fundamental que no viviera una situación de desamparo”.
Durante todo el embarazo recibieron las ecografías e informes pertinentes, salvo en el mes de agosto, cuando a causa de un golpe de Estado perdieron la comunicación, que se retomó en septiembre. A mediados de enero Patidta salía de cuentas, así que la familia al completo viajó a Bangkok. El día 16 Bud la acompañó ilusionado a la revisión ginecológica mientras Manuel cuidaba del niño. El doctor acordó que la cesárea se realizaría en 24 horas, y el 17 nació Carmen.
Ambos padres, Bud y Manuel, estaban autorizados para entrar al nido y alimentar a la recién nacida. Como el hospital estaba acostumbrado a la subrogación, médicos y enfermeras gestionaron todo el proceso con naturalidad. El estadounidense incluso visitó a Patidta, le envió flores y le presentó a su hijo pequeño. Ella colgó en su Facebook las fotos con ellos y su familia, pese a que en una de sus entrevistas alegó que no los conocía.
“Estábamos felices”, señala Manuel desde Valencia, a donde regresó hace dos semanas con su hijo mayor. “Fue muy emocionante, y vivirlo con Álvaro lo hizo doblemente especial, pues adora a su hermanita. Al tercer día nos acercamos los cuatro a la habitación de Patidta para despedirnos. Le hicimos el penúltimo pago, y firmó sin vacilar el consentimiento para que nos la pudiéramos llevar. Quedamos en vernos el día 28 en la embajada de EEUU pero un día antes de nuestra cita recibimos un mensaje a través de la aplicación Line, que tiene traductor, y nos dijo que no iba a firmar porque quería quedarse con la niña”.
La pareja recuerda que se quedaron en shock: “Paralizados, horrorizados… Estábamos en Tailandia, nuestro vuelo salía en un par de semanas y nos querían robar a nuestra hija”. Durante la entrevista Bud nos enseña las comunicaciones cordiales que mantuvieron con Patidta las semanas previas. Ellos le mostraban fotos de la niña e incluso expresaban su deseo de seguir en contacto. Sorprendidos por el repentino cambio de actitud, acudieron a la embajada confiando en que hubiera recapacitado. Pero no se presentó.
La prueba de ADN
En el departamento consular le hicieron a la pequeña la prueba de ADN que certifica que Bud Lake es su padre biológico. Automáticamente le otorgaron la CRBA (documento que reconoce su ciudadanía norteamericana), pero para que la pequeña salga del país necesita el pasaporte, y sin la firma de la gestante es inviable.
La pareja intentó entonces pedir ayuda a su agencia pero la encontraron cerrada tras prohibirse la subrogación para extranjeros en Tailandia por los escándalos que salpicaron el país el año pasado: el de un japonés que se dedicó a engendrar hijos con múltiples mujeres y el de una pareja australiana que tuvo gemelos y abandonó a uno de ellos en Bangkok porque sufría síndrome de Down. La representante de la agencia el único consejo útil que les ha dado es que se busquen un buen abogado. “Al principio dijeron que lo iban a gestionar, y mediaron de manera extraña y sin éxito”, cuenta la pareja. Ellos mismos han intentado llegar a Patidta por las buenas, pero ha sido inútil. Por otro lado la asesora que siempre acompaña a la madre de alquiler y el letrado que lleva el caso parecen disfrutar tanto de su popularidad que es complicado que la animen a llegar a un acuerdo. Tendrán que batallar en un juicio.
El primer abogado que contrataron Bud y Manuel -las tarifas oscilan entre los 300-500 euros la hora- les costó 11.500 euros sólo el primer mes y no dio resultado. Lo han intentado con tres despachos. El gasto económico es tan gigantesco que han abierto una cuenta en funfly.com para recabar aportaciones. Ya han conseguido 33.416 dólares (30.255 euros) y cuentan con un equipo de cinco personas trabajando para #BringCarmenHome.
Hace dos semanas que Manuel regresó a Valencia junto a su hijo. “Él necesita recupera sus rutinas y estar al margen. Y yo llevaba medio año sin ver a los míos. Mi abuela ha fallecido sin conocer a la bisnieta que lleva su nombre y yo ni siquiera he podido despedirme…”, explica sumido en la tristeza.
Bud y Manuel lo tienen muy difícil pero no imposible. El apoyo de sus seguidores del ciberespacio ha sido un bálsamo, y gracias a ellos, ahora, se les escucha. Tanto es así que, el pasado jueves, en la rueda de prensa para presentar la nueva ley que regula la reproducción asistida para evitar su uso ilegal o inmoral y que prohíbe la subrogación a extranjeros, ellos fueron el principal tema de conversación. Se explicó que existe una cláusula a la que podrían acogerse los padres que hubieran iniciado el proceso de gestación con anterioridad a agosto. Es su esperanza para poder regresar a España con Carmen.