Violaciones correctivas, el castigo para “curar” a lesbianas en Perú

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Segunda marcha por la la igualdad en Lima / Amnistía Internacional Perú

“Quería ‘curarme’ a la fuerza. Lo entendí así pues me decía que no estaba bien ‘ser como eres’ y que ‘una mujer que llora por otra, no es correcto’. Nunca más quise saber de él. Tenía miedo, mucho miedo”.

Así empieza el relato de una de tantas jóvenes lesbianas que en Perú son víctimas de las llamadas ‘violaciones correctivas’. Una práctica machista no aislada que se basa en forzar sexualmente a aquellas mujeres que se atreven a mostrar en público que aman a otras mujeres.

Esta joven, que protege su identidad bajo el pseudónimo C. Lesbiana, fue violada por un vecino y amigo de la familia a quien hasta el momento había tratado como a un pariente. “Sucedió que, un día, mientras estaba llorando en mi cama, sola, la puerta estaba sin seguro, así que entró. Se acercó a mi cama y me preguntó si estaba bien. Le contesté que sí, que vaya a la sala, que me alistaba en un momento. El resto es historia”. Una historia que terminó en embarazo.

Ella no es más que otra víctima de un sistema que somete a estas mujeres con la intención de forzar a la heterosexualidad. Se trata de situaciones de violencia sexual basadas en tocamientos indeseados, que en los casos más extremos pueden desembocar en violación. Expertos y activistas explican que son castigos correctivos que causan daños físicos y psicológicos irreversibles en la víctima, y que en algunos casos se ejecutan de manera repetida si la joven no accede a “curarse” a la primera y acepta públicamente su cambio de condición sexual acatando las normas que dicta una parte de la sociedad que sigue pensando que la homosexualidad es una enfermedad.

Los crímenes que no se denuncian

Las secuelas psicológicas de estos abusos, y el sentimiento de que no son “capaces de curarse”, llevan a muchas mujeres al suicidio, cuenta Ruth Moreno, activista del Movimiento Homosexual de Lima. “Normalmente los agresores suelen ser los tíos, los primos o algún amigo cercano de la víctima”, prosigue, y asegura que aunque a través de los talleres de apoyo a colectivos LGTBI se conocen casos como estos, “nadie llega a denunciar”.

“En radio Yaraví, dos conductores de un programa narraron cómo una persona conocida había contratado a un hombre para violar a su hija lesbiana. Ella tuvo un hijo y, según ellos, logró curarse. Entre burlas y risas, comentaron sobre este delito que ha quedado impune”, cuenta una joven lesbiana de Arequipa en otro de los testimonios recogidos en el Informe sobre Derechos Humanos de Personas Trans, Lesbianas, Gays y Bisexuales en el Perú 2014 – 2015.

“Los hombres consideran que el acto penetrativo es un acto de corrección, lo hacen porque creen que ellas son lesbianas porque no conocen nada más”, explica Brenda Álvarez, asesora legal del Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos (Promsex) y especialista en temas de feminismo.

Según los colectivos de defensa de los derechos LGTBI peruanos, estos actos de violencia extrema son la culminación de repetidas amenazas a las que las mujeres lesbianas se ven sometidas. En la calle se enfrentan de manera constante a comentarios homófobos y humillantes. Críticas que conforman un recuerdo público y constante de su condición sexual y que casi siempre van acompañadas de una oferta: “Probar a un buen varón”.

Aquí, la discriminación está en todos lados, explica Moreno. En las familias “es común que las encierren en sus habitaciones, que les roben el celular y les corten la ropa ancha para obligarlas a llevar vestimenta femenina”. Incluso “las obligan a tener novio o a ponerse falda aunque a ellas no les guste”, añade Brenda Álvarez.

Las leyes peruanas dan la espalda al colectivo

Este informe, elaborado por Promsex y la Red Peruana TLGB, alerta de que la mayor parte de los casos no son denunciados y, en el caso de serlo, la víctima no especifica que se trate de abusos de intención ‘correctiva’. Según datos de Promsex, solo el 5% de los casos de violaciones a mujeres en Perú son denunciados, de los cuales no se sabe cuántos son castigos correctivos.

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Segunda marcha por la igualdad en Lima / Amnistía Internacional Perú

Perú, cuyo Gobierno no ha respondido a las preguntas de eldiario.es, no cuenta con una política nacional contra la discriminación por la orientación sexual y la discriminación de género. Así como no tiene tipificados los crímenes de odio hacia la población LGTB, causa por la que lleva años luchando Amnistía Internacional en el país. A pesar de esto, según datos de Promsex, el 90% de la población admite que existe discriminación hacia este colectivo, una percepción que no se refleja en las políticas.

En julio de 2013 el Congreso rechazó sancionar de manera explícita los crímenes de odio motivados en la orientación sexual e identidad de género y en julio de 2014 aprobó un decreto que censuraba toda mención a las personas y comunidades LGTBI. Así, según señala un informe del Movimiento Homosexual de Lima, cada semana se produce en el país un crimen de odio contra personas de este colectivo que no queda debidamente registrado y tipificado como tal.

La directora ejecutiva de Amnistía Internacional en Perú, Marina Navarro, advierte de la necesidad de “adecuar la legislación nacional con los estándares internacionales y tipificar los crímenes de odio contra las personas LGTBI” y denuncia que en el país “existe impunidad en los crímenes hacia personas LGTBI”. Resalta que a veces este tipo de crímenes “no son debidamente investigados y juzgados”.

Las madres que se negaron a que sus hijos las olvidasen por culpa del sida

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La madre y el padre de Grace, Lilian y Rose abrazados cuando eran novios, en la imagen de la derecha. En la foto familiar, se las ve junto a unos amigos de sus padres y sus hijos. La foto es de 1998, pocos años antes de que murieran sus padres. / Foto: Álvaro Laiz y David Rengel. / AnHua

Una de las consecuencias del VIH en Uganda es el casi millón de huérfanos de hasta 17 años que ha dejado el virus. En este país y en su vecino Tanzania existe una organización de mujeres infectadas que han levantado la voz y están dispuestas a luchar contra el estigma del sida, que dificulta la prevención y la rehabilitación de los enfermos. Una de sus herramientas son los ‘Memory Books’, libros con fotografías y consejos, que recogen quiénes son y cómo quieren que crezcan sus hijos. Por si ellas no llegan a verlo.

En África subsahariana, el 58% de las personas adultas que viven con el VIH son mujeres. El colectivo Nacwola (National Community of Women Living with HIV/AIDS in Uganda), formado actualmente por más de 40.000 mujeres infectadas de VIH, nació hace algo más de 23 años, tras la celebración del Congreso Internacional sobre Mujeres con VIH/Sida de Ámsterdam en 1992. En aquella época la enfermedad era un tabú tan insufrible que las consecuencias para los huérfanos se materializaban en el olvido absoluto.

La asociación materializó parte de sus ideales en los Memory Books. El proyecto generó esperanza para las mujeres, que veían cómo su muerte supondría el derrumbe de su núcleo familiar. Los libros se han convertido en un manual de supervivencia, mezcla de memorias y consejos maternos para guiar a los niños. Nacwola ha logrado traspasar fronteras y, gracias al nacimiento del International Memory Project, hoy los Memory Books han llegado a Zimbabue, Kenia y Etiopía, y cuentan con especial arraigo en Tanzania.

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Las tres hermanas observan el Memory Book que les dejaron sus padres. Lilian (a la izquierda) es la madre del único niño que vive de momento en el hogar. Grace, la mayor de todas, está sentada en medio, junto Rose, la más pequeña y la que menos recuerdos tiene de sus progenitores. En Moshi, Tanzania. / Foto: Álvaro Laiz y David Rengel. / AnHua

Grace, Lilian y Rose son tres hermanas que viven solas en una casa de la ciudad de Moshi, en Tanzania, a los pies del Kilimanjaro. Con 22, 23 y 25 años (y un niño a cargo de las tres, hijo de Lilian la mediana), viven con sus recuerdos salvaguardados gracias al testamento gráfico que les dejó su madre.

“Antes de que nuestra madre muriera nos gustaba preguntarle en qué hospital habíamos nacido, por qué habían decidido comprar una casa en Moshi y quién había escogido nuestros nombres. Es bonito recordar esos momentos mientras que los leemos de nuevo en los Memory Books. Es bonito recordar que la más pequeña, Rose, nació en esta misma casa porque mi madre se puso de parto repentino y no hubo manera de llegar al hospital”, cuentan las hermanas. Al caer la noche, y con la luz del candil, las tres se reúnen para ojear sus Memory Books, y espontáneamente, ignorando de pronto la cámara de fotos, comienzan a parlotear algo en swahili.

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Grace prepara la comida en el salón de su casa junto a sus hermanas, antes de irse a trabajar al hotel donde atiende al público. Son un ejemplo de autosuficiencia y emancipación. / Foto: Álvaro Laiz y David Rengel. / AnHua

Las jóvenes indican que no hubieran podido llegar a la autosuficiencia sin el apoyo y seguimient o de Kiwakkuki , la ONG colaboradora de Nacwola en Tanzania. Gladys, de la ONG, es responsable de que su madre iniciara su l ibro de recuerdos y de que los padres dejaran a sus hijas la casa familiar en su testamento. 

En Luwero, Uganda, la historia de la abuela Joyce representa un ejemplo bastante común en África: existe una primera generación sana por ausencia del virus (los abuelos), una tercera sana o en tratamiento (los nietos) y, entre ellos, un vacío.Joyce Lucy Katele, de 76 años, ha sobrevivido a sus tres hijos . También murieron de sida sus mujeres. Entonces, se le paró el reloj,  Joyce tuvo que dejar de ser una anciana para criar a sus cinco nietos. Volvió a trabajar duro en el huerto, a fabricar esteras y a vender caña de azúcar.

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Memory Book de Emmanuelle, que vive en la misma comunidad que Grace, Rose y Lilian. Es huérfano y vive junto a sus primas, que también perdieron a sus padres, con su abuela. Su mayor pasión es el fútbol y a sus padres les gustaba ir a verle jugar, cuenta. / Foto: Álvaro Laiz y David Rengel. / AnHua

“Al principio estaba desesperada ante mi situación, de repente había perdido a mis hijos, todo. Sus familiares políticos podían echarme de casa, tenía a cinco niños que cuidar. A veces abandonaba la casa porque no sabía qué hacer. Ahora puedo gritar que ya no temo nada y estoy más tranquila porque mis nietos pueden enfrentarse al sida con más fortaleza gracias a los programas que nos ofrece Nacwola”. Antes de asociarse a la organización, lo que más le preocupaba era lo que pudiera ocurrir con sus nietos Lázaro y Mary.

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Ruth, su hermana Geny y sus primas Rachel y Mary, todas son huérfanas; juegan y hacen sonreÍr a su abuela Joyce que, en el patio, confecciona las esterillas con las que gana algo de dinero para alimentar a su gran familia. Todas las nietas visten prácticamente igual, con ropa donada por una parroquia, donde intentan seguir con su educación. En Luwero, Uganda. / Foto: Álvaro Laiz y David Rengel. / AnHua

Joyce pasó el entrenamiento de los Memory Books con nota y comenzó rápidamente a escribir los libros con sus nietos. Si algunos padres lo hacen por temor a morir a causa del sida, Joyce lo rellena porque sabe que la muerte no tardará en buscarla. “Lo primero que he hablado con mis nietos es sobre la muerte, para mí es muy importante que comprendan que puede llegar en cualquier momento. Me senté con ellos mientras mirábamos fotos de sus padres y les expliqué que ahora ellos están descansando esperándoles y que algún día yo también me tendré que ir”, cuenta la anciana.

Mientras hablan de los Memory Books, el pequeño Lázaro va hacia su cama y saca un grueso álbum de fotografías que servirán para ilustrar el libro de memorias. Sus padres se encargaron de dejar constancia de su existencia a través de un montón de instantáneas que, unidas a las que posee Joyce, forman un buen conjunto de recuerdos.

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Lázaro sostiene a la luz de las velas el álbum de fotos que le dejaron sus padres. En la imagen una foto de su padre. / Foto: Álvaro Laiz y David Rengel. / AnHua

Por suerte, en algunos casos los retrovirales están consiguiendo que la enfermedad se convierta en crónica. Robinah tiene 39 años y también vive en Luwero (Uganda). Hace lo que puede para sacar adelante a sus tres hijos. Sentada con un libro entre las manos se lo enseña a sus hijos. Ahora Robinah se siente más fuerte y capaz de cuidarlos. “Mi historia es como otra de tantas. En el año 2000 me quedé viuda. Habíamos ido los dos a hacernos el test y descubrimos que teníamos el VIH, pero mi marido estaba mucho peor que yo. A pesar de la medicación no consiguió salvarse y me quedé viuda, completamente desesperada, enferma, sin recursos y con tres niños siempre indispuestos. No sabía qué hacer, dónde ir, quién me podía ayudar”, relata la madre.

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Fragmento de un Memory Book, donde la madre antes de morir le escribió a sus hijos algunas historias sobre su padre para que lo pudieran recordar siempre. Cuando un Memory Book ha entrado en una familia, muchas cosas ya han cambiado y otras tantas está a punto de hacerlo. Como si de una escalera se tratara, cada peldaño ascendido ha significado un enfrentamiento, un descubrimiento, a veces un desahogo y, en ocasiones, un deseo infalible de huida hacia adelante, ante lo desconocido. / Foto: Álvaro Laiz y David Rengel. / AnHua

Una amiga le habló de Nacwola y se hizo socia: “Aprendí a compartir mi situación y eso me dio las fuerzas necesarias para empezar de nuevo”. En el año 2004 fueuna de las participantes para instruirse en el proyecto de los Memory Books.“Cuando acabé la formación era otra persona”. Cuando la enfermedad está muy avanzada, la reunión es más una terapia.

Ahora somos una familia que conversamos sobre nuestros problemas; por ejemplo, he sido capaz de hablar con mi hija pequeña de los cambios que está experimentando su cuerpo. Antes jamás hubiésemos tenido una conversación de este tipo”, diceRobinah . Con ella ha hablado del VIH, “ de sus conductos de transmisión, de las precauciones a tomar, de preservativos y su utilización, y también de que debe evitar quedarse embarazada cuando aún es tan joven”. Hoy, todavía el estigma dificulta acabar con la enfermedad porque las personas infectadas esconden que lo están y no quieren ir al médico para no delatar su situación.

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Robinah junto a sus hijos, sentados en el salón de la casa. Leen juntos el Memory Book que la madre hizo para sus hijos mientras realizaba el entrenamiento en Nacwola. “Sentarnos juntos a escribir los Memory Books ha creado una complicidad entre mis hijos y yo que nunca hubiera pensado que podría tener”. / Foto: Álvaro Laiz y David Rengel. / AnHua

Por ello, las mujeres trabaja para fomentar su autoestima a la hora de encontrar trabajo y también de tener un mayor poder de decisión dentro de la familia. Agnes Atim Apea recibió a principios de año el premio Uweal (Uganda Women Entreprenuers Association Limited) por su trabajo en favor de los derechos de la mujer ugandesa y su empoderamiento.

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Nacwola le dio un microcrédito a Robhina con el que pudo comprarse una máquina de coser y comenzar un pequeño negocio con el que costear los gastos de su familia. / Foto: Álvaro Laiz y David Rengel. / AnHua

Atim Apea, que fue directora de Nacwola a nivel nacional, ha fundado también  la Casa Esperanza –con la ayuda de Unicef South Sudan, African Development Foundation y AnHua– donde acoge y educa a huérfanos de las zona de Amolatar al norte de Uganda . “He creído siempre que la implicación de la comunidad es muy importante y he decidido centrar mis esfuerzos de manera local en una zona concreta de Uganda y también en una de la más abandonadas: Amolatar”.

La funcionaria de Kentucky que se negó a dar licencias de matrimonio a parejas gays sale de prisión

Kim Davis, aclamada a su salida de prisión por una gran multitud

Kim Davis, aclamada a su salida de prisión por una gran multitud. AFP

Un juez federal de EEUU ordenó hoy liberar a la funcionaria del estado de Kentucky encarcelada durante cinco días por negar licencias de matrimonio a parejas del mismo sexo alegando que su religión le impedía obedecer al Tribunal Supremo, que legalizó en junio pasado estas uniones en todo el país.

En la orden de liberación, a la que tuvo acceso Efe, el magistrado David L. Bunning determinó que la funcionaria Kim Davis debe ser liberada con la condición de que “no interfiera de ninguna forma, directa o indirecta, en los esfuerzos de otros funcionarios para emitir licencias de matrimonio”.

La liberación de Davis, que se producirá en las próximas horas, coincide con una marcha de protesta contra el encarcelamiento de la funcionaria convocada por grupos de presión cristianos conservadores y a la que asisten los precandidatos presidenciales republicanos Mike Huckabee y Ted Cruz.

“Si la acusada Davis interfiere de alguna forma en la emisión de licencias de matrimonio, eso se considerará una violación de la orden de esta corte y se considerarán las acciones adecuadas”, advirtió el juez Bunning, de la Corte del distrito Este de Kentucky, que puso entre rejas a la funcionaria el pasado jueves.

Un icono de la oposición al matrimonio gay

Kim Davis, convertida en un símbolo de oposición al matrimonio homosexual por motivos religiosos, dejó de emitir cualquier licencia de matrimonio a homosexuales en junio, cuando el Supremo convirtió en un derecho constitucional el matrimonio entre las personas del mismo sexo y legalizó estas uniones en todo el país.

Esta decisión histórica obliga a los trece estados que entonces todavía lo prohibían, entre ellos Kentucky, a permitir que las personas del mismo sexo puedan casarse.

Cuando el gobernador de Kentucky, el demócrata Steve Beshear, ordenó a los juzgados emitir licencias de matrimonio a los homosexuales, Davis decidió interponer una demanda en una corte federal, con el argumento de que sus creencias religiosas debían excluirla de tener que cumplir con esa obligación.

El caso de Davis llegó hasta el Supremo, que ordenó a la funcionaria que, de manera inmediata, comenzara a emitir licencias matrimoniales a todo tipo de parejas, homosexuales y heterosexuales, orden que ella desobedeció y que la ha hecho permanecer entre rejas los últimos días.

Aunque algunos funcionarios expresaron su oposición a la decisión del Supremo, esta es la primera vez que uno de ellos es encarcelado por negar a parejas del mismo sexo su derecho a casarse, un tema que sigue dividiendo a la sociedad estadounidense a pesar del creciente apoyo que ha ganado el matrimonio gay en los últimos años.

Kim Davis, símbolo de la lucha contra el matrimonio homosexual

La funcionaria de Kentucky fue liberada este martes tras pasar seis días en prisión

El candidato republicano Mike Huckabee (Izda.) junto a Kim Davis (tercera por la izquierda) nada más ser liberada

El candidato republicano Mike Huckabee (Izda.) junto a Kim Davis (tercera por la izquierda) nada más ser liberada. / @GOVMIKEHUCKABEE (TWITTER)

Una funcionaria demócrata de uno de los estados más conservadores de Estados Unidos se ha convertido en la última protagonista de la batalla contra el matrimonio homosexual. Apenas tres meses de que el Tribunal Supremo legalizase estas uniones en todo el país, Kim Davis, secretaria de un condado de Kentucky, es el nuevo rostro de la batalla entre los defensores de la igualdad y la derecha religiosa más conservadora.

En teoría, este es el caso de una funcionaria que se ha negado a cumplir con las obligaciones de un cargo que juró ella misma. Pero en la práctica, en plena campaña electoral por la presidencia de EE UU, con casi una veintena de candidatos republicanos necesitados del electorado más conservador, el paso de Davis por prisión puede ser sólo el primer episodio de una pugna para medir la libertad religiosa que según los conservadores está amenazada por el avance del matrimonio igualitario.

Cuando Davis fue liberada este martes, después de pasar seis días en prisión por negarse a conceder licencias de boda, alzó los brazos al cielo junto a Mike Huckabee, candidato a la presidencia en 2016. Ted Cruz, líder del Tea Party y rival de Huckabee en el extremo más conservador del espectro republicano, también había anunciado su presencia en la manifestación -reflejada en las redes sociales– a favor de la funcionaria y “para que ningún americano que quiera vivir su fe sea víctima de la persecución del gobierno”, en palabras de su portavoz.

Huckabee ha sido el más agresivo en su rechazo al matrimonio homosexual y ha reiterado en varias ocasiones que el Supremo no está por encima de la “autoridad de Dios” y que su fallo representaba “la criminalización del Cristianismo en América”. Ahora Davis le ha concedido el ejemplo que necesitaba para poner un rostro a sus argumentos. A pesar de que funcionarios de Alabama, Florida, Mississippi y Texas también se han opuesto a firmar licencias a parejas del mismo sexo, ella es la primera en pasar casi una semana encarcelada por ello.

Un manifestante lee la Biblia durante la concentración a favor de Kim Davis

Un manifestante lee la Biblia durante la concentración a favor de Kim Davis. / TIMOTHY D. EASLEY (AP)

Davis fue asistente de su madre durante casi tres décadas antes de ocupar este cargo el año pasado y clama que su causa personal no es un asunto “de gais y lesbianas”, sino “una decisión entre el Cielo y el Infierno”. La funcionaria, que tomó posesión tras ganar en las elecciones del condado por el Partido Demócrata, tenía pocas opciones: cumplir con la ley y firmar las licencias de matrimonio o dimitir de su cargo.

El incidente ha llevado a algunos conservadores a equiparar a Davis con Rosa Parks, la activista afroamericana que se negó a ceder su asiento a un pasajero blanco en un autobús y que al pagar su gesto con la cárcel también escenificó la defensa de unos ideales. Parks quería acabar con la discriminación contra los negros en pleno movimiento por los derechos civiles. Davis quiere que el Gobierno no le obligue a violar sus derechos religiosos. Pero, según The Washington Post, “Davis no es Rosa Parks” y “su demanda es el caso equivocado para luchar por la protección de la libertad religiosa”.

Los abogados de Davis han tratado de que su caso camine de la mano del argumento de los derechos religiosos hasta el Supremo para reclamar que no se le puede obligar a ejercer su cargo si esto viola sus creencias. El primer intento fracasó la semana pasada. Davis preguntó a la máxima autoridad judicial del país si tiene derecho a negarse a firmar licencias de matrimonio. Los jueces contestaron que no, sin estudiar el caso más detenidamente. Ahora Davis todavía puede perder su puesto por la vía electoral o si el juez mantiene cargos por desobediencia.

La funcionaria se ha negado a conceder licencias matrimoniales desde que el Supremo emitió su fallo en junio. Para evitar que se le acusara de discriminación, negó las peticiones de parejas homosexuales como heterosexuales, citando siempre la “autoridad divina” y su creencia de que el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer. Sus seis asistentes -entre ellos, su hijo- también se negaron. Durante los seis días que ha pasado encarcelada, el juez le ha ofrecido la opción de que no sea ella quien concede los permisos, sino un subordinado, pero también se negó porque su firma sigue presidiendo las licencias matrimoniales. Este martes el juez le ha dejado en libertad porque confía en que Davis “no interferirá” con las licencias que concede su oficina.

La islamofobia se convierte en el principal delito de odio

La policía ha registrado 57 delitos de odio en lo que va de año. Los ataques contra el Islam representan el 40%

transexual agredida el pasado 8 de agosto en Madrid

transexual agredida el pasado 8 de agosto en Madrid. / SANTI BURGOS

Hasta 57 casos de delitos de odio han sido registrados por la policía en lo que va de año. El Ministerio del Interior reconoce “un repunte” en esta modalidad delictiva, perseguida en todas sus formas con el nuevo Código Penal. Los informes policiales reflejan que el 40% de estos ataques son por islamofobia. Comenzaron a sucederse tras el atentado contra la revista satírica francesa Charlie Hebdo. Hasta entonces, a falta de datos comparables y con un estudio previo de Interior, los incidentes de este tipo eran mayoritariamente por racismo y homofobia.

“Islam es paz para tu puta madre”, rezaba la pintada en la fachada de la mezquita Ismael en Burgos. Apareció escrita el pasado 8 de enero, al día siguiente del atentado contra la revista satírica francesa Charlie Hebdo. Un día más tarde, el 9 de enero, en las escaleras de la entrada principal de la mezquita de Abu Baker en Madrid se leía: “Islam No, perros hijos de puta”. Y el 10 de enero, en la fachada principal de la mezquita de Jaén: “Islam fuera de Europa”. Y el 13 en Jerez de la Frontera (Mezquita En-Noor): “Fuck Islamic” [“Que os jodan, islamistas”] y tachados los nombres de ISIS y Al Qaeda, junto a un “Je suis Charlie” [“Yo soy Charlie”], el grito de solidaridad que recorrió Europa tras la muerte a tiros de los 11 periodistas de la publicación parisina.

Hasta 57 casos de delitos de odio han sido registrados por la policía en lo que va de año. El Ministerio del Interior reconoce “un repunte” en esta modalidad delictiva, perseguida en todas sus formas con el nuevo Código Penal. Los informes policiales reflejan que el 40% de estos ataques son por islamofobia. Comenzaron a sucederse tras el atentado contra la revista satírica francesa Charlie Hebdo. Hasta entonces, a falta de datos comparables y con un estudio previo de Interior, los incidentes de este tipo eran mayoritariamente por racismo y homofobia.

“Islam es paz para tu puta madre”, rezaba la pintada en la fachada de la mezquita Ismael en Burgos. Apareció escrita el pasado 8 de enero, al día siguiente del atentado contra la revista satírica francesa Charlie Hebdo. Un día más tarde, el 9 de enero, en las escaleras de la entrada principal de la mezquita de Abu Baker en Madrid se leía: “Islam No, perros hijos de puta”. Y el 10 de enero, en la fachada principal de la mezquita de Jaén: “Islam fuera de Europa”. Y el 13 en Jerez de la Frontera (Mezquita En-Noor): “Fuck Islamic” [“Que os jodan, islamistas”] y tachados los nombres de ISIS y Al Qaeda, junto a un “Je suis Charlie” [“Yo soy Charlie”], el grito de solidaridad que recorrió Europa tras la muerte a tiros de los 11 periodistas de la publicación parisina.

La primera boda gay de la Policía Nacional

Chema y Jonathan, dos funcionarios del cuerpo, se casaron el sábado en la Real Escuela Andaluza Ecuestre de Jerez de la Frontera

Los novios se besan tras la ceremonia.

Los novios se besan tras la ceremonia.

Son compañeros y miembros del Cuerpo Nacional de Policía. Tras cinco años de relación, se casaron el sábado con uniforme de gran gala en el Recreo de las Cadenas de la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre. Chema, de Jerez, y Jonathan, de Algeciras, se dieron el primer “sí quiero” entre policías del mismo sexo: fue la primera boda gay del cuerpo en España.

“No seremos los primeros gais en esta institución, tenemos muchos amigos que también lo son dentro del Cuerpo”, afirma Chema en una entrevista concedida a Canal Sur Radio, en la que asegura que espera que esto sirva para conseguir la “normalización”.

Chema y Jonathan, tras la ceremonia, el sábado.

Chema y Jonathan, tras la ceremonia, el sábado.

Cuando se acaban de cumplir 10 años de la regularización del matrimonio gay en España, y aunque no han querido publicitar su enlace ni su celebración, las redes sociales les han traicionado y diarios como La Voz del Sur se han hecho también eco de su boda. “No queremos que nos saquen fotos de gala porque no nos gusta exhibirnos”, decía Chema en esa entrevista, que añade que no debería haber diferencia entre su boda yla de cualquier otra pareja.

Aunque eso sí, se da por satisfecho “si sirve para que a los niños que les hacen bullying [acoso] en el colegio por su condición sexual vean que es algo normal, el sentimiento está ahí, que se haga visible depende de quien quiera darse cuenta del hecho. No es nada que tengamos que ocultar por pertenecer a un cuerpo u otro”.

“No fue un flechazo, fue un disparo a primera vista”, bromeaba Chema, que asegura que conoció a Jonathan cuando estaba pasando un mal periodo de su vida, tras una ruptura. A partir de ahí iniciaron una relación que se convirtió en matrimonio el pasado sábado, dispuestos a celebrar las bodas de oro, “y las de zafiro”, aseguraban los novios.

Chema y Jonathan, durante la ceremonia.

Chema y Jonathan, durante la ceremonia.

En todo caso, no renuncian a casarse por la iglesia si llegase a aceptar el matrimonio entre parejas homosexuales. Chema lo tiene claro: “Yo sí”. Asegura que es religioso, que participa en la Semana Santa y es creyente. El único problema sería convencer a su pareja, que es “el agnosticismo en persona”.

Tampoco descartan adoptar un hijo. “Va habiendo más conciencia a la hora de la adopción”, apunta Chema, que, sin embargo, critica: “Se estigmatiza más a los padres gais que adoptan a hijos, pero no se llega a pensar en el trasfondo de los padres que abandonaron a sus hijos; parece que los malos son los padres gais que han adoptado a una persona y no los padres que han abandonado a ese hijo”.

Su luna de miel será un viaje costa a costa por Estados Unidos, desde Seattle a San Diego.

Cuando los niños transexuales son invisibles

padre con bebe

Una niña juega tranquilamente con su Barbie en medio del salón. En vez de una larga melena tiene un pañuelo marrón en la cabeza que ha cogido a su madre cuando ella no miraba. De repente, interrumpe su juego y se gira hacia el mando de la televisión. No le gusta ‘Mike el Caballero’ y prefiere poner un capítulo grabado de ‘Sandra, detective de cuentos’. Hoy responde a un nombre femenino, pero no siempre ha sido así. Sus padres tardaron seis años en comprender que el médico se había equivocado con el sexo de su hija cuando puso ‘varón’ en su ficha médica tras observar los testículos del recién nacido. Es un ‘caso tipo’ que relata la asociación CHRYSALLIS(Asociación de Familias de Menores Transexuales) para explicar las señales que los padres pueden reconocer en su hijo en los primeros años, aunque también insisten en que cada caso es particular.

“Cuando el niño se nombra por primera vez con un sexo distinto al de su nacimiento, las familias suelen corregirles porque piensan que se ha equivocado y que no sabe usar bien las palabras. Entonces, se le intenta redirigir. Eso es un herror”, comenta Saida García, vicepresidenta de CHRYSALLIS y madre de una niña transexual. Entorno a los 3 o 4 años de edad los menores comienzan a identificar su sexo. Hacer planes de futuro también suele ser otra señal clave. “A veces utilizan expresiones como ‘cuando se me caiga la pilila’ u otras similares, aunque no siempre es así”, matiza la experta. En ese momento, los expertos de esta asociación recomiendan “ampliar la información” del niño y hablarle con naturalidad de sus posibilidades.

Los miembros de CHRYSALLIS conocen bien esta realidad y la falta de información con la que se enfrentan sus progenitores cuando se dan cuenta de los sentimientos de sus hijos. El germen de esta asociación es un pequeño grupo de Facebook secreto que crearon unos padres llenos de dudas. Poco a poco, el número de familias fue creciendo, se apoyaban los unos en los otros, y contaban sus experiencias sobre cómo resolver los problemas cotidianos, tanto con el colegio como con las administraciones. Hasta que un día decidieron dar un salto al activismo y crearon una asociación para convertir sus reivindicaciones y necesidades en derechos para sus hijos.

Desde entonces, unas 250 familias se han acercado a su sede para recabar información sobre cómo acompañarles en esta situación. “El cambio es tremendo cuando conoces a otras familias. Al principio es chocante, piensas que tu familia es rara o que te has equivocado en algo, pero cuando hablas con más gente, te das cuenta de que es una situación normal”, comenta Saida García. Para ella, la fina línea que separa que la transexualidad sea asumida como un trauma y que sea una situación cotidiana para los niños es la comprensión de los padres. Por eso, durante la entrevista la palabra que más repite es ‘acompañamiento’.

No es fácil educar a unos hijos en un mundo dividido entre hombres y mujeres. Es casi imposible encontrar un cuento tradicional que no divida a sus personajes en estos dos sexos. Precisamente por la necesidad de explicar, la escritora Ana Castro y Patricia Murube crearon el cuento ‘La gran equivocación‘. La narración trata sobre un hada un poco despistada que se encarga de clasificar a los bebés como niños o niñas en su nacimiento. Un día de mucho trabajo, el hada solo mira los genitales y se le olvida ojear el cerebro del recién nacido. Y por tanto, comente un error al categorizar a un niño como niña. Por suerte, también tiene un final feliz: siete años después, la niña recupera su verdadera identidad.

Fotograma de la película 'la chica danesa', que se estrenará en enero

Fotograma de la película ‘la chica danesa’, que se estrenará en enero.Foto: Universal Pictures.

Una nueva generación

Estos niños forman parte de una generación que tendrá nuevos referentes mediáticos, unos ejemplos con los que sus antecesores no contaron y que ayudan a visibilizar y normalizar la transexualidad. La admirada Catlyn Jenner, la deseada Lea T o Andreja Pejic son ejemplos de mujeres transexuales y triunfadoras. Pero Mané Fernández, Portavoz T de FELGTB (Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales) avisa de que, pese al ‘boom’ mediático, aún hay muchos estereotipos que pesan sobre este colectivo: “Solo se muestra la parte morbosa de esta realidad. Desde diferentes medios se sigue con el estereotipo de una mujer transexual trabajadora sexual e inmigrante, y así en muchos otros casos”.

Cuando descubrimos este tipo de actitudes en nuestro hijo o hija en los primeros años, los expertos aconsejan siempre observarles, informarles y sobre todo, esperar. “Puede que sea transexual o puede que nos encontremos ante la realidad de que sea un comportamiento de género no normativo (que no es lo mismo que serTransexual)”, apunta Mané. El experto aconseja “dejar ser al menor y que el tiempo nos pondrá ante la verdadera realidad”.

La lucha principal de federación y asociaciones sigue siendo la creación a nivel estatal de una ley integral sobre transexualidad para que el desarrollo del niño no dependa de la comunidad autónoma en la que vive. Mientras en Navarra, País Vasco, Andalucía y Canarias ya existe una Ley Integral para Personas Transexuales, en Madrid “los niños transexuales no existen”, lamenta García. Cambiar el nombre en el DNI es uno de los primeros pasos que los padres pueden dar en la administración.

Creciendo

La escuela es la siguiente ‘gran batalla de los padres’. “En el colegio hay que dar las herramientas necesarias a nuestros hijos para que, una vez que tome sus decisiones, estas no varíen. Pero esto lo hace cualquier padre del mundo, también los que tienen niños con gafas, por ejemplo. Hay que enseñar a los niños a hacerse respetar”, comenta García en un tono absolutamente natural. Sin embargo, FELGTB sí ha detectado algunos conflictos en los centros: “Nos seguimos encontrando en el ámbito escolar con situaciones de discriminación, como no permitir el uso del baño que corresponde según la identidad que manifiesta el menor, los cambios de nombre en documentos internos etc”, comenta Fernández.

Hasta que el niño no entra en la fase de pubertad, no es necesario ningún tratamiento físico. Al llegar la adolescencia pueden surgir algunos problemas: “Alguien puede llevar viviendo como niña desde los 6 años y a los 13 le sale barba”, explica García. En este momento, los padres tienen la opción de acudir al médico para que les diga si es o no necesario usar bloqueadores hormonales. Más tarde, puede plantearse un tratamiento hormonal activo.

Hasta los 18 años, ninguna persona en España puede someterse a una operación de cambio de sexo. Sin embargo, desde Chrysallis perciben que existe un mito entorno a la cirugía “Solo un 13% de mujeres se operan para quitarse los genitales. Algunas veces las operaciones no dan resultados plenamente satisfactorios. Hay que trabajar para que no sea tan importante tener unos genitales o no y que no haya que operarse para ser reconocido o respetado”, afirma García.

A pesar de los fuertes estereotipos que siguen pesando sobre el colectivo, muchos niñso transexuales crecen felices. Tendrán un mote en el colegio. Como todos. Sufriránen la adolescencia. Como todos. Y tendrán muchas dudas en el sexo. Como todos. La diferencia con la anterior generación de ‘trans’ es que su cuerpo no será la causa de sus problemas ni supondrá la jaula de carne como lo fueron para sus antecesores. No pasará a engrosar el altísimo porcentaje de intentos de suicidio (hasta un 60 por ciento lo ha pensado y un 45 por ciento lo ha intentado) que pesa sobre el colectivo ‘trans’ porque tiene una familia que la ha querido y comprendido y unos amigos que están más acostumbrado a esta (nada) nueva identidad sexual.

Las parejas gays de Kentucky obtienen sus licencias de matrimonio

Una mujer sostiene una pancarta en apoyo del matrimonio gay frente al juzgado de Rowan, Kentucky

Una mujer sostiene una pancarta en apoyo del matrimonio gay frente al juzgado de Rowan, Kentucky. AFP

Las parejas homosexuales del condado de Rowan, en el estado de Kentucky, en EEUU, comenzaron hoy a obtener las licencias de matrimonio que les había negado por motivos religiosos una funcionaria, en prisión por violar la decisión del Tribunal Supremo de legalizar las uniones de personas del mismo sexo en todo el país.

Los primeros en recibir el documento judicial fueron James Yates, de 41 años, y William Smith, Jr., de 33 años, pareja desde hace casi una década y a los que la funcionaria Kim Davis, de confesión cristina, negó su derecho a casarse en varias ocasiones, informaron los medios locales.

Con 35,50 dólares, la pareja obtuvo la licencia de matrimonio de un responsable del juzgado, que felicitó a la pareja, antes de que esta corriera a las escaleras delanteras del pequeño juzgado para mostrar a los medios el documento mientras se abrazaban y lloraban de alegría.

Frente a la corte federal de Kentucky se congregaron dos nutridosgrupos de manifestantes, uno para felicitar a la pareja con pancartas con mensajes como “El amor ha ganado”, o en contra con reproches como “Bienvenidos a Sodoma y Gomorra”.

Varias mujeres sostienen pancartas a favor del matrimonio gay en Kentucky.

Varias mujeres sostienen pancartas a favor del matrimonio gay en Kentucky.

La funcionaria, convertida en un símbolo de la oposición al matrimonio homosexual por motivos religiosos, permanecerá en prisión por orden de un juez federal hasta que obedezca al Supremo.

Davis decidió dejar de emitir cualquier licencia de matrimonio en junio, cuando el Supremo falló a favor de la legalización del matrimonio homosexual en todo el país, una decisión que anuló la potestad de los estados para prohibirlo.

Matrimonio homosexual, un derecho constitucional

El matrimonio homosexual se convirtió en un derecho constitucionalen Estados Unidos, lo que obliga a los trece estados que entonces todavía lo prohibían, entre ellos Kentucky, a permitir que las personas del mismo sexo puedan casarse.

Cuando el gobernador de Kentucky, el demócrata Steve Beshear, ordenó a los juzgados emitir licencias de matrimonio a los homosexuales, Davis interpuso una demanda en una corte federal con el argumento de que sus creencias religiosas la eximían de tener que cumplir con esa obligación.

Un grupo de cristianos se han manifestado frente a la corte en apoyo a Davis

Un grupo de cristianos se han manifestado frente a la corte en apoyo a Davis

Davis llegó hasta el Supremo, que el pasado lunes le ordenó que, de manera inmediata, comenzara a emitir licencias matrimoniales a todo tipo de parejas, homosexuales y heterosexuales, mientras la funcionaria sigue con el proceso legal en instancias judiciales inferiores, algunas de las cuales ya han rechazado su causa.

Desde que se legalizó el matrimonio gay en junio, esta es la primera vez que un caso de este tipo llega al Supremo.

Óscar Espirita: De ‘niño marica’ a ‘adolescente maricón’

Publicado en El Asombrario por 

El escritor Óscar Espirita sujeta un ejemplar de su poemario ‘Niño marica’.

El escritor Óscar Espirita sujeta un ejemplar de su poemario ‘Niño marica’.

Óscar Espirita ha publicado este verano su primer poemario. El título no deja indiferente: ‘Niño marica’. A través de sus versos, Espirita narra la experiencia de un niño señalado con el dedo por desear cintas de gimnasia artística, por cruzar las piernas, por no jugar al fútbol. Lo que sigue es una interesante y valiente conversación con el autor en torno a lareivindicación de la pluma y la defensa de tantos niños cohibidos en su comportamiento para que no les llamen nenazas. No se trata de exigir aceptación, sino absoluta normalización y respeto.

Y el “niño marica” con los años se convierte en un “adolescente maricón”, un adolescente que descubre con entusiasmo y dolor la sexualidad, definida por Espirita como un regalo peligroso, un regalo que provoca tanto placer como profundo dolor y miedo. A través de su poemario, Óscar Espirita da la vuelta al término “marica”, lo vacía de su contenido despreciativo porque “nada hay de malo en ser homosexual”, porque en verdad “lo que envuelve la palabra marica es una realidad maravillosa”, es la realidad de quien ama a alguien de su propio sexo.

Siguiendo la tradición queer, Óscar Espirita da la vuelta al término, y en Niño Marica (ediciones Hidroavión) convierte el insulto en elogio y nos demuestra que lo verdaderamente insultante es aquel que mal utiliza las palabras para insultar y despreciar aquello que le resulta diferente.

En una entrevista en torno a tu poemario ‘Niño marica’ comentabas que a través de la escritura el término “marica” había dejado de ser un insulto para ti. Sin embargo, sigue siendo una palabra altamente despreciativa.

Para mí siempre ha sido una palabra difícil, una palabra que me ha provocado mucho dolor. Las primeras veces que escribía en el folio “niño marica” me resultaba una expresión fuerte y todavía hoy, habiendo ya terminado el poemario, me sigue resultando una expresión fuerte. Sin embargo, independientemente de esto, lo que yo he intentado hacer, retomando la tradición Queer, es coger el insulto y utilizarlo en mi favor, como algo positivo, para así desactivarlo. A fuerza de usar el término “marica” y de relacionarlo con elementos positivos, creo que sí es posible desactivarlo como término insultante.

¿Crees sinceramente que es posible que algún día el término “marica” se desactive y deje de ser percibido y utilizado como un insulto?

Es más fácil que esto pase dentro de ciertos movimientos culturales que de forma general: veo socialmente complicado que se extienda su uso positivo de forma amplia y generalizada, puesto que es todavía demasiado frecuente su uso como insulto. Yo trabajo como profesor y compruebo que es muy frecuente utilizar el término “marica” como agresión y creo que desgraciadamente se seguirá utilizando de esta manera. Sin embargo, sí creo que no se debe negar la posibilidad de desactivarlo en tanto que insulto, aunque no sea una desactivación completa.

No podemos obviar el hecho de que a través del lenguaje se expresa la homofobia, el racismo, el machismo… El lenguaje nunca es inocente.

Sí, esto es evidente, aunque creo que gestos como el mío pueden ayudar, al menos, a poner sobre la mesa esta cuestión. Los lectores entienden el uso y el motivo del uso de la palabra “marica” en el libro, entienden que se trata de describir una experiencia y sobre todo de asociar este término despectivo a cosas bonitas, se trata a fin de cuentas de utilizar el término con orgullo. Si te paras a pensar todo lo que envuelve la palabra “marica”, son todas cosas bonitas y cuesta pensar que alguien pueda ver como algo negativo el hecho de ser un niño marica: ¿qué tiene de malo jugar con muñecas, desear tener una cinta de gimnasia rítmica o cruzar las piernas? No tiene ningún sentido y no hay motivo algo de que todos estos deseos y preferencias sean motivo de mofa y de insulto. Hay que darse cuenta de que aunque muchos lo utilicen como insulto, todo aquello que envuelve la palabra “marica” es maravilloso.

“¿Ves cómo no fuimos tan distintos? / El agua hacía con nuestros cuerpos / lo mismo que nos hará el paso del tiempo”. Con estos versos pareces negar la diferencia que el niño homosexual vive.

Cuando eres niño y te llaman “marica” no se refieren tanto a una determinada orientación sexual cuanto a que tu comportamiento es distinto respecto al de los otros niños; subrayan que no te comportas como teóricamente se debería comportar un niño, sino que te comportas como una niña. Con estos versos lo que quería transmitir es la idea de que a pesar de las diferencias, los niños no dejan de ser niños: por mucho que yo me comporte de forma algo diferente, no dejo de ser un niño.

Los niños viven esta supuesta diferencia por cuestiones educacionales…

El problema es que la diferencia se señala, de ahí que muchos niños se reprimen y no se muestran tal cual son. Yo, de hecho, era un niño que me reprimía en mis comportamientos y la represión no es sino consecuencia del hecho de que te ponen la señal encima, te recriminan por tu actitud diferente. Existen recriminaciones explícitas, el “no te portes así” o el “no hagas esto”, pero existen, y son las más frecuentes, las recriminaciones sutiles, implícitas, aquellas que se realizan a través de una mirada o de los comentarios a la espalda. Son sutiles, pero son señalizaciones que, aunque seas un niño, entiendes y percibes.

En esta señalización se remarca siempre negativamente la actitud femenina del niño. ¿No crees que en este reproche, junto a la homofobia, hay un gran poso de machismo?

Sí, yo creo que es absolutamente así, pues ¿qué problema hay que me comporte como una chica? Se utiliza como un desprecio decir que un niño o un joven se comporta como una chica, como si el hecho de comportarse como una chica fuera algo negativo. Lo que sucede es que todavía hoy se considera que para un hombre el ser como una chica implica ser débil, frágil y se relaciona la “feminización” con elementos negativos. En el fondo, se trata de una cuestión de machismo, aunque tampoco hay que olvidar que a las chicas se les suele atacar definiéndolas despectivamente como “marimacho”, porque se considera que una mujer no puede adoptar características propias del hombre. Ambos casos responden a la necesidad de marcar la diferencia.

Se obliga a los niños a definirse en esquemas muy fijos de roles y actitudes.

Aún seguimos anclados en el rosa y en el azul, en este binarismo de género, y todo lo que se escapa de estas dos categorizaciones es señalado y es susceptible de ser objeto de mofa.

Se trata de un binarismo que no sólo exige determinarse en uno o en otro polo, sino que borra todos los posibles matices que pueden definir a la persona.

Todo lo que sale de estos esquemas es señalado y, como profesor que trabaja diariamente con niños, te puedo decir que este binarismo sigue estando muy presente. Basta ver un catálogo de juguetes: todavía hoy sigue habiendo la parte rosa y la parte azul, todavía hoy los niños son fotografiados jugando con coches y las niñas con muñecas. En una ocasión, para ponerte un ejemplo, mi sobrino deseaba una casita, pero como se trataba de un juguete catalogado como “para niñas”, entonces lo rechazó porque precisamente “era de niñas”. Este rechazo de mi sobrino es la prueba de que los niños, desde muy pequeños, perciben que se les impone unas diferencias y que si eres niño hay cosas que no puedes hacer porque son “cosas de niña”.

Estamos hablando de los niños, pero ¿no deberíamos poner el foco en los adultos? A fin de cuentas, el niño imita la conducta de los adultos.

Los niños actúan a partir de lo que ven, intentan moverse sin ser dañados y, por tanto, escapan de toda posible conducta que pueda ser criticada. Es fundamental que desde los adultos se deje de utilizar este binarismo y se amplíen las miradas; es necesario romper con la idea de que existen unos comportamientos ligados a los hombres y unos comportamientos ligados a las mujeres.

¿Crees que todavía hay muchos padres que temen que sus hijos no respondan a estos esquemas impuestos?

Las madres asumen y entienden con más facilidad que su hijo no responda a lo que se supone que es la norma; a los padres les cuesta más. Con lentitud, cada vez más los padres tienen menos reservas y dejan que sus hijos elijan sus propios juguetes, independientemente de si son niños o niñas. Pero es un proceso muy lento y muy dispar, porque depende muy mucho del ambiente social: yo he trabajado en colegios de curas y allí encuentras una mentalidad más tradicional y completamente distinta a la mentalidad que puedes encontrar entre los padres de un colegio público.

En relación a los padres, en el poemario describes cómo el niño se siente cohibido incluso en el ambiente familiar.

En la infancia yo me he sentido cohibido, a pesar de que mi familia no era particularmente tradicional. Lo que sucede es que tú como niño temes no ser querido igual si te comportas realmente como eres, temes no ser aceptado. Es muy difícil crecer con este sentimiento, creyendo que si eres verdaderamente tú mismo vas a ser rechazado. Y este temor no nace necesariamente dentro del ambiente familiar, al menos no en mi caso; el temor nace de la realidad que te rodea, de lo que ves en la sociedad: terminas pensando que si la sociedad rechaza determinadas conductas, tus padres indudablemente también las van a rechazar.

“Ellos creen que duermo / ellos no saben nada de mi cueva de feldespato / ellos no saben que bajo las sábanas se celebran grandes bailes / de carpa y candelabro”. Entre el niño y los padres hay un muro que separa dos vidas.

La orientación sexual es algo que surge, algo a lo que te enfrentas de golpe, de forma natural, sin que tú la decidas, y es algo que debes asumir y desarrollar: yo podía desarrollarla o a escondidas o dentro de mi imaginación. Todo lo que no podía hacer de cara al exterior lo hacía a través de la imaginación.

¿La imaginación fue el medio a través del cual comenzar a vivir y aceptar tu homosexualidad?

Sí, fue algo así. Cuando yo crecí no había apenas referentes de cultura homosexual, no había películas o series en las que se narraran relaciones homosexuales y, por tanto, la única opción era recurrir a la imaginación. Y para mí, sin duda, la imaginación fue crucial para inventarme un mundo que no existía para mí; escuchaba canciones y no hablaban de mí, veía películas y no hablaban de mí… Así que decidí imaginarme historias que sí hablaran de mí y de mi realidad. De pequeño las imaginaba y de adolescente empecé a escribirlas.

Óscar Espirita ha publicado este verano su primer poemario. El título no deja indiferente: ‘Niño marica’. A través de sus versos, Espirita narra la experiencia de un niño señalado con el dedo por desear cintas de gimnasia artística, por cruzar las piernas, por no jugar al fútbol. Lo que sigue es una interesante y valiente conversación con el autor en torno a lareivindicación de la pluma y la defensa de tantos niños cohibidos en su comportamiento para que no les llamen nenazas. No se trata de exigir aceptación, sino absoluta normalización y respeto.

Y el “niño marica” con los años se convierte en un “adolescente maricón”, un adolescente que descubre con entusiasmo y dolor la sexualidad, definida por Espirita como un regalo peligroso, un regalo que provoca tanto placer como profundo dolor y miedo. A través de su poemario, Óscar Espirita da la vuelta al término “marica”, lo vacía de su contenido despreciativo porque “nada hay de malo en ser homosexual”, porque en verdad “lo que envuelve la palabra marica es una realidad maravillosa”, es la realidad de quien ama a alguien de su propio sexo.

Siguiendo la tradición queer, Óscar Espirita da la vuelta al término, y en Niño Marica (ediciones Hidroavión) convierte el insulto en elogio y nos demuestra que lo verdaderamente insultante es aquel que mal utiliza las palabras para insultar y despreciar aquello que le resulta diferente.

En una entrevista en torno a tu poemario ‘Niño marica’ comentabas que a través de la escritura el término “marica” había dejado de ser un insulto para ti. Sin embargo, sigue siendo una palabra altamente despreciativa.

Para mí siempre ha sido una palabra difícil, una palabra que me ha provocado mucho dolor. Las primeras veces que escribía en el folio “niño marica” me resultaba una expresión fuerte y todavía hoy, habiendo ya terminado el poemario, me sigue resultando una expresión fuerte. Sin embargo, independientemente de esto, lo que yo he intentado hacer, retomando la tradición Queer, es coger el insulto y utilizarlo en mi favor, como algo positivo, para así desactivarlo. A fuerza de usar el término “marica” y de relacionarlo con elementos positivos, creo que sí es posible desactivarlo como término insultante.

¿Crees sinceramente que es posible que algún día el término “marica” se desactive y deje de ser percibido y utilizado como un insulto?

Es más fácil que esto pase dentro de ciertos movimientos culturales que de forma general: veo socialmente complicado que se extienda su uso positivo de forma amplia y generalizada, puesto que es todavía demasiado frecuente su uso como insulto. Yo trabajo como profesor y compruebo que es muy frecuente utilizar el término “marica” como agresión y creo que desgraciadamente se seguirá utilizando de esta manera. Sin embargo, sí creo que no se debe negar la posibilidad de desactivarlo en tanto que insulto, aunque no sea una desactivación completa.

No podemos obviar el hecho de que a través del lenguaje se expresa la homofobia, el racismo, el machismo… El lenguaje nunca es inocente.

Sí, esto es evidente, aunque creo que gestos como el mío pueden ayudar, al menos, a poner sobre la mesa esta cuestión. Los lectores entienden el uso y el motivo del uso de la palabra “marica” en el libro, entienden que se trata de describir una experiencia y sobre todo de asociar este término despectivo a cosas bonitas, se trata a fin de cuentas de utilizar el término con orgullo. Si te paras a pensar todo lo que envuelve la palabra “marica”, son todas cosas bonitas y cuesta pensar que alguien pueda ver como algo negativo el hecho de ser un niño marica: ¿qué tiene de malo jugar con muñecas, desear tener una cinta de gimnasia rítmica o cruzar las piernas? No tiene ningún sentido y no hay motivo algo de que todos estos deseos y preferencias sean motivo de mofa y de insulto. Hay que darse cuenta de que aunque muchos lo utilicen como insulto, todo aquello que envuelve la palabra “marica” es maravilloso.

“¿Ves cómo no fuimos tan distintos? / El agua hacía con nuestros cuerpos / lo mismo que nos hará el paso del tiempo”. Con estos versos pareces negar la diferencia que el niño homosexual vive.

Cuando eres niño y te llaman “marica” no se refieren tanto a una determinada orientación sexual cuanto a que tu comportamiento es distinto respecto al de los otros niños; subrayan que no te comportas como teóricamente se debería comportar un niño, sino que te comportas como una niña. Con estos versos lo que quería transmitir es la idea de que a pesar de las diferencias, los niños no dejan de ser niños: por mucho que yo me comporte de forma algo diferente, no dejo de ser un niño.

Los niños viven esta supuesta diferencia por cuestiones educacionales…

El problema es que la diferencia se señala, de ahí que muchos niños se reprimen y no se muestran tal cual son. Yo, de hecho, era un niño que me reprimía en mis comportamientos y la represión no es sino consecuencia del hecho de que te ponen la señal encima, te recriminan por tu actitud diferente. Existen recriminaciones explícitas, el “no te portes así” o el “no hagas esto”, pero existen, y son las más frecuentes, las recriminaciones sutiles, implícitas, aquellas que se realizan a través de una mirada o de los comentarios a la espalda. Son sutiles, pero son señalizaciones que, aunque seas un niño, entiendes y percibes.

En esta señalización se remarca siempre negativamente la actitud femenina del niño. ¿No crees que en este reproche, junto a la homofobia, hay un gran poso de machismo?

Sí, yo creo que es absolutamente así, pues ¿qué problema hay que me comporte como una chica? Se utiliza como un desprecio decir que un niño o un joven se comporta como una chica, como si el hecho de comportarse como una chica fuera algo negativo. Lo que sucede es que todavía hoy se considera que para un hombre el ser como una chica implica ser débil, frágil y se relaciona la “feminización” con elementos negativos. En el fondo, se trata de una cuestión de machismo, aunque tampoco hay que olvidar que a las chicas se les suele atacar definiéndolas despectivamente como “marimacho”, porque se considera que una mujer no puede adoptar características propias del hombre. Ambos casos responden a la necesidad de marcar la diferencia.

Se obliga a los niños a definirse en esquemas muy fijos de roles y actitudes.

Aún seguimos anclados en el rosa y en el azul, en este binarismo de género, y todo lo que se escapa de estas dos categorizaciones es señalado y es susceptible de ser objeto de mofa.

Se trata de un binarismo que no sólo exige determinarse en uno o en otro polo, sino que borra todos los posibles matices que pueden definir a la persona.

Todo lo que sale de estos esquemas es señalado y, como profesor que trabaja diariamente con niños, te puedo decir que este binarismo sigue estando muy presente. Basta ver un catálogo de juguetes: todavía hoy sigue habiendo la parte rosa y la parte azul, todavía hoy los niños son fotografiados jugando con coches y las niñas con muñecas. En una ocasión, para ponerte un ejemplo, mi sobrino deseaba una casita, pero como se trataba de un juguete catalogado como “para niñas”, entonces lo rechazó porque precisamente “era de niñas”. Este rechazo de mi sobrino es la prueba de que los niños, desde muy pequeños, perciben que se les impone unas diferencias y que si eres niño hay cosas que no puedes hacer porque son “cosas de niña”.

Estamos hablando de los niños, pero ¿no deberíamos poner el foco en los adultos? A fin de cuentas, el niño imita la conducta de los adultos.

Los niños actúan a partir de lo que ven, intentan moverse sin ser dañados y, por tanto, escapan de toda posible conducta que pueda ser criticada. Es fundamental que desde los adultos se deje de utilizar este binarismo y se amplíen las miradas; es necesario romper con la idea de que existen unos comportamientos ligados a los hombres y unos comportamientos ligados a las mujeres.

¿Crees que todavía hay muchos padres que temen que sus hijos no respondan a estos esquemas impuestos?

Las madres asumen y entienden con más facilidad que su hijo no responda a lo que se supone que es la norma; a los padres les cuesta más. Con lentitud, cada vez más los padres tienen menos reservas y dejan que sus hijos elijan sus propios juguetes, independientemente de si son niños o niñas. Pero es un proceso muy lento y muy dispar, porque depende muy mucho del ambiente social: yo he trabajado en colegios de curas y allí encuentras una mentalidad más tradicional y completamente distinta a la mentalidad que puedes encontrar entre los padres de un colegio público.

En relación a los padres, en el poemario describes cómo el niño se siente cohibido incluso en el ambiente familiar.

En la infancia yo me he sentido cohibido, a pesar de que mi familia no era particularmente tradicional. Lo que sucede es que tú como niño temes no ser querido igual si te comportas realmente como eres, temes no ser aceptado. Es muy difícil crecer con este sentimiento, creyendo que si eres verdaderamente tú mismo vas a ser rechazado. Y este temor no nace necesariamente dentro del ambiente familiar, al menos no en mi caso; el temor nace de la realidad que te rodea, de lo que ves en la sociedad: terminas pensando que si la sociedad rechaza determinadas conductas, tus padres indudablemente también las van a rechazar.

“Ellos creen que duermo / ellos no saben nada de mi cueva de feldespato / ellos no saben que bajo las sábanas se celebran grandes bailes / de carpa y candelabro”. Entre el niño y los padres hay un muro que separa dos vidas.

La orientación sexual es algo que surge, algo a lo que te enfrentas de golpe, de forma natural, sin que tú la decidas, y es algo que debes asumir y desarrollar: yo podía desarrollarla o a escondidas o dentro de mi imaginación. Todo lo que no podía hacer de cara al exterior lo hacía a través de la imaginación.

¿La imaginación fue el medio a través del cual comenzar a vivir y aceptar tu homosexualidad?

Sí, fue algo así. Cuando yo crecí no había apenas referentes de cultura homosexual, no había películas o series en las que se narraran relaciones homosexuales y, por tanto, la única opción era recurrir a la imaginación. Y para mí, sin duda, la imaginación fue crucial para inventarme un mundo que no existía para mí; escuchaba canciones y no hablaban de mí, veía películas y no hablaban de mí… Así que decidí imaginarme historias que sí hablaran de mí y de mi realidad. De pequeño las imaginaba y de adolescente empecé a escribirlas.

Óscar Espirita.

Óscar Espirita.

Por tanto, crees que la presencia pública de referentes hoy en día ayuda especialmente a los adolescentes homosexuales a aceptar su condición y vivirla con mayor libertad.

Estoy seguro de que la presencia pública de referentes debe ayudar muchísimo, ver modelos de conducta sana es esencial. Cuando yo era adolescente, dichos modelos de conducta sana eran casi inexistentes: la primera película que yo vi con un protagonista homosexual era Philadelphia, donde se narra la muerte de un hombre por sida. En literatura, lo que leía era a Jean Genet o a Cocteau, autores magníficos que, sin embargo, en sus narraciones te llevan a los extremos de la conducta humana. De ahí que para mí era fácil relacionar mi realidad con un mundo sórdido. Hoy, por el contrario, es posible acceder a una gran cantidad de material que transmite una visión sana de lo que es la homosexualidad.

E Internet, ¿qué papel ha jugado en el proceso de visibilización de nuevos referentes?

Ha sido muy importante la irrupción de Internet, puesto que consigue que las minorías se unan aun estando lejos o aisladas en pequeñas ciudades y consigue que, por ejemplo, alguien pueda ser un marginado en clase pero una estrella en Internet. Hay youtubersadolescentes que hacen gala de su pluma  a los que empecé a seguir al escribir el libro, que tienen millones de seguidores e incluso son apoyados públicamente por grandes estrellas como Lady Gaga; te pongo como ejemplo a Lohanthony, que tiene un millón y medio de seguidores. Este chico ha hecho de su diferencia, de su feminidad, una bandera, y me parece un ejemplo perfecto de lo que reivindica Niño marica. En parte se ha terminado aceptando al colectivo siempre y cuando consigan mimetizarse con la heteronormalidad, siempre que no llamen demasiado la atención; he escuchado un montón de veces cómo me decían: “A mí los homosexuales que son así como tú no me importan, pero con las locas no puedo”. La pluma es rechazada incluso dentro del colectivo homosexual, los perfiles de las páginas de contactos piden que no se tenga pluma. ¡Me encantaría que con Niño Marica la gente consiguiese reafirmarse  y aprendiese a valorar su diferencia!

Resulta, sin embargo, paradójico que la mayor presencia pública de referentes sea paralela a un auge de la homofobia entre los más jóvenes.

Lo que sucede es que en las aulas no se habla de la homosexualidad; yo no me canso de repetir que es imprescindible que en los libros de texto de los niños aparezcan representadas familias homosexuales con total normalidad; es necesario que a los niños se les lean cuentos y se les enseñen películas en los que haya personajes homosexuales porque, de lo contrario, la homosexualidad seguirá apareciendo como algo extraño, como algo de lo que no se debe hablar. Si no se cambia el modelo educativo de los más pequeños, poco se puede hacer en la adolescencia para combatir la homofobia: los adolescentes no homosexuales viven al margen de esta realidad, siguen sin acceder a materiales como películas o libros que hablen del tema y, si no la condenan, la viven desde la indiferencia.

Si antes decíamos que había que poner el foco en los adultos, ahora podríamos decir que hay que poner el foco en la educación de la comunidad heterosexual para que consuman dichos materiales a los que aludes.

Exacto, hay que poner el foco en los niños y sobre todo en los adultos heterosexuales. Yo nunca he tenido ningún problema cuando he dicho que soy homosexual, pero creo que todavía hoy para muchos heterosexuales la cultura homosexual es una cultura ajena y, por ello, se sigue preguntando a los niños si tienen novia y a las niñas si tienen novio; en ningún momento se piensa que puede haber otras opciones. Aquí es donde hay que atacar el problema para que se asuma como algo habitual el hecho de que hay otra forma de amarse y otras formas de relaciones.

Un amigo homosexual me comentaba que el término “aceptación” que utilizan muchos heterosexuales para referirse a la homosexualidad es la prueba evidente de la falta de normalización.

A mí el término “aceptación” me pone muy nervioso, porque yo no quiero que me acepten, yo no necesito la aceptación del otro, necesito el respeto. La aceptación implica un proceso de acogimiento, incluso de relajación frente a un determinado hecho, la aceptación implica siempre que hay un problema que debe ser asumido. Y en el tema de la homosexualidad no hay problema alguno.

El poemario, dividido en dos partes, pasa de ‘Niño Marica’ a ‘Adolescente Maricón’, en el que se describe no muy amable el descubrimiento de la sexualidad.

Cuando llegas a la adolescencia te das cuenta de que el apelativo “marica” que te ha acompañado desde la infancia tiene que ver con el hecho de que te gustan los chicos, algo que no está del todo bien visto por mucha gente. El adolescente se da cuenta de que está descubriendo algo maravilloso como es el deseo y la atracción sexual, pero a la vez percibe este descubrimiento como algo doloroso; yo, de hecho, en el poemario defino el deseo sexual como un regalo peligroso: es algo que seduce, pero que muerde. De adolescente observaba cómo cuando se veía un beso entre dos hombres en televisión, el comentario de algunos miembros de mi familia era “¡qué asco!”, y recuerdo especialmente una experiencia en el cine: fui a una sala con un par de amigas a verKrampack. La sala estaba llena de adolescentes y lo que viví allí fue horrible, porque, por un lado, me sentía identificado con la película e incluso sentía placer erótico por lo que estaba viendo, y, por otro lado, era testigo de cómo la sala empezaba a gritar “maricones” en contra de los protagonistas. Ante esto, lo que te surge es temor al rechazo, vives la sexualidad de forma muy problemática.

En cierta manera este temor lleva a preguntas del tipo de: ¿por qué me ha tocado a mí?, ¿por qué yo no soy como los demás?

Es terrible, sobre todo porque son preguntas que no tienen ni sentido y ni motivo de ser. ¿A quién le importa lo que a mí me gusta? Con el paso de los años, me ha dado rabia haberlo pasado tan mal durante esos años y, precisamente por esta rabia, he escrito el poemario: con Niño marica he querido hacer algo bonito de toda aquella experiencia, necesitaba desprenderme de todas aquellas cosas negativas que estaban ligadas a algo, la homosexualidad, que sin embargo es maravilloso.

“Era tan fácil cuando aún podíamos tocarnos”, escribes remarcando una vez más el dolor que supone el descubrimiento de la sexualidad.

En la adolescencia, abrazarte con un chico o tocarte significa otra cosa, ya no es tan inocente como en la infancia. La adolescencia es aquel momento en el que te das cuenta de que tu amigo, con el cual has jugado hasta ahora, ya no es sólo un amigo, porque hay algo en su mirada y algo en la tuya que hace que ni él ni tú seáis los mismos de antes.

Y respecto a la mirada, escribes: “Soy invisible a los ojos / de los hombres a los que amo”.

Creces con la sensación de que estás absolutamente solo y que eres el único homosexual; los chicos que te gustan forman parte de tu grupo de amigos y la mayoría son heterosexuales, así que la posibilidad de elegir es poca. Y esto se acrecienta en las pequeñas ciudades: te conviertes en invisible porque los demás chicos no te ven desde una perspectiva sexual, que es como tú sí que los ves a ellos.

No crees que, junto a la invisibilidad, por cuestiones de perspectiva sexual, se añade una invisibilidad motivada; todavía hoy hay lectores que, ante libros de temática LGTBI, se sienten incómodos. Todavía la cultura LGTBI no cala en la formación del heterosexual.

Para una persona homosexual es normal crecer y formarse con libros y películas que reflejan la realidad heterosexual y, sin embargo, parece ser que para enfrentarte a un libro de temática homosexual debes ser homosexual. Y no nos damos cuenta de que el lector se abstrae de la historia y se queda con los sentimientos y con la idea que sustenta la historia: cuando yo leo o veo películas que gravitan en torno de personajes heterosexuales me identifico y me emociono, porque voy más allá de la historia. Las historias son concretas, pero las emociones son universales, de ahí que la tendencia sexual de los personajes sea lo de menos. Sin embargo, sí es cierto que hay un rechazo frontal por parte del público heterosexual ante la ficción homosexual y, al final, lo que se consigue es que la literatura LGTBI se circunscriba a un gueto.

De hecho, ‘Niño Marica’ puede leerse también como la experiencia de un niño que sufre el aislamiento y una experiencia similar a la del ‘bulling’, que no tiene que ver únicamente con la homofobia, sino con el racismo o con el desprecio, por cuestiones físicas o estéticas, por el diferente.

Yo no he sufrido un verdadero bulling tal y como se lo define hoy en día. Mis compañeros de clase se metían conmigo, me llamaban “marica”, pero no era algo muy patente. He sufrido alguna agresión, pero fueron excepciones. De hecho, con el libro, más que debulling así entendido, quería hablar de la represión que un niño siente por el ambiente y la realidad que le rodea y por la conciencia de que lo que él tiene es algo malo. Yo, como te decía, disimulaba y me cohibía, pero veía chicos mucho más afeminados a los que se les pegaba porque resultaban mucho más visibles. Verlo resultaban violento porque te hacía temer todavía más, tenías miedo a ser descubierto y conseguía que te cohibieras aún más.

Pero no podemos pensar sólo que el ‘bulling’ se define por la violencia física: el insulto, el aislamiento, la mofa son también formas de violencia.

Sí, es verdad. Lo que sucede que el término bulling remite a la agresión física, pero sí es cierto que la violencia y la represión se ejercen de formas distintas.

De ahí, el miedo a reconocer pública y abiertamente la propia orientación sexual…

Sí, además, con Niño Marica quería plantear que definir a los niños desde muy pequeños por sus gustos y actitudes puede llevar a grandes errores. Ser niño marica no impide ser de mayor un adolescente y un adulto heterosexual; hay mucha gente que tiene pluma y es heterosexual y para ellos es un absoluto martirio que constantemente se esté dudando de su heterosexualidad. Pienso en casos como el de Mario Vaquerizo, porque debe de ser muy duro que constantemente se ponga en cuestión tu tendencia sexual por tu forma de comportarte o por tu amaneramiento.

En este sentido, son interesantes los ‘queer estudies’ al replantear categorías como la del género y la tendencia sexual.

Yo sigo bastante los queer studies, me interesan particularmente en tanto que desmontan la definición de hombre y mujer y sus supuestos comportamientos. Los queer studiesparten de la idea de que la identidad de género es una construcción social como también lo son los comportamientos sociales que adopta cada uno de los dos géneros. A mí me parece fascinante lo que se propone desde estos estudios, pero la sociedad está tan lejos de todo lo que ellos proponen que resulta muy difícil que estas teorías calen.

Yo no me imagino a la sociedad en tropel leyendo a Judith Butler.

No, desde luego que no.

Ojalá…

Ojalá algún día.

Juez en EE.UU. otorga protección a transexual mexicano que iba a ser deportado

Un mexicano transexual que reside ilegalmente en Estados Unidos logró que una jueza detuviera su deportación debido a que podría sufrir abuso físico y sexual si es enviado a su país de origen.

La juez argumentó que los abusos contra la comunidad transexual en México son sistemáticos y los casos de violencia no se han resuelto judicialmente.

La juez argumentó que los abusos contra la comunidad transexual en México son sistemáticos y los casos de violencia no se han resuelto judicialmente.

Una corte de apelaciones alegó que Edin Carey Avendaño Hernández está protegido por las convenciones internacionales contra la tortura.

“Las evidencias sobre las condiciones del país muestran que la policía usa como blanco a la comunidad transexual para extorsiones y favores sexuales y que México sufre una epidemia de crímenes violentos sin resolver contra personas transexuales”, aseguró en su fallo la jueza Jacqueline Nguyen, del panel de la Corte Federal de Apelaciones del Noveno Circuito, en San Francisco, California.

“Avendaño Hernández, quien toma hormonas femeninas y viste como una mujer, es por lo tanto un obvio blanco para abuso y acoso”, agrega.

Años de abusos

Avendaño Hernández asegura que fue blanco de abusos y violaciones por parte de policías y militares cuansdo vivió en Oaxaca, México.

Avendaño Hernández asegura que fue blanco de abusos y violaciones por parte de policías y militares cuansdo vivió en Oaxaca, México.

De acuerdo a la decisión, Avendaño Hernández nació en Oaxaca, México, creyendo que era mujer, por lo que sufrió años de abuso debido a su identidad, incluidos golpes, asalto sexual y violación.

Tales abusos -señala el documento de la corte- continuaron durante su edad adulta a manos de policías y militares antes de buscar refugio en Estados Unidos.

La decisión judicial se produce a pesar de que Avendaño Hernández fue condenado por manejar ebrio en dos ocasiones, lo que provocó su deportación en 2007.

Sin embargo, los abusos continuaron en México, por lo que regresó a EE.UU. en 2008.

Tres años después fue arrestado de nuevo y sujeto a deportación, que logró detener al someterse a la Convención de Naciones Unidas contra la Tortura.

La Corte Federal de Apelaciones del Noveno Circuito envió el caso de regreso a la Junta de Apelaciones de Inmigración con instrucciones de otorgar a Avendaño Hernández la solicitud de ayuda bajo la Convención Contra la Tortura.