Un iraní en la tierra prometida

El poeta Payam Feili

El poeta Payam Feili. SAL EMERGUI

Cuando este espigado novelista y poeta pasea por las calles de Tel Aviv, es inevitable fijarse en sus uñas pintadas de azul y su poderoso anillo turquesa. Sus maneras, sin embargo, no llaman la atención en unas de las ciudades más amigables con los homosexuales del mundo. El Maguen David (Estrella de David) que lleva tatuado en su cuello sólo provoca algunas miradas de curiosidad.

Pero Payam Feili, de 30 años, es distinto. Hostigado y perseguido en Irán por su ideas y su orientación sexual, este escritor gay ha pedido asilo político al mismísimo enemigo. Al país recordado en manifestaciones organizadas por el régimen islámico en Teherán con un eslogan convertido en un clásico: “¡Muerte a Israel!”.

“Estoy muy a gusto en Israel, donde se respira libertad. Es incluso mucho mejor de lo que me imaginaba. Me gustaría vivir aquí”, afirma el iraní a EL MUNDO, mezclando inglés y persa en una entrevista que arranca con su nacimiento en la localidad de Kermanshan, sigue con detenciones e interrogatorios en Irán, avanza con la censura de sus nueve obras y el miedo por su vida y finaliza con su huida a Turquía hace dos años antes de llegar a su sorprendente Tierra Prometida.

Feili espera que la solicitud de asilo sea aceptada por las autoridades israelíes que de momento han ampliado su visado hasta octubre. Sería la primera vez que un iraní no judío reside en el país declarado pequeño Satán por la revolución del imán Jomeini (1979).

Mientras saborea un café cerca de su casa en el sur de Tel Aviv, Feili denuncia el acoso que ha sufrido toda su vida por la homosexualidad declarada en sus formas y libros.

A los 19 años debutó con La plataforma del sol y en el año 2010 su novelaCreceré, daré frutos…, higos, publicada en Alemania, describió el amor entre dos soldados iraníes durante la guerra con Irak. Suficiente para ingresar en la lista negra.

“En Irán no aceptan que uno tenga y defienda su propia identidad, diferente a la que dicta el régimen. Ser homosexual es ilegal y está considerado como una enfermedad, lo que puede llevarte a la cárcel e incluso en determinadas circunstancias a la muerte. Mi abogado me dijo que nunca diga la palabra homosexual ante un tribunal. No quiero ni pensar en qué me puede pasar si vuelvo ahora», señala contando que debido a su nueva vida en Israel, “los medios me llaman trabajador sexual”.

¿Qué pasa si las autoridades iraníes se enteran que uno es homosexual? “Policía”, chapurrea la palabra en hebreo sonriendo. Una sonrisa que no lució en 2007 cuando su presidente Mahmud Ahmadineyad sentenció en la Universidad de Columbia de Nueva York que no existen los homosexuales en Irán. “Aquello no me hizo gracia porque me decía que yo no existía”.

La mirada de Feili se entristece cuando habla de su familia en Irán, con la que se comunica a través de Skype. “Desde pequeño yo supe que era gay y mi familia me apoyó desde el primer momento”, apunta con orgullo.

‘”Israel es mágico para vivir y escribir”

Tras 18 meses en Turquía, Israel le permitió a finales de año la entrada con motivo de la escenificación de una de sus obras. Se siente arropado por los homosexuales israelíes en Tel Aviv, su feudo y referente mundial para el colectivo LGBT.

Para los israelíes que desean conocer de primera mano la sociedad iraní más allá de los estereotipos perpetuados por los líderes, Feili es una oportunidad de oro. “Les digo que no todos en Irán odian a Israel, como quiere hacer ver la propaganda oficial. Teherán es como Tel Aviv, con vida cultural, nocturna, bares…aunque de forma clandestina y escondida”, señala el embajador del otro Irán.

No le importa que algunos le acusen de “servir a la propaganda pinkwashing de Israel”, un término que alude a la difusión de la tolerancia hacia los gays para desviar la atención de las políticas gubernamentales hacia los palestinos. “No he hablado con ningún dirigente israelí. Sólo digo que Israel es mágico para vivir y escribir”, insiste al tiempo que reconoce: «Me siento seguro en todo Israel, aunque en Jerusalén mucho menos». En el Desfile del Orgullo Gay de la ciudad santa de hace siete meses, la joven Shira Banki murió apuñalada por un ultraortodoxo judío.

Las recientes elecciones en Irán no varían su pesimismo. “Fue una obra de teatro del ayatolá Jamenei con candidatos seleccionados de antemano. Los opositores no podrán derrocar el régimen, ya que no tienen apoyo desde fuera”, pronostica con la misma resignación con la que acepta que no volverá a ver su familia en Irán.

¿Qué es más surrealista? ¿Pedir asilo en el enemigo o tatuarse la Estrella de David en Turquía? Tras aclarar que siempre profesó simpatías por el pueblo judío, bromea: “Es mi visa”.

Sin gays, alcohol o brujas: la nueva televisión online en China

Los nuevos guiones deberán abstenerse, so pena de ser prohibidos, de “exagerar el lado oscuro de la sociedad”

Sin gays, alcohol o brujas, la nueva televisión online en China

La semana pasada, millones de internautas chinos que seguían con devoción los avatares amorosos de los protagonistas gays de la serie ‘Adicction’ se llevaron una gran chasco al conectarse para ver uno de los últimos capítulos: las autoridades habían ordenado la completa retirada de su emisión.

Pese a que la abrupta cancelación generó un torrente de comentarios críticos con esta medida, los responsables de su censura no van a dar marcha atrás, y los productores de esta popular serie online china -que en su primera emisión sumó 10 millones de espectadores- anunciaron que los últimos tres episodios solo podrán ser visionados en YouToube, un canal prohibido en el país asiático.

Sin embargo, el ataque contra esta serie no es un caso aislado ni mucho menos, sino que se enmarca dentro del proceso de endurecimiento del control de las autoridades chinas sobre la floreciente industria de la televisión online, cuyos nuevos estándares en lo relativo a la censura se acaban de equiparar a los de las televisiones tradicionales.

Según el documento de ocho páginas redactado en diciembre pero colgado ahora en la página web de la Asociación de la Industria de Producción de Dramas Televisivos de China, los nuevos guiones deberán abstenerse, so pena de ser prohibidos, de “exagerar el lado oscuro de la sociedad” o de mostrar comportamientos o relaciones sexuales “anormales”, entre los que se citan las relaciones homosexuales, el incesto o los devaneos extramatrimoniales.

Además, enumera una amplia serie de temas tabúes, entre los que se encuentran aquellos que puedan dañar la imagen del estado, promuevan un estilo de vida extravagante, socaven la unidad nacional o apoyen supersticiones como la brujería.

Los jóvenes son mencionados de manera expresa en el texto y, con el fin de proteger su moralidad, se destierran de las nuevas producciones los romances entre adolescentes o aquellas imágenes en las que un menor fume o beba alcohol. Surte parecida corren los programas de crímenes que revelen estrategias de la policía, de manera que los delincuentes no puedan beneficiarse de esa información.

Sin gays, alcohol o brujas,la nueva televisión online en China2

Todas estas medidas suponen un desafío para populares plataformas de vídeo como iQiyi y Youku, que durante los últimos años se han beneficiado enormemente de la escasa regulación estatal que existía sobre los canales de televisión online. De acuerdo con un informe citado por el Beijing Times, estas plataformas produjeron el año pasado un total de 805 programas con un total de 12.000 episodios, una cifra que cuadriplica las 200 producciones creadas en 2013.

“Los programas de televisión no deberían mostrar sólo actores atractivos, sino que también tienen que enseñar valores”, declaró según el diario pequinés Li Jingsheng, jefe de la división de televisión de la dminitración de medios estatales, en una conferencia. “No deben ser sólo gratos a los ojos, sino también enriquecerdores para el corazón. No deben sólo entretener, sino también ser educativos”, añadió.

Este ajuste de tuercas a la televisió online está en línea con el más amplio padecido recientemente por el resto de industrias culturales del país. El motivo, como reza el texto en su introducción “profundizar en la aplicación del espíritu del discurso del secretario del Partido, Xi Jinping, en el Foro de Literatura y Arte” de 2014, un encuentro en el que el mandatario chino pidió a los artistas no ser “esclavos” del mercado y crear un arte al servicio del pueblo.

Desde que esas palabras fueron pronunciadas, han sido varias las decisiones adoptadas para cumplir con el espíritu demandado por Xi. Ejemplos de ello, la prohibición por parte de los censores estatales de la emisión de 120 canciones consideradas “dañinas”para la sociedad, o la suspensión de la emisión de una serie televisiva sobre la dinastía Tang en el que las protagonistas femeninas lucían generosos escotes.

Las críticas a estas nuevos parámetros no se han hecho esperar, sobre todo los de una juventud que prefiere ver los programas de televisión de internet antes que los canales de la televisón pública sobrecargados con propaganda. Uno de los colectivos más disgustados con ello es el LGTB, que lleva años luchando para que la sociedad china cambie su visión hacia ellos y tengan una mayor visibilidad y aceptación.

Para Chen Qiuyan, una activista que logró en los tribunales que el Ministerio de Justicia modificara la definición de la homosexualidad en los libros de texto, declaró a la CNN que estaba “absolutamente furiosa” con las nuevas reglas. “¿Quienes son ellos para identificar las relaciones homosexuales como anormales? No tienen sentido común”, subrayó.

Un poeta iraní exiliado por su identidad gay pide asilo en Israel

Payam Feili: “Nada cambia en Irán para los homosexuales pese a las elecciones”

El poeta y novelista iraní Payam Feili

El poeta y novelista iraní Payam Feili, de 30 años, se exilió de la República Islámica en 2014 tras haber sido acosado y detenido por mostrar abiertamente su identidad homosexual en sus obras. Después de permanecer año y medio en Turquía, logró a finales del año pasado un visado de tres meses para asistir al estreno de la versión teatral de una de sus novelas en Tel Aviv. Tanto el Estado judío como Irán, que rompieron relaciones en 1979 tras la caída del sah de Persia, prohíben a sus ciudadanos viajar a países considerados enemigos. Pero Feili ha obtenido ya una ampliación de su estancia en Israel hasta el próximo octubre mientras se tramita la solicitud de asilo que acaba de presentar.

“Las elecciones que se han celebrado ahora en Irán no van a cambiar nada, todo es puro teatro y el resultado está fijado de antemano por el régimen”, asegura el joven escritor exiliado. “Conservadores, moderados y reformistas son todos iguales, y para un gay las cosas no van a cambiar nada. Mientras todo siga igual no voy a volver allí”, explica Feili, cuya cuenta de correo electrónico fue manipulada en Irán mientras su blog quedaba bloqueado.

De delicadas maneras, las uñas pintadas de color violeta y con un vistoso anillo turquesa, el poeta iraní se alejó por unas horas del ambiente liberal de Tel Aviv, donde reside, para comparecer ante un grupo de periodistas extranjeros en Jerusalén. En la conservadora Ciudad Santa, un judío ultraortodoxo apuñaló a varias personas el pasado verano en la marcha del orgullo gay y causó la muerte de una adolescente.

Cuando el entonces presidente iraní Mahmud Ahmadineyad visitó en 2007 la Universidad de Columbia en Nueva York, afirmó que en su país no había gais. Lo cierto es que la práctica de la homosexualidad es ilegal en Irán y se castiga con penas de cárcel, aunque en la práctica resulta difícil probar las acusaciones según la ley islámica, que exige cuatro testigos. Al amparo de esta discriminación, Feili ha solicitado asilo en Israel, donde existe una activa comunidad gay —especialmente en Tel Aviv— que se manifiesta abiertamente en la sociedad civil y que cuenta con representantes en el Parlamento.

Hagai Kalai, abogado del escritor iraní, confía en que su cliente recibirá pronto la condición de asilado para que pueda establecerse en Israel. “El suyo es un caso muy poco habitual”, reconoce el letrado, “los homosexuales palestinos que quieren escapar del agobio que sufren en la conservadora Cisjordania tardan años en ver reconocidas sus peticiones para exiliarse en Tel Aviv”. En Israel hay 50.000 africanos procedentes de Eritrea, Sudán y otros países que sufren conflictos, pero solo unos pocos han recibido asilo.

“Conozco su situación, pero mi caso no es el mismo, tiene unas circunstancias particulares”, argumenta Feili, quien fue detenido en tres ocasiones entre 2010 y 2014 en Irán. Ha publicado nueve obras en farsi que giran en torno a la homosexualidad. Su última novela corta, Creceré, daré frutos… higos —representada en Tel Aviv en versión escénica—, trata sobre la relación amorosa entre dos soldados durante la sangrienta guerra entre Irán e Irak en la década de los ochenta. Su primera colección de poemas, La plataforma del Sol, fuecensurada en algunos de sus versos antes de que se le retirara el permiso de impresión para la tercera edición. Otras de sus obras pudieron ser editadas en Estados Unidos y Alemania. Luego tuvo que emprender el camino del exilio.

Un tatuaje con la estrella de David del tamaño de una moneda de un euro asoma sobre su cuello. “Desde muy joven me fascinó la cultura de Israel. Las películas internacionales sobre el Holocausto me interesaron, y luego leí la Torá [libro sagrado judío] desde un punto espiritual y cultural”, revela Feili, quien, en una evocación del culto Bahai surgido en Irán, asegura no tener predilección por ninguna religión.

Indonesia exige retirar los emoticonos gays de los servicios de mensajería

Varios de los emoticos de Whatsapp

http://www.elmundo.es/sociedad/2016/02/13/56bedd88ca4741f9108b45ab.html

En Indonesia, la polémica ha saltado esta semana después de que el Gobierno de esta nación asiática haya exigido a los operadores de mensajería instantánea que eliminen de sus servicios los emoticonos LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales), una petición que ha generado indignación y protestas por parte de ONGs y colectivos de derechos humanos.

Esta demanda tuvo lugar después de que las redes sociales del país registrara una virulenta campaña contra Line, una popular aplicación de mensajería instantánea que ha introducido stickers (unos emoticonos más elaborados) con temática homosexual en su tienda en línea. Entre esas imágenes, hay parejas de hombres o mujeres de la mano o dándose un abrazó así como banderas arco iris.

“Este tipo de contenidos no están autorizados en Indonesia en virtud de nuestros principios culturales y normas religiosas, y los operadores deben respetarlo”, declaró Ismail Cawidu, portavoz del ministerio de Comunicación e Información. A su parecer, estos emoticonos pro LGBT son especialmente preocupantes, ya que su contenido pueden atraer a los niños. “Estas cosas pueden considerarse como algo normal en algunos países occidentales, pero en Indonesia es prácticamente imposible” añadió.

En este sentido, su ministerio ha contactado con todas las compañías que proponen este tipo de contenidos, entre ellas WhatsApp, para solicitarles que retiren estas imágenes. En caso de que no lo hagan, el organismo dijo que se plantea el prohibirlas en su territorio.

Como respuesta a esta situación, la organización Human Rights Watch (HRW) instó este viernes al presidente de Indonesia, Joko Widodo, a que defienda los derechos del colectivo atacado. En una carta remitida al líder de la nación, denuncian la proliferación de comentarios despectivos por parte de altos cargos del Gobierno contra las personas LGBT, y recrimina la toma de medidas discriminatorias por parte de autoridades locales y educativas contra ellos en los últimos meses.

“El presidente Jokowi debería condenar urgentemente estos comentarios contra los LGBT antes de que este tipo de retórica abra la puerta a más abusos”, dijo en el escrito Graeme Reid, director de derechos de LGBT de HRW. “El presidente siempre ha defendido el pluralismo y la diversidad. Esta es su oportunidad de demostrar su compromiso“.

Sociedad conservadora

La homosexualidad no es ilegal en Indonesia, un país en el que el 88% de sus 250 millones de habitantes son musulmanes y profesa un Islam moderado. Aunque su sociedad es bastante conservadora, en general se muestra tolerante con aquellos que pertenecen al colectivo LGBT.

Sin embargo, el país ha sido testigo durante los últimos meses de diversos incidentes contra los miembros de las minorías sexuales. En enero de este año, el ministro de Educación Superior, Muhammad Nasir, dijo que se debería prohibir el acceso a los campus universitarios de los estudiantes abiertamente homosexuales, palabras que desataron las críticas de grupos de derechos humanos pero que fueron apoyadas por el Concilio Ulema de Indonesia, un influyente grupo clerical musulmán del país.

El escrito de HRW también recuerda el arresto de dos mujeres que se abrazaron en público en la región de Aceh, la única del país en donde rige la Ley Islámica, o la suspensión de un seminario en Yakarta por amenazas de un grupo islamista.

Por ahora, Line Indonesia ya anunciado la retirada de los emoticonos objeto de controversia de sus tiendas en línea y publicó un mensaje de disculpa.”Line lamenta los incidentes vinculados con algunos pictogramas que son considerados sensibles para bastante gente” aseguraba. Con 30 millones de usuarios, Indonesia representa el segundo mayor mercado del mundo para esta compañía, que cuenta con un total de 600 millones de clientes.

Cuando solo Buda entiende

La comunidad LGBT de Camboya, uno de los países más pobres del sudeste asiático, lucha por salir de su aislamiento y combate la discriminación reafirmándose a sí misma

John, transexual camboyano, convertida en Jessie J en su camerino de Phnom Penh.

John, transexual camboyano, convertida en Jessie J. en su camerino de Phnom Penh. Ignacio Marín

“Simplemente, un día la gente se dio cuenta de que existíamos”, concluye tras reflexionar unos instantes la menuda Leaphy Heng. Sentada en el suelo de la pequeña asociación proLGBT para la que trabaja, Leaphy ofrece té a los visitantes mientras explica con desenvoltura que ahora tiene un novio, pero antes fue una novia, y que puede afirmarlo con orgullo. Aun así, es consciente que su caso marca la excepción y no la regla. Leaphy, que empezó a colaborar con RocK (Rainbow Community Kampuchea)hace un par de años, sabe del largo camino que queda por recorrer en Camboya en la defensa de los derechos de personas de los gays, lesbianas, bisexuales y transexuales.

Aunque en textos del siglo XIII ya aparecen referencias a relaciones entre personas del mismo sexo en este país, la realidad de la comunidad gay sobre el terreno ha permanecido invisibilizada hasta hace relativamente pocos años, constata un amplio informe de 2014 de la agencia de la ONU para el Desarrollo (PNUD) y la organización estadounidense USAid.

A diferencia de lo que ocurre en sociedades de cultura cristiana o musulmana, donde la religión conlleva fuertes prejuicios sobre la homosexualidad, el budismo practicado mayoritariamente en Camboya y en otros países de la región no tiene ese componente homófobo, señala el mismo informe, pero la tolerancia que preconiza este credo no basta para acabar con los prejuicios sociales.

La tradición en el reino jemer señala un camino de sentido único: matrimonio e hijos, algo que difícilmente encaja con orientaciones sexuales distintas a la heterosexual. “La homosexualidad nunca ha sido un delito en nuestro país, pero la presión social es muy fuerte”, recuerda la portavoz de RocK. “En Camboya hay que casarse y tener hijos; si no, te conviertes en una deshonra para tu familia”.

A los 15 años, Pipi se dio cuenta de que su cuerpo y su mente no se correspondían. “Me sentía hombre y tenía cuerpo de mujer”, explica este joven de 21 años de gestos suaves y rostro aniñado. “Mi familia me rechazó cuando se lo conté: me quitaron el teléfono móvil, me impidieron ir a la escuela, los vecinos me insultaban… Aun hoy, mis padres y mi abuela siguen sin aceptarme”.

Cuando un joven gay camboyano decide dar el paso, a menudo debe enfrentarse a una dura estigmatización, tanto en casa como en el colegio. El sentimiento de discriminación es tan fuerte que según una reciente encuesta de la empresa TNS, casi un tercio de las personas del país que se reconocen como LGBT aseguran no haber salido del armario y una de cada cinco desearía ser heterosexual.

En busca de una identidad

Los jóvenes LGBT, especialmente las lesbianas y los transexuales masculinos, son con frecuencia obligados a contraer matrimonio con personas del sexo opuesto o son separados a la fuerza de sus parejas por padres, que en algunos casos recurren a las autoridades locales y acusan de secuestro a los compañeros sentimentales, sostiene el activista Sron Srurn, fundador de la asociación juvenil CamASEAN, que también habla de “curas milagrosas” que incluyen aislamiento, golpes y quemaduras.

“En nuestra cultura, los roles de género están muy delimitados y el conflicto viene si existe ambigüedad, si no te comportas como un hombre o una mujer en sentido estricto”, explica la portavoz de RocK. “Por eso muchas lesbianas optan por solucionar el problema convirtiéndose en hombres”.

Kim Maurice, expatriada canadiense fundadora de una red mujeres gays en Phnom Penh, apunta: “En Camboya las lesbianas tomboy (literalmente, marimacho, aunque en el mundo gay no es un término peyorativo) adoptan frecuentemente un nombre masculino, se consideran a sí mismas hombres, y se comportan como tales”, explica.

Es el caso de Sokhan, que trabaja en control de calidad en una fábrica textil a las afueras de Phnom Penh. El año pasado completó su metamorfosis y no se arrepiente. “Cuando iba vestido como una mujer, todo era más difícil”, explica. Ahora puede mostrarse de forma más abierta con su pareja, de la que muestra orgullosa decenas de fotos.

Huir de casa

Pero el peso de la tradición coexiste con motivos puramente económicos: en un contexto de extrema pobreza, en los hogares se espera que todos los hijos aporten a la economía familiar y la salida del armario es vista como un gesto de irresponsabilidad.

El PNUD señala en su informe que muchos hombres gais aceptan casarse con mujeres para no romper lazos con sus seres queridos mientras siguen manteniendo sexo esporádico con otros hombres. La sociedad camboyana tolera estas conductas si se producen de forma discreta y no afectan a la estructura familiar tradicional.

Para quienes deciden ser consecuentes, escapar de su hogar se convierte muchas veces en la única salida. Cientos huyen de casa cada año, algunos con no más de diez años de edad, según un estudio del Centro Camboyano para los Derechos Humanos (CCHR). Cuando llegan a ciudades como Phnom Penh se convierten en víctimas del alcoholismo, la drogadicción, y en presa fácil de las redes de prostitución o el abuso infantil, apunta el mismo documento.

En la puerta del Blue Chilli Bar, uno de los locales gais más conocidos de Phnom Penh, un pequeño cartel iluminado por luces de neón anuncia que esta noche habrá show de drag queens. Son las diez de la noche de un viernes y en el interior deambula una mezcla de jóvenes camboyanos, solos o con amigos, hombres blancos maduros, y alguna turista europea que ha venido a ver el espectáculo. Los camareros, todos jóvenes y atractivos, coquetean entre sonrisas con la clientela y sirven cócteles al ritmo de música comercial que suena a volumen discreto.

En el camerino, una minúscula sala donde se amontonan pelucas, boas de plumas y vestidos de cuero y lentejuelas, el calor es asfixiante. El viejo ventilador, que parece a punto de expirar, no ayuda demasiado. John, de 23 años, se maquilla con esmero frente al espejo antes de salir al escenario transformado en Jessie J. Mientras aplica con cuidado sucesivas capas de rímel en unas pestañas interminables, este estudiante de Marketing explica que se marchó de casa pronto para no “convertirse en una carga” para sus padres. El travestismo y el show vinieron como algo natural: “Me encanta bailar y descubrí que se me daba muy bien”, remarca.

El resto de divas (Rihanna, Leona Lewis…), terminan de prepararse entre comentarios afilados como dardos y bromas sexuales. Todos dicen tener cumplidos los 18, aunque en algunos casos queda la duda. Se saben afortunados, porque a pocas manzanas de distancia, en los alrededores de la Universidad Nacional y el templo de Phnom Wat, otros chicos de su edad alquilan su cuerpo por horas y se exponen continuamente a la violencia de la calle.

En los últimos cinco años, numerosos locales para público homosexual han abierto en la capital camboyana y en otras grandes ciudades del país, como Siem Riep y Battambang. Camboya se está convirtiendo en un incipiente destino turístico gay y el Gobierno, consciente de los ingresos que genera este tipo de público, trata de reforzar la idea de aperturismo.

El Blue Chilli, inaugurado hace justo una década a pocos metros del palacio presidencial, fue pionero en acortar el apelativo “gay friendly” y dejarlo en gay a secas, explica orgulloso el propietario del local, Sokha Kem, de 36 años. “En los últimos diez años, la situación de la comunidad LGBT ha mejorado mucho en este país”, asegura el empresario, bisexual y activista pro derechos gais, quien cree que las autoridades y la sociedad son cada vez más tolerantes.

Avances políticos

Lo cierto es que sí ha habido progresos, al menos en el plano político. En 2004, el veneradísimo rey Sihanouk (fallecido en 2012) se pronunció por primera vez a favor del matrimonio gay en Camboya. Recientemente, el Gobierno ha puesto en marcha a través del ministerio de la Mujer varias iniciativas legislativas para promover la igualdad de género y el empoderamiento femenino, y el año pasado lanzó un documento sobre violaciones de derechos en grupos vulnerables, centrado precisamente en la discriminación que sufren lesbianas y mujeres bisexuales, a las que el ministerio de Género ha incluido en su Plan Nacional de prevención de la violencia contra la mujer. Para las asociaciones pro derechos LGBT camboyanas, estas iniciativas marcan hitos en la defensa de los derechos gais.

Organizaciones como RocK, creada en 2009, o CamASEAN suponen un fuerte respaldo para los jóvenes que decide salir del armario. La primera asociación da apoyo e información, organiza talleres y trata de crear una estructura a nivel nacional con misiones en las zonas rurales para sacar a las personas LGBT de su aislamiento.

Las autoridades camboyanas están moviendo ficha y convirtiéndose en un “gran apoyo”, admite Srorn Srun, de CamASEAN. Muestra de ello son las ya mencionadas iniciativas del ministerio de la Mujer, y otras “como las del ministerio de Educación, Juventud y Deporte, que ha iniciado un programa de formación a profesores sobre orientación sexual e identidad de género para evitar el acoso escolar”, ejemplifica.

La existencia de la comunidad LGBT en Camboya va haciéndose más presente: los medios angloparlantes camboyanos abordan asiduamente temas relacionados con la comunidad gay y este año nació la primera revista queer, Q Cambodia.

El colectivo ha encontrado un aliado inesperado entre los monjes budistas. “El budismo no conlleva los prejuicios de las religiones de Occidente, en ese sentido es mucho más tolerante”, explica Leaphy. “Buda consideraba que la gente tiene derecho a amar a quien sea, que la gente tiene derecho a ser amada, sin importar su género o su orientación sexual”, asegura. En el día del Orgullo Gay, que cada año crece en afluencia en Phnom Penh, los religiosos bendicen a personas homosexuales para mostrar su adhesión a la causa, otro espaldarazo en un país en el que el más del 95% de la población practica el budismo.

Pero ¿qué es lo que impide entonces un avance real en la aceptación de la homosexualidad en Camboya? Paradójicamente, “las instituciones avanzan más deprisa que la sociedad y las mayores reticencias, al igual que en otros países de la región como Vietnam, Tailandia o Laos, vienen de la propia familia”, lamenta Srun, cuya asociación trata de involucrar al entorno familiar en la aceptación de la orientación sexual de sus hijos y también al resto de la sociedad camboyana.

Aunque no es tan optimista como sus compañeros sobre la actitud de las autoridades y cree que la comunidad LGBT “no es una prioridad para el Gobierno”, Leaphy quiere acabar con un pensamiento positivo: “Si aceptamos lo que somos, si Buda nos entiende… un día la sociedad lo hará también”.

Gays en Irán: cirugía o muerte

Veda, a la dcha, con hiyab y gafas de sol para no ser reconocida, junto a su amigo Samin, en lista de espera para la cirugía de reasignación de sexo.

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Se sienta delicadamente, cruza las piernas y apoya las dos manos sobre una rodilla. Su mirada es escurridiza. Su voz, casi inaudible, parece haber quedado atrapada en algún punto de la garganta, por miedo a salir y ser descubierta. Se llama Veda. Antes, Ali.

Tiene la barbilla afilada, una nuez prominente y los labios pintados. Su mayor miedo es que su hermano le mate una noche mientras duerme. “Es duro para mi familia tener un hijo con apariencia de chica”, se excusa. Veda empezó a maquillarse y a pintarse las uñas siendo todavía un niño. Cuando alcanzó la adolescencia y sus maneras afeminadas se acentuaron, su familia empezó a humillarlo y a maltratarlo violentamente. “Me gustaría ir por la calle vestido de chica, pero temo que me insulten. Una vez la policía me arrestó por escándalo público por ir vestido con ropa ajustada. En comisaría los agentes me propusieron sexo. Lloré tanto que al final me dejaron marchar”.

Rechazo social

Su caso no es aislado. En el Irán de los ayatolás, ser homosexual o travestido es un crimen. Las familias les rechazan, la sociedad les repudia y la justicia les condena. “Yo no soy homosexual, soy transexual, quiero cambiarme el sexo, no me gusta mi cuerpo, siento vergüenza al desnudarme ante un hombre porque me siento mujer”, se defiende, insistente.

Y la diferencia en la República Islámica no es menor. Mientras que la homosexualidad es delito y la sodomía está penada con la muerte, a los transexuales se les considera seres defectuosos al nacer que deben recibir tratamiento para corregir su perturbación. Ello, por el edicto religioso que, en 1980, emitió el ayatolá Jomeini legalizando las operaciones de cambio de sexo. Una excepción en el mundo islámico.

Pero lo que puede parecer un derecho avanzado en el ultraconservador Irán es, en realidad, la salida desesperada a la que se ven empujados muchos hombres y mujeres gays o con conflictos de identidad sexual que no pueden soportar la presión social y acoso policial a los que son sometidos continuamente.

La única pareja que ha tenido Veda a sus 18 años, un hombre, le dijo que sólo si se operaba se casaría con él. “Siempre he tenido la esperanza de que alguien me acepte tal como soy, pero en este país para la gente como yo sólo hay dos opciones: cirugía o muerte. Pienso muchas veces en suicidarme porque sé que nadie me querrá jamás con mi aspecto actual”.

Junto a Veda, Samin escucha taciturno el relato de su amigo, que bien podría ser el suyo propio. Ha empezado un tratamiento hormonal para aumentar el tamaño de sus senos y desde hace meses está en lista de espera para cambiarse el sexo. La determinación de operarse, igual que en el caso de Veda, emana de la convicción de estar en el lugar equivocado con el cuerpo equivocado. “Los homosexuales también tienen derecho a la vida. Tengo amigos gays. Ellos no lo han elegido. Son seres humanos y merecen respeto. En mi caso, estoy seguro de que quiero operarme porque vivir en este cuerpo es una tortura”.

Cirugía con la aprobación de la familia

Un día la policía le detuvo en la calle. Iba vestido con ropa de mujer, maquillado, con el pelo largo. “Me metieron en una furgoneta y me dijeron que dónde iba así vestido. ¡Esto es Irán, no estamos en Europa!, me gritaron. Lloré mucho. Me defendí explicando que era transexual y me dijeron que no sabían qué era eso. Acto seguido empezaron a raparme el pelo. En aquel momento sentí que mi vida había terminado”.

Desde su clínica en el acomodado barrio de Mirdamad, al norte de Teherán, el doctor Bahram Mir Jalali, de 75 años, atiende cada martes y jueves a jóvenes llegados de todo Irán decididos a operarse. Formado en París, este veterano cirujano ha realizado más de 2.000 operaciones de cambio de sexo en 20 años. Todos sus pacientes deben visitar a un sexólogo y a un psicólogo que certifiquen su perturbación. Las familias también tienen que dar su aprobación y, finalmente, un juez, que suele ser un mulá, por ser experto en jurisprudencia islámica, debe certificar la indicación de reasignar a ese paciente un nuevo sexo que corrija su “desviación”.

La consulta de Mir Jalali recibe también pacientes del extranjero llegados de EEUU, este de Europa y países árabes. Su reputación es conocida fuera de las fronteras persas. “En Irán, los homosexuales son ilegales de acuerdo con la ley islámica que rige el país. Esto no debería ser así, porque muchos gays buscan en la cirugía una solución a su falta de derechos. Además, hay mucha confusión en la sociedad sobre la diferencia entre homosexualidad y transexualidad. En la Universidad de Medicina no podemos hablar abiertamente sobre sexualidad. Muchos profesores hemos pedido a las autoridades políticas que los medios informativos aclaren la diferencia entre los dos conceptos, pero no es posible, la homosexualidad es tabú”, explica Mir Jalali a EL MUNDO.

Confusión entre gays y transexuales

¿Cómo distingue entonces a los pacientes gays de los verdaderos transexuales? “Cuando un joven viene a la consulta le explico que la operación es muy peligrosa, de alto riesgo. Que después de operarse su vida no será fácil. Le asusto. El verdadero transexual se queda. Los gays salen corriendo”.

Pero la explicación del doctor no es exacta. Existe un 30% de casos de suicidio entre los pacientes operados. Una de las principales causas es que, tras la intervención, el rechazo social es aun mayor y las secuelas psicológicas, enormes. Rostros masculinos con velo islámico, maquillados en exceso y con un sexo nuevo construido en la mesa de operaciones no proporcionan la mejor de las apariencias para ser aceptado en la sociedad iraní.

A todo ello, la enorme preocupación por el qué dirán aumenta el calvario de las familias, que se ceban con sus vástagos que caminan sobre tacones con andares resueltos y ahogan el llanto en la cama, donde pasan semanas enteras sin nada que hacer. Tras la operación, muchos de estos jóvenes huyen de casa y terminan viviendo en pisos compartidos con otros transexuales, prostituyéndose como única vía de ingresos.

Sadaf yace tumbada en su pequeño catre en una habitación lúgubre, protegida de las miradas ajenas detrás de tupidas cortinas azules. El aire es espeso aquí dentro. Apenas puede moverse. Hace tan sólo 10 días que el doctor Jalali le ha reconstruido un sexo femenino. Recuerda que cuando tenía seis años descubrió que tenía una tendencia sexual diferente. “Cuando iba a la piscina me fijaba sólo en hombres, no en mujeres”. Le pregunto si eso es suficiente para considerarse transexual, dado que quizá es gay. Me responde que si fuera gay iría con muchos hombres, pero ella “no es de esos”. Cuenta que tuvo una pareja estable con quien convivió durante siete años, pero empezó a pegarle y se separó. “Pero, a ver, ¿qué es ser gay?”, suelta de súbito. Tras escuchar la explicación, responde rotundamente que no: “En la cama yo quiero ser dócil”, pues eso significa, dice, “ser mujer”. Además, remacha, “odio a los gays. Es asqueroso”.

Su homofobia pone de manifiesto la necesidad de distanciarse de lo que ni la ley ni la sociedad toleran. Sadaf procede de una familia pobre, tradicional y religiosa del interior de Irán. Cuando les visita, se despoja de sus rizos artificiales, del kilo de maquillaje y del hijab.

Pero en Teherán, Sadaf es mujer. Tuvo que serlo, porque de otro modo, malvivía en los márgenes de la ilegalidad. Ahora malvive igual, pero legalmente.

Llego a esta conclusión después de mucho preguntar por la verdadera razón que la ha llevado a estar postrada en la cama, con necesidad de fármacos que no tiene. “Hoy he ido a los servicios sociales a buscar medicamentos pero me han dicho que no hay presupuesto, que vuelva en un mes”. No puede acceder al tratamiento médico que precisa, pero tiene algo mucho mejor: el certificado del gobierno que acredita su nuevo género. Lo saca del bolso y lo muestra orgullosa. “Durante toda mi vida me han acosado por la calle, me ha detenido y en la cárcel me han violado. Me han insultado y rechazado. Pero ahora tengo un documento que dice que soy mujer”.

Antes de la operación, Sadaf acudió a la autoridad municipal para solicitar un documento que le permitiera temporalmente vestirse como mujer. Es un trámite burocrático necesario para aquellos hombres y mujeres que desean comportarse en público como lo suele hacer el género opuesto. Durante la sesión, la secretaria judicial que firmó el permiso la echó de la sala tras preguntarle qué tipo de persona era, hombre o mujer. Desde ese día, Sadaf reza para que la funcionaria tenga un hijo como ella.

“No sabes lo que es vivir así. Sintiendo que nadie te acepta. Estoy presa en mi casa, en la calle todo el mundo me insulta. Sólo salgo a medianoche para trabajar”. De pronto, estalla a llorar. Reza la abraza. Como ella, a él también le gusta vestirse de mujer y maquillarse. Pero él tiene claro que no se operará, porque no quiere renunciar al placer sexual que siente cuando está con otros hombres. Y es quetras la operación, Sadaf ha perdido la capacidad para disfrutar del sexo. “El doctor me lo advirtió, pero me da igual. Si mi pareja me acepta, ya estoy contenta”.

La falta de placer sexual tras el posoperatorio sume a muchos hombres intervenidos quirúrgicamente en profundas depresiones. El doctor Jalili reconoce que es la causa de muchos suicidios e insiste en que el mayor problema que existe en Irán es que «mientras que fuera de este país se puede hablar libremente de estos temas, aquí está prohibido».

Las páginas de Internet sobre sexualidad están censuradas. Por eso no resulta extraño que muchos de los jóvenes que quieren operarse no sean capaces de explicar con precisión la diferencia entre homosexualidad y transexualidad.

¿Te operarías si vivieras fuera de Irán? “No, claro que no. Pero aquí resulta necesario porque de otro modo no tenemos derecho a la vida”, responde Veda.

Los homosexuales chinos buscan el amparo de la ley para su lucha

Aunque la aceptación de los LGBT en China es cada vez mayor, aún existen prejuicios

Activistas homosexuales chinos, en un maratón en noviembre

Activistas homosexuales chinos, en un maratón en noviembre. / XU KANGPING (EFE)

Aunque la aceptación de los LGBT (lesbianas, gais, bisexuales y transexuales) en la sociedad china es cada vez mayor y ha logrado progresos notables en la última década, aún se ve lastrada por una nube de desconocimiento y de prejuicios, especialmente dentro de las propias familias. Todavía existen en China clínicas que usan el electrochoque para “curar” la homosexualidad o libros que definen la atracción por el mismo sexo como una “desviación”. Para luchar por sus derechos, los activistas han empezado a recurrir a los procesos judiciales.

La discriminación está, por ley, prohibida en China. Y la homosexualidad dejó de estar vetada en 1997, cuando dejó de estar penada como “gamberrismo”. En 2001, se eliminó oficialmente del registro de enfermedades mentales. No existen grupos de activistas contra los homosexuales, como pueda ocurrir en EE UU. Entre los jóvenes que viven en las ciudades, “más del 80% dice aceptar a los LGBT”, puntualiza Xin Ying, directora de la ONG Beijing LGBT Center. Pero aún es un tema tabú, del que no se habla en público y que cuesta aceptar a las familias.

L

a mentalidad confuciana considera una maldición la falta de descendencia. Numerosas familias coaccionan a sus hijos homosexuales para que se casen y tengan descendencia. Muchos acaban cediendo a la presión y casándose con personas que desconocen la verdadera orientación sexual de su cónyuge. Otros optan por matrimonios de conveniencia entre gay y lesbiana.

El Segundo informe sobre la comunidad LGBT del grupo WorkforLGBT, divulgado este mes y que sondeó a casi 19.000 personas, destaca que apenas el 6% de lesbianas han salido del armario. Entre los hombres, el porcentaje es del 3%. Para el 77% de gais y el 80% de lesbianas, la presión familiar es su principal preocupación.

“Mi familia no lo supo hasta hace dos años. Cuando se enteraron, les afectó mucho y no lo podían aceptar, pues nunca habían oído hablar sobre la homosexualidad. Desde entonces la situación no ha mejorado mucho”, explica Peng Yanzi, de 32 años.

Para complacer a sus padres, Peng decidió en 2014 acudir a una de las muchas clínicas que se anuncian por Internet como “correctoras”. La “terapia de aversión”, con un coste de 4.500 euros, incluía el uso de electrochoque para “provocar una reacción de horror”. “Calculé que recibiría cerca de un centenar. Después de 100 descargas eléctricas, uno no se convierte en heterosexual, sino en un neurópata”, considera.

Decidió entonces llevar a la clínica a juicio por estafa y publicidad fraudulenta. En diciembre pasado, los jueces le dieron la razón y obligaron a la clínica a devolverle el importe que había adelantado, en un caso que los activistas consideran un hito.

“Las organizaciones pro derechos LGBT han comenzado recientemente a entender que las demandas judiciales y los cambios en la política son muy importantes [para luchar contra la discriminación]. Muchas han empezado a recabar datos para demostrar esta discriminación y convencer a los abogados y al Gobierno”, explica Xin Ying.

Resultados limitados

Este año los tribunales han visto otros dos casos sobre derechos de los gais. La estudiante Chen Qiuyan conseguía esta semana llevar ante un tribunal al Ministerio de Educación tras descubrir que los libros de su Universidad siguen calificando la homosexualidad como un “desorden” patológico. Y el director Fan Popo ha presentado una demanda contra la súbita censura en Internet de su películaMama Rainbow, sobre las relaciones entre madres y sus hijos homosexuales.

“Quiero que me expliquen las razones para bloquearlo”, declara Fan, a la espera de que el tribunal emita sentencia en un par de semanas. “Me dicen que mi vídeo es perjudicial para la sociedad. Pero se muestra todo este amor de estas madres ¿Qué daño puede hacer a la sociedad el amor maternal?”

De momento, los resultados de estas iniciativas aún parecen limitados. Las clínicas “correctoras” siguen existiendo y al menos un 10% de los psiquiatras, según el informe de WorkForLGBT, aún cree necesario el uso de terapia. En el caso de la estudiante Chen, el Ministerio de Educación rechazó cualquier responsabilidad sobre el contenido de los libros de texto. Pasos más avanzados, como el matrimonio entre personas del mismo sexo, parecen aún una posibilidad muy distante.

Pero poco a poco se van logrando más avances. Fan Popo recuerda que la asociación PFLAG (Padres, Familias y Amigos de Lesbianas y Gais) de China comenzó su primera reunión con solo cuatro familias. Hoy son más de mil. Y aunque Mama Rainbow se haya suprimido sin explicaciones, la censura sí ha cedido en otro caso. La coproducción francochina Seek McCartney, del director Wang Chao, cuyos personajes centrales son abiertamente gais, recibió en septiembre el visto bueno de las autoridades para su exhibición en cines.

Las grandes empresas hacen campaña

La estrategia de activistas como el Beijing LGBT Center incluye también reclutar para su causa a las empresas. Hasta el momento han encontrado receptividad entre grandes multinacionales y empresas del mundo de la comunicación o de la tecnología.

El gigante del comercio electrónico Alibaba se apuntó un tanto publicitario al enviar este año a 10 parejas gais a que pudieran casarse en EE UU. Eso sí, en las empresas más pequeñas “la situación es más complicada”, reconoce la activista Echo. Un 31% de LGBT cree que trabaja en una empresa “muy poco amistosa” hacia su comunidad.

El Gobierno chino responde por la demanda contra unos libros que “demonizan” a los homosexuales

Hasta 2001, los homosexuales en China estaban considerados enfermos mentales por ley

La estudiante universitaria lesbiana china Chen Qiuyan (d), también conocida como Qiu Bai, sus partidarios de la comunidad LGBT

La estudiante universitaria lesbiana china Chen Qiuyan (d), también conocida como Qiu Bai, sus partidarios de la comunidad LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales), activistas de derechos, sostienen una pancarta que dice ‘El material de educación debe estar correcto, los homosexuales deben ser vistos’ (EFE)

PEKÍN.  El Ministerio de Educación chino acudió hoy ante la justicia por la demanda presentada por una universitaria contra varios libros del sistema educativo que, en su opinión, “demonizan” a los homosexuales y las lesbianas al considerar que los gais sufren un trastorno mental.

“La acusación no es el fin, el objetivo es resolver el problema, que el Ministerio de Educación haga algo para borrar los contenidos que demonizan a los homosexuales”, dijo a Efe Qiu Bai, el pseudónimo escogido por la joven lesbiana de 21 años que interpuso la demanda.

Representantes de distintos grupos y asociaciones a las puertas del Tribunal Intermedio de Pekín donde se celebró la vista dijeron que se trata de un caso “histórico” para el colectivo chino de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales (LGBT), que sufre una gran discriminación en el país.

Qiu decidió demandar al Ministerio después de buscar información sobre lo que le estaba pasando al percatarse de que se sentía atraída por una amiga de clase.

Tras leer libros de su universidad sobre psicología y medicina en los que se aseguraba que la homosexualidad es “un desorden mental” y decidió acudir al psicólogo y con el tiempo se dio cuenta de que no estaba enferma.

“Me enfadé mucho”, recordó hoy a Efe la universitaria poco antes de entrar al tribunal.

En la vista, el juez pidió a ambas partes que explicaran su posición antes de continuar con el proceso, según Qiu, que se mostró esperanzada en conseguir un cambio aunque también expresó su decepción porque los representantes ministeriales no detallaron sobre quién “recae la responsabilidad” de los libros utilizados en el educativo.

Hasta 2001, los homosexuales en China estaban considerados enfermos mentales por ley y, aunque se han dado pasos desde entonces, el amor entre parejas del mismo sexo sigue estando estigmatizado.

Juicio contra los libros de texto homófobos en China

Una estudiante lesbiana demanda al Ministerio de Educación tras encontrar libros universitarios que describen la homosexualidad como una “patología”

La mujer que ha llevado el caso de la discriminación homosexual a los tribunales en China

La mujer que ha llevado el caso de la discriminación homosexual a los tribunales en China. / GREG BAKER (AFP)

El juicio que ha comenzado este martes en el Tribunal Intermedio Número 1 de Pekín representa, ya de por sí, una victoria para la comunidad homosexual china. Los jueces de esta corte tendrán que decidir sobre la demanda que ha interpuesto una estudiante lesbiana de 21 años, identificada como Qiu Bai, contra el Ministerio de Educación. Los libros de psicología y psiquiatría que ha encontrado en su universidad califican la homosexualidad como una “desviación”, algo que, según alega, contradice las leyes chinas.

Hace dos años, Qiu, que entonces se sentía confusa sobre su identidad sexual y que dudaba de la información que podía recibir a través de internet, acudió a la biblioteca de su universidad, la Sun Yat-Sen en Cantón (sureste de China) en busca de información con base científica sobre la homosexualidad. Lo que leyó le dejó horrorizada.

Los libros de texto que encontró definían la homosexualidad como una “patología” o un “desorden” similar a la pedofilia o la zoofilia. Algunos aseguraban que podía curarse a través de tratamientos adecuados, como terapia de choque.

Traumatizada, pidió ayuda a una psicóloga. Con el tiempo, comprendió que no se trataba de una enfermedad. Decidió inicialmente protestar ante las autoridades locales y la comisión estatal encargada de la publicación de libros, pero no obtuvo respuesta. En agosto, presentó su demanda ante el tribunal, que aceptó ver el caso.

En la vista, el juez pidió a ambas partes que explicaran sus posiciones, y ahora deberá determinar si sigue adelante con el caso o no.

Homosexualidad como “desviación”

La ley china incluía la homosexualidad entre las enfermedades mentales hasta 2001, año en que abolió esta descripción. De 90 libros publicados después de ese año y que mencionaban la homosexualidad, examinados por una ONG cantonesa que asesoró a Qiu Bai , aproximadamente el 40% la describían como una “desviación”. El 50 de esos contenidos consideraban necesario que la persona homosexual cambiara su orientación.

“Necesitamos aún muchas Qiu Bai”, afirma la organización LGBT Center en un comunicado. “Tú puedes intentar convencer a tus padres y tus familiares de que no tienes ninguna enfermedad, pero ellos van y encuentran estos libros de texto. ¿De quién se van a fiar más, de ti o del Ministerio de Educación?”, se lamentan.

Por su parte, el abogado de la estudiante ha afirmado, según el comunicado, que el juicio comenzado hoy “es como una locomotora que impulsa la concienciación social y promueve los cambios. Es un camino largo. Algunos han elegido ser las locomotoras que avanzan entre los obstáculos. Esté la gente a favor o en contra, da igual: el tren ya está en marcha y avanzamos con él”.

En las últimas dos décadas la comunidad LGBT ha ido adquiriendorelativamente más aceptación en la sociedad del país más poblado del mundo, aunque aún le queda un largo camino por recorrer.

En una sociedad donde estar casado es el estado civil ideal y tener hijos es una obligación cultural -y económica, dado el deficiente sistema de pensiones- hacia los ancestros, muchos jóvenes homosexuales se ven presionados por sus familias para contraer matrimonios heterosexuales y ocultar su verdadera orientación. Otras familias tratan de buscar “curación” para sus hijos en clínicas que, prometiendo infalibilidad, someten a sus pacientes a tratamientos extremos que pueden incluir los electrochoques.

Un tribunal chino prohibió el año pasado estas prácticas, después de que un activista homosexual bajo el seudónimo de “Xiao Zhen” presentara una denuncia contra estas clínicas. El caso se mencionó la semana pasada en una sesión del Comité de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra dedicada a revisar el estado de las libertades en China.

Una de las activistas chinas proderechos de los homosexuales más conocidas, Li Maizi -detenida durante un mes a principios de este año, junto a otras cuatro feministas cuando preparaba un acto para llamar la atención sobre las actitudes machistas en el transporte público- celebró este verano una ceremonia de boda con su novia, Teresa Xiu, para reclamar la aprobación del matrimonio homosexual en China.

En septiembre, el director de documentales Fan Popo presentó una demanda contra el organismo oficial encargado de la censura en el sector literario y audiovisual, después de que se bloqueara el acceso por internet dentro del país a uno de sus trabajos, “Mama Rainbow”, en el que se describían las relaciones entre madres chinas y sus hijos homosexuales.

El golf, la gula y el sexo ‘impropio’, prohibidos para los funcionarios chinos

Desde el 12 de octubre, estas prácticas se consideran corruptas y vedadas para los 88 millones de miembros del Partido Comunista

Dos policías chinos hacen guardia ante el tribunal que juzgó al ex dirigente chino Bo Xilai por corrupción

Dos policías chinos hacen guardia ante el tribunal que juzgó al ex dirigente chino Bo Xilai por corrupción. JASON LEEREUTERS

Desde hoy, todo aquel funcionario chino que juegue al golf, sucumba a la gula o entable relaciones sexuales “impropias” podrá ser sancionado por infringir las nuevas normas del código moral ético del Partido Comunista, que ha pasado a considerar estos quehaceres como prácticas corruptas para sus 88 millones de miembros.

Las nuevas medidas, aprobadas el pasado día 12 pero dadas a conocer hoypor la agencia Xinhua, se enmarcan dentro de la amplia campaña anticorrupciónemprendida por el presidente Xi Jinping desde que asumió el poder en 2012, una operación que se ha saldado con miles de oficiales investigados y decenas de encarcelados por todo el país.

Por el momento, los anuncios de este estilo hechos con anterioridad han contado con el beneplácito de una población harta de ver cómo sus burócratas se enriquecían a base de sobornos y llevaban un tren de vida mucho más alto del que por ingresos se les suponía, aunque también hay críticos que opinan que estas medidas están siendo utilizadas por Xi y sus acólitos para acabar con sus oponentes dentro del partido y afianzar su poder.

Como detalla el comunicado, estas nuevas normas no son sino una actualización de las regulaciones ya existentes para guiar a los funcionarios a la hora dellevar una vida ejemplar en el aspecto moral, y están diseñadas para señalar con mayor exactitud qué constituye una violación de esa virtuosa disciplina.

Según Xinhua, “los miembros del partido deben separar los intereses públicos de los privados, poner el bien público en primer lugar y trabajar desinteresadamente“, además de “abogar por la simplicidad y guardarse contra la extravagancia”.

En esa línea, la nueva regulación explicita como violación de la buena conducta“las comidas y bebidas extravagantes” y “jugar al golf”, un deporte popular entre los oficiales pero que es visto como un vicio a combatir, ya que la mayor parte de la sociedad lo asocia con la riqueza y el cierre de negocios turbios por parte de las autoridades.

El Partido Comunista también ha reformulado una cláusula anterior que prohibía“tener amantes y cometer adulterio”, un artículo que ahora se amplía y extrema al señalar que los miembros no pueden “tener relaciones sexuales impropias con otras personas” so pena de ser expulsados.

Otras de las novedades son la prohibición de formar “camarillas” que busquen dividir el partido, crear “artículos, discursos o anuncios que apoyen la liberalización burguesa”, ocultar temas personales que deberían ser conocidos yabusar de la posición de poder para obtener beneficios para familiares y empleados.

El documento no detalla los castigos a los que se enfrentarán los infractores, pero el partido mantiene su propio y temido régimen de disciplina interna para estos casos, que se aplica sin supervisión judicial.

Desde que inició su mandato, Xi considera que la corrupción ampliamente extendida y la percepción que de la misma tenía la sociedad constituían un peligro para la estabilidad del país ya que generaba malestar social, motivo por el cual proclamó que actuaría contra “tigres y moscas”, refiriéndose tanto a losaltos mandos como a los funcionarios base que transgredían las normas.

Desde entonces, además de los arrestos y despidos, muchos sectores económicos se han visto afectados por esta operación. Aunque es difícil dilucidar qué porcentaje se debe a la lucha anticorrupción y cuál a los problemas económicos que atraviesa el país, sectores como el juego, las joyas, los coches de alta gama o los restaurantes viven sus días más oscuros desde hace muchos años, y aún queda por ver cómo evolucionarán ante las nuevas medidas aprobadas.