Kazajistán rechaza la ley contra la “propaganda homosexual” similar a la rusa

Kazajistán

Dentro del colectivo LGBT, Rusia es muy conocida por la LGBTfobia que tiene una gran parte de sus ciudadanos y también sus legisladores, que aprueban leyes como la que prohíbe la propaganda gay. Pronto, otros países conservadores quisieron seguir su ejemplo, pero parece que la razón la estado por encima de todo. Y es que el Consejo Constitucional de Kazajistán ha rechazado la legislación propuesta contra la “propaganda de orientaciones sexuales no tradicionales” al afirmar que es inconstitucional.

Así lo señala la ONG Human Rights Watch (HRW), quien puntualiza que el fallo es un “precedente importante”, y ha sostenido que el mismo está basado en el impreciso lenguaje utilizado en la redacción de la legislación. “Las leyes que interpretan la información sexual como ‘propaganda’ no tienen cabida en Kazajistán”, ha dicho Mihra Rittmann, investigadora de HRW para Europa y Asia Central. “Los proyectos sobre propaganda como el presentado ante el Consejo (Constitucional) de Kazajistán son discriminatorios, y nunca debieron llegar a ser aprobados en primer lugar”, ha agregado.

El Senado (la cámara alta del Parlamento del país) aprobó en febrero de este año el proyecto de ley, tras lo que fue enviado al presidente, Nursultán Nazarbayev para su promulgación. Hasta el momento no han salido a la luz copias completas del texto

Cancelan el desfile del orgullo gay de Seúl por primera vez en 16 años

SEÚL (EFE).— El desfile del orgullo gay de Seúl dejará de celebrarse este año por primera vez desde que el evento se originó en el año 2000, debido a que la Policía no ha concedido a los organizadores la autorización necesaria, según denunció hoy Human Rights Watch (HRW).

El Desfile del Orgullo Gay de Seúl comenzó a celebrarse el año 2000 con una asistencia aproximada de medio centenar de personas, y en su edición de 2014 llegó a congregar a unos 20.000 asistentes, según sus organizadores. Foto Internet.

El Desfile del Orgullo Gay de Seúl comenzó a celebrarse el año 2000 con una asistencia aproximada de medio centenar de personas, y en su edición de 2014 llegó a congregar a unos 20.000 asistentes, según sus organizadores. Foto Internet. – See more at: http://yucatan.com.mx/internacional/asia/cancelan-el-desfile-del-orgullo-gay-de-seul-por-primera-vez-en-16-anos#sthash.wIEu3IYT.dpuf

Las autoridades surcoreanas denegaron el permiso para el desfile después de que varios grupos religiosos ultraconservadores convocaran protestas contra el evento el mismo día, señaló HRW en un artículo publicado en su web.

La Policía surcoreana consideró que el festival “habría generado inconvenientes para el tráfico de viandantes y de vehículos” debido a su coincidencia con las citadas protestas, añadió la ONG de defensa de los derechos humanos.

Human Rights Watch recordó que el año pasado manifestantes contrarios a los derechos del colectivo de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales (LGTB) trataron de bloquear el desfile de Seúl, y señaló que la Policía de “debería ofrecer un acceso equitativo a los permisos de manifestación”.

Los organizadores, Korea Queer Cultural Festival’s (KQCF), habían solicitado el permiso para iniciar el desfile el día 28 de junio en la Plaza de Seúl, frente al ayuntamiento de la ciudad, y han anunciado que recurrirán la decisión y llevarán a cabo actos alternativos en caso de no contar con licencia para el evento.

La denegación del permiso “suprime los derechos de las minorías sexuales” e “instiga al odio y a la violencia” hacia este colectivo, señaló KQCF en un comunicado, en el que también acusó a “grupos de cristianos conservadores” de boicotear sus actividades.

Durante la última semana, un centenar de activistas acamparon frente a la comisaría de Namdaemun (centro de Seúl) para expresar su apoyo al evento, informó el diario local The Korea Observer, que también recoge que se produjeron incidentes entre los acampados, la Policía y personas contrarias a los derechos del colectivo LGTB.

El Desfile del Orgullo Gay de Seúl comenzó a celebrarse el año 2000 con una asistencia aproximada de medio centenar de personas, y en su edición de 2014 llegó a congregar a unos 20.000 asistentes, según sus organizadores.

El gay, el ateo, el zoroastriano y otros candidatos incómodos para algunos en Turquía

“Un falso clérigo, un gay… Nosotros no tenemos de eso“, vociferó recientemente con desprecio el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. El jefe de Estado, que antes ya había criticado la designación de zoroastrianos – seguidores de una fe oriental milenaria – y de ateos, muestra como inapropiada la decisión delPartido Democrático de los Pueblos (HDP) de ser plural en la elección de aspirantes a escaño.

La campaña electoral para las presidenciales de este domingo ha sido de las más tensas de los últimos años. Parte del juego sucio, en el que ha incurrido mayormente el islamista Partido Justicia y Desarrollo (AKP), ha consistido en atacar a ciertos candidatos contrarios a sus ideas. Quien se ha llevado más palos, especialmente de la prensa afín al ejecutivo, ha sido el candidato abiertamente homosexual Baris Sulu.

Sulu se presenta por Eskisehir, ciudad cuya sede del HDP fue atacada tras las críticas públicas a su orientación sexual. Las organizaciones pro LGBTI salieron en su defensa, como también han apoyado a Deva Ozenen, que intentará ganar un escaño por Esmirna, con un partido menor, para intentar ser la primera diputada transexual en Turquía. “Podemos esperar sentados a que la sociedad turca lo acepte”, lamenta.

Otras víctimas del discurso de odio del AKP han sido los armenios. El corrosivo alcalde de Ankara, Melih Gökçek, habló con desprecio de la supuesta participación de armenios en un mitin del HDP. Garo Paylan, un conocido activista armenio, es candidato para Estambul del HDP. El laico nacionalista Partido Popular Republicano (CHP) también cuenta con una armenia como aspirante, Selina Dogan.

A pesar del despreciativo hablar de Gökçek, el AKP presenta en Estambul a Markar Esayan, el primer pretendiente a escaño de origen armenio de la historia del partido.

La apertura a los gitanos

Otra minoría que ganará una inédita representación en la próxima legislatura es la gitana. Casi seguro Özcan Purçu, del CHP, obtendrá un escaño por Esmirna. En esta campaña, Purçu se ha popularizado montando romerías por las calles de la ciudad occidental turca.

Purçu, orgulloso de ser “hijo de una vendedora ambulante y de un canastero”, promete ser “el rostro de los romaníes” y resolver “cinco grandes problemas” de su comunidad: “Educación, desempleo, acomodación, discriminación y prejuicio”. La apertura a los gitanos ha sido amplia.

Aunque sin asignar candidato, el primer ministro Ahmet Davutoglu(AKP) prometió el pasado abril contratar de asesor a un gitano. El gitano no es el único elegible dotado para la música. Casi todos los principales partidos tienen a su cantante. El famoso compositor Ugur Isilak es el del AKP. Ilhan Kesici, del CHP, dedicó una oda a su mujer en directo por CNN Türk. El HDP tiene a Pinar Aydinlar, conocida cantante folk y aspirante por Esmirna. El copresidente de esa formación, Selahattin Demirtas, hasta se marcó en televisión un solo con baglama y voz.

Aún más sorprendente es el candidato independiente de EstambulMetin Sentürk, músico célebre con diversidad funcional – ceguera -. Senturk intentará seguir dedicándose a la música mientras trabaja de parlamentario. No será el primero con diversidad funcional. Safak Pavey, que sobrevivió en el pasado al atropello de un tren, es ya una experimentada diputada que busca revalidar su escaño en Estambul.

La religión ha sido un arma en manos del AKP y del presidente Erdogan durante toda la campaña electoral. El candidato Demirtas ha sido ‘acusado’ por la formación rival de ateo y zoroastriano, aunque ninguna de las dos cosas está comprobada. Nimettullah Erdogmus, un ex müftü – funcionario responsable sectorial de los imanes -, que se presenta como candidato por el HDP en la ciudad de Diyarbakir, ha sido tildado por Erdogan de “falso”.

A la cabeza de todas las peculiaridades que uno puede encontrarse, revisando la lista de candidatos, está el golpe en la mesa del Partido Comunista de Turquía (TKP). En su relación de candidatas solo hay mujeres. Aunque lo tiene difícil para superar la prohibitiva barrera del 10% de votos para entrar en la Gran Asamblea Nacional, con su propuesta se han granjeado la simpatía de izquierdistas y feministas del país.

@llmhurtado

La lenta liberación sexual china demanda al régimen que deje su puritanismo

(EFE).- El desarrollo económico y la apertura al exterior han ayudado a la sociedad china a tener una postura hacia el sexo similar a la de Occidente, aunque choca con un Gobierno que mantiene leyes rayanas al puritanismo que, según los expertos, tendrán que caer pronto si quieren adaptarse a la realidad.

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Marcha del orgullo gay en Taipei, Taiwán (CC)

El gigante asiático, que durante siglos mantuvo una postura muy cerrada hacia el sexo -que se acentuó todavía más con la llegada del maoísmo-, vive desde los años 70 una “lenta revolución sexual”, en palabras de la sexóloga china Li Yinhe, la más célebre defensora en su país de reformas que acompañen a esa liberación.

China sufre un gran contraste entre la visión del ciudadano de a pie, que en 30 años ha pasado a ver el sexo con naturalidad, y unas leyes que continúan prohibiendo la pornografía y el sexo en grupo, o persiguen a la prostitución buscando humillar públicamente a quienes la ejercen.

Esto rechina en un país donde se habla de sexo con cada vez mayor apertura, la pornografía se consume con normalidad o el sexo premarital, que hace 30 años era practicado por sólo un 15 por ciento de la población, ahora se da entre más del 70 por ciento.

“Lo que más ha ayudado a este cambio ha sido la economía”, destaca a Efe Li Yinhe, quien señala que “cuando la población ha podido asegurarse una comida y un techo, es cuando se presenta el sexo como la siguiente necesidad a cubrir”.

Además, “la vigilancia ideológica se ha relajado”, lo que, lamenta, aún no se ha traducido en la eliminación de leyes antipornografía o que persiguen los intercambios de parejas, aunque sí que ha disminuido su persecución y se han reducido las penas.

También ha bajado la aceptación social de esas persecuciones, como se vio el año pasado en la ciudad sureña de Dongguan, una de las principales mecas de la prostitución en el país, donde una campaña de redadas contra sus burdeles se saldó con la detención de decenas de mujeres.

Buena parte de la sociedad china se solidarizó con las prostitutas detenidas enarbolando el lema “todos somos Dongguan”.

Se pedía entonces que se dejara de detener o de humillar -a veces con “desfiles” de las arrestadas por las calles y otros actos heredados de la Revolución Cultural- a quienes ejercen ese oficio, y que en lugar de ello se persiguiera a proxenetas o a clientes.

En los años 90, la Justicia china aún dictaba ejecuciones contra personas que difundían pornografía o regentaban establecimientos donde se ejercía la prostitución.

Actualmente, las penas se han reducido a un periodo corto de prisión, aunque la sociedad aún demanda cambios ya que, según explica a Efe la sexóloga, “aún es ilegal, por ejemplo, el sexo entre más de tres personas, algo que está en contra de la libertad individual”.

Las contradicciones en torno al sexo no son sólo cosa de la era comunista en una China que durante mucho tiempo, aproximadamente hasta el siglo X, fue sorprendentemente abierta en este asunto.

Así puede verse, por ejemplo, en antiguos manuales taoístas para la práctica del sexo comparables al “Kamasutra” indio.

Aquella “edad de oro del sexo” se apagó en dinastías siguientes, y con la llegada del comunismo en 1949 la represión se acentuó, ya que el régimen de Mao identificó la promiscuidad sexual con las clases más pudientes.

“El sexo era interpretado como un lujo”, señaló Li sobre los tiempos iniciales del régimen, que comenzó cerrando todos los burdeles, prohibió el sexo extramarital -medida que no se abolió hasta 1997- y puso fin a la poligamia en el país de las concubinas imperiales.

Las contradicciones enseguida afloraron y tanto entonces como ahora las concubinas continuaron existiendo con otras fórmulas entre la elite: líderes comunistas o ricos empresarios tienen una o varias “ernai” (como se denomina a las “segundas esposas”) y con frecuencia no lo ocultan a su círculo cercano.

Tema aparte es el de la homosexualidad, que en China, según la sexóloga, nunca ha estado prohibida ni tampoco ha sido mal vista socialmente, aunque, eso sí, siempre envuelta en un halo de extrema discreción.

Artistas como la bailarina transexual Jin Xing, muy popular en China, ayudaron a normalizar la inclusión social del colectivo LGBT, aunque las autoridades aún son recelosas, por ejemplo, a actos públicos de reivindicación.

La inesperada cancelación en años pasados de festivales de cine gay, concursos de belleza protagonizados por homosexuales y actos similares muestran ese recelo, aunque Li vaticina que China se abrirá también en este frente e incluso vislumbra una pronta legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo.

“En Taiwán ya están en trámites para ello y no es difícil que aquí al lado China le siga”, subraya la experta, quien a finales del año pasado reveló que su actual pareja es transexual.

El distrito Shibuya de Tokio, el primero en reconocer las uniones homosexuales en Japón

La iniciativa entrará en vigor mañana y permitirá expedir certificados de unión civil a parejas gay, lo que sienta un importante precedente en un país donde la legislación civil no reconoce derecho alguno para estas parejas.

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El distrito Shibuya de Tokio, el primero en reconocer las uniones gay en Japón

El distrito tokiota de Shibuya aprobó hoy el reconocimiento de las parejas del mismo sexo, con lo que se ha convertido en el primer municipio de Japón que da un paso hacia la equiparación legal de las uniones homosexuales.

La iniciativa entrará en vigor mañana y permitirá expedir certificados de unión civil a parejas homosexuales, lo que sienta un importante precedente en un país donde la legislación civil no reconoce derecho alguno para las parejas homosexuales. Según la ordenanza aprobada hoy por el consistorio local, estos certificados reconocerán a las parejas del mismo sexo como uniones diferentes al matrimonio y no serán legalmente vinculantes.

No obstante, la ordenanza incluye medidas para garantizar que a las uniones homosexuales se les otorga un estatus similar al de los matrimonios a la hora de acceder a beneficios fiscales, a servicios sociales o a contratos a título compartido. De este modo, el consistorio local ha salvado el escollo de la Constitución nipona, que define al matrimonio como “unión basada sólo en el consentimiento mutuo de personas de diferente sexo”.

La decisión del distrito tokiota ha sido acogida con satisfacción por los defensores de los derechos de los homosexuales y por políticos implicados en la causa, aunque también ha sido criticada por sectores más conservadores e incluso por el Gobierno central. El alcalde de Shibuya, Toshikate Kuwahara, manifestó que corresponde ahora al Estado central “actuar para evitar la discriminación de los homosexuales”, en una rueda de prensa organizada la semana pasada.

En cambio, el secretario general del gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD), Sadakazu Tanigaki, señaló hoy que la iniciativa de Shibuya “podría afectar a los cimientos del sistema social” del país, en declaraciones recogidas por la agencia Kyodo.

El primer ministro nipón, Shinzo Abe, también se ha mostrado reacio a legalizar el matrimonio homosexual y ha pedido “cautela” para tratar la cuestión, ya que a su juicio “afecta a la noción de cómo deben ser las familias”, según dijo en un debate parlamentario el pasado día 19. Otros municipios de Tokio, como el de Setagaya, han empezado también a tramitar el reconocimiento de las uniones homosexuales.

La triple condena de los gais sirios

Los homosexuales abandonan Siria para evitar los asesinatos de los yihadistas, que se suman a la represión del régimen y al rechazo de sus familias y tribus

IS asesina a un gay

Captura de un vídeo del EI en el que dos yihadistas arrojan al vacío a un supuesto homosexual en Nínive.

El pasado noviembre, dos veinteañeros sirios eran apedreados hasta la muerte. La ejecución ocurría en Deir Zor, en el noreste de Siria y feudo del Estado Islámico (EI). Su crimen: ser homosexuales. Se trataba de la primera ejecución pública de gais a manos del grupo yihadista. Un hombre leía la brutal condena amparado por la rigurosa ley religiosa que sirve de Constitución en el califato. A 140 kilómetros de allí, Ibrahim ya hace más de un año que huyó de Raqqa, su ciudad natal y capital del EI. Médico de 33 años, su homosexualidad le ha valido una persecución continua. Encarcelado bajo la ley siria, condenado a muerte por la de los yihadistas y desterrado por su propia tribu, Ibrahim ha logrado sobrevivir a una triple condena.

Tras cuatro años de guerra y más de 200.000 muertos, las ejecuciones de homosexuales aumentan en el reino del EI que se extiende entre Siria e Irak. Las imágenes de dos jóvenes empujados desde la azotea de un edificio en Irak dieron la vuelta al mundo. Con los ojos vendados y las manos atadas a la espalda, eran lanzados al vacío al tiempo que el verdugo voceaba: “¡Musulmanes, sed testigos de la aplicación de la ley!”.

En 2010, y antes de que estallaran las primeras revueltas sirias, Ibrahim fue arrestado en virtud del artículo 520 del Código Penal sirio en vigor desde el protectorado francés. Aquellos que realicen “actos sexuales innaturales” serán condenados a hasta tres años de cárcel, reza el artículo. Bajo tortura, uno de sus amigos detenidos le delató. La familia de Ibrahim, que pertenece a una conocida tribu, decidió tapar el escándalo recurriendo a contactos en el régimen y previo pago de 18.000 euros. Ibrahim salió de la cárcel, pero la libertad le duró poco: “Cuando pensé que todo había pasado, empezó lo peor. La revolución comenzó, el caos se apoderó de Raqqa, el Ejército Libre Sirio mutó en Al Nusra [filial de Al Qaeda en Siria] y en el EI”.

Tres de sus amigos homosexuales fueron ejecutados por los yihadistas. Uno murió de un infarto mientras era torturado. Los otros dos, de un tiro en la nuca. “En Raqqa, la comunidad gay era activa. Pero solo a los que reciben en el acto sexual se les considera gais. Muchos de aquellos que tenían mujeres y se acostaban con hombres fueron a parar a las filas de Al Nusra y del EI. Para expiar sus culpas entregaron a todos los gais que conocían de su fase prerevolucionaria. Mis tres amigos pagaron con su vida y de sus teléfonos sacaron los números de decenas de otros como yo”, relata con amarga sonrisa.

Al poco, Ibrahim fue secuestrado y torturado por los yihadistas. Su tribu intervino por última vez pagando 10.000 euros por su vida. “Tenía familiares cercanos al EI y Al Nusra que pedían mi cabeza. Mi tío logró negociar mi libertad pero me dieron dos horas para abandonar Raqqa. Yo había deshonrado a mi familia y a mi tribu”.

Su primera parada fue Damasco, zona leal al régimen y donde aún perduran varios hamam (baños) convertidos en lugares de encuentro para homosexuales. “Es ilegal pero si los dueños untan a la policía, estos hacen la vista gorda”, espeta al teléfono desde Madrid Jorge, joven de 35 años de padre sirio y madre española. En marzo de 2012, Jorge quedó con su novio en un hotel. “La policía nos pilló en la cama. Nos arrastraron desnudos por los pasillos y por la calle. Nos llamaban enfermos mentales al tiempo que nos pateaban”, rememora este antiguo profesor de Filología Hispánica. Logró pagar los 3.000 euros de fianza para salir del calabozo. “Al poco me convocaron para alistarme en el Ejército. Al ser hijo único estoy exento del servicio militar por lo que supe que era una trampa para encarcelarme por ser gay. Hice las maletas y hui a España”, concluye Jorge a quien le salvó su pasaporte español.

Ibrahim también escapó. Ahora, como refugiado sirio en Líbano, aun guarda esperanzas de una nueva vida: “Hemos estado años bajo la represión del régimen y a la comunidad internacional no le ha importando. Llevo siete meses en espera de asilo político en Europa. Intento mantener la cordura, porque sé que merezco un nuevo comienzo. Pero hasta ahora no me han dado la oportunidad”.

Beirut, refugio para el asilo político

Varios jóvenes homosexuales sirios intercambian sus relatos en las oficinas de la ONG Proud Lebanon, a las afueras de Beirut. Consigo arrastran un doble trauma acumulado en su huida de la guerra y en su lucha por sobrevivir a su sexualidad. Perseguidos tanto en zona leal como rebelde, a la comunidad homosexual siria tan sólo le queda el exilio para sobrevivir. En 2013, el libanés Bertho Makso y cofundador de la ONG, comenzó acogiendo a refugiados sirios gais.

“Proporcionamos servicios médicos, psicológicos, cursos de formación y un plato caliente. Para muchos será el único que ingieran en el día”, explica Cosette Maalouf, trabajadora de la ONG. El centro acoge a 320 homosexuales, más del 60% sirios. “La mayoría ven Beirut como un lugar de paso para ir a Europa”, explica Makso, quien asegura que el pasado año, 70 de ellos obtuvieron asilo político.

A diferencia del resto de refugiados sirios, están solos. Han roto con su familia y huido de régimen y rebeldes. “Se trata de una comunidad muy vulnerable dentro de los refugiados sirios, pero no hay estudios u organismos que realmente monitoreen estos casos. No son solo perseguidos por el Estado Islámico, [EI] sino por rebeldes, las leyes sirias y la propia moral social. Los ataques del EI son más visibles por su policía moral” apunta Nadim Khoury, director de Human Rights Watch en Beirut.

Entre los 320 beneficiarios, tan sólo se cuentan cuatro mujeres. “En nuestra sociedad no se considera que la mujer tenga una sexualidad, y durante la guerra estamos recluidas en el hogar. De ahí que a las lesbianas nos sea más fácil pasar desapercibidas. No sé de ninguna ejecución de una mujer homosexual”, cuenta desde Alepo al teléfono Bahiya, de 28 años.

Mi vida como ‘tongqi’

Ni los gais ni las mujeres que permanecen solteras son bien vistos en China. Por ello, millones de ellos forman matrimonios de ficción

Celebración de bodas en Shenzen, en la provincia china de Guangdong

Celebración de bodas en Shenzen, en la provincia china de Guangdong. / GETTY

Xiao Qiong se casó hace tres años con el amor de su vida, pero nunca se ha acostado con él. Ni siquiera se han besado. Su marido es homosexual y ella lo sabía desde el principio. Pero, tradicional hasta la médula como es, educada para sobresalir en la escuela, convertirse en una esposa abnegada y no alzar la voz en casa jamás, creyó que eso de ser gay era una moda y que ya se le pasaría. (…) Se define como una tongqi —término de argot que se forma a partir de tongzhi (literalmente, camarada, pero también se emplea para identificar a un hombre homosexual), y qizi (esposa)—, aunque nunca pronuncia esta palabra en público. No es un término ofensivo, pero le resulta humillante que la gente lo sepa porque nada en la vida le importaba tanto como casarse. Desde pequeña soñaba con el día de su boda y tenía planeada la ceremonia al detalle: sería junto al mar, no con el típico qipao o vestido tradicional rojo de novia, sino con un vestido de cola blanco, como las princesas y “las modelos de la Vogue”. Se descalzaría y bailaría sobre la arena con su marido mientras al fondo se ponía el sol. Ese era su plan. Desde pequeña se había empleado a fondo para ser un día la chica descalza de la playa, con el velo al viento. Al final todo le salió al revés.

Es difícil determinar con exactitud cuántas tongqi hay en China. Se cree que unos 16 millones de mujeres están casadas con homosexuales, pero podrían ser muchas más. Muchos homosexuales llevan una doble vida porque el coste de salir del armario es demasiado alto. La tolerancia que se practicaba en la antigüedad contrasta con el conservadurismo del último medio siglo.

Durante las dinastías Song, Ming y Qing, como en la Grecia antigua, el amor entre hombres era común, pero siempre se revestía de metáforas y ambigüedad. Algunos poemas hablan también de relaciones íntimas entre mujeres a las que separaban luego para que se casaran. La primera ley homófoba entró en vigor en 1740, durante la dinastía Qing, aunque los gais no fueron perseguidos sistemáticamente hasta 1949, con el nacimiento de la República Popular. Para el maoísmo, los gais eran contrarrevolucionarios, habían abrazado una perversión capitalista y, por tanto, había que eliminarlos. En el mejor de los casos los obligaban a casarse con una mujer y a tener hijos. En el peor, los castraban, torturaban o condenaban a trabajos forzados durante décadas. Los parques, las saunas y los retretes públicos se convirtieron en lugares de encuentros clandestinos entre hombres.

Ser gay siguió siendo delito hasta 1997 y solo al cabo de otros cuatro años dejó de describirse como una enfermedad mental. Hoy los homosexuales siguen sin poder donar sangre porque se les considera un grupo peligroso. Existen bares, asociaciones de apoyo y alguna revista gay, pero es un circuito muy limitado. Para la sociedad china, profundamente confuciana, casarse y procrear es fundamental. En el ámbito rural, los homosexuales que se niegan a contraer matrimonio para guardar las apariencias se exponen a un calvario. La sexóloga He Xiaopei, del colectivo gay Pink Space, me contó consternada que no sabía cómo ayudar a un campesino de 35 años de Sichuan, a tres mil kilómetros al suroeste de Pekín. El hombre vivía en una aldea remota y llevaba días llamándola: sus vecinos se habían enterado de que era homosexual y no había salido de su casa en varios meses por miedo a que lo lincharan.

Sincerarse es muy complicado. Muy poca gente se aventura a contarlo en casa. Cuando se acerca el Año Nuevo lunar, fecha en la que se reúnen las familias, empieza a aumentar la presión para los solteros en general, pero sobre todo para los homosexuales. Son conscientes de que en algún momento de la cena un familiar les preguntará por qué no tienen pareja y a qué esperan para encontrarla. Desde hace unos años, muchos gais y lesbianas se ponen en contacto a través de foros especiales de Internet y pactan falsos noviazgos. Van primero a casa de uno y después del otro para calmar a las familias respectivas, luego se vuelve cada uno a su hogar, y tan amigos. Al cabo de unas semanas anuncian que han roto o bien se casan y viven separados, pero mantienen las apariencias en las fiestas de guardar. (…)

Casarse con Xu Bing significaba para ella una mezcla de muchas cosas: sentirse útil al ayudar a un amigo con problemas, abandonar el nido familiar, dejar de verse como una perdedora social y tener con quien alquilar, por fin, una barca de remos en el parque. Pero, sobre todo, suponía una victoria histórica después de tanto tiempo, un final feliz en su novela rosa particular.

Las primeras discrepancias surgieron cuando empezaron a organizar la boda. Xiao Qiong no acababa de quitarse de la cabeza la playa, el velo, los invitados riendo y las luces indirectas. Xu Bing quería firmar un papel. Había conocido a un chico que le gustaba y lo que más le apetecía era brindar con él por su libertad. (…)

Fue una mañana de invierno. Después de firmar el certificado de matrimonio, comieron en un hotel, sin más pompa que la de cualquier cumpleaños. Los padres de ella y los padres de él, ni un invitado más. El novio llevó a cabo el ritual de servirle el té a sus suegros. Mientras llenaba los vasos, exclamó: “Padre, quédese tranquilo. Voy a cuidar de Xiao Qiong”. A la novia se le revolvió el estómago pero no dijo nada.

Después de la cena, acompañaron a los mayores a sus coches. Cuando los vieron alejarse, Xiao Qiong y Xu Bing también se dijeron adiós. Ella se fue a su piso y pasó su noche de bodas viendo la televisión y comiendo cacahuetes. Él se marchó al apartamento de su novio, donde se instaló desde el primer día. (…)

A Xiao Qiong le gusta que quedemos para pasear. Cuando empieza a andar no para: pueden pasar horas antes de que decida sentarse. Dice que así se relaja y que le viene bien para dormir. Lleva meses tomando infusiones de hierbas y raíces que su médico le prepara para conciliar el sueño. (…) “Creo que estoy angustiada desde la boda”, dice. “No tuve ni anillo, ni luna de miel, ni fiesta en condiciones y me siento frustrada. Cuando vi que ni siquiera pasaba la noche de bodas conmigo, me di cuenta de que no había ganado nada casándome, pero era como una espiral de la que no sabía cómo salir”.

Del libro Hablan los chinos (Aguilar), de Ana Fuentes, excorresponsal de la cadena SER en Pekín, que se publica el 19 de septiembre.