El presidente de Zimbabue, contra la euforia gay, pide ‘matrimonio’ al ‘diabólico’ Obama

ÁFRICA En contra del gran paso para los derechos humanos en EEUU

El presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, en un mitin, en Harare

El presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, en un mitin, en Harare. ALEXANDER JOE AFP

Es probable que cuando Barack Obama decidió legalizar el matrimonio homosexual en Estados Unidos contara con múltiples polémicas y opiniones en contra. Quizá el único escenario que fue incapaz de adivinar era uno en el que empezara a recibir ofertas de matrimonio por parte de otros presidentes.

Y así ha ocurrido. Burlándose de este gran paso para los derechos humanos en EEUU, el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, ha dicho que se trasladará a Washington DC para realizar una propuesta de matrimonio al presidente estadounidense. “Creo que voy a viajar hasta allí, me pondré de rodillas y pediré su mano”.

El vetusto líder, cuya homofobia es conocida internacionalmente,hizo estas declaraciones durante su entrevista semanal en la radio nacional ZBC. “Yo sólo he concluido que desde que el presidente Obama respalda el matrimonio entre personas del mismo sexo también aboga por la existencia de las personas homosexuales.Además, goza de una fisonomía atractiva”, ironizó justificando su jocosa propuesta.

El nonagenario presidente, siempre polémico en sus declaraciones, profesa una fuerte creencia cristiana y considera una abominaciónque la Corte Suprema de Estados Unidos haya decidido hacer del matrimonio entre personas del mismo sexo un derecho nacional.

A la cuestionable oferta de matrimonio no le faltaron todo tipo de calificativos a los precursores de la ley: “No puedo entender cómo esta gente se atreve a desafiar las órdenes explícitas de Cristo que prohíben la sodomía. El Gobierno estadounidense está dirigido por pervertidos adoradores de satanás que insultan a la gran nación americana. La tradición y el patrimonio estadounidense se basan en los principios cristianos nobles, pero en detrimento de esta gran nación, la élite política corrupta está actuando de acuerdo a sus caprichos diabólicos”.

No es la primera vez que Mugabe trata de ridiculizar alguna de las medidas que el líder americano lleva a cabo, ni tampoco es la primera vez que realiza unas declaraciones en contra de la comunidad homosexual. Durante sus discursos previos a su reelección en 2013, quiso acentuar su postura: “Si la Iglesia tacha a los homosexuales como una abominación, los hombres que participen en estas prácticas merecen ser castrados. Si fuera por mí, me aseguraría de que fueran derechos al infierno y se pudrieran”.

También entonces lanzaba sus primeros dardos contra Obama:“Este presidente estadounidense, cuyo padre es africano, dice que no nos respalda si no apoyamos a los homosexuales, tendremos que preguntarle si le dieron a luz los homosexuales”.

Dos años antes, cuando Reino Unido debatía la puesta en vigor de la ley de matrimonio igualitario, Mugabe advirtió que “es la elección de los británicos si ahora quieren llamar a su país ‘Reino Gay Unido’, pero eso no sucederá aquí”. Orgulloso de sus políticas tras 35 años en el poder, siempre ha advertido que jamás heredará “las tendencias europeas donde ocurren cosas antinaturales y transforman hombres en mujeres y mujeres en hombres”.

@cvaldehita

Hillary Clinton da ánimos a niño homosexual en Facebook

EEUU  Tras la publicación de una fotografía acompañada de una conmovedora leyenda

  • ‘Tengo miedo de cómo será mi futuro y de no gustar a la gente’, decía el mensaje en la red

  • La candidata demócrata respondió con un mensaje pronosticándole un ‘futuro fantástico’

Hillary Clinton, ex secretaria de Estado norteamericana y aspirante a convertirse en la candidata demócrata a la presidencia estadounidense en las elecciones de 2016 dio ánimos por Facebook a un joven homosexual.

La página de Facebook “Humans of New York” (personas de Nueva York) mostraba la foto del que era apenas un niño, con la mirada abatida y aspecto infeliz, bajo el que se leía: “Soy homosexual y tengo miedo de cómo será mi futuro y de no gustar a la gente”.

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Dos horas después, la política de 67 años respondió con un mensaje “de un adulto” pronosticándole un “futuro fantástico”.

“Te sorprenderás a ti mismo con tus capacidades y cosas increíbles que harás. Encuentra a gente que te quiera y crea en ti: habrá muchos”. La foto y el comentario de la ex secretaria de Estado se convirtieron en un éxito.

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El texto está firmado con “H”, una indicación de que lo escribió la propia Clinton y no uno de sus colaboradores, apunta el diario “New York Times”. Clinton hizo de su apoyo a los homosexuales uno de los aspectos centrales de su campaña electoral.

La manifestación del Orgullo pide en Madrid “leyes por la igualdad real”

Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Alberto Garzón coinciden en la  cabecera de la marcha al inicio de la manifestación 

tres participantes del tradicional desfile del Orgullo Gay en las calles de Madrid

Tres participantes del tradicional desfile del Orgullo Gay en las calles de Madrid (EFE)

MADRID. La marcha del Orgullo ha recorrido esta tarde las calles de Madrid  bajo el lema “leyes por la igualdad real, ya!”, para reivindicar la  aplicación de medidas legislativas concretas que superen “las  barreras de discriminación que aún existen en España”.

La manifestación ha recorrido el Paseo del Prado y el Paseo de  Recoletos hasta llegar a la Plaza de Colón, donde se encontraba la  alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y se ha leído un manifiesto. En  la cabecera han coincidido en su inicio el secretario general del  PSOE, Pedro Sánchez, el secretario general de Podemos, Pablo  Iglesias, y el candidato de IU a la Presidencia del Gobierno, Alberto  Garzón.

Junto a ellos también se encontraban Angel Gabilondo (PSOE), Carla  Antonelli (PSOE), Beatriz Gimeno (Podemos), Ignacio Aguado  (Ciudadanos), Antonio Miguel Carmona (PSOE), Begoña Villacís  (Ciudadanos) o Jorge García Castaño (Ahora Madrid).

También encabezaban la marcha el secretario general CC.OO.,  Ignacio Fernández Toxo, el secretario general de UGT, Cándido Méndez,  y los presidentes de COGAM (Colectivo de Lesbianas, Gays,  Transexuales y Bisexuales de Madrid) y FELGTB (Federación Estatal de  Lesbianas, Gays,  Transexuales y Bisexuales), Jesús Grande y Jesús  Generelo, respectivamente.

La manifestación ha sido convocada por COGAM y FELGTB, para  demandar que se redacte una Ley Integral de Transexualidad y una Ley  “antiLGTBfobia” tanto de ámbito estatal como autonómico.

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha señalado este  sábado como “un día de orgullo” para millones de españoles y  españolas que comparten la misma causa que el colectivo LGTB.  Asimismo, ha querido dar las gracias a este colectivo porque “hoy  España es un país mejor gracias a la lucha de los gais lesbianas,  transexuales y bisexuales, por hacer de él un país mucho más libre y  mucho más justo”.

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha declarado que el 4 de  julio “es un día maravilloso” del que hay que estar “orgullosos”, ya  que “es un día para que continúen las reivindicaciones”.

A pesar de ello, ha señalado que “todavía queda mucho trabajo por  hacer”, ya que falta un ley integral de transexualidad y para ello  “tienen que trabajar todas las fuerzas políticas unidas”, con el fin  de “poder seguir presumiendo de tener un país que es un referente en  la igualdad de derecho a nivel mundial”.

Por su parte, el candidato de IU a la presidencia del Gobierno,  Alberto Garzón, ha señalado que además de ser un día de celebración  para divertirse, sobre todo es para “reclamar que no hay democracia,  si no hay democracia e igualdad para todas las personas con  independencia de su orientación sexual”.

Durante la manifestación se han podido ver pancartas con los  colores azul y blanco de la bandera de Grecia y mensajes de apoyo al  pueblo heleno que mañana está convocado a un referéndum.

El Orgullo Gay salió a la calle en Madrid

El Orgullo Gay salió a la calle en Madrid.

El Orgullo Gay salió a la calle en Madrid.

‘SELFIS’ Y REIVINDICACIÓN. Los turistas y visitantes que ayer recorrían el centro de Madrid asistieron a la Marcha del Orgullo Gay como si se tratara de un espectáculo y se hicieron numerosas fotos con los participantes. La manifestación, que este año se convocó bajo el lema Leyes por la igualdad real ya, repitió el recorrido de la última edición, saliendo de Atocha para llegar a Colón, porque se trata del único recorrido “seguro, inclusivo y sostenible” en este momento, en palabras del presidente de COGAM, Jesús Grande. Foto: Efe

La próxima guerra cultural

Niños del Coro Archidiocesano de Boston en Cambridge, Massachusetts, el 28 de febrero de 2013

Niños del Coro Archidiocesano de Boston en Cambridge, Massachusetts, el 28 de febrero de 2013. / JESSICA RINALDI (REUTERS)

El cristianismo está en declive en Estados Unidos: el número de estadounidenses que se declaran cristianos y van a la iglesia está cayendo y los votantes evangélicos constituyen una cuota cada vez más pequeña del electorado. Los miembros de la generación del milenio se alejan de las instituciones religiosas en tropel.

Los reveses más graves que se ha llevado el cristianismo se encuentran en el reino de los valores: la cultura estadounidense se está separando de las posturas cristianas ortodoxas en materia de homosexualidad, sexo antes del matrimonio, métodos anticonceptivos, hijos nacidos fuera del matrimonio y divorcio, entre toda una gama de cuestiones sociales. Cada vez más cristianos se sienten ajenos a la cultura mayoritaria, y temen que pronto empezarán a ser tratados como parias sociales, el equivalente moral de los segregacionistas, por su fidelidad a las enseñanzas bíblicas sobre el matrimonio homosexual. Temen que sus universidades pierdan credibilidad, que sus instituciones religiosas pierdan sus exenciones fiscales, que su libertad religiosa sufra un acoso aún mayor.

La decisión del Tribunal Supremo sobre el matrimonio homosexualse ha sentido como una especie de puñetazo culminante en medio de este clima de asedio. Rod Dreher, autor del excepcional libro How Dante Can Save Your Life [Cómo Dante puede salvarte la vida],escribió un ensayo en Time en el que afirmaba que para los cristianos era hora de retirarse estratégicamente a sus comunidades, donde “la llama de la fe seguiría brillando merced a la oscuridad cultural en derredor”.

Y seguía: “Tenemos que aceptar que vivimos en un país culturalmente poscristiano. Las reglas fundamentales de las que han dependido los cristianos durante mucho tiempo ya no existen”.

La mayoría de los analistas cristianos han optado por otra estrategia: seguir luchando. La semana pasada, varios colaboradores de la revista First Things, en un especial sobre la decisión del tribunal en elcaso Obergefell, aseguraban que la resolución era como el caso Roe contra Wade —que abordó el tema del aborto— del matrimonio: hay que oponerse a ella una y otra vez. Robert P. George, probablemente el teórico social conservador más brillante del país, aseguraba que de la misma manera que Lincoln rechazó constantemente la decisión delcaso Dred Scott —sobre la esclavitud—, “nosotros tenemos que rechazar y resistirnos a un acto atroz de usurpación judicial”.

Estos conservadores están enfrascados en una guerra cultural que lleva décadas librándose sobre los temas surgidos de la revolución sexual, y la mayoría de los analistas conservadores que he leído en los últimos días están decididos a seguir librando esa guerra.

Yo me sitúo a la izquierda de la gente que he descrito en casi todas estas cuestiones sociales. Sin embargo, confío en que me vean como un amigo y admirador. Y desde esa posición privilegiada, yo me limitaría a pedirles que se planteasen un cambio de rumbo.

Que se planteasen dejar de lado, en el clima actual, la guerra cultural que orbita alrededor de la revolución sexual. Dejar de lado una guerra cultural que ha propiciado que buena parte de tres generaciones no sienta ningún tipo de apego por la religión o las creencias. Dejar de lado un esfuerzo que ha supuesto un desastre en lo que concierne a la comunicación, y ha reducido una fe rica, compleja y hermosa a una obsesión pública por el sexo. Dejar de lado una guerra cultural que, al menos a corto plazo, están destinados a perder.

Que se planteasen una guerra cultural diferente, una igual de importante para su fe y con un ejemplo persuasivo mucho más poderoso.

Vivimos en una sociedad asediada por un cambio informe y radical, donde los vínculos, las estructuras sociales y los compromisos se tensan y se rompen. Millones de niños viven en unas condiciones inestables y abrumadoras. Muchas comunidades han sufrido una pérdida de capital social. Muchos jóvenes crecen en un contexto sexual y social que se ha vuelto bárbaro porque no hay normas comunes. Muchos adultos anhelan unas vidas regidas por el bien y la relevancia, pero carecen del vocabulario espiritual con el que reflexionar.

Los conservadores sociales podrían ser las personas que ayudasen a revigorizar, a unir de nuevo los tendones de la sociedad. Ellos ya se adhieren a una fe construida sobre el amor desinteresado, y pueden servir de ejemplo de compromiso. Poseen el vocabulario para distinguir el bien del mal, lo que dignifica y lo que envilece. Ellos ya pagan el diezmo a los pobres y ofrecen consuelo a los abandonados, aunque lo hagan en privado.

El rasgo definitorio del conservadurismo social podría ser el siguiente: ser las personas que van a zonas desamparadas y crean organizaciones para ayudar a formar familias estables. Ser las personas que construyen instituciones comunitarias en lugares donde escasean. Ser las personas que pueden ayudarnos a comprender que el desempleo y la pobreza espiritual se alimentan mutuamente. Ser las personas que nos hablan de los elementos trascendentes de la vida cotidiana.

Esa guerra cultural tiene más de Albert Schweitzer y Dorothy Day que de Jerry Falwell y Franklin Graham; más de Ejército de Salvación que de Mayoría Moral. Está haciendo en público, con gran determinación, lo que los conservadores sociales ya hacen en privado.

No espero que los conservadores sociales cambien su postura sobre el sexo, y es evidente que las disputas sobre la definición del matrimonio tienen como objetivo reparar la sociedad. Sin embargo, la revolución sexual no tocará a su fin a corto plazo. La lucha más práctica consiste en reparar una sociedad fragmentada, despiadada e inhóspita. Los conservadores sociales están bien equipados para reparar ese tejido, para ser mensajeros de amor, dignidad, compromiso, comunión y gracia.

 

Un arcoíris sobre Madrid

Un caballero, elegante, fornido, entra en el backstage de la primera carroza de la marcha, en pleno centro de Madrid, un rato antes de que comience el recorrido. Es cuestión de dos minutos: se volatiliza el traje y aparece una malla ceñida silueteando las nalgas. El ojo, de súbito, contorneado de negro. Y las pestañas largas inician su cortejo con el mundo como dos pavos reales poco discretos. Entonces el zapato ya es tacón estratosférico aunque las piernas continúen velludas. Es cuestión de dos minutos, o tal vez de ninguno, parecer uno u otra mientras se es hondamente lo mismo. Gira una cabeza sin peluca, sube las escaleras del furgón y se exhibe a la ciudad, híbrido, hermoso y sin complejos.

La manifestación del Orgullo de este año, bajo el lema «Leyes por la igualdad real, ¡ya!», trató el sábado por la tarde de subrayar el protagonismo del colectivo transexual, más maltratado que otros no sólo en el ámbito social, sino también en el jurídico. De Atocha a Colón, el multitudinario desfile trascendió la juerga y dejó una estela de exigencias: entre ellas, una Ley Integral de Transexualidad. «Estamos agradecidos a la Ley de Identidad de Género, pero falta protección, por ejemplo, para los menores y la crueldad de los institutos», explica Santiago Rivero, miembro de COGAM [Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid]. «Por no hablar de los adultos, que presentan una tasa de paro altísima. También a los inmigrantes transexuales, perseguidos en sus países de origen, se les niega aquí asilo político». Rivero asegura que la incomprensión de la causa ya se evidencia en el nombre del equipo de apoyo: «La UTIG [Unidad de Trastornos de Identidad de Género] sigue considerándolos enfermos», asevera, recordando que la «despatologización» se les hace urgente.

Otra de las batallas prorrogadas de la marcha fue la aprobación estatal de una Ley antiLGTBfobia, «que nos cuide de los delitos de odio no sólo físicos, sino, además, del acoso o insulto por redes sociales», sentencia Rivero.

Entre las banderas arcoíris anudadas al cuello y las pecheras desnudas supurando purpurina -al estilo paladín de la libertad sexual- cojea Manolo, sobrio alicantino de 61 años, que vuelve al Orgullo después de ocho, pero «no tanto por la fiesta como por la reivindicación». Asegura que, como «chico de pueblo» que es, ha sufrido persecuciones y agresiones -«¡pues claro!»-, pero, sobre todo, mucha «hipocresía»: «Delante de la gente me han dicho ‘Quita, maricón’, y detrás ‘Ven, guapo’», cuenta, con dolor. Pero se repone al instante: «Estoy curado de espanto. Se creen que me han utilizado, pero los he utilizado yo a ellos». Sonríe y sigue paseando su pierna herida y las memorias de sus viejas fiestas de pueblo.

Desde una carroza que luce un «Orgullosos de formar familias» -publicitada por una clínica de reproducción asistida-, saludan niños vivarachos. A pie de manifestación, Aina, de 33 años, asidua a las fiestas desde hace siete, las celebra por primera vez con su hija. «Nos quedamos embarazadas al tercer intento», sonríe, señalando a su pareja. Una cabeza diminuta nos observa desde el carrito. «Qué te voy a decir: mírala, es lo mejor que me ha pasado en la vida». Y parece que nunca existió el junio del 77 en Barcelona; no, no hubo jamás una protesta primeriza por el sexo libre contra la que cargaron los grises. Chueca jamás fue un gueto. Nunca rabia, cuándo miedo. Aina abraza a su esposa y el mundo gira, inmaculado, en el sentido correcto.

La reivindicación política acabó dejando paso a la estética. Sergio, de 23 años, viene al Orgullo con un par de amigos de Toledo y rúbrica de chulazos: pequeña tropa de cristianos ronaldos bramando -como en permanente celebración de un gol- y reclamando el culto ajeno a su cuerpo. «Nosotros no somos gays ni nada, eh, eso apúntalo», insiste. «Venimos aquí a lucirnos. Estamos metidos en el mundo del cuerpo y buscamos llamar la atención».

Cristina nació en Ecuador y se pinta la raya del ojo muy larga, casi aledaña a las raíces del pelo. Aún no ha pasado por la operación genital que edificará la vagina con la que fantasea, pero «¿cuántos culos tan perfectos has visto, reina?» Lleva a sus espaldas 15 Orgullos y luce «excesiva, ya lo sé, pero una vez al año no hace daño». «No me digas que no me vas a sacar foto», lamenta. Y más música, y más laca, y más pistola de agua, y más carcajada ardiente desembocando en Colón. Fue un constante abrir de cremalleras, un «ésta es la verdadera piel, la que hay detrás, ¿o es que es la misma?» Cuestión de dos minutos de probador secreto. O tal vez de ninguno.

@lorenagm7

Veto al PP en el Orgullo más político

A la derecha, Ángel Garrido, número dos de la Comunidad de Madrid, asiste a la fiesta del Orgullo entre la muchedumbre

A la derecha, Ángel Garrido, número dos de la Comunidad de Madrid, asiste a la fiesta del Orgullo entre la muchedumbre. EL MUNDO

La celebración más política del Orgullo en toda la historia de la reivindicación de los derechos de los homosexuales ha sido también la más polémica. Las entidades organizadoras de la multitudinaria manifestación que hoy ha recorido el centro de la capital (Cogam y la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales) han impedido que el PP se sumara a la cabecera de la comitiva en la que sí han estado los líderes del PSOE, Pedro Sánchez, Podemos,Pablo Iglesias, e IU con Alberto Garzón.

El argumento del veto al partido del Gobierno, que ha estado representado por el número dos en la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, ha sido que “no se dan las circunstancias” para que se sume a la causa porque “es necesario que muestre, a través de medidas concretas, su compromiso”. El diputado regional, desplazado a un segundo plano de la foto, no quiso polemizar y simplemente expresó su confianza en que las relaciones institucionales con este colectivo “se vayan normalizando”.

La guinda de la politizada celebración la ha puesto el discurso de la alcaldesa de la capital, Manuela Carmena, desde el escenario instalado en la plaza de Colón. “Voy a hacer todo lo posible para salvaguardar y engrandecer este pilar absolutamente imprescindible para Madrid”, declaró la primera edil de la ciudad, que se ha sumado a la “fiesta reivindicativa por los derechos sociales”.

Dos horas antes, mientras la voz de Enrique Iglesias atronaba por el sistema de megafonía portátil aparcado junto a la glorieta de Atocha, otro Iglesias de nombre Pablo irrumpía en escena desencadenando tanta expectación entre el respetable como si el cantante afincado en Miami hubiera aparecido por sorpresa en medio de su club de fans. “¡Es el puto amo! Y eso que soy de derechas”, “¡fiera!”, “¡guapo!”… se desgañitaba la muchachada al paso del líder de Podemos, soterrado bajo un enjambre de cámaras, evidenciando que para gustos están los piropos.

El candidato ‘in péctore’ a la Moncloa por el partido revelación de las pasadas elecciones europeas fue el auténtico protagonista de un desfile que arrancó a empujones literales a las 18.45 horas bajo el lema «Leyes por la igualdad real ¡ya!». Con manos sudorosas y algún que otro mapamundi inoportuno escurriéndose bajo las axilas, representantes de todo el espectro político menos el PP han recorrido a ritmo aletargado de procesión el paseo del Prado.

Los miembros de la organización, tratando de hacer su trabajo desbordados ante la destacada presencia mediática, han tenido varios conatos de enfrentamiento con los periodistas que trataban de hacer el suyo. No se recuerda en la historia del Orgullo la presencia de tanto cargo público en tan poco metro cuadrado.

Una bandera multicolor ocupó en la pancarta al principio de la manifestación el lugar simbólico reservado para el socialista Pedro Zerolo, fallecido justo una década después de la aprobación de la Ley de Matrimonios Homosexuales que él contribuyó a hacer realidad. Y ha sido de lo poco del protocolo que se ha cumplido: al líder de Ciudadanos en la Comunidad, por ejemplo, se le había reservado un hueco a la derecha de la marcha, pero él prefirió adoptar una posición más centrista para la foto.

El único político que ha venido ‘tuneado’ de casa fue Pedro Sánchez, con un discreto multicolor sobre su sempiterna camisa blanca, antes de escurrirse de los focos sin previo aviso. Los aplausos de la cabecera de la manifestación se desbarataron al paso de la comitiva por el Palacio de Cibeles, sede del Ayuntamiento de la capital, que por primera vez en la historia de la democracia se ha engalanado con la bandera LGTB.

Aunque para llegar a este punto, hasta el recién nombrado concejal del distrito Centro, Jorge García Castaño (de Ahora Madrid), ha tenido que soltar la pancarta para tratar de desatascar el tapón humano. Tampoco han faltado a la concurrida cita los portavoces socialistas en la Comunidad y el Consistorio madrileño, Ángel Gabilondo y Antonio Miguel Carmona, la representante del Grupo Municipal de Ciudadanos, Begoña Villacís, ni el líder autonómico de Podemos, José Manuel López, muy cerca de su compañero de partido Pablo Echenique, que evidenció su distanciamiento de Iglesias (el político).

Manifestación en Madrid contra el matrimonio igualitario, “la degeneración y la charanga”

 

 

 

Por la familia natural contra el matrimonio homosexual

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Mientras Madrid ultima los detalles para que nada falle en la manifestación del Orgullo LGBTque arranca esta tarde a partir de las seis y media, a la par, se ha convocado un evento teñido de homofobia y autorizado por el Partido Popular. Y es que la Delegada del Gobierno Concepción Dancausa, ha autorizado una concentración del grupo ultraderechista La España en Marcha bajo el lema “Por la familia tradicional, contra el matrimonio homosexual”. 

La concentración se ha desarrollado este mediodía en la Plaza de Chamberí, cerca a Chueca, epicentro del movimiento LGBT en Madrid. Entre otros, el encuentro ha sido promovido por La Falange, quien en Twitter ha definido esta manifestación como un “acto a favor de la familia natural y en contra de la degeneración y la charanga que se vivirá hoy”. Entre los manifestantes, que también pertenecían a Alianza Nacional y Nudo Patriota y que por las fotos compartidas no parecían ser numerosos, había banderas con simbología franquista.

28J: ruinas, cuerpos y orgullo

En medio de la crisis de sentido que vivimos es necesario repolitizar las manifestaciones por la liberación sexoafectiva.

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¿Qué exigencia tengo de contar la verdad sobre mí misma? ¿Quién me lo pide? ¿Qué esperan? ¿En qué lenguaje será satisfactoria mi respuesta? ¿Cuáles son lasconsecuencias de decirlo? Mi hablar es un hacer y por tanto un acto político en sí. Antes de “jugárnosla”, antes de implicarnos en procesos y espacios públicos, el punto de partida común puede ser la duda. Las preguntas. La desorientación. La incertidumbre ante nuestros propios límites y fronteras.

El reto puede ser más simple y ambicioso al mismo tiempo: “reencontrarnos con nosotras mismas”, como dice Marina Garcés. “Dar cuenta de sí mismo”, como dice Judith Butler. No pasa nada. A veces es más importante lo que no sabemos que lo que sabemos.

¿Cómo funcionan nuestros afectos, deseos, sexos? ¿Cómo responde nuestro cuerpo en relación con otros cuerpos? ¿Cómo despojarnos de clichés, presuposiciones, corsés e inseguridades? Ninguna persona quiere quedarse sola. Nadie deja su casa o su país por gusto. Nadie quiere sentirse marginada. Nadie quiere ser diferente, y sin embargo todas los somos cuando dinamitamos las jaulas de la normatividad. Todas queremos “integrarnos”, pero no a costa de cualquier cosa y menos de “perder” la identidad.

En estos momentos

En estos momentos una adolescente estará viviendo por primera vez una historia de amor con otra mujer y temerá contárselo a sus padres. En estos momentos, una persona intersex contará su historia en una escuela. En estos momentos, un viejo de Aranjuez estará deseando a un chico bangladeshí que vende cervezas. En estos momentos, tres personas estarán haciendo una familia y querrán criar en tripartito.

En estos momentos una cajera de supermercado pensará en sus pelos y prominente clítoris que le han avergonzado toda la vida y los empezará a vivir como una delicia junto a sus amantes. En estos momentos, una persona trans odiará al endocrino que le ha “tratado” en la unidad de identidad de género y tuiteará su indignación.

En estos momentos, llegarán a la costa española dos marroquíes homosexuales perseguidos en su país, dispuestos a empezar de nuevo. En estos momentos, un joven abandonará su pueblo y se irá a vivir a la capital porque no le dejan mostrar que ama a otros hombres. En estos momentos, el presidente del gobierno español se arrepentirá de haber dado tregua al caso de asilo político de una lesbiana negra. Alguien estará viviendo una experiencia traumática que le hará guardar un secreto durante años y afrontar de forma negativa su hermosa diferencia. En estos momentos, miles de personas se estarán reencontrando con sus cuerpos y gritarán de placer.

De esto van  las manifestaciones del 28 de junio. El Día del Orgullo no es una fiesta de jóvenes glamurosos y despolitizados que se ponen hasta las cejas con el patrocinio de multinacionales y empresas mientras una multitud mirona y silenciosa observa los desfiles en la calle o a través de la tele. Esto no es el Orgullo. O no debería serlo.

El Orgullo es la denuncia creativa organizada a diario entre personas que dicen “quiéreme como soy”. El orgullo es que las viejas de los pueblos, y también los astilleros de la costa, se sientan interpeladas en una expresión colectiva de la diversidad sexual, en una celebración política por la multiplicidad e irreductibilidad de los cuerpos.Hay una necesidad de pensarnos con lxs otrxs, de volver a encarnar la teoría y la lucha social. Es una necesidad de confianza en lo común, de sentir que somos interdependientes y que esto de los cuerpos nos afecta a todes.

El 28 de junio no es un baile de monstruos sociales, ni de satánicos, ni de brujas, bohemias radicales, artistas rebeldes, amantes indomables. O sí. Y todas somos esos posibles que desdibujan las líneas de la normatividad.

Se trata de eso. El desnudo y la corporalidad. Exponer la vulnerabilidad y la falibilidad propia de la condición humana, llevar el cuerpo a la primera línea política. Bajar las emociones y las ideas del ático que es la mente al resto del cuerpo.

Salirnos del “marco incomparable” que es el pensamiento dual y resignificar la bandera multicolor en el comienzo de un nuevo ciclo político. Es algo urgente. Pensar por qué vamos a acudir a las fiestas del Orgullo de nuestra ciudad. Y hacer de nuestras vidas una celebración, claro que sí. Transformar las tragedias en historias emocionantes contadas con mucho humor. Y gritar en coro los Principios de Yogyakarta (2007).

Y pensar qué estamos haciendo en nuestros colectivos, barrios y pueblos. Pensar cómo nuestros entornos pueden ser ya comunidades de resistencia a la condición neoliberal, a las violencias y los colonialismos. Iniciativas como los Orgullos Indignados de Madrid o la nueva caseta reguetonera de Barcelona hacen genealogía de los movimientos LGTBIQ en un baile disidente de categorías que se cruza con otros movimientos sociales.

Insisto. Se trata de esto. La denuncia, la protesta, la creatividad indignada y feminista. Crear comunidad desde la experiencia de la diversidad mutante.El reto, conseguir que colectivamente tomemos las riendas, vivamos y expresemos en libertad, sin miedo, nuestras identidades sexoafectivas, en un cotidiano que está cambiando.

¿Qué pueden entonces aportar las manifestaciones del 28 de junio como reflexión política en la actual crisis de valores? ¿Cómo nos sentimos interpeladas? Quedan muchas preguntas y luchas pendientes para un país progresista en materia de derechos sexuales y reproductivos como es el Estado español.

Que el Orgullo sea una demostración colectiva y creativa del descontento social. Que sea un proceso de construcción permanente de comunidad abierta e incluyente, que negocia tensiones, que resuelve conflictos. Que sea un flujo de etnografías sexoafectivas que griten, denuncien y bailen su rechazo a un modelo económico capitalista que atraviesa nuestras identidades, destruyendo libertades y derechos ganados a pulso por quienes nos precedieron. El Orgullo es hoy una deuda con nosotras mismas. Y ésta sí que es legítima.

“A las dos horas de decir que tenía el VIH me despidieron”

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Daniel junto el lazo rojo de la plaza de Vázquez de Mella en Madrid.

Dos horas le duró a Daniel la alegría de creer haber dado con una jefa comprensiva en su nuevo puesto de trabajo. El tiempo que pasó entre que le confió que es seropositivo y la entrada en su teléfono móvil de un mensaje que le despedía. “Yo se lo dije en confianza tras una jornada de trabajo: ‘Quiero que sepas que tengo el VIH y que un día al mes tengo que ir al hospital a por mis pastillas’, le comenté”, cuenta el propio Daniel. “A las dos horas me despidió”.

La empresa niega que ese fuera el motivo del despido: “Llevaba un día y medio de trabajo y se encontraba mal, sudando mucho. Le dije que se fuera a casa y que se necesitaba a alguien en plenas facultades porque en el verano es temporada alta, no alguien delicado”, cuenta la encargada de la coctelería donde fue contratado Daniel.

Daniel Jiménez entró a trabajar de barman en un local del copas de Madrid llamado Mokai “el 7 de mayo pasado aunque el contrato tiene fecha de día 12”, recuerda. Un bar de ambiente ‘cool’ en la plaza de Vázquez de Mella. El mismo espacio urbano escogido en 2005 por el exalcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, para plantar en 2005 un gran lazo rojo permanente como símbolo de “la lucha de la ciudad contra el sida”. La plaza es la puerta de entrada al barrio de Chueca, que protagoniza, justo esta semana, las fiestas del Orgullo Gay en la ciudad.

El 14 de ese mes, relata Daniel, “le conté a mi superiora mi enfermedad y, la verdad, la reacción en el momento fue muy buena. Me preguntó que cómo lo llevaba y que qué mala suerte”.

Los mensajes telefónicos que esgrime Daniel contradicen la defensa de la empresa. Tan solo dos horas después, la misma jefa le comunicaba su despido: “Siento mucho lo que te ocurre pero no me parece justo que no me lo hayas comunicado antes de contratarte. Tengo un negocio de restauración y, al menos, me podías haber contado esto. No puedo arriesgar”, le informó, según los textos intercambiados por la aplicación whatsapp. “Mañana hablaré con la gestoría y le comunicaré tu baja. Me parece un golpe bajo por tu parte”, añadía.

La encargada repite a eldiario.es que “es incierto que me dijera en ningún momento que tuviera la enfermedad. Sólo busca el dinero de una indemnización”.

El barman recuerda que “justo acababa de decirle a mi madre lo bien que se habían tomado en el trabajo mi situación cuando llegó el mensaje”. La Coordinadora Estatal VIH-sida (Cesida) recuerda que “en los trabajos que conllevan la manipulación de alimentos, ni la normativa estatal ni la comunitaria justifican la exclusión de las personas con VIH”.

El reglamento de la Unión Europea sobre higiene de los alimentos únicamente hace referencia a que “las personas que padezcan o sean portadoras de una enfermedad que pueda transmitirse a través de los productos alimenticios,o estén aquejadas, por ejemplo, de heridas infectadas, infecciones cutáneas, llagas o diarrea, no deberán estar autorizadas a manipular los productos alimenticios”.

El sida no se transmite por los alimentos. Ese grupo lo configuran, según recuenta el Instituto de Salud Carlos III: el botulismo, la fiebre por E.coli, el tifus, la hepatitis A, la listeniosis, la salmonelosis, la shigelosis, la triquinosis, la yersiniosis, la campilobacteriosis y la criptosporidiosis.

“Derecho a contratar a gente sana”

La cuestión es que Daniel se ha quedado en la calle. “Conmigo no has actuado de buena fe”, le recriminaba por escrito la encargada del local a lo que el trabajador contestó, también en mensajes: “Mañana paso por el juzgado a denunciar la discriminación”. A partir de ahí, el tono de las comunicaciones ya es más elevado. La jefa reaccionó, de acuerdo con los mensajes grabados en el teléfono de Daniel, y le dijo que “me parece indignante que seas capaz de decir que te he discriminado cuando ni siquiera has tenido la delicadeza de informarnos de que estabas enfermo antes de hacerte el contrato”.

Preguntada por este medio, la superior repite que “a mí no me dijo nada de ese problema antes de ponerse a trabajar. Y estando todavía en pruebas, tras un día y medio de trabajo, fue cuando se le despidió”.

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Mensajes almacenados en el teléfono de Daniel.

Daniel Jiménez entró a trabajar de barman en un local del copas de Madrid llamado Mokai “el 7 de mayo pasado aunque el contrato tiene fecha de día 12”, recuerda. Un bar de ambiente ‘cool’ en la plaza de Vázquez de Mella. El mismo espacio urbano escogido en 2005 por el exalcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, para plantar en 2005 un gran lazo rojo permanente como símbolo de “la lucha de la ciudad contra el sida”. La plaza es la puerta de entrada al barrio de Chueca, que protagoniza, justo esta semana, las fiestas del Orgullo Gay en la ciudad.

El 14 de ese mes, relata Daniel, “le conté a mi superiora mi enfermedad y, la verdad, la reacción en el momento fue muy buena. Me preguntó que cómo lo llevaba y que qué mala suerte”.

Los mensajes telefónicos que esgrime Daniel contradicen la defensa de la empresa. Tan solo dos horas después, la misma jefa le comunicaba su despido: “Siento mucho lo que te ocurre pero no me parece justo que no me lo hayas comunicado antes de contratarte. Tengo un negocio de restauración y, al menos, me podías haber contado esto. No puedo arriesgar”, le informó, según los textos intercambiados por la aplicación whatsapp. “Mañana hablaré con la gestoría y le comunicaré tu baja. Me parece un golpe bajo por tu parte”, añadía.

La encargada repite a eldiario.es que “es incierto que me dijera en ningún momento que tuviera la enfermedad. Sólo busca el dinero de una indemnización”.

El barman recuerda que “justo acababa de decirle a mi madre lo bien que se habían tomado en el trabajo mi situación cuando llegó el mensaje”. La Coordinadora Estatal VIH-sida (Cesida) recuerda que “en los trabajos que conllevan la manipulación de alimentos, ni la normativa estatal ni la comunitaria justifican la exclusión de las personas con VIH”.

El reglamento de la Unión Europea sobre higiene de los alimentos únicamente hace referencia a que “las personas que padezcan o sean portadoras de una enfermedad que pueda transmitirse a través de los productos alimenticios,o estén aquejadas, por ejemplo, de heridas infectadas, infecciones cutáneas, llagas o diarrea, no deberán estar autorizadas a manipular los productos alimenticios”.

El sida no se transmite por los alimentos. Ese grupo lo configuran, según recuenta el Instituto de Salud Carlos III: el botulismo, la fiebre por E.coli, el tifus, la hepatitis A, la listeniosis, la salmonelosis, la shigelosis, la triquinosis, la yersiniosis, la campilobacteriosis y la criptosporidiosis.

“Derecho a contratar a gente sana”

La cuestión es que Daniel se ha quedado en la calle. “Conmigo no has actuado de buena fe”, le recriminaba por escrito la encargada del local a lo que el trabajador contestó, también en mensajes: “Mañana paso por el juzgado a denunciar la discriminación”. A partir de ahí, el tono de las comunicaciones ya es más elevado. La jefa reaccionó, de acuerdo con los mensajes grabados en el teléfono de Daniel, y le dijo que “me parece indignante que seas capaz de decir que te he discriminado cuando ni siquiera has tenido la delicadeza de informarnos de que estabas enfermo antes de hacerte el contrato”.

Preguntada por este medio, la superior repite que “a mí no me dijo nada de ese problema antes de ponerse a trabajar. Y estando todavía en pruebas, tras un día y medio de trabajo, fue cuando se le despidió”.