Así es la vida de Eli, una de las primeras niñas transexuales de España

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Reportaje fotográfico de Marika Puicher

Eli tiene 12 años, el pelo largo, la voz dulce… y es una niña alegre. No siempre fue así: durante un tiempo, de los tres a los seis años, se enfadaba a menudo. Pero cuando hizo el tránsito -como llaman en argot al momento en el que se pasa del sexo biológico al sexo sentido cuando ambos no concuerdan- el sofocón se le pasó de golpe.

Ahora vive con sus padres, Violeta y Miguel Ángel, y sus dos hermanos, Jaime y Nacho, en Fuenlabrada (Madrid). Su piso luminoso acusa el caos de alojar a tres preadolescentes: juegos, libros, revoltijos de ropa… En el salón reina una reproducción del Guernica de Picasso, una oda a la barbarie y la resistencia.

El padre trabaja en seguridad de salas del Museo del Prado. Quizá esta cercanía con el arte influyó en la idea inicial de Eli de ser diseñadora. Después se interesó por la Biología, pero ahora le tira más el Periodismo. Puede que por sus ganas de que la «vean y entiendan», como le dice a su madre cada vez que toca algún papeleo. «Un esfuerzo constante», apostilla Violeta.

Eli fue la primera niña diagnosticada con disforia de género en la Comunidad de Madrid, hace ya ocho años. Es una pionera en España: ahora se cuentan por decenas, incluso centenares, dicen los expertos. Y hoy tiene una vida plenamente normalizada. Todo gracias a una familia que optó por la visibilidad desde el principio. El reportaje fotográfico que acompaña este texto, que ganó el último Pride Photo Award, el más prestigioso de fotografía de diversidad de género y sexual, es una muestra de ello. «Participar es una forma de visibilizarnos, y de que las familias encuentren entidades y no se vean solas», explica Violeta.

Solos como ellos se vieron una vez. La historia de Eli comienza como la de muchos niños. Con dos años, ya preguntaba: «¿Estoy guapa, mamá?». También cogía la ropa y las muñecas de sus primas. «Ahí es donde me di cuenta de que algo pasaba», rememora Violeta, antigua propietaria de un salón de belleza.

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Eli aborrecía la ropa de chico y se las arreglaba para no ponérsela. «Montaba unos pollos impresionantes», dice la madre. «Le ponía camisas y me decía que se ahogaba, con los pantalones que no podía cerrar las piernas». Su tía materna empezó a darle vestidos, porque, si no, escondía los de sus primas: «Me preguntaba que qué había sido yo de pequeña, si niño o niña, y se tapaba la colita».

Hoy, a Eli le encantan los vestidos y las faldas, con las que luce sus largas piernas. También le gustan el rosa y los estampados de flores. «Para los niños es algo natural y siempre encuentran una forma de expresarse», dice la psicóloga infantil Laura Aut. «Ellos son así, no estamos hablando de nada fingido, inculcado, son demasiado pequeños».

Aquellos primeros años fueron de incertidumbre, de falta de información y demiedo al qué dirán, reconoce Violeta, socia de la Fundación Daniela y de COGAM (Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid). «Un día, cuando tenía cuatro años, le corté el pelo después de una visita al psicólogo, porque me dijo que quizás yo quería una niña después del niño…», explica. «Luego me sentí tan mal… Entonces decidimos que era muy pequeña, y que dejaríamos que se expresara como quisiera».

Fue una vuelta de tuerca en la vida de Eli, mucho antes de que las administraciones emprendieran cambios en las políticas de identidad de género que aún no han llegado a todas las provincias de España. En 2012 el DSM-5, el manual de enfermedades mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, referencia mundial en la materia, dejó de considerar la transexualidad como una patología. Pero no fue hasta octubre pasado cuando la Unidad de Identidad de Género del Hospital Ramón y Cajal quitó la palabra trastorno de su nombre. Aún hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS) todavía incluye la disforia en su lista de enfermedades mentales.

Hoy los días de Eli transcurren entre la escuela, los deberes, y la familia. Después de clase aprovecha para jugar un rato con su dos mejores amigas, con las que forma una piña. «Antes iba a más actividades extraescolares, pero ahora la economía no nos lo permite», explica su madre. «Pero no las echo en falta, hago muchas cosas con mis hermanas y sus primos».

A Eli le encanta dibujar y se le da especialmente bien escribir. Con su padre y sus hermanos juega a squash y va a la piscina los fines de semana (con el cole prefiere evitarla). También visitan el Prado. «Le llama especialmente la atención El jardín de las delicias de El Bosco por la diversidad que representa, porque no hay un estereotipo de hombre y mujer», cuenta Miguel Ángel.

De princesa, de hada… Eli va al cole vestida como quería. Al principio, sus padres le advirtieron de que quizás sus compañeros se meterían con ella. «Me da igual», respondió. Y así, sin saberlo, se convirtió en uno de los primeros menores activistas de su condición.

Intervenir precozmente es clave en el desarrollo de los niños transgénero, segúnJose Luis Pedreira Massa, doctor en Psiquiatría Infantil. «No existe tratamiento de rectificación, sino ayuda, progresión y tomar determinaciones para beneficio del niño y para compresión por parte de las familias», dice. «Al adolescente con dudas de identidad sexual hay que orientarle, explicarle la respuesta sexual humana con claridad, no moralidad».

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Violeta cuenta que no siempre ha encontrado buenos profesionales. Desde que Eli tenía tres años, los psiquiatras le decían que la niña era muy pequeña para decidir. «Dicen que el 80% puede cambiar de opinión», dice. «Pero, ¿qué estadísticas usan? ¡Si no existen! Hay niños a los que se les ha diagnosticado esquizofrenia, o se les ha recetado medicación para la hiperactividad».

También menciona estas cifras Nuria Asenjo, psicóloga de la Unidad de Identidad de Género del Hospital Ramón y Cajal (Madrid), pero las pone en su contexto. «Son estadísticas de uno de los pocos países que tiene datos, Holanda», dice. «Hicieron un estudio con 900 niños de los que se mantienen sólo el 20% de los que entraron con 12 años. Sin embargo, no son cifras muy fiables, porque no hubo filtros previos».

Hoy, en el Ramón y Cajal atienden a 100 personas, entre ellas Eli, una de sus primeras pacientes. «El crecimiento ha sido exponencial», dice Asenjo. «En parte gracias a la labor de visibilización de colectivos y medios de comunicación. Ahora las familias pueden identificarse. Estamos desbordados».

A los seis años, Eli ya iba a clase como niña. Sus padres pidieron a los profesores que dejaran de dirigirse a ella como a un varón. La madre recuerda con ternura la explicación que uno de los maestros dio a los alumnos: «A partir de ahora Fernando se llamará Eli: sus padres se habían confundido y era una niña».

Ni profesores, ni médicos, ni psicólogos tenían experiencia. También hablaron con los padres de los alumnos. «Les comentamos que lo único que pedíamos era respeto», dicen los padres. «Si a un niño le llaman gordito un día no pasa nada. Pero si sucede cada día, eso es acoso, y es denunciable».

Fue entonces cuando las rabietas y los terrores nocturnos que había tenido desde los tres años desaparecieron. «Mis primeros años me fueron muy bien, cuando hice el cambio a nadie le costó asimilar que yo era Eli. Y mis amigas me apoyaban y me defendían».

Por desgracia no siempre es así. Laura Aut explica que la mayoría de casos llegan a su consulta por el estigma social. «Los síntomas más depresivos, más ansiosos, no se dan por el cambio de género, sino por el no sentirse aceptado. Esto sería lo más importante, que la sociedad lo aceptara. Pero en los coles, por ejemplo, no existen recursos, y los profesores no tienen a dónde ir», explica.

La Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) afirma que más de la mitad de los jóvenes de este colectivo sufre acoso escolar. El porcentaje aumenta en los transexuales porque son más visibles. «Es un sufrimiento para ellos, pero la enfermedad la tienen los demás: se llama intolerancia», afirma, rotundo, Miguel Ángel, el padre de Eli.

Familias y colectivos como la Fundación Daniela reclaman así mismo una ley estatal integral, que incluya los avances de las normas autonómicas de Navarra, País Vasco, Extremadura o Andalucía. «Eli tiene la documentación con nombre unisex desde los 7 años», dice Violeta. «Según quién te toque puedes conseguir el cambio de nombre en el DNI o no. Dependes de la buena fe de los jueces. Algunos permiten poner el nombre que quiere el niño, mientras que en otras ocasiones, como hicimos nosotros, aceptan porque es un nombre unisex. Necesitas 10 documentos, un certificado de la unidad de trastorno de identidad, para lo cual debes llevar al menos un año en tratamiento, otro forense que certifica que padre y madre estamos sanos mentalmente…».

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Según la fundación Chrysallis sólo 30 menores han conseguido completar este proceso en España. Eli lo recuerda como «una de las cosas» que la han hecho «más feliz» en estos años. «Fui a Segovia sólo para hacerme el DNI para el tema del cambio de nombre, y además estuvimos pasando el día», explica.

Para cambiar la casilla del género tendrán que esperar. La ley establece que hay que ser mayor de edad, y cumplir dos requisitos: el informe que acredite la disforia y otro que certifique que el solicitante lleva dos años de tratamiento para acomodar su físico. «Para la reconstrucción genital también hay que esperar hasta los 18, pero antes hay que tomar las hormonas cruzadas, estrógenos, antiandrógenos… Hasta los 18, nada», explica Violeta.

Eli toma bloqueadores hormonales desde los 11 años, que paralizan el desarrollo de los caracteres masculinos hasta que tenga edad para decidir si quiere un tratamiento hormonal definitivo. Su efecto es reversible. Ellos lo pagan de su bolsillo, miles de euros al año, como ocurre en la mayoría de comunidades autónomas.

También acude cada dos meses al psiquiatra del Ramón y Cajal. «Aunque no lo necesita, pero para que conste», cuenta su familia. «Queremos tenerlo todo cubierto. Es necesario para el tratamiento de los bloqueadores».

Eli no tuvo dificultades para que le recetaran los inhibidores porque tenía informes desde los cuatro años, pero Violeta se queja porque los endocrinos los desaconsejan a niños de su condición, mientras que en otros casos los recomiendan. «Nos dicen que hacen que los niños se queden pequeños y no crezcan, que les puede afectar el desarrollo cognitivo… Sin embargo, se usan habitualmente para casos de desarrollo precoz, para parar la menstruación por ejemplo. Así qué, ¿cuál es la verdad? Vamos a una unidad especializada y no nos la explican».

Cada año, durante una semana, madre, hija, y el resto de la familia comparten experiencias en el campamento de la Fundación Daniela, una especie de paraíso para Eli. Aunque su vida transcurre tranquila, Violeta reconoce que la niña no va al viaje de fin de curso del cole «porque no se siente cómoda». La fundación organiza campamentos para jóvenes trans, de los 8 a los 18 años. «Ahí están muy cómodos, en la piscina con su pantaloncito, sin que nadie mire, con niños y niñas como ella. Hablan de cosas como si se van a arreglar el pecho, etc…», dice la madre. «La sociedad está preparada para entender todo esto: es la administración la que va atrasada, y no da información ni herramientas».

Las protagonistas de la primera boda gay de la Historia, 15 años después

IGUALDAD Cambiar la ley no significa cambiar la forma de pensar de la gente”

El matrimonio homosexual en el mundo

La primera boda gay, en 2001

La primera boda gay, en 2001. REUTERS

El Ayuntamiento de Ámsterdam flota en pleno corazón del río Amstel. Frente a él se erige una estatua del filósofo Spinoza, natural de la ciudad, con la inscripción “El propósito del Estado es la libertad”. Con excepción de algunos turistas, hoy son pocos los que se acercan a visitar al pensador más ilustre que ha dado Holanda. Sin embargo, el mismo día hace 15 años, el mundo entero estaba mirándole.

En concreto, la víspera del 1 de abril de 2001 la estatua de Spinoza recibió a más de un centenar de periodistas y unos 30 fotógrafos llegados de todos los rincones del planeta. Acudían a ser testigos, junto a todos los ciudadanos holandeses que encendieron la televisión esa noche, de cómo tres hombres le daban el “sí, quiero” a sus respectivas parejas, también hombres, convirtiéndose en los primeros en todo el mundo, en ser declarados marido y marido. Asimismo, lo hicieron dos mujeres, Anne Marie Thus y Helene Faasen, cuya boda pasaría a la historia de la Humanidad como la primera oficiada legalmente entre dos mujeres.

“Mi esposa y yo recordamos ese 1 de abril como un día muy especial, como recuerda toda mujer el día de su boda”, cuenta a EL MUNDO Anne Marie. Pero con un añadido: “Ese 1 de abril ya sabíamos que no sería un día especial sólo para nosotros, sino para muchos otros, ya que se trataba de la primera vez en el mundo que se permitía a dos personas del mismo sexo contraer matrimonio”.

Su boda fue posible gracias a la ley que había aprobado unos meses antes el Parlamento holandés. Algo más tarde, en 2003, Bélgica se convertía en el segundo país en regular el matrimonio homosexual. Tras ella, en 2005 dieron el paso Canadá y España. Por aquel entonces clamaba Pedro Zerolo que “este amor no se puede recurrir. Y este amor es algo que llevan muchas personas que llevan militando muchos años por vivir en un país más decente”.

Una ley para salvar a los ‘ciudadanos de segunda’

La figura de la política holandesa que mejor abanderaría el activismo homosexual, como lo hizo el socialista venezolano en España, es Henk Krol. “Todo empezó en 1977”, narra a EL MUNDO Krol, hoy diputado en el Parlamento holandés pero, por aquellos años, director de Gay Krant (literalmente, ‘Periódico Gay’). Él fue quien eligió a los protagonistas de este primer (y multitudinario) enlace homosexual de la historia, que ofició el entonces alcalde laborista de Ámsterdam, Job Cohen.

“En 1977 había una gran campaña contra los derechos de los homosexuales en Estados Unidos. Nosotros decidimos celebrar un concierto benéfico en Ámsterdam y, con lo que recaudamos, pagamos anuncios a favor de ellos en medios estadounidenses, a modo de contra-campaña”, recuerda Krol. Con el dinero que les sobró se pusieron manos a la obra para que se “reconociera a las personas homosexuales los mismos derechos que a las heterosexuales”, expresa.

A finales de los 70, en Países Bajos unos 20.000 niños eran criados por parejas de lesbianas -explica el diputado-, y eso les convertía en ‘ciudadanos de segunda’. La única manera de ayudarles era ofrecer a sus madres un contrato que pudieran firmar y gracias al cual pudieran disfrutar de la igualdad”.

15 años de matrimonio para todos

El 1 de abril de 2001, ese contrato llegó. “Tras décadas de muchos esfuerzos, Países Bajos se convirtió en el primer Estado del mundo en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo”, se enorgullece Krol. Con la bandera del arcoíris reflejándose en los numerosos canales de Ámsterdam, la ciudad celebra hoy esa fecha bajo el lema “15 años de matrimonio para todos”. Y es que, a pesar de que países como Dinamarca, Noruega o Suecia ya aprobaron en la década de los 90 leyes que reconocían la unión entre personas del mismo sexo, Holanda se convirtió en un referente internacional por ser el primer país en llamarla ‘matrimonio’. Krol explica que los países escandinavos “sólo contemplaban una especie de ‘unión’ entre personas del mismo sexo; no las reconocían en matrimonio civil. Nosotros no queríamos que esta distinción se tradujera en un estatus diferente para las personas homosexuales: queríamos que gozaran de plena igualdad”.

Esta igualdad es la que agradece Anne Marie: “Estar casadas nos da, ante la ley, derecho a cuidar la una de la otra, y sirve como amparo para nuestros hijos”. Los niños de ambas han sido adoptados por Helene y, gracias al matrimonio, “son parte de su familia”, explica. En la misma línea hace balance Krol: “Fue bueno para los niños, para las parejas, para la sociedad en general. Maravilloso”. El diputado invita a quienes aún no lo entiendan a que “vengan a Holanda, vean cómo ha mejorado la sociedad” y se pregunten si esa mejora no se debe al amor. Lo que él se pregunta hoy es “quién puede estar en contra del amor”.

“¿Quién eres tú para no darme igualdad de derechos?”

Sin embargo, Anne Marie recuerda que en 2001 de lo que se trató fue “de cambiar la ley. Y cambiar la ley no significa cambiar la forma de pensar de la gente; no significa que todo el mundo esté de acuerdo”. Cuenta, de hecho, que “cuando le dices a la gente que estás casada, presuponen que estás casada con un hombre. Si les dices que estás casada con una mujer, se sonrojan y, avergonzados, reconocen que eso también es posible”.

Aunque la excepcionalidad se va convirtiendo en normalidad con el paso del tiempo, para Anne Marie es vital que “se siga hablando de ello”, ya que, según explica, todavía “hay gente que se muestra reacia al hecho de que estemos casadas y tengamos hijos”. El debate también es, para Krol, el motor que impulsa el cambio en la sociedad: “En 1977, la mayoría de la sociedad holandesa estaba en contra. Sin embargo, tras mucha discusión, en 2001 un 87% decía estar a favor”.

Poniendo de relevancia la “valentía” de aquellos homosexuales que tienen que vivir en países donde sus derechos no son reconocidos, Anne Marie desea, “con esperanza, que todos los países del mundo entiendan que los miembros de la comunidad LGBTI son personas que sólo quieren estar con la persona que aman, vivir con ella, cuidarla”.

Y, para aquel que aún hoy se oponga a su matrimonio, la primer mujer que se casó con otra mujer tiene un mensaje: “¿quién eres tú para no darme igualdad de derechos? Si no estás de acuerdo con nuestro amor, al menos respeta que nos amemos”. Es posible que ni Anne Marie, ni Helene, ni las más de 15.000 parejas homosexuales que se han casado en Países Bajos desde ese 1 de abril escuchasen la frase que, allá por el año 2003, dedicaba Zerolo a Ana Botella en un pleno municipal de Madrid, cuando oficializar el amor entre dos personas del mismo sexo aún no era posible en nuestro país; pero bien podrían suscribirla: “En su modelo de sociedad no quepo yo, en el mío sí cabe usted”.

Una pareja gay se enfrenta a la madre gestante de su hija en los tribunales tailandeses

Gordon Lake y su marido, Manuel Santos, con su hija Carmen

Gordon Lake y su marido, Manuel Santos, con su hija Carmen. EFE

El estadounidense Gordon Lake y su marido Manuel Santos se enfrentan a los tribunales por la custodia de su hija Carmen -fruto de una gestación subrogada– con la madre gestante, una mujer de origen tailandés. El proceso ha quedado visto para sentencia en un tribunal de Bangkok.

“Somos optimistas (…) esperamos que el veredicto diga que somos las personas adecuadas con las que tiene que estar Carmen”, ha dicho Lake a los medios de comunicación tras la conclusión de las vistas en el Tribunal Central Juvenil y de Familia, en el norte de la capital tailandesa.Tras meses de batalla legal, el próximo 26 de abril el juez pronunciará su decisión.

De lograr la potestad sobre la menor, el matrimonio Lake-Santos espera poder viajar al día siguiente y salir de Tailandia tras 13 meses en el país.”Ha sido un camino muy largo desde que Carmen naciera en el 17 de enero del 2015 y 10 días más tarde la mujer que la dio a luz dijera que se quería quedar con la pequeña”, indicó el estadounidense.

Tras un proceso de subrogación que discurrió con normalidad, nació Carmen Lake,concebida con el esperma de Gordon y el óvulo de una donante anónima y gestada por la tailandesa Patidta Kusonsrang.

Los problemas surgieron cuando Patidta, quien en el hospital firmó los papeles que le otorgan la paternidad a Lake, no acudió a la embajada de Estados Unidos en Bangkok para ultimar la documentación necesaria a fin de que la bebé pudiera salir de Tailandia.

El matrimonio Lake-Santos, quienes tienen otro hijo subrogado concebido hace más de dos años en India y quien se encuentra en la actualidad en España, trataron de llegar a un acuerdo amistoso con Patidta, pero ante la falta de avances reclamaron la custodia en los tribunales.

Patidta expresó entonces sus reservas debido a que los padres “no son normales”, en referencia a su orientación sexual, y una representante de la tailandesa llegó a insinuar que Lake y Santos eran traficantes de personas.

Ante las acusaciones, la pareja homosexual interpuso una denuncia por difamación que también se encuentra en los tribunales y proseguirá con una demanda civil para “tratar de compensar los daños causados”.

“Nuestra vida ha sido prácticamente destrozada durante el pasado año (…) no podemos recuperar el tiempo que hemos perdido, ni el tiempo que han perdido nuestros hijos para estar juntos, nuestras economía ha sido afectada, así que buscaremos por una compensación para ser capaces de recuperar nuestras vidas”, comentó Lake.

El Parlamento tailandés, elegido a dedo por los militares, promulgó en febrero de 2015 leyes que prohíben a los extranjeros acceder a madres subrogadas, tras controvertidos incidentes con hijos subrogados de una pareja australiana y un japonés.

“El principal objetivo de la ley es proteger a niños como Carmen (…) Confiamos en que el veredicto refleje el mejor interés para ella”, sentenció el padre biológico.

El homosexual marroquí agredido y exhibido desnudo, condenado a dos meses de prisión

Dos homosexuales en Marruecos

Dos homosexuales en Marruecos. ELENA CALVO

Uno de los dos homosexuales marroquíes agredidos y exhibidos desnudos y ensangrentados por sus agresores ha sido condenado por un tribunal de Beni Melal (centro de Marruecos) a dos meses de cárcel por el artículo 489, que castiga la homosexualidad.

Según explicó este lunes el representante en Beni Melal de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos, la agresión se produjo el 9 de marzo y el juicio el 15, pero no se ha conocido hasta el pasado fin de semana, cuando un vídeo en las redes socialesmostraba cómo dos jóvenes son sacados de la cama, golpeados y obligados a salir desnudos a las calles mientras son insultados.

Uno de los dos jóvenes regentaba un pequeño comercio en Beni Melal, que tenía aneja una habitación. Un día, cuando ambos se encontraban en la cama, un grupo de vecinos forzaron la puerta, irrumpieron en la habitación y comenzaron a golpearlos hasta hacerles sangrar, antes de echarlos desnudos a la calle. La agresión quedó entonces impune y sólo uno de los jóvenes homosexuales fue detenido por la policía, presentado ante el juez y condenado a dos meses de cárcel y una multa de 500 dirhams (unos 45 euros), mientras que el otro consiguió huir.

A partir del pasado viernes, el vídeo comenzó a circular en las redes sociales y el segundo homosexual se presentó voluntariamente ante la policía, que lo detuvo mientras el juez completa la investigación del sumario. Pero el escándalo generado por el vídeo hizo que la policía también investigara a los agresores hasta dar con uno de ellos, un joven ya fichado por la policía por un delito anterior que será ahora juzgado por la agresión.

En Marruecos, la homosexualidad está expresamente castigada con hasta tres años de cárcel por el Código Penal en su artículo 489, que persigue la “comisión de actos contra natura con individuos del mismo sexo”. La homosexualidad también sufre de una gran reprobación social.

El pasado verano, un joven travesti vestido con ropa femenina fue identificado por un grupo de jóvenes en la ciudad de Fez, sacado de un taxi y golpeado y pateado por una turba hasta que logró zafarse y huir. En aquella ocasión, el ministerio de Justicia advirtió de que nadie debía tomarse la justicia por su mano y “suplantar a la justicia o las fuerzas del orden”.

MARRUECOS Agreden a dos homosexuales en su casa y los ‘pasean’ desnudos y ensangrentados

Dos homosexuales en Marruecos

Dos homosexuales en Marruecos. ELENA CALVO

Dos jóvenes homosexuales recibieron una paliza dentro de una casa en Beni Melal, en el centro de Marruecos, según un vídeo del que hoy se hacen eco medios digitales locales.

Las imágenes, aparentemente grabadas con un teléfono móvil, muestran a los dos homosexuales desnudos con la cara ensangrentada, mientras los agresores tratan de quitarles la sábana que les cubre y luego les sacan desnudos a la calle.

Los medios subrayan que no se sabe cuándo se grabó el vídeo y añaden que los dos homosexuales fueron agredidos con armas blancas por un grupo de individuos.

El colectivo Akaliyat, en el que se integran activistas homosexuales, denunció que los dos jóvenes “fueron atacados en su domicilio por cinco individuos que residen en el mismo barrio”.

Akaliyat deploró la “inseguridad en las ciudades marroquíes que se refleja en la multiplicación de graves ataques contra homosexuales” y pidió a las autoridades abrir una investigación sobre lo ocurrido y despenalizar la homosexualidad.

Las redes sociales marroquíes siempre se hacen eco de los ataques homófobos. El caso más mediático fue el del pasado junio, cuando un joven travesti fue pateado y golpeado en el suelo, hasta que pudo zafarse y buscó refugio en un centro comercial.

Tras este incidente, el Gobierno marroquí advirtió con perseguir judicialmente aquienes pretendieran tomarse la justicia por su mano.

La homosexualidad en Marruecos no solo está castigada con penas que llegan hasta lostres años de cárcel, sino que además es objeto de una gran reprobación social

El PSOE acusa a los obispos de Getafe y Alcalá de Henares de “instigar el odio” contra la Ley de Transexualidad

Carla Antonelli,diputada en la Asamblea de Madrid por el PSOE

Carla Antonelli, diputada en la Asamblea de Madrid por el PSOE. SERGIO ENRÍQUEZ-NISTAL

Al PSOE no le ha gustado nada las críticas de los obispos Juan Antonio Reig Pla, de Alcalá de Henares; Joaquín Mª López de Andújar y Cánovas del Castillo, de Getafe, yJosé Rico Pavés, prelado de Mentesa y auxiliar de Getafe a la Ley de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y no Discriminación de la Comunidad Autónoma. “Que dejen de radicalizarse y sean más cristianos”, les ha contestado lasecretaria de Igualdad y Diversidad del PSOE-M, Ángeles Álvarez.

Álvarez ha salido al paso de las Reflexiones pastorales a la norma que han hecho los religiosos donde describen lo que Álvarez ha descrito como “posiciones encolerizadas contra la Ley Trans” y documento “que instiga al odio”. A su juicio, el texto “es producto de la obsesión de un sector de la jerarquía católica más cerca de los ultramontanos del siglo XIX que de ciudadanos del siglo XXI respetuosos con los Derechos Humanos”.

Álvarez ha recordado que “la Ley de Transexualidad pretende hacer realidad que los y las transexuales gocen de los mismos derechos que tiene cualquier persona”. Además, ha animado a los obispos “a conocer de cerca la realidad de la transexualidad” y, finalmente, ha recordado que “no es bueno ni cristiano, exhortar al odio, al rechazo y al desprecio de las personas transexuales”.

La diputada socialista Carla Antonelli, por su parte, también ha cargado este miércoles contra las pastorales de los obispos. Tras destacar que la carta solo rezuma “odio, intolerancia y desprecio social hacia las personas transexuales y sus derechos fundamentales”, la parlamentaria ha querido recordar a los obispos hacer un seudo-llamamiento al incumplimiento de la normativa ya en sí es un hecho delictivo.

Y es que los obispos de Getafe y Alcalá de Henares han publicado unas reflexiones pastorales sobre la Ley de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y No Discriminación de la Comunidad Autónoma de Madrid en la que manifiestan que su aprobación es “un hecho grave” al considerar que esta normativa es “injusta y a nadie obliga en conciencia”.

Carta de los obispos de Alcalá de Henares y Getafe

Los obispos de Getafe y Alcalá de Henares, Joaquín María López de Andújar y Juan Antonio Reig, respectivamente, han tachado hoy de un “hecho grave” la aprobación de la ley madrileña para la plena integración de los transexuales, legislación que ven “en esencia”, “injusta”, por lo que “a nadie obliga en conciencia”.

Los obispos, que dicen manifestar “todo el respeto hacia los que han promovido esta ley y sus posibles destinatarios”, consideran injusta la ley porque “niega lo que la recta razón conoce sobre el ser humano y olvida que el hombre no es solamente una libertad que él se crea por sí solo”, puesto que “es espíritu y voluntad, pero también naturaleza”.

También auguran que, al igual que “la redefinición del matrimonio” abrió “la puerta a que cualquier combinación afectiva pueda terminar, con el tiempo, siendo reconocida como matrimonio”, con estas leyes sucederá que “con el tiempo se podrá exigir el presunto derecho a cualquier modificación corporal a la carta, por arbitraria que sea”.

Ataques de homofobia en el CERN

Ataques en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas

Carteles del colectivo LGBT del CERN con la palabra 'cerdo' en alemán y una cita bíblica

Carteles del colectivo LGBT del CERN con la palabra “cerdo” en alemán y una cita bíblica. EM

El CERN (Laboratorio Europeo de Física de Partículas) ha denunciado en uncomunicado los ataques homófobos que el colectivo LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) que trabaja en el centro ha sufrido desde dentro del mismo centro. Varias pintadas con el mensaje ‘cerdos’ escrito en alemán (‘schwein’) han aparecido en los carteles que el grupo cuelga en el centro, donde anuncia reuniones o encuentros sociales. En otros han escrito citas bíblicas (“Si alguno se acuesta con varón como los que se acuestan con mujer, los dos han cometido abominación; ciertamente han de morir. Su culpa de sangre sea sobre ellos”) o los han arrancado de las paredes.

“El comportamiento homófobo no se tolera en el CERN”, advierte el comunicado. También añade que ya se han aplicado acciones sancionadoras contra las personas que han realizado tales actos, y que se seguirán aplicando siempre que sea necesario.

Según ha informado el diario británico Daily Mail, ya hay un investigador sancionadotras ser captado con las cámaras de videovigilancia escribiendo sobre los posters, aunque el colectivo LGBT del laboratorio europeo no cree que sea una acción aislada de una sola persona.

EL CERN ha informado en su comunicado de que está plenamente comprometido con el apoyo a la diversidad e igualdad “a todos los niveles”. Este grupo de LGBT se fundó en 2010 y los miembros afirman, tal y como recoge el Sunday Times, que la destrucción sistemática de sus carteles es un problema continuo.

El CERN tiene más de 2.500 empleados y recibe cada año a miles de asociados, gente en práticas y visitas de científicos e ingenieros. Es el mayor laboratorio de física de partículas del mundo y es especialmente conocido por albergar el Gran Colisionador de Hadrones donde se probó la existencia del bosón de Higgs en 2012. El CERN es una organización culturalmente diversa donde hay personas de más de 100 nacionalidades. “Es un lugar donde todo el mundo es bienvenido y donde cualquier persona puede alcanzar el éxito sin tener en cuenta su etnia, sus creencias o su orientación sexual”, señala el comunicado.

Acoso por identidad sexual

No es la primera vez que el CERN tiene que hacer frente a la homofobia: al menos una persona del grupo LGBT afirma haber recibido correos electrónicos abusivos en el pasado, por los que ya se aplicaron acciones disciplinarias.

Según una encuesta, uno de cada cinco físicos de minorías sexuales o de género de EEUU se han visto excluidas, intimidadas o acosadas a lo largo del 2015 por su orientación o expresión sexual.

Un informe de la American Physical Society señala que los físicos y los estudiantes de Física transgénero son los que tienen enfrentarse a un ambiente de trabajo más hostil, ya que casi la mitad de los 37 encuestados afirma haber experimentado un trato excluyente o de acoso en el último año.

También indica que, a pesar de que una encuesta anterior afirmaba que los científicos tenían una mente más abierta con respecto a la identidad sexual y de género que otros grupos en EEUU, los académicos LGBT continúan sufriendo acoso sexual, comentarios homófobos, exclusión, estereotipos y expectativas de incompetencia.

En su comunicado, el CERN concluye señalando que durante más de 60 años los científicos han estado trabajando en su centro de “manera armónica”, y continuarán esforzándose por continuar su misión científica en un ambiente apacible y de inclusión.

En las aldeas chinas del sida

Ding Hongjun, de 27 años, yace en su lecho de muerte en la aldea de Dongguan

Ding Hongjun, de 27 años, yace en su lecho de muerte en la aldea de Dongguan QILAI SHEN

Cuando Wang Erxuan descubrió que no alcanzaba los kilos requeridos para comerciarcon su sangre -él sólo pesaba 52 y el mínimo exigido eran 56- decidió rellenarse los bolsillos con trozos de metal. Apenas tenía 16 años, pero ya se había ofuscado bajo la euforia general que propició la llamada “economía del plasma”.

“Teníamos que ir a media noche al hospital para conseguir un puesto en la cola. Había cientos de personas. Nos empujábamos en las filas. Había incluso un eslogan: ‘Si quieres mejorar, vende tu sangre’, rememora el campesino.

La aldea de Meng Lou donde vive Wang no difiere mucho del resto del entorno. La planicie de la provincia de Henan siempre fue el granero de China. Una región azotada en repetidas ocasiones por catástrofes naturales y tragedias motivadas por el designio humano como la terrible hambruna que propició el maoísmo. Los restos de las ingentes canalizaciones construidas durante la Revolución Cultural -encaramadas sobre arcos al estilo romano- son testigo de aquellos atribulados años, donde la pobreza más absoluta fue una constante.

El vehículo se mueve entre carreteras repletas de baches, motocarros y tractores, extensiones interminables de cultivos y riachuelos anegados por la basura. La mayoría de las viviendas dispone de enormes portones de color rojo decorados con imágenes deGuan Yu, el dios de la fortuna, o frases que intentan atraer la suerte que siempre ha sido esquiva con esta región. “Si la familia permanece unida, el futuro es brillante”, se lee en una.

Es una imagen de la China profunda muy distante de los trenes de alta velocidad y el desarrollo que domina Pekín, pero los lugareños recuerdan que el pasado fue mucho peor. “La gente vendía sangre porque no teníamos para comer. Los que ganaron algún dinero [con ese negocio] compraron ladrillos y pudieron construirse una casa. Antes usábamos barro”, recuerda Ma Shenyi, de 46 años.

El campesino deambula por los sembrados y se acerca a tres túmulos de tierra. Son las tumbas de su esposa, su hermano y su padre. Ella fue la primera en morir, en 2001. Su progenitor falleció en 2007 y cinco años más tarde, su hermano.

Es entonces cuando el visitante se percata de que las parcelas están salpicadas por los mismos montículos, que no son sino enterramientos al estilo tradicional de esta zona.

En las aldeas chinas del sida

Los tres familiares de Ma distan mucho de ser los únicos a los que se llevó la enfermedad. “Aquella tumba es de otro que también murió de eso y aquella otra… Hubo unos meses en los que moría mucha gente. Sólo en mi calle fallecieron tres en cuestión de semanas. En esta aldea han muerto más de 50”, recuerda el vecino de Wenlu mientras señala hacia las sepulturas.

Durante años, lugares como Wenlu, Meng Lou y toda una plétora de pequeños villorrios de Henan eran conocidos como las “aldeas del sida”. Fueron los mismos enclaves que durante la década de los 90 se vieron dominados por la fiebre de la compraventa de sangre apadrinada primero por las autoridades locales y después por toda una legión de avispados negociantes.

Ma Shenyi se sienta en el pequeño habitáculo donde dormita su madre. Ella también esseropositiva. Lo mismo que dos de sus hijos y su cuñada. De la pared cuelga una bolsa repleta de fármacos con un lema: “Toma las medicinas de forma regular, cuida de tu vida”.

“Empecé a donar sangre en 1992 o 1993. Lo hice decenas de veces. Al principio la gente iba a los hospitales. El problema surgió cuando aparecieron los comerciantes privados. Solían venir por las noches para evitar que los detuvieran. Te pagaban 45 yuanes [poco más de seis euros] por 800 centímetros cúbicos. Sólo te quitaban el plasma y te volvían a introducir el resto en las venas”, recuerda. En una época en la que ganar 100 o 200 dólares anuales [entre 88 y 177 euros] se consideraba toda una proeza, esas cantidades parecían una fortuna. “Era dinero fácil”, añade Ma.

La campaña pública derivó en frenesí colectivo. Todos los lugareños consultados para este reportaje coinciden en describir el mismo escenario: miles de empobrecidos campesinos agolpándose en hospitales, viajando de una ciudad a otra para poder volver a vender su sangre… Las autoridades permitieron que se crearan cientos de “bancos de sangre” en la provincia, no sólo en hospitales sino bajo el auspicio de unidades militares, factorías o minas de carbón. El proyecto era vender ese “producto” a las firmas extranjeras. El propio responsable del departamento de Salud de Henan, Li Quanxi, viajó a EEUU para promocionar este “negocio”.

Es la misma descripción que hace el escritor Yan Lianke en la novela que dedica a este suceso –El sueño de la aldea Ding-, que basa en su propia investigación. “Lo que comenzó como un goteo, pronto se convirtió en un torrente. No tardó mucho en ser elboom de la sangre. Se instalaron bancos de sangre en los mercados, en los cruces de carretera, en las casas y hasta en establos”, escribió Yan.

Wang Erxuan asiente. “Toda la provincia vendía sangre”, ratifica. Él mismo llegó a vivir durante un mes en un hotel junto a otra veintena de personas que sólo se dedicaban a comerciar con su flujo interno. “Pagábamos 10 yuanes [1,3 euros] por dormir allí. Cada mañana venía un comerciante y decía: ”¡A ver, quiero del tipo A!”. No hacían análisis ni nada. Ese mes yo vendí 30 veces, en ocasiones dos por día”, explica Wang. A él le pagaban 75 yuanes por los 800 cc. Se ganaba más si se dejaban extraer todo el líquido y no sólo el plasma. Aquello le salvó. Él no contrajo el VIH.

Los otros se hacían extraer el líquido a través de centrifugadoras que separaban el plasma y mezclaban el resto de la sangre -plaquetas y glóbulos rojos- con la de otros vendedores del mismo grupo sanguíneo, volviendo a inyectar ese compuesto en las venas de sus clientes. “Pensábamos que era más seguro así, porque no perdíamos toda la sangre”, precisa Zhany Junxi, un vecino de Zheng Lou, otro de los poblados afectados por la expansión del VIH. Un error que marcó la vida de decenas de miles de personas. Todas las víctimas consultadas se infectaron al utilizar las “máquinas”, como se refieren a ellas.

Zhany tenía 20 años cuando se inició en el “negocio”. Vendió su sangre más de media docena de veces a lo largo de un año. “Una vez tuve que ir a las dos de la mañana para pillar sitio. Debíamos ser unos 200”, rememora. Otra víctima de este comercio, Xing Xinwei, de 46 años, alude al dicho que se usaba en esos días. “Extiende el brazo y te caerá el dinero”, repite. “Los compradores de sangre venían a las aldeas y se metían en tus casas con las máquinas. Hasta en las cocinas. Nadie te hacía análisis”, añade.

Durante aquellos tiempos de fervor común, algunos consiguieron mejorar de forma ostensible su nivel de vida. Los locales se percataron cuando les vieron construir nuevas viviendas. “Si tenías muchos miembros en la familia y todos donaban sangre, podían ganar dinero”, admite Ma Shenyi. Aunque fueron casos aislados, puntualiza. El beneficio que obtenían los campesinos seguía siendo ínfimo. El mismo Wang Erxuan, tras la maratón que realizó aquel mes en el que se dejó extraer sangre decenas de veces, volvió a su casa con 300 yuanes de ganancia (36 euros).

Manchas en la piel

Y entonces, un día apareció la fiebre. Nadie sabía qué significaba el sida. “La gente pensaba que era un resfriado. No tenían ni idea de lo terrible que es esta enfermedad”, dice Ma Shenyi. A él le diagnosticaron que era seropositivo en el año 2000. Todo comenzó con “un poco de fiebre y manchas en la piel… La gente tomada pastillas pero no se le curaba”, dice

La “plaga” se extendió “por la planicie”. “Se abatió sobre nosotros como una inundación, envolviendo a docenas, quizás cientos de aldeas. Y cuando eso ocurrió, la gente moría como hormigas… Murieron como hojas de un árbol muerto; caían al suelo y se los llevaba el viento… Era raro que pasara una semana sin que muriera alguien”, escribió Yan Lianke en su memorable texto.

Los funerales se convirtieron en un acontecimiento repetitivo. “En la aldea de Nan Dawu murieron ocho personas en el mismo día”, asevera Wang Erxuan.

Aunque las propias víctimas comenzaron a denunciar el escándalo en 1998, el Gobierno no reconoció la magnitud del problema hasta agosto de 2001, cuando asumió que entre 30.000 y 50.000 personas se habían contagiado. El viceministro de Salud de aquellas fechas, Yin Dakui, reconoció que era una estimación a la baja y que podían ser hasta 100.000. Los activistas que denunciaron lo ocurrido multiplicaron por cinco o 10 esos guarismos y alertaron de que el azote se había extendido por al menos cinco provincias, aunque Henan fuera el epicentro del polémico comercio.

las tumbas del campesino ma shenyi. Aquí, junto a los tres túmulos de tierra donde enterró a su esposa, su hermano y su padre. Murieron de sida tras contagiarse al vender su sangre.

las tumbas del campesino ma shenyi. Aquí, junto a los tres túmulos de tierra donde enterró a su esposa, su hermano y su padre. Murieron de sida tras contagiarse al vender su sangre. JAVIER ESPINOSA

En realidad nadie conoce con precisión la magnitud del infortunio, pero los habitantes concuerdan en que más de la mitad de los que comerciaron con su sangre se infectó. “En esta aldea hubo más de 100 personas que la vendieron y la mitad enfermaron. Hoy sólo quedamos vivos una decena. El resto murió”, aduce Zhang Junxi, el vecino de Zheng Lou. Entre los fallecidos figuraban su hermano y su cuñada.

Bajo la presión del escándalo, Pekín prohibió la venta de sangre en 1998 e intentó minimizar el alcance de la controversia. Muchos de los expertos que alertaron de las graves consecuencias, como la veterana doctora Gao Yaojie, el también médico Wang Shuping o el activista Wan Yanhai, tuvieron que exiliarse. Las visitas de los periodistas extranjeros a los villorrios del sida solían concluir con su detención y expulsión de la zona.

Dientes blancos y rotos

Los residentes locales todavía rememoran con cierta aprensión la jornada de 2003, en la que cientos de policías asaltaron uno de los villorrios y apalearon a sus habitantes después de que éstos protagonizaran un tumulto cuando pretendían acceder a una oficina oficial para protestar por la situación de los enfermos. “Estaba lloviendo. Llegaron por la noche y comenzaron a pegar con palos a todo el mundo. A varios les rompieron los dientes, el brazo…”, relata Wang Erxuan.

Todavía hoy las reclamaciones pueden concluir en prisión. Es lo que le pasó a la esposade Wang, Li Xiaohe. Su marido muestra la sentencia que la condena a dos años de cárcel por “crear problemas”. Li había participado en varias ocasiones en los viajes que organizaban hasta Pekín grupos de víctimas del VIH de Henan, que intentaban aprovechar las reuniones del Parlamento local para exponer sus reclamaciones. En febrero de 2012, la Policía se personó en su domicilio de Meng Lou y se la llevó. “Sólo pedía que el Gobierno le diera una ayuda para tratar a nuestro hijo, enfermo de sida”, asegura Wang Erxuan.

Li sufre la misma dolencia. Su marido dice que se infectó en un hospital público “y sólo vendió sangre dos veces”.

El condado de Shangcai, del que dependen todos los villorrios del área de Wenlu y Meng Lou, se convirtió en una especie de zona cero de la epidemia. De las 38 aldeas que el Gobierno identificó como las más afectadas, más de la mitad pertenecía a ese distrito donde habitan 1,3 millones de personas.

El legado sigue siendo devastador. En la región es habitual ver orfanatos de niños cuyos familiares sucumbieron a la enfermedad y hospitales que intentan paliar su expansión. Los muros de muchos pueblos están salpicados de carteles que anuncian servicios médicos.

El número real de menores que nacieron con el VIH a consecuencia de este infortunio tampoco se conoce, pero el vástago de Wang y Li es uno de ellos. “Aquí hay cerca de 600 o 700 niños que nacieron con el VIH. Sólo en esta aldea eran media docena pero únicamente dos siguen vivos”, estima su padre.

El joven Wang Xuefeng asiste a la conversación cabizbajo. A sus 23 años, preocupaciones tan normales en este contexto como buscar una posible esposa ni se le pasan por la cabeza. “¿Quién se va a querer casar con un enfermo de sida?”, inquiere. El estigma forma parte de la truculenta herencia que dejó la “economía del plasma”. “Toda mi vida me he sentido discriminado. Aún hoy. Los niños no querían jugar conmigo en el colegio. Salían corriendo al verme”, comenta.

Después de que el Gobierno comenzara a distribuir de forma gratuita medicamentosantirretrovirales a partir de 2003, las muertes se frenaron. Aunque no todas.

La familia de Zhou Yulan se encuentra reunida en torno a su cama desde hace días. Tienen tal certeza sobre su inmediato futuro que ya le han preparado la ropa que vestirá durante su funeral. Una chaqueta roja brillante y unos pantalones oscuros. “No creo que sobreviva muchos días”, admite su hijo, Xing Xinwei. “Las medicinas no funcionan. Le producían problemas en el estómago. Tiene la boca totalmente podrida y no puede comer”, dice.

El poblado de Xiongqiao es otro de los nombres más emblemáticos de las “aldeas del sida” de Henan. En el clan de Xing Xinwei seis personas desarrollaron la enfermedad, incluido él mismo. Su padre y su esposa murieron hace años. La salud de Xing también se encuentra muy resentida. Respira con dificultades. “Tengo mal el estómago”, aclara.

Como su madre, Xing sólo comenzó a medicarse hace tres años, aunque sabe que es seropositivo desde 1992. “Empecé a vender sangre con 17 años. Era algo normal. Oculté que era seropositivo porque no quería avergonzar a mi familia. Hoy, muchos siguen sin decirlo”.

Xing reparte la responsabilidad de esta adversidad entre las autoridades y él mismo. “El Gobierno fue quien inició este negocio pero nadie me obligó a vender la sangre”, puntualiza. Es una opinión compartida por otros. “Fue una especie de sueño colectivo. Nadie nos forzó”, apunta Zhang Junxi. Para Wang Erxuan, toda la culpa es del “Gobierno”. “Nos engañaron, no nos dijeron lo peligroso que era”, defiende.

Ma Shenyi prefiere aferrarse al pragmatismo: “Da lo mismo quién fue el culpable. Ya nadie puede quitarme el sida o devolverme a mi esposa. Fue todo muy triste“, concluye.

‘Quiérete mucho…’, un manual de éxito para homosexuales

Gabriel J. Martín, autor de 'Quiérete mucho, maricón'

Gabriel J. Martín, autor de ‘Quiérete mucho, maricón’. BERNARDO DÍAZ

“Cada vez que un personaje famoso dice: ‘Soy una persona que se enamora de personas’, muere un gatito, se le cae un diente al hada de las obviedades (¿acaso las demás personas nos enamoramos de farolas? y, lo que es peor, da una vuelta más a la cerradura de algunos armarios”. Lo de enamorarse de personas se dice, se lee y se escucha a menudo. El resto es aportación de Gabriel J. Martín, pionero de la psicología gay afirmativa (gay affirmative psychology) en el mundo hispano, que acaba de publicar un extenso (527 páginas) “manual de éxito psicoemocional para hombres homosexuales”. Ni más ni menos.

Pero antes de llegar a esa aclaración técnica está el título, mucho más ilustrativo que cualquier explicación. El libro se llama Quiérete mucho, maricón. Directa y sin medias tintas, la frase define la filosofía de vida del autor, que quiere reforzar la autoestima de los gays y, además, establece un guiño cómplice con el colectivo al utilizar una palabra “a la que hemos quitado la connotación negativa e insultante y la convertimos en un apelativo cariñoso”.

¿Qué esconden las páginas de este manual? Pues un cóctel bien mezclado de historia de la homosexualidad, ciencia sobre si el gay nace o se hace, qué significa ser homosexual, cómo se asume esta condición, qué secuelas deja la homofobia, cómo disfrutar de la sexualidad con diversión y precaución, un recorrido por las ITS (infecciones de transmisión sexual), información para desenvolverse en el ambiente gay, la aportación de las nuevas tecnologías a la hora de ligar y un poco de jerga de “culturilla marica”. Todo en tono desenfadado pero con muchos datos y referencias científicas y salpicado por textos de García Lorca, Gustavo Adolfo Bécquer, Luis Cernuda o Jaime Gil de Biedma, entre otros.

Gabriel J. Martín habla con pasión del libro, de su trabajo, de la vida. Y toca con naturalidad el sexo y los tabúes que le rodean. Gaditano residente en Barcelona, cuenta a EL MUNDO que lo único que ha hecho ha sido “aplicar una corriente psicológica que está muy extendida en otros países. Me daba rabia que no tuviéramos nada parecido aquí. Pero yo no me he inventado nada. Esto empezó en los años 70. Yo creo que nacimos al mismo tiempo la psicología afirmativa y yo”. Se trata de una línea de trabajo que ayuda a los pacientes gays a asumir su homosexualidad y vivirla con naturalidad y gozo.

El mensaje va para quienes le acusan de haberse montado un “chiringuito gay”. “Ya estaba todo creado, yo sólo le he dado forma y lo he traído a España”, afirma. No hay más misterio.

Está acostumbrado a los ataques “porque aún hay mucho homófobo”, y destaca que hoy en día todavía es “muy complicado ser gay en determinados entornos -el mundo del fútbol, del toro…-“. Le da igual que le acusen de subirse al carro del “lobby rosa”, porque afirma, con convicción, que esta obra era “necesaria” y “es muy útil para todos los homosexuales y sus familias”.

Algunos puntos que deja claros en el libro son los siguientes: “Ser gay tiene que ver con de quién te enamoras, no con quien te acuestas”. “La homosexualidad es innata y por eso está omnipresente en la naturaleza y en la historia”. “Al contravenir manifiestamente las leyes del aprendizaje es imposible que la homosexualidad sea adquirida. Es innata y biológica”.

Y, para los que dicen que es algo elegido… narra: “claro, y por eso te dejas ahorcar en Arabia Saudí o en Irán o apedrear en Rusia. Eliges ser gay para que los niños del colegio te peguen y te insulten, para que tu padre se avergüence de ti, para que tu madre calle cuando las vecinas le pregunten si ya tienes novia… Eso no es ser maricón, ¡eso es ser un tocapelotas! ¿Podría existir algo más estúpido que creer que alguien podría elegir un ‘estilo de vida’ que le pone en el punto de mira de todas las agresiones?”

¿Por qué este libro?
Viene un poco por mi trayectoria. Yo cuando me voy a vivir a Barcelona me apunto a la Coordinadora Gay y Lesbiana para conocer gente. Me apunto al curso de voluntariado y me ofrecen llevar la asesoría psicológica. Ahí me doy cuenta de que los pacientes que vienen tienen una problemática con la vivencia de la homosexualidad y la respuesta de su entorno. Eran patrones muy parecidos. Empecé a investigar y descubrí que hay una cosa maravillosa, la Gay Affirmative Psychology, que estaba muy extendida en el mundo anglosajón, con cantidad de libros publicados sobre el tema y que en nuestro país es muy desconocida. Al mismo tiempo empiezo a publicar en una revista gay de Barcelona y los artículos fueron gustando. De repente vi que había interés. Me preguntaban dónde podían leer más sobre los temas que yo tocaba. Pero todo estaba en inglés. Una cosa llevó a la otra y, al final, al libro.
¿Por qué ahora?
En general es verdad que tenemos un nivel de aceptación de la homosexualidad alto en España, aunque hay matices. No es lo mismo que seas chico o chica, que vivas en un pueblo… Aunque la aceptación es buena. No es un libro para que la gente acepte su homosexualidad. Lo toco un poco al principio y ya. Lo que menos hago es ayudar a la gente a salir del armario. Lo que yo trabajo son las secuelas que deja el entorno homófobo y la homofobia interiorizada -el rechazo de uno mismo a su propia homosexualidad-. Ayudo a gente que ya ha aceptado su condición pero tiene secuelas y problemas en sus relaciones de pareja. No es un libro para el gay que se tiene que aceptar, sino para todos. Y no hay ninguno parecido en España.
El libro dice claramente: Manual para hombres homosexuales, pero ¿para quién más es?
Para las familias, que tienen que hacer un proceso de salida del armario que se parece mucho al nuestro. Todos tenemos prejuicios interiorizados que se deben a la educación que recibimos y al contexto en el que nos criamos. Un padre que ha crecido escuchando que la homosexualidad era una enfermedad y su hijo le dice que lo es, pues no le cuadra. No le cuadran sus ideas con la realidad de su hijo.Pero además es un libro escrito para muchos tipos de hombre gay, por eso es tan amplio. Es para el que se está empezando a a aceptar, para el que hace muchos años que se aceptó y tiene una crisis en su relación sentimental, para el gay que no sé cuánto hace que se aceptó pero tiene un problema de erección porque se pone muy ansioso, para el que lo pasó mal en el colegio y está obsesionado con infectarse de una ITS, para el gay que quiere saber cómo tener relaciones sexuales más tranquilas y saludables, para el gay muy jovencito que no tiene ni la mayoría de edad, para sus familias, para todos. Por eso ha salido tocho, no quise dejarme a nadie. Raro será el gay, lo digo muy seguro, que no saque algo de este libro, porque lleva mucho material, muchos contextos y muchas situaciones.

El título fue ¿lo primero o lo último?
El título tiene su historia. Es una frase mía, con la que siempre despido los artículos desde 2012. Resume un poco mi filosofía. Me ha sorprendido mucho la recepción del término maricón en el mundo hetero que me ha dicho, ‘pero si eso es un insulto’. Desconoce que entre nosotros hemos descontextualizado ese término, le hemos quitado el tono peyorativo y lo utilizamos con confianza y cariño. Tiene que ver con la complicidad de un gay a otro gay. [En el libro lo explica así: “Cuando dos gays nos decimos maricón estamos usando lo que se llama una marca lingüística: una expresión que denota una realidad no explícita pero que ambos comprenden. Una marca de complicidad. También es una palabra que empleamos para estar por encima de su uso insultante, para señalar que ya no nos duelen las palabras sino las intenciones. A veces los cambios son tan rápidos que no hay palabras para referirse a lo nuevo. Aunque lo nuevo no sea más que lo viejo pero visto con ojos renovados. Le hemos quitado lo malo y dado un guiño cómplice. Es la neoléxica]
¿Qué quiere decir maricón cuando lo dice un heterosexual y cuando lo dice un homosexual?
Entre dos gays es una marca de complicidad. Es una realidad que no está explícita pero que ellos entienden. De repente hay que crear un vocabulario nuevo para definirnos y a lo que recurrimos es a quitarle a determinados términos las connotaciones negativas que tiene y transformarlas en positivas. Empezamos a usarlo de forma de colegueo. Como el buddy de los estadounidenses o el nigger que los negros pueden usar entre ellos.
¿Hay otros términos que han descontextualizado?
El puta, por ejemplo, que lo usamos como adjetivo. Soy muy puta, decimos entre nosotros. Como adjetivo, no como sustantivo. Igual que el zorra, guarra. Pero es entre amigos y con personas que tienes mucha confianza. Igual que los hombres heteros que eran muy promiscuos eran Don Juanes, nosotros éramos viciosos. Pues equiparamosmuy puta con su Don Juan. Lo descontextualizamos y le damos otro sentido.
¿Es posible que la aceptación de la homosexualidad haya avanzado mucho los últimos años y ahora se haya estancado e, incluso, puede estar retrocediendo un poco?
Los movimientos en la historia casi nunca son unidireccionales y sin ningún tipo de parón. Es normal que haya avances y retrocesos. Claro que los homófobos me critican, dicen que me invento las cosas que digo. Hemos vivido una época, los de 35 años para arriba, en la que ser homosexual era lo peor. Eramos enfermos hasta los 90, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) nos sacó de esa consideración. Todo esto de la psicología gay afirmativa nace como reacción a cuando la homosexualidad era considerada un trastorno mental. Los psicólogos empezaron a decir, mira, no, no son enfermos, no están trastornados, lo están pasando mal porque su entorno les machaca. Cómo no van a terminar neuróticos, depresivos, tomando alcohol… ¿quién no con lo que están sufriendo? Entonces se trabaja desde la afirmación de la homosexualidad y que la persona no se sienta mal por ser homosexual sino que se acepte. No sólo hay que sacarles del manual psiquiátrico sino que además necesitan un apoyo extra para que superen todo lo que han vivido. No podemos esperar que el cambio sea inmediato. Ha habido una educación en un sentido y queda mucho de eso aún.
¿Hay corrientes en contra de esta psicología afirmativa?
Desde el mundo académico no, porque está todo muy documentado y es inapelable. Evidentemente, desde sectores muy homófobos, hay críticas. Un punto que me machacan continuamente es cuando digo que la homosexualidad es innata. Miles de comentarios diciendo que no, que es una elección, que depende del entorno en el que el niño crezca… Pero es innata. Primero porque no puede ser aprendida porque contraviene las reglas del aprendizaje, porque está presente en muchas especies (más de 300)… No es una cuestión controvertida porque la ciencia ya lo tiene clarísimo, pero la gente rechaza esa idea. El problema con la homosexualidad es que ha sido mal entendida. El último milenio ha sido devastador en cuanto a la comprensión de la homosexualidad. Hubo un avance con el psicoanálisis y es que dejó de ser un pecado para convertirse en una enfermedad… que se podría curar. Daba hasta esperanzas, pero te patologizaba. Al ser mal entendida genera una serie de prejuicios para justificar la “desviación” de esas personas. Por qué son pecadores o tienen algún tipo de tara. Todos esos prejuicios forman parte de la cultura: es gay porque lo ha elegido, porque es un inmaduro emocional, etc, etc. Lo primero que tienen que entender las familias es que la explicación que les han dado sobre homosexualidad no es la correcta.
¿Cuáles son las secuelas más comunes que deja todo esto?
Lo primero la homofobia interiorizada. Raro es el gay que no haya interiorizado algo de homofobia. Todos interiorizamos prejuicios, aunque no seamos conscientes de ellos. Los homosexuales han incorporado ideas equivocadas sobre su condición. Los referentes en las películas siempre han dado una imagen distorsionada del gay.
¿Se sienten bien representados en el cine o en las series?
Ya va cambiando la cosa, pero siempre se ha recurrido al estereotipo del marica risitas. Los homosexuales somos muy diversos. Los hay guapos, feos, de izquierdas, de derechas, con glamour, sin glamour, con carrera, sin ella… como en todas partes. Cuando alguien presenta un estereotipo en la pantalla lo que está buscando es una identificación rápida. Hay que entender que el cineasta tiene que llegar al espectador rápido. Yo recomiendo mucho El celuloide oculto, un documental que cuenta cómo Hollywood veía la homosexualidad. Y explica que en los años 30, cuando el cine se convierte en una industria, la Iglesia y los poderes dicen, ‘oye, aquí hay que opinar sobre qué se puede ver y qué no”. Entonces hacen un código en el que establecen cosas que no se puede ver en pantalla, como un aborto o violaciones o besos con lengua o la homosexualidad. Hollywood, para no tener problemas, dice,que ‘vale’. ¿Qué ocurre? Que la homosexualidad se puede representar si cumple tres condiciones: que el mariquita fuera risible, el que llamamos sisi, como en Con Faldas y a lo loco, por ejemplo. Que fuera el malo de la película, el malvado y, al final, descubres que su trastorno psicópata es por amor, o que la historia acabara de forma trágica. La imagen que daban a toda la sociedad es que un amor lésbico acababa siempre en tragedia. De ahí venimos.
¿Cuáles son las secuelas más comunes que deja todo esto?
Lo primero la homofobia interiorizada. Raro es el gay que no haya interiorizado algo de homofobia. Todos interiorizamos prejuicios, aunque no seamos conscientes de ellos. Los homosexuales han incorporado ideas equivocadas sobre su condición. Los referentes en las películas siempre han dado una imagen distorsionada del gay.
¿Cree que los padres casi siempre lo sospechan?
Muchos sí. Sobre todo las madres. Vienen muchas madres solas a consulta para contarme que creen que su hijo es homosexual y que quieren ayudarle a contarlo ya. A veces vienen acompañadas por el padre. Es bonito que una madre quiera ayudar a su hijo en este tema.
En el País Vasco a un chico de 21 años le han echado de casa por ser homosexual. ¿Siguen ocurriendo con frecuencia estas cosas?
Sí, no es algo normal pero en determinados contextos sigue pasando. Pero me siguen sorprendiendo mucho estas noticias, la verdad.
¿Qué caso de los que ha visto en consulta se le ha quedado grabado?
Me acuerdo siempre de un hombre que sufrió abusos por un familiar cuando él tenía seis años. El familiar tenía 20 años. Aquello fue especialmente duro porque veías todo el sufrimiento que esa persona acarreaba, lo indefenso que se sintió, lo desprotegido… Superar eso lleva mucho trabajo. No es nada sencillo.
¿Cómo fue su proceso, su salida del armario?
Mi caso fue particular, porque yo soy intersexual. Yo nací con genitales intersexuales, los médicos se equivocaron y pensaron que era una niña, me criaron como tal pero yo tenía identidad masculina. Una historia. Y, además, descubrí que era gay. Yo empecé a entender mi homosexualidad una vez que entendí todo lo anterior. Fue un proceso largo. La primera vez que asumo todo mi proceso y por primera vez me enamoro de otro hombre me doy cuenta que eso que estoy sintiendo ya lo había experimentado yo previamente con otros hombres, pero tenía tan bloqueados mis sentimientos, mi inteligencia emocional, que la situación me sobrepasaba. Y entonces fue cuando caí en la cuenta: ‘ay, pero si esto lo he sentido yo por Nacho. ¡Si mi primer amor fue Nacho! Y fue un descubrimiento’
¿Cómo influyen las apps para ligar en los homosexuales? ¿Ayuda a salir del armario, crea más gueto?
Hay estudios muy interesantes que dicen que los hombres que empiezan a descubrir su homosexualidad se benefician de contactar con otros hombres por estas aplicaciones como Grindr, sobre todo porque ayudan a quitarse prejuicios. También es cierto que, perfiles emocionalmente no muy estables, pueden tener problemas porque se pueden obsesionar con conseguir novio a través de estas redes, a tener sexo compulsivo… Dependerá mucho del perfil de cada uno y de lo estable que se encuentre emocionalmente. También se ha detectado que han aumentado las ITS. De hecho, se está trabajando en aplicaciones para que sea muy fácil comunicar a tus contactos que tienes sífilis, gonorrea… Si ya era fácil el contacto sexual, ahora con esto si no follas es que no quieres. Esto es así. No sólo en gays, que tenemos un uso alto del preservativo. Pero los heterosexuales jóvenes han perdido mucho la conciencia de las ITS.

El Teatro Campos suspende el ‘show’ de Wismichu tras las denuncias por apología de la pederastia

El youtuber Ismael Prego, conocido como Wismichu.

El youtuber Ismael Prego, conocido como Wismichu.

El Teatro Campos Elíseos ha retirado de su programación el espectáculo previsto para este sábado ‘Hay un Wismichu en mí’ y ha paralizado la venta de entradas a través del canal de su página web después de que el grupo municipal de EH Bildu de Bilbao haya pedido este jueves al Ayuntamiento que interviniera para impedir que se pusiera en escena un espectáculo en el que, denunciaban, “se hace apología de la pederastia y de la violencia”.

El espectáculo, previsto para este sábado en dos sesiones, ha sido retirado de la página web del Teatro Campos, desde donde tampoco se puede acceder a la venta de entradas, aunque por el momento no hay una declaración oficial acerca de su suspensión.

El Ayuntamiento había pedido este jueves al teatro, que gestiona la SGAE pero es de propiedad municipal, que retirara de su programación el ‘show’ del ‘youtuber’ Ismael Prego, que la semana pasada fue denunciado por el Ayuntamiento de Tenerife ante la Fiscalía de Menores por presunta apología de la pederastia, después de que muchas madres que acompañaron a sus hijos mostraron su repugnancia y malestar por el tono de las bromas de ‘Wismichu’.

Así, el grupo municipal de EH Bildu en Bilbao había pedido esta mañana que el Ayuntamiento actuara para “impedir” que se celebrara el espectáculo en el Teatro Campos. “No se puede permitir que se celebre un espectáculo donde se llama a menores de edad ‘putas’, mientras se les invita a subir al escenario, donde se hace apología de la pederastia y de la violencia, y mucho menos si éste es de propiedad municipal, tal como sucede en el caso del Teatro Campos”, resaltaban.