Las empresas carecen de un protocolo para expatriar a un empleado LGTB a un país donde la homosexualidad es delito

El presidente de Uganda firmó una ley que castiga la homosexualidad con cadena perpetua

El presidente de Uganda firmó una ley que castiga la homosexualidad con cadena perpetua EFE

“Es inconcebible forzar a alguien a ir a un país donde sus semejantes son condenados por su condición”. Es una de las frases con las que Laurent exige a través de una petición en Change.org que los empleados LGTB de Air France puedan decidir si trabajan en los vuelos a Irán. El miedo a viajar a Teherán tiene fundamento, ya que el país, castiga la homosexualidad con la pena de muerte.

Según la ILGA (International Lesbian, Gay, Bisexual, Trans and Intersex Association) y a fecha de mayo, en 13 países todavía se contempla la pena de muerte para castigar la homosexualidad, y en otros 75 estados no ser heterosexual conlleva penas de prisión incluso de cadena perpetua. Países como Irán, Arabia Saudí o Mauritania son de lo más implacables contra la comunidad LGBT, pero en otros como Rusia la homosexualidad está muy perseguida.

De ahí que uno de los debates tenga que ver con estos países, y con los empleados LGBT que por motivos laborales deban trabajar en estados que persiguen la homosexualidad para castigarla. El caso de los empleados de Air France pone el foco en una situación que obliga a las empresas a conocer la orientación sexual de sus trabajadores antes de ponerles en riesgo viajando a países que restringen la homosexualidad. Ernst & Young es de las pocas empresas a nivel mundial que sí tienen en cuenta la orientación sexual a la hora de hacer cualquier movimiento con un empleado. Por ejemplo, un portavoz de la compañía explicó a Bloomberg como a un empleado gay que iban a mandar a Rusia terminaron enviándolo a París, manteniendo así la opción de que desarrollara su carrera en el extranjero, sin que fuera cancelada por ese motivo. No obstante, ¿se cumple esto en las empresas españolas? ¿Existe algún protocolo de actuación al respecto?

Mapa de ILGA sobre la penalización de la homosexualidad en el mundo

Mapa de ILGA sobre la penalización de la homosexualidad en el mundo

Las empresas españolas no lo contemplan

En España tener una orientación sexual no hetero sigue sin estar normalizado y tiene su eco en el ámbito laboral. Una denuncia generalizada del colectivo LGBT es que cuando se cambia de trabajo, muchas personas “vuelven al armario” hasta volver a estar seguros de poder mostrar su condición. De hecho, un estudio determinó que el 60% de las personas LGBT había sufrido discriminación en el trabajo en los dos años anteriores a la publicación del trabajo. Y esta homofobia se produce en un país donde otro estudio que resalta a España como el país que mayor aceptación tiene de la homosexualidad en el mundo.

Pero los destinos a los que puede ir un trabajador de una empresa española expatriado son los que generan las dudas sobre cómo proteger a los empleados si por ejemplo tienen que ir a desempeñar sus funciones a Iran. Allí la homosexualidad está castigada con la pena de muerte, pero no son pocas las multinacionales que no se resisten a los yacimientos petrolíferos en la zona, como Repsol. Preguntados por si conocen la orientación sexual de sus empleados, desde la española responden que “nosotros no nos metemos en la intimidad de los empleados, no sabemos su orientación sexual ni les preguntamos por ello”. Añaden que “nosotros tenemos una política de diversidad global, que incluye a todo el mundo. No tenemos una política específica hacia el colectivo LGBT, sino que hacemos inclusión en general”. Respecto a los trabajadores LGBT que van a trabajar fuera, los denominados expatriados, aseguran que “antes de ir les proporcionamos todo tipo de información de integración cultural, lo que incluye datos, costumbres, valores, legislación, normas de comportamiento del lugar, para que puedan valorarlo todo bien”.

Otra nación de mentalidad similar es Arabia Saudí. Con la construcción del AVE a la Meca, Renfe ha pasado a tener importantes intereses en uno de los países más intolerantes con la homosexualidad. Pero sobre ello, la compañía considera que la orientación sexual “es algo que no preguntamos a nuestros empleados, no se nos pasa por la cabeza”. Y en el caso de tener empleados expatriados homosexuales, comentan que “si surgiera la situación, la valoraríamos individualmente”.

Rusia es otro de los países hostiles hacia el colectivo LGBT. Si bien no llega a castigar con la muerte a los homosexuales, desde 2013 existe una ley que no permite a los LGBT manifestar en público su condición, a riesgo de sufrir represalias a nivel institucional. A día de hoy son varias las empresas españolas con intereses en el país de Vladimir Putin, como Inditex, con 485 tiendas en Rusia a finales de 2015. Cuestionados sobre si es un factor tenido en cuenta antes de enviar trabajadores a Moscú, responden que “ Inditex pone a disposición de todos sus empleados en todo el mundo múltiples canales para que puedan transmitir cualquier situación relacionada con el respeto a la diversidad y la tolerancia cero de la compañía hacia cualquier clase de discriminación”. Otra de las compañías con intereses en Rusia es la fabricante de material ferroviario CAF, pero fuentes de la empresa admiten que no tienen “una política específica para el colectivo LGBT”.

Persecución penal a personas LGTB: crimen de lesa humanidad

76 PAÍSES PENALIZAN LA HOMOSEXUALIDAD Y 6 DE ELLOS LO ELEVAN A LA PENA MÁXIMA: LA MUERTE

El Parlamento de Canarias se convierte en la primera cámara legislativa del mundo en reconocer la persecución penal de personas por su orientación sexual o identidad de género como crimen contra la humanidad.

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Canarias ha dado un paso importante e histórico en la defensa de los derechos humanos del colectivo LGTB. El Parlamento autonómico ha respaldado por unanimidad de todos sus grupos una iniciativa legislativa que reconoce la persecución penal de las personas por su orientación sexual o identidad de género como crimen de lesa humanidad. Se trata de la primera Cámara legislativa de España y del mundo entero que reclama a la comunidad internacional medidas de protección a este colectivo y que marcará sin duda un precedente histórico.

La Proposición no de Ley, a la que ha tenido accesoNuevatribuna, insta al Gobierno de España, como miembro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, a impulsar una resolución “para que cese la inhumana persecución penal de todos estos seres humanos en razón de su mera orientación sexual o identidad de género, así como para promover su más completa protección ante otros actos de persecución igualmente inhumanos por parte de otros actores no estatales”, reza el texto.

La iniciativa, bajo la dirección letrada del experto en derecho penal internacional y derechos humanos Miguel Ángel Rodríguez Arias (*) ha sido respaldada por todos los grupos del Parlamento autonómico (PP, PSOE, Podemos, Coalición Canaria, Nueva Canarias y Grupo Mixto) y por colectivos como People Love People. Otras organizaciones LGTB valoran su adhesión como Kik-Kif (iguales), cuyo portavoz Samir Bargachi considera que existen suficientes elementos para considerar estos crímenes como crímenes contra la humanidad. “Hay muchos países que a un sector poblacional concreto o por su condición innata nos criminalizan, nos encarcelan, nos cuelgan en grúas”, señala.

PAÍSES DE MAYORÍA MUSULMANA

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Samir, un joven de origen marroquí, dirige esta ONG, nacida en España en 2008 y con presencia también en otros países europeos, con el objetivo de apoyar, orientar y dar cobijo a refugiados y migrantes que huyen de sus países por miedo a ser castigados por su condición sexual o identidad de género. La mayoría provienen de naciones de mayoría musulmana. En pleno siglo XXI, 76 países penalizan la homosexualidad y la transexualidad con penas de cárcel e incluso con la pena máxima: la muerte. La pena de muerte se incluye en los códigos penales de 6 de esos países: Sudán, el norte de Somalia, el norte de Nigeria, Yemen, Arabia Saudí e Irán; también en Mauritania, aunque en la práctica no se aplica, explica Samir en declaraciones a Nuevatribuna. En países como Marruecos, el delito está tipificado en el artículo 489 del Código Penal con penas que oscilan entre los 3-6 meses y hasta 2-3 años de prisión, o multas económicas. En otros lugares está tipificado en diferentes preceptos que aunque no hablan concretamente de homosexualidad, sí se aplican como “actos licenciosos o contra natura” o de moralidad pública, como es el caso de Egipto.

LA BRUTALIDAD DEL ISIS

En el autodenominado Estado Islámico (ISIS), la situación se ha recrudecido para estas personas. La brutalidad con la que actúan los seguidores de Daesh es atendida en la ONU donde en uno de sus últimos informes cifra en 15 asesinatos durante 2015 de personas LGTB, un número que a ojos de Kif-Kifse queda corto: “Hay vídeos de cómo tiran a personas desde edificios, como queman a personas, nunca hemos visto nada tan salvaje”, relata Samir. Con la crisis de refugiados, la actividad de estas ONG se ha incrementado y profundizado en la política de asilo: en 2015, España concedió derecho de asilo a 77 personas y otras tantas esperan los centros de acogida una respuesta del Gobierno para escapar de horror. “Con la crisis de refugiados, en los últimos 2-3 años se ha dado protección a muchas personas de origen musulmán que en tiempos pasados solo se daban en casos muy contados”, afirma Samir.

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La situación de miles de personas en el mundo perseguidas por su condición sexual o identidad de género otorga a la iniciativa legislativa impulsada en el Parlamento de Canarias una importancia aún mayor. Se trata de una llamada de atención a los organismos internacionales para que tomen cartas en el asunto y promuevan políticas que erradiquen estas prácticas. Pero también promueve la investigación de esos delitos, en el marco de los derechos humanos, como crimen de lesa humanidad. La PNL insta al Ejecutivo central “para que haciendo uso efectivo de las facultades que le confiere el artículo 14 del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional promueva ante la Fiscalía de la Corte Penal Internacional, una investigación oficial e independiente respecto el crimen de persecución de lesa humanidad del que vienen siendo objeto miles de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales en distintos lugares del mundo”. Porque “amar no puede ser un delito y cuando una persona es perseguida, encarcelada y ejecutada por su mera orientación sexual o identidad de género se hiere la conciencia de la entera humanidad, y se atenta contra la dignidad consustancial de todo ser humano”, resalta el texto.

PRINCIPIOS DE YOGYAKARTA

“La homofobia, lesfobia, transfobia y la bifobia continúan siendo formas de discriminación todavía presentes en el día a día de nuestras sociedades, y de la existencia de miles de seres humanos que todavía hoy continúan siendo perseguidos, encarcelados y condenados a trabajos forzados, castigos físicos e incluso a la pena de muerte en razón de su mera orientación sexual o identidad de género”, señala la exposición de motivos de la PNL.

Esta iniciativa legislativa basa sus fundamentos en el artículo 7.1h del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional por el que se entenderá por crimen de lesa humanidad el ataque generalizado o sistemático contra una población civil en los actos de “persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género u otros motivos universalmente reconocidos como inaceptables con arreglo al derecho internacional”.

La iniciativa se basa en la Declaración Universal de Derechos Humanos y el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos, pero también los Principios de Yogyakarta: Principios sobre la aplicación de la legislación internacional de derechos humanos en relación con la orientación sexual y la identidad de género.

17 DE MAYO, DÍA INTERNACIONAL

La PNL también incluye declarar el 17 de mayo como Día contra la Homofobia, la Lesbofobia, la Transfobia y la Bifobia, que en el ámbito internacional se viene celebrando desde fechas recientes coincidiendo con la eliminación de la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales por parte de la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 17 de Mayo de 1990.

El debate y posterior aprobación de esta iniciativa se celebrará previsiblemente a finales de junio coincidiendo con la celebración del Día del Orgullo Gay (28 de junio 2016).


(*) Miguel Ángel Rodríguez Arias | Experto en Derecho Penal Internacional
-Autor de las primeras investigaciones jurídicas de los crímenes del franquismo y ‘bebés robados’
-Actualmente dirige la causa contra ETA en la Audiencia Nacional y en Argentina

La ONU rebaja sus compromisos para acabar con el sida en grupos clave como el LGTB

El director ejecutivo de ONUSIDA, Michel Sidibé, interviene en la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el sida en su sede de Nueva York, Estados Unidos, este 8 de junio de 2016.

El director ejecutivo de ONUSIDA, Michel Sidibé, interviene en la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el sida en su sede de Nueva York, Estados Unidos, este 8 de junio de 2016. EFE

2016 es un año clave para los acuerdos internacionales sobre VIH. El pasado septiembre los países miembros de la ONU suscribieron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la nueva estrategia mundial para combatir la pobreza y la desigualdad. Entre los objetivos, los países pusieron fecha de caducidad a la epidemia del sida: el año 2030. Las Naciones Unidas celebraban esta semana en Nueva York la primera gran cita para caminar hacia ese reto y la sociedad civil ya ha sufrido una fuerte desilusión. Varios colectivos clave afectados por el virus, como los transexuales y los consumidores de drogas, han quedado excluidos de los compromisos más firmes, que han quedado diluidos respecto al borrador inicial del encuentro.

El  borrador cero de la Reunión de Alto Nivel de Naciones Unidas para Poner Fin al Sida, celebrada entre el 8 y el 10 de junio en Nueva York, había generado expectativas entre los colectivos que luchan contra el sida. Había algunas menciones sobre grupos especialmente vulnerables al VIH que consideraban básicas para acabar con la pandemia dentro de 14 años. Son los trabajadores del sexo, transexuales, homosexuales, presos y consumidores de drogas, entre otros. Pero las mayores apuestas se han caído del texto final de la Declaración Política. El motivo: el rechazo de varios países como Rusia, Camerún, Arabia Saudí e Irán, cuyos gobiernos tienen políticas y leyes discriminatorias con esta población.

“Estamos desolados por cómo se ha apartado a la población clave en el compromiso que se ha redactado en Nueva York. Mientras no tengamos un enfoque de derechos y seamos sensibles a las poblaciones más vulnerables, no acabaremos con el sida en 2030”, lamenta el presidente de Cesida (Coordinadora estatal de VIH y sida), Juan Ramón Barrios.

La misma crítica comparte Vanessa López, directora de la ONG Salud Por Derecho. La representante de la organización ha estado presente en la reunión en Nueva York, en la que ha visto cómo el lenguaje sobre los colectivos más vulnerables perdía fuerza. “En cambio, estamos más satisfechos por los compromisos adquiridos y el lenguaje utilizado con las mujeres y niñas, teniendo en cuenta la violencia de género”, indica.

Veto a 22 ONG de colectivos vulnerables

Una de las menciones que ha desaparicido del texto final, por ejemplo, es la de “eliminar las leyes, políticas y prácticas punitivas que impiden el acceso a los servicios de VIH”. Ha sido sustituida por “promover leyes, políticas y prácticas que permitan acceder a los servicios de VIH y acabar con el estigma y discriminación”. En la versión del documento cero había en este caso una enumeración expresa de los colectivos vulnerables que desaparece en el documento suscrito por los estados.

Las críticas por discriminación en la cumbre de la ONU comenzaron antes de que la propia reunión empezara. Un total de 22 ONG, muchas representantes de colectivos LGTB y de usuarios de drogas, fueron vetadas por varios países, los mismos que muestran reticencias y tienen políticas discriminatorias hacia esta población. La intermediación del presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas, Mogens Lykketoft, intermedió para reducir esa cifra de las 49 a las 22, según explicó a The New York Times. “Nosotros hemos hecho todo para incluir al mayor número de ONG posibles”, indicó y recordó la posibilidad de estos estados de impedir la asistencia de ciertas organizaciones, según las normas de la ONU.

Vanessa López afirma que, ante el resultado final del documento y la prohibición de asistencia de estas organizaciones, “varios países han reconocido que el lenguaje se ha quedado muy flojo para estos colectivos, por ejemplo Australia, Canadá, Estados Unidos y la UE”. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, también mencionó a estos grupos en su discurso. “Cualquier persona afectada debe tener acceso a servicios de VIH completos, sin discriminación: jóvenes, migrantes, mujeres y niñas, trabajadores sexuales, hombres que practican sexo con hombres, personas que se inyectan drogas, transexuales y presos”, enumeró el diplomático surcoreano.

El presidente de Cesida es más crítico. “Es que estamos muy enfadados con el resultado, porque aunque la declaración de la UE vaya en este sentido, la declaración es otra”, lamenta Juan Ramón Barrios. Las consecuencias de un lenguaje poco claro, argumentan en Salud Por Derecho, es que “estas personas cuando vuelvan a sus países de origen y no haya tratamientos para ellos o existan políticas que los discriminen, no podrán sujetarse a una recomendación expresa de la ONU”.

Acabar con la pandemia en 2030

López señala varios puntos que, por el contrario, sí han contado con una buena recepción en la organización. “Destacamos el objetivo de que los 30 millones de personas que viven con VIH tengan acceso a tratamiento para el año 2020 y también el objetivo 90–90–90 para 2020”. Este compromiso pretende que el 90% de las personas que viven con VIH conozcan su estado serológico, que el 90% de las personas que sí lo conocen reciban tratamiento y que el 90% de las personas que ya lo reciben supriman la carga viral. “En materia de financiación también es importante revalidar el compromiso de llegar a una inversión en 2020 de 26.000 millones de dólares anuales”, añade Vanessa López.

La pretensión de poner fin a la pandemia del sida en 2030 es, según Salud Por Derecho, Cesida y el secretario general de Naciones Unidas, “posible”. “Eso no se imaginaba hace años. Sabemos ahora que es posible y ahora la cuestión es ver cómo hacemos el sprint final”, dice López. En el camino hay que combatir ciertos obstáculos, como la falta de acceso a medicamentos en algunos países, entre las que destacan África Occidental y Central, recuerdan en Médicos Sin Fronteras. La cobertura mundial del tratamiento antirretrovírico alcanzó el 46% a finales de 2015, según ONU Sida. En 2014, la cifra de personas afectadas por el sida era de 36,9 millones, recoge la OMS.

Sanidad no envía a ningún representante

La cumbre también ha sido el reflejo de “la falta de interés y de voluntad política” del Gobierno de España en este tema, indica el presidente de Cesida. El Ministerio de Sanidad no ha enviado a ningún representante a la reunión internacional, como  adelantó la Cadena Ser. Según fuentes oficiales consultadas por eldiario.es, la razón es “una cuestión de agenda, como ocurre con otras reuniones internacionales”. La reunión pretendía señalar el camino para los próximos años para acabar con la pandemia. Las anteriores reuniones de este tipo tuvieron lugar en 2006, 2008 y 2011. Según Vanessa López, presente en todas ellas, siempre han asistido los ministros de Sanidad o técnicos especialistas del Ministerio.

Ante las preguntas sobre cuál es la postura que ha defendido el Gobierno de España en este encuentro –al que ha asistido el embajador en la ONU–, estas mismas fuentes del Ministerio de Sanidad afirman que “lo desconocen” puesto que no son la misión que ha asistido a la reunión.

Las organizaciones sociales recuerdan que en la anterior legislatura todos los partidos, incluido el PP, apoyaron una PNL (proposición no de ley) para aumentar la inversión en la luha contra el sida. España rebajó hasta cero la cantidad que invertía en el Fondo Mundial contra el Sida. No aporta ni un euro desde 2011; en 2009, la inversión era de más de 180 millones de dólares anuales. “Lo que le pedimos a este gobierno o al que venga tras las elecciones es que se redima en septiembre, en la Conferencia de Reposición de Fondos del Fondo Mundial”, dice Vanessa López. Como ejemplo, Italia que también anuló sus contribuciones y ha vuelto a destinar recursos a esta partida.

Antes, en julio, tendrá lugar la Conferencia Internacional del Sida, que se celebra cada dos años. Otra oportunidad para participar en la estrategia mundial contra el VIH. Los pasados años en la lucha contra el sida han demostrado que algunas apuestas e inversiones funcionan: las condiciones de vida de las personas contagiadas mejora, han bajado las infecciones, se alarga la vida de los enfermos. Todavía queda muchopor hacer: 1,1 millones de personas murieron en 2015 a causa del virus.

Advertir contra el “imperio gay” es libertad de expresión de Cañizares, según la Conferencia Episcopal

“Hay que reivindicar el derecho de todos los ciudadanos a poder expresar lo que opinan”, según el vicesecretario de Asuntos Económicos

El arzobispo de Valencia, el cardenal Antonio Cañizares

Antonio Cañizares, arzobispo de València EFE

El vicesecretario para Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y presidente del grupo COPE, Fernando Giménez Barriocanal, ha reivindicado el derecho a la libertad de expresión de todos los ciudadanos en relación a las palabras del arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, que advertían del “imperio gay”.

Así se ha manifestado Barriocanal al responder a la pregunta de si teme que declaraciones como las de Cañizares contra el “imperio gay” y los movimientos feministas y por preguntarse si los refugiados  “eran trigo limpio” puedan condicionar a los contribuyentes españoles a la hora de marcar la casilla de la Iglesia católica a la hora de hacer la declaración de la renta.

“Hay que reconocer la libertad expresión de todo el mundo y a partir de ahí cada uno hace sus composiciones de lugar, creo que hay que reivindicar el derecho de todos los ciudadanos a poder expresar lo que opinan”, ha subrayado durante la rueda de prensa de presentación de la Memoria de actividades de la Iglesia católica.

Ha reconocido que cada contribuyente “hace su juicio de valor” y ha agradecido la generosidad de los 7,3 millones de contribuyentes que marcaron la casilla de la Iglesia en 2014.

No obstante no todos comparten este mismo punto de vista, especialmente los colectivos objetivo de críticas del purpurado. Así el colectivo LGTB Lambda presentó la semana pasada una denuncia contra el arzobispo Cañizares en la Fiscalía por “odio y homofobia”. Por su parte la  Red Española del Refugiado también emprendió acciones legales contra el obispo por sus declaraciones de tinte xenófobo.

Cañizares, los gays y los refugiados

José María Calleja

Monseñor Cañizares, cardenal arzobispo de Valencia, está convencido de que el feminismo “es la ideología más insidiosa y destructiva de la humanidad de toda la historia”. Nada menos. No aporta Cañizares siquiera una leve contabilidad en la que sostenga semejante afirmación. Tampoco somete su sentencia a un estudio comparado, no sé, con los miles de homosexuales y gitanos exterminados por el nazismo por ser lo que eran, asunto este, desde luego, infinitamente menos conocido que el exterminio de judíos, también bastante destructivo.

Para Cañizares existe un “imperio gay” que el furioso cardenal pretende destruir antes de que contraataque y acabe definitivamente con la familia, objetivo, al parecer evidente, de feministas, gays y otras gentes de ese jaez.

Estas opiniones de Cañizares no son nuevas, pero se han excitado hasta un límite inédito en su expresión como reacción a la Ley Integral de Transexualidad, que promueve el gobierno autonómico valenciano.

Cañizares, en modo okupa, llama a desobedecer esas leyes, que califica de “inicuas” y que, según él, tratan de imponer “poderes mundiales”. Le ha faltado decir judeomasónicos.

El colectivo LAMBDA y más de cuarenta organizaciones LGTB han denunciado a Cañizares por “odio y homofobia”, por hacer afirmaciones que pueden incitar al odio con sus palabras machistas. Cañizares dice que hay una campaña contra él, orquestada por el que considera muy calumnioso Ximo Puig, presidente de la Comunidad Valenciana, que perpetra el pecado eterno de promover la ley de Transexualidad.

Después de soltar la incendiaria homilía, Cañizares ha dicho que retira lo que haya podido ofender, pero que hay que entenderle: el imperio gay, los partidos políticos y buena parte de la Humanidad están en campaña para destruir la familia cristiana. Familia, cristiana o laica, que no existiría, la verdad, si todos fueran como Cañizares.

En la misma línea de pensamiento fanático, aunque con otro dios de referencia, el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, acaba de decir que la mujer que no tiene hijos o no trabaja en casa, es solo media mujer, que ataca también a la familia y que no sabe lo que se pierde.

Cañizares es autor de análisis campanudos, como aquel que trataba de explicar los atentados terroristas sufridos en Atocha el 14 de marzo de 2014, con 191 asesinados, porque en España se había “pecado mucho”. Un análisis realmente sincrético, pues suponemos que los españoles pecadores, destinatarios del atentado, eran católicos de nacimiento, mientras que la mortal penitencia la impusieron islamistas.

Isabel Bonig, la jefa aún no imputada del muy imputado PP valenciano, ha firmado junto con otros paisanos -no sabemos si Rita Barberá se acabará animando-, una carta de apoyo a Cañizares. Bonig y Cañizares no entienden que robar hasta en la visita del Papa a Valencia sea un ataque a la familia, a la decencia o a leyes que hay que cumplir.

Por otra parte, ni Cañizares ni su cuate en esto de arremeter contra el feminismo y la homosexualidad, el ínclito arzobispo de Alcalá, Juan Antonio Reig Plá, han tenido hasta ahora ni media homilía para denunciar a sus conmilitones pederastas, por ejemplo.

Para comprar el paquete completo, Cañizares también ha arremetido contra los refugiados, esos seres aparentemente humanos que tratan de llegar a Europa ahogándose en el intento, que huyen del terror y que para el arzobispo de Valencia “no son trigo limpio”. Su sentencia le ha valido otra querella.

Me sorprende esa capacidad tan exacta, así de Cañizares como de Erdoganes, para medir, dividir, partir en dos, evaluar con precisión cirujana a multitudes, sean mujeres, refugiados o gentes LGTB, y para erigirse en defensores auténticos de la familia.

El colectivo LGTB Lambda denuncia ante Fiscalía al arzobispo Cañizares por “odio y homofobia”

También difunden el diseño de una camiseta aludiendo al “imperio gay” con la imagen de Darth Vader sobre un corazón arcoiris

Lambda denuncia al cardenal Antonio Cañizares

Lambda denuncia al cardenal Antonio Cañizares

El colectivo de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales Lambda presentará este viernes en la Ciutat de la Justícia de València una denuncia contra el arzobispo Antonio Cañizares por sus “condenables declaraciones contra las personas homosexuales y el movimiento feminista”. Se refiere el colectivo LGTB a la homilía del cardenal, que advertía del peligro del“imperio gay” y las ideologías de género, que le han valido las críticas de gran parte de la sociedad así como del gobierno valenciano y la llamada a capítulo del propio Papa.

La coordinadora general de Lambda, Fani Boronat, explica que la denuncia está apoyada por casi cuarenta entidades que también firmarán como denunciantes ante la Fiscalía. Ésta se interpone acusando a Cañizares de pronunciar “palabras llenas de odio, homófobas y machistas que sólo hacen que incitar al odio contra aquellas personas que no entramos dentro de los arcaicos modelos que defiende la jerarquía católica”.

El colectivo Lambda se ha mostrado convencido de que la iniciativa recibirá más apoyos los próximos días “porque ya estamos hartas de las humillaciones continuadas por parte de la intolerancia religiosa y del desprecio a los derechos humanos básicos”.

Además, desde Lambda destacan que, de forma paralela, se han lanzado otras iniciativas, como una campaña de recogida de firmas a  change.org pidiendo al Papa que condene este tipo de mensajes por parte del clero. “pediremos también al arzobispo que se retracte de sus declaraciones y pida disculpas”, señalan.

La imagen de 'Sent la força' con la imagen de Darth Vader sobre un corazón arcoiris

La imagen de “Sent la força” (siente la fuerza) con la imagen de Darth Vader sobre un corazón arcoiris EUROPA PRESS

Lambda también ha echado mano al humor y ha aprovechado el concepto “imperio gay” de Cañizares para diseñar una serie de camisetas con el lema ‘Sent la Força’ (Siente la fuerza), que venderán para la manifestación del Día del Orgullo LGTBI que se celebrará este 18 de junio en Valencia. La camiseta muestra la cara de Darth Vader -villano de la saga Star Wars- sobre un corazón arcoiris, convirtiendo así las palabras del arzobispo en “una forma de lucha”.

Disculpas de Cañizares

La denuncia de Lambda se interpondrá el día después de que Antonio Cañizares pidiera disculpas sobre sus palabras. Pero fueron unas palabras con poca rectificación, afirmando que retiraba lo que pudiera haber ofendido, pero asegurando que ha habido una campaña contra él, que se le acusó de falsedades y que no es homófobo. También llegaba a a acusar al propio President de la Generalitat, Ximo Puig, y al diputado de Compromís Fran Ferri de realizar en las Corts juicios de valor “verdaderamente infames, falsos y calumniosos que incitaban al odio”.

La televisión mata a las lesbianas

Xena, todo un referente para la comunidad lésbica

Xena, todo un referente para la comunidad lésbica

Keren Manzano

Ser lesbiana es peligroso. Eso es lo que dan a entender los finales trágicos que sufren en las series de televisión. Tras la muerte de Lexa, una de las protagonistas lesbianas más queridas por la audiencia de Los 100 el pasado marzo, el colectivo lesbiano y bisexual se ha movilizado. La denuncia es clara: la industria televisiva mata desaforadamente a las lesbianas, a menudo de forma muy violenta. Desde entonces, las muertes de las lesbianas en las series han ido in crescendo hasta alcanzar las 15 en lo que va de año. Felicity de la serie The Catch, recibe el disparo de un hombre, Camilla de Empire muere envenenada y Mimi Whiteman de la misma serie corre igual suerte. Nora y Mary Louise de Crónicas Vampíricasdirectamente se suicidan. No es de extrañar viendo el panorama.

Algunos dirán que también mueren muchos personajes heterosexuales. Eso es indiscutible, pero las lesbianas mueren mucho más. Ya se han hecho números. Desde finales de los 70 y hasta el 2016, el 35% de las lesbianas que aparecen en las series norteamericanas, muere. Es una cifra muy alta, pero para los que encuentren que no es suficiente justificación añadiré que las que no mueren no tienen un destino mucho más alentador. Solo un 16% tiene un final feliz. ¿Cuál es el porqué de esa condena?

Lo sabemos. Cuando un personaje de ficción va a morir en una película de terror lo sabemos. Un comentario inoportuno, un gesto demasiado extravagante y la intuición se dispara. “Este será el primero en morir”, decimos, y la persona que se sienta a nuestro lado asiente con la cabeza. Lo hemos visto en muchas ocasiones. La industria audiovisual penaliza las conductas “incorrectas”. No hay nada aleatorio en la elección de las sentenciadas, casi siempre muere quien transgrede lo códigos de lo aceptable. Y si es así es porque la audiencia lo desea.

Las espectadoras y espectadores miran la televisión con la esperanza de ver lo que quieren que pase: que este y aquella acaben juntos, que el protagonista logre vengarse de sus enemigos. Detrás de la muerte y la desgracia de todas esas mujeres se esconde el deseo de sancionar al colectivo lésbico porque las lesbianas son disruptivas solo por existir. Y si, además, su existencia es feliz, lo son todavía más.

Los clásicos son un ejemplo. Xena, un icono de la cultura popular para muchas lesbianas muere decapitada por un samurai en 2011. Gabrielle, su compañera, llora su muerte. Un año después, en 2002, la relación entre Willow Rosenberg y Tara Maclay de Buffy Cazavampiros termina, tras la muerte de la segunda por un disparo al corazón. La series españolas no son una excepción. Uno de los personajes más entrañables de Los hombres de Paco (2010), la científica forense Silvia Castro León, recibe el disparo de un gánster justo después de casarse con Pepa, su pareja. En Amar es Para Siempre (2014), la secuela de Amar en tiempos revueltos se sabe que Ana y Teresa han muerto a causa de un incendio. En resumen, si eres lesbiana no puedes tener una relación feliz y, además, es probable que mueras violentamente.

Hay algunas excepciones. En febrero del año pasado las animadoras de Glee(2009), Brittany y Santana se casaban poniendo el broche de oro a una relación que se había iniciado temporadas atrás. En España, la pediatra y la enfermera que conquistaron a la audiencia de Hospital Central (2000), Maca y Esther, se mudan a Argentina. Las dos se quedan viviendo allí, juntas. Series como Orange is the new black  o Transparent también nos aportan referentes lésbicos diversos.

Pero el colectivo lesbiano merece más y no es que no se pueda echar mano de una escritura más creativa. Matar a las pocas lesbianas representadas en televisión significa condenarlas a la inexistencia. Una condena que siempre ha pesado sobre el colectivo. Porque silenciadas no, ocultadas tampoco, las lesbianas han sido inexistentes. La industria televisiva puede cambiar la situación. Tiene el poder de decidir quién merece existir. Solo tiene que representarlo, -vivo, a ser posible-. Por eso digo que cuando la televisión mata a una lesbiana da la espalda al público lésbico. Porque agrava la falta de referentes que significan el lesbianismo y permiten que exista.

Hace poco, leía en un comentario escrito debajo de un artículo sobre una serie de humor que cada vez hay más lesbianas representadas en TV. El autor del comentario expresaba esto como si fuera algo digno de celebración. Y podría serlo, desde luego. Pero el comentario seguía: las actrices que interpretan el papel de las lesbianas son las que están más buenas, nada que ver con la realidad. No sé si hay algo que celebrar pero tengo claro que no me conformo con las migajas. Las lesbianas en las series no deben estar para satisfacer los deseos eróticos de algunos hombres heterosexuales. Deben estar porque existen. Dejad de matarlas.

Para leer más:

“Las lesbianas tenemos que madurar como audiencia”: ‘Go Fish’ y ‘The L Word’ marcaron a dos generaciones de lesbianas que se vieron por fin representadas por productos audiovisuales que ponían el acento en la amistad y no en el drama.

Hey, hey, hey: Esto es lo que pasa por ser bollera: Las críticas al videoclip del grupo chileno Los Tres obvian que dos de los asesinatos son fruto de la lesbofobia.

La Universidad Católica de Valencia equipara la homosexualidad con una enfermedad

Fran Ferri, portavoz de Compromís, en las Corts Valencianes

Fran Ferri, portavoz de Compromís, en las Corts Valencianes

El síndic de Compromís en las Corts Valencianes, Fran Ferri, ha denunciado que la Universidad Católica de Valencia utiliza en su máster de Bioética un informe, firmado por José Luis Pérez Requejo, miembro del Observatorio de Bioética de la citada universidad, que es “absolutamente ofensivo hacia las personas homosexuales”.

Según explica Ferri, el autor empieza su informe manifestando que ha querido ser “respetuoso” con las personas homosexuales, pero de su lectura “se desprende que esta afirmación se realiza desde el cinismo, porque el documento es un constante ataque homófobo”. En opinión del portavoz valencianista, las instituciones universitarias deben ser lugares para el conocimiento, “y no instrumentos para difundir mentiras sobre colectivos minoritarios en base a teorías sin ningún fundamento científico”.

El autor, miembro del Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia, reconoce que la ciencia ha descartado que la homosexualidad sea una enfermedad, pero “parece que él no está del todo de acuerdo porque se dedica a cuestionarlo continuamente y llega a equiparar la homosexualidad con un problema de salud tan grave como el tabaquismo, por el cual cada año mueren millones de personas y que es combatido por todos los organismos sanitarios internacionales”.

El citado documento relata: “Es difícil entender por qué, por ejemplo, una persona adicta al tabaco, no siendo el tabaquismo una enfermedad ni una actividad ilegal, pueda consultar con un médico o un psicólogo para vencer su adicción, y un adulto que quiera potenciar su heterosexualidad, no pueda hacerlo. En aras de la coherencia, deberíamos también respetar a los científicos que valoran y tratan la homosexualidad como una alteración de la identidad sexual” .

Según denuncia Ferri, este texto,  alojado en la página web de la Universidad Católica, dice respetar el criterio científico que niega que la homosexualidad sea una enfermedad pero a la vez “lo cuestiona desacreditando la manera con la cual la comunidad científica llegó a este consenso”. Así, asegura que la homosexualidad dejó de ser considerada una enfermedad por una cuestión “circunstancial y discretamente mayoritaria”, y se pregunta: “¿Y si un día una reunión de endocrinólogos, basándose en que muchos de sus pacientes fueran diabéticos, decidieran que la diabetes no es una enfermedad?”.

Insiste el diputado de Compromís en que el autor estigmatiza la homosexualidad desde una perspectiva acientífica enumerando unas posibles causas de su aparición en las personas como consecuencia de experiencias traumáticas en la niñez en lo que, asegura, “supone un insulto inaceptable hacia las personas homosexuales y sus familias”. En este sentido, explica Pérez Requejo que “parece haber cierto consenso en que la figura paterna o materna en la infancia (cuando se desarrolla la identidad de género), trastornos emotivos durante el desarrollo, violencia, soledad, tristeza o abusos en la infancia (lo que Juan Pablo II denominó “huérfanos con padres vivos”), primeras experiencias sexuales decepcionantes, inseguridad y falta de autoestima y déficit de refuerzos adecuados en la orientación sexual durante la adolescencia, pudieran aportar datos sobre el desarrollo de la homosexualidad en un individuo dado, ya que no hay datos suficientemente probados o relevantes, físicos, genéticos, endocrinológicos, hormonales, psicogenéticos o psicoanalíticos, que expliquen y justifiquen los cambios de la orientación sexual”.

La homosexualidad “tiene cura”

Encontramos también en este informe del Máster de Bioética de la Universidad Católica, insiste Ferri, “un clásico de los textos homófobos”, la referencia a que la homosexualidad tiene cura, “en este caso nombrando a un pretendido especialista que ha conseguido prevenirla y curarla”. Se refiere el parlamentario a este párrafo: “El psicólogo holandés Gerad van den Aardweg, gran experto en la materia, niega todo condicionamiento biologista o innato de la homosexualidad y acepta y lo ha demostrado en numerosas personas, que las influencias emotivas que la generaron durante la infancia y adolescencia, pueden ser prevenidas y tratadas con éxito”.

En una situación de aumento de ataques de odio por la orientación sexual, para Ferri resulta de especial repugnancia el posicionamiento pretendidamente equidistante del autor entre los que atacan a los homosexuales y quienes los defienden, en una argumentación que acaba siendo “un ataque frontal al movimiento de defensa de los derechos de los homosexuales”. El documento dice textualmente: “Algunos colectivos, tan equivocados como los homófobos, usan esa palabra [homófobo] para etiquetar peyorativamente a cualquier persona que no opine según la línea del homosexualismo extremo, político y militante o se atreva a disentir públicamente de sus objetivos” .

A juicio de Ferri, el autor “demuestra una obsesión tan grande contra el mundo LGTB que llega a desacreditar como violentos los actos de los activistas históricos de este movimiento”. En esta línea, José Luis Pérez Requejo aprovecha para dejar “muy clara” su ideología “reaccionaria” posicionándose en contra de que los homosexuales tengan algún tipo de protección como minoría desde los poderes públicos: “Si, por el contrario, no es una enfermedad, sino la libre y no coactiva escogencia de una forma distinta de elección sexual, no tendría que gozar de protección estatal, especial o diferente a cualquier otra persona que en aras de su libertad escogiera cualquier opción vital, en preferencias sexuales o en cualquier otra faceta de su vida”.

Paradigma de la homofobia

Este informe destaca como una de sus conclusiones que “la homosexualidad es no sólo contraria a la naturaleza racional del hombre, sino también a la naturaleza instintiva del animal”. Según Ferri, “estamos ante un texto que es paradigma de la homofobia de nuestro tiempo, aquella que ataca frontalmente los derechos de las personas LGTB advirtiendo previamente que no quieren ser homófobos”.

A Compromís le preocupa esta “escalada de ataques” contra gays, lesbianas, transexuales y bisexuales por parte de la jerarquía eclesiástica, así como la“equidistancia” del Partido Popular y su líder, Isabel Bonig. Por ello, les instan a que se definan: “O están con la libertad, o están con los que promueven el odio. O están con las víctimas de la homofobia o están con los que la fomentan. Posicionamientos como el del Arzobispo, o el del Máster de Bioética de la Universidad Católica no pueden tener cabida en una sociedad avanzada, diversa y democrática como la nuestra”.

Qué piensa el feminismo sobre el porno

Cartel de la charla 'Sexo, porno y feminismo' organizada por Podemos

Cartel de la charla “Sexo, porno y feminismo” organizada por Podemos

Corrían los años 80 del siglo XX cuando el movimiento feminista estadounidense posaba su mirada sobre la pornografía y articulaba una teoría crítica de algo que había tomado el carácter de un auténtico fenómeno de masas. Un análisis que, lejos de ser homogéneo, se convirtió en un intenso debate que mantuvo enfrentadas a las feministas abolicionistas o anti-pornografía y las llamadas feministas pro-sex. Más de treinta años después continúa vigente una gran diversidad de posturas, que mantienen el tema sobre la mesa.

De hecho, Podemos organiza este martes la charla “Sexo, porno y feminismo”, que contará con la presencia de la actriz porno Amarna Miller. Un acto que ha generado polémica y al que se han opuesto varias feministas del PSOE. Incluso el cartel ha provocado reacción dentro de la formación porque para el Área Feminista y LGTB de Alcorcón (Madrid) “aúna aquello contra lo que luchamos: la hipersexualización de las mujeres y la construcción del deseo en base a la subjetividad masculina hegemónica”.

El debate se ha construido tradicionalmente sobre la dicotomía peligro/placer que implica la sexualidad de las mujeres, según la filósofa y escritora Nancy Prada. Las abolicionistas norteamericanas, encabezadas por Andrea Dworkin o Catherine MacKinnon, abogaban por la prohibición de la pornografía e insistían en la dimensión del peligro con sentencias como “la pornografía es propaganda sexista” o “la pornografía es la teoría y la violación es la práctica”. Según esta lógica, el porno sería un instrumento más de perpetuación “del derecho sexual de los hombres sobre las mujeres”.

Como reacción surgió un grupo de feministas que se manifestaron contrarias a esta postura, entre ellas Gayle Rubin y Carole S.Vance. “No basta con alejar a las mujeres del peligro y la opresión; es necesario moverse hacia algo: hacia el placer, la acción, la autodefinición. El feminismo debe aumentar el placer de las mujeres, no solo disminuir nuestra desgracia”, apuntaba en 1989 Vance. Las feministas pro-sex identifican el placer como un elemento fundamental de la liberación de las mujeres y cuestionan la capacidad del “Estado patriarcal” para garantizar su bienestar.

La estratificación sexual de Rubin

Ambas corrientes siguen teniendo herederas en la actualidad, aunque el debate se ha cargado de matices y huye de la categorización. Las dos posturas comparten la crítica al porno mainstream por considerar que “las mujeres no son sujeto nunca”, según la activista y responsable del Área de Igualdad de Podemos en Madrid, Beatriz Gimeno. “Está hecho por y para hombres y los ideales que representa son heteropatriarcales”, comenta la actriz Amarna Miller, que asegura creer en un “porno ético”, en el que “lo realmente importante esté tras las cámaras: seguridad laboral y un marco legal y consenso”.

La experiencia de intentar prohibir la pornografía “nos enseñó que jamás debemos utilizar las armas de la derecha y que la censura se vuelve en nuestra contra”, sentencia Itziar Ziga. La activista, escritora y periodista se refiere a la coincidencia, aunque con diferentes objetivos, de la postura del feminismo antipornografía con la derecha estadounidense, pues esta comenzó a utilizar los mismos argumentos para coartar los derechos reproductivos de las mujeres, como el aborto, y los de gays y lesbianas.

Siguiendo esta línea se ha expresado Gayle Rubin, que identifica una “jerarquía sexual” a la que contribuyen las que llama “leyes sobre el sexo”, como las de regulación de la pornografía. Esta estratificación sexual, afirma, ubica en el “lado bueno” al heterosexual en matrimonio monógamo y del “lado malo a los travestidos y transexuales, fetichistas, los que tienen sexo por dinero o sadomasoquistas”. De hecho, una de las controversias del feminismo actual estriba en si determinadas prácticas como estas últimas deben ser representadas.

Las escenas de sumisión ¿promueven la violencia?

Se trata de uno de los puntos calientes del debate. Partiendo del alto número de mujeres que cada año son asesinadas y agredidas sexualmente, las escenas en las que una mujer aparece humillada, vejada o incluso penetrada sin su consentimiento ¿deben ser permitidas?, ¿hay límites en la representación de las fantasías sexuales? Para Rosa Cobo, profesora de Sociología del Género y directora del Centro de Estudios de Género y Feministas de la Universidad de A Coruña “no debería permitirse material pornográfico en el que tienen lugar violencias, a veces extremas”.

Annie Sprinkle, fundadora del postporno, en uno de sus espectáculos

Annie Sprinkle, fundadora del postporno, en uno de sus espectáculos./ anniesprinkle.org

La ensayista y crítica audiovisual Pilar Aguilar coincide en que “la representación no puede ir en contra de los derechos humanos” y aunque reconoce la sexualidad “como un elemento fundamental de la vida” apuesta por algún tipo de regulación que “impida la glorificación de esta dinámica en la que los cuerpos de las mujeres se ponen exclusivamente al servicio del deseo masculino”. Ambas expertas desgranan similitudes entre el material pornográfico y la publicidad asegurando que “el porno modela los deseos sexuales y las mujeres están ahí para ser consumidas”.

En la otra orilla, las feministas pro-sex, para las que es fundamental diferenciar entre la representación de la violencia y la violencia misma. “La clave es aprender a separar la ficción de la realidad. No veo a nadie culpando a ‘La Jungla de Cristal’ por promover la violencia, hay que tener un consumo responsable, del porno y de cualquier contenido”, sostiene Amarna Miller. Pero ¿y qué ocurre cuando son las mujeres las que fantasean con este tipo de situaciones violentas?

¿Libre elección?

Lo primero, dice María Llopis, referente del movimiento postporno y autora del libro Maternidades Subversivas (Ed. Txalaparta), “es señalar que eso no significa que quiera ser violada”. Ziga enmarca el deseo y la fantasía sexual en un contexto determinado: “Venimos del patriarcado, de relaciones jerárquicas, de ahí que muchas de nuestras fantasías reproduzcan dominación… pero para nuestro placer. Me parece más subversivo que opresivo. Opresivas son las que tratan de decirnos en nombre del feminismo con qué fantasías o juegos no debemos disfrutar”.

Llopis apunta a que las prácticas sadomasoquistas “pueden ser terapéuticas” e insiste en que es un juego basado en el consentimiento en el que “parece que el que domina tiene el control, pero es el dominado el que lo tiene”. Para ella la clave radica en de qué manera se graban las escenas. “En el porno convencional la mirada es la del hombre y las mujeres son objeto, por eso puedes grabar un polvo muy normal cargado de violencia y una escena de dominación desde el punto de vista feminista, todo depende de la mirada”.

Para unas y otras los límites de la representación son diferentes. Mientras para Cobo y Aguilar la violencia sobre las mujeres es uno de ellos, Gimeno y Amarna Miller afirman que es el consentimiento, “y la legalidad”, añade esta última. Todas coinciden, sin embargo, en que el problema del porno mainstream es que “reproduce un único modelo de sexualidad” y “es la única educación sexual que tienen los jóvenes”, analiza Gimeno. Para la diputada de Podemos en la Asamblea de Madrid la solución pasa por idear contrapesos educativos.

Cobo diferencia entre libertad y voluntad. “Hay realidades sociales que reducen el espacio de la libertad aunque los individuos acepten instrumentalmente esa realidad”, explica en referencia al consentimiento. “La falta de recursos, de educación y otros motivos llevan a gente a hacer contratos que no les benefician ni son aceptables por las consecuencias que implican”. Por otro lado, el filósofo y autor de Pensar la pornografía Ruwen Oigen ha resumido este cuestionamiento en la siguiente frase: “Para ellas cuando una mujer dice ‘no’ es ‘no’, pero cuando una mujer dice ‘sí’ no es ‘sí'”.

Qué es el postporno

“Si no os gusta la pornografía que existe, cread vuestro propio porno”. Es la propuesta de la artista y actriz porno Annie Sprinkle, parte del feminismo pro-sex y considerada la precursora del postporno. Un movimiento incubado al calor del feminismo pro-sex que tomó fuerza de la mano del filósofo queer Paul B.Preciado, que organizó en 2003 el primer Maratón Postporno en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA). El objetivo de esta corriente es la reapropiación feminista y queer del porno para representar cuerpos y sexualidades no normativas que no están incluidas en la industria.

Preciado lo definía en esta entrevista en la revista Parole de Queer como “el proceso de devenir sujeto de aquellos cuerpos que hasta ahora solo habían podido ser objetos abyectos de la representación pornográfica: las mujeres, las minorías sexuales, los cuerpos no-blancos, los transexuales, intersexuales y transgénero, los cuerpos deformes o discapacitados”. Diversos colectivos como el ya desaparecido Girls Who Like Porno, que integraba María Llopis y Águeda Bañón, el grupo Post-Op o Diana Pornoterrorista se han erigido como referentes del postporno. El movimiento se caracteriza por tener una intencionalidad política y estar vinculado al mundo del arte y el activismo para crear alternativas a la representación sexual tradicional.

Los ataques homófobos se disparan en Indonesia, país islámico ‘modelo’ en derechos LGTBI

King Oey

King Oey. | Fotografía: Laura Villadiego

Yuli Rustinawati recibe a menudo mensajes amenazantes en su teléfono. “Estás yendo contra la religión. Vete al infierno”, decía uno de ellos. Yuli no gusta a muchos en Indonesia. Es una mujer que lleva el pelo corto, habla claro y sobre todo, es una de las pocas personas que se atreve a decir que la comunidad LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales) debería tener los mismos derechos que el resto de personas. “La situación es dura para nosotros. No nos sentimos seguros”, asegura la presidenta de Arus Pelangi, una de las principales organizaciones de defensa de los derechos de esta comunidad en el país.

Los últimos meses han sido especialmente complicados. Autoridades y grupos radicales islámicos han incrementado la presión sobre ellos y han intentado cancelar cualquier evento en el que se hablara sobre sus derechos. El último de ellos fue un festival literario celebrado a principios del mes de mayo en el que se había programado una charla sobre LGTBI. En las redes sociales el hashtag #tolakLGBT (rechaza a los LGBT) se convirtió en trending topic y saltó a la vida real en las pancartas en algunas manifestaciones en ciudades como la universitaria Yogyakarta.

Los ataques han llegado también desde el Gobierno. Así, el ministro de Defensa, Ryamizard Ryacudu, ha calificado al movimiento LGBTI como más peligroso que una bomba nuclear, mientras que la principal organización psiquiátrica ha asegurado que la homosexualidad y la transexualidad son desórdenes mentales. “Realmente nos preocupamos por ellos. Lo preocupante es que, si lo dejamos sin tratar, esas tendencias sexuales se pueden convertir en algo aceptado comúnmente por la sociedad”, dijo Suzy Yusna Dewi, miembro de la Asociación Indonesia de Psiquiatras, al periódico The Jakarta Post.

Uno de los episodios más preocupantes, explica Yuli, ha sido la aparición de un grupo de justicieros ‘antiLGBTI’ en la ciudad de Bandung, a unos 150 kilómetros de la capital Yakarta, que irrumpe en casas privadas en busca de parejas homosexuales. “No había pasado antes, así que hemos puesto en marcha una línea telefónica para los que se sientan amenazados”, cuenta la activista.

“Es algo cíclico. Cada cierto tiempo nos convertimos en el objetivo de los grupos radicales”, asegura el también activista King Oey. “Este es un país musulmán y durante las últimas décadas se ha hecho cada vez más islámico”, continúa Oey. Esos grupos radicales de lo que habla King Oey son principalmente organizaciones como el Frente de Defensores del Islam, que tienen como objetivo a minorías étnicas, políticas o sexuales.

¿Un país modelo?

El club Bauhaus está prácticamente lleno un jueves por la noche. La mayoría de los clientes son hombres jóvenes bien vestidos que beben y conversan mientras dos gogos musculados y semidesnudos bailan sobre una plataforma e invitan a algunos de ellos restregarse contra sus cuerpos. Los gays no pueden mostrarse en la calle, pero dentro de las paredes del Bauhaus no tienen que esconderse.

Indonesia, el país con mayor número de musulmanes del mundo, ha sido a menudo considerado un ejemplo de derechos de las personas LGTBi en un país islámico. La homosexualidad no está penada y no hay una ley de sodomía, como ocurre en la vecina Malasia. Pero, como muestra el Bauhaus, la aceptación social es limitada. “A la sociedad no le importa lo que hagamos en privado, pero no quieren que nos mostremos públicamente”, dice King Oey.

Esta invisibilidad tiene consecuencias más allá de la impuesta discreción. Las parejas homosexuales no están reconocidas legalmente y no pueden beneficiarse de los mismos privilegios que las heterosexuales. Algunas leyes también minan sus derechos. “La homosexualidad no es ilegal, pero tampoco es legal y algunas leyes, como la ley de pornografía, dicen que es un comportamiento desviado”, explica Yuli.

La situación es especialmente dura en la provincia de Aceh, al oeste del país, donde rige la sharia o ley islámica y donde los LGBTI  pueden ser azotados por comportamiento inmoral. No obstante, como en muchos otros países asiáticos, los transexuales, o warias (una contracción entre la palabra para mujer, wanita, y hombre, pria, en indonesio), tienen una mayor aceptación social, gracias en buena parte a las costumbres de la tribu Bugis que reconocen cinco géneros diferentes y dan a los bissus, una especie de sacerdotes transexuales, una alta posición social.

La situación en el ‘país modelo’ parece, sin embargo, no mejorar nunca y los LGBTi se han cansado de las decepciones continuas. La última ha sido el nuevo presidente, Joko Widodo, más conocido como Jokowi, que llegó al gobierno del país hace un año y medio bajo un halo de progresismo que no se ha materializado.

“Cuando Jokowi era candidato éramos optimistas, porque habló de derechos humanos”, dice Yuli. “Pero ahora podemos ver que los derechos humanos no son su prioridad, sino la economía”, continúa. King Oey es algo más optimista. “Creo que nos ayudaría mucho tener un presidente que salga a la palestra y nos apoye. No creo que ocurra durante este primer mandato. Pero quizá lo haga durante el siguiente”.