Qué es ser hombre en el siglo XXI

MASCULINIDAD La virilidad ha dejado de ser imprescindible para ejercer de macho

El hombre de hoy entre el privilegio y la carga

El hombre de hoy: entre el privilegio y la carga

El escritor Eloy Fdez Porta ha pasado medio otoño analizando qué significa pertenecer al género masculino. La cuestión se analiza también al otro lado del charco donde pronto se inaugurará el primer máster sobre la hombría

Hay un documento en el Pentágono en el que se cita al presidente de los Estados Unidos “Lyndon B. Johnson diciendo que no quiso abandonar Vietnam porque tal gesto no se iba a considerar propio de un hombre”. Un poco después en la Historia, la Dama de Hierro, Margaret Tatcher, “se vio obligada a pasar por un proceso de reeducación vocal en su carrera hacia Downing Street para masculinizar su voz”. La primera escena forma parte del anecdotario de Michael Kimmel, fundador y director del Centro para el Estudio del Hombre y las Masculinidades en la Universidad Stony Brook de Nueva York. La segunda pertenece al profesor barcelonés Eloy Fernández Porta que, entre octubre y noviembre, impartió un seminario sobre “nuevas masculinidades” en el Centro de Cultura Contemporánea (CCCB) de Barcelona, en colaboración con el Instituto de Humanidades de esta ciudad y bajo el título ‘Flexo, lecturas compartidas’. Si la masculinidad es una o varias, si ser hombre sigue siendo un privilegio o comienza a ser una carga es una cuestión que se analiza hoy tanto aquí como al otro lado del océano.

A las sesiones de Porta, que también ha ofrecido nociones sobre masculinidad(es) este otoño en la Universidad de Zaragoza y en la Universidad Pompeu Fabra, acuden estudiantes universitarios que pueden analizar teorías de género, pero también personas de mayor edad y completamente alejadas de lo académico en lo que a ser hombre y mujer respecta. “Lo que más me gusta es que cada participante exprese las ideas sobre educación de género que tiene, y ver cómo cada una de ellas es parte de una lógica social”, cuenta Fdez Porta, Premio Anagrama en 2010 y Premio Ciudad de Barcelona en 2012.

Habla este escritor de la repetición de una “solución nominalista al problema del sexismo” -“reducir el asunto a una cuestión de vocabulario y de uso del lenguaje”- y de una “solución confesional” -“un hombre reconoce en público que ha tenido ‘una mala educación de género’ y admite que ha obtenido ventajas de la dominación masculina, aunque si le preguntas cuáles no sabe concretarlo”-.

La dominación masculina es, precisamente, el clásico de la sociología de Pierre Bourdieu con el que Porta arranca sus clases y sobre el que desarrolla una revisión creativa, que se acompaña de una lista musical titulada ‘Medianenas y milhombres’ y de extractos del arte, del cine, de la televisión y del cómic. “Extremos, contrastes, la hipervirilidad y lo infraviril, el abdominal de gimnasio, el bueno, el feo, el malo” son algunos de los términos con los que el profesor invita a reflexionar.

¿Masculinidad o masculinidades?

“Cuando planteo el tema de las masculinidades en plural procuro poner el acento en el hecho de que no existe un modelo único y hegemónico y en que las diferencias y alteridades de la masculinidad no deben entenderse como versiones menores de ese modelo o como fragmentos de una estatua que se ha roto”. En lenguaje coloquial: los hombres hoy son, o pueden ser, ‘hipsters’ y ‘canis’, ‘fofisanos’ y ‘lumbersexuales’, ‘andróginos’, ‘normcore’ y ‘muppets’. O no ser nada de esto.

Al otro lado del charco, el profesor Kimmel está cerca de inaugurar el primer máster sobre masculinidad. Presumiblemente, serán 12 los estudiantes que se graduarán cada año a partir de 2017. Cuando EL MUNDO le pregunta si la masculinidad sigue siendo un privilegio o comienza a ser ya una carga, Kimmel explota en sonora carcajada. Cuando consigue responder, cada frase que emana podría ser titular: “A veces lo que puede ser una carga es tener privilegios. Y tener privilegios a veces significa no querer intercambiarse con el otro”. Ese otro, en este caso, sería la mujer o el género femenino. Pero Kimmel tiene más que decir: “Lo de que la masculinidad haya sido siempre un privilegio es ya una pose. Sucede como con Spiderman: ‘Un gran poder conlleva una gran responsabilidad'”.

Su centro de estudio para las masculinidades tiene tres años de vida y consiguió crearlo gracias a la Fundación MacArthur. “El éxito que han tenido los estudios de mujeres hizo evidente que también hay que estudiar la situación del género masculino. Es más, continuando el trabajo que ya ha hecho el feminismo, había que pasar al siguiente nivel, poner a los hombres en la conversación, usando los mismos métodos y las mismas ideas que los estudios sobre mujeres pero analizando a los hombres”, resume Kimmel.

Este innovador reconoce que sus pasos no agradan a todas las mujeres, o a todas las feministas, pero también apunta que “muchas mujeres feministas celebran” este tipo de labor pro hombre y que su llegada “era una cuestión de tiempo”. “Hay que prepararse para la fiesta”, prosigue Kimmel, quien a menudo recibe de sus interlocutores el siguiente comentario: “Todas tus estudiantes deben ser mujeres porque un hombre de verdad no acudiría a tu centro”. ¿Qué es hoy, pues, ser un hombre de verdad?

Las masculinidades de hoy. De arriba a abajo y de izq. a dcha, el muppet, el neomacarra, el hipster, el ubersexual, el normcore y el fofisano

Las masculinidades de hoy. De arriba a abajo y de izq. a dcha, el muppet, el neomacarra, el hipster, el ubersexual, el normcore y el fofisano. ILUSTRACIONES: Miguel Ángel Camprubí

El hombre del siglo XXI

Un informe reciente sobre “el hombre del siglo XXI” –‘The Shriver Report Snapshot: An insight into the 21st century man‘-, elaborado por A woman’s nation, sostiene que una de las grandes preocupaciones del hombre de hoy es “conjugar el éxito con ser un buen padre, un buen marido, un buen hijo y un buen amigo”. A este hombre contemporáneo también le preocupa la “independencia económica y dejar un legado”; tres de cada cinco hombres creen que “el éxito viene dado por los logros personales y en el hogar”, mientras que un 24% lo relaciona con el dinero.

Continúa el estudio: “Un 65% de los hombres dice que tener un carácter fuerte e integridad es lo más importante a la hora de exhibir fortaleza en el mundo de hoy. El siguiente marcador sería la habilidad para aportar solvencia económica (44%), después la confianza en el camino propio (40%), la capacidad para afrontar situaciones estresantes (37%) y la fortaleza mental (11%)”. Por contra, “los hombres mayores de 65 años identifican en menor grado la inteligencia emocional como parte de ser fuerte, y tienden a valorar más el poder físico”. Sólo “un 22% considera que mostrar emociones es un signo de debilidad. El Mad Men ha sido sustituido por el hombre de familia emocionalmente inteligente”, sentencia el informe.

Los retos que vienen

Así las cosas, ¿a qué retos se enfrentan los hombres? Según el escritor y psiquiatra Andrew Solomon, especialista en cuestiones de identidad, “el estereotipo clásico de la masculinidad era complicado para quienes no se ajustaban a él, pero tranquilizador para quienes sí lo hacían”. “Había una forma correcta de ser y todos los hombres tenían que dirigirse a ella. Ahora, en cambio, la situación es mucho más confusa: ¿Qué hacer? ¿Cómo hay que ser? El reto masculino es vivir de forma auténtica y equilibrarse con la posición que ejercen las mujeres hoy. Ellas se han ido ajustando durante los últimos 50 años, y los hombres están comenzando ahora”.

Lo explica Nerea Aresti, doctora en Historia Contemporánea de la Universidad del País Vasco y especialista en cuestiones de género, para quien “el feminismo ha sido decisivo en la evolución de los ideales de masculinidad”: “En el siglo XX hubo dos cambios decisivos de cambio en las masculinidades y en las feminidades: los años 20 y los años 70. Creo que nuestra herencia más directa procede de esos dos momentos del siglo pasado. Es impensable que un modelo cambie mientras el otro se mantiene inmóvil. Lo que sucede ahora es que las diferentes maneras de ser hombre conviven en una sociedad que les da más visibilidad que nunca antes”.

En el trailer de una película estrenada recientemente, El Becario, la jefa (Anne Hathaway) le pregunta al ‘muchacho’ en prácticas (Robert De Niro) “por qué antes el hombre era Harrison Ford y, ahora, esto», señalando a un grupo de treintañeros de melena despeinada y rebequitas a modo de abrigo. Analiza Porta: “Es un ejemplo muy bueno, es la jefa quien expresa la supuesta crisis de la masculinidad y exige una vuelta atrás, y su queja indica que la presión social para ser ‘hombre-hombre’ procede, en algunos casos importantes, de mujeres que creen necesitar esa figura para que su propia feminidad adquiera pleno sentido por complementareidad. Hay una parte relevante de la constitución del género que es transferida de manera imaginaria: un hombre puede creer que la mujer no le aceptaría siendo metrosexual, y una mujer puede imaginar la mirada del hombre apreciando algunas formas de vestir y despreciando otras”.

 

El cerebro no entiende de sexos

Después de años de polémica, un nuevo estudio niega el dimorfismo sexual en la estructura del cerebro humano.

El volumen de las distintas regiones cerebrales (en verde, más grande y en amarillo, más pequeña) de 42 personas muestra cómo se solapan el cerebro masculino y el femenino

Diferentes volúmenes (verde=grande, amarillo=pequeño) de las regiones del cerebro en 42 adultos que muestran la coincidencia entre las formas de los cerebros de las mujeres y los cerebros de los hombres.

Después de años de polémica, un nuevo estudio publicado esta semana en la revista PNAS niega el dimorfismo sexual en la estructura del cerebro humano. En general, el trabajo apunta una falta de evidencia científica al hablar de cerebros masculinos y femeninos.

La investigación recoge el análisis de imágenes de resonancia magnética de más de 1.400 cerebros humanos.

Los autores identificaron un subconjunto de regiones del cerebro que muestran más diferencias entre sexos. Cerebro por cerebro, analizaron la forma de cada una de sus regiones para clasificarlas como más ‘femeninas’ o más ‘masculinas’, en función de la prevalencia de distintos rasgos en uno y otro sexo.

Aunque entre el 23% y el 53% de los cerebros tenía al menos una región más marcadamente femenina y masculina (lo que los científicos llamaron ‘extremo femenino’ y ‘extremo masculino’), apenas entre el 0% y el 8% de los cerebros fueron totalmente catalogados como extremos para ambos géneros.

Los resultados sugieren que la mayoría de los cerebros son mosaicos heterogéneos con características intermedias. Es decir, los cerebros humanos no pertenecen a una categoría estructural femenina o masculina.

En la imagen pueden observarse los diferentes volúmenes (verde=grande, amarillo=pequeño) de las regiones del cerebro en 42 adultos que muestran la coincidencia entre las formas de los cerebros de las mujeres y los cerebros de los hombres.

No hay un cerebro masculino y otro femenino

El volumen de las distintas regiones cerebrales (en verde, más grande y en amarillo, más pequeña) de 42 personas muestra cómo se solapan el cerebro masculino y el femenino

El volumen de las distintas regiones cerebrales (en verde, más grande y en amarillo, más pequeña) de 42 personas muestra cómo se solapan el cerebro masculino y el femenino. / ZOHAR BERMAN Y DAPHNA JOEL

Un estudio con centenares de imágenes de cerebros de hombres y mujeres no ha encontrado pruebas de que existan un cerebro masculino y otro femenino. Aunque hay algunas diferencias anatómicas en determinadas áreas en función del sexo, estas no permiten dividir a los humanos en dos categorías. En realidad, el cerebro de cada uno es un mosaico con elementos tanto femeninos como masculinos.

Ideas como las de la inteligencia emocional, éxitos comerciales como el reciente libro El cerebro femeninoo, en el siglo pasado, la saga de Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus, abonaron el terreno al dimorfismo sexual del cerebro. Si hay diferencias entre hombres y mujeres en otras parte de su anatomía, en particular los genitales, ¿por qué no va a haberla en el cerebro? Y si la hay en lo físico, en el cerebro, igual también se da en lo esencial, la mente.

Sin embargo, no hay pruebas de que, desde el punto de vista de su materia gris, materia blanca, conexiones neuronales o el grosor de la corteza cerebral, el cerebro de una mujer y de un hombre sean diferentes por el simple hecho de su sexo. Más bien, las pruebas apuntan a lo contrario. En uno de los mayores estudios que se han realizado, un grupo de investigadores israelíes, alemanes y suizos han comparado la anatomía de 1.400 cerebros de hombres y mujeres para concluir que, más que dos categorías, lo que hay es un mosaico cerebral.

“En lo genital, hay diferencias según el sexo que se van sumando hasta crear dos tipos, los genitales masculinos y los genitales femeninos”, dice la investigadora de la Universidad de Tel Aviv y principal autora del estudio, Daphna Joel. “Sobre el 99% de las personas tienen genitales masculinos o femeninos y solo unos pocos tienen ya sea órganos genitales cuya forma está entre las formas masculina o femenina, o bien tienen algunos órganos con la forma masculina y otros con la femenina. Son los que llamamos intersexuales”, añade.

Sin embargo, el hermafroditismo cerebral es la norma y los cerebros 100% masculinos o femeninos son la excepción. “Más bien, lo que hay son muchos tipos de cerebros”, sostiene Joel. “Además, el tipo de cerebros que solo presentan características más prevalentes en los hombres que en las mujeres son muy raros, tan raros como el tipo de cerebros con un perfil que predomine entre las mujeres”, añade.

Para sostener estas afirmaciones, Joel y sus colegas recopilaron imágenes del cerebro de voluntarios de varios proyectos científicos. Además de la heterogeneidad de la muestra (un total de 1.400 personas), su investigación, recién publicada en PNAS dispone de una fortaleza extra. Las neuroimágenes se obtuvieron con distintas tecnologías y métodos para evitar sesgos. Mientras unas determinan mejor el grosor de la corteza cerebral, otras registran la estructura y dimensiones de las distintas áreas del cerebro.

Uno de los estudios, por ejemplo, se apoyó en imágenes del cerebro de casi 300 personas (169 mujeres y 112 hombres). Usando la técnica conocida como morfometría basada en vóxel (VBM, por sus siglas en inglés) que les permitió establecer el volumen de materia gris de 116 áreas del cerebro.

“No hay ninguna región en nuestras muestras que revele una clara distinción entre una forma masculina y una forma femenina, es decir, que se presente de forma evidente solo en los hombres o solo en las mujeres”, destaca Joel. “En realidad, hay un alto grado de superposición entre mujeres y hombres en todas las regiones estudiadas”, añade. Aún así, se quedaron con las 10 zonas que mostraron mayor contraste en función del género. Fue el caso de los dos lados del giro frontal superior, del núcleo caudado o los dos hemisferios del hipocampo, todas por debajo de un nivel estadísticamente significativo.

Con estas diez áreas pudieron crear una especie de continuo desde el extremo masculino al extremo femenino. El cerebro de apenas el 1% de los hombres y solo el 10% de las mujeres caía en cada extremo y un tercio de las personas tenían cerebros anatómicamente intermedios. Las pruebas las repitieron con otras muestras de personas y tecnologías, como la de imagen por tensores de difusión, con la que se puede establecer la conectividad entre las distintas zonas del cerebro. En todas ellas, los resultados fueron similares.

“La mayoría de los humanos tienen cerebros compuestos por mosaicos de características que los hacen únicos, algunas son más comunes entre las mujeres en comparación con los hombres y otras lo son más en los hombres respecto de las mujeres y aún otras son comunes tanto a hombres como a mujeres”, comenta la investigadora israelí.

Las teorías sobre la diferenciación sexual en el cerebro cobraron fuerza a mediados del siglo pasado. Pero, como comenta el investigador del Neurocom y profesor de la Universidad de Coruña, Xurxo Mariño, “aquellos trabajos se centraron en la sexualidad, en especial en el estudio de la emergencia de la homosexualidad”. Algunos se empeñaron en encontrar características anatómicas que la explicaran y encontraron algunas, como el menor tamaño de una estructura cerebral llamada estría terminal en las mujeres y también en los hombres transexuales.

Los estudios entonces estaban basados en cuestionarios o en muestras cerebrales post mortem, no en observaciones directas del cerebro de personas vivas y sus diferencias anatómicas. Esto es algo que solo la moderna tecnología de neuroimagen está permitiendo. Aún así, recuerda Mariño, “ya en 1948 hubo quien habló más de un continuo cerebral que de categorías dicotómicas”. Fue el biólogo Alfred Kinsey quien, con sus escala sobre la orientación sexual, se adelantó al estudio actual.

Las mil caras de la salud sexual de los jóvenes, más allá de los tabúes

  • La entidad SidaStudi ha lanzado la primera web en todo el estado dedicada exclusivamente a la recopilación de información sobre salud sexual y VIH/sida
  • “Se da una imagen muy negativa porque sólo se habla de las enfermedades de transmisión sexual o los embarazos no deseados” se queja el director de la entidad
Jovenes aprenden a usar un preservativo en un taller

Jovenes aprenden a usar un preservativo en un taller / SidaStudi

“Muchas veces no nos preguntamos como de satisfactorias son las relaciones sexuales de los jóvenes”, así de contundente se muestra David Paricio, director de la ONG SidaStudi, la única entidad del estado dedicada exclusivamente a la recopilación de información sobre el VIH/sida y la salud sexual.

Esta ONG acaba de lanzar una web, con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona y la Conselleria de Salut, que recopila todo tipo de material pedagógico sobre la salud sexual y que está pensada, según explica su director, para profesionales que trabajan directamente con temas de salud sexual, como profesores de instituto, educadores o enfermeros. El motivo de ofrecer toda esta documentación, explica el director de la entidad a Catalunya Plural, es que estos profesionales puedan tener material de forma fácil y accesible para trabajar estos temas con los jóvenes y tratar la sexualidad desde un punto de vista de derechos.

“El relato de la sexualidad tiene un doble discurso; por un lado se habla de ello abiertamente en la calle y por otro continuamos viendo que sigue siendo un tabú, lo vemos en las aulas”, reivindica el director de esta entidad que además de la información que recopilan también desarrollan talleres con jóvenes y profesionales para potenciar esta visión no estereotipada del sexo. “Es un tema que como sociedad no hemos sabido trabajar”, lamenta por su parte la comisionada de salud del Ayuntamiento de Barcelona, Gemma Tarafa.

Paricio se queja de que la sexualidad todavía se trate de una forma muy negativa. “Se da una imagen muy negativa porque sólo se habla de las enfermedades de transmisión sexual o los embarazos no deseados”, dice. “Es necesario entender la sexualidad de una forma pluridimensional”, comenta. De esta forma desde SidaStudi plantean el tema de la salud sexual como un concepto amplio que engloba no sólo los riesgos biológicos relacionados sino también otras dimensiones. “Trabajamos la dimensión del placer que implica el conocimiento del propio cuerpo y también la vertiente emocional; conocer cómo me siento, cómo me hace sentir la pareja, todo en relación con temas de autoestima”, explica el director. Paricio cree que es importante tratar los riesgos pero defiende que es necesario tratar temas reales que afectan de forma inmediata a los jóvenes. “También tenemos que trabajar con los jóvenes la capacidad de negociar con las parejas, hablar de habilidades emocionales y otros aspectos relacionados”, sentencia.

“La web ayuda a romper con los tabúes o con aquellas cosas de las que no se han hablado abiertamente”, valora Tarafa, que ha felicitado a la entidad por la iniciativa. “Es un tema que hay que abordar entre todos; la escuela, las instituciones, los padres y madres, los centros, etc”, reivindica en declaraciones a Catalunya Plural. Y explica que este tipo de proyectos van muy en la línea que desde el ayuntamiento se está impulsado en el ámbito de la salud sexual y reproductiva.

El portal incorpora tres columnas; un centro de documentación con 9.000 registro, la zona pedagógica que recoge contenidos teóricos y material para profesores y educadores y el apartado dinámicas que incorpora aquel material que la entidad utiliza para sus talleres.

Educar para una salud sexual sin tabúes

Según un documento informativo de 2014 de la entidad SidaStudi, la ONG repartió más de 40.000 unidades de material preventivo, atendieron 600 demandas directas y 77 entidades juveniles en 2013. Más de mil jóvenes participaron en los talleres de sensibilización y 130 padres y madres también estuvieron.

Entre las tareas de la entidad también está la de orientar aquellos profesionales que trabajan con jóvenes y dotarlos de material, un trabajo que ahora facilitan con el lanzamiento de la web. Para aquellos pedagogos que quieran trabajar aspectos relacionados con la salud sexual en la web podrán encontrar no sólo documentos teóricos y estudios sino también campañas, películas, vídeos, novelas, cómics y todo tipo de propuestas y material.

En su apartado Dinámicas se proponen actividades para realizar con grupo que buscan reflexionar sobre cuestiones de género, el conocimiento del cuerpo, romper tabúes respecto al sexo y hablar de sentimientos y emociones. El material oferece una guía al pedagogo para poder ayudar a los jóvenes a romper con los estereotipos y proporcionar otra visón de la sexualidad exenta de tabúes. “Ofrecen un material con el que los profesionales se pueden sentir muy cómodos”, apunta Tarafa.

A pesar de la necesidad de tratar estos temas en la escuela, el director de SidaStudi se muestra insatisfecho por que hasta ahora se ha hecho desde la mayoría de centros. “La realidad dice que termina dependiendo de los responsables de los centros educativos, no es una cuestión integrada en el currículo, no se reproduce en las aulas.”, explica.

Y se queja de que muchos centros sólo dediquen 45 minutos al año para hablar sobre el tema. Dice que es muy importante tratar estas cuestiones en el aula, “teniendo en cuenta que la escuela es un espacio universal por el que todo el mundo pasa” y por eso dice que “debería ser una realidad en el currículo escolar”.

Una entidad con más de 25 años

SidaStudi nació en 1987 y, como explica el director en CatalunyaPlural, estaba dedicada a recoger información básicamente sobre el VIH/Sida. La entidad se terminó posicionando como la única en todo el estado que se dedicaba exclusivamente a ello, fue el primer centro de documentación y recursos pedagógicos sobre el VIH en España. “Más adelante vimos que era necesario ampliarlo a temas de salud sexual”, explica el director.

Según datos de la entidad en 2013 tenían un fondo con 40.000 registros documentales, atendieron a casi 4.000 personas de forma directa y más de 150.000 personas pasaron por su web.

OSÉ LUIS BEIZTEGUI SEXÓLOGO DE LA CLÍNICA BIKO ARLOAK: “Los hombres buscamos más el placer y somos menos conscientes del riesgo”

Cada dos o tres años una nueva tendencia sale a la luz desde las oscuridades de las relaciones eróticas. En esta ocasión, es el Chemsex -Chemical Sex o sexo químico- el que parece estar a la moda

JOSÉ LUIS BEIZTEGUI SEXÓLOGO DE LA CLÍNICA BIKO ARLOAK

BILBAO – José Luis Beiztegui, sexólogo de la clínica Biko Arloak, en Bilbao, analiza esta nueva tendencia, por qué el perfil principal son los hombres gays y cuáles son los motivos por los que estos participan en estas fiestas donde las relaciones eróticas en grupo y las drogas se combinan en una fiesta que puede durar hasta 72 horas sin descanso.

Relaciones eróticas y drogas. No es una combinación nueva.

-Para nada. Y en el mundo gay menos. Históricamente, en buena parte de este colectivo, ha habido prácticas eróticas que han tenido que ver con el uso de drogas, como el popper, la cocaína, etc. Y en cuanto a las relaciones eróticas en grupo, es decir, aquellas en las que participan tres o más personas, también se han venido dando más o menos regularmente y con más asiduidad que en la subcultura heterosexual. Aun así, el Chemsex sí que tiene algunas connotaciones diferenciales que son nuevas. Principalmente, que se usan nuevos tipos de drogas.

¿Cuál sería el perfil de los participantes en estas fiestas?

-Generalizando, sería el hombre gay que vive su sexualidad y su erótica muy en el terreno de la noche, la fiesta, el desfase y la transgresión. Más que centrarnos en la edad, que creo influye poco o nada, yo destacaría ese perfil más personal de afición por el sexo rápido, descomprometido emocionalmente y cuyo objeto prioritario es el placer.

¿Por qué gay?

-Es tan evidente que de tanta evidencia la gente no se da cuenta. Las relaciones gays están conformadas por hombres. Muchas veces pensamos que hay una división entre heteros y gays, cuando la división real es entre hombres y mujeres. Un encuentro erótico gay es un encuentro entre dos o más hombres que se desean eróticamente, pero sobre todo entre hombres. Y los hombres, por lo general, buscamos relaciones mucho más explosivas, parafílicas e instrumentales. Podríamos decir que buscamos más el placer por el placer, el éxtasis erótico más centrado en lo corporal y, sobre todo, en lo genital. Es decir, son relaciones bastante más hedónicas, donde lo que importa es el disfrute, el gozo y el deleite. Y muy importante: solemos tener menos susceptibilidad ante el riesgo porque se bloquea más la parte racional del cerebro y se activa la zona límbica.

¿Y en las relaciones lésbicas y heterosexuales?

-No creo que se den tanto este tipo de festividades. Las mujeres en general suelen tener bastante más cabeza para estas cosas, porque lo analizan desde una perspectiva más racional y compensada. Como las relaciones lésbicas están conformadas por mujeres, sus modos, objetivos y metas eróticas de relación también son diferentes. En las heterosexuales, aun siendo una configuración diferente, también se establecen convenios eróticos y prácticas no tan tendentes al exceso y la voluptuosidad.

¿Cuáles serían las razones por las que estos hombres participan en estas fiestas?

-Algunos opinan que para sentirse más liberados. Otros, para superar problemas de pudor o vergüenza o para sentirse pertenecientes a un grupo. Hay quien elucubra que es incluso para reafirmar su orientación sexual. Sin embargo, yo no estoy de acuerdo con ninguna de estas posibles causas, que me parecen ridículas. En mi opinión y como ya he mencionado anteriormente, estas tendencias se dan por la forma en la que los hombres viven su sexualidad y su erótica, que tiene unas connotaciones diferenciales claras.

¿Cómo se podrían volver estas prácticas más saludables?

-Es complicado, ya que lo hedónico y lo preventivo desde el contexto de las prácticas de las que estamos hablando son caminos difíciles de reconciliar. Alguien que va buscando como meta principal la transgresión y el éxtasis sensorial excitatorio per se inhibe y neutraliza la parte racional más cercana al de la evitación de posibles riesgos en sus prácticas eróticas, como ponerse el preservativo, estar vigilante a posibles infecciones, etc. Las asociaciones vinculadas a la salud sexual supongo que dirán que se continúen haciendo este tipo de fiestas con cabeza y protección. Eso sería lo razonable, obviamente. Pero alguien que va buscando y se quiere dejar arrastrar por la efervescencia de los sentidos muchas veces no está pensando en eso ni le está dando importancia, aunque la tenga. En cualquier caso, son apuestas soberanas de los individuos.

Entonces está a favor de este tipo de fiestas.

-Este tipo de festividades son un culto dionisíaco a los placeres y a la voluptuosidad, que me parecen no sólo respetables sino cultivables y promocionables. El único problema, que es real y en el que nos estamos centrando, es el uso abusivo, descontrolado e ignorante de la ingesta de drogas y las consecuencias perniciosas que conllevan desde múltiples puntos de vista. Es ahí en todo caso donde habremos de centrar las intervenciones.

RELACIONES SEXUALES Y DROGAS, De las orgías al Chemsex

DIFERENTES ASOCIACIONES Y COLECTIVOS TEMEN QUE ESTA TENDENCIA QUE AÚNA DROGAS Y RELACIONES SEXUALES CONLLEVE UN REPUNTE EN EL CONTAGIO DEL VIRUS DEL SIDA Y EN LA ADICCIÓN A LAS NUEVAS SUSTANCIAS ESTIMULANTES

HASTA 72 horas. Eso es lo que puede durar una fiesta Chemsex, en la que drogas y relaciones eróticas se combinan a lo largo de todo el fin de semana. Sin parar, sin comer, sin dormir. Según Marco Imbert, coordinador de la Asociación T4 de lucha contra el sida, esta nueva tendencia en auge entre los colectivos gays ya ha aterrizado en Euskadi. “Casos directos no conocemos, pero a través del seguimiento que realizamos en las redes sociales sí que hemos encontrado diferentes invitaciones a este tipo de fiestas”.

Originario de Gran Bretaña, donde está siendo analizado por las autoridades sanitarias debido al temor de que conlleve un repunte del contagio del virus del sida, el Chemsex -Chemical sex o Sexo químico, si se prefiere- es un fenómeno social que ya se ha asentado en Madrid y Barcelona y que empieza a llegar a Euskadi. A diferencia de anteriores tendencias, esta no se da ni en pubs, ni en discotecas ni en lugares públicos, sino en apartamentos y casas particulares.

 

Soy una pervertida sexual

Salirse de las normas sociales establecidas

En 1987 la Asociación Estadounidense de Psiquiatría ya se encargó de eliminar esta expresión de la terminología psiquiátrica mundial

 

Salirse de las normas sociales establecidas

  • ANA SIERRA

Sí, lo soy, y estoy encantada de serlo. Puede que como usted o su vecin@, aunque no lo quieran reconocer. Sin ánimo de ofender en absoluto, únicamente haciendo énfasis en cómo nos catalogaría la sociedad si realmente conociera nuestros más profundos deseos e incluso, las prácticas sexuales que llevamos a cabo en nuestra mente y con nuestro cuerpo y los ajenos.

Amiga de la perversión

Una persona pervertida muestra tendencias sexuales consideradas socialmente negativas o inmorales que se alejan de “lo normal”. En 1987 la Asociación Estadounidense de Psiquiatría ya se encargó de eliminar esta expresión de la terminología psiquiátrica mundial.

Cada uno tenemos nuestras pequeñas parafilias o desviaciones de la norma, aunque el límite entre estas y el interés sexual inusual sea bastante difuso. Por tanto, no tendríamos que ir a consulta por las mismas si no generan daño a los demás ni a uno mismo, o malestar subjetivo, ni son restrictivas o nos generan dependencia, obsesión o compulsión, básicamente.

Tengo mi mente llena de erótica, pienso bastante en estos aspectos a lo largo del día, sin llegar a la obsesión, por supuesto. Una maravillosa ‘deformación’ profesional quizá y sinceramente, lo considero un auténtico logro. Fantaseo todo lo que puedo, menos de lo que quisiera, aunque no desee poner en práctica cada historia que mi mente creativa me muestra. Bien porque no me apetece o porque me generan temor las consecuencias personales, emocionales y sociales que pudieran traer. Muchas quedan en mi imaginario y las disfruto allí.

Sexualidad fuera de “lo normal”

Salirnos de la norma moral establecida puede generarnos conflicto, aunque también nos suele excitar la erótica de lo prohibido. Pero, ¿quién puede determinar qué debo desear, cómo y cuándo?

Es curioso que en Estados Unidos aún exista el delito de sodomía al practicar sexo anal y las relaciones coitales sin casarse estén prohibidas en según qué estado. ¿Lo cumplirán las personas solteras? China prohíbe mirar a los pies de las señoras y Rusia los besos muy apasionados en público. Sí, increíble pero parece ser cierto.

¿Qué es ‘lo normal’ en la sociedad española?

Seguimos siendo una sociedad coitocéntrica. “¿A qué edad mantuviste tu primera relación sexual completa?” Me preguntó un ginecólogo. Yo contesté: “¿Completa?, ¿Se refiere a satisfactoria?” Él, sonriendo enternecido por mi ignorancia, me comentó lacónico: “No mujer, coital”. Dio por hecho que tenía que practicar el coito, pero a mi historial clínico parece que no le importa si disfruto con ello.

Si la gran mayoría no quiere reproducirse cada vez que mantiene relaciones sexuales, ¿por qué seguir realizando con tanta frecuencia la única práctica natural que nos llevaría a ello? Tampoco es reconocida como la más placentera físicamente, sobre todo por las mujeres. Recordaré que, salvo la llamada plataforma orgásmica, que supone el primer tercio de la vagina, esta es bastante insensible en comparación con el clítoris por ejemplo. El coito vaginal es práctica de riesgo para el embarazo no deseado y una de las más arriesgadas en cuanto a infecciones de transmisión sexual, si no se ponen los medios adecuados. Sin embargo, es algo psicológico y social. Aunque aparezca dolor, se desea y generalmente, no nos sentimos normales si no lo practicamos.

La falocracia, o culto al pene erecto y vigoroso, sigue siendo muy común en nuestra cultura y sin éste no podemos conseguir la penetración tradicional. Así que ya sabe, si no hay erección, no puede mantener relaciones sexuales completas ni satisfactorias y es ‘anormal’ y si hace alguna otra práctica sin contar con su pene, es un pervertido. No lo digo yo, lo dice nuestro marco referencial social y cultural, cargado de modelos erróneos pero que aceptamos y creemos apropiado.

Además somos monógamos, aunque sucesivos, al menos de cara a la galería. Aunque la doble moral está muy extendida, no sólo en nuestro país. Heteronormativos, seguimos pensando en hombre y mujer al hablar de pareja y la homofobia sigue vigente en nuestros días.

La deseabilidad social nos hace esclavos sexuales. Tememos expresarnos libremente y no ser aceptados, lo que genera disfuncionalidad y pacientes en las consultas. El miedo a ‘no dar la talla’ o no sentirnos representativos de nuestro género, es bastante recurrente. Somos una sociedad sexista, en la que si no cumplimos con lo que se espera de nosotros, nos sentimos rechazados y anormales. Los estereotipos de género, construidos social y artificialmente, suelen generar displacer y bloquear nuestro sistema fisiológico innato, al igual que nuestra capacidad de disfrute.

Otros factores, como la edad biológica o la fértil, nos marcan las prácticas consideradas apropiadas en nuestra cultura. A qué edad podemos empezar a tener relaciones genitales o debemos dejar de tenerlas es un imperativo social y no siempre natural. Por ejemplo, en la senectud podemos tener una sexualidad muy despierta, funcionar bien fisiológicamente y, aunque no fuera así, tener un deseo estupendo y disfrutar la sexualidad de manera plena. Y en la infancia encontramos que muchos niños y niñas, estimulan sus genitales desde los 2 o 3 años, sin intencionalidad sexual pero obteniendo placer.

Nos llegó una pregunta sobre estos temas al consultorio sexozen@elmundo.esreferente a la normalización de nuestra sexualidad. Creí interesante contestarlo en esta ocasión:

“Tengo una relación con un hombre mayor y aunque tiene orgasmos, yo no noto que eyacule. Le gusta el sexo oral pero como preámbulo, nunca quiere llegar al orgasmo en mi boca. A veces se lo he propuesto y evita hablar del tema (no sé si le acompleja que note que no hay semen o muy poca cantidad). Incluso he llegado a pensar que a veces finge los orgasmos. ¿Está teniendo orgasmos? ¿Es normal llegar al orgasmo sin eyacular siempre?

Realmente la única manera de conocer si alguien tiene orgasmo o no es preguntarle y confiar en su respuesta. Lo habitual es que orgasmo y eyaculación vayan de la mano, pero no siempre sucede así pues son dos fenómenos diferentes en realidad. Si la persona no presenta ningún problema médico que pueda generar esta situación, no debemos asustarnos, en absoluto.

Por otro lado, las prácticas sexuales como el sexo oral no gustan a todas las personas, independientemente de su edad, sexo o género, y es una cuestión muy personal. La comunicación es fundamental en este caso y podréis ajustaros y conseguir disfrutar plenamente de vuestras relaciones sin mayor preocupación. La seducción, y nunca la exigencia, es siempre nuestra aliada en el campo sexual. Quizá le pueda seducir para que desee realizarlo.

En cuanto al complejo, por la supuesta escasa cantidad de esperma eyaculado, es bastante recurrente. Le comentaré que el volumen habitual por eyaculación suele variar de 1.5 a 5.0 mililitros, pero no tenga en cuenta este dato ni se ponga a medirlo pues no todos los hombres son iguales, ni es necesario eyacular esa cantidad para ser más o menos fértil, la calidad del esperma no tiene que ver con la cantidad del eyaculado. Eyacular menos se debe a diversos factores como la idiosincrasia fisiológica o haber eyaculado recientemente. Si deseamos que nuestra pareja eyacule una mayor cantidad es por una cuestión erótica aprendida socialmente, a través de las películas pornográficas, por ejemplo. Estas nos muestran eyaculaciones cuantiosas y espectaculares, con lanzamientos vigorosos casi olímpicos. Pero es una película y tienen sus trucos para ello. Se entrenan, repiten escenas y se editan después o bien, ingieren zumo de tomate, como algún actor de la industria pornográfica ha confesado, pues parece que aumenta la cantidad de esperma. Podríamos probarlo pero, ¿para qué? Si es por un deseo erótico, adelante, haga realidad su fantasía si lo considera. Pero que nos cuenten películas no significa que tengamos que creérnoslas.

No se compare con nadie, la norma sólo nos indica el quehacer de la mayoría, que no siempre es acertado, lógico, placentero ni coincide con lo que usted desea.

Le invito entonces al mundo de la nueva ‘perversión’ sana, placentera y consentida, si lo desea.

*Ana Sierra es psicóloga y sexóloga https://about.me/AnaSierra

Tener sexo más de una vez a la semana no se asocia con mayor felicidad

Expertos defienden que lo importante no es la cantidad sino la adecuación de la rutina sexual a cada pareja y a sus necesidades

En una pareja estable, la frecuencia de las relaciones sexuales es importante, pero para ser feliz no es imprescindible tener sexo todos los días. El sexo es importante pero “más no siempre es mejor”. Esta es la conclusión a la que ha llegado un estudio que publica la revista Society for Personality and Social Psychology.

“¿Es cierto que mantener relaciones sexuales con más frecuencia se asocia con un mayor bienestar?”, pregunta el documento de esta investigación. “Aunque el sexo con más frecuencia se asocia con una mayor felicidad, esta relación ya no es significativa cuando se da más de una vez a la semana”, asegura la investigadora principal del estudio, Amy Muise del departamento de Psicología de la Universidad de Toronto-Mississauga. De este modo, “nuestros hallazgos sugieren que es importante mantener una relación íntima con la pareja, pero no se necesita tener sexo todos los días“, señala Muise.

Diversas publicaciones y artículos han afirmado que cuanto más sexo se tiene en una relación, mejores niveles de bienestar tendrá. Sin embargo, este estudio dividido en tres y sostenido sobre encuestas a 30.645 personas realizadas a través de cuatro décadas, muestra otra cosa. Sus conclusiones sostienen que la frecuencia sexual de más de una vez por semana ya no está tan necesariamente asociada al bienestar o la felicidad.

Además, se vio que esta la asociación frecuencia sexual y bienestar sólo es importante para las personas que mantienen una relación, y no para las personas solteras. “Es posible que para los solteros, el vínculo entre el sexo y la felicidad depende de una serie de factores, como por ejemplo, el contexto en el que se produce la relación, o lo cómodo que se sienta la persona con el sexo fuera de una relación”, señala la especialista.

Otro de los hallazgos en uno de los tres estudios realizados es que no se encontró un fuerte vínculo entre la frecuencia sexual y la satisfacción general de vida, sin embargo las parejas dijeron tener más satisfacción con sus relaciones cuando la frecuencia era de una vez por semana, sin beneficios evidentes de mantener relaciones sexuales con más frecuencia. “Los hallazgos del estudio no significan necesariamente que las parejas deben tener más o menos relaciones sexuales para alcanzar el promedio semanal, sino que los miembros de la pareja deben discutir o acordar si se están cumpliendo sus necesidades sexuales”, dijo Muise.

De este modo, y a modo de conclusión, “es importante mantener una relación íntima con su pareja, sin poner demasiada presión en mantenerlas con tanta frecuencia”, insiste la especialista.

El sexo, mejor de calidad

“Las relaciones sexuales son de gran importancia en una pareja ya que responde a necesidades muy distintas como la comunicación, la confirmación del vínculo o la autoimagen”, afirma a EL MUNDO el psicólogo, Juan Macías especialista en terapia de pareja. Por ello, es muy importante cuidar la sexualidad de una pareja.

Ahora bien, es cierto que “tener mucho sexo no siempre es un buen indicador pues se pueden neutralizar algunas de las facetas que entran en juego en una relación sexual. Por ejemplo, que no sea predecible ni se sienta como una obligación o que exista la posibilidad de seducir. Lo importante, por tanto, no es tanto la cantidad, sino la adecuación de la rutina sexual a cada pareja y a sus necesidades individuales”, mantiene Macías.

Por su parte, Cristina Martínez, psicóloga y sexóloga del centro Alhambra Psicólogos añade, en la misma línea, que lo importante realmente, es tener sexo de calidad y no tanto de cantidad. Sin embargo, es preciso destacar que la calidad no significa llegar al orgasmo ni hacer ‘equis’ posturas, ni nada de eso. “El buen sexo requiere tiempo, un factor muy importante y que, por el estilo de vida que llevamos en la actualidad, a veces es difícil conseguir. Ese tiempo implica una conexión con la pareja, porque la excitación comienza antes que en la cama”, afirma.

Es importante romper con la rutina sexual, porque con ella se puede caer en la insatisfacción. “La comunicación, la complicidad, la confianza, la sensación de ser visto etc, son aspectos fundamentales a cuidar en una relación de pareja porque todo ello, también forma parte de la intimidad”, añade la experta.

De hecho, uno de los factores importante es la pareja es fomentar lo que algunos psicólogos llaman ‘la sexualidad de pasillo‘ Es decir, alimentar las caricias, los detalles diarios y las muestras de cariño durante todo el día, no sólo en la cama. Todo ello, también forma parte de la sexualidad y de la intimidad de una pareja, no sólo los encuentros sexuales, como tal.

El sexo es por tanto, un elemento principal en una pareja, como dicen los expertos, no es lo único pero sí es imprescindible, sin embargo también es importante para que relación de pareja funcione y sobreviva el paso del tiempo hacer planes en común y tener juntos como pareja, nuevos retos, ilusiones y expectativas.

Ben Whishaw y Andrew Scott: los ayudantes gays de 007 en ‘Spectre’

LGBT+ en el mundo audiovisual

Los dos intérpretes en la premièreSpectreGTRES

Los dos intérpretes en la premièreSpectre GTRES

Javier Bardem acaba de hacer su entrada en escena con la peluca rubia oxigenada y el traje más bien peculiar de Raoul Silva, el renegado del MI6 que ejerce como malo malísimo de Skyfall. Tiene a Daniel Craig, el James Bond rubio, atado a una silla, y no pierde la oportunidad para tratar de seducirle para lo que sólo se podría describir como ‘pasarse al lado oscuro’: “¿Qué te hace pensar que es mi primera vez?“, contraataca 007.

Ya se sabe, no hay nada más difícil que luchar contra una tradición: la idea de un Bond que no sea heterosexual, queda muy lejos. Y lo mismo se puede aplicar al resto d personajes de la saga de espías más famosa de la historia. En su momento, Daniel Craig negaba rotundamente que, en un futuro, pudiese haber unJames Bond gay. Javier Bardem, por su parte, relegaba la sexualidad de Silva a la nebulosa del ‘no entra en ninguna categoría’. ¿Era Silva el primer villano Bond gay? “Se podría interpretar de esta manera“, contestaba en una entrevista “la opción estaba en el guión”.

Hacemos un fast-forward de tres años y nos encontramos con Spectre, la película número 24 de la saga, la cuarta protagonizada por Craig. Spectre cuenta con dos actores abiertamente gays, lo que llama la atención no desde un punto de vista profesional (¿qué actor rechazaría un papel en la tercera saga más taquillera de la historia?) sino desde un punto de vista ético: ¿por qué participar en una película que pasa por el tema LGBT+ de puntillas?

Sus nombres son Whishaw, Ben Whisaw y Scott, Andrew Scott, y no sabemos si les gusta el vodka martini agitado o revuelto, pero sí que lucen un esmoquin con una planta digna de cualquier agente del programa ’00’.

Q, el siempre fiel colaborador de Bond, en plena acción CORDON

Q, el siempre fiel colaborador de Bond, en plena acción CORDON

El primero interpreta de nuevo a Q, el joven jefe de la división Q del MI6 (algo así como I+D pero aplicado a espías) y se encarga de ofrecer a Bond toda la ristra de cachivaches que el agente utiliza para llevar a cabo sus misiones en el nombre de la Patria y de la Reina. Durante su paso por el universo Bond, también le ha proporcionado una suerte de agria simpatía que, contando que hablamos de ingleses, bien puede ser interpretada como una amistad. El personaje de Scott es uno de los recién llegados al mundo de claroscuros del espionaje inglés. Por la poca información que hemos podido llegar a reunir sobre el personaje, sabemos que, al menos, parece uno de los buenos: es Max Denbigh, alias C, jefe del Centro de Seguridad Nacional, el resultado de mezclar las dos agencias de inteligencia del gobierno británico: el MI5 y el MI6.

Salir del armario: ¿sí o no?

Han conseguido estos papeles tan destacados en un momento en el que uno de los debates más candentes en Hollywood es si los actores LGBT+ deberían o nosalir del armario públicamente, si eso ayudaría a sus seguidores y si ofrecer esa ayuda les merecería más la pena que el supuesto daño que esa salida del armario podría repercutir en sus carreras.

“Creo que eres mejor actor cuanto menos sepa la gente sobre tí. (…) Tanto si eres heterosexual como si eres gay, la gente no debería saber nada de tu sexualidad, porque ese tendría que ser uno de los misterios con los que deberías ser capaz de jugar”, comentaba hace poco Matt Damon en una entrevista. Ian McKellen, uno de los primeros actores establecidos en declarar públicamente su homosexualidad, animaba poco después a sus compañeros de profesión a seguir su ejemplo: “Ese es mi mensaje para todo el que piense ‘tengo que mantenerme dentro del armario para tener éxito en el cine’: yo no lo hice“.

Los actores que nos ocupan hoy, Ben Whishaw y Andrew Scott, son el ejemplo perfecto de que este debate no es sólo una discusión entre la comunidad heterosexual y la LGBT+, sino entre los mismos miembros de la comunidad LGBT+. Ben Whishaw, por su parte, se acerca más a la posición de Matt Damon. Declaró que no sabía por qué el hecho de ser gay tenía que ser discutido públicamente sólo porque los actores llevasen a cabo su trabajo bajo la mirada pública. Como un digno espía, lo poco que se sabe de su vida privada es que se ha casado por lo civil con el compositor australiano Mark Bradshaw, al que conoció mientras ambos trabajaban en la película Bright Star en 2009.

C, el misterioso personaje de Andrew Scott, en un fotograma de Spectre

C, el misterioso personaje de Andrew Scott, en un fotograma de Spectre

Andrew Scott tiene un lado mucho más contestatario: salió del armario para criticar públicamente la ley contra la propaganda de las relaciones sexuales no tradicionales. Como irlandés, también ha manifestado su apoyo a la legalización del matrimonio homosexual en su país. Piensa que “gracias a Dios, actualmente la gente no ve el hecho de ser gay como un fallo de carácter. Tampoco es una virtud, como la amabilidad. O un talento, como tocar el banjo. Es simplemente un hecho“. Ha insistido en que salir del armario no le ha reportado ningún efecto negativo a su carrera, profesionalmete hablando, y ha animado a sus compañeros de reparto, tal y como lo hizo Ian McKellen, a salir del armario: “creo que es importante serauténtico con uno mismo”.

Otros actores LGBT+

La inclusión de Whishaw y Scott en el universo Bond, ¿significa alguna mejora para la comunidad LGBT+ dentro del mundo del cine?

Tenemos a Zachary Quinto como el icónico Spock en Star Trek, a Ian McKellen y aLuke Evans, ex novio de Jon Kortajarena, en El Hobbit, a Jamie Clayton y a Laverne Cox, actrices transexuales, en Sense8 y Orange Is The New Black respectivamente, a Ellen Page en la esperada Freeheld, a Angelina Jolie, Megan Fox, Neil Patrick Harris, Matt Bomer, Cara Delevingne… Parece que, poco a poco, la sexualidad y la identidad de género de un actor está alcanzando la misma relevancia que su color de pelo.

Ordenan destruir obras de un pintor pederasta que usó como modelos a sus víctimas de abusos sexuales

'Retrato de dos niñas' y 'Zeitie y Mitzie', dos obras del pintor Graham Ovenden.

‘Retrato de dos niñas’ y ‘Zeitie y Mitzie’, dos obras del pintor Graham Ovenden.

Graham Ovenden, de 72 años de edad, es un reconocido artista británico que lleva años con problemas con la Justicia porque su arte raya lo que algunos consideran obsceno. Contra el “material obsceno” hay una ley británica que cuando se ha aplicado ha pasado por encima del arte de Ovenden. El artista David Hockney y otros le han apoyado en sus incautaciones de obras o en sus pleitos judiciales.

De lo que no se ha librado Graham es de un juicio por abuso sexual a menores del que salió culpable. Lo denunciaron personas adultas remontándose a la década de 1970. Algunas eran menores que posaban para un retrato cuando el pintor abusó de ellas sexualmente. Por estos delitos fue juzgado y declarado culpable siguiendo todas las instancias de la judicatura británica. Fue encarcelado en 2013por dos años y ha sido puesto en libertad recientemente. Graham aduce que es todo un montaje contra él.

La juez Elizabeth Roscoe ha ordenado destruir algunas de las obras de arteproducidas y/o poseídas por Graham Ovenden argumentando que no se ciñen a los cánones de decencia aceptados por la mayoría de las personas.

Uno de ellos es un encargo de Diana de Gales, para la que el artista pintó la imagen de una niña de espaldas caminando sobre el agua con una camiseta y el trasero al aire.

La juez que ordena la destrucción de algunas de las obras hechas o pertenecientes a Graham Ovenden aduce razones de “decencia” para justificar su argumentación. Sectores artísticos y jurídicos rebaten la opinión de la juez. El abogado Mark Stephens, que lleva el ámbito cultural en la firma de abogados Howard Kennedy, concluye que “una orden judicial para destruir las obras de arte hechas o poseídas por un convicto de delitos sexuales es un error moral y legal“. Durante el juicio se ha debatido si el material artístico en litigio incita a la “depravación” y, consecuentemente, al delito.

Ovenden ha manifestado que su trabajo -algunas de las obras que la juez ha ordenado destruir- lleva más de 40 años a la vista del público. Su abogado recuerda el artículo 10 de la Convención Europea de Derechos Humanos que protege la libertad artística. ¿Es el arte producido o que pertenece a pederastas un peligro?

El caso de Graham Ovenden se suma al del escultor Eric Gill (1882-1940), acusado de incesto tras su muerte, las sospechas sobre los escritores J.M.Barrie y Lewis Carroll o el artista Paul Gauguin, que se casó con una adolescente. En todos los casos, han pasado a la historia como rumores no comprobados. Graham Ovenden ha sido juzgado y ha pagado por sus delitos. ¿Debe ser su arte sacrificado?