LA HETEROSEXUALIDAD ES UN PROBLEMA, POR ENRIQUE ALPAÑÉS

hetero_fotor

Sí, has leído bien. No se trata de un titular con gancho para llamar tu atención. La heterosexualidad es, efectivamente, un problema. Un problema social grave que limita la vida de millones de seres humanos. La aseveración es dura, chocante, quizá suene un poco alarmista, sensacionalista incluso, pero adquiere un poso de seriedad al ser pronunciada por Óscar Guasch, sociólogo e historiador de la Universidad de Barcelona y autor de la Trilogía de la sexualidad (editorial Anagrama).

Las palabras de Guasch se entroncan en una corriente de pensamiento que pone en duda el modelo ‘heterocentrista’ creado en las sociedades occidentales. “No es solo discriminación”, asevera el sociólogo, “son detalles, cosas que no se cuestionan nunca. Imagínate que estamos en los estados federados (en el siglo XIX). Nadie se plantea si la esclavitud está bien o mal, y quien lo hace, lo hace desde un punto de vista condescendiente”. Este heterocentrismo se basa en lo que se espera de un hombre, (heterosexual, por supuesto) y de una mujer (muy hetero y poco sexual). Hombres machos, mujeres delicadas. “Una mujer sola, con minifalda, tomándose un gin-tonic en un bar a las tres de la mañana, ¿qué es?” pregunta Óscar Guasch sin esperar respuesta. “Un hombre que está con los amigotes y rechaza irse de putas cuando los demás lo hacen, ¿qué le llaman? Calzonazos”, se responde en esta ocasión “Eso, eso es el orden heterosexual”.

En su último videoclip, Hard out here, Lily Allen critica el papel de la mujer en la industria del pop con guiños (o puñetazos) a artistas como Azealia Banks o Robin Thicke. Pero Allen también ironiza sobre el papel de la mujer en la sociedad. “Si te hablo de mi vida sexual me llamarás puta. Los chicos solo hablan de sus zorras y nadie monta un escándalo”, espeta la reina del pop británico bajo toneladas de Autotunes. Sin saberlo, Allen está reivindicando el mismo discurso que Guasch. Pone en entredicho un mundo de mujeres sumisas y frígidas regido por hombres valientes y promiscuos. Es algo más que machismo, es la exageración de los roles sexuales, el absolutismo de la heterosexualidad.

“Creíamos que íbamos a cambiar algo, pero al final nos dimos cuenta de que no”. Iván Prado habla sin derrotismo, más bien con realismo pragmático. Sabe que queda mucho por hacer. Prado alcanzó cierta notoriedad el año pasado cuando fundó, junto a su compañero de pupitre, Rodrigo Rodríguez, el blog armarios en las aulas. Se trataba de un trabajo escolar que reflexionaba sobre la homofobia en los institutos basándose en encuestas y entrevistas a alumnos y profesores. Alejandro (nombre ficticio), un profesor de 33 años, afirma en el blog que hay dos tipos de homofobia: “la interiorizada, que llevamos en nuestro propio lenguaje, donde el insulto ‘maricón’ es el más usado en muchos casos como una simple broma (…), y la homofobia radical violenta, la que hace la vida imposible a aquel que se intuye, o se sabe, que es homosexual, una homofobia que comienza con dejar a esa persona aislada, transformarla en objeto de burla y muchas veces utilizarla como forma de afianzamiento del radical… En otras palabras: para uno afirmar su carácter y su hombría (porque en muchísimos casos el ofensor es un varón)”.

Ivan Prado está de acuerdo con esta última afirmación “normalmente los que más insultan son los más heteros, los más populares, los líderes”. En la misma línea recuerda que los insultos no se profieren cuando se produce una muestra de afecto hacia alguien del mismo sexo, (algo que rara vez se da en un ambiente tan hostil como el instituto) sino cuando no se siguen los estereotipos pensados para el hombre heterosexual “por no jugar al fútbol, ir con chicas…”. El rechazo entonces no viene tanto de las preferencias sexuales de una persona, sino por no repetir los códigos de conducta que se esperan de cada sexo. Volvemos a las mujeres sumisas y frígidas y a los hombres valientes y promiscuos.

Este rechazo, más por comportamiento que por sexualidad, es el que hace que los homosexuales reproduzcan los códigos de conducta heterosexuales. Tener “pluma”, ser promiscuo, ser “camionero” está mal visto, también, en los círculos homosexuales. El “buen gay” es el que no molesta, el que se adapta a los cánones de una sociedad heterocentrista. “Los psicólogos definen a los homosexuales por una atracción sexual, pero desde la sociología hacemos otras diferenciaciones”, aclara Guasch. “Puedes ser heterosexual aunque te atraiga tu mismo sexo, reproduciendo los mismos códigos, los mismos patrones”. Una pareja monógama, -“aunque sea pura fachada, con unos cuernos bien escondidos”- responsable sexualmente y que eduque a sus hijos en los valores de la heterosexualidad.

Muchos dicen que el 15M ha muerto, pero sus estertores han dejado organizaciones y movimientos que se encuentran muy vivos. El ejemplo más claro es la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Otro, menos visible, es la asociación Transmaricabollo, un colectivo LGTB contrario al “heteropatriarcado y neoliberalismo neocolonial”. Lleva actuando desde aquellos primeros días en los que otro mundo parecía posible. Y ellos siguen pensando que lo es. Con charlas, manifestaciones como el Orgullo Indignado, o reivindicaciones que entroncan con un movimiento que parecía aletragado. Uno de los colectivos de la asociación Eskalera Karakola tiene postulados similares al defender el feminismo desde una óptica homosexual. También hay publicaciones, como Una Buena Barba o Pikaramagazine que se dedican a desmontar y analizar la teoría de género. ¿Qué significa ser hombre? ¿Qué conlleva ser mujer? La teoría queer lleva años preguntándoselo, más bien cuestionándolo.

“Vivimos en una sociedad determinista que crea fronteras como si fueran cosas acabadas”, reflexiona Guasch, “pero no lo son, son procesos”. Esta manía de etiquetar todo en compartimentos estancos nos viene heredada de la sociedad industrial, pero en la era del conocimiento en la que estamos inmersos las costuras se le quedan pequeñas y se empiezan a rasgar.

“Antes sabíamos qué era una mujer, ahora hay mujeres biológicas, mujeres operadas y mujeres con pene, y el Estado las reconoce como tales a todas”, asevera Guasch. Los compartimentos ya no son estancos. “Todo es dinámico, no existen categorías estables, nada lo es. Antes el matrimonio era para siempre, el trabajo era para siempre”. Esta teoría podría entroncarse con la modernidad líquida defendida por Bauman pero Guasch va un paso más allá. “No es líquida, es gaseosa. No hay donde agarrarse; lo mismo pasa con los derechos humanos, la política, la organización…”

“Cuando era acosada de pequeña, insultada, perseguida hasta casa y a veces atacada físicamente, era por mi expresión de género. Tenía comportamientos mucho más femeninos de los que la mayoría de la gente consideraba aceptables en un chico”.

Laverne Cox, una de las protagonistas de la exitosa serie Orange is the new black, se confiesa así en una entrada de su blog en The Huffington Post. En él analiza cómo la sociedad heterocentrista utiliza los mismos prejuicios para marginar a las mujeres y a los transexuales.

“En la sociedad del patriarcado, no podemos realmente hablar sobre la erradicación del sexismo sin hablar de erradicar la homofobia”, asevera. Homofobia, transfobia y machismo forman, en realidad, parte de un todo. Un problema que nace de la obsesión con ser normal, con encajar en los estereotipos del absolutismo heterosexual. Por eso, por ello, la heterosexualidad es un problema. Y no afecta solo al colectivo homosexual. Nos afecta a todos.

Francisen oroimenez, Ehgamek zebrabidea pintatu du homofobiaren aurka

zebrabidea2

 

http://errenteriagorria.blogspot.com.es/2014/07/manana-pintaran-en-errenteria-el-paso.html

 

zebrabidea 2014-16

 

Read more

Las lesbianas francesas ya pueden adoptar a los hijos de su pareja concebidos por reproducción asistida

madres-lesbianas

Desde que Francia legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo, el 18 de mayo de 2013, las parejas homosexuales casadas pueden adoptar de manera conjunta. Sin embargo, en el caso de las lesbianas, un bebé concebido por una de las mujeres no era legalmente hijo de ambas. Solo la madre biológica tenía potestad legal y a su pareja se le negaba el derecho a la adopción.

Ante esto el Tribunal Supremo francés acaba de dictaminar que las parejas de mujeres casadas en las que haya niños engendrados por reproducción asistida con un donante anónimo en el extranjeropodrán reclamar la maternidad legal para ambas partes, a través de un proceso de adopción.

Lo paradójico es que el tratamiento de inseminación artificial o fecundación in vitro tendrán que seguir haciéndolo en el extranjero ya que Francia solo permite los tratamientos de reproducción asistida a las parejas heterosexuales que lleven juntas al menos dos años.

Una activista lesbiana británica viaja al Congo a ver a su familia y acaba secuestrada para “curarla”

Christina Fonthes

Christina Fonthes

Parece una historia sacada de una película, pero cuando se trata de la homofobia rampante que hay en muchos lugares del mundo, la realidad acaba superando a la ficción. Buena prueba de ello es la historia de Christina Fonthes, una chica británica de 27 años de origen congoleño que nunca pudo imaginar que un viaje a la tierra de sus familiares el pasado 11 de agosto podía acabar con un secuestro con la intención de “curarla” de su homosexualidad. Fonthes, que vive en Manchester y es una activista por los derechos LGBT a través de Rainbow Noir ya está a salvo, pero la odisea en la que se ha visto envuelta ha sido muy dura. La historia se ha conocido gracias a la novia de Fonthes, la periodista deportiva de la BBC Jessica Creighton, que alertó de la situación por la que estaba pasando la joven.

Todo empezó cuando su madre le arrebató el pasaporte y le dijo que tenían intención de mantenerla allí para curarla. Deseperada, Fonthes comenzó a mandar mensajes a sus amistades alertándoles de la situación. Con ayuda de unas amistades consiguió escapar de la casa y llegar a la embajada británica en Kinshasha, la capital del país. Pero su odisea no había concluido. Las autoridades británicas le dijeron que iban a concederle documentos provisionales de emergencia para que pudiera volver a Gran Bretaña, pero cuando salió de la embajada y se montó en un taxi con la misma amiga que la había acompañado, la policía les paró y ella acabó detenida por la falta de documentación. Fue liberada, pero entonces volvió a estar en poder de su familia. Tras muchas gestiones y luchas, el colectivo Rainbow Noir por fin confirmó que Fonthes había conseguido de nuevo liberarse y que pronto estaría de vuelta en Reino Unido. La presión de la embajada británica logró que la familia le devolviera el pasaporte.

El colectivo gay es el más atacado en España

El segundo grupo más vulnerable en nuestro país son los discapacitados

Incidentes relacionados con delitos de odio conocidos

Incidentes relacionados con delitos de odio conocidos. / CADENA SER

La mayoría de los ataques en España se produce por la orientación sexual. Según dos informes policiales a los que ha tenido acceso la SER durante estos seis primeros meses del año ha habido ya en nuestro país235 incidentes motivados por la orientación o identidad sexual. El segundo colectivo más vulnerable en nuestro país son los discapacitados seguidos de los inmigrantes. Estas acciones de odio se traducen en abusos y agresiones sexuales, lesiones, amenazas, hurtos y violaciones.

La orientación sexual y la discapacidad son los principales motivos en España que despiertan conductas de odio y que puedendesembocar en delito. Según dos informes policiales a los que ha tenido acceso la SER durante estos seis primeros meses del año ya ha habido en nuestro país 235 incidentes motivados por la orientación sexual. Andalucía es la comunidad donde más se danestos delitos de identidad sexual: exactamente de enero a junio ha habido 93. Le sigue la comunidad de Baleares con 24 ataques y después Galicia con otros 22.

El segundo grupo más vulnerable son los discapacitados. Durante estos seis primeros meses el año ha habido 124 ataques contra ellos y de nuevo Andalucía se sitúa a la cabeza con 30 incidentes seguido de la Comunidad Valenciana con 27 y de Madrid con 10.

El racismo y la xenofobia aparece como el tercer motivo en España que levanta conductas de odio y que puede desembocar en delito. En total ha habido 124 delitos relacionados con este delito. Andalucía aparece otra vez en primer lugar con 35 ataques seguidos de la Comunidad de Madrid con 16 y de la Comunidad de Castilla – La Mancha con 14.

El resto de colectivos englobados en este balance y que también han recibido ataques son víctimas en situación de exclusión social o pobreza ( 32 delitos en total y 10 de ellos en Madrid), víctimas por delitos antisemitismo (19) y víctimas atacadas por motivos de creencias o prácticas religiosas.

Estos datos se refieren a los seis primeros meses de este año e incluyen los delitos contabilizados por el Cuerpo Nacional de Policía, Guardia Civil, Policía Foral de Navarra y Policía Local. Faltan los balances de la Policía Autonómica Vasca y de los Mossos D’ Escuadra que los presentarán a final de año.

La tendencia de estos datos es similar a la que se presentó el año pasado en el primer balancea que hizo Interior. Durante el año 2013 el número de delitos de odio acontecidos en España ascendió a 1.172. La discriminación por orientación o identidad sexual tuvo el año pasado los datos más altos. En segundo lugar aparecen los actos racistas y xenófobos ocurridos principalmente en espectáculos deportivos y en tercer lugar los ataques a discapacitados. La orientación sexual y la identidad de género tuvo el año pasado 452 casos identificados en nuestro país, el origen étnico o racial 381, la discapacidad 290, la religión y las creencias 42, la situación de pobreza y exclusión social 4 y el antisemitismo 3.

Estas acciones de odio se traducen en abusos y agresiones sexuales, lesiones, amenazas, hurtos y violaciones. Normalmente suelen acabar en infracciones administrativas y civiles, faltas o delitos.

La SER ha tenido acceso a este segundo balance elaborado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que tiene como objetivo identificar conductas discriminatorias para diseñar una política real y efectiva contra la inmigración. El primer balance se presentó el pasado mayo, fue pionero en nuestro país y se hizo a instancias de Europa y de organizaciones no gubernamentales como Movimiento contra la Intolerancia. Actualmente España esta siendo pionera en la recopilación y publicación de estos datos que incluyen todas las denuncias que se hacen ante la policía.

Según la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea entre el 60 y el 90 % de las víctimas de delitos motivados por sentimientos de odio no denuncian su caso. Por eso una de las novedades que incluye este balance es que aunque la víctima no sea capaz de identificarse como persona discriminada, lo puede hacer desde la policía u otro testigo aunque la víctima no este de acuerdo.

Movimiento contra la Intolerancia asegura que los datos que publica Interior están por debajo de la realidad. El movimiento estima que hay más de 4000 incidentes y delitos de odio en su mayoría de racismo y xenofobia. La causa de que estos delitos no aparezcan en el balance de denuncias que recoge la policía es el miedo a las represalias y a la desconfianza institucional que, según esta organización, tienen los inmigrantes.

“La principal clientela de los chaperos son hombres de la derecha conservadora”

Artículo publicado en PLAYGROUND

Elie Grekoff1

Hablamos con el chapero Paralel sobre prostitución masculina y otras formas de relaciones no heteronormativas.

¿Cómo es la prostitución masculina? ¿Quién la ejerce? ¿Cuáles son sus reivindicaciones? ¿Hay estigmas? ¿Cómo son las relaciones con clientes? ¿Dónde trabajan? Investigamos la prostitución masculina de la mano de uno de sus profesionales.

Ilustraciones de Elie Grekoff

La reciente publicación de este reportaje sobre prostitución generó algunos debates, tanto en la web como en las redes sociales. Además de la previsible discusión entre abolicionistas y partidarias del reconocimiento profesional, varias lectoras señalaron que el artículo no reflejaba todas las maneras de ejercer el trabajo sexual. Estoy de acuerdo. Y creo que se debe a dos motivos: uno es la limitación de espacio —es imposible abarcar una realidad tan amplia y compleja en un solo reportaje—; el segundo tiene que ver con que el términoprostitución comprende múltiples actividades y muy diferentes entre sí. Con el ánimo de seguir en esa línea, me pareció interesante abordar la cuestión del trabajo sexual masculino.

Paralel es el nick que usa un colega en redes sociales para contactar con clientes. No resulta difícil de imaginar por qué hay hombres dispuestos a pagar por tener sexo con él: se trata de un morenazo guapo, divertido e inteligente. Paralel prefiere no revelar su identidad: esa es la única condición que me impone para hacer esta entrevista.

Cuando trabaja de chapero lo hace con hombres; nunca con mujeres. “ Nimujeres cis, ni mujeres trans”, detalla. Para él, ser trabajador sexual no constituye un elemento identitario tan fuerte como para algunas de sus amigas prostitutas. Es decir, aunque los amigos más cercanos saben a qué se dedica, él no suele presentarse en público como trabajador del sexo, si bien es un trabajo que realiza desde hace años y que le ha sido imprescindible en varios momentos de su vida.

Cuando acabamos la entrevista, comentamos la jugada con dos de sus amigos mientras tomamos una cerveza. Ellos se sorprenden de que le haya entrevistado, pues consideran que su caso es muy común y no tienen nada de especial. “ Quien más y quien menos ha hecho una chapa en su vida” dice K. “Hombre, claro. Excepto los gays ricos, ¿quién no se ha acostado alguna vez con alguien por dinero?”, contesta A.

¿Prostituto, puto, gigoló, chapero?

Chapero.

Elie Grekoff2

¿Chapero no es un término despectivo?

No. Es como puta o maricón: son términos que se pueden recuperar y subvertir, depende del contexto en el que se digan. Yo normalmente utilizo la palabra chapero. En ocasiones también he dicho con mucho orgullo “ soy chapero”, lo que pasa es que no corresponde a mi identidad; yo soy, principalmente… otras cosas.

¿Te refieres a que no es tu empleo principal? En realidad, nadie es sólo una cosa, se supone que yo soy abogado y te estoy haciendo esta entrevista como curro complementario…

Pues lo mismo. Para mí es un trabajo extra, para sacar un dinero extra.

“Creo que la prostitución masculina se ejerce desde una posición de mucho más poder que la femenina, y eso es por el sistema de reparto de roles”

¿Has sentido el estigma de ser profesional del sexo? En el caso de la prostitución femenina es algo muy presente; especialmente en el caso de las mujeres trans, que sufren al mismo tiempo el estigma puta y la transfobia…

No lo he sentido. En el mundo gay es más común la prostitución que en el mundo hetero. En el trans también, pero no sufren el estigma de otras trans sino de los heteros. Muchos chicos gays han ejercido en algún momento la prostitución, en el sentido de recibir dinero a cambio de sexo. Puede que sea un hecho puntual, pueden ser varios momentos en la vida, que hayan pasado temporadas viviendo de eso o no, pero es mucho más común. Por eso, en el ambiente gay no he sentido el estigma.

Si hablamos de ir por la calle con un cliente y que te vean, sentir las miradas de la sociedad cuando vas de chapero o vas vestido como un chapero en un lugar público, pues sí… Pero yo creo que la prostitución masculina se ejerce desde una posición de mucho más poder que la femenina, y eso es por el sistema de reparto de roles.

¿A qué te refieres con ejercer desde una posición de poder?

Un cliente no quiere lo mismo de una chica que de un chapero. Debido a los roles que nos impone el patriarcado, en una chica buscará algo más suave, más delicado, más cuidadoso… Pero si hablamos de chaperos, los chicos buscan algo más fuerte, más arrogante, chulesco, poderoso… Los clientes quieren un tío duro. En ese sentido, un chapero nunca va a tener miedo de que un cliente le agreda. Todo lo contrario. En todo caso es el cliente el que tiene miedo de que el chapero le dé el palo. Una tía sí puede verse en situaciones de vulnerabilidad que un chapero nunca va a vivir. A eso me refiero cuando hablo de estar en una situación de poder.

Elie Grekoff3

En el ambiente también hay figuras diferentes a la pareja convencional que en el mundo hetero no existen. Por ejemplo los sugar daddy. O sea, formas de remuneración directa o indirecta que están en un punto medio entre la relación afectiva y la mercantil.

Esto influye mucho en el hecho de que el chapero no esté estigmatizado en el ambiente. En realidad, a muchos chicos les da es morbo. El último tío con el que estuve emparejado fue el único que me montó un pollo que te cagas cuando se enteró de que curraba de esto, pero normalmente a los tíos con los que me enrollo ya se lo he dicho, y esto les da morbo.

Más allá, es cierto que en el ambiente hay muchas formas de relación imposibles de definir. Sugar daddy y no sólo. Por ejemplo, tengo muchos amigos latinos que están enrollados con europeos con pasta. Y no sabes hasta qué punto… O sea, no cobran directamente, pero no es casual que se enrollen sólo con gente que tiene tanta pasta. Hay relaciones en las que no sabes dónde acaba el amor o el sexo y dónde empieza el trabajo.

Además, en el trabajo sexual masculino adulto no hay trata ni proxenetismo.

Que yo sepa no, salvo casos muy concretos de menores. Tampoco hay muchos pisos de chaperos. En todo Barcelona sólo hay dos o tres. Me refiero a pisos en los que haya un gestor del mismo sacando pelas del trabajo de los chaperos. No hay proxenetismo; somos todos autónomos.

“En la calle no hay prostitución masculina, así que no tiene la visibilidad ni sufre la represión que padece la femenina. Más bien, se mezcla mucho con la fiesta”

Entonces, ¿qué modelo de legalización o regularización del trabajo sexual crees que se adapta mejor a vuestra realidad? En el caso de las mujeres la clave está en el reconocimiento como actividad profesional. ¿Crees que esta diversidad de la que hablamos hace que sea diferente?

Claro, algunos de los ejemplos que decíamos antes quedarían igualmente fuera de la consideración profesional y no les aportaría derechos. A muchos chaperos les hablas de derechos laborales y se parten de risa. Por un lado, porque no quieren dejarse una parte de lo que cobran en impuestos; esto es inconcebible para los que yo conozco. Estamos acostumbrados a quedarnos el 100% de nuestras ganancias. Y, sobre todo, porque supondría un reconocimiento público que muchos no queremos. Aunque no haya estigma, el ejercicio sí pasa por la clandestinidad que buscamos tanto nosotros como los clientes. La clandestinidad es fundamental con los chicos.

Elie Grekoff4

Hablemos de los clientes. ¿Cómo son?

Muchos son señores heteros casados. Muchísimos. Y estos nunca firmarían una factura. Otra parte de la clientela pertenece al ambiente gay, que lo tiene más claro y formalizado, pero no son la mayoría. En esto nos parecemos a las trans: la principal clientela son hombres de la derecha conservadora.

Antes comentabas que sólo hay dos pisos de chaperos en Barcelona, pero hay diferentes maneras de ejercerla y de atraer clientes.

Sí. Saunas, discotecas de ambiente, un montón lo hacemos con anuncios por internet… Pero en la calle no hay prostitución masculina, así que no tiene la visibilidad ni sufre la represión que padece la femenina. Más bien, se mezcla mucho con la fiesta. El contexto es otro. Hay discotecas que todo el mundo conoce en las que hay chaperos. Si estás familiarizado les puedes identificar. Pero es muy habitual que te pongas a flirtear con alguien, creas que has ligado, y te diga “no, es que soy chapero”. A mí no me ha pasado porque yo también lo soy y ya me lo sé, pero a amigos o clientes míos sí. Y es una putada (risas).

Huir por ser gay: “Quemaron a mi novio delante de mí en Camerún y el Gobierno español no me cree”

Louis-marido-Imagen-cedida_EDIIMA20140613_0817_13

Louis y su marido/ Imagen cedida.

“Podía vivir en mi país, Camerún… si me escondía”. Y lo hacía; lo intentaba. Su madre se lo advertía desde niño: aquello no estaba bien, aquello podría matarle. Louis trató de evitar lo irremediable pero no pudo y optó por la clandestinidad. Caía la noche y llegaba la hora de poder amar sin que nadie mirase. Los hostales eran arriesgados. Acudían a parques, rincones oscuros donde ser ellos mismos sin peligro, donde poder sentirse y dejar el miedo aparcado por un rato. Se escondía para no huir, sí. “Hasta que le quemaron a él”. Él era su pareja. Murió entre llamas frente a Louis.

Huyó. Al principio sin rumbo fijo. “No sabía dónde iba. Solo iba para delante, para delante”, dice en un español afrancesado. Pasó por Nigeria, Argelia y Marruecos. Cruzó el Estrecho en patera. “Cuando llegué a España, pensé: ‘si aquí puedo vivir, si puedo ser yo sin que me maten, para qué voy a cruzar más fronteras”, recuerda Louis sentado en el sofá de un acogedor y pequeño apartamento en el barrio madrileño de Lavapiés. Ha pedido asilo en España porque, supuestamente, la ley protege sus sentimientos, pero el Gobierno se lo denegó y activó una orden de expulsión. Su defensa, ejercida desde la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), recurrió la decisión hace ya un año. Sigue esperando.

La llegada no fue fácil. Ni su vida lo es aún hoy, a pesar de haberse casado con una persona española hace unos meses, en medio de este eterno proceso. “Ahora no me pueden expulsar, después de más de un año temiendo la deportación, estoy algo más tranquilo. Pero necesito el asilo para tener la garantía de que nunca más me obliguen a ir a Camerún. ¿Y si nos separamos? Tengo el derecho a sentirme protegido independientemente de que mi pareja sea español. No quiero sentir más el miedo al ‘qué pasará si…'”, describe Louis. “Yo no puedo volver. Si me echan, regresaré a España. No puedo vivir allí”, reitera con la mirada fija en un punto indefinido, con miedo a que se repita eso que aprieta su estómago.

“Desde que iba al colegio sentí la discriminación, la represión. Mi madre notaba que era homosexual y me echaba la bronca, me pegaba, me insultaba…. Era un niño y los vecinos le decían que me tenía que llevar por el buen camino, que si continuaba así me iban a matar. Me llegó a buscar una novia para disimular. Busco una chica para que hiciese el amor con ella. No me gustó. Cuando estaba con ella ya sabía que no me gustaban las mujeres…”, recuerda manteniendo su rostro serio.

Su madre se murió y se trasladó al hogar de su tío. Allí, con 19 años, conoció a un chico en un chat de internet. “Nos teníamos que ver tarde. Esperábamos a que se hiciese de noche y quedábamos en un parque o un sitio escondido. Un albergue o un hotel era arriesgado. Si entran dos hombres a una habitación los dueños empezaban a sospechar y escuchaban tras la puerta. Si lo descubrían daban golpes en la puerta para que no lo hicieses”, describe.

“Yo vivía bien en Camerún. Tenía trabajo: soy jardinero”, apunta señalando a una de las muchas plantas que decoran el moderno piso en el que vive. “No sabía que no iba a poder vivir en Camerún… Pero poco a poco me di cuenta. Podía, pero si me escondía… “. Un día decidió huir para no esconderse más. Intenta evitar hablar del día en el que lo decidió, el día en el que intentaron matarle, el día en el que su pareja murió, quemado, frente a él.

“Mi coche estaba preparado, lo habían rociado de gasolina y querían prender fuego. La gente decía a los policías: ‘déjale ahí, que le matamos'”, detalla con la mirada en el mismo punto bajo. La policía le llevó al calabozo, donde permaneció cuatro días. “Cada noche, a las 22 horas, pasaban los agentes y tenías que poner el pie para que te golpeasen. Cada noche. Golpe y golpe”. Según narra, un día, mientras limpiaban el calabozó, escapó. Llegó a su casa, donde vivía junto a su tío, pero le rechazó. “Cogí mi ropa y me echó de casa. ‘Fuera, fuera de mi casa’, gritaba”. Logró quedarse durante unos días en casa de un amigo, hasta que este sintió que podría traerle problemas. No le quedaban muchas opciones. “¿Cómo me voy a quedar en un país donde ponen fuego a la gente que son gays? La unica opción era Europa”. Empezó su viaje.

Louis ya experimentó lo que es huir, atravesar cientos de kilómetros, para nada. Para ser deportado de nuevo al país donde teme morir. Su miedo a no poder amar, el recuerdo del que fue su novio en Camerún, y el terror a volver a sufrir lo sufrido le dieron las fuerzas necesarias para atravesar dos veces el continente africano y cruzar en dos ocasiones el Estrecho en patera. La primera vez que pisó Melilla, pasó cerca de dos meses en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) hasta que fue trasladado a la península, donde fue internado en el CIE de Algeciras. Tras 57 días de privación de la libertad, fue deportado a su país. “Con todo lo que había pasado… es muy difícil, muy difícil. Lloraba, lloraba mucho”.

Y llegó a Duala. “Fui a un locutorio para hablar con un amigo, que no es gay pero no me trataba mal por serlo yo. No podía volver a casa de mi tío. Pero ese día mi a amigo me dijo que me fuese, que si le veían conmigo me traería problemas. Sentí que nadie me quería”. Así que volvió. La segunda vez llegó a Ceuta, también en patera. Después de llegar a la península, pasó 34 días en el CIE de Tarifa. Se enteró de la posibilidad de solicitar asilo y lo pidió. A partir de ahí, la espera.

Vomita palabras cargadas de rabia cuando recuerda la denegación de su solicitud de asilo. “Pruebas. Me piden pruebas. ¿Cómo puedo demostrar que tu vecino te quiera matar? Me tenían que haber matado, así ya tendría pruebas”, sentencia, casi gritando. “Yo me pregunto: te vas a un sitio, te pegan , salen corriendo: ¿Qué pruebas vas a tener ahí? Te pegan con un cortacesped.¿Quieren que en ese momento hubiese cogido el cortacesped?”, añade atónito.

“Hay cosas en la vida en las que no hace falta pruebas. Si me entienden me entienden y, si no, pues ya esta. Yo he dicho lo que me ha pasado… nada más”.

Oasis, un documental sobre indígenas, homosexualidad y VIH (entrevista)

Se proyectará este viernes 6 de junio a las 17:00 hrs en el Cine Tonalá; sábado 7 de junio a las 15:00 hrs en Cinépolis Diana y domingo 8 de junio a las 18:00 hrs en el Hotel Condesa, en el Distrito Federal.

Oasis, un documental sobre indígenas, homosexualidad y VIH

 

El mexicano Alejandro Cárdenas se encontró casualmente con las historias que componen Oasis, su primer trabajo como documentalista, pero eso no significa que el cineasta no llegaría a involucrarse profundamente con las vidas de tres yucatecos que enfrentan una lucha diaria desde tres frentes: contra el virus de inmunodeficiencia humana, la exclusión social que conlleva ser portador y el prejuicio en torno a su preferencia sexual.

A través de las historias de Gerardo, Reyna y Deborah, el mexicano traza un sensible retrato de la vida de estos habitantes yucatecos, quienes describen el mundo de discriminación y prejuicio al que se enfrentaron al expresar su preferencia sexual y la batalla diaria que emprenden al vivir con una enfermedad mortal.

El documental Oasis es un puente narrativo construido desde la tristeza, pero también con la esperanza y fuerza de sus personajes, un puente que busca conectar a las audiencias con un mensaje de tolerancia hacia los portadores de VIH, los indígenas y los homesexuales.

Este viernes llega al Distrito Federal en el marco del Festival Distrital. Se proyectará este viernes 6 de junio a las 17:00 hrs en el Cine Tonalá; sábado 7 de junio a las 15:00 hrs en Cinépolis Diana y domingo 8 de junio a las 18:00 hrs en el Hotel Condesa DF.

En entrevista con Butaca Ancha, el director explica los pormenores del documental Oasis, producido por la casa finlandesa Oktober, que se presentó en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) el año pasado.

Una casualidad que se convirtió en pasión

Alejandro Cárdenas es de Coahuila, pero ha pasado gran parte de su vida adulta en el extranjero. En su primer trabajo documental titulado Oasis, el periodista regresó a México para sumergirse en el modus vivendi de los habitantes yucatecos y se enganchó con las historias de tres hombres portadores de VIH, un homosexual y dos travestis, quienes al final siguen siendo personas ordinarias con sueños, gustos y pasiones, pero sobrevivientes de entornos difíciles.

Todo inició cuando Alejandro fue enviado por un diario español de regreso a México para cubrir el inicio de La otra campaña, que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional emprendió en la comunidad de Chablekal, al sur de Mérida, en Yucatán. En ese lugar, el periodista conoció al padre Raúl Lugo, dirigente de una asociación civil llamada Indignación, asentada ahí.

El periodista buscaba entrevistar al subcomandante Marcos, pero una serie de circunstancias se lo impidieron y así fue como, para entregar una nota a la redacción, decidió explorar un nuevo tema enfocado a descubrir “qué significa ser homosexual maya en pequeñas comunidades”.

El padre Raúl Lugo fue quien llevó al periodista al albergue Oasis de San Juan de Dios, el cual se encuentra en Conkal, a 16 kilómetros de Mérida, el lugar en donde se refugian indígenas de comunidades de la Península de Yucatán que “han sido relegados del seno familiar y de los pueblos mismos” por ser homosexuales y portadores del VIH.

Alejandro hace una breve pausa para reflexionar sobre la situación de pobreza y el aislamiento social que viven los indígenas, temas que publicó anteriormente. “En México estamos muy orgullosos de los indígenas,pero sólo en los libros de historia como algo del pasado y no como algo del presente”. El periodista soltó rápido su conclusión: “está cabrón ser indígena”.

“Decir que se es homosexual en un pueblo de 2 mil personas, en donde todos te conocen y lo saben, pues todo mundo también te enjuicia. Si ha eso le añadimos el hecho de ser cero positivo, te conviertes en la peste”, responde Alejandro sobre sus motivos para tomar el tema de su documental.

El retrato ilustrado con honestidad

El periodista describe, no sólo con sus palabras pero con su obra, la dura realidad a la que se enfrentan las personas que llegan al albergue Oasis en condiciones paupérrimas -como él lo describe- y enfrentando la terrible vergüenza sembrada en una comunidad prejuiciosa por ignorancia.

El retrato de Gerardo Cham Cham en Oasis es impresionante, pues desde el principio se percibe la sensibilidad con la que este hombre percibe el mundo, a pesar de vivir con el peso de una historia llena de rechazo hacia su personal.

El filme expone un alto grado de compromiso del periodista con sus entrevistados y viceversa, pues son ellos quienes cuentan con honestidad los turbulentos caminos en una vida restringida por el prejuicio al tiempo en que se pueden ver realizando actividades ordinarias de un hombre: desde tomar una ducha hasta limpiar una ventana.

Es este equilibrio, bellamente ilustrado por la fotografía de la finlandesa Meeri Koutaniemi, se muestra las crónicas terribles del rechazo, pero también las reflexiones de hombres que han mejorado su circunstancias a la fuerza de aceptación.

oasis_12.jpg

Albergue Oasis: la muerte está esperando en la puerta

El periodista Alejandro Cárdenas llegó a Oasis y no se pudo ir. Sentía una gran necesidad “de escuchar todos los tipos de historias que estaban ahí”. Ese primer encuentro de Cárdenas con el único espacio abierto para los indígenas cero positivos duró dos días, pero la investigación para realizar su trabajo documental se extendió a cinco años.

“Gran parte de lo que vi en el albergue eran personas que llegaban con SIDA, ya en las últimas, con vergüenza de decir que tenía el virus por la ignorancia que existe en los pueblos al atender los casos”, expresó con la fuerza de alguien que vivió cerca de una realidad discriminatoria.

Cárdenas se dio cuenta que la historias en Oasis eran demasiadas y que las personas que llegaban a este lugar se encontraban en un estado de salud deteriorado buscando en la recuperación progresiva el consuelo para seguir sus vidas. Así fue como el periodista decidió retomar y seguir durante tres años las vidas de Gerardo, Reyna y Deborah.

Reyna es un personaje carismático. Dice que le gusta arreglarse para que la vean. Es un travesti que habla con franqueza de Oasis. Es un lugar lleno de muerte. Su testimonio avasallador es ilustrados por imágenes impactantes de los enfermos en ese lugar. Nadie quiere hablar o convivir, todos están muy cansados. Él mismo acepta que en cuanto tiene la oportunidad, se va de ahí.

Carlos Méndez, director de Oasis, se queda parado en la puerta y explica las carencias que un albergue que depende de donaciones tiene. Pero esa realidad es mucho más ligera que algo que él, como el resto de las personas que llegan ahí saben, al final, “la muerte siempre va a estar aquí”, frente a esa puerta, esperando que llegue su turno.

La edificación de un puente

Es un documental guerrillero, dice el periodista. Se refiere a que fue hecho con el trabajo de tres personas guerreras, principalmente, que se expusieron a carencias económicas y se sumergieron en las difíciles historias que Oasis retrata, como la de Deborah.

Deborah vive con su pareja. Es trasvesti y ha escogido la prostitución como profesión de vida. En su casa, en la que vive con su pareja, tiene una tortuga y un perrito que le hacen compañía por las tardes, antes de que parta a trabajar.

Ha vivido una vida dura. Mientras se maquilla, Deborah relata su encuentros con las drogas y el inicio de su profesión. “Me dormía con uno y despertaba con tres, yo les decía: tanto me drogue, no puede ser”, relata.

A pesar de todo a Deborah se le retrata en la vida diaria, alimentando a sus mascotas, preparando la comida, arreglando su rostro con maquillaje. Su vida sigue siendo suya, y sus decisiones son un reflejo del nivel de aceptación.

“Es imposible no enamorarse de la dignidad que reflejan Gerardo, Reyna y Deborah”, dice Alejandro, quien además sabe que ha encontrado en su trabajo un puente no sólo para comprender las historias de sus personaje, también para mostrar al espectador que incluso en la adversidad la vida se puede vivir dignamente.

Entre la crudeza de la vida de las personas discriminadas por sus elecciones personales de vida y la maravillosa intimidad que el cineasta logra en el documental Oasis, se edifica un puente hacia la empatía y la tolerancia.

“El matrimonio gay es como la unión entre un hombre y un perro o un bebé y un anciano”

Fuente: Elplural.com

El obispo de Málaga escandaliza a alumnos y profesores por sus palabras ofensivas durante un encuentro con 500 escolares

Obispo-de-Málaga Jesús Catalá

La Iglesia malagueña se ha convertido en una fábrica de ofensas reiteradas y duras contra las personas gais y lesbianas. Tanto el obispo, Jesús Catalá, como el cardenal Fernando Sebastián afincado en Málaga, son un auténtico martirios de herejes en relación a cuestiones morales y de sexo.

Falta de respeto hacia 500 escolares
Ahora sorprende de nuevo el titular de la diócesis malacitana con unas fortísimas y groseras descalificaciones hacia las personas que contraen matrimonio homosexual. Y siendo graves los epítetos utilizados, más graves es que Jesús Catalá haya vertido estos insultos en un foro de 500 jóvenes adolescentes y escolares, de los que, según ha podido saber ELPLURAL.COM, muchos salieron del acto perplejos y avergonzados por las palabras e insultos del purpurado.

Matrimonio homosexual: “Un hombre y un perro o un bebé y un anciano de 70 años”
El obispo mantuvo un encuentro en el colegio San Estanislao de Kostka con escolares de centros religiosos de Málaga. Durante el acto, Jesús Catalá entró en debate y respondió a preguntas que los adolescentes le formularon, entre ellas su opinión sobre el matrimonio homosexual. La respuesta dejó aturdidos a parte del alumnado y a numerosos profesores que no salían de su asombro al oír cómo el prelado afirmaba que “la legislación española sobre el matrimonio es la peor del mundo, porque se habla de “cónyuge 1 y cónyuge 2, que bien podría ser dos hombres, un hombre y un perro o un bebé y un anciano de 70 años”.

Contra las adopciones
Tan impresentables afirmaciones fuero seguidas de otras en esa línea relativas a la adopción por parte de gais y lesbianas. Catalá siguió con su hilo provocador manteniendo que la adopción de un niño por parte de una pareja homosexual no es adecuado psicológicamente para el menor. “A a alguien que yo quisiera no le desearía esta situación de ser adoptado por parejas del mismo sexo.

Obispo enfrentado al Papa Francisco
Todo ello sucedía ante el estupor de un sector de los asistentes y la perplejidad de algunos profesores que entendían que con esas declaraciones parte de su trabajo era cuestionada. Llama poderosamente la atención que este acto se realizara en un centro religioso de los jesuitas, orden en la que está integrado el Papa Francisco. De todos es conocido que el polémico obispo malagueño no es partidario de la doctrina del Sumo Pontífice actual por lo que algunos profesores y asistentes lo entendieron como una provocación tanto a la figura del Papa como al tipo de enseñanzas que se imparten en estos centros, algo más comprensivas con la moral y lo sexual, que la Iglesia más integrista.

Integrismo rancio en la Iglesia malagueña
Como afirmábamos anteriormente en el la cúpula de la Iglesia malagueña se ha instalado el integrismo más rancio. Sólo cabe recordar la llamada al orden a un hermano mayor de una Cofradía y que acabó con su dimisión por estar divorciado. Recientemente, se obligó a rectificar a un joven pregonero por su actitud tolerante con los gais y lesbianas, precisamente en línea con el discurso del Papa Fracisco. A esto se suman las declaraciones del cardenal Fernando Sebastián, afincado en Málaga desde hace años y en contacto con el Obispado, cuando mantuvo que la homosexualidad es una enfermedad que podría paliarse con un tratamiento médico como la hipertensión. Esto último provocó una denuncia que posteriormente fue archivada.

Denuncia ante la justicia de COLEGAS-Málaga
Nada más conocerse esta polémica suscitada por las declaraciones del obispo, COLEGAS-MÁLAGA hizo pública su condena tildando de inadmisibles tales declaraciones denigratorias contra el matrimonio igualitario. Asimismo anunciaba que procederá a denunciar de nuevo ante la Fiscalía Provincial de Málaga los hechos. A pesar del revés judicial que ha supuesto el archivo de la denuncia contra el cardenal Fernando Sebastián, Colegas aprovechaba para reiterar que seguirán denunciando este tipo de declaraciones por parte de la jerarquía católica, “denigratorias para la población LGBT” y animaba a denunciar para que este tipo de declaraciones “no queden impunes por más tiempo”.

La Iglesia argentina bautizará a un bebé de un matrimonio de lesbianas

El arzobispo de Córdoba autorizó la ceremonia en la catedral de la ciudad

Karina, Soledad y la pequeña Umma

Karina, Soledad y la pequeña Umma / LA VOZ DEL INTERIOR

Quizá el secretario de la catedral de la ciudad argentina de Córdoba se encuentre con una sorpresa cuando deba rellenar la ficha de bautismo de Umma, una bebé de meses que recibirá el sacramento de ingreso a la Iglesia católica el próximo 5 de abril. Se encontrará que el certificado tiene espacios para poner los nombres del padre y de la madre, pero Umma tiene dos mamás: Karina Villarroel y Soledad Ortiz, que se casaron según la ley argentina en 2013. Se tratará del primer caso de un matrimonio de personas del mismo sexo, institución que existe en Argentina desde 2010, que bautizan a un hijo en la fe católica. No obstante, ya habido casos de hijos de parejas gais bautizados en ciertas parroquias de Buenos Aires.

Pero la noticia no es que Karina y Soledad hubiesen querido incorporar a Umma a la Iglesia sino que esta la haya admitido. El arzobispo de Córdoba, Carlos Ñañez, le concedió una audiencia a Karina, expolicía, y la autorizó a bautizar a la niña en la misma catedral de la segunda ciudad más poblada de Argentina. “Me confirmó que no habrá ningún problema”, contó la esposa de Soledad.

Las mujeres quieren que la madrina de Umma sea la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, que impulsó en su momento la ley del llamado matrimonio igualitario con el voto también de parte de la oposición. “Nos encantaría que la presidenta acepte nuestra propuesta porque, gracias a ella, pudimos formar matrimonio y agrandar la familia con Umma. Estamos muy felices”, explicó Karina. Además, la niña tendrá un padrino y una madrina amigos de la pareja. El arzobispo les recomendó “especial atención” en elegir a personas adecuadas para que Umma “pueda crecer en la fe”.

Cuando el papa Francisco era Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, se opuso a la ley de matrimonio gay, pero en privado admitía la posibilidad de la unión civil entre personas del mismo sexo. Como jefe de la Iglesia de Roma, ha abogado por incluir a los niños de las familias gais en la Iglesia: “¿Cómo anunciar a Cristo a estos chicos y chicas? ¿Cómo anunciar a Cristo a una generación que cambia?”. El Papa dijo a superiores religiosos que no suministraran a esas nuevas generaciones una “vacuna contra la fe”. Además, cuando era arzobispo, en 2012 había criticado la hipocresía de sacerdotes que se negaban a bautizar a hijos de madres solteras porque consideró que así alejaban a la feligresía de la Iglesia. Está claro que Karina y Soledad no están casadas por la fe católica, pero el arzobispo de Córdoba autorizó, de todos modos, a que un sacerdote de la catedral bautice a Umma. Fuentes de la Iglesia cordobesa reconocen que esta decisión fue posible porque el Papa es Bergoglio. La noticia ha irritado a sectores conservadores de la Iglesia en todo el mundo. Lo sorprendente es que el mismo arzobispo Ñañez es quien en 2010 había iniciado un juicio canónico contra un sacerdote de su archidiócesis que había apoyado la ley de matrimonio gay.

En la institución en la que no ha podido permanecer Karina es en la Policía de la provincia de Córdoba. No porque se haya casado sino por tomar la excedencia por maternidad de 180 días. La autoridad policial consideró que no le correspondía porque era Soledad la que llevó en su vientre a la bebé engendrada por fertilización asistida. Como Karina no obedeció y dejó de trabajar por ese periodo, la fuerza policial determinó que había abandonado sus funciones y la ha apartado. La exuniformada ha apelado esa decisión ante la justicia.