Los seis manuales sobre sexo más llamativos de la historia

La visión sobre la sexualidad apenas ha evolucionado desde el siglo III. Un repaso histórico por las guías de sexo evidencia que la transgresión existió siempre

Ilustración perteneciente a una edición del Kama Sutra del siglo XIX.

Ilustración perteneciente al libro ‘La Escuela de Venus’. Leer más: Los seis manuales sobre sexo más llamativos de la historia http://goo.gl/y8Lrv6

Un simple repaso de las guías sobre sexualidad publicadas a lo largo de la historia, desde Kama sutra (Mallanaga Vatsiaiana, siglo III-VI d. C.) hasta Private sex advice to women (1917, R. B. Armitage), pasando por El libro de la almohada (Shei Shonagon, 1002), demuestra que, en lo que al sexo se refiere, nihil novum sub sole. Ni la revolución sexual en la década de los 60, ni la creciente aceptación de la homosexualidad, ni tampoco la denominada new porn culture, nacida en los albores de internet, representan algún tipo de novedad histórica. Todo estaba documentado en estos manuales, algunos de ellos publicados hace varios siglos.

Kama sutra (M. Vatsiaiana siglo III-VI d. C.)

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Ilustración perteneciente a una edición del Kama Sutra del siglo XIX. Leer más: Los seis manuales sobre sexo más llamativos de la historia http://goo.gl/7A4Py4

El libro fundador de todos los manuales sobre sexo que más vigencia e interés sigue suscitando en nuestros días, al menos, si atendemos a las innumerables reediciones y versiones (ilustradas con fotografías o, incluso, en formato digital con vídeos). La importancia de los preliminares, el “arte” del orgasmo ycuestiones más transgresoras como los tríos, el sexo oral y otros tabúes, contextualizados en el período Gupta (240-550 d. C.), se tratan en profundidad en esta obra hindú. Si bien, su mejor sello de identidad es la amplia e ilustrativa lista de las diferentes posturas sexuales. Una guía (técnica) para el disfrute sexual con una vigencia innegable. Es más, ya ofrecía consejos para obtener viagra de forma natural.

The Canons of Theodore (anónimo, siglo X)

Este manuscrito que no ha vuelto a ser editado desde 1830 detalla lospecados sexuales de un monje, probablemente, escuchados en confesión. Con la intención de convertirse en un manual monástico, The Canons of Theodore describe el ritual de la confesión y tipifica las penitencias correspondientes a cada pecado. Una obra moralista y religiosa, pero que da buena cuenta de cómo las prácticas sexuales más obscenas a ojos de la sociedad de hoy en día no son un invento propio de depravados posmodernos.

El libro de la almohada (Shei Shonagon, siglo XI)

Las reflexiones sobre la vida de la que fue una dama del tribunal en la corte de la emperatriz japonesa Teishi, Shei Shonagon, no dejan de lado el tema de la sexualidad, profundizando en el cortejo, los gustos de los hombres o los“pecaminosos” comportamientos de alcoba. En la sociedad japonesa de la época, el sexo entre los cortesanos estaba supuestamente prohibido, pero según los comentarios de esta espectadora en primera persona, se trataba de una práctica habitual. Tanto es así, que hasta tenían sus propios códigos de cortejo y llevaban al extremo los comportamientos sexuales “más placenteros”.

La Escuela de Venus (anónimo, siglo XVII)

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Ilustración perteneciente al libro ‘La Escuela de Venus’. Leer más: Los seis manuales sobre sexo más llamativos de la historia http://goo.gl/DrvX4U

Publicado por primera vez en 1680 bajo el sugerente título de L’École des filles, este manual pone de manifesto que las prácticas sexuales de aquella época poco distan de las proclamadas en el periodo de la revolución sexual, más allá de su reivindicación pública. A lo largo de un extenso texto, dos primas dialogan abiertamente sobre conceptos tales como el beneficio de tener múltiples parejas, los amigos con derecho a roce, el sexo fuera del matrimonio, el orgasmo vaginal, los métodos anticonceptivos y, sobre todo, las veleidades ocultas del clítoris, para el que todavía no existía ni siquiera un término para definirlo: “la parte superior de la vagina que sobresale”, según lo describen en la obra.

Los 120 días de Sodoma (Marqués de Sade, siglo XVIII)

Aunque se trate de una novela, su profundo tratamiento de la sexualidad la ha elevado a la categoría de manual o, más bien, de antimanual. En Los 120 días de Sodoma se narran hasta 600 tipos distintos de “placer”. Una amplia variedad en la que se incluyen la zoofilia, la sodomía o la necrofilia. La primera parte del libro describe 150 tipos de pasiones carnales “de primera clase”, es decir, sin penetración. En la segunda parte ya se introducen las prácticas con penetración vaginal, combinando todo tipo de actos lascivos, torturas y profanaciones. En la tercera parte, las historias narradas suben todavía más de tono, con la sodomía como parte central. Finalmente, se describen las 150 maneras de asesinar con ensañamiento. Un thriller sexual que, seguramente, pocas editoriales aceptarían hoy en día.

Private Sex Advice to Women (R.B. Armitage, 1917)

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Ilustración perteneciente al libro ‘La Escuela de Venus’. Leer más: Los seis manuales sobre sexo más llamativos de la historia http://goo.gl/DrvX4U

Publicado por primera vez en 1680 bajo el sugerente título de L’École des filles, este manual pone de manifesto que las prácticas sexuales de aquella época poco distan de las proclamadas en el periodo de la revolución sexual, más allá de su reivindicación pública. A lo largo de un extenso texto, dos primas dialogan abiertamente sobre conceptos tales como el beneficio de tener múltiples parejas, los amigos con derecho a roce, el sexo fuera del matrimonio, el orgasmo vaginal, los métodos anticonceptivos y, sobre todo, las veleidades ocultas del clítoris, para el que todavía no existía ni siquiera un término para definirlo: “la parte superior de la vagina que sobresale”, según lo describen en la obra.

La guía sexual más actual de las citadas, que Armitage escribió pensando en “las jóvenes recién casadas a las que no se les ha contado nada sobre el matrimonio”. Lo más sorprendente del libro es que, a pesar de estar publicado a principios del siglo pasado, aborda cuestiones tan contemporáneas como la eugenesia, el aborto, el control de la natalidad o la planificación familiar. Todo ello desde una perspectiva alejada de cualquier cliché machista. “Los prejuicios contra el control de la natalidad surgen de la falsa asociación, tan ampliamente difundida como aceptada, entre control de la natalidad y aborto. Más bien se trata de un beneficioso proceso racional que es tan viejo como la humanidad, aunque no son pocos los ignorantes que siguen oponiéndose al avance de la civilización en esta materia”, lamenta la autora en una cita por la que no parece haber pasado el tiempo.

Estos cinco amigos van a tener un bebé

Desde hace ya un tiempo, el ideal de familia nuclear está en peligro de extinción por la infinidad de divorcios, cónyuges infieles, padres de avanzada edad que quieren tener una segunda familia y parejas gais que desean tener hijos.

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Hoy en día nadie se sorprende al oír historias sobre padrastros o hermanastros, y las llamadas «familias rosas» – formadas por dos padres del mismo sexo- son cada vez más comunes. Solo en los Países Bajos, por ejemplo, en 2009 había cerca de 6.000 parejas del mismo sexo con uno o más hijos a su cargo, y esa cifra ha ido creciendo de forma constante, según MdG, una organización holandesa para futuros padres LGBT. La adopción es una opción. Tus amigos gais pueden donar semen para la fertilización o una mujer lesbiana puede prestar su útero para que crezca el bebé. En resumen, ser gay hoy en día no significa que tus padres deban resignarse a no ser abuelos jamás.

Otra posibilidad es la de distribuir de forma equitativa la tarea de educar y criar a un hijo: dos lesbianas y dos hombres gais a cargo de un hijo, como una única familia con múltiples hogares. Esta es la solución por la que optaron Jaco (35) y Sjoerd (27) y Daantje (30) y Dewi (29). Los cuatro se conocen desde hace diez años y llevaban seis considerando la posibilidad de tener un hijo juntos. Finalmente, esa posibilidad puede hacerse realidad dentro de unas semanas.

Cinco padres

Ambas parejas están casadas y, desde hace tres años, una tercera persona forma parte de la relación entre Jaco y Sjoerd. Sean (27) es un artista de circo australiano que lleva dos años viviendo en casa de Jaco y Sjoerd. «¡Tres y medio!», grita desde la cocina cuando me oye preguntar a Sjoerd cuánto hace que Sean forma parte de la relación. ¿Que qué significa «formar parte», exactamente? «Jaco y yo llevamos juntos ocho años. Desgraciadamente, no podemos casarnos también con Sean; si no, lo haríamos sin pestañear», asegura Sjoerd. El papel de Sean en esta historia es tan importante que, de hecho, también estará a cargo de la educación y el cuidado de su futuro hijo. Han dividido la custodia del niño de forma equitativa, tal como hicieron Daantje y Dewi.

«Cinco padres con los mismos derechos y responsabilidades, divididos en dos hogares. Eso dice la cláusula del contrato que todos firmamos ante notario», afirma Dewi. Tuvieron que hacerlo porque los Países Bajos todavía no están preparados jurídicamente para la paternidad múltiple. El año pasado, el Gobierno holandés reconoció a las parejas de lesbianas el derecho a la maternidad mediante la aprobación de una ley. No obstante, la legislación sigue reconociendo únicamente un máximo de dos progenitores. En un matrimonio, estos suelen ser la madre biológica y su marido o mujer, si bien la primera puede designar a otra persona como segundo progenitor legal.

Polinización cruzada

La biología no debe corresponder necesariamente con el papel jurídico de un progenitor y, afortunadamente, la legislación relativa a los derechos de paternidad ha mejorado considerablemente para las parejas gais durante los últimos años. No obstante, la paternidad múltiple sigue siendo un asunto peliagudo debido al límite que impone la ley de dos progenitores por niño. En el caso de la familia de Jaco, Sjoerd, Sean, Dewi y Daantje, uno de los hombres ha adoptado el papel de segundo padre legal, en lugar de hacerlo Dewi, a quien correspondía dicha figura por estar casada con Daantje.

Dewi: «Como hemos dividido el cuidado del niño al cincuenta por ciento, queríamos asegurarnos de que había un progenitor legal en cada hogar». Sjoerd: «La ventaja de esto es que si, por ejemplo, los hombres decidimos irnos de vacaciones con nuestro hijo, evitamos que nos paren en las aduanas por viajar con un niño que, desde el punto de vista jurídico, no es nuestro».

Dewi: «Si Daantje y yo viajamos con nuestro hijo, necesitaremos un permiso especial de Jaco, ya que el bebé llevará su apellido. Sjoerd: «Desde luego, la ley no se ha escrito pensando en gente como nosotros. Por eso nos vemos obligados a buscar constantemente la mejor forma de hacer que las cosas funcionen para los cinco. A veces te vuelves un poco oportunista. Yo no tengo ningún vínculo jurídico con mi hijo, por lo que no tendré derecho a la baja por paternidad cuando nazca. Sin embargo, como quiero poder disfrutarla, Daantje y Jaco firmaron un documento en el que certifican que yo también estoy a cargo del cuidado de “su” hijo y, por tanto, tengo derecho a solicitar una baja. Es bastante complicado para todos y no es una situación ideal, jurídicamente, claro, porque en la práctica, creo que nuestra situación sí es ideal».

Las funciones también se han dividido de forma que todos vean satisfechas sus necesidades emocionales. Dewi: «Hemos procurado cubrir todos los aspectos. El bebé llevará el segundo nombre de Sean, y su otro segundo nombre será Dewi». Le pregunté si no les costó encontrar un nombre que les gustara a los cinco, pero Dewi me dijo que no. «Ya habíamos decidido el nombre antes incluso de quedarnos embarazadas».

Daantje en el sofá, con las piernas en alto

Los entresijos legales que surgen con la paternidad múltiple ya son complicados de por sí, pero ¿qué hay de los aspectos prácticos? ¿Se acostaron los cinco juntos para lograr el embarazo? Sjoerd: «Ah, no, no queríamos eso. hace un año nos fuimos de acampada y decidimos que era hora de ponerse manos a la obra. Dos meses después hicimos el primer intento: Daantje y Dewi estaban en una habitación y nosotros en otra, intentando caldear el ambiente».

Dewi: «Leímos en algún sitio que el esperma entra más fácilmente si la mujer tiene un orgasmo durante la inseminación, debido a la mucosidad y a la contracción del cuello del útero».

Sjoerd: «En un determinado momento, Dewi gritó: “¡Ya estamos listas!”, y entonces entramos en su habitación con un recipiente con semen». Dewi: «El día de nuestra boda nos regalaron unas perillas, pero resultaron ser demasiado grandes. Tenía mucho aire dentro y el semen acabó donde no debía».

Sjoerd: «La primera vez no tuvimos mucho éxito. Lo cierto es que fue un desastre». Dewi: «Durante el primer periodo de ovulación, los chicos vinieron como cinco veces seguidas, y después de cada inseminación, Daantje se sentaba en el sofá con las piernas elevadas. Mientras, nosotros nos tomábamos un té o algo».

Sjoerd: «Al principio era un poco violento, pero después de varios intentos, al final te tomas un café y te pones a mirar internet». Dewi: «Afortunadamente, conseguimos que se quedara embarazada al segundo mes. Imagínate tener que montar toda aquella parafernalia cada vez durante un año…». Sjoerd: «Después de varios intentos, lo de eyacular se convierte en algo casi mecánico. A menudo oigo a algunas parejas que llevan tiempo buscando al bebé que el sexo ha dejado de ser interesante. Quizá deberían intentar con este método también. De esa manera, el sexo seguiría siendo sexo y no se convertiría en una tarea».

5 padres, 11 abuelos y 21 tíos y tías

Los dos hogares se encuentran a unos cinco minutos en bicicleta el uno del otro, pero cuando el bebé tenga unos tres meses, en noviembre, la familia se trasladará a otro edificio, en el que cada pareja ocupará una planta. Pensaron que sería más cómodo, teniendo en cuenta de que el niño pasará la mitad del tiempo con Dewi y Daantje y la otra mitad con Sjoerd, Jaco y Sean. Hace poco, Dewi se encontró a un vecino en la escalera del edificio de apartamentos en el que vive. Cuando este le dijo que iba a vender su piso, que era justo el de abajo, no se lo pensaron dos veces. «¿Cuánto pides por él?», le preguntaron, y le pagaron esa cantidad. Sjoerd: «Se trata de tener un hijo y, en un sentido más amplio, formar una familia. Aunque estemos divididos en dos hogares, somos una sola familia. Es muy bonito poder crear un vínculo tan fuerte con los demás».

Esta gran familia parece haber sopesado muy bien todos los aspectos y están preparados para hacer frente a cualquier imprevisto que surja mientras cuidan al pequeño juntos. «Estamos exageradamente bien preparados», afirma Sjoerd. «Ya sabemos hasta las escuelas a las que irá». Los problemas los ven básicamente la gente a nuestro alrededor, pero no es cierto que cuanta más gente esté involucrada, más difícil sea tomar una decisión. En nuestro caso no hay muchas posibilidades de tomar una decisión irracional: en una relación de dos personas, ambas pueden quedarse trabadas en una eterna discusión en la que los dos quieren llevarse la razón, pero cuando hay cinco personas, estás obligado a llegar a un consenso razonable».

Dewi nos aseguró que le sorprendió haber recibido críticas del colectivo LGBT, con el que colaboran estrechamente. «A Daantje y a mí nos dicen que no deberíamos involucrar también a los hombres, y a ellos les advierten de que tengan cuidado con nosotras, porque les quitaremos el niño. Todo gira en torno a la propiedad, a los miedos y al ego». Sjoerd: «Sus argumentos se basan en los estereotipos de los hombres y las mujeres: que nosotros solo estaremos para las cosas buenas, para llevar al niño a pasar un día divertido con los papis; y que Daantje y Dewi tendrán las hormonas disparadas y se convertirán en madres superprotectoras. No creo que vaya a ser así».

Y aún hay tiempo para ir al bar

Otro problema que ven sus amigos y familiares es el de qué ocurriría si Daantje y Jaco (los padres legales) murieran en un accidente de coche. «Si eso ocurriera, sería un problema menos grave para nosotros que para una familia tradicional de dos progenitores. Ojalá todo el mundo tuviera ese respaldo. Si de repente pierdo mi trabajo, nuestro hijo podrá seguir yendo a clase de violín. No entiendo por qué no hay más parejas que tienen hijos juntas. Se ve a muchas parejas de padres jóvenes luchando día a día para sobrevivir los primeros años. Casi no duermen ni tienen tiempo para ver a sus amigos. A nosotros aún nos quedará energía para salir con los amigos de vez en cuando y hablar de otro tema que no sean los bebés».

En ese aspecto, sus amigos sí que ven la parte positiva: Dewi nos aseguró que sus amigos lo ven con muy buenos ojos, sobre todo la idea de poder dormir del tirón de vez en cuando y de que el niño reciba los valores de cinco personas distintas. «Entre nuestros talentos está el yoga, las acrobacias, la música, la política y la educación», explica Sjoerd. «Los cinco somos muy distintos, pero ese precisamente es nuestro fuerte».

El nacimiento

El bebé nacerá en una semana, más o menos. Todos los progenitores esperan estar presentes en el momento del nacimiento. Dewi nos explicó que a Daantje le costó un poco asumir que vayan a estar todos durante el parto. «Le servirá para abrirse a nosotros. En cualquier caso, se siente lo suficientemente cómoda como para que estemos presentes los cinco». Todos tienen una tarea asignada para ese día: Sjoerd se ocupará de las bebidas y la comida, Sean y Jaco se encargarán de los masajes en caso de que sean necesarios y Dewi brindará todo su apoyo a su compañera.

Les pregunto si saben algo sobre la psicología del apego emocional en los niños y Sjoerd me contesta que una amiga suya está haciendo el doctorado sobre ese tema. «Según ella, lo principal es que haya cohesión en la familia, algo que podemos ofrecer». Dewi: «El mundo del bebé se va ampliando con el tiempo, pero en las etapas iniciales, un bebé puede sentir apego por cinco personas, así que es perfecto».

 

Retratos de hijos de homosexuales

Artículo publicado en Cultura Colectiva

“Recuerdo una plática con mi mama, en la que me decía que le gustaría casarse con otra mujer. Cuando yo era muy pequeña quería casarme con mi mejor amiga, así que le dije: –¿cómo yo y Sarah?, y respondió: –No, no como tú y Sarah”. 

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Los hijos de padres homosexuales son más propensos a pensar en el suicidio, a caer en la traición, a ser desempleados, a contraer una enfermedad de transmisión sexual, a ser más pobres, al tabaquismo y a la criminalidad y a ser menos saludables. Lo anterior según un estudio del sociólogo Mark Regnerus de la Universidad de Texas, cuya investigación ha sido fuertemente criticada por el movimiento LGBT en Estados Unidos y utilizada por los movimientos conservadores y religiosos del país para seguir ahorcando a las minorías sexuales. A pesar de que el propio investigador afirma que su “inédito” método cuantitativo y cualitativo se centró en los testimonios de los hijos de padres homosexuales, el tema aún está en debate.

Treinta días antes de la decisión histórica de la Suprema Corte de Estados Unidos que aprobó los matrimonios homosexuales en el país, la fotógrafa Gabriela Herman compartió en el New York Times, su serie fotográfica, The Kids, mismo que lleva cinco años en pie y que ahonda en el tema de los hijos de padres homosexuales, visto desde sus protagonistas: los hijos.

El proyecto nace de la propia experiencia de Gabriela, cuya madre se declaró homosexual cuando ella era adolescente, y por ende, se enfrentó a la separación de sus padres y vivió el matrimonio de su madre con su pareja. Quince años después del evento que definió su vida, la fotógrafa de Nueva York emprendió la búsqueda de personas como ella, que habían experimentado situaciones similares en su familia y que sabía que tenían algo que decir al respecto.

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Hope, Nueva York, criada por sus dos padres. “Sabía que había otras estructuras de familias porque veía a las familias de mis amigos, y a mis tíos, y sabía que la gente tenía algo llamado “mamá”, que yo no necesariamente tenía, pero no creí que pertenecía a la minoría. Siempre me he preguntado a sobre mi familia de nacimiento, en particular mi madre biológica, pero en términos de mi propio desarrollo, no siento que sufrí por ello. Yo creo que mis padres hicieron un gran trabajo criándome y convirtiéndome en una mujer fuerte, pero sobre pequeña incógnita, de dónde vengo, a veces aún pienso en eso, y otras veces sólo desaparece en términos de su propia importancia”.

Los retratos de Gabriela ofrecen un amplio abanico de experiencias humanas, desde individuos que crecieron en ambientes con profunda libertad sexual y aceptación, hasta otros en los que las situaciones se desarrollaron en una burbuja de silencio. El proyecto busca desarrollar la tolerancia entre individuos, la comprensión hacia otros modelos de vida y la lucha por los derechos para las minorías sexuales.

En palabras de Gabriela, espera que sus retratos sirvan para que la gente empiece a escuchar a “los niños”, ampliamente discutidos pero con pocas oportunidades para hablar por sí mismos. Al leer los testimonios de los hijos observamos que sus principales problemas se centran en cómo lidiar socialmente con el asunto, enfrentarse a la negativa de la sociedad a discriminar cualquier tipo de vida distinta y a creer que están solos.

Aquí, algunos de esos testimonios.

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Robin, Nuevo Mexico, criada por dos papas y dos mamas: “En la universidad estaba en una clase de justicia social y había un chico que dijo que él tenía dos mamas. Y yo pensé, ¡Dios mío! Mi primera reacción fue estar un poco molesta porque hasta entonces había sido algo muy mío, pero luego lo acepté pues supe que eso era lo que me tenía aislada. Por supuesto que el chico y yo nos volvimos muy cercanos, y eso fue increíble”.

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Vanessa, Virginia del norte, por su madre y padre, quien se declaró homosexual cuando Vanessa tenía 28 años: “Para mí y para mi hermana, fue una gran decepción saber que nos habían mentido tanto tiempo, no tanto que mi padre se declarara homosexual”.

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Shira, Pittsburgh, criada por su padre y madre, quien se declaró homosexual cuando ella estaba en la Universidad. “En cuanto me dijo que habia encontrado a alguien, supe quién era, y supe que era una mujer. La había mencionado un par o dos de veces en el telefono, en un contexo de amigos, y se podía saber”.

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Karen, Southern Oregon, criada por su padre y madre, quien se declaró homosexual cuando Karen tenía 20 años. “Vivir en Nueva York lo ha hecho más fácil. Donde yo crecí nadie hablaba de eso, pero aquí, a quien sea que conozcas es gay y todos hablan de eso y es grandioso”.

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Zach, Iowa, criado por sus dos madres: “No creo que la palabra clave para describir a mi familia sea LGBT, sino familia. Si ves a la mayoría de las cosas que describen a mi mamas, o quién es mi familia, no creo que sea mas preciso decir que mis mamas son gay, que decir que son fans de los packers o empleadas del sector salud”.

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Elizabeth, Boston, criado por su madre y padre, quien se declaró gay cuando Elizabeth estudiaba la Universidad. “Él dijo: –es tiempo de confrontar mi identidad –y le pregunté si era gay y respondió: –bueno, nunca he tenido experiencias que me permitan saberlo –y creo que las siguientes palabras que salieron de mi boca fueron: –papa, estoy muy segura de que eres gay’.

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Allison, Connecticut y Vermont, por su madre y pareja de su madre: “Tan pronto supe que mi nueva escuela tenía una alianza entre homosexuales y heretosexuales… fue increíble saber que había otros niños de mi edad… darme cuenta que apoyaban a la gente LGBT. No era el único que conocía gente gay, y no era un oscuro secreto que tenía que ocultar”.

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Darnell, California, por sus madres y su padre. “Tomé por un hecho que estaba rodeado por lesbianas todo el tiempo y creí que era muy normal. Tengo una vaga memoria de escuchar musica pop en la radio y asumir que quien cantaba lo hacía para una persona de su mismos género”.

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Moshe, Nueva York, criado por sus dos madres “Mis madres y yo y siempre hemos sido muy cercanos, pero por supuesto que pase por mi etapa de odio como adolescente. Pero ahora ella es como mi piedra y siempre está para mí. La amo”.

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Lauren, Missouri, criada por su madre y padre, quien se declaró gay cuando Lauren tenía 7 años. “El hecho de que mis padres se divorciaran, opacó el hecho de que mi padre era gay. Creo que es muy bueno, para mi hijo, porque está creciendo con dos abuelos y nunca sabrá la diferencia entre uno y otro”.

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Annie, Ohio, criada por su mamá y papá quien se realizó un cambio de género cuando Annie tenía cuatro años. “En realidad no recuerdo a mi padre como un hombre, supongo que es porque crecí con dos madres. Para mí nunca fue algo tan importante porque no conocía a nadie más, no fue hasta que me marché a la universidad que lidié con el hecho de contarle a la gente. En realidad nunca había hablado de ello, mucho menos considerarlo como un asunto social y no creía que era algo por lo cual había que luchar, tú sabes, nunca me identifiqué con ese grupo”.

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Mark, Pennsylvania, criado por su madre y padre, quien se declaró homosexual cuando Mark estaba en la universidad. “Mi padre es gay, aunque aún está en proceso de aceptación. Yo tenía una cierta creencia de que mi papá era gay desde el principio, siempre supe que yo era queer, lo cual ayuda. Recuerdo a mi padre, desde mi niñez, utilizando los mismos comportamientos de ocultar su propia feminidad que yo, como descruzar sus piernas o dejar de hablar con sus manos”.

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Danielle, Washington D.C., criada por dos madres y cuatro padres: “Cuando tenía cuatro, mi amiga y yo estábamos jugando a la casita, y ella siempre jugaba a ser la mama, aunque esta vez no la iba a dejar. Nos peleamos por eso, y cuando mi mamá llegó a preguntar qué pasaba, nos sugirió que ambas fuéramos las mamás. La miré y le dije que eso no podía hacer, me miró de vuelta y dijo: –Danielle, tú tienes dos madres.

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Zack, Nueva York, criado por sus dos madres. “Todos en mi familia son adoptados. Tuve menos problemas con dos madres y mas problemas encontrándome a mi mismo, ya sabes, con aquello de la raza y la etnicidad”.

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Ilana, Pittsburgh, por su padre y madre, quien se declaró homosexual cuando Ilana tenía 16 años. “Durante la crisis de los 50, muchas personas se compran coches nuevo, mi madre obtuvo un nueva orientación sexual”.

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Aaron, California, criado por sus dos madres, y tras su separación cuando tenía 7, por sus madres y padrastro: “Mis madres se separaron cuando tenían siete porque mi madre biológica se enamoró de un hombre. Sabía que mi familia era diferente, pero no me parecía un diferente muy raro, sólo era un tipo de familia diferente”.

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Dori, Nueva Jersey, criada por su padre y madre, quien se declaró lesbiana cuando tenía ocho años. “Empecé a hablar de mi madre, quien había salido del clóset, cuando estudiaba en la universidad. Pasó de ser un tema del que hablaba en la cuarta o quinta cita a un tema de la primera cita”.

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Diana, Nueva York, criada por su madre y padre, quien se declaró homosexual cuando Diana estaba en la universidad: “Mi padre me ha dicho que si yo no lo hbiera confrontado, su plan era seguir viviendo en el clóset. Me dijo que nunca se lo iba a decir a nadie”.

Violación como castigo en la antigua Roma

Artículo publicado por Cultura colectiva

Las leyes han ido cambiando a lo largo del tiempo, para bien o para mal, una sociedad debe ir modificándolas sino quiere sucumbir en el caos. El tiempo lo reformula todo, de ahí que el ser humano sea por esencia un ser político, pendiente de sus procesos históricos. ¿Quiénes mejor que los romanos para aclarar esta hipótesis? Quisiera hacer hincapié en una de las leyes más extrañas, la llamada lex scantinia, la que regulaba los hábitos homosexuales entre los hombres del imperio. Era penado para un hombre libre (cive romani) mantener una posición pasiva durante las relaciones sexuales con otro hombre, pues se creía que esto representaba una amenaza para la sociedad, catalogándose un rasgo de debilidad suprema. Sólo los cautivos o esclavos (servi) podían mantener este rol sumiso; un soldado, un senador o cualquier hombre considerado libre dentro del imperio, debía mantener siempre una imagen viril y masculina. Hoy, esto nos parecería absurdo, pues el hecho de no ser pasivo en una relación homosexual no quiere decir que seas más fuerte, más masculino.

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La lex scantinia fue aprobada alrededor del año 150 a. C., y aunque su principal papel fue regular las relaciones sexuales entre hombres, el matrimonio entre parejas del mismo sexo nunca fue bien visto por el senado romano. Más tarde, la lex scantinia fue sustituida por la lex lulia, la que terminó por prohibir las relaciones homosexuales definitivamente. Esta ley se proclamó cuando el cristianismo prohibió todo tipo de excesos carnales entre los ciudadanos, fuera cual fuera su posición social.

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Durante la lex scantinia habían jóvenes que se hacían llamar delicatus per (esclavos), que servían para fines sexuales a los hombres libres. Estos muchachos se castraban desde la infancia para preservar una apariencia femenina y poder ser atractivos para sus dominantes. Aunque esto, con el tiempo, también fue prohibido por el senado con el objetivo de evitar que los amos castraran a sus esclavos en contra de su voluntad con fines lujuriosos. Es curioso cómo los romanos llevaban a cabo esta ley: un hombre libre tenía derecho a violar a un niño esclavo, pero no a un niño cive romani.

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Si bien es verdad que los esclavos estaban en la escala más baja del imperio, la esclavitud en Roma no era del todo inhumana. Los esclavos representaban la mayoría de la población romana y por lo tanto eran una de las fuentes económicas más importantes en el desarrollo social, de ahí deviene la relevancia del esclavismo para aquellas épocas. Como mercancía, los esclavos eran muy valiosos, sin embargo eran considerados objetos sin derechos, y cuando sus dueños quisieran, debían tener la disponibilidad de servirles sexualmente.

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En Roma existían distintos tipos de esclavos: estaban aquellos que se batían en la “arena” (gladiadores), aquellos que tenían cargos más elevados, por ejemplo: llevar las cuentas y finanzas en el hogar del amo; aquellos que trabajaban en los campos de trigo u olivo (agricultores). Si algún esclavo intentaba escapar o cometía algo indebido era castigado sin miramientos. Uno de los castigos podía ser la violación. A un esclavo en vez de azotarle era violado por su amo, pues para los romanos esto dejaba una lección más convincente que la tortura misma: el amo mantenía su imagen viril y fuerte, mientras el esclavo cumplía su rol pasivo-sexual, humillándose para no volver a cometer la falta.

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La lex scantinia y la lex lulia son un claro ejemplo de las moderaciones jurídicas y del cómo han ido cambiando a lo largo del tiempo. Hoy se lucha por legalizar el matrimonio gay en muchos países, cuando en un pasado habían leyes que regulaban estas formas de vida, llevádolas al plano de lo cotidiano. Parece curioso que el ser humano legalice para después ilegalizar la misma tendencia, que lleva siglos siendo parte de la sociedad.

El drama lésbico de Julianne Moore y Ellen Page

Artículo publicado en Shangay

JULIANNE MOORE Y ELLEN PAGE INTERPRETAN EN ‘FREEHELD’ A UNA PAREJA DE MUJERES LESBIANAS QUE EN 2005, ANTE LA GRAVE ENFERMEDAD DE UNA DE ELLAS, LUCHÓ POR QUE SE RECONOCIERA SU RELACIÓN Y SE LE CONCEDIERAN LOS MISMO DERECHOS CIVILES QUE A UNA PAREJA HETEROSEXUAL. AQUÍ HUELE A OSCAR.

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No hace un año que Julianne Moore se hizo con el Oscar a la mejor actriz por su papel enSiempre Alice y las quinielas ya apuntan a sus más que probables opciones para repetir la hazaña en la próxima edición, casi seguro en compañía de su coprotagonista, Ellen Page.

El motivo es que acaba de ver la luz el tráiler de Freeheld, un drama inspirado en hechos reales que recrea la batalla legal por la igualdad de derechos que lidió en 2005 una pareja de mujeres lesbianas y que cuenta con todos los ingredientes para colarse en la carrera hacia el Oscar.

El tráiler de Freeheld nos muestra la pareja sentimental formada por Moore y Page –que hace más de un año salió del armario con un emotivo discurso en una conferencia en favor de los derechos LGTB–. La primera interpreta a una policía a la que diagnostican un cáncer terminal de pulmón. A partir de ahí, y ante la imposibilidad de contraer matrimonio, el personaje iniciará una lucha en los tribunales para asegurarse de que su novia reciba una pensión de viudedad como le correspondería a cualquier pareja heterosexual.

La película, que ha tenido que sortear la homofobia durante el rodaje, está basada en un cortometraje documental, también llamado Freeheld, y está dirigida por Peter Sollett. El guion lleva la firma de Ron Nyswaner, nominado al Oscar por Philadelphia.

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El reparto lo completan Steve Carell, en el papel de un activista homosexual fundador de una organización LGTB por la igualdad de derechos, y Michael Shannon, que interpreta al policía compañero de Moore.

No es la primera vez que Moore muestra su apoyo al colectivo LGTB tanto dentro como fuera de la pantalla. Además de haber protagonizado otros títulos de culto LGTB como Los chicos están bienUn hombre soltero o Lejos del cielola actriz colabora con la asociación Lambda Legal en favor del matrimonio gay.

Con Freehald, Moore se una así a la carrera de otras favoritas al Oscar como Cate Blanchett por su papel en la también filolésbica Carol, de Todd Haynes.

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Saña

Artículo publicado en Página/12 por Paula Jiménez

Asesinaron a una travesti. Asesinaron a Laura Moyano. Asesinaron a una activista, una amiga, una hermana, una chica de 35 años. ¿Hasta cuándo la sociedad desviará la vista cuando la víctima del crimen es una mujer trans? No se escuchan los reclamos masivos por justicia, no suenan jamás los nombres de los culpables del crimen, una red de encubrimiento y desidia favorece la naturalización del odio. El Ni una menos es definitivamente menos sin la letra T.

Desde las 11 de la mañana, la cortina metálica de la Casa de Córdoba, sobre Callao al 300, está a medio cerrar. No es por duelo, aunque bien podría serlo, ya que acaban de matar con horrorosa saña a una activista de Attta en la localidad de Villa Allende Parque, límite noroeste de la capital serrana. Pero no es duelo, repito, sino miedo. La gente de la Casa de Córdoba tiene miedo de estas diez personas –ni una más– que se manifiestan este lunes sin el acompañamiento de las agrupaciones de gays y lesbianas que sí han difundido la noticia y su repudio a través de comunicados, definitivamente sin el apoyo visible del resto de la comunidad lgbtiq, sin siquiera hacer sonar una cacerola. Son sólo ellxs, silenciosxs. Una pequeña porción de la población T exhibiendo modestas cartulinas rosadas que en marcador negro explican lo obvio: “Las chicas trans no somos peligrosas, estamos en peligro”. O piden justicia: “Basta de transfobia. Laura Moyano brutalmente asesinada”. Y cuando la cortina metálica de la Casa de Córdoba se baja totalmente porque la media asta como prevención no parece alcanzar, cuatro policías se suman a la exagerada defensa institucional y ponen en la vereda altas vallas de hierro que dejan a la decena de manifestantes en la calle, literalmente en la calle, paradas sobre una rampa metálica frente a la cámara solitaria que dejó C5N al otro lado de la avenida (sólo este canal de cable más la TV Pública y Suplemento Soy cubrimos esta mañana la protesta por este femicidio, de notable indiferencia mediática comparativamente con la difusión que se les da a otros crímenes). Mientras tanto, lxs peatones y automovilistas miran con más curiosidad el look de lxs manifestantes que lo que su cartelería denuncia. Qué dicen, para qué están ahí, importa menos que su apariencia. Quizás, para algunxs de las personas que pasan, todavía y sin mella en sus conciencias de la Ley de Identidad de Género, esos cuerpos no porten una identidad sino una contradicción perceptiva, la misma que según Marcela Romero, presidenta de Attta, pudo haber querido expresar aleccionadoramente el perverso asesino de Laura cuando le mutiló los genitales: “No sos lo que decís”. Para Gian Franco Rosales, coordinador del área de hombres trans de Attta, hoy también presente en la manifestación, esa mutilación sentenciaría algo así como que “ninguna mujer merece ser portadora de un pene”. Es casi lo mismo. Un estallido patriarcal, un choque entre la biología y la percepción de género que en el punto más alto del espiral de violencia activa el deseo de aniquilación.

El odio como motivo y también como coartada

“Crímenes de odio, conspiración de silencio –definió en 2001 Amnistía internacional–. Tortura y malos tratos basados en la identidad sexual.” Eso fue, exactamente, lo que sufrió Laura Moyano, de 35 años, cuando dos días atrás fue violada, visiblemente torturada (hecho que, según Clarín, ya ha sido descartado por la fiscal Liliana Copello, quien dirige la investigación) y abandonada en una obra en construcción de su ciudad hasta ser encontrada por unos perros fisgones. No solo fue mutilada, cuenta su amiga, la conmocionada activista Nadiha Molina: también tenía golpes en la cara tan brutales que la desfiguraron, un desgarro anal y un piedrazo en la frente. Soledad agrega que, cuando tuvo que reconocerla, vio que el tabique de su hermana estaba roto y su rostro arañado. El abogado Iñaki Regueiro, de la asociación Abosex (Abogadxs por los derechos sexuales) es taxativo en su explicación sobre la naturaleza de este asesinato: “Objetivamente, hay aquí crimen de odio: lo hay siempre que el victimario elige a la víctima por su condición específica. En este caso las circunstancias resultan muy claras y la terrible saña estuvo destinada a humillar a Laura en su condición de mujer trans. Cuando surgió la campaña de Ni una menos, muchas compañeras se unieron y hablaron de travesticidios. Este sería claramente uno de esos casos”.

Nadiha Molina, que es referente de Attta Córdoba, dijo a un noticiero de la TV Pública que cuando la policía fue a buscar al único sospechoso del crimen (un hombre que salió con Laura del boliche Santa Diabla), éste, evidentemente advertido, ya había tenido tiempo de irse de su casa. Según Gian Franco Rosales, “se sabe que los asesinos no son del pueblo. Incluso se supone que uno de ellos está vinculado a la policía. Este no es un caso aislado. En Córdoba hay varias compañeras amenazadas que no se animaron a hacer la denuncia”. A juzgar por los datos que da Marcela Romero, presidenta de Attta, esta provincia se viene transformado para la población T en una de las más riesgosas: “Nosotras tenemos un mapa de alerta trans donde figura Córdoba en los primeros lugares –dice–, como también Salta, San Luis, Formosa y Tucumán, donde todavía hay represión policial. En este momento Córdoba está haciendo un retroceso fenomenal: está queriendo volver a instalar los códigos contravencionales que hace tiempo hemos logrado erradicar y que son antidemocráticos. Hay operativos de la policía, propios de la dictadura militar”.

“Es una persecución constante. Hace poco hubo razzias en esa provincia en las que se llevaron a varias personas trans. Con respecto al crimen de Laura, no podemos asegurar que la culpable haya sido la policía –agrega Gian Franco–, pero sí les exigimos que investiguen y actúen. En esa provincia, hace poco, la compañera Gabriela Estrada fue atacada por varios hombres y recibió fuertes golpes en la cabeza. Todavía no se encuentra al agresor, el caso tiene riesgo de quedar encajonado. Creemos que la visibilidad ayudará y hará que la justicia se vea obligada a continuar con estas investigaciones.” Nadiha, mudada definitivamente a Buenos Aires, confiesa a Soy que tras reiteradas amenazas que crecieron con su visibilidad pública, tuvo miedo de seguir viviendo en Córdoba y decidió irse, para resguardarse y resguardar a quienes representa. Según ella, los femicidios de mujeres trans han sido tres a lo largo de este año, pero Marcela Romero dice que no, que ya son seis. Será que hay confusión estadística hasta para la misma comunidad, porque a muchos de estos ataques, y sobre todo si no llegan a ser mortales, se los mantiene velados o en secreto. “Siempre que una denuncia situaciones de presión, no termina de modo feliz. Estamos expuestas a la vulnerabilidad y en provincias conservadoras como Córdoba resalta la presión institucional (policial). El sistema no nos da respuestas concretas. El nuestro es el único grupo social en la Argentina que tiene un promedio de vida de 35, 40 años. Nosotras pedimos que se tomen estos casos y se los visibilice como lo que son, crímenes de odio”, dice Nadiha.

Una de nosotras

El pedido de justicia adquiere una forma concreta esta mañana, cuando, pese al vallado y a la cortina baja de la Casa de Córdoba, Molina y Romero logran entrar y entregar en mano una carta donde se formaliza el reclamo y se informa a la gobernación provincial que por la tarde habrá una concentración frente al Centro de Salud de Villa 9 de julio, en Villa Allende Parque. La convocatoria será mucho más exitosa que la de Buenos Aires y la vicepresidenta de la agrupación Devenir Diverse advertirá por eldoce.tv al Poder Judicial “que no pretenda encuadrar este caso como uno más de robo de la provincia”. En pocas horas, las calles de Villa 9 de julio se verán pobladas de gente. Serán alrededor de mil personas, entre vecinxs, amigxs y familiares, las que marcharán exigiendo esclarecimiento y acompañando en su dolor a Soledad, la hermana de Laura. El desmayo y la angustia no le impedirán a esta mujer desesperada cargarse al hombro la lucha. Es ella quien se ha comunicado con Attta Buenos Aires el domingo pasado para pedir ayuda. “Mi hermana era una muy buena persona, por eso todxs la querían y respetaban”, no se cansará de repetir a los medios zonales, como si se necesitara de esta aclaración. “El barrio donde la asesinaron es donde vivía, por eso tanto conmocionó –cuenta Nadiha Molina–. Así como fue ella, puede ser cualquiera de nosotras. Que no quede en el olvido pedimos, como quedan tantos otros casos de la ciudad de Córdoba. Exponerse allí en una comisaría a denunciar es exponerse a ser un blanco de violencia. Laura era parte principal del sustento de su familia. Como nos pasa a muchas de nosotras. Casi todas pertenecemos a una familia. Estamos consternadas y no podemos creer esta situación de violencia descomunal que vivió nuestra amiga, ella era una persona que no tenía grandes conflictos con nadie.”

Más allá de este caso puntual –del que se desconoce cuál será su desarrollo futuro aunque se lo pueda presentir–, un halo de sospechosa confusión ronda, en general, las muertes de las personas trans: el asesinato de Vanesa Ledesma ocurrido en el año 2001, por ejemplo, fue archivado por la Justicia como “muerte natural” pese a que la autopsia reveló signos de torturas en pies y manos.

La complicidad institucional

“Los fiscales y los jueces tienen mucha menos presión social e incentivo para investigar estas muertes –explica Iñaki Regueiro en conversación con SOY–. Obviamente hay organizaciones que se ocupan de estos casos, pero el sistema judicial ejerce mucha presión sobre el colectivo. Y la revictimación –cuando se escusa la responsabilidad sobre un crimen con argumentos como ‘se defendió porque el cliente no le quería pagar y por ende se lo buscó’–, la revictimación, decía, impacta en la falta de investigación y en el archivo de las causas. La presión mediática en materia penal es sumamente importante y en estos casos casi no la hay. Además hay redes de complicidad institucional (policial y judicial), que ha sido hasta ahora el problema principal.”

¿Desde cuándo se considera los travesticidios como femicidios?

–Hubo en el 2012 una ley que reformó el Código Penal por la cual la identidad de género fue incluida como agravante. La ley penal argentina incluye la identidad de género como uno de los casos de violencia de género. Hace poco se creó la Unidad de Registros en la Secretaria de Derechos humanos de la Nación, allí se van a registrar casos de lesbofobia, como el de la Pepa Gaitán, y también de transfobia. La ley que define el femicidio fue posterior a la de identidad de género (el concepto de identidad de género nació para el derecho a partir de esta ley, antes no existía). La Ley de Identidad de Género dio lugar a que el femicidio incluya a las chicas trans.

¿Cuál es la pena que se aplica para los responsables de estos crímenes?

–A los responsables de estos crímenes se les aplica la prisión perpetua.

¿Qué vacíos legales hay en relación con la ley antidiscriminatoria, de la cual las compañeras travestis y trans piden la reforma urgente que la misma CHA reclama desde el año 1988?

–No estaría mal que la ley antidiscriminatoria, que es de ese año, de 1988, incluyera a la identidad de género y a sus expresiones como figuras. Sí es incluida por la ley de femicidio, la 26.791, del año 2012. La primera, la antidiscriminatoria, al ser una ley vieja y establecer categorías, la deja afuera. Por supuesto que ningún juez va a considerar que una persona trans no está incluida porque en el texto de la ley no se la mencione, pero lo concreto es que no están. Falta también que los temas específicos de trans, lesbo y homofobia sean incluidos dentro de las políticas públicas que hay actualmente contra la violencia de género. Y por otra parte, falta que se conozcan cuáles son las características de las poblaciones Lgbtti y en base a eso se las incorpore en la aplicación de las políticas.

Mientras se espera la modificación de esta vieja ley, Attta, que conoce muy bien las necesidades de la comunidad que representa, junto con la mesa de diversidad de Río Cuarto acaba de presentar dos leyes en la provincia de Córdoba que de ser sancionadas cambiarían la situación de la comunidad T; se trata de la Ley de Prevención y Sanción de actos discriminatorios (que ya ha sido aprobada a nivel nacional) y la Ley Integral de Personas Trans. “Esta ley habla de la igualdad de oportunidades, laborales, de salud, del acceso a todos los servicios, de las garantías del cambio registral –explica Gian Franco Rosales– y de varias situaciones más que resolverían un montón de cuestiones previas, porque las personas trans no somos asesinadas y violentadas solamente sino discriminadas en todos los demás aspectos. Estamos seguros que con estas leyes muchos casos no llegarían hasta la violencia y el asesinato.”

Llegado el mediodía, lxs manifestantes de Attta comienzan a retirarse del brevísimo espacio que les quedó libre para visibilizar su protesta, entre la custodia de los policías, las vallas de hierro y el tránsito imparable de Callao. En tan sólo un rato la Casa de Córdoba podrá volver a levantar su pesada cortina y hacer como si nada hubiera pasado hoy. Ni ayer. Ni tampoco el sábado pasado.

 

10 iconos transexuales de la moda

Caitlyn Jenner ha situado en el mapa a la comunidad transexual. Además de la estrella del ‘reality’ ‘Keepin’ up with the Kardashians’, otras muchas actrices y modelos han luchado por normalizar la situación de este colectivo.

Caitlyn Jenner

Caitlyn Jenner

Su confesión ante Diane Sawyer fue trascendental. Bruce Jenner puso las cartas sobre la mesa en aquella entrevista y el mundo le miró de forma diferente: Jenner se sentía mujer y quería ser identificada como tal. Después vino la atención mediática que desempolvó ante la sociedad a una desatendida comunidad transexual.

Ahora Bruce es Caitlyn. Pero la ‘celebrity’ no fue solo una portada de revista, sino que se ha erigido como la cara pública de un colectivo del que no se sabía lo suficiente. La estrella televisiva puso en el centro del huracán a la comunidad ‘queer’ y abrió el debate sobre la rigidez de los sexos.

Quién le iba a decir a aquel Bruce Jenner que cautivaba a las masas como atleta que volvería a revolucionar el mundo. Su papel en el ‘reality show’ ‘Keepin’ up with the Kardashians’ le proporcionó el escenario adecuado para poner el foco sobre la comunidad transexual.

Pero Caitlyn Jenner no está sola en su lucha por abrir el espacio a los ‘transgénero’ -una palabra que la RAE todavía no ha admitido-, sino que otras muchas mujeres han batallado por normalizar la situación de este colectivo.

Modelos y actrices como Laverne Cox -‘Orange is the New Black’- han seducido a las cámaras y al público ganando terreno a los prejuicios. Desempeñando sus profesiones han demostrado que, además de transexuales, son un montón de cosas más.

¿Hombre o mujer? La ciencia que solo sirve para discriminar a las deportistas

La atleta Dutee Chand, en una competición en 2013

La atleta Dutee Chand, en una competición en 2013. / MANJUNATH KIRAN (AFP)

Las organizaciones deportivas internacionales llevan décadas buscando un sexador de pollos que le permita separar nítidamente mujeres y hombres en la alta competición. Pero las personas no son pollos y la sexualidad humana, las condiciones anatómicas y fisiológicas que caracterizan a cada sexo, distan mucho de ser un simple blanco y negro para todo el mundo. Hace tiempo que la ciencia dejó claro que no existe una única regla biológica clara para determinar el sexo de cada persona y en los últimos 30 años cromosomas y hormonas han fracasado en el intento de ser esa herramienta fiable. Mientras, quedaba por el camino un reguero de mujeres deportistas vejadas, ridiculizadas, con vidas rotas e intentos de suicidio, simplemente porque no encajaban en el patrón coyuntural de lo que fisiológicamente debía ser una atleta de sexo femenino.

La última víctima, Dutee Chand, ha ganado la batalla. Los niveles de testosterona de esta velocista india de 18 años, producidos de forma natural por su organismo, pusieron en guardia al órgano de gobierno de los atletas (Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo, IAAF), que decidió suspenderla. Porque Chand entraba en la categoría legal, ahora tumbada, de hiperandroginismo: exceso de hormonas masculinas, esencialmente testosterona, que le estaría proporcionando una ventaja frente a sus rivales. Tenía que someterse a tratamiento médico si quería competir y ella —”soy quien soy”— se negó. En su resolución del lunes, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) determinó que los científicos no pudieron indicar cuánta ventaja otorga esta producción natural de testosterona como para ser motivo de descalificación.

Y más importante aún: dictaminó que la norma del hiperandroginismo discrimina a las mujeres, porque solo se les aplica a ellas. “He sido humillada por algo de lo que no se me puede culpar”, dijo Chand tras el laudo. Si producir de forma natural más testosterona que tus rivales es una ventaja descalificante, argumenta el TAS, ¿por qué no se aplica también a los hombres que produzcan más testosterona que los demás? Como explica Katrina Karkazis, experta en bioética de Stanford y asesora de Chand en este caso, la testosterona (producida de forma natural) no es únicamente masculina y la ventaja que otorga es la misma que tener más altura, flexibilidad o mejores pulmones. “El fallo es enorme e histórico”, asegura a Materia, “es la primera vez que un organismo externo suspende una de estas políticas, que han existido por décadas”.

Patiño, en su foto favorita, cuando pudo volver a competir en Oviedo en 1989.

Patiño, en su foto favorita, cuando pudo volver a competir en Oviedo en 1989.

La norma del hipernadroginismo “no está siendo usada para determinar si un atleta debe competir como hombre o mujer. En cambio, está siendo usada para introducir una nueva categoría de mujeres no aptas dentro de la categoría femenina”, explica el TAS en su laudo. Superar el nivel límite de testosterona exigido —10 nanomoles por litro de sangre, cuatro veces lo que se consideranormal en mujeres— no convierte a atletas como Dutee Chand en hombres. Ese nivel no sirve parasexar atletas: rebasarlo no permite a las deportistas competir como hombres, porque no lo son, solo sirve para descalificarlas. Un estudio del propio Comité Olímpico Internacional mostró que el 13,7% de las atletas tienen niveles de testosterona por encima del rango habitual de las mujeres, y que un 4,7% tienen niveles que entran en la orquilla de lo considerado masculino. Del mismo modo, un 16,5% de los atletas de élite tienen niveles de testosterona por debajo del rango masculino, y un 1,8% de ellos caen en niveles considerados femeninos. “La naturaleza no es clara”, sentencia ahora el TAS. La testosterona no sirve para determinar el sexo, solo para estigmatizar a las mujeres que tienen más.

Pero hay que remontarse 30 años atrás para entender lo que está pasando ahora. En 1985, la velocista española María José Martínez Patiño se disponía a competir en los Mundiales de Kobe. Entonces se comprobaba el sexo de las mujeres (nunca de los hombres) atendiendo a los cromosomas: si tiene el par XX es mujer y si tiene XY es hombre. Tan simple como discutible. La prueba de Patiño determinó XY y la delegación española, en uno de los episodios más oscuros del deporte español, pasó de pedirle que fingiera una lesión a filtrar su condición a la prensa para destruirla. “Me sentí humillada y abochornada. Perdí a mis amigos, a mi novio, la esperanza y la energía. Pero yo sabía que era una mujer”, explicaba en un artículo de la revista médica The Lancet (PDF), “difícilmente podría fingir ser un hombre, tengo pechos y vagina. Nunca hice trampas”. Patiño es insensible a los andrógenos, las hormonas masculinas: sus cromosomas son de hombre, pero su cuerpo no sabe administrar la testosterona, por lo que no desarrolla todos esos rasgos fisiológicos externos que le suponemos a los hombres: ni pene, ni vello, ni más musculatura. Finalmente, ganó su caso y pudo volver a competir como mujer tras el calvario. Los cromosomas tampoco sirven para sexar atletas.

“El sexo de los seres humanos no es simplemente binario. No existe un único factor determinante del sexo”, señala ahora el TAS tras escuchar a los científicos, algo que venían diciendo organismos y expertos en revistas de primer nivel desde hace años. Pero hasta llegar a esta conclusión, antes de introducir los controles cromosómicos, se cometieron todo tipo de vejaciones con las deportistas, como obligarlas a posar desnudas ante los jueces mostrando sus genitales, otro examen tan humillante como inútil para determinar el sexo objetivamente y en todos los casos. Después del caso de Patiño, la ciencia fue destruyendo paso a paso la pretensión del COI y otros organismos de dar con una regla biológica que determine de forma indubitada lo que es una mujer. Esto, sumado al hecho de que los casos de hombres haciéndose pasar por mujeres son irrelevantes en el deporte contemporáneo, llevó a suspender estos exámenes en 2000. Hasta que llegó Semenya.

“Mírala, es un hombre”, se dijo una y otra vez de Caster Semenya, atleta sudafricana que ganó el oro en 800 metros en los Mundiales de Berlín de 2009. Su físico no encajaba con el patrón de mujer atleta y además ganaba. Las denuncias de sus compañeras derrotadas obligaron a Semenya a pasar un control de sexo, que incluyó una foto de sus genitales, que determinó que tenía hiperandroginismo como Chand. Sin embargo, ni las mejores marcas de Semenya le hubieran permitido siquiera pasar de la primera ronda compitiendo con hombres. Después de convertirla en un monstruo de feria en los medios, se permitió a Semenya seguir corriendo, pero la IAAF y el COI acordaron que no habría sitio para una nueva Semenya. Hasta que apareció Chand, que finalmente tumbó esta normativa.

Tabla de la IAAF para ayudar a los jueces a identificar atletas con altos niveles de testosterona en función de su cantidad de vello corporal.

Tabla de la IAAF para ayudar a los jueces a identificar atletas con altos niveles de testosterona en función de su cantidad de vello corpora

“No hemos dado con la tecla, pero lo vamos a seguir intentando”, responde ahora Patiño, que durante el proceso de Chand ha sido asesora científica en la Comisión Médica del Comité Olímpico Internacional y del TAS a favor de la normativa derrotada. Ahora, la IAAF tiene un plazo de dos años para aportar datos científicos que avalen el uso de la regla del hiperandroginismo y Patiño adelanta que ya están trabajando en ello, con reuniones convocadas para octubre y noviembre. “Me alegro mucho por Chand, porque lo ha pasado realmente muy mal, y este dictamen nos va a obligar a hacer mejor las cosas. No se puede seguir destrozando la vida de las chicas, ella ha tenido el apoyo y los medios que yo no tuve”, asegura. Sin embargo, se muestra convencida de que la testosterona otorga ventaja a atletas como Chand y “hay que proteger a las deportistas con niveles normales”. Patiño propone que las pruebas sean más sensibles y privadas que se hagan después de competir, sólo entre las primeras clasificadas.

Al margen de si la testosterona es una ventaja descalificante, ahora no queda más regla que la ley para determinar quién es mujer y quién hombre, como el TAS apunta en su dictamen: “Es justo y proporcionado que haya categorías femenina y masculina, debe existir un criterio objetivo para realizar esta división [pero] la verificación de género no es un criterio apropiado. Si una persona es mujer es una cuestión legal”. Coincide con el criterio de Karkazis, que opina que “los hombres y las mujeres deben estar sujetos a las mismas reglas, y ahora por fin lo están. En ambos casos, deben ser legalmente del sexo con el que desean competir”. “No se puede hacer un test de sexo. Es imposible, no hay un rasgo que sirva para clasificar a las personas. Hay muchas características y siempre hay excepciones”, añade.

Eric Vilain, experto de UCLA en esa gama de grises del sexo humano que ha dado en llamarse intersexualidad, asesoró al COI en la creación de la norma de hiperandrogenismo que consideraba “una solución imperfecta”. Vilain no cree que la IAAF vaya a conseguir datos para apoyar su postura y cree que quizá no haya solución o que esta pase por competiciones mixtas, según recoge The New York Times. “No hay argumento científico para decir quién es mujer y quién hombre. Cuanto más tiempo pasa más claro queda que el sexo no es binario”, asegura Victoria Ley, responsable de Salud y Deporte del Consejo Superior de Deportes. “Si son mujeres deben competir como mujeres aunque cuenten con ventajas naturales, como las que tienen muchos atletas por su físico. Y sobre todo, que no se discrimine sólo a las mujeres y sólo por sus características sexuales”, reclama.

“Esto no es un concurso de belleza”, denuncia Patiño en referencia a los comentarios que sufren algunas deportistas por su imagen por parte de compañeras y medios de comunicación. Esta exatleta señala otro punto que tienen en común las deportistas castigadas: “Siempre son de países en desarrollo, con poco peso internacional. Chand es de una familia muy, muy pobre de India. Yo me he enterado ahora de que en Kobe, en 1985, otra atleta de EE UU tuvo exactamente mi mismo problema pero ella pudo competir y yo no. Su nombre ni salió”, denuncia. Durante las décadas de 1960 y 1970, todas las deportistas olímpicas tuvieron que mostrar la idoneidad de sus genitales salvo una: la princesa Ana de Inglaterra, hija de la reina Isabel II, que compitió en equitación en Montreal 1976. En los Juegos de Londres en 2012, cuatro atletas de “países en desarrollo” no pasaron el control de sexo y, discretamente, terminaron en Franciasometiéndose a tratamiento para ser hormonalmente más femeninas y poder competir en el futuro. Chand se negó a pasar por eso. Y ganó.

“De pequeño introducía mi falda entre las piernas para que pareciera un pantalón”

Entrevista publicada en El Castillo de San Fernando

Alex Salinas responde a las declaraciones emitidas por el Obispado y da un repaso a su vida para esta redacción.

Alex Salinas.

Alex Salinas.

Lleva unos días locos. Ha ido a la televisión autonómica; las nacionales, en cambio, vinieron a la puerta de su casa, a la misma hora, incluso les costó ponerse de acuerdo sobre la primera que le tomaría declaración. Todo empezó con el apoyo de Carla Antonelli, que intercedió por él ante EFE. Su caso se hizo público cuando dicha agencia emitió un comunicado sobre el varapalo que supuso para Alex no poder apadrinar el bautizo de su sobrino, una carrera de fondo que no ha hecho más que empezar.

Partiendo de la premisa de que cada colectivo tiene derecho a establecer las reglas de su propio juego, Alex no entiende por qué desde la Iglesia afirman que lleva una vida inadecuada e incongruente con la fe cristiana: “soy un hombre ante la ley, y lo soy porque nací así”.

Tiene trabajo, estudios, una pareja que le adora e incluso se considera cristiano, con sus sacramentos cumplidos. “Creo, sinceramente, que debería haber más coherencia interna en el seno de la Iglesia, porque todo está sujeto a interpretación, a diferentes versiones según la situación”, explica, en referencia a una nota remitida por el Obispado recientemente donde asegura no entender esta actitud de reproche tras el aura de cordialidad que, según ellos, envolvió a la conversación con el párroco de San José Artesano.

“Esto es cierto -asegura-, pero porque tengo educación y la suficiente empatía para entender que el señor con el que yo hablé no pincha ni corta en la toma de decisiones importantes”.

En su momento no hubo explicaciones, simplemente le dijeron que aunque “todos somos iguales ante los ojos de Dios” y debía seguir aferrándose a la fe, “no era factible su petición”. “Me quedé tan en shock que, tras estrecharle la mano, salí del templo llorando”, recuerda, y no fue hasta que su cuñado llamó al Obispado cuando se verbalizaron los motivos, “motivos con los que el propio Papa Francisco no parece estar del todo de acuerdo a tenor de algunos pronunciamientos”, declara.

Sus razones, aunque lícitas, no dejan de ser “humillantes e incoherentes con el espíritu de la fe cristiana que siempre nos han inculcado, además -añade- de hacerse un flaco favor a sí mismos, porque no se dan cuenta de que la sociedad va avanzando, son ellos quienes se quedan atrás”.

Por todo ello, Alex, apoyado en las personas y asociaciones ofrecidas voluntariamente, se encuentra en pleno proceso de documentación. “Hay que estar preparado, porque hay párrafos en la Biblia que, parcialmente interpretados, sirven para todo”. Y es que aún se está recuperando de una respuesta a la Ley de integración de 2007 donde se da a entender que “no tenemos derecho a contraer matrimonio ni a participar en la vida de la iglesia, incluso que los sacerdotes deben indagar en las vidas de los feligreses por si existen hipotéticas irregularidades”.

Sin embargo, “no todos merecen entrar en el mismo saco”. A raíz de tomar contacto con apoyos de varias comunidades ha podido ver que “muchos sacerdotes nos ayudan, y que nos hacen favores aún a riesgo de ir en contra del dogma oficial”. Bien por convicción, por generosidad o, simplemente por respeto al prójimo, se comprometieron a mantener casos como el de Alex en silencio, “nunca comunicaron nada por si las cúpulas tumbaban algo que, a su juicio, era lo natural”.

El siguiente paso, la demanda, un escrito dirigido al delegado episcopal para expresar su disconformidad e incluso recogida de firmas para llegar al Papa, que “ojalá pueda hacer algo, teniendo en cuenta que es tan liberal”

Su historia personal

Alex siempre se ha sentido hombre. Mejor dicho, siempre ha sido un hombre. Sólo nació con el cuerpo equivocado. Ya de pequeño se recuerda llorando ante la obligación de ponerse un vestido, sacrificio que salvaba -en parte- metiéndose la falda entre las piernas para que pareciese un pantalón. Si pedía un coche a los Reyes Magos, estos optaban por regalarle una muñeca; si pedía una bicicleta azul, se la regalaban de color rosa. Puede que su madre, inconscientemente, tratase de reconducirle por lo que a su juicio era lo natural, víctima de unos tópicos sociales inherentes a la sociedad. Su padre, en cambio, restaba hierro al asunto al asegurar que “hoy día los juguetes son unisex”.

“Esto no, que es para niños”, quizá la frase más traumática de su infancia. La sufrió, por ejemplo, al no poder vestir de marinero para hacer la comunión: un sacramento que contrajo amparado en la fe cristiana, aunque con un traje del que se deshizo nada más comulgar. “Para mí fue un infierno -relata-, pero en casa no eran conscientes de la importancia, pensaban que era un poco rebelde, como lo habían sido mis hermanas”.

Ya entonces se dio cuenta de que algo en la ecuación no cuadraba, “comencé a sentirme atraído por chicas, nunca por ellos”.

La etapa más dura

Lo peor llegó con la adolescencia, cuando empezó a tomar consciencia plena de su condición. “Comprar ropa era para mí un suplicio”, hasta el punto de engañarse a sí mismo para intentar ser más feliz. Intentó ser femenina, pero no duró ni un día; también quiso maquillarse… pero las manos le temblaban. “Quería cortarme el pelo y no me dejaban”. La ansiedad le hizo comer y engordó, lo cual unido a sus gafas, gustos frikis y masculinidad le convirtió en el blanco perfecto para la maldad adolescente. “Tenía todas las papeletas para que mis compañeros del colegio me hicieran la vida imposible, e imposible me la hicieron”. Llegó, incluso, a inventarse una vida paralela a través de Internet, pero “reconozco que se me fue de las manos… ¿cómo explicar a todos mis conocidos virtuales que Dani no existía? ¡Incluso yo mismo me lo creía!”.

Cerrando la etapa más oscura llegó al instituto, donde hizo un buen amigo, Guillermo. Gracias a él y al apoyo de los profesores, comenzó a experimentar, aunque fuese a base de retazos, lo que era la felicidad. Disfrutaba más que nunca de la música y se cortó la melena. “Le dije a mi madre que, o me llevaba a la peluquería o le daba un tijeretazo a la coleta… y así lo hice”. “Entonces entendió que iba en serio, por lo que al día siguiente fuimos juntos al peluquero”. La cara de felicidad que puso al ver en el espejo por primera vez al hombre que siempre fue, hizo que su madre nunca volviera a cuestionar su actitud. “Fue entonces cuando decidí dar el paso y expresarle lo que sentía”. “Aunque al principio se culpó -ella siempre había deseado dar a luz a un niño-, ha sido mi mayor apoyo desde entonces”.

Cumpliendo sueños

Y la lucha comenzó. Estuvo dos años en tratamiento psicológico -fue entonces cuando le diagnosticaron la depresión-, en Málaga, con sesiones mensuales y siempre acompañado por su madre. Así fue hasta que cumplió la mayoría de edad. Para entonces ya tenía amigos, “había empezado a vivir”, por lo que el siguiente paso fue empezar a hormonarse para tener el aspecto que siempre deseó. “Como había perdido casi 70 kilos en apenas dos años, las primeras inyecciones fueron leves, pero al aumentar la dosis progresivamente, comenzó a crecerle el vello, la barba, “de un día para otro me cambió la voz”.

Un año después de empezar el tratamiento, “me avisaron para decirme que tenía cita con el cirujano, entraría por fin en la lista de espera… pero con una sola unidad, me dijeron que la cosa iba para cuatro años”. La lucha acaba de empezar, pero se mantiene aliviado, dando pasos lentos, pero firmes, y “cuando llegue el momento bailaré la jota en el hospital. Después de todo lo que he pasado, necesito encarecidamente este cambio”.

15 años de culo: Bruce LaBruce sobre BUTT magazine

Fue una revista rupturista, dentro y fuera del mundo gay. Ahora BUTT cumple 15 años y lo celebra con un lujoso libro. El cineasta Bruce LaBruce nos habla de su relación con la publicación

Portada del número 10 de BUTT Magazine

Portada del número 10 de BUTT Magazine

Hay quien argumenta que la visibilidad del hombre gay en los medios de comunicación comenzó en el espacio dedicado a la publicidad. En la era anterior al matrimonio homosexual, las parejas de DINKS (el doble de ingresos y sin hijos) eran la presa codiciada de los gurús del marketing, a quienes no les importaba el color de la tendencia sexual siempre y cuando los dólares siguieran siendo verdes. Como consecuencia de aparecer en televisión y revistas previo pago, la imagen que se ofrecía del colectivo era aburguesada y heteronormativa.

Los periodistas holandeses Gert Jonkers y Jop van Bennekom crearon en los primeros días del siglo XXI una publicación que huía de estereotipos. BUTT magazine fue la revista que hizo de la cultura gay objeto periodístico. A través de sus páginas rosas, hasta ese momento usadas como elemento diferenciador de un periódico deportivo y otro financiero, trataron con naturalidad un estilo de vida hasta el momento prácticamente inédito. Entrevistas con Michael Stipe y John Waters se intercalaban con las de chaperos, estrellas del porno, esclavos sexuales y amantes de la lluvia dorada. Sin excusas se mostraban encuentros a calzón quitado entre Wolfgan Tillmans y Bernhard Willhelm o con estrellas emergentes como Jake Shears (Scissor Sisters) y Andy Butler (Hercules and Love Affair). Ahora BUTT pervive en formato online y celebra sus quince años de vida recopilando sus grandes momentos en un libro editado por Taschen. Una de sus estrellas invitadas, el cineasta Bruce LaBruce, recuerda con nosotros su colaboración con el magazine.

¿Qué recuerdos tienes de tu entrevista para BUTT? ¿Por qué no te desnudaron como a tantos otros?

Me entrevistó Jop van Bennekom y me dejó elegir dónde hacer la entrevista. Le pedí que nos encontráramos en uno de mis lugares favoritos de Berlín en ese momento, Thuringer-Stuben, en Prenzlauer Berg. Es un restaurante muy gay pero al estilo de la Alemania del Este, que sirve gastronomía clásica como conejo y carne de ciervo. La sesión de fotos se hizo mientras cenábamos, así que la situación no daba para desnudarse. No me lo pidieron y yo no hubiese querido exponer al lector a semejante espectáculo…

Fuiste pionero en el universo fanzine con J.D.s pero, de haber sido editor por un día de BUTT, ¿a quien le hubieras dedicado una entrevista o una sesión de fotos?

A lo largo de los años los editores de BUTT me encargaron que colaborara con ellos haciendo entrevistas a Gus Van Sant y Ryan McGingley. También fotografié a A. A. Broson. A mí me hubiera encantado entrevistar a mi amigo J. J. Brine para ellos. Tiene una galería de arte en Nueva York, Vector, que es loquísima y él hubiese quedado genial posando ante sus altares dedicados a Satán y a Charles Manson.

Una de las metas de BUTT era publicar conversaciones de las que se escuchan en cualquier bar. La tuya fue una de ellas. ¿Cuál crees que es el legado que la revista nos deja?

BUTT siempre ha sido maravillosa por ser un compendio de entrevistas casuales con personajes interesantes y poco usuales, lo que creo que es una forma de arte que se ha extinguido. Interview de Andy Warhol ya solía hacerlo cuando él estaba vivo y también lo hacía muy bien Index magazine. Pero la forma en que BUTT combina celebridades y gente anónima sin que la aproximación a unos u otros sea distinta siempre me ha gustado. Y por su puesto su franqueza sexual a la hora de hablar de ciertos temas y de mostrarlos de forma explícita en sus fotografías.

¿Crees que BUTT ha sido más rupturista en lo social, lo sexual o lo periodístico?

En su forma de proclamar lo que es sexy o deseable, especialmente en términos homosexuales. Fueron pioneros en el énfasis hacia la barba y mostraban con naturalidad distintos tipos de cuerpo, algo que no solía verse a menudo en publicaciones gay cuando comenzó a publicarse. También lo era en su forma de mezclar contenidos artísticos con material pornográfico. Es algo que ya había visto de forma puntual enI.T., una revista de Jim Yousling de los años 70, y que también hice con G.B. Jones en nuestro fanzine J.D.s en los 80, pero ellos supieron cómo popularizarlo.

¿Cuál es tu momento favorito de BUTT como lector?

Tengo muchos amigos que han colaborado con la revista así que es difícil elegir. Terry Richardson, Ryan McGinley, Slava Mogutin, Bruce Benderson, Wolfgang Tillmans, Frank Rodriguez, Christopher Chemin, Andrew Richardson, Adam Baran… La entrevista tan asquerosa que Adam hizo con un limpiador de retretes estuvo genial (Un alemán de 29 años se declaraba esclavo sexual y aseguraba que disfrutaba limpiando los baños de sus amos). !Y mi sesión con A.A Bronson también lo estuvo!