La pirata «bisexual» y travesti que engañó a la Armada Española

La famosa bucanera del S.XVIII Anne Bonny forma parte de las decenas de pelirrojos que han logrado cambiar la Historia de la humanidad

Litografía que meustra a Anne Bonny.

Litografía que muestra a Anne Bonny.

Una bucanera que causaba controversia por su fuerte carácter (se dice que asesinó a su propia criada tras una absurda discusión) y encandilaba a los hombres con su distinguida belleza y su melena rojiza. Así era Anne Bonny, una de las piratas más reconocidas del Caribe que ha pasado a la historia por poner en jaque a decenas de navíos de la vieja Europa, por tener -según cuenta la leyenda- tendencias bisexuales y, finalmente, por travestirse como un hombre para poder embarcarse en un navío con la bandera de la calavera. Su vida bien podría parecer el argumento de una película de ciencia ficción, pero es tan real como la de otros tantos pelirrojos que han ayudado a cambiar la Historia de la humanidad. Algunos de ellos son bien recordados (como Galileo Galilei o Winston Churchill), y otros, por el contrario, arrastran una infame leyenda negra tras de sí (como Gengis Khan o el conquistador Hernán Cortés).

La importancia de Bonny, así como la del resto de pelirrojos relevantes que han pisado este mundo, ha vuelto a resurgir estos días gracias al historiador Alfonso Enseñat de Villalonga. Y es que -hace unas semanas- este experto corroboró que Cristóbal Colón tenía también el pelo rojizo y los ojos claros. El investigador, además, dice haber puesto fin a una serie de intrigas sobre este marino y el eterno debate sobre su origen, pues afirma que -después de casi 30 años de buceo en los archivos y 330.000 documentos revisados- puede determinar que su genealogía empezó en el año 770 en Escocia. Fuera como fuese, y de ser cierto lo que afirma (pues el marino que descubrió América suele aparecer retratado como castaño), el hombre que cruzó el océano con la Pinta, la Niña y la Santa María se uniría a un extenso club de personas con el cuero cabelludo del color de la llama.

El nacimiento de una pelirroja «muy guerrera»

La historia del alumbramiento de Anne Bonny está rodeada de cierto misticismo y una buena dosis de leyenda e invención. Con todo, la teoría más aceptada afirma que vino al mundo en el condado irlandés de Cork -ubicado al sur de la isla- en 1698. Sus padres, curiosamente, fueron un conocido abogado de la zona y la sirvienta de la legítima mujer del letrado. Es decir, que nuestra hija fue concebida durante una aventura del letrado. Algo que -no por habitual- estaba bien visto en la época. «Al estallar el escándalo [de su adulterio] los amantes huyeron a América y se instalaron [en la zona]. Allí nació la niña, y su padre rehizo su carrera hasta alcanzar una posición destacada e influyente», explica el divulgador histórico Ernesto Frers en su obra «Más allá del legado pirata». En poco tiempo el padre de Anne logró hacerse con una plantación en el Nuevo Mundo y llenar su caja fuerte con un buen dinero. La vida le sonreía.

Con los años tampoco le fue mal a la pequeña Anne quien -además de lograr un buen dinero haciendo las veces de administradora de la hacienda de su padre- siempre sobresalió por contar con una belleza única. La joven, además, también destacaba por su «carácter impetuoso y arrogante», como bien señala el cronista Charles Johnson (contemporáneo de la joven) en su obra «Historia general de los robos y asesinatos de los más famosos piratas». Así lo afirma la leyenda negra que la rodea, la cual afirma que, en una ocasión, esta joven de buena cuna asesinó a su criada con un cortaplumas por una absurda trifulca. Independiente de su mal temperamento puntual, lo cierto es que nuestra protagonista solía obedecer en casi todo a sus padre. Y decimos en «casi todo» porque no cumplió esta máxima cuando, con 16 años, apareció en su vida un marinero que, aunque guapo, no contaba con demasiada liquidez. El joven (un tal James Bonny) logró encandilarla y, al poco tiempo, la joven se escapó de casa con él.

Dibujo que muestra a Bonny durante un abordaje.

Dibujo que muestra a Bonny durante un abordaje.

«Cuando Anne dijo que se había enamorado de un cazador aventurero y sin recursos llamado Bonny, el próspero abogado la amenazó con desheredarla si insistía en casarse con ese individuo. Pero Anne era testaruda, y la boda se llevó adelante», añade el autor en su obra. Quien avisa, debió pensar su padre, no es traidor. Así que, deseoso de evitar que su nuevo yerno se gastase una sola moneda del tesoro familiar, puso de patitas en la calle a su querida pequeña sin nada de liquidez. Las cosas se pusieron difíciles para la pareja, y especialmente para el marido (quien sentía más amor por el dinero de su nueva esposa que por ella). Decepcionado por no contar con la dote de su mujer, el tal Bonny se llevó a Anne hasta la isla Providencia, un trozo de tierra ubicado entre las actuales Nicaragua y Cuba que -por aquellos años- era conocida por estar infestada de piratas (y ello, a pesar de estar bajo dominio británico y ser uno de sus principales puertos en el Caribe). Aquel viaje cambiaría para siempre a la que, posteriormente, sería una de las pelirrojas más famosas de la época.

Anne, pirata y travesti

Los siguientes meses de vida de Anne varían atendiendo a las fuentes a las que se recurra. Divulgadores históricos como Geniber José Cabrera Parra (autor «La piratería: ¿Un oficio sólo para hombres?»), afirma que la joven montó una taberna en la región con su esposo. Esta teoría es la más extendida y la que comparten otros tantos estudiosos de la época. Al parecer, la clientela del lugar estaba compuesta principalmente por piratas y por hombres de mala vida. Nuestra protagonista, puede que por la atracción que -desde su infancia- le provocaban todos los aventureros que albergaba el Caribe, puso una considerable cornamenta a su marido con más de un filibustero cuando este se marchaba de casa. Como era de esperar, al poco tiempo uno de aquellos amantes ocasionales le acabó robando el corazón.

«Más pronto entró en escena un amante más gallardo: el guapo, rico y temerario pirata capitán Jack Rackham, conocido en toda la costa como Calicó Jack. Jack tenía métodos muy similares para cortejar y apresar un barco, esto es: enfilar y abordar la presa sin pérdida de tiempo, emplear toda la artillería y hacerla suya. Anne se sintió entusiasmada por su estrafalario y apasionado amante y aceptó embarcarse con él», explica el historiador británico del Siglo XIX Philip Gosse en su obra «Quien es quien en la piratería. Hechos singulares de las vidas y muertes de los piratas y bucaneros». Calicó (llamado así porque siempre llevaba -en un intento de demostrar su riqueza- una prenda hecha con esta cara tela de origen asiático), sabía sin embargo que su nueva amante no podría subir al barco como mujer, pues aquello estaba prohibido por el código pirata. Por ello, Anne decidió disfrazarse de hombre para poder embarcar en el buque de su nuevo «amor». La idea funcionó a la perfección, pues nadie se percató de su condición de hembra. Aunque a muchos les extrañó que se pasase tanto tiempo en el camarote del capitán.

Jack el Calicó, según un cuadro de la época

Jack el Calicó, según un cuadro de la época

Con todo, Anne Bonny no fue la primera ni la última mujer de la época que se travistió para poder subir a un navío pirata. Así lo afirma el historiador naval Marcus Rediker, quien defiende que este tipo de disfraces eran bastante habituales debido a que era la única forma de que las chicas de entonces rompiesen con las cadenas que les ponía la sociedad. De la misma opinión es Cabrera: «Apartadas de toda forma de vida naval, las mujeres de espíritu libre se idearon los mecanismos para vencer las arrogantes disposiciones de los hombres. Por lo cual, decidieron hacerles el juego en sus propios terrenos y comenzaron a distraer la atención sobre sus “débiles sexos” cortándose las largas cabelleras, vistiéndose con atuendos masculinos, engolando sus delicadas voces hasta darles decibeles con tonos varoniles, entre otro tanto de argucias que las harían pasar desapercibidas». El carácter de nuestra protagonista ayudó a que el engaño surtiera efecto, pues su tendencia a la valentía y la violencia la convirtieron en una más de la tripulación.

Marea por aquí, ola por allá, se sucedieron los meses en el buque de Calicó (a quien solían llamar también «El hortera» por sus caros gustos al vestir). Durante ese tiempo, Anne disfrutó de su nueva vida de pirata protagonizando todo tipo de abordajes contra navíos de la vieja Europa (entre ellos españoles) cargados de mercancías. Aunque, eso sí, la mayoría de medio pelo, pues el buque del capitán no era lo suficientemente potente como para enfrentarse a los grandes bajeles artillados de algunas armadas. El viaje también le fue fructífero sexualmente hablando, pues la mujer solía mantener encuentros fugaces con su nuevo amante. En uno de ellos, de hecho, llegó a quedarse embarazada de él durante una travesía, algo que ponía en peligro su tapadera. Por ello, recurrió a medidas desesperadas. «Calicó desembarcó de inmediato en algún lugar de Cuba, donde tenían parientes, y volvió a por ella una vez que parió», explica Germán Vázquez en «Mujeres piratas» (editado por «Algaba»). La filibustera demostró entonces su frialdad, pues -según cuenta la leyenda- se deshizo de su pequeño encantada para continuar su mala vida.

¿Homosexual, bisexual o heterosexual?

Una vez que Anne regresó en su puesto, Calicó ordenó a sus hombres dirigir la proa del navío hacia las islas Bahamas. Esta región era sumamente apreciada por los piratas debido a la gran cantidad de cuevas naturales (todas ellas de difícil acceso) en las que se podía esconder un barco con la bandera de la calavera y las dos tibias. Para entonces su bodega estaba llena de tesoros y se les hacía necesario descargarlas. Sin embargo, durante su viaje los bucaneros se toparon de bruces con un mercante procedente de Europa cargado hasta los topes de holandeses. Como nadie desprecia una buena presa -y el buque parecía sumamente sencillo de capturar- Rackham no titubeó y, tras ordenar el abordaje, logró hacerse con el bajel sin siquiera mancharse de sangre sus preciadas y horteras prendas de vestir. A su vez, y ya que había perdido a algunos hombres durante las últimas batallas, ofreció a la tripulación de aquel perdido cascarón unirse a él.

Aunque se desconoce el número exacto de aquellos que adoptaron la bandera pirata, sí se sabe que -entre ellos- se encontraba un gallardo joven que cautivó a Anne Bonny. Un tal Read, según le llamaban. En este punto las fuentes son contradictorias, pues algunos historiadores como Henry Musnik (autor de «Las mujeres piratas») afirman que el único que subió al buque de Calicó era este chico, y que no se hizo oferta a ningún otro marino. Otros, por el contrario, son partidarios de que hubo varios tripulantes que adoptaron la vida pirata. Fuera como fuese, lo que se sabe con certeza es que este chico atrajo la atención de nuestra protagonista, que convenció al capitán para que le diese un trabajo. El nuevo grumete también se sintió instantáneamente atraído por la travesti. Ambas anduvieron jugando al cortejo hasta que, hasta el estoque de esconderse, la amante Rackham le dijo toda la verdad al chico para que ambos pudieran vivir una historia de amor.

Mary Read, la mujer pirata que enamoró a Bonny- Wikimedia

Mary Read, la mujer pirata que enamoró a Bonny- Wikimedia

La sorpresa de Anne fue mayúscula cuando el tal Red le dijo… ¡Que era una mujer disfraza y que se llamaba Mary! Ambas fueron a explicar todo lo sucedido a Calicó, quien aceptó de buen agrado a la nueva joven en su buque, aunque solicitó a las dos que mantuviesen la situación en secreto para no desconcertar a la población Nuevamente, la leyenda copa esta parte de la vida de Bonny, Y es que, algunos afirman que se inició un curioso triángulo amoroso entre ellos en el que abundaron las orgías y el sexo. «Hay quien fantasea con un erótico y caliente trío formado por Rackham, Mary y Anne; quien demuestra sin ningún género de dudas que las piratas eran lesbianas, quien apunta que las bandidas, además de seguidoras de Safo, eran ecologistas y quien, pescando en río revuelto sin saber bien qué pieza va a cobrar, identifica la supuesta lucha lesbiana de Anne y Mary con la autodeterminación de las minorías indígenas de América», completa Vázquez.

No obstante, tampoco escasean aquellos que afirman que Mary nunca sintió nada por Bonny y era contraria a la homosexualidad. Dejando a un lado la condición sexual de Anne (sobre la cual hay decenas de opiniones contradictorias), a partir del momento en que Mary se convirtió -junto a ella- en lugarteniente de Rackham, la carrera de este último explotó. Comenzaron los abordajes a naves cada vez más grandes y con mayores riquezas. En todos ellos, ambas mujeres luchaban como una más demostrando siempre su gran valor. «Las mujeres se desempeñaban con total valentía, sin mostrar diferencias con sus compañeros de ruta y ataques. Peleaban igual o mejor que cualquier hombre. El tiempo pasó y vivieron muchas aventuras y victorias», determina Silvia Miguens Narvaiz en su obra «Breve historia de los piratas».

Cuando la Armada española no pudo con Anne

Mientras Anne y Mary vivían sus amores y desamores, el calendario fue avanzando hasta la llegada de la navidad de 1718. Por entonces el navío de Calicó se hallaba en la costa de Cuba. Su tripulación estaba disfrutando de una gran fiesta cuando, de improviso, hizo su aparición en la región un buque guardacostas de la Armada española con órdenes de detenerle. El bajel venía ya celebrando su victoria pues, antes de dar buena estopa a los de Rackham, ya había capturado una balandra británica que remolcaba como trofeo. Lo cierto es que, según las crónicas, poco tenían que hacer los piratas ante la potencia artillera de este enemigo, por lo que idearon un curioso plan para salir con vida del desastre que se avecinaba. Establecida su treta, el «Hortera» hizo esconderse a sus hombres (y dos mujeres) hasta la caída de la noche.

«Cuando anocheció, Rackham embarcó a toda su tripulación en un bote. Remaron sigilosamente hasta la balandra, treparon a bordo y amenazaron de muerte a los guardias españoles si daban la alarma», añade Gosse. Posteriormente, salieron de aquella bahía con sumo sigilo antes de que el buque de guerra español se percatase de su presencia y les cañoneara hasta morir. El plan salió a pedir de boca, pues lograron escapar y evitaron que aquel gigantesco enemigo les persiguiese dejándole un interesante y falso objetivo: su antiguo buque totalmente vacío y amarrado en la costa. «A la mañana siguiente, el buque embaucado abrió fuego con fuerza sobre la que creía que era su presa. Al no obtener respuesta se acercó, y cuando al fin los españoles se dieron cuenta de que habían sido burlados, los que creían que habían capturado ya estaban lejos, con un buque más nuevo que el precedente», determina Musnik.

Dos años después, en noviembre de 1720, Anne lucharía su última batalla después de haber cometido incontables robos y haber asesinado a multitud de enemigos. Esta se sucedió cuando un buque inglés consiguió abordar -al fin- el navío de Calicó Jack. Aquella jornada, dicen las crónicas que las únicas que se enfrentaron ferozmente a los soldados de la Royal Navy fueron las dos mujeres, ya desembarazadas de sus disfraces. Ni siquiera el capitán lo hizo, pues se hallaba totalmente borracho, al igual que buena parte de la tripulación. Con todo, aquella defensa no sirvió de nada, pues todos los marineros (y ellas también, por descontado) fueron capturados y juzgados, el 28 de ese mes, por un tribunal del Almirantazo. Desde Rackham hasta el último grumete fueron condenados a la pena capital: morir en la horca. No obstante, las «travestis» lograron retrasar su ejecución afirmando que estaban embarazadas (lo que implicaba que su sentencia se ejecutaría cuando diesen a luz). Mary murió en los días siguientes por fiebres. El paradero de Anne es un misterio. Algunos afirman que escapó y, otros, que su padre pagó el rescate.

Cuatro pelirrojos que han cambiado la Historia

1. Erik el Rojo

Eirik Thorvaldsson (más conocido por su apodo, Erik el Rojo) nació al sudoeste de Noruega en el año 950 (aproximadamente). Conocido por su pelo y su barba cobriza (lo que le granjeó su mote) logró un hueco en los libros por haber explorado Groenlandia con sus sirvientes tras haber sido exiliado de su país.

2. Genghis Khan

Genghis Khan nació en el 1162. Fue el emperador del imperio mongol y, curiosamente, no contó con una gran cantidad de riquezas durante su vida, aunque sí con multitud de territorios bajo su mando. No logró conseguir ser el soberano de todas las tribus mongolas hasta el año 1207. Una vez en la poltrona extendió sus dominios por China, India, Mesopotamia y el sur de Rusia. Murió en 1227 tras convertir un ejército anteriormente caótico y nómada en una fuerza brutal liderada por jinetes. Destacaban, especialmente, los arqueros a caballo.

3. Hernán Cortés

Nacido en Medillín (Badajoz) en 1485, Hernán Cortés fue el conquistador español encargado de hacerse con el territorio ocupado por los aztecas (actualmente, México). Entre las acciones más destacadas que acometió, llegó a arrestar al soberano azteca (Moctezuma II) en su propio palacio -ubicado en Tenochtitlán- y logró vencer a miles de enemigos con poco más de 400 españoles en la batalla de Otumba. Murió a los 62 años en Castilleja de la Cuesta (España).

4. Giuseppe Garibaldi

Giuseppe Garibaldi fue un político italiano nacido en Niza en 1807. Marinero en sus primeros años, viajó hasta Latinoamérica, donde combatió en Brasil y Uruguay. En el río de la Plata, incendió sus naves para que no fueran capturadas por sus enemigos tras ser derrotado. También colaboró en la unificación política italiana. Murió en 1882.

Dos hombres en situación de transexualidad narran sus vidas

Dos hombres en situación de transexualidad narran qué ha supuesto esta peculiaridad en sus vidas

ares piñeiro y xabier lozano

Ares Piñeiro y Xabier Lozano

ARES Piñeiro López es uno de los tantos hombres que viven en Bilbao. Al igual que a muchos vascos, le gusta la buena comida, pasar tiempo con los amigos y sobre todo el fútbol -si bien confiesa que no es del Athletic-. “También me encanta el squash, pero por un problema de rodilla últimamente no he pisado mucho la pista”. Después de todo, los 43 años empiezan a pesar. Se levanta a las 8 de la mañana, toma un café y marcha a trabajar. En general, la vida de Ares no dista demasiado de la de cualquier otro bilbaino, salvo porque Ares no ha sido siempre su nombre: antes tenía uno socialmente considerado como femenino.

Nacido en 1972, los médicos clasificaron oficialmente a Ares como mujer en base a los genitales y ello condicionó su vida durante su juventud: juguetes “para niñas”, ropa femenina, color rosa, etc. Pero él, desde el primer momento, se sintió hombre. “Mi madre dice que empecé a insistir y a pedir un pitilín por Reyes sobre los 4 o 5 años”. Aun así, se lo tomaron a broma y lo dejaron pasar. Después de todo, que un niño pudiera haber nacido con vulva parecía tan inimaginable que ni siquiera se lo llegaron a plantear. “Era otra época y de aquella no se conocía ni siquiera la palabra transexualidad, no hablemos ya de lo que significa”.

Sin embargo, la identidad sexual reside en el cerebro y no es fruto del libre albedrío y mucho menos de los genitales. “Puedes luchar contra ti mismo, contra el mundo entero o darte cabezazos contra la pared hasta abrirte la cabeza, pero si tu cerebro dice que eres hombre o que eres mujer, no hay manera de cambiarlo”. Todo ello al margen del resto del cuerpo y de cómo uno sea clasificado sexualmente por el resto de la sociedad. Y movido por esta inamovible condición de sí mismo, Ares continuó luchando para que le reconocieran como el hombre que es.

Entre otras cosas, esto hizo que Ares no tuviera una buena experiencia en el colegio. “Se metían bastante conmigo, así que cuando lo hacían yo respondía pegando, lo que me metió en algunos problemas”. Pero los años pasaron y este santurtziarra siguió en sus trece y, según fue creciendo, se dio cuenta de que los Reyes Magos no existían y que ni su pitilín ni su deseado scalextric llegarían por arte de magia. “Así que, a los 16 años, dejé los estudios y me puse a trabajar”.

Independizarse económicamente le ayudó a emanciparse y ello le abrió un mundo de posibilidades: “Pude comprar mi ropa, mis cosas y tener la vida del hombre que soy desde que he nacido y que seré hasta el día que me muera”.

No obstante, a Ares les faltaba algo: dar el paso definitivo. “Es muy complicado, porque siempre está presente el miedo a perder la relación con la familia, entre otros muchos problemas”. Y así transcurrieron los años hasta que hace una década, a sus 32, ya no pudo más: “Tenía que hacerlo, así que fui a casa y solté que iba a empezar con el proceso de transición”.

En un principio, Ares se lo contó a su madre y a su hermana. Ellas se lo tomaron bien, ya que lo sabían desde que había nacido y solo estaban esperando a que lo dijese. “Aseguraron que me apoyarían en todo lo que pudieran y solo me pidieron una cosa a cambio: que no se lo contara a mi padre, porque le iba a dar un infarto”.

De origen gallego, Ares explica que su padre estuvo viviendo 23 años en Venezuela -“un país muy machista”- y que, además, era una persona muy religiosa y practicante. “Era tan puritano que cuando yo era pequeño, si salía en la tele un beso o una teta, la apagaba directamente, y a día de hoy todavía nunca le he visto en calzoncillos por casa”.

Pero Ares sentía que no podía vivir engañando a su padre y por ello, durante una comida en casa de sus padres, en la que estaban su hermana, su sobrino, su madre, su padre y él, no pude contenerse y pronunció las palabras: “Tengo que decirte algo”. Recuerda que inmediatamente se hizo un silencio sepulcral en la mesa, porque todos sabían lo que iba a venir. “Aita, soy un hombre, y si no soy hombre no soy feliz y me quiero morir”. Entonces su padre se levantó y le dio un abrazo al tiempo que respondía: “Aquí estoy para lo que necesites y siempre vas a tener mi apoyo”. Paradojas de la vida, Ares asegura que al final el que casi se desmaya fue él, ya que se esperaba la reacción opuesta. “Desde ese momento empezó a tratarme en masculino y por mi nombre: Ares”.

UN FINAL FELIZ A día de hoy, cuando Ares viaja con su padre a su Galicia natal le lleva con orgullo y va presentando a su hijo a todos los que se encuentra por el camino. “La gente le mira como si estuviera loco, pero él sigue”. Y desde la confesión de Ares nunca se ha equivocado tratándole por el sexo equivocado, no como su esposa, a la que a veces corrige cuando “se le va la olla”. “Le admiro muchísimo, porque la capacidad que ha tenido para gestionar la situación con las creencias con las que venía marcado significa que ha tenido que hacer un enorme trabajo en su interior”.

Si bien en el aspecto familiar la historia de Ares ha tenido un final feliz, sí que ha habido más de un altibajo en otros aspectos de su vida, como en el ámbito laboral. Primero en el ayuntamiento de Santurtzi y después como conductor de autobús, trabajo no le faltó hasta que empecé su proceso de transición. “Cuando veían que mi imagen no coincidía con mi DNI quedaba descartado automáticamente”.

En cuanto a su proceso de transición, tampoco fue sencillo, ya que hace diez años no existía la Unidad de Género en el hospital de Cruces. Primero acudió al médico de cabecera, que a su vez le mandó al psiquiatra y este último le comentó que él no peritaba ese tipo de asuntos. “Yo le contesté que no era una vehículo para que me peritasen y que necesitaba ayuda”. Y continuó dando tumbos sin saber dónde acudir hasta que encontró un sexólogo que le asesorase. Al final, tuvo que operarse el cambio de genitales por lo privado, aunque con las hormonas tuvo “más suerte”, ya que le explicó su caso al endocrino y éste le apoyó.

Ahora Ares es sexólogo y su trabajo en Errespetuz consiste en ayudar a otras personas que estén viviendo en una situación similar a la suya. “Cuando empecé yo no había dónde ir, pero ahora gracias a esta y otras iniciativas sí que hay”. El objetivo: evitar en la medida de lo posible que las personas en situación de transexualidad sufran por su identidad sexual a través del asesoramiento, el apoyo y la sensibilización de la sociedad.

OTRO CASO Por otra parte, Xabier Lozano es un joven azkoitiarra que vive en Azpeitia y estudia Antropología Social en Donostia. Al igual que Ares, siempre ha sabido que era un hombre y desde niño lo ha reivindicado en la familia, en el colegio y en todos los lados, pese a que todos le clasificasen como mujer en base a sus genitales. Aun así, no fue hasta hace tres años, cuando cumplió los 18, cuando se decidió a sincerarse completamente con su cuadrilla y su familia. “Por suerte, la mayoría se lo tomaron mejor de lo que me esperaba y me apoyaron mucho”.

Sin embargo, Xabier lo pasó “bastante mal” durante su primera etapa escolar. “Se mezclaron muchas cosas: ser de Azkoitia viviendo en Azpeitia, ser el diferente, ser transexual, etc.”. Pese a todo, explica que nada más cambió a un instituto de Azkoitia se convirtió en uno más y en la universidad, como desde el primer momento le conocieron como Xabi, tampoco hubo ningún problema.

Tanto Ares como Xabier coinciden en que la vida de una persona en situación de transexualidad es complicada y que todavía queda mucho trabajo por hacer para evitar tanto la discriminación como con la transexomisia. “La sociedad ha mejorado mucho, pero la transexualidad a día de hoy todavía continúa muy estigmatizada”.

La ciudad donde los baños no tienen distinción de sexo

San Francisco vuelve a ponerse a la cabeza de iniciativas que borran cualquier discriminación

San Francisco ha sido cuna del movimiento gay. Harvey Milk, el concejal que puso el barrio de Castro en el centro de la polémica, tiene un parque en su nombre. El paso del tiempo no ha apagado las reivindicaciones. Al contrario, ha conseguido que la identidad sexual forme parte del discurso vital de cada cual con total naturalidad.

En septiembre la escuela primaria Miraloma, en el barrio de Portola, fue la primera en dejar solo unos baños, sin hacer distinción por sexo entre los pequeños. Desde el 12 de enero los comercios, bares, restaurantes y lugares públicos en general tienen la obligación de adaptar sus WC a personas que sean transgénero o que, sencillamente, prefieren no definirse públicamente al escoger una puerta.

La medida pretende ir a más. Se hace también pensando en discapacitados o personas mayores que requieren de ayuda, y en las que podría darse el caso de que su cuidador no fuera del mismo sexo con lo que no podría asistirle en el aseo, o padres con niños pequeños.

La medida provoca una curiosa paradoja. Los comercios que cuenten con un solo baño, cuyo uso carezca ya de distinción, no tendrán que hacer cambios. Sin embargo, los que cuenten con dos, orientados para damas y caballeros, sí tendrán que hacer reformas.

Esta medida refleja la preocupación que existe en la zona por proyectar la igualdad sin hacer distinción de la orientación sexual. La red social Ello, sin publicidad ni modelo de negocio detrás, surgió como reacción a las políticas de Facebook en este mismo apartado.

Sister Roma, una drag queen de la ciudad, artista reconocida, miembro de la Hermandad de la Indulgencia Perpetua, emprendió una cruzada contra el servicio creado por Mark Zuckerberg al no poder darse de alta con su nombre artístico. Tampoco como transgénero. Dos años después, los de Menlo Park accedieron a las peticiones de la comunidad. Hoy, en inglés, ya permiten hasta 58 opciones de género distintas.

Qué son los “poppers”, la droga recreativa popular entre los gays que se prohibirá en Reino Unido

No sucede todos los días que un parlamentario británico reconozca públicamente ser consumidor de una droga recreativa utilizada mayoritariamente por homosexuales para incrementar el placer sexual.

Los 'poppers' se encuentran en las estanterías de las tiendas de sexo, empacados en pequeñas y coloridas botellitas con nombres como Buzz (zumbido), Rush (euforia), Bullseye (blanco)

Los “poppers” se encuentran en las estanterías de las tiendas de sexo, empacados en pequeñas y coloridas botellitas con nombres como Buzz (zumbido), Rush (euforia), Bullseye (blanco).

Pero eso pasó cuando el conservador Crispin Blunt admitió, la semana pasada, ser consumidor de “poppers” –el nombre genérico de la droga– al oponerse a una nueva legislación que las acaba de prohibir en Reino Unido.

La medida ha causado polémica, particularmente dentro de la comunidad gay, la mayor –aunque no la única– consumidora del producto.

La sustancia, nitrito de alquilo o nitrito de amilo, será considerada ilegal a partir de abril de 2016 tras un voto en el Parlamento que aprobó la llamada Acta de Sustancias Psicoactivas.

Es parte de los esfuerzos del gobierno por prohibir los llamadoslegal highs,estupefacientes o estimulantes que pueden producir efectos similares a, por ejemplo, la cocaína o el éxtasis, pero que, por varias razones, no estaban clasificados como drogas ilícitas.

La inhalación de poppers relaja los músculos y causa euforia

La inhalación de “poppers” relaja los músculos y causa euforia.

El acta ha sido redactada en términos muy amplios, describiendo las sustancias psicoactivas como algo “capaz de producir un efecto psicoactivo en la persona que las consume”.

Unos señalan, entre varias críticas, que el gobierno no manifiesta una preocupación similar con otras sustancias legales que están vinculadas a muertes, como el alcohol, la cafeína y el tabaco.

Y hay indicaciones que la prohibición de los “poppers” pueda ser derogada. Pero, hasta que eso suceda, habrá redadas en los expendios y, sin duda, arrestos por posesión y distribución.

La policía ya ha realizado operativos de “recaudación de inteligencia” en los que incautaron las, por ahora, sustancias legales en varios locales del centro y occidente de Inglaterra.

“Aromatizadores de ambiente”

Los “legal highs“, euforizantes o estimulantes legales, habían logrado eludir el control de la ley porque tenían una composición química diferente de otras sustancias proscritas.

Por lo general se publicitan como “sales de baño” o “fertilizantes para plantas” o “aromatizadores de ambiente”.

Y también se ofrece información muy vaga sobre su contenido, aunque, para evitar problemas, los vendedores especifican que no son para el consumo humano.

En la época del disco, en los años 70, los poppers se volvieron de uso cotidiano.

En la época del disco, en los años 70, los “poppers” se volvieron de uso cotidiano.

Aunque el conocimiento de los efectos a largo plazo son muy imprecisos, los defensores de los productos afirman que su impacto en la salud es mínimo.

Eso es lo que se dice de los “poppers”, cuyo uso es 25 veces más común entre los hombres homosexuales que entre los heterosexuales, según una encuesta reciente.

Y es por eso que los críticos del acta sostienen que se trata de una ley discriminatoria, que criminaliza el estilo de vida electivo de la comunidad gay.

La razón de su atractivo para este grupo: contienen nitritos de alquilo en forma líquida que, al inhalarse, dilatan los vasos sanguíneos, relajan los músculos lisos (como el de los esfínteres) y producen una intensa sensación de alegría.

Lo que explica por qué en los principales almacenes de productos sexuales, los “poppers” se encuentran en las estanterías empacados en pequeñas y coloridas botellitas con nombres como Buzz (zumbido), Rush (euforia), Deep (profundo) yHard On (erección).

Nitrito de amilo

El nitrito de amilo venía en ampolletas que se rompían para inhalar el contenido.

El nitrito de amilo venía en ampolletas que se rompían para inhalar el contenido.

La primera encarnación de la droga, el nitrito de amilo, fue sintetizada por el químico francés Antoine Jerome Balard para tratar la angina.

El producto era envasado en ampolletas que se rompían, produciendo un chasquido o “pop”, para ser inhalado. De ahí el sobrenombre “poppers”.

El auge del nitrito de amilo ocurrió en la era del disco, en los años 70 y, luego, en la escena de las fiestas “rave” de los 80 y 90 muy influenciadas por la comunidad gay.

Pronto se convirtió en la manera tanto para desinhibirse socialmente como para facilitar el sexo.

Se dice que en las discotecas de Nueva York, frecuentemente se rociaba el ambiente para crear una euforia colectiva.

Las fiestas rave fueron muy influenciadas por la cultura gay.

Las fiestas “rave” fueron muy influenciadas por la cultura gay.

Una serie de prohibiciones motivó varios cambios en la composición química de los “aromatizadores” que están actualmente a la venta.

Y es bajo la categoría de “atomizadores de ambiente” que se permite su venta, hasta la entrada en vigencia del Acta de Sustancias Psicoactivas el próximo 1ro de abril.

Oposición

Por eso, las tiendas de artículos sexuales están tratando de salir de su inventario lo más pronto posible para evitar problemas con la ley.

Un empleado de una de esas tiendas en la zona de Soho, en Londres, dijo a BBC Mundo que estarían vendiendo el producto hasta el plazo de abril.

“Ojalá deroguen esa ley”, suspiró. “Será lo mejor para todos”.

Pero el acta también tiene implicaciones para aquellos consumidores que tiene su reserva en casa.

Las tiendas de artículos sexuales podrían estar en la mira de las autoridades.

Las tiendas de artículos sexuales podrían estar en la mira de las autoridades.

Tener el producto en casa no es punible, pero si a alguien se le ocurre pasar un “popper” de cortesía a alguna amistad, podría ser procesado por distribución ilegal de drogas.

Igualmente, alguien que vaya de vacaciones y tenga en su neceser una de las botellitas podría ser interceptado y acusado de tráfico de estupefacientes.

Algunos indican que la prohibición tiene más que ver con su asociación con el sexo y la cultura gay que con cualquier riesgo que pueda representar la sustancia.

Y los mismos asesores científicos del gobierno británico han criticado la prohibición.

Un grupo defensor de los derechos de los homosexuales, Stonewall, advirtió que podría poner en riesgo la salud de hombres gay y bisexuales.

El parlamentario conservador Crispin Blunt reveló su uso de poppers

El parlamentario conservador Crispin Blunt reveló su uso de “poppers”.

Y el parlamentario conservador Crispin Blunt, quien hizo pública su homosexualidad en 2010, volvió a salir del closet para revelar su uso de “poppers” y criticar a la medida, a la que describió como “manifiestamente estúpida”.

Según Blunt la legislación llevará el comercio a la clandestinidad y expondrá a los consumidores a los narcotraficantes.

Es posible que el gobierno revise el acta una vez entre en vigencia, no obstante, habrá un período de prohibición de una substancia que básicamente le aumenta el placer a un grupo de personas

El alfabeto erótico de las pasiones sexuales más intensas del hombre

Artículo publicado en Cultura Colectiva

Uno de los fines del arte es retratar la realidad de manera que transmita a los espectadores los sentimiento y pensamientos de esa época. Valiéndose de una variedad de temas, el arte no se limita a una pintura de paisaje o un retrato de algún personaje famoso, el arte explora aspectos mucho más polémicos, el arte explora las pasiones humanas.

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Desde la identidad de una sociedad hasta el conflicto existencialista acerca de nuestra estancia en el mundo, el arte se ha encargado de explorar estos temas de distintas maneras. A través de la historia han surgido distintas maneras de abordar un mismo tema, pero existe uno en particular que ha resultado ser de los más controversial: el erotismo. Ya sea una imagen sugerente o una imagen explicita, el erotismo y su relación con la sexualidad han sido tema de censura y restricción. No obstante, no fue impedimento para la expresión de distintos artistas.

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El francés, Joseph Apoux, en el s. XIX creo una muestra de arte que ilustra de manera excepcional su expresión a pesar de las restricciones y convenciones de la época. Erotic Alphabet (Alfabeto erótico), es el nombre de esta obra. En este trabajo, Apoux nos muestra un alfabeto conjugado con figuras humanas en posiciones sugerentes o en pleno acto sexual, en sincronía con la letra plasmada. Adicionalmente, nos muestra una gran sátira,  pues en su trabajo podemos observa padres, monjas, militares, bailarinas, caballeros y personajes de supuesta conducta moral intachable realizando actos atrevidos e impropios para la época.

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Una muestra interesante y atrevida, explícita pero cautivante, capaz de desafiar los paradigmas y reglas de su época, una muestra que muestra un lado tan característico del ser humano. Piezas de carácter erótico pero satírico, piezas que retratan de manera concisa la doble moral. Estas piezas exponen uno de los principios fundamentales del arte, la expresión de las convenciones y pensamientos de una época entendible y transmisible para el espectador.

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Los nueve beneficios de la masturbación, más allá del orgasmo

Cada vez parecen más claras las funciones reguladoras y terapéuticas del orgasmo, sin necesidad de que medien fines reproductores

Egon Schiele  Google Art Project

Foto: Egon Schiele / Google Art Project

Es fácil pensar que el objeto último del orgasmo es la reproducción, y así lo creen numerosas culturas y, sobre todo, religiones: una recompensa de la madre naturaleza por el sacrificio de procrear. Sin embargo, tanto la ciencia como la propia naturalezademuestran que las cosas no funcionan de este modo, al menos no siempre. Y en caso de que el anterior enunciado fuera válido, la masturbación carecería de sentido, puesto que es enemiga de la reproducción.

Pero existe y compite con el coito por el orgasmo. ¿Fallo evolutivo o alternativa terapéutica para los ejemplares maduros de la especie? Al parecer es más bien lo segundo, puesto que el orgasmo es mucho más que una descarga nerviosa que nos produce placer. Durante él se desencadenan múltiples reacciones, químicas, fisiológicas e incluso físicas, y todas ellas tienen consecuencias importantes sobre nuestro cuerpo. A continuación explicamos nueve maneras en las que podemos beneficiarnos de la masturbación para mejorar nuestro bienestar.

1. Como coadyuvante del sueño

Dos de las hormonas que se secretan en mayor proporción durante el orgasmo, y la excitación que le precede, son la serotonina y, en los hombres, la prolactina. Tanto una como otra tienen intervención en la regulación del sueño y la relajación. Los picos de prolactina generan en los hombres una inhibición temporal de la producción de hormonas sexuales como la testosterona, responsable entre otras muchas cosas del estrés del deseo sexual, la agresividad, la competitividad, etc.

Ayudada por la serotonina, una hormona reguladora del sueño, la prolactina nos produce un somnolencia postorgásmica que nos facilita el quedarnos dormidos. Las mujeres también pueden verse favorecidas por la serotonina, y aunque su secreción de prolactina no es tan pronunciada, sus niveles de testosterona son entre 20 y 40 veces menores que en los hombres.

Luis García (Zaqarbal)

Foto: Luis García (Zaqarbal)

2. Como excitante

El orgasmo aumenta también la secreción de noradrenalina. La noradrenalina es un estimulante que acelera las sinapsis, aumenta la frecuencia cardíaca y está relacionada con los impulsos de alerta ante peligros, en los que el cuerpo tiene que reaccionar con gran energía y potencia. Así que, si no nos hemos dormido antes, tras el orgasmo experimentaremos una mayor vitalidad.

3. Nos hace más sociables, especialmente si somos mujeres

Otra hormona segregada a nuestro torrente sanguíneo tras la masturbación y el consecuente orgasmo es la oxitocina. En ambos sexos la oxitocina liberada durante un coito estimula la parte del cerebro relacionada con el afecto y el amor, aunque se secreta en bastante mayor proporción en mujeres que en hombres.

Pero la oxitocina también es un gran estimulante de la sociabilidad y el deseo de llevar a cabo actividades creativas y comunicativas. Entrando en el terreno de los tópicos, la oxitocina es la responsable de que a las mujeres nos dé por reflexionar en voz alta tras el orgasmo, mientras que la prolactina es la culpable de que los hombres sintamos sueño.

4. Es un buen analgésico

Tras masturbarnos sentimos una pronunciada sensación de recompensa y bienestar físico, incluso de felicidad, que posteriormente decrece más o menos rápido, según las personas. Una de las grandes culpables de esta recompensa emocional es la ya comentada oxitocina, pero su mayor protagonista es ladopamina, un potente neurotransmisor que actúa sistema del placer del cerebro, suministrando los sentimientos de gozo y refuerzo para motivar a una persona de manera proactiva, a fin de que realice ciertas actividades. Entre ambas hormonas consiguen incluso anular temporalmente el dolor.

Wikimedia Commons

Foto: Egon Schiele / Wikimedia Commons

5. Aumenta la concentración

Como se ha comentado, la oxitocina genera en las mujeres una mayor creatividad intelectual y más capacidad comunicativa, mientras que en el hombre la noradrenalina dispara la vitalidad, si bien no debe relacionarse la misma con el deseo sexual, que queda inhibido por la prolactina. Esta energía desprovista de libido nos permitirá centrarnos en actividades intelectuales sin interferencias. Finalmente la serotonina también contribuye a relajarnos y por tanto facilita la concentración.

6. Aumenta la lucidez en la tercera edad

Un estudio de la Universidad de Rostock, en Alemania, sobre una población de individuos de ambos sexos septuagenarios y octogenarios, analizó la relación entre su actividad sexual y el mantenimiento de sus funciones cognitivas. El resultado fue que cuanto mayor era su actividad sexual, mejor conservaban tanto sus aptitudes reflejas como su estado de forma intelectual.

7. Refuerza el sistema cardiovascular

Un estudio conjunto de diferentes científicos alemanes constató que al menos en los hombres los niveles de noradrenalina se disparaban en el plasma sanguíneo tras el orgasmo masturbatorio, aumentando la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Estos incrementos mejoran la circulación y ayudan a mantener el sistema cardiovascular activo. Quizá no tanto como el deporte, pero seguro que más que el inmovilismo y la castidad.

Juliana Coutinho

Foto: Juliana Coutinho

8. Mejora el sistema inmunitario

En otro estudio conjunto, también de investigadores de diversas universidades alemanas, se constató que los hombres que se masturbaban presentaban tras el orgasmo unos elevados niveles de citocinas en el plasma sanguíneo. Las citocinas son unas proteínas producidas por los linfocitos, células defensivas, y relacionadas con la actividad inmunológica del cuerpo frente a las infecciones.

9. Induce al parto

Si el parto se retrasa, mantener relaciones sexuales puede ayudar a provocar las contracciones, pero también masturbarse o que la masturben a una, por ejemplo con sexo oral. El orgasmo aumenta la secreción de la oxitocina, una de las hormonas responsables de las contracciones.

El mercado de los heteroflexibles… y lo que surja

La app BRO

La app BRO

“Estoy cansado de que me intenten chatear torsos desnudos y egos con patas”, dice Brad. “Nada como un lugar dónde poder construir una buena amistad y si se tercia, algo más”, explica Zach.

Ambos son usuarios de BRO,  la nueva app que está trayendo de cabeza a los medios anglosajones, por cómo se presenta: “La app permite que los hombres chateen, se hagan colegas y construyan relaciones sin el miedo de que sus sexualidades se etiqueten, algo que muchos hombres que cuestionan sus sentimientos admiten que les impone y les dificulta para ser ellos mismos.” Esta explicación fue suficiente para generar curiosidad, puesto que no se presentaba como una app gay.

Los medios comenzaron a hacerse eco y se sucedían titulares sobre la app como método para “ayudar al outing” de los hombres dudosos, o para “ que los hombres heterosexuales mojen con otros hombres heterosexuales”. Y así se generó la discusión. ¿Es necesaria una app como esta? ¿Por qué?

BRO no es el primer ejemplo de un servicio tecnológico para los hombres que se definen como heterosexuales pero practican sexo con hombres. Existe el precedente de Whisper,  una aplicación destinada al público general en la que la gente puede postear mensajes anónimos-en un formato muy similar al de un meme- y  que fue aprovechado por hombres para explicar sus experiencias homosexuales en la red. ¿La particularidad? La gran mayoría recordaban experiencias en la universidad, antes de casarse con mujeres.

¿Es entonces una nueva app indefinida un ejercicio de marketing? Un representante de BRO advertía a Verified Gay que “la principal razón por la que la app no identifica a sus usuarios como homosexuales, bisexuales o ‘en fase de exploración’ es que no creemos que eso importe. La app no es para conectar a gente que quiera mantener relaciones sexuales, sino para establecer conexiones duraderas, ya sea amistades o relaciones a largo plazo”. Aún así, como no dejaron de reseñar desde BRO, los medios siguieron en sus trece:  “Los medios dicen que nuestra app es algo que no es realmente”, explicaban en sus redes sociales, a lo que un usuario respondía: “Está bien vivir en una escala de grises, yo conozco a muchos tíos que no tienen una preferencia específica”.

Lo cierto es que hace tiempo que ronda la polémica en torno a una nuevo discurso con respecto a la definición sexual. Este año, el best seller de la activista queer Jane Ward ‘Not Gay: Sex Between Straight White Men’ (“sexo entre hombres blancos heterosexuales”) ponía sobre la mesa una práctica más común de lo que se quería creer: que los hombres que se autodefinen como heterosexuales mantienen prácticas homosexuales más a menudo de lo que la gente piensa. Y las cifras acompañan: en un reciente estudio del centro de control de enfermedades estadounidense Centers for Disease Control and Prevention, un 1,9% de los hombres se define como homosexual y un 2% como bisexual, pero 6,2% de los encuestados han mantenido relaciones homosexuales, con lo que 2,3% de este porcentaje es de hombres que se identifican como heterosexuales.


Del down-low a los heteroflexibles

Nacía así una etiqueta contra la etiqueta: los heteroflexibles, que se caracterizan por una actividad homosexual limitada a pesar de una orientación fundamentalmente heterosexual que se considera distinta de la bisexualidad. Una vez más, la definición no venía exenta de polémica. El activista LGTB Zach Staffordargumentaba en The Guardian: “Me parece bien que un hombre tenga relaciones sexuales con otro hombre sin tener que usar una etiqueta. Eso sí, como hombre homosexual que ha sufrido violencia expícita por serlo, comprobar que los hombres que perpetúan esa violencia ejercen los mismos actos sexuales que yo y demuestran lo ‘hetero’ que son, resulta repugnante y homófobo”.  

Stafford argumentaba, además, desde una posición concreta. Como hombre negro, hacía hincapié en la hipocresía que genera el tabú de la homosexualidad en Estados Unidos, también aquejado por incesantes capas de significado en relación a razas y religiones. El término down-low, por ejemplo, de uso común entre la comunidad afroamericana, está asociado a los hombres negros que se definen como heterosexuales pero tienen algún tipo de actividad homosexual -generalmente en secreto o sin conocimiento de aquellos que le rodean-. De la misma manera,  la expresión “no homo”, de cierta notoriedad en el hip hop estadounidense,  se originó en Harlem para aclarar una orientación heterosexual después de cualquier afirmación que pueda oler a homosexualidad.

La fluidez en las prácticas sexuales viene ahora acompañada de cierta libertad en etiquetas que resultan, para muchos, restrictivas. Las apps como Grindr están llenas de hombres que se consideran heterosexuales, por lo que queda claro que una nueva generación de hombres y mujeres asumen que categorías como gay o hetero no tienen necesariamente mucho que ver con las prácticas sexuales. Son también categorías políticas y conceptuales.

Cuando solo Buda entiende

La comunidad LGBT de Camboya, uno de los países más pobres del sudeste asiático, lucha por salir de su aislamiento y combate la discriminación reafirmándose a sí misma

John, transexual camboyano, convertida en Jessie J en su camerino de Phnom Penh.

John, transexual camboyano, convertida en Jessie J. en su camerino de Phnom Penh. Ignacio Marín

“Simplemente, un día la gente se dio cuenta de que existíamos”, concluye tras reflexionar unos instantes la menuda Leaphy Heng. Sentada en el suelo de la pequeña asociación proLGBT para la que trabaja, Leaphy ofrece té a los visitantes mientras explica con desenvoltura que ahora tiene un novio, pero antes fue una novia, y que puede afirmarlo con orgullo. Aun así, es consciente que su caso marca la excepción y no la regla. Leaphy, que empezó a colaborar con RocK (Rainbow Community Kampuchea)hace un par de años, sabe del largo camino que queda por recorrer en Camboya en la defensa de los derechos de personas de los gays, lesbianas, bisexuales y transexuales.

Aunque en textos del siglo XIII ya aparecen referencias a relaciones entre personas del mismo sexo en este país, la realidad de la comunidad gay sobre el terreno ha permanecido invisibilizada hasta hace relativamente pocos años, constata un amplio informe de 2014 de la agencia de la ONU para el Desarrollo (PNUD) y la organización estadounidense USAid.

A diferencia de lo que ocurre en sociedades de cultura cristiana o musulmana, donde la religión conlleva fuertes prejuicios sobre la homosexualidad, el budismo practicado mayoritariamente en Camboya y en otros países de la región no tiene ese componente homófobo, señala el mismo informe, pero la tolerancia que preconiza este credo no basta para acabar con los prejuicios sociales.

La tradición en el reino jemer señala un camino de sentido único: matrimonio e hijos, algo que difícilmente encaja con orientaciones sexuales distintas a la heterosexual. “La homosexualidad nunca ha sido un delito en nuestro país, pero la presión social es muy fuerte”, recuerda la portavoz de RocK. “En Camboya hay que casarse y tener hijos; si no, te conviertes en una deshonra para tu familia”.

A los 15 años, Pipi se dio cuenta de que su cuerpo y su mente no se correspondían. “Me sentía hombre y tenía cuerpo de mujer”, explica este joven de 21 años de gestos suaves y rostro aniñado. “Mi familia me rechazó cuando se lo conté: me quitaron el teléfono móvil, me impidieron ir a la escuela, los vecinos me insultaban… Aun hoy, mis padres y mi abuela siguen sin aceptarme”.

Cuando un joven gay camboyano decide dar el paso, a menudo debe enfrentarse a una dura estigmatización, tanto en casa como en el colegio. El sentimiento de discriminación es tan fuerte que según una reciente encuesta de la empresa TNS, casi un tercio de las personas del país que se reconocen como LGBT aseguran no haber salido del armario y una de cada cinco desearía ser heterosexual.

En busca de una identidad

Los jóvenes LGBT, especialmente las lesbianas y los transexuales masculinos, son con frecuencia obligados a contraer matrimonio con personas del sexo opuesto o son separados a la fuerza de sus parejas por padres, que en algunos casos recurren a las autoridades locales y acusan de secuestro a los compañeros sentimentales, sostiene el activista Sron Srurn, fundador de la asociación juvenil CamASEAN, que también habla de “curas milagrosas” que incluyen aislamiento, golpes y quemaduras.

“En nuestra cultura, los roles de género están muy delimitados y el conflicto viene si existe ambigüedad, si no te comportas como un hombre o una mujer en sentido estricto”, explica la portavoz de RocK. “Por eso muchas lesbianas optan por solucionar el problema convirtiéndose en hombres”.

Kim Maurice, expatriada canadiense fundadora de una red mujeres gays en Phnom Penh, apunta: “En Camboya las lesbianas tomboy (literalmente, marimacho, aunque en el mundo gay no es un término peyorativo) adoptan frecuentemente un nombre masculino, se consideran a sí mismas hombres, y se comportan como tales”, explica.

Es el caso de Sokhan, que trabaja en control de calidad en una fábrica textil a las afueras de Phnom Penh. El año pasado completó su metamorfosis y no se arrepiente. “Cuando iba vestido como una mujer, todo era más difícil”, explica. Ahora puede mostrarse de forma más abierta con su pareja, de la que muestra orgullosa decenas de fotos.

Huir de casa

Pero el peso de la tradición coexiste con motivos puramente económicos: en un contexto de extrema pobreza, en los hogares se espera que todos los hijos aporten a la economía familiar y la salida del armario es vista como un gesto de irresponsabilidad.

El PNUD señala en su informe que muchos hombres gais aceptan casarse con mujeres para no romper lazos con sus seres queridos mientras siguen manteniendo sexo esporádico con otros hombres. La sociedad camboyana tolera estas conductas si se producen de forma discreta y no afectan a la estructura familiar tradicional.

Para quienes deciden ser consecuentes, escapar de su hogar se convierte muchas veces en la única salida. Cientos huyen de casa cada año, algunos con no más de diez años de edad, según un estudio del Centro Camboyano para los Derechos Humanos (CCHR). Cuando llegan a ciudades como Phnom Penh se convierten en víctimas del alcoholismo, la drogadicción, y en presa fácil de las redes de prostitución o el abuso infantil, apunta el mismo documento.

En la puerta del Blue Chilli Bar, uno de los locales gais más conocidos de Phnom Penh, un pequeño cartel iluminado por luces de neón anuncia que esta noche habrá show de drag queens. Son las diez de la noche de un viernes y en el interior deambula una mezcla de jóvenes camboyanos, solos o con amigos, hombres blancos maduros, y alguna turista europea que ha venido a ver el espectáculo. Los camareros, todos jóvenes y atractivos, coquetean entre sonrisas con la clientela y sirven cócteles al ritmo de música comercial que suena a volumen discreto.

En el camerino, una minúscula sala donde se amontonan pelucas, boas de plumas y vestidos de cuero y lentejuelas, el calor es asfixiante. El viejo ventilador, que parece a punto de expirar, no ayuda demasiado. John, de 23 años, se maquilla con esmero frente al espejo antes de salir al escenario transformado en Jessie J. Mientras aplica con cuidado sucesivas capas de rímel en unas pestañas interminables, este estudiante de Marketing explica que se marchó de casa pronto para no “convertirse en una carga” para sus padres. El travestismo y el show vinieron como algo natural: “Me encanta bailar y descubrí que se me daba muy bien”, remarca.

El resto de divas (Rihanna, Leona Lewis…), terminan de prepararse entre comentarios afilados como dardos y bromas sexuales. Todos dicen tener cumplidos los 18, aunque en algunos casos queda la duda. Se saben afortunados, porque a pocas manzanas de distancia, en los alrededores de la Universidad Nacional y el templo de Phnom Wat, otros chicos de su edad alquilan su cuerpo por horas y se exponen continuamente a la violencia de la calle.

En los últimos cinco años, numerosos locales para público homosexual han abierto en la capital camboyana y en otras grandes ciudades del país, como Siem Riep y Battambang. Camboya se está convirtiendo en un incipiente destino turístico gay y el Gobierno, consciente de los ingresos que genera este tipo de público, trata de reforzar la idea de aperturismo.

El Blue Chilli, inaugurado hace justo una década a pocos metros del palacio presidencial, fue pionero en acortar el apelativo “gay friendly” y dejarlo en gay a secas, explica orgulloso el propietario del local, Sokha Kem, de 36 años. “En los últimos diez años, la situación de la comunidad LGBT ha mejorado mucho en este país”, asegura el empresario, bisexual y activista pro derechos gais, quien cree que las autoridades y la sociedad son cada vez más tolerantes.

Avances políticos

Lo cierto es que sí ha habido progresos, al menos en el plano político. En 2004, el veneradísimo rey Sihanouk (fallecido en 2012) se pronunció por primera vez a favor del matrimonio gay en Camboya. Recientemente, el Gobierno ha puesto en marcha a través del ministerio de la Mujer varias iniciativas legislativas para promover la igualdad de género y el empoderamiento femenino, y el año pasado lanzó un documento sobre violaciones de derechos en grupos vulnerables, centrado precisamente en la discriminación que sufren lesbianas y mujeres bisexuales, a las que el ministerio de Género ha incluido en su Plan Nacional de prevención de la violencia contra la mujer. Para las asociaciones pro derechos LGBT camboyanas, estas iniciativas marcan hitos en la defensa de los derechos gais.

Organizaciones como RocK, creada en 2009, o CamASEAN suponen un fuerte respaldo para los jóvenes que decide salir del armario. La primera asociación da apoyo e información, organiza talleres y trata de crear una estructura a nivel nacional con misiones en las zonas rurales para sacar a las personas LGBT de su aislamiento.

Las autoridades camboyanas están moviendo ficha y convirtiéndose en un “gran apoyo”, admite Srorn Srun, de CamASEAN. Muestra de ello son las ya mencionadas iniciativas del ministerio de la Mujer, y otras “como las del ministerio de Educación, Juventud y Deporte, que ha iniciado un programa de formación a profesores sobre orientación sexual e identidad de género para evitar el acoso escolar”, ejemplifica.

La existencia de la comunidad LGBT en Camboya va haciéndose más presente: los medios angloparlantes camboyanos abordan asiduamente temas relacionados con la comunidad gay y este año nació la primera revista queer, Q Cambodia.

El colectivo ha encontrado un aliado inesperado entre los monjes budistas. “El budismo no conlleva los prejuicios de las religiones de Occidente, en ese sentido es mucho más tolerante”, explica Leaphy. “Buda consideraba que la gente tiene derecho a amar a quien sea, que la gente tiene derecho a ser amada, sin importar su género o su orientación sexual”, asegura. En el día del Orgullo Gay, que cada año crece en afluencia en Phnom Penh, los religiosos bendicen a personas homosexuales para mostrar su adhesión a la causa, otro espaldarazo en un país en el que el más del 95% de la población practica el budismo.

Pero ¿qué es lo que impide entonces un avance real en la aceptación de la homosexualidad en Camboya? Paradójicamente, “las instituciones avanzan más deprisa que la sociedad y las mayores reticencias, al igual que en otros países de la región como Vietnam, Tailandia o Laos, vienen de la propia familia”, lamenta Srun, cuya asociación trata de involucrar al entorno familiar en la aceptación de la orientación sexual de sus hijos y también al resto de la sociedad camboyana.

Aunque no es tan optimista como sus compañeros sobre la actitud de las autoridades y cree que la comunidad LGBT “no es una prioridad para el Gobierno”, Leaphy quiere acabar con un pensamiento positivo: “Si aceptamos lo que somos, si Buda nos entiende… un día la sociedad lo hará también”.

Sexo y discapacidad, ¿un tabú que empieza a romperse?

Artículo publicado en MAGNET

sexo y discapacidad

La familia Kardashian es una fuente de memes, discusiones y controversias variadas en internet, y una de las últimas fue una portada de Kylie Jenner para la revista Interview en la que posaba, para el fotógrafo Steven Klein, vestida con un corpiño negro brillante en una silla de ruedas. Se suponía que era una imagen sexy y, al mismo tiempo, desconcertante, y desde luego que dejó desconcertadas a bastantes mujeres que van en silla de ruedas.

Por supuesto, las portadas de las revistas no ofrecen una imagen real de las mujeres, en este caso, y bastantes discapacitadas que necesitan utilizar una silla de ruedas decidieron, además, publicar sus propias versiones de la portada de Interview, desmitificando ese glamour que se le había querido dar con Kylie Jenner. Y, al mismo tiempo, intentando sacar del armario un gran tabú en todo eso: el sexo y la discapacidad.

En busca de visibilidad

en busca de visibilidad

La portada de Interview motivó fotos en redes sociales como ésta de Erin Tatum, que afirmaba que “he intentado crear, lo mejor que he podido, una versión más auténtica de la portada de Interview de Kylie Jenner, teniendo en cuenta que soy de verdad discapacitada y una usuaria real de silla de ruedas. Apenas puedo conseguir que la gente haga contacto visual conmigo, y mucho menos, conseguir una portada. Si estar en una silla de ruedas es tendencia, parece que he sido unatrendsetter desde antes de que Kylie naciera”.

Lo que molestaba a estas mujeres era que se banalizara la silla de ruedas, que ellas necesitan para poder realizar su vida diaria, como un accesorio de moda, pero había otras que pensaban que esa portada podía suscitar una conversación sobre la sexualidad de las personas discapacitadas que era muy necesaria, y que podía contribuir a dar una mayor visibilidad a este colectivo.

Una de las personas que se expresó de esa manera (en TMZ) fue la actriz Ali Stroker, que lleva en una silla de ruedas desde que tenía dos años y que participó este otoño en una producción en Broadway del musical ‘Spring awakening’ en la que había también actores sordos, y toda la obra se traducía simultáneamente en el lenguaje de signos. Stroker explicó al tabloide que tenía sentimientos encontrados sobre la portada de Kylie Jenner:

“Creo que la comunidad discapacitada está lista para representarse a sí misma. Que alguien pose en una silla de ruedas molesta a nuestra comunidad. Pero también me entusiasma porque creo que está ocurriendo una conversación sobre sexualidad y discapacidad, y eso es lo que me interesa”.

La representación de los discapacitados en el cine y la televisión no es, todavía, algo común. Lo más habitual es que defina a un personaje, como ocurre con Jason Street en ‘Friday Night Lights‘, o que toda la historia gire, por ejemplo, alrededor del deseo del protagonista discapacitado por dejar de ser virgen antes de morir, caso de ‘Las sesiones‘.

Los primeros pasos en presentar con más naturalidad a esta comunidad los están dando los reality shows y programas como ‘Push Girls‘, que sigue a cinco amigas, en silla de ruedas, a lo largo de su vida cotidiana. Estos primeros pasos son los que luego pueden ayudar a que esa conversación sobre sexo y discapacidad que mencionaba Ali Stroker pueda darse sin que sea visto como algo extraordinario.

Los mitos del sexo en discapacitados

Evidentemente, que alguna parte del cuerpo esté paralizada, por ejemplo, es algo a tener en cuenta a la hora de tener relaciones sexuales, pero ahí entran otras consideraciones y hasta “leyendas urbanas” sobre este tema. Suele haber variosmitos sobre la sexualidad de los minusválidos que se unen a los estigmas o tabúes que ya puede haber asociados a ella de manera habitual.

Algunos de ellos son que carecen de interés y deseos sexual, que las personas con algún tipo de deficiencia mental son “hipereróticas”, o que las lesiones medulares causan impotencia… Cada persona tiene necesidades diferentes y estos mitos no dejan de ser eso, mitos. En un reportaje de The Guardian sobre este tema, la escritora Penny Pepper afirmaba que “lo que los discapacitados necesitan es derechos totales e igualitarios. Una sociedad inclusiva, que no cree barreras”.

 

Muchas asociaciones trabajan por desmentir estas concepciones sobre la sexualidad de personas con alguna minusvalía. El vídeo de arriba corresponde, por ejemplo, a ‘Realidades ajenas‘, un corto documental de la Asociación de Mujeres Cineastas (CIMA) que busca arrojar luz, y tratar con normalidad, este aspecto importante de la realización personal del individuo. También hay un Kamasutrapara discapacitados y organizaciones que buscan dar asistencia a discapacitados que quieren saber lo que es el sexo, y que no tienen la oportunidad de conseguirlo por sí mismos.

Con profesionales del sexo

Una de las opciones que más se está discutiendo en los últimos años, y que ‘Las sesiones’ llevó a primer plano, es la contratación de profesionales del sexo para prestar esos servicios a personas minusválidas. Es algo que levanta cierta controversia incluso entre la comunidad discapacitada. El activista británico Mik Scarlet, por ejemplo, afirmaba que:

“Es como si el mundo te dijera que los discapacitados son tan poco sexy, que la única manera posible de que tengan sexo es pagar por ello. Si fueras discapacitado desde niño, o alguien que acaba de tener una discapacidad, ¿cómo afectaría como te sientes sobre ti mismo? No quiero un mundo en el que es más fácil para los discapacitados visitar a profesionales del sexo. Quiero un mundo que ve a los discapacitados como sexuales y válidos compañeros potenciales”.

Por otro lado, hay unas cuantas asociaciones que buscan que los gobiernos europeos legislen esta posibilidad para las personas con una munisvalía. La organización Sex Asistent, en Cataluña, fue una de las primeras en tratar abiertamente el asunto en España, ya que su objetivo es superar los estigmas sexuales asociados a la discapacidad y fomentar que puedan utilizarse asistencias por parte de profesionales del sexo.

En un reportaje en La Vanguardia, Anna Gilabert, del Instituto Guttman (uno de los más activos en este asunto desde su actividad en la rehabilitación física de personas discapacitadas), declaraba que “el beneficio está en dar salida a unas necesidades que algunas personas no pueden satisfacer, aunque en función de la discapacidad, hay un impacto diferente en el cuerpo, ya sea motor o sensitivo”. Explicaba que ellos trataban este asunto con los pacientes y sus parejas, pero que no se cerraban a ninguna posibilidad.

EN ESPAÑA EMPIEZA A PEDIRSE UNA REGULACIÓN DE LA FIGURA DEL ASISTENTE SEXUAL PARA PERSONAS CON DISCAPACIDAD

Estas asociaciones piden un marco legal similar al de Suiza, en el que la asistencia sexual está regulada, o al modelo belga, que funciona más en un vacío legal, y desde una de ellas, Tandem Team, se reivindicaba que las personas que se acercaban a la asociación “aquí se quitan una mochila que les pesa mucho, y en muchos casos durante muchos años. Hablan del silencio, de la soledad, de esas murallas invisibles… el resultado es un sufrimiento muy intenso. Esa faceta sexoafectiva está guardada en un cajón”.

En Argentina también se estaba debatiendo, hace un par de años, la necesidad dereconocer la figura del acompañante sexual, que habitualmente suelen ser mujeres y sus usuarios, hombres. Ese reconocimiento ayudaría a romper los tabúes existentes sobre la sexualidad de las personas discapacitadas y, tal vez, contribuiría a que se tratara el tema con mayor naturalidad.

Aunque, teniendo en cuenta que es más fácil que una película sea calificada NC-17 en Estados Unidos por sus escenas de sexo que por su violencia, está claro que es un asunto que no está resuelto ni en su vertiente “normal”.

Imagen | Tim & Selena Middleton

Las consecuencias de la “gaytrificación”: Cómo la subida de precios de los ‘barrios gay’ podría expulsar a este grupo

Con dinero y sin niños, o así lo afirma la leyenda urbana, la comunidad LGBT siempre ha visto el potencial de los barrios degradados de la ciudad y ha contribuido a su transformación. Sin embargo, el fenómeno de la gentrificación(el progresivo aburguesamiento de barrios populares) amenaza los barrios gay más conocidos

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La ciudad de Atlanta engalanada para celebrar el Orgullo Gay. EFE

El asistente personal Brenden Michaels se pregunta si sus días en Brooklyn están contados. Todavía se aferra al piso que alquiló a buen precio en el más que aburguesado barrio de Williamsburg, pero es consciente de que los alquileres de la zona se han disparado. Ahora sospecha que las mejoras que hizo en el apartamento se volverán en su contra.

“Volví a pintar todo el apartamento, puse plantas en el balcón donde está situada la escalera de incendios y he reparado muchos desperfectos”, explica: “Si tengo que dejar este apartamento, se lo van a encontrar mucho mejor de lo que estaba cuando entré. Y haciendo todo esto, he aburguesado mi casa y he contribuido a mi propia expulsión del edificio”.

De algún modo, la experiencia de este joven de 29 años es muy parecida a la de muchos otros gays, lesbianas, bisexuales y transexuales urbanitas. Suelen buscar un tipo de vecindario que los acepte y con alquileres asequibles, y a menudo terminan en barrios baratos y degradados de la ciudad; como era el caso de Williamsburg. Sin embargo, su mera presencia en estas zonas ha contribuido a la transformación de las calles y ha acelerado el proceso de ‘aburguesamiento’, con el consiguiente aumento de los alquileres.

Esta larga marcha de la comunidad LGBT por los barrios de la ciudad no solo está relacionada con la vivienda. También tiene que ver con los negocios que afloran a su paso. Los bares de ambiente han conseguido atraer a un tipo de clientela con más dinero en barrios como el Soho londinense o el East Village de Nueva York.

Muchas ciudades del mundo occidental han sufrido recientemente una epidemia de cierres de negocios vinculados a la comunidad LGBT. En Londres, más de diez establecimientos de este tipo han cerrado desde 2010. Este fenómeno también ha afectado a bares y clubes que no son de ambiente. La diferencia es que estos no corren el riesgo de convertirse en una especie en vías de extinción.

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La neoyorquina Gay Street. WIKICOMMONS

Las razones de estos cierres no siempre son negativas. En la actualidad, los gays, lesbianas, bisexuales y transexuales pueden ir al bar que les plazca sin sufrir acoso, y gracias a Internet no necesitan ir a un bar de ambiente para conocer a gente. Sin embargo, las mudanzas y los cierres están inquietando a muchos miembros de esta comunidad, que se preguntan si el aburguesamiento podría llegar a convertir los barrios gay en cosa del pasado.

En el Reino Unido, la mayoría de los barrios gay se concentra en Londres, en cambio en otros países se trata de un fenómeno más diseminado. En Estados Unidos, muchos negocios “gay” de Nueva York, Boston, Seattle y San Francisco han tenido que mudarse de barrio. En Europa está pasando algo parecido en el barrio parisino de Le Marais, el barrio berlinés de Prenzlauer Berg, y el barrio Glockenbachviertel en Munich. Muchos lugareños han tomado cartas en el asunto para proteger sus lugares de encuentro pero junto con un sentimiento de solidaridad se percibe la confusión.

Cosecharás tu siembra

Por un lado, existe la convicción de que este tipo de barrios deben ser protegidos. Por el otro, resulta evidente que los que frecuentan estas zonas (y en especial los gay) han jugado un papel decisivo en este aburguesamiento. Adinerados y sin hijos, o así lo afirma la leyenda urbana, este grupo siempre ha estado en la vanguardia de nuevas zonas a rehabilitar, expulsando a los lugareños que pagaban alquileres baratos y dejando a su paso un gran número de tiendas de muebles de diseño de “mirar pero no tocar” y cafeterías que sirven un café a precio de oro.

Los urbanitas gay que ven como sus locales y puntos de encuentro desaparecen, ¿Están recogiendo los frutos que ellos sembraron? ¿O es erróneo asociarlos con el fenómeno de aburguesamiento?

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La neoyorquina Gay Street. WIKICOMMONS

Desde que abrió en 2002 hasta que cerró sus puertas en noviembre, el pub George and Dragon (San Jorge y el Dragón), de Richard Battye, situado en el barrio londinense de Shoreditch, era el epicentro de la comunidad LGBT del este de Londres. Battye vive en el barrio desde la década de los noventa del siglo pasado y está descontento con la transformación de la zona. Sin embargo, es consciente del papel que jugaron establecimientos como el suyo en este cambio: “En los noventa, no prestamos la suficiente atención a los miembros de la comunidad que siempre había vivido aquí; algunos nos acogieron con los brazos abiertos y disfrutaron del ambiente, mientras que otros vivieron la transformación con perplejidad”, explica: “La mayoría de nosotros no éramos hombres de negocios, simplemente nos estábamos divirtiendo, y de hecho mi pub nunca fue una gran máquina de hacer dinero”.

Lamenta que “los alquileres han subido y ya no quedan pisos asequibles porque se han vendido, y los negocios de noche están amenazados porque la gente ha invertido en vivienda y no quiere problemas”. “Lo siento por la comunidad LGBT, que está perdiendo gran parte de sus lugares de reunión, pero lo cierto es que nosotros hemos desempeñado un papel en este cambio”, concluye.

Los miembros de la comunidad LGBT que llegan a un barrio son una pieza minúscula del engranaje que empuja la transformación. Es importante recordar que a menudo sus elecciones se deben a motivos muy distintos a los de sus vecinos heterosexuales. La elección de la vivienda no gira exclusivamente en torno al precio. Como señala Michael, un hombre de Oregón que se mudó a Nueva York y tiene unos ingresos por debajo de la media: “No me fui del interior del país porque quise, me empujaron a ello. Como muchos homosexuales que crecieron en este país no sentía que el campo fuera un lugar seguro, acogedor y económicamente viable para mí, ya que solo en las áreas urbanas podía conseguir unos ingresos estables. Incluso ahora, si regresara, los lugareños no me estarían esperando con los brazos abiertos y estaría muy limitado al buscar pareja”.

Algunas barreras de tipo práctico han empujado a la comunidad LGBT a buscar barrios más baratos y menos codiciados. En los ochenta, las familias no tradicionales tenían dificultades para acceder a una hipoteca. Los que tenían el dinero buscaban casas que fueran lo suficientemente baratas como para ser compradas al contado. Por ejemplo. El Soho londinense de los años cincuenta (para los gays) y Hebden Bridge, West Yorkshire de la década de los sesenta y setenta para las lesbianas. Las posibilidades de tener hijos también eran más limitadas, y eso les daba una mayor flexibilidad si querían mudarse, ya que la calidad de las escuelas del barrio no era importante. Y no todo eran razones de tipo práctico. Esta comunidad intentó congregarse en grandes ciudades porque en otros sitios no siempre encontraron la aceptación que buscaban.

Lesbianas, las primeras expulsadas

La asociación entre la comunidad LGBT y la transformación de las ciudades no es nueva. Lo que sí es novedoso es el importante papel que se les ha asignado en debates sobre urbanismo y la gentrificación de los barrios.

Se remonta a la publicación de El crecimiento de la clase creativa, de Richard Florida, que situaba a los gays en el epicentro de la regeneración de las ciudades, integrantes de la vanguardia transformadora junto con la comunidad artística, los trabajadores del sector de la computación y la bohemia más adinerada. Esta vanguardia contribuyó a que se repoblaran y rehabilitaran zonas urbanas deprimidas. Crearon barrios en los que “los creativos ricos” querían vivir y que atrajeron una mayor inversión económica. Si a la tolerancia hacia los homosexuales se le suma un mayor porcentaje de residentes extranjeros y una mayor diversidad racial, es probable que el barrio atraiga al tipo de mentes creativas que propician el éxito económico de la ciudad. En otras palabras, cuantos más gays, más tolerancia.

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Una librería gay en Chueca, Madrid. EFE

El argumento de Florida sobre que la tolerancia sexual no es el único factor sino una prueba de fuego para medir la capacidad para atraer grupos diversos ha quedado apartado. A menudo ha llevado a concluir que los residentes miembros de la comunidad LGBT son sinónimo de crecimiento automático.

Este enfoque puede parecer un poco simple pero no carece de fundamento. Según el profesor de sociología Amin Ghaziani, que analizó esta cuestión al escribir su libro There Goes the Gayborhood (Ahí va el barrio gay) hay suficientes pruebas como para demostrar que la comunidad LGBT provoca el aumento de los precios de la vivienda.

“Sabemos que en aquellas zonas con concentraciones elevadas de gays y lesbianas, el precio de la vivienda experimenta una mayor subida que la media nacional”, indicó Ghaziani en relación a Estados Unidos: “En zonas en las que los hogares formados por dos hombres suponen más del 1% de la población (tres veces por encima de la media nacional) el precio sube un 14%. En zonas con el mismo porcentaje de hogares formados por dos mujeres el aumento es del 16,5%, en comparación al umbral nacional del 10%”.

Curiosamente, los gays no empezaron este proceso. Según la socióloga Sharon Zukin, las lesbianas, mucho más vulnerables, propician el cambio. Las mujeres, con salarios más bajos que los hombres, suelen formar parte de la vanguardia que transforma un barrio tras ser expulsadas de zonas que ya no se pueden permitir.

Esto no siempre resulta evidente por el hecho de que la presencia de lesbianas es menos llamativa que la de los gays. Ghazani lo explica: “Las lesbianas llegan primero, pero son muchos los elementos que impiden que nos demos cuenta de este hecho. Suelen adaptarse y frecuentan los establecimientos que ya existen en esa zona, como cafeterías, teatros, tiendas. En cambio, cuando llegan los gays optan por abrir nuevos establecimientos, como restaurantes, tiendas, bares, y el precio de los inmuebles sube. Los heterosexuales son los últimos en llegar, las lesbianas son expulsadas, y la rueda sigue.

El falso mito de los gays con dinero

El modelo norteamericano podría parecer demasiado simple para describir el tejido urbano británico, con una mayor mezcla social. En Estados Unidos, la extensión de las ciudades ha facilitado la proliferación de barrios residenciales y de ocio para la comunidad LGBT, mientras que los barrios y pueblos gay del Reino Unido no responden al mismo esquema. Incluso en los momentos de mayor decadencia, el Soho londinense estaba controlado por el mercado inmobiliario comercial y era demasiado caro como para poder atraer en masa a residentes gay.

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Tiendas coloridas en una típica calle del Soho londinense. COMMONS WIKIMEDIA

La pauta que describía Ghaziani todavía se percibe en el Reino Unido. El aburguesamiento del este de Londres, por ejemplo, fue liderado en parte por las lesbianas. En los ochenta, en los círculos de izquierdas era frecuente comentar que el barrio londinense de Hackney era algo así como una comuna de lesbianas. Cuando a principios de los noventa el productor cinematográfico Alex Thiele se mudó a un apartamento situado en la zona de Dalston/Stoke Newington todavía no era considerado un barrio de clase media.

“Cuando nos mudamos, el barrio era barato pero no necesariamente seguro. Teníamos un fumadero al lado y bastante delincuencia callejera, incluso percibía las miradas de piedad de mis conocidos heterosexuales cuando les contaba donde vivía. Al mismo tiempo, la zona estaba de moda entre las lesbianas; había bastantes bares y las lesbianas eran una parte tan esencial del barrio que la gente solía bromear sobre ello. Muchos de los heterosexuales que en ese momento no se hubieran mudado allí, ahora lo harían encantados, solo que ahora ya no se lo pueden permitir”.

Es difícil comprender el papel que desempeñan las minorías sexuales en transformación como esta porque la información disponible es escasa. En el Reino Unido no se disponen de datos, ya que el censo no clasifica a las personas por orientación sexual (algunos factores como la cantidad de negocios o las asociaciones orientadas a este grupo proporcionan pistas fiables). El censo de Estados Unidos sí deja constancia de los hogares formados por personas del mismo sexo, pero estos datos incluyen muchas personas heterosexuales con compañeros de piso del mismo sexo. Recientemente han empezado a registrar datos más veraces relativos a hogares formados por personas del mismo sexo con hijos, pero no se puede llegar a una conclusión general a partir de este nicho.

La simple identificación de la comunidad LGBT con el aburguesamiento de un barrio presenta un problema mayor y más obvio: toma un nicho pequeño y muy comentado, por lo general gays y lesbianas blancos, y los presenta como si fueran toda la comunidad LGBT. En el mundo real, las minorías sexuales son más pobres que los heterosexuales.

Ghaziani indica: “A pesar del mito sobre la riqueza de los gays, las minorías sexuales en general suelen ser más pobres. El 11,9% de los hogares de los Estados Unidos formados por parejas del mismo sexo son pobres, comparado con el 5,7% de los hogares formados por parejas del sexo distinto. Los ingresos medios de los hogares integrados por parejas del mismo sexo son 15.000 dólares inferiores a los que tienen las parejas heterosexuales con niños”.

En el Reino Unido un estudio reciente ha evidenciado que algunos segmentos de la población LGBT se han empobrecido. Peter Matthews, de la Universidad de Stirling, vio que en los distritos más pobres de Escocia vive un mayor número de integrantes de minorías sexuales. El 17% de los escoceses no heterosexuales vive en estos barrios, en comparación al 13% de heterosexuales. Los investigadores no esperaban llegar a esta conclusión, ya que es muy diferente a la imagen de riqueza que proyectan los gays.

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Banderas gay en la calle 17 de Washington DC.

“Cuando analizamos los datos, nos sorprendió la cifra desproporcionada de personas no heterosexuales que residen en barrios pobres”, indica Matthews: “En las zonas más desfavorecidas de Escocia hay muchas viviendas sociales, así que la información sugiere que estas personas tienen menos oportunidades. También descubrimos que son ligeramente mayores que la población heterosexual que vive en el barrio, así que creemos que se trata de personas que 20 o 40 años atrás tenían mucha dificultad para elegir vivienda. Podría ser que que no fueran buenos estudiantes o no les fuera bien en el mercado laboral. También vemos que muchas personas sin techo son miembros de minorías sexuales, y creemos que podría tratarse de personas que se han quedado sin hogar porque han sido expulsadas de sus familias”.

Sin duda, no estamos hablando de las minoría sexuales con dinero e independencia que suelen centrar el debate mediático. Si bien puede haber un elemento “LGBT” en todo movimiento vanguardista que rehabilita y pone de moda un barrio deprimido,  no se puede hacer una asociación automática entre minoría sexual y el aburguesamiento de un barrio porque sería ignorar la realidad de muchas personas que pertenecen a este grupo, que no aparecen en los medios de comunicación ni viven en los mejores barrios.

¿RIP ‘barrio gay’?

Todavía es demasiado pronto como para anunciar que el concepto de ‘barrio gay’ ha muerto. En algunas ciudades, donde las minorías sexuales todavía son discriminadas y marginadas, estos barrios son protegidos y cuidados por la comunidad LGBT. En Detroit, la organización en defensa de las minorías sexuales ha intentado propiciar la fundación de un barrio gay como una vía para proporcionar más apoyo y muestras de solidaridad a un grupo que se siente débil porque está geográficamente disperso.

Como explica el director de la Organización, Curtis Lipscomb: tras la Segunda Guerra Mundial, los integrantes de las minorías sexuales se mudaron a algunas zonas concretas, pero muy pronto los gays y lesbianas blancos se mudaron al norte de la ciudad. Ahora nos gustaría crear una zona que fuera claramente para esta comunidad. No queremos obligar a nadie a vivir en un barrio concreto pero nos gustaría que tuvieran la oportunidad de elegir.

Sin embargo ¿promover un barrio gay no podría provocar en el futuro que esta comunidad se vea obligada a mudarse debido al fenómeno de gentrificación, incluso en el deteriorado Detroit? Lipscomb no lo cree: “San Francisco y Nueva York son ciudades de paso con personas que constantemente llegan y se van, pero este no es el caso de Detroit”.

“Aquí tenemos una comunidad bastante conservadora y religiosa. Así que aunque puedes encontrar algunos residentes heterosexuales que pueden mostrar interés en un barrio tolerante con los gays si ha sido rehabilitado, la mayoría seguirá manteniendo sus prejuicios. Esta es una comunidad aún muy tradicional que considera que las minorías sexuales se merecen un trato distinto”, explica.

Muchos barrios gay son vulnerables; una piedra en el camino del proceso de aburguesamiento. Sin embargo, en Detroit y en ciudades parecidas las razones que hacen que su existencia sea tan necesaria están vivas y coleando.

Traducción de Emma Reverter