“Uno, o una, puede cambiar, nada es fijo, ni siquiera el género”

Serge Sceveneles, en la tienda de ropa sostenible Circular Project Shop

Serge Sceveneles, en la tienda de ropa sostenible Circular Project Shop. S. GONZÁLEZ-VALERO

Serge Sceveneles lleva de tribunal en tribunal todos los géneros que es. Maldita la gracia. Ni su ingeniería aeroespacial, ni su acento de belga a la española, ni su lucha por el sueldo fueron nunca un problema. Su género, sí. O sus géneros. Porque Serge es un hombre. O una mujer. O las dos cosas. O ninguna. Es un “género fluido”. Un intergénero. “Uno, o una, puede cambiar, nada es fijo, ni siquiera el género. El género es un modo de expresarse”.

Y así, expresándose, Serge Sceveneles lleva dos años viviendo una cuita procesal interminable a la que acaba de sumarse el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) con unas gotas de esperanza: que se anule la sentencia que avaló su despido.

Conocimos a Serge a finales de 2013, cuando contó a este periódico su peripecia. Había denunciado a la multinacional Rhea Systems, perteneciente al Grupo Fes-Moore Stephens Madrid, por un despido que su abogado, Armando Gil, y él aun hoy siguen considerando “nulo y discriminatorio”: “Me echaron exclusivamente por mi condición de diversidad de género”.

Este ingeniero, especializado ahora en análisis de datos, había sido contratado a finales de 2012 por Rhea, una empresa que trabaja para la industria espacial europea. En la entrevista de selección estaban tres altos cargos de la empresa y la directora de Operaciones de Rhea, Nicola Mann, una persona que resultará fundamental en esta historia.

Sceveneles les comunicó a los cuatro que él era un hombre, pero que no respondía a los estereotipos masculinos. “Les dije que, en realidad, no me sentía de ningún género. Me contestaron que eso no era ningún problema”.

En enero de 2013, Rhea hizo a Serge un contrato de seis meses a prueba. El ingeniero acudió a trabajar algunas veces con pantalones y muchas con falda y nunca tuvo conflictos. Pero, en febrero, una semana antes de que el director general, Andre Sincennes, visitara la sede donde Serge trabajaba, Nicola Mann le sugirió que se vistiera de manera más “formal”.

El día de la visita, Serge se presentó de negro. Y de falda. Entonces, el ingeniero fue conminado a volver a casa y ponerse unos pantalones. “Me pareció una agresión”. Sin embargo, el miedo al paro pudo más que el orgullo de ser y nuestro intergénero de combate aceptó. Pero con la condición de entrevistarse con el jefazo.

Según Sceveneles, la reunión fue un monólogo del director general, que le dijo que no podía ir a trabajar con falda porque su aspecto no correspondía a la imagen de la empresa. “Éstas son mis reglas. Vuelva a su despacho”, soltó Andre Sincennes. Y Nicola Mann allí, de oído y ojos presentes, de escribiente y testigo muda.

El ingeniero aeroespacial siguió trabajando allí tres meses “con dos episodios de mobing” de por medio. Y un mes antes del final de su contrato, Recursos Humanos le citó para decirle que “un problema de compatibilidad y comunicación con el director” provocaba la extinción de su vínculo “por no haber superado el periodo de prueba”, tesis que sostiene la multinacional para negar “discriminación alguna”. De nada sirvió que, según Serge, la jefa de Recursos Humanos, Magda Jennes, intentara convencer al director general para evitar el despido. “¡Hazlo!”, ordenó la máxima autoridad.

Serge Sceveneles llevó a juicio a Rhea. Pero, desde el principio, la vista oral celebrada en el Juzgado de lo Social Número 2 de Madrid no pintó bien para el despedido.

“El juez parecía tener prisa, quería ir rápido. Dijo que mi modo de vestir era como si él fuera a trabajar en pantalón corto. Armando y yo nos miramos y pensamos que no lo íbamos a ganar”, cuenta Serge en este arranque de 2016, el tercer año judicial de su vida. “Fue un juicio… incalificable. Al iniciarse la vista, el juez no consideró que se tratara de un despido discriminatorio, obligó a interrogar en inglés a una testigo cuya lengua vernácula es el francés y, sobre todo, se negó a citar a Nicola Mann, la directora de Operaciones de Rhea, que estuvo presente en la reunión en la que el director general prohibió a Serge vestirse con falda”, narra el abogado Armando Gil, aún frotándose los ojos y las demandas.

El 3 de febrero de 2014, el juzgado de lo Social madrileño no vio motivos de discriminación, absolvió a la empresa y zanjó el asunto. Pero Gil presentó ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid un recurso de suplicación. Y la historia cambió.

En su sentencia del 2015 recién terminado, el TSJM recrimina al juez de lo Social no haber practicado la “diligencia final” de la declaración de Nicola Mann, “pese a que el propio fallo del juzgado decía que las manifestaciones del actor no han sido acreditadas ni siquiera de manera indiciaria”. Y es que el TSJM argumenta que esas manifestaciones se refieren a la discriminación que Serge asegura haber sufrido como consecuencia de la entrevista con el director general “de la que fue testigo la señora Mann, cuya declaración, consecuentemente, deviene imprescindible y que, al no haber sido admitida, ha generado indefensión” a este transgénero sin dudas.

Así, el alto tribunal ordena que se practique, presencialmente o por videoconferencia, “la indicada prueba” y “se dicte una nueva sentencia”.

“No sé si soy optimista, porque la declaración no va a ser presencial, sino desdeBélgica, y me gustaría que todos estuvieran presentes. Pero creo que la onda europea es favorable. Espero que ahora las cosas salgan mejor”, aventura Serge, que mira con sonrisa las legislaciones que vienen por ahí. “Reconocer el tercer género no necesita argumentación. Lo que cuenta de las personas es lo que hacen, no sus características, ni su acento, ni lo que parecen. Eso es secundario”.

Lo dice Serge Sceveneles ojeando la ropa sostenible de Circular Project Shop, una tienda con la que ha participado en proyectos sobre la diversidad. “El término del tercer género parece complejo para mucha gente. Diversidad todos lo entienden”.

Como los jefes de su nueva empresa, un empleo firmado en los bordes finales de 2015. “No mencioné mi condición hasta el momento de firmar el contrato. Quería estar seguro de que me seleccionaban por mi competencia. Y justo antes de firmar, lo dije”.

– ¿Y qué pasó?

– Que el director me contestó que ya lo sabía. Había leído ELMUNDO hace dos años, sabía de mi condición y me dijo: ‘Eso no es ningún problema’.

Llega el tercer género

Entrevista con Serge Sceveneles, que se define como género neutro

Entrevista con Serge Sceveneles, que se define como género neutro. SERGIO GONZÁLEZ-VALERO

 

Entender en qué consiste el tercer género -o tercer sexo, o género neutro o incluso género fluido- exige un salto empático y una buena dosis de atención. Si todavía hoy a muchos cuesta comprender en qué consiste la transexualidad -la pasada Nochebuena, un joven transexual, Alan, se suicidaba tras sufrir años de acoso escolar-, abordar el ‘genderfluid’, como lo conocen en países anglosajones, pone del revés la concepción clásica del mundo como un lugar habitado por hombres y por mujeres.

En 2007, con la entrada en vigor de la Ley de Identidad de Género en España, las personas transexuales comenzaron a inscribirse legalmente con el nombre sentido, con independencia de que sus genitales fueran unos u otros y sin necesidad de pasar por el quirófano. En 2008, el pensador Beatriz Preciado (hoyPaul B. Preciado), profesor de Filosofía del Cuerpo en New York University y activista transfeminista, escribía en su volumen ‘Testo yonqui’: “Así están las cosas, habrá que hacerles frente: si no acepto definirme como transexual, como disfórico de género, entonces deberé admitir que estoy enganchado a la testosterona. Cuando un cuerpo abandona las prácticas que la sociedad en la que vive le autoriza como masculino o femenino, se desliza progresivamente hacia la patología. Esas son las opciones biopolíticas que se me ofrecen: o me declaro transexual, o me declaro drogadicta y psicótica. En el estado actual de cosas me parece más prudente declararse transexual y dejar que la medicina crea que puede proponerme una cura satisfactoria para mi trastorno de identidad de género”.

En las antípodas de España, esto es, Australia, 2010 trajo consigo un nuevo comienzo. El británico Norrie May-Welby, nacido hombre en 1961 y convertido en mujer, o en transexual, en abril de 1989, seguía sin sentirse él mismo. Afirmó: “La solución más simple es no tener identificación”. Y pidió que se le permitiera no identificarse ni como hombre ni como mujer. Fue en 2014 cuando el Tribunal Superior de Australia determinó la existencia de un sexo “no definido” con el que poder registrarse en documentos oficiales, como una tercera categoría además de la de hombre y mujer. Si hombre es XX y mujer XY, género neutro sería X.

Alemania, por su parte, acometió un proceso cercano pero diferente en 2013, cuando adoptó el término tercer género para atender las necesidades de las personas nacidas intersexuales o hermafroditas, o quienes, al nacer, no tuvieran sus genitales definidos. A la espera de que un sexo prevaleciera sobre otro, se permitía a los padre inscribir a sus hijos sin definición de género, con la posibilidad de hacerlo en lo venidero, cuando un género prevaleciera sobre otro.

En el lejano Oriente, mientras tanto, India decidía considerar tercer género a las personas transexuales, los ‘hijra’, una comunidad con una larga tradición que, en su mayoría, está formada por hombres que se visten de mujer o personas intersexuales. En la misma línea se manifiestan países como Tailandia, Nepal yBangladesh. España, dice el sociólogo y especialista en cuestiones de géneroLucas Platero, debería, sin embargo, mirar a América del Sur, a Argentina, en concreto.

“Alemania no tiene una legislación progresista, no permite la autodeterminación de la persona, y menos sin pasar por el diagnóstico médico, la Ley de Identidad de Género de Argentina, de 2012, que tiene sus reflejos en Colombia, Malta yDinamarca, permite voz y voto respecto al cuerpo y su identidad. Esto transforma los cimientos de la autoridad”, expone.

La posibilidad de que España adoptara el término tercer género en su legalidad a Platero no le parece “descabellado”, pero admite que se precisaría de una “voluntad distinta o cuando tengamos personas más libres”. “También era imposible que las mujeres votasen, o el divorcio…”, añade.

Es más, según argumenta Irene Culebras, abogada de Legalitas, un “procedimiento de reasignación” como el desarrollado en Australia “no se podría dar en España” e incluso “sería catalogado como una enfermedad mental”.

Desde el Programa LGTBI (Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales) de la Comunidad Madrid cuentan que, “en la actualidad”, se encuentran con “personas, sobre todo jóvenes, que se definen con un género no binario”. Los profesionales que les atienden intentan que se acepten, que refuercen su identidad y que se hagan fuertes ante la posible discriminación.

Dice Manuel Rodenas, abogado de este organismo, que “es necesario diferenciar todas las cuestiones planteadas, pues son diversas”. Si bien “algunas comunidades autónomas han aprobado leyes integrales trans y leyes contra la LGTBIfobia, en las que se va incorporando el reconocimiento de algunas realidades y su debida atención social, en la legislación estatal cuestiones como la mera definición e identificación de la persona con un género no binario o tercer sexo aún no se contemplan”.

Rodenas también piensa que, como en muchos otros asuntos, “la sociedad siempre suele ir por delante de la regulación de temas que afectan a la ciudadanía”. “Por tanto si bien hoy día no está regulado explícitamente, ello no es óbice para que, tras la oportuna demanda social, se establezcan las medidas adecuadas. Es algo que, en cualquier caso, está en manos de la demanda social que lo reclame y del legislador que lo establezca. España ha evolucionado legal y socialmente en las cuestiones que afectan a la identidad de género. Se trata de uncontinuo proceso de adaptación de la realidad material a la formal“.

Un transexual denuncia a dos jóvenes por pegarle una paliza e insultarle

Daniel, el joven transexual agredido en Granda, muestra las secuelas del suceso

Daniel, el joven transexual agredido en Granda, muestra las secuelas del suceso. M. RODRÍGU

La plaza -por paradoja- se llama de la Concordia y el barrio es el de Alminares, una zona colindante con el centro histórico de Granada, donde el martes pasado Daniel paseaba su perra. Una escena cotidiana en los jardines de esta plaza que, sin embargo, fue insoportable para los dos jóvenes que acechaban a Daniel, del que no soportaron su condición de homosexual: “Si Franco levantara la cabeza ya te habrían fusilado”, le dijeron, como preludio de la agresión que sufrió a continuación.

A esa hora la zona estaba desierta y Daniel prefirió no entrar en discusión. Se estaba marchando cuando uno de los agresores pateó a la perrita. Quiso decirles que el animal no tiene culpa de nada. “Yo tampoco”, precisa, pero prefirió irse. No hubo tiempo para ello. A pocos pasos sintió a sus espaldas la presencia de los dos jóvenes y todo se desarrolló entre una cascada de golpes e insultos.

Una auténtica paliza, en el relato de Daniel, de 21 años, a quien sus agresores llamaron por su nombre, probablemente reconocido a través del canal de una web donde esta nueva víctima de la transfobia ha colgado un vídeo contando el suceso. Los dos jóvenes le abordaron y entre insultos le derribaron mientras le golpeaban, golpes que le han provocado hematomas en la cara, costillas y piernas. “Me decían ‘prefiero ahorcarme antes que ser como tú’ y me llamaban‘vicioso’ y ‘degenerado’, sin dejar de pegarme”, rememora a El Mundo. La violencia del incidente le hizo pensar que “no saldría vivo de allí”.

Daniel se fue al Hospital Clínico donde tras ser atendido y recoger el parte de lesiones llamó desde el propio centro hospitalario a la Policía. “Los agentes me vieron muy nervioso y me recomendaron que me calmase y que al día siguiente presentase denuncia. La Policía Nacional ya investiga el suceso y trata de identificar a los agresores. Daniel tuvo que volver al hospital al día siguienteporque los dolores no cesaban.

“Yo no me he metido con nadie y nadie se merece ese trato”, que Daniel atribuye a “la diversión de dos personas” de las que lamenta “que haya todavía en el siglo XXI gente así”. A Daniel le duele, ante todo, “la parte emocional, pararme y pensar si no es suficiente que en un cuerpo que no me corresponde, que no deseo, “me tenga que ver con estos moratones”, que tres días después de la agresión se siente “el doble de fuerte” para evitar “que me humilles y se rían de mí”.

Entretanto, la Asociación de Transexuales de Andalucía ha condenado la agresión y ha reclamado a la Junta de Andalucía el “urgente desarrollo de las medidas” recogidas en la “Ley Trans de Andalucía”. La presidenta del colectivo, Mar Cambrollé, recuerda en un comunicado que “Andalucía cuenta con un marco jurídico desde el 2014 que contó con el apoyo unánime de todas las fuerzas políticas para su aprobación”, hecho que situó a esta comunidad como “un referente en todo el Estado español y en Europa”

“Es hora ya de que el desarrollo de la misma se haga efectiva en medidas contra la transfobia”, entre las que se incluyen campañas de sensibilización para contrarrestar las actitudes discriminatorias y la “imposición de estereotipos en relación con la expresión de la propia identidad de género”. La asociación exige una actuación rápida y una sanción contundente contra los agresores del joven granadino y se ofrece al Gobierno andaluz para trabajar en planes de educación y estrategias de sensibilización para acabar con la transfobia.

Indonesia exige retirar los emoticonos gays de los servicios de mensajería

Varios de los emoticos de Whatsapp

http://www.elmundo.es/sociedad/2016/02/13/56bedd88ca4741f9108b45ab.html

En Indonesia, la polémica ha saltado esta semana después de que el Gobierno de esta nación asiática haya exigido a los operadores de mensajería instantánea que eliminen de sus servicios los emoticonos LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales), una petición que ha generado indignación y protestas por parte de ONGs y colectivos de derechos humanos.

Esta demanda tuvo lugar después de que las redes sociales del país registrara una virulenta campaña contra Line, una popular aplicación de mensajería instantánea que ha introducido stickers (unos emoticonos más elaborados) con temática homosexual en su tienda en línea. Entre esas imágenes, hay parejas de hombres o mujeres de la mano o dándose un abrazó así como banderas arco iris.

“Este tipo de contenidos no están autorizados en Indonesia en virtud de nuestros principios culturales y normas religiosas, y los operadores deben respetarlo”, declaró Ismail Cawidu, portavoz del ministerio de Comunicación e Información. A su parecer, estos emoticonos pro LGBT son especialmente preocupantes, ya que su contenido pueden atraer a los niños. “Estas cosas pueden considerarse como algo normal en algunos países occidentales, pero en Indonesia es prácticamente imposible” añadió.

En este sentido, su ministerio ha contactado con todas las compañías que proponen este tipo de contenidos, entre ellas WhatsApp, para solicitarles que retiren estas imágenes. En caso de que no lo hagan, el organismo dijo que se plantea el prohibirlas en su territorio.

Como respuesta a esta situación, la organización Human Rights Watch (HRW) instó este viernes al presidente de Indonesia, Joko Widodo, a que defienda los derechos del colectivo atacado. En una carta remitida al líder de la nación, denuncian la proliferación de comentarios despectivos por parte de altos cargos del Gobierno contra las personas LGBT, y recrimina la toma de medidas discriminatorias por parte de autoridades locales y educativas contra ellos en los últimos meses.

“El presidente Jokowi debería condenar urgentemente estos comentarios contra los LGBT antes de que este tipo de retórica abra la puerta a más abusos”, dijo en el escrito Graeme Reid, director de derechos de LGBT de HRW. “El presidente siempre ha defendido el pluralismo y la diversidad. Esta es su oportunidad de demostrar su compromiso“.

Sociedad conservadora

La homosexualidad no es ilegal en Indonesia, un país en el que el 88% de sus 250 millones de habitantes son musulmanes y profesa un Islam moderado. Aunque su sociedad es bastante conservadora, en general se muestra tolerante con aquellos que pertenecen al colectivo LGBT.

Sin embargo, el país ha sido testigo durante los últimos meses de diversos incidentes contra los miembros de las minorías sexuales. En enero de este año, el ministro de Educación Superior, Muhammad Nasir, dijo que se debería prohibir el acceso a los campus universitarios de los estudiantes abiertamente homosexuales, palabras que desataron las críticas de grupos de derechos humanos pero que fueron apoyadas por el Concilio Ulema de Indonesia, un influyente grupo clerical musulmán del país.

El escrito de HRW también recuerda el arresto de dos mujeres que se abrazaron en público en la región de Aceh, la única del país en donde rige la Ley Islámica, o la suspensión de un seminario en Yakarta por amenazas de un grupo islamista.

Por ahora, Line Indonesia ya anunciado la retirada de los emoticonos objeto de controversia de sus tiendas en línea y publicó un mensaje de disculpa.”Line lamenta los incidentes vinculados con algunos pictogramas que son considerados sensibles para bastante gente” aseguraba. Con 30 millones de usuarios, Indonesia representa el segundo mayor mercado del mundo para esta compañía, que cuenta con un total de 600 millones de clientes.

“Críos de 20 años me gritaban que los transexuales somos unos degenerados, que con Franco me fusilarían”

Daniel Peinado, un joven de Granada de 21 años, ha denunciado en Youtube que el pasado martes por la noche fue objeto de una agresión por parte de dos desconocidos por el hecho de ser transexual. “Me insultaron, me pegaron. Críos con 20 años: que somos unos degenerados, unos viciosos, que si Franco levantara la cabeza nos fusilaba, que ellos antes que ser como yo preferirían ahorcarse…”, relata Daniel desde su habitación. Los hechos han sido denunciados a la Policía, según Granada Hoy.

El muchacho explica en el vídeo que sufrió daños en el ojo, en el costado (muestra un hematoma) y en la pierna, que tiene vendada. Pero además, refleja un daño emocional por la impotencia que sintió: “Quiero contar cómo viví la experiencia de tener miedo y decir ¿merece la pena todo esto?”.

Según explica, los hechos ocurrieron en un parque cercano al Palacio de Congresos mientras paseaba a su mascota. Los agresores, a los que no conocía, le llamaron por su nombre y luego le insultaron. Golpearon al perro y finalmente lo golpearon a él. Daniel llegó a temer por su vida: “Supongo que en cierto modo… tenía que pasar. Hubo un momento en que pensaba que me mataban, que no salía de ahí”.

“Esto me ha hecho tener muy claro que antes que vivir una vida de mujer prefiero arriesgarme a estas cosas, aunque me duela y sea difícil, aunque sea un poco inhumano. Nunca te imaginas que vayan a ti. Nunca piensa que realmente hay gente cerca de ti así”, comenta el joven, entre incrédulo, dolido e impotente. Daniel abrió un canal de Youtube el pasado diciembre. En el primer vídeo comunicaba que había comenzado un tratamiento hormonal y ahora cree que los agresores podrían conocerlo por eso.

El relato de Daniel estremece porque refleja el sinsentido con el que actuaron los agresores y la incomprensión del agredido. “Yo no me meto nunca con nadie y no me merecía eso, que dos personas por diversión me dijesen las cosas que me dijeron (…) Mi pregunta es ¿de verdad en pleno siglo XXI hay gente tan patética de llegar a ese extremo?”. “¿A ti qué te molesta que yo sea transexual o deje de serlo?”, se pregunta más adelante.

Daniel Peinado, que recuerda el caso de Alan (un joven de Barcelona que se suicidó en diciembre ante el acoso de sus compañeros) reflexiona más adelante sobre las heridas que le deja el episodio: “Lo que más duele es la parte emocional, pararme y decir, ¿no tengo ya suficiente de verme en un cuerpo que no me corresponde, que no deseo, para que haya hijos de puta que se sacien con una persona, como se saciaron conmigo?”.

La Asociación de Transexuales de Andalucía-Sylvia Rivera ha emitido un comunicado en el que, después de condenar la agresión que relata Daniel, pide a la Junta de Andalucía el desarrollo de medidas contra la transfobia previstas en la Ley Andaluza 2/2014, entre las que se incluyen campañas de sensibilización. “Es hora ya de que el desarrollo de la misma la haga efectiva, entre otras, en medidas contra la transfobia”, explica Mar Cambrollé, presidenta de la asociación.

La Policía de EEUU mata a un transexual con Asperger que se hizo famoso por un vídeo con su perro

La Policía de EEUU mata a un transexual con síndrome de Asperger famoso por un vídeo con su perro

Kayden Clarke es un joven transexual de 24 años que sufre el síndrome de Asperger. El pasado verano, su caso se hizo famoso tras difundir un vídeo en las redes sociales en el que se veía cómo su perro Rottweiler le intentaba consolar cuando sufría una crisis violenta e intentaba autolesionarse.

“Esto es Asperger. Cuando tengo una crisis, tengo un comportamiento autoagresivo y me hago daño”, explicaba Kayden, antes conocido como Danielle Jacobs, sobre su actitud en el vídeo.

La historia de Kayden conmovió al mundo el verano pasado, pero ahora ha tenido un trágico final. El joven ha sido abatido por la Policía cuando vivía un episodio violento a causa de su enfermedad.

Los agentes acudieron a su casa en Mesa (Arizona) tras una llamada de alerta y dispararon al joven, cuando se abalanzó sobre ellos con un cuchillo con el que pretendía suicidarse, según la versión policial.

La Policía asegura que tuvo que dispararle en defensa propia. Sin embargo, tanto su madre cómo los vecinos dudan de la versión oficial y critican que los agentes disparasen al estómago a un enfermo con problemas mentales.

“Hablé con ella anoche y la noche anterior y parecía estar bien”, aseguró su madre Stacia a The Daily News. Y añadió: “Antes de que la Policía llegase, mi hija no estaba suponiendo ninguna amenaza para la comunidad. Los agentes han matado a una mujer autista con problemas mentales y necesidades especiales”, se lamentó.

El síndrome de Asperger es un trastorno neuro-biológico que provoca que los afectados tengan problemas de empatía, dificultad para desarrollar habilidades sociales y para reconocer emociones.

“Críos de 20 años me gritaban que los transexuales somos unos degenerados, que con Franco me fusilarían”

Daniel Peinado, un joven de Granada de 21 años, ha denunciado en Youtube que el pasado martes por la noche fue objeto de una agresión por parte de dos desconocidos por el hecho de ser transexual. “Me insultaron, me pegaron. Críos con 20 años: que somos unos degenerados, unos viciosos, que si Franco levantara la cabeza nos fusilaba, que ellos antes que ser como yo preferirían ahorcarse…”, relata Daniel desde su habitación. Los hechos han sido denunciados a la Policía, según Granada Hoy.

El muchacho explica en el vídeo que sufrió daños en el ojo, en el costado (muestra un hematoma) y en la pierna, que tiene vendada. Pero además, refleja un daño emocional por la impotencia que sintió: “Quiero contar cómo viví la experiencia de tener miedo y decir ¿merece la pena todo esto?”.

Según explica, los hechos ocurrieron en un parque cercano al Palacio de Congresos mientras paseaba a su mascota. Los agresores, a los que no conocía, le llamaron por su nombre y luego le insultaron. Golpearon al perro y finalmente lo golpearon a él. Daniel llegó a temer por su vida: “Supongo que en cierto modo… tenía que pasar. Hubo un momento en que pensaba que me mataban, que no salía de ahí”.

“Esto me ha hecho tener muy claro que antes que vivir una vida de mujer prefiero arriesgarme a estas cosas, aunque me duela y sea difícil, aunque sea un poco inhumano. Nunca te imaginas que vayan a ti. Nunca piensa que realmente hay gente cerca de ti así”, comenta el joven, entre incrédulo, dolido e impotente. Daniel abrió un canal de Youtube el pasado diciembre. En el primer vídeo comunicaba que había comenzado un tratamiento hormonal y ahora cree que los agresores podrían conocerlo por eso.

El relato de Daniel estremece porque refleja el sinsentido con el que actuaron los agresores y la incomprensión del agredido. “Yo no me meto nunca con nadie y no me merecía eso, que dos personas por diversión me dijesen las cosas que me dijeron (…) Mi pregunta es ¿de verdad en pleno siglo XXI hay gente tan patética de llegar a ese extremo?”. “¿A ti qué te molesta que yo sea transexual o deje de serlo?”, se pregunta más adelante.

Daniel Peinado, que recuerda el caso de Alan (un joven de Barcelona que se suicidó en diciembre ante el acoso de sus compañeros) reflexiona más adelante sobre las heridas que le deja el episodio: “Lo que más duele es la parte emocional, pararme y decir, ¿no tengo ya suficiente de verme en un cuerpo que no me corresponde, que no deseo, para que haya hijos de puta que se sacien con una persona, como se saciaron conmigo?”.

La Asociación de Transexuales de Andalucía-Sylvia Rivera ha emitido un comunicado en el que, después de condenar la agresión que relata Daniel, pide a la Junta de Andalucía el desarrollo de medidas contra la transfobia previstas en la Ley Andaluza 2/2014, entre las que se incluyen campañas de sensibilización. “Es hora ya de que el desarrollo de la misma la haga efectiva, entre otras, en medidas contra la transfobia”, explica Mar Cambrollé, presidenta de la asociación.

Jaime Gil de Biedma: inédito, íntimo, abrumadoramente honesto

Jaime Gil de Biedma en Nava, 1956

Jaime Gil de Biedma en Nava, 1956. / Fotografía incluida en Diarios. 1956-1985

Jaime Gil de Biedma (1929-1990) empezó a escribir un diario para “adiestrarse en la prosa” y, de paso, ponerse en orden. Era 1956 y estaba viviendo probablemente la etapa de mayor metamorfosis de su vida. Una transformación marcada por un viaje a Manila, donde el poeta se mudó para trabajar en la Compañía General de Tabacos de Filipinas, dirigida por su padre. Y donde trabajaría toda su vida.

El joven burgués de Barcelona criado bajo el yugo del relato oficial de los vencendores se ponía en contacto por primera vez con una nueva realidad que, según se desprende de sus líneas, le provocó una ruptura interior. Esa grieta empujó, quizá también por un instinto tan básico como la autoconservación, a iniciarse con un relato de cotidianeidad cuya escritura se mantuvo, con las pausas precisas, hasta 1985.

El testimonio del poeta (y de una época), custodiado durante años por la agente literaria Carmen Balcells, aterriza inédito en Diarios 1956-1985 (Lumen). Con cuidadísima y minuciosa edición anotada y prólogo de Andreu Jaume, el volumen incluye el Diario de Moralidades. 1959-1965 (la época de más esplendor creativo),Diario de 1978 (o el relato de su crisis literaria) y Diario de 1985 (después de haber sido diagnosticado de sida). Se completa así la autobiografía diarística de Retrato del Artista en 1956, la edición ya sin censura del publicado en 1974 como Diario del artista seriamente enfermo.

aime Gil de Biedma con su padre Luis Gil de Biedma en Nava, 1956.

Jaime Gil de Biedma con su padre Luis Gil de Biedma en Nava, 1956.

Volvemos al punto de inflexión: 1956. Jaime Gil de Biedma enfrenta su primera responsabilidad laboral en la gran compañía tabacalera de su padre y clausura una juventud despreocupada en Barcelona. En sus anotaciones de esta época sobresale, como explica el editor Andreu Jaume, “una reivindicación permanente de la corporeidad muy ajena a la cultura española por el peso tradicional del catolicismo”. El cuerpo como un espacio para sentir y para pensar. A fin de cuentas, como un espacio para entendernos a nosotros mismos.

El poeta deja aquí constancia de su sexualidad transgresora y varios de sus relatos de esos días son la mejor fotografía de la miseria del país que estaba descubriendo, engullido por una permanente esquizofrenia entre la urgencia sexual y ciertos principios morales y políticos.

Estábamos en el cuchitril más miserable que he visto en mi vida (…) Dolía respirar. No creo que se pueda expresar mi estado de ánimo ante el espectáculo de aquella espantosa miseria. (…) El vivir de continuo hostigados por las necesidades, aterrados, rechazados, retrocedidos al último escalón de la sobrevivencia, será su vida humana, será toda su vida”. Es el relato de su encuentro con un chaval chaquetero de 20 años, sobre el que volvió a escribir más tarde: “desde aquella noche han pasado más de dos semanas. Procuro no recordarla demasiado, es una pesadilla cuya realidad voy aplazando; duele todavía y el día en que deje de dolerme habré dejado de ser una persona decente”.

Una nueva patria intelectual

El infierno no eran los otros, como decía Sartre, sino uno mismo. La prosa de sus diarios se revela como una narrativa que salva a quien escribe, lo que otorga a su testimonio una abrumadora honestidad consigo mismo. Como observa Nora Catelli en su ensayo sobre Retrato, hay en Gil de Biedma “una habilidad casi idiosincrásica, fría y equilibrada para la recreación de lo sórdido”. La bebió de la literatura inglesa, su patria intelectual desde que viajó a Oxford en 1953 como parte de la preparación a una fallida carrera diplomática.

Allí entró en contacto con la obra de autores como T.S. Eliot, W.H Auden o Stephen Spender. De algún modo, descubrió el romanticismo europeo como la verdadera fuente de modernidad, una nueva deriva que fue alejándole no sin cierto desengaño de su maestro Jorge Guillén, a la vez que se deshacía de la herencia moral y política de su familia.

Esa toma de distancia le condujo directamente hasta Luis Cernuda, a cuyo poemario La realidad y el deseo ya le había hincado el diente en 1952. Volvió a hacerlo, esta vez consciente de que el poeta había abierto un camino por el que él ya estaba transitando rompiendo con los límites de su generación.

De izquierda a derecha, Jaime Gil de Biedma, Román Rojas, Yvonne Hortet y Carlos Barral a principios de 1950

De izquierda a derecha, Jaime Gil de Biedma, Román Rojas, Yvonne Hortet y Carlos Barral a principios de 1950. / Fotografía incluida en Diarios.1956-1985

La prosa de esta etapa, describe Andreu Jaume, “avanza los modos de su poesía madura”. “El modo de observar, el ritmo de las escenas, la adjetivación, el gusto por el detalle, la tensión sentimental y moral en toda la constucción de la escena… ya es plenamente deudora de todo lo aprendido en su estancia en Oxford”.

Su generación es también la de Carlos Barral, Jaime Ferrán, Alfonso Costafreda o Josep María Castellet, a los que conoció en 1949 en la Facultad de Derecho de Barcelona. A aquel grupo, cuyos primeros poemas y ensayos se reunieron en la revista Laye, se sumaron más tarde los hermanos José Agustín y Juan Goytisolo.

“Una parte de mí que no desea vivir mucho más”

“Lo que he descubierto ahora, siendo feliz, con una certeza que se ha ido haciendo cada vez más consciente, día tras día, es que hay una parte de mí que ya no desea vivir mucho”. En 1978, Jaime Gil de Biedma tenía 48 años y se suponía feliz en pareja con Josep. “Fue un poeta con toda su significación y con todo su riesgo; un extraordinario escritor con una prosa bien entrenada para especular en todos los ámbitos, pero que no tenía nada más que decir “, afirma Andreu Jaume.

Jaime Gil de Biedma en Venecia, 1984.

Jaime Gil de Biedma en Venecia, 1984.

La sequía literaria le consumía, y él se dejaba consumir por ella. Nada más triste que saber que uno sabe escribir, pero que no necesita decir nada de particular, nada en particular, ni a los demás ni a sí mismo”. Después llegó la enfermedad. En verano de 1985 le diagnosticaron sarcoma de Kaposi, el primer síntoma de una patología entonces deshonrosa e incurable como el sida. Unos meses después ingresó en el hospital Claude Bernard de París. Solo cubrió unos días de su internamiento en ‘Diarios de 1985’. Murió en Barcelona cinco años después.

La exposición  En palabras de Jaime Gil de Biedma  puede verse desde el 9 de febrero en la Biblioteca Nacional (BNE).

Un transexual denuncia a dos jóvenes por pegarle una paliza e insultarle en un parque

Un joven transexual de Granada denuncia la agresión sufrida en un parque de la capital a manos de otros dos jóvenes.

Un joven transexual de Granada denuncia la agresión sufrida en un parque de la capital a manos de otros dos jóvenes.

Un joven granadino de 21 años ha denunciado ante la Policía Nacional haber recibido una paliza por su condición de transexual a manos de dos jóvenes que le insultaron y le abordaron mientras paseaba a su perro por un parque de la capital granadina. La víctima ha narrado su experiencia en su canal de YouTubeLa Policía Nacional ha abierto una investigación para tratar de identificar a los autores de la agresión, que se produjo en la noche del martes en la Plaza de la Concordia de los Alminares, en la capital granadina, según han informado a Europa Press fuentes de este cuerpo. La víctima, que ha colgado un vídeo en YouTube exponiendo lo sucedido, relata que los agresores le llamaron por su nombre y cree que le reconocieron por el canal que tiene en esta página web de vídeos.

Entre lágrimas, el joven explica que le tiraron al suelo y le agredieron repetidamente provocándole hematomas en la cara, las costillas, las piernas y otras partes del cuerpo. También le insultaron llamándole “vicioso y degenerado” y afirmando “que si Franco levantara la cabeza le fusilarían” o que “preferirían ahorcarse” antes que ser como él. Pensaba que le “mataban” El joven ha narrado en este vídeo la experiencia de “miedo” que pasó y reconoce que “hubo un momento en el que pensaba que le “mataban, que no salía de allí”.

“Yo no me meto nunca con nadie y no me merecía eso, que dos personas por diversión me dijeran esas cosas”, “tengo el cuerpo lleno de morados (…) pero lo que más me duele es la parte emocional, pararme y pensar si ya no tengo suficiente con verme en un cuerpo que no me corresponde, que no deseo”, sostiene entre sollozos. Tras lamentar que “haya gente” de este tipo “en pleno siglo XXI” les advierte de que no han acabado con su “sueño”, pues a pesar de que se rían de él y le “humillen”, este episodio, que avanza este viernes la prensa local, le hace “el doble de fuerte”

Expertos en el sida creen un «fracaso del sistema» el índice de nuevos contagios

Consideran necesarias la vuelta de las campañas de sensibilización para acabar con los estigmas de los portadores de VIH

La mejora de los tratamientos de los enfermos de sida ha permitido que su esperanza de vida aumente de forma considerable; pero también, ha provocado que se relaje la percepción social de que es una enfermedad que durante décadas estuvo considerada como una auténtica pandemia. Por este motivo, varios expertos que participaron en el programa educacional ‘Hitos en Investigación Básica y Clínica en VIH/Sida’ impulsado por Gilead, reclamaron a las administraciones más atención al sida. “La infección por VIH continúa siendo un problema de salud pública. En 2014, 36,9 millones de personas con VIH, de los cuales, dos millones se infectaron ese año y 1,2 millones de personas murieron por causas relacionadas con este virus”, explicó el doctor Josep Maria Gatell, del hospital Clínic de Barcelona.

Este experto y profesor en la Universidad de Barcelona enumeró los datos de este virus en España: entre 130.000 y 160.000 personas que viven con el VIH, de los cuales 3.366 se produjeron en 2014 -el último año completo del que el Ministerio de Sanidad tiene datos-, con una mediana de edad de 35 años. Sin embargo, esa cifra es similar a la de años anteriores: 3.866 (2013), 3.732 (2012), 3.493 (2011), 3.748 (2010), 3.628 (2009) o 3.471 en 2008. Una tendencia que demuestra que el trabajo realizado para mejorar la prevención no ha sido suficiente. “Hay una percepción de que esto no es un problema. Pero es un fracaso del sistema tener las mismas cifras que hace una década”, añadió el doctor José Alcamí, del Instituto de Salud Carlos III de Madrid. Unos fallos que se den también en otros países europeos como el Reino Unido o Francia.

Ante esta situación recuperar las campañas de prevención de contagio sobre todo entre los hombres que mantienen relaciones homosexuales, el principal colectivo donde se producen los nuevos contagios, es fundamental. “Hay una cierta complacencia”, comentó el doctor José Ramón Arribas, jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital La Paz (Madrid), que reclamó estas medidas para acabar con el estigma de las personas porteadoras. “En España no ha salido nadie conocido diciendo que es portador del VIH porque se sienten avergonzadas. Hay que normalizar esta situación”, indicó.

De esta manera, se logrará terminar con uno de los problemas que tiene esta enfermedad, que es el conocimiento de la misma. “Aproximadamente uno de cada diez casos en el mundo occidental no sabe que está infectada por el virus. En los países no desarrollados, son dos de cada tres. De ahí la gran importancia que tiene la prevención y el diagnóstico precoz en la lucha contra el VIH”, añadió el doctor Gatell.