Deniegan un cambio de sexo a una transexual que llevaba 6 años en la lista de espera por cumplir 50 años

El departamento de Salud de la Generalitat ha hecho caso omiso a la recomendación del Síndic de Greuges, Rafael Ribó, que pidió al Departamento de Salud que reconsiderara la denegación a la que prescribieron esta intervención hace 6 años.

Rafel Ribó pidió que se revisara el caso de una transexual a la que prescribieron una vaginoplastia hace 6 años y a la que sacaron de la lista de espera por cumplir 50 años

Rafel Ribó pidió que se revisara el caso de una transexual a la que prescribieron una vaginoplastia hace 6 años y a la que sacaron de la lista de espera por cumplir 50 años.- EFE

BARCELONA.- El departamento de Salud de la Generalitat ha hecho caso omiso a la recomendación del Síndic de Greuges, Rafael Ribó, que pidió que se revisara el caso de una transexual a la que prescribieron una vaginoplastia hace 6 años y a la que sacaron de la lista de espera porque acabó cumpliendo 50 años.

El presidente del Observatorio contra la Homofobia de Catalunya (OHC), Eugeni Rodríguez, ha anunciado que los colectivos LGTBI iniciarán una campaña de recogida de firmas para denunciar este caso y movilizaciones a partir de enero ante lo que consideran una injusticia.

Rafael Ribó pidió al Departamento de Salud que reconsiderara su denegación de una vaginoplastia (cambio de sexo) a una transexual a la que prescribieron esta intervención hace 6 años y a la que sacaron de la lista de espera porque acabó cumpliendo 50 años.

Estaba desde 2009 en lista de espera del Hospital Clínic para someterse a una vaginoplastia que le prescribió la Unidad de Trastornos de Identidad de Género (UTIG) de este hospital, pero en marzo de este año recibió una llamada en la que le informaron de que la excluían de la lista porque ya había cumplido 50 años.

El Síndic dió la razón a la transexual pero, según ha denunciado el OCH, el departamento de Salud no ha respondido a la recomendación del defensor ciudadano. “A día de hoy no hemos recibido ninguna comunicación oficial de la administración pública de la Generalitat en la que se indique como piensan abordar la recomendación del Síndic“, ha declarado Rodríguez.

El presidente del Observatorio ha pedido que “una vez resuelta por el Síndic de forma favorable sobre los derechos de la afectada a ser reasignada de sexo, se tendría que emplear la ley 11/2014 contra la homofobia para efectuar la intervención”.

“La ley para garantizar los derechos de las personas LGTBI, una conquista del colectivo LGTBI, no puede quedar en papel mojado y ser ignorada por la administración a la hora de implementar necesidades reales de las personas transexuales”, ha añadido Rodríguez.

“Pedimos al Govern que haga suya la recomendación del Síndic como gesto de voluntad política hacia la implementación de la ley”, ha concluido Rodríguez. La afectada ha afirmado que “cambiar de sexo no es una fácil decisión. Lo sentí desde los 10 años pero lo decidí a los 46. Esto significa vivir en un cuerpo que no te corresponde”.

Para la transexual, “las administraciones son las que más discriminan y por suerte tengo el apoyo de las entidades”.

Los ultracatólicos paran la exhibición de ‘La vida de Adèle’

La justicia francesa revocó ayer la autorización de distribución a la película La vida de Adèle, del director francés de origen tunecinoAbdellatif Kechiche, que se estrenó en 2013 tras ganar la Palma de Oro en el Festival de Cannes. La película, que narra la historia de amor entre dos chicas (interpretadas por las actrices Léa Seydoux y Adèle Exarchopoulos) e incluye gráficas secuencias de sexo lésbico, llegó entonces a las salas prohibida a los menores de 12 años.

El Tribunal Administrativo de París acaba de retirar esa calificación a la película, al considerar que el Ministerio de Cultura cometió entonces “un error de apreciación”. El tribunal exige a su titular, Fleur Pellerin, que le conceda otra clasificación más apropiada respecto a las numerosas “secuencias de sexo entre dos mujeres jóvenes presentadas de manera realista”, que considera susceptibles de “herir la sensibilidad del público joven”.

Este fallo judicial llega tras la demanda interpuesta en 2014 por la asociación Promouvoir, de perfil ultracatólico y próxima a algunos círculos de la extrema derecha francesa, que estimó que La vida de Adèle no debía ser vista por menores de 18 años. El ministerio francés de Cultura anunció ayer que presentará un recurso contra la decisión judicial ante el Consejo de Estado, última instancia de la jurisdicción administrativa en Francia.

De momento, Promouvoir se apunta un nuevo tanto en la defensa por sus valores. La organización fue fundada en 1996 por el abogado André Bonnet, que militó hasta la década pasada junto al político ultraderechista Bruno Mégret. Este padre de ocho hijos y ferviente partidario de la misa en latín ya había emprendido acciones judiciales para evitar que los menores vean películas como Saw 3D,Nymphomaniac o Love, lo nuevo del director francoargentino Gaspar Noé, que fue recalificada el pasado verano como prohibida a menores de 18 años cuando ya se encontraba en salas comerciales. Los efectos de esta prohibición no son simbólicos, ya que conllevan la retirada de ciertos cine y el descenso del coste de la película de cara a su emisión en televisión.

Bonnet afirma que distintos directores “sin escrúpulos” pretenden “reintroducir la pornografía en los circuitos para el gran público”, según declaró en agosto a la página Allociné. “A menudo, este cine tiene como objetivo confeso participar en la destrucción de las estructuras sociales y familiares en nombre de un libertarismo sin límite”, opinó el abogado. “Tenemos la impresión de que [Bonnet] tiene más influencia que el ministro de Cultura o el CNC [Centro Nacional del Cine]. Es el hombre que decide la clasificación de las películas en Francia”, respondió entonces el productor y distribuidor de Love, Vincent Maraval. Gaspar Noé, por su parte, temió que las acciones de Promouvoir terminen provocando “una autocensura” de los creadores franceses y comparó su “anacronismo absoluto” con “el del Estado Islámico”.

Fundada en 1996 y formada por cerca de 400 miembros, Promouvoir lucha por “la promoción de los valores judeocristianos” y se suele enfrentar a la representación cinematográfica de la homosexualidad, que Bonnet consideró en 2001 “contra natura” y “ligada a la pedofilia, según una correlación estadística”. En 2013, el abogado participó en un mitin contra el matrimonio homosexual en Francia, en la que comparó el texto que lo legalizaba con “el ascenso del nazismo y el marxismo-leninismo”. Su primera gran batalla fue la que ganó, en el año 2000, contra la película ¡Fóllame!, de la escritora (y cineasta ocasional) Virginie Despentes. La justicia obligó a retirar la película de los cines solo dos días después de su estreno. El Ejecutivo francés decidió crear la clasificación “prohibida a menores de 18 años” a consecuencia de aquel fallo judicial.

La singular venganza de una mujer al amante de su marido

Un hombre de 51 años de un pueblo de Granada comenzó a recibir llamadas de teléfono de otros varones haciéndole proposiciones deshonestas

Primero hubo cama, supuestamente con sexo, y después vino la venganza servida en plato frío. Un hombre de 51 años de un pueblo del cinturón metropolitano de Granada comenzó a recibir llamadas de teléfono de otros varones haciéndole proposiciones deshonestas para mantener relaciones sexuales. Cuando recibió la primera llamada debió de pensar que se trataba de un error. La segunda vez que sonó el teléfono con otra persona de su mismo sexo invitándolo a mantener encuentros homosexuales, comenzó a plantearle ya ciertas dudas. La pregunta que se hizo fue, ¿por qué últimamente se equivoca tanto la gente con mi número de teléfono? El colofón a su sospecha fue cuando su móvil sonó por décima vez con el mismo tipo de propuestas.

Esta víctima de tanta broma pesada decidió dirigirse a un puesto de la Guardia Civil para denunciar lo que le estaba ocurriendo desde hacía unas semanas. Cansado de tanto cachondeo comenzó a sospechar que tantas llamadas con los mismos fines o propuestas sexuales igual no obedecían a un error, sino a una acción malintencionada, por lo que decidió poner el tema en manos de los investigadores del instituto armado.

Delitos contra el honor y suplantación de identidad

El primer hallazgo fue detectar que el teléfono de la víctima figuraba en una página de contactos donde se ofrecían servicios sexuales masculinos. Lo siguiente fue encontrar la dirección IP del ordenador para saber desde qué domicilio se insertó el anuncio de contactos en la página web donde figuraba el teléfono de la víctima. Una vez efectuadas las correspondientes comprobaciones, los investigadores se personaron en la casa de una mujer que reconoció haber sido ella quien insertó el anuncio en la página de contactos ofreciendo sexo a nombre de la víctima. Y lo hizo porque presuntamente el hombre afectado se había acostado con el marido de esta mujer y quería vengar ese hecho.

La Guardia Civil le ha imputado un delito contra el honor y otro de suplantación de identidad. El anuncio ha sido borrado de la web y la venganza al amante del marido le ha salido cara a esta mujer que está en espera de juicio.

Las cifras del odio: 4.000 agresiones cada año en España, 88 muertes desde 1990

Captura del 'mapa del odio', con los casos mortales registrados en España entre 1990 y 2015. E. M.

Captura del ‘mapa del odio’, con los casos mortales registrados en España entre 1990 y 2015. E. M.

Extranjero, ‘sin techo’, negro, homosexual, aficionado al fútbol, musulmán, transexual, estudiante de Derecho que un día no cedió el paso a unos ultras… Son algunos de los perfiles de las 88 personas que han muerto por crímenes de odio en España desde 1990, y que recoge el proyecto ‘Crímenes de odio: memoria de 25 años de olvido‘.

Se trata de un mapa histórico y documental fruto de la investigación realizada durante un año por el Grupo de Investigación de Crímenes de Odio y Movimiento contra la Intolerancia que, basándose en las cifras del Informe Raxen, han monitorizado todos los delitos de odio de los que existe rastro en la prensa, y “puesto nombre a los casos sin nombre”. Un trabajo basado en las hemerotecas ante la “falta de datos oficiales“, según ha denunciado Miquel Ramos, uno de los autores del estudio, quien se muestra convencido de que el número de casos es mucho mayor, ya que con frecuencia son catalogados como “sucesos” sin contemplar el odio como móvil del crimen. “Son cifras ocultas, este informe es solo la punta del iceberg”.

Movimiento contra la Intolerancia que cifra en 4.000 las agresiones o delitos de odio que se producen cada año en España. Unas cifras que según su presidente, Esteban Ibarra, serían incluso “conservadoras”, dado que el Ministerio de Interiorhabla de cerca de 1.300 agresiones al año, y, según la Unión Europea, solo se denuncian el 10% de los casos, por lo que la cifra podría ser mayor. “Por ejemplo, el Gobierno británico -que sí monitoriza este tipo de delitos- habla de 38.000 casos este año”, según Ramos.

Además, el informe señala la existencia de grupos racistas y xenófobos en todas las comunidades autónomas, de más de 10.000 ultras y neonazis en España, de más de 1.000 sitios xenófobos en Internet y decenas de conciertos de música neofascista todos los años.

Racismo y xenofobia, en la cúspide

Por tipología, los crímenes de odio más habituales son los racistas y xenófobos(37), seguidos de los casos de aporofobia (23), esto es, contra personas sin recursos, especialmente los ‘sin techo‘. David Bou, coautor del estudio, se muestra especialmente preocupado por esta categoría, ya que”al tratarse de gente con menos recursos y aislada socialmente -muchos no tienen nombre ni se sabe nada de ellos- es más difícil que los delitos de odio salgan a la luz”.

En tercer lugar se encontrarían los crímenes por “intolerancia criminal” (17), que implican un rechazo delictivo a la dignidad y derechos fundamentales de las personas, seguidos por los de la violencia ultra en el fútbol (6), odio ideológico (6),homofobia (2) y transfobia (2) e islamofobia (1).

Por provincias, las áreas más afectadas son las grandes concentraciones urbanas, como Madrid (29), Barcelona (16), Valencia (7) y Alicante (6), “zonas que coinciden con una mayor presencia de gurpos ultras y de extrema derecha”, ha señalado Bou.

Juzgados como sucesos aislados

En cuanto al recorrido judicial, el informe recoge que 35 de los casos acabaron en condena, 19 por asesinato, 14 por homicidio y dos por lesiones o riñas tumultuarias. Una cifra que, a juicio de los autores, “constata la falta de formación de la judicatura y de los diferentes estamentos para tratar estos casos”, afirma Bou.

“Por ejemplo, en Barcelona fue asesinado un joven negro al grito de ‘negro de mierda’, y ni el jurado popular ni después la Audiencia consideraron la agravante de racismo, porque quienes cometieron el crimen eran gitanos, de lo que dedujeron que no podía ser un crimen racista”. “Si no se contempla el componente de racismo, muchos de estos delitos serán juzgados como reyertas, violencia juvenil o peleas de ‘ultras’, cuando en realidad se trata de delitos de odio”, añade.

Del resto de casos, tres acabaron en absolución, 4 archivados, y de los 44 restantes “no sabemos qué pasó en el juzgado” . “El primer problema que nos hemos encontrado es la poca transparencia de las instituciones respecto este tipo de casos”, han señalado. Además, dicen, con frecuencia los delitos de odio son catalogados como “sucesos, reyertas, peleas de ultras o tribus urbanas, violencia juvenil… cuando en realidad son delitos de odio”.

Preocupa y mucho a los autores la edad de los autores de los delitos, ya que “la gran mayoría fueron cometidos por menores de 25 años, e incluso menores de edad, algo que, a su juicio, “hace necesaria una reflexión sobre la educación y los valores que estamos transmitiendo a las nuevas generaciones”. Llaman la atención asimismo por la “ola xenófoba que avanza en Europa”.

“El crimen de odio”, afirman, “es el final del recorrido. Antes hay un sentimiento de odio que se aprende, y hay organizaciones políticas legales que se dedicar a inculcarlo”. “Aunque de momento los partidos genuinamente racistas y xenófobos han fracasado electoralmente en España, su discurso de intolerancia se usa por muchos. Sin olvidar el subsuelo de violencia neonazi“, afirma Ibarra.

Ley integral

Por otra parte, el presidente de Movimiento contra la Intolerancia ha afirmado que esta investigación supone el “pistoletazo de salida” para reclamar a los partidos políticos una ley integral contra los delitos de odio, con el fin de prevenir la aparición de estos crímenes mediante una acción integral en los ámbitos de la educación, la comunicación, el deporte y la cultura, además de prestar asistencia a las víctimas y sus familias.

La hija de Lucrecia Pérez (izda.) y la hermana de Ndombele, asesinados en crímenes racistas en Madrid. E. M.

La hija de Lucrecia Pérez (izda.) y la hermana de Ndombele, asesinados en crímenes racistas en Madrid. E. M.

“No podemos aceptar ni un solo momento más la desprotección de las víctimas”, ha señalado Ibarra, quien ha subrayado la “soledad” de las familias de las víctimas de este tipo de crímenes: “se quedan solas, sin derechos y sin amparo económico”. Como ejemplos, el caso de Lucrecia Pérez, víctima del primer crimen racista cometido en España, y el de Augusto Ndombele, el joven asesinado en Costa Polvoranca en 2002.

La hermana de éste, Magdalena, ha lamentado la “soledad” con la que se enfrentaron a la pérdida, la ausencia de asistencia psicológica, así como la falta de apoyo de las instituciones. “Ya que tuvimos esta mala suerte, esperábamos algo más del Estado español”. Por su parte Kenia, la hija de Lucrecia, que tenía seis años cuando su madre fue asesinada, ha denunciado que “el racismo se llevó lo mejor de nuestra vida. Yo siempre me he sentido muy sola. Por eso queremos una ley que ayude a las víctimas”.

JUDITH BUTLER, REFERENTE MUNDIAL EN LOS ESTUDIOS DE GÉNERO

«Expresar ideas se empieza a considerar terrorismo doméstico»

La feminista norteamericana Judith Butler propone una alianza política de los que se oponen a las condiciones de precariedad para que todos tengamos una “vida vivible”.

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Judith Butler, en el CCCB, donde dictó la conferencia ‘Cuerpos que aún importan’, dentro del ciclo ‘+ Humans’.

De antemano, Judith Butler intimida un poco. La feminista suele salir en las fotos con gesto severo y es preciso una botella de oxígeno para bajar a las profundidades de su obra. Pero resulta que el ícono de la teoría queer -la que sostiene que el género y el sexo son construcciones sociales y, por tanto, susceptibles de entrar y salir de ellas- es una persona encantadora que hoy se siente ‘obligada’ a ampliar su frente de batalla político, inicialmente centrado en los derechos de gais,lesbianas y ‘trans’, a otras vidas precarias. Desembozar esas vidas estancadas, señala la no tan feroz Butler, puede ser el pilar de una democracia radical.

La lucha empezó por usted. A los 6 o 7 años me asaltó la cuestión de cómo vivir en mi propia piel. Tenía un cuerpo de mujer pero no me sentía mujer… Ni hombre. ¿Cuál era mi género? Por otra parte, ya entonces notaba que a mucha gente le era difícil entrar en mi mundo sin miedo, sin humillación, sin ejercer la violencia.

Ese debate interior acontecía en una familia judía tradicional de Ohio. Un tío suyo fue encarcelado por ‘trans’ y murió entre rejas. Unos primos fueron expulsados de casa por gais. Y a ella la llevaron al psiquiatra a los 15 años, cuando anunció su homosexualidad. “La única forma de describirme era como una lesbiana de bar que pasaba los días leyendo a Hegel”, definió una vez aquel pasado brumoso.

¿Sintió la violencia en carne propia? Sí. Fue una etapa de gran inquietud. No sabía cómo ir a la escuela, cómo vestir, cómo explicárselo a mis padres. No se trataba de una decisión racional, era una experiencia corporal que se imponía.

De ahí su ‘pensar desde el cuerpo’. Sí. Luchar para decidir con quién te acuestas pone el cuerpo en el centro del discurso. Todos los que pelean por la protección contra la violencia tienen el cuerpo en el centro de la organización política. Por aquel entonces, yo simplemente me pregunté cómo encontrar la libertad de aparecer en el mundo, con los otros. Pero, ojo, previamente tuve muy claro que podía.

Ahora se pregunta cómo vivir juntos, todos, en este mundo revuelto. Y no es fácil. Si en la vida en pareja, que es un contexto de afecto, aparecen la ambivalencia y la agresividad, cohabitar en el mundo cuando somos de diferente origen, religión y lengua es aún más complicado. Pero estamos obligados a vivir juntos, a afrontar los problemas de reconocimiento del otro.

Los telediarios dicen otra cosa. Debemos preguntarnos: ‘¿Quiénes somos?’. Y no fijar una respuesta. ¡Nada de definir quiénes somos por adelantado! Es fundamental hacerse la pregunta indefinidamente.

Mientras, la economía va definiendo quién sí y quién no.¡Es terrible! Hay gente absolutamente paralizada. Los pobres, los precarios, los sin esperanza. Pero Judith Butler tiene más preguntas que respuestas.

Vaya. ¿Ni siquiera una intuición? Cuando escribí sobre género subrayé que era un acto performativo. Es decir, defendí el género como un devenir. Lo central es que cada persona tiene el poder de actuar. Es muy importante afirmar ese poder, que yo no sentí de joven.

Querer no siempre es poder. Advierto lazos de solidaridad que van más allá de la defensa de los derechos propios y que impulsan a la movilización. Creo que es posible articular una alianza política de los que se oponen a las condiciones de precariedad, que incluya a los que la sufren. Una vez lo consigamos, una vez definamos qué es una ‘vida vivible’, podremos llegar a acuerdos políticos y económicos sobre los principios de igualdad. Hay que contar con el apoyo de los otros para contestar al poder explotador. ¿Suena utópico?

Un poco, sí. Hay que creer que es posible precisamente cuando parece que no es posible. La solución puede emerger en la escena de la imposibilidad.

Debe de ser usted muy paciente. [Ríe] Tengo esperanza.

48 feminicidios en España este año desesperan, por ejemplo. Por eso importa la acción. He pasado un tiempo en Latinoamérica y he notado la enorme alianza entre feministas y no feministas para combatir la violencia contra las mujeres y los ‘trans’.Han ido juntas a la Corte Interamericana para hacer constar que la violencia sexista es una violación de los derechos humanos. Hay que reconceptualizar la idea de ‘humano’ que incluya a cualquiera que sufra una violencia aceptada.

¿Quiénes sufren más la “violencia aceptada”? Las mujeres, las minorías raciales, los discapacitados, los sin techo, los refugiados… Pero, cada vez más, la gente que entiende su trabajo como temporal y prescindible, que no pueden pensar en futuro y sienten que, de algún modo, son responsables de su condición.

Los damnificados aumentan. La desigualdad está aumentando a cotas inaceptables.

¿Qué la indigna sobremanera? El caso de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, en México, por ejemplo. La violencia contra unos jóvenes que querían ejercer su derecho de reunión y de expresión es absolutamente horrible. Tanto como ver que la policía se encoge de hombros y dice ‘es imposible descubrir quién fue’, ‘no hay rastro’. Y luego aterrizan los forenses argentinos y descubren muchos ‘rastros’. Es execrable no solo la complicidad de la policía con los crímenes, sino también el silencio del Estado de México, y de mi propio país, Estados Unidos.

¿Los hipercríticos como usted se sienten cómodos en su país? Vivo en San Francisco, y en California tenemos muchos problemas con la policía, que ahora se entrena en empresas de seguridad. Tratan a la gente como a terroristas, pese a que se limiten a expresar su derecho a protestar. Expresar ideas en el espacio público empieza a ser visto como una forma de terrorismo doméstico.

¿Los atentados de París darán ‘bonus track’ al abuso? Sí. Pero redoblar la seguridad es entrar en guerra contra el propio pueblo.

Lleva 25 años aventando teorías, ¿orgullosa de algún cambio sustancial? Desgraciadamente los libros no tienen la capacidad de cambiar las cosas. Pero insisto en que es necesario sentir que es posible actuar, antes de actuar. Hay que tener la confianza y la experiencia de sí para modificar las cosas. Pero hay demasiada gente que no cree tener la capacidad.

En el caso de las mujeres, convendría que se interesaran los hombres. El feminismo es un movimiento para las mujeres, para los hombres y para los que desbordan el género normativo.

Bien, ¿pero qué les diría a ellos? Es importante que participen en el feminismo porque pueden influir sobre otros hombres, dar ejemplo de una masculinidad alternativa, no violenta. El mejor feminismo es el que se opone a la desigualdad, la subyugación y la explotación. El que trabaja sobre el concepto de poder.

¿Cuántas paradas faltan para el fin del patriarcado?[Ríe] Aún hay demasiados marcos de poder a combatir, no solo ese. El racismo, la misoginia, el colonialismo, el capitalismo. Poner en cuestión todos los vínculos de poder es una tarea posible.

¿Por ahí pasa la emancipación? Lo peor es ser absolutamente dependiente de un poder que te oprime. Es una subyugación invivible, horrible en su circularidad. La liberación de ese poder es una forma de emancipación. Lo aceptable es ser dependiente de una forma de poder que no oprime, que permite vivir. En cualquier caso, la emancipación se logra de manera colectiva.

¿Y usted, de qué o quién depende? De quienes amo y me aman, de todos aquellos que me leen.

Benditos. Sus libros son endemoniadamente difíciles. ¡Oh, lo siento de veras! Pero hay gente que le gusta trabajar con el lenguaje y medirse con la dificultad.

En su línea. ¿Ha logrado al fin estar bien en su propia piel?[Ríe] De vez en cuando.

CLAVES BIOGRÁFICAS

  • Creció en una familia judía de Cleveland (Ohio) de ascendencia húngara y rusa. Recibió una educación religiosa, pero a los 15 años trinchó las expectativas paternas al declarar que tenía novia.
  • La lectura precoz de Simone de Beauvoir (“no se nace mujer, se llega a serlo”) fue la chispa que encendió su teoría del género y el sexo.
  • ‘El género en disputa’ (1990),’Cuerpos que importan’ (1993), ‘Vida precaria’ (2006) y ‘Marcos de guerra. Las vidas lloradas’ (2010) son algunos de sus títulos.
  • Su pareja, Wendy L. Brown,es profesora de Filosofía Política en Berkeley. Juntas adoptaron a un niño.

Charlie Sheen obligó a su ex novia a abortar

El actor Charlie Sheen-

El actor Charlie Sheen. KEVIN SCANLON

El caso de Charlie Sheen, tras comunicarle al mundo que es portador del virus del sida, aún colea. La última revelación sobre esa parte de su vida que mantuvo oculta durante años, ha llegado en forma de demanda por parte de unas de las mujeres que mantuvo relaciones sexuales con el actor, antes y después de enterarse de que tenía VIH.

La persona detrás de la demanda es la actriz del mundo del porno Brett Rossi -su verdadero nombre es Scottine Ross-, que llegó a ser la prometida de Sheen y que ha asegurado que el protagonista de Dos hombres y mediola obligó a tener un aborto en marzo de 2014. El argumento que esgrimió entonces el actor fue que no quería tener un hijo “retrasado”.

Todo esto de acuerdo al portal TMZ, que añade que Sheen recurrió a la violencia en varias ocasiones durante su relación, y que le ocultó a Rossi su enfermedad durante un tiempo. Hasta cinco veces tuvieron relaciones sexuales antes de que se lo confesara, aunque la joven decidió seguir acostándose con él sin protección después de saberlo.

En la demanda también asegura que Sheen tenía intención de tener un hijo con ella y que incluso quería ponerle su nombre, Charlie, si tenían una niña. Después, al parecer, cambió de opinión, y amenazó a la actriz de cine para adultos con dejarla si no abortaba de inmediato, por miedo a que el bebé fuera portador del virus del sida.

El abogado de Sheen, por su parte, ha señalado que las alegaciones son falsas y que está convencido de que podrán salir victoriosos en este caso. Rossi, por su parte, no ha cifrado la cantidad que quiere en concepto de compensación por asalto, negligencia y agresión, entre otros cargos.

Sheen eligió el programa Today de NBC para hacer pública su condición el pasado mes de noviembre, un hecho que mantuvo en privado durante cuatro años y que finalmente decidió anunciar para, entre otras cosas, poner fin a la extorsión y las demandas que ha tenido que enfrentar en el pasado. De momento, no parece haber tenido demasiado éxito.

“Me despidieron del trabajo por ser seropositivo; sólo querían gente sana”

“Le comenté a mi jefa que era seropositivo y me dio su apoyo, pero al cabo de dos horas me mandó un whatsapp diciéndome que sentía mucho lo que me había pasado, pero que le parecía de mal gusto que no se lo hubiera contado y que comunicaba mi baja a la gestoría”.

Ha pasado más de año y medio desde que a Daniel Jiménez le informaron de que era seropositivo, motivo por el que perdió su trabajo de camarero.

“Le expliqué que está demostrado que no existe ningún riesgo de infección”, cuenta Daniel, quien recuerda cómo trató de defenderse tras su despido, porque era imposible que su sangre acabase en el plato o vaso de los clientes del restaurante.

Pero la empresa no lo entendió: “Mi jefa decía que no me estaba discriminando, que tenía que pensar en la empresa y que sólo quería gente sana”.

Desde el Centro Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), el médico y responsable de prensa del ámbito de Sanidad Nacional,Francisco Torquero señala a Efe que despedir a alguien por ser seropositivo es ilegal; “es como si te despiden porque te falta una mano”.

Añade que en el caso excepcional de que hubiera riesgo de contagio, porque haya peligro de cortes, por ejemplo, lo que habría que hacer es “una adecuación del puesto de trabajo”, pero no sería “causa de exclusión”.

Después de este episodio, Daniel no está “psicológicamente preparado” para volver a trabajar y tiene miedo a que no lo contraten.

Es un ejemplo de cómo el estigma sigue estando ahí.

Por eso, las organizaciones que integran Cesida ven necesario un “Pacto de Estado frente al VIH que atienda el estigma y la discriminación que provoca”, como señala Jesús Generelo, presidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB).

Un pacto que, entre otras cuestiones, “modifique y adapte la legislación española que da cabida a la exclusión de personas con VIH en el acceso o desempeño de determinadas ocupaciones”, como explican Comisiones Obreras, UGT, Cesida, la FELGTB y Trabajando en Positivo.

A Daniel le detectaron la enfermedad rápido. Su pareja era seropositiva y el médico les dijo que no había mucho riesgo porque eran serodiscordantes dado que la carga viral de su pareja era indetectable.

Pero él se hizo una analítica completa de Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) y dio positivo en VIH.

“Psicológicamente me hundí bastante”, confiesa, “piensas que es algo que vas a tener de por vida”.

El tratamiento -que le provoca pesadillas, como efecto secundario- ha conseguido elevar sus defensas y conseguir que la carga viral sea indetectable.

Precisamente el avance en los tratamientos y que se haya reducido la mortalidad es uno de los factores que han influido en que la gente joven “no tenga el respeto que se le tenía a la enfermedad”, dice Antonio Poveda, director de Cesida.

Así, Daniel reconoce que, sobre todo entre los jóvenes, “llega un momento en el que con el alcohol y las drogas ni te acuerdas de tomar precauciones” y considera que las siglas VIH siguen siendo un tabú en la sociedad.

El director de Cesida opina que no hay que tener miedo porque ya no vivimos “el dramatismo de otros años”, pero sí que hay que tener “precaución” al tratarse de una enfermedad que te acompaña de por vida y que lleva consigo un gran estigma que la diferencia de otras patologías.

Según datos del Ministerio de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad, un 46,2 por ciento de los nuevos diagnosticados de VIH en 2014 se realizó de forma tardía.

Además, se trata de personas que, mayoritariamente, no forman parte de los considerados “grupos de riesgo” (como hombres que practican sexo con hombres, personas que ejercen la prostitución, migrantes, usuarios de drogas inyectadas).

“Grupo de riesgo es toda la población”, explica Poveda, “el VIH no entiende ningún tipo de características”.

“El problema es que mucha gente se piensa”, continúa, “que sólo se tiene que hacer la prueba de detección de VIH estos grupos de riesgo”, por eso él coincide con la opinión de expertos, organizaciones y del Ministerio de Sanidad en que las pruebas de detección son fundamentales para toda la población.

“Quien no usa condones también puede protegerse contra el VIH”

RAPHAEL LANDOVITZ I EXPERTO EN PREVENCIÓN DEL VIH »

El experto en VIH Raphael Landovitz el lunes en Madrid

El experto en VIH Raphael Landovitz el lunes en Madrid. / KIKE PARA

En el campo no demasiado fértil últimamente de la investigación sobre sida (y el VIH, el virus que la causa) de los últimos años, la medicación antiviral ha tomado el protagonismo. Su última aplicación es la llamada profilaxis preexposición (PrEP), unas siglas que habrá que recordar: se trata de suministrar tratamiento antiviral a personas que se prevé que van a estar expuestas al virus de la inmunodeficiencia. “Quien, por la razón que sea, no usa condones, también puede protegerse contra el VIH”, resume Raphael Landovitz, experto en este tema, quien está en Madrid para asistir al congreso de Gesida (Grupo de Estudio del Sida) que comienza el 1 de diciembre, día mundial contra la enfermedad.

Landovitz, profesor asistente de la Universidad de California en Los Ángeles era al principio escéptico sobre este planteamiento. “Pensaba que era de locos dar medicación a personas sanas. Me convertí en 2010, cuando se publicaron los primeros resultados. Me impresionó su alta eficacia”, afirma. Aquel estudio demostraba que, si el tratamiento se seguía bien, la protección de los voluntarios era incluso superior a la que proporcionan los preservativos.

Aquel escepticismo de Landovitz no era único, y “aún se mantiene en muchos lugares”, admite. Por ejemplo, en Europa el tratamiento (una pastilla al día de Truvada) no está aprobado, menos en Francia, que lo acaba de hacer. En España, la Administración es reticente, pero los médicos de Gesida son partidarios de que se regule su uso. El experto estadounidense resume las causas del rechazo basándose en lo que pensaba. “¿Qué pasa si se desarrolla resistencia al virus? ¿Y los efectos secundarios de los fármacos? ¿Y sus costes?”.

Para Landovitz, la utilidad de la PrEP es evidente. “Desde hace 10 años, los números de nuevos infectados por VIH no bajan”, dice. “Por mucha educación sexual y mucha promoción de los preservativos que se haga, el hecho es que hay un grupo de personas que no los va a usar, y hay que pensar algo para ellos”.

Aunque a rasgos generales los fármacos son muy efectivos como protección contra el VIH, “depende mucho de cómo se sigue la pauta de la medicación”, lo que se denomina técnicamente adherencia al tratamiento, insiste Landovitz. Optar por el PrEP supone tomar una pastilla diaria. Donde más se ha estudiado es en hombres, sobre todo por la prevalencia del VIH en la población gay. “Deben empezar entre cinco y siete días antes de la relación sin protección”, advierte el médico, para asegurar que el fármaco está presente en las mucosas rectales. “Ha habido estudios para darlo solo cuatro días a la semana, pero yo no estoy de acuerdo. Si ya es difícil tomarlo todos los días, hacerlo días alternos es aún más complicado. ¿Qué pasa si justo esos tres días se tiene un sexo salvaje? Lo que sí quiere decir es que si se pierden una o dos tomas a la semana se mantiene la protección”, afirma.

Curiosamente, en mujeres el tratamiento parece que funciona peor. Ello obliga a que “sean muy estrictas con la adherencia”, dice Landovitz. Ello se debe a las características de la medicación. “Llega antes y mejor a las mucosas rectales que a las vaginales”, explica.

También descarta el especialista las críticas al uso de la terapia preexposición por los efectos adversos de los medicamentos. “Es verdad que todos los fármacos tienen efectos secundarios, pero hay que plantearse la PrEP como una reducción de años, igual que hicimos con los programas de metadona o de sustitución de jeringuillas para los consumidores de heroína, que, como tenían una adicción, no eran capaces de dejar de inyectarse droga”, afirma el médico. Dos son los efectos que se han visto a largo plazo:”Irritación renal y pérdida de masa ósea, pero se pueden paliar con revisiones y aporte de vitamina D y suplementos de calcio”. Este último problema sería mayor en jóvenes, que están en periodo de formación de huesos hasta los 24 o 25 años, admite.

“También es cierto que al no usar el preservativo pueden aumentar otras enfermedades de transmisión sexual. En algunos estudios se han visto aumentos del 40% o el 60%. Hay quien dice que ello se debe a que los participantes estaban especialmente vigilados, y se les analizaba más. Yo creo que sí que ha habido un aumento. Pero el objetivo es mantener a la gente lo más a salvo que se pueda. Las infecciones bacterianas [sífilis, gonorrea] se pueden tratar con antibióticos. Las víricas, como hepatitis y papiloma, todavía se tratan peor. La PrEP es una herramienta de reducción de daños. Se trata de prevenir el VIH y, para el resto, tratar lo que se pueda”, defiende.

Sobre el precio, Landovitz no duda de que en cuatro o cinco años, los servicios sanitarios públicos ofrecerán esta opción. “Los dos seguros públicos de EE UU, Medicare y Medicaid, van camino de financiarlo”, dice, como ejemplo de la relación coste-eficacia del tratamiento. En España no hay cálculo sobre su coste. De momento, la pastilla es de uso hospitalario, y quienes la reciben no pagan nada por ella. Su precio no es fijo, ya que depende de las negociaciones entre los laboratorios y las Administraciones autonómicas, pero ronda los 600 euros al mes.

“En EE UU depende del Estado, pero la media que pagan los consumidores es de 1.300 dólares [poco más de 1.200 euros al mes]”. En España, las guías de Gesida ya recomiendan que se dé en algunos casos, como personas que tienen una pareja con VIH. De todas formas,”en 2017 habrá un generico, lo que supondrá un abaratamiento”, añade.

El médico niega que la PrEP sea una especie de lujo para personas de países desarrollados que no quieren usar condones. “Podría ser de gran utilidad en lugares de África, por ejemplo, donde las mujeres no pueden negociar el uso de condones. El problema no sería el precio, sino de voluntad política” afirma.

Claves del VIH hoy

El congreso de Gesida resalta otras características del sida en 2015 en España. “No es una enfermedad mortal, pero no es una epidemia controlada”. En España se mantiene estable la cifra de 3.000 nuevos contagios cada año; y, en el mundo, los últimos datos de Onusida, hay ya casi 37 millones de personas con el virus, de las que dos millones se infectaron el último año. Por la enfermedad murieron 1,2 millones de personas.

Prácticamente todas las 90.000 diagnosticadas de VIH en España reciben la medicación. En el mundo la toman 15,8 millones de personas. la Organización Mundial de la Salud recomienda que se traten todos los infectados, lo que quiere decir que se está atendiendo al 41% de quienes lo necesitan.

En los países occidentales, la mayoría de las transmisiones actuales son entre hombres que tienen sexo con hombres (en España, poco más de la mitad de los nuevos casos). Los inmigrantes son otro grupo especialmente afectado. Un reciente estudio con 2.100 extranjeros en Europa ha demostrado que más de la mitad se infectaron en su país de llegada, y de otro tercio no se puede saber cuándo fue. Queda, por tanto, menos de un tercio que se cree que llegó a Europa infectado.

Como consecuencia de lo anterior (más casos en gais e inmigrantes, entre los que hay más hombres), el VIH en mujeres en España está retrocediendo. En 2014 supusieron el 17% de los nuevos contagios; en 2008 fueron el 24%.

El diagnóstico tardío es el mayor problema en España. En un 46% de los casos se diagnosticó casi a la vez la infección por VIH y el desarrollo de sida porque el virus ya había empezado a deteriorar el sistema inmunitario.

La coinfección entre hepatitis C y VIH empeora el pronóstico de ambas infecciones. También lo hacen otras enfermedades de transmisión sexual (ETS), que se dan en el 49% de los nuevos diagnósticos.

Gesida advierte que como en España no existe la especialidad de Enfermedades Infecciosas en el MIR, la atención a las personas con VIH (cada vez más porque mueren menos) está en riesgo por falta de especialistas.

LA TRONERA: Día del Sida

ANTONIO GALA

El Sida es una enfermedad social y antisocial a un tiempo: delata y descubre una postura ante la vida que se suele ocultar. Es, en consecuencia, una enfermedad definitiva: en la acepción de última, y en la acepción de definidora y debeladora de quien la padece. Al fin y al cabo, ésta es la finalidad última de todas las terribles ortodoxias tribales: proteger a sus miembros (en todos los sentidos de la palabra) de cualquier poder enemigo al que se expondrían si las abandonasen. El castigo mayor del paciente de Sida es la angustia ancestral de enfrentarse a la renuncia a la identidad individual y social, y la expulsión en vida de la comunidad humana a que pertenece. Si en las enfermedades que consideramos, ay, modernas se usa una terminología de agresión militar (invasiones, colonizaciones, reconocimientos, defensas químicas, aniquilamientos de células, bombardeos con rayos) en el Sida la guerra es más sutil: un adversario infiltrado deja sin recursos al organismo, inerme ante cualquier ataque de los enemigos exteriores, y provoca una muerte que se solapa -como un espía homicida- bajo nombres plurales. Por eso el Sida, mucho más que una enfermedad sólo, es una prueba: mucho más que un síndrome, es un símbolo. Si no lo combatimos y lo superamos entre todos, habremos fracasado. El instante de la Humanidad que se nos encomendó no habrá cumplido su tarea.

Polonia y Hungría bloquean normas de la UE para no reconocer bodas gays

Los dos Gobiernos conservadores del Este obstaculizan normativas sobre regímenes económicos matrimoniales para no aceptar uniones “que no responden a sus valores”

La primera ministra polaca, Beata Szydlo, en París el lunes

La primera ministra polaca, Beata Szydlo, en París el lunes. / STEPHANE MAHE (REUTERS)

La crisis económica ha abierto una fenomenal fractura Norte-Sur, pero en la Unión Europea hay una fractura quizá aún más profunda: Este-Oeste. Polonia y Hungría tienen previsto bloquear en la reunión de ministros de Justicia del próximo jueves una propuesta de normativa para uniformizar la ejecución de resoluciones en materia de regímenes económicos matrimoniales de las uniones registradas en la UE. La propuesta pretende “reducir incertidumbres en cuanto a los derechos de propiedad de las parejas internacionales”, según el texto final que examinarán los ministros. Esa norma requiere la unanimidad para salir adelante: el problema es que tanto Varsovia como Budapest no aceptan regímenes de familia “que no responden a sus valores ni están en su constitución”, según fuentes europeas. En la práctica, esos dos países -gobernados por partidos ultraconservadores- no quieren reconocer el matrimonio gay ni otras fórmulas jurídicas válidas para heterosexuales en otros países de la Unión, a pesar de que el texto permite a sus jueces inhibirse en favor del Tribunal de Luxemburgo en caso de tener que dictar sentencia en uno de esos casos.

Se trata de dos regulaciones. Por un lado, una propuesta relativa a la ejecución de resoluciones en materia de regímenes económicos matrimoniales. Y por otro, una norma sobre el reconocimiento y la ejecución de resoluciones en materia de efectos patrimoniales de las uniones registradas. Se trata de “garantizar un sistema uniforme de las normas” relativas a este asunto, según el texto. A lo largo del proceso legislativo, las delegaciones polaca y húngara presentaron una propuesta diferente que la mayoría de los socios considera “inaceptable”, según las fuentes consultadas. Los polacos han dejado claro que tienen dificultades para aceptar el texto sobre las uniones registradas.

Las tensiones con los países del Este han crecido exponencialmente en los últimos meses, sobre todo a raíz de la crisis de refugiados, que ha activado tenaces reflejos nacionalistas (aunque no solo en el Este). Algunos dirigentes de esos países -incluso los socialdemócratas eslovacos- han declarado que no aceptarán asilados musulmanes, aunque tras esa primera reacción hostil se han visto movilizaciones populares en favor de los refugiados, y pasos de varios Gobiernos del Este en la buena dirección. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha asegurado que la llegada de refugiados musulmanes pone en peligro los valores cristianos de Europa, en un discurso que no responde a las ideas recogidas en los tratados.