Dos mossos se enfrentan a penas de cárcel por agredir e insultar a un gay en La Rambla de Barcelona

 

Dos agentes de los Mossos d’Esquadra se enfrentan a dos años y dos meses de cárcel por presuntamente agredir e insultar por su condición dehomosexual a un hombre al que identificaron en las inmediaciones de La Rambla de Barcelona por supuestamente haber consumido hachís o marihuana en la vía pública.

En su escrito de acusación de cara al juicio previsto para el próximo jueves en la Audiencia de Barcelona y recogido por Europa Press, la Fiscalía acusa a los policías José María M. e Elisabet B. de un delito contra la integridad moral y de una falta a cada uno: de lesiones en el caso de él y de maltrato de obra en el caso de ella. Sucedió el 14 de abril de 2007 en la plaza del Teatre, junto a La Rambla, cuando José María M. cogió por la fuerza a la víctima -tras requerir su identificación cuando estaba con unos amigos- y en compañía de la agente la condujeron a la parte posterior de un furgón policial.

En el vehículo, el acusado presuntamente dio un puñetazo al hombre, rompiendo este a llorar; el policía supuestamente le gritó “¡Cállate, maricón!” y, ante la petición de explicaciones de la víctima, el agente lejos de cesar en su comportamiento le dio otro fuerte puñetazo que dejó sangrando a la víctima. Durante este tiempo, el mosso estuvo hablando con la agente acusada haciendo en todo momento comentarios insultantes respecto a la opción sexual y la nacionalidad del hombre, que es colombiano: “Esos tres maricones” -en alusión a la víctima y sus dos acomañantes- y “Seguro que sois traficantes”, espetó entre otras cosas según al acusación de la Fiscalía.

“Vete a tu país”

Luego lo detuvieron y lo trasladaron a la comisaría, donde la acusada Elisabet B. le dio una patada en la espinilla mientras le dijo “Te jodes, vete a tu país”, aludiendo a su condición de extranjero. Además de la pena de dos años y dos meses de cárcel, la Fiscalía pide que una multa de 500 euros para José María M. y una de 200 euros para Elisabet B.

“He descubierto que soy un hombre y eso me hace feliz”

Este es Dan. Su historia es un viaje desde el caos que te abrirá los ojos.

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Conocemos a Dan, un joven de 22 años que acaba de empezar un tratamiento hormonal para masculinizar su cuerpo.

La historia de Dan es como una explosión cósmica, como un Big Bang. Nació en Terrassa, Barcelona, hace 22 años. Sus padres le pusieron de nombre Marina. De muy pequeño, Dan notaba que en su cuerpo había caos, partículas desordenadas. Hace tan sólo dos meses surgió la explicación a todos los fenómenos extraños que tienen lugar en su interior: Marina es Dan. Ella siempre fue un hombre.

Todo encaja de pronto, pero no es tan fácil deshacerse de toda una vida de tristeza inexplicabe y complejos: “He tenido depresión toda mi vida, pero no sabía por qué. Me llevaba mejor con los chicos que con las chicas, pero no encajaba ni en un lado ni en el otro. Siempre fui el raro de la clase. Una vez una niña me preguntó: ‘¿quieres ser un niño?’ Yo respondí que para qué iba a querer eso”.

La lucha de Dan por comprenderse es tan temprana que el día que le vino la primera regla se sintió pletórico: “Pensaba que lo raro que había en mí podía deberse algún problema biológico, que eso explicaba mis gustos y comportamiento. Ese día estaba jugando a baloncesto con mi padre. Fui al lavabo, me dolía mucho. Cuando vi la sangre me puse feliz: si tengo la regla significa que tengo ovarios, y eso significa que soy una mujer. No soy un bicho raro”. La menstruación, sin embargo, fue un alivio momentáneo.

Más tarde descubrió que, además de los chicos, también le gustaban las chicas, pero para ello Dan necesitó conocer a alguien en su misma situación. Saber que esa posibilidad, simplemente, existía: “Había una niña en mi clase, éramos muy amigas y siempre íbamos juntas. Una mañana, mientras me vestía, estaba pensando en ella. De pronto me pregunté por qué lo hacía. ‘Yo no soy lesbiana’, me dije. Pensaba que era algo raro, malo. Así que lo olvidé”.

Hasta que una chica mayor que él le contó que le gustaba otra chica, y que le ocurría por primera vez. Dan tardó tres horas en confesarle que a él le pasaba lo mismo. Días más tarde inició una relación, pero él y su pareja pasaron desapercibidas: “En el patio las chicas tenían mucho contacto físico, era algo normal. La gente pensaba que éramos amigas. Para los chicos es mucho más difícil, no se pueden tocar, y si lo hacen es para bromear llamándose maricones los unos a los otros”. Al final todo el instituto supo que estaban “liadas de verdad”, pero eso no le causó bienestar: “Nunca he escondido mi orientación sexual y en casa no me hizo falta explicarlo. Ese no era el problema”.

Avatar

Dan no recuerda cuándo empezó a competir en natación, pero sí cuándo lo dejó porque un montón de preocupaciones empezaron a asaltarle: “Necesitaba tiempo para mí. La gente de mi edad pensaba siempre en las mismas cosas, a mí me interesaba leer, buscar música diferente, creo que era más maduro para mi edad”. Probablemente, se estuviera buscando a sí mismo. Años después, cuando dudaba entre la carrera de Física y la de Filosofía, su madre falleció y la vida de Dan se detuvo oficialmente durante año y medio. Sin embargo, fue a partir de ese momento cuando empezó a explorar su identidad.

o primero fue abrazar la estética gótica: “Siempre me he preguntado por qué unas cosas me apasionan y otras no. Lo gótico, pienso ahora, me atraía por el tema andrógino. De muy pequeño veía la MTV y me encantaban Placebo y Marilyn Manson, y no era atracción sexual. Me gustaba la imagen de los hombres maquillados”.

Dan ya era abiertamente bisexual, así que empezó a maquillarse y a salir por sitios de ambiente dark: “Allí no me sentía tan raro como en mi colegio de pijos”. Fue entonces cuando tuvo uno de los primeros conflictos reales con su cuerpo: “La ropa de chico gótico me gustaba, pero no tenían mi talla. Acabé llevando corpiños, faldas, escotes, que paradójicamente marcaban mis formas femeninas.”.

Como muchos adolescentes, se sumergió en internet, “el mejor refugio para los tímidos”: “Me pasaba horas. Estás detrás de una pantalla pero te expresas al máximo”. Navegando descubrió dos de sus grandes pasiones, los videojuegos y las series manga; también empezó a escuchar grupos oscuros como Malice Mizer. Y llegó, claro, el momento de hacerse un avatar: “Ponía fotos de personajes masculinos de manga, ellos molaban más que yo”.

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Tampoco es coincidencia, dice, que estos héroes que tanto le apasionan sean poco viriles, “muy pocos tienen barba”. Dan se identifica con muchos de ellos, pero sobre todo con el protagonista de Evangelion: “Me suelen gustar los que tienen pinta de malotes y en realidad son buenos, pero soy el que es bueno pero está mentalmente tocado. Como Shinji Ikari. La gente dice que es un rallado de la cabeza, que no hace nada. A mí me encanta, soy yo”.

Los estudios que finalmente eligió Dan también se ajustan al puzzle. Durante dos años, se formó en peluquería y ahora estudia estética. De algún modo, quiso ayudar a los demás a transformarse: “Si no puedes cambiar radicalmente tu físico, hay herramientas para diseñar tu expresión”.

¿Trans…qué?

“Hace dos años no sabía lo que era un transexual”. Dan encontró información en internet y empezó a ver vídeos de testimonios que publica la organización barcelonesa CulturaTrans. También se interesó por la teoría queer: “Yo sólo era una chica masculina, no era nada o lo era todo. Compré un libro de Beatriz Preciado y pensé: ‘mola, pero no me entero de nada’. Tenía un lío muy grande”.

Había una parte de su físico que Dan no soportaba: sus pechos. “Me compré un binder para comprimirlo y me dije que con eso bastaba. Creí que mi problema de identidad se solucionaría con una faja”. Un día, Dan visitó al equipo de Transit (la agencia para la promoción de la salud de las personas trans), y la psicóloga le hizo una pregunta que le impactó: “Si pudieras tener una varita mágica, ¿cómo te gustaría ser?” Describí atributos masculinos: más alto, sin pecho, la cara masculina, más músculo… los genitales me daban igual, no me gustaba ni una cosa ni la otra, pero por primera vez pensé que mi baja autoestima podía deberse a un problema de identidad de género”.

El empujón definitivo se lo dio, de nuevo, una persona cercana. En este caso, un ex novio, que también es un hombre trans: “Un día me dijo que quería hormonarse. Yo no podía creerlo. Pero me contestó que yo acabaría igual, y me conoce bastante. Creo que sembró una semilla en mi cabeza”.  Resultó que Dan es un “transexual de manual”, y tras un período de rechazo, tuvo una revelación: “Hace dos meses salí del armario: soy un chico”.

Empezó entonces una carrera desesperada, la impaciencia por transformarse y ser feliz: “Sé que mi entorno me acepta como chico pero me siguen viendo como una chica”. Dan lleva poco más de mes y medio hormonándose a través de la sanidad pública. Para operarse los pechos, acudirá a una clínica privada. “Al principio tenía miedo, quería ponerle solución pero no quería tener barba, ni alopecia, ni que me aumentara la libido. Una trasformación a la carta”. Sus ideas también están cambiando: “Me hace ilusión cada pelito que me sale, ¡y me da igual quedarme calvo!”. Dan tiene prisa y no le importan los efectos secundarios.

Universo queer

Cuando hablamos de los genitales, aparece la cuestión de la teoría de género: “Estoy notando el crecimiento del clítoris, es uno de los efectos del tratamiento con testosterona. Claro que tengo curiosidad por saber cómo es tener pene, pero no me interesan tanto las sensaciones físicas como sentirme un hombre, porque el sexo tiene mucha psicología”.

Cuando a alguien se le escapa y se dirige a Dan en femenino, él se tranquiliza: “Pienso que pronto tendré barba. Pero me entristecen todas las trans mujeres que no pueden cambiarse una cara muy masculina o reducir su estatura. No se debería necesitar un cambio físico para ser reconocido como lo que eres, peroque cada día te confundan con una mujer es una mierda”.

Dan espera desarrollar una masculinidad que antes consideraba innecesaria, pues creía que el género era algo superficial e injusto: “No me cabía en la cabeza que cambiar mi cuerpo me podía aportar esta felicidad. Sin embargo,haberme entendido ya es mucho. Aunque no existiesen tratamientos ni operaciones sería feliz por el hecho haber puesto nombre a un problema que no sabía que tenía”.

La transexualidad, así lo ha entendido Dan, no es una cuestión estética, sino de identidad, y no reconocerla le ha afectado en todas las facetas de su vida. Aun así, él cree en la teoría queer y visualiza un futuro lleno de gente sin un género definido: “Cada vez hay más gays, lesbianas y trans porque hay más información. No es que estemos de moda, es que cuantos más somos menos nos cuesta salir del armario. No somos tan minoritarios, es algo viral”.

En opinión de este joven millenial, la necesidad social de clasificar a las personas según su género irá desapareciendo. Eso nos conducirá a un mundo más real: “Que sólo existan dos opciones es artificial. Lo andrógino es la diversidad, lo real es lo infinito”.

“Necesitamos protocolos ginecológicos para personas trans”

Más de 450 personas trans han pasado por la consulta ginecológica del programa pionero Transit. El 24 de octubre se celebra el Día Internacional de Acción por la Despatologización Trans.

La doctora Rosa Almirall

La doctora Rosa Almirall. / GUYE SANCHO

La práctica médica dominante, como casi todo en nuestras sociedades, está marcada por el binarismo, por una división entre hombres y mujeres, en la que además el hombre y la heterosexualidad son el patrón y el modelo en torno al cual giran todas las disciplinas.

Superar esta visión implica salirse de la institución más encorsetada y echar un vistazo a una realidad social formada por una amplia diversidad de personas que rara vez encajan en esos patrones establecidos en libros o estudios.

Rosa Almirall es ginecóloga, lleva 38 años ejerciendo su profesión y es directora de área de Atención a la Salud Sexual y Reproductiva (ASSIR) de Barce­lona, un servicio que forma parte del Institut Català de la Salut de la Generalitat.

Al­mirall es una de esas personas que sabe mirar fuera de las rigideces de la academia, que pone las necesidades de las personas en el centro de su práctica diaria. En 2012 impulsó la creación de Transit, un servicio que se centra en la promoción de la atención ginecológica a las personas trans y por donde ya han pasado más de 450 personas.

“Es el dilema que siempre existe: el de los servicios que consideran la transexualidad una enfermedad mental y servicios que dan la voz a la persona”. Almirall apuesta por realizar una labor informativa y de asistencia sin darle más literatura de la necesaria a un servicio “que no es más complicado que cualquier otra cosa que hacemos en nuestro día a día: citologías, mamografías, o hablar de anticoncepción”.

¿Cómo empieza Transit?

Surge hace cuatro años, cuando ocurren distintas cosas, como el caso de una persona trans que se presentó en nuestro servicio y no fue bien tratada. En­tonces me pregunté por qué en 38 años de especialidad no había tenido contacto con gente trans, por qué no venían a los servicios de ginecología. Ahí es cuando pensé que sería interesante crear dentro de mi servicio una consulta para la promoción de la salud de las personas trans, pero desde una visión de la ginecología y obstetricia. ¿Por qué esta gente no viene? ¿Por qué no hay prevención?

Pensé que era necesario intentar crear una consulta sin estereotipos, sin prejuicios, donde se hagan citologías, mamografías o se resuelvan dudas sobre sexualidad, reproducción o anticoncepción, pero desde una visión ginecológica y obstétrica.

¿Cómo sales de una práctica ginecológica normalizada y extendida?

Vengo del feminismo y de cuestionar la propia ginecología y los modelos patriarcales dentro de la medicina. Ya trabajaba en esta línea cuando el aborto o los anticonceptivos estaban prohibidos o se practicaban histerectomías que yo viví como agresivas. Defiendo el derecho de la persona a decidir qué hacer con su cuerpo después de haber recibido una información lo más objetiva posible. Me cuesta poco situarme en las personas, se autoetiqueten como se autoetiqueten. Desde muchos posicionamientos diferentes he ido buscando otros espacios donde hacer las cosas de otra manera. Cuando empecé a pensar en Transit no tenía ni idea de lo que era la transexualidad, ni de lo que necesitaban.

Entonces empecé a leer, estudiar e informarme. Mi objetivo ­realmente era hacer lo mismo que hago con las personas ‘cis’ [aquellas cuya identidad de género y el género que se les asigna al nacer coinciden], pero con las personas trans, y desde un sitio de respeto a sus identidades, cuerpos y variaciones. Contacté con gente trans, sobre todo activistas, para presentar mi idea y ver si podía cuajar. Tuvo muy buena acogida. También fui a la Unidad de Trastornos de Género de Barcelona a presentar este proyecto y les pareció muy complementario, porque había aspectos de atención primaria que no se estaban cubriendo.

¿Cómo imaginas Transit en los próximos años? ¿Qué sería deseable esperar?

Podemos hablar de modelos transitorios y modelos definitivos. Tal y como yo lo visualizo, creo que Transit debería desaparecer como servicio. Me gustaría que se desplegara la atención trans por todo el territorio y todos los servicios, que la sanidad de estas personas fuera integrada en el modelo normalizado de sanidad.

Lo idóneo sería que parte del acompañamiento lo pudiera hacer el personal médico de familia, los endocrinólogos o los ginecólogos de atención primaria. Éste sería el modelo hacia donde ir. Como el desconocimiento es muy grande, probablemente Transit sea necesario un tiempo para ir formando a los profesionales que asuman desde la normalidad la atención a estas personas.

Mucha gente del sector sanitario argumentará que no hay formación ni información.

Esta película ya la he vivido. Es lo mismo que ocurrió con los centros de planificación familiar y con la anticoncepción, cuando estaba prohibida. Entonces ni los ginecólogos ni los médicos de familia estaban formados en anticoncepción, pero al final se crearon macroestructuras, muchas de ellas dependientes de los ayuntamien­tos. Fue­ron los centros de planificación familiar. Al principio parecía muy difícil y muy complejo pero, a medida que los profesionales se fueron formando, estos centros se integraron en la red pública normalizada.

Yo visualizo un poco el mismo camino. No es rápido ni fácil, pero poco a poco se hará. Porque, en este momento, 170 personas del total que hemos atendido desde Transit en los inicios de su transición ya están siendo llevadas por médicos de familia. Y esto es algo muy importante.

¿Qué tipo de programas ­desarrolláis?

Trabajamos mucho en torno a la prevención. Hay que intentar incorporar a los hombres trans a los mismos protocolos que tenemos las mujeres ‘cis’. Es decir, si hay útero –una parte importante de hombres trans lo matienen–, se incorpora la vagina a los juegos sexuales y, si tienen más de 25 años, es necesario que esas personas estén en un programa en el que se hagan citologías. Entiendo que para los hombres trans su parte genital o vaginal puede despertar un pudor comprensible, por eso es muy bueno encontrarse con profesionales sensibles. Gracias a esto tenemos un 80% de chicos trans en un programa de cáncer de cuello de útero.

Otro ejemplo son las mujeres trans que tienen mamas y toman hormonas, por qué no usar los mismos criterios de prácticas de mamografía o al menos ­ofrecerlos, aunque haya muchos cuestionamientos sobre las mamografías, y yo misma soy crítica. El programa de cribado de cáncer de mama que hay en Catalunya incluye a las mujeres trans, pero sólo a las que hayan hecho un cambio en su DNI. Algunas no lo han hecho por lo que, aunque sean mujeres trans, no se beneficiarán de estos programas. Con las mujeres trans que se hayan hecho una vaginoplastia, también hacemos un acompañamiento para esta nueva vagina, para que puedan reaprender una nueva sexualidad o el uso de dilatadores para que sea más elástica.

Uno de los grandes temas y más desconocidos es la orientación en cuestiones reproductivas y de anticoncepción. La gente trans puede decidir si quiere o no reproducirse en función de la situación que estén viviendo. Es importante que los chicos trans sepan que si tienen relación con chicos ‘cis’ o con mujeres trans y están en baja dosis de testosterona, pueden quedarse embarazados si incorporan la vagina en sus juegos. Igual hay que pensar en buscar un método anticonceptivo no hormonal, como el diafragma o los dispositivos intrauterinos.

De vez en cuando te encuentras a algún chico trans que se ha quedado embarazado o que te pide la pastilla del día después. Hay que informar de estas posibilidades. Al igual que antes de iniciar un proceso hormonal tenemos que informar de las técnicas de reproducción asistida de las que se puede beneficiar la persona si en un futuro quiere tener la posibilidad de reproducirse. Algu­nas mujeres trans antes de iniciar el proceso deciden criopreservar semen. Depende de qué tipo de pareja tengan, a lo mejor pueden usar este semen para tener un hijo o hija biológica.

Todos estos temas se tratan en la entrevista que hacemos al inicio. El espectro de atención ginecológica es amplio y no es diferente de lo que se hace con otras personas que no son trans. Básicamente es informar para que decidan.

Parece que volvemos al inicio de la entrevista. Básicamente se trata de que la medicina ponga el foco en las necesidades de las personas.

Exacto. Estoy pensando en el principio de los 80, con los inicios del VIH, cuando, desde la medicina, cuando una mujer daba positivo, se recomendaba muy vivamente la ligadura de trompas. Menuda burrada hicimos. En aquel momento no sabíamos. Yo no soy partidaria de cerrar puertas definitivamente, por eso hago mucha labor en los hombres trans para que no se hagan una histerectomía ni una anexectomía. Es lo mismo que he hecho siempre con las mujeres ‘cis’, ahora lo hago con los hombres trans.

La decisión siempre es de la persona, pero no quiero que pesen esas amenazas de que con la testosterona los ovarios se secan y se pueden convertir en cancerosos, porque no es algo probado. La información objetiva es que no hay estudios suficientes, porque a la mayoría de hombres trans les han quitado los ovarios. Por eso no se sabe qué puede pasar con un ovario después de muchos años de tratamiento con testosterona.

Es muy distinto decir que no se sabe o que seguro da cáncer. Se trata de que la información sea veraz porque, a veces, desde los púlpitos médicos damos informaciones sesgadas no se sabe muy bien respondiendo a qué intereses. Hay que incorporar a la gente trans con una mirada que normalice.

La transfobia perjudica seriamente tu salud… y la mía

El 24 de octubre se celebra el Día Internacional de Acción por la Despatologización Trans. Cada año, distintos colectivos de Navarra, Barcelona o Madrid, entre otros territorios, organizan actividades que van desde la reflexión, con charlas, talleres o documentales, hasta la ocupación de los espacios públicos a través de una gran manifestación. Algunos de los objetivos de la campaña y del día de acción es la retirada de términos como Trastorno de Identidad de Género o Disforia de Género, presentes en distintas legislaciones y servicios médicos alrededor del mundo, o que exista una cobertura sanitaria pública.

Este año en Madrid han convocado una semana de acciones y una manifestación el día 24 a las 19.00 horas de la plaza de Chueca a Jacinto Benavente. El lema del Octubre Trans de Madrid es “La Transforbia perjudica seriamente tu salud y la mía”.

‘La gente ha perdido el miedo al VIH’

ENTREVISTA   Josep María Gatell

 

Jordi Soteras  21/10/2015  Catalunya Barcelona Entrevista con el doctor Josep Maria Gatell especialista en SIDA   foto Jordi Soteras

Josep Maria Gatell, especialista en SIDA JORDI SOTERAS

Lleva décadas dedicado a la lucha contra el VIH. Josep María Gatell se interesó en los inicios de su carrera por las enfermedades infecciosas, y “de pronto”, como él recuerda, llegó el VIH. Así que entró de cabeza a ver cómo se podía impedir que las personas muriesen por este virus, algo que tan sólo pocos años después se ha logrado. A pesar de pasar media vida entre el hospital y los aeropuertos, lugares a los que tiene poco aprecio, mucho menos que los aviones “en los que por lo menos te mueves”, este especialista saca tiempo para esquiar y navegar, dos de sus pasiones, y para dedicar tiempo a sus tres hijos (ninguno de ellos médico) y a sus nietos. Desde Barcelona, la ciudad donde ha desarrollado su carrera como jefe de servicio de enfermedades infecciosas desde el Hospital Clínic, habla con EL MUNDO sobre los avances que se presentarán en la XV Conferencia Europea de Sida, que codirige.

En esta conferencia se presentan las nuevas Guías Clínicas Europeas, ¿qué novedades aportan?
Son varias cosas. La primera, la de recomendar un tratamiento precoz para todas las personas con diagnóstico de VIH, lo que se denomina tratamiento universal. A esta conclusión se ha llegado después de la publicación de dos estudios este verano en los que se demostraba que es mejor tratar cuanto antes a todo aquel que esté infectado.
¿Esto no disparará el presupuesto destinado para tratar el VIH?
No, porque aunque esta recomendación es nueva, en el mundo occidental ya se venía tratando a mucha gente, en torno a un 90% de los infectados. Con lo cual, esta nueva medida no va a suponer un gran gasto.
¿Qué otra novedad va a salir de esta Conferencia?
La terapia pre exposición. Ahora, las guías clínicas ya recomiendan la terapia pre exposición para un grupo de personas con un riesgo específico, es decir, para personas que tienen relaciones sexuales sin protección. Las guías dicen que ya hay evidencias de que si estas personas toman la medicación de forma rutinaria se reducen las infecciones, y también si la toman a demanda.
¿En qué consiste el tratamiento a demanda?
En que si uno prevé que va a tener una relación sin protección, puede tomar medicación a demanda, es decir, tomarse una pastilla el día de antes, otra ese mismo día y otra el día después. Sería algo así como el tratamiento de la píldora del día después. En este caso, la ventaja es que globaamente reducen la ingesta de fármacos un 50%.
¿Y esto no genera resistencias?
No, porque es efectivo. Se ha visto en varios estudios que muy pocas personas se infectan si lo toman, y si no hay infección, no se dan las resistencias.
¿Se puede hablar de dos epidemias distintas en Europa Occidental y en la del Este?
Sí, se puede porque son dos realidades totalmente diferentes. En los países del Este, hay un problema clínico y también social. Hay mucho estigma en relación a la enfermedad y fobia hacia la homosexualidad, lo uno y lo otro se alimentan. Esto hace que el 50% de los casos estén sin diagnosticar. Allí, la principal vía de transmisión es la parenteral, por el consumo de drogas intravenosas, es lo que ocurría en España al principio de la epidemia. Además, la continuidad de los tratamientos es mala, porque el stock se rompe con frecuencia.
¿España se encuentra en el lado occidental de la epidemia en Europa?
Sí, totalmente, tanto por el número de diagnósticos como socialmente. Aquí la situación ha ido cambiando si la comparamos con la que había hace décadas. Ahora el perfil de los nuevos diagnósticos se agrupan, sobre todo, entre varones jóvenes que tienen sexo con otros hombres e inmigrantes que o bien se infectaron en sus países de origen o lo han hecho aquí.
¿Cuál es el principal reto en nuestro país frente al VIH?
El primer objetivo es que no haya nuevos casos: tenemos cada año 3.000 nuevos diagnósticos. Para esto es muy importante la prevención, mediante relaciones con protección, y también con la terapia pre exposición. El siguiente gran reto es mejorar el control de los casos de VIH, que en España asciende a 130.000. Eso lo podemos conseguir con los avances en los tratamientos.
¿Cuáles son esos avances?
Por un lado, se están estudiando, y creo que en dos o tres años ya estarán disponibles, los fármacos de liberación retardada. Consisten en medicamentos que se inyectan -en lugar de tomarlos por boca- una vez cada dos o tres meses. Es un avance que hay que consensuar con los pacientes, y ver qué prefieren: si tomar una pastilla antes de ir a dormir o ir al hospital una vez al mes para ponerse una inyección.
En cuanto a las vacunas, ¿tendremos algún día una preventiva o tendremos que consolarlos con una terapéutica?
Cuando uno habla de vacunas, piensa en las de la poliomielitis, la varicela… Pero también hay ejemplos de vacunas terapéuticas en el mercado, como la del herpes zóster, que se da en aquellos que ya han tenido la varicela. Una vacuna terapéutica no es poca cosa. No hablaríamos de prevención, pero el objetivo es que, con una inyección cada cinco años (o el tiempo que sea), el paciente no tenga que tomar ningún otro tratamiento. Por otro lado, es más fácil lograr una terapéutica, es decir, una vacuna que controle el virus en una persona ya infectada. En Barcelona tenemos puesta la esperanza en una vacuna terapéutica cuya fase II empezaremos en un par de meses. Hasta ahora, el problema que hemos visto con otras es que no logran erradicar lo suficiente el virus. Es verdad que ha logrado, sin que el paciente tome antirretrovirales, reducir de forma importante la carga viral, pero no hasta el punto suficiente que los médicos consideramos seguro, por lo que para mí es inaceptable. Pero esta nueva vacuna, como se inyectará en los ganglios, creemos que puede ser más eficaz.
¿Qué piensa de otros tratamientos como los del trasplante de médula ósea o de sangre de cordón umbilical?
Como vía de investigación, me parecen bien. A nivel práctico, no los veo una opción para los pacientes. Porque tendrían que necesitar un trasplante de médula o de sangre de cordón para otra cosa, las muestras de médula o de cordón tendrían además que tener la mutación CCR5 Delta32 y, además, se les sometería a un tratamiento que no está exento de riesgos. De todos los millones de pacientes, sólo uno ha conseguido curarse con un trasplante de médula, el paciente Berlín, y no lo ha pasado del todo bien, porque requirió varios trasplantes y porque sufrió enfermedad injerto contra huésped.
En cuanto a los pacientes coinfectados por el virus de la hepatitis C y por el VIH, ¿cómo ha cambiado su situación?
Radicalmente, ahora se recomienda tratar con los nuevos fármacos a aquellos que estén en una fibrosis dos o más altas, y para los otros no hay una recomendación contundente, pero se dice que se aconseja en función de la valoración médica.
¿Las personas con VIH envejecen igual que las demás? ¿Tienen las mismas enfermedades?
Las personas con VIH envejecen igual que las demás, pero un poco antes. Si en España, la mujer española, tiene una expectativa de vida de 84 años, una con VIH tiene una esperanza de vida de 74 años. Y morirá de las mismas cosas que las demás: de infartos de miocardio, de cáncer, de problemas renales, etc.
¿Se ha perdido el miedo al VIH?
Sí. Es la cara negativa del avance en la lucha contra el VIH. Como ahora los tratamientos controlan la infección, la gente ya no se muere por el sida, ahora hay más despreocupación.
¿Usted podía imaginarse esta situación cuando empezó a dedicarse al VIH hace más de 20 años? ¿Se imaginaba que se iba a avanzar tanto?
Esta situación era impensable hace 15 años. El avance ha sido espectacular. Es la mejor situación soñada, y la hemos conseguido. Bueno, la mejor sería curar la infección, pero el avance ha sido importantísimo. No hay ningún antecedente similar en Medicina, y lo que se asemeja a esta situación es ahora la hepatitis C. Pero lo logrado en esta infección es gracias a los avances que se han hecho en el VIH. Este virus ha permitido aprender más rápido en otros. El avance logrado en la hepatitis C ha sido un efecto colateral del VIH, en este caso, muy positivo.

‘No me tienen que legalizar. Ya soy legal’

29.09.2015_ Barcelona. La Boqueria. Serie de Pedro Simón Conversaciones imposibles. En la imagen(izq) Marga Carrera que ejerce la prostitución y Carma Freixa (der) Psicóloga, sexóloga y escritora posan juntas en el centro de Barcelona.NO UTILIZAR SIN CONSULTAR CON FOTOGRAFIA. José Aymá

Marga Carreras, prostituta, y Carme Freixas, feminista, hablan sobre prostitución FOTOS: JOSÉ AYMÁ | VÍDEO: IRENE FDEZ JUBITERO

Cuando les propusimos este encuentro, la prostituta nos dijo que no y la feminista que tampoco. Porque Marga Carreras no quiere que nadie venga a salvarle la vida y Carme Freixas no cree que se pueda debatir sobre ‘esclavitud sí/esclavitud no’. Lo que es hablar. Empezaron de uñas y casi terminaron de la mano.

A los hombres nos saluda estrechándonos una mano glacial y a las mujeres les da un beso a temperatura ambiente.

Eso es lo primero que nos transmite sin abrir todavía la boca: que para una señora como ella -50 años, madre y más de tres décadas ejerciendo la prostitución-, los besos -hasta los más inanes- cuestan.

-Mujer, no nos llames de usted.

-Es deformación profesional.

Se sienta Marga Carreras en frente de Carme Freixa, que en su doble condición de periodista y psicóloga pregunta y escucha…

-No sois libres -le dice la feminista.

-No serás libre tú -le contesta la prostituta.

Fue una hora de silla eléctrica. Ellas se quejaron del calor que hacía en la sala y -oyéndolas- los hombres que andábamos tras la cámara sentíamos frío. Atravesamos finalmente el mercado de La Boquería para hacer una foto en el Raval.

En el periodismo a veces sucede que la pregunta más tonta te trae una buena frase de vuelta.

-¿Y antes qué hacías, Marga?

-Trabajé 10 años en una tripería. Aquí mismo. Vendía tripas, lenguas… Y también corazones. [Se gira y nos mira] Yo sé mucho de entrañas.

El macho

Pregunta.- ¿Por qué existe la prostitución?

Carme Freixa: Existe porque estamos en una sociedad en la que la supremacía del macho hace que la hembra, en este caso las mujeres, puedan ser consideradas objetos vendibles, comprables y traficables. Nadie puede decir que vive en una democracia cuando el 50% de las personas puede ser comprada por el otro 50%. Compradas, vendidas, usadas y traficadas. Las mafias de traficantes han ido edulcorando el lenguaje: en lugar de llamarlo tráfico le llamamos industria del sexo, en lugar de hablar de comercio hablamos de trabajo… Hombre, yo no conozco ningún trabajo donde el hecho de poder ser asesinada, violada y maltratada sea una cosa rutinaria. Si conoces alguno me lo dices…

Marga Carreras: La prostitución existe porque entre las pocas, malas y mal pagadas opciones, ésa es una que tú escoges… Yo pienso que había que preguntarles a todas y cada una de las que ejercen, a las que vienen de otro país consentidas y consentidoras, a cada uno de los seres humanos, transformistas, travestis, mujeres, hombres, andrógenos… A cada uno de ellos, cuál es su realidad y qué quieren ellos. No que otros decidan en su lugar. ¿Pero alguna vez se le ha preguntado a ellos? Mira, sólo se vulneran los derechos de una persona cuando tú decides por ella. Cuando tú no la dejas decidir… Podemos convivir con los demás, pero respetando la realidad de cada uno…

C: La realidad de la mafia, querrás decir.

M: La de las personas que lo ejercen [Levanta la voz]. Porque ellas lo deciden. No me digas que hay personas que no lo eligen, porque entonces no sería una verdad real.

C: Aquí estamos en vías de poder probar cómo la mafia de la prostitución, en este país y en otros países europeos, está subvencionando a supuestos colectivos de mujeres que defienden los derechos de las trabajadoras.

M: Las mujeres que nos dedicamos a esto no podemos hablar. No tenemos voz. ¿Yo no soy una persona mayor para decidir mi vida? ¿Lo que estoy diciendo no es real? [Indignada]

C: Qué distintas suenan las palabras de las supervivientes de prostitución de las que supuestamente ejercéis libremente…

M: ¿Sabes de que soy yo superviviente? [Muy seria] De la vida. Y de la ignorancia de los demás. Que me juzgan sin conocerme.

P.- Hay estudios que hablan de que hasta un 80% de las mujeres que ejercen la prostitución sufren violencia física o sexual…

M: Nunca he sufrido violencia en mi trabajo. Sino de las personas que piensan que no soy una persona sensata y que no elijo mi vida. Eso sí que es una agresión.

C: Uno de los grandes problemas que tiene una persona que ha sido prostituida es el de la disociación cognitiva: todo empieza cuando trabajan con un sobrenombre, disocian su cuerpo de sus sentimientos, de su vida personal, y es otra persona la que está trabajando… Los estudios de la OMS dicen que estas personas sufren un estrés postraumático mayor que otras que no han sufrido estos problemas.

‘La puta feliz’

[Los datos de la prostitución hablan como un telegrama de urgencias. Cuatro millones de mujeres son víctimas de la trata cada año. Stop. Más de 12 millones de personas sufren situaciones laborales similares a la esclavitud. Stop. Entre el 10% y el 30 % de mujeres víctimas son menores de edad. Stop. Y luego hay mujeres como Marga, que piden que las dejen en paz].

P.- ¿En tu caso, Marga, por qué ejerces la prostitución?

M: Ejerzo la prostitución porque soy una persona mayor de edad que alquilo mi mentalidad y mis conocimientos, mi compañía… Pero yo nunca vendo nada. Porque vender es algo que alguien se puede llevar a su casa… A la prostitución yo nunca la llamo así, sino trabajo sexual, que es una cosa diferente.

C: Como las llaman las mafias… Lo siento mucho, cariño, pero es el lenguaje de las mafias.

M: Yo empleo el lenguaje que yo quiero. Y soy Margarita Carreras y no la mafia. Y trabajo con, donde, con quien y de la manera en que yo considero que lo debo hacer. Yo escojo dónde quiero y dónde no, cuándo, con quién y de qué manera.

C: Me asombro de que se le llame trabajo a algo que lleva consigo unas relaciones de no igualdad, donde no hay seguridad… Tiene que haber una legislación europea para acabar con esto.

M: A todas las mujeres no se nos ha preguntado.

C: ¿Has escuchado a las supervivientes?

M: Sí. ¿Sabes por qué? Porque yo trabajo con muchas. Más de las que tú vas a conocer en tu vida. Las veo cada día. Y las ayudo. Pero yo gratis.

C: No sois libres.

M: No serás libre tú. Porque tú a mí no me condicionas la libertad que yo tengo en este país. Ni tú me la das, ni tú me la concedes.

P.- ¿Está cambiando algo en el terreno de los derechos laborales de las mujeres que ejercen la prostitución? Hay sentencias que los están reconociendo…

M: … E incluso una juez que se ha apuntado de autónoma como prostituta y que ha creado una cooperativa de mujeres que se han dado de alta en la Seguridad Social… Yo quiero regulación. A mí no me tienen que legalizar. Yo ya soy legal. Queremos una regulación de este trabajo, en las condiciones que se puedan pactar. Pedimos respeto. Lo mismo que respetamos a los demás.

C: Confundir el respeto a las personas con el respeto a las mafias son dos cosas distintas. Cuando las supervivientes de la prostitución han salido a hablar ha quedado muy claro que el mito de la puta feliz no existe. Nos vendían la imagen de la puta feliz que decía [Carme modula la voz. Irónica]: «Los hombres vienen conmigo para hablar de literatura, me paso las noches hablando de Cervantes». Cuando han visto eso, lo han cambiado por otro mito, el de las cooperativas de trabajadoras sexuales vestidas de Chanel.

P.- ¿Crees que la mayoría que se dedica a esto lo hace libremente?

M: De las que yo conozco, un 10% son esclavas de una red. El otro 30% puede estar condicionada por parejas (la peor esclavitud es la de los sentimientos, muchas veces); y luego hay otras que eligen (hombre, mujeres, travestis…) porque no tienen otra opción.

C: El problema no es prostitución sí o no. Sino que debemos cambiar las condiciones sociales. Ni yo ni mucha gente queremos vivir en una sociedad donde la gente pueda ser comprada.

40.000 euros al año

P.- Según la Interpol un proxeneta gana 110.000 euros al año por mujer prostituida. ¿Cuánto gana ésta?

M: De media, en torno a los 40.000 al año.

P.- ¿El abolicionismo no conduce más a la clandestinidad?

C: No. Lo que se ha demostrado es que legalizar a las mafias lo único que hace es llevar a la clandestinidad a muchas de estas personas. El alcalde de Ámsterdam ha dicho que si él hubiera pensado que legalizar la prostitución iba a suponer lo que ha supuesto, él nunca la habría legalizado. En Alemania, se llegó a utilizar una cosa que era la tarifa plana para el sexo. Eso fue un revulsivo para la sociedad alemana. Hoy está pidiendo revocar la legalización. En Dinamarca hay 90 ONG pidiendo lo mismo. ¿Hemos asumido que el 50% de la sociedad es mercancía?

M: En este país hay 100 asociaciones pro-abolición de la prostitución que viven de las subvenciones del Gobierno [Marga se la tenía guardada. Ahora sí mira a Carme]. Y todas las mujeres que somos trabajadoras del sexo y estamos ayudando a las mujeres nunca recibimos nada. Ni pedimos. Sólo pedimos a todas esas asociaciones que nos dejen hablar a nosotras…

C: Bueno, aquí sabemos cómo las personas que trabajan en APRAMP [Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida] han estado amenazadas de muerte por las mafias y han tenido que retirarse de la vida pública. La prostitución es una forma más de terrorismo machista… No es que sean hombres tímidos, solitarios, pobrecitos, con problemas. No. El único problema que tienen estos machos usuarios es que ellos se creen que lo pueden comprar todo. A lo mejor tú no se lo vendes. Pero ellos sí consideran que están comprando tu cuerpo.

M: ¿Esto te lo han dicho a ti los clientes?

C: Entra en la página puteros.com y te caerás al suelo de lo que llegan a decir. Me niego a llamarles hombres. Son tíos.

El pacto del preservativo

C: Yo te preguntaría que si crees que el trabajo infantil también se debe de legalizar, porque hay países en los que los niños tienen que trabajar.

M: En España el trabajo infantil no es legal. La comparación no me vale… Llevo trabajando desde los 18 años. Las personas somos una cosa y el trabajo ejercido es otra.

C: La prostitución nunca será un trabajo.

M: Yo creo que sí. A cambio de un pacto.

C: Eso no es un pacto, por dios [Alarmada]. Es compra-venta. El 85% de las mujeres atendidas en centros está diciendo que una cosa que no pueden negociar es la utilización del preservativo. ¿Cómo hablar de pacto?

M: Yo pacto todo. No todas vivimos obligadas.

C: Felicidades [Jocosa].

P.- ¿Sin demanda no hay oferta?

C: Hay una cuestión primordial en esta sociedad: de la cerda se aprovecha todo [Rotunda. La frase cae como una maceta desde un cuarto piso]. Y cuando digo cerda me refiero a todas las mujeres. En este momento en internet hay tráfico de leche de mujer embarazada, hay solicitud de relaciones sexuales con mujeres embarazadas, solicitud de niñas vírgenes de cinco, seis y siete años… Estamos llegando a un extremo… Las mujeres estamos siendo las parias de una sociedad que se dice democrática.

P.- ¿Te gustaría que tus hijas ejercieran, Marga?

M: Yo no puedo decir lo que mis hijas van a hacer nunca. Yo puedo aconsejar, pero la decisión la tienen que tomar ellas.

P.- No me estás contestando.

M: Te estoy contestando. Yo no puedo decirle a una hija mía en qué tiene que trabajar. ¿Tú sabes lo que yo quiero que sea mi hija el día de mañana?

P.- Feliz, supongo.

M: Eso.

[De camino al Raval, Marga nos habla de las buenas notas de las hijas. De lo cara que está la merluza. De la ausencia de miedo. De lo malo que es fumar. Íbamos a despedirla estrechándole la mano. Como ella prefiere. Pero no: ahora ya sí, Marga nos besa]

Eduard Planas y su pareja sacerdote vivirán en el ‘Gayxample’ de Barcelona

CONVIVENCIA  Krzysztof Charamsa fue despedido por el Vaticano al revelar su homosexualidad

Eduard Planas y Krystof Charamsa por las calles de Roma

Eduard Planas y Krystof Charamsa por las calles de Roma AFP

“No nos podíamos creer que fuera él. Tuvimos que mirar varias veces las imágenes para asegurarnos. ¡Es todo increíble! ¿Qué hace Eduard con un cura polaco?”. Hablan quienes conocen a Eduard Planas (44) desde hace años, conocidos y amigos que han visto cómo la foto del novio de Krzysztof Charamsase publicaba en los medios de todo el mundo. Para algunos ha sido, además, la salida del armario de Planas.

“Con nosotros nunca salió del armario, sabíamos que era gay por sus gestos, porque es muy amanerado, pero nunca hablaba del asunto. Tampoco lo negó”, recuerda Óscar, un joven que compartió oficina y largas jornadas laborales con Planas. En aquellos tiempos, hace casi 10 años, los compañeros hablaban de todo. “Algunos eran incluso un poco brutos. Nos íbamos a tomar algo y salían conversaciones divertidas, de juergas, sexo, novias… Pero Eduard nunca intervenía”. Pese a estos recelos, no están definiendo, sin embargo, a alguien callado o tímido. “¡Qué va!”, dice Joan, “es un tío muy alegre y divertido, el alma de las fiestas. Es un cachondo, alguien que siempre se ríe, alegre y parlanchín (Una muestra de su lado más bromista aparecen su cuenta de Twitter, en la que escribió: “Un polaco y un catalán, hacemos buena pareja, ¿verdad?”), pero a su vez es también reservado con sus cosas”.

Contrariamente a lo que se ha explicado esta semana, Eduard Planas no es profesor ni funcionario de la Generalitat. Ha trabajado muchos años en el departamento informático de varias empresas: una compañía telefónica y una de seguros. “Trabajaba en el sector informático pero por sus altos conocimientos de idiomas le daban tareas de traducción”, recuerdan quienes le conocen, “nunca ha tenido un ego subido, ni ha sido vanidoso pese a estar más formado que sus compañeros de trabajo”.

En la actualidad sigue trabajando y es el único miembro de la pareja con empleo. Así que por el momento, los dos se quedan a vivir en Barcelona. “Eduard tiene que ir a trabajar”, comenta Daniel Condeminas, un amigo periodista que ejerce de portavoz “por amistad”. Condeminas fue jefe de prensa de Esquerra Republicana hace más de una década. Por eso ha habido también confusión con la filiación política de Planas. Es independentista, defiende el proceso soberanista de Cataluña e incluso participó en la manifestación del 11 de septiembre. Pero no milita en ningún partido ni menos tiene un cargo político.

Su pareja ha defendido los mismos postulados, siempre desde una raíz cristiana, argumentando que por caridad y respeto, no se puede negar a la gente expresar sus deseos y cumplirlos.

Lo reafirma Condeminas, quien lamenta muchas de las informaciones que han aparecido estos días referidas a la pareja. Este periodista es recordado por su amabilidad con todos los medios, fueran del color que fueran, mientras estaba al frente de ERC. Y así trata estos días a los cientos de reporteros que le llaman.

Insiste en decir que ni Charamsa ni Planas quieren hablar con la prensa de su relación, algo que han demostrado a lo largo de esta semana, en la que el religioso, ex funcionario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha dado numerosas entrevistas tanto en periódicos, como en radio y televisión. Temen que su vida se convierta “en un circo” y que no se hable “de lo que ellos consideran importante”. No obstante, Condeminas remarca varias veces, durante su conversación con este suplemento: “Por ahora no podemos avanzar nada, peroEduard y Krzysztof seguirán estando en el foco mediático durante un tiempo“.

¿Matrimonios? ¿Hijos? Un enigma, el mismo que rodea a cómo se conoció la pareja gay más mediática de momento. “Hace unos años que le perdí la pista”, admite uno de sus amigos, “y por lo que sé ha sido en este tiempo cuando ha empezado su relación con el cura”.

Educado y atento, Planas responde a quienes se ponen en contacto con él pero declina hablar públicamente. Un escueto “ahora estamos muy bien” es una de las pocas frases que Planas pronuncia y permite publicar en LOC.

Cansado de la presión mediática, tiene ganas de empezar una nueva vida con su pareja en Barcelona, concretamente en el Gayxample (zona en la que se concentran tiendas y bares destinados a los homosexuales en el distrito del Eixample), donde vive desde hace años.

Apoyo ciudadano

Planas ha pasado la semana contestando en las redes sociales a todos aquellos que le daban ánimos y ha pedido varias veces el apoyo de los ciudadanos. “Ahora, el apoyo de la gente es mucho más importante de lo que os podéis imaginar”, dice el novio de Charamsa. Bueno, mejor decir de la pareja de Charamsa, porque a Planas le desagrada la expresión: “No me gusta novio. Prefiero chico, pareja, compañero”. Planas se muestra muy satisfecho por el resultado de las declaraciones del prelado: “Gracias a todos por vuestro apoyo”, dice, “lo necesitamos de verdad. Hemos recibido muchas muestras de apoyo de todo el mundo. Críticas, pocas”.

En la rueda de prensa que ofrecieron ambos el pasado sábado en Roma, se mostraron compenetrados en todo momento: “Charamsa quiso estar junto a su pareja para que se viera que ese amor del que hablaba no era algo abstracto sino que tenía cara y ojos”, dice Condeminas, quien recuerda que ambos “pasaron muchos nervios antes y durante su comparecencia pública. Pero es algo que tenían que hacer”. Unos nervios que algunos aprovecharon para pescar declaraciones de Planas, ahora algo decepcionado y descontento por haber hablado con la prensa.

Eduard Planas se abraza a su novio sacerdote

Eduard Planas se abraza a su novio sacerdote EFE

Fue ‘Il Corriere della Sera’ el periódico que publicó frases del novio de Charamsa. En su artículo describían a una pareja compenetrada hasta tal punto “que uno termina las frases del otro”. Desconcertado y despistado, Planas se sinceró con los periodistas y dio algunas muestras de su amor: “En estos días he visto las cosas por las que lo amo. Yo soy una persona normal que ha encontrado a una persona muy especial”. En ese momento, el sacerdote interrumpe: “¡No es cierto que no seas especial!”. Y Eduard respondió: “Está bien, digámoslo así: somos complementarios y gracias a eso vemos el mundo de un modo más completo”.

Es de este modo como se definen. Lo hizo el propio ex religioso en una entrevista concedida a EL MUNDO esta semana. “En este tiempo ha sido fundamental el apoyo de mi pareja, que ha estado siempre a mi lado. Juntos nos sentimos complementarios, el uno para el otro”, admitió Charamsa, según informa Soraya Melguizo, quien conversó telefónicamente con él. Respetuoso y delicado, el religioso manifestó su filosofía de pareja en la entrevista. “Yo no puedo hablar por él. Creo que el problema de muchos matrimonios es que uno habla por boca del otro“. Esa es precisamente la visión que ambos tienen de las relaciones: “Nosotros nos sentimos complementarios, nos sentimos el uno para el otro, pero sin querer estar el uno sobre el otro”.

No quieren hablar de su vida íntima pero sí declaran su amor a los cuatro vientos. Planas asegura que Charamsa “es el chico más fantástico del mundo, es una fantástica pareja”. Declarar públicamente su homosexualidad le ha costado el empleo y le ha valido algunas críticas, sobre todo de sectores conservadores que han tachado a Charamsa de vanidoso. “No ha sido un acto de vanidad. Es un chico tímido. Ha sido un acto de protesta. Es un chico valiente”. Son las palabras con las que Planas sale a defender a su novio en las redes, a quien considera realmente especial. “Cuando el sábado empezó a hablar, noté en la sala como un áurea, una tensión espiritual: sus palabras entraban en el corazón de la gente”, declaró a Il Corriere.

El alma de la fiesta

Parece que ese áurea la comparte también con su pareja. Porque quienes le conocen insisten. “Cuando habla Eduard todo el mundo le escucha. Es un tipo preparado y encantador que llama la atención. Podemos ser 20 en una mesa, cenando alegremente, y cuando Eduard cuenta algo, siempre en tono divertido, bromista y alegre, todos nos callamos, sabemos que tendrá algo interesante que decir”. Algunos recuerdan las fiestas del trabajo, en las que Eduard aguantaba hasta el final “sin despeinarse”. “Eran noches de discotecas en las que algunos terminaban descamisados, con la corbata anudada en la cabeza. Eduard bailaba, se desmadraba, podía estar hasta las siete de la madrugaba y no se le arrugaba ni el pantalón”.

A Eduard Planas le gusta ir caminando a los sitios, a hacer recados como comprar el pan o el periódico. Suele sentarse a veces a tomar café en alguna de las terrazas de su barrio, una zona de Barcelona en la que los más informados podrán identificar a su nuevo vecino: Krzysztof Charamsa, el cura del Vaticano expulsado por declarar su homosexualidad. Y lo verán acompañado por Eduard, ese hombre bien vestido, repeinado y afeitado que intenta pasar desapercibido. Hasta dentro de unos días. Porque avisan: tienen más cosas que decir.

«Barcelona ha tapado la movida barcelonesa de los 70»

Entrevista publicada en Murray Magazine

Nazario Luque

Nazario Luque

Entrevista a Nazario Luque

Nazario Luque (Castilleja del Campo, 1944) ha sido etiquetado como el padre del underground español. En los 70 y los 80, junto a artistas como Ocaña o Mariscal, liberalizó de tabúes a Barcelona con sus cómics de temática sexual y erótica de tendencia gay. Todo había empezado en 1972, cuando Nazario llegó a Barcelona y formó el grupo el Rrollo junto a otros dibujantes y diseñadores. Su hábitat era una comuna donde creaban y editaban sus propias obras. Eliseo Trenc, historiador del arte, dijo que «los dos valores morales fundamentales instituidos en la sociedad española tradicional, la virginidad femenina y la abstinencia sexual, serán sistemáticamente puestos en ridículo por Nazario en sus primeras obras». Nazario nos recibe en su piso de la Plaça Reial la tarde de la verbena de Sant Joan ante un calor apabullante. Hace pocos días que ha inaugurado en el Ocaña la exposición ‘La Plaça Reial y su gente’ en la que muestra diferentes fotografías que ha hecho de la plaza durante los últimos 20 años. Y cada día la sigue fotografiando desde su ventana esquinada.

En una de sus historietas, titulada ‘Helena’, pone en boca de la protagonista las siguientes palabras: «Sé que me quedaré sola aquí, mirando las palmeras, sin esperar a nadie, en esta plaza ocre y gris de ventanas iguales; de balcones y arcadas y farolas y balaustradas y palomas iguales… sólo las palmeras, los locos, los alcohólicos y la gente perdida que viene aquí a refugiarse son diferentes». ¿De la Plaça Reial le llama más la atención la gente y las vivencias que alberga o la belleza del lugar?

Bueno, mi salamanquesa ha tenido una niña. ¿Sabes qué es una salamanquesa?

Sí, sí. El pequeño dragón…

Todos los años se pone aquí en la ventana y este año he observado que tiene una pequeña. Aparece en primavera, toma el sol en la ventana y ahora hace cinco o seis días me fijé que le acompaña una pequeña. Las palmeras tienen unas flores blancas preciosas. Lo que me llama la atención de esta plaza es la visión global, estas pequeñas cosas. Claro que también la gente exótica. Por ejemplo, una despedida de soltero que acaba con un tío desnudo bañándose en la fuente de la plaza. O los hooligans que montan un escándalo horroroso los días de partido de Champions. O las fiestas de la Mercè, els Correfocs… De hecho, en mi exposición en el Ocaña no hay ningún drogado, sino una variedad de personajes que he observado.

¿Le sigue sorprendiendo cada día la Plaça Reial?

Sí, porque hay un montón de cosas que varían en ella y mi visión hacia ella va cambiando conforme me hago mayor. Mis amigos alcohólicos antes andaban y eran jóvenes, y ahora van en silla de ruedas y son más mayores. Los capoeiras cada día siguen haciendo sus espectáculos. Eso sí, antes los espectáculos que se hacían en la Plaça Reial eran más variados. La policía va contra los capoeiras a causa del ruido que hacen y eso acaba significando que va contra todo tipo de espectáculos.

El turismo parece que también ha invadido este rincón de Barcelona.

Sí, por supuesto. Sufro un piso ilegal de turistas aquí al lado. Esto todo el mundo lo ve y lo sufre. Es irreversible. Y para el ciudadano normal solo genera molestias. Yo mismo tengo molestias para comprar en La Boquería y a cambio nadie me ofrece un espacio alternativo donde poder adquirir esos productos tranquilamente. La panadería está llena de gente pidiendo bocatas y tardan un mundo en servir el pan, etcétera. Salir por la puerta de este edificio es complicado porque siempre está lleno de mesas y sillas. Barcelona ha sufrido una lloretización.

Cuando sale a tomar algo, ¿hace vida aquí en la plaza o va a otros lugares de la ciudad?

Rara vez paso de Plaça Catalunya para arriba. Y para mí el puerto es como si fuera Sitges, algo lejano. Cuando salgo con amigos suelo ir al Ocaña, que es el único sitio en el que se puede estar. Aunque yo suelo comer en casa. Además, yo desde que dejé de beber me aburro en los bares. Me levanto temprano y me voy a dormir temprano. Estoy todo el día aquí leyendo, mirando el ordenador, tomando las fotos, escribiendo.

¿Cree que ese chaval de treinta años que llegó a Barcelona y se quedó a vivir aquí, ahora también se quedaría a vivir en la Barcelona actual?

Igualmente Barcelona es una de las ciudades que más me gustan de España. Sigue teniendo un encanto. Todas las ciudades emblemáticas están invadidas por el turismo. Los alrededores del Alcázar de Sevilla no difieren mucho de los de la Sagrada Familia. El turismo es una epidemia que se está extendiendo por todos los lados. Seguiría prefiriendo vivir en Barcelona que en Madrid, que no me gusta nada.

¿De esa Barcelona ‘underground’ de los años 70-80 queda algo?

Hay que cuestionar qué era underground. Le llamábamos así porque lo que hacíamos no se podía publicar, ni representar ni proyectar en ningún sitio y nos teníamos que buscar la vida con nuestros medios. Ahora este tipo deunderground ha encontrado su forma de expresión en Internet.

Es decir, que los blogs son los fanzines de entonces.

Sí, la gente en Internet puede crear y encontrar sus circuitos. Aunque en general la gente sigue prefiriendo el papel a Internet. Y entonces, cuando son unos cuantos ya se hacen su tebeo. Pero hoy en día ya no tiene mucho sentido hacer una tirada de 300 ejemplares. En Internet, si consigues una red un poco amplia, puedes llegar a miles de personas. Ahora no tendría sentido publicar algo como La Piraña Divina. Aunque el tema de la censura en Internet está muy extendido. A mí ya me han cerrado tres veces mi página de Facebook por hacerme una foto desnudo delante del bar Kike, por dejar entrever la cabeza de un pene y por un par de tonterías más. Y en Slideshare me borraron diecisiete cómics que me había costado un trabajo muy grande colgar allí. Ahora voy a hacer un blog prohibido para menores de edad para ver si así puedo tener colgadas en Internet las cosas que a mí me gustaría tener.

Oye un ruido proveniente de la calle y se levanta para dirigirse hacia la ventana que da al carrer del Vidre. Observamos un pasacalle, el cual pasa por debajo de la arcada de la casa de Nazario para entrar en la Plaça Reial. Entonces cambia de ventana y les hace las últimas fotos mientras se queja porque las palmeras le han tapado la fuente. Después me señala una mujer en silla de ruedas que vive en las arcadas de la plaza y que lleva un turbante en la cabeza. “Se lo regalé yo para que se protegiera del sol”.

¿Cada vez que oye ruido se asoma?

Sí, hay gente que oye ruido y como si escuchase llover. A mí me gusta mirar qué pasa, mirar mis plantas, saber si les falta agua…

Le gusta lo cercano.

Lo más lejano que voy a buscar es la Plaça Reial. Además, es una plaza que es un cul-de-sac y todo queda muy cercano. El vecino de la ventana de enfrente lo tienes aquí al lado mismo.

Volvamos a la censura. Vamos de sociedad abierta y prácticamente nos resignamos cuando suceden censuras como la que usted ha sufrido en Facebook. ¿Por qué nos parece normal?

Es que los de Facebook ponen seguidos los botones de me gusta, comentar y denunciar. Están invitando que cualquier loca con la cabeza podrida lo denuncie. Esta ola de puritanismo que decían que venía de Estados Unidos se ha implantado aquí a través de este tipo de cosas.

¿Estamos yendo para atrás?

En este tema, sí. En cambio, con la violencia no. Tu cada noche pones la televisión y te encuentras toda la violencia que quieras. Todas las películas tienen violencia. Es vergonzoso. El sexo, en cambio, lo intentan soslayar o esconder, cuando es tan común como que todo el mundo tiene polla y chocho.

¿Hay alguien que ahora esté intentando transgredir como vosotros hicisteis en su momento?

Es que intentar transgredir en Internet es complicado porque te acabas autocensurando. ¿De qué sirve subir una foto desnudo en Facebook si sabes que al poco tiempo te van a cerrar la página? Es que aquí no cabe ni elunderground. Cada día ves que desaparecen blogs y páginas de gente que se han atrevido un poco más. Pero no es un problema de España o de Estados Unidos, es un problema de todo el mundo.

Pero lo hemos aceptado sin quejarnos.

Porque a la mayoría de la gente no le preocupa el tema de la trasgresión. En las redes sociales a la gente lo único que le preocupa son los selfies que se han hecho en La Sagrada Familia o en Hong Kong. Esa gente que vive en esa burbuja la censura ni le preocupa ni están interesados en ver nada que se salga de estas imágenes placenteras de mascotas y autorretratos.

En su momento, a usted no le fue fácil publicar algunos cómics por su temática. ¿A nivel editorial sigue habiendo problemas para encontrar alguien interesado en publicar obras de ciertas temáticas?

Actualmente no hay ninguna editorial como La Sonrisa Vertical que publique libros eróticos, que yo sepa. Nadie apuesta por una cosa que alguien cree que le va a traer problemas. A no ser que haya tenido mucho éxito en Francia o algo así. Y si hay subvenciones por en medio, estás perdido. Porque tienes que hacer aquello que les va a gustar a los que te darán la subvención. Por tanto, hay censura previa. Es decir, autocensura.

En su web hay un apartado dedicado a los escándalos. ¿Por qué son importantes para usted?

Pero no han sido provocados por mí. Si el arzobispo de Barcelona se ofende y me denuncia por poner unas letras en tipografía árabe en un cartel que hice de las Festes de la Mercè y él creer que eso era una islamización de una fiesta cristiana…Yo solo hice un cartel para unas fiestas populares, como me defendieron Clos y tantos otros en su momento. Y lo mismo puedo decir de lo que pasó en Sevilla o en Mérida con otro cartel y una exposición. Yo no tengo la culpa.

Al fin y al cabo, significa que ha tocado un tabú que alguien no quería que tocase. ¿Eso es bueno, no?

Pero no era mi pretensión. Por ejemplo, yo fui a Córdoba a hacer una exposición y llevé todo lo que creí más relevante de mi obra. Esa exposición hubiese pasado sin pena ni gloria si nadie se hubiese ofendido e indignado. Pero como hubo escándalo, pues esa exposición estuvo llena de gente todos los días.

Pero sí que ha buscado siempre dónde estaba el límite.

Sí, claro. Siempre he querido buscar dónde estaba el límite de la censura. Sobre todo antes de los años 80. Después la cosa ya cambió y podía poner penes del tamaño que quisiese, chulos, putas, etc. Había que dar pasos para avanzar en los derechos de libertad de expresión y homosexualidad. Hay gente que aún ahora me dice que gracias porque al ver cosas como Víbora se dio cuenta de que él era una persona normal, que no estaba solo. Algunos individuos vivían en pueblos en los que se sentían completamente solos.

¿Las instituciones y la sociedad misma han reconocido lo que ustedes hicieron en su momento? Lo que publicaron, lo que protestaron, su forma de vivir, de transgredir la moral impuesta…

Yo pienso que no. Yo creo que todos han intentado soslayar la época de los setenta. La figura de Ocaña, por ejemplo, ha quedado bastante amagada. Lo que sí hicieron es una exposición que se llamó ‘Rambleros’ en la cual no hubo ni cómics ni discos de la época. En cambio, un ayuntamiento facha como el de Madrid, nos pidió a Javier Mariscal y a mí un poco de obra como representantes de lo que sucedió en Barcelona durante la Movida Madrileña. Y aquí vamos de liberales y los gobiernos de Pujol y otros no han tenido nada de liberales y hemos vivido como si nos gobernara un partido de derechas.

¿La Movida madrileña tapó de forma involuntaria lo que sucedió en Barcelona?

Ha sido tapado porque no le interesaba a nadie. Ni a los comunistas, como se encargó de hacer de portavoz Manuel Vázquez Montalbán, ni a los socialistas, que tampoco intervinieron en ella y no la sienten como suya. Y la derecha, por supuesto que tampoco. Y permitiendo una exposición neutralizarían el tema. Porque si la has permitido, se cierra capítulo y se acaba con esta historia. Está pendiente una gran exposición.

¿Culturalmente qué le interesa de la Barcelona actual?

La Sagrada Familia (ríe). Culturalmente no hay nada que me interese porque en Barcelona hay una oferta muy pobre. Excepto alguna obra en concreto que se expone aquí. Han centrado toda la oferta en el modernismo. Es lo que vende y lo que los de fuera vienen a ver.

 

Vigías del VIH en el colectivo gay

El doctor Ferran Pujol atiende a un paciente en el Checkpoint de Barcelona

El doctor Ferran Pujol atiende a un paciente en el Checkpoint de Barcelona. / C. BAUTISTA

Con unas cuantas salas de consultas, una atención personalizada y continuada y el efecto del boca a oreja, el centro Barcelona Checkpoint es capaz de detectar el 40% de todas las infecciones de VIH que se registran en Cataluña entre el colectivo homosexual. Parece imposible que un pequeño centro cobijado en medio del Eixample barcelonés, sea capaz de vigilar y velar por la salud de un grupo de población vulnerable tan amplio en la ciudad y detectar tal número de casos de VIH (más de 1.000 en sus 10 años de vida). El equipo de Checkpoint hace pruebas para identificar el virus y otras infecciones de transmisión sexual (ITS) entre hombres que tienen sexo con hombres (HSH) y transexuales, los colectivos con mayor incidencia de estas dolencias.

Seis de cada 10 nuevos infectados de VIH son homosexuales y, según el Centro de Estudios Epidemiológicos sobre Infecciones de Transmisión Sexual y Sida de Cataluña (CEEISCAT), en la última década, los casos de sífilis se han cuadriplicado y los de gonorrea, triplicado. Al igual que sucede con el VIH, la mayoría de las infecciones corresponden a los HSH. Ferran Pujol, responsable de Checkpoint, explica que el colectivo gay está concienciado con la prevención y “sí se cuida”, pero la incidencia es mayor en este grupo poblacional y por lo tanto, la probabilidad de infectarse si se incurre en algún riesgo, también aumenta. Además, la transmisión es más fácil por vía anal que vaginal. “La epidemia de VIH entre heterosexuales está controlada, porque afecta al 0,02% de cada 100 personas. Sin embargo, en HSH, la incidencia es del 2,52 por cada cien personas año, lo que significa que de cada 10.000 homosexuales van a infectarse 250 cada año”, apunta Pujol.

El director de Checkpoint explica que el éxito de su centro se basa en salvar las barreras que impone el sistema sanitario ordinario. “Ayudamos a estos colectivos que por miedo a ser juzgados o por falta de empatía de los médicos no acuden al sistema. Estamos contentos con nuestro éxito, pero lamentablemente éste se basa en el fracaso o las limitaciones del sistema sanitario. Checkpoint no debería existir porque significaría que la sanidad pública consigue integrar adecuadamente a las personas LGBTI y que la epidemia no existe”, reflexiona. El centro ha hecho más de 25.000 pruebas de VIH en 10 años y realiza, además, estudios para detectar otras ITS como sífilis, clamidia y gonorrea. También hacen pruebas para detectar la hepatits C.

El equipo de Checkpoint, formado por personal médico, enfermeros y jóvenes no sanitarios pero formados para el papel que desempeñan en el centro, realiza más de medio centenar de pruebas diarias.

Los usuarios, que suelen llegar al centro a través del boca oreja, conciertan previamente una cita y, si es su primera vez, el equipo les hace “un paquete de control”, en el que les hacen pruebas de varias ITS y recogen, además, la sintomatología clínica y los hábitos de cada uno. En menos de una hora, los usuarios tienen el resultado y, si sale positivo, Checkpoint puede derivar al paciente e insertarlo en el sistema sanitario en menos de 24 horas. “Cuanto antes actuemos y comencemos el tratamiento, más favorable será el pronóstico”, explica Pujol.

Pero los chicos de Checkpoint han ido más allá de la prueba rápida de detección del VIH. A veces, la prueba rápida de VIH da negativo porque todavía no hay anticuerpos pero no se puede descartar la presencia de la infección. Desde hace unos meses, BCN Checkpoint ofrece a sus usuarios la posibilidad de complementar la prueba base para detectar el virus. El centro dispone de un pequeño laboratorio de genética totalmente automatizado que permite hacer análisis moleculares basados en la PCR (prueba de reacción en cadena de la polimerasa). En los primeros tres meses de puesta en marcha de este nuevo servicio se han realizado 314 pruebas de carga viral cuando había indicios de que podía haber una infección aguda y se ha conseguido diagnosticar tres casos de VIH en fases muy tempranas, que no habían sido detectados con el test rápido.

El equipo de Checkpoint sigue, paralelamente, con sus campañas de concienciación en el ambiente gay barcelonés. Una veintena de voluntarios ya reparten 15.000 kits de condones y lubricantes en el Circuit Festival, la mayor fiesta gay europea que estos días se celebra en Barcelona.

Cuando las Ramblas quisieron ser Stonewall

Artículo publicado en Hipertextual

De la persecución franquista al matrimonio igualitario, la historia de la homosexualidad en España refleja la lucha por la igualdad del colectivo LGTB. Repasamos su evolución en este 28 de junio, Día del Orgullo.

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Colita (Isabel Steva Hernández) (Museo Reina Sofía)

En 1969, la policía entraba en el Stonewall Inn con el objetivo de hacer una redada. No era la primera vez, aunque aquel 28 de junio sería diferente. En el pub gay, situado en Greenwich Village, las operaciones policiales eran frecuentes.

A la 1:20 h de la madrugada, los agentes entraron en el bar gritando que “estaba clausurado”. Habitualmente, los jóvenes salían y se identificaban. Aquellos hombres que iban vestidos de mujeres, o las pocas lesbianas que frecuentaban el bar que fueran vestidas de “forma no femenina”, eran detenidos. Pero esa noche todo cambió. Alguien gritó “no nos vamos”. Tres palabras que hicieron estallar el ambiente. Tres palabras que encendieron la mecha de los disturbios de Stonewall.

“La homosexualidad es en realidad un trastorno mental que ha alcanzado proporciones de epidemia”. Frases como ésta eran repetidas por psiquiatras y psicólogos de la época, como relatan en el documental La rebelión de Stonewall. Las revueltas en la ciudad de Nueva York marcaron un punto de inflexión en el movimiento LGTB estadounidense. Ya nada volvió a ser lo mismo desde aquel 28 de junio, fecha en la que se celebra anualmente el Día del Orgullo.

 La represión española

Al otro lado del Atlántico, la situación para miles de homosexuales era todavía peor. Federico García Loca había sido fusilado en la madrugada del 18 de agosto de 1936, dos meses después de la sublevación militar contra la II República. Tras el fin de la Guerra Civil, la dictadura franquista reprimió cualquier atisbo de libertad.

Sin embargo, como señala Monferrer Tomàs, “los homosexuales no representaron un problema prioritario para el franquismo de posguerra”. En un primer momento, el control de los comportamientos considerados como “inmorales” fue delegado en la Iglesia católica. Sin embargo, las décadas de los cincuenta y los sesenta se caracterizaron por una mínima apertura al exterior, como consecuencia del aumento del turismo. Ante esta situación, la dictadura decidió tomar cartas en el asunto, considerando a los homosexuales como “una amenaza para el orden público”.

La Ley de Vagos y Maleantes, impulsada por consenso durante la II República para “el control de mendigos, rufianes sin oficio conocido y proxenetas”, fue modificada el 15 de julio de 1954. El objetivo no era otro que perseguir y castigar cualquier práctica homosexual.

Dieciséis años más tarde, el gobierno de Carrero Blanco sustituía el texto por laLey sobre Peligrosidad y Rehabilitación Social. La nueva regulación contemplaba disposiciones similares, pero incluía además “penas de hasta cinco años en cárceles o manicomios para los homosexuales y demás individuos considerados como peligrosos para que se rehabilitaran”.

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Placa en la antigua prisión provincial de Huelva, en recuerdo a los homosexuales encarcelados durante la dictadura franquista. Fuente: Calapito (Wikimedia)

Sólo un año después de las revueltas de Stonewall, el texto fue aprobado y recibido con entusiasmo por gran parte del poder judicial. El fiscal de Málaga comentaba en la Memoria del Tribunal Supremo de 1971 “el aumento del nefando vicio sodomítico, fomentado en la Costa del Sol por elementos extraños que allí se congregan”. Palabras similares a las pronunciadas por el fiscal de Las Palmas, cuando se refería al “aumento alarmante de las prácticas homosexuales al que contribuye principalmente una especial y degenerada clase de turistas extranjeros”.

A través de ese instrumento, como sostiene Monferrer Tomàs, “los invertidos sexuales se catalogaban en genuinos congénitos (o de nacimiento) u ocasionales (viciosos)”. Entre 1974 y 1975, el 6% de los informes disponibles en los Juzgados de Peligrosidad de Madrid se referían a personas homosexuales, en su mayoría varones.

Los denominados “peligrosos” eran considerados por la ley como “enfermos a quienes no se debe perdonar, sino curar”, según el investigador de la UNED. Esto hizo que las personas homosexuales no sólo fueran perseguidas y reprimidas, sino que también fueron encarceladas como “método de prevención del contagio”. Como consecuencia, los homosexuales no sólo eran sometidos al aislamiento social en manicomios y prisiones, sino que los condenados no podían reintegrarse en la sociedad hasta que no se hubiera evaluado su “curación”. En otras palabras, las personas afectadas no podían beneficiarse de indultos, amnistías, redención de penas o libertad condicional como otros presos.

La manifestación de las Ramblas

La persecución de la homosexualidad en España, al igual que ocurrió la noche de la redada de Stonewall, llegó a a una situación límite. Pero en nuestro caso, las protestas no fueron violentas, sino que en silencio y bajo pseudónimos, valientes como Francesc Francino (Mir Bellgai) o Armand de Fluvià (Roger de Gaimon) comenzaron a organizar los primeros movimientos LGTB.

En la década de los setenta, de Fluvià y Francino eran conocedores de los disturbios de Stonewall o las revueltas en el París de 1968 gracias a la influencia de publicaciones como la revista Arcadie. Juntos fundaron elMovimiento Español de Liberación Homosexual, un grupo compuesto en su mayoría por hombres, que empezó a editar en 1972 el boletín mensual Aghois. Eran tiempos de clandestinidad y miedo, lo que no les impidió trabajar por los derechos del colectivo LGTB.

Tras la muerte de Franco, los activistas crearon el Front d’Alliberament Gai de Catalunya, el movimiento que dio lugar a la fundación del Institut Lambda, el primer centro cultural y de servicios para homosexuales en España. El luego conocido como Casal Lambda, situado en Barcelona, fue el germen de la primera gran manifestación por los derechos de personas gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. Era el 26 de junio de 1977, y bajo el lema “Nosaltres no tenim por, nosaltres som” (“Nosotros no tenemos miedo, nosotros somos”), 4.000 personas se concentraron en las Ramblas para solicitar amnistía para los delitos sexuales y la derogación de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social.

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Colita (Isabel Steva Hernández) (Museo Reina Sofía)

La noticia recogida por La Vanguardia dos días después, -los lunes no se editaba el periódico-, explicaba que “los manifestantes no habían interrumpido en ningún momento la manifestación pues circularon en orden por el centro de Las Ramblas”. A la altura de Canaletas, sin embargo, la policía dispersó a las 4.000 personas con disparos de balas de goma. Como consecuencia, tres manifestantes resultaron heridos de gravedad, y un cuarto, Oriol Martí, fue detenido en la cárcel Modelo de Barcelona.

Después de la histórica manifestación, 36 organizaciones políticas, sindicales y civiles (entre las que se encontraba la CNT o el PSUC) firmaron un documento exigiendo la liberación de Martí. El detenido, médico de profesión, PNN de la Universidad Autónoma de Barcelona y miembro de Bandera Roja, “fue maniatado a la espalda, propinándole golpes en los testículos con las rodillas”, según denunciaba El País a principios de julio. Tras 52 días preso, Oriol Martí sería liberado.

Tal y como recoge el blog L’Armari Obert, la manifestación de Las Ramblas, convocada por el entonces ilegal Front d’Alliberament Gai de Catalunya, marcó un punto de inflexión en la defensa de los derechos de las personas homosexuales. En aquella concentración, se podían leer y escuchar consignas como “Mi cuerpo es mío y hago con él lo que me da la gana”, “¡Amnistía sexual!” o “¡No somos peligrosos!”

¿Qué pasa cuando una fuerza imparable choca contra un objeto inamovible?

En la película Imagine Me & You, una de las protagonistas se pregunta qué ocurriría si una fuerza imparable choca contra un objeto inamovible. Algo así sucedió en España. La manifestación de las Ramblas fue el comienzo de algo más grande: la expansión del colectivo LGTB por el resto del país. El trabajo del Front d’Alliberament Gai de Catalunya pronto se extendió por regiones como Valencia, las Islas Baleares, Madrid, Málaga o Bilbao. Así fue como la primera concentración se repetiría con éxito en 1978 en las ciudades de Madrid, Barcelona, Bilbao y Sevilla.

La celebración del Orgullo se convirtió en algo más que una manifestación. El 26 de diciembre de 1978, el Consejo de Ministros presidido por Adolfo Suárezretiró la homosexualidad de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social. Unos meses más tarde, organizaciones médicas, civiles y culturales, junto con 50 ayuntamientos catalanes liderados por el de Barcelona, exigieron la legalización del Front.

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Manifiesto editado por el Front d’Alliberament Gai de Catalunya contra la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social. Fuente: Todo Colección

La petición se hizo realidad el 16 de julio de 1980, veintiséis años después de la modificación de la Ley de Vagos y Maleantes por parte de Franco. El Front d’Alliberament Gai de Catalunya dejó de trabajar en la clandestinidad, pero la persecución al colectivo homosexual continuaba. Como explica Antonio Poveda, antiguo presidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), los homosexuales seguían expuestos a las redadas y detenciones por parte de las fuerzas de seguridad del Estado.

Las últimas, según la propia Federación, ocurrieron en Barcelona antes delMundial de Fútbol de 1982. El Delegado del Gobierno en Barcelona decidió cerrar algunos bares de ambiente, con el objetivo de mostrar “una
buena imagen de la ciudad a los visitantes del Mundial”. Como protesta, los empresarios LGTB decidieron colocar la bandera del arcoiris con el símbolo del Naranjito abanicándose en las puertas de los establecimientos. “Lo nuestro sí que es mundial”, ironizaba el lema de las movilizaciones.

La lucha contra la homofobia

Lo que aquellos manifestantes no sabían es que algo mundial iba a volverse en contra del movimiento homosexual. Algo invisible, imperceptible, mortal. El VIH 

Muchas personas fallecieron a causa de un síndrome que apagaba su sistema defensivo. Freddy Mercury, el líder de Queen, confirmaba en 1991 que estaba infectado por aquel virus maldito. La lucha contra la represión política en España se transformó en un movimiento para tratar de frenar los contagios, que afectaron sobre todo en un principio a varones homosexuales. La estigmatización del colectivo LGTB se disparó, hasta el punto de que sus efectos se siguen observando todavía hoy, como demuestra la reciente prohibición de donar sangre a hombres que hayan mantenido relaciones con personas de su mismo sexo.

El VIH no sólo infectó y mató a millones de personas de todo el mundo. También fue el gran culpable de las campañas que alimentaron el miedo y el odio al diferente. El 6 de octubre de 1991, un grupo de neonazis asesinaba en el Parc de la Ciutadella a Sònia Rescalvo, una transexual de 45 años. La ciudad en la que había despertado el movimiento LGTB veía con horror cómo seis jóvenes ultraderechistas pateaban hasta la muerte a la mujer en la glorieta de los músicos. 22 años después de su asesinato, el Ayuntamiento de Barcelona decidió renombrar aquella plazoleta en su recuerdo.

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Placa en homenaje a Sònia Rescalvo, la transexual asesinada en Barcelona por un grupo de neonazis. Fuente: Enfo (Wikimedia)

La historia de la homosexualidad en España es un eterno vaivén de luchas y conquistas. La manifestación de las Ramblas fue sólo el comienzo, dado que a diario miles de personas deben convivir con sus propios Stonewall, en forma de agresiones y ataques homófobos. La aprobación del Código Penal de 1995 fue un nuevo hito para el colectivo, al incluir la protección de la orientación sexual en los artículos 510, 511 y 512, considerando como agravante de delito la homofobia.

El 30 de junio de 2005, el Congreso de los Diputados hacía posible un sueño que jamás imaginaron aquellos manifestantes de las Ramblas. La aprobación de la Ley 13/2005, gracias a la inestimable labor de activistas como Pedro Zerolo, convirtió a España en el tercer país del mundo en dar luz verde al matrimonio homosexual, después de Holanda y Bélgica. Estados Unidos dio también luz verde el pasado viernes almatrimonio igualitario. Estos textos no sólo han permitido que parejas del mismo sexo puedan casarse, sino que además ha visibilizado la realidad de miles de hogares.

Según datos del Pew Research Center, España es el país donde mayor aceptación hay de la homosexualidad (88%) en el mundo. Las luchas del colectivo LGTB continúan todavía hoy a base de pequeñas grandes conquistas, como la aprobación de la ley de derechos de personas gay y lesbianas y contra la homofobia del Parlament de Catalunya. Si Stonewall marcó un punto de inflexión en la historia de Estados Unidos, algo similar ocurrió con la manifestación de las Ramblas de 1977. Aquellas 4.000 personas comenzaron a andar un camino que continúa hoy en favor del respeto a la igualdad y a la diversidad.

se expandió rápidamente en la década de los ochenta por todo el mundo, estigmatizando todavía más al colectivo. La lucha contra el virus que causa el SIDA sigue siendo hoy un reto para millones de pacientes, científicos y médicos que buscan mejorar su prevención, diagnóstico y tratamiento.

Mercadeo rosa para la amnesia del movimiento

David Molina

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La influencia de las grandes redes empresariales de lesbianas, gais, trans y bisexuales (LGTB) en la organización de los “Orgullos” tiene un carácter diverso en la geografía estatal. Mientras que en las cuatro capitales vascas las manifestaciones del 28-J volverán a excluir la publicidad empresarial, el “Pride” barcelonés, organizado por una asociación empresarial con patrocinio de las multinacionales Coca-Cola, Estrella Damm, Brugal y Hard-Rock Café ha vuelto a ser convocado el mismo día y a la misma hora que la histórica manifestación, que desde 1978, se lleva celebrando con carácter reivindicativo.

La situación en Madrid, que vuelve a trasladar la fecha de celebración al primer sábado de julio (sueldos de la gente recién cobrados), se sitúa entre las inercias de apropiación del espacio público por parte de AEGAL, asociación de empresarios LGTB coorganizadora del Orgullo, y la recién estrenada entrada en el Ayuntamiento de Madrid de una candidatura de unidad popular.

El caso más paradigmático es una propuesta de desfile de belleza canina, con la que esta entidad empresarial busca mantener su presencia en la plaza del madrileño barrio de Chueca, ya que la organización de un “acto cultural” es una condición imprescindible según la ordenanza municipal para poder autorizar la presencia de barras auxiliares.

Establecimientos, comercios y lugares de consumo orientados a un público homosexual mayoritariamente masculino con un nivel adquisitivo medio-alto. Ésta es la punta de lanza del mercado rosa que convierte a potenciales activistas en clientes. Un mercado que produce amnesia movimentista, donde las representaciones del mundo ya no se discuten, si no que se consumen. ¿Alguien podría imaginarse una manifestación del 1º de mayo llena de publicidad de grandes empresas?

Las consecuencias del capitalismo no son novedosas, pero hay que recordarlas: mayor desigualdad, discriminación social, racial y de género, exclusión social y privatización de espacios públicos.