Año Pasolini, 40 años de la muerte del autor italiano

Por encima de todo poeta, poeta de la vida, del cine o del pensamiento. La obra de Pier Paolo Pasolini 40 años después de su trágica muerte, que se cumplen este año, está más viva que nunca como muestran las reediciones y la película de Abel Ferrara sobre el autor italiano

pasolini

Pier Paolo Pasolini

.El 1 de noviembre de 1975 Pier Paolo Pasolini murió en un descampado de la localidad costera de Ostia, cercana a Roma, como consecuencia de un tremenda y violenta paliza que, según la versión oficial, le fue propinada por el joven Pino Pelosi con quien iba a mantener relaciones sexuales, quien en un primer momento se declaró culpable y cumplió pena de cárcel, pero luego se retractó.

Aunque otras versiones dicen que fue una emboscada y que fue golpeado y atropellado por un grupo organizado, que fue un complot. Y es que el poeta, narrador, cineasta, pensador, crítico o pintor, nacido en Bolonia el 5 de marzo de 1922, era uno de los mayores iconoclastas.

Así, 40 años después de su muerte, el autor de películas como “Teorema”, “Decameron” o “Saló o le 120 giornate di Sodoma” es objeto y referente en todos los frentes en el llamado Año Pasolini.

Uno de los creadores que más ha trabajado desde el lado de las tinieblas, el cineasta Abel Ferrara (Nueva York, 1951) que ha estrenado su esperada película “Pasolini”, protagonizada por Willem Dafoe.

Y otro plato fuerte y sugerente en el Año Pasolini lo constituye la publicación de una antología de ensayos inéditos, radicales y trasgresores del escritor sobre la cultura contemporánea, que bajo el título de “Demasiada libertad sexual os convertirá en terroristas”, publica Errata naturae.

El libro ofrece un documento único, la última entrevista hecha a Pasolini pocas horas antes de su muerte y que él mismo definió como «un testamento intelectual y espiritual», y en la que dice: «mientras nosotros estamos aquí hablando puede que haya alguien en el bar planeando liquidarnos».

«Lo que no habla tanto de una premonición como de la estricta lucidez de quien ha tocado ‘la vida violenta’ y conoce verdaderamente su lugar en el mundo», advierte Raúl Ruiz, editor de Errata nature

En el libro se amplía y se muestra otras de las grandes facetas de este creador único, la de ensayista y visionario, y en él habla de la violencia, la guerra, la cultura, la educación o la televisión.

Pero, además, acaba de aparecer, editado por Nórdicas Libros, en edición bilingüe “La religión de mi tiempo”, su principal obra poética desde 1957 a 1971, con traducción de Martín López-Vega, quien asegura en el prólogo que es imposible leer la poesía de Pasolini como una manifestación separada del resto de su obra.

«La poesía es con todo, el sistema nervioso de toda su producción, el laboratorio donde todas sus ideas se decantan y quintaesencian para luego disolverse en las distintas formas narrativas», dijo. Al tiempo que recuerda que Pasolini «solo podía encontrar la felicidad en la libertad…, un imposible en cuya búsqueda valía la pena perder la vida…».

El eterno Pasolini con Ferrara

Pier Paolo Pasolini no solo fue un cineasta genial. «Un corazón como el suyo, una mente como la suya, una persona como la que era, con el alma que tenía, es eterna», afirma Abel Ferrara, cuya última película, «Pasolini», es un retrato del lado humano del realizador italiano y donde narra los últimos días de su vida.

Lo hace mostrando escenas cotidianas junto a su madre, con sus amigos, cuando escribe las historias que desea convertir en guion y también en sus ligues nocturnos por Roma, en concreto el que le llevaría a la muerte en la playa de Ostia el 2 de noviembre de 1975 por una paliza y un atropello, en circunstancias no esclarecidas hasta el momento.

Willem Dafoe presta su rostro anguloso a un Pasolini que en este paso a la gran pantalla adolece de la fuerza, de la rabia y de la pasión que caracterizaron al cineasta boloñés, siendo la frialdad e incluso pasividad las características de su interpretación.

Entresaca:

REFERENTE

40 años después de su muerte, el autor de películas como «Teorema», «Decameron» o «Saló o le 120 giornate di Sodoma» es objeto y referente en todos los frentes en el llamado Año Pasolini.

MALDITAS

Iratxe FRESNEDA
Periodista y profesora de Comunicación Visual

Es curioso que, al pronunciar la palabra maldita, desde lo que pretende visibilizar Itziar Ziga en su reciente libro publicado en Txalaparta, el término se revele positivo e incluso reivindicativo. La autora de “Sexual Herria” escoge con intencionalidad (y afecto) a algunos personajes poco conocidos o, como en el caso de Valerie Solanas, controvertidos, para revelar su importancia dentro de ese poliédrico movimiento que es movimiento (trans)feminista. Valerie Solanas, Sojourner Truth, Sylvia Rivera, Louise Michel, Annie Sprinkle, Olympe de Gouges, Kathleen Hanna y Laura Bugalho son los seres a los que invoca Ziga en este libro en el que, armada con historias e ideas, la de Renteria desafía a la «historia única del feminismo en la que las mujeres más oprimidas tienen un papel secundario y pasivo, a remolque casi de las más privilegiadas». Directa, divertida, sin complejos, la forma de contar historias que tiene la autora hace que esta obra se devore en una sentada y que mientras lo hacemos nos situemos en constante debate con ella. Pero sobre todo y por encima de todo, aporta y visibiliza ahuyentando estigmas, desafiando. Me gustan “los sopapos” a lo convencional, a las convenciones, que arrea Itziar Ziga con sus palabras, básicamente porque, en su caso, encuentro la autenticidad de la que adolecen otros discursos o posturas.

TAMBIÉN HOY, ES DÍA DE LA MUJER

FERMIN GONGETA
SOCIÓLOGO

El autor trae a la época actual la narración que ha sustentado la tesis de la Iglesia católica sobre el «pecado original», y acusa a las religiones monoteístas de haber influido con su relato «machista y chapucero» en el pensamiento político y en el poder de los políticos.

Hace días que pensaba escribir algo sobre el «día de la mujer», sin atreverme a hacerlo. Y es que cuando las instancias internacionales ponen «día» a personas, problemas o enfermedades es que todos los poderes, sean políticos, religiosos o sindicales, quieren hacer ver que se preocupan por el pueblo, pero desean ardientemente, que las cosas continúen como están. Que no protestemos y que lo celebremos, sí, pero callandito.

Esta madrugada me he despertado desasosegado, y han llegado a mi cabeza y corazón una serie de pensamientos y recuerdos de mujeres. El primero ha sido el de Eva; sí, la de «Adán y Eva». ¿Os acordáis? Nos lo enseñaron en la catequesis y nos decían que fueron nuestros primeros padres, que pecaron, y a quienes Dios echó del paraíso. Pero esta madrugada lo he vivido de otra manera. Tal y como sucedió.

Eva estaba emparejada con Adán. Trabajaban juntos en una plantación de árboles frutales. En aquella finca, ellos solos estaban bregando. Eso sí, bien vigilados por media docena de guardias de seguridad. Como civiles o ertzainas… en la actualidad.

El caso es que Adán trabajaba como un bruto, sin detenerse un instante. Eva, como mujer, era más sensata y comedida, lo que le permitía no perder de vista a su compañero, cuya salud le tenía preocupada.

En un momento dado, Eva le vio flaquear, agotado por el trabajo y el hambre. Sin pensarlo dos veces, tomó una manzana -no sé si de un árbol o de los montones que ya habían recogido- y se la dio a su compañero de trabajo para que se sobrepusiera y recuperara.

Después, todo sucedió a una velocidad de relámpago. Adán pegó un enorme mordisco a la manzana, y sin que le diera tiempo a tragar aquel primer bocado, cuatro de los guardias de seguridad de la plantación se abalanzaron sobre los dos y les detuvieron. ¡Claro que Eva y Adán protestaron y se defendieron!, pero inútilmente.

El dueño de la plantación les trató de manera tan inhumana como que les juró y prometió con toda desvergüenza que pasarían hambre, que ella tendría hijos con muchos dolores y que nadie les daría trabajo en ninguna otra plantación.

El dueño y señor les despidió brutalmente. No era lo que Eva y Adán esperaban de un propietario que tanto prestigio tenía entre los vecinos de la aldea. No lo entendían.

Adán enfermó del disgusto, y se dedicó inútilmente a buscar trabajo y a llorar su desgracia, junto a otros compañeros que se encontraban en paro como él.

Mientras tanto, Eva recogía plantas como nabos, cardos o patatas, que hacía hervir en una cazuela de barro que ella misma había enjaretado, para dar de comer a su compañero y a sus dos primeros hijos, puesto que, en cuanto les echaron de la plantación, Adán la fecundó, con verdadero placer y persistencia.

Adán tenía muy claro que cuantos más hijos tuviesen, más fácil les sería trabajar la tierra y vivir de manera más cómoda… No por otra razón -según él- mantenía intensas y pertinaces relaciones íntimas con su compañera.

Los sacerdotes-pensadores de aquellos y subsiguientes tiempos no dejaron de criticar y culpar con énfasis y terquedad la actitud de Eva en la plantación. Era para todos evidente que si ella no hubiese robado lo que no le pertenecía, el hombre, Adán en este caso, no habría podido morder la manzana. ¡Ella le incitó a la desobediencia! Según todas las primeras páginas, era ella, y solamente ella, quien debía haber sido castigada.

Esta narración, contada de forma tan machista como chapucera y embustera, ha sido lo que hasta nuestros días ha sido mantenido por la Iglesia católica como el pecado original.

Las religiones monoteístas, cristianismo, judaísmo e islam, con sus ideas de Dios único y de superioridad del hombre sobre la mujer, han influido en el pensamiento político y en el poder de los políticos en quienes hemos abandonado nuestra capacidad de decisión, permitiendo que ellos se enriquezcan a costa de nuestra miseria. Pero sobre todo ha sido el miedo, el miedo al castigo eterno y a todos ellos, políticos reemplazantes de su dios, que han conseguido el total deterioro de la clase trabajadora, mujeres y hombres.

En el Estado español, para la mayoría de la población hay mucho menos empleo, de peor calidad, de menor duración y con salarios claramente inferiores.

A finales del año 2008, había en el reino unos 19 millones y medio de personas que cotizaban a la Seguridad Social. Hoy la población activa se ha reducido a unos 16 millones 600 mil puestos de trabajo. Los contratos a jornada completa representan solamente el 8% del total, mientras que los desahucios realizados en el mismo reino superan el millón y medio.

No nos vamos a extender en datos sobre la degradación de los servicios sanitarios, incluidas las urgencias, ni en la degeneración total de la enseñanza, incluido el nivel universitario.

Tampoco nuestros ilustres profesores universitarios han entendido que «la tarea primordial de los catedráticos y pedagogos, estos oscuros soldados de la civilización, es la de proporcionar al pueblo los medios intelectuales para ser capaces de rebelarse». Lo escribió en 1881 Louise Michel, luchadora de la Comuna de París. Ella misma añadía: «Porque no se trata de conseguir una miga de pan; es la cosecha del mundo entero la que es necesaria a la raza humana, sin explotadores y explotados».

No es construyendo el infierno en esta vida como se destruye el infierno en la otra.

Flora Tristan, nacida en 1893, fue una de las primeras socialistas que intentó llevar, en un mismo frente, la lucha obrera con la lucha de las mujeres. Su pensamiento fundamental era que «El hombre, el más oprimido, puede oprimir a otro ser, como es su mujer. Ella es la proletaria del mismísimo proletario».

En su libro «Unión Obrera», describe cómo «La mejora de la situación de miseria y de ignorancia de los trabajadores es fundamental, porque todas las desgracias del mundo provienen del olvido y el desprecio que hasta hoy se ha hecho de los derechos naturales e inalienables de la mujer».

«Las mujeres -dice-, en sus múltiples funciones de madre, amante, esposa, hija, etc., lo son todo en la vida del obrero… Y esta situación central no tiene equivalente en la clase alta, donde el dinero puede procurar educadores, sirvientes y cualquier tipo de distracciones». Lo decía también Engels -1884- en «El origen de la familia»: «En la familia, el hombre es burgués; mientras que la mujer juega el papel del proletariado».

En su libro, Flora Tristán adelanta un pensamiento anterior al Manifiesto Comunista de Marx, en el sentido de que pide la unión de los obreros y las mujeres en una única Internacional Obrera.

Y he aquí el llamamiento que nos hace: «La ley que esclaviza a la mujer, y la priva de instrucción, os oprime también a vosotros, varones proletarios (…). En nombre de vuestro propio interés, varones; en nombre de vuestra mejora, la vuestra, varones; en fin, en nombre del bienestar universal de todos y de todas, os apremio a reclamar los derechos para la mujer».

Otra vez entro en nebulosa, y pienso… Si cada sábado, todos los sábados, hombres y mujeres no llenamos las calles de Bilbo, Donostia, Gasteiz e Iruñea reclamando los derechos de las mujeres, que son los nuestros, los de todos los trabajadores… tendremos que concluir que la justicia y el honor no existen, ni siquiera entre nosotros.

Y, frente a este pensamiento negativo, tengo que copiar un verso de Louise Michel, como mujer, más inteligente: «He aquí la lucha universal./ La libertad planea en el aire,/ y el clamor de los indigentes/ nos llama a la batalla».

Zinegoak clausura con éxito su festival de cine y artes escénicas gaylesbotrans

El Festival Internacional de cine y artes escénicas gaylesbotrans de Bilbo Zinegoak, en su décimo segunda edición, clausuró ayer su itinerario por 2015 con la entrega de premios en Bilborock, en una gala presentada por Marilyn Solaya.

IRUDIA ZINEGOAKEl palmarés de este año cuenta con la particularidad de que, por primera vez, dos mujeres son las ganadoras de los premios principales del festival: Mejor Largometraje de Ficción para Ester Martin con «Nånting måste gå sönder» y Mejor Largometraje Documental para Pilar Monsell con «África 815». También ha sido una mujer la ganadora del premio de Lesbianismo y Género, la filipina Sigrid Andrea Bernardo con «Ang Huling Cha-Cha Ni Anita».

Según el jurado, el palmarés es el siguiente: Mejor Largometraje de Ficción para «Nånting måste gå sönder» (Something Must Break) de Ester Martin Bergsmark, «por su propuesta radical llena de contrapuntos».

El premio al Mejor Largometraje Documental ha sido para «África 815», de Pilar Monsell, con mención especial para «DETI 404» (Children 404), de Pavel Loparev y Askold Kurov.

Mejor Película Experimental para «One Deep Breath» de Antony Hickling. El premio al mejor cortometraje documental es para «Il segreto del serpente» de Geoff Jaffe y sendas menciones para «Metube: August sings Carmen Habanera» de Daniel Moshel y «Kuhani» dirigido por Ntare Guma Mbaho Mwine.

Mejor Cortometraje de Ficción o Documental ha sido para «Die Schwulenheiler» (Gay Healers), de Christian Deker y Oda Lambercht.

El premio Lesbianismo y Género se lo ha llevado «Ang Huling Cha-Cha Ni Anita» (Anita’s Last Cha Cha), de la directora Sigrid Andrea Bernardo, por ser una película contada «desde la alegría, la naturalidad y el desprejuiciamiento» y que muestra «un aspecto raramente abordado en la infancia de las lesbianas: la representación del deseo lésbico en una niña con toda su dimensión sexual, sin tabúes».

Premio Diversidad y Derechos Humanos: «DETI 404», de Pavel Loparev y Askold Kurov. Por documentar «en primera persona y a cara descubierta el duro día a día de los jóvenes LGBT en Rusia». Respecto a esta obra, el jurado destaca que Lena Klimova, creadora de la web en la que se basa el documental, ha sido condenada a pagar una multa de 50.000 rublos (650 euros) tras ser denunciada por realizar «propaganda gay».

Premio Hegoak: «Pepper», de Mark Cleary y Craig Robert Young, cortometraje que mejor fomenta las actitudes positivas ante la diversidad sexual y los nuevos modelos familiares y relacionales.

La Asamblea Nacional francesa aprueba el artículo clave de la ley sobre el matrimonio homosexual

La Asamblea Nacional francesa ha aprobado, por 249 votos a favor y 97 en contra, el artículo clave de la ley sobre el matrimonio homosexual. Está previsto que el próximo día 12 se vote la totalidad del texto de la ley y su aprobación definitiva.

Manifestation contre la loi mariage pour tous a Bayonne, Samedi 2 Fevrier 2013. (Photo Bob Edme)

Detractores de la ley sobre el matrimonio homosexual han vuelto a salir a la calle en Baiona. (Bob EDME)

La Asamblea Nacional francesa ha aprobado por 249 votos a favor y 97 en contra el primer artículo del proyecto de ley sobre el matrimonio homosexual, por el que se suprime la exigencia de que los contrayentes sean de diferente género.

La ley está siendo tramitada en medio de un intenso debate, más de 5.000 enmiendas a la veintena de artículos del proyecto y masivas manifestaciones en contra de la medida.

Antes de la aprobación del primer artículo de la lay, la Asamblea Nacional ha rechazado por 183 votos en contra y 85 a favor la enmienda presentada por el principal partido de la oposición, UMP, para suprimir el primero y más polémico artículo del proyecto.

Tampoco ha salido adelante, 171 votos contra 71, la propuesta de instaurar una «alianza civil» como alternativa al matrimonio entre parejas del mismo sexo.

Está previsto que el próximo 12 de febrero se vote la totalidad del texto de la ley para su aprobación definitiva.

Ser homosexual se paga con una muerte atroz en la Bagdad «liberada»

Desde la invasión de EEUU, la comunidad homosexual iraquí vive una eterna Noche de los Cristales Rotos. Amenazados públicamente y perseguidos de manera extraoficial, los gays y lesbianas iraquíes viven una pesadilla de la que solo pueden escapar escondiéndose en «casas refugio» o abandonando el país.

Madi se esconde. No se arrepiente de lo que es pero vive atemorizada. Es una de las activistas lesbianas amenazadas por las milicias de Moqtada al-Sadr. Con su foto en todos los checkpoints de la capital, arriesgarse a andar por sus calles significaría en el mejor de los casos una detención. En el peor, la muerte.

GARA la entrevista en una «casa refugio» a las afueras de Bagdad. Con un nombre ficticio, nos pide que su cara no pueda ser identificada y su voz sea distorsionada en caso de utilizarlq en internet. «Podrían tomar represalias contra mi y contra los que me están ayudando» aclara Madi desde la oscura habitación donde apenas ve el cielo.

Las fatwas (interpretaciones de las leyes islámicas) que lanzan los imanes del país (de credo chií) ponen en el punto de mira a la vulnerable e indefensa comunidad gay. «Desde la aparición de la fatwa de Ali Sistani, en la que acusa a los homosexuales de ser inmorales a los ojos de Dios, las muertes vienen sucediéndose día tras día. Esa fatwa dice que se debe acabar con nosotros de la manera más brutal posible»..

Las calles periféricas de la capital son territorio enemigo para ellas y ellos. Solo en Sadr City, desde que comenzó el año hasta mediados de marzo, se descubrieron más de 40 cadáveres. Todos con signos de tortura.

Muchos son quemados vivos lentamente, empezando por las extremidades para que la víctima no pierda la consciencia rápidamente. A otros los cortan en pedazos mientras están aún vivos y conscientes. La mayoría de las veces se les remata con el famoso «golpe de piedra». Consiste en apoyar la boca del apresado contra la acera y soltarle una piedra contundente en la cabeza, aplastándole así la cara contra el suelo. El cadáver es abandonado entonces en la mitad de la calle, como advertencia para otros homosexuales de la zona.

Reventados por dentro

«Colegas míos me han dicho que muchos de ellos llegan al depósito de cadáveres con el ano pegado con pegamento Loctite. Les revientan por dentro. Al hacerles esto se les da de comer y de beber durante unos días hasta que los intestinos explotan y se envenenan con sus propias heces. Es una muerte lenta y dolorosa», asegura el doctor de Samarra Saad Akhram. «Muchas veces cuando se avisa a los familiares de que su hijo, hermano, sobrino… ha aparecido muerto en tal o cual sitio ni siquiera recogen el cadáver».

«Las familias tienen miedo. Saben que si aparecen en el hospital las milicias tomarán represalias contra ellos» asegura Madi. El partido en el poder, al-Dawa. matiza. Saad al-Mutallibi asegura que «muchas veces las familias tienen vergüenza de sus propios hijos y por eso no van a recogerlo. Ser homosexual en Irak es un crimen social y político y en muchos casos una vergüenza para la familia por el estigma social que supone», declara. «Persisten todavía viejas creencias en el país y luchar contra ellas llevará tiempo».

Un equipo de médicos de Samarra insiste. «Si llega un cuerpo a la morgue con según que tipo de torturas, sabemos que ha sido ajusticiado por su condición sexual. No se levanta ninguna investigación oficial, no se nos piden informes y la Policía presiona para que no preguntemos ni respondamos las cuestiones de los pocos familiares que vienen a recoger el cadáver para darle una sepultura digna». Madi reconoce que «son muchas veces las familias las que matan a sus propios parientes, son considerados ejecuciones por honor. Nunca son investigados, pero más de 1.000 personas han sido asesinadas por su condición sexual desde la invasión de EEUU en 2003».

Hay veces en que el dedo acusador llega en forma de cartel pegado en las calles. Caminando por Sadr City uno se puede encontrar con papeles en las paredes que bajo dos pistolas y una amenaza clara «contra los inmorales» incluyen una lista de nombres y la dirección de sus viviendas. Y la leyenda: «Si los encuentras, mátalos».

«Vivimos bajo la dictadura de un gobierno de milicias»

Rubi es un joven homosexual. Escudado en un nombre ficticio, pide igualmente garantías de que no podrá ser identificado. Denuncia que en marzo fueron asesinados tres amigos suyos.

«No es solo que maten a homosexuales. Si vistes como ellos te consideran inmoral, te pueden matar, les da igual si eres homosexual o no. Hay una creencia extendida de que los que visten camisetas negras tipo heavy metal, llevan piercings, o pendientes en la nariz adoran al diablo».

Human Right Watch (HRW) denunciaba ya en un informe en el año 2009 esta dramática situación y advertía de que la campaña de asesinatos de gays y lesbianas en Irak se ha extendido también a los «emos» y/o «góticos», personas que no visten «decentemente» según las leyes islámicas o según las fatwas lanzadas por los imanes. Llevar un pendiente en la nariz, maquillarse los ojos, o vestir camisetas con logotipos de grupos musicales de heavy metal puede ser mortal.

Rudi es tajante al señalar al mayor culpable de estos crímenes. «Vivimos bajo la dictadura de un gobierno milicia. Actúa como las otras milicias, que campan a sus anchas por el país», denuncia en la que coincide con HRW.

El Gobierno de al-Maliki mira para otro lado. Ningún informe de la justicia iraquí acusa a las milicias de estar detrás de estos asesinatos. Ningún castigado por cometer estos crímenes está en la cárcel. Ningún clérigo chií ha sido acusado por ordenar los asesinatos de homosexuales. A los homosexuales de Irak solo les queda escapar de todo y de todos. Refugiarse y comenzar una nueva vida, en un refugio o en otro país.

El problema, como recuerda HRW, es que «muchos iraquíes han buscado seguridad en los países vecinos, pero esos países no son un refugio». La conducta homosexual consensual está penalizada en la mayor parte de ellos y los prejuicios por razón de orientación sexual e identidad de género persisten».

Rudi es consciente de ello. «Hago un llamamiento desesperado a naciones como Estados Unidos, Dinamarca o Noruega, para que acepten refugiados homosexuales. Nos están matando impunemente». Andoni BERRIOTXOA

Lakua aprueba el proyecto de ley para reconocer los derechos de los transexuales

El Consejo de Gobierno del Ejecutivo de Lakua ha dado luz verde al proyecto de ley para la no discriminación por motivos de identidad de género y de reconocimiento de los derechos de las personas transexuales, elaborado por el Departamento de Empleo y Asuntos Sociales.

El camino hacia la igualdad recorrió ayer otro pequeño tramo en el Consejo de Gobierno de Lakua, al aprobar éste un proyecto de ley que permitirá reconocer los derechos de las personas transexuales.

Nafarroa abrió el camino y ahora es el Gobierno de la CAV el que ha decidido dar luz verde al anteproyecto que permite regular los requisitos necesarios para el cambio de sexo y nombre en el Registro Civil.

Este proyecto de ley parte del reconocimiento explícito de que la pertenencia a un sexo determinado «va mucho más allá de la simple apreciación de los órganos genitales», tal como expresaron fuentes de Lakua.

Por ello, el Gobierno de Patxi López amplía el reconocimiento de determinado sexo «a quien acredite, mediante informes médicos o sicológicos, una disonancia estable y persistente entre el sexo biológico y la identidad sexual que siente como propia cada persona. Asimismo, se prestará servicio a todas aquellas personas que, careciendo de trastornos de personalidad, «pretendan ser reconocidas», si estas muestran una voluntad «estable, indubitada y permanente».

En distintos ámbitos

Esta nueva regulación pretende adecuar la situación legal de las personas transexuales a la realidad social, contribuyendo a superar cualquier tipo de discriminación que todavía pudiera darse.

Además, la futura norma protege los derechos de los transexuales en casi todas las áreas, ampliando la protección hacia este colectivo. En este sentido, el proyecto garantiza el derecho a recibir «una atención integral» a sus necesidades médicas, sicológicas y jurídicas.

El anteproyecto permitirá garantizar, además, la permanencia de Berdindu, servicio de información, orientación y asesoramiento para personas transexuales.

En el apartado sanitario, el texto recoge la unidad de referencia en materia de transexualidad que Osakidetza ya tiene en marcha. Esta unidad está integrada por profesionales de la atención médica, de enfermería, así como sicológica, sicoterapéutica y sexológica.

En materia laboral y educativa están contempladas diferentes medidas, como la elaboración y aplicación de planes de acción positiva, que favorezcan la contratación y el empleo de personas transexuales en las administraciones públicas, y el desarrollo de actuaciones en materia de transexualidad en el ámbito educativo.

«Es momento de travestir al gudari y hacer más la puta, en el sentido más hedonista»

Es, como dice su amatxo, algo «arbolaria», pues habla con mucho aspaviento. De su oreja cuelga un pendiente dorado en forma de zapato de tacón. Quizá sea porque la sociedad dicta que los zapatos han de llevarse en los pies y a ella no le ha dado la gana plegarse al costumbrismo de una sociedad que califica de catolicona, patriarcal e intolerante. Itziar Ziga tiene todos los motivos para llevarse mal con la sociedad ya que ésta jamás ha parado de juzgarla por abertzale, feminista, lesbiana y, también, por puta. Ya que es, como ella misma confiesa orgullosa: «Una bollera rabiosa, exhibicionista y golfa»

Empecemos por el final, por ese polvo en el tren en Donostia. Y, claro, por qué significa ser una puta.

En el último capítulo narro un viaje con mi novia por Euskal Herria. Allí hay hazañas sexuales mías que chocan, como follar en un tren en Donostia a pleno día. Aproveché que el libro va de reputificar y resexualizar a los vascos para incluir una narración erótica porque me apetecía. Que me reivindique como puta frente a toda la moral católica y patriarcal no significa que quiera follar con todo el mundo. Esta es una idea muy machista. Mis amigas putas son libres para decidir si quieren a ese cliente o no, dependerá de la pasta. La mujer casada, embutida en un matrimonio patriarcal puede que no tenga tanta capacidad para decidir cuándo le apetece echar un polvo.

Yo tengo una obsesión política feminista de hermanarme con las putas. Una vez intenté hacerme puta en Bilbao, pero no valía para eso. Lo que pretendo es acabar con la putafobia, que es una de las caras más perversas de la misoginia. Muchas mujeres prefieren tener una vida «decente» y tener esa familia «legitimada» para que no las repriman, para que no les jodan y para que las reconozcan. No hay nada mejor para mostrarse como una mujer decente y señalar a las otras. Bueno, pues si quieren, que me señalen a mí, ojalá sirva para desmontar el estigma puta.

¿Un estigma como el que se puso a las sorginas?

En mi libro me lanzo en busca de la puta vasca perdida. No debemos olvidar que nos colonizaron los Reyes Católicos. ¡Ay que joderse! Lo que hago es rescatar textos de nuestros enemigos, desde el peregrino Aymeric Picaud al inquisidor Lancre, que llevó a la hoguera a cientos de sorginas. Estos dos hombres tan antivascos cuentan que en Euskal Herria existía una sexualidad abominable, muy explícita, y cargaron contra sus mujeres. Creo que la cruz no se nos había metido tan adentro hasta que llegaron. La conquista tuvo un carácter militar, pero también católico-inquisitorial.

Su libro, en el fondo, habla de libertad. No sólo de la censura ajena, sino sobre todo de autocensura y de los propios tabús que nos imponemos a nosotros mismos.

Dentro de la forma de ser vasca y, más específicamente, de los que llevamos una vida combativa, ha calado hondo el rol del gudari y la gudari. Como el enemigo es muy grande y la represión tan bestia, hemos adoptado una posición marcial. Ese aire militar obliga a una autovigilancia constante para ser coherente y estar alerta. Todo ello nos ha empujado a dejar de lado otras reivindicaciones. ¿Cómo vamos a relajarnos, cómo vamos a mostrarnos humanos y desatar nuestra lujuria si tenemos que estar alerta contra el agresor?

¿El militante vasco ha tendido hacia el ascetismo?

Sí, a eso ayuda el hecho de que, entre los movimientos de izquierdas, se da mucho la intervigilancia. Nos miramos continuamente los unos a los otros. Resulta opresivo y siempre me ha agobiado, porque en el feminismo ha ocurrido también. Se supone que hemos de ser homogéneas. Lo que se salga de ahí, es inmediatamente sospechoso.

Eso no ha conseguido frenarle…

Yo soy como soy y no lo puedo olvidar. Tengo tendencia a ser golfa. Los revolucionarios debemos relajarnos, porque encima de que se está realizando un terrible esfuerzo para transformar las cosas, cargamos con un montón de encorsetamientos. A eso voy con lo de «gudari versus puta». Ahora que se están cambiando las cosas gracias al esfuerzo de tanta gente, es buen momento para cambiar. Yo auguro que la represión bajará y que será buen momento para que el gudari se pueda travestir y empecemos a matar a ese cura de 200 años del que hablaba Oteiza. Así comenzaremos a hacer más la puta, en el sentido más hedonista y divertido.

«El `queer’ se resiste a la normalización»

Licenciado en Sociología en la Universidad de Burdeos, Arnaud Alessandrin está preparando el doctorado sobre el tema «Del Transexualismo al desarrollo Trans». También es codirector de la página web «observatoire-des-transidentites», en la que tratan esta cuestión basándose en los resultados de diferentes estudios que se están llevando a cabo en los últimos años.

Arnaud Alessandrin, a Bayonne, Samedi 1 0ctobre 2011. (Photo Bob Edme)

Arnaud Alessandrin, a Bayonne, Samedi 1 0ctobre 2011. (Photo Bob Edme)

La asociación PAF (Por una Alternativa Feminista) de Baiona organizó hace escasas jornadas lo que denominan la Universidad Pop, en la cual invitaron a diferentes expertos para hablar y profundizar en términos comos la paridad y la pluralidad. Las charlas y talleres se desarrollaron en el Instituto Universitario Técnico, el viernes y el sábado pasado. Arnaud Alessandrin explicó a GARA cómo entiende la teoría «queer».

¿De dónde procede el término «queer»?

En ingles, queer es un insulto que significa maricón, pero los homosexuales han comprendido y han aprendido, al igual que las mujeres o las minorías étnicas, y han dado la vuelta al insulto y son ellos mismos los que se denominan así. De esta manera, lo que se convierte en anormal no es tanto ser homosexual sino ser homófobo, la culpabilidad cambia de campo. Se remueve la balanza que compone, por un lado, la población «normal» y, por el otro, la población «anormal». Lo normal como la heterosexualidad, los hombre masculinos… La anormalidad como la homosexualidad, los hombres afeminados o las mujeres masculinas.

¿Qué es, entonces, «queer»?

«Queer» es más que una filosofía de vida, es una verdadera corriente filosófica en el sentido en el que todo lo que era «heteronormativo» se revisa, ya que esa visión hace difícil la vida de los homosexuales y de los heterosexuales también. En el fondo, cuando nos referimos a la teoría tratamos de desregularizar las diferencias entre homosexual-heterosexual, entre género-sexo, masculino-femenino. Es eso lo que da toda la fuerza a esta teoría, que es subversiva. Resiste a todo lo que es una tentativa de normalización.

¿En qué ámbitos se ha expandido más esta teoría?

El «queer» nació del lado de la homosexualidad y encuentra su expresión hoy en día en el entorno de la transidentidad. Pero todos los trans no son «queer» ni todos los homosexuales son «queer», son cosas claramente diferentes. «Queer» es un punto de vista, un espacio de oposición.

La teoría «queer» dice que no hay una sexualidad intrínseca cuando nacemos.

Exactamente, las principales herramientas para definir el género, el sexo y la sexualidad se han reducido a pensar que teníamos un género porque teníamos un sexo. La teoría «queer» dice todo lo contrario, si tenemos un sexo, lo que tenemos entre las piernas, es porque existe el dispositivo de género. Ciertamente hay una atribución anatómica, pero los individuos son irreductibles al sexo que se les prescribe al nacer. Los individuos hacen muchas cosas con su sexo biológico, por lo tanto el sexo no es biológico, sino que es político, sociológico… no se puede reducir a la biología.

¿Lo que pone en entredicho es el comportamiento social ligado al sexo y al género?

Hay que subrayar la dimensión social y política del sexo y del género, y ser muy crítico ante las posiciones únicamente naturalistas o esencialistas que engloban la definición del sexo y el género, es un punto muy importante. Lo que implica que el punto de vista «queer» debe de interesarse por la contracultura, por todo el que diga que se puede hacer de otra manera.

¿Qué propone, cual sería la sociedad ideal?

El punto básico de la teoría “queer” es la subversión, hay que trabajar para que los individuos puedan ser libres de experimentar su cuerpo. El individuo tiene que estar en el centro, la teoría «queer» se centra sobre el individuo y sobre todo es una teoría que se resiste a la normalización. La gente tiene que llevar más allá su individualidad, su singularidad. Lo principal es que el individuo pueda definirse tal y como lo siente.

¿Cómo se posiciona ante la gente que se siente bien con su sexo y su género?

La teoría «queer» puede dar miedo porque es contestataria, pero no es heterófoba. El principio de la teoría es que cada individuo puede definirse, y que la definición de uno mismo no ponga trabas a la definición del prójimo. El problema entre la homosexualidad y la heterosexualidad no es la diferencia, sino que se establece una jerarquía. La teoría «queer» trata de hacer desaparecer esas fronteras entre ambos, porque desde el momento que se dice que hay una diferencia se establece una jerarquía. La teoría «queer» no pone etiquetas, se centra en el individuo, porque la sexualidad es mucho más complicada que ese binomio. La teoría «queer» es ir más allá de las categorías.

«En el terreno del respeto sexual, la sociedad vasca es más abierta de lo que se cree»

Es una de las caras más conocidas del movimiento de liberación sexual de Euskal Herria. Quizás porque la dio desde muy temprano. Todavía en los tiempos oscuros se puso manos a la obra para que nadie sufriera discriminación por su orientación sexual. Porque el respeto es la clave de la libertad. Se afirmó gay y descubrió que el lobo no era tan fiero como lo pintan y que su país era más abierto de lo que imaginaba. Pero queda camino. Y se empeñó en seguir tumbando tabúes, prejuicios y roles que reprimen las expresiones más gratificantes del ser humano .

Imanol Álvarez fundador de EHGAM.

Imanol Álvarez fundador de EHGAM.

Fermin Munarriz

Preparando la entrevista he leído algunos artículos suyos y he descubierto que «incluso homosexual suena ya mal». Le reconozco que estoy desconcertado. ¿Qué papel juega el lenguaje en la discriminación sexual?

Demasiadas veces el lenguaje lleva una carga oculta no siempre positiva. La palabra homosexual siempre nos ha sonado mal. Ya hace 34 años, cuando empezamos a tratar este tema en Euskal Herria, no nos gustaba porque en aquella época se relacionaba con la medicina para denominar una supuesta enfermedad que, afortunadamente, luego se descatalogó como tal.

Desde el principio decidimos emplear la palabra gay; primero, porque había sido acuñada por el propio movimiento gay en el mundo anglosajón, de donde copiábamos de alguna manera. Luego descubrimos que la palabra gay existe en todas las lenguas latinas y significa lo mismo: alegre. Nos gustó mucho que además significase eso.

Proclaman que no existen heterosexuales ni homosexuales; todos somos sexuales… Vale, ¿entonces cuál es la cuestión?

Es el discurso de EHGAM desde su creación. No estábamos de acuerdo con las teorías bipolares: homosexual-heterosexual, activo-pasivo; hombre-mujer… No nos gustaba dividir todo en dos; la cosa es más compleja, no todo es blanco o negro; hay muchas gamas de grises además de otros colores. Y pensábamos que la sexualidad no se podía simplificar de esa manera.

Ni siquiera nos gustaba el término bisexual -y sigue sin gustarnos- porque si no hay homos ni heteros, tampoco hay bisexuales; hay simplemente personas con una sexualidad que la viven como quieren y pueden.

Muchas personas viven su sexualidad de manera oculta, tras una cortina de tormento y soledad. Hay mucho sufrimiento tras ese silencio sobre la orientación sexual...

Hay mucho, demasiado. Yo he tenido la suerte de que prácticamente no lo he vivido, pero he conocido mucho sufrimiento a mi alrededor y lo sigo conociendo. Parece mentira, con todo lo que se supone que hemos avanzado, la cantidad de gente que lo sigue ocultando, que sigue teniendo mucho miedo. Los cambios sociales son muy lentos.

No obstante, el mensaje que siempre hemos dado es que no es tan fiero el lobo como lo pintan; y, desde luego, por fiero que fuera, no merece la pena estar todo el tiempo metido en un armario o donde sea; hay que salir y vivir. Y si viene el lobo, enfréntate a él lo mejor que puedas.

Se trata de una lucha colectiva. Sin embargo, el paso de la afirmación de la propia sexualidad a quien la vive oculta es estrictamente personal… Sospecho que son momentos difíciles. ¿Cómo fue su experiencia?

Yo realmente no recuerdo haber sufrido por este tema. Creo que he sido afortunado. Lo viví con mucha naturalidad; me fui dando cuenta de que me gustaban algunos chicos y algunas chicas y no le daba mayor importancia, me parecía la cosa más normal del mundo. En seguida vi que a la sociedad en general no le parecía tan normal y, entonces, sí me planteé qué hacer, pero no con angustia, sino intentando ser pragmático. Y tomé una decisión: «no quiero problemas con la sociedad y si a la sociedad no le parece mal que mire a una chica pero le parece mal que mire a un chico, pues sólo voy a mirar a las chicas».

Creo que la decisión me duró una semana… Recuerdo que iba por Bilbao en un microbús de los que llamaban «azulitos» y vi por la ventanilla un chico que pasaba, que me resultó agradable, y dije: «a la mierda la sociedad», y me di media vuelta y le miré. Y ahí se acabó la decisión de ocultar.

Pero en muchos casos se necesita valentía…

Tal vez. En mi caso, quizás mis padres me educaron muy bien; siempre me dijeron que había que ser honesto contigo mismo y que había que respetar a todo el mundo. Yo seguí sus consejos.

A usted le tocó vivir la juventud en un contexto histórico y social muy difícil: el final del franquismo. Poco más de un año después de morir el dictador -a finales de 1976 y comienzos de 1977-, usted junto a otras personas deciden organizar el primer grupo por la liberación sexual en Euskal Herria. ¿Cómo era la situación entonces?

La situación era muy diferente; se hablaba muy poco de sexualidad, y cuando se hablaba, se hacía en términos no sólo heterosexistas, sino muy machistas también. La homosexualidad no se mencionaba y si existía era para contar chistes muy zafios o para hablar muy bajito, muy en secreto para que nadie se enterase, una cosa muy íntima…

Existían leyes como la de «peligrosidad social», que perseguía a los «homosexuales»…

Precisamente nuestra primera gran lucha -y gran victoria- fue cambiar esa ley. Nuestro objetivo era derogarla y se derogó, aunque muy tarde: a finales de los ochenta o comienzos de los noventa, pero se dejó de aplicar mucho antes. Desde luego, en el año 1979 conseguimos que cambiasen la letra de la ley y que en la nueva redacción desapareciera el término «homosexual». Dejamos de ser socialmente peligrosos. Ese fue nuestro primer gran éxito.

¿Por qué decidieron agruparse y actuar con una actitud política activa?

La situación era muy difícil; el cadáver de Franco estaba todavía caliente. Sin embargo, creo que también nos ayudó esa situación porque nos empujó la corriente. Hubo una persona, Antonio Quintana, que había vivido el nacimiento del Gay Liberation Front en el Reino Unido y había vuelto aquí. Pensaba que había que hacer algo similar, pero no tenía contactos; yo sí los tenía y fuimos la pareja ideal: él traía la idea y las ganas y yo ponía los contactos.

Empezamos a juntarnos un grupo de personas pero no teníamos muy claro qué queríamos hacer. La vorágine política y las ganas que tenía la gente de trabajar en el campo social y político eran tan grandes que nos empujaron. Para cuando nos pusimos un nombre y poco más ya nos estaban llamando de todos los sitios, por ejemplo, de las mesas de partidos, de movimientos sociales… En 1977 escribimos nuestra primera plataforma reivindicativa.

¿Es cierto que el germen de este movimiento está en la Feria de Durango?

Sí… [risas] Es una mera anécdota, pero solemos decir que EHGAM siempre ha estado muy cercano a la cultura vasca, precisamente porque la idea surgió -por casualidad- en el contexto de la Feria del Libro y Disco de Durango en 1976. Ese chico que mencionaba antes y yo nos conocimos oficialmente en la feria y allí salió la idea de hacer algo.

¿Qué ha sido lo más duro en estas tres décadas de camino?

Como grupo no ha habido grandes cuestiones que nos hayan resultado especialmente duras, más allá de que durante dos décadas tuvimos que autofinanciarnos. También nos costó mucho legalizarnos. Martín Villa era entonces el ministro de Interior y no quería hacerlo de ninguna manera. Finalmente nos legalizaron en 1986.

También ha habido anécdotas. Por ejemplo, los compañeros de Gipuzkoa fueron a pedir una subvención a la Diputación Foral y la respuesta del entonces diputado general, un tal Aizarna, fue que si querían una subvención él se la daba para que fueran todos a Lourdes a que les curase la virgen. Pero esto no es duro, es divertido; en las manifestaciones le cantaban cosas con rimas graciosas…

¿En tantos años de militancia activa en este campo ha vivido muchos contratiempos?

Sinceramente no, pero ahora que hablamos de este tipo de cuestiones me viene a la cabeza también que hace unos once años me llamó un periodista de «Ardi beltza» para contarme que estaba haciendo un reportaje de investigación sobre la Falange y que, en una lista que había obtenido, yo figuraba entre los objetivos. Había detalles de cómo éramos vigilados, etcétera. Me tiré unos meses mirando debajo del coche cada mañana.

Supongo que también habrá habido cosas gratificantes…

Muchas. Primero, cuando ves que no pasa tanto como crees que puede pasar. Yo nunca he tenido problemas ni en mi familia, ni en mi trabajo, ni en mi entorno, ni en el barrio en que vivo hace más de treinta años. A la espalda habrán dicho muchas cosas, evidentemente, pero no me he enterado. Y a mi nadie se me ha enfrentado.

Parece extendida la aceptación de la diversidad de opciones sexuales. ¿Cuáles son los mayores obstáculos en la práctica?

Los mayores obstáculos son simplemente los derivados de que a muchas personas les cuesta asumir que la sexualidad humana es plural. Mucha gente se queda en su pequeña parcela y no se preocupa de pensar, de recapacitar, de leer… Tampoco tiene por qué estar mal, pero eso tendría que ir indefectiblemente unido a respetar al prójimo. Vivimos una época en que se está acentuando mucho el individualismo y la competitividad, y muchos jóvenes parecen tener una prepotencia terrible; hablan casi mirándote por encima del hombro. No sé si van a saber respetar al resto de las personas tanto o más que los anteriores. Ese es uno de mis miedos. Yo creo que la base está en el respeto al prójimo, en vivir y dejar vivir.

¿La sociedad vasca es abierta?

Es bastante más de lo que se cree. Eso no significa que seamos ejemplo para nadie. Yo mismo, cuando me vino Quintana con la idea de crear un movimiento tipo Gay Liberation Front, le decía que en Euskal Herria iba a ser imposible porque era muy machista, muy religiosa, porque somos muy cerrados… Y la sorpresa fue que no era tan difícil. Somos tímidos, pero no es lo mismo que ser cerrados. Tampoco es lo mismo ser cerrados hacia un desconocido que ser cerrado de cabeza… La gente era más abierta y estaba más dispuesta a admitir otro tipo de comportamientos de lo que pensábamos. Por supuesto, siempre hay un reducto de gente que no lo está.

¿En este grado de normalización ha podido influir la existencia de un movimiento político de izquierda muy activo?

Sin duda, ha influido. Escribí un artículo hace unos 15 años por encargo para una revista alemana y hacía este análisis, que luego fue muy comentado. Ellos me pedían que hablase del Estado español, no sólo de Euskal Herria. Casualmente, en aquella época en el Estado no había nada, había habido pero había desaparecido; no había ni manifestaciones del 28 de junio ni grupos con entidad. Sin embargo, en Euskal Herria y en Catalunya había bastante. ¿Por qué sólo en Catalunya y en Euskal Herria? Esa era una de las cuestiones que querían que analizase. Y la respuesta fue esa: precisamente por otras razones políticas y sociales había mucha más efervescencia y más interés en Euskal Herria y en Catalunya. Y esto estaba muy relacionado con la reivindicación nacionalista, con el no reconocimiento de la nación, etcétera. Todo eso facilitaba este otro tipo de luchas.

¿Aquí se ha avanzado más o menos que en otros lugares?

En un momento se avanzó más, quizás junto con Catalunya, y luego nos hemos estancado. Es difícil ver cómo podemos avanzar más. Hace unos años empezamos a analizar este tema con mucho cuidado -por prevenir connotaciones xenófobas-, pero veíamos que los últimos años está viniendo mucha gente de países con planteamientos mucho más machistas y heterosexistas no ya de lo que somos aquí sino de lo que éramos. Todo tiene su parte buena y mala. La libertad de movimiento es básica y la mezcla cultural nos enriquece a todos, pero mucha gente viene con una mentalidad que aquí creíamos que empezábamos a superar. Se vuelven a ver los roles supermarcados contra los que habíamos luchado tanto. Otra vez tenemos que empezar. Esa es ahora una de las dificultades.

¿La lucha por la liberación sexual tiene ideología política?

La tiene en cierta medida. Por definición, la derecha es conservadora y no le gustan los grandes cambios, y lo de antes es el matrimonio convencional de hombre, mujer y niños -hijo e hija-. Lo que se sale de ahí no les gusta. Hay individualidades y también la derecha se va civilizando y adaptando a la realidad.

Sí existen matices políticos en el sentido de que todo lo que cambia y rompe tiene cierto componente revolucionario. De hecho, en la definición de gay está el término revolucionario. Ahora, la palabra gay ha quedado muy descafeinada y es cualquier cosa… Hay otras corrientes; incluso hace años hubo un movimiento llamado anti-gay que decía que «si eso es gay, yo no soy». Lo decían por el tema de las cabalgatas, etcétera.

Precisamente las cabalgatas han suscitado recelos entre propios y ajenos por una posible distorsión o caricaturización de una realidad…

Yo tengo mis luchas conmigo mismo. Creo que sí contribuye positivamente pero es peligroso. Es positivo porque hace que se hable del tema y da una imagen de muchísima gente, de apertura, de libertad… Pero es peligroso por los estereotipos si nos quedamos básicamente con dos: la drag queen -el hombre disfrazado y maquillado como si fuese una mujer- y el cachas de gimnasio que sale en tanga. A mí me parece válido lo uno y lo otro, pero si sólo hay estos dos únicos modelos falla algo.

La sexualidad es una de las expresiones más gratificantes del ser humano y, sin embargo, es un campo abonado de represión y donde más prejuicios y tabúes existen. ¿Por qué?

Siempre recurrimos a las religiones, que tienen la culpa de mucho, pero no sé si de todo. Casi todas las religiones -con alguna excepción- son sexófobas, no sólo homófobas. El sexo es sucio, es pecado, hay que ocultarlo, sólo en la intimidad, dentro del matrimonio, que es sagrado, para tener hijos y nada más… Es muy difícil quitarse esta carga de siglos de encima.

Ha habido a lo largo de la historia momentos y gente que ha intentado cambiar y disfrutar de su sexualidad, pero es a partir de finales del siglo XIX cuando empieza a haber movimientos en serio que empiezan a proclamar que el sexo es gratificante y satisfactorio. Pero ha pasado siglo y pico y tenemos que seguir diciendo lo mismo.

Hay quien lo vive con angustia…

Claro, cuando se siente algo que va en contra de lo que se ha enseñado es angustioso. Y no sólo por la homosexualidad. Si una persona siente deseos sexuales hacia otras personas y le han dicho que eso está muy mal porque debe sentirlos sólo hacia su pareja, lo puede pasar fatal. Yo no hago un llamamiento a romper parejas, pero tenemos que asumir como normal que nos atraigan otros seres humanos, aunque queramos muchísimo a una persona, estemos en pareja o estemos enamoradísimos o enamoradísimas.

No tendría por qué ser malo que tuviéramos relaciones sexuales con otras personas, pero eso queda al libre albedrío de cada uno porque, al fin y al cabo, matrimonio oficial o no, cuando hay una relación entre dos es una especie de contrato y ellos sabrán lo que hacen.

¿Por qué la Iglesia, que se encarga de velar por el alma, se interesa tanto por la carne?

Es sospechoso. Hay interpretaciones -yo pienso que fáciles- que dicen que, por razones obvias: a ellos también les interesa mucho ese tema; también se les reprime y esa represión les lleva a obsesiones. Puede ser cierto. Es evidente que no puede ser sano que una persona no practique sexo porque se lo prohíbe su religión, siendo el sexo como es una necesidad de todo ser humano. Tanta gente cuenta que iba al confesionario y el cura sólo se interesaba por el sexo… Quizás es una interpretación demasiado fácil. No sé la respuesta.

¿Cuál es la razón de la homofobia?

Las fobias, que interpretamos como odios, son miedos. La homofobia tiene detrás un miedo a lo diferente, al cambio, un miedo -tal vez- a que te descubran… El homófobo tiene miedo a que le desborde la realidad, a no saber dónde está situado porque la sociedad está basada en la familia tradicional, pero cada vez hay más tipos de familias -monoparentales, homoparentales…- Hay personas que sienten miedo porque les están desordenando todo.

No me gusta la interpretación fácil, pero en algunos casos sí es verdad que los mayores homófobos quieren ocultar su parte homosexual; no creo que sea siempre así, no caeré en ello.

¿La presencia de gays y lesbianas en ámbitos públicos -como medios de comunicación- contribuye a la normalización?

Por supuesto. Todos necesitamos puntos de referencia en nuestras vidas. Cuando yo era joven no teníamos referencias gays; hoy en día las hay, no siempre todo lo maravillosas que quisiéramos, pero son referentes en el sentido de que sabes que no eres el único. Hay más hombres que mujeres, pero es consecuencia del machismo de la sociedad; hay homofobia pero hay machismo también.

Las mujeres lesbianas tienen menos visibilidad que los gays. ¿Por qué en esto también es más difícil el camino de la mujer? ¿Existe sexismo también fuera de la heterosexualidad?

Supongo que sí, no siempre conscientemente. Una carga ideológica de siglos no se puede quitar de repente. Yo recibí una educación machista y heterosexista y he tenido que reprogramarme, y seguro que en esa tarea autodidacta me he dejado muchos flecos. No es fácil.

¿Qué tabú desearía que desapareciera de una vez por todas?

Creo que si el sexo dejara de ser tabú ya habríamos dado un paso de gigante, porque automáticamente caerían otros tabúes, estereotipos, roles…