La ‘ley Alan Turing’ perdonará a miles de gays ya muertos

Reino Unido aprueba una ley que indulta a 65.000 convictos de ‘indecencia’

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Un grupo de gays celebran una fiesta en Manchester. MUNDO

El Gobierno británico ha aprobado una ley, conocida como la ‘ley Alan Turning’que perdonará a 65.000 gays y bisexuales, convictos del delito de “indecencia”, de los cuales unos 15.000 están vivos y 50.000 fallecidos. Alan Turning (1912-1954) es el matemático y científico que descifró el código secreto que hacían servir los alemanes para atacar en la Segunda Guerra Mundial. En 1952 Turning fue declarado culpable de “actos indecentes” con un joven de 19 años de edad y castrado químicamente. Murió en 1954 tras mordisquear una manzana envenenada con cianuro en una muerte que se calificó oficialmente como suicidio.

El calvario que padeció Alan Turning por su homosexualidad ha sido la bandera de las organizaciones que han reclamado su perdón. El gobierno británico le indultó a título póstumo en el 2013 y desde entonces organizaciones gays, arropadas por algunos políticos, han reclamado la ‘ley Alan Turning’ para todos los convictos de un delito que desapareció en la década de 1960. El Gobierno ha aprobado la ley abriendo la puerta a los 15.000 vivos convictos de “indecencia” que pueden solicitar al ministerio del Interior la destrucción o abolición de los respectivos antecedentes penales o fichas criminales.

La decisión del Gobierno ha provocado diferentes reacciones. Mientras organizaciones gays han dado la bienvenida a la ley que se aplicará de forma inmediata, algunos afectados, como George Montague, ha dicho que “no quiero perdón, lo que quiero es una disculpa institucional porque no soy culpable de nada, de lo único que soy culpable es de estar en el lugar erróneo en el momento erróneo”. Las relaciones sexuales consentidas entre dos adultos del mismo género estuvieron tipificadas como delito hasta 1967.

Rachel Barnes, sobrina-nieta de Alan Turning, y activa en la campaña que perdonó a su tío-abuelo, ha manifestado a la BBC que “es una pena para todos que mi tío que fue el descifrador del código secreto y con ello salvó a miles de personas y que tenía una mente extraordinaria, sin embargo, es conocido por su homosexualidad y por el juicio que le avergonzó públicamente, lo bueno de él ha quedado escondido detrás del escándalo sexual que ahora ya no lo sería”.

Agreden a una pareja gay que caminaba abrazada por la Puerta del Sol

La asociación Arcópoli denuncia que un grupo de entre 10 y 15 personas se había juntado “para reírse y agredir verbal y físicamente a las dos víctimas”

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Vista de la bandera arcoíris desplegada en la fachada del Ayuntamiento de Madrid. EFE/Javier Lizón

MADRID.- Una docena de personas insultaron y agredieron este martes de madrugada a una pareja de chicos que iba abrazada paseando por la Puerta del Sol de Madrid, ha denunciado la asociación Arcópoli.

Poco después de la 1 de madrugada de este martes cuando la pareja volvía a casa caminando por la Puerta del Sol compartiendo un paraguas cuando recibió empujones y golpes.  Se trataba, según los denunciantes, de un grupo de entre 10 y 15 personas las que se habían juntado “para reírse y agredir verbal y físicamente a las dos víctimas”, que finalmente pudieron huir del lugar.

Tras lo ocurrido, Arcópoli se puso en contacto con ellos y uno de los chicos acudió ayer al centro de salud por los hematomas y dolores sufridos en cabeza y brazo. Ya por la tarde, la víctima ha interpuesto una denuncia en las dependencias de Policía Municipal (Unidad de Gestión de la Diversidad) acompañado de personal del Observatorio Madrileño contra la LGTBfobia. Es el ataque número 186 que han registrado en lo que va de año.

De hecho, el Observatorio ha puesto en conocimiento de Policía Nacional, del concejal presidente del distrito Centro, Jorge García Castaño, y de la Fiscalía de Delitos de Odio de la Comunidad de Madrid el caso para poder profundizar en los delitos de odio al colectivo LGTB. Es el ataque número 186 que han registrado en lo que va de año.

Las agresiones al colectivo LGTB siguen produciéndose con total impunidad en la ciudad de Madrid. En los últimos días hemos tenido conocimiento de 3 denuncias por homofobia. La respuesta de las instituciones ha de ser contundente y transmitir el mensaje de‘Tolerancia cero’ ante la mínima agresión“, ha señalado el coordinador de Arcópoli, Yago Blanco.

Denuncian una agresión homófoba en Madrid de una decena de personas a un chico gay

Madrid ha vivido una nueva agresión homófoba que eleva el número de ataques de este tipo a 186 en lo que llevamos de año, según los datos del colectivo LGTB Arcópoli. Este martes a la una de la mañana F.P y su novio volvían a casa abrazados por el centro de la capital cuando el primero recibió un empujón, según la denuncia que ha interpuesto ante la Policía Municipal a la que ha tenido acceso eldiario.es.

Cuando F.P se dirigió al hombre, que se encontraba en el lugar, para pedir explicaciones, éste le propinó un puñetazo que le hizo caer al suelo. “Que por este motivo y al ver que la motivación de la agresión era por su orientación sexual, al levantarse del suelo le dio un beso a su novio”, asegura la policía según el relato del chico.

En ese momento, narra la denuncia, entre 10 y 15 personas se abalanzaron sobre la pareja  y comenzaron “a reírse y agredir verbal y físicamente” a F.P, que finalmente pudo huir con su pareja con la ayuda de un testigo que se encontraba en el lugar de los hechos, según afirma Arcópoli, que ha acompañado a los dos hombres a interponer la denuncia a través del  Observatorio Madrileño contra la LGTBfobia.

Los agresores, que no hablaban español, afirma la denuncia, le “propinaron patadas y puñetazos, profiriendo gritos en su idioma en tono burlesco”, que hicieron que F.P “se sintiera intimidado y vejado durante toda la agresión”. Pocas horas después de lo sucedido, F.P compartió lo ocurrido a través de una publicación de Facebook.

“Además de que me duele la oreja y todo el lado izquierdo de mi cabeza, aunque nada grave me haya pasado, no dejo de pensar que por ir abrazado a mi novio terminé ahí tirado en el suelo”, contaba. “Ya van muchas agresiones contra el colectivo LGBT”, asegura, “y esto sólo me da más ganas y me reafirma quién soy.. iré agarrado de la mano con quien me de la gana e iré abrazado o besando a quien me de la gana de amar y estar enamorado”.

Yago Blando, Coordinador de Arcópoli, ha declarado que”las agresiones al colectivo LGTB siguen produciéndose con total impunidad en la ciudad de Madrid. En los últimos días hemos tenido conocimiento de 3 denuncias por homofobia. La respuesta de las instituciones ha de ser contundente y transmitir el mensaje de Tolerancia cero ante la mínima agresión”.

“Nos hemos pasado de optimistas con el VIH. Es una patología seria”

Cada día, en España mueren personas de sida y se infectan 10

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Entrevista al Doctor Bonaventura Clotet, presidente de la Gala contra el SIDA. (Foto: JUAN BARBOSA) JUAN BARBOSA EL PAÍS

“Hay que patentizar que el sida sigue siendo un problema”. Después de seis ediciones en Barcelona, la Gala contra el Sida que promueve Bonaventura Clotet, director del IrsiCaixa y presidente de la Fundación de Lucha contra el Sida, se celebrará este año en Madrid con dos objetivos claros: darle más visibilidad y aumentar la recaudación de fondos. “Nos hemos pasado de optimistas con el VIH. Los jóvenes lo ven como algo vintage, que si les pasa se trata con una pastilla y no pasa nada. Pero cada mes se mueren personas por sida y cada día se infectan en España 10 personas con el virus. Es verdad que la mayoría se podrá tratar con buen resultado, pero en los extremos de la escala estarán los que reciban un virus resistente o de evolución rápida, aparte de que todos tendrán que tomar una medicación toda la vida, con las toxicidades que suponen, además del coste que suponen”, explica. “No hay que ser frívolo y decir: ′Si me he infectado,ya me trataré”.

La gala empezó hace seis años en Barcelona con el “decisivo impulso de Miguel Bosé, que ha dado la cara por la enfermedad”, y es una de las pocas que se celebran en España con fines de recaudación fondos para investigar. En seis años se han recaudado 3,8 millones de euros, una cantidad que aumenta al ritmo de 100.000 euros a cada edición, dice el médico. Para que este año la tendencia se mantenga, la función, que se celebrará el 21 de noviembre en la Galería de Cristal del Palacio de Cibeles, debería alcanzar los 2 millones. Con ellos se ayudaría a financiar el centro de investigación que puso en marcha Clotet con la ayuda de la Obra Social la Caixa. “Somos de los pocos que abordamos todas las áreas, desde la vacuna a los anticuerpos, las inmunoglobulinas, los fármacos que despiertan el virus que está latente en los linfocitos y el microbioma”.

odo este abanico de trabajos solo es sostenible con dinero. Y, en España, acudir a los patrocinadores no es fácil. “Hace falta una ley del mecenazgo que no ayude, lo de ahora es ridículo”, afirma Clotet. “En Francia la desgravación es del 60% para empresas y del 63% para particulares; en España es del 30% y del 33%”. Este año, la fundación que él preside va a recibir una ayuda extra. Parte de la recaudación de Los 40 Music Awards, que precisamente se otorgan el 1 de diciembre, día mundial de la lucha contra el sida, serán para este proyecto. Además, la emisora hará una campaña de prevención.

Pero, además, falta la costumbre social de colaborar. “Hay que ayudar a la investigación porque así se ayuda a la sociedad y se proporciona un retorno por todo lo que se recibe de ella. Uno debe sentirse responsable de que la sociedad mejore. En los últimos años ha descendido mucho el soporte a la investigación en biomedicina. A ver si los futuros Gobiernos lo corrigen”, declara.

Aparte de las cuestiones de justicia social, el apoyo a la investigación en sida tiene otras ventajas, expone Clotet. Por ejemplo, uno de los grupos que trabaja en su centro ha descubierto cómo se diseminan los virus por el cuerpo por un proceso de nanobiología, lo que les ha llevado a estudiar procesos similares de nanotecnología para diseminar fármacos en un cuerpo.

También es novedoso, y útil, es el estudio de la relación del microbioma (los microorganismos que habitan el sistema digestivo, sobre todo, bacterias) con los procesos inmunitarios. La relación con el VIH es evidente, ya que se trata de una infección que afecta al sistema inmunitario, pero, además, su estudio puede ayudar para entender cómo revertir procesos de resistencia de las bacterias a los antibióticos, apunta.

El IrsiCaixa también está investigando en una vacuna terapéutica, que sirva para combatir la infección cuando ya la persona ha adquirido el VIH.

Con todo ello colabora la gala, recalca Clotet, quien, por eso, cree que es una oportunidad para recaudar fondos, pero, sobre todo, para que “no se olvide que queda mucho por hacer ante una enfermedad grave”.

Leer las cartas de amor lésbico de Virginia Woolf en tiempos del ‘sexting’

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Virginia Woolf en la película ‘The Hours’

Hay una creencia equivocada de que los demonios internos de Virginia Woolf le impedían sentir placer sexual. Que se obsesionó tanto por buscar la androginia en su obra que repudiaba cualquier alarde de femineidad. Que su torpe gusto al vestir, como ella misma lo definía, era en realidad una manera de reivindicar la represión machista y económica sobre las mujeres de la época.

La escritora británica fue, en efecto, una de las mentes más lúcidas contra la encorsetada herencia victoriana y una firme defensora de que las mujeres firmasen como ellas mismas sin ser catalogadas de literatura ñoña. Pero también sintió deseo, y mucho, por Vita Sackville-West. Soñaba con sus grandes senos y le gustaba verla rebosante de perlas, “como un racimo de uvas”. Admiraba el estilo recargado de Vita porque las burlas hacia su aspecto desaliñado le atormentaban más de lo que estaba dispuesta a admitir, según dice en el cuento Un vestido nuevo.

Son los detalles de una de las mejores y breves historias de amor que nos ha dejado la literatura. Porque su affaire, además de trascender en la vida real, reside en las cartas que ambas se intercambiaron con exquisito lenguaje erótico. Correspondencia que ahora refresca su tinta en el nuevo libro de Pilar Bellver,editado por Dos Bigotes. A Virginia le gustaba Vita habla de la trastienda de sentimientos de aquel romance mientras pendula entre los hechos y la ficción documentada.

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Portada ‘A Virginia le gustaba Vita’

Los comienzos de esta intensa amistad fueron retorcidos, pero los antecedentes no son la prioridad del libro. Bellver prefiere hacernos entender por qué su relación se salía de lo convencional, tanto a nivel sexual como de la misma concepción del amor. Y no solo entre ellas, también hacia sus maridos: Leonard Woolf y Harold Nicolson.

Si Virginia Woolf nos sigue perteneciendo como símbolo es, en cierta manera, gracias a su gusto por escribir cartas. Los biógrafos no han necesitado estrujarse los sesos para adivinar su ideología o preferencias sexuales en su obra, porque ella misma las anunciaba de viva voz.

Lo mismo ocurría con Sackville. Si su mundo interior era una verbena, el que vivieron en alto no se quedaba atrás. Ambas eran populares entre el grupo de Bloomsbury, cultas, protagonistas de anécdotas macarras -Woolf se disfrazó de hombre negro para colarse entre la corte de los príncipes de Abisinia– y estaban locas por el intelecto femenino.

Los lectores que ya conozcan esta aventura sáfica encontrarán en  A Virginia le gustaba Vita la imaginación necesaria para completar ciertas lagunas. Los primerizos tendrán aún más suerte y serán testigos de un mundo privado sin prejuicios homófobos ni ataduras sentimentales. Y para muestra, el primer narrador omnisciente de este affaire lésbico: el hijo de Vita, Nigel Nicolson, que publicó los detalles menos conocidos de la doble vida de su madre en  Retratos de un matrimonio.

Amantes, pero siempre esposas

“Estoy segura de que en todo Londres solo a ti y a mí nos gusta estar casadas”, le escribió Woolf a su amiga en una de sus cartas. Esa sencilla frase representa todo lo que la una esperaba de la otra y también lo que sus maridos esperaban de ambas.

Vita era una aristócrata y lesbiana confesa que se había casado con Harold Nicolson, un diplomático gay con el que encontró el perfecto equilibrio para seguir con sus líos de faldas. Ese nivel de “confianza”, como lo describe su hijo, era fruto de una absoluta noción y respeto por las “diversiones masculinas” de uno y las escapadas mujeriegas de la otra.

El matrimonio Woolf se ceñía un poco más a la moral conservadora del siglo XIX. Leonard parece que llevaba peor la orientación sexual de su mujer, pero sabía que había renunciado a cualquier acercamiento en la alcoba en el momento que dijosí, quiero. Ella se lo había dejado bien claro. Aún así se amaban, se cuidaban -él más por la fragilidad anímica y física de su esposa- y se alimentaban mentalmente. Virginia tampoco se consideraba lesbiana, pero sí que se definió como queer en alguno de sus textos.

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Leonard y Virginia en ‘The hours’

¿Qué se daban Vita y Virginia? La primera estaba prendada de la prosa de Woolf y esa admiración no era mutua, aunque Sackeville era mucho más conocida entre la élite como autora que  La señora Dalloway. De hecho, tras el primer encuentroVirginia no escribió precisamente bondades de su futura amante. “Es recargada, bigotuda, con los colores de un periquito y toda la soltura de la aristocracia, pero sin el genio del artista”.

Y fue precisamente eso último lo que le hizo sucumbir a su arrebato. Sackville presumía de su ascendencia malagueña para ser una depredadora carismática en un mundo de lores ingleses. No había mujer, según dicen, que se resistiese a su conquista y se encaprichó de Virginia desde el principio: “Tú también te rendirías a su encanto y personalidad. La cabeza me da vueltas pensando en ella”, escribió en una carta a su padre. Los dos matrimonios entablaron una relación muy cercana, sobre todo entre las mujeres, y no fue hasta tres años más tarde cuando admitieron su amor.

Devoción antes que pasión

Lo brillante de su relación es que ponían por escrito toda su devoción al mismo tiempo que conocían su fecha de caducidad. Vita y Virginia consumaron ese amor cerca de la famosísima villa de Knole, pero seguían respetando su espacio, esahabitación propia que tanto ansiaba Woolf. Los detalles de aquella fusión apenas se conocen porque Virginia las omitió de su diario por respeto a Leonard y Vita dio menos cuenta de ellas que de sus apasionados encuentros con Violet Trefusis.

“Me gusta su caminar a grandes pasos con sus largas piernas que parecen hayas, una Vita rutilante, rosada, abundosa como un racimo, con perlas por todos lados. Veo una Vita florida, madura, con su abundante pecho: sí, como un gran velero con las velas desplegadas, navegando, mientras que yo me alejo de la costa”- Virginia sobre Vita.

Pero Sackville era de espíritu indomable y solo se casaba con su marido (y porque este toleraba su promiscuidad). Los celos de Virginia por la nueva presa de Vita, la periodista de la BBC Hilda Matheson, resquebrajaron cualquier resto de pasión y aparcaron sus experimentos sexuales. Sin embargo, lograron reponerse a la ira de Eros y no hubo reproche entre ellas, aunque sí mucha pena.

Entre las idas y venidas de Vita, y para aplacar su desasosiego, Virginia escribióOrlando como homenaje y terapia contra unos demonios que le arrastraban cada vez más hacia el río. “Era un himno de gratitud a la felicidad que Vita le había dado. La más larga y hermosa carta de amor jamás escrita”, escribió Nigel Nicolson sobre la novela de 1928. También era un manifiesto hermafrodita contra los roles de género y sus estúpidas leyes hacia las mujeres, como las que impidieron a Vita heredar su villa de Knole.

Pero sobre todo era un canto a la amistad femenina por encima de la lujuria. “Qué placer sería poder tener amistad con mujeres: ¡una relación tan secreta y privada comparada con las relaciones con los hombres!”, había escrito Virginia en uno de sus diarios. Así que hizo frente al dolor y no dejó escapar a Sackville, y eso es más sexy que cualquier relato erótico.

XABI SANCHEZ GORONAETA. SEXUA ERDIGUNEAN JARRITA “Sexuan arreta jartzea gorputzera itzultzea da”

ruñeak badu LGTBQI politikak garatu ahal izateko bulegoa. Kattalingorriko kideak gogor ibili dira lanean azken hilabete hauetan, ikasturte berriarekin batera bulegoko baliabide guztiak martxan jarri ahal izateko. Ekimena ez dator komunitate zehatz bati zerbitzu asistentziala ematera bakarrik, gizarte osoari egin nahi dio ekarpena: erreferentzia sexologiko berri bat izan nahi du pertsona guztientzat.

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XABI SANCHEZ GORONAETA. SEXUA ERDIGUNEAN JARRITA

Sexua ala generoa, non jarri arreta?
Argi dago eraldaketa sozialean urratsak emateko bietan lan egin behar dela. Halere, uste dut azken urteetan denbora gehiago eskaini diogula generoaren auziari sexuari baino. Hamaika teoria garatu dugu horren inguruan eta asko aldendu gara sexutik. Generoa sexu soziala da, gertatzen dena da genero izena eman diogula, baina funtsean sexutik eratortzen da. Nire ustez, sexutik aldentzean “gorputzak” eskaintzen duen osotasunetik urruntzen gara, baita norbanakoen artean ematen den elkartzetik (enkontrutik) ere.

Sexutik aldentzean, zer ahazten dugu?
Norbanakoak elkartzean ematen diren aukerak, berezitasunak eta aldagaiak. Sortzen ditugun harremanetan, arreta jartzen dugunean, konturatzen gara generoaren eta botere harremanen inguruko teorizazio guztiak ez direla nahikoa enkontrua bera ulertzeko. Sexua bizitzea pertsonen arteko erlazio moduak zentrora ekartzea da: azken batean, hainbeste teoriaren artean, nola demontre egiten dugu zuk eta biok elkarren arteko harremana gauzatzeko? Badakigu subordinazio egoerak bizi gaituela, baina ez dakigu nola harremana egin elkarrekin.

Gure inguruan, zein da esparru honetan ikusten duzun beharrik handiena?
Euskal Herria oso herri bizia eta bitxia izan da beti. Dena dela, edozein herrialdetan dagoen bezainbesteko aniztasuna dago hemen, ez gara bereziki ezberdinak zentzu horretan. Alabaina, egia da Euskal Herrian korronte politiko handien eragina nabarmena izan dela; esate baterako, feminismoak potentzial izugarria dauka. Baina berriz ere diot, buruan eta teorizazioan gehiegi aritu gara eta gorputzaren ingurukoak ahaztu ditugu gehiegitan. Sinistuta nago gorputzaren inguruko ezagutzak eta jabetzeak potentzial politiko handia izan dezakeela, eta gurean horretaz jabetzea askapen prozesuetarako erabakigarria izan daitekeela.

LGTBQI kolektiboak eta feminismoak bat egiten duten une hori; zein da?
Nire ustetan gehiago elkartu beharko lirateke; iturburu errepresibo berbera konpartitzen dute, heteropatriarkatua, hain zuzen. Halere, oso bilakaera ezberdina izan dute. Emakumeen borroka batetik, homosexualitatearena bestetik eta transexualitatearena azkenik. Ordena honetan garatu dira aldarrikapenak, neurri batean itxarote-zerrendak eta hierarkiak izan badirelako.

Eskua emanda aritu beharko lirateke, beraz?
Jakina. Eta ez dut kritika modura esaten, azken batean, jendea gauzen alde mobilizatzen denean mugitzen dira gauzak, eta emakumeen aldeko borrokak jende asko mugiarazi du. Halere emakume/gizon kategoriak aldarrikatzea politikoki baliagarria izan badaiteke ere, nire ustez intersekzionalitateaz hitz egiten hasi behar gara. Aliantza horrek, beraz, horretan egin dezake indarra: nola egin dezakegun denborarekin binarismoa gainditzeko eta bestelako identitateak aldarrikatzeko.

LGTBQI, gero eta gehiago luzatzen den terminoa…
Ulergarria da guztiz. Pentsa, pertsonen baitan ordena guztietako maskulinoek eta femeninoek bat egiten dute: sozialek, kulturalek, endokrinoek, biologikoek… Horiek guztiek norbanako intersexualak garela adierazten digute, eta horrek ez du zerikusirik genitalitatearekin. Zentzu horretan, LGTBQI mugimendua kluster bat da. Akronimo horrek identitateaz eta orientazioaz hitz egiten digu: denborarekin adieraziz joan gara zer ari garen aldarrikatzen, eta aniztasun horri guztiari buruz hitz egiten dugu norbera nahi duen lekuan koka dadin.

Zein izan da Iruñean ireki berri duzuen bulegoaren ibilbidea?
Oso luzea izan da. Duela hamasei urte hasi ginen honen aldeko lanean Iruñean. Dena hasi zen EHGAMen geundenean LGTB zerbitzu baten beharraren inguruko eztabaida egin ondoren, Gomik eta biok Amsterdamera egin genuen bidaia batekin. Bagenekien han mugimendu asko ematen ari zirela. Egin kontu, udal igerilekuak igandeetan homosexualentzat irekitzen zituzten, elkargune bat izan zezaten, eta horrekin guztiz liluratu ginen. Handik etorri eta Kattalingorri bulegoa ireki genuen Iruñeko alde zaharrean. Hamasei urte pasatu dira eta oraingo honetan bulegoa martxan jartzeko lagundu diguten arte ez dugu izan inolako babes instituzionalik.

Honetan guztian, instituzioek zertan lagundu dezakete?
Bada, hasteko, publikoa dena esanahi berriz betetzen. Alor publikoa jendearen alorra da, ez gehiago eta ez gutxiago ere. Zentzu horretan udal baliabideak, hau da, jendearen baliabideak, LGTBQI komunitatearen esku uztea publikotasunari beste dimentsio bat gehitzea da. Pertsona horiek guztiak instituzioen zerbitzurik eta arretarik gabe egon dira, eta hori ez da zuzena. Edozein kasutan, ez da zerbitzu asistentzial bat bakarrik izango, gizarte osoari begirako kanpainak egin nahi ditugu. Erreferentzia sexologiko berria izan nahi dugu Iruñeko herritarrentzat.

Identitatea eta orientazioa

“Askotan gertatzen da identitatea eta orientazioa nahasten direla. Nire baitan elementu maskulinoak eta femeninoak aurkitzen ditut, ordena guztietako maskulino eta femeninoak, kontua da horiek nola bizi ditudan. Emakume femeninoa izateak –nolabait esatearren– ez zaitu heterosexual bihurtzen ezinbestean, eta alderantziz, gizon oso maskulinoak ezagutu ditut orientazio homosexuala dutenak”.

La histórica revolución de las familias que apoyan a sus hijos transexuales

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Un dibujo de Gabriela, cedido por la familia

Filósofo, lingüista y antropólogo, Juan Gavilán cree que hay unas madres que “están cambiando el mundo” y explica que él, que ha escrito un libro sobre ellas, las conoció por casualidad. Las mujeres son madres de niños y niñas hasta ahora estigmatizados por ser transexuales y que un día decidieron defender los derechos de su hijos: el primero de ellos, el derecho a la identidad.

Gavilán, que había investigado y escrito sobre identidad y transexualidad, leyó en el periódico el caso de “ una niña a la que le negaban su identidad“, y a partir de ahí (y por una serie de casualidades) conoció de primera mano decenas de casos de los niños y niñas a quienes la sociedad les asignó un sexo, como un estigma, que no sienten.

Los relatos se recogen en un libro, Infancia y transexualidad (Catarata, 2016), en el que aparece la historia de esa niña, Gabriela, célebre porque su madre Pilar plantó cara a un colegio y a un obispo que pretendían decirle a su hija quién era. Su caso fue determinante para la adopción de un protocolo de actuación sobre identidad de género en los colegios andaluces.

Pilar y Juan, madre y autor, conversan con  eldiario.es/andalucía sobre menores transexuales y experiencias de vida, sobre identidad y coerción, sobre un modelo biomédico en retroceso y patologizador, y un modelo sociocultural, abanderado por la rebeldía de estas madres, que ha alumbrado una generación de menores que dejaron de esconder lo que son.

Habla en su libro de un proceso histórico. ¿Por qué?

Juan Gavilán: La aparición de niñas y niños transexuales apoyados por sus familias es histórica porque no se había dado nunca. Habían vivido en la familia una situación de opresión y rechazo, porque la familia se convertía en un instrumento para ejercer la capacidad de expulsión y segregación de los niños transexuales. Hay un momento en que por muchos factores algunas madres y familias deciden poner sobre la mesa el problema, visibilizar a los niños y defender los derechos que tienen, tanto su identidad como a la escolarización. Son pocas y luego se convierte en un fenómeno multitudinario. Es un acto de rebeldía.

Ha conocido a decenas de familias que un día aceptaron que sus hijos e hijas eran menores transexuales. ¿Hay un patrón común en esas experiencias?

Juan Gavilán: Hay unos patrones de conducta que se repiten, hasta el punto de que hay psicólogos que piensan que es una especie de visión errónea producida por algún tipo de mirada retrospectiva de las madres, porque tienden a pensar que hay algún engaño. Yo he tipificado periodos de latencia en los que los niños y niñas no tienen capacidad para salir y se producen alteraciones de la conducta por la presión social. En el periodo de latencia todas las niñas juegan con toallas simulando el pelo, utilizan la ropa de la madre, de la hermana, de quien sea. Luego hay un periodo de desvelación: niños muy inteligentes, desde quien le dice a la madre “yo tengo en mi cabeza que soy un niño”, y se señala, o una niña que estudia los artículos y dice “yo no soy el niño, soy la niña”.

Hay dos fenómenos verdaderamente importantes: se rebelan contra el proceso de socialización de género, algo muy complicado porque el proceso de aculturación es tan fuerte que es casi imposible, pero estos niños se rebelan y dicen “no soy un niño o una niña”. El segundo es que todos y todas adoptan valores de género que son propios del sexo asumido, como una especie de reacción instintiva. Esto es muy criticado por psicólogas o antropólogas feministas, pero un niño asume instintivamente aquello que se le está negando, lo que no quiere decir que defiendan una ideología de género machista.

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Juan Gavilán, autor de ‘Infancia y transexualidad’ | N.C.

¿Cuándo está manifestando su identidad y cuándo está jugando o experimentando?

Juan Gavilán: Puede ocurrir que haya niños que experimenten, pero esos no son transexuales. Por lo que conozco, hay que esperar y observar los comportamientos sin ningún prejuicio. Condición absolutamente necesaria: no reprimir ni castigar el sexo sentido. Y que vaya aflorando la personalidad. Los psicólogos no confían en esto, y creen que hay que diagnosticar y evaluar. Se espera que no sólo tengan disforia de género sino que venga acompañada de comorbilidad, una patología acompañante. Es un discurso que trastoca la realidad porque no existe la disforia: la persona transexual no es disfórica por sí misma, sino que la disforia la produce la presión social y el entorno. Hay un caso de una niña que se desnuda tranquilamente en la piscina. La madre se preocupa porque cree que va a sufrir. La niña le dice: “Mamá no me importa. Si alguien me dice algo, le diré que soy una niña transexual”.

Eso parece indicar que los niños no sólo saben lo que son, sino que lo conceptualizan.

Juan Gavilán: Se da en muchos niños, aunque no lo crean los psicólogos. Yo una vez, hablando con un psicólogo conocido, le conté el caso de una niña de 10 años que quería llamarse Cambrollé de apellido. Le pregunté por qué quería llamarse así. Me miró y me dijo: “Porque es nuestra presidenta”. Lo que quiero decir con este caso es que el niño no trae la disforia, no viene con la patología o el malestar sino que se lo están creando.

Pilar Sánchez: Claro. El otro día otro de mis hijos le dijo a mi hija “transexual”, para meterse con ella. Y ella le respondió, “pues claro. Soy transexual. Igual que tú eres un niño”.

Esos niños y niñas sufren una presión social de su entorno para que asuman el sexo asignado. ¿Cómo de difícil es de lograr la autodeterminación de la identidad con esa presión?

Juan: Yo creo que para ellos no es especialmente difícil. Mi teoría es que el cerebro humano está formado de tal manera que tiene que controlar el cuerpo, y es normal que el niño reconozca el medio y su cuerpo e identidad. Lo que es complicado es que la familia lo acepte. Entre que el niño sabe, muy pronto, hasta que la familia lo acepte hay un periodo de tiempo no determinado, porque dependerá de la voluntad del niño y la capacidad de la familia para asumir el fenómeno. Hay casos de niños que han vivido desde los dos años conforme a su sexo asumido, sin problemas en el colegio o en la familia. Otros tardan dos, tres o cuatro años. Hay casos en que la familia reacciona cuando ven daño físico. Hay otras que lo aceptan porque son muy insistentes. Hay niños que han empezado a los dos años y se les reconoce a los ocho.

Pilar: O que no se lo han reconocido…

Juan: Las narraciones son de madres que han aceptado el fenómeno y cuentan su experiencia y les sirve de sanación o catarsis. Es normal que las madres asuman un cierto sentido de culpa, por qué no lo hice, o no lo hice antes. Hay madres que cuentan que terminan hartas porque la niña no para.

Porque hay una resistencia…

Juan: Porque le están dañando su identidad, la obligan a vestir como no se sienten. Imagina que te obligaran a ir al trabajo vestido de mujer. Todos son padres que han terminado aceptando la situación.

¿En su caso, Pilar, cómo llega a la conclusión de que Gabriela es una niña?

Pilar: Yo viví en casa conductas muy repetitivas: llegar y desear quitarse el uniforme para transformarse, o esconderse para que no la vieran, o acostarse totalmente pintada como una choni… Cuando llega el momento de salir a la calle, de decir esta soy yo y no como me disfraza mi madre, parecen árboles de Navidad, hasta que hay una normalización. Mi hija se lesionó con cinco años y medio. Yo vi que su comportamiento no era acorde a lo que me habían dicho en el hospital al nacer, y me rebelaba. Llevaba un bagaje de sufrimiento porque veía que no era feliz y algo pasaba, pero pensaba que iba a ser gay, que es algo totalmente distinto. Fue al ver un documental. Fue tomar las riendas, ponerme en contacto con Mar Cambrollé, y empezamos cuatro familias locas a reunirnos en Sevilla. Eso fue un punto de inflexión.

¿Le costó?

Pilar: Muchísimo. Una madre comprende a su hijo y acepta todo. Pero tiene metidos unos prejuicios y unos valores, y luchas con eso, y dices: “Lo estoy haciendo mal, me estoy equivocando, esto es un capricho”. Pero cuando te das cuenta de que tu hija está sufriendo, y empiezas a informarte y leer, te das cuenta de que la equivocada era yo. ¿Quién me va a certificar la identidad de mi hija? ¿Qué psicólogo? ¿Desde cuándo te sientes tú un chico? ¿Alguien te dijo algo?

Juan: Se plantea esto porque las familias desconocen la transexualidad. El primer día que alguien les diga algo es un mazazo tremendo.

Pilar: Uf…

Juan: Sufren muchísimo, porque la imagen que tienen de la transexualidad es muy negativa. Hay muchas madres que hacen consultas no sólo a psicólogos, sino a un hermano o un amigo homosexual que le dice: “Tu hija dirá eso, pero yo nunca quise ser una niña. Piensa si es transexualidad”. Esa madre sufre un proceso durísimo porque nunca ha pensado que pudiera ocurrir. Y hay quien va al psicólogo y le dicen que puede ser complejo de Edipo. Los psicólogos a veces no saben nada de esta realidad.

Cuando se acepta esa realidad se genera un nuevo problema: explicarlo. ¿Cómo fue?

Pilar: Recuerdo el encuentro de las cuatro locas que fuimos a Sevilla. Cuando me dijeron lo que pasaba, el viaje de vuelta fue un punto de inflexión. Estaba sola. Mi hija se quedó dormida y yo de Sevilla a Málaga estuve dos horas llorando. Sabía lo que se me venía encima, pero nunca me pude imaginar el problema por estar en un colegio religioso. Sí, la gente te mira, te juzga. Pero a mí me ha pasado de todo, desde llamarme el fiscal, hasta que el fiscal general del Estado intermedie en el caso de mi hija.

Juan: Lo que pasó ahí no se puede repetir porque la ley marca la pauta. Pero además el conocimiento que se ha difundido, cada programa que se hace en televisión atrae a las asociaciones a personas que se reconocen en esos casos. Eso está facilitando que las familias y las niñas tengan una vida más llevadera. Era un problema de ignorancia y desinformación.

Pilar: El protocolo educativo surge a colación de lo que le pasó a mi hija y el impulso de personas como Mar Cambrollé. Cuando entra en vigor y cada colegio lo asume y ningún menor puede ser discriminado por su identidad, escribí una noche un texto llorando. Ningún menor va a tener los problemas que mi hija tuvo, pero falta una ley estatal. No puede ser que un niño andaluz tenga más derechos que uno de Toledo.

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Dibujo de un menor transexual cedido por la familia

¿Cómo fue para las personas que estaban alrededor?

Pilar: Mira: mi madre, con 75 años, dice que ella nunca ha tenido un nieto. Nunca. Mi familia lo estaba viendo desde chiquitita. Yo tengo fotos de mi hija con año y medio con sujetador. Me di cuenta al hacer un barrido de fotos. También mis amigos la veían, alguno me defraudó, pero el apoyo fue general.

Es común que la primera reacción ante este tema sea plantearse si con cinco o seis años ya saben lo que son.

Pilar: Es la pregunta que yo te he hecho: ¿cuándo te dijeron que eres un chico?

Sí, pero yo sigo el cauce ya aceptado socialmente y no tengo que confrontar con lo que me dicen que soy. Un transexual tiene que salirse de la pauta…

Pilar: Porque no has tenido necesidad.

Juan: Claro, los demás seguimos el raíl. No hemos tenido problema porque vamos conforme a la norma. El problema lo tienen las personas que tienen que caminar contra a la norma. Lo sabe desde muy pronto y lo manifiesta en cuanto puede, no hay una edad concreta porque depende del niño y la resistencia de la familia. Hay niños que se sienten vencidos por la familia, se encierran en una cárcel interior hasta que exista un momento favorable.

Pilar: Imagina un niño como mi hija en una familia como las que hicieron la recogida de firmas en contra de mi hija.

¿Ella fue consciente?

Pilar: No, ella sabía que pasaba algo pero puse un paraguas.

Y entonces el caso se convierte en una bandera mediática…

Pilar: La querella contra el obispo se ha archivado y contra el colegio hemos recurrido al Supremo. Si de algo estoy orgullosa es que nuestros niños han ganado mucho. Mi niña con seis años fue un estandarte. Yo me prometí que ningún niño iba a pasar lo que ella pasó. No he ganado la batalla judicial ni una disculpa pública, pero hemos ganado en felicidad de estos niños y niñas y en derechos para ellos. No nos van a callar y vamos a seguir.

¿Por qué lo inició?

Pilar: Porque sé dónde vivo. Me rebela la injusticia. En mi casa, en mi entorno y en la política. Hice eso porque me llevaron ellos: hablé con el colegio y les expliqué lo que pensábamos hacer, pero como la ignorancia es tan atrevida se desató aquello tan absurdo, encontrarte la puerta del colegio como la casa de la Pantoja. Yo venía llorada de casa, con sonrisa de oreja a oreja. Todos me juzgaban, a mi hija le señalaban por la calle, y fue estigmatizada. Todos en el barrio saben que es transexual, esa es su etiqueta; pero lo que no se etiqueta por desgracia no existe y no se generan recursos para ello. Mi hija tiene que decir que es transexual, con todo el orgullo porque para mí es un orgullo.

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Juan Gavilán, autor de ‘Infancia y transexualidad’, y Pilar Sánchez, madre de Gabriela, durante la charla | N.C.

¿Cómo es el tránsito a la adolescencia?

Juan: No tiene nada que ver lo que era antes a lo que van a vivir estos niños. Puede ser absolutamente traumático, con un sufrimiento horrible, porque son niños que de golpe descubren la menstruación; o que empiecen a despuntarle los pechos. Están encontrando aquello que los está mortificando, y el horror es a la sociedad que les marca unos patrones y roles tan duros. Pero tenemos que ver qué pasa con estos niños acompañados por la familia, que no tienen que tener un tránsito tan doloroso. Las escuelas e institutos son los lugares con mayor presión, porque hay jóvenes intentando constituir su propia identidad y se convierten en guardianes de la norma. Quien vive en este ambiente sin educación, sin acogida, sin apoyo familiar lo pasa fatal. ¿Qué pasará cuando estos niños lleguen con educación, acompañados por su familia y sus profesores, y muchos con apoyo médico?

¿Qué efectos tiene la aceptación del sexo sentido en la familia y en el menor?

Juan: Los efectos son fulminantes. Una niña o un niño pueden ser introvertidos, irritables, tener incontinencia, problemas de sueño… y en el momento en que lo aceptan da un cambio radical: tranquilo, sereno, estudiante, concentrado. He conocido niñas a las que en una semana les ha cambiado hasta el rostro. De tener un rostro tenso a relajado. Las familias tienen una evolución no lineal. Descansan, se tranquilizan, pero siguen manteniendo elementos de preocupación o alerta. Y cierto sentimiento de culpa, de haberlo hecho antes o mejor. ¿Lo estaré haciendo bien? Esto ocurre durante un tiempo porque es un periodo de incertidumbre, hasta que llega la tranquilidad. He visto periodos largos, que sienten inquietud por qué va a ser de sus hijos en el futuro.

Pilar: Y cansancio, porque tienes que estar justificando la identidad. Mi hija me pidió ir a sincronizada, y he tenido que hablar con el director. Pienso en quién la va a querer, en la familia normalizada a la que le presenten a mi hija y sepa que no puede tener hijos biológicos… Que la vayan a dañar en la adolescencia, porque ella sabe que no va a tener la regla.

¿Cómo protege a Gabriela? ¿Cómo se protege ella?

Pilar: Ella es consciente de lo que es. Me ha visto con periodistas, alguna vez se ha escapado algo de la tele, o ha visto alguna portada de periódico, ve cómo hablo con otras madres, o cómo vienen chicos a dormir a los que han echado de su casa. Yo tuve que sacarla del colegio: le dije lo que era, y lo orgullosa que estoy. Ella sabe. Como madres, con nuestro discurso, apoyamos la diversidad. Yo no quiero ponerle un inhibidor de crecimiento, quiero que sea una mujer diversa, no está el código binario rosa y azul, hay niños con comportamiento no normativo. No quiero meter a mi hija en un quirófano, pero sé que por la sociedad en la que vive tendrá que pasar para ir con el resto. Mi hija tiene que parecer ser más chica, ser mejor estudiante… No puede ser traviesa, porque dirán “claro, es que es transexual”. Está generando habilidades, porque le preguntan en el patio qué tiene entre las piernas, pero sabe defenderse y estoy tranquila.

 

Irungo taberna batean gertatzen ari diren jazarpen homofoboak salatu dituzte

Eskina Mosku tabernako jabeak zein langileek irainak eta mehatxuak jasaten dituzte egunero. Salaketak jarri dituzte, baina egoera ez da aldatu. Gehituk «urgentziazko neurriak» eskatu ditu hauek babesteko.

2014-05-17, Donostia. Homofobiaren kontrako elkarretaratzea. Irudian, homofobiarekin lotutako egunkarietako artikuluak zintzilikatuta. 17-05-2014, Donostia. Concentración con motivo del día contra la homofobia. En la imagen, articulos periodísticos relacionados con la homofobia colgados en un tenderete.

Irungo Eskina Mosku tabernako langileek egunero jasaten dituzten «jazarpen homofobo errepikakorrak» salatu ditu Gehitu elkarteak. Azaldu duenez, egoera ez da berria, azken urteetan jazotzen ari dena baizik.

Duela hiru urte hartu zuen tabernako ardura Pablo Campok eta, aurreko jabeak bezala, irainak, mehatxuak eta jazarpenak pairatzen ditu bere orientazio sexualagatik; beste hainbeste gertatzen zaie langileei. Gertaera onartezinok kalean zein tabernan gertatzen dira, eta salatu egin ditu hainbatetan Campok, baina ez du egoera aldatzea lortu, Gehituk GARAri kontatu dionez. Elkarteak hain zuzen oharra plazaratu zuen atzo, «pertsona hauen segurtasuna bermatuko duten urgentziazko neurriak» eskatzeko.

Burnizko barrarekin ere mehatxatu dituzte, beldurtzeko, kikiltzeko asmoz. «Azkenean sarrera ukatzeko eskubidea indarrean jarri behar izan dute tabernan, baina horrek ere ez du egoera aldatzea lortu», diote Gehitutik.

LGTB komunitatearen eskubideak defendatzen dituen elkarteari deigarria egiten zaio, eta irmoki salatzen du, dagoen zigorgabetasuna. «Izugarria da zein inpunitaterekin egin daitezkeen irainak eta mehatxuak», kexatzen da. Gogorarazi duenez, gainera, ez da kasu ezohiko bat, eta orain gutxi Bilbon bi emakumek taberna batean jasan zuten bazterkeria gogora ekarri du. «Ez baita gertaera isolatu bat, azken hilabeteetan izan diren ezaugarri antzekoko eta benetan kezkagarriak diren gertaeren artean beste kapitulu bat baizik», dio oharrean.

Era berean, «pertsona hauek neurri baliagarrien ezak eraginda egunerokotasunean pairatzen duten normaltasun eta segurtasun eza» salatu du. Antza, Irungo Udalak bi kamera jarriko ditu inguruetan, segurtasuna bermatzen saiatzeko.

El Obispado de Getafe desahucia a una pareja lesbiana con tres menores

Laura y Aroa ocuparon un piso propiedad de la diócesis tras su primer desahucio. Sin ingresos y con tres niños de 5, 8 y 10 años, se enfrentan al lanzamiento después de que la diócesis rompiera negociaciones con la pareja tras conocer que eran lesbianas, denuncian.

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Laura protesta ante el la Diócesis del Obispado de Getafe contra su desahucio y el de su novia y sus tres hios menores.- SARA DÍAZ

MADRID.- El movimiento contra los desahucios consiguió en 2014 que Laura y Aroa no fueran desahuciadas. No le duró mucho el respiro a esta pareja lesbiana que vive con tres menores a su cargo y sin ningún tipo de ingreso. El mal estado de la vivienda y las presiones por parte de un fondo de inversión al que Bankia había vendido su casa, las obligaron a sacar sus pertenencias y buscarse otro lugar donde vivir.

n esta situación, Aroa y Laura recurrieron a la solución más obvia, rápida y fácil. Una solución a la que están recurriendo cientos de personas en la Comunidad de Madrid y miles en todo el país. Ocuparon una casa deshabitada.

Quiso la casualidad que el piso que escogieron, en la calle Moraleja de Enmedio de Móstoles, al sur de Madrid, fuera propiedad del Obispado de Getafe. Lo único que sabían era que llevaba más de cinco años vacío, según afirman la plataforma antidesahucios de la localidad y las propias afectadas. “Nos enteramos que era del Obispado un día que la Policía vino al bloque por los gritos de unos vecinos. Salí a ver qué pasaba y una vecina le contó a los agentes que estábamos ocupando una casa de la diócesis”, explica Laura. Pocos días después tocaron a su puerta un par de sacerdotes. Les contaron su caso y, según afirman, accedieron a prestarles ayuda.

Una decisión homófoba

“Nos dijeron que prepararían otra casa que tenían, que negociaríamos un alquiler social, que nos iban a ayudar”, relata Laura. Pero el resultado ha sido una sentencia judicial “comunicada in situ” que fija la fecha del desahucio de esta familia para el próximo 19 de octubre. Según las afectadas, la actitud de la diócesis cambió cuando se percató de que eran una pareja homosexual en lugar de hermanas. “Si no, no entiendo por qué al principio sí nos iban a ayudar y luego nos llega una citación judicial de golpe o porrazo”, apunta la afectada.

“La diócesis se niega a negociar un alquiler social argumentando que la vivienda es para personas necesitadas”, explica la Plataforma Stop Desahucios en un comunicado. Al parecer, Laura y Aroa no necesitan nada. Por eso han decidido cometer una ilegalidad y arriesgarse a quedarse sin casa de nuevo, a ser condenadas por un delito de usurpación de inmuebles y multadas con 270 euros. Eso fue lo que dictó el juez en la vista celebrada hace casi un mes, después de que la diócesis cursara la correspondiente solicitud en el juzgado. La pareja ha recurrido el fallo.

Laura y Aroa denuncian un caso de homofobia por parte de la Diócesis de Getafe, que no ha contestado a los repetidos requerimientos de Público. Sin embargo, en declaraciones a la agencia EFE, el canciller de la diócesis aseguró hace escasos días: “No sabíamos que eran lesbianas, no las echamos por su condición sexual, eso es falso”. A diferencia de la versión de Laura, el prelado asegura el piso es “para los sacerdotes que atienden las parroquias”, porque “según van cambiando los párrocos de la zona utilizan ese piso”.

Más tiempo

“Lo único que pedimos es un poco de tiempo para encontrar una solución”, asegura Laura. Tras mucho tiempo en el paro, hace una semana empezó a trabajar en el comedor de un colegio. “Nada del otro mundo, un contrato a tiempo parcial que no llega ni para un alquiler de 500 euros”, dice. Por eso necesita un alquiler social. El viernes, junto a vecinos y activistas, se plantó en la puerta del Obispado, en Getafe “para intentar que alguien diera la cara y nos escucharan”. Fue en vano.

El próximo miércoles, si la diócesis no cambia su postura, Laura y Aroa, junto a sus hijos de 5, 8 y 10 años, volverán a repetir la escena de hace dos años. Sacarán sus cosas embaladas al portal mientras vecinos y activistas por el derecho a la vivienda claman contra su desahucio. Uno más en un país con tres millones de viviendas vacías, según denunció Amnistía Internacional en 2015. “No tengo en la cabeza marcharme. Tengo tres hijos que no sé a dónde voy a llevar. No tenemos familiares en Madrid. No sé dónde dejar las pocas cosas que tengo empaquetadas y, encima, tengo un puesto de trabajo al que no puedo faltar”, lamenta. “De aquí no nos vamos hasta que haya solución”, zanja.

Grande-Marlaska: “Cuando le conté a mi madre que era gay, no lo aceptó y la aparté”

El magistrado de la Audiencia Nacional ha perdido al ser que más amaba. Con esta carga ha escrito el autobiográfico ‘Ni pena ni miedo’

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Grande-Marlaska, mezcla de porte clásico y timidez vasca, posa en exclusiva para ICON. PAPO WAISMAN

Este no ha sido un buen año paraFernando Grande-Marlaska. Sobre todo por la muerte de su madre. Pero conserva inalterable la fuerza de carácter y ese idealismo a contracorriente que guía el libro que acaba de publicar, Ni pena ni miedo. “Siento pena y tengo miedo, como todos, pero nunca me han paralizado ni han mediatizado mis decisiones. Eso es lo que resume el título del libro. Tengo miedo al sufrimiento, a perder a seres queridos. De niño, tenía miedo a que mi madre muriera mientras yo no estaba. En verano, con 12 o 13 años, cuando me iba a un campamento o cuando me fui a Irlanda, me asustaba que al volver mi madre hubiera muerto”.

Fernando Grande-Marlaska (Bilbao, 1962) empezó a lo grande, instruyendo por azar el caso del asesinato de los marqueses de Urquijo, y ya nunca se apartó de lo importante: sustituyó a Baltasar Garzón en la Audiencia Nacional, y desde ese puesto administró asuntos capitales. Instruyó casos contra ETA y dictó autos nada complacientes con la izquierda abertzale, dirigió la intervención judicial de Fórum Filatélico, y cayó sobre sus espaldas el enredo del Yak 42. Desde 2012 es presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional y desde 2013, vocal del Consejo General del Poder Judicial. Grande Marlaska tiene un entusiasmo que no sabe esconder ni en los peores momentos.

Su madre -además de Gorka, su marido– es la persona central de su vida. Cualquier hilo de la conversación –la justicia, los valores, la política– acaba en ella. “Mi madre ha sido fundamental para mí, en lo bueno y hasta en lo malo. Cuando le conté que era gay, con 35 años, no lo aceptó y me aparté de ella. Estuvimos cinco o seis años sin hablarnos, pero incluso en ese tiempo ella era mi referente: ante cualquier duda, siempre me preguntaba qué pensaría ella al respecto, cómo actuaría. Cuando reanudamos la relación, sin embargo, no pude evitar pasarle factura por su incomprensión. La relación no volvió a ser como antes, pero yo la miraba y me daba cuenta de que esa señora ya anciana seguía representándolo todo para mí. Que yo, en buena medida, era esa señora y que no la cambiaría por nada”.

Marlaska acepta sin vergüenza las propias contradicciones de su vida. Habla de sí mismo con un pudor que no pierde nunca la dignidad. No mueve mucho las manos, no hace aspavientos, no enfatiza, pero en su voz aparece de vez en cuando una emoción sosegada que no deja lugar a dudas de que está diciendo lo que piensa de verdad, sin fingimiento. He estado con él otras veces, en situaciones menos formales, y siempre he encontrado en su rostro huesudo la misma expresión quijotesca.

“Sí, es verdad que me entrego a todas las causas perdidas, me he dado por primera vez cuenta de ello al escribir el libro. Y me siento orgulloso, de cómo he actuado en distintos momentos de mi vida con la lucha gay, con la igualdad de género, con la violencia terrorista… Pero esa actitud es algo que yo he mamado, y por eso le doy tanta importancia a la educación. Yo tuve la suerte de que mi madre, que era en cierta medida conservadora, predicara constantemente el respeto al otro, fuera quien fuera. Y por eso tengo una aversión patológica a cualquier tipo de injusticia”. Le pregunto –al juez– qué es para él la justicia: “La justicia consiste en dar a cada uno lo suyo. Lo que merece como ser humano. Y ante todo mantener su dignidad. La dignidad es la clave”.

Él es un hombre satisfecho, con la sensación del deber cumplido. “Parece vanidoso, pero sí, siento orgullo por lo que he logrado. Y creo que es fundamental el episodio en el que me enfrenté a mi familia para poder seguir con Gorka y para poder seguir siendo coherente. Ese hecho es determinante en la construcción de mi personalidad. Haber tenido esa adversidad y haberla sabido enfrentar fue una suerte en mi vida, porque me ayudó a ser una persona diferente. De otra manera seguramente habría sido mucho más débil de carácter. Yo siempre digo que los malos momentos, aunque sean muy instructivos vitalmente, son eso: malos. Prefiero no tenerlos, pero cuando de todas formas existen, hay que sacar lo que hay en ellos de positivo. Por eso no cambiaría nada de mi biografía. Fíjate, no cambiaría ni esos seis años dolorosos de separación de mi madre. A día de hoy, tal y como estoy construido, todo lo que me ha pasado en la vida tiene algo aprovechable”.

Su vida, contada como una novela, parecería la de un héroe empecinado: homosexual en tiempos homófobos, librepensador en una sociedad sectaria, republicanista en una época de terrorismo nacionalista. Él, sin embargo, cree que ese relato le honra más de lo que merece: “No he sentido que haya tenido que luchar en todo momento por ser quien soy. Salvo tal vez en el conflicto familiar, donde sí tuve que echar un órdago, en el resto de los asuntos yo he seguido siendo siempre el que quería ser. Cuando sentí la presión nacionalista y la amenaza de ETA, Gorka y yo tomamos la decisión de irnos a Madrid sin dramatismo y sin heroicidades. Simplemente creímos que así no podíamos seguir viviendo”. Le hago ver que ha tenido que quemar muchas energías en todas esas batallas y responde con decisión, casi con disgusto: “Eso es verdad, pero esas energías las ha quemado mucha gente. En una lucha y en otra. No es una singularidad mía. Yo he ido siendo lo que quería ser, dentro de lo que la vida te permite”.

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“No cambiaría ni esos seis años dolorosos de separación de mi madre”. PAPO WAISMAN

El libro es un texto ensayístico en el que repasa todos los asuntos que le preocupan. Entreverada en todo eso está la historia de su vida y algunas anécdotas que le definen bien. Cuenta, por ejemplo, que hasta que no cambió las gafas por las lentillas no fue una persona sociable, que se retraía en el trato con los demás. Y cuenta que en 1981, después del intento de golpe de Estado, cuando tenía 18 años, le escribió al Rey agradeciéndole su actitud y pidiéndole una foto dedicada. La recibió a través de Sabino Fernández Campos.

“En ese momento yo era un friqui. Viví la Transición como algo absolutamente entusiasmante. Me sabía el nombre de todos los partidos que se presentaban a las elecciones, de sus líderes, de los cabezas de lista. En el 81 ya era un poco mayorcito, pero estaba aún cerca el franquismo, y aquella noche sentí que todo se iba a la mierda, que todo volvía a los infiernos, al oscurantismo. Y de repente apareció la imagen del Rey y le escribí. No sé por qué, no hubo reflexión, mientras salía la idea de mi cabeza estaba cerrando el sobre y enviándolo”. Y se ríe: “Si lo hubiera pensado más, a lo mejor me habría dado vergüenza y no lo habría hecho”.

Cuando le pregunto si algún día le gustaría dedicarse a la política, vuelve a responder sin componendas ni ambigüedades: “Me gusta la cosa pública. Si me preguntas si me iría a la empresa privada te contesto enseguida que no”. Y lo repite tres veces, con énfasis: “No, no. No”. Luego continúa hablando: “Pero a la política, sí. Primero haría falta que alguien pensara que yo podría hacer algo distinto a lo que hago ahora y que yo tuviera el convencimiento de que soy capaz de lograr lo que se me propusiera. Pero me gustaría asumir nuevos retos, y creo que los que amamos la cosa pública estamos para eso. Tomaría en consideración el problema de las puertas giratorias, que es un tema importante y relevante, pero esa duda nunca me frenaría”.

Le gusta la cosa pública porque sueña con un país mejor. “Son tiempos tristes, muy tristes, y creo que hace falta todavía reivindicar la Ilustración. A aquellos pensadores de la segunda mitad del XVIII, Diderot, Voltaire o Rousseau. Si a muchos ciudadanos de hoy les expusiéramos lo que ellos pensaban les parecería revolucionario”.

Pero es solo moderadamente optimista: “La educación es la clave de todo. Una educación seria, abierta, en valores que refuercen la ética pública, que es la que nos permite luego tener nuestra ética privada. Lo que pasa en España es que cada uno traslada su ética privada a la esfera pública, ese es el problema, y ahí es donde tiene que intervenir la educación: inculcando valores antes de que los prejuicios se instalen. Muchos de los que se ocupan de la educación tratan de perpetuar sus privilegios para impedir que todo cambie. Dicen: ‘Es que ustedes quieren adoctrinar’. Pues sí, queremos adoctrinar en valores que nos definen a todos como miembros de una cultura occidental”.

Hace una pausa, mira hacia el infinito y reflexiona: “Pero tú y yo no vamos a llegar a ver esos cambios. Ojalá, pero creo que no”.