Miguel Sanz abrirá en Iruñea un cónclave del Opus contra los derechos de los homosexuales
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Aritz INTXUSTA
La batalla en favor de los derechos de gays, lesbianas y transexuales sigue viva. Mientras la legalización del matrimonio homosexual se abre camino por Sudamérica, grupos ultraconservadores como el Tea Party de EEUU trabajan en favor de su prohibición cada vez con más fuerza. Tampoco en Euskal Herria la derecha ha dado la pelea por perdida, sino que redobla sus esfuerzos para devolver a la familia cristiana la supremacía que le otorgaba hasta hace bien poco la ley. En este contexto, la universidad del Opus Dei de Iruñea celebrará un gran cónclave que reunirá a teóricos de diversos países para que defiendan teorías como que el matrimonio gay abre las puertas a la clonación humana, y también a miembros de la judicatura española que se han destacado por actitudes homófobas y antifeministas, como el juez José Luis Requero Ibáñez, que se hizo famoso por su frase: «Las feministas quieren hacer que el aborto sea una operación de juanetes».
El Congreso durará del 9 al 11 de febrero. En su página web, la institución ultraconservadora que se encarga del acto -el Grupo de Investigación Interdisciplinar Igualdad y Género- no oculta que el único objetivo de la cita es desmontar los preceptos legales sobre los que gays, lesbianas y transexuales han apuntalado sus derechos. Según su presentación, el congreso pretende crear «un foro de debate» sobre otras «propuestas realistas de la noción de género, que respondan a una antropología más adecuada sobre el ser humano, varón y mujer». Así, el fin de las charlas consiste en rebatir el uso «indebido» de la palabra género para impedir que los individuos «elijan a qué sexo pertenecen e, incluso, pasar de un sexo a otro».
Alarma que, ante la radicalidad de este discurso, el presidente del Gobierno de Nafarroa se preste a avalarlo en persona y tenga reservada una actuación protagonista dentro del mismo. Asimismo, el hecho de que la universidad otorgue un crédito de libre elección a los alumnos que participen en el congreso ofrece una pista sobre qué prima en el rectorado de la Universidad de Navarra, si el rigor académico o el dogma religioso. En principio, el congreso va destinado a «profesores universitarios, estudiosos del tema, alumnos universitarios y público en general». El coste para participar es de 200 euros para los interesados extraños al campus, pero queda reducido a 60 euros para el alumnado.
El currículum de los ponentes
En la primera de las jornadas participa Lucetta Scaraffia, autora del polémico libro «Contra el cristianismo: la UE y la ONU como nueva ideología». El texto de Scaraffia constituye una crítica sangrante contra Naciones Unidas, institución a la que acusa de promulgar un «relativismo totalitario». La dureza del libro de la periodista italiana le valió la crítica de instituciones cristianas, como la Alianza Evangélica Europea, que acusaron a la autora de haber ido «demasiado lejos». Scaraffia, además, escribe regularmente en el periódico vocero de El Vaticano («L’Osservatore Romano»), donde ha aseverado que las víctimas «no son los homosexuales cuando son discriminados, sino los hijos que quieren o quisieran tener».
Otra de las estrellas del primer día de congreso será Laura Palazzani, quien defenderá la problemática jurídica y filosófica del término género. Esta académica italiana defiende que «la identidad sexual no se puede elegir de una forma arbitraria, sino atendiendo a la naturaleza del ser humano». Palazzani sostiene esta premisa sobre argumentos apocalípticos. Para ella, el reconocimiento de derechos de homosexuales y transexuales abre la puerta a: la anulación de la maternidad, la posibilidad de que la mujer tenga un hijo sin necesidad de un hombre, la creación de úteros artificiales y hasta la clonación humana.
Por otra parte, la encargada de explicar los males que genera la ideología de género en la legislación internacional será Jane Adolphe, de la Ave Maria School of Law. Básicamente, su tesis es que el artículo 16 de los Derechos Humanos («La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado») define una supremacía de lo que ella entiende por «familia natural» -es decir, hombre y mujer- sobre las nuevas formas de familia. Por ello, Adolphe defiende que cuando un Estado otorga a familias de personas del mismo sexo los mismos derechos que a una «familia natural» está vulnerando los Derechos Humanos.
El segundo día, el nivel de las ponencias aumenta en radicalidad. La figura más polémica es la del ex vocal del Congreso General del Poder Judicial, José Luis Requero, reconocido miembro del Opus Dei, casado y con diez hijos. Este juez ha comparado la homosexualidad con la zoofilia o la poligamia. Requero ha hecho del aborto, el divorcio exprés y el matrimonio homosexual cruzadas personales. «Si mi hijo fuera homosexual, yo jamás iría a su boda», publicó recientemente en prensa. Asimismo, ha emitido informes críticos contra las leyes del aborto, del matrimonio homosexual e incluso contra Ley de Violencia de Género. En lo concerniente al género, sobre las adopciones por parte de parejas del mismo sexo, Requero solicitó que se incluyera una cláusula de objeción de conciencia, mediante la cual las entidades gestoras de las adopciones pudieran negarse a entregar los niños a familias que no cuadraran con los principios de la familia cristiana. No obstante, quizá el escándalo más sonado protagonizado por el jurista fue el de acusar a las feministas de pretender que la interrupción voluntaria del embarazo sea como una operación de juanetes. Requero fue atacado por distintos colectivos progresistas, pero unos días después se reafirmó: «Insisto y me mantengo: las feministas quieren que abortar sea una operación de juanetes». La conferencia del juez en Iruñea tendrá lugar el día 10 por la mañana, bajo el título «La ideología de género en el derecho español».
Un final mesiánico para la cita
Tres personas se encargarán de abrir el congreso: Ángel José Gómez Montoro (rector), Ángela Aparisi (presidenta del comité organizador) y Miguel Sanz. Sin embargo, el cierre corre a cargo de una sola persona, Francesco D’Agostino, de la Universidad Italiana Tor Vergata. El profesor D’Agostino quizá sea el que habla más claro sobre el pensamiento que mantiene el extremismo católico sobre la homosexualidad y la transexualidad. Para él, la eliminación de la homosexualidad de la lista de patologías de la Organización Mundial de la Salud no es más que «una hipocresía». D’Agostino sostiene que entender la homosexualidad como patología «no significa discriminarla, sino todo lo contrario. Como patología, la homosexualidad tendría unos derechos de atención propios de cualquier otra enfermedad del estilo. Pero esta banalización de lo que realmente es le quita estos derechos». Es decir, que la sociedad actual ha robado a los homosexuales el derecho a curarse. D’Agostino va más allá: «Si negamos que estamos ante una patología, ¿por qué no lo negamos también para la pedofilia, el sadismo, la necrofilia…?».
En cuanto a la transexualidad, el principal ponente del congreso de febrero en Iruñea opina que el cambio de sexo constituye «uno de los fraudes más graves de la mente. Un individuo que no se reconoce, que se opera para cambiar de sexo… es un engaño: sigue siendo el que era antes, pero con una operación plástica que no le permite actuar como hombre o mujer real. Es un desastre».
Quien así se expresa es presidente de la Unión Internacional de Juristas Católicos, miembro de la Pontificia Academia pro Vida y Presidente Honorario del Comité Italiano para la Bioética. Desde este cúmulo de títulos, el profesor D’Agostino ofrece una visión del mundo propia de un fundamentalista. Para él, las familias de personas del mismo sexo, «como todas las cosas antropológicamente falsas, caerán por su propio peso. Aunque a veces cae después de mucho sufrimiento, muchas vidas, mucho sacrificio…». Así, desde su perspectiva, la conquista de derechos de los homosexuales es poco más que una pesadilla, porque «más allá del cristianismo y de las herejías cristianas, el futuro no existe».
«El colectivo gay reclama normalización, pero consigue lo contrario con tantas carrozas»
/in Artículo, Cultura, España, Homosexualidad /by EditoreaEntrevista publicada en La Opinión de Zamora
«Hay personas que me comentan que la lectura del libro debería ser obligatoria para la asignatura de Educación para la Ciudadanía»
DIEGO GONZÁLEZ Martín Lobo es un zamorano que ha saltado recientemente a la fama gracias a la publicación de su obra «Diario de Martín Lobo». Se trata de una novela en primera persona en la que se tratan las vivencias de un personaje gay que vive en la gran ciudad, el cual, según el autor «sólo trata de encontrar el amor». El escritor, que también trabaja en un diario nacional, se dio a conocer debido a su blog en Internet «Blogback Mountain».
Un cargo importante en un periódico y un libro a sus espaldas. ¿Se considera periodista o escritor?
Pues creo que soy más escritor porque a mí lo que más me gusta es escribir. No soy el típico periodista que se pasa el día llamando por teléfono a mil fuentes y tiene una gran agenda. En diez años de profesión puedo asegurar que no tengo el teléfono de nadie. Me gusta más entretener que informar, hacer las noticias agradables para el lector.
¿Qué le impulsó a lanzarse al mundo de la literatura?
Pues la causa fundamental fue el éxito que tuvo el blog que escribía habitualmente, que llegó a tener tres millones de lectores. Cuando abandoné el blog me llamaron de la editorial y me propusieron hacer un libro. En principio mi intención era hacer una recopilación de lo que ya había escrito, pero me pidieron algo nuevo y lo hice basándome en la misma persona del blog. Fue difícil porque tuve que inventarme personajes nuevos, una trama…
Para que luego digan que Internet no tiene potencial…
Si yo no hubiera tenido el blog hubiera sido mucho más difícil publicar la obra. Desde la editorial me dicen que si simplemente les hubiera presentado el libro posiblemente no estaría publicado. Internet es el responsable de todo.
¿Cree que la novela se puede considerar literatura gay?
En mi opinión no se trata en absoluto de una novela gay. Que el protagonista sea homosexual tiene la misma importancia, para mí, que si tuviera los ojos marrones. Es sólo una excusa para contar una serie de cosas que nos pasan a todos. Además se desmarca mucho de lo que es una novela gay, que suelen ser muy frívolas y eróticas.
¿Cómo ve, desde su posición, al colectivo homosexual en la actualidad?
No me gusta nada. Yo lo digo desde la perspectiva de Madrid, dónde la agresividad del mundo gay es excesiva. Por un lado reivindicamos normalización y conseguimos lo contrario con todo el tema de las carrozas del Orgullo. Creo que se está convirtiendo en un colectivo clasista, dónde están mal vistos los que no son homosexuales. Hay barrios en Madrid, como Chueca, que se han convertido en algo así como un parque temático, están condenados a morir de éxito. Es un grupo sin valores, que sólo se preocupa de ir al gimnasio para estar «cachas» en la fiesta del sábado. Hablo, claro está, del colectivo más visible.
Aun así ha costado mucho que los gays no estén mal vistos…
Hay gente que ha peleado mucho en otras épocas e incluso algunos han ido a la cárcel. Hemos luchado bastante para que ahora lleguen cuatro descerebrados, se suban a una carroza con un tanga puesto y se carguen lo que nos ha costado tanto conseguir. Lo que pasa es que estos son los que salen en la televisión, porque a los medios les interesa más este grupo que un homosexual que trabaja en un banco y hace vida normal. Están haciendo de una condición sexual un espectáculo y es algo en lo que yo me niego a participar. Por eso dejé de hacer el blog, porque escribirlo por el hecho de ser gay es como escribir otro porque soy pelirrojo, por ejemplo.
¿Considera que ha ayudado a personas homosexuales con su libro?
Pues es posible. Incluso hay gente que me comenta que la lectura del libro debería ser obligatoria en la asignatura de «Educación para la Ciudadanía». Creo que hay personas que están en casa solas y con una gran angustia por no poder expresar lo que sienten, y que gracias a la lectura del libro se sienten un poco más liberados. Ves que hay gays mas allá de los que salen en la tele, que tienen una vida normal, que trabajan, pagan sus impuestos y no se diferencian a simple vista de un heterosexual. El libro puede ayudar a la gente a ver que hay vida más allá de su habitación o fuera del pueblo dónde viven.
¿Habrá una segunda parte?
Depende de muchas cosas. Ahora me planteo hacer algo que no tenga nada que ver con el mundo gay, y en tercera persona. Escribir en primera persona implica mucho al autor de un libro.
Zamora, 1980
Martín Lobo es un zamorano de 31 años, licenciado en Historia por la Universidad de Pamplona, aunque también curso diferentes asignaturas de la carrera de periodismo. Además, en su currículum consta un máster oficial de periodismo que cursó una vez terminada la licenciatura. Empezó trabajando como becario en el diario «El Mundo», dónde pasó a ser redactor y, posteriormente, redactor jefe. Actualmente es el jefe de sección del área de suplementos especiales publicados por la editorial del medio en el que trabaja. Lo que le ha atraído desde siempre es el mundo de la escritura, hasta el punto que de hace unos meses publicó su primera obra, titulada «Diario de Martín Lobo», de la que se siente muy orgulloso. Todo empezó gracias al éxito cosechado por su espacio en Internet, titulado «Blogback Mountain», una serie de pequeñas historias en las que se ponía en la piel de un polémico personaje ficticio. El blog consiguió reunir a más de 3.000.000 de lectores a lo largo de su corta historia, ya que tan sólo se publicó durante un año. La media que cosechó fue de 250.000 visitas por cada nuevo texto que se publicaba en Internet. Se considera un periodista de esos a los que les gusta contar historias más que informar, «Muchas veces tardo más en redactar el primer párrafo de la noticia que el resto, porque me gusta que quede impecable», afirma.
El Supremo mexicano declara legal que los gays adopten
/in América latina, EL PAIS, HOMOFOBIA @es, Homosexualidad, Noticia @es, Política, Religión /by EditoreaPor nueve votos a dos, el Tribunal Supremo de Justicia de México declaró ayer legal que los matrimonios de personas del mismo sexo adopten menores. Con su veredicto, el máximo tribunal mexicano desechó el recurso de inconstitucionalidad interpuesto por el Gobierno federal contra la legislación de la ciudad de México, que en diciembre pasado permitió las bodas gay.
La ratificación de la Corte llegó tras ataques de grupos conservadores, particularmente de la Iglesia católica. En las últimas dos semanas, en distintos pronunciamientos, dos cardenales han considerado que los jueces tienen una conducta “aberrante” y que se han dejado corromper por autoridades del Distrito Federal, gobernado por el izquierdista PRD.
Tras siete rondas de debates, los magistrados desecharon ayer el recurso interpuesto por el fiscal, perteneciente al Gobierno de Felipe Calderón. En su alegato, demandaban que la corte declarara inconstitucional los matrimonios homosexuales con el argumento de que en la Carta Magna se establece un modelo de familia compuesto únicamente por un hombre y una mujer y porque la adopción de homosexuales atenta contra el derecho de los niños.
Nueve votos a dos
Uno a uno los alegatos del fiscal fueron desechados. Al final, el resultado fue de nueve votos a dos a favor de la adopción por parte de homosexuales. Hace dos semanas, el tribunal aceptó la constitucionalidad de la ley de la capital mexicana. Posteriormente, obligó al resto de estados a aceptar las bodas que realice el DF.
La Iglesia católica atacó a la Corte en la víspera de la sesión final. Desde Guadalajara, uno de los dos estados que se sumaron a la fiscalía en su impugnación a la nueva ley, el Cardenal Juan Sandoval Íñiguez dijo el domingo que los jueces habían sido “maiceados” (corrompidos con dinero) por las autoridades DF y por “organismos internacionales”. “No sé si a alguno de ustedes les gustaría que lo adoptaran un par de lesbianas o un par de maricones. Creo que no”, declaró ante los periodistas el cardenal de Guadalajara, que se refirió al tribunal como la “suprema decepción”.
Los jueces aprobaron de manera unánime al inicio de la sesión una moción de censura en rechazo a las declaraciones del purpurado. Los magistrados concluyeron con un llamamiento a evitar conductas y prácticas discriminatorias.
Los gays paleolíticos salen de la caverna
/in Artículo, Homosexualidad, Libertad sexual, PUBLICO, Sexualidad /by EditoreaMANUEL ANSEDE
La libertad sexual llega a la prehistoria. Tras más de un siglo de mojigatería, una exposición en la cuna de la paleoantropología española, los yacimientos de Atapuerca, sacará del armario los indicios que sugieren que el sexo homosexual era habitual en el Paleolítico. Las pruebas parecen consistentes. Un grabado en una placa de piedra de la cueva francesa de La Marche muestra lo que parece una mujer dedicada a hacerle un cunnilingus a otra. En otra piedra caliza del abrigo rupestre de Laussel, en Dordoña, alguien talló hace unos 27.000 años a dos mujeres con las piernas entrelazadas, en la postura conocida como la tijera. Y en Gonnersdorf, un yacimiento alemán en la orilla del Rin, decenas de placas muestran parejas de mujeres. Una de ellas, de 12.000 años y bautizadalas bailarinas, muestra dos hembras frotando sus pechos en actitud cariñosa. Y también hay un coito anal entre dos hombres en La Marche.
Sin embargo, el estudio de la prehistoria está sometido a un dogma desde el siglo XIX: la sexualidad de los mal llamados hombres y mujeres de las cavernas sólo estaba orientada a la reproducción. El lesbianismo y la homosexualidad masculina son tabú. El estudio de la prehistoria ha sido, en cierto modo, homófobo. “Apenas hay estudios y en los congresos no se habla de la sexualidad en el Paleolítico. Pero los primeros Homo sapiens que llegaron a Europa eran anatómica y cerebralmente iguales a nosotros, les gustaba lo mismo”, explica Marcos García Díez, coordinador de las cuevas prehistóricas de Cantabria para el Gobierno autonómico y uno de los comisarios de la exposición.
Hay coitos anales y escenas lésbicas en el arte rupestre europeo
La muestra, llamada Sexo en piedra, aireará el kamasutra paleolítico: sexo con animales, tríos, consoladores, voyeurismo, masturbación, sexo oral. Y, por fin de manera abierta, relaciones homosexuales. “Podríamos hablar de una homofobia hasta ahora, pero no me atrevo a entrar ahí”, admite García Díez. “Si lo vinculamos a la etnografía, y miramos los grupos primitivos actuales, la homosexualidad existe, por supuesto. Y en el Paleolítico también existía, pero no se ha estudiado por una cuestión de mentalidad, porque llevamos siglos con la idea de la familia en la cabeza. Yo creo que dentro de 10 o 15 años se hablará de ello con naturalidad”, vaticina el prehistoriador.
La exposición abrirá sus puertas a finales de septiembre en la sede de la Fundación Atapuerca en Ibeas de Juarros (Burgos) y estará en marcha hasta enero de 2011. El padrino de la muestra es uno de los codirectores de los yacimientos burgaleses, Eudald Carbonell. “Me sorprende el silencio que rodea a la homosexualidad en el Paleolítico. Imagino que hay que atribuirlo a la cultura dominante, que es la judeocristiana”, opina.
A Eudald Carbonell le sorprende el silencio en torno a la homosexualidad
El paleoantropólogo acaba de publicar El sexo social (editorial Now Books), un libro en el que analiza el papel del sexo en la evolución del ser humano. “En los mamíferos y, en concreto, en los primates, se da la homosexualidad. Y nosotros hemos heredado toda la variabilidad del comportamiento sexual del género Homo“, expone Carbonell, director del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social. “No conozco ningún equipo científico en el mundo que trabaje de manera específica en la sexualidad en el Paleolítico. Y es muy extraño, porque el sexo es fundamental en el comportamiento del Homo sapiens“, lamenta.
Los dos comisarios de la exposición, García Díez y el urólogo Javier Angulo, del hospital Universitario de Getafe, escribieron un libro en 2005 con el mismo título que la muestra,Sexo en piedra. En sus páginas destacaba un bastón tallado hace 13.000 años en un asta de reno en la cueva francesa de Gorge d’Enfer. Posee una curiosa coronación: dos penes. Y hay muchas más piezas con morfología fálica en otros yacimientos franceses y cantábricos. Su función es un enigma. “Son todo hipótesis”, explica Angulo. En un artículo publicado en 2006 en la revista Actas urológicas españolas, ambos autores comentaban que “de ningún modo todos los bastones de mando pueden ser interpretados exclusivamente como soportes para la masturbación femenina o para la práctica de sexo anal pero, por el contrario, se debe aceptar que la forma de alguno de ellos permitiría su uso en este tipo de prácticas sexuales”.
El doble falo de Gorge d’Enfer mide 9,5 centímetros de ancho y 11,5 de alto, si se observa como si fuera una L. Si se confirmara que se utilizó como juguete sexual para dos mujeres, sería otra patada a la interpretación clásica y rancia de la sexualidad en el Paleolítico. Sin embargo, es imposible demostrarlo.
“Hablar de un doble dildo quizá sea rizar el rizo, aunque en el Museo Nacional de Prehistoria de Francia, en Dordoña, hay una colección de falos de entre 20 y 30 centímetros que sólo pudieron emplearse como decoración o como consolador”, interpreta Angulo.
Este médico especializado en prehistoria subraya que los arqueólogos son “demasiado descriptivos a veces”. Y pone un ejemplo muy ilustrativo: “Dicen que en un dibujo aparece un pene con una mano al lado y que salen rayas del glande. Y no interpretan nada más. Pues yo ahí veo una masturbación”.
Retiran un filme sobre zombis gays y necrofilia
/in Cultura, España, HOMOFOBIA @es, Noticia @es /by EditoreaEHGAM con l@s pres@s politic@s vasc@s
/in Euskal Herria @es, Política, Reseña /by EditoreaEtxerat, viene desarrollando un trabajo de concienciación y movilización por los derechos de l@s pres@s a cuyas movilizaciones se suelen sumar otros colectivos.
Las gentes de EHGAM, no podian faltar a su cita con la solidaridad y el cariño hacia las presos
Fotos Ainara R.-Boltxe www.boltxe.info
“Las prostitutas tenemos muy pocos amigos en la izquierda”
/in Artículo, EL PAIS, Galicia, Política, Prostitución /by EditoreaLa activista Pye Jakobson defiende que se legalice su trabajo
“Hartas” de aparecer como víctimas y de no tener voz propia, las trabajadoras del sexo reclaman el derecho a decidir sobre su cuerpo como ejercicio de libertad, aferradas a la bandera de los derechos universales. La activista sueca Pye Jakobson, con 24 años de prostitución a la espalda, pretende lograr ese click mental y “hacer a las personas pensar”. Ya lo ha hecho ante el Parlamento de Inglaterra, en Hong Kong o Escocia. “A todo el mundo le gusta el dinero y el sexo; la combinación no es tan complicada dentro del sistema capitalista”. Precisamente en Suecia la ley tipifica como delito la compra de un servicio sexual desde el año 1999.
Impulsora del sindicato sueco Rose Alliance de “trabajadoras del sexo”, Pye acudió ayer a la Semana Galega da Filosofía que impulsa el Aula Castelao para reclamar igualdad no sólo como mujeres sino como trabajadoras: “No son necesarias leyes especiales para mí porque no soy tan diferente y crean más problemas, tenemos que reconocer que esto es un trabajo”. Lamenta además ese afán proteccionista de la sociedad y gobiernos como el de su país, cuya dicotomía moral se palpa a pie de calle: mientras se empeñan en “colgarnos la etiqueta de víctimas”, el sexo cibernético gana la carrera a la acera. Un colectivo, sostiene, siempre vinculado a las drogas, los abusos o el tráfico de personas y que, pese a esa realidad, reivindica la existencia también de mujeres libres y “normales” que deciden tomar un camino que se recorre “con la cabeza, no con el estómago”.
“Tenemos muy poco amigos en la izquierda [están más cerca de los liberales no conservadores] y me duele en el corazón”, señala. En el sur de Europa la situación es “más honesta, más pragmática, porque no gusta pero se entiende”. Sin embargo en su país la filosofía es otra. En este punto, dibuja una gruesa línea divisoria entre prostitución y tráfico de mujeres e insiste en que, curtida como está por las atroces historias de muchas compañeras, la tragedia para ellas no fue vender su cuerpo sino haber sido forzadas o engañadas.
Las razones de Jakobson pasan por la elección libre ante la prueba de la supervivencia. Ella reclama la libertad de decidir si quiere “trabajar como mujer de la limpieza o sufrir más y ganar el doble”. “Ésa es la opción de esa mujer, su cuerpo y su vida”, añade. La realidad es que pese a las 3.000 trabajadoras del sexo que contabiliza la ponente en Suecia, sólo 25 son activistas de un sindicato que sobrevive prácticamente en la clandestinidad. Una asociación de drogadictos les ha hecho un hueco en sus oficinas para que tengan donde reunirse. En su país, Pye no suele prodigarse. Podría perder su piso.
Marcela y Elisa, casadas en 1901
/in Artículo, EL PAIS, Familia, Galicia, Lesbianismo /by EditoreaMás de 2.000 mujeres lesbianas se han casado en España gracias a la ley de Zapatero de 2005. Pero este avance social tiene un sorprendente precedente: Marcela y Elisa se casaron en A Coruña en 1901. Por la Iglesia. Pero las descubrieron, la justicia las persiguió y la prensa se ensañó con ellas. Una valiente historia feminista recogida ahora en un libro.
14Miren a la izquierda. Dos muchachas serias. Vestidas de negro. No es un entierro. La imagen parece triste, pero es una foto de boda. El triunfo personal de Elisa y Marcela. Se casaron en 1901. Por amor. Porque querían ser libres. Porque sí. La foto no cuenta los palos que les dio la vida. Comienza una historia real que parece novela.
-¡Ay, mamá! ¡Si vieses qué amiga más simpática y más buena tengo! Estoy encantada.
Un día, Marcela le soltó esto a su madre, y ya nunca se separaría de Elisa. La relación entre las dos chicas fue intensa desde el principio. Sentían la necesidad de estar juntas siempre. A toda costa. La madre de Marcela diría a un periodista: “Yo, que dominaba a mi esposo y que podría dominar a un regimiento con caballos y todo, no pude hacer nada bueno de ella”. Marcela y Elisa se fueron a vivir juntas a Dumbría, un pueblecito coruñés a cuya escuela fue destinada la primera. Después de un tiempo, las dos muchachas fingieron pelearse. Era parte de una estrategia: Elisa dijo que no aguantaba más, que se iba; Marcela anunció que se casaría con Mario, un primo de su amiga, y se anticipó a los futuros comentarios:
-No he visto cosa más parecida a Elisa. Es de su misma estatura, tiene la misma voz e iguales maneras. ¡Hasta su mismo genio!
Elisa se fue un tiempo a A Coruña para transformarse en Mario: se cortó el pelo y empezó a usar trajes de chaqueta y a fumar. Para casarse, tenía que estar bautizado como hombre, así que se presentó ante un cura para convertirse al cristianismo. El cura ni lo miró bien: no dudó en ganar un creyente para la causa católica.
La boda se celebró el sábado 8 de junio en la iglesia coruñesa de San Jorge. A las siete y media de la mañana. Discreción. La pareja se hizo un retrato en el estudio del fotógrafo francés José Sellier. Como toda pareja feliz. Y al día siguiente volvieron a Dumbría en la típica diligencia de la época. Una señora que también iba dentro no se pudo reprimir:
-Si no es doña Elisa, es el diablo en su figura.
La mentira duró poco.
Así fue la primera boda homosexual en España de la que se tiene constancia, 104 años antes de que Zapatero promulgara la ley que permite los matrimonios entre personas del mismo sexo. A comienzos del siglo XX, dos maestras de escuela reventaron las conciencias santurronas y biempensantes de la época de la Restauración. A nadie le entraba en la cabeza.
Narciso de Gabriel, catedrático y decano de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de A Coruña, ha investigado la historia en profundidad durante 15 años. La ha reconstruido. El resultado es el libro Elisa y Marcela. Más allá de los hombres, que se publicó en gallego hace unos años y ahora la editorial Libros del Silencio lo saca en castellano la próxima semana. De Gabriel ha rastreado periódicos antiguos (de donde se han extraído la mayoría de las palabras de los personajes para este reportaje), ficheros, registros y bibliotecas con polvo. Antes que él, el colectivo coruñés Milhomes reivindicó las figuras de estas dos mujeres como precursoras del feminismo y la lucha contra la discriminación sexual. Esta asociación incluso otorga el premio Elisa y Marcela a las iniciativas que luchan por los derechos de gays, lesbianas y transexuales. Y hace tiempo que piden una calle con sus nombres en A Coruña. Aún no lo han conseguido.
Y por cosas como ésta, las primeras esposas no son conocidas en España. Gonzalo Canedo, el editor de Libros del Silencio, no tenía ni idea de las dos valientes. Cuando leyó el volumen en gallego, no dudó en traducirlo. “Me sorprendió que todo esto sucediera en una ciudad de provincias como A Coruña. Sí me lo podría haber imaginado en Nueva York o Londres, pero no aquí”. Tanto le inspiró la historia que el título inaugurará la colección A contracorriente, en la que Canedo pretende publicar textos narrativos, biográficos o ensayísticos sobre personas que se sentían libres y les cortaron las alas. Por sus ideales sexuales, religiosos o políticos. “Es una defensa de los que han sufrido las injusticias de una sociedad que arremete contra el que haga peligrar su concepto de normalidad”, señala Canedo. Quiere que retumbe la voz de los silenciados.
Marcela y Elisa fueron pioneras. El 22 de julio de 2005 hubo codazos entre los cámaras de televisión, los fotógrafos y los periodistas en la boda de las primeras mujeres que se casaron por la ley de Zapatero. El acontecimiento tuvo lugar en los juzgados de Mollet del Vallès (Barcelona). Una española y una argentina. Sebastiana y Verónica. Pareja de hecho desde hacía años. Estrenaron la reforma del Código Civil. Eran las primeras mujeres que se unieron en matrimonio en España. Y ninguna se tuvo que travestir porque todo era legal.
En julio de 2010 se cumplen cinco años de la entrada en vigor de la ley. Desde 2005 y hasta junio del año pasado se han casado 2.121 mujeres en España (no están disponibles datos más actualizados). El caso de Elisa y Marcela toma nueva vigencia. Refleja la invisibilidad de las lesbianas durante siglos. Hasta que un gobierno las sacó al escaparate social. A ellas y a los gays. Elisa y Marcela se adelantaron a la pareja de Cataluña. También a ellas se les abalanzó la prensa. Pero de otra forma.
“Novios de contrabando” fue uno de los titulares más conocidos. O “Asunto ruidoso. Un matrimonio sin hombre”. La prensa estaba tras las chicas coruñesas, pero también las autoridades. Las amadas se escaparon a Oporto. Pensaron que en otro país estarían a salvo. Pero la vida les dio un guantazo de los grandes: las arrestaron. Al día siguiente, todo Oporto conocía la historia de la boda de dos mujeres ante Dios. Entre tanto, Mario juraba que era hombre. Sólo quería justificar todo el embrollo. Pero dos médicos la reconocieron y concluyeron que su sexo era femenino. La obligaron a vestirse de mujer. Acababan tres meses de travestismo.
Un paréntesis. Quizá usted lo está pensando. Si ya vivían juntas y llevaban una vida de pareja, ¿por qué se empeñaron en casarse y asumir riesgos? Raquel Platero es hoy profesora de Secundaria en Madrid, una de las pocas investigadoras sobre el lesbianismo en España, y adelanta una respuesta: “Hacerse esa pregunta forma parte de un presentismo perverso. Hay que contextualizar las cosas del pasado en su momento. En la historia de las dos muchachas subyace todo un discurso sobre la masculinidad. Elisa se convierte en hombre porque eso refuerza la idea de persona controladora. Ahora nos puede parecer fatal, pero es comprensible porque venimos de una tradición muy machista”. Además, recalca Platero, la boda no fue un acto de rebeldía, sino una continuación con los patrones de la época. Casarse en una iglesia significaba estar en sociedad. Ser normales.
Aun así, A Coruña, Madrid y Barcelona se llevaron las manos a la cabeza. Los periódicos se vendían como puñados de garbanzos. Algunos medios obviaron el caso y cuestionaron los detalles pornográficos de otros. Incluso la escritora Emilia Pardo Bazán, en La Ilustración Artística, se lamentaba: “¡Cuánto siento que sea tan escabrosa la inaudita novela que estos días se ha divulgado en la prensa!”. Los periódicos luchaban por tener los detalles más suculentos. El semanario Nuevo Mundo, que incluía imágenes, vendió 19.000 ejemplares sólo en Madrid en dos días. De los periódicos madrileños, fue El Imparcial el que más espacio le dedicó a la historia, con titulares como “Un folletín en acción. Dos mujeres que se casan”. El Heraldo de la Industria fue más allá: “España, país de locos”.
El pueblo portugués se volcó con Elisa y Marcela. Las consideraban dos desgraciadas. El juez las dejó en libertad, por la presión popular, tras pasar 13 días en prisión. Las amadas continuaron viviendo en Oporto. La historia quedó disuelta en el recuerdo, pero el Día de Reyes de 1902 ocurrió algo que fue más que un tornado: Marcela tuvo una niña de no se sabe quién. El autor del libro sostiene la teoría de que fue otra estrategia: dar más credibilidad al matrimonio con Elisa y tener descendencia. Los periódicos, encantados, volvieron a ocuparse de ellas. Muchos textos eran caricaturas, como refleja este extracto: “Marcela ha tenido una niña de generación espontánea, como las lombrices”. Elisa, con su pronto, se enfrentó a un periodista:
-¿Es cosa del otro mundo que nazca un niño o una niña? No hay nada más natural: ¡una mujer tiene un hijo! ( ) ¡No somos dos criminales!
La desesperación. Y, aun así, siguieron adelante con su vida. Raquel Platero cree que existen más casos de lesbianas que nunca se escondieron a pesar de los tiempos opresivos. “Esta historia la conocemos porque hay fallos en el plan trazado”, arguye. “No sabemos nada de las historias de éxito porque salieron bien”. Platero no cree que ausencia de información significa inexistencia. Ella ha investigado sobre el lesbianismo en el franquismo. “Casi todos los libros dicen que fue inconcebible en esta época. Lo que era pecado, también era delito y enfermedad. Una tríada. La mujer era un ser infantil y tutelado. Pero empiezas a escarbar en la historia y ves que no es así”.
No es así porque ha descubierto que, aunque la ley de vagos y maleantes era férrea, las mujeres lesbianas se las apañaban para sortear la represión. Estaban las mujeres que vendían aguardiente en el Retiro y mantenían relaciones sexuales entre ellas. Estaban las salas de matrimonios en las cárceles femeninas para aquellas que tenían pareja. Estaban las pandillas de lesbianas barcelonesas que quedaban para ir de cámping y se reconocían al preguntarse si eran libreras o del asunto. Y de todo esto poco se sabe. Platero se queja de que el lesbianismo prácticamente no se ha investigado en España.
Elisa y Marcela están esperando su final. Sigue así: cansadas de pasarlas canutas, decidieron partir a Buenos Aires, como miles de gallegos, en 1902. A ver si las dejaban en paz. Trabajaron un tiempo como criadas, pero no podían verse todo lo que deseaban. Había que hacer algo: Elisa se casó con un anciano al que no le quedaban muchos años de vida. La idea era no trabajar para poder estar más tiempo con Marcela y volver con ella cuando enviudara del viejo. Pero éste se enteró de todo. Y montó en cólera. Y las denunció. La prensa bonaerense apenas se ocupó del caso, quién sabe por qué. La pista de las enamoradas invencibles y libertarias se perdió de repente. No se sabe si fueron felices o se pasaron la vida huyendo.
Miren la foto del principio. Todo esto pasó recién abierto el siglo XX.
Las bambalinas del trágico fin de carrera de un travesti luso
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Tônia ofrece su espectáculo de travestismo en un pequeño club de Lisboa. Deseosa de un cambio de sexo, éste nunca llegará a cumplirse y, finalmente, morirá como un hombre. Es la trágica historia de «Morrer como un homem», el tercer largometraje del luso João Pedro Rodrigues. El director de «O fantasma» y «Odete» ya estuvo en Bilbo en 2007 y, tras su paso por Cannes o Xixon, vuelve a Zinegoak porque «me gusta ir a lugares en los que conozco a la gente. En los festivales pequeños me siento mejor acogido y es más fácil llegar al público». Esta vez presenta su trabajo más femenino con un reparto curiosamente masculino, realizando un guiño a la comedia «The women», de George Cukor, de los años 30.
«Es la historia del final de la carrera de un transexual travesti. Pero no aparece nunca en el espectáculo. Es como si estuviera siempre en los camerinos», explicó a GARA el cineasta. «Me interesaba más la vida del personaje, la relación que tiene con su compañero que es mucho más joven… Quería hacer un retrato de una diva, pero sin el lado del espectáculo, mostrar la intimidad de una diva», añadió.
Para conocer de primera mano los sentimientos de estas personas, Rodrigues entrevistó a travestis de todas las edades. «Al principio yo no sabía muy bien cuál era la historia que quería contar. Entrevisté a travestis porque estaba buscando historias. La idea no era contar la historia de alguien. Muchas cosas me han inspirado para crear la historia que al final la película cuenta», explicó. Pero en ningún momento ha querido definir lo que supone ser travesti: «Las películas no deben dar definiciones. Yo no quiero que las personas que vayan a ver la película piensen que la transexualidad o el travestismo es así. Ésta es una historia particular de un personaje y es una ficción», aclaró.
«Yo quería hacer una tragedia y no todas las historias que he oído son trágicas. Las vivencias de los más jóvenes son muy felices. Siempre con dificultades como el largo proceso de los médicos por el cambio de sexo, los papeles…, pero, en general, son felices», añadió.
A Rodrigues le gusta trabajar con actores no profesionales, «me interesa encontrar la persona que pueda hacer el personaje que yo me he imaginado». En esta ocasión, el papel principal lo interpreta Fernando Santos, uno de los travestis más conocidos de Portugal que no es transexual y que ya ha cumplido los cincuenta años.