Los dos intérpretes en la premièreSpectre GTRES
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Whishaw es muy celoso de su vida privada mientras que Scott defiende que ‘salir del armario’ no le ha supuesto ningún problema
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Javier Bardem acaba de hacer su entrada en escena con la peluca rubia oxigenada y el traje más bien peculiar de Raoul Silva, el renegado del MI6 que ejerce como malo malísimo de Skyfall. Tiene a Daniel Craig, el James Bond rubio, atado a una silla, y no pierde la oportunidad para tratar de seducirle para lo que sólo se podría describir como ‘pasarse al lado oscuro’: “¿Qué te hace pensar que es mi primera vez?“, contraataca 007.
Ya se sabe, no hay nada más difícil que luchar contra una tradición: la idea de un Bond que no sea heterosexual, queda muy lejos. Y lo mismo se puede aplicar al resto d personajes de la saga de espías más famosa de la historia. En su momento, Daniel Craig negaba rotundamente que, en un futuro, pudiese haber unJames Bond gay. Javier Bardem, por su parte, relegaba la sexualidad de Silva a la nebulosa del ‘no entra en ninguna categoría’. ¿Era Silva el primer villano Bond gay? “Se podría interpretar de esta manera“, contestaba en una entrevista “la opción estaba en el guión”.
Hacemos un fast-forward de tres años y nos encontramos con Spectre, la película número 24 de la saga, la cuarta protagonizada por Craig. Spectre cuenta con dos actores abiertamente gays, lo que llama la atención no desde un punto de vista profesional (¿qué actor rechazaría un papel en la tercera saga más taquillera de la historia?) sino desde un punto de vista ético: ¿por qué participar en una película que pasa por el tema LGBT+ de puntillas?
Sus nombres son Whishaw, Ben Whisaw y Scott, Andrew Scott, y no sabemos si les gusta el vodka martini agitado o revuelto, pero sí que lucen un esmoquin con una planta digna de cualquier agente del programa ’00’.
Q, el siempre fiel colaborador de Bond, en plena acción CORDON
El primero interpreta de nuevo a Q, el joven jefe de la división Q del MI6 (algo así como I+D pero aplicado a espías) y se encarga de ofrecer a Bond toda la ristra de cachivaches que el agente utiliza para llevar a cabo sus misiones en el nombre de la Patria y de la Reina. Durante su paso por el universo Bond, también le ha proporcionado una suerte de agria simpatía que, contando que hablamos de ingleses, bien puede ser interpretada como una amistad. El personaje de Scott es uno de los recién llegados al mundo de claroscuros del espionaje inglés. Por la poca información que hemos podido llegar a reunir sobre el personaje, sabemos que, al menos, parece uno de los buenos: es Max Denbigh, alias C, jefe del Centro de Seguridad Nacional, el resultado de mezclar las dos agencias de inteligencia del gobierno británico: el MI5 y el MI6.
Salir del armario: ¿sí o no?
Han conseguido estos papeles tan destacados en un momento en el que uno de los debates más candentes en Hollywood es si los actores LGBT+ deberían o nosalir del armario públicamente, si eso ayudaría a sus seguidores y si ofrecer esa ayuda les merecería más la pena que el supuesto daño que esa salida del armario podría repercutir en sus carreras.
“Creo que eres mejor actor cuanto menos sepa la gente sobre tí. (…) Tanto si eres heterosexual como si eres gay, la gente no debería saber nada de tu sexualidad, porque ese tendría que ser uno de los misterios con los que deberías ser capaz de jugar”, comentaba hace poco Matt Damon en una entrevista. Ian McKellen, uno de los primeros actores establecidos en declarar públicamente su homosexualidad, animaba poco después a sus compañeros de profesión a seguir su ejemplo: “Ese es mi mensaje para todo el que piense ‘tengo que mantenerme dentro del armario para tener éxito en el cine’: yo no lo hice“.
Los actores que nos ocupan hoy, Ben Whishaw y Andrew Scott, son el ejemplo perfecto de que este debate no es sólo una discusión entre la comunidad heterosexual y la LGBT+, sino entre los mismos miembros de la comunidad LGBT+. Ben Whishaw, por su parte, se acerca más a la posición de Matt Damon. Declaró que no sabía por qué el hecho de ser gay tenía que ser discutido públicamente sólo porque los actores llevasen a cabo su trabajo bajo la mirada pública. Como un digno espía, lo poco que se sabe de su vida privada es que se ha casado por lo civil con el compositor australiano Mark Bradshaw, al que conoció mientras ambos trabajaban en la película Bright Star en 2009.
C, el misterioso personaje de Andrew Scott, en un fotograma de Spectre
Andrew Scott tiene un lado mucho más contestatario: salió del armario para criticar públicamente la ley contra la propaganda de las relaciones sexuales no tradicionales. Como irlandés, también ha manifestado su apoyo a la legalización del matrimonio homosexual en su país. Piensa que “gracias a Dios, actualmente la gente no ve el hecho de ser gay como un fallo de carácter. Tampoco es una virtud, como la amabilidad. O un talento, como tocar el banjo. Es simplemente un hecho“. Ha insistido en que salir del armario no le ha reportado ningún efecto negativo a su carrera, profesionalmete hablando, y ha animado a sus compañeros de reparto, tal y como lo hizo Ian McKellen, a salir del armario: “creo que es importante serauténtico con uno mismo”.
Otros actores LGBT+
La inclusión de Whishaw y Scott en el universo Bond, ¿significa alguna mejora para la comunidad LGBT+ dentro del mundo del cine?
Tenemos a Zachary Quinto como el icónico Spock en Star Trek, a Ian McKellen y aLuke Evans, ex novio de Jon Kortajarena, en El Hobbit, a Jamie Clayton y a Laverne Cox, actrices transexuales, en Sense8 y Orange Is The New Black respectivamente, a Ellen Page en la esperada Freeheld, a Angelina Jolie, Megan Fox, Neil Patrick Harris, Matt Bomer, Cara Delevingne… Parece que, poco a poco, la sexualidad y la identidad de género de un actor está alcanzando la misma relevancia que su color de pelo.