Charlie Sheen no es el único
El actor ha anunciado que es seropositivo tras haber sido extorsionado con la amenaza de divulgarlo. Rock Hudson, Freddy Mercury o el mito de la NBA Magic Johnson, entre otros rostros populares, han sido víctimas de la enfermadad
«Soy seropositivo», ha anunciado este martes el actorCharlie Sheen,de 50 años, que lidió en el pasado con problemas vinculados al consumo de drogas y alcohol, y nunca escondió que ha mantenido relaciones sexuales con numerosas mujeres. Sheen, quien la confesado que la enfermedad le fue diagnosticada hace cuatro años, ha decidido hacerla pública tras haber pagado «millones» de dólares a personas que le amenazaban con divulgarlo. «Tengo que poner fin a este ataque y para las historias dañinas y tóxicas que están sobre mí, que amenazan la salud de tantos otros que pasan por lo mismo que yo».
El popular actor no es el único famoso que ha reconocido públicamente tener sida. Hace ya 30 años, Rock Hudson se convirtió en el primer símbolo de lucha contra este mal. Era 1985 y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida empezaba a ser un problema de alcance mundial por su alta tasa de contagio y de mortalidad. No había medicamentos eficaces. El anuncio fue una bomba mediática, ya que el reconocimiento de Hudson era, a la vez, la confirmación de un secreto a voces: el actor era homosexual, algo que nunca había confesado. Fue el primero en romper ese tabú. Lo hizo un año despés de que le diagnosticaran ser portador del virus y haber desarrollado la enfermedad.
En aquel momento se consideraba que el virus solo se podía transmitir por mantener relaciones homosexuales o vía intravenosa al utilizar jeringuillas para administrar drogas, aunque después se supo que las formas de contagio eran mucho más amplias. En cualquier caso, el anuncio de Hudson hizo más por la concienciación pública que cualquier iniciativa gubernamental. El actor murió apenas unos meses después, el 2 de octubre de 1985.
Fue un momento de inflexión a partir del cual la gente empezó a darse cuenta del enorme peligro de contagio de un virus que hasta entonces se creía limitado a poblaciones marginales. Tras el anuncio de Hudson y su fallecimiento, los casos entre famosos se multiplicaron al mismo ritmo que entre la población anónima.
Rudolph Almaraz, prestigioso cirujano de EEUU, protagonizó un famoso caso en 1990. Su contagio se produjo por contacto con la sangre de una paciente que era portadora, lo que puso de manifiesto, entre otras cuestiones, la necesidad de aumentar los controles sanitarios en todo el mundo. Pero, además, Almaraz ocultó públicamente su enfermedad y siguió operando a miles de pacientes durante varios años, de 1983 a 1990. Esto derivó en cascadas de demandas de indemnización por parte de sus antiguos pacientes y, lo que resultó más relevante, en la certeza de que la estigmatización de la enfermedad provocaba que los afectados ocultaran al mundo su situación, lo cual favorecía la propagación del virus.
El fotógrafo Robert Mapplethorpe falleció en 1989 a consecuencia de complicaciones de salud derivadas del Sida y un año después una revista sensacionalista estadounidense anunció que Anthony Perkins, el mítico protagonista de ‘Psicosis’ padecía la enfermedad, que le causó la muerte en 1992.
Un año antes, en 1991, se conocieron otros dos casos que conmocionaron a la opinión pública. Por un lado, el jugador de baloncesto Earvin ‘Magic’ Johnson, toda una leyenda de la NBA, reconoció en noviembre de ese año que tenía el VIH, pero que no había desarrollado la enfermedad. Johnson se retiró del baloncesto y decidió consagrar su vida a luchar contra esta enfermedad, como parte de la Comisión Nacional de Estados Unidos sobre el Sida, escribiendo libros y aprovechando cada oportunidad para concienciar de la importancia de la prevención, protección y detección. Tras reconocer que era portador, las pruebas de detección del sida se dispararon en Estados Unidos, con un aumento en las primeras semanas de hasta el 60%. El jugador regresó brevemente a las canchas, en la pretemporada de 1992-93, pero decidió retirarse definitivamente sin llegar a participar en partidos oficiales.
Y también en 1991 hubo otro caso muy conocido, el del cantante Freddie Mercury, líder del grupo Queen, fallecido a los 45 años. Mercury anunció en un comunicado que tenía sida el 23 de noviembre y falleció a consecuencia de la enfermedad tan solo un día después, cuando ya habían transcurrido cinco años desde que le diagnosticaron la enfermedad.
En aquel momento la lista de famosos fallecidos por el virus ya empezaba a ser larga. Entre ellos, el coreógrafo y director teatral Michael Bennett, conocido por el musical ‘A Chorus line’; Brad Davis, protagonista de ‘El expreso de medianoche’; el realizador Tony Richardson o el actor Denholm Elliot.
En enero de 1993, otro fallecimiento destacado: el de uno de los más grandes bailarines de la historia, el ruso Rudolf Nureyev, que padecía Sida desde 1984. Un mes después, el tenista estadounidense Arthur Ashe, primer deportista negro ganador del torneo de Wimblendon, y en junio, el puertorriqueño Héctor Lavoe, una de las figuras más respetadas de la salsa. El cantante, una de las voces más relumbrantes de su género, compaginó una gran colección de éxitos artísticos y de excesos vitales. Con su frenético estilo de vida, la historia de Lavoe es otro ejemplo más de las consecuencias de una fama mal digerida. Murió de sida en una época en que todavía no existía la concienciación social sobre la enfermedad ni los retrovirales, y que por lo tanto convertía el contagio en una garantía de fallecimiento en la mayoría de los casos.
El doble campeón olímpico de salto Greg Louganis anunció en 1995 que era portador de sida. Lo dijo siete años después de haber participado en los Juegos Olímpicos de Seúl, en los que tuvo un accidente, se golpeó la cabeza y sangró abundantemente en la piscina.
Otro fallecimiento que sorprendió fue el del escritor Isaac Asimov, el gran divulgador de la literatura científica. Lo que llama la atención en su caso es que murió en 1992 pero pasaron 10 años hasta que su viuda reconoció que había sido por el sida, contraído en una operación quirúrgica. Fue otra victima más del desconocimiento que se tenía acerca de la enfermedad a principios de los años ochenta. Se contagió en 1982 en una operación médica en la que se le transmitó el virus por transfusión de sangre.
Una larga lista de rostros conocidos fallecidos por una enfermedad que ya ha acabado con la vida de alrededor de 39 millones de personas y cuyo virus portan en la actualidad 35 millones, según los datos de ONUSIDA.