Un niño de 12 años se suicida en Perú después de que su padre le rapase la cabeza por ser gay

Por desgracia, un día más nos levantamos con una noticia aciaga sobre un menor que se quita la vida por lo difícil que es su situación por tener una orientación o identidad sexual diferente a la que se esperaba de él.

Si a inicios de enero conocíamos el suicidio de una joven transexual que pedía en un último mensaje “arreglen la sociedad”, o la del joven colombiano que se quitó la vida en septiembre debido al acoso que sufría, ahora le sumamos un nuevo caso similar.

Un niño de 12 años se suicidó en Iquitos, Perú, después de que su padre le rapase la cabeza tras conocer éste que su hijo era homosexual. Según la prensa local, el chico decidió ahorcarse dejando una nota donde no dejaba lugar a dudas de cómo era el trato que le daba su progenitor.

“Odio a mi padre, por culpa de él me estoy matando. Gracias” fueron las últimas palabras escritas de este chico, que también había sufrido bullying en el colegio Petrolina Pera de Iquitos, donde era objeto de las burlas de sus compañeros.

Por su parte, la madre del niño tuvo que ser atendida en un hospital al conocer que el joven gay se había suicidado. El cuerpo fue trasladado a la morgue de Iquitos, en la región Loreto.

Oasis, un documental sobre indígenas, homosexualidad y VIH (entrevista)

Se proyectará este viernes 6 de junio a las 17:00 hrs en el Cine Tonalá; sábado 7 de junio a las 15:00 hrs en Cinépolis Diana y domingo 8 de junio a las 18:00 hrs en el Hotel Condesa, en el Distrito Federal.

Oasis, un documental sobre indígenas, homosexualidad y VIH

 

El mexicano Alejandro Cárdenas se encontró casualmente con las historias que componen Oasis, su primer trabajo como documentalista, pero eso no significa que el cineasta no llegaría a involucrarse profundamente con las vidas de tres yucatecos que enfrentan una lucha diaria desde tres frentes: contra el virus de inmunodeficiencia humana, la exclusión social que conlleva ser portador y el prejuicio en torno a su preferencia sexual.

A través de las historias de Gerardo, Reyna y Deborah, el mexicano traza un sensible retrato de la vida de estos habitantes yucatecos, quienes describen el mundo de discriminación y prejuicio al que se enfrentaron al expresar su preferencia sexual y la batalla diaria que emprenden al vivir con una enfermedad mortal.

El documental Oasis es un puente narrativo construido desde la tristeza, pero también con la esperanza y fuerza de sus personajes, un puente que busca conectar a las audiencias con un mensaje de tolerancia hacia los portadores de VIH, los indígenas y los homesexuales.

Este viernes llega al Distrito Federal en el marco del Festival Distrital. Se proyectará este viernes 6 de junio a las 17:00 hrs en el Cine Tonalá; sábado 7 de junio a las 15:00 hrs en Cinépolis Diana y domingo 8 de junio a las 18:00 hrs en el Hotel Condesa DF.

En entrevista con Butaca Ancha, el director explica los pormenores del documental Oasis, producido por la casa finlandesa Oktober, que se presentó en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) el año pasado.

Una casualidad que se convirtió en pasión

Alejandro Cárdenas es de Coahuila, pero ha pasado gran parte de su vida adulta en el extranjero. En su primer trabajo documental titulado Oasis, el periodista regresó a México para sumergirse en el modus vivendi de los habitantes yucatecos y se enganchó con las historias de tres hombres portadores de VIH, un homosexual y dos travestis, quienes al final siguen siendo personas ordinarias con sueños, gustos y pasiones, pero sobrevivientes de entornos difíciles.

Todo inició cuando Alejandro fue enviado por un diario español de regreso a México para cubrir el inicio de La otra campaña, que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional emprendió en la comunidad de Chablekal, al sur de Mérida, en Yucatán. En ese lugar, el periodista conoció al padre Raúl Lugo, dirigente de una asociación civil llamada Indignación, asentada ahí.

El periodista buscaba entrevistar al subcomandante Marcos, pero una serie de circunstancias se lo impidieron y así fue como, para entregar una nota a la redacción, decidió explorar un nuevo tema enfocado a descubrir “qué significa ser homosexual maya en pequeñas comunidades”.

El padre Raúl Lugo fue quien llevó al periodista al albergue Oasis de San Juan de Dios, el cual se encuentra en Conkal, a 16 kilómetros de Mérida, el lugar en donde se refugian indígenas de comunidades de la Península de Yucatán que “han sido relegados del seno familiar y de los pueblos mismos” por ser homosexuales y portadores del VIH.

Alejandro hace una breve pausa para reflexionar sobre la situación de pobreza y el aislamiento social que viven los indígenas, temas que publicó anteriormente. “En México estamos muy orgullosos de los indígenas,pero sólo en los libros de historia como algo del pasado y no como algo del presente”. El periodista soltó rápido su conclusión: “está cabrón ser indígena”.

“Decir que se es homosexual en un pueblo de 2 mil personas, en donde todos te conocen y lo saben, pues todo mundo también te enjuicia. Si ha eso le añadimos el hecho de ser cero positivo, te conviertes en la peste”, responde Alejandro sobre sus motivos para tomar el tema de su documental.

El retrato ilustrado con honestidad

El periodista describe, no sólo con sus palabras pero con su obra, la dura realidad a la que se enfrentan las personas que llegan al albergue Oasis en condiciones paupérrimas -como él lo describe- y enfrentando la terrible vergüenza sembrada en una comunidad prejuiciosa por ignorancia.

El retrato de Gerardo Cham Cham en Oasis es impresionante, pues desde el principio se percibe la sensibilidad con la que este hombre percibe el mundo, a pesar de vivir con el peso de una historia llena de rechazo hacia su personal.

El filme expone un alto grado de compromiso del periodista con sus entrevistados y viceversa, pues son ellos quienes cuentan con honestidad los turbulentos caminos en una vida restringida por el prejuicio al tiempo en que se pueden ver realizando actividades ordinarias de un hombre: desde tomar una ducha hasta limpiar una ventana.

Es este equilibrio, bellamente ilustrado por la fotografía de la finlandesa Meeri Koutaniemi, se muestra las crónicas terribles del rechazo, pero también las reflexiones de hombres que han mejorado su circunstancias a la fuerza de aceptación.

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Albergue Oasis: la muerte está esperando en la puerta

El periodista Alejandro Cárdenas llegó a Oasis y no se pudo ir. Sentía una gran necesidad “de escuchar todos los tipos de historias que estaban ahí”. Ese primer encuentro de Cárdenas con el único espacio abierto para los indígenas cero positivos duró dos días, pero la investigación para realizar su trabajo documental se extendió a cinco años.

“Gran parte de lo que vi en el albergue eran personas que llegaban con SIDA, ya en las últimas, con vergüenza de decir que tenía el virus por la ignorancia que existe en los pueblos al atender los casos”, expresó con la fuerza de alguien que vivió cerca de una realidad discriminatoria.

Cárdenas se dio cuenta que la historias en Oasis eran demasiadas y que las personas que llegaban a este lugar se encontraban en un estado de salud deteriorado buscando en la recuperación progresiva el consuelo para seguir sus vidas. Así fue como el periodista decidió retomar y seguir durante tres años las vidas de Gerardo, Reyna y Deborah.

Reyna es un personaje carismático. Dice que le gusta arreglarse para que la vean. Es un travesti que habla con franqueza de Oasis. Es un lugar lleno de muerte. Su testimonio avasallador es ilustrados por imágenes impactantes de los enfermos en ese lugar. Nadie quiere hablar o convivir, todos están muy cansados. Él mismo acepta que en cuanto tiene la oportunidad, se va de ahí.

Carlos Méndez, director de Oasis, se queda parado en la puerta y explica las carencias que un albergue que depende de donaciones tiene. Pero esa realidad es mucho más ligera que algo que él, como el resto de las personas que llegan ahí saben, al final, “la muerte siempre va a estar aquí”, frente a esa puerta, esperando que llegue su turno.

La edificación de un puente

Es un documental guerrillero, dice el periodista. Se refiere a que fue hecho con el trabajo de tres personas guerreras, principalmente, que se expusieron a carencias económicas y se sumergieron en las difíciles historias que Oasis retrata, como la de Deborah.

Deborah vive con su pareja. Es trasvesti y ha escogido la prostitución como profesión de vida. En su casa, en la que vive con su pareja, tiene una tortuga y un perrito que le hacen compañía por las tardes, antes de que parta a trabajar.

Ha vivido una vida dura. Mientras se maquilla, Deborah relata su encuentros con las drogas y el inicio de su profesión. “Me dormía con uno y despertaba con tres, yo les decía: tanto me drogue, no puede ser”, relata.

A pesar de todo a Deborah se le retrata en la vida diaria, alimentando a sus mascotas, preparando la comida, arreglando su rostro con maquillaje. Su vida sigue siendo suya, y sus decisiones son un reflejo del nivel de aceptación.

“Es imposible no enamorarse de la dignidad que reflejan Gerardo, Reyna y Deborah”, dice Alejandro, quien además sabe que ha encontrado en su trabajo un puente no sólo para comprender las historias de sus personaje, también para mostrar al espectador que incluso en la adversidad la vida se puede vivir dignamente.

Entre la crudeza de la vida de las personas discriminadas por sus elecciones personales de vida y la maravillosa intimidad que el cineasta logra en el documental Oasis, se edifica un puente hacia la empatía y la tolerancia.

La homofobia se combate desde la infancia

LA JORNADA

Entrevista con Jason Marsden, director de la Fundación Matthew Shepard

Leonardo Bastida Aguilar

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Cuando le explicas a un niño de entre nueve y diez años que la humanidad es diversa y que entre esa gama de diferencias están las personas a las cuales les gustan otras de su mismo sexo, no hay problema y no discriminan por homofobia. El problema surge cuando crecen y el sistema sociocultural los absorbe y los obliga a definirse, señala en entrevista Jason Marsden, director ejecutivo de la Fundación Matthew Shepard.

La organización se creó hace 16 años tras el asesinato de Matthew Shepard, joven estudiante de Ciencia Política en la Universidad de Wyoming, quien fue amarrado a una reja y torturado por Aaron McKinney y Russell Henderson, a quienes conoció la noche del 6 de octubre de 1998 en el bar “La Chimenea” en la localidad de Laramie, Wyoming. Seis días después, a los 21 años, Shepard murió a causa de las heridas del ataque provocado por el “pánico gay” de sus agresores, quienes para convencerlo de ir con ellos se hicieron pasar por homosexuales. Ambos fueron condenados a cadena perpetua tras haber sido perdonados por Judy Shepard, madre de la víctima y creadora de la Fundación.

Visibilizar el odio
De visita en México, Marsden explicó que la institución tiene 16 años de trabajo. De éstos, los primeros diez estuvieron enfocados a la consecución de una enmienda federal para el reconocimiento de los crímenes de odio cometidos contra personas de la comunidad lésbico, gay, bisexual, travesti, transgénero, transexual e intersexual (LGBTTTI).

En 2009, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama aprobó dicha enmienda que considera como crimen de odio el ataque a una persona a causa de su orientación sexual y permite que los departamentos de investigaciones federales ayuden a los aparatos estatales en las pesquisas de estos crímenes, y de esta manera se garanticen los derechos de las personas a ejercer libremente su orientación sexual.

Después de este respaldo legal, afirmó Marsden, lo más importante es la prevención de este tipo de crímenes y la sensibilización a las autoridades para que intervengan a tiempo.
“En nuestro caso, trabajamos para evitar la comisión de crímenes en contra de personas gays, lesbianas o transgénero y para que dependencias como el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) u otras de investigación, se sensibilicen en la materia y no descarten la línea del odio”, explicó.

Por esa razón, mencionó, los padres de Matthew Shepard recorren año con año diferentes partes de Estados Unidos, enfocándose principalmente a trabajos en estados con ciudades medianas y muchas comunidades rurales, como Arkansas, Dakota del Sur, Texas y Maine, entre otros.
El objetivo de las pláticas, indicó, es hacer conscientes a los policías del condado, estatales y federales, así como a detectives e investigadores federales, acerca de lo importante que es para los familiares de las víctimas de crímenes de odio por homofobia que se haga justicia. Para la comunidad LGBTTTI también es importante porque así se sienten más seguros.

Comentó que dichas acciones contribuyen a generar estadísticas sobre el número de crímenes de odio por homofobia que se cometen en Estados Unidos. “Desafortunadamente, alrededor de 20 por ciento de las comunidades del país no generan estadísticas al respecto”. La visibilización de esta información ayuda a que los gobiernos se den cuenta de que este es un problema que afecta a la sociedad en general, agregó.

Para lograr experiencias exitosas, consideró que hay que tomar en cuenta que en las grandes ciudades se trabaja en la materia pero hay muchas centenas de pequeñas ciudades en las que no se han enfrentado a la situación o se ha perdido dicha información. “Debemos enfocarnos en atender dichas poblaciones”.

Otra limitante, explicó, es que muchos familiares de las víctimas de crímenes de odio no reportan el hecho porque lo consideran inútil, ya que creen que la policía y los jueces no lo van a tomar en serio o que el resto de su comunidad puede ponerse en su contra por el hecho de reportar la situación. “Desafortunadamente, pervive el estigma social”.

Cuestión de educación
La gente sabe, en teoría, cómo debería comportarse en una sociedad plural como la estadunidense. Ese mensaje es replicado por los programas de televisión para niños de tres años en adelante y ellos lo entienden. Pero cuando crecen, la presión social, el bullying y otras causas cambian sus percepciones, refirió Marsden.

Desde hace 15 años la fundación visita escuelas de educación básica para platicar con estudiantes, docentes, directivos, consejeros, padres y madres de familia sobre la importancia de eliminar este tipo de conductas en las escuelas para evitar el bullying por homofobia o cualquier otra conducta discriminatoria.

La tarea principal de Judy es hacer entender cómo es realmente una persona gay, lesbiana o trans para que la gente cambie su visión sobre ellas y sea más amable. Esto permite que se acabe, entre otras cosas, el bullying por homofobia, que a la larga puede derivar en crímenes.

También se trabaja en hacer notar a las y los jóvenes que lo que en un primer momento es “chistoso”, como nombrar a alguien “maricón”, al paso de los años puede derivar en un asesinato por el rechazo a la preferencia sexual de esa persona. “Por eso es importante que
aprendan a convivir desde una perspectiva de la diversidad”.

Estos pequeños deben captar el mensaje a partir de una edad en la que ya pueden comprender qué es la diferencia, y es importante tratar de que ya no se alejen de esa perspectiva durante su pubertad y adolescencia, para que una vez que sean adultos, no fomenten la homofobia.

Este trabajo, consideró Marsden, también se debe hacer con los familiares de las víctimas, sus vecinos, sus compañeros, sus maestros y sus amigos para que más gente se sume a esta cruzada nacional e internacional para erradicar la homofobia de la sociedad y evitar más muertes motivadas por los prejuicios.

El reto es impulsar aún más este mensaje contra el odio por el mundo, y por esa razón, la Fundación Matthew Shepard ha visitado en el último año Europa del Este, Asia, Trinidad y Tobago y ahora México, por primera vez, en espera de que los padres de Matthew Shepard y otros integrantes del equipo compartan sus experiencias con defensores de derechos de la comunidad LGBTTTI, profesores y personas interesadas en acabar con las conductas de odio.

 

La Iglesia argentina bautizará a un bebé de un matrimonio de lesbianas

El arzobispo de Córdoba autorizó la ceremonia en la catedral de la ciudad

Karina, Soledad y la pequeña Umma

Karina, Soledad y la pequeña Umma / LA VOZ DEL INTERIOR

Quizá el secretario de la catedral de la ciudad argentina de Córdoba se encuentre con una sorpresa cuando deba rellenar la ficha de bautismo de Umma, una bebé de meses que recibirá el sacramento de ingreso a la Iglesia católica el próximo 5 de abril. Se encontrará que el certificado tiene espacios para poner los nombres del padre y de la madre, pero Umma tiene dos mamás: Karina Villarroel y Soledad Ortiz, que se casaron según la ley argentina en 2013. Se tratará del primer caso de un matrimonio de personas del mismo sexo, institución que existe en Argentina desde 2010, que bautizan a un hijo en la fe católica. No obstante, ya habido casos de hijos de parejas gais bautizados en ciertas parroquias de Buenos Aires.

Pero la noticia no es que Karina y Soledad hubiesen querido incorporar a Umma a la Iglesia sino que esta la haya admitido. El arzobispo de Córdoba, Carlos Ñañez, le concedió una audiencia a Karina, expolicía, y la autorizó a bautizar a la niña en la misma catedral de la segunda ciudad más poblada de Argentina. “Me confirmó que no habrá ningún problema”, contó la esposa de Soledad.

Las mujeres quieren que la madrina de Umma sea la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, que impulsó en su momento la ley del llamado matrimonio igualitario con el voto también de parte de la oposición. “Nos encantaría que la presidenta acepte nuestra propuesta porque, gracias a ella, pudimos formar matrimonio y agrandar la familia con Umma. Estamos muy felices”, explicó Karina. Además, la niña tendrá un padrino y una madrina amigos de la pareja. El arzobispo les recomendó “especial atención” en elegir a personas adecuadas para que Umma “pueda crecer en la fe”.

Cuando el papa Francisco era Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, se opuso a la ley de matrimonio gay, pero en privado admitía la posibilidad de la unión civil entre personas del mismo sexo. Como jefe de la Iglesia de Roma, ha abogado por incluir a los niños de las familias gais en la Iglesia: “¿Cómo anunciar a Cristo a estos chicos y chicas? ¿Cómo anunciar a Cristo a una generación que cambia?”. El Papa dijo a superiores religiosos que no suministraran a esas nuevas generaciones una “vacuna contra la fe”. Además, cuando era arzobispo, en 2012 había criticado la hipocresía de sacerdotes que se negaban a bautizar a hijos de madres solteras porque consideró que así alejaban a la feligresía de la Iglesia. Está claro que Karina y Soledad no están casadas por la fe católica, pero el arzobispo de Córdoba autorizó, de todos modos, a que un sacerdote de la catedral bautice a Umma. Fuentes de la Iglesia cordobesa reconocen que esta decisión fue posible porque el Papa es Bergoglio. La noticia ha irritado a sectores conservadores de la Iglesia en todo el mundo. Lo sorprendente es que el mismo arzobispo Ñañez es quien en 2010 había iniciado un juicio canónico contra un sacerdote de su archidiócesis que había apoyado la ley de matrimonio gay.

En la institución en la que no ha podido permanecer Karina es en la Policía de la provincia de Córdoba. No porque se haya casado sino por tomar la excedencia por maternidad de 180 días. La autoridad policial consideró que no le correspondía porque era Soledad la que llevó en su vientre a la bebé engendrada por fertilización asistida. Como Karina no obedeció y dejó de trabajar por ese periodo, la fuerza policial determinó que había abandonado sus funciones y la ha apartado. La exuniformada ha apelado esa decisión ante la justicia.

Asesinan a 2 gays durante protesta contra matrimono igualitario en Haiti

Cientos de fieles de iglesias evangélicas de Haití desfilaron hoy viernes al ritmo de cantos religiosos en las calles de Puerto Príncipe para decir “no al matrimonio gay en Haití”, mientras que las organizaciones de homosexuales hicieron notar su alarma por el tratamiento que reciben.

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Hay reportes de que dos personas de la comunidad LGBTT fueron golpeadas y asesinadas durante una protesta anti-gay de grupos religiosos.

Hay noticias de que los cuerpos permanecieron varias horas tirados en el suelo y ninguno de los lideres religiosos en esta protesta tuvieron compasión para asistir a los a los heridos o intervenir en la situación.

No está claro si los oficiales de la policía de Haití estaban monitoreando las protestas, pero fuentes dijeron que la policía llegó al lugar para controlar la situación, pero ya era muy tarde.

En el Parlamento de Haiti el matrimonio homosexual no está previsto co, mo un tema a ser discutido, pero tras la legalización en otros países como por ejemplo Francia, los manifestantes decidieron mostrar su oposición.

Durante varias horas, los manifestantes, en su mayoría jóvenes mujeres de los barrios pobres del centro de la ciudad, entonaron cánticos y bailaron bajo el calor del sol.

“Rechazamos y condenamos la homosexualidad en todas sus formas. Si esta actividad se legaliza en Haití eso atraerá la cólera de Dios”, afirmó Vincent Abraham, un hombre con corbata y una Biblia bajo el brazo que se presenta como un predicador.

“Un hombre y una mujer: sí. Un hombre y un hombre: no” , repitió la muchedumbre siguiendo al pastor ante las verjas del palacio presidencial haitiano, destrozado en el sismo que arrasó el país el 12 de enero de 2010.

“Estas son declaraciones homofóbicas y antidemocráticas. No comprendemos que los que se dicen evangelistas quieran bloquear el camino a la homosexualidad “, declaró para AFP por teléfono Charlot Jeudy, un joven homosexual.

Jeudy encabeza una pequeña asociación llamada “Kouraj” (Valor en francés)y asegura que hace falta “coraje para ser homosexual en Haití”.”Nos agreden en la calle. Un policía golpeó a uno de los nuestros cuando bailaba en una fiesta con el pretexto de que bebía como una mujer”, testifica.

Al fin de la manifestación, los participantes presentaron un documento ante el parlamento haitiano.

“Una ley que favorezca la homosexualidad sería un nuevo sismo en Haití”, afirman los manifestantes, amenazando con prender fuego al parlamento si autoriza el matrimonio homosexual.

“Las transexuales no valemos nada en Honduras, para ellos somos escoria”

Alexandra Licona es una transexual hondureña con suerte. Ha conseguido que su solicitud de asilo se tramite en tiempo récord y, sobre todo, que sea aceptada. Pero lo mejor es que está viva para contarlo. Es casi la excepción a la norma. Sobre todo para una transexual en Honduras, un país centroamericano donde la vida de los activistas por los derechos de lesbianas, gays, transexuales e intersexuales (LGTBI) no vale nada. Y no es una frase hecha.

En Honduras asesinaron en un solo año a 140 transexuales por su condición sexual. “Allí no valemos nada, para ellos somos una escoria. Honduras es un país con un machismo muy fuerte y la ignorancia es muy fuerte. Y nosotras somos personas como las demás. Queremos ser libres y vivir, como todo el mundo”, explica.

Alexandra es una activista por los derechos de los transexuales. Presidenta en su día de la liga de transexuales en Tegucigalpa, se ha jugado la cabeza y el corazón. Literalmente. Una de las obsesiones de los grupos que se dedican a perseguir a estas personas es ensañarse con sus víctimas. “La brutalidad es tremenda, se ensañan sobre todo con los transexuales. Les abren el cuerpo y les sacan el corazón”. Alexandra recuerda el caso de otra activista a la que le arrancaron la cabeza. “No la encontramos nunca, tuvimos que reconocerla por su cuerpo. En Honduras por decir la verdad, por no callarte ni renegar de tu condición de transexual te matan, te disparan, te cortan la lengua o te violan, como me pasó a mí”.

Relata su caso con una entereza inusual. Aún recuerda cuando abrió la peluquería para ir tirando. Eran los tiempos posteriores al golpe de estado contra el presidente José Manuel Zelaya que dividió al país y, en parte, a la comunidad internacional. El ambiente se volvió irrespirable para los transexuales. “Monté la peluquería y empezaron las amenazas de muerte. En un año mataron a 140 transexuales, algunas compañeras mías. Un día llamaron a un programa de radio en el que estaba y dijeron: Tú eres la siguiente”.

Durante ese mes intentó ahorcarse en varias ocasiones, se tragó trapos para asfixiarse. Sus raptores le bañaban para limpiarla y poder abusar de ella una y otra vez. “Quedé prácticamente muerta. Me tocaron y dijeron: “Esta perra está dura, se murió”.

Su respuesta como activista fue vital: “Si me tienen que matar, que me maten. No voy a dejar de decir las cosas como son”. Y lo intentaron. Alexandra fue secuestrada y estuvo en poder de sus captores -“policías, algunos les conocía. No se taparon ni la cara porque su intención última era matarme”, asegura- durante un mes. Tuvo que ser eterno. “Me metieron en un coche, me llevaron a un sitio que no conocía y allí me violaron unos 20 policías. Recibí puñaladas, me pegaron con armas y porras, me dejaron la cara irreconocible. Me dejaron marcada para toda la vida”.

Pese a todo se muestra coqueta, incluso mientras relata el salvajismo de sus captores. “Puedo ponerme guapa, me maquillo pero por dentro estoy despedazada”, confiesa. Durante ese mes intentó ahorcarse en varias ocasiones, se tragó trapos para asfixiarse. Sus raptores le bañaban para limpiarla y poder abusar de ella una y otra vez. “Quedé prácticamente muerta. Me tocaron y dijeron: “Esta perra está dura, se murió”. Estuvieron a punto de cortarla con una motosierra, pero al final la llevaron al cerro Picacho en un saco, la tiraron y la dispararon tres veces. Dos balas quedaron en sus pantorrillas, la tercera le rozó la cabeza. Pero sobrevivió.

Como pudo llegó hasta donde su madre, que le ayudó a salir del país. Nicaragua, Brasil, Costa Rica y, finalmente, llegó a España, donde los policías le detuvieron y humillaron en el aeropuerto. “Venía a un congreso en Madrid y los policías me llamaron maricón, me dijeron que había venido a prostituirme y que tenía una facha de yonqui. Llevaba 600 euros y me dijeron que seguro que los había robado. Al final, me hicieron firmar una orden de expulsión y la firmé”.

Ahí entraron en acción los abogados de CEAR. Estuvo tres días en Barajas en un recinto de la Cruz Roja y finalmente pudo entrar en España. Primero estuvo refugiada en un centro de CEAR en Getafe y en seis meses logró tener la documentación en regla y el estatuto de refugiada. En España, en 2012 se formalizaron 2.580 solicitudes de asilo, la cifra más baja en los últimos 25 años. El 80,29% de las solicitudes fue admitida a trámite, pero únicamente se concedió el estatus de refugiado a 220 personas, el año que menos se han concedido desde la aprobación en 2009 de la Ley de Asilo vigente. 26.457 personas fueron repatriadas el año pasado.

Alexandra tuvo suerte. Salvo la vida en Honduras y logró el estatus de refugiada en España. No es moneda común entre los que tienen que abandonar su país para evitar persecución o una muerte segura. Hoy 20 de junio se conmemora el Día Mundial del Refugiado. En 2011 había un total de 42,5 millones de personas desplazadas de manera forzosa en el mundo: 15,2 millones eran refugiadas, 26,4 millones eran desplazadas internas y unos 12 millones carecían de nacionalidad (apatridia).

Niños transgénero, el difícil camino hacia su verdadera identidad

Muchos niños dicen que no se sienten conformes con su sexo desde que tienen memoria. Los padres deben tomar en cuenta lo que dicen sus hijos

(CNN) — Una de las primeras cosas que Thomas Lobel dijo a sus padres fue que estaban equivocados. El niño de tres años sabía hablar con señas porque tenía apraxia, un trastorno del habla. Se señaló a sí mismo y dijo con señas: “Soy una niña”.

“Está confundido”, dijeron sus padres. Tal vez confundió el signo de niño y niña. Así que le respondieron con señas. “No, no. Thomas es un niño”.

Pero el pequeño sacudió su cabeza. “Soy una niña”, respondió con señas.

Independientemente de que físicamente era un niño, Thomas siempre sostuvo que era una niña. Cuando lo molestaban en la escuela por ser tranquilo y porque le gustaban las muñecas, Thomas repetía la simple respuesta: “Soy una niña”.

Thomas, ahora de 11 años, se hace llamar Tammy, lleva vestidos a la escuela y vive como una niña.

A sus padres los acusaron sus familiares, amigos y conocidos de ser imprudentes y provocar un daño permanente en su hijo por permitirle vivir como una niña.

Cuando los niños insisten en que su género no coincide con su cuerpo, puede desencadenar confusión y una dolorosa travesía en la familia. La mayoría de las veces, estas familias enfrentan experiencias de aislamiento al intentar decidir qué es lo mejor para sus hijos, especialmente porque las cuestiones de transgénero son vistas como misteriosas y están llenas de estigmas y juicios.

Los niños transgénero experimentan una desconexión entre su sexo, el de su anatomía, y su género, el cual incluye conductas, roles y actividades. En el caso de Thomas, él tiene cuerpo masculino, pero prefiere las cosas para niñas, como las faldas y las muñecas, en lugar de los pantalones y los camiones.

La identidad de género a menudo se confunde con la orientación sexual. La diferencia es que “la identidad de género es lo que eres y la orientación sexual es con quién quieres tener una relación sexual”, explica la doctora Joanna Olson, profesora de Pediatría clínica en la Universidad del Sur de California, quien trata a niños transgénero.

Cuando hablas con niños de aproximadamente tres años, probablemente no estén interesados en la orientación sexual, dice. Pero los expertos afirman que algunos niños que son transgénero en la primera infancia y se volverán gays, lesbianas o bisexuales.

Hay poca asesoría constante para los padres, porque son pocos los estudios amplios sobre estos casos. Los índices de transgénero fluctúan entre uno de cada 30,000 personas y uno de cada 1,000, según los diferentes estudios internacionales.

Al igual que Tammy, algunos niños de tan sólo tres años muestran señales de una disforia de género o un trastorno de identidad de género, según los expertos en salud mental que trabajan con niños transgénero. Estos niños no son intersexuales; no tienen un desorden físico o una malformación en los órganos sexuales.

“¿Por qué debería ser esta persona falsa?”

Muchos niños transgénero informan que tienen sentimientos de incomodidad con su género desde que pueden recordar.

Mario, un joven de 14 años que vive en California, quien solicitó no usar su nombre completo, nació como mujer. Se viste y actúa como hombre, porque dicedesde que tenía dos años, nunca se sintió realmente como una niña.

“Me sentía incómodo en ropa femenina”, dice Mario. “Me sentía como: ‘¿Por qué tengo que vestir esto cuando no es lo que soy? ¿Por qué debería ser esta persona falsa?’”

Pero cuando un niño empieza a identificarse con el género opuesto, no se puede determinar si es algo temporal o permanente.

“Es importante reconocer los signos de la disforia de género, especialmente en los niños”, dice Eli Coleman, quien presidió un comité para actualizar las guías del tratamiento para la Asociación Mundial de Profesionales de la Salud Transgénero (World Professional Association for Transgender Health), un grupo internacional de médicos que se reúne esta semana en Atlanta. “No hacerle frente podría ser más dañino para al niño”.

“Es un área muy difícil y hay muchos niños que no están conformes con su género. Ellos simplemente superarán esto. Muchos de ellos posteriormente se identificarán como gays o lesbianas, en lugar de transgénero”.

La American Psychological Association advierte que “no es útil obligar a los niños a actuar de una manera más acorde a su género”. Cuando se les obliga a actuar de esa manera, algunos niños caen en la depresión, en problemas de conducta e incluso llegan a tener pensamientos suicidas.

¿Los niños saben quiénes son?

El cambio de Thomas Lobel se puede contar en fotografías. Después de que sus madres, Pauline Moreno y Debra Lobel, adoptaron a Thomas a los dos años, ellas observaron que se aislaba. El pequeño, tímido y con un rostro lleno de pecas, normalmente se sentaba en una esquina a leer un libro.

A diferencia de sus dos hermanos mayores, quienes eran ruidosos, atléticos y masculinos, Thomas era inusualmente tranquilo. Debido a su impedimento para hablar, tuvo que asistir a educación especial. A pesar de desarrollar una mejor capacidad para hablar, no quería platicar o socializar.

“Parecía tan deprimido e infeliz todo el tiempo”, dice Lobel. “No le gustaba jugar. Se sentaba ahí todo el tiempo, no interactuaba con nadie. Parecía muy solitario”.

En las fotos, Thomas se ve pequeño, con una sonrisa forzada y una mirada vidriosa y distante.

A lo largo de su infancia, Thomas quería leer los cómics de la Mujer Maravilla en lugar de los de Superman; usar diademas con diamantes de imitación, en lugar de gorras de béisbol y jugar con muñecas, no con figuras de acción. Y, dicen sus padres, insistía en que era una niña.

Su situación empeoró cuando Thomas dijo a sus mamás que quería cortarse el pene. Sus padres intentaron racionalizar con él, advirtiéndole que se podría desangrar hasta morir. Pero su solicitud fue una señal para ellas de que esto era serio y que requería de ayuda profesional.

A los siete años, después de ver a varios terapeutas y psiquiatras, los especialistas en salud mental confirmaron que Thomas tenía un trastorno de identidad de género.

Fue difícil para Moreno y Lobel aceptar el diagnóstico. “El hecho de que ella es transgénero la pone en un camino más difícil, un camino absolutamente más difícil”, dice Moreno.

A ellas las acusaron sus amigos, familiares y conocidos de ser unos padres terribles, que “la empujaron a hacer esto”.

Soy lesbiana. Mi pareja es lesbiana. Lo que súbitamente cae en el lugar de: “Oh, ustedes querían que ella fuera parte del estilo de vida que ustedes viven”, dice Moreno.

“(Pero) ningún padre quiere estar en esta situación”, dice Lisa Kenney, directora de Gender Spectrum, una conferencia para familias con hijos no conformes con su género. “Nadie que tiene un hijo e imagina que le pasará esto”.

Los niños transgénero no vienen de una crianza laxa en donde los adultos “se rinden” ante los caprichos de sus hijos, dice Olson, quien trata a menores transgénero.

“A los padres los tortura esto. No son decisiones fáciles. Los padres pasan por un largo proceso”, explica.

Moreno y Lobel le permitieron a su hijo escoger su propia ropa a los ocho años. Thomas escogió ropa de niña, incluyendo cuatro sujetadores. Después, Thomas quiso cambiar su nombre a Tammy y usar el pronombre femenino. A esto se le llama transición social y puede incluir nuevos estilos de corte de pelo y guardarropa. Esta etapa no incluye intervenciones médicas, con excepción de la de salud mental.

La transición social es completamente reversible, dice Olson, una especialista en identidad de género. En cada etapa del camino, sus madres le dijeron a Tammy: “en cualquier momento que quieras regresar a tu ropa de niño, puedes regresar a ser Thomas. Está bien”. Tammy se negó en cada ocasión.

Ella sigue asistiendo a terapia. Su habitación está pintada de color amarillo dorado brillante, decorada con animales de peluche y llena de tenis rosas. En casa, Tammy baila en el pasillo y da vueltas en su vestido rosa.

“Tan pronto como le dejamos ponerse un vestido, su personalidad cambió de un niño muy triste que se quedaba quieto y que no hacía muchas cosas, a una niña pequeña muy feliz que estaba emocionada de estar viva”, dice Moreno.

La cuestión hormonal

Este verano, Tammy comenzó la siguiente fase de la transición, toma medicamentos que bloquean las hormonas.

Las niñas que se sienten más como niños, toman medicamentos que suprimen las hormonas y de esa manera no desarrollarán pechos ni comenzarán a menstruar. Los niños que se identifican como niñas, toman bloqueadores para evitar desarrollar hombros amplios, voces profundas y cabello facial.

Los medicamentos le ponen una pausa a la pubertad, para que de esa manera puedan averiguar si quieren la transición de género. Además son reversibles, porque una vez que el niño deja de tomarlos, comienza la pubertad natural, dice el doctor Stephen Rosenthal, endocrinólogo pediatra de la UC San Francisco.

Pero si el niño quiere que la transición hacia el otro género, él o ella puede tomar un tratamiento de testosterona o estrógeno para pasar por la pubertad del otro género.

La terapia hormonal para niños transgénero existe en varias ciudades de Estados Unidos como Boston, Los Ángeles, Seattle y San Francisco. Los niños son tratados por endocrinólogos pediatras después de largas evaluaciones por parte de los profesionales de salud mental.

No existen estadísticas sobre el número de niños transgénero que toman estos tratamientos.

Los médicos deben de tener cuidado con los niños con problemas de identidad de género, porque darles bloqueadores hormonales a niños menores de 13 años es demasiado pronto, dice el doctor Kenneth Zucker, director del Servicio de Identidad de Género en el Programa de Niños, Jóvenes y Familia y profesor de la Universidad de Toronto.

Zucker realizó un estudio en donde se dio seguimiento a 109 niños con trastorno de identidad de género de entre 3 y 12 años de edad, y hasta que cumplieron 20 años. Los investigadores encontraron que el 12% de estos niños todavía querían cambiar de género.

“La gran mayoría de los niños perdieron después su deseo de pertenecer al otro género”, dice. “Lo que quiere decir que uno debe ser muy precavido al asumir que un niño de 6 años que tiene un fuerte deseo de pertenecer al otro género, sienta lo mismo 10 años después”.

Todo esto lleva a inquietantes respuestas para las familias que intentan entender a sus hijos. Nadie sabe si la disforia de género de un niño será permanente o temporal.

La respuesta insatisfactoria que repiten los expertos es que sólo el tiempo lo dirá.

A pesar de la ciencia oscura y el estigma social que confunde a los adultos, Mario, que vive como chico desde cuarto grado, tiene una respuesta sencilla: “No cambies por nadie más”, dice. “Sólo tienes que ser tú y ser feliz”.

El cuerpo sin vida de una mujer transexual ha sido hallado en Chile por la policía

Noticia publicada en Universo Gay

Después de que la mujer desapareciese hace tres días, la policía ha encontrado el cuerpo sin vida de la mujer en una calle chilena, habiendo detenido ya, tras una rápida investigación, al supuesto responsable del crimen.

El cuerpo sin vida de Cinthia González Rodríguez, una mujer transexual de 46 años, ha sido hallado por la policía en Chile después de que se iniciase un operativo de búsqueda por la desaparición de la mujer hace tres días.

La mujer fue encontrada en la calle José Antonio Ríos de El Loa, habiéndose detenido ya al supuesto responsable de asesinato gracias a que la investigación se había iniciado desde el momento en el que se denunció su desaparición, por lo que un vez hallado el cuerpo se tardó unas horas en detener al sospechoso.

El supuesto criminal, O.C.V.M, un ex-futbolista, era amigo de la víctima, quien desempeñaba el comercio sexual.

El Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) ha lamentado el suceso, expresando que “lo claro es que la vulnerabilidad social de las personas transexuales incrementa las posibilidades de que sean atacadas, ya que existe la sensación de que este tipo de ataques quedan impunes”.

“La población transexual padece cada día de su vida la discriminación, y por falta de oportunidades laborales y educacionales, debe desenvolverse en ambientes hostiles y peligrosos, como es el comercio sexual. La insensibilidad de las autoridades frente a este tema debe terminar, pues ningún sector social merece ser tratado con indiferencia frente a la violación de un derecho humano tan básico como es la vida”, manifestó el Movilh en un comunicado.

 

CIDH observa con profunda preocupación asesinatos de integrantes de la comunidad transgénero en Honduras

Washington, D.C. – La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) observa con profunda preocupación las amenazas, graves hechos de violencia y asesinatos de integrantes de la comunidad transgénero en Honduras.

La Comisión ha recibido información sobre actos contra la integridad y la vida de integrantes de esta comunidad, y señala que en los últimos dos meses, siete habrían muerto en circunstancias no esclarecidas: Idania Roberta Sevilla Raudales (29 de noviembre de 2010); Luisa Alex Alvarado (18 de diciembre de 2010); Oscar Martínez Salgado; (20 de diciembre de 2010); Reana Bustamante (29 de diciembre de 2010); la joven Cheo (no identificada adicionalmente; 2 de enero de 2011); Génesis Briget Makaligton (7 de enero de 2011); y Fergie Alice Ferg (o Williams Afif Hernández, el 18 de enero de 2011).

En su informe Honduras: Derechos Humanos y Golpe de Estado la Comisión constató la profundización de la discriminación contra miembros de la comunidad de lesbianas, gays, personas bisexuales, transgénero e intersex (LGBTI), y el 29 de enero de 2010 otorgó medidas cautelares a favor de varias integrantes de esta comunidad y de la organización Catrachas, debido a amenazas y atentados en su contra. Los recientes asesinatos se unen a las muertes violentas de un número reportado de 34 integrantes de la comunicad LGBTI desde junio de 2009 y, en particular, los líderes Neraldys Perdomo e Imperia Gamaniel Parson, de la organización Colectivo Unidad Color Rosa, y Walter Trochez.

La CIDH hace un llamado al Estado de Honduras a prevenir los actos de discriminación y violencia contra los y las integrantes de las comunidades LGBTI, y a investigar, juzgar y sancionar a los responsables y reparar en forma pronta y diligente las violaciones.

La impunidad constituye un grave incumplimiento de las obligaciones estatales en materia de derechos humanos, lesiona a la víctima, a sus familiares y al conjunto de la sociedad y propicia la repetición de las violaciones de los derechos humanos. Por este motivo el Estado tiene la obligación internacional de prevenir las violaciones a los derechos humanos, y en caso de que ocurran, investigar, juzgar y sancionar a los responsables.

La CIDH es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuyo mandato surge de la Carta de la OEA y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Tiene el mandato de promover la observancia de los derechos humanos en la región y actúa como órgano consultivo de la OEA en la materia y está integrada por siete miembros independientes que son elegidos por la Asamblea General de la OEA a título personal y no representan sus países de origen o residencia.

Brutal crimen de dos mujeres transexuales en Ecuador, a golpes en la cabeza y navajazos

Horrorizado. Así fue como quedó un hermano de una mujer transexual que halló a su hermana y a una amiga de esta asesinadas a punta de combo, cuchillo y maniatadas.

Johana transexual asesinada ecuador

Extra y actualización del Diario Digital Transexual-. Las víctimas pertenecían a la Red transgénero de El Oro, liderada por Karen Paz. Ambas tenían el cráneo destrozado a golpes con un objeto contundente (combo), cortes de arma blanca en el cuerpo y, además, estaban maniatadas.

Los cadáveres de Débora Durán Correa y Johanna Pinzón, foto superior, fueron encontrados en un domicilio del barrio Abdón Calderón, de Machala.

Este doble crimen ocurrió en forma misteriosa y acusan que el robo podría ser el móvil que concluyó con este hecho sangriento, debido a que algunos electrodomésticos desaparecieron de la casa.

Quienes habitan en el barrio Abdón Calderón, calle Décima Sur, entre la 15 y 16 Oeste, de la capital orense, estaban consternados por la matanza.

Familiares de la fallecida Débora, después de las 16:00 la vieron llegar de las calles antes nombradas en aparente estado de ebriedad, acompañada de su amiga Johanna.

Esta última había bautizado la peluquería unisex como –Johanna- que por muchos años mantenía en el barrio San Jacinto, al sur de Machala.

Tres sospechosos del doble crimen

A los pocos minutos tres tipos desconocidos tras descender de un taxi ingresaron al domicilio de las chicas trans, donde dentro de una sábana se llevaron un televisor y un dvd.

Las halló muertas

José, el hermano menor de Débora, al llegar a la casa de su hermana, quien supuestamente charlaba con Johanna, se llevó la peor sorpresa de su vida.

Observó angustiado que sobre la cama se encontraban las dos amigas, destrozadas sus cabezas a golpes con combo, herramienta que quedó junto a los cuerpos ensangrentados, así como un cuchillo con el cual se supone también atacaron a las víctimas, quienes tenían ataduras en las manos.

A pesar de su fortaleza José Durán Correa gritó de dolor y sorpresa al ver a su hermana y a la amiga sin vida. El mueble donde estaba el televisor quedó vacío. Aún nervioso tomó valor y se dirigió a los vecinos para que llamen a la Policía del lugar que enseguida llegó para verificar lo sucedido.

Tanto Criminalística como la fiscal Silvia Zambrano realizaron el levantamiento de los cadáveres y los trasladaron a la morgue. Los agentes tras indagar con las familias conocieron que las fallecidas pertenecían a la red transgénero de El Oro, liderada por Karen Paz.

De los “amigos” que llegaron a última hora en un taxi, nadie comentó sobre ellos.

Débora Rolando, de 45 años, trabajaba como ayudante de albañilería, mientras que Johanna Pinzón, de 36, de profesión estilista, atendía en su peluquería que llevaba su mismo nombre.

Finalmente en sus féretros Débora y Johanna fueron trasladadas para el velatorio a sus respectivos domicilios, en las ciudadelas Abdón Calderón y San Jacinto, al sur de la capital orense.

Noticia:Diario Digital Transexual