BILBAO– La pornografía es la educación sexual de hoy en día. Al menos, así lo cree la sexóloga gasteiztarra Iratxe Gil. “Ante la carencia de una educación sexual real en las escuelas y la falta de preparación de las familias, los adolescentes buscan la información sobre relaciones afectivo-sexuales a través de la pornografía”. Esto, de por sí, no tendría por qué suponer ningún problema si no fuera porque, en su opinión, el porno comercial que se consume a día de hoy reproduce y legitima un modelo machista y violento hacia la mujer. Ante esta situación, Iratxe se vio en la necesidad de aportar su granito y así surgió Porno Eskola, el proyecto que buscaba darle la vuelta a este producto cultural para convertirlo en un recurso pedagógico más y mostrar alternativas al porno comercial. Sin embargo, esta iniciativa cerró sus puertas el pasado miércoles antes de empezar debido a la Federación Alavesa de Asociaciones de Padres de Alumnos de Centros Concertados (Fapacne).
“Nos quieren denunciar al juzgado del menor por las ilustraciones y las imágenes que pudiéramos utilizar si el proyecto llegara a las aulas”, explica Iratxe Gil. La noticia les llegó el pasado miércoles a través del jefe del Departamento de Juventud del Ayuntamiento de Gasteiz. “Nos comentó que había llegado a oídos de Iñaki Susilla, concejal de Cultura del PNV, que Fapacne tenía intención de denunciar tanto al Ayuntamiento como a Porno Eskola”.
Nada más conocer esta intención, lo primero que hicieron fue eliminar las ilustraciones de la página web y enviar un correo electrónico a los colegios con los que habían contactado para que solamente las utilizaran con mayores de edad. Sin embargo, ese mismo día decidieron también eliminar la propia página web del proyecto. “No tenemos nada que hacer contra ese tipo de asociaciones que tienen poder en la sombra”.
Fapacne es una federación de las AMPA de centros concertados de Gasteiz como el colegio Sagrado Corazón Corazonistas, La Milagrosa Ikastetxea o Virgen Viña Ceu. De corte católico y con vinculación con el Opus, según Gil, esta federación -que ha rehusado responder a las preguntas de este periódico- en ningún momento se ha puesto en contacto directo con ellos y todas las negociaciones las están llevando a cabo con el Ayuntamiento de Gasteiz, que financió el proyecto educativo Porno Eskola. La reunión de Fapacne con el Consistorio tendrá lugar esta semana, según diferentes fuentes.
Sin embargo, no han sido únicamente las AMPA de los colegios religiosos los que han cargado contra este proyecto. El viernes Gil se reunió con un concejal de Podemos, dado que la crítica también les ha llegado desde algunos centros no religiosos de la capital alavesa y varios colectivos feministas. “Aunque al final no nos denuncien, ha sido una coacción en toda regla”, sentencia Gil.
UNA INICIATIVA FAMILIARPorno Eskola, que parece haber apelado a las inseguridades y moral de parte de la sociedad vasca, surgió a raíz de una iniciativa familiar. Jon Gil, ilustrador del proyecto, había participado en 2016 en el proyecto Haziak del Ayuntamiento de Gasteiz y le propuso a su hermana Iratxe que planteara un tema sobre educación sexual. Tras darle vueltas, decidieron desarrollar una guía didáctica sobre pornografía con el apoyo de su otro hermano, Endika. Al Ayuntamiento le gustó la propuesta y decidieron subvencionarlo. Pero estos tres hermanos se quedaron con ganas de más y así surgió Porno Eskola.
Esta iniciativa pedagógica, dirigida principalmente a educación Secundaria, constaba de cuatro unidades didácticas bilingües en las que no se tenía previsto visionar imágenes pornográficas. “Aunque en otros países de Europa se hace, aquí es tal el tabú que resulta impensable”.
Su principal objetivo era que estas se convirtieran en recursos de referencia para abordar la pornografía en el aula, pero también sacar a la palestra la necesidad de mejorar la educación sexual que se ofrece en Euskadi. “Es primordial para el desarrollo de la persona y no solo en Secundaria, sino desde los 3 añitos, para que cuando lleguen a la adolescencia tengan herramientas suficientes para entender que lo que se ve en la pornografía no es real”.
Precisamente, la primera de las unidades didácticas trataba de responder a si la pornografía es realmente la educación sexual de hoy en día. Desde Porno Eskola aseguran que ante la deficiente, insuficiente o incluso inexistente educación sexual que se da en las aulas, estos productos culturales son sin duda la educación sexual del siglo XXI. “Todos los adolescentes tienen móvil, tablets, ordenadores… y aunque tengan controladores parentales, la pornografía sale por todos los lados, incluso cuando quieres ver una serie cualquiera o tu película favorita”.
Sin embargo, según planteaba Iratxe Gil en la segunda unidad, que la pornografía sea la educación sexual de hoy en día no significa por ello que ofrezca un buen modelo educacional. Es más, en el caso de la pornografía convencional esta sexóloga indica que resulta precisamente todo lo contrario. Para empezar, porque se ofrece únicamente un modelo erótico y, para continuar, porque este además está basado en la dominación del hombre y en la mayoría predomina la violencia. “No es de extrañar que si las adolescentes basan su desarrollo identitario sexual en esos modelos luego tengamos datos como que un 10% de las adolescentes consideran normal la violencia dentro de la pareja o que hayan aumentado los repuntes de VIH y de sífilis”.
Por todo ello, Iratxe considera que es complicado desarrollar un imaginario de fantasías alejado de todo esto. “No solo es la pornografía, sino la publicidad, los medios de comunicación, etc. Todo fomenta este imaginario”. De ahí que la tercera unidad de Porno Eskola se dedicara a explicar cómo se construyen los deseos, que estos se descubren en vez de decidirse, etc.
UNA ALTERNATIVA FEMINISTAAnte este panorama, desde Porno Eskola ofrecían el porno feminista como alternativa. “A diferencia del comercial, es equitativo, visibiliza la sexualidad de la mujer, se enseñan relaciones cotidianas y además se negocia de manera visible todo lo que se va a hacer y cómo se va a hacer”, explicaba Jon Gil, ilustrador del proyecto. Como referente señalaba a la directora Erika Lust. “La mayor dificultad es que como de momento es un producto minoritario, el coste de estos vídeos es bastante alto, pero al final en Internet se puede acceder a todo”.
Aun así, Jon insiste en que el objetivo de Porno Eskola no era que la sociedad dejara de ver porno convencional, pero sí señalar que existen alternativas al mismo y que, de consumirse, al menos se sea de forma crítica y se pueda distinguir qué se está viendo. “No es un buen modelo educacional y eso hay que tenerlo claro”.
“Estamos teniendo muy buenas críticas, pero de vez en cuando también nos encontramos con gente que está totalmente en contra de la pornografía”. Esto lo decían hace una semana escasa. Desde el miércoles todo ha cambiado y lo que fue un sueño educativo se ha estrellado con una conservadora realidad. El porno se ha vuelto a quedar fuera de las aulas incluso antes de entrar, aunque no por ello estará más lejos del alcance de los móviles y tabletas que Olentzero regalará.