Palenzuela, en la consulta que tiene en la calle Loiola de Donostia. / Usoz
La aprobación en EEUU de la llamada ‘viagra femenina’, que se venderá bajo el nombre comercial de Addyi, ha causado un enorme revuelo, aunque ginecólogos y expertos no han tardado en rebajar las expectativas. La psicologa clínica y sexóloga Elisa Palenzuela lo tiene claro: para que las mujeres tengan la libido sexual alta deben trabajarlo. ¿Cómo? Potenciando el imaginario erótico, conociendo su propio cuerpo y siendo conscientes de que ellas son las únicas responsables de su capacidad de goce en las relaciones íntimas. Por eso, Palenzuela considera que la ‘píldora rosa’, que supuestamente aumenta el deseo sexual, “no puede potenciar” ese apetito.
Antes de nada, ¿cree que habrá mujeres que se ruboricen al leer esta entrevista?
Depende de la edad, aunque no deberían.
¿A qué se refiere?
Las mujeres arrastramos la herencia del pudor. La educación que hemos recibido y la moral cristiana ha hecho que nos ubiquen solamente en el papel de mujeres madres. El sexo, antes, era algo inconcebible de tratar.
¿Somos entonces las grandes olvidadas en temas sexuales?
La mujer fue la gran olvidada en el ámbito sexual. Digamos que nuestro desempeño en el sexo estaba solamente volcado a procrear, pero llevamos mucho tiempo, alrededor de 70 años, que esta tendencia ha ido cambiando.
¿A qué se debe esa vuelta de tuerca?
Creo que la aparición de la píldora anticonceptiva en la década de los 60 fue un hito para la liberación sexual de la mujer. Desde aquel momento hemos avanzado a pasos agigantados.
“Ahora las mujeres llevan las riendas de su sexualidad”
¿Las mujeres se preocupan ahora más por sus relaciones íntimas?
Llevo 26 años con mi consulta abierta y he visto la evolución. Ahora las mujeres llegan con mucho más interés, dominio y control. Ahora son ellas las que llevan las riendas de su sexualidad y su placer, y eso me parece un síntoma evidente de que las cosas han cambiado, y mucho.
Desde luego. Hasta las farmacéuticas se han hecho eco últimamente de sus menesteres para que el sexo de las mujeres sea totalmente óptimo.
¿Hablas de la ‘viagra femenina’?
Efectivamente.
Lo siento, estoy en desacuerdo con medicalizar el sexo.
¿Por qué? Se supone que ayudará a todas aquellas mujeres que tengan el apetito sexual por los suelos. ¿No es un avance?
Vamos a ver. ¿Qué medicamento es capaz de potenciar una fantasía sexual a través de la química? Ninguno. Es imposible. La píldora rosa está basada en compuestos químicos que tienen que ver con los antidepresivos. Obviamente, si una mujer está angustiada por no poder tener relaciones sexuales está sufriendo, y cualquier médico puede recetarle un antidepresivo, pero creo que no es el remedio.
¿Cuál es el remedio entonces?
Trabajar nuestra sexualidad desde jóvenes. Potenciar el imaginario erótico, ser capaces de conocer qué nos puede ofrecer nuestro cuerpo.
¿Eso no se soluciona con la masturbación?
Desde luego que sí. Yo soy muy favorable a que se trabaje la masturbación, porque te da herramientas y conocimientos de tu propio cuerpo, te da posibilidades de construir imágenes y de crear ese espacio en el imaginario erótico que hace falta para poder excitarse. Además, masturbándonos entendemos cómo se pone en marcha nuestro cuerpo, qué es lo que tenemos que hacer en un encuentro sexual y así saber compartir con otra persona la capacidad que una misma tiene de disfrutar.
Así que el placer sexual no se obtiene sin más.
Para nada. Hay que construirlo.
¿Ni siquiera con el amante más experimentado?
Puedes buscarte el amante más experimentado del mundo en el comportamiento sexual; pero si tú no eres capaz de potenciar el placer, olvídate.
El bajo deseo sexual femenino y la educación
¿Hay muchas mujeres que tienen ese problema, el tener un bajo deseo sexual?
La educación es la base de esta disfunción. La gente piensa que al placer se accede de manera natural, pero no es verdad. ¿Qué ocurre? Las mujeres no hemos tenido mucho acceso a cómo se construye el placer corporal, entonces, cuando llegan a una edad madura tienen un desempeño sexual evidente, porque no tienen construida esa parcela del deseo.
¿Sucede sólo con mujeres adultas?
El placer está garantizado en la fase del enamoramiento, en la fase de conquista, porque toda la ilusión la volcamos en disfrutar de nuestra pareja, y se disfruta de cualquier cosa, con los besos, con las caricias, incluso con el coito sin ser muy placentero en ese momento. Pero entonces, cuando pasa un tiempo, me encuentro con muchísimas mujeres en la consulta que me dicen ‘es que me he desenamorado’ o ‘es que ya no le deseo’. Y no es así. Lo que pasa es que no han experimentado el deseo, no han construido en su cabeza imágenes que les excitan. Y es importante hacerlo. Creo que las mujeres tienen un desierto en el tema del imaginario erótico.
Todo lo contrario que los hombres.
No tiene nada que ver. Los hombres tienen unos genitales externos y tienen una relación con ellos desde muy pequeños. Ellos acceden a la masturbación desde bien jóvenes, y entre ellos hablan incluso de eso. Cosa que las mujeres no. Por nuestra fisiología y anatomía, nosotras tenemos menos acceso y, además, culturalmente hemos estado muchísimo menos motivadas a hacerlo. Por eso se encuentran con una laguna, con un vacío que ya existía de antes, porque no se estaba llenando de contenidos. Eso sí, las cosas están cambiando.
¿Se refiere a las nuevas generaciones?
Sí, creo que la juventud se está desviando mucho de lo que es una sexualidad saludable. Ahora hay chavalitas jóvenes que se creen que por tener un desempeño sexual más desaforado, que por ser muy promiscuas y hacer cosas extravagantes a nivel sexual son capaces de hacer cualquier cosa. Ojo, son muy libres de hacerlo, pero se creen que tienen mayor capacidad sexual, y están equivocadas. Habrá mujeres que tengan un desempeño sexual muy activo, pero lo que tienen que tener muy claro es que son mujeres, y no tienen por qué imitar comportamientos masculinos, porque no somos hombres.
Los ‘picaflor’
¿Acaso debemos tener una actitud distinta ante sexo?
No digo eso, creo que la liberación sexual de la mujer es maravillosa y tiene que ser así siempre. Pero existen, sin discusión, comportamientos más varoniles. Llámale ‘picaflor’, estar cada día con una chica diferentes, la promiscuidad o tener ganas de hacerlo en cualquier momento. Todo eso tiene que ver con un comportamiento masculino.
Vamos, que la mujer es menos activa que el hombre.
Siempre se ha dicho eso, pero volvemos a lo mismo, es porque no se ha trabajado antes el deseo. A nosotras lo que nos transmiten nuestras familias sobre nuestras madres es todo lo que tiene que ver con la figura materna, no como una mujer sexuada. Tú no te imaginas a tu madre como la gran fulana que disfruta en la cama con tu padre. Desgraciadamente, aún hay muchas mujeres que tienen claro que el papel que tienen que desempeñar solo es el de ser madres. Es más, tengo pacientes que jamás se han mirado la vagina. Es increíble.
Pero existirán impedimentos biológicos, ¿no?
Claro que sí. Existe el vaginismo, la dispareunia… todo eso está relacionado con contracciones excesivas en la zona vaginal que impiden o dificultan una penetración. Durante mi desempeño profesional me he llegado a encontrar con una mujer que tenía una aversión hacia el sexo. Le daban asco los fluidos. Pero hazme caso, son porcentajes mínimos. La mayoría de personas con problemas para mantener una relación sexual se pueden tratar. ¿Cómo? Entrenándose.
¿Qué pautas les daría para aumentar la libido sexual?
Primero tienen que aprender que la responsabilidad de su placer es suya, esa es la primera premisa: cada uno es responsable de su capacidad de goce. Y lo que he comentado anteriormente: hay que trabajar el tema de las fantasías, tiene que adquirir la capacidad de excitarse y poder ser conscientes de cómo disfrutar a través de su cuerpo. Porque la única realidad es que somos seres sexuados.
“La desigualdad entre hombres y mujeres debe existir en el sexo”
Elisa Palenzuela insiste en la necesidad de trabajar las relaciones sexuales. Está convencida de que una persona que tiene buen sexo, simplemente es más feliz.
-¿El sexo da la felicidad?
Estoy convencidísima de que sí, pero a la inversa igual. Una persona que es feliz va a tener mejor sexualidad. Quien tenga un equilibrio emocional tiene muchísimas más posibilidades de tener una relaciones sexuales placenteras.
¿Hasta qué punto los trastornos psicológicos pueden afectar al sexo?
Cualquier disfunción psicológica va a afectar. Son dos cosas que no se puedes desligar. Cuando tú trabajas aspectos psicológicos estás también trabajando aspectos sexuales, y al revés. Tener el autoestima alto es clave.
Aunque no tengan un trastorno psicológico, ¿cree que hay mujeres que se han acomodado a vivir sin sexo?
Hay muchas, créeme. Muchas no han tenido experiencias y a día de hoy ya se plantean que no van a poder, se autoconvencen ellas mismas de que ya no necesitan el sexo. La actitud vaga ante el sexo, inevitablemente, existe.
¿Podemos experimentar hombres y mujeres lo mismo?
No. Porque tenemos un comportamiento sexual muy distinto. Las mujeres tenemos una vagina, por lo tanto tenemos una sexualidad receptiva, porque nos penetran, y el hombre tiene que construir una sexualidad proyectiva, porque el pene tiene que introducirse. Si nosotros no construimos una fantasía acorde a esos dos roles, vamos muy mal. Las mujeres tienen que luchar por obtener los mismos derecho que los hombre en el ámbito laboral, en lo social… pero en el sexo no. En el sexo tenemos que mantener cada uno nuestro rol, con sus diferencias.