10.000 rostros sin etiqueta sexual

Lily-Rose Depp entre otros dos activictidas de la campaña #SelfEvidentProjec

Lily-Rose Depp entre otros dos activictidas de la campaña #SelfEvidentProject. / INSTAGRAM

We Are You. Tres palabras que resumen mucho. Dos en castellano: Somos tú. Éste es el eslogan del nuevo movimiento que ya sea en la Red o en Hollywood está dando la cara por todos aquellos a quienes las etiquetas sexuales les quedan grandes y no se sienten ni 100% heterosexuales ni 100% homosexuales. Rostros como los de Johnny Depp, Cara Delevingne, Kristen Stewart, Amber Heard, Miley Cyrus y ahora Lily-Rose Depp, la última en sumarse a un movimiento que con el título de #SelfEvidentProject lucha por que se respete la tendencia sexual de las personas aún cuando ésta sea cambiante.

La iniciativa comenzó hace tres años cuando iO Tillett Wrightempezó a fotografiar rostros “no de hombres o mujeres sino de individuos”, sin interesarle su orientación sexual. “Todos somos iguales, todos somos únicos”, fue el espíritu de su obra y su lema en la vida. Así lo vivió desde niña, cuando un día quiso ser niño. Tenía seis años y fue fácil: se rapó la cabeza y jugó al balón. Más adelante se sintió cómoda con su cuerpo y quiso volver a ser mujer.

Quien por voluntad propia se define como actor (en masculino) y fotógrafa (en femenino) quiere que los demás se sientan igual de cómodos que ella y puedan escapar de los tabúes en lo que se refiere a la sexualidad. Por eso, Tillett Wright defiende lo que llama fluidezsexual.

Su idea es conseguir 10.000 rostros de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales y aquellos que se lo están pensando y llevarlos a Washington, al estilo de una performance, como un recordatorio al Gobierno estadounidense de un colectivo que no quiere ser encasillado. “Incluso si te sientes un 1% gay, quieres que saque tu foto”, recordó la artista que se acerca a su meta con más de 9.960 fotografías.

La última en sumarse a esta lista ha sido la hija de Johnny Deep y Vanessa Paradis, la joven Lily-Rose, quien a sus 16 años ha confirmado que no se siente 100% heterosexual. “Estoy muy orgullosa de que mi niña @lilyrose_depp. haya decidido formar parte de @selfevidentproject porque se siente en algún punto de este vasto espectro”, señaló la fotógrafo y activista. Sus palabras acompañaban la foto de Wright con Lily-Rose a caballito a su espalda. La hija del actor y la cantante no ha hecho ninguna declaración pública que determine su orientación sexual más allá de su participación en esta serie fotográfica con una causa. Lily-Rose es en la actualidad modelo y el nuevo rostro de Chanel. Su padre había posado con anterioridad en apoyo de este proyecto luciendo un parche con el lema de “We Are You” en sus vaqueros, un gesto que ahora es interpretado como el apoyo incondicional de un padre hacia la orientación sexual de su hija.

Todo queda en familia porque Tillett Wright es una buena amiga de Amber Heard, nueva esposa de Depp además de madrastra de Lily-Rose y conocida por su bisexualidad antes de contraer matrimonio con el intérprete.

Una lista de lo más variada

La instantánea de Lily-Rose es la última fotografía en esta colección pero no es la primera que sale del armario a través de esta iniciativa. La también actriz Olivia Thirlby utilizó este foro para hacer pública su bisexualidad lo mismo que el concejal neoyorquino Corey Johnson, que compartió su primera vez en este foro. Wright también ha escogido como objeto de su cámara a personas que no pertenecen al colectivo de homosexuales, lesbianas, transexuales y travestis pero que se identifica con la causa . Como dijo a la prensa, “sería un error dejarlos fuera”.

De Ali a Fatemeh y de Fatemeh a Amir, la lucha de los transexuales iraníes

Una fetua de Jomeiní abrió la puerta al cambio de sexo. A la sociedad le cuesta aceptarlos

De izquierda a derecha, Fatemeh; su esposo, Parham, y Amir, en Teherán

De izquierda a derecha, Fatemeh; su esposo, Parham, y Amir, en Teherán. / Á. E.

A Fatemeh no le gusta la imposición del velo. En eso no se diferencia de buena parte de las mujeres iraníes.  Pero la coquetería que hay detrás del pañuelo rosa palo a juego con el esmalte de sus uñas, le ha costado más que a la mayoría. Fatemeh nació Ali en una familia muy religiosa que rechazaba su empeño en jugar con muñecas y ponerse faldas. Sin embargo, en el conservador Irán, había una salida gracias a una fetua pronunciada por el ayatolá Jomeini en 1983. Clérigos y jueces respaldan el cambio de sexo.

“Mi padre era un inválido de guerra y veía mi feminidad como la mayor desgracia que podía acontecernos. Mi familia paterna llegó a amenazar con matarme”, relata sin dejar que esos recuerdos empañen su sonrisa.

A los 22 años, Fatemeh es la expresión de la felicidad. Hace dos años que terminó las operaciones de reasignación de sexo, trabaja en televisión y teatro, y acaba de casarse con Parham, un joven de 24 que ha realizado el camino inverso que ella, para convertirse en el hombre que es hoy. Su familia terminó aceptando su identidad y la ha ayudado económicamente para conseguirlo.

La situación cambió el día que un amigo de su padre “le explicó que todo el sacrificio que había hecho durante la guerra [con Irak], todas sus oraciones y su piedad, no valdrían para nada si no permitía que su hijo se operara”. El amigo esgrimió un argumento irrefutable: la fetua que a tal efecto había pronunciado el ayatolá Jomeini.

“Todo se lo debemos a Molkara y a Jomeini”, interviene Amir, cuya trayectoria vital ha sido más complicada. Se refiere a Maryam Hatun Molkara, la activista que visitó al ayatolá, le planteó su caso y obtuvo el pronunciamiento que abrió las puertas al cambio de sexo en la puritana República Islámica. Toda una sorpresa para quienes ven este país bajo el estereotipo al que a menudo lo reducen sus propios gobernantes.

Gracias a aquel edicto se puso en marcha un proceso por el que los transexuales son evaluados por un psicólogo y si éste emite un informe positivo, el departamento de Medicina Forense los envía a una comisión médica para que apruebe la intervención, y respalda la inscripción correspondiente ante el juzgado. No hay estadísticas oficiales, pero hace diez años el citado departamento publicó que se realizaban 300 operaciones al año. Hoy, los activistas aseguran que son más.

“El cambio de documentación es muy importante”, subraya Amir quien opina que las nuevas generaciones lo están teniendo más fácil. Sólo unos pies más pequeños de lo habitual revelan que este hombre, que aparenta menos de los 40 años que declara, estuvo antes preso en un cuerpo de mujer. “Desde los 14 años he tenido esta misma barba”, señala. Pero ni siquiera eso sirvió para convencer a su padre que aún hoy sigue rechazando que su Fatemeh se haya transformado en Amir.

“He sufrido mucho. Trabajé en el bazar empujando carretillas para ahorrar para operarme y como lo he ido haciendo poco a poco, el médico que me atendía ha muerto y me quedado a medias”, explica sin esconder su frustración. Le falta conectar el pene artificial a los nervios del clítoris.

En principio, los hospitales públicos realizan la operación de forma gratuita, pero carecen de medios suficientes. Recurrir a la sanidad privada resulta muy caro para la mayoría. La organización de Benevolencia del Ministerio de Bienestar Social ayuda a aquellos con problemas económicos o de rechazo familiar.

Parham, el marido de Fatemeh, confirma que a él le proporcionaron una cuarta parte de los 200 millones de riales (unos 5.500 euros) que le costó la intervención. Pero para entonces ya se había aislado de la sociedad y atravesado una profunda depresión.

“Me sentía raro, mi familia no me tomaba en serio y pensaba que era el único caso del mundo”, confía este hombre de Zanjan, al noroeste de Irán. Hasta que conoció a su mujer a través de Mahtaa, un grupo de apoyo a los transexuales iraníes. “Los jueces también me han ayudado mucho”, añade.

Todos coinciden en que tras la operación y una vez superado el impacto en el entorno cercano, se integran bien en su nueva vida. Las dificultades se viven antes. No encuentran referencias ni respaldo; se ven rechazados por una sociedad que a menudo los considera pervertidos o los confunde con homosexuales (muy estigmatizados, como dejó claro el expresidente Ahmadineyad que incluso negó su existencia). Se quejan de la falta de preparación de los psicólogos e incluso de los maestros, incapaces de detectar estas situaciones desde el jardín de infancia.

“Si hubiera sabido antes lo que me sucedía, hubiera tomado hormonas y no tendría esta voz tan grave, ni tanta altura”, lamenta Fatemeh, ante la anuencia de sus compañeros.

“Tenemos el apoyo de la ley, de los religiosos y de los centros médicos, pero nos falta una cultura de tolerancia; nuestra sociedad no acepta el fenómeno transexual”, explica Mohammad Omrani, uno de los impulsores de Mahtaa.

El alcalde de Venecia: “Nunca habrá un desfile del orgullo gay”

Primer desfile del orgullo gay celebrado en Venencia, el 28 de junio de 2014

Primer desfile del orgullo gay celebrado en Venencia, el 28 de junio de 2014. / BARBARA ZANON (GETTY)

El alcalde de Venecia, el derechista Luigi Brugnaro, ha abierto una polémica más. Después de haber censurado la presencia en bibliotecas municipales de 49 libros infantiles por considerar que empleaban sus personajes para difundir mensajes homosexuales, el regidor declaró ayer que “nunca habrá un desfile del orgullo gay en mi ciudad”.

“Que lo hagan en Milán o frente a sus casas”, añadió. La petición para organizar la fiesta había sido lanzada en las redes sociales precisamente tras la prohibición de los libros que tratan cuestiones de género.

Brugnaro, quien aseguró que no ser homófobo —“imagínese, tengo amigos gais”, sostuvo—, defendió que “la familia con dos mujeres y un niño es innatural”. El alcalde aprovechó la ocasión para arremeter contra el cantante británico Elton John, quien posee una casa en una de las islas de la ciudad y que ya había expresado hace días su indignación por las prohibiciones del regidor. “Es él que polemiza conmigo”, dijo Brugnaro.

Un hombre hospitalizado en Almería tras sufrir una agresión homófoba

gay agredido en almeria

Estaba hablando con mi exnovio, pasó un grupo de chicos y de repente me desperté sangrando en el suelo”. Juan José Saldaña, de 24 años, apenas puede articular palabra. Acaban de intervenirle quirúrgicamente por una agresión homófoba, que sufrió en la madrugada de este lunes, en el recinto ferial de Almería. Aunque quedó inconsciente, este estudiante de Educación Infantil manifiesta que su expareja oyó cómo le gritaban “maricón” antes de golpearle.

Saldaña trabaja como voluntario esta semana en la caseta ferial de la asociación Colega Almería, colectivo que trabaja por la igualdad de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales en la provincia andaluza. El estudiante salió a sacar la basura en torno a las tres de la madrugada de este lunes y se paró a hablar con su exnovio en la parte trasera de la carpa. Mientras charlaban, un grupo de personas se acercó a la pareja. La víctima recibió un golpe muy fuerte y quedó inconsciente en el suelo: “No recuerdo cuántos eran, todo pasó muy rápido”.

El exnovio de Saldaña también recibió un empujón, pero pudo ayudar a su expareja a entrar en la caseta. “Llegó completamente ensangrentado”, relata Francisco Ferrer, tesorero de Colega Almería. Algunos compañeros trasladaron a la víctima, que era incapaz de moverse por sí solo, hasta el puesto sanitario. Finalmente, Saldaña fue llevado en ambulancia al Hospital Torrecárdenas de la capital con una fractura en el brazo y en la mandíbula.

El estudiante de Educación Infantil no ha denunciado aún la agresión a la policía porque acudió directamente a los servicios sanitarios, y hasta este martes no podía ni siquiera gesticular por la lesión en la mandíbula. “Pienso denunciar en cuanto salga del hospital”, ha subrayado Saldaña, después de la intervención quirúrgica. El joven está todavía ingresado: “Me han puesto unos tornillos en el dedo y una placa en la mandíbula”.

Saldaña, al que le cuesta hasta deletrear su apellido porque también ha sufrido daños en una de las piezas dentales, ya recibió en 2011 otra agresión homófoba y curiosamente también dentro del recinto ferial almeriense. “Me estaba besando con mi novio y me dieron un empujón. No fue tan fuerte como esta vez, pero me rompí el labio”, detalla.

Colega Almería ha denunciado los hechos por suponer un atentado contra de los derechos de orientación sexual. “Estamos todos con mucha preocupación, nunca nos había pasado nada igual en los 10 años que llevamos poniendo la caseta en la feria”, manifiesta Francisco Ferrer. Desde la asociación lamentan que aún hoy se den agresiones de este tipo.

Este padre te pregunta cómo te sentirías si tu hijo prefiere una muñeca a un robot

El vídeo de un padre estadounidense celebrando con naturalidad la decisión de su hijo alcanza los 16 millones de reproducciones

Azai, un niño de cuatro años que vive en California junto a sus padres y su hermano pequeño, había celebrado recientemente su cumpleaños. Durante la fiesta recibió dos regalos exactamente iguales. Para devolver y cambiar uno de ellos, su padre le llevó el pasado viernes a una tienda de juguetes. Cuando el niño tuvo que elegir, eligió a Ariel, la sirena de melena pelirroja de Disney. “¿Cómo creéis que un padre se siente cuando su hijo (varón) elige esto?” pregunta su padre mirando a cámara mientras el niño ríe junto a él y grita ¡Síííí!. Y se responde así mismo: “adoro que mis hijos elijan su vida. Así es como somos, simplemente decimos ¡Síííí! Elige esta muñeca, elige como te expresas, elige lo que te gusta, elige tu sexualidad, elige lo que sea.”

Mikki Willis, el director de fotografía estadounidense que protagoniza el vídeo, decidió grabar el momento vivido con su hijo y compartirlo en su perfil de Facebook, donde le siguen unas 40.000 personas, y donde habitualmente comparte de forma pública el día a día de su familia.  El momento, lleva más de 16 millones de reproducciones en la red social, a las que hay que sumar las de su canal en YouTube donde ya supera el millón. El vídeo, a su vez, ha sido colgado en numerosas webs estadounidenses y compartido por figuras conocidas como la presentadora Ellen DeGeneres, que publicó la historia en su Twitter.

La reacción de Willis invita a reflexionar sobre un asunto controvertido, el de los estereotipos de género a la hora de elegir los juguetes de los niños. Él mismoindicaba después, una vez conocido el alcance del vídeo, que puede servir “de recordatorio a lo necesario que es que todos seamos aceptados y respaldados”.Como ya explicábamos en este artículo sobre el uso de los colores azul y rosa, las distinciones de sexo en el ocio de los niños tienen mucho que ver con las convenciones sociales y los comportamientos aprendidos.

Estos especialistas en psicología y pedagogía infantil recomiendan que los juguetes sean “estimulantes y variados” y que a través de ellos ofrezcamos a los niños “las mismas posibilidades de desarrollarse plenamente como seres íntegros e independientes”. También aportan algunos consejos sobre cómo actuar si un niño no elige lo que se le presupone por tradición “no se trata de imponer un juguete o de prohibirlo, lo importante es ofrecerles nuevos patrones y modelos de relación entre géneros, ya que el problema radica en considerar espontáneo o innato algo que es aprendido”.

Las pasadas Navidades, la cadena de jugueterías Toy Planet publicó en España un catálogo no sexista en el que aparecían niños jugando a las cocinitas y niñas con camiones. Ya había ocurrido antes en Suecia, donde Toys’r’us modificó el suyo “para adaptarse al debate sobre género” que se estaba produciendo en el país nórdico. Las críticas por sexismo han afectado también a marcas como Lego, que creo una línea de mujeres científicas después de que se hiciese pública la carta de una niña en la que se quejaba porque las figuras femeninas no tenían trabajos y ‘solo se dedicaban a estar en casa’.

En la historia que ha inspirado este vídeo, cuenta Willis, el conflicto no vino dado porque el niño eligiese una muñeca en lugar de un coche – “sinceramente, no me sorprendió en absoluto. Azai se siente igualmente fascinado por princesas que por robots” – sino por el tipo de muñeca ‘poco realista’ que había llamado su atención “no quiero que mis hijos den por hecho que el cuerpo de una mujer debe ser como el que proyectan las Barbie. Mi trabajo como padre es ofrecerles un ambiente de juego seguro, independientemente del juego que elijan, o incluso aún mejor ¡qué creen sus propios juegos!”

Por qué hombres ‘hetero’ tienen sexo con otros hombres

No les llame gais, llámelos heterosexuales flexibles. Están tan seguros de su identidad que no les importa de vez en cuando experimentar cosas diferentes

mutilak

Sí, ha leído bien: hombres que tienen sexo con otros hombres y no son homosexuales. Resulta más habitual de lo que algunos puedan pensar. La cosa es bien simple: un hombre heterosexual conoce a otro (en un bar, a través de una red social de contactos, da igual cómo) y deciden darse un revolcón. Es más, lo encuentran satisfactorio. Después, cada uno sigue con su vida perfectamente hetero, sin que el encuentro les haga dudar de su orientación. ¿Qué mueve a algunos varones a estas prácticas? Y, ¿por qué es incorrecto catalogarlos como gais?

En nuestros días, la aceptación de la diversidad sexual es mucho mayor que en el pasado. “A medida que hay una mayor tolerancia todos salimos un poquito de nuestros armarios”, sostiene Joan Vílchez, psicólogo clínico, psicoterapeuta y sexólogo. “Hombres que no acaban de sentirse muy satisfechos pueden tener la ocasión de tener relaciones con otras mujeres, con un hombre o probar ciertas prácticas que en otros tiempos estaban más censuradas”. Para Juan Macías, psicólogo especializado en terapias sexuales y de pareja, “conceptos como heteroflexible o heterocurioso están permitiendo a los hombres explorar su sexualidad sin necesidad de cuestionar su identidad como heterosexuales”. Por otro lado, Internet facilita el contacto, que puede ser virtual o físico.

A los especialistas les parece lo más natural del mundo, parten de la premisa de que una cosa es la orientación sexual de un individuo y otra las prácticas que este lleve a cabo. “La orientación sexual”, explica Macías, “está construida socialmente, son categorías rígidas y excluyentes, con implicaciones que afectan a la identidad individual y social”. Forzosamente, uno debe encajar en alguna de estas tres clasificaciones: heterosexual, homosexual o bisexual. En cambio, “la práctica sexual es más flexible y más libre, es un concepto descriptivo. Se abre un espacio tremendamente sano en el que la exploración del deseo se libera de la identificación con una orientación sexual”,explica Macías.

Es tan natural que viene de lejos. Que un hombre emparejado con una mujer tuviera un amante no era inusual en la antigua Roma. Por no hablar de las que se montaban en las bacanales. Y jóvenes de todas las épocas han recurrido a pasatiempos de difusa carga sexual. “En la adolescencia es bastante común que haya juegos de cierta genitalización: a ver quién mea más lejos, a ver quién la tiene más grande, hay tocamientos…”, indica Joan Vílchez. “No dejan de ser incursiones homosexuales, pero todavía predomina el modelo heterosexual y se realizan desde la transgresión propia de la juventud”, señala el psicólogo.

Un nuevo modelo: SMSM

En 2006, un estudio sobre la discordancia entre comportamiento sexual e identidad sexual realizado por investigadores de laUniversidad de Nueva York (EE UU), halló que 131 hombres de los 2.898 analizados admitían tener relaciones con hombres pese a definirse como heterosexuales. En opinión de los expertos, representaban a un 3,5% de la población. Desde hace años, los médicos emplean las siglas HSH para referirse al conjunto de hombres (heteros o gais) que tienen sexo con hombres. Pero, recientemente, ha aflorado otro acrónimo más preciso para definir a este grupo: SMSM (straight men who have sex with other men, hombres hetero que tienen sexo con otros hombres). Portales web como Straightguise.com están consagrados a abordar el tema.

El pasado julio se publicó en EE UU el libro Not gay: sex between white straight men (No gay: sexo entre hombres blancos heterosexuales), en el que la profesora Jane Ward, de la Universidad de California, se hacía este planteamiento: una chica hetero puede besar a otra chica, puede gustarle hacerlo y aun así se la sigue considerando hetero; incluso su novio puede animarla. Pero, ¿pueden los chicos experimentar esa fluidez sexual? ¿O besar a otro chico significa que son gais? La autora cree que estamos ante un nuevo modelo de heterosexualidad que no se define como lo opuesto o la ausencia de homosexualidad. “La educación de los hombres ha sido bastante homofóbica. Se les ha hecho creer que es antinatural tener esos impulsos hacia otros hombres”, explica Joan Vílchez.

Probando, probando

Las motivaciones, como es lógico, son múltiples. El perfil más extendido es el del explorador sexual: aquel a quien le gusta probar cosas nuevas. “Experimentar una relación homo le resulta novedoso, y aunque le gustase no podríamos decir que es homosexual, sino que le gusta esa práctica”, dice el doctor Pedro Villegas, médico de familia y sexólogo. El psicólogo Joan Vílchez comparte esa idea. “Está muy de moda la bisexualidad, y en realidad todos somos bisexuales: si cierras los ojos te costaría identificar quién te está acariciando, si es un hombre o una mujer. No hay un hombre que sea cien por cien homosexual ni cien por cien heterosexual”, sentencia.

Otra de las causas es cierto desencanto con las mujeres, frecuente después de algunas rupturas matrimoniales. Joan Vílchez lo explica: “Cuando una pareja heterosexual está en crisis es habitual que algunos hombres sientan que no se entienden con las mujeres, que son incapaces de llevarse bien con ellas y es como que miran para otro lado. Se produce una especie de regresión, se vuelve a un estadio anterior en el que con los hombres se sentían bien juntos, como en la adolescencia. En muchos casos es una necesidad afectiva que sexual real”.

De hecho, para este especialista, a veces estas relaciones eróticas esconden una necesidad de afecto que el hombre no está acostumbrado a expresar: “En los hombres hay mucha tendencia a genitalizar. Entre la cabeza y los genitales tenemos el corazón, que representa los sentimientos, y las tripas, que simbolizan los comportamientos más viscerales y las emociones más intensas, y es como si los hombres hubiéramos aprendido a hacer un baipás:pasamos de la cabeza directamente a los genitales sin acabar de vivir las emociones. A las mujeres, por tanta represión de su sexualidad y miedo al embarazo, les ocurre lo contrario: les cuesta mucho genitalizar. Para un hombre a veces es más fácil hacer eso que descargar emociones más sutiles o decirle a otro hombre: ‘Es que me siento inseguro, tengo miedo, me siento débil, no sé lo que quiero”.

El impulso narcisista

Entre los hombres heteros que se acuestan con hombres también hay muchos narcisistas. “Es aquel a quien le gusta que se fijen en él. Se da mucho en los gimnasios: le agrada despertar admiración y no le importa que provenga de hombres o mujeres”, apunta Eugenio López, psicólogo y sexólogo. Otros simplemente tienen ganas de ligar y acuden a garitos gais de sexo duro porque piensan que allí les resultará más fácil.

Hay hombres heterosexuales que se enrollan con hombres porque les gusta; otros, porque no les queda más remedio: pensemos en aquellos privados del contacto con mujeres durante largas temporadas (¿eran gais los protagonistas de Brokeback Mountain?) “El ser humano se rige por sus pensamientos”, razona Eugenio López. “Y si cree que está perdiendo su sexualidad por la falta de una mujer, puede reafirmarla con otro hombre. Suelen empezar con un simple roce”.

Si no hay conflicto, no hay problema

Algunos de estos nuevos heterosexuales han podido sentir este tipo de impulsos en el pasado y no se han atrevido a dar el paso. “Luego llegan circunstancias de la vida que se lo ponen ahí en bandeja y deciden vivirlo, pero eso les genera un conflicto porque por una parte les proporciona placer pero por otra amenaza un poco su estatus y su imagen: ‘¿Soy o no soy?’, se preguntan”, comenta Joan Vílchez. También pueden sentirse confundidos aquellos que llegan al SMSM por la carencia de una figura paterna positiva en su infancia: “A veces, para reforzar su masculinidad, se integran en actividades ‘de hombres’ (fútbol, gimnasio) o tienen contactos sexuales con otros hombres, aunque lo que buscan es sobre todo comprensión y cariño”, agrega Vílchez. Los psicólogos están de acuerdo en que su intervención sobra, siempre que estas experiencias no provoquen un conflicto en el sujeto. “Si a él no le está fastidiando, ahí no hay nada que tratar”, concluye Pedro Villegas.

La televisión normaliza la transexualidad

  • ‘Orange Is the New Black’, ‘Transparent’ o ‘I Am Cait’ ayudan a dar visibilidad al colectivo
Laverne Cox, en una imagen de la tercera temporada de 'Orange Is the New Black'.

Laverne Cox, en una imagen de la tercera temporada de ‘Orange Is the New Black’.

De la misma forma en que la figura de un presidente de EE UU negro en la Casa Blanca se hizo popular en numerosas series de televisión antes de la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca, el cine y la televisión también han tomado la delantera a la sociedad estadounidense a la hora de cambiar el sexo de su programación. La transexualidad tiene una visibilidad sin precedentes en las producciones televisivas, algo que se hizo notar incluso antes de queCaitlyn Jenner hiciera público su nuevo cuerpo como mujer.

“Llegué sin expectativas, confiando en contar con otro trabajo. Y, de repente, es un fenómeno cultural”, asegura Laverne Cox a EL PAÍS, recordando ese punto de partida hace algo más de dos años en el que para esta actriz transexual comenzó a rodar el balón. La intérprete de Orange Is the New Black se ha convertido en el rostro de los transexuales. Lo mismo que ocurre con Jenner, conocido durante años como el atleta olímpico Bruce Jenner y patriarca del clan Kardashian antes de completar este año su cambio de sexo. Oincluso con Jeffrey Tambor, actor ganador del Globo de Oro por dar vida a un transexual en la serie Transparent. El de su personaje fue un look popular entre los aficionados en la Comic-Con de San Diego el pasado julio, donde muchos optaron por ponerse las ropas de Maura, su personaje.

¿Moda pasajera o reflejo de una realidad social? Todos los mencionados prefieren ver este auge público de transexuales en la pequeña pantalla como una evolución cultural en la que esperan que no haya vuelta atrás y que ofrezca nuevos modelos con los que identificarse a aquellos entre el público que luchan por encontrar su identidad sexual.

“Estamos enamorados de Caitlyn”, afirmó Tambor ante la Asociación de Críticos de Televisión al presentar la segunda temporada deTransparent, programa que defiende este año un total de 11 candidaturas a los premios Emmy, incluida la de este actor. “Nuestra cultura ya comprende al menos las bases de la transexualidad”, añadió Jill Soloway, creadora de la serie, para la que se inspiró en sus propias vivencias, cuando su padre anunció que era transexual.

Viendo las cifras de audiencia con las que debutó en julio el programa de telerrealidad I Am Cait, centrado en la transformación de Bruce en Caitlyn Jenner, la televisión ha sacado algo más que un mero aprobado en su transformación sexual. La serie arrancó con más de 2,7 millones de telespectadores, cifra a la que hay que sumar el éxito no sólo de crítica, sino de público, de Orange Is the New Black o de Transparent. La tendencia se extiende al cine: el papel del transexual de Dallas Buyers Club llevó a Jared Leto al Oscar hace un año, y esta edición podría situar de nuevo entre los candidatos a Eddie Redmayne por su trabajo como mujer en The Danish Girl.

Claro que aquellos que sólo ven en la transexualidad televisiva una moda prefieren fijarse en el desplome de audiencia que vivió I Am Cait tan sólo una semana más tarde, cuando bajó a 1,29 millones de telespectadores.

O las frustraciones de las que se hizo eco la propia Soloway cuando recordó ante la crítica estadounidense que los transexuales deben contar sus propias historias. “El problema es que hay muy pocos transexuales en la industria”, recordó alguien que, queriéndoles dar una voz, ha contratado a un guionista transexual para que trabaje enTransparent en esta segunda temporada.

Pasos dentro de un mundo tradicional

Pese a la popularidad que ha conseguido gracias a Orange Is the New Black, Laverne Cox todavía tiene que pelear por lograr alguno de los pocos papeles de transexuales en Hollywood.

Tanto Cox como Trace Lysette, transexual que trabaja en Transparent, han participado en capítulos piloto. Ninguno de ellos ha pasado a serie, pero el hecho de haber intervenido ha resultado gratificante. “De natural, este negocio es muy tradicional y no se arriesga”, recuerda Cox antes de elogiar a medios como Netflix, plataforma que ve como gran factor en esta apertura al hacer una televisión más arriesgada.

Prostitución y ciudadanía

La legalización y regulación de la prestación de servicios sexuales puede ser deseable, toda vez que las mujeres están mucho peor en la clandestinidad y en la alegalidad. El Estado velaría para evitar situaciones de abusos y coacciones

mercado laboral

Si existe un debate difícil, ese es el debate sobre prostitución, en parte por la complejidad del tema, en parte por la marginación y el estigma de las personas que podrían estar más interesadas en el desarrollo del mismo, o también por el desinterés en la existencia de un debate serio de quienes obtienen ingentes beneficios de esta actividad, o, más importante todavía, por la existencia de un poderoso sector de la ciudadanía que podríamos calificar de impecable e implacable. Lo cierto es que en nuestro país todo lo anterior da como resultado una situación de alegalidad e indefensión de un número importante de mujeres. Hay hombres y transexuales también en esta actividad, pero hablar en femenino refleja mucho mejor la realidad. Por supuesto, los indispensables clientes adoptan el papel de ciudadanos irresponsables.

El primer escollo importante en este debate, para muchos insalvable, es el de definir de qué hablamos cuando hablamos de prostitución o, mejor, de qué no hablamos. No hablamos aquí de trata de personas con fines de explotación sexual, ni de esclavitud, ni de ejercicio forzado, ni de tráfico, o de inmigración. Vamos a hablar de prostitución definida como “prestación voluntaria y negociada de servicios sexuales remunerados” (Maqueda). Adoptar una definición como la anterior supone una clara toma de posición.

La posibilidad de un ejercicio voluntario de esta actividad no es admitida pacíficamente. Es cierto que vivimos en una sociedad patriarcal y sexista en la cual las mujeres han ocupado tradicionalmente y todavía ocupan en buena medida posiciones de subordinación con respecto a los varones. Y por tanto no estamos en una sociedad igualitaria. En este contexto, puede ser que cierto tipo de elecciones y de preferencias, en ocasiones, tengan que ver en alguna medida con preferencias adaptativas, es decir, con ese tipo de preferencias que por decirlo de algún modo más coloquial “hacen de la necesidad virtud”. Las personas acaban prefiriendo algo que en un contexto diferente no sería una opción deseable. En este caso, consentir en el ejercicio de una actividad como la prostitución reflejaría los deseos deformados por las condiciones del sexismo cultural y unas determinadas condiciones socioeconómicas. Si llevamos esta posibilidad al extremo, no cabría una presunciónprima facie de que se ha consentido libremente en ninguna relación sexual que podamos identificar con actividades de prostitución.

No se trata meramente de despenalizar, sino de regular con una finalidad de proteger

Sin embargo, hemos de ser conscientes de que si admitimos lo anterior, y puesto que la desigualdad patriarcal permea por completo todas nuestras sociedades y todas nuestras actividades, la conclusión lógica sería que el consentimiento, cualquier consentimiento otorgado por las mujeres, al seguir inmersas en sociedades patriarcales y en situaciones de desigualdad, carecería de valor, pues nunca sería un consentimiento genuino. Si damos este paso, las consecuencias serían devastadoras y completamente indeseables, fundamentalmente para las mujeres, pero también para el resto de la sociedad. Dejaría a las mujeres inermes e incapacitadas para actuar como personas y como ciudadanas.

La prostitución es una actividad mercantil y aunque podríamos calificar a ciertos mercados como mercados nocivos, sin embargo, de tal calificación no se seguiría siempre que un mercado de ese tipo haya de prohibirse, pues en ocasiones esa prohibición intensificaría los problemas que nos han llevado a condenar ese mercado en un primer análisis. En la evaluación de los mercados no hay que olvidar nunca los efectos sobre ricos y pobres, sobre hombres y mujeres, y sobre los más y menos poderosos. Las preguntas pertinentes a la hora de realizar evaluaciones van desde cuestionar en qué medida contribuyen a una mayor igualdad, qué tipo de regulaciones y de límites son deseables y cuál es su relación con una idea de igual ciudadanía. En los análisis acerca de la prostitución, sin dejar de atribuir a esta actividad, tal y como se realiza actualmente, una influencia negativa en la persistencia de la imagen de subordinación de las mujeres y por tanto favorecedora de la desigualdad, aun así, su legalización y su regulación pueden ser deseables, pues las mujeres se encuentran en una posición mucho peor en la clandestinidad y en la alegalidad. Y el poder que pueden lograr las mujeres a partir de una regulación que las tome en consideración y castigue severamente los abusos y las coacciones, contribuiría a que alcancen una situación más simétrica en ese mercado y más igual en la sociedad.

Una prostituta no se vende ella misma, ni renuncia a su dignidad, si tal cosa pudiera hacerse

La consideración de la prostitución como un trabajo podría ser una manera de formalizar una actividad ejercida por unas mujeres, que posiblemente no sean las que pueden optar por un abanico de elecciones más amplio, y que al dedicarse a esa actividad van a quedarse desprotegidas y privadas de derechos y por tanto completamente vulnerables. La laboralización de esa actividad es lo que permitiría clarificar de una vez por todas que una prostituta no se vende ella misma, ni renuncia a su dignidad, si tal cosa pudiera hacerse, simplemente vende un servicio. Sin olvidar que el reconocimiento de su actividad como trabajo permitiría a estas mujeres acceder a la ciudadanía con plenitud de derechos, en igualdad de condiciones que los demás trabajadores, acceso que de otro modo se les niega con las implicaciones de marginación y discriminación que conlleva tal negativa. No se trata meramente de despenalizar, sino de regular con una finalidad de proteger, y esto implicaría un tipo de legislación especialmente cuidadoso con la especificidad de la actividad que se aborda. Regular esta actividad tiene que suponer, además, el firme compromiso por parte del Estado de no permitir ninguna situación de coacción y de vigilar y castigar con rigor cualquier violación en este sentido.

Para terminar, nos encontramos actualmente en una situación de regulación de la prostitución por defecto. No hay apenas regulaciones, excepto tímidos intentos municipales, pues las Administraciones no están dispuestas a asumir el coste que supone una regulación frente a la ciudadanía impecable e implacable. Así, el resultado es que ciertos grupos de presión fuertemente organizados van imponiendo sus intereses y logrando una completa impunidad e ingentes ganancias, y en la confusión, a veces interesada, en torno al tema de la prostitución, las mujeres que ejercen esta actividad siguen sometidas a los poderes mafiosos y completamente desprotegidas. Ante la incomodidad del tema, y lo bronco que puede llegar a ser este debate, tenemos que pensar con Rafael del Águila, que “hemos de resistir la tentación de convertirnos en satisfechos ciudadanos (y ciudadanas) implacables o impecables, para arrostrar la más modesta tarea de ser ciudadanos reflexivos a secas. Y no hay ley, regla o derecho que nos exima de esa responsabilidad y de los riesgos que comporta”.

Elena Beltrán es profesora titular de Filosofía del Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid.

Suscriben el presente texto Alfonso Ruiz Miguel, Antonio Arroyo Gil, Antonio Rovira, Blanca Mendoza, Blanca Rodríguez Chávez, Borja Suarez, Elena García Guitián, Enrique Peñaranda, Esther Gómez Calle, Fernando Martínez, Fernando Molina, Gregorio Tudela, Ignacio Tirado, José Luis López, José Ramón Montero, Juan Antonio Lascuraín, Juan Carlos Bayón, Julián Sauquillo, Laura Beck, Luis Rodriguez Abascal, Manuel Cancio, Manuel Sánchez Reinón, María Moreno, Mario Maraver, Marisa Aparicio, Marta Lorente, Mercedes Pérez Manzano, Pablo de Lora, Pilar Benavente, Pilar Pérez Álvarez, Soledad Torrecuadrada, Susanne Gratius y Yolanda Valdeolivas, profesores de la Facultad de Derecho de la UAM y miembros del Colectivo DeLiberación.

Munilla critica a todos los partidos por “deconstruir matrimonio y familia”

Critica que la nueva “ideología de género”, de lo “políticamente correcto” es una metástasis del marxismo

El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla

El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla / JAVIER ETXEZARRETA (EFE)

 El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ha lamentado este sábado que la sociedad española está avanzando de forma peligrosa hacia un “falso humanismo” que bajo la apariencia de lo pacífico y “adornado de ciertos valores éticos” pretende imponer otros radicalmente contrarios “a la ley natural y a la ley divina” cuya principal consecuencia va a ser la “deconstrucción del matrimonio y de la familia”.

Si el pasado año cuestionó el papel del PP al frente del Gobierno por no mostrar en la reforma del aborto la misma firmeza que demostró para sacar adelante la reforma laboral, este año ha augurado durante la homilía de la misa en honor de la Virgen celebrada en la basílica de Santa María del Coro de San Sebastián, que, de mantener los gobernantes esa pasividad, es “previsible” incluso que en el futuro los católicos tengan que “pagar un precio alto por mantener una conciencia crítica frente a ese pensamiento único”. Aunque no es la primera vez que el prelado advierte de que los cristianos podrían volver a ser perseguidos por sus ideas, sí es nuevo que critique a todos los partidos políticos al asegurar que los supuestos contendientes “no presentan diferencias sustanciales en lo que al pensamiento antropológico y moral se refiere”.

Un tanto apocalíptico ha relatado que hoy en día, un secularizado de derechas piensa sustancialmente lo mismo que un secularizado de izquierdas. “Y es importante que tengamos la clarividencia necesaria para percatarnos de que lo que llamamos políticamente correcto, finalmente, convertido en ley, se identifica con la ‘ideología de género’, la cual tiene en su agenda la deconstrucción del matrimonio y de la familia por tratarse del único bastión que se le había resistido al ‘señor del mundo’ de cara a poder controlar a su antojo la misma humanidad”.

El prelado ha recomendado encarecidamente a los asistentes la novela “Señor del Mundo”, de Robert Hugh Benson, de la que ha extraído algunas de las predicciones, que el Papa Francisco ha citado también en varias ocasiones, porque entiende que, pese a estar escrita en 1907, “uno tiene la sensación de estar contemplando en ella la radiografía de nuestros días”. Según ha dicho, se trata de “una profecía de la llegada de un falso humanismo mundial, de apariencia pacífica que en nombre de lo “políticamente correcto se empeña en reducir el cristianismo a su dimensión privada, expulsándolo de la vida pública.

En su relato define ese proceso como una extensión del cáncer del marxismo. Así ha descrito que tras la caída del Muro de Berlín se llegó a pensar que se había iniciado un nuevo orden mundial sin necesidad de ideologías políticas, pero en pocos años la cultura fue asumiendo una nueva ideología, la de “género”, que “está ocupando el rol de alma de Occidente, anteriormente disputado por el marxismo y el humanismo cristiano”. “La ideología de género no es sino una metástasis del marxismo, asumida ahora por la cultura secularizada, mayoritaria en Occidente”, y que ha sido diseñada para confrontarse con la familia y con la misma concepción natural del hombre.

Munilla, que defiende en su libro educativo Sexo con alma y cuerpo, que la masturbación es una especie de violencia sobre el cuerpo porque le arranca placer sin amor, y advierte de que la pornografía no solo daña a quienes se ofrecen para ser fotografiados, sino también a quienes la contemplan, finaliza su homilía asegurando que “el hombre no es feliz cuando recorre los caminos de su propio orgullo, sino cuando acepta su verdad y su condición de hijo de Dios”.

Ciencia contra ideología en la lucha contra el sida

Un usuario se inyecta droga en uno de los puestos de consumo

Un usuario se inyecta droga en uno de los puestos de consumo. / BCCFE

La evidencia científica no entiende de ideologías. Nos puede parecer mal la ley de la gravedad y votar todos en su contra, que seguiremos cayendo si saltamos desde una ventana. Con los abordajes de la salud de los consumidores de droga sucede algo parecido. Facilitar a los drogadictos lugares seguros para pincharse puede generar controversia o dudas morales. Sin embargo, decenas de estudios han demostrado que donde se implantan se reduce la infección de hepatitis y VIH —entre otras—, baja la mortalidad y, por lo general, aumenta la seguridad ciudadana y el porcentaje de quienes comienzan programas de desintoxicación.

En Vancouver (Canadá) un pequeño local sirve de modelo mundial para mostrar la evidencia de que este es el abordaje más eficaz. “Es el único lugar de Norteamérica en el que entras con drogas y no eres un criminal”, asegura Liz Evans, una de las impulsoras de Insite, un centro de supervisión de inyecciones que se creó en 2003 en Down Town East Side (DTES), un barrio devastado por la droga y el sida en los noventa.Alrededor de 40 papers publicados en algunas de las más prestigiosas revistas de salud del mundo muestran su éxito: la criminalidad ha bajado, el contagio entre quienes se inyectan ha descendido un 90%, las víctimas mortales de la sobredosis han caído un 35% y su presencia ha supuesto un aumento del 35% de la participación en los programas de desintoxicación.

No es el único similar; en el mundo existen alrededor de 90 narcosalas. El ejemplo, sin embargo, no parece cundir. Aunque la epidemia mundial de VIH está siendo controlada —las infecciones caen y cada vez se producen menos muertes en el mundo por su causa—, existen regiones que se resisten a este descenso. La que comprende el Este de Europa y Asia Central sufrió un aumento del 40% entre 2001 y 2014, en buena medida por el contagio de entre drogodependientes. “Es una zona en la que los estupefacientes están muy perseguidos y las políticas para el consumo seguro son inexistentes, cuando no penadas. El resultado es que el 70% de los casos de VIH y casi la mitad de los nuevos contagios tienen su origen en el uso de jeringuillas”, explica Michel Kazatchkine, enviado especial de la ONU para el VIH-sida en la región. También se ha producido un dramático ascenso del contagio del virus del sida en una franja rural del medio oeste estadounidense, donde el consumo de opiáceos sin prescripción facultativa está creciendo y las leyes persiguen incluso los programas que facilitan jeringuillas nuevas a los consumidores. En Indiana, por ejemplo, llevar una sin prescripción médica puede suponer penas de cárcel.

“Es un claro ejemplo de cómo la ideología antepone a la evidencia científica. Estos métodos restrictivos no solo han demostrado no funcionar, sino que son a la larga mucho más caros porque tienen una gran repercusión en el sistema de salud”, asegura Chris Beyrer, presidente de la Sociedad Internacional de Sida(IAS, por sus siglas en inglés), que celebró precisamente enVancouver su congreso el pasado julio. De hecho, la idea de Insite surgió de Julio Montaner, su antecesor en el cargo. El actual director del Centro para la excelencia en VIH-sida de la Columbia Británica(BCCfE, por sus siglas en inglés) y uno de los más prestigiosos investigadores sobre la enfermedad en el mundo no era precisamente favorable a este abordaje. “A mí en principio no me gustaba la idea de habilitar un espacio para que los drogadictos fueran a inyectarse, pero todo lo demás había fallado, las muertes en el barrio estaban a la orden del día y teníamos que probar algo nuevo. Esto resultó”, explica.

Aún hoy, la presencia de la droga se mantiene. Los promotores de Insite calculan que de los 16.000 vecinos, 6.000 son adictos. Es algo que se palpa en cuanto uno llega al DTES, justo al lado del centro de la que es considerada una de las mejores ciudades para vivir del mundo. Las caras demacradas, el mercadeo callejero, los carritos de la compra llenos de posesiones vitales y los asentamientos improvisados para dormir dan a simple vista una idea del problema que aqueja al barrio. Al menos, hoy no se encuentran cadáveres en la calle, algo que era prácticamente normal en los noventa, según relata Scott Thomsom, policía de la zona desde 1987: “He visto tantos que no puedo contarlos”.

Por aquella época, Kevin ya estaba inyectándose heroína. Empezó en 1979, cuando tenía 17 años. Lo lleva grabado en el rostro. Comenzó a usar Insite desde que lo abrieron. “Antes de esto yo compartía jeringuilla con siete u ocho personas. Es un milagro que no tenga VIH, aunque sí contraje hepatitis. Cuando te drogas en la calle haces cosas que sorprenderían a cualquiera, usas el agua de charcos o incluso del váter”, cuenta. El centro se basa en en cosas sencillas: tratar a los drogadictos como a personas humanas, ofrecerles limpieza, seguridad, calor, jeringuillas nuevas y un pequeño espacio donde pincharse. Y no juzgarles. “Si esto funcionase, lo haríamos, pero resulta que no es así”, afirma Darwin Fisher, director de Insite.

El mecanismo del centro es, como las premisas en las que se basa, sencillo. Abre sus puertas a las 10.00 de la mañana cada día. Los usuarios pasan, dan un nombre (que pueden ser ficticio), se lavan las manos y se sientan durante el tiempo que necesiten en uno de los trece puestos habilitados para inyectarse droga mientras suena música. Cada día pasan por él 400 personas. Nadie les hace preguntas si no quieren, nadie les asesora si no lo piden. Junto a los puestos de consumo está todo el material que necesitan y enfermeros que les pueden ayudar en caso de que lo soliciten. Muchos lo hacen, y la higiene y seguridad con la que se drogan a aumentado; hasta 2013 se habían practicado más de 3.400 intervenciones clínicas entre las más de 9.200 personas que habían pasado por allí. “Las charlas con el personal, sin embargo no suelen ser sanitarias, sino humanas, eso les hace sentirse cómodos”, explica Fisher.

Cuando terminan en su puesto pueden pasar a una zona de recreo donde conversar con otros usuarios o con los voluntarios exdrogadictos que trabajan en el centro. Nadie les presiona para ello, pero en el caso de que lo soliciten, existe un programa de desintoxicación a su disposición. “Lo bueno es que no tienen que llamar ni que rellenar papel alguno, simplemente lo piden y se lo facilitamos”, cuenta Fisher. Aproximadamente un tercio recurre a esta ayuda. El problema es que hay más demanda que oferta. En la planta de arriba, lo que llaman Onsite, tienen habilitado un centro con 12 camas, aunque la rotación es frecuente, así que no suelen tardar mucho en acceder al programa. Más de la mitad lo completa con éxito.

Tras ese proceso, pueden acceder a otro, que también está en una planta diferente. En la tercera duerme Kevin. Es un lugar de estancia temporal con habitaciones y baños individuales que son asignados tras la recuperación. Es el paso hacia una vida normal. Kevin lleva cuatro meses ahí y está buscando un alojamiento definitivo fuera del centro y, a ser posible, un trabajo. “Los he tenido en la hostelería y la limpieza, pero los perdía en cuanto me colocaba, entonces pasaba a ser un delincuente y a hacer lo que fuera para conseguir dinero: desde robar a vender drogas”, relata.

Ejemplos de recuperación como el suyo no sirven para que el Gobierno Federal de Canadá apoye al centro o cree nuevos en el resto del país. Es más, ha intentado cerrarlo en varias ocasiones, algo que fue denegado por la Corte Suprema, que mantuvo la excepción legal bajo la que se ampara Insite, que sí cuenta con el aliento y la financiación del Gobierno Provincial de la Columbia Británica, donde está Vancouver. “Para la administración federal representamos todo lo malo, como si apoyásemos la drogadicción. Creen que iniciativas como esta la alientan, cuando no solo no es así, sino que es la mejor forma de abordar el problema, según se ha demostrado”, explica el doctor Montaner.

No solo ocurre en Canadá. Kazatchkine, que también es miembro de la Comisión Global de Políticas de Drogas, explica que los Gobiernos a menudo no se guían por la evidencia científica: “No solo pasa en Ucrania o Rusia, tampoco existen centros seguros de consumo en Inglaterra, Francia o Portugal. Se ha demostrado que la represión es contraproducente, pero los gobiernos parecen no querer verlo”. Quizás, algún día, también legislen en contra de la ley de la gravedad, pero no por ello dejarán de caer.