Las dificultades de ser mormón y transgénero: “No estoy loco. Es lo que soy”

  • Emmett Claren podría ser excomulgado por su activismo trans, pero cree que dejar su iglesia tendría consecuencias peores:  “¿Cómo voy a ayudar a la gente y cambiar las cosas si me voy?”
  • “El género forma parte de la identidad eterna que nos ha dado Dios. Por eso, la Iglesia no bautiza a quienes planean someterse a operaciones transexuales”, defiende un portavoz de la institución mormona
  • “En lugar de tener miedo a lo que no conocemos, me gustaría que aceptáramos a todo el mundo y amáramos incondicionalmente”, pide Brigit Pack, que ha creado un grupo de Facebook de apoyo a los mormones trans
Emmett Claren, hombre transgénero y mormón, de pequeño pedía a Dios todos los días 'Conviérteme en un chico ahora mismo'

Emmett Claren, hombre transgénero y mormón, de pequeño pedía a Dios todos los días: “Conviérteme en un chico ahora mismo” INSTAGRAM

A los 13 años, Emmett Claren solía tumbarse en medio de un campo de fútbol que había detrás de su casa, mirar al cielo y suplicar a Dios que le golpeara con un rayo y cambiara su cuerpo. “Le decía: ‘Tengo mucha fe. Creo en ti. Sé que puedes hacer cualquier cosa'”, recuerda Claren, que ahora tiene 22 años.

Este habitante de Utah y miembro de la Iglesia mormona es un hombre transgénero. Eso significa que al nacer se le asignó el sexo femenino, pero que desde muy pequeño supo que se identificaba como chico, aunque no aprendió el término “transgénero” hasta muchos años después. “Conviérteme en un chico ahora mismo”, dice Claren que le pedía a Dios todos los días. Pero sus oraciones nunca tuvieron respuesta.

Tras batallar con su fe y su identidad durante años y sufrir épocas de grave angustia mental, salió del armario como transgénero a los 21 años, y ahora presiona para que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (SUD) acepte a miembros trans. Claren pertenece a un movimiento cada vez mayor de mormones trans de Utah que luchan públicamente por la aceptación en una iglesia conservadora que lleva mucho tiempo marginando a las personas LGTB.

El activismo de Claren, en YouTube y en entrevistas en medios de comunicación de Utah, es arriesgado. Podría enfrentarse a medidas disciplinarias e incluso a la excomunión de una iglesia que siempre ha sido una parte fundamental de su comunidad, su fe y su identidad. Pero Claren también sabe de primera mano que, si los mormones trans no alzan su voz y si la iglesia no cambia de opinión sobre sus miembros LGTB, las consecuencias seguirán siendo nefastas y, en algunos casos, mortales.

La iglesia SUD –cuya sede principal está en Salt Lake City, a unos 60 km al norte de donde vive Claren, en Orem– provocó un rechazo significativo en noviembre de 2015. Desveló una nueva política anti-gays que establecía que los hijos de parejas del mismo sexo no pueden entrar en la iglesia hasta que cumplan los 18 años y no serán bautizados salvo que se vayan de casa de sus padres y repudien las relaciones homosexuales. Estas normas generaron preocupación sobre un posible aumento de la depresión y los suicidios entre los mormones LGTB y llevó a muchos a abandonar esa iglesia.

Ese es un motivo por el que el caso de Claren es único: se niega a irse. Al contrario, espera que su historia anime a otros miembros transgénero a salir del armario y quedarse en la iglesia, o a plantearse volver si ya han renunciado por miedo a la discriminación y a la excomunión. Mientras que la institución lleva tiempo oponiéndose al matrimonio entre personas del mismo sexo, no tiene una postura clara sobre las personas trans.

Personas trans excomulgadas

Presionados por este tema, los líderes mormones manifestaron hace poco que la iglesia no está familiarizada con asuntos trans y que tiene que aprender más sobre el tema. Algunos activistas LGTB han interpretado esas declaraciones con optimismo y esperan que la iglesia pueda plantearse aceptar a miembros trans.

Al ser preguntado por la política de la iglesia SUD sobre este tema, su portavoz Eric Hawkins responde por email que los obispos “reconocen que estas situaciones son difíciles y sensibles”, pero añade: “Creemos que el género forma parte de la identidad y el destino eternos que nos ha dado Dios. Por eso, la la Iglesia no bautiza a quienes planean someterse a operaciones transexuales, y quienes optan por ese proceso pueden ver en peligro su pertenencia a la institución”.

Bajo esas ambiguas directrices, algunos miembros transgénero de la iglesia, como Claren, han podido seguir activos bajo el amparo de obispos tolerantes. Pero, según Brigit Pack, que cofundó un grupo de Facebook de apoyo a los mormones trans y a sus familias, ha habido otras personas que han afrontado medidas disciplinarias, que en algunos casos implicaban tener que comprometerse a no presentarse según su identidad de género. Cuenta que otros miembros trans han sido excomulgados, es decir, formalmente expulsados.

“En la mayoría de los casos quieren de verdad seguir activos en la iglesia”, afirma Pack, una mujer de 37 años de Syracuse (Utah) cuya pareja salió del armario hace poco como transgénero. “En lugar de tener miedo a lo que no conocemos, me gustaría que aceptáramos a todo el mundo y amáramos incondicionalmente”.

No hay datos fiables sobre mormones transgénero. Pack dice que su grupo de Facebook tiene ya 87 miembros que se identifican como trans, y es probable que haya muchos más que aún no han descubierto el grupo o que se han dado a conocer.

Claren afirma que siempre supo que no era una chica, pero que pasó muchos años en su infancia intentando amoldarse a las normas de género y a las expectativas de su iglesia y de sus padres. A los catorce años intentó suicidarse por primera vez. No fue hasta los 17 cuando oyó a un amigo hablar de las personas transgénero, e inmediatamente supo que encajaba en esa identidad. “Fue algo como: ‘No soy el único que se siente así. No estoy loco. Es lo que soy'”, relata.

Después fue misionero mormón en Salt Lake City y entró en la Brigham Young University, un centro de educación superior gestionado por la iglesia SUD. Pero aún tenía dificultades para darse a conocer como transgénero, y al menos unaterapeuta le aconsejó lo contrario: “Me dijo: ‘Si este es el camino que vas a tomar, no puedo ayudarte’, y me abandonó”, recuerda Claren.

Cayó en una profunda depresión y volvió a intentar suicidarse a los 21. “Mi vida estaba acabada”, cuenta. “Rogaba a Dios para que me mantuviera vivo”.

Sin embargo, en un momento en el que estaba solo rezando en el campus, tuvo una revelación: que Dios lo amaba y lo aceptaba. Sabía que la universidad lo expulsaría en el momento en el que empezara a presentarse como un hombre e iniciase un proceso de transición, así que dejó la institución. El portavoz de la universidad Brett Crandall confirma por email esa normativa: “Vestirse o presentarse deliberadamente como miembro del sexo biológico opuesto es una expresión incompatible con el Código de Honor de la institución”.

Claren se trasladó a Utah, cambió de nombre y de pronombres y empezó a tratarse con testosterona. Este mes de abril tiene cita para someterse a un proceso de cirujía para que le quiten los pechos. Explica que sus padres han tenido dificultades para entenderlo y aceptarlo, pero que lo están intentando. Añade que, si la iglesia diera a su familia una orientación positiva, tendrían mucha más facilidad para aceptarlo.

Esa es una de las razones por las que permanece en la iglesia. “¿Cómo voy a ayudar a la gente y cambiar las cosas si me voy? Tengo que estar aquí para defenderme a mí y a otras personas como yo”. En este tiempo, Claren ha encontrado una comunidad de apoyo de mormones trans en Utah, y más personas en esta situación están alzando la voz.

“Nos apoyamos los unos a los otros”

“Todos nosotros sabemos lo que es estar solo y creer que eres el único”, afirma Ann Pack, la pareja de Brigit, que pasó por un proceso de transición hace dos años y sigue activa en la Iglesia mormona. “Acabar conectando no solo con otras personas trans, sino con personas trans en la iglesia, y ver que han pasado por experiencias similares a las tuyas, es muy grande”.

Grayson Moore, hombre transgénero de 21 años que pasó por su transición cuando tenía 16, da gracias a Dios por ayudar a los mormones trans de Utah a contactar y animarse unos a otros. “Parece que el señor de verdad está haciendo su trabajo al reunirnos a todos”, dice. “La comunidad SUD trans ahora existe. Cuando pasé por mi transición, no había nada”.

El lento crecimiento del activismo trans mormón ha sido emocionante de presenciar pero también estresante, cuenta Sara Jade Woodhouse, mujer trans de 50 años que vive en South Ogden, al norte de Salt Lake City. Espera que sus esfuerzos animen a la iglesia a acoger a las personas trans, pero teme que pueda tener el efecto contrario y llevar a la creación de una política anti-trans explícita. “Hemos visto lo que ha ocurrido con los mormones gays y lesbianas. Podrían hacer lo mismo con nosotros y emprender algunos cambios terribles”.

Moore dice que quiere ver un cambio en las actitudes de los líderes y miembros de la iglesia. No obstante, para él la principal prioridad por el momento es ayudar a los mormones trans a quererse y aceptarse a sí mismos: “Estamos muy centrados en apoyarnos y mantenernos vivos los unos a los otros”.

¿Cuándo veremos un protagonista gay en un juego de gran presupuesto?

POR CARLOS CARABAÑA

Carlos Carabaña es periodista. Puedes seguirle en @ccarabanya

Lucien Soulban es un guionista de videojuegos fuera del armario. Hace un par de años, en una entrevista en el blog de Ubisoft, se preguntaba: «¿Cuándo vamos a ver un protagonista gay en un juego de gran presupuesto?». Quitando Ellie, la chica de The last of us, no parece que vaya a pasar pronto. El motivo, para Soulban, estaba claro: el posible impacto en las ventas. Aunque hay bastante gente dentro la industria que es abiertamente homosexual, cuando se repasa la lista de los personajes LGTBQ en los videojuegos, este colectivo no ha tenido mucha suerte en su representación.

Dejando de lado honrosas excepciones, los primeros tiempos fueron los más oscuros. Cuando llegó a EEUU el videojuego Final Fight, la filial estadounidense de Capcom decidió convertir a dos enemigas, Poison y Roxy, en transexuales. Les parecía mal ejercer la violencia contra las mujeres.

Según el manual del juego Super Mario 2, Birdo, un dinosaurio rosa con lacito, es un travesti que «prefiere ser llamado Birdetta». Otras veces, los personajes LGTBQ son los villanos. En Resident Evil: Code Veronica, el antagonista Alfred Ashford se traviste como su hermana Alexia, y en Final Fantasy IX, Kuja, el villano principal, es amanerado, de postura y vestido femenino.

Sin embargo, desde la década del 2000, poco a poco se fueron introduciendo personajes más complejos y menos estereotipados. El primer juego de Knights of the Old Republic permitía al protagonista tener un romance con una jedi gay llamada Juhani. Esta, además, tiene el honor de ser la primera lesbiana del universoStar Wars.

En sagas como Mass Effect o Dragon Age, ambas de Bioware, el jugador puede mantener relaciones homosexuales con sus compañeros de equipo. Gay Tony, un criminal del oscuro mundo de Gran Thef Auto, se presenta como un personaje realista. Sin ser un ejemplo a seguir como modelo de vida, sí lo es como caracterización. Un goteo en forma de secundarios y opciones, pero casi ningún papel protagónico.

Es en los videojuegos indies, realizados por estudios pequeños con menos presupuesto pero mayor libertad creativa, donde se pueden encontrar protagonistas abiertamente gays. Y Longstory es uno de los últimos en sumarse a la lista. Este juego podría ser definido como un simulador de instituto con un misterio a resolver.

El jugador, que puede escoger ser chico o chica, vuelve a EEUU después de un año en Francia. Al abrir su nueva taquilla, se encuentra con un extraño mensaje del anterior dueño. Al ser un simulador social, hay que sobrevivir en un centro lleno de adolescentes mientras se trata de solventar el enigma. Por el camino, podrán establecer relaciones amorosas con cinco secundarios: dos chicas, dos chicos y un transgénero.

«Escogimos hacer que Longstory fuera un juego ‘LGTBQ friendly’ porque creemos que es importante crear una plataforma donde los individuos de esta comunidad pueden ser ellos mismos y sentirse representados», explica por correo electrónico Madison Downey, la coordinadora de mercadotecnia de la desarrolladora. «Muchos de nuestros guionistas, especialmente los que son LGTBQ, se basaron para realizar la historia del juego en lo que a ellos les hubiera gustado vivir en el instituto».

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Este juego, como Gay Tony, tiene un valor importante: la falta de estereotipos. Todos los personajes parecen gente común, sin que importe su orientación. A diferencia de juegos recientes como My Ex-Boyfriend the Space Tyrant o Gay Fighter Supreme, huye de la representaciones humorísticas y se centra en la realidad.

«Es cierto que los estereotipos pueden ser un gran problema en la representación de los colectivos LGTBQ», razona Downey, «pero existen varios juegos además del nuestro que incluyen perspectivas positivas». Life is strange es para ella un gran ejemplo. Es una aventura episódica que pone al jugador en el papel de Max Caulfield, una estudiante que tiene el poder de viajar a través del tiempo. La trama gira en torno a «la relación entre dos mujeres y enseña cómo, poco a poco, van explorando su sexualidad».

Según glosan en su web, Longstory ha recibido comentarios realmente positivos de su audiencia. «Solo quiero deciros que este juego me ha ayudado mucho. No vivo en las mejores circunstancias, pero me siento feliz cuando lo juego», «Vale cada centavo, detectives+personajes cercanos+comunidad LGTBQ+guion realista=perfección», «como trans creo que es un gran paso, hacen falta más juegos así». Downey explica que este tipo de respuestas son muy importantes para ellos.

Una muestra de la importancia que los videojuegos pueden tener para parte de esta comunidad se ve en el documental Gaming in Color. Estrenado en 2014, retrata tanto a la comunidad LGBTQ en los videojuegos como la anomalía que supone que haya tramas y personajes de esta temática en la gran industria o los eventos especializados que empiezan a realizarse. Entre estos destaca GaymerX, una convención de videojuegos que ya va por su cuarta edición y que se centra en la representación de la diversidad y las políticas inclusivas en los videojuegos.

Pero Longstory, como Life is Strange o Dragon Age, son granos de arena en un desierto. David Gaider, guionista de este último, lo explicaba muy bien en un post. «La presencia de cualquier contenido gay en un juego hace que determinada gente lo llame el ‘juego gay’», escribe, «es la misma gente para la que la mera existencia de un personaje gay, un argumento que tenga que ver con un asunto gay o algo que les fuerce a reconocer que la homosexualidad existe, es un insulto personal».

Hay ojos muy sensibles. Conviene recordar que el inocente videojuego The Sims 4fue catalogado para mayores de 18 años en Rusia. La razón que llevó a las autoridades a esta clasificación era que en el simulador social se podían mantener relaciones y celebrar matrimonios homosexuales. Una afrenta terrible.

Una decisión judicial novedosa permite a un menor transexual el cambio de sexo en el DNI

Dylan por fin es feliz. “Ya no tiene que dar explicaciones constantemente porque los datos de su DNI o de su tarjeta sanitaria no corresponden con su aspecto físico”, explica Eva Salvador, la madre de este joven transexual de 12 años. Nació siendo biológicamente una niña, pero desde muy pequeño se reafirmó como un niño.

El pasado 22 de febrero él y su familia se llevaron una grata sorpresa al conocer la  decisión del Registro Civil de Mislata (Valencia), municipio en el que residen. La magistrada titular emitía una decisión novedosa, además de autorizar que figurase el nombre de Dylan en toda su documentación, permitía que se rectificase la mención del sexo, aceptaba que figurase el género sentido, en su caso masculino.

Por primera vez, según confirma la asociación Chrysallis, se identifica públicamente a un menor edad al que le han permitido rectificar este apartado del DNI. En estos casos, lo habitual era autorizar el cambio del nombre asignado al nacer por el elegido por estos menores. Hasta ahora, de acuerdo a sus datos, solo cuatro de las 40 autorizaciones de cambio de nombre a jóvenes transexuales han llevado aparejado también un cambio de género en la documentación. Según su información, de esos cuatro casos, dos fueron defendidos por la misma abogada: el de Dylan y el de otra joven valenciana que también se resolvió en febrero.

La magistrada de Mislata ha considerado que la denegación del cambio de sexo en el DNI, por el hecho de ser menor de edad, supone un “trato discriminatorio” al otorgar a la infancia una condición legal peor. Así lo ha reflejado en el auto emitido, al que ha tenido acceso eldiario.es.

“La jueza estuvo muy receptiva cuando le expusimos nuestro caso. Nos dijo que veía incongruente que se pudiese cambiar el nombre pero no el género en el Registro”, añade Eva Salvador. En España no existe una legislación que recoja específicamente la autorización del cambio de identidad de menores transexuales. La decisión depende de los magistrados titulares de los registros civiles y eso provoca interpretaciones diferentes de la Ley de Identidad de Género, aprobada en 2007.

La ley no contempla el cambio de género en menores

La concesión a medias del cambio de identidad en los registros a menores transexuales, nombre sí pero género no, ha creado situaciones incoherentes como la de Sara. A los nueve años le autorizaron la rectificación de su nombre pero en su DNI figura que su sexo es masculino. Lo mismo le sucede a la vasca Lucía. “No se respeta la privacidad de estos menores. En la administración estas decisiones evidencian que estos jóvenes son transexuales”, explica Javier Maldonado, abogado de Chrysallis.

La normativa del 2007 limita a la mayoría edad la autorización para adecuar el nombre y el género al sexo sentido. Sin embargo esta jueza, apoyándose en una instrucción de la Audiencia Provincial de Valencia, ha considerado que “la mención que el articulo 1.1 de la ley hace ‘al mayor de edad y con capacidad suficiente para ello’ no debe ser interpretada como una implícita exclusión de los menores e incapaces de la posibilidad de solicitar tal rectificación”.

Asimismo la magistrada ha indicado que “el silencio legal debe ser interpretado en el sentido de que, no pudiendo tales personas actuar por sí a causa de su minoría de edad o de su incapacidad, lo podrán hacer si actúan representados por sus padres o tutores, que complementen su capacidad de obrar”.

Antes de tomar una decisión sobre el cambio de identidad, los jueces estudian la documentación médica que aporta la defensa. Según la ley del 2007 se requiere un certificado que acredite la disforia de género y otro que demuestre que el solicitante lleva dos años en un tratamiento médico para realizar una transición física al sexo sentido. Teniendo en cuenta la edad de Dylan, la jueza de Mislata no ha considerado necesario el segundo documento, ya que la ley prevé que este punto no se aplique “cuando concurran razones de salud o edad”.

Ana Cañizares, la abogada que ha llevado el caso de Dylan y el de la otra joven que también ha conseguido la rectificación registral, considera que estas decisiones son “una gran satisfacción” ya que “los menores lo pasan mal con situaciones muy comprometidas a la hora de enseñar su carné o acudir a un hotel”. “A partir de ahora otras familias saben que ya tienen la posibilidad de poder obtener lo mismo que mi hijo, ya no es un imposible”, finaliza Eva Salvador.

Ante el Tribunal Supremo

La asociación Chrysallis ha decidido llevar un caso al Tribunal Supremo para intentar que su posicionamiento genera jurisprudencia. De esta manera quieren evitar que las decisiones sobre la rectificación registral en menores sean arbitrarias. La familia del joven aragonés Patrick ha solicitado al alto tribunal que les concedan el cambio de género. “El caso está admitido a trámite”. Ahora el Constitucional se tiene que pronunciar.

La prostitución en Barcelona: hacia un escenario de derechos

Las putas también son mujeres, también se organizan, también tienen una voz y por supuesto también tienen derechos, por mucho que a muchos y muchas les incomode”, asegura la concejala de Feminismos del Ayuntamiento de Barcelona

El viernes asistí atónita al inicio de una campaña política contra el Ayuntamiento de Barcelona, una campaña de recogida de firmas de cargos públicos de Catalunya que plantea el rechazo a las políticas de protección de derechos de las trabajadoras del sexo que se está trabajando desde el Ayuntamiento de Barcelona. Este lanzamiento de campaña, en rueda de prensa, ha sido apoyada presencialmente por la presidenta de la Diputación de Barcelona, Mercè Conesa y por las alcaldesas Núria Parlon y Lluïsa Moret, de Santa Coloma y Sant Boi de Llobregat respectivamente.

Esta rueda de prensa no ha sido un acto de defensa de las mujeres. Ha sido un acto partidista y cargado de ligereza. El abordaje de esta problemática no puede hacerse sólo desde el escenario de la comodidad; desde el parapeto de la respetabilidad que disfruta el cargo público es sencillo tratar situaciones complejas como si no lo fueran. El problema es el efecto que producen estas iniciativas. Exactamente lo contrario a lo que dicen defender. La brecha entre los problemas reales de la ciudadanía y las instituciones ha quedado patente el viernes, y lo peor es que, lejos de defender los derechos de las mujeres, ha generado aún más subalternidad y sustrae la dignidad de todo un colectivo, como ellas mismas afirmaban en un comunicado de la Asamblea Pro Derechos Trabajo Sexual de Cataluña.

Nos preocupa el uso estratégico de los derechos de las mujeres por parte de algunos partidos políticos que se han caracterizado precisamente por negar la voz de muchas de estas por el solo hecho de dedicarse profesionalmente al trabajo sexual. Las putas también son mujeres, también se organizan, también tienen una voz y por supuesto, también tienen derechos, por mucho que a muchos y muchas les incomode. Barcelona cuenta con un movimiento de putas feministas potente que ha sido invisibilizado, infantilizado y despreciado históricamente. Para nosotros, sin embargo, son actores imprescindibles a la hora de diseñar estrategias de empoderamiento de las mujeres, y sobre todo, son aliadas firmes en la lucha contra la trata de mujeres con fines de explotación sexual. El argumento persistente de que cualquier estrategia que implique el reconocimiento de los y las trabajadoras sexuales es una forma de normalización de la trata es inaceptable. Barcelona, y todos los gobiernos, deben tener políticas firmes contra la trata y el tráfico pero nunca a costa de los derechos de las mujeres.

De la mano de estas políticas contra la trata hay que apostar pues por los derechos de las que ejercen voluntariamente. En Barcelona hemos aprobado una propuesta para garantizar espacios de trabajo dignos, con condiciones sanitarias y de seguridad y con conexión con los servicios municipales. También estamos facilitando procesos de escucha activa donde las propias trabajadoras sexuales recojan sus necesidades y demandas y las expongan a las instituciones. Asimismo estamos financiando nuevos proyectos para garantizar a todas aquellas que quieran salir de la prostitución itinerarios de empleo no estigmatizadores, y que realmente permitan un cambio cuando así lo decidan.

Estas actuaciones, de forma añadida, deben ir de la mano de políticas que luchen contra la feminización de la pobreza, y desde el gobierno de Barcelona estamos diseñando una estrategia específica con este objetivo. Estas políticas sin embargo, más de fondo, suelen quedar en un segundo plano en el debate sobre la prostitución y en especial en el discurso de quien criminaliza a las mujeres que, sin demasiadas alternativas laborales, deciden prostituirse.

Quiero pedir en este sentido más consistencia y exactitud en los discursos. El nivel municipal no tiene competencias para regular la prostitución otorgando derechos laborales, ni para abolirla. Ahora bien, lo que sí tenemos es la obligación y la capacidad de mejorar las condiciones de vida de las mujeres que la ejercen, de respetar las decisiones de las mujeres, de ofrecer alternativas, y de luchar en coordinación con el resto de administraciones y de actores judiciales y sociales contra la trata con fines de explotación sexual.

En este sentido, creemos que debemos sumar entre todas las fuerzas políticas para poner en marcha medidas estructurales y de cambio que al final reviertan en la defensa de los derechos de las mujeres.

Una agresión por homofobia o transfobia en Madrid cada dos días

Saray, que sufrió una agresión el pasado 5 de marzo frente a la madrileña iglesia de San Antón

Saray, que sufrió una agresión el pasado 5 de marzo frente a la madrileña iglesia de San Antón / Miguel Campos

A los pocos minutos Sergio perdió el conocimiento. Uno de los empujones le hizo caer al suelo y golpearse la cabeza con un pivote metálico de los que bordean la acera. Eran las tres de la mañana y el joven caminaba por la madrileña calle Augusto Figueroa junto a un amigo cuando sintió algo en la espalda. “De repente un grupo de hombres se abalanzó sobre nosotros y comenzaron a pegarnos al grito de ‘banda de maricones'”, relata Sergio a eldiario.es.

Ocurrió el pasado 11 de febrero. En aquellas fechas, la asociación en defensa de los derechos de las personas LGTB Arcópoli contabilizaba alrededor una veintena de agresiones homófobas en la capital en lo que va de 2016. Un mes después ya lleva 32. Una cifra similar a la que el mismo colectivo registró un año antes y veinte más de las que contabilizó en todo 2014. La organización monitoriza los ataques gracias al recién creado Observatorio contra la Homofobia, Bifobia y Transfobia, que ha computado, además, seis episodios de acoso, amenazas e insultos a través de la red.

El embrión del observatorio, afirma Rubén López, vocal de delitos de odio de Arcópoli, se remonta a 2014. “Empezamos a recibir bastantes casos y un día a dos chicos les pegaron una paliza en la calle. Eso hizo que saltara la alarma”, recuerda. El apoyo psicológico y el acompañamiento si la víctima necesita asistencia sanitaria o se decide a denunciar son dos de los pilares de este servicio, que identifica “un repunte de las agresiones en los últimos meses”.

El perfil de las víctimas y las zonas y días de la semana en las que se producen la mayoría lleva a López a asociar el incremento con la mayor visibilidad del colectivo LGTB. Casi todos los casos que han registrado en lo que va de año, son de jóvenes menores de 35 años “porque ahora somos más espontáneos y naturales, en definitiva, más visibles. Antes no se nos ocurría darnos un beso en un Burguer King, por ejemplo, y ahora sí”, explica López.

La mayoría de los agredidos de los que tienen conocimiento, dice, son chicos y mujeres transexuales. Al perfil de agresor, hombre, dos chicos de la mano “le saca de sus casillas”, analiza el experto, pero no dos lesbianas. “No es una ofensa, incluso muchos lo ven como un objetivo, algo que también es violencia”. El último ataque a chicas que recuerda fue en el barrio de Malasaña. Ellas estaban agarradas de la mano “y un hombre comenzó a incomodarlas. “Bolleras, os voy a currar y así aprendéis a disfrutar”, les dijo.

En zonas cercanas a Chueca

Las zonas de Madrid en las que han tenido lugar la mayoría de ataques también son características. La plaza de Colón, Gran Vía, Cibeles… en el mismo centro de la capital y muy cerca del barrio de Chueca. “Hemos empezado a salir de él con la misma actitud que mostrábamos allí”, sentencia el también responsable del Observatorio contra la Homofobia, Bifobia y Transfobia. Además, se producen sobre todo los fines de semana, que es “cuando somos más visibles, al ir a comprar el pan puede que no vayamos de la mano, pero de fiesta sí”.

A las que sí suele ocurrirles en cualquier momento, afirma, es a las personas transexuales. Es el caso de Saray, que sufrió una agresión el pasado 5 de marzo frente a la madrileña iglesia de San Antón, donde hacía cola para recibir un bocadillo. Un grupo de cuatro hombres comenzó a mirarla fijamente mientras se reían y la insultaban. “Maricón, que te gusta chuparla”, le decían. “Uno de ellos se abalanzó sobre mí y comenzó a darme patadas, otro me agarró del cuello”, cuenta.

Saray tiene miedo. Sobre todo porque la agresión que sufrió no se quedó ahí. “Un día después volví y se acercó un hombre que me dijo ‘como les pase algo a mis amigos te mato'”. Al rato, cuenta a eldiario.es, apareció uno de sus agresores. “Me las vas a pagar, maricón”, le amenazó. La mujer, que está buscando empleo y sobrevive gracias a la ayudas que solicita al Ayuntamiento de Madrid, ha denunciado por agresiones y amenazas reiteradas. Y es que el sábado pasado volvió a cruzarse con uno de ellos, que volvió a intimidarla.

La mayoría no denuncia

Sin embargo, no son mayoría los que denuncian. Algo que preocupa, y mucho, a los colectivos como Arcópoli, que asegura que solo en torno a un 20% de víctimas lo hacen, una cifra muy similar a la que maneja la Federación de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales (FELGTB). Para su presidente, Jesús Generelo, el aumento de casos, “por lo menos, conocidos”, afirma, se debe a varios factores.

“No sabemos por qué a ciencia cierta, la visibilidad es uno de ellos, pero quizás también que la gente lo está contando más”. “Ese factor puede tener influencia”, añade López, “pero nosotros no tenemos una presencia tan grande ni hemos hecho nada estos dos últimos años como para que la gente se anime a ello”.

Según el avance del informe que anualmente presenta el Ministerio del Interior, en 2015 se produjeron 168 delitos de odio contra personas LGTB. Estos son solo los que denunciaron. Una cifra que no se puede comparar con la de otros años porque este han comenzado a contabilizar los datos de otra forma. Saray denunció a la Policía, al igual que Sergio, justo después de acudir a Urgencias. Sin embargo, su amigo no lo hizo. “No quiso. Yo creo que mucha gente no se decide, sobre todo, por vergüenza y por miedo”, opina el joven.

Generlo cree que las víctimas “siguen teniendo mucha desconfiaza ante los jueces y los agentes, de hecho, existen quejas de algunas que no han sido atendidas como corresponde”. López está de acuerdo: “Hasta el año 1988, cuando se elimina el delito de escándalo público, la Policía nos perseguía por darnos un beso”, explica. Pero, además, extiende las causas del recelo a denunciar a que “la gente quiere olvidarlo porque es un ataque a su persona y duele y muchos no quieren salir del armario”.

Lo que a Saray y a Sergio no se les quita es el miedo. El joven volvió a vivir un episodio homófobo el pasado fin de semana. “Un chico me pidió el billete de metro para pasar, le dije que no y él me soltó ‘maricón tenías que ser, como te vuelva a ver por aquí no sales vivo’”. Sergio admite que, desde febrero, su vida está condicionada. “Por el día menos, pero ya al atardecer me da pánico, voy con mil ojos y solo con que pase alguien cerca de mí, estoy alerta”.

Saray comparte el mismo sentimiento, aunque, confiesa que no es la primera vez, “llevo pasándolo mal desde que comencé la transición, hace cuatro años”. Sin embargo, cada vez que le ocurre se sorprende aún más: “Adapto mi imagen a lo que soy, una mujer, y eso hace que sea muy visible. Yo parece que voy marcada, que salgo a la calle como si fuera a la selva. Parece que todavía seguimos en dictadura, seguimos sin tener derecho a ser libres”.

El Supremo avala que también los menores de edad “maduros” puedan cambiar de identidad sexual en el registro

El Supremo cuestiona ante el TC si cambio de identidad sexual debe exigir más de 18 años

El Supremo cuestiona ante el TC si cambio de identidad sexual debe exigir más de 18 años

El Tribunal Supremo ha preguntado al Constitucional si es acorde con la Constitución el artículo 1 de la norma que regula el cambio de identidad sexual en el Registro Civil, el cual exige la mayoría de edad para efectuar dicha modificación.

La ley reguladora de la rectificación registral relativa al sexo de las personas impone que para cambiar ese dato la persona afectada tenga más de 18 años.

La Sala de lo Civil del Supremo ha presentado un auto ante el Constitucional defendiendo que las personas menores de edad son titulares de derechos fundamentales y pueden defenderlos con una justificación adecuada y en proporción a su madurez.

Se trata del caso de un joven de 14 años que tiene escritos médicos y el apoyo de sus padres en su favor y el suficiente grado de madurez, según aprecia el tribunal, pero al cual la ley no permite efectuar el cambio, lo que ha llevado a la sala a cuestionar ante el TC si la norma es acorde con la Constitución.

La Sala expone la jurisprudencia que funda la procedencia del cambio en la mención registral del sexo de las personas transexuales en principios y derechos fundamentales reconocidos en la Constitución: la protección de la integridad física y moral, el derecho a la intimidad personal y a la propia imagen y el derecho a la salud, todos ellos en relación con el derecho al libre desarrollo de la personalidad.

Según la nota hecha pública, el Supremo “considera que las personas menores de edad también son titulares de esos derechos fundamentales, aunque con limitaciones o restricciones en su disfrute que deben tener una justificación adecuada y proporcionada en la falta de madurez para ejercer el derecho o en la necesidad de protección que la propia Constitución reconoce a los menores”.

“Cuando se trata de un menor con suficiente madurez, que realiza una petición seria por encontrarse en una situación estable de transexualidad, el tribunal tiene dudas de que la restricción absoluta que supone la exigencia de la mayoría de edad para poder solicitar el cambio en la mención registral del sexo y del nombre sea acorde a los principios y derechos fundamentales citados, por lo que ha planteado al Tribunal Constitucional la presunta vulneración por parte del artículo 1 de la Ley 3/2007 de los preceptos constitucionales que los regulan”.

El colectivo LGTB sigue dentro del armario en las empresas españolas

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España es un país que en comparación a otros ha ido un paso por delante respecto a la comunidad LGTB. Desde que el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero aprobara en 2005 la ley del matrimonio homosexual, conviertiéndose en el cuarto país del mundo en hacerlo (tras Holanda, Bélgica y Canadá), es uno de los países preferidos por este colectivo, con Madrid y Barcelona como destinos preferentes. De hecho  según un estudio del Pew Research Center, España es el país de mayor aceptación de la homosexualidad en el mundo (88%), superando a Alemania (87%) o República Checa (80%).

Pero esta aceptación no lleva implícita la ausencia de homofobia, y en ese terreno España todavía debe avanzar. Los últimos datos oficiales del Ministerio del Interior cifraron los delitos de odio en 1.285, de los cuales 513 tenían que ver con la orientación sexual. En las plantillas una denuncia generalizada es la homofobia presente, por la que muchas personas “vuelven al armario”, por ejemplo, cuando cambian de trabajo. Esa es la consecuencia más directa de lo corroborado por  un estudio de Ben Capell, investigador de la Esade Business School, que concluía que el 60% de las personas del colectivo LGTB habían sufrido algún tipo de discriminación en el trabajo en los dos años anteriores.

Y, es que, si hay dos ámbitos en los que queda mucho por avanzar son el deporte y el mundo empresarial, con multitud de estigmas negativos hacia la comunidad LGTB y donde sigue sin estar normalizada su inclusión. Los países anglosajones están afrontando con decisión el problema con programas especiales para incluir la diversidad de estos colectivos en las grandes empresas.

La revista ‘The Economist’, un auténtico laboratorio de ideas en el mundo económico a nivel mundial, está generando durante las últimas semanas un debate sobre la inclusión. Bajo la pregunta “ ¿Deben las empresas trabajar por los derechos de la comunidad LGTB en la sociedad o centrarse solo en sus empleados?“, los expertos dan su visión, completada con las opiniones vertidas en Twitter bajo la etiqueta #EconPride.

Aparte de ser un debate presente en la sociedad anglosajona, también se monitoriza la inclusión. Por ejemplo, la mayor organización que lucha por los derechos del colectivo LGTB en Estados Unidos, Human Rights Campaign, realiza cada año un índice para evaluar a las empresas según sus políticas de inclusión con esta comunidad. En las conclusiones, 11 de las 20 compañías americanas más valiosas, entre las que se incluyen Wal-Mart o General Motors, obtienen la máxima puntuación en el informe por sus buenas prácticas. Una de las cuestiones que más controversia genera es preguntar a los empleados por su orientación sexual, algo que, como explica Bloomberg, puede ser necesario para las grandes compañías cuando, por ejemplo, envían a sus trabajadores a uno de los 76 países donde la homosexualidad es un crimen. Sin embargo, la petición de este tipo de datos puede ser un atentado a la privacidad de los empleados.

The Guardian recopiló acciones de las corporaciones que ayudan a normalizar la presencia de personas LGTB en las plantillas, como informar a todos los empleados sobre todas las orientaciones sexuales existentes para saber sus diferencias y reivindicaciones concretas, hacer un uso del lenguaje inclusivo -como preguntar a un compañero si tiene pareja, en vez de si tiene novio o novia- y dar visibilidad y apoyo a las personas LGTB, especialmente a los líderes, para demostrar que la orientación sexual no es impedimento para avanzar en la organización.

El ejemplo de Tim Cook

En este último punto se hace mucho hincapié en el mundo anglosajón, con grandes líderes empresariales que revelan su orientación sexual para normalizar una situación que no debería despertar fobias. El más poderoso y conocido es Tim Cook, CEO de Apple y que en un texto publicado en la revista Bloomberg Businessweek reveló estar “orgulloso de ser gay”. Cook esgrimió que “si saber que el consejero delegado de Apple es gay puede ayudar a alguien a reconocer su propia sexualidad o puede hacer sentir mejor a alguna persona que esté sola o inspirar a más gente a luchar por la igualdad, entonces siento que el sacrificio de mi propia privacidad vale la pena”.

No obstante, la normalización de la comunidad LGTB no es solo necesaria en el mundo empresarial de puertas para dentro, sino que también es una línea estratégica de negocio. Business Insider recopiló varios datos que muestran el poder económico de este colectivo en Estados Unidos. Aparte de los 800.000 millones de dólares que representa este mercado, estiman que la media de ingresos en sus hogares es un 23% superior a la media, el 26% está dispuesto a pagar más por marcas de calidad y el 40% se compró un smartphone el año pasado. Las cifras demuestran un alto nivel adquisitivo y las empresas no quieren dejar pasar esta oportunidad.

España necesita avanzar en la normalización

En España la situación es muy diferente. Si bien hay una amplia aceptación del colectivo LGTB en la sociedad, en el ámbito empresarial todavía hay barreras para esta comunidad. Contra esto luchan desde la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), a la que llegan “dudas por los derechos en el ámbito laboral -paternidad, maternidad, matrimonio pero también denuncias por discriminación”. Así lo explica Uge Sangil, responsable del área laboral en la organización y que explica como se manifiesta la homofobia en las plantillas, “con casos de baja intensidad como el insulto hasta los más graves como cambios de funciones, negación de las promociones, reducción del salario o el acoso”.

Sangil denuncia que en la empresa privada todavía queda mucho por hacer, como “usar un lenguaje inclusivo, incluir en las faltas la homofobia y otras medidas similares”. Pero también en el sector público, en el que las mujeres sufren más discriminación y donde pide que se incluyan “en el Estatuto de los Trabajadores y las normativas laborales, indicaciones como las que existen contra la violencia de género”.

Una de las empresas privadas que mejor trabaja por evitar comportamientos homófobos es el portal inmobiliario Idealista, entre otras cosas por iniciativa de sus fundadores, los hermanos Jesús y Fernando Encinar, ambos homosexuales, y que desde un primer momento quisieron hacer del espacio de trabajo un lugar diverso y tolerante. Para Fernando, “Idealista fue revolucionaria desde el principio porque apostamos por la diversidad e incluimos al colectivo LGTB. Por ejemplo, allá por el año 2000, en la fiesta del Orgullo Gay poníamos la banderita al lado de nuestro logo, y eso generaba discusiones ya que era un época difícil y no estaban normalizadas otras orientaciones sexuales con el Gobierno de Aznar”.

Según el cofundador de Idealista, la clave está en “normalizar lo que ya de por sí es normal”, que en el ámbito laboral alguien pueda hablar libremente de su orientación sexual. A día de hoy, “es habitual que los jefes conozcan el equipo de fútbol favorito de sus empleados pero no si les gustan los hombres o las mujeres, y eso es un problema”, apunta. “Me han llegado historias de personas que en el trabajo, al hablar por teléfono con su pareja la feminiza o masculiniza para ocultar su condición, y eso es algo que nunca debería ocurrir”.

Si Estados Unidos tiene un gran líder empresarial como Tim Cook que ha mostrado abiertamente su condición LGTB, España adolece todavía de representantes en los puestos más altos. “Mi hermano Jesús sigue saliendo en todos los ránkings porque hay pocos empresarios que hayan declarado una orientación que no sea heterosexual, y la mayoría son del ocio, pero, por ejemplo, no se sabe nada de los grandes directivos del Ibex 35. No obstante, pienso que la normalización e inclusión en las empresas debe ser una apuesta de arriba a abajo”.

Labor incipiente

A nivel general, y en aras de mejorar la inclusión en las compañías, existen iniciativas como el Grupo Empresas Gay Friendly, nacido hace cuatro años y al que pertenecen más de 1.500 empresas. Jokin Egaña, uno de los responsables del grupo, cuenta que parte de su actividad pasa por “hacer charlas a los empleados, a las que intentamos siempre que vayan los miembros de la dirección”. Con su labor intentan advertir contra prácticas que van “desde el acoso hasta el bullying, pero también luchamos contra muchos prejuicios. Hay aspectos sutiles y que se notan en el tratamiento, que muchas veces no es el adecuado”. Pese a la gran cantidad de asociados, Egaña denuncia que “solo hemos llegado a pequeñas y medianas empresas”, y por eso anuncia que van a llevar a cabo un Congreso “para atraer a las grandes empresas, que también necesitan aplicar políticas inclusivas”.

Los lentos avances en la inclusión y normalización de la comunidad LGTB en el espacio laboral contrastan con la apuesta empresarial cada vez más fuerte por la clientela de este segmento. Juan Pedro Tudela, fundador de Diversity Consulting International, es uno de los empresarios homosexuales más reconocidos y también figura entre los organizadores de Fitur Gay LGBT. Sobre su experiencia en la feria, creada con el objetivo de “a cercar a las empresas del mundo hetero al mundo gay, para que capten ese tipo de clientes”, resalta que “empezamos cuatro expositores y ahora hay más de 200 marcas representadas y unos 40 stands, con patrocinadores como Iberia o Coca Cola”. Sin embargo, no olvida que muchas “entran principalmente en el segmento por el dinero y el valor añadido que les aporta incluir al colectivo LGTB en su negocio”.

Cuatro años de cárcel a un exalto cargo de Madrazo por malversar dinero público

Txema Gonzalo, exdelegado de Vivienda de Bizkaia cuando Madrazo dirigía este departamento, ha sido condenado por su gestión en la liquidación de la Cámara Urbana de la Propiedad, en la que contrató personal y obras sin ajustarse a las normas

La Audiencia de Bizkaia ha condenado a Txema Gonzalo, el delegado territorial de Vivienda en la época en la que Javier Madrazo dirigía este departamento del Gobierno vasco, a cuatro años de cárcel por un delito de malversación de dinero público. Además, le inhabilita durante ocho años para desempeñar cualquier empleo o cargo público por otro delito de prevaricación administrativa y le impone el pago de 393.000 euros al Gobierno vasco por el perjuicio ocasionado a las arcas públicas. Con este fallo se salda (por el momento) el juicio abierto contra Gonzalo y su colaborador Jon Alonso por la gestión de ambos durante el proceso de liquidación de la Cámara de la Propiedad Urbana de Bizkaia en 2006. Alonso ha sido absuelto.

La sentencia concluye que las actuaciones de Gonzalo durante ese proceso de liquidación de la Cámara estuvieron caracterizadas por la arbitrariedad y el personalismo. “ Existían mecanismos específicos de contratación de personal y de ejecución de obras en el ámbito administrativo que orilló deliberadamente[Gonzalo]. Así, en muchos casos, benefició o favoreció a personas conocidas o a asociaciones con las que tenía una vinculación directa, que descarta tanto la causalidad o el azar, como la imprudencia en su actuar”, recalca la sentencia.

La arbitrariedad resulta evidente, según la sentencia, cuando, por ejemplo, “contrató personal que a la postre terminó prestando sus servicios en el Departamento de Vivienda, ajeno a la labor encomendada de liquidación de la Cámara”. O cuando contrató ejecución de obras que “rebasaban ampliamente las de mantenimiento y conservación de un edificio cuyo destino final se desconocía”. Y también cuando destinó 420.000 euros a Aukeratu, una asociación que administraba el propio Gonzalo y que fue creada para gestionar el servicio Berdindu de atención a homosexuales. Una enorme cantidad de dinero que, además, no ha podido “acreditarse” que fuese destinada de forma íntegra a este servicio. También se mencionan los 1,8 millones de euros utilizados para remodelar el edificio de la Cámara “cuando no era necesario en un proceso de liquidación” y estaban “fuera de su competencia”.

La percepción que deja la sentencia es que durante la liquidación se utilizaron los fondos públicos como si hubiese barra libre. Se realizaron contrataciones de personal, se financió una película  y se sufragaron gastos de todo tipo. La labor de Gonzalo como liquidador de la entidad debería haberse limitado a hacer un inventario de los bienes de la Cámara, pagar las deudas y escriturar su patrimonio en favor de la Administración. Según el Tribunal Vasco de Cuentas, la liquidación no debería haber excedido de los 1,7 millones de euros. Sin embargo, durante el proceso se gastaron 4,3 millones de euros.

Si eres mujer y te masturbas, Facebook no te quiere

Post publicado por la editorial Capitán Swing en Facebook anunciando el nuevo libro de Luna Miguel

Post publicado por la editorial Capitán Swing en Facebook anunciando el nuevo libro de Luna Miguel

La periodista y poeta Luna Miguel (Alcalá de Henares, 1990) publicó una entrada el pasado miércoles en su cuenta de Facebook anunciando el lanzamiento de su última obra: ‘El dedo. Breves apuntes sobre la masturbación femenina’. El libro se basa en una recopilación de  artículos, ficciones, fragmentos de diario y entrevistas en relación al tema del autoplacer femenino.

En su texto, la periodista compartió la cubierta de la obra, junto a un poema de Anne Sexton, algo de información sobre la edición y algunas imágenes alegóricas. Con lo que no contaba Miguel es que instantes después, la red social eliminase su perfil. Un post que según afirma la autora era muy similar al que realizó Capitán Swing, editorial del libro, y que sí puede verse en Facebook.

Este sábado, Luna Miguel ha publicado un post afirmando que “de pronto, por hablar de masturbación, clítoris, autoplacer u onanismo, me había convertido en alguien ‘peligroso'”, afirma la poeta en su blog personal.

“La propuesta de Facebook podría no parecer tan sorprendente: es cierto que está en sus estrictas normas el favorecer una comunicación ‘limpia’ y ‘no obscena’. ¿Pero de verdad es obscena la divulgación cultural sobre un tema tan humano como el autoplacer? ¿Qué puede tener eso de dañino?”, concluye.

Decisión “inapelable”

Instantes después de bloquear su cuenta, Facebook confirmaba a Luna Miguel que habían inhabilitado su cuenta, tras la denuncia de un usuario, y que su decisión es “inapelable”.

Miguel ha lamentado que en el equipo de Facebook no hayan estudiado el contenido de la publicación para devolverle su usuario. “Mi ‘Dedo’ y la portada de Capitán Swing debieron molestar mucho a alguien, y los filtros de Facebook y sus alarmas saltaron. Sin embargo, yo tenía la esperanza de que en un tiempo determinado —que según tengo entendido podría ir de entre las 24 horas a las 2 semanas, o incluso más—, el filtro humano de Facebook al que yo ya había apelado y reclamado, me diera la razón, ignorara al denunciante y me devolviera la cuenta”.

“En Facebook hay mucho odio, muchísimo odio, y me parece injusto que yo, que solo he compartido arte y literatura, me vea privada de utilizar un servicio que además es mi herramienta de trabajo”, denuncia la autora.

“Cuando publiqué la portada de ‘El dedo’ y su sinopsis en este mismo blog, un anónimo se rió de mí y me dijo que ‘la masturbación femenina no era un tabú. Casualidades de la vida, lo que ‘no era un tabú’ acabó convirtiéndose en mi expulsión del ‘paraíso de Facebook”, ironiza Miguel.

Un cura de Tenerife bautiza a una niña ante sus mamás como respuesta “a la realidad”

El párroco de Tejina ha indicado que la solicitud de las madres de bautizar a la niña no le supuso “ningún problema”, pues ambas quieren vivir la fe cristiana 

Entrada a una iglesia en Tejina, en el municipio tinerfeño de La Laguna

Entrada a una iglesia en Tejina, en el municipio tinerfeño de La Laguna

Juan Carlos Alameda, párroco de la localidad tinerfeña de Tejina, ha bautizado a una niña ante la presencia de sus dos madres, Jésica y Sherezade, por entender que su labor como pastor es “acoger a las personas como las acoge Jesucristo”, y así poder dar respuesta a la realidad.

La niña fue bautizada como Lucía el pasado fin de semana en Tejina, en el municipio de La Laguna, acompañada por sus dos mamás, que contrajeron matrimonio el 15 de junio de 2012 y tuvieron a su hija en diciembre del año pasado, según ha informado hoy Radio Club Tenerife-Cadena Ser, que indica que ambas madres figuran como progenitoras en el certificado de bautismo.

El párroco ha indicado en declaraciones a EFE que la solicitud de las mamás de bautizar a la niña no le supuso “ningún problema”, pues ambas son cristianas, quieren vivir la fe cristiana e igual postura tienen los padrinos, con lo que el bautizo ha estado conforme a las normas de la Iglesia.

“El bautismo no se puede negar”, asevera Juan Carlos Alameda, quien indica que cuando las mamás de Lucía le preguntaron “¿qué te parece? él contestó: a mi no me tiene que parecer nada”, pues su labor como pastor “es acoger a las personas” y por ello “no hay ninguna otra peculiaridad”.

Las dos mamás son creyentes y tomaron la decisión de bautizar a su niña, y cuando comunicaron su deseo al párroco, este consultó con la Vicaría de Justicia del Obispado simplemente cómo inscribirlo en los documentos, pues en el sacramento “no hay ninguna variante ni otra cosa que lo prohíba”.

De hecho, comenta Alameda, hace tiempo “que los párrocos, al estar más en contacto con la gente diariamente, preguntamos cómo actuar para actuar bien, acoger y ver siempre cómo está la legalidad civil”.

Si un bautizo se dilata en el tiempo es “sencillamente” porque no se dan las condiciones adecuadas, y esto puede referirse a que quien debe garantizar que el niño se educará según la fe, los padrinos, no están confirmados.

El párroco de Tejina oficia unos 70 bautizos al año y más de 40 corresponden a los llamados casos “irregulares”, esto es, padres que no están casados por la Iglesia, conviven sin matrimonio o uno de ellos no vive la fe o sencillamente no cree.

La norma eclesiástica en el caso del bautizo se refiere sin embargo a que los padrinos velarán por la fe del bautizado y hay casos en que los padres no creen pero no se oponen a que los abuelos bauticen a su hijo.

Otro caso es cuando los padrinos no se han confirmado y si tienen voluntad para ello se imparte una formación para adultos, algo que “se suele hacer con frecuencia, no es nada fuera de lo normal”.

Incluso ha sucedido que haya personas en situación “irregular” pero en cambio son miembros de hermandades o cofradías y para ello “se ha cambiado alguna normativa”.

“Se trata de dar respuesta a una realidad pues un caso irregular no lleva consigo el estar fuera de la Iglesia, sino que no está conforme a la normativa, y estar viviendo de una manera determinada no quita que se quiera vivir la fe y escuchar la palabra de Dios, pues hay otras formas de comulgar”, afirma Alameda.

Concluye el párroco que “en los tiempos que corren y en la medida en que nos pongamos delante de Jesucristo, si tenemos fe podremos encontrar la paz y la verdadera realización”.