El impactante cartel de Zinegoak

El torso de un transexual, con las cicatrices tras haberse extirpado los pechos, inundará las calles de Bilbao para anunciar la decimotercera edición del Festival de Cine Gay

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La transexualidad masculina es el motivo elegido por Zinegoak para el cartel de su decimotercera edición, que se celebrará del 22 al 29 de febrero. El Festival Internacional de Cine y Artes Escénicas Gaylesbotrans de Bilbao ha escogido una fotografía del artista Joss Manz titulada ‘Transformación, cicatrices para la libertad’ que muestra el torso de un transexual con un corazón tatuado y las cicatrices tras haberse extirpado los pechos. Manz ganó el año pasado el consurso fotográfico Afrodita que organiza la Asociacion Hegoak.

La imagen en blanco y negro, de gran fuerza visual, «acerca una realidad poco conocida y visibilizada en la sociedad: la transexualidad masculina», justifica el director de Zinegoak, Pau Guillén. «Nos gustaba su sencillez y cómo una foto que podría pasar desapercibida por mostrar un torso masculino, en una segunda mirada nos hace entrar en contacto con una realidad que pocas veces aparece en las paredes de la ciudad». El festival colocará 3.500 carteles por Bilbao, además repartir 4.000 programas de mano que se podrán conseguir de forma gratuita en los locales colaboradores del certamen, oficinas de turismo y centros de distrito.

Zinegoak es un certamen asentado y un referente del cine homosexual en España. Se desarrolla en más de diez sedes de la Villa, algunas de ellas tan importantes como el teatro Arriaga o el museo Guggenheim, y aspira a llegar a los 10.000 espectadores en la edición de este año. En 2015 proyectó un centenar de títulos y celebró conciertos, obras de teatro y fiestas que extendieron su actividad por toda la ciudad.

Lucas Platero: “Antes los niños y niñas que rompían las normas eran mariquitas o marimachos”

Lucas Platero

Lucas Platero / EVA FLÓREZ

Lucas Platero, de nacimiento Raquel, es sociólogo, especialista en cuestiones de género. Da clases en diversos programas universitarios de su área así como en ciclos formativos de intervención sociocomunitaria. Recientemente ha publicadoTrans*exualidades (ed. Bellaterra), un libro que, afirman, “se propone como un instrumento para el cambio social”. Precisamente por esto, pone el énfasis en la educación, ofreciendo una serie de herramientas para el trabajo de profesionales educativos y de intervención sociocomunitaria. Usa el término “trans*” para enfatizar la diversidad de realidades. Tal es esa diversidad, que las herramientas que ofrece sirven para romper estereotipos que afectan a todas las personas, en especial niños y jóvenes, más allá de su identidad sexual o de género.

Mucha gente se sorprende al oír hablar de menores trans, seguramente por los estereotipos existentes. ¿Cómo les explicarías qué es la transexualidad?

Siempre ha habido niños y niñas que se salen de las expectativas que tienen sus familias o escuelas. A veces tiene que ver con la capacidad corporal, con las habilidades o la sexualidad, y en este caso, hablamos de la identidad de género. En las escuelas o ludotecas siempre hay niños más femeninos o niñas más masculinas, esta expresión puede que sea de algo temporal o que no es especialmente intenso, pero para otros, será una actitud que por su persistencia, duración e intensidad tiene una cualidad distinta, por lo que van a necesitar más apoyos, al ser vulnerables a la discriminación.

Si pensamos en la realidad de los menores, los espacios donde socializan están segregados por género, son los lavabos, los uniformes, las actividades… Si quieres adscribirte a otro género distinto al asignado en el nacimiento, las normas sociales e institucionales te lo impiden y te castigan si las trasgrides. Incluso algunos profesores llegan a percibir a las personas trans* como personas conflictivas, precisamente porque rompen con esas normas, en lugar de plantearse que son las normas rígidas las que causan las rupturas. Para algunas familias, estas realidades trans* rompen con las expectativas que proyectaban sobre sus hijos y han de reconciliarse, a veces incluso hacer un duelo, ajustándose a las necesidades que tienen y, a su vez, con las necesidades de sus hijos.

La definición no es sencilla.

Las personas trans* lo son en la medida en que consideran que lo son. No me interesa tanto la cuestión diagnóstica, como el papel que tiene la persona para decidir sobre su propia vida, con los apoyos de su entorno. Así, la tarea de los adultos es acompañar y ayudar a que la vida de esta gente joven sea lo más feliz posible, y no apresurarlos a la hora de afirmar su identidad, porque son ellos mismos los que tienen que decidir. Me interesa mucho que esto surge de los mismos padres y madres, que señalan que lo importante es acompañar, algo en lo que coincidimos también muchos profesionales y activistas. Las definiciones y los protocolos sobre cómo actuar en los espacios como las escuelas o los centros de menores es algo que nos planteamos los adultos, para justificar nuestra actuación frente a quienes preferirían que les castigásemos o corrigiéramos. Los chavales a su vez necesitan que los protocolos les permitan hacer algunos cambios, para poder vivir según sus necesidades. Son cosas sencillas y concretas, es de lógica que un niño se pueda llamar de la manera que más le guste. Si no se siente identificado con el nombre que pone en su DNI, ¿qué problema hay por llamarlo con otro? Esto no sólo le pasa a las personas trans*, pero sí es mucho más difícil cambiar de nombre legalmente o conseguir que la gente respete tu identidad.

No sólo las personas trans se ven afectadas por estas reglas.

El sexismo le hace mal a los hombres y a las mujeres, no sólo a las personas que están transitando o son trans*. La masculinidad construida en la competitividad, en la agresividad o cierta feminidad de las niñas modositas, nos aprisiona en roles de género muy limitados. Cuestionar la identidad corporal o los roles binarios de género es importante, por ejemplo para que las chicas sepan que pueden ser lo que quieran, o que un chico no tiene que ser el típico machote. Para mi, no sólo se trata de que no se discrimine a las personas trans*, sino también de cuestionar estas normas tan rígidas, algo que nos beneficia a todas las personas.

¿En las escuelas se educa en una relación muy determinada entre sexo y género?

El currículum de educación infantil (por debajo de los seis años) contiene un criterio, para valorar si los niños y las niñas identifican claramente cuál es el género de los demás y el propio. Empezamos la experiencia educativa aprendiendo un binarismo muy férreo. Quizás habría que plantearse la necesidad de estas exigencias y la importancia de encontrarse con otras experiencias educativas con docentes que van más allá del currículum oficial y que respetan las necesidades de los niños y las niñas.

¿Y cómo hay que responder a ese binarismo?

Es importante que las niñas y los niños tengan un imaginario con muchos referentes y maneras diversas de estar en el mundo, que permite pensarse de una manera más plural. Pensemos que el interés de separar qué es de chica o de chico contiene una presión consumista clara, sobre el uso del rosa para chicas o de los juguetes de acción diseñados para chicos; diferenciarlos sirve para crear espacios de mercado. No puedes usar la bicicleta rosa de tu hermana porque no es apropiado para un chico. Quién dice una bicicleta, dice un jersey o un bolígrafo.

Por otra parte, quiero señalar que hay experiencias en escuelas que parten de la comunicación entre familias, profesorado y estudiantes, que plantean modelos no sexistas, que cuestionan la rigidez de estos binarismos y que trabajan activamente por los derechos de los menores trans*, posibilitando su transición o generando espacios neutrales al género. En este sentido es vital reconocer el trabajo de las asociaciones como  Chrysallis AMPGIL en Catalunya, que están haciendo un trabajo importantísimo para conseguir que se respete a los chavales.

La situación ahora es distinta a hace unos años. ¿Estamos mejorando?

Empezamos a concebir otras realidades que antes no teníamos presentes, como es el hecho que los menores también tienen género y sexualidad. Antes todos los niños y niñas que rompían las normas eran mariquitas o marimachos, pero ahora, los medios y las redes nos devuelven más imágenes distintas y posibles. Ahora estamos mejor porque hay personas trans* que son visibles, que muestran que sus vidas son posibles y diversas, también hay más derechos así como una mayor visibilidad de las familias que defienden a sus hijos e hijas trans*, profesionales que quieren innovar y rechazan las terapias reparativas… Deseo pensar que estamos transformando la sociedad cada día, un poquito.

¿Entonces la clave está en conocer otras realidades posibles?

Es clave que los chavales conozcan a otros que tengan situaciones parecidas, otras familias y personas trans* adultas que les puedan ayudar a imaginar un futuro posible. Si crees que eres el único trans* en el mundo, el sentimiento de soledad es muy grande. Si conoces a otros, puedes aprender estrategias y puedes compartir preocupaciones.

Y en esto de conocer otras realidades internet habrá jugado un papel…

¡Sin duda! Internet tiene un papel fundamental, tanto para lo bueno y para lo malo. Por una parte, te permite acceder a información sobre la transexualidad o la sexualidad no normativa, conocer a otras personas en situaciones similares. Y por otra, internet también ha servido como herramienta para hacer bullying, como en el caso de la joven Carla de Gijón, a quien sus compañeras llamaban “bizca” y “bollera”, en el que  ha habido condena a las jóvenes que la indujeron al suicidio.O en el caso de la joven norteamericana trans* Leelah Alcorn, que  escribió en su blog sobre su identidad y la falta de apoyo de sus padres como motivos de su suicidio. Internet y las redes sociales forman parte de nuestro tiempo, ha servido para que estas jóvenes se expresen y se genere una movilización de alcance mundial, que denuncia la violencia que viven los jóvenes por su sexualidad y su identidad de género.

Luego está la parte negativa y es que se pueden usar todas las herramientas de las redes sociales para acosar a alguien. Todo depende de como uses los medios a tu alcance. Imaginemos que alguien muy joven pone en un buscador palabras como “trans, transgénero o transexual”, se va a encontrar todo tipo de información, desde leyes, asociaciones o páginas porno, lo cual plantea que es necesario generar materiales específicos y este el objetivo que persigo con el libroTrans*sexualidades.

¿Se están generando estos materiales específicos?

Se están haciendo algunas cosas y entre todos vamos tejiendo una maraña de recursos. Quienes estamos en la tarea de generar libros y materiales tenemos la responsabilidad de hacerlo muy bien, porque hay una gran necesidad de saber y aún pocos materiales. Hace poco el periódico Diagonal publicó  una entrevista sobre nuestro libro y ya nos han escrito varias personas dándonos las gracias, mostrando la necesidad de hablar de este tema.

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Por otra parte, lo que tengo claro es que la información es muy importante, pero no es suficiente, saber que la transexualidad existe no es suficiente. En nuestro libro hay definiciones para entender las realidades trans*, se muestra el marco legal y médico, se incluyen también los testimonios de muchas personas. Pero hay que dar un paso más allá, hay que denunciar la transfobia y la discriminación que todavía existen, tenemos que facilitar que las personas adquieran más habilidades para entender y convivir con las personas trans* de una manera respetuosa, enfrentándose a sus ideas erróneas y los mitos existentes. Con este objetivo el libro contiene propuestas para la intervención social, que incluyen la prevención y la actuación frente a la transfobia, así como actividades para realizar en grupo y recursos, que permiten abordar nuestras actitudes y profundizar con materiales accesibles (literatura infantil, ensayo, audiovisuales, cine, etc.)

También has podido conocer muchas realidades con el libro.

Haber hecho este libro me ha llevado a hacer un gran trabajo de investigación y ¡ha sido una experiencia fantástica! Me he entrevistado con personas trans*, sus familias, los profesionales que trabajan con personas trans* y con activistas trans*. Lo que más llama la atención es la heterogeneidad que he encontrado, las personas trans* entrevistadas son trabajadores de ámbitos muy distintos, algunos son padres y madres, otros son niños y niñas muy pequeñas que se preguntan por su identidad, o bien son gente ya muy mayor que reflexiona sobre cómo han cambiado sus vivencias a lo largo del tiempo.

Ha sido muy esclarecedor escuchar y conocer a niñas y niños de cinco o seis años que van buscando las palabras para poder expresarse, para construirse en relación con su entorno y poder constatar los esfuerzos que hacen sus familias por escucharles.

Han sido cuatro años de entrevistas con gente muy diversa y de aprender a no juzgar a las personas. Desde quienes se consideran “mujeres de verdad”, hasta quienes afirman que los roles de género que tenemos no funcionan. Me he encontrado con una gran heterogeneidad, por eso me gusta hablar de realidades trans* con asterisco, porque hay identidades y vivencias muy diversas. Me interesa precisamente esa noción plural de la transexualidad. No todas las personas transitan de un género a otro, algunas simplemente rechazan el género asignado en el nacimiento. Y es precisamente con el asterisco con el que quiero señalar esta diversidad, al tiempo que también pueden encontrar consenso en la lucha contra la discriminación.

Hablas de la importancia de escuchar, que es precisamente uno de los derechos de la infancia.

No respetar la identidad de género o la necesidad de un niño o niña a expresarse con respecto a su identidad es una violación de los derechos de la infancia, así como el artículo 10 de la Constitución sobre el libre desarrollo de la personalidad. A menudo se esgrime que tenemos que impedir que los jóvenes expresen su identidad discordante, por el propio “bien del menor”, que es un argumento para aplicar el castigo o enviar al menor a una terapia reparativa, para que sean “como debe ser”. Esto es terrible, porque estamos mandando un mensaje muy claro de que la persona está enferma, es errónea, está mal y no es querible. Esta respuesta negativa tiene un impacto brutal en su vida y en la relación que construye con su familia y su entorno. El bien del menor supone acompañarle en su crecimiento, ir probando y dejarle expresarse.

Por otra parte, también es una vivencia que puede ser difícil para las familias, que tienen que replantearse sus expectativas. Por mi experiencia, hay muchos padres que están muy dispuestos a escuchar y aprender al mismo tiempo que sus hijos. Los padres tienen que entender que no son ellos los que tienen hijos, sino que son los hijos los que tienen padres.

El primer capítulo del libro Trans*exualidades se puede descargar gratuitamente

Más de la mitad de los menores LGTB sufre acoso escolar en las aulas

La historia de Alan, el transexual de 17 años que se quitó la vida el pasado 24 diciembre por “la presión e incomprensión social”, es uno de tantos casos de acoso escolar que sufren los menores LGTB. La Federación Estatal de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales (FELGTB) denuncia que más de la mitad de los jóvenes de este colectivo sufre acoso en centros educativos por su orientación sexual. El porcentaje aumenta respecto a los transexuales porque “son víctimas más visibles y eso les hace exponerse a un mayor riesgo”, explica el presidente de la asociación, Jesús Generelo.

La federación no tiene un informe único sobre acoso escolar contra el colectivo LGTB, pero extrae sus deducciones del compendio de diversos estudios. Una de las conclusiones es que la primera causa de acoso en los centros educativos es la orientación sexual, porque los menores de este colectivo “apenas reciben apoyo dentro del sistema”, subraya Generelo. La asociación denuncia que el sistema educativo está aún muy por detrás de la sociedad en lo que respecta el reconocimiento e integración de estos jóvenes en las aulas.

“Es muy dramático que tengan que ocurrir casos como el de Alan para despertar las conciencias”, se lamenta Generelo. La federación realizó una muestra con 700 jóvenes que habían sufrido acoso escolar por su condición de homosexual, cuyos datos revelaron que el 43% había ideado alguna vez el suicidio, el 35% lo había preparado con algún detalle y el 17% lo había intentado en alguna ocasión. La encuesta no incluía a los menores transexuales, como Alan, pero el presidente de FELGTB manifiesta que en este colectivo se acentúa la marginalidad y soledad a la que se enfrentan en las aulas.

No hay cifras oficiales de cuántos menores transexuales se han quitado la vida este año movidos por el acoso escolar, pero Generelo confirma que muchas veces es la propia familia la que esconde el motivo del suicidio por la dureza que supone enfrentarse a tanto sufrimiento y porque “les obliga a salir del armario”. Aunque los familiares deciden no revelar la verdadera razón del suicidio, la federación recaba los datos a través de amigos o profesores del fallecido.

Una normativa insuficiente

La identidad de género se regula en la ley 3/2007, pero para la federación la normativa es insuficiente. “Necesitamos una ley transexual que atienda todos los ámbitos”, demanda Generelo. El presidente de FELGTB revela que miembros de su federación y otras tres asociaciones de ámbito estatal están preparando un borrador que presentarán “pronto”, donde se regule el trato que deben recibir los transexuales desde su infancia para acompañarles en su desarrollo. Una legislación que recoja el espíritu de la ley andaluza 2/2014 —Ley Integral para la no discriminación por motivos de identidad de género y reconocimiento de los derechos de las personas transexuales de Andalucía— e imponga unos parámetros básicos e iguales a nivel estatal.

La triste historia de Alan tenía en su origen varios episodios de acoso de sus compañeros de instituto, que le llevaron a tan trágico final, según la asociación Chrysallis, que agrupa a familias de menores transexuales. Pero a veces es el propio centro educativo el que sitúa al joven en una situación incómoda. Como ejemplo, la niña transexual de Málaga que en 2013 abandonó un colegio concertado porque no admitía su identidad de género y le daba trato de varón porque no le dejaba vestir la falda del uniforme. La Audiencia Provincial reabrió las diligencias del caso el pasado mes de mayo, pero la titular del Juzgado de Instrucción número 10 de la capital andaluza volvió a archivarlo hace tres meses.

Las demandas de FELGTB se orientan a intentar acabar con la discriminación “sistémica” que padecen los menores LGTB tanto de sus compañeros como del propio sistema educativo. De ahí la “necesidad” de una normativa transversal que ponga el acento en la Educación, como punto de partida para erradicar los problemas que sufren algunos menores desde la infancia. “Mientras la situación siga como está vamos a seguir teniendo más casos como el de Alan”, sentencia Generelo.

La “drag queen” musulmana que desafía las amenazas

Asifa Lahore abandera la campaña por la tolerancia de los gays en las comunidades islámicas del Reino Unido

“Ahora que el Reino Unido debate si marcharse de Europa, ahora que el Estado Islámico irrumpe en Europa, vamos a asegurarnos de que suena bien claro nuestro mensaje”… Asifa Lahore (antes “conocido” como Asif Quraishi) ha saltado de laescena nocturna a la escena política y social británica, rompiendo una lanza por la aceptación y tolerancia.

La primera “drag queen” musulmana del Reino Unido -nacida de inmigrantes paquistaníes en 1983 y en el barrio londinense de Southhall-, no pudo cumplir su máxima ambición en el 2015 pero se quedó bien cerca: “Mi sueño era habertomado el testigo de Conchita Wurst y haber convertido Eurovisión en Bollywood”.

Su canción, You and I, era un doble desafío a los cánones occidentales y musulmanes, después de su lanzamiento con Punjabi Girl, en un doble guiño a Lady Gaga y Madonna, vestida con una burka con los colores del arco-iris: “Soy una chica punjabi, en un mundo punjabi…”

Bajo su alegre y descocada fachada, sin embargo, se esconde una larga década de opresión y depresión, hasta que finalmente pudo salir del armario y reafirmar su identidad: “Desde bien niño supe que era gay y que era musulmán, pero no encontraba la manera de conciliar esa doble identidad”.

En sus shows en directo recuerda las tribulaciones de su familia, cuando iban con el niño/niña de la consulta del médico a la mezquita, buscando la respuesta que no acababa de caer del cielo: “El médico le decía a mis padres que lo que me pasaba era perfectamente “natural”, pero en la mezquita insistían en que tenía que dejar de ser “gay”… o dejar de ser musulmán”.

Asifa lee regularmente el Corán y cumple a rajatabla el Ramadán, como bien pudieron comprobar el millón largo de británicos que vieron Musilim Drug Queens, el documental del Canal 4 que la lanzó definitivamente a la fama y que le puso en disparaddero de la intolerancia.

Dese su aparición televisiva no dejó de recibir insultos y amenazas, por email o en las redes sociales: “Te haces llamar musulmán, pero deberías avergonzarte de ti mismo y tendrían que matarte… Vamos a buscarte y te vamos a matar, como lo haría el Isis… No hay lugar para las “drags” en el islam, lo que necesitamos es aplicar la ley sharia”.

“Recibí amenazas de muerte, pero decidí mandarlas todas al carajo y seguir poniéndome guapa”, presume Asifa Lahore. “Soy británica, soy musulmán, soy hombre y soy mujer, y amo lo que soy… Me pueden disparar o clavar un cuchillo, pero al menos habré vivido para dar voz a miles de musulmanes en todo el mundo que llevan una vida invisible”.

Distinguida en su día con la medalla de bronce en el concurso Drag Idol UK, Asifa se ha convertido en los últimos años en una presencia habitual en la escena “gay” y en el rostro más visible entre las comunidades asiáticas del sur de Londres. Su salto sin red como cantante ha venido acompañado de un papel cada vez más activo y sonoro en las comunidades musulmanas.

Censurada en un debate

Su presencia fue sin embargo censurada durante un debate en la BBC 3 sobre la libertad de expresión en la Mezquita Central de Birmingham. Asifa respondió a los organizadores plantándose con su propia pancarta: “¿Cuándo será finalmente aceptado ser gay y ser musulmán?”.

En su última reencarnación, Asifa es la “Curry Queen”, convertida en la reina global de la comunidad “gayasian” y reclamando el derecho de las minorías étnicas a expresar libremente su sexualidad, sin miedo a los tabús culturales y religiosos…

“Cuando hice mi primer espectáculo de cabaret drag y salí vestida con un burka, la gente no sabía realmente cómo tomárselo”, confiesa Asifa al Huffington Post. “No estaban seguros si reírse podía resultar ofensivo. Tuve que trabajar duro para “refinar” mi actuación y poder agradar a la propia comunidad, y extender al mismo las fronteras y la percepción de los musulmanes entre los gays, las lesbianas, los bisexuales y los transexuales”.

La candidata transexual que Bolivia rechazó impulsa la Ley de identidad de género

Rayza Torrani García, la principal impulsora de la Ley de identidad de género

Rayza Torrani García, la principal impulsora de la Ley de identidad de género. | Imagen cedida a eldiario.es.

Un giro vital. Es lo que ha experimentado Rayza Torriani, la que es ahora la transexual más influyente de Bolivia y la principal impulsora de la Ley de identidad de género en su país. Una ley, que tras años de lucha por parte de los colectivos,  ha sido presentada por el Gobierno en un proyecto de ley y que se encuentra ahora a expensas de una aprobación definitiva.

Torriani saltó de la calle a los despachos. Pasó del anonimato de la noche al reconocimiento de la vida pública. A la carrera política. Su bandera: la defensa de los derechos humanos.

“Yo hago las cosas para las que ahora me dan palos, para las que me critican”, explica Rayza, defendiéndose de las críticas que vierten sobre ella algunos sectores LGTB. “Yo defiendo a todos aquellos que son discriminados, no solo a los LGTB”, sentencia la activista.

Su labor ha revolucionado a una parte importante de la sociedad boliviana. Creó la red Trébol en 2006, la primera red de mujeres transexuales del estado plurinacional que nació inspirada por lo que la activista escuchó dos años antes durante un viaje a Argentina, donde acudió como invitada a un evento de la Red Latinoamericana de Mujeres Transexuales.

“Para mí, antes la noche era el día y el día era la noche. Por la noche tenía que arreglarme y ponerme divina para poder ir a una esquina a vender mi cuerpo”, explica la trans a eldiario.es mientras recuerda sus inicios. “Mi vida dio un cambio radical y Argentina fue el punto de inflexión”, puntualiza. “En el evento de la red trans veo que hay otra manera de hacer las cosas y es entonces cuando tomo la decisión de cambiar y me comienzo a capacitar como activista y futura directora”, cuenta la líder transexual.

En 2014 sus labores como activista en favor de los derechos humanos ya eran reconocidas en toda Latinoamérica. Torriani había conseguido soporte social y apoyo en los sectores LGTB. Y a parte de crear la red trans en su país -La Red Trébol-, había formado también la primera red de mujeres transexuales que vive con VIH en Bolivia.

Fue entonces cuando, tras su influencia en la resolución positiva de un caso de agresión xenófoba, Torriani fue invitada a participar en las listas electorales del Partido Verde presentándose a la primera diputación por el departamento de Cochabamba. Pero las leyes bolivianas impidieron finalmente su postulación.

Bolivia discrimina a las personas trans

La activista transexual, todavía no tiene el cambio de género reconocido legalmente. En su documentación aparece el nombre de varón con el que nació, que le impidió presentarse como candidata a las elecciones. “Yo en el fondo temía que eso pudiera pasar”, cuenta Torriani, aunque sostiene que “confiaba en que las instituciones aceptaran la candidatura como varón”.

Las leyes bolivianas exigen, hasta el momento, que los candidatos varones estén en posesión de la tarjeta militar. Un documento que acredita que el postulante ha realizado el servicio militar público de manera voluntaria. Torriani, como mujer, no prestó sus servicios a las fuerzas del estado, algo que asegura “sería una tortura para cualquier persona transexual”. “La ley dice que hay que ser bien macho para ejercer el servicio militar”, puntualiza la líder del movimiento transexual.

“Me discriminaron desde el momento en el que no me dejaron inscribirme en el padrón electoral”, denuncia Torriani. “En ese momento se hizo público que no se respetaba la imagen de la persona en Bolivia”, recalca la activista.

Pero lejos de dejarla fuera del panorama político, el apoyo del Partido Verde y de los activistas en favor de los derechos humanos impulsaron la carrera de Torriani. “Esto ayudó”, cuenta, “soy la mujer que ha movido la causa transexual en Bolivia”, asegura.

“Como política he conseguido acceder a muchos despachos, reunirme con mucha gente”, explica Torriani, que ha negociado con varios partidos y ha conseguido llevar a la cámara legislativa la norma de identidad de género.

La batalla judicial del cambio de sexo

La Constitución boliviana en vigencia sanciona en el Artículo 14 inciso II la discriminación por razón de identidad de género, algo que no garantiza el cambio de sexo a las personas trans.

Hasta la implantación de la nueva ley, cambiar de sexo de manera oficial en el país latinoamericano solo puede conseguirse a través de la vía judicial. Un camino que supone un largo proceso y que según datos recopilados por la prensa del país solo han conseguido finalizar seis personas desde 2006.

La propuesta de ley impulsada por Torriani conlleva que el cambio de sexo se convierta en un trámite administrativo, abandonando así la vía judicial. Un trámite, en el que según los datos de las asociaciones bolivianas LGTB, están interesadas por el momento más de  1.085 ciudadanos.

“Los requisitos ya no serán tan tediosos”, explica la propulsora. Según su propuesta, solo haría falta el carnet de identidad, un certificado de nacimiento, fotografías del cambio físico y un informe psicológico en el que se especifique el tratamiento hormonal que se ha seguido la persona solicitante.

“Cuando se apruebe la ley primero quiero que cinco mujeres trans se cambien el nombre”, explica Torriani. “Cuando cinco ya lo hayan hecho, entonces lo haré yo”, sentencia la activista.

La fascinante vida de Lili Elbe, la primera transexual de la historia

No pudo describir con palabras lo que sentía: no existía aún una de definición. Una novela desenterró su vida, pero han pasado 18 años hasta que un director se ha atrevido a llevarla al cine en ‘La chica Danesa’.

la chica danesa

Ese día la modelo no se presentó. Gerda Wegener, la joven ilustradora que se había hecho un hueco con sus estilizados retratos femeninos, quería acabar su esbozo y, a sugerencia de una amiga actriz que pasaba por allí,le pidió a su marido, Einar Mogens, quien siempre había sido delgado y esbelto, que se pusiese el vestido con falda plisada, los tacones y las medias. Un rato de posado sería suficiente.

Es imposible adivinar si Gerda, quien de tonta tenía poco y conocía y amaba a Einar como nadie, sabía dónde se estaban metiendo ambos cuando le pidió a su marido que se vistiese de mujer aquella tarde, en el apartamento que compartían en Copenhague. Pero para ninguno de los dos la vida volvería a ser la misma.Einar nunca se había sentido tan auténtico como cuando se puso esos tacones y, gradualmente, empezó a vestirse de mujer. No de una mujer cualquiera, sino de Lili, la persona que inventó y que cada vez fue pasando más tiempo con Gerda, quien la paseaba por los cafés y la presentaba como su hermana. Tras viajar por Italia y Francia, ambas acabarían instalándose en París en 1912, donde Lili vivía y vestía como una fémina, y Gerda tenía relaciones con otras mujeres.

Unos años más tarde, Lili se convertiría legalmente en Lili Elbe, la primera persona transexual, o por lo menos la primera registrada, en pasar por un procedimiento de reasignación de género. Primero se sometió a una castración quirúrgica bajo la supervisión de Magnus Hirchsfeld, el famoso doctor alemán que fundó la primera asociación de defensa de homosexuales y transexuales, y después pasó por varias operaciones a manos de Kurt Warnekros, el cirujano de Dresde al que Elbe se refería como su creador y salvador. En 1933, Warnekros planeaba completar el proceso implantando a Elbe un útero y creándole una vagina artificial, pero la pintora (que ya casi no lo era: Elbe pensaba que el arte pertenecía a Einar, a su pasado) no pudo superar la operación y murió días antes de cumplir los 50.

Lili Elbe en 1926

Lili Elbe en 1926

Una lucha en soledad

A pesar de su relevancia histórica, la historia de Lili, quien escogió para su apellido de mujer el nombre del río que pasa por la ciudad en la que volvió a nacer, el Elbe, tan solo era conocida entre académicos y activistas de la comunidad LGBTQ hasta que cayó en manos de David Ebershoff hace 18 años. Ebershoff, entonces editor en Random House, la noveló en lo que sería para él su debut literario, La chica danesa (Anagrama). Tras dar muchas vueltas por los despachos de Hollywood –durante un tiempo, Nicole Kidman estuvo asociada al proyecto– el libro ha llegado por fin al cine de la mano de Tom Hooper y con Eddie Redmayne y Alicia Vikander en los papeles de Lili y Gerda. Se estrenará el 15 de enero. El autor se siente orgulloso: «En septiembre, visité la tumba de Lili en Dresde y el director del cementerio me dijo que cada mes unas 10 personas acuden a presentar sus respetos. Le dejan flores y velas o pasan tiempo con ella. Imagino que el número ha crecido en los últimos años y que con el filme se entenderá todavía más quién fue y qué consiguió. Es por eso que necesitamos más historias y es por eso que el público ha escuchado y aceptado las de Caitlyn Jenner, Laverne Cox, Chaz Bono, Renée Richards y muchos otros. Cada vez que una persona transgénero cuenta su experiencia, nuestra comprensión colectiva crece».

Cuando Ebershoff habla de una «pionera» el término adquiere connotaciones heroicas, pero ser el primero, la primera en este caso, en llegar a cualquier sitio implica hacerlo en la más absoluta soledad. Por no tener, Elbe no tenía ni una palabra para referirse a lo suyo. El doctor Hirchsfeld, que trató durante toda su vida de honrar la investigación sobre sexualidad y género en una disciplina médica tan respetable como cualquier otra, hacía poco que había acuñado el término «transexualismus» para referirse a aquellos que querían convertirse en, y no solo parecerse al sexo opuesto. Nadie se la dijo a Einar. Los doctores a los que visitó durante su juventud en Dinamarca lo calificaron de histérico o pervertido. «Una de las cosas que encuentro más significativas sobre Lili Elbe es que ella no tuvo ejemplos o modelos, ningún mentor a quien admirar, ningún recurso, ningún medio que reflejara su vida y prácticamente ninguna información médica. No solo transitó por un camino inhóspito, sino que ella tuvo que ir poniendo los cimientos de ese camino. Estaba sola excepto por su esposa», dice Ebershoff.

Gerda Wegener, A summer Day,1927

Gerda Wegener, A Summer Day, 1927

Tras casi dos décadas viviendo como una mujer con una biografía inventada, la historia de Lili se hizo pública y causó en su país un ruido similar al que generó Christine Jorgensen en Estados Unidos en los años 50. Jorgensen, el soldado que combatió en la Segunda Guerra Mundial que pasó por una operación de reasignación de sexo, se convirtió en una celebridad menor y objeto de fascinación para los tabloides. «Cuando se filtró su historia, Lili no tuvo otra opción que salir del armario y contarla», relata su biógrafo. «Por un lado, disfrutó la oportunidad de contar su transición, pero por otro dudaba sobre cómo respondería el mundo. Una parte de Lili amaba la atención y otra tan solo quería ser una chica danesa con una vida normal». Convertirse en una figura pública la obligó a romper con su pasado y con Gerda. Dinamarca reconoció su nueva identidad con un pasaporte y anuló el matrimonio. Lili albergaba ilusiones fantasiosas, como concebir un hijo con su nueva pareja, pero tenía negras premoniciones. Antes de pasar por la operación que la mataría, escribió a un amigo: «He probado que tengo derecho a vivir existiendo como Lili durante 14 meses. Se podría decir que 14 meses no son mucho, pero para mí es una vida humana completa y feliz».

De candente actualidad

No es casualidad que la película se haya materializado ahora y no hace cinco o diez años y que haya conseguido un reparto envidiable –para Redmayne es su primer papel tras el Oscar y Vikander vive un momento estelar con Ex Machina y Testament of Youth–.Caitlyn Jenner, Transparent, Laverne Cox y Andrej Pejic entre otros han conseguido que las reivindicaciones de las personas transgénero se hagan más visibles. La chica danesa se proyectó en la Casa Blanca en una velada dedicada a los derechos de los transexuales. Que la dirija Hooper, un director de quien se puede decir que su género es «lo oscarizable» (suyas son El discurso del rey y Los miserables) es ya de por sí significativo, como él mismo admite en una entrevista en Time: «Ahora todo el mundo cree que es una opción obvia para mí; dice mucho de la revolución que ha habido en la aceptación de las historias trans». La elección de Redmayne, sin embargo, no estuvo exenta de polémica. Se señaló que debería ser una actriz transexual quien interpretase a Elbe. David Ebershoff, por lo menos, está satisfecho con el actor cisgénero (lo contrario de transgénero) y heterosexual que da vida a su Lili. «Cuando visité el plató, vi que Eddy derramaba cada gota de su talento interpretándola con profundidad, sutileza y una amplia gama de emociones. Como escritor, no me gusta la idea de que algunas historias están fuera de mi alcance». Aun así, reconoce que hay que tener en cuenta esas voces disidentes. «Lili es una parte importante de la historia de esa comunidad. Se sienten orgullosos de ella y su vida se tiene que contar con empatía y dignidad».

Eddie Redmayne en el papel de Lili

Eddie Redmayne en el papel de Lili

La muerte de Alan

“Paso el año recorriendo lugares en los que socializan personas transexuales, entornos sanitarios, centros educativos, espacios de ocio… y tengo que decir, claramente, que en muchos de los casos lo que falta es sensibilidad… Jamás identificaremos como transfobia algo que entendemos como un “juego de niños”

Llevo un buen puñado de horas en silencio, no he sido capaz de agarrar ningún teclado para hablar del trágico suceso que ha conmocionado España en los días de Navidad, y sin embargo, puede que much@s hayan echado de menos que yo compartiese o dijese algo sobre el asunto.

Ha habido varios motivos para que se produzca este silencio…

El primero, es que he estado madurando de qué manera hacía llegar esta información a l@s integrantes del grupo de personas trans de Extremadura y sus madres y padres… En la mayoría l@s chic@s que lo forman son jóvenes –algun@s de ell@s no son mayores de edad- y sinceramente no me apetecía que esta triste noticia empañase las fechas navideñas de paz y familia que estaban pasando. Esta noticia, puede provocar un efecto llamada para otr@s chic@s que estén en situaciones similares, y debemos estar muy pendientes de ellxs, para que nada de esto vuelva a sucederle a nadie.

Por otro lado, y esta sería la segunda causa, es que me parece oportuno deconstruir el concepto de transfobia tal y como la venimos entendiendo. Seguramente, entendéis la transfobia como un profundo sentimiento de odio hacia las personas transexuales, que se sustenta en la ausencia de conocimiento o empatía hacia la realidad transexual. Sin embargo yo tengo otra teoría.

Efectivamente transfobia es el miedo o rechazo hacia las personas trans, el bullying o acoso escolar por esta misma causa también lo es. Hacemos campañas y actuamos cuando se producen de manera clara y directa, las organizaciones gestionamos decenas de casos cada año, en las que nuestras gentes sufren esta lacra. Sin embargo… por qué no llegamos a otras… por qué se nos sigue escapando aquella que es sutíl, la que no se denuncia, la que apenas se ve. La respuesta es clara, porque no la consideramos, porque no la identificamos como transfobia.

Paso el año recorriendo lugares en los que socializan personas transexuales, entornos sanitarios, centros educativos, espacios de ocio… y tengo que decir, claramente, que en muchos de los casos lo que falta es sensibilidad… Jamás identificaremos como transfobia algo que entendemos como un “juego de niños”. En realidad hay transfobia en los chavales y chavalas que acosan a nuestr@s compañer@s, ¡¡claro que la hay!! Pero más aún existe en los adultos que la acompañan con tibieza, en quienes miran para otro lado sin ser capaz de identificar un claro riesgo para las vidas de nuestrxs chavalxs… Y pido disculpas al puñado de cómplices que tenemos en este camino, que los hay, pero son sólo un puñado, generalizar es siempre injusto.

Lo que le ha sucedido a Alan no es más que la respuesta de esta sociedad a la realidad transexual, invisibilizarla, no tomarla en consideración, pensar que… “no será para tanto” ¡¡maldita frase!! ¡¡maldita sociedad!!

“Demasiado mayor para ser transexual”

Verónica, transexual a la que la Generalitat catalana le niega la vaginoplastia

Verónica, transexual a la que la Generalitat catalana le niega la vaginoplastia

A Verónica no le permiten terminar el proceso de cambio de sexo porque “ya es demasiado mayor para ser transexual”, dice esta mujer de 52 años. Llevaba seis años en una lista de espera para ser sometida a una vaginoplastia -cirugía para modificar los genitales- y asegura que en abril le confirmaron que había sido excluida.

“Me tenían que haber operado en 2013, terminó el año y tampoco me intervinieron. Cuando preguntaba sobre el retraso de la intervención, me respondían que la culpa la tenía la crisis. Pero vi que una chica más joven, que llevaba menos tiempo esperando, sí que era operada”, recuerda esta colombiana que lleva 15 años viviendo en Barcelona. “Desde pequeña quería ser mujer, en Colombia no tuve la oportunidad, pero cuando llegué aquí sentí más libertad. Hace siete años comencé la transición de género”.

Al final, este año le confirmaron la decisión que preveía: no iba a ser intervenida porque su edad “no permite garantizar el resultado óptimo esperado tras la cirugía”, señalan las especialistas de la Unidad de Identidad de Género del Hospital Clínic (Barcelona) en un informe emitido en febrero al que ha tenido acceso eldiario.es.

Asimismo estas profesionales justifican la negativa esgrimiendo que “la paciente no trabaja y tiene pocos recursos económicos” y también consideran destacable que Verónica no cuente con apoyo familiar ya que, según señalan en este documento, “no puede tener el soporte social y/o familiar para los cuidados del postoperatorio”.

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nforme emitido en febrero del 2015 por la Unidad de Identidad de Género del Hospital Clínic

El Observatorio catalán contra la homofobia considera que esta mujer está siendo discriminada y por eso su presidente denunció su caso ante el Defensor del Pueblo catalán (Síndic de Greuges). Esta institución ha dado la razón a la paciente en una resolución emitida a finales de octubre que desmonta las argumentaciones de la administración, solicita al Departamento de Salud que revise este caso y cuestiona que no se haya puesto en duda “hasta ahora” la inclusión de la paciente en la lista de espera.

Por un lado, el Defensor recuerda que los seis años que ha estado esperando a ser intervenida “no son imputables a la paciente” y que el paso del tiempo “ha jugado en su contra, de tal forma que ha supuesto su exclusión”.

Por otro, se pronuncia sobre la falta de entorno social y recursos económicos a los que hacen referencia las especialistas. Recuerda que durante estos años Verónica ha contado con el acompañamiento de  ACATHI (Asociación catalana por la integración de homosexuales, bisexuales y transexuales inmigrantes) y que esta organización “estaría dispuesta a ofrecerle apoyo postquirúrgico” y “asumir el coste del material”.

El Departamento de Salud ha señalado a eldiario.es que la exclusión se debe a “criterios médicos” y no ha confirmado que vaya a revisar el caso.

“Llevo seis años con mi vida paralizada a la espera de ser operada. No me he ido a otras ciudades en las que tenía opciones de encontrar trabajo para no cancelar el procedimiento médico porque nunca me llegué a imaginar que iba a ser excluida de la lista de espera”, añade esta mujer. Para ser incluida en el programa quirúrgico, Verónica estuvo siguiendo un tratamiento en la Unidad de Identidad de Género durante dos años, 12 meses de tratamiento hormonal y 12 meses de experiencia real.

“Se está vulnerando la ley contra la homofobia”

El presidente del Observatorio catalán contra la homofobia considera que en este caso no se están respetando los derechos sexuales y, por lo tanto, no se está cumpliendo la ley contra la homofobia aprobada por el Parlamento catalán. “Creemos que denunciar esta situación ante la Administración no iría a ningún sitio porque son los mismos que han excluido a Verónica. Por eso, decidimos iniciar un procedimiento ante el Defensor del Pueblo”, apunta Eugeni Rodríguez, portavoz de este organismo.

Aunque la vaginoplastia no está incluida en la cartera del Servicio Nacional de Salud, el Defensor recuerda que “esta operación forma parte de la cartera de prestaciones complementarias que puede ofrecer una comunidad autónoma”. Al año en Cataluña se realizan ocho intervenciones de este tipo y hay una lista de espera de 187 pacientes. Por lo tanto, Verónica reivindica que no es una “batalla” personal. “Hay muchas personas del colectivo LGTB en la misma situación”, recuerda. Añade que van a seguir protestando, han comenzado una r ecogida de firmas en Change.org y no descartan manifestarse en la calle contra el Departamento de Salud.

Más de la mitad de los jóvenes homosexuales sufre acoso escolar

La pasada Nochebuena un joven transexual se suicidió en Barcelona por “la presión e incomprensión en el ámbito escolar”. Un estudio de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales, sobre una muestra de 700 menores acosados por su orientación sexual, asegura que el 43% pensaron en el suicidio.

SOCIEDAD ALAN TRANSEXUAL QUE SE HA SUICIDADO CAPTURAS DE LA WEB DE CHRYSALLIS ASOCIACION DE FAMILIAS DE MENORES TRANSEXUALES

Imagen de Alan, el joven transexual que se quitó la vida la pasada Nochebuena.

MADRID.- Más de la mitad de los jóvenes homosexuales sufre acoso escolar por orientación sexual, según la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (Felgtb), que urge a abordar con seriedad este problema que se prolonga años y que permanece invisible en la mayoría de los casos.

El porcentaje de acoso es superior en el caso de los niños transexuales, y un triste ejemplo de ello es Alan, que se suicidó hace unos días por “la presión e incomprensión” que sufría en el ámbito escolar, a pesar de contar con el apoyo de la familia y haber obtenido la autorización de un juez para cambiar su nombre en el DNI y en los documentos oficiales.

El presidente de la Federación, Jesús Generelo, asegura que al menos el 55% de los jóvenes LGTB afirmaron, en un estudio realizado por este colectivo, haber sufrido algún tipo de violencia psicológica o física en el ámbito educativo.

“Hicimos otra investigación para saber las consecuencias sobre la salud de los chicos acosados y con una muestra sobre 700 jóvenes que lo sufrieron concluyó que el 43% idearon el suicidio, el 35% lo prepararon con algún detalle y el 17% lo había intentado en alguna ocasión”, explica Generelo, quien recuerda que estas cifras duplican las cifras de riesgo de suicidio de la población de adolescentes en general.

El mayor porcentaje de acoso se da entre los 12 y 15 años, pero la federación tiene datos de víctimas desde la temprana edad de 5 años. En el caso de los niños transexuales, destaca que el porcentaje de víctimas de acoso es superior porque “son víctimas más visibles, y eso les hace exponerse a un mayor riesgo”.

“En el colegio, les llaman con el nombre equivocado o se les viste con el uniforme equivocado, usan unos vestuarios en los que no se sienten cómodos; es una permanente puesta en cuestión de lo que se espera de ellos”. “Es exigirles que tengan mucha fortaleza, que aguanten heroicamente y que perseveren en lo que ellos saben que está equivocado”, asegura Generelo.

Además, algunos de los jóvenes transexuales “no quieren ir al médico porque allí también se les llama con un nombre diferente con el que las familias les conoce, si lo tiene ya aceptado”.

Para superar estos obstáculos, el presidente de la Felgtb, que agrupa a los principales colectivos homosexuales de España, reclama una ley integral de la transexualidad garantice “que no son personas enfermas, sino que el daño viene del entorno”.

A su juicio, la norma debería establecer la creación de unidades de tratamiento o de identidad de género en el ámbito sanitario “y no de trastorno”, además de establecer “el derecho a la autodeterminación de la identidad para todos, para que no tenga que ser un médico después de dos años el que decida la identidad del joven”.

“La ley debe unificar el tratamiento que se da a estas personas en toda España, establecer un mismo criterio educativo y formar a funcionarios, trabajadores sociales y otros profesionales para que conozcan esta realidad y les sepan dar la atención que merecen”, añade.

Para el responsable de la Federación, “es un problema de una gravedad inmensa, generalizado en todas las comunidades autónomas y no se está abordando con la seriedad y la estructuración que requiere”, ha añadido. “No se puede abordar la lucha contra este acoso por los casos que surgen, porque eso sólo es la punta del iceberg. Debe hacerse de manera preventiva y con criterios de identidad de género”.

En este sentido, plantea que “los alumnos en general deben saber que se trata de una circunstancia que parte de la diversidad humana y que debe ser respetada y los alumnos LGTB han de saber que tienen unos derechos y que no es normal recibir insultos y percibir esa sensación de marginalidad”.

Según la encuesta de la Felgtb, la violencia verbal -burlas, insultos o rumores- afecta a un 64% y normaliza una violencia de tipo psicológico que degrada y menosprecia al menor por el hecho de ser LGTB.

Le sigue, por la incidencia, la violencia social -mecanismos de rechazo, exclusión y aislamiento hacia la persona por parte del grupo- que la sufren hasta un 37% a los que se les impide su participación y un 39% a los que no se les deja hablar o se les ignora.

Respecto a la violencia física, el 5% dice haber recibido palizas, un 6% acoso o agresiones sexuales, un 23% amenazas, a un 36% le han tirado cosas, ha recibido golpes o empujones y un 14% ha sufrido algún tipo de violencia por el hecho de ser homosexual a través de internet o móvil.

“Lo de Alan no es un suicidio, es un asesinato social”

BARCELONA 27 12 2015  Sociedad   Concentracion por el suicidio de un transexual de 17 anos por acoso escolar          FOTO de RICARD CUGAT

Concentracion por el suicidio de un transexual de 17 años por acoso escolar

En un ambiente de rabia y tristeza, un millar de personas se concentró este domingo en la plaza de Sant Jaume para recordar aAlan, el menortransexual de 17 añosque se suicidó la víspera de Navidad, y para exigir a la sociedad que plante cara ante la transfobia y evite más casos como el suyo. “No es un suicidio, es un asesinato social”, rezaba un manifiesto que se leyó dos veces.

La concentración fue convocada por Chrysallis, asociación que agrupa a familias de menores transexuales, y que la familia de Alan descubrió hace solo un mes. “No le pudimos ayudar pero él nos ayudará mucho”, afirmaba la presidenta de la entidad, Natalia Aventín. Los congregados encendieron velas y guardaron cinco minutos de silencio y estuvieron allí más de una hora y media.

Alan había logrado hace un mes modificar, vía decisión judicial, su DNI. Casi un hito, a la vista de que solo 25 menores lo han conseguido en España: por ley hay que ser adulto y llevar dos años en tratamiento de hormonación. Pero no fue suficiente para paliar todo el dolor de Alan. El menor había sufrido acoso en varios centros, también en el último al que llegó, en Sant Cugat. Allí, lamentaban en la concentración varios participantes, sufrió el acoso por parte de tres chicas.

De hecho estaba ingresado por depresión. Le dejaron salir para las fiestas navideñas, aunque según alguna versión si no le volvieron a ingresar el mismo 24 de diciembre fue por falta de camas. Muchos de los asistentes consideraban que se podía haber hecho más, empezando por el colegio. Fuentes de Ensenyament, el colegio y la familia estaban en contacto para abordar el problema del acoso escolar. Y agregan que se había fijado una reunión para después de las vacaciones navideñas y no antes porque el menor estaba ingresado.

LA PRIMERA Y ÚLTIMA NAVIDAD

“Esta era la primera Navidad que Alan vivía de acuerdo a su identidad. Era también la primera en la que celebrar un DNI recién estrenado. Pero, trágicamente, ha resultado ser la última. La transfobia en el ámbito escolar ha podido con Alan. Sufrió mucha transfobia a lo largo de su vida; como su madre dice, lo ocurrido no es resonsabilidad de una sola persona, sino que cada día durante años, alguien se ocupó de que supiera que su diversidad no era aceptada. Entre todos le mataron. No ha sido un suicidio, sino un asesinato social”, explicaba el comunicado que se leyó, que subrayaba que las personas transexuales y sus familias sufren de forma cotidiana “actos de microviolencia tanto social como institucional que se acumulan y que, como le pasó a Alan, se convierten en una carga insoportable”.

Los padres de Alan no acudieron a la concentración. Por la mañana, hubo un velatorio en el tanatorio de Rubí al que acudieron algunos miembros de Chrysalis. Luego, ya en la intimidad familiar, el cuerpo fue llevado al crematorio. A la concentración acudieron representantes de algunos partidos y la secretaria de Família, de Benestar Social i Família, Dolors Gordi.

Los frentes de batalla del colectivo transexual y de sus familiares son varios. Por un lado, la ignorancia general sobre su situación. Por otro, las trabas administrativas para lograr un cambio de documentación, que puede resultar clave para algunos menores (y adultos). Pero sobre todo, la protección de los transexuales frente a agresiones de todo tipo. “Desde Chrysallis, exigimos a los poderes públicos, a las administraciones educativas y sanitarias, a los encargados de registros civiles, a los grupos parlamentarios y partidos políticos, y en general a toda la sociedad, que se proteja a los menores transexuales, haciendo que se reconozca y respete su identidad sexual”, proseguía el comunicado, que concluía así: “La transfobia nos mata a todos.Todos somos Alan”.