Leer las cartas de amor lésbico de Virginia Woolf en tiempos del ‘sexting’

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Virginia Woolf en la película ‘The Hours’

Hay una creencia equivocada de que los demonios internos de Virginia Woolf le impedían sentir placer sexual. Que se obsesionó tanto por buscar la androginia en su obra que repudiaba cualquier alarde de femineidad. Que su torpe gusto al vestir, como ella misma lo definía, era en realidad una manera de reivindicar la represión machista y económica sobre las mujeres de la época.

La escritora británica fue, en efecto, una de las mentes más lúcidas contra la encorsetada herencia victoriana y una firme defensora de que las mujeres firmasen como ellas mismas sin ser catalogadas de literatura ñoña. Pero también sintió deseo, y mucho, por Vita Sackville-West. Soñaba con sus grandes senos y le gustaba verla rebosante de perlas, “como un racimo de uvas”. Admiraba el estilo recargado de Vita porque las burlas hacia su aspecto desaliñado le atormentaban más de lo que estaba dispuesta a admitir, según dice en el cuento Un vestido nuevo.

Son los detalles de una de las mejores y breves historias de amor que nos ha dejado la literatura. Porque su affaire, además de trascender en la vida real, reside en las cartas que ambas se intercambiaron con exquisito lenguaje erótico. Correspondencia que ahora refresca su tinta en el nuevo libro de Pilar Bellver,editado por Dos Bigotes. A Virginia le gustaba Vita habla de la trastienda de sentimientos de aquel romance mientras pendula entre los hechos y la ficción documentada.

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Portada ‘A Virginia le gustaba Vita’

Los comienzos de esta intensa amistad fueron retorcidos, pero los antecedentes no son la prioridad del libro. Bellver prefiere hacernos entender por qué su relación se salía de lo convencional, tanto a nivel sexual como de la misma concepción del amor. Y no solo entre ellas, también hacia sus maridos: Leonard Woolf y Harold Nicolson.

Si Virginia Woolf nos sigue perteneciendo como símbolo es, en cierta manera, gracias a su gusto por escribir cartas. Los biógrafos no han necesitado estrujarse los sesos para adivinar su ideología o preferencias sexuales en su obra, porque ella misma las anunciaba de viva voz.

Lo mismo ocurría con Sackville. Si su mundo interior era una verbena, el que vivieron en alto no se quedaba atrás. Ambas eran populares entre el grupo de Bloomsbury, cultas, protagonistas de anécdotas macarras -Woolf se disfrazó de hombre negro para colarse entre la corte de los príncipes de Abisinia– y estaban locas por el intelecto femenino.

Los lectores que ya conozcan esta aventura sáfica encontrarán en  A Virginia le gustaba Vita la imaginación necesaria para completar ciertas lagunas. Los primerizos tendrán aún más suerte y serán testigos de un mundo privado sin prejuicios homófobos ni ataduras sentimentales. Y para muestra, el primer narrador omnisciente de este affaire lésbico: el hijo de Vita, Nigel Nicolson, que publicó los detalles menos conocidos de la doble vida de su madre en  Retratos de un matrimonio.

Amantes, pero siempre esposas

“Estoy segura de que en todo Londres solo a ti y a mí nos gusta estar casadas”, le escribió Woolf a su amiga en una de sus cartas. Esa sencilla frase representa todo lo que la una esperaba de la otra y también lo que sus maridos esperaban de ambas.

Vita era una aristócrata y lesbiana confesa que se había casado con Harold Nicolson, un diplomático gay con el que encontró el perfecto equilibrio para seguir con sus líos de faldas. Ese nivel de “confianza”, como lo describe su hijo, era fruto de una absoluta noción y respeto por las “diversiones masculinas” de uno y las escapadas mujeriegas de la otra.

El matrimonio Woolf se ceñía un poco más a la moral conservadora del siglo XIX. Leonard parece que llevaba peor la orientación sexual de su mujer, pero sabía que había renunciado a cualquier acercamiento en la alcoba en el momento que dijosí, quiero. Ella se lo había dejado bien claro. Aún así se amaban, se cuidaban -él más por la fragilidad anímica y física de su esposa- y se alimentaban mentalmente. Virginia tampoco se consideraba lesbiana, pero sí que se definió como queer en alguno de sus textos.

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Leonard y Virginia en ‘The hours’

¿Qué se daban Vita y Virginia? La primera estaba prendada de la prosa de Woolf y esa admiración no era mutua, aunque Sackeville era mucho más conocida entre la élite como autora que  La señora Dalloway. De hecho, tras el primer encuentroVirginia no escribió precisamente bondades de su futura amante. “Es recargada, bigotuda, con los colores de un periquito y toda la soltura de la aristocracia, pero sin el genio del artista”.

Y fue precisamente eso último lo que le hizo sucumbir a su arrebato. Sackville presumía de su ascendencia malagueña para ser una depredadora carismática en un mundo de lores ingleses. No había mujer, según dicen, que se resistiese a su conquista y se encaprichó de Virginia desde el principio: “Tú también te rendirías a su encanto y personalidad. La cabeza me da vueltas pensando en ella”, escribió en una carta a su padre. Los dos matrimonios entablaron una relación muy cercana, sobre todo entre las mujeres, y no fue hasta tres años más tarde cuando admitieron su amor.

Devoción antes que pasión

Lo brillante de su relación es que ponían por escrito toda su devoción al mismo tiempo que conocían su fecha de caducidad. Vita y Virginia consumaron ese amor cerca de la famosísima villa de Knole, pero seguían respetando su espacio, esahabitación propia que tanto ansiaba Woolf. Los detalles de aquella fusión apenas se conocen porque Virginia las omitió de su diario por respeto a Leonard y Vita dio menos cuenta de ellas que de sus apasionados encuentros con Violet Trefusis.

“Me gusta su caminar a grandes pasos con sus largas piernas que parecen hayas, una Vita rutilante, rosada, abundosa como un racimo, con perlas por todos lados. Veo una Vita florida, madura, con su abundante pecho: sí, como un gran velero con las velas desplegadas, navegando, mientras que yo me alejo de la costa”- Virginia sobre Vita.

Pero Sackville era de espíritu indomable y solo se casaba con su marido (y porque este toleraba su promiscuidad). Los celos de Virginia por la nueva presa de Vita, la periodista de la BBC Hilda Matheson, resquebrajaron cualquier resto de pasión y aparcaron sus experimentos sexuales. Sin embargo, lograron reponerse a la ira de Eros y no hubo reproche entre ellas, aunque sí mucha pena.

Entre las idas y venidas de Vita, y para aplacar su desasosiego, Virginia escribióOrlando como homenaje y terapia contra unos demonios que le arrastraban cada vez más hacia el río. “Era un himno de gratitud a la felicidad que Vita le había dado. La más larga y hermosa carta de amor jamás escrita”, escribió Nigel Nicolson sobre la novela de 1928. También era un manifiesto hermafrodita contra los roles de género y sus estúpidas leyes hacia las mujeres, como las que impidieron a Vita heredar su villa de Knole.

Pero sobre todo era un canto a la amistad femenina por encima de la lujuria. “Qué placer sería poder tener amistad con mujeres: ¡una relación tan secreta y privada comparada con las relaciones con los hombres!”, había escrito Virginia en uno de sus diarios. Así que hizo frente al dolor y no dejó escapar a Sackville, y eso es más sexy que cualquier relato erótico.

El Obispado de Getafe desahucia a una pareja lesbiana con tres menores

Laura y Aroa ocuparon un piso propiedad de la diócesis tras su primer desahucio. Sin ingresos y con tres niños de 5, 8 y 10 años, se enfrentan al lanzamiento después de que la diócesis rompiera negociaciones con la pareja tras conocer que eran lesbianas, denuncian.

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Laura protesta ante el la Diócesis del Obispado de Getafe contra su desahucio y el de su novia y sus tres hios menores.- SARA DÍAZ

MADRID.- El movimiento contra los desahucios consiguió en 2014 que Laura y Aroa no fueran desahuciadas. No le duró mucho el respiro a esta pareja lesbiana que vive con tres menores a su cargo y sin ningún tipo de ingreso. El mal estado de la vivienda y las presiones por parte de un fondo de inversión al que Bankia había vendido su casa, las obligaron a sacar sus pertenencias y buscarse otro lugar donde vivir.

n esta situación, Aroa y Laura recurrieron a la solución más obvia, rápida y fácil. Una solución a la que están recurriendo cientos de personas en la Comunidad de Madrid y miles en todo el país. Ocuparon una casa deshabitada.

Quiso la casualidad que el piso que escogieron, en la calle Moraleja de Enmedio de Móstoles, al sur de Madrid, fuera propiedad del Obispado de Getafe. Lo único que sabían era que llevaba más de cinco años vacío, según afirman la plataforma antidesahucios de la localidad y las propias afectadas. “Nos enteramos que era del Obispado un día que la Policía vino al bloque por los gritos de unos vecinos. Salí a ver qué pasaba y una vecina le contó a los agentes que estábamos ocupando una casa de la diócesis”, explica Laura. Pocos días después tocaron a su puerta un par de sacerdotes. Les contaron su caso y, según afirman, accedieron a prestarles ayuda.

Una decisión homófoba

“Nos dijeron que prepararían otra casa que tenían, que negociaríamos un alquiler social, que nos iban a ayudar”, relata Laura. Pero el resultado ha sido una sentencia judicial “comunicada in situ” que fija la fecha del desahucio de esta familia para el próximo 19 de octubre. Según las afectadas, la actitud de la diócesis cambió cuando se percató de que eran una pareja homosexual en lugar de hermanas. “Si no, no entiendo por qué al principio sí nos iban a ayudar y luego nos llega una citación judicial de golpe o porrazo”, apunta la afectada.

“La diócesis se niega a negociar un alquiler social argumentando que la vivienda es para personas necesitadas”, explica la Plataforma Stop Desahucios en un comunicado. Al parecer, Laura y Aroa no necesitan nada. Por eso han decidido cometer una ilegalidad y arriesgarse a quedarse sin casa de nuevo, a ser condenadas por un delito de usurpación de inmuebles y multadas con 270 euros. Eso fue lo que dictó el juez en la vista celebrada hace casi un mes, después de que la diócesis cursara la correspondiente solicitud en el juzgado. La pareja ha recurrido el fallo.

Laura y Aroa denuncian un caso de homofobia por parte de la Diócesis de Getafe, que no ha contestado a los repetidos requerimientos de Público. Sin embargo, en declaraciones a la agencia EFE, el canciller de la diócesis aseguró hace escasos días: “No sabíamos que eran lesbianas, no las echamos por su condición sexual, eso es falso”. A diferencia de la versión de Laura, el prelado asegura el piso es “para los sacerdotes que atienden las parroquias”, porque “según van cambiando los párrocos de la zona utilizan ese piso”.

Más tiempo

“Lo único que pedimos es un poco de tiempo para encontrar una solución”, asegura Laura. Tras mucho tiempo en el paro, hace una semana empezó a trabajar en el comedor de un colegio. “Nada del otro mundo, un contrato a tiempo parcial que no llega ni para un alquiler de 500 euros”, dice. Por eso necesita un alquiler social. El viernes, junto a vecinos y activistas, se plantó en la puerta del Obispado, en Getafe “para intentar que alguien diera la cara y nos escucharan”. Fue en vano.

El próximo miércoles, si la diócesis no cambia su postura, Laura y Aroa, junto a sus hijos de 5, 8 y 10 años, volverán a repetir la escena de hace dos años. Sacarán sus cosas embaladas al portal mientras vecinos y activistas por el derecho a la vivienda claman contra su desahucio. Uno más en un país con tres millones de viviendas vacías, según denunció Amnistía Internacional en 2015. “No tengo en la cabeza marcharme. Tengo tres hijos que no sé a dónde voy a llevar. No tenemos familiares en Madrid. No sé dónde dejar las pocas cosas que tengo empaquetadas y, encima, tengo un puesto de trabajo al que no puedo faltar”, lamenta. “De aquí no nos vamos hasta que haya solución”, zanja.

Grande-Marlaska: “Cuando le conté a mi madre que era gay, no lo aceptó y la aparté”

El magistrado de la Audiencia Nacional ha perdido al ser que más amaba. Con esta carga ha escrito el autobiográfico ‘Ni pena ni miedo’

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Grande-Marlaska, mezcla de porte clásico y timidez vasca, posa en exclusiva para ICON. PAPO WAISMAN

Este no ha sido un buen año paraFernando Grande-Marlaska. Sobre todo por la muerte de su madre. Pero conserva inalterable la fuerza de carácter y ese idealismo a contracorriente que guía el libro que acaba de publicar, Ni pena ni miedo. “Siento pena y tengo miedo, como todos, pero nunca me han paralizado ni han mediatizado mis decisiones. Eso es lo que resume el título del libro. Tengo miedo al sufrimiento, a perder a seres queridos. De niño, tenía miedo a que mi madre muriera mientras yo no estaba. En verano, con 12 o 13 años, cuando me iba a un campamento o cuando me fui a Irlanda, me asustaba que al volver mi madre hubiera muerto”.

Fernando Grande-Marlaska (Bilbao, 1962) empezó a lo grande, instruyendo por azar el caso del asesinato de los marqueses de Urquijo, y ya nunca se apartó de lo importante: sustituyó a Baltasar Garzón en la Audiencia Nacional, y desde ese puesto administró asuntos capitales. Instruyó casos contra ETA y dictó autos nada complacientes con la izquierda abertzale, dirigió la intervención judicial de Fórum Filatélico, y cayó sobre sus espaldas el enredo del Yak 42. Desde 2012 es presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional y desde 2013, vocal del Consejo General del Poder Judicial. Grande Marlaska tiene un entusiasmo que no sabe esconder ni en los peores momentos.

Su madre -además de Gorka, su marido– es la persona central de su vida. Cualquier hilo de la conversación –la justicia, los valores, la política– acaba en ella. “Mi madre ha sido fundamental para mí, en lo bueno y hasta en lo malo. Cuando le conté que era gay, con 35 años, no lo aceptó y me aparté de ella. Estuvimos cinco o seis años sin hablarnos, pero incluso en ese tiempo ella era mi referente: ante cualquier duda, siempre me preguntaba qué pensaría ella al respecto, cómo actuaría. Cuando reanudamos la relación, sin embargo, no pude evitar pasarle factura por su incomprensión. La relación no volvió a ser como antes, pero yo la miraba y me daba cuenta de que esa señora ya anciana seguía representándolo todo para mí. Que yo, en buena medida, era esa señora y que no la cambiaría por nada”.

Marlaska acepta sin vergüenza las propias contradicciones de su vida. Habla de sí mismo con un pudor que no pierde nunca la dignidad. No mueve mucho las manos, no hace aspavientos, no enfatiza, pero en su voz aparece de vez en cuando una emoción sosegada que no deja lugar a dudas de que está diciendo lo que piensa de verdad, sin fingimiento. He estado con él otras veces, en situaciones menos formales, y siempre he encontrado en su rostro huesudo la misma expresión quijotesca.

“Sí, es verdad que me entrego a todas las causas perdidas, me he dado por primera vez cuenta de ello al escribir el libro. Y me siento orgulloso, de cómo he actuado en distintos momentos de mi vida con la lucha gay, con la igualdad de género, con la violencia terrorista… Pero esa actitud es algo que yo he mamado, y por eso le doy tanta importancia a la educación. Yo tuve la suerte de que mi madre, que era en cierta medida conservadora, predicara constantemente el respeto al otro, fuera quien fuera. Y por eso tengo una aversión patológica a cualquier tipo de injusticia”. Le pregunto –al juez– qué es para él la justicia: “La justicia consiste en dar a cada uno lo suyo. Lo que merece como ser humano. Y ante todo mantener su dignidad. La dignidad es la clave”.

Él es un hombre satisfecho, con la sensación del deber cumplido. “Parece vanidoso, pero sí, siento orgullo por lo que he logrado. Y creo que es fundamental el episodio en el que me enfrenté a mi familia para poder seguir con Gorka y para poder seguir siendo coherente. Ese hecho es determinante en la construcción de mi personalidad. Haber tenido esa adversidad y haberla sabido enfrentar fue una suerte en mi vida, porque me ayudó a ser una persona diferente. De otra manera seguramente habría sido mucho más débil de carácter. Yo siempre digo que los malos momentos, aunque sean muy instructivos vitalmente, son eso: malos. Prefiero no tenerlos, pero cuando de todas formas existen, hay que sacar lo que hay en ellos de positivo. Por eso no cambiaría nada de mi biografía. Fíjate, no cambiaría ni esos seis años dolorosos de separación de mi madre. A día de hoy, tal y como estoy construido, todo lo que me ha pasado en la vida tiene algo aprovechable”.

Su vida, contada como una novela, parecería la de un héroe empecinado: homosexual en tiempos homófobos, librepensador en una sociedad sectaria, republicanista en una época de terrorismo nacionalista. Él, sin embargo, cree que ese relato le honra más de lo que merece: “No he sentido que haya tenido que luchar en todo momento por ser quien soy. Salvo tal vez en el conflicto familiar, donde sí tuve que echar un órdago, en el resto de los asuntos yo he seguido siendo siempre el que quería ser. Cuando sentí la presión nacionalista y la amenaza de ETA, Gorka y yo tomamos la decisión de irnos a Madrid sin dramatismo y sin heroicidades. Simplemente creímos que así no podíamos seguir viviendo”. Le hago ver que ha tenido que quemar muchas energías en todas esas batallas y responde con decisión, casi con disgusto: “Eso es verdad, pero esas energías las ha quemado mucha gente. En una lucha y en otra. No es una singularidad mía. Yo he ido siendo lo que quería ser, dentro de lo que la vida te permite”.

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“No cambiaría ni esos seis años dolorosos de separación de mi madre”. PAPO WAISMAN

El libro es un texto ensayístico en el que repasa todos los asuntos que le preocupan. Entreverada en todo eso está la historia de su vida y algunas anécdotas que le definen bien. Cuenta, por ejemplo, que hasta que no cambió las gafas por las lentillas no fue una persona sociable, que se retraía en el trato con los demás. Y cuenta que en 1981, después del intento de golpe de Estado, cuando tenía 18 años, le escribió al Rey agradeciéndole su actitud y pidiéndole una foto dedicada. La recibió a través de Sabino Fernández Campos.

“En ese momento yo era un friqui. Viví la Transición como algo absolutamente entusiasmante. Me sabía el nombre de todos los partidos que se presentaban a las elecciones, de sus líderes, de los cabezas de lista. En el 81 ya era un poco mayorcito, pero estaba aún cerca el franquismo, y aquella noche sentí que todo se iba a la mierda, que todo volvía a los infiernos, al oscurantismo. Y de repente apareció la imagen del Rey y le escribí. No sé por qué, no hubo reflexión, mientras salía la idea de mi cabeza estaba cerrando el sobre y enviándolo”. Y se ríe: “Si lo hubiera pensado más, a lo mejor me habría dado vergüenza y no lo habría hecho”.

Cuando le pregunto si algún día le gustaría dedicarse a la política, vuelve a responder sin componendas ni ambigüedades: “Me gusta la cosa pública. Si me preguntas si me iría a la empresa privada te contesto enseguida que no”. Y lo repite tres veces, con énfasis: “No, no. No”. Luego continúa hablando: “Pero a la política, sí. Primero haría falta que alguien pensara que yo podría hacer algo distinto a lo que hago ahora y que yo tuviera el convencimiento de que soy capaz de lograr lo que se me propusiera. Pero me gustaría asumir nuevos retos, y creo que los que amamos la cosa pública estamos para eso. Tomaría en consideración el problema de las puertas giratorias, que es un tema importante y relevante, pero esa duda nunca me frenaría”.

Le gusta la cosa pública porque sueña con un país mejor. “Son tiempos tristes, muy tristes, y creo que hace falta todavía reivindicar la Ilustración. A aquellos pensadores de la segunda mitad del XVIII, Diderot, Voltaire o Rousseau. Si a muchos ciudadanos de hoy les expusiéramos lo que ellos pensaban les parecería revolucionario”.

Pero es solo moderadamente optimista: “La educación es la clave de todo. Una educación seria, abierta, en valores que refuercen la ética pública, que es la que nos permite luego tener nuestra ética privada. Lo que pasa en España es que cada uno traslada su ética privada a la esfera pública, ese es el problema, y ahí es donde tiene que intervenir la educación: inculcando valores antes de que los prejuicios se instalen. Muchos de los que se ocupan de la educación tratan de perpetuar sus privilegios para impedir que todo cambie. Dicen: ‘Es que ustedes quieren adoctrinar’. Pues sí, queremos adoctrinar en valores que nos definen a todos como miembros de una cultura occidental”.

Hace una pausa, mira hacia el infinito y reflexiona: “Pero tú y yo no vamos a llegar a ver esos cambios. Ojalá, pero creo que no”.

Un lobby cristiano proporciona ayuda legal a los negocios que rechacen a parejas gays en Australia

La organización Human Rights Law Alliance, fundada por el Lobby Cristiano Australiano, busca contribuciones privadas para un ‘fondo de lucha’ que costee los casos judiciales de quienes discriminen a los matrimonios homosexuales

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Imagen de archivo de una concentración por los derechos de las parejas homosexuales EFE

Una organización fundada por el Lobby Cristiano Australiano planea financiar la defensa en demandas contra de dueños de negocios que se nieguen a proporcionar servicios a parejas homosexuales si se legaliza el matrimonio entre personas del mismo sexo.

La organización Human Rights Law Alliance, creada el mes pasado en Canberra con la financiación inicial del Lobby Cristiano Australiano, está buscando contribuciones privadas para un “fondo de lucha” con el objetivo de llevar los casos judiciales que puedan surgir si se aprueba la ley de matrimonio en Australia.

El director de la organización, Martyn Iles, ha asegurado que “solo se apoyarán casos en los que la gente tenga objeción de conciencia a la hora de participar en una boda del mismo sexo”.

No apoyaríamos a nadie que discrimine a otra persona por su forma de ser, es decir, por ser gay”, cuenta Iles a the Guardian.

Tiene que ser una creencia religiosa o de conciencia sincera y tiene que ser expresada de buena fe. Hay algunos requisitos, por lo que uno tiene que demostrar que esto es efectivamente lo que uno cree”, señala Iles.  No sería una situación arbitraria o en la que uno reivindica las creencias religiosas porque no le gusta un cliente”, apunta.

El comisario antidiscriminación del Estado de Queensland, Kevin Cocks, supone que la mayoría de los dueños de negocios que rechacen a parejas del mismo sexo como clientes no serán explícitos con sus razones, por lo que será difícil obtener las pruebas por una denuncia de discriminación.

Iles reconoce que en el caso de quienes rechacen a clientes de boda por razones religiosas será más fácil sostener una denuncia por discriminación, ya que el dueño del negocio tendría que dar razones para ese rechazo.

El grupo Human Rights Law Alliance está llevando a cabo un crowdfunding de 107.000 euros para lanzar, junto a contribuciones “por encima” de esta cifra, una red de abogados voluntarios que ayuden en el trabajo de los casos legales que puedan surgir.

“La justicia en este país es cara y si tienes varios casos en marcha te puedes gastar mucho dinero muy rápido. Todo depende de lo que la gente esté dispuesta a dar y el éxito que tengamos al establecernos”, señala Iles.

Registro como organización benéfica

Human Rights Law Alliance, que de momento es una rama del Lobby Cristiano Australiano, buscará registrarse de forma independiente como una organización benéfica.

Iles indica que no está claro si las futuras donaciones serán deducibles a nivel de impuestos, dado que está por determinar si la organización obtendrá el estatus de receptor de donaciones deducibles.

“Esta es una cuestión de futuro. Una vez que tengamos en marcha el trabajo, entonces buscaremos constituirnos de forma separada y obtener el estatus de ente benéfico y el de receptor de donaciones deducibles”, indica.

En una declaración pública pidiendo donaciones, el director del Lobby Cristiano Australiano, Lyle Shelton, afirmó: “Este equipo de abogados cristianos luchará para proteger vuestra libertad religiosa y derechos fundamentales en los juzgados de Australia”.

“Como sabéis, se está haciendo cada vez más duro para los cristianos vivir con nuestras convicciones más fundamentales en la vida pública y social. Hay un plan para silenciar nuestra voz”, añadió Shelton.

Shelton afirmó el mes pasado que había “una larga lista de gente en Estados Unidos, Reino Unido y Canadá que han sido multados, arrastrados a los tribunales y demonizados en sus puestos de trabajos por su creencia de que el matrimonio es entre un hombre y una mujer”.

“Pasteleros, floristas, propietarios de capillas de bodas y fotógrafos están entre las muchas personas contra las que se han llevado a cabo acciones legales”, señaló.

Probar la discriminación

El comisario Cocks apunta que la dificultad de probar la discriminación de los dueños de negocios con motivo de la orientación sexual es similar a probar la discriminación por edad contra los candidatos en puestos de trabajo, donde casi siempre se dan otras razones del rechazo de los candidatos.

“Puede que haya algunos negocios que rechacen a parejas del mismo sexo buscando servicios matrimoniales, pero no creo que dejen que se sepa por qué los rechazaron”, sostiene Cocks.

“Dirán que están completos, que no trabajan ese fin de semana o ‘simplemente no podemos serviros porque ya tenemos unos pedidos en marcha’”, apunta el comisario.

Una denuncia por discriminación suele requerir una declaración explícita del propietario del negocio en la que se afirme que la orientación sexual del cliente es la razón por la que fue rechazado, explica el comisario.

Los propietarios de negocios que oculten sus razones “tendrán que ser un poco cuidadosos, por supuesto”, ya que podrían ser cazados dando el mismo servicio a parejas heterosexuales tras rechazar a parejas del mismo sexo, añade.

“Eso podría pasar pero las parejas del mismo sexo querrán que su boda sea un momento feliz y los hombres de negocio inteligentes buscarán hacer negocio. Personalmente no creo que quieran demostrar sus convicciones”.

Para Cocks, está en manos del gobierno –”de tendencia conservadora”– aprobar una ley que permita este tipo de rechazos con el argumento de una oposición personal a la igualdad matrimonial.

En defensa de la libertad religiosa

Entre los 12 o más casos actualmente financiados por Human Rights Law Alliance está la defensa de una activista antiabortista de Melbourne y madre de 13 hijos, Kathy Clubb, que fue acusada en agosto bajo las nuevas leyes australianas que prohíben las protestas en las inmediaciones de clínicas abortistas.

La organización está también involucrada en casos de “objeción de conciencia de doctores” ante la Junta Médica de Australia, así como en negociaciones extrajudiciales sobre supuestos casos de discriminación religiosa en lugares de trabajo y en la universidad.

Iles se negó a comentar si la organización había obtenido la asistencia de los alrededor de cinco abogados que trabajan en sus casos de forma gratuita o a un precio reducido. “Quedará claro exactamente a quién ayudamos porque esos casos saldrán a la luz”, apunta.

Iles asegura que la organización llena un vacío dejado por la Comisión de Derechos Humanos de Australia y los centros legales de derechos humanos, y sostiene que Australia ha fracasado a la hora de defender la libertad religiosa, de expresión, de conciencia y de asociación.

La agenda de la organización ha generado escepticismo de otros defensores de derechos humanos, con el abogado Duncan Fine acusando a la organización de creer “que la peor discriminación imaginable es restringir su derecho a discriminar”.

Iles dice que el grupo “no está aquí para promover la discriminación o promover en exceso la libertad religiosa, sino para encontrar un balance”.

“Creemos en el derecho a la no discriminación, creemos en el derecho a la igualdad pero creemos que el derecho a la libertad de conciencia, pensamiento y religión o creencia no está apropiadamente balanceado respecto a los derechos a la igualdad y a la no discriminación”, añade Iles. Y concluye: “Lo interesante es que tiene que ser demostrado en el juzgado. Finalmente [un juez] tiene que decidir donde está ese balance”.

Traducción de  Javier Biosca Azcoiti

PSOE y Podemos pugnan por la izquierda con dos leyes iguales contra la homofobia

Los dos grupos de izquierdas, incapaces de consensuar sus propuestas pese a existir un 80% de coincidencias, arrastran en su pugna por la iniciativa política a los colectivos LGTBI, también divididos.

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La secretaria general de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez, y la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, en una de las sesiones del Parlamento andaluz. JULIO MUÑOZ / EFE

SEVILLA.- El Parlamento andaluz será escenario este miércoles de una situación inédita en el panorama político español: dos partidos de izquierdas, PSOE y Podemos, han traído a la Cámara por separado dos leyes muy similares que abordan el mismo problema, con un nivel de coincidencia del 80%, según admiten ambos grupos, y que serán debatidas de forma conjunta. Como si fuesen lo mismo, pero sin serlo. Se trata de dos proyectos de ley contra la violencia y la discriminación que sufre el colectivo de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales (LGTBI). Ambas contemplan por primera vez sanciones económicas contra comportamientos homófobos. Andalucía es la comunidad donde más casos de agresiones por orientación sexual se registran al año (en cabeza Sevilla y Cádiz), con un 44% en 2013 y un 37% en 2014, según datos del Ministerio de Interior.

Pese a las coincidencias, los morados rechazan la norma del PSOE y los socialistas abominan del proyecto de Podemos. No sólo no han sido capaces de consensuar un texto común, sino que ambos se acusan mutuamente de intentar robarles la iniciativa política, de haber copiado parte de su ley y de agilizar la tramitación para llegar primero y antes que el otro al Parlamento. La pugna entre ambas formaciones ha terminado arrastrando a los colectivos LGTBI, que se han dividido, unos más próximos al proyecto del partido morado, y otros con el socialista. Las asociaciones Arcoiris, ATA, De Frente, Andalucía por la Diversidad y Crisalis defienden que el texto de Podemos es “más concreto y ambicioso”, mientras que la entidad Adriano Antinoo apoya la norma contraria.

“Nos llamó la atención que el PSOE presentase una segunda ley en el tiempo de descuento sin consensuarla con el colectivo afectado. Además ésta tiene un lenguaje obsoleto”, dice Gonzalo de las Heras, de Arcoiris. “La ley socialista deja fuera los derechos de los transexuales”, se queja Mar Cambrollé, presidenta de ATA, “y en todo caso me parece pueril que usen los derechos de las personas LGTBI para la confrontación política y partidista, en vez de ponerse de acuerdo”.

La trayectoria en paralelo de las dos leyes ha sido ésta: Hace un año, en octubre de 2015, el PSOE presentó dos proposiciones no de ley en el Parlamento que fueron aprobadas por unanimidad: una para impulsar una ley de igualdad de trato y en contra de la discriminación al colectivo LGTBI y otra para revisar la Ley andaluza de Transexualidad, aprobada con el consenso de toda la Cámara hace dos años. Los socialistas se remiten a estas dos propuestas para demostrar que su iniciativa fue anterior a la de su rival. Sin embargo, Podemos fue el primero en registrar su proyecto de ley contra la violencia homófoba en el Parlamento: lo hizo el pasado 25 de julio, después de haber trabajado con las asociaciones del colectivo y de haber recopilado normas similares ya aprobadas o tramitándose en otras comunidades, como Extremadura, Murcia o Madrid (es llamativo que tanto PSOE como Podemos coincidan en beber de la norma extremeña, “la más avanzada”, y que fue aprobada por un Gobierno del PP).

Hace dos semanas, el proyecto de ley de Podemos Andalucía llegó al Consejo de Gobierno, que votó en contra alegando dudas jurídicas y, sobre todo, anunciando que el PSOE ya estaba trabajando en una ley similar, con más seguridad jurídica. El equipo de Teresa Rodríguez se preguntó entonces por qué los socialistas, en vez de unirse a su iniciativa y enriquecerla con enmiendas, decidieron presentar una ley distinta sobre el mismo asunto. El partido morado había registrado su proyecto tres meses antes, pero se estancó en el trámite parlamentario, porque el presidente de la Cámara, el socialista Juan Pablo Durán, exigió un informe jurídico específico, no obligatorio según el reglamento interno. Este receso permitió al proyecto socialista alcanzar a la iniciativa de Podemos (obviamente contó con el visto bueno de la Junta) y, como resultado, ambas han llegado a la vez al pleno del Parlamento.

Ahora el debate conjunto debe dirimir si las dos leyes siguen adelante con su trámite parlamentario y confluyen en la Comisión de Igualdad, o si una de las dos se estanca. El PSOE cuenta con los votos de Ciudadanos, su socio de Gobierno, por lo que previsiblemente sacará adelante su texto. Pero está por ver si permite que la norma de Podemos avance (mediante la abstención), o si vetan el texto alternativo para que el tema de la violencia homófoba use únicamente como punto de partida la propuesta socialista.

¿En qué se diferencian las dos leyes?

Al margen de la lucha por llevar la voz cantante de la izquierda en el Parlamento, ¿qué es lo que diferencia la ley de Podemos de la del PSOE? ¿Dónde chocan? La portavoz de Igualdad del PSOE, Soledad Pérez, sostiene que el escollo grave está en el artículo 13.2 de la norma del partido morado, según el cual “los menores transexuales tendrán derecho a recibir tratamiento para el bloqueo hormonal al inicio de la pubertad” y a “recibir tratamiento hormonal cruzado en la pubertad (…) a fin de propiciar el desarrollo de caracteres sexuales secundarios deseados”. “Este artículo es una barbaridad”, dice Pérez, que acusa a Podemos de “usar de tabardillo este proyecto para modificar la Ley de Transexualidad, que se aprobó por consenso de todos”.

El asunto de la hormonación y de los inhibidores de crecimiento a menores transexuales fue de los más espinosos que abordó aquella ley. En aras del consenso, se decidió no convertir la hormonación en un derecho para los menores -y en una obligación para los médicos- sino regular un protocolo de actuación que analizaría caso a caso el tratamiento que debían seguir los transexuales menores de 14 años. Lo contrario, dice el PSOE, “nos habría llevado a un recurso de inconstitucionalidad que habría paralizado la ley, y además habría roto el consenso político y social”.

“Nuestra Ley de Transexualidad ya aborda este tema y la modificación que plantea el texto de Podemos genera incertidumbre y miedo tanto en las personas que están siendo tratadas como en la comunidad sanitaria”, dice Pérez. El otro punto de la norma que más rechaza el PSOE es el que establece una reserva de plazas de empleo público para transexuales, algo que “vuelve a patologizar la transexualidad, porque pide un cupo especial como el que existe para personas discapacitadas”.

Por su parte, el diputado de Podemos Jesús Romero cree que las diferencias más notables son tres: Los órganos de participación, los que van a revisar el cumplimiento de la ley, el partido morado quiere que lo conformen miembros del colectivo LGTBI, y que no sea personal de la Administración; en segundo lugar defienden que su proyecto es una ley integral, más concreta que la del PSOE, y por último, acusan a los socialistas de haber excluido al colectivo transexual. La propuesta de Podemos, al plantear la creación de una estructura nueva con cuatro órganos administrativos, cuenta con una memoria económica mayor que la socialista: 625.000 euros, frente a los 325.000 de la segunda ley.

El Papa afirma que Jesús nunca abandonaría a un transexual

El Papa a las monjas de clausura: “No utilicéis Internet para evadiros”

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El papa Francisco en la iglesia de San Simeón Bar Sabbae en Tiflis, Georgia. EFE

El Papa Francisco explicó que Jesús nunca abandonaría a un homosexual o a un transexual y que se les tiene que acompañar acoger, durante la rueda de prensa del vuelo de regreso de su viaje a Georgia y Azerbaiyán.El pontífice contestó hoy a las preguntas de los 70 periodistas, que le acompañaron en su regreso desde Bakú y entre ellas se le interrogó sobre qué opinaba de las personas transexuales, de aquellas con disfunciones hormonales o aquellas que cambiaban de sexo porque no aceptaban su cuerpo de hombre o mujer.”Cuando una persona con esta condición llega delante de Jesús, nunca le dirá vete porque eres homosexual”, dijo y agregó: “Las personas hay que acompañas como hace Jesús siempre”.

Los ultracatólicos presumen de haber tumbado el anuncio de El Corte Inglés con dos padres gays

Los anuncios de la serie que El Corte Inglés lanzó para publicitar la vuelta al cole y que circulaban por redes sociales bajo el hashtag #VueltaAlCole han sido retirados en medio de la polémica con el grupo ultracatólico Hazte Oír. El colectivo había iniciado una campaña de recogida de firmas contra uno de los cortos en el que aparecía una familia homoparental formada por dos padres intentando forrar los libros de texto.

Los siete anuncios ya no aparecen en el canal de Youtube de la compañía, que asegura haberlos eliminado porque “la campaña tiene unos derechos musicales y de imagen que son temporales y por eso se han retirado”. El Corte Inglés, que afirma gestionar cada campaña “de una manera determinada”, insiste en este motivo sin aportar ejemplos de otras con las que haya ocurrido lo mismo y se hayan retirado del canal.

En el otro lado de la balanza, Hazte Oír, que se apunta el tanto apoyándose en las más de 21.000 firmas que recogió desde el pasado 18 de septiembre en la campaña titulada “El Corte Inglés propone quitar derechos a los niños”. “La publicidad en la que El Corte Inglés olvidaba que la familia es 1 padre + 1 madre y sus hijos ya no se emite. Y además ECI ha borrado este tipo de vídeos de sus canales en Internet”, afirman los ultracatólicos.

Hazte Oír felicita a los firmantes y agradece que “con tu movilización has conseguido que una empresa tan poderosa como El Corte Inglés tome en consideración a la familia en sus mensajes”. El pasado viernes Ignacio Arsuaga, presidente del colectivo, entregó las firmas en las oficinas centrales de la compañía, que declara que “cuando vinieron les dijimos que se retiraba por los motivos de fin de derechos”.

Un trabajador de la empresa que atiende llamadas de particulares asegura a este diario que en las últimas semanas unas diez llamadas al día “se referían a quejas homófobas por el anuncio” tachándolo, dice, de “vergüenza y antinatural. ‘Eso no es una familia’, dicen muchos”. El empleado declara que “algunos son más escuetos, otros más alterados” y “la cosa fue bajando la última semana, el miércoles pasado, por ejemplo, no tuvimos ninguna”.

El anuncio desató la homofobia de Hazte Oír, que lo señalaba como “una forma de quitar derechos a los niños” porque “promociona una idea extraordinariamente grave: que los niños no tengan derecho a un padre y una madre”.Todos los estudios rigurosos demuestran que los niños necesitan un padre y una madre para desarrollarse de manera armónica y completa”, aseguraba.

El pasado mes de febrero El Corte Inglés retiró su campaña publicitaria de San Valentín debido a la polémica que generó uno de sus cortos por identificar el amor con el control de parejal. “Respetamos las críticas y pensamos que la mejor decisión es que deje de circular”, sentenció la empresa, que admitió que la había retirado por las críticas.

El Obispado de Sigüenza prohíbe a un hombre dirigir una cofradía por ser homosexual

Este vecino del municipio guadalajareño de Brihuega ha denunciado que el párroco, con autorización del Obispado, le ha vetado para formar parte de la directiva de la Cofradía de la Virgen de la Peña porque “no vive acorde con la moral cristiana”.

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Guillermo Domínguez, cofrade y vecino de Brihuega, ha sido vetado por el párroco del municipio, Mariano Marco, para formar parte de la directiva de la Cofradía de la Virgen de la Peña. ¿La razón? Su orientación sexual.

En un comunicado, Domínguez asegura que el cura le ha prohibido dirigir esta institución católica porque “no vive acorde con la moral cristiana”, una decisión que, según afirma, ha tomado con la autorización el Obispado de Sigüenza, todo ello a pesar de haber sido aprobada su candidatura el pasado agosto por el resto de la directiva, tras un primer intento de veto por parte del párroco a nivel individual.

Sobre este asunto se ha pronunciado la asociación WADO LGTBI de Castilla-La Mancha, que ha manifestado no tolerar esta actuación que han calificado como “desprecio e intolerancia”.

El presidente del colectivo, Ignacio de la Iglesia, ha considerado “una aberración que este tipo de actos queden impunes”, y ha señalado que si vetar a alguien por su orientación sexual es ya un caso grave de discriminación “no entendemos que, además, desde la Iglesia se puedan hacer estos vetos en organizaciones seglares”.

Además, desde la asociación han pedido al párroco que se retracte y pida perdón al vecino de Brihuega,  instando también a los ayuntamientos de Guadalajara y Azuqueca de Henares a quesancionen sin subvención pública, colaboración económica o partidas publicitarias al Obispado de Sigüenza, cumpliendo así con unas mociones aprobadas en ambos consistorios, pues en las resoluciones se contemplaban medidas contra “las personas jurídicas que no respeten la diversidad afectivo sexual”.

Explicación del Obispado

Por su parte, el vicario de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara, Agustín Bugeda, ha justificado en algunos medios de comunicación que el veto al cofrade no es por su orientación sexual, sino porque “no respeta las normas de la Iglesia” y que sería igual si fuera heterosexual viviendo en pareja sin tener el sacramento del matrimonio.

Tras esto, el presidente de WADO ha afirmado no creer que “no haya en alguna cofradía de Guadalajara ninguna persona en la directiva que sea soltera, viva en pareja o que esté divorciada”.

“Si fuéramos realistas y estrictos según se postulan, incluso aquellas personas que vivan en matrimonio y lleguen a usar métodos anticonceptivos en sus relaciones sexuales tampoco podrían formar parte porque la Iglesia considera que el sexo solo tiene un objetivo: la procreación”, ha agregado.

De la Iglesia ha considerado que estas palabras “son debidas a que desde la Diócesis han visto la metedura de pata al respecto y están intentando limpiarse las manos” y ha concluido que “el problema es que el daño, no sólo del cofrade, sino de cualquier persona que se sienta identificada con él, está ya hecho”.

Fútbol, homofobia y política desideologizada

Decía el otro día el escritor Juan José Millás que la política española está desideologizada y se ha convertido en una permanente discusión futbolera. No estaba hablando de la homofobia sino del vergonzoso espectáculo que están dando los partidos políticos

En aplicación de la Ley contra la homofobia, el Departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familia de la Generalitat ha impuesto la primera multa por insultos homófobos. Son solo 300 eurillos, pero a lo mejor al próximo que quiera insultar por ahí le duela un poco el bolsillo (probablemente lo único sensible a lo largo y ancho de su cuerpo) y se corte el pelo suficiente para mantener la boca cerrada. Es el efecto positivo de las sanciones y condenas ejemplarizantes. La letra con ley entra.

Resulta, no obstante, curioso que esta condena de la homofobia llegue dos años después de la aprobación de esa Ley por el Parlament. Es tarde. Porque sabemos que en estos dos años ha habido muchos insultos homófobos, tanto en el ámbito privado como en el público. En concreto, 181 denuncias interpuestas en Cataluña, de las que solo 81 se han tramitado, como señalan el Observatorio Contra la Homofobia (OCH) y otros colectivos LGTBI. Lo que diferencia la sanción de ahora y todas las que no se han impuesto antes es únicamente la voluntad (política, moral: ideológica) de tomarse en serio una de esas ciento ochenta y una denuncias.

El agredido, trabajador en una residencia de mayores, recibió, entre otros insultos, el famoso “maricón de mierda”. No es un caso aislado. El Observatorio Contra la Homofobia denunció hace unos meses los insultos homófobos que recibió en el Camp Nou el futbolista del Real Madrid Cristiano Ronaldo. Eugeni Rodríguez, presidente del OCH, recordó que, según la Ley, “los funcionarios y administración tienen el deber de intervenir ante el conocimiento de hechos de homofobia”. Durante el minuto de silencio en memoria de Cruyff se oyeron gritos de “Cristiano maricón”. Todo el mundo lo oyó y muchos manifestaron su reproche con silbidos, pero los responsables del campo no hicieron nada. Deben de estar acostumbrados.

Quien no se ha acostumbrado es el árbitro Jesús Tomillero, que ha denunciado no solo insultos homófobos similares, sino amenazas de muerte posteriores. Tomillero es el primer árbitro de fútbol español que salió públicamente del armario, y ha tenido que retirarse de su actividad profesional por las consecuencias que la libertad y la visibilidad le han acarreado. Una libertad y una visibilidad que no ampara el Código Penal tras la reforma involucionista del PP: si bien las agresiones físicas homófobas están penalizadas, no así las agresiones verbales. Tienen que abrirte la cabeza para que la LGTBIfobia sea considerada violencia.

Decía el otro día el escritor Juan José Millás que la política española está desideologizada y se ha convertido en una permanente discusión futbolera. No estaba hablando de la homofobia sino del vergonzoso espectáculo que están dando los partidos políticos. El símil futbolero viene al pelo. Porque la política no debiera ser una cruenta lucha de poder, sino una audaz lucha de ideas. La concepción de un común que sea mejor porque lo es para los individuos.

Si el escenario político no fuera también la grada infame del “maricón de mierda”, no haría ya falta que colectivos que defienden lo básico tuvieran a estas alturas de partido que proponer una Ley de Igualdad LGTBI y de No Discriminación. Hace falta aún y lo ha propuesto la FELGTB. Han tenido que dirigirse, para tan elemental principio, al Defensor del Pueblo. Es el resultado de la preocupación por el aumento en el Estado español de agresiones a las personas LGTBI y la necesidad urgente de su protección: ideología. Una cuestión de derechos humanos desatendida aún en este país de portadas y titulares destinados a los desideologizados.

Dos monjas dejan los hábitos para casarse entre ellas

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“Dios quiere personas felices, que vivan el amor a la luz del sol”. Así defienden su decisión Isabel y Federica, que han dejado los hábitos de monjas para casarse. Han dedicado la vida a los demás, pero hace tres años se conocieron durante un viaje pastoral y saltaron las chispas. El próximo jueves se daran el ‘sí quiero’ en un pequeño pueblo italiano de Turín, que nunca ha vivido una boda entre personas del mismo sexo.

Federica, italiana de 44 años, licenciada en Filosofía ha advertido a los medios, que “salimos del convento, pero no dejamos la Iglesia y no olvidamos la fe”.

La historia de estas dos mujeres ha saltado a los medios italianos que cuentan de la timidez y la fortaleza para enfrentar una decisión tan importante.

Ambas tuvieron que realizar los trámites en el Vaticano para dejar los hábitos de monja, a lo que se dedicaron desde muy jóvenes, según la Stampa.

El alcalde de Pinerolo, en Turín, oficiará la boda por lo civil, pero después un cura excomulgado por su apoyo a los matrimonios homosexuales realizará una ceremonia religiosa.

Este exsacerdote habla de la fe de ambas mujeres, que después de tres años, “han tomado una decisión con coraje, sabiendo que no será muy apoyadas”.

Dentro del convento, explica el padre excomulgado Franco Barbero, “han sido criticadas, pero también apoyadas por algunas hermanas”.

“Se enamoraron como todas las personas en el mundo. Conociéndose lentamente y descubriendo un sentimiento profundo”.

Las novias -dice Barbero- han pedido el anonimato. “No queremos convertirnos en famosas, solo vivir serenamente juntas y encontrar un trabajo”.

El excura, además, dice que esta no es la primera boda entre dos exmonjas que oficia.