Javier Maroto se casa con su novio desde hace 19 años

POLÍTICA Matrimonio del alcalde de Vitoria

  • Iñaki Oyarzábal, quien hizo pública su homosexualidad en 2012, ha felicitado a Maroto
  • El alcalde ha sido uno de los miembros del PP que más ha defendido los matrimonios gay

El alcalde en funciones de Vitoria, Javier Maroto (PP), tiene previsto casarse con su novio desde hace 19 años tras el verano, según han confirmado fuentes de la Alcaldía de la capital alavesa.

Maroto contraerá matrimonio en una fecha que no ha trascendido con Josema Rodríguez, quien desde hace varios años es su pareja de hecho, tal y como ha adelantado hoy el diario El Correo.

Aunque el alcalde vitoriano no ha ocultado su homosexualidad y su pareja ha estado presente en actos oficiales, según han explicado desde el consistorio, hasta ahora no había trascendido en los medios de comunicación su condición sexual.

El anuncio de la boda del regidor vitoriano se produce poco después de que Maroto haya vuelto a imponerse en las urnas en las pasadas elecciones municipales revalidando su continuidad al frente de la Alcaldía de la capital alavesa.

Precisamente la noche electoral, Maroto tuvo un reconocimiento expreso a su pareja en el apartado de agradecimientos en su intervención tras conocer los resultados que le daban la victoria.

Uno de los primeros miembros de su partido que han felicitado a Maroto hoy a través de las redes sociales ha sido el secretario de Libertades Públicas y Justicia de la formación, Iñaki Oyarzábal, quien hizo pública su homosexualidad en 2012 cuando era secretario general de los populares vascos.

“Mucha felicidades al mejor alcalde” ha escrito Oyarzábal en las redes sociales. También ha recibido el respaldo del PP de Gipuzkoa cuyos compañeros le han dado en Twitter la enhorabuena y le han deseado “muchas felicidades” por su próximo enlace matrimonial.

El alcalde de Vitoria ha sido uno de los miembros del PP que ha defendido los matrimonios entre homosexuales a pesar de que su partido recurrió la ley que la regula ante el Tribunal Constitucional y ha reclamado públicamente que todas las personas con independencia de su condición sexual deben ser iguales ante la ley.

Dos ‘Femen’ detenidas en Rabat por fotografiarse besándose en topless

MARRUECOS  En protesta por la situación de los homosexuales en el reino alauí

  • En varios vídeos y fotos aparecen brevemente besándose delante de la Torre Hassan
  • Llevan las palabras ‘In Gay we trust’ (‘Creemos en los gays’) inscrito en su torso desnudo
  • Ambas chicas, francesas, pasarán a disposición judicial cuando termine la investigación

La policía marroquí ha detenido a las dos activistas del movimiento feminista Femen que se han fotografiado este martes en topless en un monumento de Rabat en protesta por la situación de los homosexuales en Marruecos.

Según un comunicado de la Dirección General de la Seguridad Nacional (DGSN) del que informa la agencia marroquí MAP, las dos mujeres -de nacionalidad francesa y que responden a las iniciales O.F.L y D.E.M, de 25 y 30 años, respectivamente- han sido arrestadas en el aeropuerto de Rabat-Salé cuando se disponían a viajar a Francia. Las dos chicas, que llegaron a Marruecos el lunes,pasarán a disposición judicial una vez terminada la investigación, precisa.

La nota indica que las mujeres rodaron “con el torso desnudo una escena en este lugar de culto y enarbolando un eslogan que atenta contra la moral pública”. En varios vídeos y fotografías que circulan por la redes sociales, las dos mujeres aparecen brevemente besándose delante de la Torre Hassan, uno de los principales monumentos de la ciudad y muy visitado por los turistas. Las dos activistas llevan inscrito en el torso desnudo la frase ‘In Gay we trust’ (‘Creemos en los gays’), juego de palabras que transforma el lema estadounidense ‘In God we trust’ (‘En Dios confiamos’).

En el mensaje que acompaña a la foto, Femen Francia, cuya acción ha reivindicado, ha escrito: “La homofobia no es una tradición ni una cultura, y aun menos debe convertirse en ley”. Con ello, la organización hace referencia al Código Penal marroquí, que castiga con penas de hasta tres años de cárcel “las relaciones contra natura entre personas del mismo sexo”, una condena que se aplica con frecuencia.

Los matrimonios homosexuales entre mujeres superan a los de hombres en Euskadi

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“¿Quieres libremente unir tu vida a Vanesa, formar con ella una unión afectiva y estable, y constituir así una nueva familia?”. Y Rosa dijo sí. Ocurrió en una gélida mañana de enero en el salón noble del Ayuntamiento de Vitoria. Las crónicas del momento cuentan que no hubo flores, ni invitados vestidos de lentejuelas y telas vaporosas. Sólo un momento íntimo en que las dos jóvenes se intercambiaron unas sencillísimas alianzas de plata con la emoción a flor de piel. La concejala de Igualdad del Consistorio gasteiztarra (del PP) leyó un aséptico fragmento de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea y todo acabó. El asunto se despachó en unos minutos y las chicas salieron por la puerta de atrás para dar esquinazo a la prensa. Nada de aquello parecía una boda. Y en realidad, no, no lo era. Corría 2003 y el matrimonio entre personas del mismo sexo no estaba legalizado en España: el de Vanesa y Rosa fue la primera unión simbólica entre lesbianas celebrado en Euskadi. Harían falta dos años más para que lo simbólico, lo extraordinario, se convirtiera en realidad. En un derecho. En algo normal.

Han pasado ya casi diez años desde que España se colocara a la cabeza en la igualdad de derechos, al dar luz verde a las bodas entre gais y lesbianas. No fue un paso fácil, ni exento de polémica. La nueva norma se aprobó al calor de las protestas del Foro de la Familia, aquel paraguas donde encontraron refugio los sectores más conservadores de la sociedad, con la Iglesia y algunos barones del PP sosteniendo juntos las pancartas con las que se echaron a la calle para tratar de parar la tramitación de la norma. Pero, con casi del 70% de los españoles a favor de las bodas gais según las encuestas del CIS de entonces, el salto parecía inexorable. España entró en un reducido grupo de tres países, junto con Bélgica y Países Bajos, a los que poco a poco se han sumado hasta una veintena de naciones, con Irlanda como la última en llegar el pasado domingo, donde se reconoce el derecho.

Desde que aquel 3 de julio de 2013 entrara en vigor la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo, 1.300 parejas homosexuales se han casado en el País Vasco, según los últimos datos disponibles del Eustat, que recogen aquellas ceremonias celebradas hasta el 31 de diciembre de 2014. De todas esas bodas celebradas desde entonces, 702 tuvieron a dos hombres como contrayentes, frente a las 592 restantes en que las dos fueron dos mujeres. Sin embargo, las tornas han cambiado y hoy son más las uniones lésbicas selladas en matrimonio que las formalizadas por hombres: de los 137 ceremonias civiles celebradas en el último año en Euskadi, 77 tuvieron dos novias como protagonistas.

Maternidad lésbica

Los colectivos LGTB atribuyen el ligero cambio de tendencia a la obligatoriedad de las madres lesbianas a estar casadas para poder inscribir a sus bebés, concebidos mediante técnicas de reproducción asistida, como hijos también de la madre no biológica. “Las ganas de casarse quizás sean más fuertes entre las mujeres, pero dudo que sea una explicación de efecto”, apunta Inmaculada Mujika, presidenta del Centro de Atención a Gays, Lesbianas y Transexuales Aldarte. “Si se ve el incremento de la maternidad lésbica con las bodas entre mujeres lesbianas, van paralelas. Esta es una motivación superfuerte para que todas las parejas de mujeres lesbianas para casarse, sobre todo entre las más jóvenes. Estamos convencidas de que es el elemento fundamental que está elevando la proporción sobre los matrimonios entre chicos”, explica la socióloga.

En efecto, la norma que regula el derecho de filiación en el Registro Civil de una criatura nacida en el seno de una familia homoparental, formada por lesbianas, deja claro que “ambas mujeres han de estar unidas por matrimonio”, además entre los requisitos apuntan que “el nacimiento del bebé ha de producirse mediante la aplicación de técnicas de reproducción asistida reguladas”. Y añade: “En el momento de la inscripción registral del nacimiento habrá que acreditar la utilización legal de estas técnicas de inseminación como origen de la concepción”.

Así, el elemento de la familia y, en concreto, el reconocimiento de los hijos como propios para ambas partes de la pareja parece ser fundamental a la hora de explicar el fenómeno, que lleva aparejado un evidente aumento en el número de bodas celebradas entre mujeres en los dos últimos años. “Si no tuviésemos la obligación de casarnos para registrar a nuestros hijos, el 50% de las parejas no lo haría”, señala Estibaliz Egidazu, presidenta de la Asociación de Madres y Padres Homosexuales Sehaska, con sede en Bilbao. “Nos casaríamos en el mismo porcentaje que lo hacen las parejas heterosexuales”, añade. “En mi caso, si no lo hubiera hecho, no sería reconocida como madre de mi hijo”, lamenta.

Con todo, desde el colectivo LGTB reconocen que la cifra de matrimonios homosexuales celebrados en el País Vasco “todavía es muy pequeña”. “Me temo que siguen siendo muy pocos en comparación al monto global de bodas y en comparación del nivel de parejas gais y lesbianas que existen”, sostiene Inmaculada Mújica. “De todos modos, son medidas que se ajustan al deseo y la realidad de las parejas homosexuales: muchas desean casarse y lo ponen en práctica y, otras muchas, no lo hacemos. También hay que poner en valor los razonamientos que nos llevan a defender el ‘no al matrimonio’ dentro del colectivo”, razona Mujika.

En el armario

Entre los motivos que los activistas esgrimen para explicar por qué gran parte de los homosexules deciden no casarse, lo que hace que las cifras no sean más altas (en España apenas 3.000 parejas se casan al año, según los datos del INE), se encuentra el hecho de que el matrimonio exige un reconocimiento público “al que muchas parejas no están preparadas”, señala Inmaculada Mujika. “Hay muchas dentro del armario, y el no querer renombrarse socialmente tanto… puede frenar ese deseo. Una boda no deja de ser un acto social y hay muchas parejas lésbicas que no están por la labor de verse tan señaladas”, abunda la socióloga. Ese ‘armario’ al que hace referencia la presidenta de Aldarte es compartido por hombres y mujeres, aunque en el caso de ellas, en algunos casos, las puertas que los separan con la aceptación plena sigue siendo todavía más difícil de franquear. “La visibilidad lésbica es mucho más limitada que la de los chicos. Las mujeres lesbianas no son tan públicas como los hombres gaies”, apunta.

En paralelo a la normalización de las bodas entre personas del mismo sexo, que se están enraizando en la sociedad vasca dentro del tiesto de la normalidad, crece el concepto de nuevas familias que, por otra parte, ya no son tan nuevas. “Hasta no hace tanto, reconocerse homesexual implicaba cerrarse en banda a la idea de tener familia. Había cierta contaminación cultural en este sentido”, apunta Estibaliz Egidazu. Pero hoy todo ha cambiado. “El hecho de haber trabajado tanto por la visibilidad, ha conseguido hacer caer barreras mentales y cada vez son más las parejas que deciden formar una familia, aunque los hombres lo tienen muchísimo más difícil, porque la gestación subrogada es ilegal en España”, reconoce la presidenta de Sehaska. A falta de datos, la activista está convencida de que el número de familias homoparentales sigue creciendo de forma exponencial con el paso de los años. “Es algo evidente, que se palpa y se ve en los encuentros que mantenemos cada año tanto a nivel estatal como a nivel europeo todos los años”, señala. Mamá y mamá. Papá y papá. Marido y marido. Mujer y mujer. O una pareja, sin títulos, ni adornos. “El gran paso es poder utilizar ese derecho en libertad”.

El Supremo cuestiona si la ley de sucesiones perjudica a las parejas gay

Igualdad y herencias. Dos conceptos que entran en confrontación por la reclamación de una lesbiana, quien solicitó la devolución de los impuestos que tuvo que pagar en 2001 por el fallecimiento de su pareja. La Sala Tercera de lo Contencioso-administrativo del Tribunal Supremo plantea una cuestión de inconstitucionalidad para que sea el tribunal de garantías quien determine si el artículo de la Ley del Impuesto de Sucesiones y Donaciones que prevé reducciones para cónyuges contradice el derecho constitucional a la igualdad de las parejas homosexuales. El caso expuesto se refiere a una pareja que no pudo casarse por el fallecimiento de uno de ellos antes de la entrada en vigor de la ley de matrimonios de personas del mismo sexo de 2005.

La sala considera que la respuesta que ofrezca el Constitucional será determinante para decidir sobre un recurso de casación planteado por una mujer en relación al Impuesto de Sucesiones que le correspondía pagar tras morir su pareja, el 11 de agosto de 2001 y que la instituyó a ella heredera universal y única. El Tribunal Económico-Administrativo Central confirmó la liquidación del impuesto, realizada en marzo de 2004, por cuantía de 1,1 millones de euros, así como una sanción de 5.524 euros. El Tribunal Superior de Justicia de Asturias, ante quien apeló la mujer, estimó en parte su recurso, anuló la sanción y ordenó a Hacienda realizar una nueva liquidación, pero sin acceder a que se le considerara como cónyuge a efectos del impuesto.

El alto tribunal duda sobre la aplicación de dicha ley cuando se trata de aplicar a las parejas homosexuales que convivían more uxorio (de hecho) sin poder contraer legalmente matrimonio, ya que circunscribe a los ‘cónyuges’ la aplicación del régimen de reducción por su eventual contradicción con los artículos 14 (derecho a la igualdad) y 31.1 (sistema tributario justo) de la Constitución española.

El ‘extraño’

“¿Es razonable considerar ‘extraño’ al superviviente de una pareja homosexual que convivió de hecho con el finado sin poder contraer legalmente matrimonio, a los efectos de cuantificar la capacidad económica gravada por el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones?”, se pregunta la sala. “¿Resulta proporcionado que, siendo idéntica la capacidad económica gravada en ese impuesto, la Ley 29/1987 (sucesiones y donaciones) permitiera que la carga tributaria soportada por el supérstite de una pareja homosexual que convivió more uxorio con el finado, con quien no pudo legalmente contraer matrimonio, acabe siendo más del doble de la que le hubiera correspondido a un cónyuge supérstite en sus mismas circunstancias?”, añade.

La Fiscalía, la Abogacía del Estado y el Principado de Asturias, partes en el proceso, consideraron que era innecesario plantear la cuestión de inconstitucionalidad por haber sentado el tribunal de garantías doctrina en la sentencia 92/2014, donde destacaba que “no toda imposibilidad de cumplir los requisitos legales para contraer matrimonio permite concluir que quienes se ven así impedidos tienen, sólo por ello, los mismos derechos y deberes que quienes conviven matrimonialmente”.

En ese caso, el Constitucional resolvía sobre una reclamación de pensión de viudedad de una persona homosexual tras la muerte de su pareja. “No nos resulta evidente que el legislador tenga el mismo margen para configurar el régimen de prestaciones económicas de la Seguridad Social, que para configurar el régimen de cuantificación de un tributo que, según sus propias palabras, ‘cierra el marco de la imposición directa, con el carácter de tributo complementario del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas’, contribuyendo a la ‘redistribución de la riqueza’”, argumenta ahora el Supremo ante los planteamientos de las tres partes.

Una pareja homosexual descubre en directo que son hermanos

Paul y Lee se conocieron a través de Internet y sintieron feeling. Tras un tiempo intercambiando mensajes decidieron quedar en persona para conocerse mejor. Cuando la cosa fue a buen puerto, se reunieron con sus respectivas familias para formalizar la relación. Fue entonces cuando se percataron del gran parecido de Paul con el exmarido de la madre de Lee, quien siempre había dicho que tuvo otro hijo pero que lo había dado en adopción cuando tenía un año.

Ante tales evidencias, la pareja decidió acudir a un programa, ‘El show de Jeremy Kyle’, para someterse a una prueba de ADN. E resultado les destrozó. Efectivamente, eran hermanos. Ambos se quedaron en silencio varios segundos al recibir la noticia. “Horrible”, sentenció Paul.

Ninguno de los dos imaginaba que en realidad compartían la misma madre. Desde el programa aseguran que la relación entre ambos se terminó, pero que siguen muy unidos como hermanos.

El arzobispo de Dublín advierte de que los gais podrían exigir casarse por la Iglesia

Celebración en Dublín de la aprobación del matrimonio homosexual

Celebración en Dublín de la aprobación del matrimonio homosexual. / Cathal McNaughton (Reuters)

El arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, ha pedido que se pongan “límites” legislativos para impedir que parejas gais puedan llegar a exigir ante la Justicia irlandesa casarse por la Iglesia alegando discriminación.

“El matrimonio en la Iglesia también es un matrimonio civil y las parejas gais a las que se les negara podrían recurrir a los jueces acusándonos de discriminación si el legislador no pone límites”, ha dicho Martin en una entrevista con el diario italiano ‘La Stampa’.

El arzobispo considera que la aprobación en referéndum en Irlanda del matrimonio homosexual “es un cambio notable cuyos efectos concretos son impredecibles”. Y añade: “el primer ministro católico (el democristiano Enda Kenny) asegura que para las iglesias no cambiará nada, pero serán los tribunales los que tendrán que aplicar la ley”.

Otra de las consecuencias de las que advierte el arzobispo tiene que ver con la educación en las escuelas católicas, donde asegura que “los profesores de educación civil estarán obligados a decir que el matrimonio lo es también entre personas del mismo sexo. Todo esto creará problemas”.

Martin critica que no haya habido “siquiera una discusión en el Parlamento” sobre el matrimonio homosexual. En Irlanda tienen sede multinacionales como Twitter y Google, que se han desplegado a favor del sí y la gente temió que la victoria del no hubiera aislado y dañado también económicamente al país”.

La República de Irlanda, de fuerte tradición católica, se convirtió el sábado en el primer país que autoriza en un referéndum el matrimonio homosexual, al ser aprobado por el 62,07 % del electorado que dijo “sí” a “la igualdad”.

Irlanda opta por legalizar el matrimonio gay

El recuento provisional del referéndum celebrado este viernes en Irlanda para decidir sobre la legalización del matrimonio entre parejas del mismo sexo apunta a una victoria del «sí»

A couple watch the count at a count centre in Dublin following the vote on same-sex marriage in Ireland on May 23, 2015. Counting got under way today in Ireland's historic referendum on same-sex marriage, with thousands of people, some of whom rushed home from living abroad to vote, gathering to hear the results. AFP PHOTO /  Paul Faith

Una pareja sigue el recuento. (Paul FAITH / AFP)

Apenas una hora después del comienzo hoy a las 08.00 horas GMT del cómputo de los sufragios, las primeras proyecciones indicaron ya que el apoyo al matrimonio homosexual se imponía en casi todas las circunscripciones de Dublín y en muchas de las de las zonas rurales.

Según la RTE, en la capital del país el apoyo al matrimonio homosexual podría situarse cerca del 60 por ciento, frente al 40 del «no», mientras que en los distritos electorales de las zonas rurales esa distancia podría ser menor.

Cuando se hagan oficiales estos datos provisionales, Irlanda se convertirá en el primer país del mundo que reconoce en referéndum el matrimonio entre parejas del mismo sexo.

La Comisión del referéndum informó hoy de que el resultado final podría anunciarse en el Castillo de Dublín entre las 15.00 y las 17.00 horas GMT de hoy, siempre y cuando no se soliciten recuentos.

Incluso el «Iona Institute», un influyente «think-tank» católico que hizo campaña por el «no», reconoció en su cuenta de Twitter que el electorado irlandés, de poco más de tres millones, ha apoyado mayoritariamente la propuesta del Gobierno de Dublín, de coalición entre conservadores y laboristas.

Irlanda dice sí al matrimonio gay

EN UN REFERÉNDUM

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DUBLÍN – El electorado irlandés aprobó con un 62,07% de los votos emitidos en el referéndum celebrado el viernes la legalización del matrimonio entre parejas del mismo sexo, según anunció ayer la Comisión del plebiscito. Los datos oficiales indicaron que los votos en contra de la propuesta del Gobierno, de coalición entre conservadores y laboristas, para autorizar y dar categoría constitucional al matrimonio homosexual alcanzaron el 37,93%.

La Comisión también informó de que la asistencia a las urnas fue del 60,52%, la más alta desde el referéndum sobre la legalización del divorcio celebrado en 1995. El electorado también participó en otra consulta para decidir si se rebaja de los 35 años actuales a los 21 la edad mínima para ser presidente de la República. Los primeros resultados apuntaban a una victoria del no. – Efe

El contagio Zapatero

El Vaticano ya temió en 2005 que el modelo español iba a extenderse al resto de Europa

Cada país a su manera, el matrimonio entre personas del mismo sexo se abre camino poco a poco en el mundo civilizado sin que el Vaticano salga de su asombro. ¿Dónde las raíces del cristianismo?, se preguntan los jerarcas de la Iglesia romana. El referéndum en la muy católica Irlanda les ha colmado el vaso de la desolación, mucho más después de conocer el apabullante resultado de las votaciones. No ha sido un Gobierno desviado, ni unos diputados anticlericales, ni la traición de políticos que creían fieles quienes han tomado la decisión. Es el pueblo de Irlanda en referéndum, ¡la Irlanda católica!

“Europa es una viña devastada por jabalíes”, proclamó el pontífice emérito Benedicto XVI poco después de ser elegido Papa, en abril de 2005. Por entonces, el Gobierno de Rodríguez Zapatero estaba empeñado en reformar el Código Civil para permitir contraer matrimonio a parejas del mismo sexo y otorgarles los derechos de las uniones heterosexuales, incluida la adopción. El Congreso de los Diputados respaldó esa modificación por mayoría absoluta (187 votos) frente a 147 contrarios, procedentes del PP (menos el voto de la ex ministra Celia Villalobos) y de varios diputados de Convergencia i Unió. El Partido Popular tiene recurrida ante el Tribunal Constitucional esa reforma.

Conviene recordar cómo se tomó el Vaticano aquella legalización en España, antaño la reserva espiritual de Occidente. Las execraciones contra el Gobierno Zapatero parecen ahora de los tiempos de la Inquisición, o peores. Para los obispos, su organización no había sufrido antes ni las catacumbas de Nerón, ni la persecución de Diocleciano, ni la Revolución Francesa, ni la pérdida de los Estados Pontificios. La legalización del matrimonio gay era “el momento más excepcional de la Iglesia en 2000 años”. “Estamos en una situación única en la historia de la humanidad”, sentenció el portavoz episcopal.

Cosas de Zapatero, se pensó entonces, pese a que en 2005 ya había dos naciones europeas (Holanda y Bélgica) que permitían las uniones gays. Hoy son ya una veintena. Los mentideros de Roma, azuzados por la jerarquía del catolicismo español, creían que el presidente era un furibundo laicista y hasta un comecuras, pero que su modelo de Gobierno no corría peligro de contagiarse al resto de Europa. En cambio, el mundo político italiano curioseaba lo que ocurría en España. La intriga llegó tan lejos que la Mostra de Cine de Venecia de aquel año presentó en su sesión de clausura, con gran regocijo mediático, el documental ¡Viva Zapatero!, de Sabina Guzzanti.

Además de negar al Estado capacidad para intervenir en la organización de la sociedad -“el Gobierno no puede legislar sobre derechos inexistentes”, llegó a decir el cardenal Rouco-, los obispos llamaron a la desobediencia con apelaciones como la del entonces cardenal de Barcelona, Ricard Maria Carles, que equiparó la obediencia en la aplicación de la reforma con el “obediente” exterminio de personas en Auschwitz. En consecuencia, decenas de prelados salieron a las calles de Madrid en ruidosa y multitudinaria manifestación y jaleando tesis sostenidas terquedad. “Los homosexuales son unos pobres diablos que, enfermos de muy mala manera, pasan la vida en un infierno o se arrastran por el fango del pecado, luchando algunos de ellos a brazo partido para curarse”, sostiene todavía el obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, ex responsable de las políticas de familia en la Conferencia Episcopal.

Comportamiento tan exaltado contra una ley estatal tenía antecedentes. Recordaba lo ocurrido cuando el Gobierno decidió en 1870 legalizar el matrimonio civil. Lo había hecho antes media Europa siguiendo el ejemplo del código napoleónico sobre el matrimonio entre personas de diferentes creencias y sin tocar la indisolubilidad del vínculo eclesiástico. “Es la ley de la mancebía. El matrimonio civil no será jamás otra cosa que un inmoral concubinato o un escandaloso incesto”, argumentaron los obispos de entonces.

Irlanda aprueba el matrimonio gay por una amplia mayoría

El sí gana el referéndum con un 62% de los votos

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Celebraciones por la aprobación del el matrimonio gay. / EFE / REUTERS- LIVE

Irlanda se ha convertido en el primer país del mundo que aprueba por votación popular el matrimonio entre personas del mismo sexo. Pasadas las ocho de la tarde (hora peninsular española) concluyó el recuento: el sí ha obtenido un 62% de los votos en el referéndum celebrado el viernes, frente a un 37% del no. El número de papeletas con el sí (1.2 millones) casi duplica a las del no. la participación ha sido de un 60,5%.

Los primeros datos del recuento de votos, iniciado a las diez de la mañana del sábado (hora peninsular española), apuntaban ya a una victoria del sí en el referéndum sobre la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en Irlanda. El ministro de Igualdad, Aodhán O’Ríordáin, ha avanzado ha declarado esta mañana: “Creo que está ganado. He visto urnas abiertas, de áreas medias que no tienen por qué ser necesariamente liberales, y están rotundamente votando sí”.

O’Ríordáin ha sido el primero de una serie de diputados que, desde sus correspondientes circunscripciones electorales, han repetido el mismo mensaje: que todo indica que el sí, tal como estaba previsto, va a ganar. Incluso uno de los principales actores de la campaña por el no ha admitido que es muy probable que suceda. “Todo el mundo parece estar prediciendo un sí, y ese parece ser el caso por el momento. Es decepcionante”, ha declarado John Murray, del católico Instituto Iona.

Se trata de todo un acontecimiento histórico para un país, fuertemente católico, en el que la homosexualidad era ilegal y se pagaba con penas de cárcel hasta 1993.

Todos los partidos políticos han pedido el voto por el sí, igual que los principales periódicos. Todas las encuestas publicadas antes del viernes, día de la votación, indicaban una victoria del sí por un cómodo margen. Pero nadie descartaba un estrechamiento del margen debido al voto del llamado “no tímido”, el de aquellos ciudadanos que, en el contexto de una campaña mucho más visible del sí, podrían ocultar su voluntad de que se mantenga el statu quo.

La participación parece haber sido alta, mucho mas que en otros referendos celebrados en el país. Al cierre de los colegios electorales a las once de la noche (hora peninsular española), la cadena pública RTE estimó que la participación podría situarse entre el 50 y el 60%. La alta afluencia a las urnas da una idea del interés que ha suscitado en este país, aún mayoritariamente católico, la propuesta de legalización del matrimonio homosexual planteada por el Gobierno de Dublín, de coalición entre conservadores y laboristas.

Algo más de 3,2 millones de irlandeses mayores de edad se habían registrado para votar. Debían responder, marcando la casilla del sí o la del no, si la Constitución irlandesa debe cambiarse para incluir la siguiente frase: “Pueden contraer matrimonio de acuerdo con la ley dos personas sin distinción de su sexo”. Había otra cuestión que se sometía al voto popular: si se reduce o no el límite de edad legal (de 35 a 21 años) para poder ser candidato a presidente. El recuento ha empezado por las papeletas del matrimonio entre personas del mismo sexo.

La movilización de los jóvenes urbanos habría sido un factor clave en la victoria del sí. En Dublín, en cuya área metropolitana vive casi un tercio de los 4,5 habitantes del país, se calcula que la participación puede haber llegado al 65%. Y en Cork, la segunda mayor ciudad, al 60%. Hasta 60.000 personas se registraron para votar en los últimos meses, muchas de ellas irlandeses residentes por todo el mundo que no querían perderse un momento histórico. No era posible el voto por correo, y podían votar a todos los irlandeses que hubieran emigrado de su país hace menos de 18 meses.

En la capital, el triunfo del puede ser rotundo. En el distrito oeste, con un 13% de votos escrutados, un 73% de los ciudadanos se han mostrado a favor. Este porcentaje es del 70% en el centro oeste y de entre el 60 y el 65%. En el centro-norte, el alcanzaría un 70%, según las mejores perspectivas. “Parece que esta cuestión ha tocado un nervio en los irlandeses y me siento orgulloso de ser un ciudadano de este país”, ha aseverado el ministro.

Irlanda se suma finalmente a la tendencia global de extender el derecho a contraer matrimonio a las personas gais. Las bodas entre personas del mismo sexo son legales en 19 países de todo el mundo, en todo su territorio. Además, dicho derecho se reconoce en parte del territorio de Estados Unidos, México y Reino Unido (el matrimonio gay sigue siendo ilegal en Irlanda del Norte, una de las cuatro naciones que lo componen).

Dos motivos convierten el caso irlandés en especial. El primero es que aquí son los ciudadanos con sus votos quienes deciden sobre el tema, dado que la Constitución del país solo se puede modificar por referéndum.

El segundo motivo es de carácter histórico: el país, en el que hasta hace poco la Iglesia Católica tenía un importante peso en la política, fue uno de los últimos del mundo occidental en que la homosexualidad constituía un delito castigado con penas de cárcel. No fue hasta 1993 que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos declaró ilegal la legislación hasta entonces vigente, heredada de la vecina Inglaterra. El divorcio se legalizó en 1995, los anticonceptivos en 1985, y el aborto sigue siendo ilegal incluso en el caso de violación.