El presidente de los obispos: “Tenemos que decir ‘no’ a la ideología de género”

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Ricardo Blázquez, en una imagen de archivo EFE

El presidente de la Conferencia Episcopal Española y cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, ha defendido que la Iglesia debe denunciar la ‘idelología de género’ porque es “poco serio que se intente separar el género del sexo”: “La sexualidad no es solo genitalidad, también es una forma especial de sentir. Esta cuestión no se resuelve con una operación quirúrgica, es de otro orden. Por eso, tenemos que decir ‘no’ a la ideología de género”.

Según recoge Religión Digital, Blázquez pronunció estas palabras en una conferencia llamada ‘La belleza del amor matrimonial en la exhortación Amoris laetitia’ en las Jornadas de reflexión para el presbiterio madrileño, que se celebran en el Seminario Conciliar de Madrid. En su intervención, defendió también la existencia de un “desplome” del “matrimonio católico” en muy pocos años porque “hoy es más fácil divorciarse que romper el contrato de arrendamiento de un piso”.

Otra de las cuestiones recogidas en esta exhortación al Papa Francisco y que “preocupan” a la Iglesia son las “tendencias homosexuales”. A su juicio, la humanidad “no se divide entre homosexuales y heterosexuales, sino entre varones y mujeres”, aunque “la ‘catequesis’ que le llega a la gente, a través de los medios, sea la contraria”.

Blázquez ha defendido que debe diferenciarse “entre la tendencia homosexual y el ejercicio de la homosexualidad” y “acoger con respeto” a las personas homosexuales, “evitando toda discriminación injusta”. “A veces, en nuestros pueblos cuántos motes hemos puesto a estas personas, cuando ya llevan una buena encima tanto ellos como sus familias”, ha reflexionado.

Para Blázquez, la doctrina católica sobre el matrimonio y la familia está constantemente “atacada” por “lobbies que reivindican libertad para ellos y se cierran a la libertad de los demás” y por “centros de gestación de legislación para todos los países, que a veces lo ponen como condición para recibir subvenciones”.

El cardenal Blázquez dice que el cambio de sexo es «poco serio»

El presidente de la Conferencia Episcopal sostiene que la «sexualidad no es solo genitalidad»

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El arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez. / EFE

El cardenal arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, advierte de que es «poco serio» separar «el género del sexo» y precisa que esta cuestión «no se puede resolver con una operación quirúrgica». «La sexualidad no es solo genitalidad, también es una forma especial de sentir. Esta cuestión no se resuelve con una operación quirúrgica, es de otro orden», opina Blázquez.

Así lo expresó ayer en las Jornadas de reflexión para el presbiterio madrileño organizadas por la Vicaría Episcopal para el Clero. Según Blázquez, la humanidad no se distribuye entre homosexuales y heterosexuales, «sino sabiamente entre varones y mujeres». El cardenal recordó al Papa Francisco, que llama «a acoger con respeto a las personas homosexuales evitando toda discriminación injusta». «A veces, en nuestros pueblos, cuántos motes hemos puesto a estas personas, cuando ya llevan una buena cruz el que lo lleva y su familia», añadió.

Blázquez criticó la revolución biotecnológica en el ámbito de la reproducción humana –«una persona no es producto de laboratorio»– y condenó que haya parejas de jóvenes que convivan «antes de casarse o incluso sin planteárselo», como su propio sobrino: «Tenía la secreta esperanza de que esto no nos llegaría a nosotros», señaló.

En desagravio de Turing y otros homosexuales

Reino Unido indulta a 65.000 condenados por “conductas indecentes” pero muchos supervivientes no quieren perdón sino reparación

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Alan Turing, reivindicado en una manifestación celebrada en Manchester en 2015. JOEL GOODMAN

Alan Turing era un genio de las matemáticas. Sus conocimientos contribuyeron de forma decisiva al salto científico que más tarde permitiría la revolución de la informática y fue considerado un héroe nacional por haber logrado descifrar el código Enigma que los nazis utilizaban en sus comunicaciones secretas, lo que contribuyó decisivamente a la victoria de los aliados en la II Guerra Mundial. Pero todo eso no le sirvió de nada ni pudo impedir que, unos años después, en 1952, fuera condenado por atentar contra la moral pública por mantener relaciones con otro hombre de 19 años. La sanción penal resultó devastadora para Turing. Se sometió a castración química para eludir la cárcel, pero su vida estaba destrozada. Apenas dos años después se suicidó mordiendo una manzana impregnada de cianuro.

Ahora, una ley lleva su nombre, pero no es una ley de la física, sino un hito jurídico destinado a restablecer el honor y reparar la memoria de los más de 65.000 británicos que se estima que fueron condenados bajo las ominosas leyes de la decencia moral por mantener relaciones con personas del mismo sexo. Para desgracia de miles de homosexuales, este tipo de relaciones siguen penalizadas en numerosos países, la mayoría de ellos musulmanes, pero en Reino Unido seguía abierta una herida que ahora se quiere suturar de forma definitiva con una ley impulsada por el diputado liberal demócrata John Sharkey, tras una campaña que reunió 640.000 firmas y fue apoyada por renombrados científicos y personalidades de la cultura.

Todo empezó cuando en diciembre de 2013 la reina Isabel II firmó un indulto a título póstumo para reparar la memoria y los tormentos de Alan Turing. El gesto era justo y necesario, pero ¿por qué solo Turing y no los otros miles de condenados, muchos de ellos anónimos y sin relevancia pública, que también fueron sentenciados por mantener “relaciones indecentes”? Turing hubiera estado de acuerdo. Como ha ocurrido en otros países, la despenalización aprobada en 1967 no incluía la reparación de los casos juzgados. Unos 50.000 condenados están ya muertos, de modo que la reparación es más bien simbólica. Se les cancelarán los antecedentes penales y su historial cívico quedará limpio. Pero se estima que otros 15.000 siguen con vida y en este caso, aunque la reparación incluye la supresión de antecedentes penales, la forma de hacerlo no ha satisfecho a todos.

Al contrario. La figura del indulto implica de algún modo reconocer una culpabilidad por una conducta que, de acuerdo con la nueva sensibilidad social y la correspondiente realidad jurídica, no es merecedora de sanción. No se trata, pues, de pedir perdón. Además, el procedimiento previsto obliga a cada condenado a solicitar la revisión formal de su expediente a las autoridades gubernativas. Es cierto que en algunos casos podían concurrir otras conductas que aún son delito, como mantener relaciones con menores, pero eso podría haberse subsanado de otra forma, sin necesidad de que cada afectado tenga que pedir el indulto en un procedimiento que puede ser enrevesado y oneroso.

El demonio que acecha a los homosexuales (y del que nadie habla)

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Imagen de archivo de una concentración homosexual EFE

Hacía tres años que no me encontraba con mi primer novio, digamos que se llama Steven. En junio, cuando entró al pub de Brixton, me quedé impresionado. Cuando lo conocí, hace diez años, le gustaba practicar deportes y era un poco maniático de la salud. Más allá de alguna que otra típica borrachera estudiantil, mantenía bastante su compostura. El Steven de ahora tenía las pupilas dilatadas, marcas rojas en los brazos, y hablaba como un loco moviendo la cabeza de un lado a otro de forma errática. Se había hecho adicto a la metanfetamina y abusaba del alcohol y de otras drogas.

La historia de Steven dice mucho sobre la silenciosa crisis de salud que afecta a los hombres homosexuales. En general, la frase “crisis de salud” vinculada con la palabra “gay” remite a la catástrofe del VIH que causó estragos en la comunidad homosexual y bisexual durante los años ochenta. En el mundo desarrollado y aunque el tratamiento pueda provocar problemas de salud, el VIH ya no significa una sentencia de muerte.

En el Reino Unido, se calcula que unos 6.500 hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres viven con infecciones no diagnosticadas. Una amenaza mucho mayor es la angustia, natural en una sociedad plagada de homofobia, cuya consecuencia directa es el abuso de alcohol y drogas.

Steven lleva 66 días limpio. Ha aceptado el tratamiento con entusiasmo y es uno de los voluntarios en su grupo de apoyo local. ¿Pero por qué, igual que tantos otros hombres homosexuales, sucumbió Steven a las adicciones?

Steven tenía solo 15 años cuando se declaró homosexual. Sus padres lo llevaron a una pseudoclínica dirigida por fundamentalistas cristianos para curar su homosexualidad. No lo recuerda con resentimiento. “Sé que me aman y que hicieron todo lo que pudieron”, dice Steven. “No sabían qué era lo que necesitaba, así que se fijaron en su propia experiencia: vivían en una cultura que dictaba que si eras homosexual era una desgracia. Además de quedarte solo contraerías sida y tendrías muchas dificultades para vivir. Mis padres sentían que realmente estaban tratando de ayudarme”.

Pero el problema iba mucho más allá de su familia. En los primeros años del nuevo milenio, el que se declaraba homosexual durante la adolescencia se exponía, casi sin excepción, a sufrir acoso escolar, a quedarse sin personas que le sirvieran como modelo y a sufrir la intensificación del discurso homófobo en los medios. “Al sumarlo todo, el resultado fue que me quedé aislado y pensando que el problema era yo”. La internalización de ese tipo de vergüenza a tan temprana edad deja daños que tardan mucho en curarse y sirve para comprender la difícil situación que atraviesa Steven en la actualidad.

Matthew Todd, exeditor de la revista Attitude, abordó el tema en su magnífico, y perturbador, libro Straight Jacket, publicado recientemente. Todd identifica una serie de problemas que la mayoría de hombres gays, si fueran honestos, podrán reconocer: “Niveles desproporcionadamente altos de depresión, daño autoinfligido y suicidio; no son infrecuentes los problemas de intimidad emocional… y en la actualidad hay una pequeña pero significativa subcultura de hombres que consumen, algunos hasta inyectándoselas, drogas muy peligrosas. A pesar de que los centinelas de la maquinaria de relaciones públicas homosexuales las tratan de simple histeria, son drogas que están causando la muerte de muchas personas”. En su libro, Todd menciona una preocupante lista de amigos, conocidos y famosos miembros de la comunidad homosexual que lucharon contra las adicciones y terminaron quitándose la vida.

Las estadísticas son realmente alarmantes. Según un informe de Stonewall, en 2014, el 52% de los jóvenes de la comunidad LGTB dijo que en algún momento se había provocado heridas; un impactante 44% había considerado quitarse la vida; y un 42% había buscado ayuda médica para tratar la angustia. Con frecuencia, el uso indebido de alcohol y drogas es una forma nefasta de automedicación para enfrentar la angustia subyacente. Según un estudio reciente de la Fundación LGTB, el consumo de drogas en el colectivo LGTB es siete veces mayor que el de la población general; el exceso de alcohol es el doble de común entre hombres homosexuales y bisexuales; y la dependencia de sustancias es marcadamente más alta.

¿Por qué pasa esto? Según Todd, “es una vergüenza que nos impusieron desde niños y a la que estamos sometidos culturalmente”.

El problema que tienen los homosexuales no es su sexualidad, sino la actitud de la sociedad ante ésta. “Nuestra experiencia ha sido crecer en una sociedad que todavía no acepta del todo que las personas puedan ser otras cosas además de heterosexuales y cisgénero (persona que se identifica con el género que le asignaron al nacer)”.

Aún se siente el peso de siglos de odio e intolerancia y la discriminación legalizada, hasta hace poco vigente.

Todos los hombres homosexuales y bisexuales, así como las mujeres y las personas transgénero, crecen en medio de la violencia homofóbica y transfóbica. La palabra “gay” se usa en los patios de juego como sinónimo de todo lo malo.

En su mayoría, las películas y los programas de televisión no han tenido personajes LGTB bien definidos, que causen empatía. Muchas veces recurren a los vulgares clichés homófobos. En casi cualquier lugar público, la imposibilidad de andar de la mano con alguien a quien amas sirve como un amargo recordatorio de que una gran parte de la población aún te margina. Declararse homosexual, un proceso que no sucede una vez, sino que se repite hasta el cansancio en diferentes contextos, implica un constante estrés. Para los que creen que inevitablemente todo está mejorando, un dato alarmante: desde el referéndum del Brexit, los delitos por homofobia aumentaron un 147%.

La sociedad ha dañado (y sigue dañando) a la comunidad LGTB. Y eso no es exagerar lo que está sucediendo (me enfoco en mi experiencia personal como homosexual): ser homosexual no significa estar en un estado miserable. Como dice Todd, hay una gran cantidad de personas homosexuales satisfechas y exitosas y, en los últimos tiempos, ha habido avances extraordinarios, como el matrimonio igualitario.

Para la gran mayoría del colectivo LGTB, declararse homosexual es como salir a respirar: la alternativa es mucho más deprimente. Pero esta es una crisis de salud de la que no se habla demasiado: la combinación nociva de angustia con abuso de drogas y alcohol.

Es una crisis por la que no se está haciendo nada. A pesar de las promesas del gobierno de garantizar con la misma eficacia los servicios de salud física y los de salud mental, la organización británica de salud mental MIND informó el año pasado de que la financiación de los servicios de salud mental se había recortado un 8% desde 2010. Según la ONG King’s Fund, los recortes contribuyeron a “generalizar la evidencia de una atención de mala calidad”. En particular, un gran número de servicios para LGTB han quedado devastados: como lo señaló la federación de sindicatos TUC en 2014, los servicios “ya estaban trabajando con un presupuesto ajustado. Algunos sufrieron recortes de hasta un 50%”.

Por culpa de la vergüenza internalizada, a menudo la comunidad LGTB tiene dificultades para hablar con una sola voz de los problemas que enfrenta. Siempre existe el peligro de reforzar los estereotipos perjudiciales que ya han causado tanta angustia. Pero debemos enfrentar la crisis que está perjudicando a la salud y cobrándose vidas. Además, la sociedad tiene que asumir su responsabilidad: su constante negativa a tratar a la comunidad LGTB como iguales es la causa de tanto dolor. Si el Gobierno de Theresa May realmente quiere demostrar que es algo más que una banda que hace versiones del Ukip, tal vez deba tomar en serio este asunto y reconsiderar los recortes de David Cameron. La vida de la comunidad LGTB depende de ello.

Traducido por Francisco de Zárate

CORRECCIÓN: En la primera versión de este artículo había un error de traducción en la que se decía “el problema que tienen los homosexuales no es su sexualidad, sino cómo ve la sociedad esa elección”. La traducción correcta es: “El problema que tienen los homosexuales no es su sexualidad, sino la actitud de la sociedad respecto a ésta”.

Reino Unido indultará a 65.000 condenados por ser homosexuales

Los 15.000 que siguen vivos deberán solicitar acogerse a la llamada ‘ley Turing’

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Alan Turing, de joven.

Reino Unido indultará a decenas de miles de hombreshomosexuales y bisexuales británicos condenados por mantener relaciones con personas del mismo sexo; una práctica considerada delito en Inglaterra y gales hasta 1967. A través de una enmienda a la legislación promovida por el Gobierno, se exonerará a más de 50.000 hombres; la mayoría ya fallecidos. Quienes ya no estén con vida, recibirán automáticamente el indulto póstumo y el delito desaparecerá de su historial de antecedentes penales. Sin embargo, los alrededor de 15.000 penados que aún están vivos sólo podrán obtener el perdón formal tras enviar una solicitud al Ministerio de Interior, que estudiará cada caso.

La medida, iniciada tras una campaña liderada por los liberal-demócratas, es consecuencia de la llamada Ley Turing, que hace referencia al caso de Alan Turing (1912-1954), el genio matemático que descifró el código Enigma utilizado por los nazis en sus comunicaciones. Considerado entonces un héroe nacional por haber contribuido a la victoria de los aliados en la Segunda Guerra Mundial, fue condenado en 1952 por atentar contra la moral pública por su relación con un hombre de 19 años. Turing declinó defenderse y se sometió a castración química para evitar la cárcel. Dos años después se suicidó en su laboratorio tras morder una manzana con trazas de cianuro, según la investigación oficial.

El 24 de diciembre de 2013, la reina Isabel II promulgó un edicto que concedió a Turing el indulto a título póstumo. Un hecho que el entonces primer ministro David Cameron celebró en un tuit: “Me alegro de que Alan Turing haya recibido un indulto real. Al descifrar el código Enigma en la Segunda Guerra Mundial jugó un papel fundamental en la salvación de este país”. En seguida comenzaron a elevarse voces que exigían que la medida se extendiera a los miles de homosexuales, famosos o anónimos, perseguidos en el pasado por su orientación sexual. La protesta popular cristalizó en una campaña que en 2015 logró reunir casi 640.000 firmas y que contó con el apoyo de figuras públicas como Stephen Hawking o el actor Benedict Cumberbatch, que interpretó a Turing en la película The imitation game.

El diputado liberal demócrata John Sharkey, que fue quien impulsó la iniciativa legal que consumó el perdón a Turing, aplaudió el acuerdo que permitirá cambiar la ley: “Es un día trascendental para miles de familias en todo el Reino Unido que han estado haciendo campaña por este asunto durante décadas”. El conservador Sam Gyimah, un alto cargo del Ministerio de Justicia, señaló: “Es enormemente importante que indultemos a las personas condenadas por delitos sexuales pasados que hoy serían consideradas inocentes de cualquier crimen”.

Para otros, sin embargo, la enmienda se queda corta. Paul Twocock, de la organización Stonewall, que defiende los derechos de la comunidad de gais, lesbianas, transexuales, bisexuales e intrsexuales (LGTBI), considera que la medida “no llega lo suficientemente lejos”. En declaraciones a la BBC, el escritor y activista George Montague, que fue condenado en 1974, exigió una disculpa en lugar de un indulto: “Aceptar un indulto significa que aceptas que eras culpable. Yo no fui culpable de nada; sólo de estar en el lugar incorrecto en el momento inoportuno”.

Por su parte, el diputado John Nicolson ha propuesto que el indulto general se aplique también a los vivos sin necesidad de que tengan que solicitarlo expresamente. Su proposición se debatirá este viernes en el parlamento, pero el Gobierno ya anunciado que no la apoyará. “Un indulto general, sin las investigaciones detalladas del Ministerio de Interior, podría hacer que personas culpables de infracciones que todavía se consideran delito hoy reclamen ser exoneradas”, ha asegurado Gyimah. “Nuestra vía será más rápida y más justa”.

Mantener relaciones homosexuales consentidas entre mayores de 21 años se despenalizó por primera vez en Inglaterra y Gales en 1967 (en Escocia sucedió en 1980 y en Irlanda del Norte, en 1982), aunque la ley seguía siendo discriminatoria con respecto a los heterosexuales y observaba excepciones, como una edad de consentimiento sexual mayor, que en años posteriores se fueron subsanando.

El pasado mayo, el Gobierno alemán dio un paso similar al anunciar queindemnizará y eliminará los antecedentes de miles de hombres condenados hasta 1994 por ser homosexuales, una práctica que el Código Penal alemán castigaba con hasta seis años de prisión.

La ‘ley Alan Turing’ perdonará a miles de gays ya muertos

Reino Unido aprueba una ley que indulta a 65.000 convictos de ‘indecencia’

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Un grupo de gays celebran una fiesta en Manchester. MUNDO

El Gobierno británico ha aprobado una ley, conocida como la ‘ley Alan Turning’que perdonará a 65.000 gays y bisexuales, convictos del delito de “indecencia”, de los cuales unos 15.000 están vivos y 50.000 fallecidos. Alan Turning (1912-1954) es el matemático y científico que descifró el código secreto que hacían servir los alemanes para atacar en la Segunda Guerra Mundial. En 1952 Turning fue declarado culpable de “actos indecentes” con un joven de 19 años de edad y castrado químicamente. Murió en 1954 tras mordisquear una manzana envenenada con cianuro en una muerte que se calificó oficialmente como suicidio.

El calvario que padeció Alan Turning por su homosexualidad ha sido la bandera de las organizaciones que han reclamado su perdón. El gobierno británico le indultó a título póstumo en el 2013 y desde entonces organizaciones gays, arropadas por algunos políticos, han reclamado la ‘ley Alan Turning’ para todos los convictos de un delito que desapareció en la década de 1960. El Gobierno ha aprobado la ley abriendo la puerta a los 15.000 vivos convictos de “indecencia” que pueden solicitar al ministerio del Interior la destrucción o abolición de los respectivos antecedentes penales o fichas criminales.

La decisión del Gobierno ha provocado diferentes reacciones. Mientras organizaciones gays han dado la bienvenida a la ley que se aplicará de forma inmediata, algunos afectados, como George Montague, ha dicho que “no quiero perdón, lo que quiero es una disculpa institucional porque no soy culpable de nada, de lo único que soy culpable es de estar en el lugar erróneo en el momento erróneo”. Las relaciones sexuales consentidas entre dos adultos del mismo género estuvieron tipificadas como delito hasta 1967.

Rachel Barnes, sobrina-nieta de Alan Turning, y activa en la campaña que perdonó a su tío-abuelo, ha manifestado a la BBC que “es una pena para todos que mi tío que fue el descifrador del código secreto y con ello salvó a miles de personas y que tenía una mente extraordinaria, sin embargo, es conocido por su homosexualidad y por el juicio que le avergonzó públicamente, lo bueno de él ha quedado escondido detrás del escándalo sexual que ahora ya no lo sería”.

Agreden a una pareja gay que caminaba abrazada por la Puerta del Sol

La asociación Arcópoli denuncia que un grupo de entre 10 y 15 personas se había juntado “para reírse y agredir verbal y físicamente a las dos víctimas”

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Vista de la bandera arcoíris desplegada en la fachada del Ayuntamiento de Madrid. EFE/Javier Lizón

MADRID.- Una docena de personas insultaron y agredieron este martes de madrugada a una pareja de chicos que iba abrazada paseando por la Puerta del Sol de Madrid, ha denunciado la asociación Arcópoli.

Poco después de la 1 de madrugada de este martes cuando la pareja volvía a casa caminando por la Puerta del Sol compartiendo un paraguas cuando recibió empujones y golpes.  Se trataba, según los denunciantes, de un grupo de entre 10 y 15 personas las que se habían juntado “para reírse y agredir verbal y físicamente a las dos víctimas”, que finalmente pudieron huir del lugar.

Tras lo ocurrido, Arcópoli se puso en contacto con ellos y uno de los chicos acudió ayer al centro de salud por los hematomas y dolores sufridos en cabeza y brazo. Ya por la tarde, la víctima ha interpuesto una denuncia en las dependencias de Policía Municipal (Unidad de Gestión de la Diversidad) acompañado de personal del Observatorio Madrileño contra la LGTBfobia. Es el ataque número 186 que han registrado en lo que va de año.

De hecho, el Observatorio ha puesto en conocimiento de Policía Nacional, del concejal presidente del distrito Centro, Jorge García Castaño, y de la Fiscalía de Delitos de Odio de la Comunidad de Madrid el caso para poder profundizar en los delitos de odio al colectivo LGTB. Es el ataque número 186 que han registrado en lo que va de año.

Las agresiones al colectivo LGTB siguen produciéndose con total impunidad en la ciudad de Madrid. En los últimos días hemos tenido conocimiento de 3 denuncias por homofobia. La respuesta de las instituciones ha de ser contundente y transmitir el mensaje de‘Tolerancia cero’ ante la mínima agresión“, ha señalado el coordinador de Arcópoli, Yago Blanco.

Denuncian una agresión homófoba en Madrid de una decena de personas a un chico gay

Madrid ha vivido una nueva agresión homófoba que eleva el número de ataques de este tipo a 186 en lo que llevamos de año, según los datos del colectivo LGTB Arcópoli. Este martes a la una de la mañana F.P y su novio volvían a casa abrazados por el centro de la capital cuando el primero recibió un empujón, según la denuncia que ha interpuesto ante la Policía Municipal a la que ha tenido acceso eldiario.es.

Cuando F.P se dirigió al hombre, que se encontraba en el lugar, para pedir explicaciones, éste le propinó un puñetazo que le hizo caer al suelo. “Que por este motivo y al ver que la motivación de la agresión era por su orientación sexual, al levantarse del suelo le dio un beso a su novio”, asegura la policía según el relato del chico.

En ese momento, narra la denuncia, entre 10 y 15 personas se abalanzaron sobre la pareja  y comenzaron “a reírse y agredir verbal y físicamente” a F.P, que finalmente pudo huir con su pareja con la ayuda de un testigo que se encontraba en el lugar de los hechos, según afirma Arcópoli, que ha acompañado a los dos hombres a interponer la denuncia a través del  Observatorio Madrileño contra la LGTBfobia.

Los agresores, que no hablaban español, afirma la denuncia, le “propinaron patadas y puñetazos, profiriendo gritos en su idioma en tono burlesco”, que hicieron que F.P “se sintiera intimidado y vejado durante toda la agresión”. Pocas horas después de lo sucedido, F.P compartió lo ocurrido a través de una publicación de Facebook.

“Además de que me duele la oreja y todo el lado izquierdo de mi cabeza, aunque nada grave me haya pasado, no dejo de pensar que por ir abrazado a mi novio terminé ahí tirado en el suelo”, contaba. “Ya van muchas agresiones contra el colectivo LGBT”, asegura, “y esto sólo me da más ganas y me reafirma quién soy.. iré agarrado de la mano con quien me de la gana e iré abrazado o besando a quien me de la gana de amar y estar enamorado”.

Yago Blando, Coordinador de Arcópoli, ha declarado que”las agresiones al colectivo LGTB siguen produciéndose con total impunidad en la ciudad de Madrid. En los últimos días hemos tenido conocimiento de 3 denuncias por homofobia. La respuesta de las instituciones ha de ser contundente y transmitir el mensaje de Tolerancia cero ante la mínima agresión”.

El Obispado de Getafe desahucia a una pareja lesbiana con tres menores

Laura y Aroa ocuparon un piso propiedad de la diócesis tras su primer desahucio. Sin ingresos y con tres niños de 5, 8 y 10 años, se enfrentan al lanzamiento después de que la diócesis rompiera negociaciones con la pareja tras conocer que eran lesbianas, denuncian.

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Laura protesta ante el la Diócesis del Obispado de Getafe contra su desahucio y el de su novia y sus tres hios menores.- SARA DÍAZ

MADRID.- El movimiento contra los desahucios consiguió en 2014 que Laura y Aroa no fueran desahuciadas. No le duró mucho el respiro a esta pareja lesbiana que vive con tres menores a su cargo y sin ningún tipo de ingreso. El mal estado de la vivienda y las presiones por parte de un fondo de inversión al que Bankia había vendido su casa, las obligaron a sacar sus pertenencias y buscarse otro lugar donde vivir.

n esta situación, Aroa y Laura recurrieron a la solución más obvia, rápida y fácil. Una solución a la que están recurriendo cientos de personas en la Comunidad de Madrid y miles en todo el país. Ocuparon una casa deshabitada.

Quiso la casualidad que el piso que escogieron, en la calle Moraleja de Enmedio de Móstoles, al sur de Madrid, fuera propiedad del Obispado de Getafe. Lo único que sabían era que llevaba más de cinco años vacío, según afirman la plataforma antidesahucios de la localidad y las propias afectadas. “Nos enteramos que era del Obispado un día que la Policía vino al bloque por los gritos de unos vecinos. Salí a ver qué pasaba y una vecina le contó a los agentes que estábamos ocupando una casa de la diócesis”, explica Laura. Pocos días después tocaron a su puerta un par de sacerdotes. Les contaron su caso y, según afirman, accedieron a prestarles ayuda.

Una decisión homófoba

“Nos dijeron que prepararían otra casa que tenían, que negociaríamos un alquiler social, que nos iban a ayudar”, relata Laura. Pero el resultado ha sido una sentencia judicial “comunicada in situ” que fija la fecha del desahucio de esta familia para el próximo 19 de octubre. Según las afectadas, la actitud de la diócesis cambió cuando se percató de que eran una pareja homosexual en lugar de hermanas. “Si no, no entiendo por qué al principio sí nos iban a ayudar y luego nos llega una citación judicial de golpe o porrazo”, apunta la afectada.

“La diócesis se niega a negociar un alquiler social argumentando que la vivienda es para personas necesitadas”, explica la Plataforma Stop Desahucios en un comunicado. Al parecer, Laura y Aroa no necesitan nada. Por eso han decidido cometer una ilegalidad y arriesgarse a quedarse sin casa de nuevo, a ser condenadas por un delito de usurpación de inmuebles y multadas con 270 euros. Eso fue lo que dictó el juez en la vista celebrada hace casi un mes, después de que la diócesis cursara la correspondiente solicitud en el juzgado. La pareja ha recurrido el fallo.

Laura y Aroa denuncian un caso de homofobia por parte de la Diócesis de Getafe, que no ha contestado a los repetidos requerimientos de Público. Sin embargo, en declaraciones a la agencia EFE, el canciller de la diócesis aseguró hace escasos días: “No sabíamos que eran lesbianas, no las echamos por su condición sexual, eso es falso”. A diferencia de la versión de Laura, el prelado asegura el piso es “para los sacerdotes que atienden las parroquias”, porque “según van cambiando los párrocos de la zona utilizan ese piso”.

Más tiempo

“Lo único que pedimos es un poco de tiempo para encontrar una solución”, asegura Laura. Tras mucho tiempo en el paro, hace una semana empezó a trabajar en el comedor de un colegio. “Nada del otro mundo, un contrato a tiempo parcial que no llega ni para un alquiler de 500 euros”, dice. Por eso necesita un alquiler social. El viernes, junto a vecinos y activistas, se plantó en la puerta del Obispado, en Getafe “para intentar que alguien diera la cara y nos escucharan”. Fue en vano.

El próximo miércoles, si la diócesis no cambia su postura, Laura y Aroa, junto a sus hijos de 5, 8 y 10 años, volverán a repetir la escena de hace dos años. Sacarán sus cosas embaladas al portal mientras vecinos y activistas por el derecho a la vivienda claman contra su desahucio. Uno más en un país con tres millones de viviendas vacías, según denunció Amnistía Internacional en 2015. “No tengo en la cabeza marcharme. Tengo tres hijos que no sé a dónde voy a llevar. No tenemos familiares en Madrid. No sé dónde dejar las pocas cosas que tengo empaquetadas y, encima, tengo un puesto de trabajo al que no puedo faltar”, lamenta. “De aquí no nos vamos hasta que haya solución”, zanja.

Un lobby cristiano proporciona ayuda legal a los negocios que rechacen a parejas gays en Australia

La organización Human Rights Law Alliance, fundada por el Lobby Cristiano Australiano, busca contribuciones privadas para un ‘fondo de lucha’ que costee los casos judiciales de quienes discriminen a los matrimonios homosexuales

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Imagen de archivo de una concentración por los derechos de las parejas homosexuales EFE

Una organización fundada por el Lobby Cristiano Australiano planea financiar la defensa en demandas contra de dueños de negocios que se nieguen a proporcionar servicios a parejas homosexuales si se legaliza el matrimonio entre personas del mismo sexo.

La organización Human Rights Law Alliance, creada el mes pasado en Canberra con la financiación inicial del Lobby Cristiano Australiano, está buscando contribuciones privadas para un “fondo de lucha” con el objetivo de llevar los casos judiciales que puedan surgir si se aprueba la ley de matrimonio en Australia.

El director de la organización, Martyn Iles, ha asegurado que “solo se apoyarán casos en los que la gente tenga objeción de conciencia a la hora de participar en una boda del mismo sexo”.

No apoyaríamos a nadie que discrimine a otra persona por su forma de ser, es decir, por ser gay”, cuenta Iles a the Guardian.

Tiene que ser una creencia religiosa o de conciencia sincera y tiene que ser expresada de buena fe. Hay algunos requisitos, por lo que uno tiene que demostrar que esto es efectivamente lo que uno cree”, señala Iles.  No sería una situación arbitraria o en la que uno reivindica las creencias religiosas porque no le gusta un cliente”, apunta.

El comisario antidiscriminación del Estado de Queensland, Kevin Cocks, supone que la mayoría de los dueños de negocios que rechacen a parejas del mismo sexo como clientes no serán explícitos con sus razones, por lo que será difícil obtener las pruebas por una denuncia de discriminación.

Iles reconoce que en el caso de quienes rechacen a clientes de boda por razones religiosas será más fácil sostener una denuncia por discriminación, ya que el dueño del negocio tendría que dar razones para ese rechazo.

El grupo Human Rights Law Alliance está llevando a cabo un crowdfunding de 107.000 euros para lanzar, junto a contribuciones “por encima” de esta cifra, una red de abogados voluntarios que ayuden en el trabajo de los casos legales que puedan surgir.

“La justicia en este país es cara y si tienes varios casos en marcha te puedes gastar mucho dinero muy rápido. Todo depende de lo que la gente esté dispuesta a dar y el éxito que tengamos al establecernos”, señala Iles.

Registro como organización benéfica

Human Rights Law Alliance, que de momento es una rama del Lobby Cristiano Australiano, buscará registrarse de forma independiente como una organización benéfica.

Iles indica que no está claro si las futuras donaciones serán deducibles a nivel de impuestos, dado que está por determinar si la organización obtendrá el estatus de receptor de donaciones deducibles.

“Esta es una cuestión de futuro. Una vez que tengamos en marcha el trabajo, entonces buscaremos constituirnos de forma separada y obtener el estatus de ente benéfico y el de receptor de donaciones deducibles”, indica.

En una declaración pública pidiendo donaciones, el director del Lobby Cristiano Australiano, Lyle Shelton, afirmó: “Este equipo de abogados cristianos luchará para proteger vuestra libertad religiosa y derechos fundamentales en los juzgados de Australia”.

“Como sabéis, se está haciendo cada vez más duro para los cristianos vivir con nuestras convicciones más fundamentales en la vida pública y social. Hay un plan para silenciar nuestra voz”, añadió Shelton.

Shelton afirmó el mes pasado que había “una larga lista de gente en Estados Unidos, Reino Unido y Canadá que han sido multados, arrastrados a los tribunales y demonizados en sus puestos de trabajos por su creencia de que el matrimonio es entre un hombre y una mujer”.

“Pasteleros, floristas, propietarios de capillas de bodas y fotógrafos están entre las muchas personas contra las que se han llevado a cabo acciones legales”, señaló.

Probar la discriminación

El comisario Cocks apunta que la dificultad de probar la discriminación de los dueños de negocios con motivo de la orientación sexual es similar a probar la discriminación por edad contra los candidatos en puestos de trabajo, donde casi siempre se dan otras razones del rechazo de los candidatos.

“Puede que haya algunos negocios que rechacen a parejas del mismo sexo buscando servicios matrimoniales, pero no creo que dejen que se sepa por qué los rechazaron”, sostiene Cocks.

“Dirán que están completos, que no trabajan ese fin de semana o ‘simplemente no podemos serviros porque ya tenemos unos pedidos en marcha’”, apunta el comisario.

Una denuncia por discriminación suele requerir una declaración explícita del propietario del negocio en la que se afirme que la orientación sexual del cliente es la razón por la que fue rechazado, explica el comisario.

Los propietarios de negocios que oculten sus razones “tendrán que ser un poco cuidadosos, por supuesto”, ya que podrían ser cazados dando el mismo servicio a parejas heterosexuales tras rechazar a parejas del mismo sexo, añade.

“Eso podría pasar pero las parejas del mismo sexo querrán que su boda sea un momento feliz y los hombres de negocio inteligentes buscarán hacer negocio. Personalmente no creo que quieran demostrar sus convicciones”.

Para Cocks, está en manos del gobierno –”de tendencia conservadora”– aprobar una ley que permita este tipo de rechazos con el argumento de una oposición personal a la igualdad matrimonial.

En defensa de la libertad religiosa

Entre los 12 o más casos actualmente financiados por Human Rights Law Alliance está la defensa de una activista antiabortista de Melbourne y madre de 13 hijos, Kathy Clubb, que fue acusada en agosto bajo las nuevas leyes australianas que prohíben las protestas en las inmediaciones de clínicas abortistas.

La organización está también involucrada en casos de “objeción de conciencia de doctores” ante la Junta Médica de Australia, así como en negociaciones extrajudiciales sobre supuestos casos de discriminación religiosa en lugares de trabajo y en la universidad.

Iles se negó a comentar si la organización había obtenido la asistencia de los alrededor de cinco abogados que trabajan en sus casos de forma gratuita o a un precio reducido. “Quedará claro exactamente a quién ayudamos porque esos casos saldrán a la luz”, apunta.

Iles asegura que la organización llena un vacío dejado por la Comisión de Derechos Humanos de Australia y los centros legales de derechos humanos, y sostiene que Australia ha fracasado a la hora de defender la libertad religiosa, de expresión, de conciencia y de asociación.

La agenda de la organización ha generado escepticismo de otros defensores de derechos humanos, con el abogado Duncan Fine acusando a la organización de creer “que la peor discriminación imaginable es restringir su derecho a discriminar”.

Iles dice que el grupo “no está aquí para promover la discriminación o promover en exceso la libertad religiosa, sino para encontrar un balance”.

“Creemos en el derecho a la no discriminación, creemos en el derecho a la igualdad pero creemos que el derecho a la libertad de conciencia, pensamiento y religión o creencia no está apropiadamente balanceado respecto a los derechos a la igualdad y a la no discriminación”, añade Iles. Y concluye: “Lo interesante es que tiene que ser demostrado en el juzgado. Finalmente [un juez] tiene que decidir donde está ese balance”.

Traducción de  Javier Biosca Azcoiti