Manuela Carmena quiere que la fiesta del Orgullo Gay sea igual que San Isidro

 

La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, aseguró este miércoles que quiere que la fiesta del Orgullo Gay sea para Madrid como la celebración de San Isidro, patrón de la ciudad.

Carmena hizo estas declaraciones a los periodistas después de la reunión que tuvo esta mañana con los trabajadores de los distritos del área de Equidad, Derechos Sociales y Empleo. La alcaldesa estuvo acompañada por Marta Higueras, concejala responsable de este área del Consistorio.

A este respecto, la primera edil de la capital señaló que la celebración de la fiesta del Orgullo Gay, que tendrá lugar el próximo 1 de julio, es “muy importante” para la ciudad, ya que es “una identificación con el Madrid de la libertad, de la diversidad y del desarrollo“.

‘Identificada’

“Me siento identificada con ese Madrid y haré todo lo posible para que esas fiestas sean lo mejor”, señaló Carmena en referencia a los actos del 1 de julio.

Asimismo, la alcaldesa aseguró que le gustaría que la fiesta del Orgullo Gay acabara “encuadrándose en la historia de Madrid”, al igual “que está la fiesta de San Isidro”. “Me gustaría que también estuviera a ese nivel la fiesta del orgullo Gay”, afirmó.

Además, la primera edil de los madrileños sostuvo que esta celebración del 1 de julio “trae mucho turismo” a la ciudad y le da a la región “una imagen de libertad y de progreso”. Aun así, Carmena informó hace unos días que no encabezará la Marcha del Orgullo Gay, tal y como le pidieron algunas asociaciones, porque “no va con su carácter”.

Nacer hombre, sentirte mujer

La obra ‘Envasadas’ habla de la aceptación, de sentirte diferente, de identidad. Se representa los viernes en El umbral de la primavera de Madrid.

Elena Triviño, Pilar Barrera y Zaloa Zamarreño con el enigmático frasco.

Elena Triviño, Pilar Barrera y Zaloa Zamarreño con el enigmático frasco.

MADRID.- Dos mujeres, una mesa y un tarro de cristal que no está vacío. Así comienza Envasadas, una obra de teatro a caballo entre el pequeño y el gran formato que se representa todos los viernes en la sala madrileña El umbral de la primavera. A simple vista, el contenido del frasco podría ser una extraña salchicha descompuesta, aunque por el aspecto del bote parece que en un pasado albergó algún tipo de fruto en almíbar. En un acercamiento, de estos en los que tienes que guiñar el ojo para asegurarte de que lo que ves es lo que parece, descubres su contenido: un pene.

En realidad es una salchicha, pero como se trata de teatro, nuestra imaginación hace el resto. ¿Por qué un falo está dentro de un bote de cristal? Puede parecer mentira, pero eso no es lo importante, o al menos no tanto como para explicar el significado de la función. Sobre el escenario, una madre visita a su hija. Aunque tiene aspecto femenino, nació hombre. Hace diez años que no se ven.En el último reencuentro la hija era hijo. La obra, que dura 20 minutos, es un cúmulo de revelaciones entre ambas en busca de una aceptación que ninguna tuvo.

No vamos a tirar más de la manta. Si acaso, un dato: el padre nunca llevó bien el travestismo de su hija. Sobre este tema, la aceptación, hemos hablado con Elena Triviño, directora del espectáculo, Pilar Barrera y Zaloa Zamarreño, ambas actrices y desde Escocia con Javier Esteban, autor del texto y codirector. “La historia parte de un hecho real, el dramaturgo tenía una compañera de trabajo que un día le confesó que había sido hombre. Él se quedó flipado porque jamás hubiera pensado que esa mujer tan femenina pudiera haber sido masculino en el pasado”, explica la directora.

Prácticamente nos pasamos la vida pretendiendo ser aceptados: el trabajo, los amigos… y la familia. Nuestros padres son los primeros en los que buscamos aprobación, y más tarde, los primeros contra los que nos revelamos. “El amor de una madre con su hijo lo supera todo, aunque hay excepciones”, asegura Barrera, que hace de madre en la ficción. La mayoría de los padres que rechazan a sus hijos lo hacen, sencillamente, porque son diferentes. Qué tontería, ¿verdad? ¿Se imaginan a todos iguales? ¿Cómo podríamos distinguirnos? Algunos padres encuentran en lo que hace la mayoría una especie de camino hacia la seguridad que garantice el éxito de sus hijos. Es mejor ser médico que actor. Con lo primero encuentras trabajo y con lo segundo, pan y agua.

Reivindicar las diferencias

Ahora que se acercan las fiestas del orgullo gay en Madrid, la primera semana de julio, reivindicar nuestras diferencias parece justo y necesario. Y sobre todo, tener el valor para aceptarte. Caso difícil, porque algunos han crecido bajo la tutela de unos progenitores inquisidores que tienen un sentido de la ética propio de la época de Franco.

Afortunadamente, hablamos del pasado, las nuevas generaciones presumen de ser más tolerantes. Aunque queda camino por recorrer, un elevado número de ciudadanos trata el tema con naturalidad. “Hoy ya no es tabú”, asegura Triviño mientras hace una pausa y recuerda la labor de Pedro Zerolo, socialista que hace unos días falleció a causa de un cáncer y “una persona buena que luchó por los derechos de los homosexuales y los transexuales”. Barrera, que se mete en la conversación, recuerda que hace no muchos años debatir este tema era impensable: al colectivo se le trataba como “unos viciosos y no podían entender que una persona naciera de un sexo y se sintiera de otro”. Ahora las cosas son diferentes. Porque lo son, ¿verdad?

Es por ello que acercarse bizco y difuso al frasco y descubrir un pene no aporta mucha información. Es solo un detalle escabroso. Lo práctico de la función es el debate posterior. Esa fue la intención de Esteban, que escribe desde su piso en Escocia, reivindicar un discurso que nunca debe cesar, y de hacerlo será porque hemos aceptado las múltiples identidades. A él también la sociedad le ha impedido ser él mismo. Estudió Publicidad y Relaciones Públicas, y tuvo que emigrar para poder trabajar, pero no en lo suyo, ni remotamente. No es partidario de usar etiquetas. A la pregunta de ¿a qué te dedicas? Responde de esta forma: “soy incapaz de responder. Digamos que soy escritor que se dedica a muchas más cosas: unas para pagar la hipoteca y otras para pagar la luz”.

ALFONSO ÁLVAREZ-DARDET

Un cura, sobre la muerte de Pedro Zerolo: “Los pecadores públicos pueden sufrir enfermedades como castigo divino”

Llueve sobre mojado. A pesar del lógico revuelo levantado tras las increíbles afirmaciones hace un año del polémico sacerdote Jesús Calvo en Alerta Digital TV, sobre el cáncer de Pedro Zerolo, el mismo cura se ha reiterado después de su fallecimiento.

Durante el programa La Ratonera, el presentador Armando Robles, insinuó que el concejal se merecía la enfermedad, que no le iba a “causar ningún trauma” y que “no cambiaría la vida de su perro por la de Pedro Zerolo” .

A pocos días de la muerte del político socialista, el conductor del espacio retomaba la controversia. “¿Ha rezado usted los últimos días por el alma de Pedro Zerolo, padre?”, preguntó irónico. “Tengo otros santos a los que rezar”, contestó el sacerdote por teléfono.

Y no desaprovechó la oportunidad de lanzar un mensaje a los que lógicamente pusieron el grito en cielo tras sus palabras. “Tenían que haber creído en la profecía que yo ya dije, que los pecadores públicos pueden sufrir enfermedades como castigo divino”, insinuó sobre el cáncer de páncreas que padecía el político. “Los frutos de la virtud y del vicio se siembran aquí, lo que se siembra se cosecha”, añadió.

Además de manifestar que su enfermedad fue una consecuencia de su homosexualidad, el presentador zanjó el tema lamentando que el arzobispo de Madrid llamara al marido de Pedro Zerolo para reconfortarlo. “Ese canalla tenía que habar hecho mismo que la viuda de Blas Píñar o de Licinio Lafuente, que hicieron más por los intereses de los españoles”, arremetió también contra la actitud liberal de algunos mandatarios eclesiásticos.

‘La cruz simboliza el sufrimiento de los gays y transexuales en Brasil’

AMÉRICA LATINA Viviany Beleboni, la transexual que indignó a los líderes evangélicos

  • La joven lamenta ‘los mensajes de odio’ de políticos y líderes religiosos

  • El país registró 312 víctimas gays o transexuales en 2013, según un estudio

  • Viviany no se arrepiente de lo que hizo, a pesar de haber recibido numerosas amenazas

Viviany Beleboni simula la crucifixión bajo el cartel 'basta la homofobia'

Viviany Beleboni simula la crucifixión bajo el cartel ‘basta la homofobia’. REUTERS

Con el torso desnudo y pintado con sangre falsa, simulando ser crucificada y bajo el letrero “basta de homofobia”, corona de espinas y bandera gay, la travesti Viviany Beleboni incendió durante la Parada Gay de Sao Paulo el cada vez más polarizado debate sobre los derechos de la comunidad LGBT en Brasil. Aunque ella asegura a EL MUNDO que quería transmitir “una imagen de amor”, varias decenas de diputados evangélicos se indignaron en una sesión posterior del Congreso, rezaron un Padre Nuestro en la Cámara y pidieron el fin de estos “crímenes de profanación”, palabras del diputado Joao Campos, del PSDB. La iglesia católica se sumó a las críticas con un comunicado oficial de la Confederación Nacional de Obispos de Brasil.

La protagonista de la imagen, capturada por el fotógrafo de la agencia Reuters Joao Castellano, cuenta a El MUNDO que esa simulada crucifixión “simboliza el sufrimiento y la humillación diaria de los gays y transexuales en el país” y lamenta “los mensajes de odio” de políticos y líderes religiosos como el pastor Marcos Feliciano, uno de los portavoces más activos del lobby evangélico en el Congreso brasileño.

Líder mundial en crímenes homófobos, Brasil registró 312 víctimas gays o transexuales en 2013, según un estudio de la ONG Grupo Gay de Bahía, que la elaboró basándose en datos oficiales. Los insultos y agresiones verbales son visibles en cualquier esquina de las redes sociales y no hace falta escarbar mucho para conocer casos de maltratos físicos. “Empecé a darme cuenta de que era diferente por las agresiones que recibía”, relata Viviany. “Desde que empecé a jugar con muñecas y con las niñas, los niños del colegio empezaron a perseguirme, burlarse y golpearme. Una vez se juntaron seis, competían para ver quién me daba más fuerte“, cuenta, recordando con especial amargura una paliza que le dieron cuando tenía trece años al salir de clase, “aún tengo cicatrices en las rodillas”, desde la cual empezó a esconderse en cuanto sonaba la alarma del colegio. “Quienes no estaban de acuerdo con esas actitudes tampoco hacían nada, miraban para otro lado”, completa.

Criada en una familia de clase media-baja de una pequeña ciudad de interior del estado de Rio Grande do Sul,Viviany acabó huyendo para Sao Paulo, “en la gran ciudad hay más personas abiertas y más oportunidades de trabajo”. A falta de formación y medios para sustentarse, y cuando aún era un chico homosexual, empezó a prostituirse y fue el mundo de la noche el que le empujó a ser transexual. “La mayoría de transexuales se siente mujer y después se opera, en mi caso fue al revés, primero fue el cambio físico y después el mental, muchos otros transexuales me presionaron para que lo hiciera porque, como chico, tendría muchos menos clientes. Al principio, yo no me aceptaba, no era lo que yo quería, pero hoy día sí me considero transexual”, cuenta Viviany, que consiguió dejar las calles y hoy se gana la vida bailando en una discoteca.

Ambiente crispado

A la Parada Gay se llegó ya con un ambiente crispado entre líderes religiosos y portavoces de los derechos LGBT, después de que el mediático pastor evangélico Silas Malafaia se indignara y pidiera boicot a los productos de la marca de cosméticos Boticario por mostrar a una pareja homosexual en un anuncio. “¡Que vendan perfumes a los gays!”, decía, al tiempo que la comunidad LGBT salía públicamente en apoyo de la firma.

“Cada día escuchamos casos de travestis o gays apedreados, apuñalados, así que me planteé que este año en la Parada Gay quería hacer una manifestación diferente, algo que realmente llamara la atención”, reflexiona Viviany sobre la preparación de su crucifixión simulada, “que no se refiere a Cristo sino a todos los humillados en la cruz como somos humillados los transexuales y gays cada día”.“Nunca falté al respeto”, defiende la joven, practicante de la religión espírita, que contaba en 2010 con unos 3,8 millones de adeptos en Brasil.

Pocos días después, en el Congreso brasileño varios diputados evangélicos enseñaron un cartel mezclando fotos de la Parada Gay con otras marchas paganas que usaron símbolos religiosos (incluso una estadounidense) y 330 diputados firmaron una carta de repudio contra este tipo de expresiones, poco después de rezar un Padre Nuestro en la sala. “Es una tentativa de desmoralizar la creencia de millones de brasileños, con provocaciones innecesarias”, rezaba la carta, que recordaba que “la sociedad brasileña es religiosa y en su mayoría cristiana”. Algunos pidieron castigos y multas para lo que, creen, se trata de un crimen de odio contra símbolos religioso. Los obispos católicos, por su parte, calificaron como “claras manifestaciones de falta de respeto” algunas manifestaciones llevadas a cabo en la marcha, aunque no se refirieron expresamente a la transexual.

Viviany, mientras tanto, asegura no arrepentirse de lo que hizo a pesar de que ha recibido numerosas amenazas, muchas de muerte, en su Facebook, hasta el punto de haber decidido desactivarlo. “Creo que ha servido para despertar un poco a la sociedad sobre la violencia con la que nos tratan y también he recibido muchos mensajes de apoyo del tipo ‘representas el dolor de mi amiga que murió’, muchos casos que me han emocionado”, narra. Apoya, como gran parte de la comunidad LGBT, la creación de una ley que castigue como un crimen la homofobia para agravar las agresiones con esta motivación.

El problema es otro para líderes evangélicos como el diputado Rogerio Rosso, que pide que lo que se convierte en delito sea la “cristofobia”, que según muchos de ellos se manifiesta a diario en actos como la crucifixión de Viviany. La frontera, una vez más, entre la libertad de expresión y la discriminación religiosa, se torna difusa. Lo que está más claro es la gravedad de la violencia contra los colectivos gays, que se ha traducido en 148 homicidios en lo que va de año, según la página de Facebook “A quién ha matado hoy la homofobia”.

El último caso, recogido por la web G1 del grupo Globo, fue la muerte de un niño de 14 años muerto a pedradas en el estado de Espírito Santo, que ya sufría ‘bullying’ en la escuela según la madre contó a la prensa local.

@german_aranda

Tanttaka emociona contra la homofobia con ‘Muxua

El día 23 Tanttaka estrena ‘Muxua’, una “pequeña joya” que tres actores interpretarán solo para 45 espectadores por función

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Ander Iruretagoiena, Mireia Gabilondo y Haritz Morrás, en una imagen promocional de ‘Muxua’, caracterizados como los personajes de la obra teatral. (Deia)

DONOSTIA – Cuando Fernando Bernués se topó con Un beso, novela corta del italiano Iván Cotroneo, supo que en aquella “pequeña joya” había “material muy sensible” para una pieza teatral llena de “emotividad”. “Habla de la identidad sexual, del bullying, de la homofobia y de la incapacidad de la escuela para tratar estas temáticas con normalidad. También es una obra sobre la importancia de las ciudades y de cómo respiran, cómo pueden convertirse en una losa”, aseguró ayer el director de Tanttaka.

La compañía guipuzcoana estrenará el día 23 su nuevo espectáculo en euskera, Muxua. Hasta el 27, una sala polivalente del Victoria Eugenia albergará seis funciones de una muestra de lo que Bernués denomina “teatro sin teatro”: pequeñas propuestas “de proximidad” que no precisan de un espacio escénico convencional. En sintonía con trabajos anteriores como Blackbird o la lectura dramatizada de un discurso de Eduardo Chillida, Tanttaka actuará para un público reducido que no superará las 45 personas por función. Esa cercanía, sin duda, favorece que “la calidad del relato, la intensidad y la emoción” sean distintas en una obra que cuenta las cosas con “una simpleza muy humana” pero “desde la sensibilidad y la poética”.

NARRACIÓN TRÁGICA

El libro está estructurado en tres monólogos consecutivos pronunciados por dos alumnos y una profesora que rememoran un hecho violento y terrible. En su traslación al escenario -la adaptación es de Quin Zeberio y la traducción al euskera, de Ritxi Lizartza-, las tres voces se intercalan y los intérpretes, Ander Iruretagoiena, Haritz Morrás y Mireia Gabilondo, aparecen sentados frente al público durante una hora de “narración trágica”, a decir de la actriz.

La obra cuenta la historia de Lorenzo, un chaval de quince años que llega desde el orfanato a una familia de acogida de una pequeña ciudad de provincias italiana. Allí se enamora de Antonio, un joven que tiene dificultades para expresar lo que siente y no sabe cómo reaccionar ante el afecto de Lorenzo. Testigo de todo es Elena, una profesora deseosa de dar a sus alumnos el coraje del que ella carece. “Estos son los protagonistas de esta obra a tres voces, un relato extraordinario de amor, odio y violencia. Y en el centro, un beso, un único y sencillo beso capaz de dar rienda suelta a la locura”, reza la sinopsis. Según recordó Bernués, el autor de la novela original se inspiró en un hecho real acontecido en 2008 en California, donde un joven disparó a otro porque dijo que se le insinuaba.

Iruretagoiena y Morrás, ambos reclutados del Taller de Artes Escénicas (TAE) de Donostia, afrontan en Muxua su primer trabajo profesional y aportan, a juicio de Gabilondo, su “juventud y frescura”. Según apuntó el primero, la dificultad estriba en conocerse a uno mismo y “tocar emociones que no conoces”, mientras que para Morrás, la experiencia está siendo “muy bonita” y enriquecedora. “Me gusta mucho la obra aunque me dan mucha pena sus personajes”, advirtió.

Tanttaka habilitará la sala del Victoria Eugenia con una “pequeña escenografía” concebida como “un espacio poético”. Así, se insinúa una escuela con pocos elementos -unas sillas, luces fluorescentes…- pero la acción transcurre en una época imprecisa. Hay una especie de luz “blanquecina” que evoca “una memoria desdibujada”, la de los personajes recordando los hechos a partir de “situaciones domésticas”. Sus vidas, marcadas por hechos más o menos trágicos, demuestran que “nada justifica nada pero el mapa relacional y social de cada uno es el territorio que abona la barbaridad”, afirmó Bernués, quien también señaló “la imposibilidad de los personajes de “salir de un contexto social angustioso”.

DEBATE

Tanttaka agradece el asesoramiento de Gehitu, cuya portavoz, Mavi Tabernero, elogió la pieza por estar ambientada “en el día a día” sin presencia de “héroes” sino de personajes corrientes. “Se agradece una obra tan sencilla que, con pocos elementos, transmite cosas muy importantes”, opinó la representante de un colectivo que el día 24 participará en un coloquio posterior a la función de Muxua. También intervendrá algún integrante de Chrysallis, Asociación Estatal de Familias de Menores Transexuales.

La temática que aborda la obra la convierte en idónea para ser representada en institutos, algo que Bernués y su equipo no descartan. “Puede servir para generar debate en las escuelas y nos gustaría trabajar esa vertiente”, aseguró el director de la compañía que planea estrenar El beso en castellano en octubre.

Zerolo y Maroto. Armarios, luchas y privilegios

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Los parlamentarios del PP Javier Maroto (i), e Iñaki Oyarzábal, el 28 de mayo en el Parlamento vasco. Efe / David Aguilar

Nos hemos despertado con la noticia de la muerte de Pedro Zerolo. No lo conocía más que a través de los medios de comunicación, pero era de los pocos políticos que me inspiraban un mínimo de confianza y simpatía, porque me transmitía vitalidad y compromiso en vez de cinismo.

Zerolo se va cuando se cumple una década de la aprobación de la ley del matrimonio igualitario. Y una semana después de que el alcalde en funciones de Vitoria Gasteiz Javier Maroto, un destacado miembro del Partido Popular, formación que se volcó contra esta ley, anunciase que se casa con su novio.

“Los políticos homosexuales, al menos muchos de ellos, hace tiempo que han salido del armario en este país”, celebraba el pasado domingo Aitor Guenagaen un análisis sobre la boda de Maroto y los pactos que se están fraguando para que no gobierne la capital vasca otros cuatro años. En el artículo cita a otros dirigentes abiertamente homosexuales, como Iñaki Oyarzábal (PP Vasco) e Iñigo Iturrate (PNV).

A menudo  hemos explicado que el uso androcéntrico del lenguaje crea imaginarios igualmente androcéntricos. Que cuando las mujeres no somos nombradas, tampoco somos visualizadas. Guenaga habla de “los políticos homosexuales”. Se supone que en el castellano, el masculino incluye a ambos sexos, por lo que una podría pensar que el enunciado incluye a “las políticas homosexuales”. Lo que ocurre es que, en este y otros tantos temas, la realidad de los hombres y de las mujeres es tan dispar que cuando se utiliza el masculino universal, se está obviando la mitad de la película. No se está dando una proliferación de políticas abiertamente lesbianas que anuncian enlaces con sus novias de toda la vida. No está ocurriendo, ni en el Partido Popular ni en los de izquierda.

¿A qué se debe? La respuesta rápida y trillada es que las lesbianas vivimos una doble discriminación: por ser mujeres y por ser lesbianas. Frente al enfoque aritmético de las dobles discriminaciones, en las ciencias sociales está primado el enfoque complejo de la interseccionalidad: el grado de exclusión que implica ser gay o lesbiana vendrá determinado por un montón de factores. No es lo mismo ser lesbiana en la ciudad que en el campo; siendo una empleada doméstica inmigrante sin papeles o una empresaria hostelera de Chueca; no es lo mismo ser una lesbiana camionera (literal y figuradamente hablando) que una lesbiana top-model; no es lo mismo trabajar en un colegio religioso que en una revista feminista. Cada circunstancia implica tanto discriminaciones específicas como posibilidades diferentes para resistirlas. Y lo mismo ocurre con los gays. Decir que una lesbiana siempre estará más discriminada que un gay es tan simplista como decir que una mujer siempre va a estar más oprimida que un hombre. Sin embargo, está claro que algo tiene que ver la socialización sexista con la casi nula presencia de lesbianas declaradas en la política española.

También se suele decir que las lesbianas somos invisibles. Mientras que ser gay ha estado marcado por el estigma (ser el maricón de la clase, del pueblo…), las lesbianas han tendido a pasar inadvertidas (a ser, por ejemplo, la tía que se mete a monja o la que se queda solterona y se dedica a cuidar a familiares dependientes o vive con una amiga). El movimiento LGTB ha estado liderado, en la mayoría de los casos, por los gays, debido a que el liderazgo es un valor más presente en la socialización de los hombres que de las mujeres. Esto se refleja bien  en la taquillera película Pride: el joven activista es el líder de un colectivo en el que solo hay una lesbiana (irrelevante en la trama). Había otras dos, pero se fueron: en vez de explicar sus legítimas incomodidades con el liderazgo del protagonista, quedan retratadas como locas separatistas, al estilo ‘Frente Popular de Judea’.

Otra respuesta es la misoginia. Y aquí me acuerdo de Beatriz Gimeno, gran amiga de Zerolo.  Gimeno escribió, también en eldiario.es, un artículo en el que explicaba por qué el rey recibía a la FELGTB mientras el PP seguía intentando legislar contra el derecho al aborto; por qué en muchos países avanza el reconocimiento institucional a la diversidad sexual mientras se legisla contra el derecho de las mujeres a decidir sobre nuestro cuerpo y nuestra maternidad. Gimeno afirma que “la homofilia histórica tiene un poso misógino muy grande” (evoco la testosterona que destilaba ese diálogo sobre caracoles y ostras censurado de Espartaco) y señala a esos gays privilegiados que disfrutan de la libertad conquistada por maricas, bolleras y travestis en las calles, mientras defienden que los Estados y las Iglesias sigan colonizando nuestros úteros. En el caso de Maroto, añado, gays privilegiados que utilizan su condición para dar una imagen moderna y liberal a la vez que arremeten contra los derechos de otros sujetos excluidos, por su origen, color de piel o situación administrativa (a esto se le llama  pink-washing o lavado rosa).

La homofobia es el principal instrumento de marcaje de género entre hombres (“marica” sigue siendo el insulto más empleado contra niños en los patios del colegio, y de lo más habitual en grupos de amigos, en campos de fútbol…), mientras que entre mujeres “puta” va antes que “bollera”. Sin embargo, parece que hay una vía de escape: ser homosexual pero no marica.

Si no tienes pluma o la escondes, si reproduces la masculinidad hegemónica, que se relaciona con valores como el liderazgo, la ambición y el poder, pues podrás ser respetado y la gente se esforzará en olvidar lo que ocurre en tu cama. Un hombre de mi familia lo dijo una vez: “Yo no tengo nada en contra de los homosexuales, pero detesto a los maricones”. Aclaró que usaba maricón como sinónimo de hombre que no es tal, no por sus preferencias sexuales sino por cobarde o pusilánime.

La homosexualidad respetable se asocia a masculinidad al cuadrado, sin mariconadas. De ahí que los círculos de poder sean accesibles para hombres homosexuales. ¿Quién va a acusar de ser poco hombre a un juez como Grande Marlaska o a un político como Maroto? Por eso el sociólogo Oscar Guasch -quien habla de la homofobia compleja, esa por la que los hombres que se definen como heterosexuales temen ser acusados de maricas- propone la siguiente receta contra la homofobia y la misoginia: “De la misma forma que hay mujeres que se definen políticamente como putas, podríamos reivindicar ser maricas, cobardes, renunciar a la masculinidad”.

Y sí, como dice Beatriz Gimeno, estos políticos conservadores homosexuales pueden dejar de esconder a sus novios, pueden tener maridos, gracias a los maricas, las bolleras y lxs trans que han dado la batalla en las calles. Gracias también a políticos como Zerolo, que izaron la bandera arcoiris cuando eso no daba votos precisamente. Pero si pueden hacerlo es porque el poder les hace inmunes a muchas cosas, incluida la discriminación.

Zerolo luchó por una ley criticada tanto por los homófobos como por la gente que, desde la izquierda, cuestiona la institución del matrimonio, incluidos los gays y lesbianas que alertan el riesgo de “heteronormativizar” las disidencias sexuales. Recordemos la célebre cita del primer ministro británico David Cameron: “No apoyo el matrimonio gay pese a ser conservador; apoyo el matrimonio gay porque soy conservador”. Como dice nuestra compañera Andrea Momoitio, los conservadores prefieren las bodas gay a los cuartos oscuros. No me quiero extender más: lean este imprescindible artículo de Lucas Platero en el que señala a quién beneficia y a quién no tanto esta conquista social, y qué otras discriminaciones siguen estando mucho más desatendidas.

Así pues, de la misma forma que no podemos pensar que el racismo está superado porque el país más poderoso del mundo esté presidido por un político negro, debemos evitar que la presencia de varones homosexuales entre los representantes del poder político, económico, judicial y religioso de este país nos lleve a lecturas complacientes.

Doy las gracias a Pedro Zerolo y a todas las personas que han hecho posible que las nuevas generaciones crezcan sabiendo que pueden emparejarse y formar familias con personas de su mismo sexo, que sus entornos reaccionarán mejor o peor, pero que el Estado reconoce ese derecho. Pero sirva también el adiós a Zerolo para pensar cómo seguir avanzando hacia un respeto pleno a la diversidad sexual en el que la vergüenza, la culpa, el estigma, la exclusión y la agresión directa desaparezcan de la vida de todas las personas.

Despedido de la tele por un vídeo erótico

Tooji Keshtar

Tooji Keshtar

Tooji Keshtar representó a Noruega en el festival de Eurovisión hace tres año y se había hecho un hueco en la televisión pública de allí. Iba a presentar el programa para elegir al niño que defenderá al país en la edición infantil del certamen, pero le acaban de despedir. La razón, su último videoclip, en el que aparece simulando mantener relaciones sexuales con un cura en una iglesia. ««Estoy bastante disgustado. En la televisión me han dicho que no es compatible con ser un modelo para niños». El videoclip será la canción oficial de la celebración del Orgullo Gay de Oslo.

LA HOMOSEXUALIDAD SERÁ OFICIALMENTE LEGAL EL MES QUE VIENE EN MOZAMBIQUE

www.empresasgayfriendly.com/

Hasta ahora la legislación del país africano penalizaba la homosexualidad tipificándola como “vicio contra natura” con penas de hasta 3 años de campos de trabajo.

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Han pasado 180 días desde que el Gobierno mozambiqueño aprobara la reforma del Código Penal para excluir del mismo las prácticas homosexuales. Así, la homosexualidad será oficialmente legal en el país africano a partir del próximo 29 de junio.

Aunque el Código Penal de Mozambique (1886) no tipificaba específicamente el sexo homosexual como delito, los legisladores han revisado los artículos 70 y 71 que contemplaban el delito de “vicios contra natura”, y que sirvió para discriminar y enjuiciar a las personas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales con penas de hasta 3 años en campos de trabajo.

La Agencia de Información de Mozambique ha comunicado que “el nuevo Código Penal barre gran cantidad de la herencia colonial mohosa, incluyendo la mención de vicios contra natura”.

Lambda, la Asociación en defensa de los Derechos LGBT de Mozambique ha estado trabajando muy duro durante años para que el Gobierno reconozca plenamente las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo.

El hecho de que a partir del próximo 29 de Junio la homosexualidad sea legal en el paísno significa que se garantice la igualdad de derechos a las personas LGBT. Un representante de La Asociación Lambda ha declarado que “nuestro principal interés es precipitar un cambio en la sociedad para que sea más favorable a la libre expresión de la orientación sexual e identidad de género”. Y ha añadido que “el silencio del estado mozambiqueño legitima la discriminación y refuerza el estigma al que están sujetas las personas LGBT en sus comunidades, sus lugares de trabajo, escuelas, etc.”.

Un paso importante para la comunidad LGBT y el país en general, pero donde todavía queda un largo camino de trabajo por una igualdad de derechos real y efectiva.

El colectivo gay denuncia que la Policía no sabe cómo actuar frente a la homofobia

Elboletin.com

Madrid acoge hoy las jornadas “Delitos de odio y discriminación hacia las personas LGTB en las que se exige un protocolo policial.

 

La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (Felgtb) organiza hoy la jornada “Delitos de odio y discriminación hacia las personas LGTB” en la Fundación Abogados de Atocha en Madrid, con objeto de poner en común el trabajo y las demandas de las fiscalías de delitos de odio, las fuerzas de seguridad, los colectivos, las víctimas y la Administración, con la participación de expertos internacionales procedentes de países como Noruega, Islandia o Bélgica, tal y como informa dicha federación.

En las jornadas se presenta el Informe 2014-2015 sobre la Gestión de la Diversidad Social por los Servicios Policiales, que muestra que sólo dos servicios policiales (Mossos d’Esquadra y Policía Local de Fuenlabrada) están adoptando medidas transversales para adaptarse a la sociedad diversa. Así, existen 1.700 servicios de Policía Local y tres servicios de Policía Autonómica que no disponen de un protocolo de atención a los delitos de odio.

La Felgtb denuncia que “la falta de capacitación de las y los agentes policiales comporta que muchas veces se tienda a minimizar la gravedad de los casos que llegan a su conocimiento y conlleva, asimismo, una insuficiente e inadecuada atención a las víctimas.” Por ello, según el informe desarrollado por esta federación en colaboración con la Secretaría para Políticas de Gestión de la Diversidad de la Unión Nacional de Jefes y Directivos de Policía Local, “se hace imprescindible dotar a los servicios policiales de la sensibilidad y formación necesarias para identificar adecuadamente los incidentes discriminatorios y de odio y prestar una atención de calidad a las víctimas”.

Sólo el 17% denuncia

Durante las jornadas se presentará también el informe del Observatorio de Redes contra el Odio, que muestra una reducción en la denuncia de la violencia hacia personas LGTB por parte de las víctimas con respecto a los datos de 2013.

Los casos que han llegado al observatorio muestran que tres de cada cuatro víctimas son hombres, y una de cada 10 es transexual. El 60% tiene entre 18 y 35 años, y la invisibilidad no las protege ya que un tercio es nada o poco visible.

En el 35,7% de los casos, la víctima conoce al agresor, aunque sólo un 17% de las víctimas denuncia a la policía, algo que hacen en mayor medida las mujeres que los hombres, y en general afirman que la atención recibida por la policía es mala.

En las jornadas participará Miguel Ángel Aguilar, Fiscal Coordinador del Servicio de Delitos de Odio y Discriminación la Fiscalía Provincial de Cataluña, miembros de las organizaciones de ámbito europeo Transgender Europe y ENORB European Network on Religion and Belief, la noruega LLH, y la islandesa Santökim´ 78, las españolas FEAPS, Secretariado Gitano, UNIJEPOL, el Observatori Contra l’Homofòbia de Catalunya o Change.org.

Las jornadas, así como el Observatorio forman parte del Proyecto Redes Contra el Odiofinanciado por el Programa de Ciudadanía Activa a través del mecanismo financiero EEA y del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

Jesús Santos, el eterno amor de Pedro Zerolo

Se conocieron cuando ambos trabajaban en el Colectivo de Gays y Lesbianas de Madrid. Tras casi una década de relación, se casaron en el año 2005

Zerolo y Santos el día de su boda

Zerolo y Santos el día de su boda JOSÉ MARÍA BARROSO/ VICTOR INCHAUSTI

Muy poco se conoce de Jesús Santos, el viudo y gran amor de Pedro Zerolo, exconcejal del Ayuntamiento y diputado electo en la Asamblea de Madrid, quien ha fallecido a los 54 años tras batallar contra el cáncer de páncreas. Según ha confirmado la familia del carismático político del PSOE, Santos, su pareja desde hace 19 años, y esposo desde 2005, ha estado a su lado hasta el momento de su muerte.

La relación de Zerolo y Jesús Santos es una historia de amor y activismo. En una entrevista con ABC en 2014, Pedro Zerolo decía que su matrimonio en 2005 había sido la combinación de esos dos factores. «Llevo ‘casado’ de hecho 18 años y de derecho desde el 1 de octubre de 2005. Jesús y yo nos casamos por activismo y amor, conscientes de que el amor es el mejor de los activismos y de que era necesario construir referentes», dijo en ese momento.

Santos ha sido descrito en muchas ocasiones como un hombre discreto, culto y guapo, que siempre ha estado al lado de Zerolo en campañas, estrenos y presentaciones pero en segundo plano, sin buscar protagonismo o llamar la atención. El socialista conoció a Santos cuando ambos militaban en el Colectivo de Gays y Lesbianas de Madrid (Cogam), del que Zerolo fue dirigente hasta su incorporación al Partido Socialista de Madrid.

Jesús Santos, que pertenece al departamento de Coordinación del Instituto Europeo de Diseño, ha compartido el compromiso político y social de su pareja, algo que él mismo señaló a la prensa después de su matrimonio. «Llevamos mucho tiempo en esta lucha y, de hecho, nos conocimos trabajando en los colectivos», dijo en ese momento según recoge la página web del PSOE.

La pareja contrajo matrimonio en el mes de octubre de 2005, fecha en la que legalmente se comprometieron a estar en lo bueno y en lo malo. Algo que Santos recalcó en una entrevista con ABC: «Por supuesto,siempre ha sido así desde que nos conocimos. No lo entendería de otra manera». Casi siempre se les veía tomados de la mano y con gestos modestos de cariño.

El diseñador señalaba en esa ocasión que no hacía falta renovar votos o una segunda boda para confirmar su amor por Zerolo. «Renovamos los ‘votos’ todos los días. Nos queremos mucho», confesó, para apuntar que más allá de los días de la quimioterapia, la pareja era feliz. «Salvo el día de la quimio, de pruebas o cuando aparece algún efecto secundario, somos muy felices día a día, porque disfrutamos de las pequeñas cosas».