Las lesbianas a quienes negaron la reproducción asistida: ‘Hemos sufrido discriminación de Estado’

V. y T. unen sus manos formando un corazón. El matrimonio de mujeres homosexuales no quiere revelar su identidad

V. y T. unen sus manos formando un corazón. El matrimonio de mujeres homosexuales no quiere revelar su identidad. ANTONIO HEREDIA

Tania y Verónica viven entre adjetivos en mayúscula, «estamos desbordadas», «nos sentimos expuestas», «la orden ministerial es retrógada y debe ser derogada», «nuestro instinto es maternal, como el de tantas mujeres»…

Traen a la entrevista esa mezcla de festejo y vértigo que inyectan en el ánimo los acontecimientos históricos, sobre todo si uno los protagoniza. O una. O dos.

Porque ellas, que son pareja desde hace ocho años y que nunca fueron el centro más que de sí mismas, son las responsables de una sentencia pionera en España que condena a la Fundación Jiménez Díaz y a la Comunidad de Madrid por discriminarlas por razón de orientación sexual en un proceso de reproducción asistida. Son las causantes del fallo de un juzgado que abrirá a la maternidad a miles de lesbianas y de mujeres solas que podrán sortear una orden del Ministerio de Sanidad «discriminatoria» (lo dice la sentencia) que sólo permite esa fecundación de laboratorio a quienes hayan fracasado «tras un mínimo de 12 meses de coito vaginal» (lo dice la orden).O sea, con hombre de por medio.

Verónica y Tania. Nadie en su trabajo sabe quiénes son. Ningún vecino sospecha qué han conseguido. Ni un solo medio de comunicación ha podido hablar con ellas. Viven lejos del ruido de la historia que han creado. Tanto que nos piden que las llamemos Verónica y Tania aunque no se llaman así.

– ¿Por qué aceptáis esta entrevista y por qué no queréis que se os reconozca?

– Porque queremos contar qué nos pasó y cómo vivimos esta sentencia tan importante, no sólo para nosotras, sino para otras mujeres. Y queremos anonimato porque tenemos mucho que perder. Tenemos miedo a la discriminación que nunca vivimos, porque sabemos que eso ocurre, que aún existe la homofobia… Queremos intimidad porque hemos visto mucha oposición a esta sentencia.

Tania y Verónica van de la mano por la calle desde hace ocho años, y hace tres que se casaron «para poder filiar a nuestros hijos, para ser madres legales». Tan grande era su run run de maternidad, su idea de familia por hacer, que empezaron un proceso de reproducción asistida en una clínica privada «nada más volver de la luna de miel».

Pero al poco tiempo supieron que la Fundación Jiménez Díaz era uno de los pocos centros en España que ofrecía ese servicio dentro del sistema público de salud.

Así, en septiembre de 2014 Tania inició en ese hospital madrileño el primer ciclode su buena esperanza. «Estuvimos muy agradecidas a la Fundación, porque ofertaba un servicio que nos parecía insdiscutible, pero que muy pocos hospitales públicos daban. Hicimos el primer ciclo, no hubo resultados positivos y nos citaron para un segundo tratamiento, en marzo de 2015».

Sin embargo, por sorpresa, el hospital les convocó muchos meses antes. Verónica: «Nos citaron el 28 de noviembre de 2014. Íbamos muy contentas por el adelanto. Hacíamos hasta cuentas del posible nacimiento si todo salía bien. Pero en cuanto entramos, la doctora nos dijo que, según la orden ministerial que se acaba de aprobar, no podían atendernos más, que no cumplíamos los requisitos». Tania: «Me quedé seca. Estaba en shock. En mi vida había pasado tanta vergüenza. Pero enseguida todo eso se convirtió en enfado. No me podía creer que nos estuvieran discriminando por nuestra orientación sexual, que no incluye al hombre».

Tania y Verónica se sacudieron la cabeza y pidieron por escrito al hospital la readmisión en el proceso de fecundación. Sin suerte. «Nos dijeron que debido a la orden del Ministerio estábamos fuera. A nosotras, que íbamos abrazadas por la calle, que nos habíamos casado, que vivíamos en un país respetuoso, de repente, pum, un golpe, un paso atrás. Igual ese país no era tan así. Igual nos habíamos creído una cosa que no era».

Las dos llevan camisas de colores en este 6 de octubre lleno de verano en Madrid. La ventana está abierta y la calle ocurre ajena a esta charla de derechos recuperados. Ellas miran los apuntes que tomamos y beben agua. Se respetan los turnos de palabra y hasta hablan una de la otra. Como Verónica, que dice que en aquellos días de noviembre Tania era un enfado absoluto. «Le removía la homofobia, la discriminación, quería denunciar. Yo no me lo creía, sabía que era una discriminación clara, pero pensé que no podía ser, que era tan increíble que se solucionaría. Y por supuesto apoyé la denuncia».

Pero, pese al carpetazo del hospital, el sonido de la maternidad seguía tarareándoles las tripas. Verónica: «Nos fuimos a una clínica privada porque no estábamos dispuestas a perder la ocasión de ser madres.El tiempo apremiaba». Tania: «Yo tenía 39 años y había que correr».

La vida de las dos se multiplicó en dos: el proceso de fertilización en la clínica privada y el proceso judicial contra la Administración Pública. Women’s Link Worldwide asumió la demanda de las dos mujeres y llevó a juicio a tres instituciones: la Fundación Jiménez Díaz, la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Sanidad.

El fallo del Juzgado de lo Social Número 18 de Madrid afirma que la interrupción del tratamiento «agravó el daño» psicológico de Tania. ¿Por qué? «Yo había estado en una psicóloga anteriormente porque me costaba aceptar que siento lo que siento. Mi entorno me repetía que yo no era diferente por querer a una mujer. Y esa expulsión del hospital me hizo volver al punto de partida: sí, eres diferente. Así que volví a la psicóloga. Fue duro. Y lo sigue siendo».

Meses después de la exclusión, en abril de este año, el hospital volvió a dar lasorpresa. Tania: «Un día recibí un mensaje en el móvil con una cita para mayo. Fui yo sola porque Verónica tenía trabajo. Yo iba muy preocupada y muy alucinada. No sabía por qué nos llamaban. La doctora me dijo que mientras se resolvía el tema con la Comunidad de Madrid, el hospital estaba llamando a todas las personas a las que había excluido del tratamiento. Habían pasado como cinco o seis meses desde la interrupción y volvimos al proceso. Estoy segura de que nos llamaron por la denuncia. Eso influyó. Seguro».

A veces se asienten y a veces se matizan. Verónica parece más informativa y Tania más reservada. «Es que te calientas y lo cuentas todo», suelta entre risas.

Durante mayo y junio de este año, Tania fue sometida a un segundo ciclo de fecundidad en la Jiménez Díaz. Tampoco hubo embarazo.

Pero, mientras, el embrión de la Justicia siguió creciendo y a mediados de septiembre todas las partes fueron a juicio. Y ahora, en este octubre de historia para ellas y tantas como ellas, nació una sentencia. Tania: «Nos calma que la sentencia nos dé la razón. Nosotras, que estuvimos siete años sin un solo ataque homófobo, de repente sufrimos una discriminación institucional, una discriminación de Estado. Y por fin un tribunal lo reconocía». Verónica: «Esa orden ministerial nos ofende. Es retrógada, obsoleta, anticuada, discriminatoria… Si ya hay distintos modelos de familia, no puede ser que haya algo que retrase tanto la Historia. Entiendo que es difícil de aceptar, pero para los homosexuales la reproducción sólo puede ser asistida. Es así. Y con esa orden, esa necesidad no está cubierta. Hay que derogar esa orden, el Ministerio tiene que eliminarla ya».

Es la orden de la infertilidad del «coito vaginal» como requisito para la reproducción asistida. Tania: «Parece que nuestra opción es un capricho, un antojo. Pero yo tengo el mismo instinto maternal que cualquier mujer heterosexual…». «… Y nuestra infertilidad viene de no acostarnos con hombres. Por eso debemos tener el mismo derecho que las mujeres que sí lo hacen», remata Verónica. Y vuelve Tania: «La gente es tolerante, pero tienes que andar justificando por qué reclamas ese derecho…». «… Porque además afecta a laSeguridad Social y la pagamos todos. Por eso hay más oposición», vuelve a coronar Verónica.

– ¿Qué será esta sentencia?

Verónica: «La sentencia va a ser la bomba. Es una satisfacción personal y colectiva, porque esperamos que sensibilice a la población y llegue a los políticos, que mueva conciencias para cambiar algo injusto». Tania: «Todo esto no está siendo fácil ; a mí me da bochorno, un poco de corte. Yo nunca había estado en un juicio. Me siento expuesta. Yo no quiero ser abanderada de nada, me gusta la intimidad. Todo esto me desborda».

Tania nos dice que está nerviosa por el texto que ustedes están leyendo, que nunca ha salido en un periódico y que tiene miedo a la homofobia de salón, a esa gente que no entiende la homosexualidad y se pone agresiva. Y en eso Verónica nos mira y le dice al cuaderno: «Sabemos que hay insultos e intolerancias. Incluso políticos que hacen leyes que discriminan. A mí me gustaría sentar a esa gente frente a mí para hablar. No de mal rollo. Yo me siento con ellos y se lo cuento».

El Sínodo reflexiona sobre la eucaristía de los divorciados vueltos a casar y rechaza el matrimonio gay

El Papa Francisco, hoy, en el Sínodo

El Papa Francisco, hoy, en el Sínodo. ETTORE FERRARIEFE

Las parejas de divorciados vueltos a casar no pueden acceder a la eucaristía, no por el “naufragio del primer matrimonio” sino a causa de la “convivencia en la segunda relación”. Así lo ha asegurado esta mañana el cardenal Peter Erdö, arzobispo de Budapest y relator general del Sínodo, durante la lectura del documento introductorio de la primera sesión de trabajo del Sínodo ordinario sobre la Familia que arrancó este domingo en el Vaticano. El Sínodo reflexionará sobre esta y otras cuestiones, como la acogida de los homosexuales en la Iglesia, desde hoy y hasta el 25 de octubre.

El cardenal Erdö leyó un resumen de los temas más importantes sobre los que debatirá la asamblea sinodal durante las próximas semanas. Sobre los divorciados que se han vuelto a casar aseguró que es “necesario un acompañamiento pastoral misericordioso” excluyendo la posibilidad de que puedan acceder al sacramento de la eucaristía. ‘Instrumentum Laboris’, el documento preparatorio de éste Sínodo que parte de las conclusiones del documento final del precedente Sínodo sobre la familia celebrado en octubre de 2014, ya recogía la cuestión sobre los divorciados vueltos a casar porque durante la anterior asamblea se reflexionó sobre la posibilidad de que pudieran acceder a la eucaristía. Pero todavía es necesario profundizar en esta cuestión, según el cardenal Erdö. El arzobispo de Budapest recordó además como la integración de estas personas en la Iglesia puede realizarse de varias maneras “diferentes de la admisión a la eucaristía”.

Según el documento leído por el cardenal húngaro, Dios perdona al pecador a través de la misericordia, pero es necesario que haya una “reconversión”. “El pecado no es sólo el comportamiento que puede haber provocado el divorcio en el primer matrimonio”, aclara Erdö. “No es el naufragio del primer matrimonio, sino la convivencia en la segunda relación lo que impide el acceso a la eucaristía”, asegura el arzobispo de Budapest.

El cardenal húngaro ha explicado otras cuestiones que serán afrontadas durante las próximas semanas como los desafíos de la familia en la sociedad contemporánea, la denuncia del aborto y la defensa de la vida, o la pobreza y el problema de la inmigración, que provoca la “disgregación de las familias en muchas partes del mundo”. Respecto al capítulo sobre la atención pastoral de las personas con tendencias homosexuales, Erdö recordó que –como recoge el documento conclusivo de la anterior asamblea sinodal– “cada persona tiene que ser respetada en su dignidad independientemente de su tendencia sexual”, pero rechazó el matrimonio entre personas del mismo sexo. “No existe fundamento alguno para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el diseño de Dios sobre el matrimonio y la familia”.

‘El Sínodo no es un parlamento’

Durante la homilía con la que ha saludado a los participantes del Sínodo de los Obispos sobre la Familia, el Papa Francisco ha asegurado que el Sínodo no es un parlamento para reunir un consenso común. Y ha pedido no dejarse asustar por las seducciones del mundo y expresarse con franqueza. “El Sínodo no es un congreso, un parlamento o un senado donde nos ponemos de acuerdo”, ha dichoFrancisco. “Es un caminar juntos con el espíritu de colegialidad”.

En este sentido, el cardenal André Vingt-Trois, arzobispo de París, presidente de turno del Sínodo y uno de los tres padres sinodales encargados de la presentación este lunes de la primera sesión de trabajo de la asamblea, ha insistido en que “no hay que esperar que el Sínodo recomiende al papa que disposición general debe tomar”. “Si habéis venido a Roma con la idea de un cambio espectacular en la doctrina -ha asegurado el cardenal francés– os iréis decepcionados”. Porque como ha añadido monseñor Bruno Forte, arzobispo de Chieti-Vasto y secretario especial del Sínodo, tras esta asamblea sinodal no habrá grandes cambios en la doctrina católica. “No es un sínodo doctrinal sino pastoral como lo fue el Concilio Vaticano II” que busca encontrar el modo de acercar la Iglesia “a los hombres y mujeres de nuestro tiempo”.

Vulnerado el derecho fundamental de dos lesbianas a su reproducción asistida

Fundación Jiménez Díaz de Madrid

Fundación Jiménez Díaz de Madrid. SERGIO GONZÁLEZ

El hospital Fundación Jiménez Díaz y la Comunidad de Madrid han sido condenados por “vulnerar el derecho” de dos lesbianas “a no ser discriminadas por su orientación sexual” en un proceso de reproducción asistida. Y aunque ambos organismos interrumpieron el tratamiento basados en una orden ministerial que impide el acceso a estas técnicas a mujeres solas o lesbianas (sólo se permitirá la fecundación médica a quienes no se hayan quedado embarazadas tras un año de “coito vaginal”, es decir, con un hombre) y luego lo retomaron, el Ministerio de Sanidad ha sido absuelto. ¿Por qué? Porque el Ministerio “no tiene competencias en la prestación sanitaria”.

Lo cuenta todo una sentencia del Juzgado de lo Social Número 18 de Madrid, que estima parcialmente la demanda de la organización Women’s Link Worldwide y que habla de “daños morales y patrimoniales”, “vulneración de un derecho fundamental” y discriminación, aunque “escasa en el tiempo”, porque la mujer “tenía derecho a seguir sometida a tratamiento”.

La Fundación Jiménez Díaz ya ha anunciado que va a recurrir la sentencia “porque se limitó a aplicar una norma estatal vigente” y porque, como reconoce el fallo judicial, “no existió voluntad de discriminación”.

Mientras, el Ministerio se ha limitado a decir que “respeta” la decisión de la juez y, al menos de momento, no tiene intención de modificar la polémica orden llevada por el equipo de la entonces ministra Ana Mato al Consejo Interterritorial de Sanidad, que la aprobó tiempo antes.

La sentencia, que penaliza a la Fundación Jiménez Díaz, por la responsabilidad de la violación del derecho fundamental a la no discriminación y a la Consejería de Sanidad madrileña como responsable de la prestación de la asistencia sanitaria,es pionera en España. Es la primera vez que un tribunal condena a una institución por la orden ministerial de noviembre de 2014, un texto señalado como discriminatorio por muchos colectivos y partidos políticos durante el último año y ahora por los jueces. Tanto el hospital como la Consejería deberán indemnizar a la mujer de la pareja que se sometió a los tratamientos con 4.875 euros por el “agravamiento” del daño psicológico que le produjo el retraso de la atención sanitaria de fecundación y el patrimonial, derivado de los gastos que tuvo en una clínica privada a la que acudió “para evitar dilaciones”.

El tuétano de la cuestión estriba en la prioridad que el centro sanitario y la Administración autonómica dieron a una orden ministerial sobre una ley. La juez señala que la Ley 14/2006 sobre Técnicas de Reproducción Asistida, donde se establece el derecho a los tratamientos de reproducción asistida, “con independencia de su estado civil y orientación sexual”, es de rango superior a la Orden Ministerial y por lo tanto, según la sentencia, “las normas de rango inferior que se dicten no pueden ir en contra de lo dispuesto en la Ley, se deben aplicar las normas según la jerarquía normativa.”

La Orden Ministerial 2065/2014 publicada el 31 de octubre de 2014 y que el Ministerio de Sanidad distribuyó a las comunidades autónomas para su aplicación, excluye de los tratamientos de reproducción asistida a todas las mujeres sin una pareja masculina: “Ausencia de consecución de embarazo tras un mínimo de 12 meses de relaciones sexuales con coito vaginal sin empleo de métodos anticonceptivos”. Para la juez, “al tener una relación afectiva con otra mujer, este hecho es imposible y se la discrimina por su condición sexual”. Por eso condena a la Fundación, “que debió interpretar la norma de acuerdo con la Ley” y a la Comunidad de Madrid, que es “responsable de la prestación sanitaria y la concertó con la Fundación”.

La historia de Verónica y Tania (nombres no verdaderos por su expreso deseo de preservación de la intimidad) arranca en abril de 2014, cuando una de ellas inició un tratamiento de reproducción asistida, continuado después en julio con otro de fecundación in vitro. Ese primer ciclo se cerró tras comprobar que no existían embriones que transferir.

La Fundación Jiménez Díaz citó a la mujer para marzo de 2015 con la intención de iniciar un segundo ciclo. Sin embargo, el propio hospital adelantó muchos meses la cita y en noviembre de 2014 llamó a la pareja para comunicarle oralmente que no podría iniciar el segundo ciclo por la aprobación de la orden ministerial.

Unos días después, en diciembre de 2014, las dos mujeres presentaron una reclamación por escrito en la que pidieron la continuación del tratamiento, la explicación de la negativa del centro y la entrega del expediente médico.

En enero de 2015 la Fundación les comunicó por carta, tanto a ellas como a otros pacientes, la imposibilidad de la continuación del tratamiento debido a la vigencia de la orden del Gobierno central.

Para “evitar dilaciones” en el proceso de fecundación, la mujer acudió a una clínica privada de Valencia, donde se sometió a pruebas de fertilidad e intervenciones quirúrgicas en enero, marzo y abril de este año, según refleja la sentencia.

En abril, la Fundación llamó a la mujer y le dijo que aun “a la espera de instrucciones por parte de la Comunidad de Madrid” la citaba para el 13 de mayo, un movimiento que repitió con otros casos. A partir de ahí, la mujer fue readmitida en el tratamiento, que, aunque no provocó embarazo, sí “mejoró la calidad del embrión”.

La sentencia sostiene que la Fundación no tuvo voluntad de discriminar por orientación sexual a la mujer, pero “de hecho se produjo esa discriminación”. Si bien, “escasa en el tiempo”, según la juez. Es decir, entre finales de noviembre de 2014, fecha en que se le comunica que no seguirá en tratamiento, hasta finales de abril de 2015, cuando se le dice a la mujer que podrá ser sometida al segundo ciclo unos días después. El fallo también afirma que no hubo mala fe en el hospital porque se informó rápidamente a la pareja (se adelantó el ‘no’ de marzo de 2015 a noviembre de 2014).

La Fundación Jiménez Díaz asegura que aun estando a la espera de instrucciones de la Comunidad de Madrid, se citó a la mujer para un segundo ciclo “por el beneficio de la paciente” y que sigue “pendiente de otro tratamiento”. Además, subraya que atiende “al margen de la condición sexual” de los pacientes y que lo hace “con el máximo respeto a la legalidad vigente”.

“Aunque la Fundación Jiménez Díaz había reiniciado nuestro tratamiento, decidimos seguir adelante con la demanda para que se reconociera la discriminación que sufrimos nosotras y para evitar que otras mujeres pasen por situaciones semejantes” han dicho Verónica y Tania al conocer la sentencia.

“Esta decisión sienta un gran precedente judicial porque es clara en afirmar que se debe interpretar siempre la norma de acuerdo con la ley de rango superior, y supone, además, una victoria para todas las mujeres que quieren acceder a este tipo de tratamientos de reproducción asistida, sin importar si tienen pareja masculina y sin importar su lugar de residencia” señala Glenys de Jesús, Directora Legal de Women’s Link , la ONG que llevó el caso a los tribunales, y añade “si bien la jueza no puede condenar al Ministerio de Sanidad, el espíritu de la sentencia no deja lugar a dudas sobre la necesidad de derogar o no tener en cuenta una ley de rango inferior que además es claramente discriminatoria”.

Condena por negar la inseminación a una pareja de mujeres

Una juez impone una sanción a la Comunidad de Madrid y a la Fundación Jiménez Díaz por vulnerar el derecho fundamental de la pareja a no ser discriminada

El juzgado de lo Social número 18 de Madrid ha condenado a la Consejería de Sanidad de Madrid y a la Fundación Jiménez Díaz por haberle interrumpido a una de las mujeres de una pareja de lesbianas el tratamiento de reproducción asistida al que estaba siendo sometida. El tribunal considera vulnerado el derecho fundamental de la pareja a no ser discriminada por su orientación sexual. Según la sentencia, que ha adelantado la Cadena Ser, la Comunidad de Madrid y el hospital tendrán que pagarles una indemnización de casi 5.000 euros por los daños morales y económicos que les causó.

La ahora exministra Ana Mato dictó en octubre de 2014 una orden ministerial que excluye a las mujeres solas y a las lesbianas de estas terapias de fertilidad financiadas de forma gratuita por la sanidad pública.

La mujer comenzó el tratamiento en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, y se sometió a un ciclo que no había logrado el embarazo. Un mes después de la publicación en el BOE de la orden ministerial de octubre de 2014 que desarrollaba el decreto de recortes sanitarios de 2012, las mujeres fueron informadas en el centro sanitario de que quedaban excluidas del programa de reproducción asistida. Tras sus quejas y la presentación de la demanda, en mayo de 2015 la clínica les informó de que reevaluaría todos los casos, con lo que están de nuevo en tratamiento.

Según la agencia EFE, la sentencia explica que la demandante se siente discriminada por la orden ministerial.

Para la jueza como no puede establecerse discriminación sexual por razones de la orientación sexual la mujer tenía derecho a seguir sometida al tratamiento.

Precisa que “no existía voluntad por la Fundación Jiménez Díaz de proceder a discriminarla por su orientación sexual pero de hecho se produjo esa discriminación, que cesó en abril de 2015 cuando la llamó igual que a otras personas a las que por distintos motivos se les había comunicado que estaban excluidas por aplicación de la orden”.

La magistrada aclara que la ley sobre técnicas de reproducción asistida establece el derecho a la asistencia de la misma con independencia de la orientación sexual y añade que las normas de rango inferior —como es una orden ministerial— no pueden ir contra lo dispuesto en aquella.

Las limitaciones a la prestación de la reproducción asistida derivan del real decreto de abril de 2012 que se dictó para recortar 7.000 millones en el gasto sanitario público. El texto restringía el acceso a estas técnicas a “aquellas personas con imposibilidad de conseguirlo [el embarazo] de forma natural”. Y se especificaba que esto podía deberse a “un trastorno documentado de la capacidad reproductiva” o a “ausencia de consecución de embarazo tras un mínimo 12 meses de relaciones sexuales con coito vaginal sin empleo de métodos anticonceptivos”. Con ello dejaba fuera a mujeres solas que quisieran inseminarse, o a parejas de lesbianas que desearan ser madres, ya que se les exigía haber mantenido coitos vaginales (por tanto, con un hombre).

Condenan a la sanidad madrileña por discriminar a dos lesbianas en su proceso de reproducción asistida

Tendrán que reparar a la pareja por vulnerar sus derechos fundamentales

Verónica y Tania, dos lesbianas que sufrieron la interrupción de su proceso de reproducción asistida, fueron discriminadas por razón de su orientación sexual, por lo que tanto el hospital Fundación Jiménez Díaz como la Comunidad de Madrid han sido condenados en los tribunales.

La sentencia del Juzgado de lo Social número 18 de la Comunidad de Madrid reconoce la discriminación sufrida por esas dos mujeres. Condena tanto a la Fundación Jiménez Díaz, por la responsabilidad de la violación del derecho fundamental a la no discriminación, como a la Consejería de Sanidad, como responsable de la prestación de la asistencia sanitaria.

El tuétano de la cuestión estriba en la prioridad que el centro sanitario y la Administración autonómica dieron a una orden ministerial sobre una ley.

La jueza señala que la Ley 14/2006 sobre Técnicas de Reproducción Asistida, donde se establece el derecho a los tratamientos de reproducción asistida, con independencia de la orientación sexual, es de rango superior a la orden ministerial y, por lo tanto, “las normas de rango inferior que se dicten no pueden ir en contra lo dispuesto en la ley, se deben aplicar las normas según la jerarquía normativa.”

La Orden Ministerial 2065/2014, publicada el 31 de octubre de 2014 y que el Ministerio de Sanidad distribuyó a las comunidades autónomas para su aplicación, excluye de los tratamientos de reproducción asistida a todas las mujeres sin una pareja masculina. De hecho, habla de acceso al tratamiento si ha fracasado un proceso de un año de “coito vaginal”. Es decir, con un hombre.

La sentencia dictamina que se han producido unos daños patrimoniales y morales y que deben resarcirse por “vulnerar el principio de no discriminación por orientación sexual”. Por lo tanto, se condena a pagar una reparación económicatanto al hospital como a la Consejería de Sanidad.

“Aunque la Fundación Jiménez Díaz había reiniciado nuestro tratamiento, decidimos seguir adelante con la demanda para que se reconociera la discriminación que sufrimos nosotras y para evitar que otras mujeres pasen por situaciones semejantes”, han afirmado Verónica y Tania (nombres no verdaderos por su expreso deseo de preservación de la intimidad) al conocer la sentencia.

“Esta decisión sienta un gran precedente judicial, porque es clara en afirmar que se debe interpretar siempre la norma de acuerdo con la ley de rango superior, y supone, además, una victoria para todas las mujeres que quieren acceder a este tipo de tratamientos de reproducción asistida, sin importar si tienen pareja masculina y sin importar su lugar de residencia” señala Glenys de Jesús, directora Legal de Women’s Link , la ONG que llevo el caso a los tribunales.

Y añade: “Si bien la jueza no puede condenar al Ministerio de Sanidad, el espíritu de la sentencia no deja lugar a dudas sobre la necesidad de derogar o no tener en cuenta una ley de rango inferior que, además, es claramente discriminatoria”.

Los hechos se remontan a abril del año pasado, cuando el sistema público de salud derivó a Tania al programa de reproducción asistida del Hospital Fundación Jiménez Díaz.

Seis meses después, el Ministerio publicó la citada orden ministerial que excluía a las mujeres sin varón. En noviembre, personal médico del hospital informó verbalmente a Verónica y a Tania que quedan excluidas del programa de forma definitiva. La pareja presentó una reclamación por escrito solicitando continuar con el tratamiento y el centro hospitalario les dijo que no. Entonces iniciaron acciones judiciales.

El pasado mayo, la Unidad de Reproducción Asistida de la Fundación Jiménez Díaz cita a Tania para que acuda a la consulta con un médico especialista de dicha unidad, porque “están reevaluando todos los casos de pacientes que han sido atendidos a la espera de recibir instrucciones sobre la adaptación de la cartera de servicios por parte de la Comunidad de Madrid”.

En septiembre se produce la vista oral que ha dado lugar ahora a la sentencia que condena al centro hospitalario por vulneración de derechos fundamentales y a la Consejería de Sanidad por vulneración del derecho fundamental a la no discriminación.

El Papa llama a la Iglesia «a no cerrar sus puertas a quien se equivoca»

Francisco abre el Sínodo sobre la Familia marcado por la confesión de un cura homosexual

El papa Francisco ha advertido este domingo durante la misa de apertura del Sínodo de la Familia de que la verdad no cambia según “modas pasajeras” pero también ha llamado a la Iglesia a no cerrar sus puertas a quien se equivoca. “Una Iglesia con las puertas cerradas se traiciona a sí misma y a su misión, en vez de puente se convierte en barrera”, ha avisado el Pontífice en su homilía ante los participantes del Sínodo. De esta forma, ha insistido en las palabras de San Juan Pablo II quien dijo que la Iglesia debe combatir el mal o el error pero acoger y amar al hombre que se equivoca.

El Papa ha subrayado que en un contexto social y matrimonial “bastante difícil”, la Iglesia está llamada a desarrollar su misión “en la verdad, la fidelidad y la caridad”. En este sentido, ha recordado a los cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos presentes que “la verdad no cambia según modas pasajeras u opiniones dominantes” y les ha advertido del “riesgo fatal” que para el amor tiene una cultura sin verdad, donde el amor se convierte en egoísmo, en algo temporal, en mero sentimentalismo o en “un envoltorio vacío que se rellena”.

Si bien, también les ha avisado de que tampoco están para “señalar con el dedo para juzgar” sino para estar cercanos a las parejas heridas y mostrarles misericordia, para ser “hospital de campaña” y defender los valores fundamentales, para educar en el amor auténtico sin olvidar ser “buenos samaritanos con la humanidad herida”.

El amor duradero

Francisco ha lamentado que “cada vez haya menor seriedad en llevar adelante una relación sólida y fecunda” y que el amor “duradero, fiel y fértil es cada vez más objeto de burla y considerado como algo anticuado”. “Parece que las sociedades más avanzadas son las que tienen la tasa más baja de natalidad, y el mayor promedio de abortos, divorcios, suicidios y de contaminación ambiental y social”, ha alertado.

Asimismo, ha defendido que el matrimonio “no es una utopía de adolescentes” sino “un sueño de Dios” y se ha mostrado convencido de que incluso el hombre de hoy que “ridiculiza” esta idea y “corre tras los placeres de la carne”, se siente “atraído y fascinado por el amor fecundo y fiel” y “desea la entrega total”.

También se ha referido al drama de la soledad y ha señalado que este afecta hoy a muchos hombres: Los ancianos abandonados por sus propios hijos, los viudos y viudas, quienes han sido abandonados por su marido o su mujer, los inmigrantes y refugiados que huyen de la guerra o los jóvenes víctimas de la cultura del consumismo y el descarte. “Hoy se vive la paradoja de un mundo globalizado en el que vemos tantas casas de lujo y de gran altura pero menos calor de hogar”, ha puntualizado.

La salida de armario soberanista del sacerdote gay

El prelado polaco Charamsa, que mantiene una relación con un catalán, Eduard, aseguró que la Iglesia defiende la independencia catalana

Krzysztof Charamsa abraza a su novio Eduardo en la rueda de prensa que han dado hoy en Roma

Toda noticia tiene siempre una doble lectura, una arista a veces escondida bajo el gran titular. Es lo que ha sucedido en el caso de la “salida del armario” de Krzysztof Charamsa, el sacerdote polaco de 43 años, funcionario en la Congregación para la Doctrina de la Fe, que ayer sábado hizo pública su homosexualidad y presentó a su compañero sentimental en una concurridísima conferencia de prensa en Roma.

La noticia dio la vuelta al mundo, lanzando a la fama a un prelado -y a su pareja, Eduard, de origen catalán-, que curiosamente, hace pocos días también tuvo en Cataluña su particular “salida del armario”, aunque en esta ocasión de tipo soberanista. Faltaban pocos días para la inicio de la campaña de las elecciones autonómicas cuando Catalunya Ràdio entrevistaba a Charamsa, que vinculó la fe cristiana y la Doctrina Social de la Iglesia con el derecho de autodeterminación. “Nosotros tenemos una claridad ejemplar; los derechos de autodeterminación de una nación forman parte de los derechos del hombre. Y una de las partes importantes de los derechos de las personas es el derecho a la independencia”, aseguraba el prelado.

El prelado Krysztof Charamsa (izquierda), durante la comparecencia ante la prensa junto a su pareja, Edouard, en Roma

La satisfacción entre la parroquia soberanista fue enorme, casi casi como si el Vaticano hubiese reconocido el nuevo estado catalán. Menos gracia hicieron sus afirmaciones en el seno de la Iglesia en España, hasta el punto de que el cardenal Cañizares, arzobispo de Valencia, se mostró “enormemente sorprendido” por las “graves y muy lamentables” declaraciones de Charamsa, al que exigió una rectificación.

Ahora, apagada ya en parte la llama soberanista tras el resultado de los comicios del pasado domingo, Charamsa vuelve a acaparar titulares. Ayer en Roma, ante decenas de periodistas, tuvo palabras de reconocimiento para “el hombre del que está enamorado”, Eduard, del que, por ahora, poco se conoce. Sí que es de origen catalán, se desconoce si soberanista, aunque esta bien podría ser una explicación para entender la “salida del armario indepe” del prelado polaco hace pocas semasnas. La historia promete tener recorrido.

Un prelado gay

Un obispo polaco, Krzysztof Charamsa, salió del armario en entrevista del ‘Corriere della Sera’, seguida por una multitudinaria rueda de prensa en la que presentó a su novio, que resultó llamarse Eduard y ser catalán. Los catalanes no son muy famosos como independentistas en el mundo, pero empiezan a gozar de un justo prestigio como novios. Ahí está el joven Rigau que enamoró a Gina Lollobrigida. Qué gran asunto para ese programa de TV3 que llaman ‘Pòlonia’. Charamsa no era un obispo cualquiera; era oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe, antes Santo Oficio y mucho antes Santa Inquisición, para que se vea si cambian los tiempos.

Al Vaticano no le ha gustado tal alarde de sinceridad, especialmente en la víspera del Sínodo sobre la Familia. El portavoz vaticano, Federico Lombardi, anunció que el prelado no podría seguir desempeñando sus tareas en la Congregación.

El Papa había mostrado señales de apertura a su vuelta de Brasil: “Si una persona es gay, busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?”, pero tal vez el prelado Charamsa se lo tomó en sentido excesivamente literal, gracias al prestigio que Francisco ha sabido granjearse entre la izquierda, con una posición entre el populismo y la socialdemocracia. A mí, si me permiten la confianza, me gustaba más su antecesor, pero para gustos están los colores. Mi muy queridoRaúl del Pozo, que escribía una columna en ‘Mundo Obrero’ a finales de los 70, saludó la elección de Juan Pablo II, con una frase que se me quedó grabada: “Si no temiéramos ofender diríamos que es un Papa eurocomunista”.

Tengo para mí que el quid de la cuestión no está del todo en la homosexualidad del prelado ni en el género o el gentilicio de su novio. El hecho de que hubiera presentado a su novia no habría cambiado la sustancia del conflicto.

El corazón tiene razones que la razón no entiende. La tertuliana Lucía Caram, que es una monja montonera, confesó el pasado mes de mayo: “Estoy enamorada del presidente Mas“. Sobre los amores uno puede entenderlo casi todo: que la fogosaAna Karenina, esposa de Alexei Karenin, que era un alto funcionario del Gobierno, le ganaba bien y la trataba como a una reina, se enamorase del apuesto príncipeVronsky, tenía un pasar. Pero mira que ser esposa de Cristo y enamorarse de Artur Mas… Tiene que haberse vuelto loca.

Luego está la praxis. ¿En qué se diferencia un sacerdote heterosexual de otro gay si ninguno de los dos practica? La fe sin obras es una fe muerta, dice la Biblia (Santiago 2, 20). Así las cosas, creo que la Iglesia haría bien en replantearse su pertinaz negativa a acabar con el celibato sacerdotal. Tal vez pudiera empezar a sopesar la posibilidad del matrimonio entre personas del mismo sexo. Hoy por hoy no hay colectivo humano tan favorable a revitalizar el sacramento del matrimonio con su compromiso personal como la comunidad gay. El matrimonio es una garantía de castidad para los contrayentes. Si queréis unos sacerdotes libres de concupiscencia, ofrecedles matrimonio. El difunto Jaume Perich lo dejó sentado hace muchos años: “La aberración más extendida entre los matrimonios españoles es el coito anual”.

El Papa: ‘El sueño de Dios es la felicidad en el amor entre hombre y mujer’

Sínodo sobre la Familia

El Papa Francisco inaugura la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de obispos sobre la Familia

El Papa Francisco inaugura la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de obispos sobre la Familia GIUSEPPE LAMIEFE

Con una solemne misa, el Papa Francisco ha abierto oficialmente el XIV Sínodo Ordinario de la Familia que, durante las próximas tres semanas, reunirá en el Vaticano a representes de las conferencias episcopales de todo el mundo -cardenales y obispos-, expertos y 45 padres sinodales nombrados específicamente por el Pontífice para debatir acerca del estado de salud de la familia en la sociedad contemporánea. Y lo ha hecho haciendo un llamamiento a favor de la familia tradicional, del matrimonio y del “amor entre hombre y mujer“.

“Este es el sueño de Dios para su criatura predilecta: verla realizada en la unión de amor entre hombre y mujer; feliz en el camino común, fecunda en la donación recíproca”, ha dicho el Pontífice durante la homilía. “Para Dios, el matrimonio no es una utopía de adolescente, sino un sueño sin el cual su criatura estará destinada a la soledad”. “El objetivo de la vida conyugal”, ha continuado el Papa, “no es solamente vivir juntos para siempre, sino amarse para siempre“.

Quien esperaba que el Papa abriría el Sínodo con un mensaje aperturista o haría algún guiño a la salida del armario del prelado polaco Krysztof Charamsa, se equivocaba. El Pontífice argentino ha optado por pronunciar un mensaje tradicional en el que ha insistido en la “indisolubilidad del matrimonio” y la “defensa del amor fiel”.

Un mensaje que seguramente habrá recibido el beneplácito del ala más conservadora del Vaticano, muy crítica con algunas de las últimas reformas y gestos del Papa Francisco, como su posición a favor de la comunión de losdivorciados vueltos a casar, uno de los temas que también serán objeto de debate de esta asamblea sinodal.

Durante la homilía, Francisco también ha reflexionado sobre el “drama de la soledad” que “aflige a muchos hombres y mujeres”. “Pienso en los ancianos abandonados incluso por sus seres queridos”, dijo el Papa. “En los emigrantes y refugiados que huyen de la guerra y la persecución; y en tantos jóvenes víctimas de la cultura del consumo, del usar y tirar, y de la cultura del descarte”, denunció el Pontífice.

Y todo ese “egoísmo, melancolía, violencia destructiva y esclavitud del placer y del dios dinero” se refleja en la familia.

“El amor duradero, fiel recto, estable, fértil es cada vez más objeto de burla y está considerado como algo anticuado”, cuando son precisamente las sociedades más avanzadas donde se da “el porcentaje más bajo de tasa de natalidad y el mayor promedio de abortos, de divorcios y de suicidios”. En las sociedades ricas, muchos jóvenes no se atreven a asumir compromisos verdaderos, aseguró el Papa, porque “el miedo al matrimonio paraliza el corazón humano”.

En Instrumentum laboris, el documento preparatorio de este Sínodo y que incluía las conclusiones de la Relatio Synodide, el documento final de la precedente asamblea sobre la familia que se desarrolló en octubre del año pasado, el Papa indicaba en referencia a los homosexuales que “toda persona, independientemente de la propia orientación sexual, debe ser respetada en su dignidad y acogida con sensibilidad y delicadeza“.

Pero insistía asimismo en que el matrimonio es sólo el que se produce entre un hombre y una mujer. Además reflexionaba sobre el aborto, la nulidad matrimonial o la comunión de los divorciados que se han vuelto a casar. Estos dos últimos temas han sido resueltos por el Pontífice tras señalar que los divorciados “no están excomulgados” y reformar el proceso de anulación del matrimonio eclesiástico a través de un motu proprio, que en la práctica simplifica y garantiza su gratuidad.

Por eso, la discusión sobre los homosexuales se antoja uno de los argumentos de debate fundamentales de este Sínodo. Pero, si ya había expectación en los últimos días por los resultados de esta asamblea ordinaria, la declaración pública de monseñor Kryzstof Charamsa, prelado polaco y oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que ha reconocido ser homosexual y tener una pareja, ha terminado por enrarecer aún más el ambiente al otro lado del Tíber. Las conclusiones a las que se llegue en este Sínodo Ordinario de la Familia -que deberán ser aprobadas por al menos dos tercios de los padres sinodales– podrán servir al Papa para impulsar nuevas reformas dentro de Iglesia.

¿Quién es el prelado que ha hecho temblar el Vaticano?

Fiel defensor de la homosexualidad

En la imagen, Krysztof Charamsa junto a su pareja, tras una rueda de prensa en la que ha revelado su homosexualidad

En la imagen, Krysztof Charamsa junto a su pareja, tras una rueda de prensa en la que ha revelado su homosexualidad. TIZIANA FABIAFP

Krysztof Charamsa, el prelado polaco de 43 años que ha desafiado al Vaticanosaliendo del armario y presentando a su novio, se define como “un sacerdote homosexual, feliz y orgulloso” de su propia identidad. Pero Charamsa, que hasta su declaración pública era oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe, profesor de Teología en varias universidades gregorianas y secretario adjunto de la Comisión Teológica Internacional, es también un firme defensor de la independencia de Cataluña y activista en favor de los derechos de los homosexuales desde hace años.

Poeta, filósofo y teólogo de formación, estudió en la Universidad de Pelpin (Polonia) y en la Facultad de Teología de Lugano (Suiza) antes de ordenarse sacerdote en 1997. Cinco años más tarde obtuvo el doctorado en la Pontificia Universidad Gregoriana en el Vaticano. El sacerdote polaco conoce bien España.Desde hace años comparte su vida con Eduard, un hombre de orígen catalán que le acompañó durante la rueda de prensa que ofreció en un restaurante de Roma tras la publicación de su entrevista en Il Corriere della Sera. Un compañero de vida del que no se separó ni un instante y con el que intercambió miradas cómplices ante los periodistas.

El orígen catalán de su compañero sentimental le ha hecho conocer en profundidad la actualidad española. Y como acaba de demostrar, Charamsa no es un hombre que tema decir lo que piensa en todo momento. Por eso, pocas semanas antes de las elecciones en Cataluña, el sacerdote polaco hizo público su apoyo a la independencia catalana basando su argumento en la defensa de la autodeterminación de los pueblos que, según él, está incluida en la doctrina de la fe cristiana. “Los derechos de autoderminación de una nación forman parte de los derechos del hombre. Y una de las partes importantes de los derechos de las personas es el derecho a la independencia”, afirmó Charamsa durante una entrevista concedida a ‘El matí’ de Catalunya Radio.

Las declaraciones del sacerdote polaco fueron inmediatamente desaprobadas por la Conferencia Episcopal Española. El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, calificó de “inadmisibles” las palabras de Charamsa y pidió que no se metiera a la Santa Sede en el debate independentista catalán. “No hay que confundir el derecho de autodeterminación con el derecho de secesión que no es realmente admitido por la doctrina social de la Iglesia”, dijo Cañizares.

Comprometido con los derechos de los homosexuales

A pesar de que no ha sido hasta ahora que ha reconocido públicamente su homosexualidad, monseñor Charamsa es desde hace años un firme defensor de los derechos de gays, lesbianas y transexuales, así como de la inclusión de los homosexuales en la vida de la Iglesia. Muy activo en las redes sociales, es usuario de Twitter y desde hace un par de meses escribe un blog en el que vierte sus opiniones personales acerca de la actualidad.

Recientemente publicó un decálogo en la revista polaca ‘Wyborczej’ titulado ‘Un nuevo manifiesto de liberación’, en el que, entre otras cosas, exigía que la Iglesia pidiera perdón por “el abandono, el silencio, la persecución y los crímenes contra los homosexuales“, revisara “los textos bíblicos sobre la homosexualidad” y aboliera la prohibición que aprobó Benedicto XVI en 2005 que impide la ordenación de sacerdotes gays. También reclamaba una revisión del catecismo y la cancelación de los documentos de la Iglesia que “estigmatizan” a las personas homosexuales, “en particular los de la Congregación para la Doctrina de la Fe, heredera de la Santa Inquisición”.

Hasta el pasado sábado Charamsa era precisamente oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el dicasterio vaticano que se ocupa de promover la fe y la moral en el mundo católico, y del que fue máximo responsable Benedicto XVI durante 24 años. Y tras ser relevado de su cargo por el Vaticano, denunció que este ministerio vaticano, llamado hasta 1956 el Tribunal del Santo Oficio, “es el corazón de la homofobia de la Iglesia católica, una homofobia exasperada y paranoica”.

Su defensa a ultranza de los derechos de los homosexuales le ha hecho procurarse no pocos enemigos en su país. El pasado miércoles monseñor Charamsa escribió un artículo en el semanario católico polaco ‘Tygodnik Powszechny’ en el que criticaba duramente al sacerdote polaco Dariusz Oko, docente de la Universidad Juan Pablo II de Cracovia y muy conocido en Polonia por sus declaraciones contra los gays. Tras la publicación del artículo, titulado ‘Teología y violencia’, el ex oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fecomenzó a recibir e-mails y cartas con amenazas. Según el diario polaco ‘Gazeta Wyborcza’, uno de los más importantes del país, este episodio ha sido clave para que monseñor Krysztof Charamsa decidiera declarar públicamente su homosexualidad.