Jane Addams, la luchadora de la visibilidad lésbica que ganó el Nobel de la paz

Jane Addams (1860) fue la mayor de ocho hermanos, primogénita de una familia conservadora del Estado de Illinois, que tuvo claro desde muy temprana edad que su lugar era la academia universitaria y la reflexión científica.Tras lograr que su familia aceptara que estudiara en launiversidad, Jane Addams comenzaría su carrera como médico. Ésta, sin embargo, se vería interrumpida por una enfermedad congénita en la columna vertebral que la obligaría a estar en cama durante largos meses de convalecencia y que haría su vida, en algunos momentos, dramática. En ese mismo periodo de juventud sufre una profunda depresión como resultado de su delicado estado de salud y como consecuencia de la muerte de su padre y del terrible sentimiento de culpabilidad que le provoca el enfrentamiento entre ambos. Probablemente los dos acontecimientos estarían unidos. Viajó durante meses por Europa y, siguiendo sus propios deseos y desafiando las convenciones de la época, rechaza la vida doméstica y familiar en pro de una vida pública intelectual que pondría al servicio de los demás.

Es en este viaje por Europa cuando Jane descubre la Toynbee Hallde Londres,  un centro para personas desfavorecidas que encendería su interés por el trabajo social. Decide, junto a Ellen Starr, abrir por tanto un centro de las mismas características en Chicago, a la que llamarían Hull-House. La idea era establecerse en los distritos industriales de la ciudad y proporcionar cobertura en diversas áreas a la clase trabajadora de Chicago, que carecía de las garantías sociales mínimas: clases para niños y también para adultos, atención sanitaria gratuita para enfermos, una cocina pública, diferentes servicios culturales como una biblioteca, teatro y cine gratis y diversas labores asistenciales hicieron de Hull-House un icono de la cultura social de EE.UU. y un proyecto pionero del trabajo social aplicado.

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Jane Addams

Socióloga, reformista, feminista y escritora, a Jane Addams puede considerársela la madre delTrabajo Social aplicado y una mujer profundamente intelectual. Muy ligada a la Escuela de Chicago y a la institucionalización de la sociología como ciencia, las investigaciones y los avances que la estadounidense impulsó desde su reflexión y su labor asistenciales han sido fundamentales para el desarrollo de la academia occidental y también para el desarrollo legislativo de los Estados Unidos en materia de asistencia e inclusión social. Su contribución mediante una militancia directa y las diversas y numerosas publicaciones que hizo en el campo la relacionan estrechamente con elmovimiento sufragista de los años 20 y la convierten en una figura pública más que relevante. Fue una mujer muy comprometida con los desequilibrios de su tiempo y luchó durante su vida por losderechos de los sectores menos favorecidos, presionando a los sucesivos gobiernos a favor de reformas legislativas por los derechos de la clase trabajadora, la mujer y los niños.

En este sentido, también su vida personal, que llevo con naturalidad y dignidad, primero junto a Ellen Starr, después junto a Mary Rozet Smith durante los más de treinta años que duró su relación y que ellas definieron como matrimonio, fueron armas contra la injusticia y  la invisibilidad de las minorías sexuales o sociales. El papel de Addams por la normalización del lesbianismo en un tiempo no demasiado propicio para ello ha sido uno de los jaques más relevantes a la cultura heteronormativa por parte de un personaje femenino. Su profunda contribución a la sociedad en general provoca que los detalles de su vida personal queden en cierto modo en segundo plano, pero no por ello la hacen menos valorable, sino todo lo contrario. Su particular historia enriquece de forma muy loable lahistoria del lesbianismo social y cultural.

Jane Addams fue la primera mujer que ocupó la presidencia de la Conferencia Nacional de Asistencia Social, la primera mujer en recibir el título honorario de la Universidad de Yale, la primera presidenta del Congreso Nacional de Organizaciones Benéficas, la primera presidenta del Comité Administrativo de Escuelas y presidenta del Congreso Internacional de Mujeres de La Haya y miembro de la prestigiosa Escuela de Chicago, precursora de la sociología académica, entre otros cargos. Como podemos observar, Jane Addams  fue una mujer excepcional. En 1931 recibió el Nobel de la Paz, consagrándose como la segunda mujer en la historia que recibía dicho galardón.

Día contra la Homofobia: El drama silencioso del acoso escolar

Los datos son estremecedores. El 45% de los homosexuales en España tiene miedo a darse la mano en público. El 91% de los españoles ha sufrido o sido testigo de acoso homofóbico en la escuela y hasta un 43% de los adolescentes ha pensado alguna vez en quitarse la vida por el acoso debido a su condición sexual.

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Imagen de unos niños acosando a otro | GTRES

Es el drama silencioso que viven los chavales en las escuelas y ante el que los colectivos denuncian la falta de acciones para frenarlo. Con motivo de la celebración del Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia, la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) ha solicitado amparo a los defensores del Pueblo, tanto a nivel nacional como autonómico, para que las instituciones adopten “medidas urgentes”.

LEE EL BLOG DE BOTI GARCÍA: “No quiero ir al colegio”

LEE EL BLOG DE JOEL BEDOS: “¡Feliz Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia!”

La FELGTB ha entregado a estos comisionados el documento ‘Acoso escolar y riesgo de suicidio por orientación sexual e identidad de género: el fracaso del Sistema Educativo’ en el que se recogen una veintena de estudios en los que han participado 12.000 jóvenes.

Los datos que arrojan ponen de manifiesto, según la federación, la “inoperancia” y la “pasmosa inacción” del Ministerio de Educación y de las consejerías autonómicas ante la vulnerabilidad de adolescentes y jóvenes lesbianas, gais, transexuales y bisexuales, además de los hijos de familias LGTB.

EL 56% SUFRE VIOLENCIA Y EL 17% SE INTENTA SUICIDAR

El estudio ‘Jóvenes LGTB’ -que forma parte del documento- recoge que el 56,2% de ellos ha sufrido algún tipo de violencia psíquica o física en el ámbito educativo. Este porcentaje aumenta hasta el 65,7 % en el alumnado varón.

Además, según las cifras del estudio ‘Acoso escolar homofóbico y riesgo de suicidio en adolescentes’, hasta el 17% de las víctimas se intenta suicidar por esta situación y un 43% ha tenido el pensamiento de quitarse la vida.

Una de las claves está en el profesorado. En las universidades Complutense y de Málaga se ha analizado esta cuestión, con la conclusión de que es “prácticamente inexistente” la formación de los docentes en diversidad sexual y prevención de este tipo de acoso.

Todo esto ocurre, según el documento, “con frecuencia” ante el silencio y el desconocimiento de docentes, equipos directivos de los centros y las propias familias. En ocasiones, según señala el informe, también procede de profesionales del propio centro.

ESPAÑA, EN EL PUESTO 18 DE LA UE EN ACOSO

La Petición a la defensora del Pueblo coincide con la publicación a nivel europeo deuna encuesta de la Agencia de Derechos Fundamentales de la UE, que especifica que el 91% de los españoles ha padecido o visto en sus centros escolares comentarios o ataques homofóbicos, lo que sitúa al país en el puesto 18 de la Unión en este tipo de presión en los colegios.

Este informe refleja el miedo a mostrar la orientación sexual entre los homosexuales europeos. Un 66% aseguró temer darse la mano en público, un miedo sobre todo patente entre las parejas de hombres. El porcentaje en España es del 45%.

La Federación ha colaborado en los formularios para el estudio europeo, que sitúa a España como el país con mayor visibilidad por parte de las parejas del mismo sexo y en la posición séptima en lo relativo a discriminación o violencia motivada por orientación sexual o identidad de género.

PLANES DE ACCIÓN

Por todo ello, quieren que los defensores del pueblo exijan a las instituciones educativas implantar un plan de plan de prevención del acoso homofóbico, bifóbico y transfóbico. En este punto, reclaman además potenciar estudios que permitan conocer en profundidad la realidad y la problemática de los jóvenes pertenecientes a minorías sexuales o familiares y formar adecuadamente al profesorado y los profesionales que trabajan con ellos.

De esta manera se pretende terminar con lo que evidencian estos informes: “el sistema educativo no es un espacio seguro para los jóvenes LGTB, que con frecuencia sufren discriminación, acoso, violencia, y que no reciben apenas referentes positivos sobre su realidad”.

EXPERIENCIA EN LAS AULAS

¿Cómo se puede superar esta situación? Ángel Lázaro, vocal de Educación del Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM)visita centros escolares para tratar este tema. Según relata a El Huffington Post,se organizan jornadas de dos días de teoría y dinámica de grupo para luchar contra la homofobia.

Se dan las “explicaciones y conceptos básicos” y, a partir de ahí, surgen las “preguntas”. “Se les abre una ventana”, añade Lázaro, que comenta que lo que más aprecian los escolares es cuando los voluntarios cuentan en primera persona su historia. En algunos momentos, llegan a aplaudir y destacan este “acto de valentía”.

Ha visto incluso casos de “lucha interna” de alumnos para aceptar la homosexualidad de otros compañeros por “motivos de religión”. Además, subraya que a los alumnos gais se les “da de lado” en muchas ocasiones y “sufren el estigma” de que muchos piensan que si se juntan con ellos, van a creer que también lo son.

No obstante, Lázaro asegura que los jóvenes encaran estos talleres “siempre en positivo y responden bien”. Y no solo desde COGAM ofrecen esta ayuda, sino que los centros educativos también les contactan para que realicen estos cursos año tras año. Un paso más en la lucha contra este drama silencioso en las aulas.

Marc Serena: “Las ONG en África están dando la espalda a los homosexuales”

Imagen de la portada del libro 'Això no és africà!' (Ed. RBA). La fotografía es de la surafricana Zanele Muholi. Su obra es elogiada por la manera de retratar las relaciones entre las mujeres negras.

Imagen de la portada del libro ‘Això no és africà!’ (Ed. RBA). La fotografía es de la surafricana Zanele Muholi. Su obra es elogiada por la manera de retratar las relaciones entre las mujeres negras. (RBA / Zanele Muholi – Propias)

Los olvidados de los olvidados. Eso es lo que son los homosexuales enÁfrica. Vivir en el continente más pobre del planeta no es fácil para nadie, pero si a eso le sumamos que amas a personas de tu mismo sexo, tu vida puede convertirse en una pesadilla. Mandar un mensaje de amor o beber Baileys en el sitio y el momento equivocado puede suponerte una visita a la cárcel, pero puede ser peor. Podrías sufrir violaciones correctivas, como muchas lesbianas de Sudáfrica, o asesinado, como el activista ugandésDavid Kato.

La homofobia imperante hace que gays, lesbianas, transexuales o intersexuales se vean obligados a vivir en la marginalidad y el silencio. Ni siquiera parece que las ONG internacionales que trabajan en el continente reparen demasiado en ellos.

Sorprendido por el silencio mediático y la impunidad con la que se violaban sus derechos, el periodista catalán Marc Serena decidió en 2011 emprender un viaje de siete meses por el continente con el objetivo de darles voz. El resultado es Això no és africà! (Ed. RBA). Entre la crónica de viajes, el periodismo de investigación y la divulgación, el libro nos presenta a una serie de personajes tan variopintos como un cantante argelino de música rai que canta al amor entre hombres, una madre lesbiana casada con un gay en Ghana cuyo hijo resulta que también es homosexual, unas divertidas transexuales de Cabo Verde, o el primer imam en salir del armario en Sudáfrica. A través de sus relatos nos adentramos en un mundo escondido y, en ocasiones, desolador, pocas historias invitan a la esperanza. La edición en castellano del libro saldrá a la venta a partir de septiembre.

Al inicio del libro explica que en su viaje por Marruecos visitó la sede de Amnistía Internacional para pedir información sobre los homosexuales en el país. Su respuesta fue que ellos no trataban “esos temas”¿Es un caso aislado o se ha encontrado con otras organizaciones humanitarias que olvidan la protección a los homosexuales?
La agresión a los derechos humanos de los homosexuales es la más sistemática y a la vez la más silenciada que existe. La situación es muy grave en muchos países, y las grandes organizaciones le están dando la espalda. Amnistía Internacional está haciendo mucho y buen trabajo, pero como trabaja con todas las agresiones a los derechos humanos que ocurren en el mundo hay algunas que toca mejor que otras. Un ejemplo, ahora han publicado un extenso informe sobre Iraq: Diez años de abusos. En este informe tan completo sólo hay una mención a la homosexualidad, y en Iraq se sabe que han sufrido torturas, violaciones, penas de muerte…

¿Y cuál cree que es el motivo?
La pregunta que habitualmente me hacen y que yo no tengo respuesta es por qué nadie había escrito un libro como el mío antes. No lo sé. No hay ningún libro en el mundo a excepción del mío que refleje de forma panorámica esta situación, que es un tema de debate muy fuerte en el continente. En el África de hoy la gente que lo pasa peor son los gays y las lesbianas. Las ONG miran hacia otro lado y nosotros, que siempre hablamos de lo mucho que queremos ayudar a África, pasamos del tema. ¡Hay gente en la cárcel simplemente por haber enviado un mensaje de amor!

¿Hay un debate público en África sobre la homosexualidad?
En África es un tema muy pasional. Hay países en los que hay mucho debate, como en Uganda, que está debatiendo una ley que aprobaría la pena de muerte para los homosexuales. También hay muchos medios de comunicación que han descubierto que el tema les hace vender muchos ejemplares. Han llegado a señalar a homosexuales que después han sido asesinados. En cambio, hay países como Mauritania en los que es un tema del que no se habla ni hay asociaciones. También es verdad que hay muchos gays que no tienen ganas de que la homosexualidad se convierta en un tema de debate público ya que en sus países se castiga con la pena de muerte. En realidad no es que haya un debate, es que una parte está pasando una apisonadora sobre la otra y niega que la homosexualidad sea una cosa africana. En África mi libro no se podría vender porque dirían que estoy diciendo una mentira, ¡Que estoy intentando homosexualizar a los africanos!

¿Cuándo nace la homofobia en África? En el libro explica que no siempre había sido así, que en el pasado hubo tribus africanas en las que la homosexualidad era aceptada, pero que ahora se identifica la homosexualidad como una cosa importada de Occidente.
En Marruecos, la homosexualidad está prohibida desde los años sesenta, cuando hasta entonces el norte de África había sido un refugio para occidentales porque era un sitio de libertad sexual. Lo que ha hecho mucho daño han sido las leyes hechas por los colonizadores. Del mismo modo que las fronteras africanas están hechas con tiralíneas desde Berlín, lo mismo pasó con las leyes. Y la paradoja es que ahora se dice que hay que perseguir la homosexualidad porque es algo que no es africano, cuando las leyes homófobas fueron escritas por occidentales. También hay muchos gobiernos corruptos que han descubierto que este tema es una potente cortina de humo, que despista a la gente. Mientras, hay gente muriendo o en la cárcel. Hay casos increíbles como el de un juicio en Camerún en el que el hecho de que un chico bebiera Baileys fue usado como prueba para acusarle de homosexual. Es devastador. No entiendo cómo nos ha pasado tan desapercibido.

¿Cómo afecta esto a la propagación del VIH?
El 70% de los enfermos de sida están en África, y hay muchos gobiernos que todavía bloquean la entrada de lubricantes a sus países pese a aceptar los preservativos. Consideran que el lubricante fomenta conductas que no son africanas. Esto obliga a la gente a usar otras cosas, como la mantequilla, que favorece la rotura de los condones. Quizás la dificultad radique en que negar la diversidad sexual no es un problema de dinero, si no de mentalidad. En Senegal, por ejemplo, hay asociaciones de lucha contra el sida que son homófobas y dicen que la culpa de la enfermedad la tienen los gays.

¿Cómo te pusiste en contacto con tus protagonistas del libro?
Se necesita mucho tiempo y mucho trabajo. Internet es peligroso, porque si me escribo con alguien para follar o simplemente para hablar, esa persona me podría denunciar a la policía o extorsionar. En algunos países hay asociaciones, muchas clandestinas. Pero ha habido ocasiones en las que ha sido muy difícil, como en Marruecos. Parece mentira que vivamos tan cerca. Estuve tres o cuatro semanas para encontrar una historia. Preguntas a la gente que lucha contra el VIH y te dicen que no saben nada, que no conocen a nadie.

Me sorprende mucho esa hipocresía social cuando en esos países muchos de los primeros contactos sexuales son entre hombres.
Sí. Es muy difícil generalizar, pero en muchos países del norte de África se considera que si hay sexo anal, sólo el pasivo es el gay. Hay países en los que hay mucho contacto físico, se dan la mano, se dan besos… Incluso hay sexo por amistad porque es muy difícil hacerlo con mujeres hasta que no te casas. En realidad África es muy plural y muchas de las etiquetas que nosotros tenemos no nos sirven para hablar de la complejidad de su identidad sexual. Hay leyendas africanas que dicen que si vas a un árbol y das diez vueltas te conviertes en mujer, hay muchos rituales de cruce de sexos… En ganda, una de las lenguas que se habla en Uganda, hay palabras para decir transexual masculino o femenino. En Sudáfrica hay las lesbianman, que es un concepto muy de allí y son hombres lesbianas.

¿Sigue en contacto con sus protagonistas?
Sí, ahora les tengo que enviar el libro, aunque hay algunos que no saben leer. Les va bien.

Muchos medios de comunicación africanos que han descubierto que el tema les hace vender muchos ejemplares, afirma Marc Serena

“Muchos medios de comunicación africanos que han descubierto que el tema les hace vender muchos ejemplares”, afirma Marc Serena (RBA – Propias)

Este podría ser el primer beso documentado entre dos hombres de la historia. Hallado en una tumba egipcia del año 4.000 antes de Cristo

Este podría ser el primer beso documentado entre dos hombres de la historia. Hallado en una tumba egipcia del año 4.000 antes de Cristo (RBA – Propias)

Alice Nkomo es la primera mujer abogada del Camerún

Alice Nkomo es la primera mujer abogada del Camerún. Cuando estaba a punto de jubilarse decidió dedicarse a defender, de manera altruista, las que considera las personas más vulnerables de su país: los gays (RBA – Propias)

El autor del libro 'Això no és africà!' , Marc Serena

El autor del libro ‘Això no és africà!’ (ed.RBA), Marc Serena (aixonoesafrica.tumblr.co – Propias)

La construcción social de la desigualdad a través del amor romántico

Publicado en haikita.blogspot.com por Coral Herrera Gómez

El amor es una construcción social y cultural que nos presenta unos modelos a seguir. Esos modelos están basados en la pareja heterosexual, porque es en ella donde se domestican las ansias de libertad, los miedos, el deseo, donde todo se doma, se somete, se define y se clasifica. La estabilidad conyugal nos otorga calma, nos da seguridad, nos pone la vida más fácil.

La soltería esta penada socialmente y sale mucho más cara que vivir en pareja: se considera que alguien es “raro” o que no ha tenido suerte en la vida si no se casa. Es más barato juntarse de dos en dos, la pareja desgrava a Hacienda, hace frente al desempleo y los momentos duros formando un equipo frente al mundo. Los tríos que existen no suelen reunir a las tres familias a cenar los domingos, porque está muy mal visto en la sociedad que un tercero aparezca y rompa la dualidad sagrada en la que vivimos.

Casi toda la estructura capitalista gira en torno a la pareja heterosexual en edad reproductiva; todo se sostiene a partir de ella. La cultura mitifica e idealiza a la pareja feliz, y vende historias de amor para ser consumidas. Las parejas felices llenan los centros comerciales, sostienen la industria inmobiliaria, viven en la industria del entretenimiento: todo el consumo pasa por estas parejas, que a lo largo de su vida compran niditos de amor, coches, joyas y flores, muebles para la casa, ropita y accesorios de bebé, etc.

La construcción del amor romántico, como vimos, mitifica la construcción social del amor romántico, ofreciendonos historias de amor heterosexual y monogámico e invisibilizando la multitud de historias de amores diversos que se dan en la cotidianidad, en los márgenes del sistema.

Por eso la sociedad ha de cambiar la cultura, y la cultura ha de cambiar la sociedad, para que podamos crear un mundo más libre y diverso en afectos. Ahora mismo seguimos atrapados en unas estructuras basadas en binomios y etiquetas que reducen nuestro erotismo, que constriñen nuestro deseo, que imponen unas metas difíciles de cumplir.

A través de la cultura idealizamos este modelo de familia feliz formada por un papá, una mamá y unos hijos, porque nos lo ofrecen sublimado, mitificado como el colmo de la armonía, la felicidad y la paz. A pesar de las decepciones, son muchos los que se resignan al matrimonio como algo necesario, porque sirve para demostrar que uno ha tenido éxito reproductivo en la vida y para acallar rumores. Sirve también para mitigar la sofocante sensación de soledad de la ciudadanía individualista, para tener compañía en el camino de la vida, para integrarse con normalidad en la masa de gente anónima.

Asi pues, el amor romántico puede subvertir el orden patriarcal cuando se desvía de los modelos tradicionales, o puede ser un mecanismo de control social por el cual las gentes que se ven seducidas por la belleza del amor romántico reproducen patrones socialmente aceptados.

Si no, que nos lo digan a las mujeres: llevamos siglos soñando con príncipes azules y siendo educadas para ser amadas. Idealizamos en mucha mayor medida en amor romántico porque nos promete un mundo mejor. En este proceso de seducción romántica se unen la cultura, el poder mediático, el poder económico y el poder político; todo el mundo apoya esta utopía amorosa.

Por eso no debemos olvidar que lo que hacemos en la cama (o en un parque público) tiene consecuencias en la estructura social. De ahí el famoso lema: “lo personal es político”.

Algunos hombres y mujeres luchan por liberarse de la opresión y del modelo amo-esclavo con el que nos hemos venido relacionando hasta ahora. Las mujeres se rebelan a la tradición masoquista del aguante, los hombres ya no quieren madres que los controlen, sino compañeras de vida con las que compartir.

Muchos otros se rebelan a los cambios, se aferran a sus privilegios de género, o emplean la violencia para frenar el igualitarismo, pero los cambios son imparables y las luchas ya son globales.

Lentamente se está abriendo el campo amoroso a los gays y las lesbianas, que ahora pueden casarse en algunos países. Más allá de la normativización de la homosexualidad hay toda una diversidad de gente raraque crea mundos amorosos alternativos, que prueba otras formas de quererse, que busca romper ciertos límites, que inventa nuevas estructuras en las que construir una sociedad más amorosa y rica en matices.

Solo luchando contra las idealizaciones mitificadas de nuestra cultura, deshaciéndonos del miedo al qué dirán, jugando con los roles y las palabras, rompiendo techos y muros creados para oprimir el deseo y controlar el amor, lograremos crear una sociedad más justa, más igualitaria y más diversa. La lucha por los derechos de las mujeres empieza en las casas y en las camas, y después sale a las calles.

No me cabe duda de que mejorando nuestras relaciones sexuales y afectivas seríamos más felices, y ello podría transformar nuestra cultura y nuestra forma de organizarnos política y económicamente.

Encontraríamos, seguro, sistemas mucho más justos, no basados en la explotación de una mayoría por parte de otro grupo, como sucede con el patriarcado y el capitalismo. Por eso es importante entender, creo, porqué amamos así, porque vivimos en parejas, porque sufrimos tanto, porqué es tan complicado tener una relación hermosa y duradera. Entender por qué la gente enloquece de amor, porqué son capaces de cualquier cosa por amor (separarse de su anterior pareja, cambiar de país, de trabajo, de vida. Y entender también porqué la gente invierte tanto dinero, recursos, tiempo y energía en alcanzar la utopía amorosa de la felicidad eterna.

Mientras soñamos despiertos, el mundo necesita cambios urgentes. Para que haya un cambio real, las gentes han de abandonar sus paraísos individualistas basados en conseguir una pareja perfecta, y extender sus redes de afecto. Solo sobre la base de la solidaridad, la ayuda mutua, el cariño a la comunidad, podremos mejorar nuestro mundo.

La cultura ha de abrir sus horizontes y mostrarnos otras realidades amorosas hasta ahora invisibilizadas o marginadas. Es importante dejar atrás ciertos mitos basados en la diferencia y la complementariedad que solo promueven una dependencia mutua entre hombres y mujeres, y unas relaciones basadas en una pobreza conceptual que excluye completamente la diversidad de nuestro mundo.

Hay que rebelarse ante la tiranía de las etiquetas que nos discriminan, y a la represión de los sentimientos. Dejar atrás los mitos ancestrales, desmontar la nueva religión romántica que invade las pantallas y los anhelos de la gente, y crear un mundo con redes de afecto más extensas y diversas, construir lazos de solidaridad y ayuda mutua, organizarnos políticamente para cambiar unas estructuras que ya no sirven.

De la cama a la calle, urge un cambio social, político, económico y cultural.

Ser homosexual se paga con una muerte atroz en la Bagdad «liberada»

Desde la invasión de EEUU, la comunidad homosexual iraquí vive una eterna Noche de los Cristales Rotos. Amenazados públicamente y perseguidos de manera extraoficial, los gays y lesbianas iraquíes viven una pesadilla de la que solo pueden escapar escondiéndose en «casas refugio» o abandonando el país.

Madi se esconde. No se arrepiente de lo que es pero vive atemorizada. Es una de las activistas lesbianas amenazadas por las milicias de Moqtada al-Sadr. Con su foto en todos los checkpoints de la capital, arriesgarse a andar por sus calles significaría en el mejor de los casos una detención. En el peor, la muerte.

GARA la entrevista en una «casa refugio» a las afueras de Bagdad. Con un nombre ficticio, nos pide que su cara no pueda ser identificada y su voz sea distorsionada en caso de utilizarlq en internet. «Podrían tomar represalias contra mi y contra los que me están ayudando» aclara Madi desde la oscura habitación donde apenas ve el cielo.

Las fatwas (interpretaciones de las leyes islámicas) que lanzan los imanes del país (de credo chií) ponen en el punto de mira a la vulnerable e indefensa comunidad gay. «Desde la aparición de la fatwa de Ali Sistani, en la que acusa a los homosexuales de ser inmorales a los ojos de Dios, las muertes vienen sucediéndose día tras día. Esa fatwa dice que se debe acabar con nosotros de la manera más brutal posible»..

Las calles periféricas de la capital son territorio enemigo para ellas y ellos. Solo en Sadr City, desde que comenzó el año hasta mediados de marzo, se descubrieron más de 40 cadáveres. Todos con signos de tortura.

Muchos son quemados vivos lentamente, empezando por las extremidades para que la víctima no pierda la consciencia rápidamente. A otros los cortan en pedazos mientras están aún vivos y conscientes. La mayoría de las veces se les remata con el famoso «golpe de piedra». Consiste en apoyar la boca del apresado contra la acera y soltarle una piedra contundente en la cabeza, aplastándole así la cara contra el suelo. El cadáver es abandonado entonces en la mitad de la calle, como advertencia para otros homosexuales de la zona.

Reventados por dentro

«Colegas míos me han dicho que muchos de ellos llegan al depósito de cadáveres con el ano pegado con pegamento Loctite. Les revientan por dentro. Al hacerles esto se les da de comer y de beber durante unos días hasta que los intestinos explotan y se envenenan con sus propias heces. Es una muerte lenta y dolorosa», asegura el doctor de Samarra Saad Akhram. «Muchas veces cuando se avisa a los familiares de que su hijo, hermano, sobrino… ha aparecido muerto en tal o cual sitio ni siquiera recogen el cadáver».

«Las familias tienen miedo. Saben que si aparecen en el hospital las milicias tomarán represalias contra ellos» asegura Madi. El partido en el poder, al-Dawa. matiza. Saad al-Mutallibi asegura que «muchas veces las familias tienen vergüenza de sus propios hijos y por eso no van a recogerlo. Ser homosexual en Irak es un crimen social y político y en muchos casos una vergüenza para la familia por el estigma social que supone», declara. «Persisten todavía viejas creencias en el país y luchar contra ellas llevará tiempo».

Un equipo de médicos de Samarra insiste. «Si llega un cuerpo a la morgue con según que tipo de torturas, sabemos que ha sido ajusticiado por su condición sexual. No se levanta ninguna investigación oficial, no se nos piden informes y la Policía presiona para que no preguntemos ni respondamos las cuestiones de los pocos familiares que vienen a recoger el cadáver para darle una sepultura digna». Madi reconoce que «son muchas veces las familias las que matan a sus propios parientes, son considerados ejecuciones por honor. Nunca son investigados, pero más de 1.000 personas han sido asesinadas por su condición sexual desde la invasión de EEUU en 2003».

Hay veces en que el dedo acusador llega en forma de cartel pegado en las calles. Caminando por Sadr City uno se puede encontrar con papeles en las paredes que bajo dos pistolas y una amenaza clara «contra los inmorales» incluyen una lista de nombres y la dirección de sus viviendas. Y la leyenda: «Si los encuentras, mátalos».

«Vivimos bajo la dictadura de un gobierno de milicias»

Rubi es un joven homosexual. Escudado en un nombre ficticio, pide igualmente garantías de que no podrá ser identificado. Denuncia que en marzo fueron asesinados tres amigos suyos.

«No es solo que maten a homosexuales. Si vistes como ellos te consideran inmoral, te pueden matar, les da igual si eres homosexual o no. Hay una creencia extendida de que los que visten camisetas negras tipo heavy metal, llevan piercings, o pendientes en la nariz adoran al diablo».

Human Right Watch (HRW) denunciaba ya en un informe en el año 2009 esta dramática situación y advertía de que la campaña de asesinatos de gays y lesbianas en Irak se ha extendido también a los «emos» y/o «góticos», personas que no visten «decentemente» según las leyes islámicas o según las fatwas lanzadas por los imanes. Llevar un pendiente en la nariz, maquillarse los ojos, o vestir camisetas con logotipos de grupos musicales de heavy metal puede ser mortal.

Rudi es tajante al señalar al mayor culpable de estos crímenes. «Vivimos bajo la dictadura de un gobierno milicia. Actúa como las otras milicias, que campan a sus anchas por el país», denuncia en la que coincide con HRW.

El Gobierno de al-Maliki mira para otro lado. Ningún informe de la justicia iraquí acusa a las milicias de estar detrás de estos asesinatos. Ningún castigado por cometer estos crímenes está en la cárcel. Ningún clérigo chií ha sido acusado por ordenar los asesinatos de homosexuales. A los homosexuales de Irak solo les queda escapar de todo y de todos. Refugiarse y comenzar una nueva vida, en un refugio o en otro país.

El problema, como recuerda HRW, es que «muchos iraquíes han buscado seguridad en los países vecinos, pero esos países no son un refugio». La conducta homosexual consensual está penalizada en la mayor parte de ellos y los prejuicios por razón de orientación sexual e identidad de género persisten».

Rudi es consciente de ello. «Hago un llamamiento desesperado a naciones como Estados Unidos, Dinamarca o Noruega, para que acepten refugiados homosexuales. Nos están matando impunemente». Andoni BERRIOTXOA

«El `queer’ se resiste a la normalización»

Licenciado en Sociología en la Universidad de Burdeos, Arnaud Alessandrin está preparando el doctorado sobre el tema «Del Transexualismo al desarrollo Trans». También es codirector de la página web «observatoire-des-transidentites», en la que tratan esta cuestión basándose en los resultados de diferentes estudios que se están llevando a cabo en los últimos años.

Arnaud Alessandrin, a Bayonne, Samedi 1 0ctobre 2011. (Photo Bob Edme)

Arnaud Alessandrin, a Bayonne, Samedi 1 0ctobre 2011. (Photo Bob Edme)

La asociación PAF (Por una Alternativa Feminista) de Baiona organizó hace escasas jornadas lo que denominan la Universidad Pop, en la cual invitaron a diferentes expertos para hablar y profundizar en términos comos la paridad y la pluralidad. Las charlas y talleres se desarrollaron en el Instituto Universitario Técnico, el viernes y el sábado pasado. Arnaud Alessandrin explicó a GARA cómo entiende la teoría «queer».

¿De dónde procede el término «queer»?

En ingles, queer es un insulto que significa maricón, pero los homosexuales han comprendido y han aprendido, al igual que las mujeres o las minorías étnicas, y han dado la vuelta al insulto y son ellos mismos los que se denominan así. De esta manera, lo que se convierte en anormal no es tanto ser homosexual sino ser homófobo, la culpabilidad cambia de campo. Se remueve la balanza que compone, por un lado, la población «normal» y, por el otro, la población «anormal». Lo normal como la heterosexualidad, los hombre masculinos… La anormalidad como la homosexualidad, los hombres afeminados o las mujeres masculinas.

¿Qué es, entonces, «queer»?

«Queer» es más que una filosofía de vida, es una verdadera corriente filosófica en el sentido en el que todo lo que era «heteronormativo» se revisa, ya que esa visión hace difícil la vida de los homosexuales y de los heterosexuales también. En el fondo, cuando nos referimos a la teoría tratamos de desregularizar las diferencias entre homosexual-heterosexual, entre género-sexo, masculino-femenino. Es eso lo que da toda la fuerza a esta teoría, que es subversiva. Resiste a todo lo que es una tentativa de normalización.

¿En qué ámbitos se ha expandido más esta teoría?

El «queer» nació del lado de la homosexualidad y encuentra su expresión hoy en día en el entorno de la transidentidad. Pero todos los trans no son «queer» ni todos los homosexuales son «queer», son cosas claramente diferentes. «Queer» es un punto de vista, un espacio de oposición.

La teoría «queer» dice que no hay una sexualidad intrínseca cuando nacemos.

Exactamente, las principales herramientas para definir el género, el sexo y la sexualidad se han reducido a pensar que teníamos un género porque teníamos un sexo. La teoría «queer» dice todo lo contrario, si tenemos un sexo, lo que tenemos entre las piernas, es porque existe el dispositivo de género. Ciertamente hay una atribución anatómica, pero los individuos son irreductibles al sexo que se les prescribe al nacer. Los individuos hacen muchas cosas con su sexo biológico, por lo tanto el sexo no es biológico, sino que es político, sociológico… no se puede reducir a la biología.

¿Lo que pone en entredicho es el comportamiento social ligado al sexo y al género?

Hay que subrayar la dimensión social y política del sexo y del género, y ser muy crítico ante las posiciones únicamente naturalistas o esencialistas que engloban la definición del sexo y el género, es un punto muy importante. Lo que implica que el punto de vista «queer» debe de interesarse por la contracultura, por todo el que diga que se puede hacer de otra manera.

¿Qué propone, cual sería la sociedad ideal?

El punto básico de la teoría “queer” es la subversión, hay que trabajar para que los individuos puedan ser libres de experimentar su cuerpo. El individuo tiene que estar en el centro, la teoría «queer» se centra sobre el individuo y sobre todo es una teoría que se resiste a la normalización. La gente tiene que llevar más allá su individualidad, su singularidad. Lo principal es que el individuo pueda definirse tal y como lo siente.

¿Cómo se posiciona ante la gente que se siente bien con su sexo y su género?

La teoría «queer» puede dar miedo porque es contestataria, pero no es heterófoba. El principio de la teoría es que cada individuo puede definirse, y que la definición de uno mismo no ponga trabas a la definición del prójimo. El problema entre la homosexualidad y la heterosexualidad no es la diferencia, sino que se establece una jerarquía. La teoría «queer» trata de hacer desaparecer esas fronteras entre ambos, porque desde el momento que se dice que hay una diferencia se establece una jerarquía. La teoría «queer» no pone etiquetas, se centra en el individuo, porque la sexualidad es mucho más complicada que ese binomio. La teoría «queer» es ir más allá de las categorías.

El matrimonio gay ya es imparable

Tras la aprobación de las bodas homosexuales en Nueva York, la batalla en EE UU se da por el reconocimiento federal – Derogar una norma de 1996 implicaría una legalización nacional de facto

Connie Kopelov (sentada) y Phyllis Siegel (a su espalda) tras casarse

Connie Kopelov (sentada) y Phyllis Siegel (a su espalda) tras casarse. / J. DECROW (AP)

El del matrimonio gay es un objetivo que, hoy por hoy, parece más alcanzable que nunca en Estados Unidos. Desde que en 2004 se legalizaran las uniones entre personas del mismo sexo en Massachusetts, un total de seis Estados y el Distrito de Columbia, capital federal, han seguido el mismo camino, bien a través de decisiones judiciales, bien por trámites legislativos. Pese a las fuertes resistencias, la ola se extiende con vistas a conseguir el reconocimiento de estos matrimonios a escala federal, que permitiría a las parejas homosexuales casarse en los Estados que lo permiten y residir como matrimonio en cualquier lugar de EE UU.

En total, el matrimonio entre personas del mismo sexo es legal en una zona que abarca a 35,5 millones de habitantes. Pero ¿lo es del todo? Aún carecen de algunos beneficios de los que sí disfrutan los homosexuales en España, por ejemplo, donde desde 2005 estas parejas están completamente equiparadas con las heterosexuales que se casan, incluida la posibilidad de adoptar conjuntamente. En EE UU, una ley aprobada por los republicanos en 1996 deniega a esas licencias matrimoniales validez federal.

Barack Obama quiere verla derogada. Los grupos ultraconservadores, por el contrario, quieren una reforma de la Constitución que determine que la unión matrimonial solo puede serlo entre hombres y mujeres. Algo similar a lo que sucede en España, donde el PP tiene recurrida la ley de matrimonio homosexual hace ya casi seis años ante el Tribunal Constitucional. Entonces promovía una ley de uniones civiles para los gais y lesbianas que reservara la denominación de matrimonio a los heterosexuales.

Desde el domingo, el matrimonio gay es legal en Nueva York, que con 19,3 millones de habitantes es el tercer Estado más poblado del país. Ahora ya es legal allí y en Iowa, Massachusetts, Connecticut, Vermont, New Hampshire y la capital federal. Solo es válido, sin embargo, ante las respectivas autoridades regionales, y no ante el Gobierno central. Es así debido a la citada ley de los republicanos de 1996, llamada significativamente Defensa del Matrimonio y ratificada entonces por Bill Clinton. En aquella época, Hawai había comenzado los trámites (infructuosos) para aprobar las uniones de gais, y el Congreso nacional actuó con rapidez, ya que en EE UU la Constitución no define el matrimonio como una unión heterosexual. En España la situación es parecida. La Constitución define el derecho a casarse de hombres y mujeres, pero no dice que tengan que hacerlo entre sí.

En la Cámara de Representantes había entonces tres legisladores abiertamente gais (Barney Frank y Gerry Studds, demócratas, y Steve Gunderson, republicano) que calificaron la ley de agresión frontal contra los homosexuales. Ante ellos, el autor de la norma, el republicano ultraconservador Bob Barr denunció, en una recordada comparecencia, los “vientos del hedonismo, las llamas del narcisismo, el fuego de la moralidad autocomplaciente que están mermando los cimientos de la sociedad”. “América no será el primer país del mundo que lance el concepto de matrimonio por la ventana”, dijo.

Según Joe Solmonese, presidente de Human Rights Campaign, el mayor lobby gay del país: “Esa ley impide hoy en día que unos 1.100 derechos, beneficios y responsabilidades matrimoniales a nivel federal se apliquen sobre parejas homosexuales legalmente casadas. Entre ellos se incluyen los beneficios de la Seguridad Social para viudedad, los seguros sanitarios para cónyuges de funcionarios federales, la protección para que los cónyuges no pierdan sus hogares en caso de emergencias médicas graves, el derecho a solicitar visados de inmigrante para cónyuges extranjeros, las garantías para bajas médicas a parejas y la capacidad de tramitar declaraciones de la renta de forma conjunta, entre muchos otros”.

Solo ahora, algunos políticos han comenzado a exigir que se derogue la ley. La primera en hacerlo de forma pública, la semana pasada, fue Dianne Feinstein, una veterana senadora demócrata de California, que en 1978 estaba presente en el Ayuntamiento de San Francisco cuando un perturbado asesinó al activista gay Harvey Milk. Feinstein se queja ahora de que los matrimonios oficiados en Nueva York o Massachusetts sean legales en España pero no ante el Gobierno federal de EE UU. “Se trata, simple y llanamente, de discriminación, no hay otra forma de decirlo”, dijo la senadora en una conferencia en el National Press Club. “Esta no es una causa que vayamos a abandonar. Si no logramos la derogación este año, lo intentaremos el próximo”.

Al día siguiente, Feinstein presentó el texto de derogación en el Comité de Asuntos Judiciales del Senado. Junto a ella comparecieron algunos homosexuales que relataron la discriminación a la que se hallan sujetos. Ron Wallen, de 77 años, perdió hace unos meses a su pareja, con quien compartió 50 años. El Gobierno le deniega una pensión, a pesar de que ambos se casaron en California en 2008, en el breve espacio de tiempo en que las uniones homosexuales fueron legales allí. Un juzgado ha reconocido la validez de su licencia de matrimonio. Andrew Sorbo, de 64 años, se casó en 2009 en Connecticut con un veterano del Ejército. Su marido murió recientemente, después de 30 años de relación. El Pentágono le ha denegado la pensión militar por viudedad. Aunque en junio de 2008 el Tribunal Supremo de California legalizó las uniones gays, en noviembre del mismo año los votantes decidieron en referéndum prohibirlo. De momento, las licencias que se concedieron mantienen su validez debido a una decisión judicial.

En realidad, políticos de ambos signos se han manifestado a favor de las uniones homosexuales en EE UU. Dick Cheney, vicepresidente bajo el mandato de George W. Bush, ha apoyado en numerosas ocasiones las uniones entre personas del mismo sexo y ha contado que su hija, Mary, es lesbiana y mantiene una relación desde hace años con su novia. Del mismo modo se han significado Laura y Barbara Bush, mujer e hija del expresidente. “Creo que es algo que llegará inevitablemente, es solo cuestión de tiempo”, le dijo la ex primera dama al presentador de CNN Larry King en 2010.

Tienen esos políticos conservadores una visión más progresista, oficialmente, que la del propio Barack Obama. En realidad, el presidente ha cambiado con frecuencia sus opiniones al respecto. En 1996, en la campaña para senador en el Estado de Illinois, respondió en un cuestionario político que estaba totalmente a favor de los matrimonios entre personas del mismo sexo. “Estoy a favor de legalizar los matrimonios homosexuales y combatiría cualquier esfuerzo para ilegalizarlos”, dijo. Esa fortaleza de convicciones se iría atenuando con los años. Al llegar a la Casa Blanca, en 2009, era contrario a los matrimonios, pero apoyaba las uniones civiles.

Desde entonces, el presidente se ha empleado en mostrar una especie de proceso público de calculada indecisión. En una entrevista concedida a la revista gay The Advocate en diciembre, dijo: “Me he enfrentado a la opinión personal de que el matrimonio tradicionalmente tenga unas connotaciones diferentes. Pero tengo muchos amigos, muy cercanos, que son gais y lesbianas, y que tienen parejas”. De ese modo, y a pesar de su oposición pública y su indecisión privada, Obama ha tomado una medida inédita en un presidente en activo: apoyar públicamente la derogación de la ley de Defensa del Matrimonio planteada por la senadora Feinstein. La semana pasada su portavoz dijo que el presidente lo hacía “con orgullo”, en un guiño al movimiento gay. Si la derogación se aprueba, sería una legalización de facto del matrimonio gay nacionalmente.

Antes que en España, país pionero en la equiparación total de las parejas gais y heterosexuales, fue el Estado de Massachusetts (6,5 millones de habitantes) el que aprobó el matrimonio gay por la vía judicial. Aquello despertó las alarmas de los grupos conservadores, que presionaron para que se propusiera en el Congreso una reforma de la Constitución donde dejar por escrito que el matrimonio es la unión exclusiva y excluyente entre un hombre y una mujer. El expresidente Bush, que estaba en campaña electoral, apoyó esa fórmula, que hubiera supuesto la primera reforma constitucional propuesta desde los años setenta. Solo ha habido 17 reformas en más de dos siglos de historia norteamericana.

“La unión de un hombre y una mujer es la institución humana más duradera, honrada y defendida por todas las culturas y todas las fes”, dijo entonces Bush. “La institución del matrimonio no puede desvincularse de sus raíces culturales, religiosas e incluso naturales sin debilitar su buena influencia sobre la sociedad”. Para triunfar, aquella reforma constitucional debía haber obtenido dos tercios de los votos del Congreso y la ratificación de 38 Estados. Se ha votado sobre ella ya en tres ocasiones. En todas ha fracasado.

Hay grupos conservadores que, sin embargo, han decidido hacer de la lucha constitucional su principal batalla. Creen que si el Congreso, con la nueva mayoría republicana en la Cámara de Representantes, aprueba la modificación de la Carta Magna, todos los matrimonios gais aprobados hasta ahora en los diferentes Estados se verán invalidados de golpe. En el Congreso, la semana pasada, el portavoz del grupo ultraconservador Focus on the Family, Thomas Minery, detalló los peligros que entraña, a su parecer, el matrimonio homosexual: mayor número de divorcios y menor monogamia, principalmente.

Tras la estela española

– Desde que España aprobó el matrimonio entre personas del mismo sexo en 2005, otros ocho países han seguido, hasta la fecha, la misma senda: Holanda, Bélgica, Portugal, Suecia, Noruega, Canadá, Sudáfrica y Argentina. Además, estos enlaces están permitidos en siete Estados de EE UU: Iowa, Massachusetts, Connecticut, Vermont, New Hampshire, Nueva York, y también en la capital federal, el distrito de Columbia. También en México DF (el Estado de la capital).

– En muchos de estos países (Holanda, los nórdicos) antes de la plena equiparación había fórmulas intermedias, como leyes estatales de uniones civiles o de parejas de hecho que reconocían en la práctica casi los mismos derechos a dos contrayentes homosexuales que a una pareja heterosexual casada, aunque con excepciones (la más clara era la de poder adoptar conjuntamente).

– La Asociación Internacional de Lesbianas y Gais (ILGA) reconoce que hay otros 14 países en los que la equiparación de las parejas gais y las casadas heterosexuales es casi total: Brasil, Colombia, Israel, Alemania, Austria, Dinamarca, Finlandia, Hungría, Irlanda, Islandia, Liechtenstein, Reino Unido, Suiza y Nueva Zelanda, y otros 10 con una equiparación algo menor (Ecuador, Uruguay, República Checa, Croacia, Francia, Andorra, Eslovenia, Luxemburgo, EE UU y Australia).

– En el extremo opuesto están quienes persiguen las relaciones homosexuales. Son 76 países, con los casos más graves en los territorios donde este tipo de prácticas pueden castigarse con la pena de muerte: Arabia Saudí, Irán, Mauritania, Sudán, Yemen, 12 Estados del norte de Nigeria y zonas del sur de Somalia.

Un empujón a una industria boyante

Habían esperado años. Así que el domingo, cuando se legalizaron los matrimonios de gais y lesbianas en Nueva York, centenares de parejas acudieron a casarse en todos los rincones del Estado, desde la frontera con Canadá y las cataratas del Niágara a los embarcaderos del río Hudson, en Manhattan. Solo en la ciudad de Nueva York, 659 parejas obtuvieron sus licencias y 484 se casaron. De ellas, 107 venían de Estados como Alabama, donde las uniones entre homosexuales no están legalizadas. Nueva York no requiere a los contrayentes que estén empadronados en el Estado para que puedan unirse en matrimonio.

Las primeras en casarse, en Buffalo, ante las famosas cataratas que marcan la frontera con Canadá, fueron Kitty Lambert, de 54 años, y Cheryle Rudd, de 53, que tienen cuatro hijos y 12 nietos. Una bandera multicolor, símbolo del movimiento gay, se proyectó sobre la cascada de agua.

En Manhattan, las primeras fueron Phyllis Siegel, de 77 años, y Connie Kopelov, de 85, que han estado juntas durante 23 años. “Es increíble que haya llegado el momento en que podemos hacer esto como cualquier otra pareja”, dijo Siegel de la mano de su ya esposa, con lágrimas en los ojos.

La clase política celebró el día con los activistas. El gobernador de Nueva York, el demócrata Andrew Cuomo, celebró una fiesta con diversas parejas gais. El alcalde Michael Bloomberg, republicano convertido en independiente, casó a dos colaboradores suyos, ambos varones, que tienen dos hijas, en su residencia oficial. Todos hicieron hincapié en que el movimiento de lucha por los derechos de los gais nació oficialmente en Manhattan, en los disturbios de Stonewall, un pub de Nueva York, el 28 de junio de 1969, fecha desde entonces del Orgullo Gay, Lésbico, Transexual y Bisexual.

Con los derechos llegan, también, las oportunidades de negocio. Nueva York está viviendo un resurgir de su industria de servicios debido a la legalización de esas uniones, tal y como lo hizo California en los cinco meses en que allí fue legal en 2008. Aseguran consultoras como Community Marketing Inc. que el llamado mercado gay mueve, solo en EE UU, unos 43.000 millones de euros al año. Se estima, además, que siete millones de turistas gais visitan la ciudad de Nueva York cada año, donde se dejan unos 11.000 millones de euros.

La lesbofobia ataca de nuevo (como siempre)

Artículo publicado en PIKARA MAGAZINE

La escritora transfeminista Itziar Ziga repasa las nuevas y no tan nuevas caras de la lesbofobia, ilustradas con las numerosas agresiones a las que ella y sus amigas se han enfrentado últimamente por no esconderse, por ser una amenaza para la heteronorma

“Ni permiso ni perdón (Nagore Iturrioz)”

“Ni permiso ni perdón (Nagore Iturrioz)”

Hace a penas unos meses, en un lugar de cuyo nombre no quiero acordarme, estábamos unas amigas y yo pasando la tarde alegremente. Embriagadas por las cervezas y por nuestras risas. Algunas de ellas querían ir a un bar que ya no frecuento, ni frecuentaré jamás. A pesar de que la vez anterior que había estado allí con mi novia, sufrimos una agresión muy salvaje de un machorro y nadie nos apoyó, decidí acompañarlas. Supuestamente, ese es un bar guay donde las lesbianas podemos mostrarnos libremente y las mujeres bailar tranquilas. Éramos seis. Entramos, pedimos nuestras bebidas y antes de que nos las sirvieran, ya había un tío revoloteando a nuestro lado e imponiéndonos el contacto con él. Esa tarde estábamos tan contentas que no respondimos a la primera, simplemente, no interactuamos con él. Es decir: le ignoramos.

Se fue poniendo más pesado, invadiendo nuestro círculo, clavándonos su mirada insistentemente y diciéndonos cualquier gilipollez que también he olvidado. Entonces vino una chica que estaba con él, al parecer su novia, y nos soltó: “¿Por qué sois tan bordes con él? Lesbianas de pelo rapado amargadas que no folláis” Ahí sí que respondimos, verbalmente. No merece la pena entrar en más detalles, pero las gafas de sol de una de mis amigas terminaron en el suelo aplastadas por él, o por ella, no recuerdo. Ese fue el primer asalto físico contra nosotras. Acabamos pegándonos en la calle con ellos dos, con otra pareja hetera amiga de ellos y con todo el barrio contra nosotras. Ellos y ellas tenían un aspecto de modernillos que no delataba para nada su enfermiza lesbofobia. Y ninguna de nosotras llevamos el pelo rapado, al menos toda la cabeza.

Siento comenzar este artículo con tal mal rollo, pero así muchas veces es nuestra vida. No nos perdonan que no acatemos el heterodestino, que no tengamos un maromo, o simplemente un chico, a nuestro lado. Cuando nos agreden y respondemos, siempre somos nosotras las violentas porque, como disidentes, defendernos no nos está autorizado. Tenemos que seguir pagando por nuestra herejía lésbica. Y, sobre todo, por no escondernos, armarizarnos. Por ser visibles. ¿Creíais que esto ya no pasaba? Vivimos tiempos complicados.

Por un lado, es probablemente el mejor contexto social para la diversidad sexual que se haya dado jamás. Ganado a pulso por el movimiento feminista y lesbianista. Sin duda. No nos han regalado nada. Y, como siempre, la bestia ha reaccionado contra esa amenaza que, por el simple hecho de existir como bolleras, suponemos para su modelo hegemónico heteronormativo, en el que se sustentan el patriarcado y el capitalismo. Este es un repaso a las nuevas, y no tan nuevas, caras de la lesbofobia. Porque chicas, hermanas, la guerra continúa. Eso sí, nosotras siempre nos lo pasamos mejor.

Como decía, a mayor visibilidad, mayor posibilidad de existir plenamente. Aunque también aumenta nuestra vulnerabilidad porque, por mucho que nosotras hayamos cambiado, el contexto social en el que no tenemos otro maldito remedio que vivir, no cambia ni cambiará de la noche a la mañana. Igual que los crímenes de los machos contra quienes ellos consideran sus mujeres se agravan cuando ellas descubren (repito, gracias al desafío y al trabajo feminista) que no tienen porque ser sus esclavas, ahora mismo se está dando una reacción contra esa posibilidad de existir que nos hemos ganado. Sólo hay que recordar esas miles de familias patriarcalmente legitimadas que salieron a las calles con banderas españolas a exigir que sigan siendo ellos los únicos permitidos. Quienes jamás se manifiestan en las calles por nada, ya que las reglas del juego les favorecen (o eso creen), salieron en masa para que nosotras (maricas, bolleras y trans) no empezáramos a tener ni un solo derecho.

Nos odian porque les recordamos que sus miserias de vínculos heteropatriarcales son evitables. Nos odian para no tener que pensar en si el modelo jerárquico, misógino, sexófobo y triste de vida que les impusieron y acataron merece la pena ser vivido. Y en esto no se diferencian en nada los foros de la (heterofascista)familia y las dos parejas que nos agredieron aquella tarde. Cualquiera de las dos chicas tenía más pinta de bollera que yo. Y de los chicos, ni hablemos. Una vez escuche a la Laura Bugalho (aguerrida sindicalista galega trans bollera y amiga): Nos odian porque les jodemos.

Cuando María y yo salimos a la calle juntas, el acoso de los machorros es incesante. Las dos tenemos bastante pinta de putas. Y cuando ven que somos novias, que existe un vínculo sexual entre nosotras, enloquecen. Claro que afortunadamente hay días en que la gente desconocida con la que nos topamos nos ignora, incluso nos sonríe. A veces algunas veces le da a una por creer en la maldita humanidad.

La siquiatría decimonónica apuntaló que las lesbianas somos potencialmente asesinas porque el delicado equilibrio de la mente femenina se fragmenta en nosotras al desarrollar deseo sexual por otras mujeres y, sobre todo, al negarnos a tener un hombre al lado que nos controle. ¿Os parece obsoleto y ridículo este diagnóstico? Pues perdura y cala bastante más de lo creemos. ¿Qué pasó con Dolores Vázquez y qué factor de su vida hizo que ingresará en prisión por asesinar a la hija de su exnovia cuando ni una sola prueba le inculpaba? Era una lesbiana evidente y reconocida.

Hace unos meses, una amiga que estaba en prisión fue llamada por la trabajadora social de la cárcel. Estaba pendiente de conseguir el tercer grado pero la amable funcionaria le advirtió que ella se opondría. Le dijo que había rastreado su blog y los de sus amigas (nosotras), que éramos una panda de lesbianas, que nuestra vida era pura promiscuidad y drogadicción. Y que iba a presentarla en su informe como una sociópata. Hay que decir que mi amiga, a demás de bollera y golfa, era siniestra. Durante unos meses controlamos contenidos en nuestros blogs para no perjudicarla, pero ya no importa. Mi amiga logró el tercer grado pero se suicidó justo hace dos meses. Sin matar a nadie.

También otras amigas abiertamente bolleras (Medeak) fueron hace poco criminalizadas por los contenidos de su blog. Y condenadas a pagar una multa a un baboso que les había agredido en un bar porque ellas respondieron tan agresivamente como él las atacó primero. En el juicio se las retrato como una panda de lesbianas resentidas que salen por la noche a pegar a hombres. Como siempre, la autodefensa en las mujeres se lee socialmente como violencia. Y otro día tuvimos que salir cuatro amigas de un bar porque todo un grupo de tíos, al comprobar que no les hacíamos ni caso, nos fueron molestando y agrediendo físicamente hasta que nos fuimos. Nos escupieron la bebida a los ojos para cegarnos (yo perdí la visión durante unos minutos rodeada de agresivos machorros) y nos dijeron que “íbamos de sobradas” porque no quisimos hablar con ellos ni fingir que nos interesaban sexualmente. En cuanto vieron a dos de mis amigas besarse, se volvieron locos. Eso sí, nosotras respondimos.

También en algunas redes queer se nos ha acusado de ser violentas porque hablamos alto y de insistir en nuestro lesbianismo. Parece que en según que sectores de lucha no binaria, que juegan a la desfachatez política e insultan la inteligencia de Judith Butler o Beto Preciado al invisibilizar la dominación machista, molesta nuestra identidad bollera. Ese: a mí no me gustan las etiquetas. Como si fuéramos globos de helio. Vamos, no me jodas. Artista puede ser una etiqueta, punk puede ser una etiqueta, rubia puede ser una etiqueta, borracha puede ser una etiqueta. Bollera es una enunciación vital históricamente masacrada y oprimida desde la que muchas mujeres tenemos una posibilidad de existir sin autoboikotearnos ni doblegarnos.

En este sentido, cada vez necesito más por la vena el discurso lesbianista de las MDMA. “Cuando hablamos como bolleras radicales (asumiendo que somos multiidentitarias), nuestro único intento es poder utilizar nuestra práctica política como un instrumento importante contra el heteropatriarcado… Uno más entre las millones de estrategias antipatriarcales adoptadas desde la individualidad o desde la colectividad, y que no es mejor ni peor que el resto. Pero que sí ha sido invisibilizado por el esencialismo feminista, el movimiento LGTB y su capital rosa y esperemos que no por el movimiento trans.” Hablamos de identidades estratégicas y sobre todo, de no tener que justificarnos políticamente porque otros nunca han tenido que hacerlo.

Las feministas ya hemos comprendido con el tiempo que jerarquizar luchas no sólo prioriza a menudo a quienes más legitimidad social tienen, sino que además no nos lleva a ningún lado. No podemos ser tan estúpidas de actuar como si maricas y bolleras ya hubiéramos alcanzado una posibilidad de existir sin marcha atrás y ahora llega la hora de las y los trans. Además, no puedo con esos irritantes antagonismos victimarios en plan “yo estoy peor que tú, yo sufro más discriminación. La historia no es una línea ascendente y la palabra progreso miente. Hay que seguir identificando y combatiendo las nuevas (y no tan nuevas) estrategias de la lesbofobia y de la homofobia. Sin olvidar nunca, además, que todos los odios hegemónicos entorno al género se sustentan en la misoginia o en la fobia a lo femenino. (Igual que todos los odios hegemónicos entorno a la raza se blanden desde el supremacismo blanco).

Seguir aprendiendo a defendernos unas a otras. A generar espacios de seguridad y gozo colectivos. A minimizar el inmenso daño que recibimos cuando respondemos a su violencia. A no cuestionarnos unas a otras y empatizar políticamente. A no reprocharnos a nosotras mismas las alianzas que elegimos y tampoco las que no elegimos. A pedirle aliento y protección divinas a Sylvia Rivera, aquella travesti puta portorriqueña yonky sintecho guerrera y activista siempre que lanzó un tacón contra la policía el 28 de junio de 1969 en la puerta del bar Stonewall en Nueva York. Y a celebrarnos cada día no sólo por resistir y plantar cara al enemigo heterodominador, sino también por disfrutar cada minuto de estas vidas que son más nuestras porque nos las hemos ganado a pulso.

Si te quedas con ganas de más Itziar Ziga, pásate por su blog, Hasta la limusina siempre

 

Una polémica biografía retrata a Gandhi como homosexual y xenófobo

En el libro, publicado en EE.UU., se publican cartas del icono pacifista dirigidas a un fisioterapeuta alemán, del que estaba enamorado, y por el que dejó a su mujer en 1908

Washington (Efe).- Una polémica biografía sobre el icono pacifista y líder independentista hindú, Mahatma Gandhi, recientemente aparecida en EE.UU lo retrata como homosexual y subraya sus supuestos comentarios xenófobos, entre otros aspectos desconocidos, informan hoy medios locales. El libro, titulado “Great Soul: Mahatma Gandhi and his struggle with India” (Un gran alma: Mahatma Gandhi y su lucha con India), fue escrito por Joseph Lelyveld, antiguo editor ejecutivo del New York Times.

De acuerdo con algunos extractos de la biografía aparecidos hoy en el diario Wall Street Journal, Gandhi estaba profundamente enamorado de un fisioterapeuta alemán llamado Hermann Kallenbach, por el que dejó a su esposa en 1908. Según los mismos extractos, en cartas recuperadas ahora por Lelyveld, Gandhi escribe a Kallenbach “cómo has tomado completamente posesión de mi cuerpo. Esto es una verdadera esclavitud”. Asimismo, le explica que su retrato “es el único que tiene en la repisa de la chimenea” de su “dormitorio”.

La pareja, sin embargo, se vio obligada a separarse en 1914 cuando Gandhi regresó a la India al estallar la I Guerra Mundial, adonde no pudo viajar Kallenbach por ser alemán. Lelyveld cita otras cartas en las que Gandhi se califica como la “casa superior” y a Kallenbach como la “casa inferior”, y hace prometer a éste que “no mire con lujuria a ninguna mujer”. En otra misiva de 1933, el líder de la independencia de la India del Imperio Británico en 1947, reiteraba su recuerdo de Kallenbach al señalar: “Siempre estás en mi mente”.

No obstante, el libro de Lelyveld, quien ganó el prestigioso premio Pulitzer de Periodismo en 1986, también siembra dudas sobre el humanismo de Gandhi al subrayar supuestos comentarios xenófobos o racistas durante sus años en Sudáfrica a comienzos del siglo XX. “Podíamos entender no estar clasificados con los blancos, pero situarnos al mismo nivel que los nativos sudafricanos era permitir demasiado. Kaffirs (como llama a los nativos de color de Sudáfrica) son por norma incivilizados. Son problemáticos, muy sucios y viven como animales”, reseña Lelyveld en su biografía.

Además, Gandhi era consciente de la importancia de sus declaraciones y exigía que los periodistas “no utilizaran las palabras que habían salido de su boca, si no una versión autorizada por él mismo tras la profunda y frecuente revisión de las transcripciones”. La obra de Lelyveld es fruto de su labor a ambos lados del océano Índico, ya que trabajó como periodista en India durante la década de los sesenta y, posteriormente, cubrió Sudáfrica para el New York Times en los años ochenta. La biografía que, según The Wall Street Journal, no deja de mostrar una profunda admiración por Gandhi, es equilibrada y busca aportar una visión más humana del personaje, aunque es más que probable que levante ampollas entre sus seguidores.

Mapamundi del tamaño del pene

De pequeñito me pasaba horas mirando un atlas. Era feliz observando los mapas, imaginando lugares lejanos… Y cambiando fronteras a mi antojo, armado con un lápiz, como si fuera un funcionario de la ONU pasado de vueltas. Me inventaba países, desmembraba otros, invadía regiones fronterizas, desintegraba estados plurinacionales… Me lo pasaba pipa. Ya, era un niño raro, pero con el paso de los años, la Historia me dio la razón en muchas de mis imaginarias aberraciones geopolíticas. Vamos, no es mi intención ir de visionario por la vida, ni mucho menos, pero sirva de ejemplo para comprobar cómo el destino de nuestras vidas muchas veces parece estar en manos de un niño. Sólo hay que echarle un vistazo a la mayoría de noticias que podéis leer en el periódico de hoy. En cualquier caso, el ejemplo de mapa que nos ocupa en esta ‘cama redonda’ parece ser producto de una mente muy joven. Y a las pruebas me remito.

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Estamos ante una de las tonterías del año: un mapa mundial coloreado en base al tamaño medio del pene de los habitantes de todos los países. Igualito que un mapamundi indicativo de la renta per cápita, el consumo de café o la producción de carbón. Lo mismo. Para realizarlo, el autor ha recurrido a los tamaños en centímetros que se manejan desde hace tiempo en base a estudios y mediciones realizados por ministerios de sanidad, profesionales de la medicina o sexólogos a nivel mundial, circunstancia que explica que no haya grandes sorpresas. Los países peor parados en este particular ranking se sitúan en el continente asiático, siendo Corea del Sur el país más ‘modesto’ fálicamente, con 9,66 centímetros de media. De Corea del Norte no hay datos, aunque con la desnutrición crónica que arrastran los súbditos de Kim Jong Il es muy posible que los resultados todavía sean más desesperanzadores. Tampoco

hay datos de Kazahstán, Tanzania, Arabia Saudí o, ya en nuestro entorno (aunque a la ganadora de Gran Hermano le suene a chino), Portugal. España, como en tantas otras cosas (bueno, exceptuando lo del fútbol del año pasado), se encuentra en la mitad de la tabla con 13,8 centímetros. Para los amantes de las estadísticas, los rankings o el turismo sexual, decir que el dominio africano y sudamericano a este nivel es apabullante y sólo Hungría mantiene el pabellón europeo en los primeros puestos de la clasificación. Ya lo sabéis para futuros viajes: Budapest es muy bonita.

¿Utilidad del mapa? Absolutamente ninguna. Simple curiosidad. Ya hemos comentado algunas veces cómo esto del tamaño medio del pene no resulta cien por cien fiable, ya que no se hacen mediciones universales y cualquier ejemplar excepcional (para bien o para mal) pueden alterar sensiblemente el resultado estadístico. Vamos, que el margen de error es considerable, aunque las características raciales marquen cierta tendencia. Luego ya está el karma de cada uno: hay personas que son capaces de plantarse en el Congo (17,93 centímetros de media) y toparse con el único micropene en 500 kilómetros a la redonda.