¿Fueron las infecciones de transmisión sexual el origen de la monogamia en humanos?

Según una investigación de la Universidad de Waterloo, en Canadá

Una pareja, de la mano

Una pareja, de la mano EL MUNDO

Los humanos prehistóricos pueden haber desarrollado normas sociales que favorecen la monogamia y castigan la poligamia gracias a la presencia de infecciones de transmisión sexual (ITS) y la presión de grupo, según concluye una nueva investigación de la Universidad de Waterloo, en Canadá.

Como cazadores-recolectores que comenzaron a vivir en poblaciones más grandes de agricultores asentados, la propagación de enfermedades de transmisión sexual podría explicar un cambio hacia la aparición de normas sociales que favoreciera tener una pareja sexual frente a muchas.

El trabajo, publicado en la revista Nature Communications, empleó modelos informáticos para simular la evolución de los diferentes comportamientos de acoplamiento social en las poblaciones humanas en base a los parámetros de transmisión de la enfermedad y demográficos.

“Esta investigación muestra cómo eventos en sistemas naturales, como la propagación de enfermedades contagiosas, pueden influir fuertemente en el desarrollo de normas sociales y, en particular, nuestros juicios dirigidos al grupo”, dice Chris Bauch, profesor de Matemáticas Aplicadas y Cátedra de Investigación de la Universidad en Waterloo. “Nuestra investigación muestra cómo los modelos matemáticos no sólo se utilizan para predecir el futuro, sino también para comprender el pasado”, añade.

El estudio, realizado por el profesor Bauch y Richard McElreath, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Alemania, encontró que cuando los tamaños de población se hacen más grandes, la presencia de enfermedades de transmisión sexual disminuye las tasas de fecundidad entre los hombres con múltiples parejas. Este cambio de la conducta de apareamiento demuestra ser más beneficioso para los individuos y grupos.

En las poblaciones de los primeros cazadores-recolectores, era común que unos pocos hombres monopolizaran el apareamiento con múltiples mujeres con el fin de aumentar su número de descendientes. En estas pequeñas sociedades donde existe un máximo de 30 individuos sexualmente maduros, los brotes de infecciones de transmisión sexual son de corta duración y tienden a no tener un efecto tan significativo en la población.

Los grupos monógamos, más competitivos

Sin embargo, a medida que las sociedades evolucionaron alrededor de la agricultura y el tamaño de los grupos creció, la investigación predice que la prevalencia de infecciones de transmisión sexual se incrementó entre las redes polígamas que se superponen. Con la ausencia de la medicina moderna, la infertilidad por sífilis, clamidia y gonorrea probablemente habría sido alta.

Esto hizo que fuera más ventajoso para los hombres tener relaciones sexuales monogámicamente y, lo más importante, castigar a otros machos que no lo hacían. Por lo tanto, los grupos que hacían cumplir las normas sociales monógamas podrían ser más competitivos que los grupos que carecen de estas normas.

“Nuestras normas sociales no se desarrollaron en completo aislamiento de lo que sucedía en nuestro entorno natural. Por el contrario, no podemos entender las normas sociales sin entender sus orígenes en nuestro entorno natural –afirma el profesor Bauch–. Nuestras normas sociales fueron moldeadas por nuestro entorno natural. A su vez, el medio ambiente está determinado por nuestras normas sociales, como estamos reconociendo cada vez más”.

Los investigadores han señalado que las ITS pueden ser uno de los muchos factores –incluyendo la elección femenina, el estrés patógeno y los impactos tecnológicos_ que modificaron el comportamiento humano desde la poligamia a la monogamia.

enfermedades de transmision sexual origen de la monogamia

Un modelo matemático determina que el paso de la poligamia a la monogamia pudo ser debido para frenar la transmisión de infecciones de transmisión sexual (ETS) en sociedades grandes. La adopción de normas sociales en sociedades se solía ligar a la aparición de la agricultura en la prehistoria, pero según este estudio publicado en la revista Nature Communications, es la monogamia una de las grandes responsables de mejorar la fecundación en la especie, y por tanto, supone una ventaja en grupos sociales grandes.

Ultrasexo

La obra de Mapplethorpe no ha envejecido en absoluto; sus fotos mantienen ese control clásico sobre el medio y una radicalidad en los temas

Derrick Cross, 1983

Derrick Cross, 1983 © Robert Mapplethorpe Foundation

Con frecuencia captaba la propia imagen de chico sexy y guapo, de látigos y braguetas, de rompimientos y suturas; de fotos brutales y bellísimas; de cuerpos escultura afroamericanos y contracultura leather… Miraba desafiante a la cámara —lo había hechosu amigo Warhol— maquillado o con pajarita, listo para una gala benéfica; en poses sadomasoquistas, con chaqueta de cuero y puñal en la mano; guerrillero, travestido, manteniendo a la muerte a raya… Formas rigurosas y poses calculadas —un autorretrato de Durero—; imágenes paradójicas e intensas, sexuales en cada gesto, con esa ultrasexualidad de la década de los ochenta en que todo valía, o valía al menos un rato: lo que durara la canción o la raya.

Quién sabe si esa paradoja que salpica la obra de Robert Mapplethorpe es precisamente lo que hace de su trabajo uno de los más especiales de aquella época tan llena de fotografías —el que mejor ha envejecido—. Es más, ante su obra —presentada en el Lacma (Los Angeles County Museum) y el Museo Paul Getty de la misma ciudad hasta el verano— el espectador tiene la sensación nítida de estar frente a una propuesta artística que no ha envejecido en absoluto: las instantáneas del artista estadounidense, fallecido de sida en 1989, con poco más de 40 años —en plena crisis de la enfermedad—, siguen manteniendo esa mezcla inesperada de control clásico sobre el medio —a ratos casi conservador en el modo de iluminar, la sintaxis fotográfica, el uso del blanco y negro…— y una poderosa radicalidad en los temas tratados.

De hecho, sus imágenes, a menudo muy explícitas, hablan de un deseo poco convencional donde el sadomasoquismo se mezcla con el homoerotismo —a ratos dulce como el famoso abrazo de los dos jóvenes vestidos con una corona y a ratos brutal como el cuerpo afroamericano sin rostro, elegantemente trajeado, de cuyos pantalones emerge indiscreto el pene—; la sexualidad alternativa y desgarrada de su amiga Patty Smith; andrógina en el caso de la body builder Lisa Lyon; o descarada en el delicioso retrato de la ancianita Louise Bourgeois, quien lleva uno de sus falos bajo el brazo a modo de inocente barra de pan.

La contradicción prodigiosa de Mapplerthorpe es la que las dos exposiciones de Los Ángeles han sido capaces de recuperar —desvelar, se diría—, junto a otros materiales extraordinarios de su abultado archivo — más de 3.000 polaroyds, 120.000 negativos, correspondencia…—, adquirido a medias por ambos museos en 2011. Quién sabe si fue su paradoja entre clasicismo y radicalidad lo que hizo del artista uno de los más controvertidos del momento, más allá del miedo colectivo al sida en una época en la cual se asociaba de forma directa a la comunidad gay que él explicitaba sin tapujos.

Visto el conjunto de las deslumbrantes imágenes años después se admira la elegancia del fotógrafo casi tanto como su desenvoltura a la hora de tratar los juegos en los márgenes. Asombran, sobre todo, esas formas desimplicadas, convertido el deseo alternativo de látigos y cueros en un ejercicio de estilo también, cargado no obstante de un eficaz mensaje político que, pienso ahora, quizás hubiera sido menos firme caso de haber presentado las imágenes una menor perfección estética. ¿Puede acaso el arte político ser bello? Mirando la obra de Mapplerthorpe, la respuesta afirmativa está clara. A lo mejor por eso clausuraron la muestra póstuma en la Corcoran Gallery y no por la supuesta ofensa a la moral pública: las fotos insolentes eran demasiado perfectas. Para los censores el chico guapo y su estética refinada y clásica no deberían haberse convertido jamás en los narradores del ultrasexo en los ochenta. Y, sin embargo, nadie lo relató como él.

Mapplethorpe

Poliamor, la tendencia sexual que la sociedad no acaba de aceptar

El poliamor, como alternativa a los conceptos heredados de pareja, celos o fidelidad, gana terreno y sus activistas luchan para que las leyes los tengan en cuenta.

poliamor

Ilustración: Laura Pacheco

Entonces el señor ratón y la señora ratona, que estaban muy enamorados, vivieron juntos, tuvieron ratoncitos, fueron felices y comieron perdices, perdón, queso. Más adelante, doña ratona conoció a otro ratón y como le gustaba mucho, éste fue a vivir con ella y su familia durante un tiempo, hasta que encontró una nueva madriguera, a la que iba la ratona a visitarle. Los tres ratones adultos, aunque discutían a veces, como todas las familias, se querían mucho y los pequeños ratoncitos crecieron con dos papás y una mamá, que les fueron enseñando como cuidar de si mismos y como escapar de los gatos.

La versión poliamor del hipotético cuento de los ratones no está todavía disponible en las librerías, y a juzgar por los resultados que se pusieron sobre la mesa en el congreso Queering Partnering, que tuvo lugar en la Universidad de Coimbra, el pasado 30 y 31 de marzo, parece ser que se hará esperar. Según el Proyecto Intimate, financiado por el European Research Council, coordinado por Ana Cristina Santos y que tiene por objeto analizar las diversas formas de convivencia y relación de la población LGBTQ en España, Italia y Portugal, la no-monogamia es menos aceptada por la familia o la sociedad que la homosexualidad. Al fin y al cabo, las parejas homosexuales repiten el modelo tradicional, aunque los dos miembros sean del mismo sexo. La verdadera revolución a nivel sexual, de afectos, relaciones, convivencia y, en cierta forma también social, viene de la mano de lo que se denomina poliamor.

En palabras de Giazú Enciso, psicóloga, activista e investigadora sobre estos temas, que publicó su tesis Poliamor, afectos y emociones en la Universidad Autónoma de Barcelona,“una definición de poliamor puede ser la de una relación de más de dos personas al mismo tiempo. De amor y compromiso, y no necesariamente sexual. Donde todas las personas involucradas saben y están de acuerdo en estar en esa relación. En mis conferencias siempre pongo el ejemplo del típico triángulo amoroso jefe-secretaria-esposa. Normalmente los tres lo saben, pero eso no es consenso, no significa que estén de acuerdo, no hay negociación. Hay resignación, mentiras e infidelidades. En el poliamor se ama a más de una persona al mismo tiempo, no se trata de follar a la mayor cantidad de gente posible”.

Hace ya tiempo que muchos llevan viendo la monogamia como las historias que nos contaba la factoría Disney, poco real y en colores brillantes. Empezando por el lado meramente científico y biológico, hay ya abundante literatura que nos demuestra que es muy difícil, por no decir imposible, encontrar especies en el reino animal que cumplan esta regla. El mito de la monogamia: la fidelidad y la infidelidad en los animales y en las personas (Siglo XXI, 2003), escrito por el zoólogo David P. Barash y la psiquiatra Judith Eve Lipton, utiliza diferentes saberes –biología, fisiología, antropología– para demostrar lo irreal de esta idea y lo poco conectada que está con el instinto animal. Hasta ahora se decía que muchas especies, sobre todo algunas aves, eran monógamas; pero las nuevas técnicas de determinación del ADN han permitido descubrir que los genes de muchos polluelos no siempre son del padre, y que engañar a la pareja, en ambos sexos, es algo mucho más común de lo que creemos y no requiere necesariamente de la existencia de Ashley Madison. La monogamia social existe en muchas especies, pero la sexual es algo insólito en la naturaleza.

La historia es otra prueba evidente de que la pareja, como célula social que luego dará paso a la familia, no es el único modelo posible, sino que hay muchos otros, basados casi siempre en razones económicas o de supervivencia. Además de la poligamia de los países árabes o de los mormones de Utah; la poliandria –una mujer que convive con varios varones– se practica en el Tíbet, en algunas zonas de India y era habitual entre los inuit, cuando había un exceso de hombres debido, en parte, a la horrible costumbre de matar a los bebés niñas. Y en Loshui, China, la comunidad Mosuo, es un ejemplo viviente de sociedad matriarcal, ya que sus mujeres viven en comunidad con sus hijos pequeños. Ellas son dueñas de los animales y la tierra y reciben a sus amantes o parejas de noche, pero no se casan ni viven con ellos.

Dos son compañía, pero tres no siempre es multitud

Puesto que la monogamia hace aguas y conceptos como amor, pareja, celos, afectos, fidelidad, matrimonio, traición o exclusividad son subjetivos, creaciones sociales o invenciones humanas; muchos empiezan a buscar alternativas al modelo de pareja tradicional, como pueden ser las relaciones abiertas o el poliamor. Golfxs con principios, en Madrid, es un colectivo dirigido a informar, dar herramientas y recursos a los que apuesten por las relaciones DIY. Según Miguel Vagalume, su impulsor, “en 2008 empezamos a reunirnos como grupo informal en fiestas, donde se mezclaban un montón de identidades, prácticas y tipos de relaciones. El nombre surgió como una traducción suavizada de uno de nuestros libros favoritos, el que marcó un antes y un después, Ética Promíscua, de Dossie Easton y Janet Hardy (Melusina, 2013), aunque yo ya escribía en el blog La Mosca Cojonera sobre sexualidad no convencional desde 2006. A través de charlas, eventos, actividades e información pretendemos ayudar a aquellos que quieran vivir una sexualidad diferente. Ofrecer todas las piezas posibles con las que cada cual pueda construirse su propio puzle, su propio Lego”.

Aunque Golfxs con principios no es un grupo cuya labor sea la militancia, para eso ya están asociaciones de poliamor en diferentes partes de España, si que, según Miguel, “abogamos por unos cambios legislativos que dejen de asociar una serie de derechos a un determinado modelo de relación y no a otros. Siendo el matrimonio un acuerdo con unas enormes implicaciones económicas, es curioso como se asigna únicamente a un determinado tipo de vínculo amoroso que debe demostrarse auténtico. Es un asunto muy extenso, y que afecta a muchos aspectos de la vida”.

Los abanderados del poliamor crecen cada día, realizan bodas que, aunque no tienen validez legal, sirven para apoyar y dar visibilidad a su causa y muchos, aunque no todos, creen que el siguiente paso, tras la consecución del matrimonio entre personas del mismo sexo, es el de las uniones entre más de dos individuos. La Asociación Poliamor Madrid,con un año y medio de vida, centra sus esfuerzos en otro punto. Según Karen Moan, su portavoz, “nosotros no creemos en el matrimonio como institución, aunque respetamos a los que la elijan. Nuestros esfuerzos, como activistas, están más en la línea de conseguir que la custodia legal de un niño puedan tenerla más de dos personas, o en que las uniones poli tengan los mismos derechos que las parejas de hecho”.

Brad, 37 años, y Patricia (33), llevan una relación poliamorosa con Andrés (41). Los tres viven en Barcelona, aunque no comparten casa. Patricia y Brad tienen un hijo de 4 años y Andrés vive solo. “Nunca nos planteamos nada a priori”, cuenta ella, “sino que las cosas han desembocado así. Tras un cierto tiempo viviendo como una pareja normal, Brad y yo desembocamos en una relación abierta. Llegado un punto nos empezamos a aburrir, queríamos otras cosas, aunque estábamos muy bien juntos, y decidimos permitirnos algo más, relaciones esporádicas sin ninguna consecuencia. Pero Andrés la tuvo y empezó a ser algo más que una aventura”. Ninguno de ellos se ha planteado nunca decir su verdadera condición ni salir del armario. “Jamás lo entenderían”, cuenta Patricia. “Para los vecinos y para el niño Andrés es un buen amigo de mamá y papá, que a veces pasa días con nosotros o nos acompaña en vacaciones. De momento no hay más preguntas. Cuando el niño crezca, tal vez se lo expliquemos, aunque nadie sabe si para entonces seguiremos juntos”. “¿Los celos?”, responde esta poliamorosa a mi pregunta sobre problemas en la relación, “si fuéramos celosos no estaríamos así, aunque también tenemos nuestros problemas. Esto no es la panacea, yo diría que los conflictos surgen más por temas de rivalidades, competencias; pero son las mismas que hay entre personas del mismo sexo, amigos o familiares”.

El gran problema y, al mismo tiempo, la gran ventaja del poliamor es que viene sin libro de instrucciones y no se disponen de muchos modelos a seguir. Iván Rotella es sexólogo, director de Astursex, un centro de atención sexológica en Avilés, y miembro de La Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología (AEPS). Por su consulta pasan relaciones poliamorosas en busca de consejo. “Desde un punto de vista convivencial este modelo lo complica todo”, sentencia Rotella, “pero también propicia que la relación se construya a medida y que esté en permanente estado de revisión, lo que ayuda a su mantenimiento. El principal problema de las parejas al uso es que no negocian ni se comunican, y piensan que todo viene rodado. Yo diría que los que se inclinan por el poliamor son personas con una curiosidad erótica, a los que el ‘hasta que la muerte los separe’ no convence demasiado, los que tienen un pensamiento crítico respecto a todos esos conceptos alrededor del amor y la pareja, que hasta ahora parecían inamovibles”. En el apartado de los inconvenientes, este sexólogo subraya que “entre los hombres abunda la competitividad erótica –quién es mejor amante o quién la tiene más grande–, mientras que ellas pueden verse más inseguras frente a otra mujer más joven”.

Victoria Rosa es una coach de relaciones abiertas y poliamor (umbrellacoaching.com) que vive en Londres. Según ella, “la pareja ha vivido una importante evolución y veremos un gran cambio en los años que vienen. Aparecerán nuevas formas que convivirán con las más tradicionales. Pero incluso, para los que no abracen el poliamor, sus reglas pueden ser muy útiles para todos y pueden ayudar a gestionar los celos o a vivir el divorcio de una forma mucho menos traumática. Los países del norte de Europa nos llevan ventaja en libertad sexual y en independencia, ya que las naciones del sur, al ser más comunitaristas y depender más de la familia, se atreven menos a romper los moldes”.

Muchos ven el poliamor como un instrumento de lucha feminista para acabar con el modelo patriarcal. De hecho, como apunta Miguel Vagalume, “las dos biblias de este pensamiento han sido escritas por mujeres, Ética Promiscua y Opening Up (Melusina, 2015) de la feminista norteamericana Tristan Taormino. Los hombres han compaginado y solapado relaciones con el beneplácito de la sociedad. Ellas no podían, se las hubiera tachado de putas”.

Así es la vida de Eli, una de las primeras niñas transexuales de España

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Reportaje fotográfico de Marika Puicher

Eli tiene 12 años, el pelo largo, la voz dulce… y es una niña alegre. No siempre fue así: durante un tiempo, de los tres a los seis años, se enfadaba a menudo. Pero cuando hizo el tránsito -como llaman en argot al momento en el que se pasa del sexo biológico al sexo sentido cuando ambos no concuerdan- el sofocón se le pasó de golpe.

Ahora vive con sus padres, Violeta y Miguel Ángel, y sus dos hermanos, Jaime y Nacho, en Fuenlabrada (Madrid). Su piso luminoso acusa el caos de alojar a tres preadolescentes: juegos, libros, revoltijos de ropa… En el salón reina una reproducción del Guernica de Picasso, una oda a la barbarie y la resistencia.

El padre trabaja en seguridad de salas del Museo del Prado. Quizá esta cercanía con el arte influyó en la idea inicial de Eli de ser diseñadora. Después se interesó por la Biología, pero ahora le tira más el Periodismo. Puede que por sus ganas de que la «vean y entiendan», como le dice a su madre cada vez que toca algún papeleo. «Un esfuerzo constante», apostilla Violeta.

Eli fue la primera niña diagnosticada con disforia de género en la Comunidad de Madrid, hace ya ocho años. Es una pionera en España: ahora se cuentan por decenas, incluso centenares, dicen los expertos. Y hoy tiene una vida plenamente normalizada. Todo gracias a una familia que optó por la visibilidad desde el principio. El reportaje fotográfico que acompaña este texto, que ganó el último Pride Photo Award, el más prestigioso de fotografía de diversidad de género y sexual, es una muestra de ello. «Participar es una forma de visibilizarnos, y de que las familias encuentren entidades y no se vean solas», explica Violeta.

Solos como ellos se vieron una vez. La historia de Eli comienza como la de muchos niños. Con dos años, ya preguntaba: «¿Estoy guapa, mamá?». También cogía la ropa y las muñecas de sus primas. «Ahí es donde me di cuenta de que algo pasaba», rememora Violeta, antigua propietaria de un salón de belleza.

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Eli aborrecía la ropa de chico y se las arreglaba para no ponérsela. «Montaba unos pollos impresionantes», dice la madre. «Le ponía camisas y me decía que se ahogaba, con los pantalones que no podía cerrar las piernas». Su tía materna empezó a darle vestidos, porque, si no, escondía los de sus primas: «Me preguntaba que qué había sido yo de pequeña, si niño o niña, y se tapaba la colita».

Hoy, a Eli le encantan los vestidos y las faldas, con las que luce sus largas piernas. También le gustan el rosa y los estampados de flores. «Para los niños es algo natural y siempre encuentran una forma de expresarse», dice la psicóloga infantil Laura Aut. «Ellos son así, no estamos hablando de nada fingido, inculcado, son demasiado pequeños».

Aquellos primeros años fueron de incertidumbre, de falta de información y demiedo al qué dirán, reconoce Violeta, socia de la Fundación Daniela y de COGAM (Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid). «Un día, cuando tenía cuatro años, le corté el pelo después de una visita al psicólogo, porque me dijo que quizás yo quería una niña después del niño…», explica. «Luego me sentí tan mal… Entonces decidimos que era muy pequeña, y que dejaríamos que se expresara como quisiera».

Fue una vuelta de tuerca en la vida de Eli, mucho antes de que las administraciones emprendieran cambios en las políticas de identidad de género que aún no han llegado a todas las provincias de España. En 2012 el DSM-5, el manual de enfermedades mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, referencia mundial en la materia, dejó de considerar la transexualidad como una patología. Pero no fue hasta octubre pasado cuando la Unidad de Identidad de Género del Hospital Ramón y Cajal quitó la palabra trastorno de su nombre. Aún hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS) todavía incluye la disforia en su lista de enfermedades mentales.

Hoy los días de Eli transcurren entre la escuela, los deberes, y la familia. Después de clase aprovecha para jugar un rato con su dos mejores amigas, con las que forma una piña. «Antes iba a más actividades extraescolares, pero ahora la economía no nos lo permite», explica su madre. «Pero no las echo en falta, hago muchas cosas con mis hermanas y sus primos».

A Eli le encanta dibujar y se le da especialmente bien escribir. Con su padre y sus hermanos juega a squash y va a la piscina los fines de semana (con el cole prefiere evitarla). También visitan el Prado. «Le llama especialmente la atención El jardín de las delicias de El Bosco por la diversidad que representa, porque no hay un estereotipo de hombre y mujer», cuenta Miguel Ángel.

De princesa, de hada… Eli va al cole vestida como quería. Al principio, sus padres le advirtieron de que quizás sus compañeros se meterían con ella. «Me da igual», respondió. Y así, sin saberlo, se convirtió en uno de los primeros menores activistas de su condición.

Intervenir precozmente es clave en el desarrollo de los niños transgénero, segúnJose Luis Pedreira Massa, doctor en Psiquiatría Infantil. «No existe tratamiento de rectificación, sino ayuda, progresión y tomar determinaciones para beneficio del niño y para compresión por parte de las familias», dice. «Al adolescente con dudas de identidad sexual hay que orientarle, explicarle la respuesta sexual humana con claridad, no moralidad».

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Violeta cuenta que no siempre ha encontrado buenos profesionales. Desde que Eli tenía tres años, los psiquiatras le decían que la niña era muy pequeña para decidir. «Dicen que el 80% puede cambiar de opinión», dice. «Pero, ¿qué estadísticas usan? ¡Si no existen! Hay niños a los que se les ha diagnosticado esquizofrenia, o se les ha recetado medicación para la hiperactividad».

También menciona estas cifras Nuria Asenjo, psicóloga de la Unidad de Identidad de Género del Hospital Ramón y Cajal (Madrid), pero las pone en su contexto. «Son estadísticas de uno de los pocos países que tiene datos, Holanda», dice. «Hicieron un estudio con 900 niños de los que se mantienen sólo el 20% de los que entraron con 12 años. Sin embargo, no son cifras muy fiables, porque no hubo filtros previos».

Hoy, en el Ramón y Cajal atienden a 100 personas, entre ellas Eli, una de sus primeras pacientes. «El crecimiento ha sido exponencial», dice Asenjo. «En parte gracias a la labor de visibilización de colectivos y medios de comunicación. Ahora las familias pueden identificarse. Estamos desbordados».

A los seis años, Eli ya iba a clase como niña. Sus padres pidieron a los profesores que dejaran de dirigirse a ella como a un varón. La madre recuerda con ternura la explicación que uno de los maestros dio a los alumnos: «A partir de ahora Fernando se llamará Eli: sus padres se habían confundido y era una niña».

Ni profesores, ni médicos, ni psicólogos tenían experiencia. También hablaron con los padres de los alumnos. «Les comentamos que lo único que pedíamos era respeto», dicen los padres. «Si a un niño le llaman gordito un día no pasa nada. Pero si sucede cada día, eso es acoso, y es denunciable».

Fue entonces cuando las rabietas y los terrores nocturnos que había tenido desde los tres años desaparecieron. «Mis primeros años me fueron muy bien, cuando hice el cambio a nadie le costó asimilar que yo era Eli. Y mis amigas me apoyaban y me defendían».

Por desgracia no siempre es así. Laura Aut explica que la mayoría de casos llegan a su consulta por el estigma social. «Los síntomas más depresivos, más ansiosos, no se dan por el cambio de género, sino por el no sentirse aceptado. Esto sería lo más importante, que la sociedad lo aceptara. Pero en los coles, por ejemplo, no existen recursos, y los profesores no tienen a dónde ir», explica.

La Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) afirma que más de la mitad de los jóvenes de este colectivo sufre acoso escolar. El porcentaje aumenta en los transexuales porque son más visibles. «Es un sufrimiento para ellos, pero la enfermedad la tienen los demás: se llama intolerancia», afirma, rotundo, Miguel Ángel, el padre de Eli.

Familias y colectivos como la Fundación Daniela reclaman así mismo una ley estatal integral, que incluya los avances de las normas autonómicas de Navarra, País Vasco, Extremadura o Andalucía. «Eli tiene la documentación con nombre unisex desde los 7 años», dice Violeta. «Según quién te toque puedes conseguir el cambio de nombre en el DNI o no. Dependes de la buena fe de los jueces. Algunos permiten poner el nombre que quiere el niño, mientras que en otras ocasiones, como hicimos nosotros, aceptan porque es un nombre unisex. Necesitas 10 documentos, un certificado de la unidad de trastorno de identidad, para lo cual debes llevar al menos un año en tratamiento, otro forense que certifica que padre y madre estamos sanos mentalmente…».

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Según la fundación Chrysallis sólo 30 menores han conseguido completar este proceso en España. Eli lo recuerda como «una de las cosas» que la han hecho «más feliz» en estos años. «Fui a Segovia sólo para hacerme el DNI para el tema del cambio de nombre, y además estuvimos pasando el día», explica.

Para cambiar la casilla del género tendrán que esperar. La ley establece que hay que ser mayor de edad, y cumplir dos requisitos: el informe que acredite la disforia y otro que certifique que el solicitante lleva dos años de tratamiento para acomodar su físico. «Para la reconstrucción genital también hay que esperar hasta los 18, pero antes hay que tomar las hormonas cruzadas, estrógenos, antiandrógenos… Hasta los 18, nada», explica Violeta.

Eli toma bloqueadores hormonales desde los 11 años, que paralizan el desarrollo de los caracteres masculinos hasta que tenga edad para decidir si quiere un tratamiento hormonal definitivo. Su efecto es reversible. Ellos lo pagan de su bolsillo, miles de euros al año, como ocurre en la mayoría de comunidades autónomas.

También acude cada dos meses al psiquiatra del Ramón y Cajal. «Aunque no lo necesita, pero para que conste», cuenta su familia. «Queremos tenerlo todo cubierto. Es necesario para el tratamiento de los bloqueadores».

Eli no tuvo dificultades para que le recetaran los inhibidores porque tenía informes desde los cuatro años, pero Violeta se queja porque los endocrinos los desaconsejan a niños de su condición, mientras que en otros casos los recomiendan. «Nos dicen que hacen que los niños se queden pequeños y no crezcan, que les puede afectar el desarrollo cognitivo… Sin embargo, se usan habitualmente para casos de desarrollo precoz, para parar la menstruación por ejemplo. Así qué, ¿cuál es la verdad? Vamos a una unidad especializada y no nos la explican».

Cada año, durante una semana, madre, hija, y el resto de la familia comparten experiencias en el campamento de la Fundación Daniela, una especie de paraíso para Eli. Aunque su vida transcurre tranquila, Violeta reconoce que la niña no va al viaje de fin de curso del cole «porque no se siente cómoda». La fundación organiza campamentos para jóvenes trans, de los 8 a los 18 años. «Ahí están muy cómodos, en la piscina con su pantaloncito, sin que nadie mire, con niños y niñas como ella. Hablan de cosas como si se van a arreglar el pecho, etc…», dice la madre. «La sociedad está preparada para entender todo esto: es la administración la que va atrasada, y no da información ni herramientas».

Las protagonistas de la primera boda gay de la Historia, 15 años después

IGUALDAD Cambiar la ley no significa cambiar la forma de pensar de la gente”

El matrimonio homosexual en el mundo

La primera boda gay, en 2001

La primera boda gay, en 2001. REUTERS

El Ayuntamiento de Ámsterdam flota en pleno corazón del río Amstel. Frente a él se erige una estatua del filósofo Spinoza, natural de la ciudad, con la inscripción “El propósito del Estado es la libertad”. Con excepción de algunos turistas, hoy son pocos los que se acercan a visitar al pensador más ilustre que ha dado Holanda. Sin embargo, el mismo día hace 15 años, el mundo entero estaba mirándole.

En concreto, la víspera del 1 de abril de 2001 la estatua de Spinoza recibió a más de un centenar de periodistas y unos 30 fotógrafos llegados de todos los rincones del planeta. Acudían a ser testigos, junto a todos los ciudadanos holandeses que encendieron la televisión esa noche, de cómo tres hombres le daban el “sí, quiero” a sus respectivas parejas, también hombres, convirtiéndose en los primeros en todo el mundo, en ser declarados marido y marido. Asimismo, lo hicieron dos mujeres, Anne Marie Thus y Helene Faasen, cuya boda pasaría a la historia de la Humanidad como la primera oficiada legalmente entre dos mujeres.

“Mi esposa y yo recordamos ese 1 de abril como un día muy especial, como recuerda toda mujer el día de su boda”, cuenta a EL MUNDO Anne Marie. Pero con un añadido: “Ese 1 de abril ya sabíamos que no sería un día especial sólo para nosotros, sino para muchos otros, ya que se trataba de la primera vez en el mundo que se permitía a dos personas del mismo sexo contraer matrimonio”.

Su boda fue posible gracias a la ley que había aprobado unos meses antes el Parlamento holandés. Algo más tarde, en 2003, Bélgica se convertía en el segundo país en regular el matrimonio homosexual. Tras ella, en 2005 dieron el paso Canadá y España. Por aquel entonces clamaba Pedro Zerolo que “este amor no se puede recurrir. Y este amor es algo que llevan muchas personas que llevan militando muchos años por vivir en un país más decente”.

Una ley para salvar a los ‘ciudadanos de segunda’

La figura de la política holandesa que mejor abanderaría el activismo homosexual, como lo hizo el socialista venezolano en España, es Henk Krol. “Todo empezó en 1977”, narra a EL MUNDO Krol, hoy diputado en el Parlamento holandés pero, por aquellos años, director de Gay Krant (literalmente, ‘Periódico Gay’). Él fue quien eligió a los protagonistas de este primer (y multitudinario) enlace homosexual de la historia, que ofició el entonces alcalde laborista de Ámsterdam, Job Cohen.

“En 1977 había una gran campaña contra los derechos de los homosexuales en Estados Unidos. Nosotros decidimos celebrar un concierto benéfico en Ámsterdam y, con lo que recaudamos, pagamos anuncios a favor de ellos en medios estadounidenses, a modo de contra-campaña”, recuerda Krol. Con el dinero que les sobró se pusieron manos a la obra para que se “reconociera a las personas homosexuales los mismos derechos que a las heterosexuales”, expresa.

A finales de los 70, en Países Bajos unos 20.000 niños eran criados por parejas de lesbianas -explica el diputado-, y eso les convertía en ‘ciudadanos de segunda’. La única manera de ayudarles era ofrecer a sus madres un contrato que pudieran firmar y gracias al cual pudieran disfrutar de la igualdad”.

15 años de matrimonio para todos

El 1 de abril de 2001, ese contrato llegó. “Tras décadas de muchos esfuerzos, Países Bajos se convirtió en el primer Estado del mundo en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo”, se enorgullece Krol. Con la bandera del arcoíris reflejándose en los numerosos canales de Ámsterdam, la ciudad celebra hoy esa fecha bajo el lema “15 años de matrimonio para todos”. Y es que, a pesar de que países como Dinamarca, Noruega o Suecia ya aprobaron en la década de los 90 leyes que reconocían la unión entre personas del mismo sexo, Holanda se convirtió en un referente internacional por ser el primer país en llamarla ‘matrimonio’. Krol explica que los países escandinavos “sólo contemplaban una especie de ‘unión’ entre personas del mismo sexo; no las reconocían en matrimonio civil. Nosotros no queríamos que esta distinción se tradujera en un estatus diferente para las personas homosexuales: queríamos que gozaran de plena igualdad”.

Esta igualdad es la que agradece Anne Marie: “Estar casadas nos da, ante la ley, derecho a cuidar la una de la otra, y sirve como amparo para nuestros hijos”. Los niños de ambas han sido adoptados por Helene y, gracias al matrimonio, “son parte de su familia”, explica. En la misma línea hace balance Krol: “Fue bueno para los niños, para las parejas, para la sociedad en general. Maravilloso”. El diputado invita a quienes aún no lo entiendan a que “vengan a Holanda, vean cómo ha mejorado la sociedad” y se pregunten si esa mejora no se debe al amor. Lo que él se pregunta hoy es “quién puede estar en contra del amor”.

“¿Quién eres tú para no darme igualdad de derechos?”

Sin embargo, Anne Marie recuerda que en 2001 de lo que se trató fue “de cambiar la ley. Y cambiar la ley no significa cambiar la forma de pensar de la gente; no significa que todo el mundo esté de acuerdo”. Cuenta, de hecho, que “cuando le dices a la gente que estás casada, presuponen que estás casada con un hombre. Si les dices que estás casada con una mujer, se sonrojan y, avergonzados, reconocen que eso también es posible”.

Aunque la excepcionalidad se va convirtiendo en normalidad con el paso del tiempo, para Anne Marie es vital que “se siga hablando de ello”, ya que, según explica, todavía “hay gente que se muestra reacia al hecho de que estemos casadas y tengamos hijos”. El debate también es, para Krol, el motor que impulsa el cambio en la sociedad: “En 1977, la mayoría de la sociedad holandesa estaba en contra. Sin embargo, tras mucha discusión, en 2001 un 87% decía estar a favor”.

Poniendo de relevancia la “valentía” de aquellos homosexuales que tienen que vivir en países donde sus derechos no son reconocidos, Anne Marie desea, “con esperanza, que todos los países del mundo entiendan que los miembros de la comunidad LGBTI son personas que sólo quieren estar con la persona que aman, vivir con ella, cuidarla”.

Y, para aquel que aún hoy se oponga a su matrimonio, la primer mujer que se casó con otra mujer tiene un mensaje: “¿quién eres tú para no darme igualdad de derechos? Si no estás de acuerdo con nuestro amor, al menos respeta que nos amemos”. Es posible que ni Anne Marie, ni Helene, ni las más de 15.000 parejas homosexuales que se han casado en Países Bajos desde ese 1 de abril escuchasen la frase que, allá por el año 2003, dedicaba Zerolo a Ana Botella en un pleno municipal de Madrid, cuando oficializar el amor entre dos personas del mismo sexo aún no era posible en nuestro país; pero bien podrían suscribirla: “En su modelo de sociedad no quepo yo, en el mío sí cabe usted”.

Aguascalientes retira una campaña para prevenir el Sida entre gays y la vuelve hetero

El gobierno estatal dijo que recibió quejas por la imagen de dos hombres besándose

El jueves 24 de marzo, la ciudad de Aguascalientes amaneció con un nuevo anuncio espectacular en su zona norte. Debajo de la leyenda, “Mil formas de amar, una sola de protegerte”, se veía una fotografía en blanco y negro de dos hombres besándose y junta a ella la recomendación en grandes letras blancas: “¡Usa Condón!”

mil formas de amar, una sola de protegerse

El lunes siguiente, cuando concluyeron las vacaciones de Semana Santa, el espectacular había sido retirado. Movimiento Disidente, una organización de defensa de los derechos de los homosexuales en el estado, captó el momento en el que un grupo de hombres removía el anuncio esa mañana. Más tarde, denunciaron la acción en Facebook y la noticia se publicó en varios medios nacionales.

Un representante del Instituto de Servicios de Salud del estado explicó a los medios locales un día después que su oficina había decidido quitar los anuncios por una serie de quejas que había recibido ese lunes. “La gente alegaba que los valores que se promueven se están perdiendo con todo esto”, explicó Enrique Flores Bolaños, director de Atención Primaria a la Salud de ese instituto al medio local Página 24. “Entonces la queja fue mucho muy intensa, no son momentos para ponernos en contra de la sociedad”.

Una representante de la organización cristiana ProVida dijo al mismo medio que su grupo era una de los quejosos: “El gobierno usa nuestros impuestos para promover, no para prevenir, la promiscuidad en adolescentes y jóvenes, en niños. No se vale, es una falta de respeto para la ciudad”.

Flores Bolaños agregó en su entrevista con la prensa local que el anuncio era parte de una campaña federal para la prevención del VIH y otras enfermedades de transmisión sexual. El Centro Nacional para la prevención y el Control del VIH/SIDA diseñó la imagen del espectacular y está disponible en su web para uso de organizaciones dedicadas a la prevención de este virus.

mil formas de amar, una sola de protegerse2

“No puedo creer que por 60, 70 quejas por teléfono hayan retirado un anuncio que es parte de una campaña nacional, avalada por normatividad internacional”, comenta a Verne Manuel Gutiérrez, vicecoordinador de la organización civil local Colectivo SerGay.

En México se han registrado 174, 564 casos diagnosticados de Sida y 53, 636 casos de seropositivo de VIH de 1983 a 2014, según datos de Censida. Aguascalientes registra 1,056 casos de Sida en el mismo periodo. El número de casos disminuye año con año en la mayoría de los estados, pero en Aguascalientes se mantiene prácticamente igual desde 2010. Según las declaraciones de Bolaños, existen 456 pacientes de VIH en la entidad. La incidencia del VIH/Sida es más común en hombres que en mujeres, según el reporte de Censida.

El martes 29 de marzo, Movimiento Disidente, Colectivo SerGay y otras dos organizaciones dieron una conferencia de prensa en la que exigieron al gobierno estatal la reinstalación del espectacular. El evento fue transmitido en vivo desde la página en Facebook de Movimiento Disidente y registró más de 2.000 vistas en un día. “No hemos recibido una respuesta, la único que han hecho es colocar otro anuncio con una imagen distinta”, dice a Verne Angélica Rodríguez de Movimiento Disidente.

Un día después de esa conferencia de prensa, un nuevo espectacular apareció en el mismo lugar donde se retiró el original. Lo único distinto es la imagen que muestra el torso de una mujer rodeada por los brazos de un hombre.

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Cortesía Movimiento Disidente

“Es más provocativo que el anterior” comenta Gutiérrez. “Ahí se nota la contradicción, no es un asunto de mostrar una imagen erótica es censurar una imagen que muestra afecto entre dos hombres.” El activista asegura que Aguascalientes no es un estado homofóbico. “He trabajado ocho años en la organización y nunca he presenciado ningún acto de violencia hacia nosotros o algún miembro de la comunidad. Incluso la gente se nos ha acercado buscando información y nos agradece por lo que hacemos”.

Sin embargo, Gutiérrez considera “peligroso que el gobierno retire un espectacular por presiones de grupos conservadores. Esto crea una desprotección de la salud de la gente más vulnerable al VIH y al Sida porque los hace invisibles, se ignora un problema real”.

Rodríguez, de Movimiento Disidente comenta: “Es preocupante porque fomenta la discriminación, el gobierno está avalando las opiniones de estos grupos, un gobierno que antes de esto ya tenía congelada la iniciativa para aprobar el matrimonio gay a nivel estatal”.

No es la primera polémica de este tipo en Aguascalientes. En 2000, el gobierno municipal autorizó la petición de un balneario de prohibir su acceso a “perros y homosexuales”, según una nota del diario La Jornada. Más tarde el gobierno pidió disculpas. El balneario ya no está en funcionamiento.

Censida publicó un comunicado el miércoles 30 de marzo en que “condena enérgicamente las expresiones discriminatorias y homofóbicas que se han generado por algunas organizaciones y un sector de la comunidad” por el espectacular. También asegura que “seguirá impulsando campañas masivas de comunicación con énfasis en las poblaciones más afectadas”.

ríguez de Movimiento Disidente.

 

Un día después de esa conferencia de prensa, un nuevo espectacular apareció en el mismo lugar donde se retiró el original. Lo único distinto es la imagen que muestra el torso de una mujer rodeada por los brazos de un hombre.

“Es más provocativo que el anterior” comenta Gutiérrez. “Ahí se nota la contradicción, no es un asunto de mostrar una imagen erótica es censurar una imagen que muestra afecto entre dos hombres.” El activista asegura que Aguascalientes no es un estado homofóbico. “He trabajado ocho años en la organización y nunca he presenciado ningún acto de violencia hacia nosotros o algún miembro de la comunidad. Incluso la gente se nos ha acercado buscando información y nos agradece por lo que hacemos”.

Sin embargo, Gutiérrez considera “peligroso que el gobierno retire un espectacular por presiones de grupos conservadores. Esto crea una desprotección de la salud de la gente más vulnerable al VIH y al Sida porque los hace invisibles, se ignora un problema real”.

Rodríguez, de Movimiento Disidente comenta: “Es preocupante porque fomenta la discriminación, el gobierno está avalando las opiniones de estos grupos, un gobierno que antes de est

¿Cuándo veremos un protagonista gay en un juego de gran presupuesto?

POR CARLOS CARABAÑA

Carlos Carabaña es periodista. Puedes seguirle en @ccarabanya

Lucien Soulban es un guionista de videojuegos fuera del armario. Hace un par de años, en una entrevista en el blog de Ubisoft, se preguntaba: «¿Cuándo vamos a ver un protagonista gay en un juego de gran presupuesto?». Quitando Ellie, la chica de The last of us, no parece que vaya a pasar pronto. El motivo, para Soulban, estaba claro: el posible impacto en las ventas. Aunque hay bastante gente dentro la industria que es abiertamente homosexual, cuando se repasa la lista de los personajes LGTBQ en los videojuegos, este colectivo no ha tenido mucha suerte en su representación.

Dejando de lado honrosas excepciones, los primeros tiempos fueron los más oscuros. Cuando llegó a EEUU el videojuego Final Fight, la filial estadounidense de Capcom decidió convertir a dos enemigas, Poison y Roxy, en transexuales. Les parecía mal ejercer la violencia contra las mujeres.

Según el manual del juego Super Mario 2, Birdo, un dinosaurio rosa con lacito, es un travesti que «prefiere ser llamado Birdetta». Otras veces, los personajes LGTBQ son los villanos. En Resident Evil: Code Veronica, el antagonista Alfred Ashford se traviste como su hermana Alexia, y en Final Fantasy IX, Kuja, el villano principal, es amanerado, de postura y vestido femenino.

Sin embargo, desde la década del 2000, poco a poco se fueron introduciendo personajes más complejos y menos estereotipados. El primer juego de Knights of the Old Republic permitía al protagonista tener un romance con una jedi gay llamada Juhani. Esta, además, tiene el honor de ser la primera lesbiana del universoStar Wars.

En sagas como Mass Effect o Dragon Age, ambas de Bioware, el jugador puede mantener relaciones homosexuales con sus compañeros de equipo. Gay Tony, un criminal del oscuro mundo de Gran Thef Auto, se presenta como un personaje realista. Sin ser un ejemplo a seguir como modelo de vida, sí lo es como caracterización. Un goteo en forma de secundarios y opciones, pero casi ningún papel protagónico.

Es en los videojuegos indies, realizados por estudios pequeños con menos presupuesto pero mayor libertad creativa, donde se pueden encontrar protagonistas abiertamente gays. Y Longstory es uno de los últimos en sumarse a la lista. Este juego podría ser definido como un simulador de instituto con un misterio a resolver.

El jugador, que puede escoger ser chico o chica, vuelve a EEUU después de un año en Francia. Al abrir su nueva taquilla, se encuentra con un extraño mensaje del anterior dueño. Al ser un simulador social, hay que sobrevivir en un centro lleno de adolescentes mientras se trata de solventar el enigma. Por el camino, podrán establecer relaciones amorosas con cinco secundarios: dos chicas, dos chicos y un transgénero.

«Escogimos hacer que Longstory fuera un juego ‘LGTBQ friendly’ porque creemos que es importante crear una plataforma donde los individuos de esta comunidad pueden ser ellos mismos y sentirse representados», explica por correo electrónico Madison Downey, la coordinadora de mercadotecnia de la desarrolladora. «Muchos de nuestros guionistas, especialmente los que son LGTBQ, se basaron para realizar la historia del juego en lo que a ellos les hubiera gustado vivir en el instituto».

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Este juego, como Gay Tony, tiene un valor importante: la falta de estereotipos. Todos los personajes parecen gente común, sin que importe su orientación. A diferencia de juegos recientes como My Ex-Boyfriend the Space Tyrant o Gay Fighter Supreme, huye de la representaciones humorísticas y se centra en la realidad.

«Es cierto que los estereotipos pueden ser un gran problema en la representación de los colectivos LGTBQ», razona Downey, «pero existen varios juegos además del nuestro que incluyen perspectivas positivas». Life is strange es para ella un gran ejemplo. Es una aventura episódica que pone al jugador en el papel de Max Caulfield, una estudiante que tiene el poder de viajar a través del tiempo. La trama gira en torno a «la relación entre dos mujeres y enseña cómo, poco a poco, van explorando su sexualidad».

Según glosan en su web, Longstory ha recibido comentarios realmente positivos de su audiencia. «Solo quiero deciros que este juego me ha ayudado mucho. No vivo en las mejores circunstancias, pero me siento feliz cuando lo juego», «Vale cada centavo, detectives+personajes cercanos+comunidad LGTBQ+guion realista=perfección», «como trans creo que es un gran paso, hacen falta más juegos así». Downey explica que este tipo de respuestas son muy importantes para ellos.

Una muestra de la importancia que los videojuegos pueden tener para parte de esta comunidad se ve en el documental Gaming in Color. Estrenado en 2014, retrata tanto a la comunidad LGBTQ en los videojuegos como la anomalía que supone que haya tramas y personajes de esta temática en la gran industria o los eventos especializados que empiezan a realizarse. Entre estos destaca GaymerX, una convención de videojuegos que ya va por su cuarta edición y que se centra en la representación de la diversidad y las políticas inclusivas en los videojuegos.

Pero Longstory, como Life is Strange o Dragon Age, son granos de arena en un desierto. David Gaider, guionista de este último, lo explicaba muy bien en un post. «La presencia de cualquier contenido gay en un juego hace que determinada gente lo llame el ‘juego gay’», escribe, «es la misma gente para la que la mera existencia de un personaje gay, un argumento que tenga que ver con un asunto gay o algo que les fuerce a reconocer que la homosexualidad existe, es un insulto personal».

Hay ojos muy sensibles. Conviene recordar que el inocente videojuego The Sims 4fue catalogado para mayores de 18 años en Rusia. La razón que llevó a las autoridades a esta clasificación era que en el simulador social se podían mantener relaciones y celebrar matrimonios homosexuales. Una afrenta terrible.

El futuro de los juguetes eróticos

Más allá del placer, el juguete erótico mas exitoso de todos los tiempos, el vibrador, puede convertirse en el instrumento ideal para tratar algunos de los problemas de disfunción sexual más extendidos.

juguetes sexuales

El primer dildo de la historia apareció en la Antigua Grecia, en el año 500 a.C. Eran de madera y las mujeres se los regalaban a sus amigas cuando sus maridos se iban a la guerra. Solían untarse en aceite de oliva para conservarse más y mejor.

Mucho ha pasado desde entonces, pero a día de hoy ocho de cada 10 mujeres utiliza habitualmente juguetes eróticos a la hora de practicar sexo, según una encuesta que realizó Sex Place en el año 2014.

Más allá del placer, el juguete erótico mas exitoso de todos los tiempos, el vibrador, puede convertirse en el instrumento ideal para tratar algunos de los problemas de disfunción sexual más extendidos. Hombres y mujeres con casos de anorgasmia, vaginismo o acortamiento de pene, encuentran en este aparato un aliado para progresar en su vida sexual, y por tanto, también en su salud.

Un remedio contra la “histeria”

Fue un médico británico, Joseph Mortimer Granville, quien inventó en la década de 1880 el primer vibrador a baterías.

El objetivo era usarlo en el consultorio médico como herramienta terapéutica para combatir lo que en la época victoriana se conocía como “histeria femenina”.

En 1952, la Asociación Americana de Psiquiatría declaró oficialmente que ésta no era una enfermedad, sino un mito anticuado. Fue entonces cuando estos aparatos pasaron a ser considerados simples juguetes sexuales.

Desde ese instante, los vibradores han evolucionado en cientos de formas y diseños, y más allá de proporcionar placer, se han convertido en prácticos instrumentos clínicos para luchar contra las disfunciones sexuales, ya sean propiciadas por anorgasmia, vaginismo o trastornos del deseo sexual.

¿Cómo serán los juguetes eróticos en el futuro?

Mucho ha cambiado el mundo de la juguetería erótica desde que crearon el primer vibrador hace ya muchos años. La gran mayoría de los juguetes eróticos actuales están hechos de silicona biocompatible y son recargables vía USB.

El mercado erótico español está experimentando unos cambios muy notables, debido a una transformación significativa de los hábitos de consumo y del perfil del consumidor de sex toys. Gracias a la superación de tabúes sociales, la mujer y las parejas se han convertido en los principales compradores.

Haciendo un ejercicio de ciencia ficción podemos imaginarnos juguetes de todo tipo: con tentáculos para estimular diferentes partes del cuerpo de ambos (actualmente uno llamado Deca-ring está en fase de desarrollo); con materiales sostenibles y recargables mediante energía solar, algo parecido a una hoja verde y grande, además es 100% biodegradable (actualmente existe algo parecido que se llama Ecogasm); con materiales revolucionarios, como es en este caso un material parecido a la plastilina, pero irrompible y que puede moldearse y adaptarse al clítoris de cada mujer, siendo totalmente hipoalérgico (llamado Klitorius Maximus)…

En el ámbito online la mayoría de sex shops siguen pecando de contenidos excesivamente anticuados. Existe, por tanto, un nicho en el que unas pocas empresasestán comenzando a despuntar. Ya no se compra de la manera tradicional, se valora igualmente la confidencialidad y que el paquete sea discreto. Al igual que se valora nuevas modalidades de pago como el PayPal, que estas empresas están ofertando ya. No sólo compras un juguete erótico, compras todo lo que hay alrededor.

El arcoíris se asoma al cielo islámico de Bangladesh

La homosexualidad está penada por ley en el país asiático. El islam que profesa la mayoría de la población lo considera pecado, pero en los últimos años una generación de activistas se ha planteado una revolución silenciosa y de momento ha conseguido ciertos logros.

Desfile improvisado del orgullo gay en Dacca, en abril de 2015, durante la celebración del Año Nuevo bengalí

Desfile improvisado del orgullo gay en Dacca, en abril de 2015, durante la celebración del Año Nuevo bengalí. – SHAMS SUHAIB / ROOPBAAN

DACCA.- Cada vez que pisan el acelerador reivindicativo surgen amenazas. En forma de mensajes de móvil, llamadas o ataques a través de las redes sociales. La cautela es imprescindible en un lugar donde los integristas solucionan a veces las diferencias de ideas a machetazos, en un país de 160 millones de habitantes y mayoría musulmana en el que la religión dominante determina que las relaciones entre personas del mismo sexoson pecado y donde la ley las tipifica como delito. Pero lo peor no es el temor a convertirse en el próximo objetivo.

La comunidad homosexual en Bangladesh no se guía por el miedo. En los últimos años se ha atrevido a dar pasos importantes. Lo más doloroso es que hay gente que se odia a sí misma por ser lo que es. Y eso es lo que una joven generación de activistas está dispuesta a cambiar. No son muchos, ni demasiado visibles, pero mediante un trabajo constante y sigiloso se están abriendo camino.

Organizaciones como Bandhu han trabajado desde hace dos décadas por ofrecer cobertura sanitaria a las minorías sexuales en Bangladesh poniendo el foco en asuntos como la atención a pacientes de VIH/sida. Ahora, hay voces en el colectivo que quieren ir más allá y empiezan a reivindicar el aspecto identitario.

Eclosión de plataformas

En 2014, nació Roopbaan, la primera revista del colectivo de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales (LGBT) de Bangladesh. A finales del año pasado se lanzó una campaña de concienciación en todo el país utilizando como punta de lanza Dhee, el primer cómic con un personaje lesbiano. Y tanto en 2014 como en 2015 se organizaron improvisados desfiles del orgullo en el marco de la celebración del Pohela Boishakh, el Año Nuevo bengalí, una iniciativa que será replicada este año a mediados de abril si nada lo impide.

“En los últimos cinco años se ha producido una mayor visibilidad en nuestro movimiento. La comunidad LGBT tiene mayor valentía. Quiere dejar de esconderse. Han surgido pequeñas plataformas, grupos en redes sociales… La eclosión de internet y de los smartphones ha permitido que más gente tenga acceso a información y pueda conocer lo que sucede en otros lugares”, explica Rajeeb, responsable de Boys of Bangladesh (BoB), uno de los principales foros homosexuales del país y motor tras algunas de las propuestas recientes.

Si uno entra un día cualquiera en Bangladesh en la red social de Grindr, la más popular entre los gais en Occidente, seguramente se encontrará con cerca de un centenar de personas conectadas. Otros portales como Planet Romeo y foros privados en Facebook son también muy exitosos. Y los integrantes de Roopbaan se reúnen mensualmente para maquinar actividades como libros con poemas de autores gais o bailes benéficos de drag queens.

Dobles vidas y pseudónimos

Sin embargo, mientras el arcoíris brilla con fuerza en los submundos bangladesíes, en la superficie todavía arrecia tormenta. Los homosexuales siguen refugiándose en pseudónimos, como el de Rajeeb, en el anonimato y en dobles vidas. La aceptación es algo que se limita a entornos reducidos, de confianza. “Todo el mundo tiene segundas identidades digitales”, razona Jehangir, activista de Roopbaan, que se utilizan básicamente para facilitar el encuentro con adeptos y amigos homosexuales.

No queda alternativa. La sección 377 del código penal, un anacronismo que data de la época colonial británica y que Bangladesh no ha modificado desde entonces, establece que “cualquiera que tenga relaciones contra natura” puede ser condenado hasta a cadena perpetua. El peso de la ley rara vez cae sobre el colectivo y los casos contra homosexuales no suelen prosperar en los tribunales, pero este marco vigente deja margen a la extorsión que, según los activistas, ejercen a menudo desde miembros de fuerzas del orden a líderes de comunidades y otros grupos.

Muchas cosas son posibles en Bangladesh siempre que se circunscriban a una esfera privada y se alejen del qué dirán. El Gobierno, valora Jehangir, les tolera porque no hacen excesivo ruido o porque guardan una comedida pausa después de generar debate en blogs y medios de comunicación liberales tras alguna de sus iniciativas.

Poca persecución judicial, mucha discriminación

“La discriminación que sufre la comunidad no está muy documentada. Debido al estigma, la gente afectada se limita a pagar sobornos cuando ocurre. La clase desempeña un papel importante. Si eres de un grupo de clase baja es más fácil ser discriminado. La gente de esos segmentos vive generalmente mezclada en una gran familia y no tiene sus propios espacios”, asegura Rajeeb.

De ahí la necesidad de tener una doble vida. Es el caso de Mumtaz, un joven de 27 años, que no ha tenido el valor de explicarles su condición sexual a sus amigos y padres. “No quiero crear problemas, perder amistades”, admite, al tiempo que afirma poder ventilar sus asuntos en compañía de otros homosexuales. Eso es relativamente sencillo en zonas urbanas como Dacca, donde existen círculos empáticos. En cuanto uno se aleja de la zona metropolitana todo se vuelve más complicado. Mumtaz recuerda la historia de un amigo suyo de una zona rural cercana a la capital, al que conoció por Facebook.

“Solía tener relaciones esporádicas con compañeros, pero se casó por presión de la familia y, meses después, me llamó atormentado para decirme que seguía teniendo relaciones con otros hombres”. Se odiaba a sí mismo. Mumtaz le dijo que era inevitable y que intentara pasar más tiempo con su esposa.

El matrimonio, institución insalvable

Y es que el matrimonio es una institución insalvable en Bangladesh. “Es la norma, da igual que seas discapacitado o estés desempleado, que seas pobre o rico. Tienes que casarte”, subraya Rajeeb. Después llegan las consecuencias: visitas al psiquiatra, expulsión del hogar, adicción a fármacos… “Hay quien consigue aguantar en el matrimonio pero no es saludable”, dice el activista, que agrega que una práctica en ocasiones son los matrimonios cruzados por conveniencia entre un gay y una lesbiana, ambos necesitados de poner una fachada de tradición a sus vidas.

En el fragor de la juventud, Mumtaz todavía no lo ve como un problema y asume que probablemente tendrá que casarse. Prefiere pensar en las victorias del momento, en las rendijas que permiten los hábitos sociales locales para desarrollar su identidad sexual en un país donde ver a dos hombres agarrados de la mano es habitual sin que ello implique que sean homosexuales.

Pero también son conscientes de que su activismo puede ser un arma de doble filo y que quizás cuanta más gente sepa de su condición más amenazados se pueden ver sus espacios de libertad tolerada. “Cuando valoramos si llevar nuestras reivindicaciones a una escenario mayor… es complicado”, conviene Jehangir. “Necesitamos toda una generación,que la gente se acostumbre a la homosexualidad como se ha acostumbrado al móvil”.Parece que de momento seguirá la lucha silenciosa. Silenciosa pero incansable. Con el sueño de que un día el arcoíris brille no solo en los submundos, sino también en la superficie.

El sexo, un tabú peligroso para las personas con síndrome de Down

MADRID.   “El tema de la sexualidad es complicado tanto para las familias como para los educadores. Los padres normalmente no hablan con los hijos de estos temas y existe el fantasma o miedo de que hablar de la sexualidad incita a la práctica con lo cual son temas que no se abordan y se les pone en una situación de riesgo”.

Así lo asegura a Efe, con motivo del Día Internacional del Síndrome de Down, la coordinadora del Servicio de Atención Terapéutica del Centro Down y miembro de la Fundación Catalana de Síndrome de Down, Beatriz Garvía Peñuelas, que advierte de los riesgos de no ofrecer información sexual a estas personas.

La falta de información impide que la persona se desarrolle sexualmente, pero también les pone en una situación de riesgo de abusos e incluso de embarazos no deseados, lamenta.

Y es que las personas con síndrome de Down, como cualquier otra persona, tienen deseo sexual. “Quizá tienen una sexualidad un poco más infantil y hay muy pocos que lleguen al coito”, pero si uno de los dos miembros de la pareja no tiene esta discapacidad, sí se pueden dar embarazos no deseados.

Esta experta considera que muchos padres tienen precisamente este miedo a un embarazo, sin embargo, asegura que cuando se habla, normalmente son ellos mismos los que renuncian a tener hijos porque son conscientes de la dificultad que tiene la crianza.

“Hay que tener en cuenta que los hijos no son propiedad privada y, mientras aquellos que no tienen discapacidad se rebelan contra el control paterno, los hijos con síndrome de Down no tienen esa fuerza y se crean dependencias mucho más grandes que las que implica la discapacidad”, advierte.

Garvía Peñuelas subraya que las personas con discapacidad también tiene derecho a la sexualidad “como todo el mundo”. “Lo que yo me pregunto es por qué si tienen derecho a la sexualidad no lo practican. Qué le pasa a esta sociedad para no permitirles llegar a tener una vida en pareja cuando se les está dando apoyo para todo lo demás, para trabajar, para independizarse…”.

“Parece que si no practican la sexualidad, los padres se quedan más tranquilos, pero también se les está privando de algo maravilloso como son las relaciones afectivas y sexuales”, señala.

Sin embargo y aunque se está normalizando la figura de las personas con síndrome de Down en la sociedad, todavía es muy extraño ver a una pareja de este colectivo de la mano por la calle.

“La sociedad sigue teniendo la imagen de estas personas como si fueran niños, cuando el tema de la sexualidad y de las relaciones se debe tratar casi desde el momento del nacimiento, al igual que con el resto de los menores”, apunta.

En este sentido, indica que todavía hay familias en las que no se impide que las personas de este colectivo tengan pareja, “pero no se les deja espacio para la intimidad”, y cuando la relación avanza, se llega a romper el vínculo”.

Por eso las familias desempeñan una labor fundamental en este sentido. Es fundamental que educadores y familiares faciliten el conocimiento del propio cuerpo y el del sexo contrario, que respondan a sus inquietudes sobre sexualidad e identidad de género y orientación sexual. También para evitar los abusos sexuales.

Los abusos se suelen dar casi siempre en el núcleo cercano o en la familia y, en un principio, ellos lo ven como una muestra de afecto, “no entienden que están siendo abusados”, por lo que no se oponen.

“Por eso es importante que se les enseñe a decir que no, que sepan que su cuerpo es de ellos y que no tienen que dejarse tocar por nadie que no sea su pareja”, explica.