El auge del populismo en Europa amenaza los derechos del colectivo LGTBI

Los activistas denuncian un incremento de las agresiones verbales y ataques a sedes en los países del Este

Celebración de la Baltic Gay Pride en Riga (Letonia), el pasado junio. / ILMARS ZNOTINS (AFP/GETTY)

El auge del nacionalismo y el populismo amenaza de nuevo los derechos y libertades del colectivo LGTBI. En especial en varios países del Este de Europa donde estos movimientos han llegado al poder. Lejos de aspirar a la conquista del matrimonio y la adopción por parte de parejas del mismo sexo, los activistas de estos países se ven obligados a protegerse de la violencia verbal que vierten sobre ellos las corrientes conservadoras y de extrema derecha. Esa escalada se acentuó en la campaña del fallido referéndum convocado en Rumania para vetar los matrimonios gais en su Constitución. Asociaciones de países como Polonia o Lituania han denunciado, además, haber sufrido varios ataques en sus sedes este año.

Mirka Makuchowska, activista polaca de Campaña contra la Homofobia, denunciaba en la conferencia anual de asociación internacional ILGA-Europe –que aglutina a decenas de entidades del continente—, celebrada en Bruselas, la deriva autoritaria del gobierno ultraconservador de Ley y Justicia. Justo cuando hablaba, recibía la noticia de que multitud de escuelas se veían obligadas a cancelar actividades que habían programado para promover la tolerancia en las escuelas.  El Ministerio de Educación había advertido a todos los directores y había pedido a los padres que denunciaran a los centros que albergaran esos eventos.

“Todo ha ido a peor”, resume Makuchowska. Los activistas polacos denuncian una escalada de actuaciones para socavar los movimientos por los derechos civiles privándoles de acceso a fondos públicos. “Estamos viendo cómo se usa un lenguaje virulento y se vuelve a emplear palabras que hacía tiempo que no escuchábamos, como ‘sodomitas’ o ‘pervertidos’. Y ese discurso del odio envalentona a chavales que pasan por un local que tiene la bandera del arco iris y no dudan en apedrearlo”, denuncia.

Esos mensajes cargados de prejuicios soportaron también los ciudadanos rumanos el pasado mes de septiembre, durante la campaña de un referéndum que perseguía vetar en la Constitución los matrimonios del mismo sexo. Líderes del gubernamental Partido Social Demócrata esparcieron en las televisiones la cantinela de que esas uniones ponían en riesgo la familia. El referéndum hizo aguas al no concitar los sufragios mínimos para ser validado. “Los líderes de ese populismo lo presentan como un movimiento del pueblo, pero es al revés, viene desde arriba y buscan ganarse a la gente a costa de los más débiles”, advierte la activista y periodista rumana Teodora Ion-Rotaru.

La hostilidad de los gobiernos de países como Hungría, Polonia, Rumania o Bulgaria hacia los colectivos LGTBI ha encendido las alarmas de la Comisión Europea. Su vicepresidente primero, Frans Timmermans, advirtió en esa conferencia del regreso del “lenguaje del odio” de la mano de los movimientos populistas y nacionalistas. El primer ministro húngaro, Victor Orban, ya irritó el año pasado a Bruselas al albergar un congreso de un grupo antiLGTBI en que criticó a la Unión Europea por estar dominada por una “ideología relativista y liberal que es un insulto a las familias”.

No obstante, Timmermans reprendió sobre todo a los socialistas búlgaros y rumanos, de su familia política europea, por querer conseguir apoyos empleando planteamientos homófobos. “Si quieren formar parte de nuestra familia, tienen que entender que el respeto por la igualdad es un elemento esencial”, afirmó.

En la cola en derechos civiles

Casi todos los países del Este se hallan en la zona roja del informe que cada año elabora ILGA-Europe. Desde hace años, permanecen atrapados en ese territorio que raya la discriminación y la violación de los derechos humanos. Letonia es el país peor situado de la Unión Europea. “No queremos estar ahí, pero desde 2006, cuando adoptamos legislaciones en el ámbito laboral, no se ha hecho nada más”, lamenta Kaspars Zalitis, activista de Mozaika.

A pesar de la falta de avances, Zalitis es más optimista que otros activistas. Él sí percibe cambios sociales. Hace apenas unos años, cuenta, en las marchas bálticas del Orgullo tenía que aguantar junto a otro puñado de compañeros cómo le lanzaban excrementos. Este año, unas 8.000 personas marcharon por las calles de Riga sin sufrir ningún incidente. “Por supuesto, nos preocupa el populismo, pero es algo que también viven Francia o Holanda”, añade. No en vano, en el furgón de cola del índice de la asociación europea está también Italia, donde su vicepresidente recientemente ha rechazado las adopciones por parte de parejas del mismo sexo alegando el derecho de los niños a tener “un padre y una madre”.

En Letonia, añade Zalitis, dos partidos con representación parlamentaria que pueden ser decisivos para formar gobierno han situado ya en su agenda la igualdad LGTB. Algo que no pueden decir Simeon Vasilex y Lilya Dragoeva, dos activistas búlgaros. “Ningún partido que esté en el Congreso se plantea esa cuestión”, afirma Dragoeva. “El nacionalismo trata de atraer votos. Y usa el discurso de que la ideología occidental quiere infiltrarse en nuestro país”, lamenta Vasilex. “Esas fuerzas divisivas nos recuerdan a todos una verdad básica: estas amenazas nos conciernen a todos”, remacha Evelyne Paradis, directora ejecutiva de ILGA-Europe.

“QUEREMOS IR HASTA EL FINAL”

El colectivo LGTBI se apuntó una victoria después de que la Corte de Luxemburgo sentenciara que los matrimonios homosexuales deberán tener los mismos derechos de residencia en la UE que los heterosexuales, incluso en los países donde estas uniones no sean legales. La batalla la inició Adrian Coman, de origen rumano, que contrajo matrimonio con un ciudadano estadounidense en Bruselas. Dos años después de su boda, pidieron a Rumania permiso de residencia para el marido. La petición fue inicialmente rechazada, pero el TJUE dictaminó que Bucarest debía reconocerlo.

Coman, que asistió a la conferencia de Bruselas, explica que se ha clarificado la legislación, pero aún aguarda a que la justicia rumana resuelva su caso. “Queremos ir hasta el final”, sostiene Coman, en referencia a que aún puede toparse con algún “agujero” legal. Aun así, la sentencia de Coman ha abierto la puerta a que otras parejas puedan reclamar que se reconozcan sus matrimonios celebrados en otros países de la Unión Europea en los que uno de los cónyuges hayan residido. De hecho, se esperan resoluciones en breve en Polonia y Lituania.

Hoy Coman vive en Estados Unidos. Esa opción, la de dejar el país, es por la que optan muchos jóvenes. Sucede en Rumanía, según denuncian las organizaciones por los derechos civiles de ese país. Pero también en Lituania. Una encuesta realizada recientemente por la mayor organización LGTBI de Lituania entre jóvenes del país arrojaba que el 90% de los preguntados tenían pensado o estaban considerando irse al extranjero cuando tras acabar sus estudios. En los países bálticos, de hecho, los colectivos se quejan de estar sufriendo la falta de tolerancia rusa. “Tenemos un problema de bullying en las escuelas, pero las instituciones no lo afrontan. Consideran que toda información sobre el colectivo LGTBI es propaganda y seguimos sintiendo la presión de la Iglesia”, sostiene el presidente de la entidad, Vladimiras Simonko, quien denuncia que hace apenas dos meses su sede fue atacada.

AMAIA BARRENA (ORGANIZADORA DE LOS ENCUENTROS LGTBI+ ) : «¿Por qué la estatua a los Fueros no puede llevar una fusta sado?»

Kattalingorri ultima los preparativos del primer encuentro estatal LGTBI+ que se celebrará en Iruñea. Amaia Barrena, licenciada en Psicología y especializada en Sexología, es una de las trabajadoras del colectivo implicada en este proyecto.

¿En qué consistirán los XXX encuentros estatales LGTBI+ que preparan en Iruñea?

El próximo fin de semana celebraremos una serie de ponencias y talleres sobre distintos temas en Baluarte. Y el domingo cerraremos los encuentros con una kalejira y un acto de homenaje a los impulsores de distintos movimientos LGTBI+ de Nafarroa. Habrá una declaración con las conclusiones de todo lo hablado, pero que se centrará en políticas públicas y servicios LGTBI+ públicos, algo que consideramos importantísimo. Los colectivos que tomen parte se adherirán al manifiesto para reivindicar luego esa línea de trabajo allá donde vienen.

¿Cuántos colectivos participan?

Hay más de 150 participantes y se siguen apuntando. Entre partidos, sindicatos y demás, hablamos de más de 30 entidades de distintas zonas de la Península: Madrid, Balears, Barcelona, Murcia, Galiza…

¿Qué reto supone llevar adelante un evento así?

Los encuentros estatales tratan temáticas que son de interés general del colectivo, pero al final de cada uno se dejan puertas abiertas e hilos que hay que seguir desarrollando cuando se recoge el testigo. De Iruñea saldrán otros. Acertar en eso es fundamental. Y el otro reto pasa por mostrar la realidad de Nafarroa, cómo es el colectivo LGTBI+ de aquí, qué recursos hay, qué políticas hay, qué necesidades… De estos encuentros tienen que surgir reflexiones que nos ayuden a seguir avanzando aquí en Nafarroa. Y a esta parte teórica hay que sumar la logística, dónde duermen y comen los que vienen, dónde discurrirán las actividades… Apostamos por Baluarte, porque da un aire de seriedad y estos encuentros constituyen algo importante.

En Iruñea tiene un enorme peso lo carca, el Opus, el tradicionalismo. En su cartel aparece la Estatua a los Fueros con bigotón, empuñando una bandera multicolor y una fusta sado. ¿Podrá el movimiento LGTBI+ de subvertir todo eso?

La temática del encuentro no es que sea revolucionaria en sí, pero si la comparamos con lo anterior, sí que supone un cambio radical. Venimos de un tradicionalismo católico con olor a rancio y ahora nos sentamos a hablar de políticas públicas que ya están en marcha. El logo sí que resulta subversivo. Aunque, más que eso, yo diría que apropiador. Pasó también con la bandera, que se unió a un movimiento político concreto hasta que la gente dijo «oye, que yo también soy navarro», y empezó a reivindicarla. Las personas del colectivo LGTBI+ también somos navarros y hay una ley propia de 2017 que supuso una victoria histórica para el colectivo. ¿Por qué no va a empuñar la estatua a los Fueros nuestra bandera? ¿Y por que no va a llevar una fusta sado representando eróticas que forman parte de la diversidad? Es una fusta que además es hisopo de los joaldunak. Y lo del bigotillo… pues permite jugar con la ambigüedad de la figura. ¿Es un hombre, es una mujer? ¿Por qué tiene que ser una cosa u otra?

Uno de los temas centrales de los encuentros es la interseccionalidad. ¿Qué significa exactamente?

Significa entender que a las personas nos atraviesan diferentes realidades y que podemos estar sujetas a múltiples discriminaciones. Una persona puede ser discriminada por su orientación sexual, pero además por ser mujer, inmigrante, pobre… Y eso implica la necesidad de activar políticas públicas integrales y hay que tenerlo en cuenta a la hora de legislar. Ese será un temas central, como también lo será la violencia intragénero y cómo se interrelacionan los feminismos con lo LGTBI+.

¿Todo va a ser así de serio?

Las ponencias son la parte más seria. Los talleres son mucho más vivenciales y la gente se suelta más. Haremos un miniakelarre y una performance con los cuerpos. El domingo saldremos en kalejira con una txaranga. También habrá fiesta, un momento de encuentro, en Geltoki. Es un momento para encontrarnos, para conocernos después de tanto hablar. Será cerrada para los inscritos.

Que el movimiento LGTBI+ navarro haya apostado por organizar estas jornadas da la impresión de que pasa por un buen momento.

No puedo hablar por todos. Muchos grupos tienen un punto anarco y libertario, pero todos ven bien que haya una ley, un servicio público. Y sí que es cierto que lo LGTBI+, como movimiento, está hoy más visible. Hemos pasado de solo existir en las calles a estar también en el discurso político. Que haya estos encuentros, locales, subvenciones municipales… impulsa a moverse, a hacer actividades. En Zona Media ha surgido otro colectivo y eso está muy bien, porque si no todo está en Iruñea. Estamos muy vivos.

Drogas, sexo y vicio a oscuras: me colé en una ‘sex party’ gay y esto fue lo que pasó

Los pasillos se llenan de hombres semidesnudos. JAVIER TERRÉN

 

Tarde de un sábado de octubre y lo único que da vueltas en mi cabeza es pensar en el plan estipulado para pasar la noche. No he estado en ningún sitio parecido antes y, por si no estoy ya suficientemente nervioso, repaso una y otra vez las fotos de la fanpage de Facebook de la sesión discotequera a la que iré en unas horas. Mientras tanto, me tranquiliza Juan, mi mejor amigo. He decido que sea él el elegido para acompañarme porque ya conoce la fiesta, no va a sorprenderse por nada, además ha vivido muchos años en Berlín y sabe lo que nos espera en este tipo de garitos.

No sabemos qué ponernos porque en las instantáneas que aparecen en las redes sociales no hay ni dress ni codela ropa brilla por su ausencia. Yo me decido por algo básico: unos vaqueros, una camiseta negra y una riñonera. En cambio, Juan, de un estilismo más característico, me avisa: “Hay que ir medio porno”. Él ha decidido ataviarse un look común del Berghain, la discoteca más cool de Alemania, aunque más bien parece haber salido de una ruta de senderismo: unas zapatillas de montaña, calcetines altos, shorts amarillos y una básica negra; también acompaña su indumentaria de una riñonera.

Mientras hacemos tiempo, tomo un par de Red Bull -sólo de pensar en lo que se viene encima…- y miramos embobados La 2. Por casualidad están emitiendo un programa de La Noche Temática titulado “Revoluciones Sexuales”. Nos viene que ni pintado. Pasadas las 02:00 de la mañana nos ponemos rumbo hacia la sala, por el camino conseguimos hacernos con el flyer informativo de turno, llave QR para poder obtener “un precio especial”.

El derecho de admisión está reservado exclusivamente a hombres, y nos llama la atención que en la hoja no aparece la palabra “sexo” por ninguna parte; lo disfrazan de atmosfera gay fetish. Nada más lejos de la realidad, al llegar a la entrada, el taquillero nos recibe sin camiseta, nos cobra y nos proporciona preservativos y lubricante gratis. ¿Quién diría que estamos entrando a una discoteca? Pero oye, mejor prevenir que curar. Tras la peculiar bienvenida, bajamos las escaleras y llegamos a la planta principal, la pista. Recibo el primer impacto visual.

Mi amigo viste bermudas deportivas y riñonera: “Hay que ir medio porno”. JAVIER TERRÉN

El dancehall no está del todo lleno; un centenar de hombres medio vestidos y con arnés se mueven -sin romperse demasiado- al ritmo del beat electro-house. Bailan de lejos, y hacen protagonista a un hombre que se contonea solo, en pleno centro del meollo. Está completamente desnudo. Mi amigo no se inmuta pero yo no puedo retirar la mirada. Mi cara de asombro es digna de cámara oculta y nunca se me olvidará la estampa; me pregunto a mí mismo como puede mantener el tipo aquella erección con ese tamaño durante tanto tiempo.

Tardo en asimilar la imagen casi un cuarto de hora y le intento dar normalidad. Desvío la mirada y decidimos ir a la barra. No puedo evitar fijarme en los presentes, la gran mayoría portan botellines de agua. Juan pide una copa y yo -para variar- un Red Bull. Escuchamos a unos chicos jóvenes decir que el precio del agua es levemente inferior al del alcohol, con una diferencia de entre 2 y 3 euros. Nunca el H2O había estado tan cotizado.

Damos una vuelta por la pista y entendemos por qué parece estar medio vacía. Los recovecos de los alrededores, con poca luz, máquinas de humo, y vallas de obra de atrezzo consiguen crear un laberinto artificial y cuarto oscuro donde vislumbramos todo tipo de siluetas; conseguimos esquivarlas sin molestar demasiado. Pasadas las 03:00 percibimos que la intensidad de los focos disminuye y el volumen de la música se eleva, con un ritmo reiterativo y casi hipnótico. El gentío se mueve de aquí para allá. Preguntamos por los baños y los camareros nos derivan a una planta inferior. Como habitualmente la discoteca tiene público heterosexual, por inercia accedemos al aseo masculino.

Los pasillos se llenan de hombres semidesnudos. JAVIER TERRÉN

Empujo la puerta y entre tantos, encuentro a dos hombres de 35-40 años conversando mientras se frotan, en sendos lavabos, sus genitales con agua y jabón. Otro chico, apoyado en la pared, se acopla al diálogo. Mientras contemplo la escena mi amigo Juan consigue hacerse con un cubículo libre. Me produce reparo usar los urinarios y decido pasar al aseo femenino, -pienso que menos concurrido-, así que aviso a mi amigo para darnos encuentro en unos minutos.

Por un momento me alegro y me digo a mí mismo: “Qué poco barullo, las luces no están ni encendidas”. Busco el interruptor pero en cuestión de segundos, antes de encontrarlo, caigo en el juego: otro cuarto oscuro. Efectivamente, la luz no funciona, sólo dentro de los baños. Saco el móvil del bolsillo para iluminar el espacio y me sorprende un chico apoyado en una esquina, quieto, mirando y sin decir nada.

Con el corazón en la garganta y sin soltar el teléfono, busco un váter libre (la pablara “inodoro” no hace justicia). En un cuarto abierto percibo que dos hombres mantienen sexo, están de pie y en un break se preguntan la procedencia; uno es venezolano, el otro de Colombia. Estamos a un metro escaso de distancia, así que cruzo por delante con rapidez. Del siguiente baño -esta vez con bombilla- salen 3 chicos, cada uno con un pequeño frasco, riendo escandalosamente, entro, pongo el pestillo y me tomo mi tiempo. Apesta al olor químico del popper, la droga gay por excelencia, mezclado con el tabaco. Al salir al vestíbulo todo sigue igual.

Mi amigo no está. Me asomo al aseo masculino y tampoco lo veo. Sé que he tardado y pienso que puede estar buscándome, así que investigo un poco por mi cuenta hasta que aparezca. Me dispongo a subir las escaleras que conducen a la pista. No me había fijado antes: frente a los escalones hay una puerta abierta por la que ni sale ni entra apenas gente, una zona semi-oscura que parece estar poco transitada. La curiosidad mató al gato pero allá que voy. Es un poco raro ver a un chico, móvil en mano, completamente vestido, así que me quito la camiseta y hago uso de la riñonera. La poca luz proviene de la planta superior, y es que el suelo de la pista es un grueso cristal translucido, techo de la habitación en la que me ubico, dividida en tres espacios.

La cortina deja entrever las piernas de algunos participantes. JAVIER TERRÉN

Lo que veo allí me marcará para siempre. En el primer espacio (separado de los otros dos por un tabique) un chico -de unos 18-20 años- en cuclillas practica una felación a otro hombre mucho mayor apoyado en la pared. Cerca de ellos, otros dos ocupan un columpio de cuero. Desde una perspectiva lejana sólo alcanzo a verles la zona lumbar, porque el que permanece de pie balancea al otro, tumbado, amarrando las correas mientras le penetra en la postura del misionero.

Paso a las dos zonas colindantes, divididas por una pequeña cortina negra que deja entrever las piernas del público. Un lado está completamente vacío. En cambio, en el otro se atisba una gran orgía. El suelo está pegajoso.

En el centro del área más abarrotada se instala una litera. En la cama inferior, tres hombres arrodillados, totalmente desnudos y con la cabeza agachada. Los acorralan más de una veintena. Rodeo el grupo y consigo convertirme en un mero voyeurSe reparten a los pasivos como si fuesen cachos de carne. En ese momento me doy cuenta de que no he visto a nadie en toda la noche utilizando preservativos. Se me eriza el bello mientras veo como esos hombres van rotando mientras penetran primero a uno y luego a otro sin ningún tipo de protección. Esas personas receptoras parecen objetos inertes.

Uno de los activos en acción se gira, no me quita ojo. Se separa del compañero y se posiciona frente a mí, apoyándose en la estructura de la litera superior, me da la espalda esperando quizás a que me baje los pantalones y juegue con él. Un escalofrió recorre mi cuerpo. Me dan nauseas sólo de pensar en un posible contacto, por mínimo que sea. Me alejo, me pongo la camiseta y salgo de ese antro dejando al hombre a merced de algún otro. Juan está en el pasillo buscándome. Decidimos irnos, ya es suficiente.

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Espainiako LGTBI legea «desblokeatzeko» eskatu dute 49 elkartek

Diskriminazio jarrerak zigortzeko aukerak eta transexualen eskubideen berdintzeak eragin du eztabaida handiena Kongresuko taldeen artean

Jesus Estonba, Donostian atzo eginiko agerraldian. GORKA RUBIO / FOKU

Espainiako gobernu aldaketa eta hori ahalbidetu duen gehiengo politikoa baliatu nahi ditu LGBTI kolektiboak. Lesbiana, gay, bisexual, transexual, transgenero eta intersexualen berdintasun sozialerako lege proposamena zuzenketen fasean dago Kongresuan. Kolektibo horretako 49 elkartek —tartean Euskal Herriko Gehitu—tramitazioa «bizkortzea» nahi dute. Eskaera hori egiteko, prentsaurrekoak eta mobilizazioak egin zituzten atzo Espainiako Estatuaren menpeko herrialdeetako sei hiritan, talde horiek biltzen dituen FELGTB federazioak deituta.

Lege egitasmoa Unidos Podemosek aurkeztu zuen, 2017ko maiatzean, eta, PPren osoko zuzenketa atzera bota ostean, aurrera egin zuen. Dena den, Gehituko kide Jesus Estonbak kritikatu du «talde batzuk» ez direla betetzen ari «hartutako konpromisoak», eta beste batzuen «uzkurkeriak» direla-eta «atzeratzen» ari dela legea onartzea. Hala ere, «baikor» azaldu da, ziur baitago gehiengoaren babesa izango duela. «Bat egite politiko zabal bat lortzeak, gainera, eragin pedagogiko handia izango luke herritarrek gai hauekiko duten iruditerian», azpimarratu du.

Gehituko bozeramaileak jakinarazi duenez, bi atalek sortzen dute eztabaidarik handiena: zigorrak ezartzeko aukerak eta transexualen eskubideekin loturikoak. Lege egitasmoan, besteak beste, iritzi LGTBIfobikoak zigortzea aurreikusten da, eta, «talde batzuen» ustez, horrek «talka» egin dezake adierazpen askatasunarekin. Gehituko Ander Prolek azaldu duenez, «ohikoa» izaten da eztabaida hori «gutxiengo sozialak babesteko legeetan». «Gure ustez, baina, zigortu egin beharko lirateke iritzi eta jarrera horiek».

Lege proiektuan jasotzen diren transexualen eskubideei buruz, berriz, osasun neurriekin loturikoa da punturik gatazkatsuena, Estonbak jakinarazi duenez. LGTBI taldeen aspaldiko eskaera da 16 urtetik gorakoek askatasun osoa izatea erabakiak hartzeko, gurasoen-eta baimenik gabe, gainerako herritarrek bezala. Transexualekin ere, eztabaidan dagoen beste puntu bat da pertsona horiek genero berdintasun politiketan integratzearena.

Euskal Autonomia Erkidegoan eta Nafarroan badaude LGTBI kolektiboaren eskubide batzuk jasotzen dituzten legeak —baita Espainiako Estatukoak ere—, baina, Gehituko kideen arabera, «oso garrantzitsua» litzateke «estatu mailako lege integral» bat egitea; Estonbak azpimarratu duenez, Kongresuan dagoena bere hartan onartuko balitz, «berrikuntza sakonak» ekarriko lituzke Hego Euskal Herriko legezko esparrura. Besteak beste, familia eremukoak, lan alorrekoak, hezkuntzakoak eta asilo eskaerekin loturikoak.

Los colectivos LGTBI denuncian “el injustificable retraso” de la tramitación en el Congreso de su ley integral

Un momento de la rueda de prensa organizada por la FELGTB.

Mediante 18 ruedas de prensa simultáneas en diferentes ciudades, colectivos LGTBI han denunciado “el injustificable e indignante retraso” de su ley integral, que actualmente tramita el Congreso. Bajo el nombre de “Ciudades en pie por la Igualdad LGTBI”, la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) ha organizado una jornada de movilización para exigir a todos los grupos políticos que se comprometan con una ley, registrada por Unidos Podemos- En Comú Podem- En Marea,  cuya toma en consideración fue aprobada por la cámara baja en septiembre de 2017. 

“Estamos hartas e indignadas. La inacción de la Comisión de Igualdad  ha asegurado la presidenta de la FELGTB, Uge Sangil, en la rueda de prensa celebrada en Madrid. “No nos temblarán la voz ni la mano para decir a otros partidos que tampoco van a estar en el Orgullo si no realizan el trabajo que tienen que hacer”, ha añadido en referencia a la manifestación del Orgullo LGTBI que se celebra todos los años en la capital y a cuya cabecera suelen acudir dirigentes de los principales partidos políticos. Este año, de hecho, la FELGTB no invitó al Partido Popular por haberse abstenido en la toma en consideración de su ley integral.

La norma se encuentra desde el pasado mes de febrero en la Comisión de Igualdad, que según los trámites parlamentarios debe reunirse cada cierto tiempo para avanzar en las negociaciones y discutir las enmiendas presentadas por cada grupo. “Se han visto pocos artículos, en algunas reuniones se alargan discutiendo algunos que ni están enmendados e incluso ha habido reuniones que se han suspendido a pesar de estar agendadas. Nos han dado motivos como que no ha habido pleno y los diputados y diputadas no iban a ir”, explica Sangil.

La FELGTB ha registrado en el Defensor del Pueblo una petición para que pregunte en el Congreso qué ocurre con la Ley LGTBI, la primera estatal de derechos del colectivo a la que ya en su primera sesión se le auguró una larga tramitación debido a las enmiendas que los grupos políticos anunciaron que presentarían. El PP, por su parte, presentó una a la totalidad que rebajaba el contenido de la norma y la convertía en una iniciativa de mínimos.  Su proposición fue rechazada en el Congreso el pasado mes de febrero. 

En este sentido, la FELGTB apunta directamente al Gobierno del PSOE, al que insta a que “apure a su grupo, el grupo socialista, a que no haya más demoras” porque “nos consta que en este grupo se están poniendo trabas al contenido de la ley que tiene que ver con la autodeterminación de género de las personas trans”, ha explicado la presidenta de la federación, que pone en entredicho el alto número de enmiendas presentadas por el PSOE, casi 100, lo que, a su juicio, “es casi una enmienda a la totalidad”.

La FELGTB exige a los partidos “que de una vez por todas asuman su compromiso y trabajen definitivamente para la aprobación de la ley”, ha exigido Sangil acompañada de representantes de algunas organizaciones que la componen, entre ellas, Cogam, Galehi, Voces LGTBI y Kifkif.

Actualmente, el Congreso tramita tres proposiciones de ley que tienen que ver con el colectivo LGTBI. A la toma en consideración de esta integral,  le siguió el inicio del proceso parlamentario de una reforma de la Ley de 2007 que regula la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas. Ahora la norma establece una serie de requisitos médicos que dificultan la elección del nombre y el sexo legal de las personas trans y excluye a los menores y a las personas extranjeras que viven en nuestro país. También la cámara baja sigue con los trámites para aprobar una ley integral trans que engloba medidas en varios ámbitos.

 

El armario sellado del fútbol

De los más de 10.700 futbolistas que han jugado en Primera, ninguno ha dicho ser homosexual. La AFE, la FEF y LaLiga carecen de planes específicos de apoyo como los de otros países europeos

Justin Fashanu, con la selección inglesa. PETER ROBINSON – EMPICS EL PAÍS

La cuenta de Twitter del Wolfsburgo envió el 5 de octubre a la del Bayern un gif que repetía en bucle el baile de dos mujeres en una fiesta. Incluía un mensaje: “Os deseamos lo mejor, divertíos celebrando”. Respondía a un tuit de la sección femenina del club bávaro que anunció la boda de dos de las jugadoras: la delantera checa Lucie Vonkova, de 26 años, y la lateral holandesa del segundo equipo, Claudia van den Heiligenberg, de 33, ahora Claudia Vonkova.

El gif con el que el Wolfsburgo saludó la primera boda entre dos futbolistas del mismo sexo en activo podría servirle para futuras ocasiones (decenas de jugadoras han salido del armario, entre ellas Mapi León, del Barça). “Que sea más fácil salir del armario para una mujer creo que tiene que ver con la cultura de “macho” de los hombres. Quizá también con que estén preocupados por sus carreras, o por perder patrocinadores. En el fútbol femenino, las parejas gais son tan aceptadas como las hetero, al menos aquí en Alemania y en Holanda”, dice Van den Heiligenberg. El Wolfsburgo no necesita buscar por ahora un gif con dos hombres bailando.

No se conoce un futbolista gay en activo en la Bundesliga, la Premier, el Calcio o LaLiga. Desde su primera temporada, la 1928-29, han disputado al menos un partido en la Primera española 10.722 futbolistas, según BDFútbol. Ninguno dijo ser homosexual.

“Aunque solo sea por estadística, no puede ser”, dice Rubén López, presidente del Observatorio Madrileño contra la LGTBfobia, miembro de la ejecutiva de Arcópoli y exresponsable de deportes de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB). “Solo puede ser por dos razones: o estos futbolistas no son capaces de llegar a la élite, porque se rinden antes, o cuando llegan no pueden decirlo”, afirma.

López recuerda un caso del segundo tipo: “En 2009, en Madrid, se acercó a una asociación un futbolista extranjero de un club de Primera, porque tenía la intención de salir del armario. Los primeros contactos fueron a través de sus abogados y luego ya hubo una reunión con el futbolista. Y allí le desaconsejaron que lo hiciera. Le dijeron que el momento no era adecuado, que el entorno no estaba preparado”.

Aparte de las dificultades que pueda suponerle al principio hablar de su orientación con el entorno próximo (familia, amigos), el futbolista profesional se coloca cada tres días en el centro de un circo repleto de varias decenas de miles de aficionados. “Los estadios son probablemente el mayor foco de expresión espontánea e impune de homofobia en nuestro país ahora mismo”, dice López.

Existe una queja generalizada entre los colectivos que defienden los derechos de la comunidad LGTB sobre la actual ley del deporte, en trámite de sustitución por una nueva. Lo explica David Guerrero, presidente de la asociación Deporte y Diversidad: “En un campo no puedes llamar ‘negro’, pero sí ‘maricón’. Si un futbolista sale del armario, ¿cuál va a ser el insulto cuando falle un penalti?”, dice. “Nos encantaría que un jugador saliera del armario. Necesitamos faros. Ayudan a normalizar y son referentes para chavales que se encuentran en un proceso de autoaceptación. Pero no es justo achacar la responsabilidad solo a los jugadores. La responsabilidad es de todos”, dice Guerrero.

El caso fallido de la Premier

Hay países europeos que han conseguido que los estadios sean algo más amigables para los homosexuales. Muchos de los equipos de la Premier cuentan con peñas de aficionados gais, que cuelgan sus pancartas en la grada los días de partido y reciben apoyo de las directivas de los clubes. Están los Gay Gunners (Arsenal), los Canal Street Blues (Manchester City), los Proud Lilywhites (Tottenham), los Chelsea Pride (Chelsea). Uno de los miembros de estos últimos, Ed Connell, también presidente de la Gay Football Supporters’ Network, la red de aficionados homosexuales, explica que, pese a que en la Premier se ha combatido mucho contra la homofobia los últimos cuatro años, cree que no tendrán un futbolista gay durante un tiempo.

Recuerda un episodio que comenzó en octubre de 2015 y acabó mal. Un periódico publicó que había dos futbolistas de la Premier, uno de ellos internacional inglés, en disposición de salir del armario. Los responsables de la federación dijeron en público que era “el momento correcto”. Y lo parecía. Pero se produjo un giro perverso. “Algunos medios empezaron a intentar adivinar quiénes eran. Y luego todo el mundo intentó adivinar. Empezaron a salir jugadores a decir: ‘No soy yo’. Aquello se convirtió en una historia negativa. Es triste ver que tienen que salir a decir ‘no soy yo”.

Aquello quedó almacenado en el cajón de lo fallido, que en la Premier sigue marcado por la tragedia de Justin Fashanu. El futbolista inglés, nacido en 1961, hijo de un abogado nigeriano, fue en 1981 el primer jugador negro por el que se pagó un millón de libras. En 1990 se convirtió también en el primero en activo en declararse públicamente homosexual. Todavía sigue siendo el único en una de las principales ligas (el alemán Hitzlsperger lo hizo ya retirado). Su anuncio, en The Sun, fue recibido de manera hostil por la prensa, los aficionados y muchos futbolistas.

Una reacción del mismo tenor que la que había sufrido antes en el vestuario del Nottingham Forest. Su entrenador, Brian Clough, que fue quien decidió pagar el millón, lo apartó del equipo, enfurecido al enterarse de que frecuentaba locales de ambiente. En su autobiografía, Clough recoge esta escena: “¿Dónde vas si quieres una barra de pan?, le pregunté. A la panadería, supongo. ¿Dónde vas si quieres una pierna de cordero? A la carnicería. ¿Entonces por qué sigues yendo a ese maldito club de maricones?”. Fashanu se ahorcó en 1998. Cinco años después del suicidio, Clough reconoció a The Observer que uno de sus mayores arrepentimientos seguía siendo su reacción con él.

Fashanu aún es el único, y Connell lo lamenta: “El fútbol está en el corazón de la sociedad británica. Tenemos referentes en todos los campos, pero en este no nos sentimos representados. Es como si el fútbol no nos perteneciera del todo”.

Cordones arcoíris

Mientras, el mes que viene regresa la campaña de los cordones arcoíris, que podrán verse en las botas de decenas de futbolistas de la Premier. En su sexto año, abarcará tres jornadas (del 17 de noviembre al 7 de diciembre) en lugar de una, como solía. Tiene el apoyo de todos los clubes y el respaldo público de la Federación Inglesa (FA). Según la fundación Stonewall, que organiza la campaña, el año pasado tuvo el efecto de reducir un 8% el número de aficionados de entre 18 y 34 años que pensaba que el lenguaje homófobo resultaba aceptable.

En España, la FELGTB trató de impulsar una campaña similar en 2015, en la jornada liguera del 21 y 22 de febrero, la más cercana a la fecha de nacimiento de Fashanu, 19 de febrero. Se unieron el Rayo, el Racing, el Leganés y, a título individual, Saúl Ñíguez y Raúl Jiménez, del Atlético. Después, apenas han seguido el Rayo y el Leganés, cuyo capitán llevó la temporada pasada un brazalete arcoíris, campaña de la revista Panenka, contra el Real Madrid el 21 de febrero. “Solemos ayudar con todas las causas sociales que podemos. Nuestra forma de ser es que la ciudad esté orgullosa de su club”, dicen desde el Leganés.

“Se han hecho campañas contra el racismo y la xenofobia en el fútbol, pero ninguna contra la homofobia”, lamenta David Guerrero. “Ser negro no se puede ocultar”. Cuando Arcópoli se reunió con responsables de LaLiga para animarles a poner en marcha campañas de este tipo, la respuesta que recibió Rubén López fue que no era necesario: “No hay homofobia en el fútbol español. Nos lo habrían dicho los futbolistas. Por eso no hacemos campañas”.

Tampoco ha visto la necesidad la Federación Española (RFEF), sin ningún programa inclusivo en línea con los de la inglesa, alemana, holandesa y danesa. Ni la AFE, durante décadas sindicato único de jugadores, y hasta hace dos años solo de hombres, al que no ha acudido a solicitar ayuda ningún futbolista gay. “Nunca se ha dirigido nadie a nosotros. Si algún día alguno lo hace, tenemos a disposición de los asociados el servicio jurídico, por si quiere poner una denuncia por acoso contra algún compañero”, dice una fuente oficial.

Amenazas a Zero

Anudadas a las razones socioambientales van las económicas. En 2006, la revista Zero preparaba un reportaje con una decena de futbolistas. “En aquella época —recuerda su director, Miguel Ángel López—, malacostumbramos a la sociedad con una secuencia de salidas del armario en sectores recalcitrantes, como el Ejército y la Iglesia. Y se echaba de menos el fútbol. El que más me insistía era el propio Zapatero”. Su Gobierno había impulsado la aprobación del matrimonio homosexual en julio de 2005.

Durante la gestación del reportaje, la noticia llegó a sus equipos y representantes. “Eran dos o tres del Athletic, dos o tres de la Real Sociedad, uno o dos del Madrid y uno o dos del Barcelona. De primer orden. Se armó la marimorena. Recibí amenazas de los clubes: ‘Vamos a hundir tu revista’. La principal fue del Madrid, tan cómica, tan patética: ‘En nuestro club no tenemos jugadores homosexuales, pero si sacáis alguno…”, recuerda López. “Luego uno de ellos me contó que lo que más le preocupaba era su entorno personal y no tanto el vestuario. Otro hablaba de cómo le vería la sociedad, la pérdida de influencia, el dinero, por el poco tiempo duraban sus carreras”, dice López.

Ya retirados tampoco encuentran incentivos para hacer pública su orientación. Joaquín Gasca, periodista de la revista Shangay, cuenta el caso de un exfutbolista de Primera y de la selección española, que bien entrada la cuarentena, alejado de cualquiera de las derivadas del fútbol, y casado con el que había sido su novio, prefiere seguir con la misma discreción: “Me dice: ‘¿para qué? No tengo la necesidad’. Entiendo que no quiera convertirse en una especie de mártir”, dice Gasca. Coincide López: “No quiero mártires. Quiero ayudarles a estar bien. No puedo garantizarles que no va a pasar nada, pero sí se puede trabajar en crear el ambiente para que vivan como los heteros”.

Trump quiere eliminar la palabra “género” de los documentos de la ONU

La activista transexual Jennicet Gutiérrez / Familia TQLM.

La misión de Estados Unidos ante la ONU está intentando eliminar la palabra “género” de los documentos de derechos humanos de la ONU. Su objetivo es sustituirla la mayor parte de las veces por “mujer”, en un aparente intento del gobierno de Trump de  excluir a las personas transgénero y empujarlas a la inexistencia.

En reuniones recientes del Tercer Comité de la ONU, que trata temas relacionados con derechos “sociales, humanitarios y culturales”, diplomáticos estadounidenses han estado presionando por una revisión de las declaraciones de políticas de la Asamblea General de la ONU con el objetivo de eliminar lo que el Gobierno considera un lenguaje confuso y políticamente correcto que refleja lo que en su opinión es una ideología consistente en tratar el género como una elección individual en lugar de un hecho biológico inmutable.

Por ejemplo,  en un borrador sobre el tráfico de mujeres y niñas introducido por Alemania y Filipinas a principios de este mes, EEUU quiere eliminar frases como “violencia de género”, que serían reemplazadas por “violencia contra las mujeres”.

“Cada vez vemos más intentos de este tipo en el Tercer Comité y en las próximas semanas se convertirá en una batalla”, afirma un diplomático europeo en la ONU. El diplomático añade que la política de EEUU en el mundo no es del todo congruente.

Aunque diplomáticos estadounidenses han pedido recientemente la eliminación de la palabra “género” varias veces, al menos una vez esta palabra se ha añadido a un texto ante la insistencia de Estados Unidos. El diplomático cree que dicha inconsistencia puede ser el reflejo de un forcejeo entre diferentes miembros de la misión de EEUU en la ONU.

Para que su campaña tenga éxito, EEUU tendrá que forjar alianzas poco habituales, por ejemplo con Rusia y con Estados musulmanes conservadores, contra sus socios de Europa Occidental.

“Si solo dices violencia contra las mujeres, no reflejas realmente toda la historia”, señala un destacado diplomático en la ONU. “No deberíamos aceptar su esfuerzo reaccionario. Y si eso implica una fuerte pelea en el Tercer Comité, la tendré. Creo que hay cosas que merece la pena valorar y a las que merece la pena aferrarse”, añade.

El mes pasado, el Departamento de Estado  cambió silenciosamente el nombre de una página web para tratar temas transgénero en los pasaportes de “cambio en la designación de género” a “cambio del indicador sexual”. Este cambio se enmarca en la campaña contra la palabra “género”.

“Está claro que la administración está inmersa en un plan por hacer desaparecer a las personas trans en todo el Gobierno federal”, sostiene Mara Keisling, directora ejecutiva del National Centre for Transgender Equality. “Aunque es exasperante que se comporten de una forma tan extrema y volátil en Naciones Unidas, confiamos en que sus prejuicios salgan desautorizados ante la ciencia, la razón y la presente lucha por los derechos humanos”, añade.

Este lunes,  The New York Times publicó que el Gobierno había redactado una estrategia política para redefinir el género y limitarlo únicamente a hombre o mujer y convertirlo en inmutable desde el nacimiento, a pesar de que la American Medical Association dictaminó el año pasado que las identidades de género y sexuales no siempre son binarias.

Esta campaña tiene el objetivo de revertir los cambios introducidos por el gobierno de Obama en programas federales. Estas reformas hicieron del género un tema de elección individual en lugar del sexo asignado en el nacimiento. Un documento filtrado del Departamento de Sanidad sostiene que las agencias estadounidenses deben adoptar una definición de género determinada “sobre una base biológica que esté clara, basada en la ciencia y que sea objetiva y administrable”.

Roger Severino, director de la oficina por los derechos civiles del mismo departamento, fue un ferviente opositor a las reformas de Obama.  En julio de 2016 afirmó que el entonces secretario de Defensa, Ash Carter, había deshonrado el sacrificio de “cientos de miles de veteranos y militares en activo que han quedado traumatizados, heridos o que han muerto luchando contra los nazis, agresores comunistas y terroristas y que creen que a los hombres biológicos no se les debe permitir entrar en los mismos barracones y duchas que a las mujeres”.

Logran eliminar el VIH en seis pacientes con trasplantes de células madre

Una investigadora trabaja en un laboratorio.

BARCELONA. La investigación, que publica hoy la revista ‘Annals of Internal Medicine’, ha confirmado que los seis pacientes que recibieron un trasplante de células madre tienen el virus indetectable en sangre y tejidos e incluso uno de ellos ni siquiera tiene anticuerpos, lo que indica que el VIH podría haber sido eliminado de su cuerpo.

Los pacientes mantienen el tratamiento antirretroviral, pero los investigadores creen que la procedencia de las células madre -de cordón umbilical y médula ósea-, así como el tiempo transcurrido para lograr el reemplazo completo de las células receptoras por las del donante -dieciocho meses en uno de los casos- podrían haber contribuido a una potencial desaparición del VIH, lo que abre la puerta a diseñar nuevos tratamientos para curar el Sida.

La investigadora del IrsiCaixa Maria Salgado, coprimera autora del artículo, junto con Mi Kwon, hematóloga del Hospital Gregorio Marañón, ha explicado que el motivo de que actualmente los fármacos no curen la infección por el VIH es el reservorio viral, formado por células infectadas por el virus que permanecen en estado latente y no pueden ser detectadas ni destruidas por el sistema inmunitario.

Este estudio ha señalado ciertos factores asociados con el trasplante de células madre que podrían contribuir a eliminar este reservorio del cuerpo.

Hasta ahora, el trasplante de células madre se recomienda exclusivamente para tratar enfermedades hematológicas graves.

El estudio se ha basado en el caso de ‘El Paciente de Berlín’: Timothy Brown, una persona con VIH que en 2008 se sometió a un trasplante de células madre para tratar una leucemia.

El donante tenía una mutación llamada CCR5 Delta 32 que hacía que sus células sanguíneas fueran inmunes al VIH, ya que evita la entrada del virus en ellas.

Brown dejó de tomar la medicación antirretroviral y hoy, 11 años después, el virus sigue sin aparecer en su sangre, con lo que se le considera la única persona en el mundo curada del VIH.

Desde entonces, los científicos investigan posibles mecanismos de erradicación del VIH asociados con el trasplante de células madre.

Para ello, el consorcio IciStem creó una cohorte única en el mundo de personas infectadas por el VIH que se sometieron a un trasplante para curar una enfermedad hematológica, con el objetivo final de diseñar nuevas estrategias de cura.

Las vidas arcoíris acaban en Villaverde

La Fundación 26 de Diciembre levanta desde hace meses una residencia de ancianos dedicada al colectivo LGTBi

Interior del edificio que alojará la primera residencia de ancianos LGTBi del mundo. En vídeo, jubilados explican por qué es importante para ellos este centro. FOTO: F.P. | VÍDEO: EPV

Lavabos rotos y restos de otras cerámicas yacen amontonados por el suelo de un baño común. En las puertas de aquella dependencia, unos lamparones dejan intuir dónde se colocaron, en algún momento, carteles que dividían la estancia en dos mitades: una para hombres y otra para mujeres. Ese aseo, al igual que la antigua residencia de ancianos en la que se encuentra, en el distrito de Villaverde, lleva una década abandonado. Algo que quizá cambie el año que viene, si esta logra volver a abrir al público. Aunque los letreros azul y rosa no volverán a colgarse. “Si lo hiciéramos, ¿dónde ponemos a los transexuales? ¿Les colocamos en un tercer baño?”, se pregunta el activista Federico Armenteros. Lo cuenta mientras camina por la que, desde que la pisó, el agosto pasado, sueña con ser una de las primeras residencias de ancianos dedicada a la diversidad sexual. Y la primera de corte público en todo el mundo.

“Por ahí cunde la idea de que los hombres gais somos ricos. Pero, si nos fijamos en los mayores, encontramos miseria y exclusión: los 380 euros al mes de la pensión no contributiva”, relata el militante. Por ello, hace ocho años levantó la Fundación 26 de Diciembre, quien firma este proyecto.Una organización encaramada en un pequeño local de Lavapiés. Aunque, desde que nació, esta aspiraba a poner al servicio de los ancianos LGTB unas dependencias como estas: de más de 3.000 metros cuadrados y cinco pisos de altura. Tras llegar a un acuerdo con la Comunidad de Madrid, dueña del edificio, y quien lo ha prestado a la causa durante los próximos 30 años, la fundación planea alojar allí a 62 internos. Otra colaboración, en esta ocasión junto al Ayuntamiento de Madrid —y los 65.000 euros que este ha aportado este año— permitirá que en aquellas dependencias pasen la jornada, al tiempo, los 28 usuarios de un centro de día.

No harán falta grandes obras, comenta Armenteros. Solo reformarlo y tirar algún tabique, para crear espacios diáfanos. Los primeros pisos del edificio alojarán salones de baile, un gran comedor y hasta una biblioteca. Y un bar que acogerá, también, a quienes quieran acercarse a ella. “Será un espacio abierto al público. También a los heterosexuales”, cuenta.

A su paso, los tubos que debían permanecer ocultos en los techos se amontonan junto a las paredes. Muebles viejos y cubiertos de polvo pueblan los rincones ya desde el bajo del inmueble. Todo ello cambiará, si los bancos con los que la fundación está en conversaciones les conceden un crédito de, estima el activista, 1.800.000 euros. Una vez logrado el apoyo de las instituciones, la organización ha acudido no solo a la llamada banca ética, sino al tejido empresarial de Chueca. Y hasta al padre Ángel, que en mayo recibió un premio de mano de algunas asociaciones LGTB.

De momento, le ayudan a limpiar aquello diez voluntarios cedidos por Instituciones Penitenciarias. Personas que han condonado alguna sentencia por trabajos para la comunidad. Como arguye, espera que algún día, cuando la residencia esté colmada por la diversidad sexual, aquel lugar sirva para educar y reinsertar a los condenados por delitos de odio. Las alrededor de 40 personas que trabajen en ella pertenecerán a grupos en peligro de exclusión social: los enfermeros, cocineros y psicólogos que poblarán el edificio, en la calle del Arroyo Bueno, serán personas transexuales, mujeres o mayores en paro que, aún en edad de trabajar, se vean con pocas posibilidades de volver al mercado laboral.

Carlos, que pasa de las 70 primaveras, aspira a residir entre aquellas paredes. “Convivir con un sinfín de mayores heterosexuales no me resultaría sencillo. ¿Cómo voy a convencer a un anciano de que respete algo que siempre ha despreciado?”, argumenta.

“La disforia de género es como estar con un grupo de gente que no te cae bien”

Alba Palacios es la primera mujer trans en jugar al fútbol en una liga federada en España. En esta entrevista relata el proceso, habla de sus miedos y repasa las diferencias entre un vestuario de hombres y otro de mujeres. 

Alba Palacios, primera jugadora trans de una liga de fútbol.- RICHI ESQUILAS

Alba Palacios es jugadora de Las Rozas C.F, un equipo de Preferente femenino. Las aspiraciones de este humilde equipo pasan por ascender de categoría y Alba, que hace las veces de central, lateral o extremo, lleva tres goles. De momento, son las líderes de la división.

La vida de Alba, de 33 años, no sería noticiosa si no fuese porque hace dos años empezó un proceso de cambio de sexo que está cercano a finalizar. Aún no tiene nuevo DNI, pero la Federación madrileña de fútbol expidió un permiso especial para que pudiese competir con mujeres.

Hasta hace nada, Alba era Álvaro y, de puertas para fuera, nadie podía presagiar el cambio. Tenía trabajo, pareja, una buena relación los padres, un equipo donde jugar los domingos y desfogarse… Pero un buen día decidió acudir a un psicólogo para intentar resolver una cuestión de llevaba arrastrando toda la vida: desde que era pequeño, pensaba que tendría que haber nacido mujer. Ella insiste en que por suerte, nada de eso que era el eje central de su vida social ha cambiado.

Ya sea división de élite o en campos embarrados, lo cierto es que Alba se ha convertido en la primera mujer trans federada en una liga de fútbol en España. ¿Y qué se siente al ser la primera persona en hacer algo?: “Me considero tan simple que no me lo creo. Tampoco me creo que sea referente, aunque luego te vengan y te digan que sí”, dice Palacios.

“Yo creo que es una enfermedad—la disforia de género—, porque es algo que te pasa sin que tú lo puedas asimilar. Sé que suena muy bruto, pero es como el cáncer. El cáncer es una célula que se desarrolla diferente y no eliges que te pase eso, pues con esto igual”, asegura Alba, queriendo ser bien entendida y evitando las polémicas en todo momento. “Tenía todo en mi vida, ser transexual no es una opción. Hacer ese cambio y tener el miedo de perderlo todo… A ver quién tiene las narices de hacer esto”, remarca. Sin embargo, pese a iniciar el proceso ya en la treintena, asegura que desde los siete años sentía incomodidad con su sexo.

Dice que los médicos del Hospital Ramón y Cajal nunca pretendieron que tomara medicación psiquiátrica, porque la mayor parte de esos tratamientos solían acabar en suicidios. Aún sin ese tipo de terapias, Alba comenta bajando la mirada que sí intentó quitarse la vida en el pasado. Fue al empezar su tratamiento hormonal cuando su cabeza y su cuerpo empezaron a estar en sintonía.

Del mito de jugadora frustrada a la sencilla realidad

Alba se ha convertido en la gran protagonista de su liga, totalmente amateur, en la que ninguna jugadora puede vivir del fútbol. Ha pasado por muchos medios nacionales y dice que, para hacer callo, se lee todos los comentarios que ponen donde hablan de ella. Un ejercicio kamikaze si conoces la falta de sensibilidad de Internet: “Al principio me dolía pero me hago más fuerte”.

Además, se toma con humor la manera en la que se ha contado su historia: “Dicen que he tenido una carrera frustrada y exageran todo. Yo tengo trabajo y es lo que me da de comer”, cuenta con franqueza. Lo ha vivido como una cosa más. “La gente se cree que lo único que tenía era el fútbol y que era mi obsesión”, dice riéndose. Lleva nueve años en su trabajo y aún tiene pendiente el cambio de nombre, entre otras cosas, de sus títulos formativos. La vida no es solo fútbol.

Alba Palacios durante la entrevista. Foto de Richi Esquilas.

Alba cuenta que, pese a que pueda parecer ciencia ficción, hay cosas que se han dado demasiado bien para los malos presagios que ella tenía. Las instituciones, el ambiente, el entrenador… Todos vieron con buenos ojos que participase y los casos de transfobia han sido escasos. ¿Alguien se imagina si la situación fuese a la inversa? Una persona trans queriendo jugar con hombres no parece un escenario dulce para aquel que tenga que plantarle cara.

El fútbol masculino es muy machista. Nunca me atreví a decir nada cuando estaba en un equipo de hombres. Solo se lo dije a mi entrenador y a dos compañeros: uno se mareó y decía que no se lo creía y el otro se lo tomó bien pero no me volvieron a llamar. Me llevaba muy bien con ellos antes”, dice Alba con cierta resignación.

Es algo innegable que el ambiente de los vestuarios masculinos, por norma, no son lugares fáciles para alguien diferente: “No salen los gais, y te digo que hay gais, pero en un equipo masculino solo se habla de cuantas tías te has follado, de lo guay que eres…”, dice la jugadora.

Igualmente, pese a que su equipo aceptó su situación con total naturalidad, hubo equipos que pretendieron que no jugase en la liga: “Hay dos equipos que no querían que jugase en la liga. Se quejan de mí y al partido siguiente pierden 4-0. A ver qué excusa ponen ahí”, dice Alba. “Hay equipos que se han quejado y dicen que es imposible pararme físicamente”, algo que le molesta especialmente, dado que lo ha pasado mal con el proceso de hormonación. De cualquier jugadora se diría que es mejor que el resto; de ella se dice que es porque es trans.

Lo mejor de Alba es lo claro que se explica. Ya sabe que cualquiera puede leer lo que ella dice y prefiere colaborar en visibilizar la causa trans. Su manera de explicar lo que siente una persona con disforia de género es muy fácil de transmitir: “Es una sensación parecida a cuando estás con un grupo de gente que no te cae bien”.

El tratamiento, la vida en familia y la operación final

Sin embargo, asegura que apenas habla de este tema con su familia. Y pese a que dice que cada cuál tiene que ser libre para sentir o hacer lo que le plazca, ella prefiere guardar un perfil conservador en su día a día: “No me siento parte del Orgullo. Lo de las plumas y tal no me representa, aunque la verdad, a mí me da igual lo que haga la gente”, dice Alba. Dice que se ve más como votante de centro-derecha, aunque no quiere saber nada de Vox. La política tampoco es una de sus obsesiones.

El tratamiento de hormonas ha sido tan fuerte que ha perdido siete kilos de masa muscular en apenas medio año. Aún le queda la operación visualmente más importante, pero desde hace un tiempo Alba ya se siente una mujer. Todo gracias a la química. “Todavía no me desnudo completamente con mis compañeras, porque no me siento bien con mi cuerpo”, dice la jugadora. Y no es ninguna insconsciente, así que no niega el peligro de la operación, así como su propio miedo: “A mí me acojona muchísimo. El peligro es que se pasen y te penetren hasta el recto, así que tendrías que llevar bolsa hasta que cicatrice”.

El toque de ironía final lo pone ella, que de la noche a la mañana ha pasado de ser un hombre a una “dulce flor del jardín”. Ha notado mucho el cambio en el trato ahora que es mujer. Nunca es tarde para sufrir micromachismos en tus propias pieles. La vida es demasiado corta para afrontar sin sorpresa los giros de 180 grados, pero por suerte no todo se ha transformado, y ella podrá desfogarse como toda la vida, jugando al fútbol los domingos.

Alba Palacios jugando al fútbol. Foto de Richi Esquilas

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