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Entre los entrevistados españoles, hasta un 60% señala haber sido discriminado en los últimos 12 meses
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El mundo laboral, sobre todo la búsqueda de empleo, es el entorno donde se percibe más discriminación, seguido de los centros educativos y los sanitarios
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Un 15% de los encuestados fue objeto de alguna amenaza o ataque violento
Un 54% de transexuales europeos afirma haberse sentido discriminado en el último año./ EFE
La mayor encuesta sobre la discriminación que sufre la comunidad LGTB europea, elaborada por la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea en 2012, situó a las personas transexuales como las más perjudicadas de los ataques contra la libertad sexual. El análisis detallado de las respuestas de los 6.597 transexuales que participaron en ese estudio desgrana un panorama de exclusión en el que el 54% de los entrevistados admite haberse sentido discriminado en el último año. Un 62% señala haber sido objeto de acoso y un 8% ha sufrido algún ataque físico o sexual por ser percibido como ‘trans’.
Las datos del macroestudio sobre el trato a la comunidad LGTB en Europa alertó a la Agencia de Derechos Fundamentales (FRA, por sus siglas en inglés) sobre la “frecuente discriminación y victimización” de las personas transexuales, más aún que las sufridas por lesbianas, gais y bisexuales. El dato del 54% de discriminación a trans es de un 47% para el total de la comunidad LGTB. La FRA ha puesto la lupa sobre el colectivo trans para detallar sus problemas a la hora de disfrutar con libertad de su vida e identidad sexual, en un análisis que presenta este martes en el Parlamento Europeo.
El entorno más hostil para las personas transexuales se ubica en el mundo laboral; especialmente para acceder a él. Las experiencias de discriminación durante el proceso de búsqueda de empleo son las más repetidas por los entrevistados (un 37%), seguidas de aquellas enmarcadas en el desarrollo de su trabajo (27%). Los centros educativos, desde la escuela a la universidad (como alumnos o como padres de estudiantes), les siguen como puntos negros de la exclusión —24% de los encuestados— y, a continuación, los servicios médicos —22% de los casos—.
Las denuncias de los delitos de odio sufridos, a pesar de que son muy escasas (21%), mejoran los resultados del resto de la comunidad LGTB: los trans denuncian más las experiencias de discriminación y violencia. Los atacantes son en su inmensa mayoría hombres, que actúan solos o en grupo. Entre las causas más repetidas para no delatar a los agresores destacan que los entrevistados consideran que denunciar no va a cambiar nada, que no merece la pena, y que los incidentes no son tomados en serio. España es el país en el que más personas piensan que denunciar sí tiene utilidad.
Los activistas españoles coinciden con la agencia europea en que el colectivo trans es el más discriminado dentro de la comunidad LGTB. En el estudio de la FRA, el 60% de los transexuales españoles que participó en la encuesta afirmó haberse sentido discriminado en los 12 meses anteriores. “Todavía hay muchísima discriminación”, denuncia el abogado Manuel Ródenas, colaborador de Transexualia. Ródenas admite una gran evolución en los últimos años, pero alerta de que España ha mantenido “mucha discriminación soterrada debajo de la corrección política”.
Sonia, mujer transexual de 41 años, ha sido testigo de cómo España ha dejado atrás las partidas de ‘caza’ violentas de neonazis que perseguían, entre otros colectivos, a transexuales. Un grupo asesinó a su amiga transexual Sonia Rescalvo en Barcelona de una paliza en 1991. Rescalvo iba a ser su “madrina” en su proceso de cambio y esa noche otro grupo también la agredió: “Yo me juntaba mucho con transexuales por esa época. Me dieron una paliza y me violaron con un bate de béisbol”, relata.
Sin el apoyo de su familia en aquel entonces y con el miedo a descubrirles cómo se sentía realmente, esa noche se escondió en el coche de su madre. Apenas con una toalla para contener la hemorragia. “Después de la muerte de Sonia me metí en el armario un tiempo”, continúa la mujer que más tarde eligió el nombre de Sonia para vivir con libertad. Porque desde hace años, no siente ese miedo al andar por la calle. “Las cosas han cambiado, pero no en todos los ámbitos. En el mundo laboral pervive mucha transfobia”, apunta.
El mundo laboral: foco de exclusión
Sonia se encuentra desempleada y cree que haber aparecido públicamente para reivindicar sus derechos como mujer transexual le ha perjudicado para encontrar un trabajo. “Cuanto más evidente es que eres transexual, no se fijan ni el currículo. Te despiden con el ‘ya te llamaremos”, lamenta. La evidencia de la identidad de género de algunos transexuales hace que “muchos no puedan estar dentro del armario”, apunta Manuel Ródenas. Los españoles entrevistados que declararon haberse sentido discriminados durante la búsqueda de empleo ascienden al 39%.
Manuel Ródenas considera el acceso al mercado laboral la mayor dificultad de los transexuales en la actualidad. “La discriminación y el rechazo de las familias han provocado que estas personas arrastren muchas carencias formativas”, explica el abogado. En su experiencia ha visto cómo muchas personas abandonaban los estudios, focos también de discriminación, y su núcleo familiar. “Su prioridad ha sido su superviviencia, no formarse”. Ahora, las historias de padres que defienden a sus hijos pequeños cuando manifiestan conflictos de género son señales de que las cosas están cambiando.
Los prejuicios sustentan la discriminación
Sin embargo, la sociedad española aún no mira a los transexuales como a iguales. “Queda mucho por hacer hasta que no normalicemos y visibilicemos la transexualidad como una realidad más”, fija como meta Mané Fernández, coordinador del área de transexualidad de la Federación Española de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB). El desconocimiento es aún un punto clave que mantiene vigentes los prejuicios y la discriminación sobre este colectivo. El abogado de Transexualia, Manuel Ródenas, se atreve a decir que “la mayoría de los españoles no sabe definir a las personas transexuales”.
Dentro del colectivo trans, la encuesta engloba a todas aquellas personas que no se identifican con el género que tienen asignado al nacer, o que expresan su identidad de género de manera diferente. Pueden haber cambiado su aspecto físico o no. “Sin embargo, cuando se piensa en transexualidad se imagina a la mujer transexual”, apunta Mané Fernández. Ródenas añade a esa imagen mental los prejuicios de marginalidad, esperpento y prostitución que tradicionalmente se han asociado al colectivo.
Sarai, una mujer transexual que vive en el País Vasco, cuenta como “una anécdota” cuando una chica se acercó a ella y a un grupo de cinco transexuales más que tomaban algo en una terraza en Valencia. “La chica nos dijo que buscaban a gente para una fiesta de Nochevieja. Vio a seis transexuales y pensó ‘estos actúan”, relata al otro lado del teléfono. Mané recuerda como ejemplo de desconocimiento un conflicto laboral que la FELGTB luchó, de una mujer transexual en una empresa metalúrgica: “Al final, las que más problemas ponían eran las mujeres por cambiarse en el vestuario con ella”.
Los cambios experimentados en los últimos años —se han aprobado leyes como la de identidad de género y la del matrimonio homosexual y los adultos cada vez están más formados— dibujan las líneas en las que aumentar los esfuerzos para reducir los altos porcentajes de discriminación: “Las leyes no te garantizan que vayas a ser víctima de una agresión, pero sí puedes llevarlo ante la justicia. Hay que educar y sensibilizar a los menores en las aulas, donde vemos comportamientos machistas, no solo homófobos, que nos dicen que vamos para atrás y ya no se habla de ello”, alerta Mané Fernández. De los trans que declararon sufrir discriminación, el 82% dijo ocultar su transexualidad a menudo o siempre cuando estaban en Secundaria.
21 países europeos exigen la esterilización para reconocer la identidad de los transexuales
En la comparación de los países europeos, la FRA marca el camino a los estados miembros de la Unión Europea: las instituciones deben respaldar la igualdad mediante las leyes y políticas concretas. España no figura entre los países peor parados en el mapa de derechos de la comunidad trans de 2014, que centra su condena sobre 21 países europeos —entre los que se encuentran Francia, Noruega y Finlandia— que exigen a las personas transexuales que se sometan a la esterilización para que su identidad de género sea reconocida. La llamada Ley de identidad de género aprobada en España en 2007 no incluye esta exigencia, ni tampoco la necesidad de haberse sometido a una operación genital.
La agencia europea denuncia que estos requisitos vulneran la dignidad de la persona y violan su integridad física, por lo que exige su cese. Algunas comunidades españolas han dado un paso más en la defensa de los derechos de las personas transexuales a través de leyes integrales de reconocimiento de sus derechos, una demanda de la FELGTB. Por el momento, solo Navarra, País Vasco, Andalucía y Canarias las han incorporado a su ordenamiento.
Además, la FRA apuesta por las políticas públicas porque, según sus informes, funcionan. Un 94% de los encuestados afirma que si las autoridades de sus respectivos países promocionaran los derechos de las personas transexuales, su vida sería más fácil. En el momento del estudio, cuatro de cada cinco apuntaba que estas medidas y campañas de apoyo a los trans eran muy o bastante raras.