La promesa del feminismo

Cuantos más derechos empoderen a más mujeres, más democrática será la sociedad

Para el marxismo, la democracia era “democracia burguesa”. Dada la desigualdad material, en el capitalismo la igualdad política solo podía ser formal, ficticia. En tanto no se cuestionaran las relaciones sociales de producción, la democracia serviría para reproducir la dominación de la burguesía y normalizar la explotación concomitante, de los propietarios a quienes no lo son. Una democracia sustantiva requeriría la eliminación de la propiedad privada, la emancipación del proletariado.

El motor de la historia siempre fue la lucha de clases, pero Engels le prestó atención a la problemática de género. En su lectura, el cambio económico —la transición a la sociedad agrícola y la propiedad privada— fue acompañado por el paso del matriarcado primordial a un patriarcado represivo. Veía la opresión de género, sin embargo, como el resultado de relaciones sociales ancladas en el régimen de propiedad privada, régimen que incluía (o incluye) a la mujer como mercancía. La explotación de la mujer por el hombre es análoga a, y derivada de, la explotación del proletario por el burgués. La sociedad sin clases resolvería ambos conflictos de manera simultánea.

Engels fue un proto feminista y, como tal, limitado. La problemática de género no echó raíces profundas en el marxismo clásico, tal vez por el desproporcionado peso analítico del concepto de clase y por ser un sub producto de ella. No fue sino hasta la posguerra que el feminismo levantaría vuelo como genuino campo de estudio dentro del marxismo y como generador de acción colectiva. Ello especialmente cuando muchas voces feministas apoyaron el comunismo; la de Simone de Beauvoir, entre las más notables.

Hasta allí seguían a Engels. La debilidad más importante de esta posición, sin embargo, fue que, avanzado el siglo XX, quedó claro que la emancipación proletaria no significó la automática emancipación de la mujer. En realidad, ni mucho menos. En otras palabras, el socialismo realmente existente emparejó, aunque no igualó, el ingreso entre mujeres y hombres. En todas las otras áreas de reivindicación de género—derechos civiles, representación política, autonomía, derechos culturales e identidad—la mujer permaneció tan subyugada como en el capitalismo.

En los setenta, a medida que la izquierda europea se distanciaba de Moscú, el feminismo desanduvo el camino del marxismo ortodoxo, por cierto que también el del estalinismo. Con el Eurocomunismo, hasta las versiones feministas más radicales se reconciliaron con la idea de ciudadanía, constitucionalismo y democracia, aunque ello significara incluir al capitalismo en la ecuación. Independientemente de sus múltiples vertientes teóricas, el feminismo se constituyó así en un esfuerzo pluralista de construcción de sociedad civil: un espacio autónomo de deliberación y agregación de intereses e identidades que no son reducibles a la clase social.

Una sociedad civil diversa se expresa, además de clase, en identidades étnicas, religiosas, de orientación sexual, de género y, por supuesto, en la superposición de todas las anteriores, una realidad que la agenda feminista fue de las primeras en reconocer. Esta agenda también ayudó a entender que en sociedades complejas, la noción de minoría no es un concepto cuantitativo. Por el contrario, tiene que ver con desigualdades en la asignación de recursos materiales y asimetrías en la distribución de recursos simbólicos. Las mujeres, un grupo numeroso, no obstante han sido históricamente perjudicadas en lo material y en el reconocimiento social. Articulan por ello demandas capaces de representar a cualquier minoría, no solo a una minoría de género. El feminismo está naturalmente equipado para la democracia.

Estas intuiciones teóricas coincidieron con la tercera ola, las transiciones en Europa del sur, América Latina y Europa postcomunista, en ese orden cronológico. Si bien de manera fragmentada e insuficiente, sirvieron para orientar la práctica de la democratización. Hoy sabemos bien que en políticas de alivio a la pobreza, el subsidio debe llegar a la mujer para garantizar que llegue a los niños. Y en materia de ciudadanía, sabemos que nada tiene tanto efecto cascada como ampliar derechos de género. Es que la democracia podrá ser burguesa, pero sobre todo es “masculina”.

En este sentido, las reivindicaciones de género siempre se traducen en demandas por ciudadanía democrática; unifican conceptualmente esta misma noción. No es solo derechos sociales: igual salario por igual trabajo, en palabras de Patricia Arquette en los Oscars (¡y esto en una sociedad postindustrial!). También incluye más derechos políticos —cuotas, representatividad— e igualdad de derechos civiles en temas donde el clivaje se define por el género: propiedad marital, divorcio, derechos reproductivos. Y, finalmente, la ampliación de derechos culturales, aquellos que definen una identidad de manera endógena, por la subjetividad del actor.

En una época en la que los partidos políticos experimentan una visible erosión de la confianza social y la democracia liberal es fuente de desencanto, tal vez su mayor esperanza esté radicada en la agenda feminista. Cuantos más derechos empoderen a más mujeres, más democrática será esa sociedad. La gran promesa feminista, en definitiva, reside en sus externalidades positivas. En el camino de ampliación de derechos—es decir, un camino democratizador—ganamos todos, no únicamente las mujeres.

El obispo de Alcalá de Henares vincula homosexualidad y pederastia

Reig Pla realiza comentarios homófobos en una carta pastoral

juan antonio reig

Juan Antonio Reig Pla

Juan Antonio Reig Pla, de 67 años, obispo de Alcalá de Henares (Madrid) ha vinculado homosexualidad con pederastia en una carta pastoral publicada el pasado 11 de marzo. “Es muy importante impedir, como exige la Iglesia, la ordenación de candidatos con atracción sexual hacia el mismo sexo (AMS)”, recomendaba el prelado en su texto sin atreverse a escribir la palabra homosexual. Además, en la misiva el obispo, conocido por sus comentarios homófobos, su guía para curar la homosexualidad o la impartición de una misa con la bandera preconstitucional de fondo, invitaba a extender ese veto a “catequistas o profesores” describiendo a los gais como “personas no aptas” y “adultos vulnerables”.

“Desaconsejable, imprudente y muy arriesgada”. Con estos apelativos tilda Reig Pla, en la misiva pastoralEn defensa de la vida: sobre los abusos sexuales a menores y adultos vulnerables, la posibilidad de que los gais sean curas, catequistas o profesores. Opiniones que han desencadenado una nueva oleada de críticas contra sus posturas homófobas. “Nos sentimos indignados”, dicen desde la confederación de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales Colegas. “Para este prelado, la inmensa mayoría de los pederastas son homosexuales y su solución es empezar una cacería en seminarios, catequesis y parroquias”, dice Paco Martínez, presidente del colectivo, que ha descrito la actitud de Reig Pla como “una cruzada y caza de brujas contra la homosexualidad”.

El origen de la carta de Reig Pla es otra misiva que, el pasado febrero, escribió el Papa Francisco en referencia a los abusos de menores. Jorge Mario Bergoglio pedía a los integrantes de la Iglesia “tolerancia cero” y “poner en práctica las actuaciones necesarias para garantizar la protección de los menores y adultos vulnerables”. Retorciendo las palabras de Francisco, Reig Pla ha identificado a esos “adultos vulnerables” con el colectivo homosexual obviando la frase del Pontífice del verano de 2013: “Si una persona es gay, y busca a Dios… ¿quién soy yo para juzgarla?”. Reig Pla sí que ha replicado en su texto la diferenciación que el Vaticano realizó en 2009, con Benedicto XVI en la silla de San Pedro, entre pederastia yefebofilia (atracción por los efebos) y ha referenciado unas estadísticas —aportadas por la Santa Sede, según el obispo— que aseguran que “cerca del 60% [de los abusos ocurridos en la Iglesia son] referidos a individuos del mismo sexo mientras que el 30% son de carácter heterosexual”.

“Es una caza de brujas, una cruzada contra nosotros”, denuncia Colegas

“No sé de dónde se saca los datos Reig Plá para saber la orientación sexual de los abusadores sexuales en el seno de la Iglesia Católica”, dice el presidente de Colegas, “pero estudios científicos contrastados afirman que la mayoría de pederastas y abusadores sexuales son heterosexuales”, agrega. Además de la relación entre gay y pederastía, el uso del neologismo “personas con atracción sexual hacia el mismo sexo” o “AMS” ha despertado la ira de todo el colectivo: “es un término inventado por pseudocientíficos homófobos para no mencionar la homosexualidad y volver a considerarla una enfermedad mental que se puede tratar y curar”, denuncian. Hasta 1973, cuando la Asociación Estadounidense de Psiquiatría la sacó de sus manuales, la homosexualidad fue considerada como un desorden.

“El obispo no va a poder atenderle; no tiene ni cinco minutos para hablar por teléfono. Problemas de agenda”, han contestado desde el obispado de la ciudad de Cervantes cuando EL PAÍS ha intentado contactar con Reig Pla. La Conferencia Episcopal tampoco ha realizado ninguna declaración. Desde la asociación Colegas han apelado al propio Papa, pidiendo, en un comunicado, la jubilación del obispo de Alcalá de Henares: “Reiteramos al papa Francisco que jubile lo antes posible a los principales obstáculos para la concordia y el respeto a la diversidad en la jerarquía católica española, como son el obispo de Alcalá Henares, Juan Antonio Reig Plá, y el arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, dos auténticos vejestorios. Animamos a la Iglesia Católica en España a aceptar sin traumas la diversidad y dejar de obsesionarse con la moral sexual, que tanto daño sigue provocando entre los feligreses españoles”.

Otros exabruptos

Una novia hermosa para el hijo gay

Condenados en Berlín tres familiares de un joven al que iban a obligar a casarse

Nasser El-A

Nasser El-A en el juzgado de Berlín. / BERND VON JUTRCZENKA (AP)

Cuando Nasser El-A, un joven musulmán nacido en Berlín y con padres libaneses, cumplió 15 años tomó una decisión que debía ayudarle a vivir la vida de acorde a sus sentimientos y sexualidad: el joven reveló en la escuela que era homosexual. La valiente decisión de Nasser llegó a oídos de su familia, que calificó su orientación sexual como “un pecado y una vergüenza”. Fue el comienzo de un martirio que culminó el jueves pasado ante un juez de Berlín, que condenó a su padre y a dos tíos a pagar una multa de 1.350 euros, tras ser hallados culpables de haber intentado secuestrar al joven para llevarlo a Líbano con el fin de someterlo a un matrimonio forzoso.

El juicio, que sólo duró diez minutos, dejó al desnudo los prejuicios que aún subsisten en las familias de origen musulmán que viven en países tolerantes como Alemania y reveló también que en ciudades como Berlín existe una sociedad paralela con leyes, valores y prejuicios morales propios, donde el matrimonio forzado, el secuestro y el castigo corporal son habituales.

Después de conocer la sentencia, Nasser, de 18 años, que llegó a la Audiencia Territorial de Berlín vestido con ropas de color negro y con una etiqueta pegada en el pecho de su camisa donde se podía leerStop a la homofobia, se mostró satisfecho con el castigo y renunció a presentar un recurso, ya que había tenido éxito en ventilar públicamente su tragedia y en denunciar la situación de los homosexuales en núcleos familiares como el suyo.

“Tuve éxito en dar a conocer mi tragedia personal y también en demostrar que soy una persona que lucha”, dijo el joven durante una improvisada rueda de prensa. “No quiero reprimir mi sexualidad, algo que tuve que hacer con mi familia”.

Cuando el padre de Nasser se enteró que su hijo era homosexual lo amenazó con degollarlo y sus tíos primero lo rociaron con agua hirviendo y, posteriormente, con gasolina y lo amenazaron con prenderle fuego. El joven huyó del hogar y buscó la protección de las autoridades, pero su madre lo convenció de regresar. Cuando llegó al hogar le dijeron que debía viajar a Líbano donde contraería matrimonio con una “hermosa joven”. Nasser volvió a huir y denunció su caso ante la Oficina de Protección de menores de Neukölln. Las autoridades le retiraron el derecho de custodia a sus padres y decretaron una prohibición para que el joven pudiera abandonar el país, una decisión que finalmente representó su salvación.

El 10 de diciembre de 2012, el joven volvió a reunirse con sus padres. Durante el encuentro, el joven fue drogado y despertó en el interior de un coche que se dirigía a Bulgaria. En la frontera rumano-búlgara, los agentes de aduana, alertados por Interpol de la desaparición de Nasser, detuvieron el auto y el joven pudo regresar a Berlín. Aconsejado por la Oficina de Protección de menores, el joven denuncio su caso ante la justicia.

Dos semanas antes del juicio, Nasser decidió dar a conocer su caso a la prensa para romper con los tabúes que imperan en los núcleos familiares de origen musulmán, una decisión que también dejó al desnudo que su caso no era único. En el año 2013, las autoridades de Berlín registraron 460 casos de bodas concertadas, 29 de los cuales afectaron a jóvenes homosexuales musulmanes y también católicos polacos.

La triple condena de los gais sirios

Los homosexuales abandonan Siria para evitar los asesinatos de los yihadistas, que se suman a la represión del régimen y al rechazo de sus familias y tribus

IS asesina a un gay

Captura de un vídeo del EI en el que dos yihadistas arrojan al vacío a un supuesto homosexual en Nínive.

El pasado noviembre, dos veinteañeros sirios eran apedreados hasta la muerte. La ejecución ocurría en Deir Zor, en el noreste de Siria y feudo del Estado Islámico (EI). Su crimen: ser homosexuales. Se trataba de la primera ejecución pública de gais a manos del grupo yihadista. Un hombre leía la brutal condena amparado por la rigurosa ley religiosa que sirve de Constitución en el califato. A 140 kilómetros de allí, Ibrahim ya hace más de un año que huyó de Raqqa, su ciudad natal y capital del EI. Médico de 33 años, su homosexualidad le ha valido una persecución continua. Encarcelado bajo la ley siria, condenado a muerte por la de los yihadistas y desterrado por su propia tribu, Ibrahim ha logrado sobrevivir a una triple condena.

Tras cuatro años de guerra y más de 200.000 muertos, las ejecuciones de homosexuales aumentan en el reino del EI que se extiende entre Siria e Irak. Las imágenes de dos jóvenes empujados desde la azotea de un edificio en Irak dieron la vuelta al mundo. Con los ojos vendados y las manos atadas a la espalda, eran lanzados al vacío al tiempo que el verdugo voceaba: “¡Musulmanes, sed testigos de la aplicación de la ley!”.

En 2010, y antes de que estallaran las primeras revueltas sirias, Ibrahim fue arrestado en virtud del artículo 520 del Código Penal sirio en vigor desde el protectorado francés. Aquellos que realicen “actos sexuales innaturales” serán condenados a hasta tres años de cárcel, reza el artículo. Bajo tortura, uno de sus amigos detenidos le delató. La familia de Ibrahim, que pertenece a una conocida tribu, decidió tapar el escándalo recurriendo a contactos en el régimen y previo pago de 18.000 euros. Ibrahim salió de la cárcel, pero la libertad le duró poco: “Cuando pensé que todo había pasado, empezó lo peor. La revolución comenzó, el caos se apoderó de Raqqa, el Ejército Libre Sirio mutó en Al Nusra [filial de Al Qaeda en Siria] y en el EI”.

Tres de sus amigos homosexuales fueron ejecutados por los yihadistas. Uno murió de un infarto mientras era torturado. Los otros dos, de un tiro en la nuca. “En Raqqa, la comunidad gay era activa. Pero solo a los que reciben en el acto sexual se les considera gais. Muchos de aquellos que tenían mujeres y se acostaban con hombres fueron a parar a las filas de Al Nusra y del EI. Para expiar sus culpas entregaron a todos los gais que conocían de su fase prerevolucionaria. Mis tres amigos pagaron con su vida y de sus teléfonos sacaron los números de decenas de otros como yo”, relata con amarga sonrisa.

Al poco, Ibrahim fue secuestrado y torturado por los yihadistas. Su tribu intervino por última vez pagando 10.000 euros por su vida. “Tenía familiares cercanos al EI y Al Nusra que pedían mi cabeza. Mi tío logró negociar mi libertad pero me dieron dos horas para abandonar Raqqa. Yo había deshonrado a mi familia y a mi tribu”.

Su primera parada fue Damasco, zona leal al régimen y donde aún perduran varios hamam (baños) convertidos en lugares de encuentro para homosexuales. “Es ilegal pero si los dueños untan a la policía, estos hacen la vista gorda”, espeta al teléfono desde Madrid Jorge, joven de 35 años de padre sirio y madre española. En marzo de 2012, Jorge quedó con su novio en un hotel. “La policía nos pilló en la cama. Nos arrastraron desnudos por los pasillos y por la calle. Nos llamaban enfermos mentales al tiempo que nos pateaban”, rememora este antiguo profesor de Filología Hispánica. Logró pagar los 3.000 euros de fianza para salir del calabozo. “Al poco me convocaron para alistarme en el Ejército. Al ser hijo único estoy exento del servicio militar por lo que supe que era una trampa para encarcelarme por ser gay. Hice las maletas y hui a España”, concluye Jorge a quien le salvó su pasaporte español.

Ibrahim también escapó. Ahora, como refugiado sirio en Líbano, aun guarda esperanzas de una nueva vida: “Hemos estado años bajo la represión del régimen y a la comunidad internacional no le ha importando. Llevo siete meses en espera de asilo político en Europa. Intento mantener la cordura, porque sé que merezco un nuevo comienzo. Pero hasta ahora no me han dado la oportunidad”.

Beirut, refugio para el asilo político

Varios jóvenes homosexuales sirios intercambian sus relatos en las oficinas de la ONG Proud Lebanon, a las afueras de Beirut. Consigo arrastran un doble trauma acumulado en su huida de la guerra y en su lucha por sobrevivir a su sexualidad. Perseguidos tanto en zona leal como rebelde, a la comunidad homosexual siria tan sólo le queda el exilio para sobrevivir. En 2013, el libanés Bertho Makso y cofundador de la ONG, comenzó acogiendo a refugiados sirios gais.

“Proporcionamos servicios médicos, psicológicos, cursos de formación y un plato caliente. Para muchos será el único que ingieran en el día”, explica Cosette Maalouf, trabajadora de la ONG. El centro acoge a 320 homosexuales, más del 60% sirios. “La mayoría ven Beirut como un lugar de paso para ir a Europa”, explica Makso, quien asegura que el pasado año, 70 de ellos obtuvieron asilo político.

A diferencia del resto de refugiados sirios, están solos. Han roto con su familia y huido de régimen y rebeldes. “Se trata de una comunidad muy vulnerable dentro de los refugiados sirios, pero no hay estudios u organismos que realmente monitoreen estos casos. No son solo perseguidos por el Estado Islámico, [EI] sino por rebeldes, las leyes sirias y la propia moral social. Los ataques del EI son más visibles por su policía moral” apunta Nadim Khoury, director de Human Rights Watch en Beirut.

Entre los 320 beneficiarios, tan sólo se cuentan cuatro mujeres. “En nuestra sociedad no se considera que la mujer tenga una sexualidad, y durante la guerra estamos recluidas en el hogar. De ahí que a las lesbianas nos sea más fácil pasar desapercibidas. No sé de ninguna ejecución de una mujer homosexual”, cuenta desde Alepo al teléfono Bahiya, de 28 años.

¿Qué hacer si descubre que su esposo es homosexual?

¿Qué hacer si descubre que su pareja no es heterosexual como usted creía? ¿Cómo confesarle a su pareja y a sus hijos que usted es homosexual? La sinceridad y la claridad, claves.

Aceptar la propia homosexualidad a veces resulta complejo. Investigaciones psicológicas muestran que las personas que lo asumen desde edad temprana, declaran sentirse más adaptados a las condiciones sociales, sufren menos de dolencias como ansiedad y depresión, y cuentan con mayores factores de protección.

“Lo mismo para las personas que asumen su identidad e inician una adecuación de su género. Hoy por hoy muchos adolescentes salen del clóset con mayor tranquilidad y cuentan (en muchos casos) con el apoyo de familia y de amigos, y se esfuerzan por llevar una vida auténtica con el respaldo de mecanismos jurídicos como acciones de tutela y sentencias de la Corte. Antes que ver este fenómeno como un problema, debería pensarse como algo positivo”, asegura Andrés Felipe Castelar, sicólogo del Grupo de Género de la Universidad Icesi.

Pero no siempre las personas se percatan de sus deseos o de su orientación a temprana edad. Mientras algunos declaran que desde siempre se han sentido atraídas por otros de su mismo sexo, el periodista Felipe Zuleta declaraba, en una entrevista reciente, que él no sabía que era gay y solo se percató de ello después de haber tomado decisiones trascendentales como casarse y adoptar una hija. Cada persona se inserta en una dinámica personal y familiar distintas, singulares y sobre las que no es correcto hacer imposiciones.

De modo que, explica Castelar, “puede ocurrir que alguien que tiene una vida social y personal aparentemente organizada y definida, de un momento a otro vea su mundo vuelto de cabeza, sin saber qué hacer ni tener en quien confiar. Incluso, esta persona puede tener una pareja estable e hijos”.

Para alguien que se entera que su pareja es homosexual, esa noticia puede ser devastadora. Sentimientos de frustración, rabia y desengaño pueden surgir e instalarse en el vínculo con la pareja; preguntas como “por qué a mí?” revelarían una crisis que no siempre se maneja adecuadamente.

Mejor a tiempo: ”No podemos casarnos porque…”

*Carlos es un administrador de empresas de 30 años. Hace cuatro es novio de Ana*, de 26 años. Su familia lo adora, él es encantador no solo con ella, sino con todos los que la rodean, quienes son los más felices con la noticia de que la querida pareja “al fin se casa”.

Pero primero deben pasar por el que ambos consideran un requisito más, una formalidad, el curso prematrimonial. Ambos asisten entusiasmados al encuentro con la idea de unir sus vidas para siempre en el “sagrado vínculo del matrimonio”.

Sin embargo, cuando los orientadores los convocan a que durante esos tres días se sinceren y digan completamente todo lo que tengan que decir a sus parejas sobre ellos, sin dejar algo oculto que pueda perjudicar la relación, Carlos entra en una crisis interna.

Sabe que ha llegado el momento de confesar una verdad que ni su novia ni la familia de esta sospechan siquiera. Una verdad que se ha convertido en una carga para él, durante esos tres días en los que ella le ha confesado sus más mínimas verdades. Ante la mirada estupefacta de Ana y de las demás parejas, Carlos suelta públicamente su confesión : “No me voy a casar, no puedo seguir engañándote, Ana, soy gay”.

A los dos años de haber desertado a su matrimonio, Carlos conoció a su actual pareja, y Ana halló el amor de otro hombre, pero sigue siendo amiga de Carlos a quien le agradeció por su sinceridad. La familia de ella sigue queriendo mucho a Carlos.

“Mi esposa me encontró con un hombre en casa”

Víctor* es profesor, tiene 42 años y hace siete unió su vida a la de Mónica*, quien tiene 38 años y es contadora. Durante esos años, Victor cometió una serie de infidelidades de las que Mónica no se dio por enterada.

Él vivía aferrado a Internet, se la pasaba chateando con amistades virtuales. Fue un día en el que su esposa regresó a casa que descubrió a Víctor en pleno encuentro sexual con uno de sus amigos del chat. Un amigo de Víctor cuenta que la esposa no solo armó un escándalo ese día y los siguientes sino que le exigió el divorcio, no sin antes hacer hablar mal de él entre amigos, familiares y conocidos de ambos para que todos se enteraran de la que ella sentía era una “doble traición” por engañarla no con una mujer, sino con un hombre.

Actualmente Víctor sale con un hombre mucho más joven que él, pero siente que se liberó de una carga por haber ocultado tanto tiempo su realidad.

Y aunque con su exesposa no se pueden ni ver y ella no le permite acercarse a su casa, su hijo en común que hoy tiene 17 años le ha dado todo su apoyo.

Los hijos: ”Mamá, ¿por qué no me lo dijiste?”

Elizabeth Castillo, abogada y coordinadora del grupo de Apoyo a Mamás Lesbianas (www.mamaslesbianas.org), cuenta el caso de una madre de tres hijos, dos de ellos ya adolescentes, uno de 16 años y otro de 18, y el más pequeño de 12.

La mamá decide contarle a los dos primeros que ya no vivirá más con su padre porque está enamorada de otra mujer. No le cuenta al más pequeño porque considera que por su edad no podrá manejar el tema.

Cuando decide contarle la verdad al niño lo que este no le puede aceptar y le reclama constantemente no es su condición sexual, es haber sido excluido de un tema tan relevante. “¿Pero por qué no me dijiste a mí mamá? ¿Por qué mis hermanos saben y yo no sobre una información tan importante en la familia?”.

En el caso de Elizabeth, su hijo tenía 11 años cuando le contó de su condición sexual. “Yo estaba con mi pareja y hablamos los tres. Hubo un momento muy emotivo, pero luego me preguntó si yo era feliz y me dijo “Si tú estás feliz, yo estoy feliz, no tengo problema con ese tema”.

En India: ”Mi marido tiene otros gustos”

En India hasta el 85 % de los gays están casados con mujeres que lo saben y lo aceptan, según el diario El Mundo, de España.
“Sé que tiene algún novio pero a pesar de ello soy feliz porque me trata bien”, cuenta Sana quien tiene 39 años y lleva 17 años casada con Faruk. Luego de cinco años juntos descubrió la condición sexual de su marido. “Me enteré por sus comportamientos, sus ademanes cada vez más femeninos, salía mucho con otros hombres y llegaba tarde a casa, lo intuí y él lo acabó reconociendo”, dice ella que vive en Vadodara, en el estado de Gujarat.

Admite que al enterarse lo pasó muy mal y pensó en dejarle. Pero no se fue por no separarse de sus hijos (niño y niña). Ella dice: “Sé que mi marido tiene algún novio, pero a pesar de eso soy feliz porque él me trata bien, trata bien a los niños y se hace cargo de sus deberes como padre”. Además lo apoya en su lucha por los derechos de la comunidad LGTBI, acude a las manifestaciones lideradas por la organización en la que trabaja su esposo. Ella comprende que él tiene otros gustos, pero no contemplan el divorcio.

“No podemos separarnos porque somos familia. Nuestras madres son hermanas y nosotros, primos. Si nos divorciamos, la relación familiar se romperá y eso en India es muy importante”. La mamá de Faruk ha sabido siempre que su hijo de 40 años es homosexual. “Mi madre lo respeta mientras yo cumpla con mis deberes vitales, que son casarme y tener hijos”, afirma. La madre de Sana no sabe nada de los gustos sexuales de su yerno.

El momento de la verdad: Confianza y claridad

Elizabeth Castillo, coordinadora del grupo Mamás Lesbianas, dice que “es una experiencia que seguramente es muy traumática para la pareja, no solo para quien está recibiendo la información sino para quien la está dando”.

“Lo importante es que quien recibe la información entienda que la persona que le está hablando está teniendo un gesto muy fuerte de confianza al contarle estas circunstancias, sabiendo el daño que le va a causar, porque muy probablemente ahí hay una relación con afecto, con cariño”, agrega.

Recibir la información no es fácil, hay unas recomendaciones para hacer la salida del clóset en cualquier circunstancia, no solo con la pareja: No se debe hacer en medio de una discusión, como una manera de lastimar al otro, en una fecha especial de la familia, mucho menos en un evento luctuoso.

Lo ideal es buscar un espacio de conversación tranquila en el que se pueda compartir la información de manera clara y amorosa. Es una revelación difícil para quien la recibe y para quien está la está contando y haciendo su salida el clóset.

Es más probable que una mujer que le diga a su pareja hombre que es lesbiana sea maltratada por este, que en el caso contrario de que sea el hombre quien le diga a su pareja mujer que es gay.

Es importante generar un espacio seguro en el cual conversar, de manera clara, segura, en una cafetería, en un restaurantes, donde haya un llamado de control de ambas partes.

Las mamás o los papás que van a contar a sus sus hijos que son homosexuales, tienen que estar muy seguros, muy claros de la información que van a dar, que la información de por sí no es dañina, sino que está generando la posibilidad de construir unos lazos y una relación más sólida con sus hijos, porque es de confianza. Y deben ser conscientes de que el hecho de contarle a su hija o a su hijo que es homosexual no representa un daño irreversible para su vida. No es una gran tragedia, ni es un pecado, ni es una enfermedad ni nada grave. Es simplemente una información adicional

Respecto a los hijos, lo ideal es que sean las propias mamás o papás quienes se lo cuenten, no que lo escuchen por boca de otros o se enteren porque vieron a su papá o mamá besándose con su otra pareja. No porque darse un beso sea malo, sino porque en ese momento la información pierde sentido y hay que busca otras maneras de acercarse. El reclamo de los hijos en muchas ocasiones es “¿Por qué no me lo dijiste antes?”.

Uno no puede hablar con un hijo de 5 años de la misma manera que habla con uno de 7, 9, 11 o 15. Eso tiene que ver con la capacidad de comprensión que ellos tienen. Pero en la medida en que se hable con ellos con claridad, los hijos reciben la información de manera muy serena.

¿Cómo manejar la situación?

Andrés Felipe Castelar Caicedo, psicólogo del Grupo de Género de la Universidad Icesi, respondió algunas de las preguntas más frecuentes respecto a la revelación de una persona sobre su condición sexual frente a su pareja
o a sus hijos:

Soy heterosexual y quiero revelarle a mi pareja actual que soy homosexual. ¿Cómo abordar el tema con él o con ella?

La clave está en contar con un vínculo previo que sea sano y que permita una apertura de los sentimientos de ambos. Si bien es cierto que el diálogo es la base de la resolución de los problemas, también es necesario depositar la confianza en la pareja y abstenerse de tomar decisiones apresuradas o radicales.

¿Luego de la revelación se puede establecer una relación amigable?

Sí es posible que perdure una relación de amistad: incluso algunas parejas logran seguir casadas pero separadas en lo afectivo. El acompañamiento terapéutico también es un apoyo valioso en este tipo de procesos.

¿Qué tan cierto es que una persona homosexual (hombre  o mujer) tiene conductas que delatan su verdadera condición, aunque se muestre a los demás como una persona heterosexual?

Este es un prejuicio muy difundido y bastante dañino. No hay una correlación entre el género que deba “delatar” la orientación. No se debe confundir el rol asumido en la sociedad con la identidad personal ni con el objeto de atracción. Y hay que evitar ese tipo de prevenciones, pues cada vez hay más personas que no se comportan desde los modelos típicos (hombres tiernos y cariñosos, mujeres de carácter decidido, independientes de las relaciones con los varones) y esto no los hace ser más que mejores personas.

¿Qué pasa si yo como miembro de una relación estable, descubro que mi pareja es homosexual? ¿Cómo actuar en ese momento? ¿Debo confrontar o debo callar? ¿Cómo puedo sanar ese dolor que me produce haber sido engañado o engañada?

En primer lugar, hay que evitar que las sospechas o los temores lleven a acciones inapropiadas como espiar a la pareja o revisar sus comunicaciones (correos, mensajes, etc.) por más confianza que tuviesen ambos. Es mejor abrir el espacio y comentar las dudas que se tienen, más que confrontar o presionar a la pareja.

Al fin y al cabo, hablamos de una pareja con la que quizá se lleven años de convivencia. Y siempre estará el riesgo de sentirse defraudado, pues las expectativas que se fijan desde el comienzo de la relación, se ven frustradas. No necesariamente hay que hablar de un engaño: reconocer la homosexualidad no implica que ya se tengan relaciones homosexuales.

Incluso, puede ocurrir que se siga amando a esa persona, aunque el sentimiento de frustración estará ahí un tiempo. Recurrir a la aceptación y reformular los proyectos de vida personales (“la idea de volver a empezar”) pueden ser de utilidad. Hay que recordar que si esta situación se presenta en parejas maduras, con hijos adultos, la crisis se hace más intensa debido a los cambios en los roles y las tareas de crianza. Pero se puede tomar como una nueva oportunidad.

¿Después de experimentar una revelación o descubrir a la pareja, qué tan fácil o difícil es para la persona afectada volver a creer y apostar por una nueva relación? ¿Qué tan cierto es que por culpa de una decepción muchos deciden volverse homosexuales?

Eso dependerá del proceso que se emprenda. Usualmente el componente de “traición” tiene un peso considerable en los discursos de exparejas de personas homosexuales, pero como se dijo antes, siempre se podrá volver a empezar. Es necesario superar afirmaciones irracionales como que todos los hombres son lo peor o que no se puede confiar en nadie.

Nadie se vuelve homosexual por venganza o por decepción: esa es una idea que trata falsamente de explicar la salida del clóset en personas adultas, en especial de mujeres. El deseo es un aspecto esencial de la vida de cada uno de nosotros y se estructura desde la infancia: hay presiones sociales y discursos que imponen la heterosexualidad normativa (“El hombre propone y la mujer dispone”; “los hombres en la cocina… las mujeres en el balcón…”) y limitan la expresión de orientaciones y géneros diversos.

METRO DE MADRID » Metro destituye al responsable de Seguridad por una circular homófoba

La empresa pública madrileña despide a dos coordinadoras y expedienta a dos trabajadores por el documento que reclamaba pedir el billete a gais o mendigos

besada en metro madrid

Decenas de personas se han concentrado este domingo en la Puerta del Sol de Madrid para besarse y reclamar así “respeto y tolerancia” para los homosexuales. / ALBERTO MARTÍN (EFE)

Metro de Madrid ha destituido este lunes al jefe del servicio de Seguridad de la compañía pública y a dos coordinadoras después de que la semana pasada saliera a la luz una comunicación interna en la que se pedía a los revisores que reclamaran el billete a homosexuales, músicos, mendigos, pedigüeños y vendedores. También ha expedientado a dos trabajadoras por el mismo motivo.

La empresa ha confirmado estos extremos en un comunicado en el que asegura que ya ha cerrado “el expediente informativo motivado por el lamentable correo enviado por parte de un técnico a una empresa de seguridad” de Metro. En esa comunicación, la empresa señala que el jefe destituido “debería haber supervisado el envío del documento”.

La comunicación que despertó la polémica fue entregada a los interventores. En la misma vienen reflejados los puntos de la red en los que tienen que prestar servicio. En letras mayúsculas se citan las estaciones y, en determinados casos, donde deben hacer especial incidencia los revisores. Destaca por ejemplo el tramo de la línea 2 entre Sol y Las Rosas, donde se pide que se centren en “músicos, mendigos y gais”. Esta circular fue denunciada por el comité de empresa y el sindicato UGT, que pidieron a la empresa que se asumieran responsabilidades.

Metro ha reiterado tras el cese del responsable de seguridad que “no comparte en absoluto ni el contenido ni las expresiones de dicho correo” y rechaza que sea “oficial de la compañía”. El consejero delegado de Metro de Madrid, Ignacio González Velayos, se reúne este lunes con asociaciones LGTB y de personas sin hogar para explicarles “en primera persona las circunstancias que han rodeado el envío del documento y las medidas a adoptar por parte de la compañía para evitar que situaciones tan lamentables vuelvan a tener lugar en Metro”, según la nota.

Metro investiga el origen de una circular que pide vigilar a los gais

La compañía se desvincula del documento y anuncia medidas contra la persona que lo haya redactado y se lo entregara a los revisores

lista persecucion gays metro madrid

Listado entregado a los interventores de Metro.

Metro de Madrid ha abierto una investigación interna para determinar el origen y el autor de una comunicación interna entregada a los revisores en la mañana de ayer. En la misma se recoge que se pida el billete a homosexuales, músicos, mendigos, pedigüeños y vendedores, según ha informado la cadena SER. El secretario de UGT en el Metro, Teodoro Piñuelas, ha pedido que se depuren responsabilidades y que se despida a las personas responsables del escrito.

La comunicación que ha levantado toda la polémica fue entregada a los interventores entre la noche del ayer y la mañana de hoy al inicio de sus turnos. En la misma viene reflejados los puntos por los que tienen que prestar servicio. En letras mayúsculas se citan las estaciones y, en determinados casos, donde deben hacer especial incidencia los revisores. Destaca por ejemplo el tramo de la línea 2 entre Sol y Las Rosas, donde se pide que se centren en “músicos, mendigos y gais”.

Según Piñuelas, se ha montado cierto alboroto al recibir esta comunicación. Los interventores han protestado por esta discriminación y han respondido que no iban a hacerle caso. Como estaba presente en las oficinas el abogado del Consorcio Regional de Transportes, le han consultado de dónde había salido esa circular. Supuestamente, el origen es la dirección de Seguridad de la compañía metropolitana. El propio letrado les ha dicho que no se podía aplicar. “No comprendo por qué se da a entender que los homosexuales no pagan el billete y que se vigile a estas personas. ¿Y por qué no a los altos, a los rubios o a los que lleven gafas?”, critica Piñuelas.

Metro de Madrid se ha desvinculado del contenido de ese documento: “La compañía no tiene conocimiento ni ha dado su consentimiento para que se redacte un documento en estos términos”, ha señalado una portavoz de la compañía. De hecho, ha abierto una investigación interna para ver quién ha redactado el texto, que no es “en ningún caso oficial de la empresa”, y los motivos por los que se ha distribuido.

La portavoz ha anunciado que se tomarán medidas disciplinarias contra la persona o personas que lo hayan redactado. “Desde Metro de Madrid se rechaza este tipo de expresiones, que nada tienen que ver la compañía”, ha concluido la portavoz.

“Yo no quería denunciar, tengo miedo”

Dos hombres sufren una agresión homófoba en el punto de encuentro gay de Las Ventas

A Carlos le extrañó que no hubiera nadie en el aparcamiento de la plaza de toros de Las Ventas. No era la primera vez que iba a buscar un contacto a ese conocido punto de encuentro gay. Pero sí sería la última. Cuando llegó, a eso de las 23.30, sólo había otro chico en un coche. Cerró el suyo y se acercó a él.

— Qué raro, no hay nadie —le comentó.

Después, los ojos de terror de ese chico al que acababa de conocer. Giró la cabeza y les vio: “Eran siete u ocho, todos vestidos de negro”, recuerda.

—¡Maricón! —gritaron, rodeándoles.

Corrió por el terraplén de salida del aparcamiento, se topó con la valla que sirve de perímetro a la carretera de la M-30. Sintió una descarga en el hombro. Tropezó. Se protegió la cabeza con los brazos mientras recibía decenas de patadas en el suelo. Pudo abrir los ojos unos segundos y vio un hueco en la cerca de alambre, se dejó caer al arcén de la autovía: “Menos mal que no había mucha altura, no sabía adonde me estaba tirando, solo quería huir de ellos”.

Sin dejar de correr, miró hacía atrás y vio cómo pateaban a aquel chico, del que no volvió a saber nada hasta que un día le llamó la policía.

Hoy se cumple un mes de aquella agresión homófoba. Carlos no se llama Carlos. Pero prefiere no hacer público su verdadero nombre. Tiene 43 años. Trabaja como administrativo. Bueno, trabajaba, porque desde entonces está de baja en su casa. Tiene el hombro roto por varios sitios: “Cuatro fragmentos de húmero proximal izquierdo con lesión neurológica asociada tras agresión, refiere que le dieron una descarga eléctrica en región de hombro, con disestesias y pérdida de fuerza para la movilización de mano y dedos desde ese momento”, reza el parte médico del hospital Ramón y Cajal, adonde le llevó una ambulancia del Samur después de que un viandante le prestase ayuda. Carlos tiene una parálisis “nervio-radial” desde el ataque.

“No quería denunciar”, recuerda. “Lo hice porque me convenció mi familia. Tengo miedo”.

A las 20.00 horas del 21 de enero, nada más salir operado del hospital, se presentó en la comisaría de Alcobendas. Aparte de relatar esos mismos hechos, tal y como consta en el atestado, solo pudo aportar que los agresores eran todos varones jóvenes, de entre 20 y 30 años.

Las cámaras de seguridad del aparcamiento de Las Ventas ayudaron a identificar a tres de ellos. “Según me dijo la policía cuando me llamó, todos tenían antecedentes por otras agresiones”, cuenta. Carlos no quiso ir a la rueda de reconocimiento. “Temo que me reconozcan y que tomen represalias. Yo solo quiero recuperarme y olvidar todo esto”.

Después supo también que aquel chico del aparcamiento, tras pasar varios días en el hospital, con la nariz rota y operada y todo el cuerpo contusionado, puso su correspondiente denuncia. “Él está dispuesto a tirar para adelante”, dice Carlos que le dijo el agente. Lo que nunca supo es que los tres chicos que detuvieron los miembros de la Policía Judicial eran menores de edad y que pasaron a disposición del Grupo de Menores (GRUME).

El matrimonio igualitario conquista el conservador sur de Estados Unidos

El Tribunal Supremo impide a Alabama prohibir los enlaces entre personas del mismo sexo

Yashinari Effinger besa a su esposa Adrian Thomas

Yashinari Effinger besa a su esposa Adrian Thomas al contraer matrimonio esta semana en Alabama. / GARY COSBY JR. (AP)

En pleno debate sobre la legalización del matrimonio homosexual en Estados Unidos, el reverendo Phil Snider se dirigió hace tres años a su congregación en Misuri con un discurso a favor de la discriminación sexual. A los pocos minutos de comenzar, se detuvo. “Lo siento, creo que he tomado prestados los argumentos del siglo equivocado”. Snider había convencido a la audiencia de que la discriminación era justificable cambiando los términos “integración racial” por “derechos de los homosexuales” en un discurso que ya había sido empleado para defender la segregación contra las minorías raciales en el sur.

Su intervención se convirtió en uno de los vídeos virales del momento. Snider había demostrado que los argumentos que fallaron en la defensa de la segregación, también son insuficientes para negar la igualdad a los homosexuales. Ahora, como hace medio siglo, la región que más tiempo oprimió a las minorías raciales, ha sido la última en sumarse a esta batalla por los derechos civiles, la de los homosexuales.

Decenas de parejas del mismo sexo aguardaban el lunes pasado en juzgados de Alabama para contraer matrimonio. Querían ser las primeras, del primer estado del Deep South en acceder a un derecho que ya reconoce la mayor parte del país. No faltó tensión. Un juez de Alabama, Roy Moore, había dictaminado la noche anterior que no se firmaría ningún acta de matrimonio hasta que se pronunciara el Tribunal Supremo en Washington. Apenas unas horas después, el Supremo negó la petición de Moore y declaró que Alabama no tiene competencias para prohibir el matrimonio igualitario.

Hasta ahora, la comunidad homosexual de Alabama había visto cómo los avances conquistados en el resto del país no cruzaban sus fronteras. El límite estaba hasta ahora en el sur, pero el cambio ha llegado con la decisión de los jueces del Supremo.

La oleada de cambio que en apenas dos años ha barrido la opinión pública estadounidense empieza así a conquistar el sur. La región más conservadora del país es la que menos respalda las uniones entre personas del mismo sexo, apenas un 41%, frente a un 61% que lo apoya en la costa Este, según datos recientes del Centro Pew. Siete de cada 10 estadounidenses viven en uno de los 37 estados donde el matrimonio homosexual está legalizado. Otra mayoría, un 72%, considera que el matrimonio entre personas del mismo sexo es ya inevitable, según datos del Centro Pew.

Pero bajo la piel conservadora de Alabama, Georgia y Louisiana se adivinan profundas transformaciones culturales y demográficas que han situado a los ciudadanos a favor del matrimonio igualitario. A pesar de mantenerse en la retaguardia de uno de los cambios sociales más importantes de las últimas décadas, el ritmo sí ha sido el mismo que en el resto del país y en la misma dirección. Desde 2003, el apoyo en el sur ha pasado de un 25% a un 44%, similar al salto de 21 puntos que dio la costa Este (del 40% al 61%) en el mismo período.

Alabama debe acatar ahora la decisión del Supremo. Pero esto no quiere decir que el alto tribunal haya reconocido el derecho a casarse de los homosexuales; en junio tendrá que pronunciarse sobre ello y su decisión afectará a todo el país.

Shante Wolfe y Tori Sisson fueron la primer pareja en casarse en el conservador estado de Alabama, al sur de EE UU.

Shante Wolfe y Tori Sisson fueron la primer pareja en casarse en el conservador estado de Alabama, al sur de EE UU. / MICKEY WELSH (AP)

“Las autoridades pueden permitir la vigencia de esas uniones o quedar como estúpidos orgullosos por intentar arrancar a maridos y esposas de sus parejas”, decía este lunes la revista The Atlantic. “Nadie se ganó a los estadounidenses partiendo en dos sus certificados de matrimonio”.

Ni siquiera a los del sur. El juez Moore ha ignorado la nueva demografía y el cambio de ideas en la región, destino en los últimos 20 años de una oleada de trabajadores, especialmente de minorías raciales, que regresan del norte. Les caracteriza, según escribe el demógrafo William Frey en su radiografía de la explosión demográfica que está definiendo a los nuevos EE UU, tanto su edad como su “capital humano”. En los setenta y ochenta, los afroamericanos regresaban solo un poco mejor económicamente que sus nuevos vecinos. Ahora, según Frey, “son jóvenes y con un nivel educativo muy alto”.

La generación del milenio, la más diversa de las últimas décadas, muestra un respaldo sin precedentes a los derechos de la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales). Según datos del Public Region Research Institute, un 69% de los jóvenes entre 18 y 33 años defiende el matrimonio homosexual, frente a un 37% de los mayores de 68 años, los baby boomers que han liderado la opinión pública hasta hace apenas una década.

El sur ya no está aislado y se acaba de sumar a los cambios de una sociedad que hace apenas cinco años no se imaginaba que en 2015 podría estar a las puertas de legalizar el matrimonio homosexual.

Un juez de Alabama reta al Supremo

C. F. PEREDA

La estrategia del juez Roy Moore para detener los matrimonios entre personas del mismo sexo en Alabama es habitual: los magistrados pueden pedir al Tribunal Supremo que bloquee la ejecución de una ley hasta que la corte decida si ésta se ajusta a la Constitución o no. En este caso, el Supremo estudiará en abril cuatro casos que pueden resolver la pregunta clave en la penúltima batalla por los derechos civiles del país: ¿tienen los estadounidenses el derecho a casarse con una persona del mismo sexo?

Dos de los nueve jueces del Tribunal Supremo manifestaron esta semana su rechazo a la decisión de no bloquear los matrimonios entre personas del mismo sexo en Alabama hasta que la corte resuelva esta pregunta. Los conservadores Clarence Thomas y Antonin Scalia, en una sentencia redactada por el primero, alertaron de que la decisión de la corte “puede ser interpretada como una señal de que el Tribunal ya ha respondido la pregunta”, en referencia a los casos que estudiará en abril.

El Supremo declaró en 2013 que la ley federal que definía el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer, así como la ley de California que prohibió las uniones de parejas del mismo sexo, violaban la Constitución al discriminar en contra de los homosexuales. Esos dos casos, considerados como el avance más importante en materia de igualdad de derechos de la comunidad LGBT, no resolvieron sin embargo la cuestión de si existe el derecho al matrimonio a nivel federal. Para Thomas, una mayoría de jueces del Supremo han adelantado la respuesta.

Imputada por exhibicionismo una pareja que denunció una agresión homófoba

“Somos gais, no pervertidos”

ricardo y luis frutos

Ricardo (izquierda) y Luis de Frutos el pasado jueves en la playa almeriense donde fueron agredidos. / FRANCISCO BONILLA (EL PAÍS)

De denunciantes a imputados. Luis y Ricardo de Frutos aún no se lo terminan de creer. El pasado 28 de junio denunciaron una agresión homófoba en la playa almeriense de Torregarcía, donde estaban haciendo nudismo. “Cuando, ocho meses después, nos llamaron del juzgado fuimos contentísimos pensando que por fin nos iban a escuchar”, explica Ricardo. “Pero al llegar allí, una funcionaria nos comunicó que estábamos imputados ¡por un delito de lesiones y otro de exhibicionismo! Nos quedamos muertos”.

Ricardo tiene 68 años y padece esclerosis múltiple. Su marido, Luis, tiene 56. El joven al que denunciaron por agresión “unos 25”. “Íbamos dando un paseo por la orilla del mar cuando este chico y un hombre mayor, que luego supimos que era su suegro, vinieron corriendo hacia nosotros al grito de ‘¡Ni un paso más, maricones!’. El chico me dio un puñetazo que me tiró al agua y me siguió dando patadas”, recuerda Ricardo. “Luis le gritó: ‘¡Le vas a matar!’ y entonces él le dijo: ‘No te preocupes, que para ti también hay’ y le dio un puñetazo que empezó a sangrar como un cochino. Mientras todo esto ocurría, el hombre mayor le jaleaba: ‘¡Dales duro a estos maricones!…”.

La pareja acude a esta playa a hacer nudismo cada fin de semana de verano desde hace ocho años. “Nunca habíamos tenido problemas. No es una playa nudista, pero es muy grande y es habitual que haya nudistas. Aquel mismo día había otra familia con niños y un matrimonio nudista. Fueron los que llamaron a la policía y la ambulancia después de la paliza”, recuerda Ricardo.

Según los partes médicos, tras la agresión a Luis tuvieron que coserle una “herida de aproximadamente 1,5 centímetros en zona malar derecha” y a Ricardo, “policontusionado”, tratarle los hematomas. “Claro que nosotros no les pegamos a ellos. Físicamente no podemos, y además, ¡estábamos muertos de miedo!”.

La juez, María del Mar Cruz Moreno, no llegó a llamar a declarar a los denunciantes de la agresión, pero sí preguntó al Ayuntamiento de Almería si la playa donde se habían producido los hechos era nudista. “No consta que tenga autorización para tal uso”, respondió el Consistorio. La magistrada decidió entonces imputar a Ricardo y a Luis por un delito de exhibicionismo, esto es, “ejecutar actos de exhibición obscena ante menores o incapaces”, castigado con hasta un año de cárcel.

“Según la RAE, exhibicionismo es una ‘perversión’. Nosotros somos gais, no pervertidos. Esa imputación nos duele mucho más que los golpes. Un exhibicionista es el que va a la plaza mayor de Madrid, se abre el abrigo y enseña los genitales a unos niños; no una pareja mayor que hace nudismo, como otra mucha gente aquel mismo día. Si hubiéramos sido una pareja heterosexual paseando desnuda nunca nos habrían agredido”.

Ricardo y Luis llevan 26 años juntos y fueron de los primeros en casarse nada más aprobarse la ley de matrimonio homosexual. Han recurrido las imputaciones y confían en que su caso sea tratado como “agresión homófoba”. “En esto pasa lo mismo que con la violencia machista hace años, cuando las mujeres iban a denunciar y les decían: ‘Anda, vete a casa. Algo habrás hecho…”.