El Supremo de México avala el matrimonio homosexual

Una de las primeras bodas gais en México DF en 2010

Una de las primeras bodas gais en México DF en 2010. / REUTERS

México ha dado un paso de gigante en el reconocimiento del matrimonio homosexual. La Suprema Corte de Justicia de la Nación, en una decisión histórica, ha respaldado estos enlaces y los ha equiparado plenamente a los heterosexuales. La medida del alto tribunal, acogida con frialdad por las fuerzas políticas, pone fin a la dispersión legal en torno a esta cuestión y considera inconstitucional cualquier norma que establezca que la finalidad del matrimonio es la procreación o que lo defina como la unión entre un hombre y una mujer. Esta doctrina supone en la práctica su legalización y sitúa a México en la órbita de Argentina, Brasil o Uruguay.

En México cada estado regula el matrimonio a través de su propio código civil. Hasta la fecha, el enlace homosexual sólo está legalizado en Distrito Federal, Coahuila y Quintana Roo. El resto de territorios ofrece un poliédrico cuadro normativo que, al no reconocer plenos derechos a los gays, se ha convertido en una fuente de recursos de amparo.

El principal punto de conflicto radica en que las leyes estatales sostienen, en muchos casos, que la finalidad de la boda es la procreación. Un aspecto que niega la Suprema Corte. En su tesis jurisprudencial, que busca la unificación de doctrina ante los recursos de amparo, los magistrados recuerdan que el verdadero objetivo es “la protección de la familia como realidad social”. “Como la finalidad del matrimonio no es la procreación, no tiene razón justificada que la unión sea heterosexual, ni que se enuncie como entre un solo hombre y una sola mujer. Dicha enunciación resulta discriminatoria en su mera expresión […] pues excluye injustificadamente del acceso al matrimonio a las parejas homosexuales que están situadas en condiciones similares a las parejas heterosexuales”, indica el texto.

El Supremo mexicano lanza también un varapalo a quienes vinculan los requisitos del matrimonio a las preferencias sexuales. “Ninguna norma, decisión o práctica de derecho interno, tanto por parte de las autoridades estatales como de particulares, pueden disminuir o restringir los derechos de una persona a partir de su orientación sexual”, concluyen los jueces, entre cuyos ponentes figura juristas de gran prestigio como José Ramón Cossío Díaz y Arturo Zaldívar.

Establecidas estas premisas, el alto tribunal considera inconstitucional cualquier ley que entienda que la finalidad del enlace es la procreación o que lo defina como el que se celebra entre un hombre y una mujer. “De este modo, en todo el territorio queda avalado el matrimonio homosexual, aunque las normas estatales digan lo contrario”, explica a este periódico la directora de estudios de la Suprema Corte, Leticia Bonifaz. La decisión, sin embargo, no invalida las normas discriminatorias, dado que la vía pertinente para lograrlo no es el amparo, sino el recurso de inconstitucionalidad. Aún así, la doctrina emitida tendrá que ser obligado cumplimiento en los tribunales mexicanos.

La toma de postura de la Suprema Corte fue bien recibida por las organizaciones involucradas en la lucha por los derechos civiles. El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CNPD) calificó la medida de “histórica” y como un paso fundamental para derribar legislaciones vejatorias. “Es un avance en la lucha por proteger y visibilizar los derechos fundamentales de todas las personas “, señaló en un comunicado.

Mucho más fría fue la acogida en el universo político. Aunque el reconocimiento de los derechos homosexuales ha avanzado con fuerza en los últimos años en México (el 70% de la población se declara a favor, según CNPD ), numerosos políticos rehúyen aún la cuestión por miedo a los prejuicios y la erosión electoral. En el caso del derechista Partido de Acción Nacional (PAN), este distanciamiento está generalizado. Más confusa resulta la posición del PRI, el PRD o Morena. En estas formaciones la tolerancia ha ganado terreno, pero aún se registran profundas resistencias. Un caso paradigmático es el de Andrés Manuel López Obrador, exjefe de Gobierno del DF y dos veces candidato presidencial con el PRD. El eterno aspirante de la izquierda, de profundas convicciones religiosas, siempre ha soslayado pronunciarse abiertamente a favor del matrimonio homosexual. “Lo fundamental es la honestidad, eso (legalizar el aborto y los matrimonios gay), con todo respeto y autenticidad, lo considero como algo no tan importante, lo importante en México es que se acabe con la corrupción, nada ha dañado más a México que la deshonestidad”, respondió recientemente.

El niño acosado se hace escritor

El escritor francés Édouard Louis, en Madrid

El escritor francés Édouard Louis, en Madrid. / BERNARDO PÉREZ

Durante dos años, Édouard Louis acudió fielmente a la cita con sus acosadores en un pasillo del colegio. No contó las vejaciones ni los golpes hasta muchos años después, cuando decidió escribir un libro sobre su infancia en Hallencourt, un pequeño pueblo del norte de Francia donde no había lugar para la diferencia. Y no lo contó porque Louis batalló contra sí mismo —su amaneramiento, su delicadeza, su orientación sexual— para ser como los demás. Por las mañanas se decía ‘Hoy voy a ser un tío duro’. O, lo que es lo mismo, jugar al fútbol, beber hasta rozar el coma etílico, besar a chicas, faltar a clase, disimular que no le concernían pintadas como “Muerte a losmarikas”. La cima de aquel ejercicio de falseamiento se alcanzó el día que se acercó a otro alumno de su centro, tan sospechoso como él, y le espetó: “Cierra esa bocaza, maricón”.

Louis, que acaba de licenciarse en Sociología en la Escuela Normal Superior de París, nació en 1992 con un nombre que le aplastó tanto como sus ademanes afeminados: Eddy Bellegueule, algo así como Eddy el Guaperas. En 2013 se lo cambió. “No era solo un nombre, era también una historia. Cada vez que que escuchaba Eddy Bellegueule, escuchaba ‘maricón’ y ‘pobre’. Era el nombre de mi infancia y yo odiaba mi infancia. Mi autenticidad es lo que yo construyo. Eddy Bellegueule era algo que los otros habían hecho, no lo que yo era. Cambiar el nombre era una manera de decir lo que quiero ser”, explica durante una entrevista en Madrid.

En Hallencourt fue víctima de la miseria física (frío, a veces hambre) y moral. Muchos allí lo son. El anciano que se dejó morir en su cama entre orines y heces, con los calcetines incrustados en los tobillos. Los niños que juegan a ahorcar gallinas con hilo de pescar. El padre de Édouard era el único con derecho a hablar durante las comidas. La madre le reprochaba que fuese la vergüenza de la familia. Leer estaba mal visto. Todo ello, y crueldades mayores, se relata sin artificios literarios en Para acabar con Eddy Bellegueule(Salamandra), la novela autobiográfica escrita por Édouard Louis traducida del francés por María Teresa Gallego Urrutia. Tres editoriales rechazaron el original antes de que Seuil lanzase una tímida tirada de 2.000 ejemplares y después de una cuarentena que duró 14 meses. El libro fue un mazazo en el país que inventó los derechos humanos. La prensa se dividió a favor y en contra. Sus antiguos vecinos le insultaron. Algunos medios enviaron periodistas a Hallencourt para verificar si la historia narrada era real. Manipularon el entorno. Su madre le atacó. “La llevaron a otra casa y le dieron otras ropas para decir que yo mentía”, revive. Nadie pidió perdón por haberle insultado, escupido, agredido o difamado en la infancia. La obra se convirtió en un superventas: 230.000 ejemplares, traducciones a 20 idiomas, miles de cartas y correos electrónicos de víctimas de la homofobia en otros lugares (también en España). Louis se liberó al huir, aunque paradójicamente vivió su alejamiento del pueblo como un fracaso. “A esa edad vencer habría supuesto ser como los demás”, escribe.

Un día antes de la entrevista había entregado su segundo novela,Historia de la violencia. De nuevo vida real: la de un inmigrante de la Cabilia que Louis utiliza para denunciar la marginación que sufrieron en Francia oleadas de argelinos tras la guerra de la independencia. Literatura política. Vivencias personales al servicio de la historia colectiva contemporánea. Una nueva disección de la violencia. “No me gusta la literatura que es un mero ejercicio de estilo. Tenía razones políticas para escribir mi libro. El mundo de mi infancia estaba ausente de la literatura. Intenté incluir en la literatura lo que la literatura excluye”.

Masculinidad en conserva

La lucha por salir de un cuerpo que no se siente como propio, la meta de ser quien uno quiere ser, de eso habla ‘Envasadas’, teatro a medio tiempo en Lavapiés

Zaloa Zamarreño (i), Elena Triviño (c) y Pilar Barrera (d)

Zaloa Zamarreño (i), Elena Triviño (c) y Pilar Barrera (d). / CARLOS ROSILLO

Un bote de cristal transparente preside una mesa cercada por dos sillas. Es la sala de visitas de una cárcel. Podría ser un pepinillo en vinagre. O una salchicha macerada en vino blanco. Pero es un pene. Cómo ha llegado hasta ahí es algo que desmenuza, con excelente manejo del tiempo, Envasadas, una obra de teatro a medio tiempo en El Umbral de Primavera, en el madrileño barrio de Lavapiés.

La pieza, que no supera los 20 minutos y que podrá verse los dos próximos viernes, es un ovillo emocional que se desmadeja tirando de un solo hilo: la transexualidad. Una cuestión hasta no hace mucho oscurecida por prejuicios y reminiscencias irracionales y absurdas de épocas pasadas. Aún hoy quedan rincones a los que esa luz, la del respeto, no llega. Envasadas es otra de las formas de acercarse al tema, de capturarlo, de darle calor y soltarlo, con fuerza, al público. Como una bofetada. En parte, porque es una historia real.

Cartel de 'Envasadas'.

Cartel de ‘Envasadas’.

Su autor, Javier Esteban, un publicista madrileño freelance de varias profesiones que ahora reside en Edimburgo, se preguntó por qué no contarlo: “Todos llevamos dentro, en mayor o menor medida otro ser que nos gustaría ser y que muy pocos nos atrevemos a mostrar”. El padre del novio de una amiga suya había decidido cambiar de vida, y su mujer y su hijo le acompañaron en ese viaje. “Los vecinos no tanto, vamos… que fueron unos capullos”. A Esteban le pareció una historia tan tierna y tan dura que decidió escribirla. “Sin tener que ver demasiado con la que me contaron”.

De sus manos pasó a las de Elena Triviño (Málaga, 1975), que aprovechó un pequeño parón laboral en su trabajo habitual en televisión para dirigir la pieza. “Ha habido mucho feeling, tanto personal como laboral y la comunicación y la sensibilización con el tema son importantísimas. Somos personas, independientemente de nuestra sexualidad”. Algo que acaba aceptando la madre, Pilar Barrera (Madrid, 1951), bajo la luz cenital. Una voz profunda pero dulce que desvela miedos y secretos en apenas dos metros cuadrados: “Es el reencuentro entre dos personas después de años sin verse, pero una madre perdona y acepta lo que sea con tal de estar unida a su hijo o a su hija”.

O a ambos, en este caso. Dos en un cuerpo. Él, fue. Ella, es. Zaloa Zamarreño (San Sebastián, 1974) es Sandra: “Un personaje maravilloso que consigue derribar todas las trabas; y también difícil, no creo que nadie sepa exactamente qué siente alguien que no se reconoce en su cuerpo”. Sandra está en prisión. ¿El motivo? El cierre a un tiempo dilatado en la memoria de ambas, la cicatriz aún tierna del pasado, y la espina dorsal de la obra. No se puede contar más.

El autor, desde Edimburgo

Javier Esteban, autor de 'Envasadas'.

Javier Esteban, autor de ‘Envasadas’.

Javier Esteban estudió publicidad y fue personal laboral del Ministerio de Defensa: Plaza a la que renunció. “Ahora soy decorador freelance, copy freelance, empresario sin mucho éxito, inventor de una sola cosa que no me ha dado un euro pero de la que me siento muy orgulloso, escritor y director de teatro”, ahí acaba la lista, según el autor de Envasadas, también, entre otras, de Despiertos, Efecto dominó, Amor propio, ¡¡Qué rollo!!, y algunos monólogos.

Ahora vive en Edimburgo, “la fría Edimburgo”. Y desde allí, habla de la concentración temática de la historia: transexualidad, maltrato, relaciones familiares… ¿Cuál, de entre todos los mensajes, es más necesario hoy?

“No voy a ser el típico que ante esa pregunta diga que no hay mensajes. ¡Una leche! En serio, yo lucho todos los días de mi vida por quitarme prejuicios e idioteces de la cabeza e intentar respetar al otro. A veces lo consigo, y cuando lo consigo yo soy más feliz y los demás son más felices. A ver, ¿por qué tenemos que amargar la vida de los demás si quieren vivir como les da la gana y no nos hacen daño?”

Dice de la foto que envía desde la capital escocesa que no es la mejor: “Pero no tengo otra en la que salga un poco bien, soy menos fotogénico que un camaleón”.

Adiós popular a Pedro Zerolo

Ciudadanos, políticos, artistas y militantes despiden al activista gay y diputado autonómico socialista. La capilla ardiente estará en la Casa de la Villa de Madrid hasta las 21.00

El viudo de Pedro Zerolo, Jesús Santos, ante el féretro de su marido

El viudo de Pedro Zerolo, Jesús Santos, ante el féretro de su marido. / JULIÁN ROJAS | ATLAS

Una pequeña cola esperaba estar tarde a las 15.00 a que se pudiera acceder a la capilla ardiente de Pedro Zerolo, el dirigente del Partido Socialista de Madrid y militante por los derechos de las minorías –especialmente la suya, la de gais, lesbianas, transexuales y bisexuales– que falleció esta madrugada en su casa de Madrid. El féretro fue instalado en el Salón de los Cristales del antiguo Ayuntamiento de Madrid, custodiado por maceros y ujieres y con un fondo ya a primera hora de la tarde de decenas coronas variopintas, desde la agrupación socialista de Ceuta a sus compañeros de la FELGTB (Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales) hasta un centro de inserción laboral de drogodependientes.

A pie firme, el viudo de Zerolo, Jesús Santos, y familiares del político recibieron a los visitantes. Ciudadanos anónimos como tres mujeres de mediana edad –“no importa nuestro nombre; di que estamos aquí porque era muy majo y nos gustaba mucho”–, políticos, artistas –una desconsolada Cayetana Guillén Cuervo, amiga de la pareja– y militantes estaban ya a primera hora en el salón.

De las primeras en llegar fue la alcaldesa en funciones de Madrid, Ana Botella, quien departió unos cinco minutos con el viudo. Ella había ofrecido el salón, pese a que en el pasado fue una de las más críticas con el proyecto de matrimonio entre personas del mismo sexo que Zerolo promovió y el PSOE sacó adelante (se hizo famosa su comparación de las relaciones entre personas del mismo sexo con la incompatibilidad de peras y manzanas). También estaban la exministra y concejal del PSOE Trinidad Jiménez, los dirigentes socialistas Rafael Simancas y Jaime Lissavetzky, la líder de UPyD,Rosa Díez –una de las primeras políticas del PSOE en acudir a una manifestación del Orgullo Gay en Madrid–, el candidato de Podemos a la Comunidad de Madrid, José Manuel López;  las poetisas Ruth Toledano y Ajo, los actores Antonia San Juan y Luis Miguel Seguí y muchos militantes.

Para algunos, como Carla Antonelliy Beatriz Gimeno, la visita a la capilla ardiente fue la continuación de jurar sus cargos como diputadas autonómicas de Madrid, la primera por el PSOE y la segunda con Podemos. Ambas salieron del movimiento LGTB, como Zerolo. “En el acto se equivocaban todo el rato y le nombraban”, se quejó Gimeno, muy afectada. Antonelli, quien había depositado una rosa roja en el escaño que tenía que haber ocupado Zerolo, elegido como ella para la Comunidad en la lista de Ángel Gabilondo, intentaba calmarse después de un día muy agitado.

A las 16.00 ya habían pasado por la capilla ardiente otros militantes gais históricos, como Boti García Rodrigo, Toni Poveda, Miguel Ángel Fernández –que fue asesor de Zerolo ya en el PSOE–, el abogado Manuel Ródenas, los representantes de Aegal (la asociación de empresarios de negocios para el público gay y lésbico que organiza el Orgullo) y de la Fundación Triángulo, entre otros. También los del colectivo de Madrid (Cogam), del que fue presidente Zerolo y muchos activistas a título individual, como la pareja que llevaba un ramo de rosas envuelta en una bandera arco iris.

José Manuel Freire, portavoz de Sanidad del PSOE de Madrid, manifestó que aunque no era amigo personal de Zerolo, sí que se llevaba bien con él. “Era un héroe, uno de esos hombres a los que la historia debe un homenaje”.

Sus compañeros de activismo, quizá más fieles al espíritu de Zerolo, al ver el uniforme de los edecanes y ujieres de la guardia, con sus cascos de plumas, se decantaron por el humor para pasar el trago: “Le habría encantado irse rodeado de plumas”.

La capilla ardiente estará abierta hasta las 21.00. A las 19.00 los colectivos FELGTB y Cogam han convocado una vigilia en la plaza de Chueca.

La pasión de la igualdad

Pedro Zerolo era un revolucionario, un activista, un hombre que no podía vivir sin sueños

Pedro Javier González Zerolo era un revolucionario, un activista, un hombre que no podía vivir sin sueños. Con su padre, Pedro González, tuvo diferencias y semejanzas; Pedro Javier (que así lo llamaban el padre, la madre, los hermanos) era dulce como la madre, directo como el padre. El padre, Pedro González, uno de los grandes pintores que han dado las islas, y el mundo, fue líder siempre: en la escuela, en la cátedra (de Bellas Artes), entre los amigos del grupo artístico Nuestro Arte. Y Pedro heredó esos rasgos, hasta el final.

Ahora Pedro padre está delicado de salud, y sigue siendo, como fue siempre, un hombre cuya vitalidad se mantiene en los ojos. A Pedro hijo esa luz, la luz de sus ojos negros, le ha durado hasta en los peores momentos, que son los que han precedido a la desaparición de este volcán noble.

Era un hombre delicado pero terminante: no transigía con la descalificación moral (es decir, inmoral) de los que, como él, pero con él al frente, buscaban la igualdad como meta para conseguir la felicidad en sus vidas.

Él fue muy feliz, alcanzó las metas que defendió en la calle, en su partido y en las instituciones a las que regaló el tiempo de su vida. Pero eso no lo hizo para él, ni para Jesús, su marido, ni para sus amigos, ni para los que opinaban como él: él hacía todo eso porque era un republicano, un ser civil que tenía por los valores (la igualdad, la libertad, la fraternidad) el afecto radical del que se crió viviendo entre esas palabras.

La suya fue, también, una familia republicana, progresista hasta en los menores detalles, y ese liderazgo moral que le dio el origen se manifestó en su acción política pero también en la gestión sentimental de la vida cotidiana. Como el padre, era ceñudo cuando se cabreaba; nos reprochaba a los medios la banalidad con la que tratábamos las revindicaciones que protagonizaba, y su lucha no fue para que lo tomáramos en serio sino para que no fuéramos tontos, para que no dejáramos pasar por delante de nuestras narices la oportunidad que se le planteaba a la nueva democracia española: la oportunidad de entender seriamente que la modernidad pasaba por conseguir que todos fuéramos iguales.

Su gran triunfo fue la ley de matrimonio igualitario; él convenció a Zapatero para de que diera esa batalla, y él fue el primer soldado civil de esa guerra feliz. La fotografía en la que él aparece en la escena matrimonial que protagonizó con su marido no es la postal de una conquista personal, sino la expresión de una ambición colectiva que tiene una raíz y una consecuencia emocionantes.

Es difícil encontrar en los periódicos retratos de Zerolo solo, pues nunca fue un hombre solo; fue un ser de cercanías, que diría Umbral, alguien que siempre se apoyó en otros para ejercer su liderazgo natural. Como su padre, de nuevo, él mandaba donde estuviera, en la casa, en el partido y en la calle, pero si no sentía alrededor el calor de los otros se sentía fuera de lugar.

Representaba a una generación que no quiso dilapidar la oportunidad de tener ilusión, y como le daba rabia que su partido hiciera mutis por el foro, dijo en los últimos tiempos y en abierto lo que siempre dijo en las interioridades de esas organizaciones que se olvidan del objetivo final de su costumbre de existir: combatir para hacer mejor la vida de los otros. Eso que dijo acerca de la misión de su partido, hacerse de izquierdas para creerse el cambio, no era consecuencia de su retórica legendaria para crear eslóganes: eso venía de su corazón. De su corazón republicano y socialista.

Era un ser entrañable este líder natural apasionado de la igualdad. Hace un año aún recibía naranjas de alguien que supo que entraba en una fase difícil de su vida. Él, a su vez, agasajaba en secreto también (ella lo reveló ayer) a su íntima amiga Trinidad Jiménez, que pasó por un mal momento. Él recibía naranjas; él le envió a Trini, durante un año, flores frescas. Era un torrente, un volcán ennoblecido por el objetivo de su vida: hacer mejor la vida ajena. Lo logró.

Este martes hubo muchas lágrimas en la capilla ardiente. Muchas eran de personas a las que él les mejoró para siempre el noble ejercicio de vivir en libertad. Puede decirse de él lo que Hemingway contó de uno de sus personajes: “Conoció la angustia y el dolor pero nunca estuvo triste una mañana”. Su volcán sólo podía agotarlo la muerte. Y esta noticia fatal nos llena de rabia a los que nunca pensamos que Pedro Zerolo no iba a ganar también esta lucha.

Adiós popular a Pedro Zerolo

El viudo de Pedro Zerolo, Jesús Santos, ante el féretro de su marido

El viudo de Pedro Zerolo, Jesús Santos, ante el féretro de su marido. / JULIÁN ROJAS | ATLAS

Una pequeña cola esperaba estar tarde a las 15.00 a que se pudiera acceder a la capilla ardiente de Pedro Zerolo, el dirigente del Partido Socialista de Madrid y militante por los derechos de las minorías –especialmente la suya, la de gais, lesbianas, transexuales y bisexuales– que falleció esta madrugada en su casa de Madrid. El féretro fue instalado en el Salón de los Cristales del antiguo Ayuntamiento de Madrid, custodiado por maceros y ujieres y con un fondo ya a primera hora de la tarde de decenas coronas variopintas, desde la agrupación socialista de Ceuta a sus compañeros de la FELGTB (Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales) hasta un centro de inserción laboral de drogodependientes.

A pie firme, el viudo de Zerolo, Jesús Santos, y familiares del político recibieron a los visitantes. Ciudadanos anónimos como tres mujeres de mediana edad –“no importa nuestro nombre; di que estamos aquí porque era muy majo y nos gustaba mucho”–, políticos, artistas –una desconsolada Cayetana Guillén Cuervo, amiga de la pareja– y militantes estaban ya a primera hora en el salón.

De las primeras en llegar fue la alcaldesa en funciones de Madrid, Ana Botella, quien departió unos cinco minutos con el viudo. Ella había ofrecido el salón, pese a que en el pasado fue una de las más críticas con el proyecto de matrimonio entre personas del mismo sexo que Zerolo promovió y el PSOE sacó adelante (se hizo famosa su comparación de las relaciones entre personas del mismo sexo con la incompatibilidad de peras y manzanas). También estaban la exministra y concejal del PSOE Trinidad Jiménez, los dirigentes socialistas Rafael Simancas y Jaime Lissavetzky, la líder de UPyD,Rosa Díez –una de las primeras políticas del PSOE en acudir a una manifestación del Orgullo Gay en Madrid–, el candidato de Podemos a la Comunidad de Madrid, José Manuel López;  las poetisas Ruth Toledano y Ajo, los actores Antonia San Juan y Luis Miguel Seguí y muchos militantes.

Para algunos, como Carla Antonelliy Beatriz Gimeno, la visita a la capilla ardiente fue la continuación de jurar sus cargos como diputadas autonómicas de Madrid, la primera por el PSOE y la segunda con Podemos. Ambas salieron del movimiento LGTB, como Zerolo. “En el acto se equivocaban todo el rato y le nombraban”, se quejó Gimeno, muy afectada. Antonelli, quien había depositado una rosa roja en el escaño que tenía que haber ocupado Zerolo, elegido como ella para la Comunidad en la lista de Ángel Gabilondo, intentaba calmarse después de un día muy agitado.

A las 16.00 ya habían pasado por la capilla ardiente otros militantes gais históricos, como Boti García Rodrigo, Toni Poveda, Miguel Ángel Fernández –que fue asesor de Zerolo ya en el PSOE–, el abogado Manuel Ródenas, los representantes de Aegal (la asociación de empresarios de negocios para el público gay y lésbico que organiza el Orgullo) y de la Fundación Triángulo, entre otros. También los del colectivo de Madrid (Cogam), del que fue presidente Zerolo y muchos activistas a título individual, como la pareja que llevaba un ramo de rosas envuelta en una bandera arco iris.

José Manuel Freire, portavoz de Sanidad del PSOE de Madrid, manifestó que aunque no era amigo personal de Zerolo, sí que se llevaba bien con él. “Era un héroe, uno de esos hombres a los que la historia debe un homenaje”.

Sus compañeros de activismo, quizá más fieles al espíritu de Zerolo, al ver el uniforme de los edecanes y ujieres de la guardia, con sus cascos de plumas, se decantaron por el humor para pasar el trago: “Le habría encantado irse rodeado de plumas”.

La capilla ardiente estará abierta hasta las 21.00. A las 19.00 los colectivos FELGTB y Cogam han convocado una vigilia en la plaza de Chueca.

Zerolo: “Desde la izquierda tenemos que ser el cambio que queremos ser”

Pedro Zerolo en junio de 2014

Pedro Zerolo en junio de 2014. / SAMUEL SÁNCHEZ

Pedro Zerolo era un volcán. Un hombre de mil ideas por minuto, y todas esas ideas eran para mejorar la vida de la gente. Como activista, como republicano. Ayudó a la gente a ser más libre; cuando enfermó se decidió a combatir el destino fatídico proclamando su fe en la libertad como una manera de la salud. La suya era una revolución a la vez pública e íntima. Esta entrevista, realizada para la última página de EL PAÍS, una sección que tiene 600 palabras, tiene cerca de 5.000 palabras, y aquí aparece íntegra. Muestra su carácter volcánico, de volcán noble, y en ese momento lo era más que nunca, como si bulleran en esas palabras las condensaciones humanas de su compromiso emocionante. Fue en cierta manera la expresión de su voluntad de perdurar ayudando con palabras a que los demás se siguieran organizando para hacer mejor la vida. Esta es, pues, la entrevista completa con el volcán Zerolo.

PREGUNTA. ¿De qué tenemos que presumir en este tiempo?

RESPUESTA. Tendríamos que presumir de nosotros mismos. El compromiso es con nosotros mismos, desde la izquierda tenemos que ser el cambio que queremos ver. Como ciudadanos, pueblo o país tenemos muchas cosas para presumir y no lo hacemos. Nos castigamos demasiado y no es bueno para un país y en una realidad, como la latinoamericana por ejemplo, que no ha tenido la autoestima muy alta durante mucho tiempo. Es más, ha tenido un bajón. En los últimos años, tanto en América Latina como en España, se han producido hechos como para tener un subidón de autoestima. Nos hemos convertido en referentes de apuesta por las políticas públicas, de apuestas valientes por los derechos civiles; por ejemplo, durante la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero, España se convirtió en el primer país del mundo en reconocer la dignidad de las personas homosexuales, transexuales y bisexuales. Cierto que son una minoría, pero luego se reconoció la igualdad efectiva entre mujeres y hombres y nos convertimos en un referente en la Unión Europea y Latinoamérica. España jamás llegó puntual a la cita por la igualdad. No fuimos los primeros en abolir la esclavitud, ni en reconocer el derecho al voto de la mujer, ni en reconocer derechos sociales o laborales. Por primera vez llegamos puntuales a la cita con la igualdad. Nos tenemos que sentir orgullosos. Creo en el orgullo. El orgullo es el exceso de autoestima que hay que tener para seguir viviendo, para sobrevivir, para resistir.

P. Habrá sido un subidón para las causas que tú has defendido ver que el Rey de España [Felipe VI, recién llegado al Reinado] reciba a los homosexuales en la semana del Orgullo Gay.

R. Sí. El reconocimiento de la diversidad social y cultural del Rey en su discurso tiene que ver con España, que es un pueblo de pueblos. Es bueno para algunas cuestiones que tenemos pendientes. Bien que el Rey reconozca la diversidad social, en este caso la afectivo-sexual, que conozca y reconozca a los colectivos reivindicativos, el LGTB, que han sido los auténticos protagonistas de la lucha por el matrimonio igualitario y de la Ley de Identidad de Género, la que reconoce la dignidad de las personas transexuales, de la que siempre nos olvidamos. Me parece un gesto muy positivo.

P. ¿Somos ahora un país mejor?

R. Creo que somos un país más digno. Siempre digo que no hay mejor construcción del ser humano que la poesía y las Constituciones. La poesía nos ayuda a querernos, a entendernos y a analizarnos y las Constituciones generan un espacio de respeto y de dignidad. Toda Constitución tiene su anclaje en el respeto a la dignidad de cada cual y como los que creemos en la Constitución lo interiorizamos y lo defendemos, hemos luchado por ello. Los países que tienen una Constitución y por tanto un estadio de respeto tienen que reconocer la dignidad de todas las personas que viven en ese espacio con los mismos derechos, los mismos deberes y con los mismos nombres. Por eso somos un país más digno, más decente (como diría Zapatero) y somos un país de referencia, lo vuelvo a decir. Los grandes movimientos de liberación, de autodeterminación personal tienen raíces anglosajonas. En España y Latinoamérica siempre pensamos que solo era posible en esos países y que para nosotros era imposible. Hemos hecho posible lo imposible, de hecho, hay movimientos de liberación y autodeterminación que ahora tienen acento latino, como el LGTB (aunque nació en EE.UU).

El reconocimiento del matrimonio igualitario, de la Ley de Identidad de Género me produjo un orgullo latino también, lo subrayo porque los pueblos tienen que sentirse orgullosos de sus logros. El bajón de autoestima ha sido tan grande que durante largos años hemos olvidado que muchos países de América Latina fueron precursores de leyes como la del divorcio, la del reconocimiento al voto de la mujer o de interrupción voluntaria del embarazo, como la Argentina y el Uruguay de los años treinta.

Pero nos olvidamos y nos castigamos en exceso y creo que no es bueno. Soy socialista, internacionalista y he estado siempre en los movimientos sociales que son fundamentales, esa es la clave. No he crecido políticamente en el Foro de Davos sino curiosamente en los foros sociales de Portoalegre. Y ahí creíamos (como utopías que muchas se han hecho realidad en América Latina) que el círculo de progreso está en saber recoger las iniciativas ciudadanas que surgen en las calles, para asumirlas inmediatamente desde el movimiento asociativo y trasladarlas a los partidos políticos para que las incorporen (o no) a su programas electorales. Una vez llegados al Gobierno las devuelven al pueblo convertidas en leyes. Ese es el círculo de progreso que quiero, para eso hace falta valentía y ahí son importantes los movimientos sociales, los de autodeterminación personal, que son en los que creo.

Habrá quien me diga que es cierto que los movimientos de autodeterminación territorial han cambiado las fronteras de un país a otro, o los colores de una bandera. Pero los movimientos que más tranquilidad y felicidad han traído al planeta han sido los movimientos de autodeterminación personal, el de liberación racial, el antiesclavista, el de LGTB, el de las mujeres, el feminista, el obrero y el movimiento socialista, porque el socialismo es un movimiento, un activismo, por eso me gusta definirme como activista socialista.

P. Ese bajón de autoestima que hemos sufrido incluye a la política. ¿Qué efecto ha tenido en la política española de este tiempo, qué hemos perdido?

R. Más que un efecto lo que se ha producido es un desafecto por la política y lo que más me preocupa es que pudiera haber un desafecto por la democracia. Para vencerlo tenemos que acudir a la corresponsabilidad, no podemos salir, lo haya provocado quien lo haya provocado, tenemos que saber que vivimos en sociedad y que tenemos corresponsabilidad. Hablo de los partidos políticos, de los sindicatos, de los movimientos sociales y también de los medios de comunicación.

Existe una corresponsabilidad para seguir creyendo en algo mágico que es la democracia, por ella se luchó a lo largo de la historia del mundo. Hay que profundizar en ella, apostar para que procure mayor participación y contacto con la ciudadanía. Hay que tener fe en la democracia, es algo mágico y además funciona. Cada vez que hay una convocatoria electoral se producen muchos mensajes que recogemos y analizamos, también desde los medios de comunicación, y nadie dice que ha sido por el proceso electoral.

Acabamos de salir de unas elecciones que por desgracia siempre se han considerado menores en este país y en otros porque Europa sigue interesando poco. Creo en Europa y defiendo la idea de una Constitución europea pero no se subraya lo importante de esta convocatoria. Los mensajes salen por la participación, si hay mucha o poca, si hay partidos que suben o bajan o si hay partidos que aparecen por primera vez, hay que recogerlos. Si no leemos el resultado del proceso democrático, malo. Creo que es posible recuperar la magia de la democracia.

Todos somos corresponsables, no se pueden utilizar sinónimos que son negativos con la democracia o con los principios de la izquierda -hemos perdido mucho en ese sentido-. La democracia no es un lío. Es la mejor de las apuestas, siempre en continua transformación. “Siempre nos quedarán las palabras”, decía León Felipe. La derecha nos ha querido quitar hasta las palabras, ha intentado contaminar algunos de nuestros principios y hemos ido perdiendo en la batalla de las ideas, y democracia no es lío. Las primarias no son un problema, todo lo contrario, pero la derecha ha conseguido que muchos de nuestros principios los veamos negativamente. El laicismo no es anticlericalismo, el federalismo no es independentismo y la república no es caos sino todo lo contrario, son los principios que han inspirado a la inmensa mayoría de los países para generar estadios de estabilidad, respeto, corresponsabilidad, avance y progreso social.

P. ¿Cuál ha sido tu propia lectura como socialista?

R. En estas elecciones irrumpe una fuerza política, Podemos, que viene a dar un toque a la izquierda desde la izquierda. A mí me parece bien y tiene su explicación en lo que ha pasado en este país. Han pasado muchas cosas y todos hemos mirado para otro lado. Cuando la gente es capaz de echarse a la calle indignada porque no puede más es que algo está pasando. Hay que valorar lo que está pasando y no minusvalorarlo, o incluso despreciarlo, sino tomar nota.

En muchos casos se trató a las manifestaciones del 15M con una enorme soberbia. Se llegó a decir: “Si quieres algo, dímelo en las urnas”. Marea tras marea, verde, blanca, roja (la de la cultura), o naranja (la de los servicios sociales -en las que me impliqué mucho-). Al final, ha habido un grupo de ciudadanos que se han organizado como fuerza política y han tenido un resultado espectacular en democracia, 1.200.000 votos. Hay que tomar nota y no dedicarnos a despreciarlos, minusvalorarlos e incluso insultarlos. Son una manifestación más de las izquierdas, la izquierda siempre ha sido plural Podemos es una de ellas.

P. ¿Crees que el estado de ánimo de este país está a la baja interesadamente, que hay razones para que el estado de ánimo no sea tan bajo?

R. Está muy bien que hablemos de las posibilidades que hay de gobernar en Madrid, en Catalunya o en el País Vasco pero la batalla de las ideas es aún más importante. La izquierda debería ser consciente de que en el mejor de los casos gobierna (no soy tan pesimista como Rosa Luxemburgo cuando decía “el camino de la izquierda está integrado de derrotas”. No, me gusta decirlo de otra manera para que se entienda mejor) pero el poder lo sigue teniendo siempre la derecha política, mediática, empresarial o religiosa. A la izquierda no le queda más que ser valiente -o lo es o no es izquierda- y se ha perdido la valentía. Si nos circunscribimos a Europa la batalla de las ideas la está ganando la derecha y es donde tenemos que estar. De ahí, que insista tanto en mi discurso sobre justicia social, laicismo, federalismo y republicanismo.

Más importante que el relato de lo que llevas en tu programa o de lo que cuentas que vas a hacer cuando llegues al Gobierno es el discurso, la identidad ideológica, la ideología. A veces, me acusan de decimonónico y ese el problema, que alguien pueda pensar que hablar de ideología, de identidad social es decimonónico. Sonará así, pero es que han cargado de negatividad nuestras ideas, seguimos siendo lo que somos. La inmensa mayoría somos hombres y mujeres trabajadores/as, obreros/as, emprendedores/as, pequeños empresarios/as, currantes, por eso tenemos que tener clara la importancia de la ideología, del discurso.

Tenemos que tener en cuenta la batalla de las ideas porque son las que procuran los vuelcos electorales, no ganar una determinada alcaldía, presidencia de comunidad autónoma o la presidencia de un país. Eso está muy bien, pero yo voy más allá: son los vuelcos electorales los que permiten avanzar y profundizar en democracia. Los hemos vivido, en España ha gobernado el Partido Socialista más años que la derecha y cuando hemos sido valientes hemos acertado. La batalla de las ideas es fundamental y en eso tenemos que estar.

P. Ese concepto de valentía, ¿cómo se adapta a lo que sucede en Catalunya?, ¿crees que es un problema para España?

R. Está bien que reconozcamos a presidentes, expresidentes, ex jefes de Estado, pero el verdadero protagonista de la historia de España en estos años de democracia ha sido el pueblo, la ciudadanía española, porque parece que hasta “el pueblo español” suena mal. Las palabras son muy importantes para entendernos sobre todo cuando tratas de explicar un discurso político, cuando te explicas bien la gente te entiende.

La cuestión catalana es la crónica de un fracaso colectivo, y además, retroalimentado por el nacionalismo excluyente españolista y catalanista de derechas que ahora nos ha metido en un callejón sin salida. Y aquí, lo que hay que aplicar es generosidad. A veces, la gente mira únicamente a la izquierda. ¡Oiga, perdone, si en el callejón sin salida nos ha metido el Partido Popular y Convergencia i Unió! Hasta hace dos días no sabía que Convergencia era un partido independentista.

P. No lo sabían ni ellos, en 2012 Masdijo que no lo eran.

R. Nos hemos metido en un callejón sin salida y de un fracaso colectivo tenemos que salir entre todos. Tiene que haber concordia y generosidad. Hay posibilidades desde la valentía.

Coincido con el discurso de Felipe VI cuando afirma que la fuerza de España está en su diversidad. España es de los países que acumula mayor cantidad de diversidad por kilómetro cuadrado del mundo, y Latinoamérica también, de ahí su fuerza. Se están comiendo el mundo, a EE UU, con la mejor fuerza que se puede tener, la cultura, la fusión, el mestizaje. Y Europa no, porque quizá no hacemos una política adecuada para ello. El español está más vivo que nunca -y todas las lenguas que directa o indirectamente tiene que ver con el español-. Hay que ser valientes.

España siempre fue históricamente las Españas, el Rey habló por primera vez de la diversidad y eso ya es bueno, de la diversidad social, de la diversidad afectivo-sexual. Ha reconocido y conocido a los colectivos de LGTB, la diversidad cultural, y por tanto, a la realidad de los distintos pueblos que forman España. España es un pueblo de pueblos y una nación de naciones. Si fuéramos capaces de dar un salto valiente con el que dejáramos claro que Estado solo hay uno -donde reside la soberanía popular y en el que todos decidimos, un estado federal y plurinacional- creo que podría lograrse la concordia con el reconocimiento que se pretende por unos y por otros.

Es muy importante dar ese paso de valentía, miremos a América Latina que se reconocen plurilingüísticos, plurinacionales. El concepto jurídico es el de nación, el de Estado, la soberanía reside en el pueblo español, que es el que tiene que decidir. Y luego es un pueblo compuestos por otros pueblos, que son naciones porque muchos de ellos tienen una cultura propia, una lengua propia y un derecho propio. Podríamos transitar ese camino con valentía para salir de esto decidiendo todos. Sobre todo en una Europa y en un momento, el siglo XXI, donde como socialista lo que busco y defiendo son proyectos de colaboración y de cesión de soberanía, de construcción como es el mismo proyecto europeo, no proyectos egoístas.

Me pareció motivo de orgullo que España fuera el primer país de Europa en convocar el referéndum por la Constitución europea porque es una magnífica construcción del ser humano. Las constituciones tienen su anclaje en el reconocimiento de la dignidad de cada cual, pero crean estadios de respeto y algunos defendemos el Estado constitucional y que España pudiera ser un Estado social, democrático, de de derecho, laico, federal y republicano.

P. ¿Hay mucha generosidad?

R. No hay tanta. La generosidad la he aprendido de las mujeres, han marcado mi vida tanto desde el punto de vista intelectual, fundamentalmente mujeres feministas, como en el día a día. De mi padre aprendí a proclamar las ideas y de mi madre a llevarlas a la práctica, a las pequeñas cosas. De mi madre y de muchas compañeras y amigas que diariamente constituimos red.

Le comentaba a un personaje muy conocido que cuando uno se pone enfermo o hay una tragedia funciona de inmediato y se pone en marcha la red de mujeres. Me dijo: “¿Qué red?”. Una red a la que cada vez se suman más hombres solidarios. Me parece un mundo enormemente enriquecedor porque lo mismo hablas de un tema con profundidad, una tarde intelectual fuerte, que hablas de la vida. Yo últimamente hablo mucho de la vida, de que tiene sus cosas buenas y cosas menos buenas, de que existe también la muerte y la enfermedad y de que tenemos que estar preparados para ello.

Por eso, yo que soy ateo pero soy creyente, no creo que nos quiten las palabras. Creo en la libertad, en la igualdad, la fraternidad y en la generosidad. Quiero ser bueno aquí y ahora, coherente con lo que pienso. Quiero ser el cambio que quiero ver y lucho por serlo, porque genera referencias. Creo que la izquierda ha perdido referentes. Hay una parte importante de la ciudadanía que en este momento no sabe qué es ser de izquierdas, la izquierda es ser, estar, vivir.

Lo fácil es ser de derechas. Ser de izquierdas no es nada fácil porque tienes que ser coherente con lo que piensas, adaptarte a muchas realidades cuando ya tienes un recorrido. No digamos ya mis padres, que han tenido que adaptarse a cosas para las que nunca les instruyeron. Tienes que tener la mente abierta, de ahí que mi obsesión sea la apuesta por el laicismo. Por eso me impliqué muchísimo en la última conferencia política, para hacer explícito lo que era implícito en el Partido Socialista. Nunca fue explícito, ya es claro que el Partido Socialista es un partido laico que responde a una cultura laica en la que se reconoce el pluralismo ético, moral y religioso. Y el laicismo es un movimiento social teórico y práctico, lo aprendí entre otros de Gregorio Peces Barba y de Luis Gómez Llorente, que busca la defensa de la libertad de conciencia. Es fundamental ser libres de conciencia y por lo tanto el laicismo.

Me empeñé y lo conseguí, porque además fueron enmiendas que se llevaron desde el Partido Socialista de Madrid que no se subsumieron, se debatieron y se ganaron por inmensa mayoría. Se ganó porque el Partido Socialista se define como un partido laico que va a plantear una nueva relación con las distintas confesiones religiosas. Por supuesto, con la derogación de los acuerdos entre España y el Vaticano, con una apuesta por la autofinanciación de las distintas iglesias y su sujeción al sistema tributario; y que desde luego quiere dejar clara la apuesta pública por la educación, universal y laica.

Me he empeñado tanto en el laicismo porque son los principios, ese es el problema, el Partido Socialista tiene que tener ahora claridad en el mensaje. A veces me comentan que yo digo lo mismo que otros compañeros pero que a mí me entienden (risas). Es fundamental la claridad en el mensaje, la identidad en el discurso y la valentía en la acción. El discurso es más importante que el relato y en el discurso no sólo está una apuesta por la justicia social. Por supuesto que el Partido Socialista nace para combatir la desigualdad apostando por la igualdad entre todos los hombres y mujeres y a través de las políticas públicas, pero también es importante apostar por el laicismo, el federalismo y el republicanismo, es un discurso redondo que no puedes compartimentar porque si no le falta algo.

Eso ha hecho que muchos partidos socialistas en Europa hayan desaparecido. Ahora hay otra cosa, pueden coincidir en principios y en ideas pero ya no son partidos socialistas. Los partidos pueden desaparecer. El Partido Socialista puede desaparecer y yo lucho no sólo para que no desaparezca, sino para que tenga más fuerza que nunca. Por eso hay que volver a la identidad de clases y del discurso ideológico.

El laicismo es fundamental, la laicidad es el resultado, laicismo es el movimiento. Laicidad es un resultado que ya nadie discute porque es implícita a toda Constitución. Pero es fundamental porque es el movimiento histórico que ha ido secularizando la sociedad para que tengamos leyes como las que tenemos: la del matrimonio igualitario, de identidad de género, la de educación sexual y reproductiva y de interrupción voluntaria del embarazo, la de investigación con células madre, la de reproducción asistida, la del divorcio, la de la adopción; y otras tantas más que son fruto de la laicidad y del republicanismo cívico implícito del Partido Socialista. Eso hay que explicitarlo porque si no lo olvidamos, nos desorientamos.

El problema que tiene ahora la izquierda en general y la socialista en particular es un problema de desorientación, de falta de identidad y hay que recordar que esos son sus frutos. Por eso no les gusta a los de siempre el laicismo, no les queda más que admitir la laicidad pero sin laicismo no avanzamos, y sin laicidad no hay futuro en paz en una sociedad plural y diversa.

Por si esto fuera poco, además el laicismo es el mejor antídoto contra el fundamentalismo político, el integrismo religioso y el nacionalismo excluyente.

P. Te parecerá bien que Felipe VI haya accedido a su reinado sin misa.

R. Claro, me parece bien. Cuando digo que han contaminado las ideas quiero decir que ha sido una labor perfectamente orquestada. La derecha, el poder, la derecha política, mediática, religiosa, empresarial, tiene una estrategia y ha ido cargando todo de negatividad. El laicismo es anticlericalismo, federalismo es independentismo, república es caos. Ahora se ha hablado mucho de la república, que no es sólo una forma de Estado, es un movimiento social, es una transmisión de valores.

La virtud republicana se basaba en el reconocimiento de la igualdad y hay formas de Estado donde ya no hay igualdad de origen, de nacimiento, de sexo; aunque luego el parlamento, al ser monarquías parlamentarias, lo vaya corrigiendo pero la esencia republicana es la esencia de la democracia. Se han dicho muchas cosas, incluso desde sectores progresistas, que si cuesta más que si cuesta menos, que si pudiera haber presidentes de la república conservadores o de derechas… Vamos a ver, primero habría que pensar. Soy partidario de un referéndum pero habría que pensar también qué tipo de república queremos, no es lo mismo la de Francia que la de Alemania.

La falta de referentes en Europa y en España es fundamental, la izquierda tiene que construirse de abajo arriba, lo fácil es ser derechas, y la izquierda tiene que instruirse continuamente, para eso nacieron las casas del pueblo pero también la enseñanza pública, un objetivo también fundamental. ¿Qué queremos que piensen nuestros hijos si no tienen una enseñanza pública de excelencia? Ya no digamos si el abuelo no está y no cuenta historias, los padres no tienen tiempo para transmitir valores y van a colegios concertados de una determinada ideología.

Encima ha desaparecido Educación para la Ciudadanía, vital para entender lo que es la democracia, la diversidad, los valores, hay que volver a los valores. Yo soy ateo pero creo en la libertad, en la igualdad, en la generosidad y para que nadie piense que las personas que no tenemos valores religiosos somos seres vacíos y hemos caído en el nihilismo y en la vacuidad, tengo que recordar que tenemos ética, moral y espiritualidad.

Yo tengo una espiritualidad laica, siento luego existo, sentir es fundamental. Me gusta insistir mucho en lo del socialismo afectivo. Creo que ahora más que nunca el socialismo es efectivo en la medida en que es afectivo, somos una familia, somos seres gregarios pero en todo caso, insistiendo en ello, tengo una espiritualidad, trasciendo, me emociono. Dicho de otra forma, unos trascienden con los profetas y otros trascendemos con los poetas. Yo lloro, yo me emociono y esa es una batalla que también se ha ganado desde el poder, desde la llamada de atención que nos han hecho. Somos un partido de Gobierno, lo hemos sido durante mucho tiempo y hemos hecho muchas cosas bien, otras menos bien y algunas mal pero somos un partido de gobierno, no de poder, eso es lo que nos están diciendo.

P. Sigues siendo un volcán.

R. No lo sé, soy así y así seguiré, como dice la canción. El sábado 5 de junio seguiré yendo en la pancarta de cabecera del Día del Orgullo y volveré a cantar esa canción: Yo soy así, así seguiré, nunca cambiaré, a quién le importa.

P. ¿Qué has aprendido durante tu enfermedad?

R. Que quien siembra, recoge. Más aún que el cariño de los que me rodean, de Jesús, mi marido, de mi familia o de mis amigos, me ha sorprendido el cariño anónimo, el de cualquier persona que de repente se acerca y me abraza cuando salgo a la calle, a veces el abrazo es tan afectivo que me hace llorar. Gente completamente anónima. Jesús se pone muy nervioso porque vienen y nunca sabes a qué vienen, creo que para llevar bien esto no hay que tener miedo, lo que he tratado es de vencer el miedo. No es fácil, el miedo se vence con tranquilidad, estando tranquilo con uno mismo.

Los valores son importantes, cuando te dicen que tienes cáncer miras inmediatamente para atrás. Siento cierta satisfacción al ver que hecho cosas, y estoy tranquilo, sin miedo, y sin miedo sientes que la vida está contigo, que la fuerza está contigo. No me gusta hablar de valentía porque es otra idea, no todo el mundo responde igual, no todos los días son iguales, hay días que no me puedo levantar, esto es durísimo, terrible pero no tengo miedo, que ya es.

Todo esto tiene que ver con el discurso, todo está relacionado, creo que lo que hace el poder es inocular el miedo y la izquierda en este momento, y dentro de la izquierda la socialdemocracia ha sido una sucesión de salidas del armario, como emigrante, gay, republicano, ateo o como persona enferma de cáncer ahora. Además el activismo me ha ayudado, me ha dado vida porque en su momento los homosexuales tuvieron que hacer bandera de la visibilidad con el sida, una enfermedad que se utilizó por el poder para perseguir y discriminar entre otros a los homosexuales. El manifestarte como eres, ser transparente es fundamental, sobre todo en un servidor público como yo me considero, soy concejal, secretario de movimientos sociales del PSOE pero fundamentalmente soy un servidor público y tengo que manifestarme como soy. Por eso he salido del armario.

También me lo han enseñado las mujeres, que en esto del cáncer han sido adelantadas sobre todo para combatir las ideas negativas sobre una enfermedad y luchar por sobrevivir y por la vida que es de lo que se trata, de luchar por vivir. Y hay que vivir de la mejor manera que se puede vivir, viviéndola y afrontándola con valentía, determinación e ilusión.

Algo que no te había dicho es que en el discurso la izquierda tiene también que procurar no sólo transmitir la defensa de esos valores, de esa apuesta por las políticas públicas que son las que garantizan la igualdad de trato, de oportunidades y de consideración, sino también tener un discurso claro y valiente sobre el modelo económico, sobre la necesaria progresividad fiscal, sobre los paraísos fiscales, la tasa Tobin, un discurso valiente que nos están reclamando. Hemos sido valientes en muchas cosas y no lo hemos sido en materia económica, hay que dejar bien claro que la izquierda no sólo debe procurar la mejor redistribución de la riqueza sino que debe apostar por un modelo que genere puestos de trabajo y prosperidad económica.

“Hoy, Mahoma casaría a parejas homosexuales”

Ludovic-Mohamed Zahed, gay e imam, creó en 2012 la primera mezquita inclusiva de Europa

Ludovic-Mohammed Zahed, impulsor de la primera mezquita para gays

Ludovic-Mohammed Zahed, impulsor de la primera mezquita para gays. / GERARD CASAS

Ludovic-Mohamed Zahed ha dado muchas vueltas físicas, espirituales e identitarias a lo largo de su vida. Después de un largo camino ha logrado integrarlas: francoargelino —vivió su infancia entre Argel y París—, activista, gay, musulmán y seropositivo. Y no pide permiso para existir, es. Nacido en Argel hace 37 años, fundó en 2012 la primera mezquita inclusiva de Europa en París.

Un templo abierto a todos y a todas, en el que dirigía la oración como imam. Ya no. Ahora son otras personas las que están al frente de esta comunidad. “Sois imames conmigo”, les advirtió desde el primer momento. Zahed dedica ahora más tiempo a la reflexión que al activismo. Hace un mes presentó su tesis en Antropología, Las minorías sexuales en la vanguardia de las mutaciones del islam de Francia.

En 2012 ya había publicado un libro, Le Coran et la chair (El Corán y la carne), de la editorial Max Milo y sin traducción en España. En él afirma, sin miedo y sin dudas, que si Mahoma viviera hoy, casaría a parejas homosexuales.

En esta obra, entre el ensayo y la autobiografía, Zahed expone su vida. También suele compartirla con los asistentes a sus conferencias, como la que organizó recientementeNasij (textura o tejido, en árabe), una red que busca promover un islam inclusivo y queer. Acudieron unas 200 personas a la cita, en labiblioteca municipal Jaume Fuster de Barcelona.

En su infancia tuvo que soportar las palizas de su hermano mayor por ser demasiado afeminado. Sus padres, según relata, no solo admiten hoy su orientación sexual, también le quieren y le apoyan en su lucha.

Habla sin alzar la voz, pero sin dar tregua. A nada ni a nadie. Ni a aquellos musulmanes que no admiten el amor entre personas del mismo sexo. Ni a aquellos colectivos LGTB que califican a toda la comunidad islámica de homófoba. Ni a Francia por excluir del matrimonio gay a las parejas con uno de los miembros originarios de países como Marruecos o Argelia. Ni a Arabia Saudí por propagar una ideología “fascista”.

Desde pequeño se hizo muchas preguntas sobre sí mismo y su identidad. ¿Qué significa ser un niño argelino en Francia? ¿Y un emigrante en Argelia? Durante los veranos y el año en que la familia residió en Argel, buscó las respuestas en el seno de una comunidad salafista, que rechazaba la violencia. Ahí descubrió el deseo por alguien de su mismo sexo. “Me enamoré del hombre que me había enseñado el Corán durante cinco años. Eso me hizo reconocer todas aquellas pasiones que había rechazado antes”, recuerda.

Sus padres decidieron emigrar a Marsella en 1995. Al otro lado del Mediterráneo, Argelia se desangraba en una guerra civil, en la que perdieron la vida 250.000 personas. Fue en la capital de la Provenza francesa donde pudo vivir su primera relación de pareja y sexual, con un votante del Frente Nacional, que le transmitió el VIH. Tenía 19 años. Hacía solo dos que había descubierto que era homosexual.

Huyó de la espiritualidad durante siete años. “Me dije: o bien los salafistas tienen razón y la homosexualidad es una enfermedad o el islam es el problema”, rememora. La vida le sonreía. Terminó sus estudios, logró un buen trabajo, un apartamento. No era feliz, sin embargo. No estaba en paz.

Lo intentó entonces con el budismo. Meditó. Llegó incluso a viajar a Tíbet. Poco a poco fue retornando al islam. Una religión que, defiende, no incluye la discriminación o exclusión de la diversidad sexual o de las mujeres. Y es que para Zahed, al contrario de la visión predominante, la ideología y el discurso homofóbicos no son inherentes a los principios del islam, sino fruto de las interpretaciones patriarcales y misóginas que de esta tradición se han llevado a cabo.

Agresión a líderes del movimiento homosexual en Moscú

Miembros del colectivo gay intentan sin éxito celebrar una manifestación sin permiso

Agresión a un asistente a una marcha gay en Moscú.

Agresión a un asistente a una marcha gay en Moscú. / M. SHEMETOV (REUTERS)

Activistas radicales ortodoxos han agredido este sábado a varios asistentes a una marcha del colectivo homosexual en Moscú que no contaba con el permiso de las autoridades. Varios líderes del movimiento gay han sido detenidos y trasladados en un furgón policial a comisaría. También ha sido arrestados miembros ultranacionalistas por agresión.

Desde 2006, es rechazada la solicitud para celebrar una manifestación del orgullo gay, pese a lo cual algunos salen a la calle y se enfrentan a los ultranacionalistas y radicales ortodoxos, lo que suele desembocar en choques violentos y detenciones.

Reabierto el caso por supuesta discriminación a una niña transexual

niña

Una de las niñas espera a que se resuelva el problema para volver al colegio. / GARCÍA-SANTOS

Un juzgado de Málaga investigará si el colegio concertado de la capital en el que estudiaba la niña transexual que se cambió de centro porque no se admitía su identidad de género y se le daba trato de varón supuestamente denegó la prestación de un servicio público por motivo discriminatorio. La Audiencia Provincial ha estimado parcialmente el recurso presentado por la familia de la menor contra la inadmisión de una querella por estos hechos y ha ordenado al Juzgado de Instrucción 10 que tome declaración a la directora, una de las personas contra las se dirigió. La otra era el obispo de Málaga, Jesús Catalá, aunque la Sección Segunda entiende que del relato de la denuncia no se presume su participación.

El colegio no acató las instrucciones de Educación para que la pequeña pudiera llevar la falda del uniforme. La niña solía vestir el atuendo de deporte, que es unisex, y tras varios meses de conflicto,los padres optaron en febrero de 2014 por cambiarla de centro. Unas semanas más tarde, se querellaron contra la directora del colegio y el obispo de Málaga, que preside la fundación religiosa a la que pertenece, al entender que se le había denegado la prestación de un servicio público por discriminación, delito recogido en el artículo 511.1 del Código Penal.

El Juzgado de Instrucción 10 rechazó la querella en septiembre del año pasado al entender que no existía infracción penal y que los hechos denunciados no tenían encaje en el artículo que se alegaba. La Audiencia corrige ahora esa resolución y afirma que la negativa a la petición de la madre para que su hija pudiera asistir al centro con falda, teniendo en cuenta el momento en que se encuentra el procedimiento, es “encuadrable” en ese precepto penal.

Para la Sala, las personas contra las que se dirige la querella “tienen la obligación” como responsables del centro escolar de favorecer la prestación de la enseñanza, que es un servicio público, y la lesión al bien jurídico se estaría produciendo con su negativa, “independientemente” de que la niña llegara a acudir o no al colegio con el uniforme femenino.

La familia entendía que se había negado el derecho a la educación porque, cuando fue requerido por la Delegación, el centro contestó que si la pequeña acudía a clase con falda, sería llevada a una sala y se llamaría a su madre para decirle que así “no podía acceder al aula”. Esto, señala el tribunal, fundamenta indiciariamente que se deniega la prestación de ese servicio.

Que esa negativa sea causa de una discriminación se concretaría en que a una niña transexual no se le permite elegir el uniforme que se ajusta a su orientación sexual. “Entendida, no como una atracción erótica hacia otro –que es la única acepción que parece aceptar la resolución recurrida – , sino como manifestación externa del género de cada persona”, añade el auto de la Sección Segunda.

Para el tribunal “no resulta descartable” que haya existido un comportamiento “arbitrario y único” para un sujeto concreto y por razones discriminatorias por su orientación sexual, y por eso acuerda admitir la querella respecto a la directora del colegio y ordena tomarle declaración y hacer cualquier diligencia que se derive de la instrucción . Sobre el obispo, entiende que del relato de los hechos “no resulta” su participación en los mismos.

En pleno conflicto, la Junta revisó el concierto que mantiene con el colegio y lo mantuvo, aunque hizo un apercibimiento para que retirara de sus normas de funcionamiento la obligatoriedad de llevar uniforme. El tribunal, en su auto, aprecia “un importante grado de inhibición” en este asunto de la Administración autonómica, que se limitó a “recomendar” al centro escolar la aplicación “de toda la letanía de normas” que integran el marco educativo español, pero sin adoptar medida alguna en el ámbito de sus competencias.