Cómo decimos “gay”

El poco uso de la voz española “gayo” dificultó que se le añadiese la nueva connotación de su palabra hermana

La matanza perpetrada en Orlando ha aumentado la circulación de la palabra “gay” en estos días, y por esa lamentable razón se ha podido observar con intensidad el uso de tal término en los medios: La prensa lo muestra sin cursiva y con el plural españolizado: gais. Pero en la radio (lo que coincide quizás con el lenguaje oral común) oímos con más frecuencia la pronunciación guei y gueis, en vez de la correspondiente naturalización fonética gai y gais. Por tanto, este vocablo está librando una lucha interior entre su grafía y su sonido. La Academia decidió que la escritura “gay” marcara la pronunciación en español, pero quién sabe si la costumbre de los hablantes obligará a seguir algún día el trayecto contrario.

El término “gay” tiene su origen lejano en el latín gaudium (gozo), de donde pasó como “gai” al occitano (lengua romance de esplendor medieval en el sur de Francia). En español, la voz “gai” derivó en “gayo”, con el significado de “alegre” y “vistoso”. Corominas y Pascual datan esa aparición hacia 1400. Por su parte, Covarrubias (1611) hace equivaler “gayo” con “alegre” y “apacible”; y tiempo después el diccionario castellano de Esteban Terreros y Pando (1787) le añadirá por vez primera al femenino “gaya” la acepción de “mujer pública”. Este sentido lo incorporó también la Academia (en 1852), pero se desvanecería a principios del siglo XX (lo borró del Diccionario en 1939).

Mientras tanto, en las Galias ya se venía usando “gai” como equivalente de “alegre, amigo de los placeres”. Siglos más tarde nombraría asimismo en francés (tal vez por esa desnortada idea de la “vida alegre”) a las prostitutas. Según Gregorio Doval (Palabras con historia, 2002), en los antiguos teatros británicos el galicismo “gay” (alegre) designaba al personaje femenino promiscuo y picante. Y como todos los papeles eran representados por hombres (incluidos los de mujer), se asociaron luego las dos ideas y se fijó su connotación de homosexual.

Por tanto, los términos “gayo” y “gaya” funcionaron en nuestro idioma como espejo de las evoluciones que en inglés y francés afectaron a “gay” y “gai”, excepto en lo que se refiere a la homosexualidad.

El poco uso de esa alternativa en castellano dificultó que se le añadiese la nueva acepción de su palabra hermana; y el español periodístico adoptó “gay” desde el inglés, para dejar en segundo plano “homosexual”.

Su consagración en el Diccionario usual se produjo en 2001, con esta definición: “Gay. Del inglés gay; propiamente ‘alegre’, y este del francés gai, ‘alegre’. Dicho de una persona, especialmente de un hombre: homosexual. ‘Sus mejores amigos son gais”. Sin embargo, el largo recorrido de esta palabra no ha concluido. Quince años después de esa bendición académica, la escribimos en redonda pero todavía la decimos en cursiva.

La condena de ser gay… también en Senegal

Un proyecto de ley impulsado por una asociación islámica pretende endurecer aún más la persecución que ya sufren los homosexuales

Fatou Sow y Djamil Bangoura

Fatou Sow y Djamil Bangoura. JOSÉ NARANJO

“Estamos peor, mucho peor que antes”. Djamil Bangoura, presidente de la asociación senegalesa de defensa de los homosexuales Prudence, no tiene ninguna duda. Senegal es un país que destaca en el contexto africano por su sólida democracia, así como por su hospitalidad, tolerancia, pacifismo y respeto de los Derechos Humanos, con ejemplos significativos como el reciente juicio contra el ex dictador chadiano Hissène Habré. Sin embargo, en lo que atañe a la homosexualidad las noticias no son buenas: intentos de linchamiento, estigma, agresiones o penas de prisión siguen siendo moneda corriente para los gays y lesbianas en un país en el que, aunque ya existe una disposición legal que penaliza los “actos contra natura”, está sobre la mesa un proyecto de ley para prohibir el hecho de ser homosexual.

El pasado 24 de diciembre de 2015 una pareja gay decidió celebrar una boda (no permitida por la ley) en un colegio de Kaolack, para lo que invitaron a sus amigos venidos de distintos puntos del país. “Sobre las dos de la madrugada irrumpió la policía”, relata Cherif Ndiaye, presidente de la asociación Alerte Action de lucha contra el sida de Kaolack, “había más de cuarenta personas presentes en el lugar pero solo pudieron detener a once”. Al día siguiente, tras correrse la noticia, decenas de personas enfurecidas se congregaron delante del cuartel de Policía con la intención de linchar a los jóvenes. Sin embargo, en una controvertida decisión, las autoridades decidieron ponerles en la calle asegurando que no habían cometido ningún delito.

La liberación se produjo en un lugar apartado a cinco kilómetros de la ciudad por temor a la reacción popular. Aún así, los jóvenes han tenido que huir de la ciudad, unos a Dakar y otros incluso al extranjero, dejando atrás sus vidas y sus puestos de trabajo. La tienda de la familia de uno de los jóvenes fue saqueada y quemada y la habitación en la que residía otro, totalmente arrasada. “La policía grabó un vídeo con sus rostros y llegó a las redes sociales, con lo cual ya estaban señalados. Lo peor es que durante las semanas posteriores hubo agresiones y amenazas a homosexuales por todas partes, porque en cuanto sale algo así en los medios de comunicación todos estamos en peligro”, añade Bangoura.

En otro nivel, las iras se dirigieron contra el fiscal que decidió no inculpar a los once jóvenes así como contra el ministro senegalés de Justicia, Sidiki Kaba, quien destacó que la ley senegalesa no persigue a los homosexuales por el hecho de serlo, sino las prácticas sexuales entre personas del mismo sexo (artículo 319 del Código Penal que prevé penas de cárcel de entre uno y cinco años así como una multa de hasta 2.300 euros). Tras estas declaraciones, la asociación islámica Jamra, muy presente como parte de un lobby de presión homófobo desde hace años en Senegal, ha decidido dar un paso más allá y promover una ley contra la homosexualidad como tal.

El pasado 8 de mayo, a instancias de Imam Massamba Diop, el mediático líder de Jamra, el diputado Mberry Sylla, miembro de la Alianza por la República (APR), el partido en el poder, presentaba un proyecto de ley para prohibir la homosexualidad. Y al menos 80 diputados de distinta ideología y adscripción política han firmado ya a favor de esta iniciativa. El Gobierno senegalés se encuentra entre la espada y la pared de unos acuerdos internacionales de respeto a los Derechos Humanos y una sociedad en la que la homosexualidad se percibe como algo satánico, de lo que casi ni se puede discutir con sosiego, así que sabe que manifestarse claramente en contra de esta iniciativa puede suponerle un enorme desgaste interno. “Si se aprueba esta ley será una catástrofe para nosotros”, asegura Bangoura.

El debate está presente en la sociedad senegalesa desde hace años, aunque muchos que piensan “allá ellos” y que se muestran más tolerantes con la sexualidad de los gays, “siempre que sea en privado”, no hablan demasiado por temor. Durante la campaña electoral de 2012, el actual presidente Macky Sall se vio obligado a desmentir públicamente que pretendiera despenalizar la homosexualidad tras una virulenta campaña que le vinculaba a “lobbys pro gay”. De no haberlo hecho seguramente no habría ganado las elecciones. En 2013, durante la visita del presidente Barack Obama a Dakar los periodistas estadounidenses le volvieron a preguntar. Y Macky Sall dijo su famosa frase de que “la sociedad senegalesa no está preparada” para esa hipotética despenalización.

Más aún. Durante el reciente referéndum constitucional del pasado 20 de marzo, los partidarios del no aseguraron que la reforma de la Carta Magna escondía un intento de legalizar la homosexualidad, lo que no era cierto, e incluso algunos se negaron a votar alegando que las papeletas eran rosas. “Cada vez que hay una cita con las urnas sufrimos”, añade el presidente de la asociación de homosexuales Prudence, “los políticos usan la homofobia para ganar votos o para criticar a su rival”. Los medios de comunicación tampoco contribuyen a calmar las cosas. “Amplifican el mensaje de quienes quieren arrojarnos piedras porque piensan que eso les da lectores, cada vez que sacan el tema venden todos los ejemplares”.

Fatou Sow es presidenta de la asociación Kiraay que pretende dar protección y cobijo a las lesbianas senegalesas. Obligada a casarse cuando apenas era una niña y por fin divorciada, hoy oculta su verdadera identidad sexual de las miradas indiscretas. “Efectivamente, Senegal ha firmado acuerdos internacionales, pero el sistema de Naciones Unidas no ejerce la suficiente presión para que se respeten dichos compromisos”, explica. Jolie Niang, también miembro de Kiraay, fue violada y se quedó embarazada cuando era adolescente. “Yo solo quería estar con chicas, nunca me gustaron los hombres. Tenía una novia, pero mi madre se enteró y me echó de casa. Ahora no tengo domicilio fijo, voy de un piso a otro allí donde me dan acogida”, asegura.

Hace unos meses, decenas de estudiantes de la Universidad Cheikh Anta Diop de Dakar grabaron en vídeo cómo agredían y humillaban a un joven al que acusaban de haber intentado ligar con otro chico en un vestuario. “A los homosexuales hay que apedrearlos hasta la muerte”, asegura Moustapha, un joven profesor de español que recuerda el día en que junto a un grupo de amigos desenterró el cadáver de un gay que había muerto de sida y lo arrojó a un vertedero. “Esas personas no deben compartir espacio sagrado con el resto de los ciudadanos. Están malditos, incluso pisar donde pisan da tres años de mala suerte”, añade.

Y, sin embargo, no siempre fue así. “La homosexualidad no es algo nuevo. Recuerdo cuando era pequeña la presencia de los gordjiguene (hombre-mujer, en wolof) en las casas. Estaban con las mujeres, cocinaban, participaban incluso en las ceremonias. Nadie les pegaba, no había problemas con ellos”, asegura Fatou Sow. Para Djamil Bangoura, el incremento de la homofobia tiene que ver con dos aspectos, la penetración del radicalismo religioso y las nuevas tecnologías. “Antes no estaba en la cabeza de la mayoría de la población que dos hombres pudieran tener sexo entre ellos y losgordjiguene eran tolerados, incluso como algo simpático. Pero desde hace unos quince años con la llegada de Internet muchos han visto fotos en páginas porno de lo que puede ocurrir entre dos hombres y ha surgido un mayor rechazo”, explica.

Senegal es sólo una muestra del incremento de la homofobia en el continente africano, algo que ha sido denunciado en reiteradas ocasiones por organizaciones de Derechos Humanos como Amnistía Internacional. Pero incluso así no es el peor rincón de África para ser gay o lesbiana. En países como Mauritania, Gambia, Sudán o Somalia existe pena de muerte y en otros como Uganda, Nigeria o Liberia la legislación se ha endurecido en los últimos años. Esta tónica general sólo se rompe en países como Sudáfrica, donde, a pesar de que se siguen produciendo agresiones homófobas, es el único estado africano que permite las uniones gays, mientras en otros lugares como Cabo Verde, Isla Mauricio o Seychelles se percibe una mayor tolerancia.

Para Djamil Bangoura y Fatou Sow, que pertenecen a asociaciones legales bajo la cobertura de la lucha contra el sida y la exclusión social, la lucha contra la homofobia pasa por la visibilidad pese a los riesgos que esto conlleva. “En Senegal tiene mucho peso la religión, pero Macky Sall es el presidente de todos los senegaleses y, por tanto, debe defender también a las minorías”, dice Bangoura. “Sabemos que no veremos un cambio de la situación con nuestros ojos, quizás nuestros hijos o nietos sí, pero no vamos a arrojar la toalla. Merecemos poder salir a la calle sin miedo”, remata Sow. Ambos activistas estarán durante unos días de gira por España para recabar apoyos y tejer una red de solidaridad internacional. Saben que el camino es largo y que está lleno de espinas.

Las victorias incompletas del movimiento LGTB en Colombia

A pesar de los avances en la ley, no existen garantías para el acceso a los derechos que evidencian la igualdad

ana y veronica lograron que el constitucional les reconociera la adopción de los hijos biológicos de una de ellas

Un anuncio de página entera en un diario nacional los tildaba de enfermos, decía que eran abusadores de niños y que estaban propagando el sida en el país. El aviso, pagado por un grupo religioso y algunos políticos de la derecha de Colombia, originó que a principios de los años 2000, el movimiento LGTB se consolidara en el país. Se unieron para defenderse y buscar garantías ante la ley.

Desde el 2004 el país empezó a vivir avances importantes en materia de igualdad, aunque el mismo Estado ha dificultado el acceso a los derechos que la Corte Constitucional ha amparado. “La legislación es maravillosa, pero hacemos un reclamo para que se cumpla”, dice Marcela Sánchez, de la ONG Colombia Diversa, una de las organizaciones que trabaja por el respeto de las garantías en pro de la igualdad.

Colombia ha sido pionera en aprobar derechos patrimoniales y de pensión de sobrevivientes a parejas del mismo sexo, así como dar vía libre al matrimonio y la adopción gay. Sin embargo, abundan los casos que quedan solo en el papel. Las demandas para que el Estado cumpla con lo que le corresponde parecen ir en aumento a medida de que se aprueba una nueva ley a favor del movimiento LGTB. El desconocimiento de la normativa jurídica por parte de los empleados públicos y la presión de la Iglesia e instancias como la Procuraduría han hecho que a la hora de la verdad, sea difícil hacer valer lo que se ha ganado en la legislación. Estos son algunos casos.

La primera pareja con aval para adoptar no ha podido hacerlo

Ana Elisa Leiderman y Verónica Botero

Ana Elisa Leiderman y Verónica Botero. JUAN CARLOS ZAPATA

Desde 2014, Ana Elisa Leiderman y Verónica Botero están esperando que se cumpla la decisión de la Corte Constitucional que les permite adoptar a los dos hijos biológicos de una de ellas. Su caso fue catalogado como “histórico” y aunque la justicia reiteró que la condición sexual de una pareja no es motivo para negar el derecho a adoptar, ellas siguen luchando contra un sistema que se opone a reconocerlas como familia.

Los dos niños, de ocho y seis años, nacieron a través de inseminación artificial. Ana Elisa fue la encargada de llevarlos en el vientre, pero las dos son las mamás. “Tenemos la vida de una familia normal. Los llevamos al colegio, a vacaciones, no les falta nada”, dice Verónica, que para la ley es una desconocida para sus propios hijos. Ana Elisa y Verónica, que formalizaron su relación fuera del país, ahora batallan contra una petición elevada desde la Procuraduría que exige que para que el proceso se dé, deben encontrar al padre biológico de los menores.

“Ahora nos piden que busquemos al donante para que reconozca a los niños como suyos y nos entregue la patria potestad. Nuestro caso abrió la puerta para que otras parejas pudieran adoptar, pero nosotras seguimos sin poder hacerlo”, lamenta Verónica, que recuerda que la decisión del Constitucional reiteró que el derecho de los menores a tener una familia está por encima del deseo de las parejas de tener hijos. “Toda esta pelea es por los niños, necesitamos darles garantías jurídicas”, dice Ana Elisa.

Si llegara a faltar la mamá biológica, los niños quedarían en manos del Instituto de Bienestar Familiar (ICBF), una instancia del Estado en donde en la actualidad al menos 4.000 menores abandonados esperan por una familia que los adopte. “No los podría tener yo, a pesar de que he asumido el papel de mamá desde que nacieron”, señala Verónica.

Se unieron como pareja, pero siguen siendo “solteras”

Tatiana Peláez y Viviana Jordan

Tatiana Peláez y Viviana Jordan. JUAN CARLOS ZAPATA

Tatiana Peláez y Viviana Jordan, de 31 y 27 años, conviven desde hace tres años bajo la figura de unión marital de hecho. Algo así como una “etapa más que un noviazgo, pero menos que un matrimonio”, dicen ellas. Después de que en 2013, la Corte Constitucional encargó al Congreso legislar sobre las uniones de parejas del mismo sexo, quienes querían formalizar sus relaciones se tropezaron con un limbo jurídico. Algunas lograron que los jueces y notarios las casaran, pero otras solo encontraron como opciones la unión marital de hecho y la unión solemne, documentos que no les garantizaban los mismos derechos que un matrimonio civil.

“Llamábamos a pedir información en las notarías y el tono de quienes nos atendía cambiaba cuando le decíamos que éramos dos mujeres que queríamos casarnos”, cuenta Viviana. “La primera solicitud fue rechazada porque la Procuraduría intervino para decir que un matrimonio solo podía darse entre un hombre y una mujer”, relata Tatiana. Hicieron dos intentos más hasta que firmaron la unión marital de hecho, una figura que no es reconocida en todo el mundo y que no tiene los mismos efectos civiles que un matrimonio, un derecho al que sí pudieron acceder decenas de parejas durante el vacío jurídico que hubo desde el año 2013.

“Yo no estoy en contra del matrimonio de las personas del mismo sexo, pero sé que a los jueces que los han celebrado, la Procuraduría los acosa”, recuerda Tatiana, cuando habla de una de las respuestas que le dio un juez. Ahora, que el Constitucional se pronunció de nuevo sobre el tema y señaló que los jueces y notarios están en obligación de celebrar matrimonios a parejas del mismo sexo, Tatiana y Viviana esperan decir muy pronto que están casadas. “No queremos seguir dando explicaciones sobre esa figura que firmamos y que nadie entiende, ni que nuestro estado civil siga siendo el de solteras”, insiste.

Laura Weins.

Laura Weins. JUAN CARLOS ZAPATA

“Que el sistema de salud reconozca nuestra identidad”

Laura Weins ha asumido su identidad como transexual para llevar el liderazgo de esta población, a través del Grupo de acción y apoyo a personas trans (GAAT). Aunque habla de los logros que han tenido en la ley, como la posibilidad de cambiar de nombre y de género en el documento de identidad, ve con preocupación cómo otras garantías, que también están en el papel, no se cumplen. Menciona el cambio de sexo o los tratamientos hormonales que el sistema de salud les debería conceder. También denuncia la violencia de la que son víctimas y la falta de oportunidades laborales. “Mientras algunos luchan por casarse y adoptar, nosotros solo pedimos que nos respeten la vida y que nos den oportunidades laborales”.

Weins dice que la edad promedio de vida de los transexuales en Colombia es de 30 años y cuenta que un alto porcentaje de los que sobreviven a la violencia termina en la prostitución. Asegura que mientras la mayoría de esfuerzos se han destinado a la lucha de parejas del mismo sexo, a los trans los tienen en el olvido. “Ya es hora de que piensen en nosotras”, reclama.

Amanda

Amanda. JUAN CARLOS ZAPATA

Batallando por sus derechos hasta el final

Amanda se refiere a “su compañera de vida” cuando evoca a Amparo, su esposa. A sus casi sesenta años recuerda lo difícil que era hasta hace un par de décadas reconocer que era lesbiana. “Si una mujer soltera con hijos era mal vista, imagínese lo que pensaban de nosotras”, cuenta. Cuando quisieron garantizar la seguridad patrimonial de Amanda ante el cáncer que padecía su pareja, se encontraron con un Estado que no las quería reconocer, a pesar de llevar más de 30 años de convivencia.

“Con la enfermedad, aumentó la preocupación por lo que podría pasar ante la ley si ella faltara”, cuenta. Estuvieron más de un año intentando hacer trámites para garantizar los derechos pensionales, hasta que meses antes de la muerte de Amparo lograron que un juez en la costa colombiana aceptara casarlas. “Todos nos daban excusas y ella ya se sentía muy enferma. Al final encontramos un lugar en donde había un funcionario dispuesto a ayudarnos”.

Al poco tiempo Amanda quedó viuda y tras esperar varios meses pudo obtener los derechos que le correspondían. “Hay gente que sigue creyendo que solo pueden existir las parejas de hombres y mujeres. No entienden que las familias son diversas y que todos tenemos derecho a amar”, dice.

Cañizares llama a desobedecer las leyes de “ideología de género”

El arzobispo de Valencia hizo estas declaraciones el domingo en una misa en la catedral

El arzobispo de Valencia Antonio Cañizares

El arzobispo de Valencia Antonio Cañizares. MÒNICA TORRES

El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares,  ha pedido a los católicos que desobedezcan aquellas leyes que considera injustas basadas en “la ideología más insidiosa y destructora de la humanidad de toda la historia, que es la ideología de género”.

El religioso ya se había pronunciado en parecido sentido cuando hace solo unos días advirtió contra un supuesto “imperio gay” en una misa que ofició en la Universidad Católica de Valencia. Las críticas por sus manifestaciones llegaron hasta del propio Gobierno valenciano.

La organización Lambda, que defiende en Valencia los derechos del colectivo LGTB, así como otras entidades, partidos y sindicatos, anunciaron una denuncia por incitación al odio contra Cañizares. Entre quienes se sumaron a la iniciativa de denunciar los hechos figuran València en Comú, Compromís o Verds Equo València, Comisiones Obreras del País Valenciano, Intersindical Valenciana y UGT del País Valenciano.

Respecto a las manifestaciones del domingo, el Arzobispado ha informado en un comunicado que Cañizares se expresó en esos términos en la catedral al término de la procesión del Corpus Christi. El cardenal urgió a los fieles valencianos a “encarnar el proyecto eucarístico en la vida cotidiana, en la familia, en la escuela, en la fábrica”, lo que implica “testimoniar que la realidad humana no se justifica sin referencia al creador”.

Precisamente, según el Arzobispado, “esto es lo que destruye la ideología más insidiosa y destructora de la humanidad de toda la historia, que es la ideología de género, que tratan de imponernos poderes mundiales más o menos solapadamente con legislaciones inicuas, que no hay que obedecer”.

Al respecto, Cañizares se refirió expresamente a la Comunidad Valenciana y pidió “a quien corresponda” evitar “una próxima legislación inspirada en esa misma ideología para no ir contra el hombre ni contra la humanidad”, y añadió: “Valencia no se merece eso, no puede ser punta de lanza en la aplicación de tal ideología insidiosa”.

Asimismo, dijo: “Que nadie tema ni vea en la Iglesia y la fe cristiana (…) ninguna amenaza a la justa autonomía de lo terreno y a la justa y sana laicidad”.

“No podemos someternos a una mentalidad inspirada en el laicismo, tampoco en la ideología de género”, declaró también, pues a su juicio “ambas ideologías llevan gradualmente, de forma más o menos consciente pero certera a la restricción de la libertad religiosa hasta promover un desprecio o ignorancia de lo religioso”.

No es la primera vez que el cardenal es objeto de polémica. En octubre del año pasado hizo también unas manifestaciones en torno a los refugiados, que le obligaron más tarde a pedir disculpas e incluso fueron denunciadas a la fiscalía por una asociación de inmigrantes.

La primera reina de belleza transexual de Israel es árabe y católica

La ganadora del concurso transgénero, con aspirantes de las tres religiones monoteístas, participará en el certamen internacional en Barcelona

Taalin Abu Hana, ganadora del primer concurso de belleza Trans Israel

Taalin Abu Hana, ganadora del primer concurso de belleza Trans Israel. LIOR MIZRAHI GETTY IMAGES

Israel ya tiene su primera reina de belleza transexual. Se llama Tailin Abu Hanna, es árabe israelí, cristiana católica, nacida en Nazaret hace 21 años en el seno de una familia que la acepta y la apoya. Este viernes fue coronada oficialmente en Tel Aviv como la ganadora del certamen Miss Trans Israel. Bailarina y cantante de profesión, partía como favorita desde que comenzaran las rondas previas, en las que compitieron 40 candidatas.

Al final, para la gran noche en el Teatro Nacional Habima solo quedaron 12 aspirantes. Entre sus rivales, Aylin Ben Zaken Cohen, una judía nacida en el seno de una familia ultraortodoxa de Jerusalén, y Carolin Khoury, una árabe musulmana que recientemente relataba a la agencia Reuters cómo pudo escapar con ayuda de la policía de su casa, donde sufría maltrato por su condición de transexual.

Coronada por la chilena Vanessa López —ganadora del certamen internacional del año pasado en España— Tailin Abu Hanna se lleva como premio un paquete de cirugía estética en la Clínica Kamol de Tailandia valorado en unos 13.500 euros. La árabe cristiana representará a Israel en el concurso Trans Star Internacional, previsto el próximo 17 de septiembre en Barcelona.

Violencia familiar, rechazo social o verse obligadas a comprar hormonas en el mercado negro son algunas de las dificultades que atraviesan muchas de las participantes en el concurso de belleza, según destaca la organizadora del certamen, Israela Stephanie Lev. “Pero antes era aún más terrible”, recalca. Tel Aviv es mundialmente conocida por ser uno de los destinos favoritos del colectivo de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales (LGTB) por su tolerancia. Está considerada por este colectivo como “ciudad amiga” y por eso confluyen en ella LGTB procedentes de todo el país, sin importar el origen étnico o la religión.

Israel es, comparada con sus vecinos, una isla de tolerancia en Oriente Próximo, donde homosexuales y transexuales se ven acosados. En 1998 fue el primer país en alzarse con el triunfo en Eurovisión de la mano de una representante transexual, Dana International, que se convirtió en todo un icono del colectivo LGTB. El año pasado fue la estrella de la fiesta con la que el conservador primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, agasajó a la prensa extranjera en un hotel de Jerusalén.

En el certamen de belleza que ha coronado a Tailin Abu Hanna y que da el pistoletazo de salida a las celebraciones del orgullo gay en Israel, la pregunta estrella a las participantes ha sido ¿dónde estabas cuando ganó Dana International?

Pero el Estado hebreo no está libre de los ataques intolerantes. Al contrario. Cristianos, musulmanes y judíos conservadores religiosos rechazan con intransigencia lo que consideran “conductas desviadas”. Las agresiones contra asociaciones y locales de ambiente LGTB tuvieron su máximo exponente el año pasado en Jerusalén con el asesinato de Shira Banki, de 16 años. La adolescente fue apuñalada por un extremista ultraortodoxo judío cuando participaba en la marcha del orgullo gay en la Ciudad Santa.

Las contramanifestaciones de los ultraortodoxos en el día del orgullo gay convierten el barrio religioso de Meah Shearim, en Jerusalén, en un hervidero en el que los enfervorecidos devotos judíos condenan a los homosexuales y equiparan a Tel Aviv con las bíblicas Sodoma y Gomorra.

Para los musulmanes, el tema simplemente es tabú. No hay debate social y apenas existe en el seno familiar. Salir del armario puede llegar a costar la vida. De ahí que a algunas de las aspirantes al concurso, como la árabe Caroline Khoury, elegir el camino de la transexualidad les ha supuesto romper con todo lo anterior. Renacer mirando al futuro en un lugar donde, al menos, los LGTB pueden mostrarse y ser aceptados tal y como son.

El waterpolista español Víctor Gutiérrez sale del armario

El deportista de 25 años e internacional ha declarado su homosexualidad en una entrevista porque “sentía la responsabilidad de dar la cara como deportista gay”

Víctor Gutiérrez, en la portada de 'Shangay'

Víctor Gutiérrez, en la portada de ‘Shangay’.

“Espero que mi salida del armario sirva para romper un tabú dentro del deporte”, asegura el jugador de waterpolo español Víctor Gutiérrez en la portada de la revista Shangay. En una de las etapas clave de su carrera deportiva y justo antes de concentrarse con la selección para preparar los próximos Juegos Olímpicos, el internacional de 25 años ha decidido hacer pública su homosexualidad en una entrevista en la que cuenta que sentía “la responsabilidad, como deportista gay, de dar la cara”.

El jugador del club madrileño Real Canoe y considerado uno de los mejores boyas de España, confiesa que llevaba bastante tiempo pensando en hacerlo, y que ha elegido este momento, además de por haber alcanzado “la madurez deportiva y personal necesaria”, porque considera muy importante la visibilidad. “Ha habido más de setenta agresiones homófobas en Madrid en lo que llevamos de año, es una realidad que vivimos. Y no hay casi deportistas que digan que son gais. Pero, según mi experiencia, la gente ha cambiado; como deportista, todo lo que vivido es absolutamente positivo”. Con estas declaraciones, Víctor Gutiérrez se convierte en el segundo olímpico español abiertamente gay, después de que el patinador Javier Raya, participante en los últimos Juegos de Sochi 2014, fuese el pionero hace poco más de una semana tras publicar una foto junto a su novio en las redes sociales.

Víctor Gutiérrez justifica su tranquilidad para salir del armario en el hecho de tener el respaldo de su familia, pero su experiencia en su entorno como deportista de élite ha sido fundamental. “Nunca me he sentado con el presidente de mi club, el entrenador y los compañeros para decírselo.Al final, es mi vida y hago lo que quiero, pero cuando estás en un equipo de élite, convives con muchas personas con las que estrechas lazos, y con ellos siempre he compartido mi vida”. Sin esconderse, “pero sin ser nunca abanderado de nada”, quiere compartir que no se ha sentido discriminado por ser gay. “Jamás me he encontrado con nadie que me haya juzgado como deportista por mi condición, siempre ha sido en función de mi rendimiento”, insiste.

Defiende la libertad de quien decide no hacerlo público, pero cree que las cosas “serían más fáciles” si saliese del armario una gran figura mundial de alguno de los deportes más mediáticos. “Sigue siendo un mundo machista. No debe de ser fácil escuchar en un campo de fútbol a muchas personas gritándote ‘maricón’. Los grandes clubes son empresas, y hay muchos intereses involucrados… Pero si alguno de ellos diera ese paso, podría influir en la opinión de millones de personas y cambiar las cosas de una manera mucho más rápida, porque siguen siendo muy pocos los deportistas que han hecho visible su homosexualidad”.

Gutiérrez no es el primer deportista de élite que ha hecho pública su condición de homosexual. Pero ha habido muy pocas salidas del armario estando en activo al más alto nivel. La tenista Martina Navratilova fue una pionera al hacerlo público en los años ochenta, y Amelie Mauresmo siguió sus pasos y se declaró lesbiana a los 19 años después de ganar el Open de Australia. Hace dos años, el jugador de fútbol americano Michael Sam se convertía en el primero en su deporte en dar el paso, lo que le valió el apoyo del presidente Barack Obama.

En activo destacan el saltador de trampolín olímpico británico Tom Daley y el boxeador puertorriqueño Orlando Cruz, que se casó con su novio en 2013 en Nueva York. Otros como el nueve veces medallista olímpico de natación, el australiano Ian Thorpe, o el pívot de la NBA John Amaechi no se atrevieron estando en la cúspide y esperaron a terminar sus carreras deportivas. Víctor Gutiérrez confía en que su decisión no afecte a su proyección como waterpolista, aunque ha salido del armario antes de saber si será seleccionado para competir en Río de Janeiro. “Estoy entrenando y manteniendo la forma, espero saber si voy a los Juegos a primeros de julio. He hecho una buena temporada, y el seleccionador me ha dicho que tengo posibilidades”. Pero asegura que aceptará tranquilo lo que venga después de haberlo contado. “No soy el primero, soy uno más”.

El obispo de Valencia defiende la familia cristiana ante el “imperio gay” y el feminismo

Antonio Cañizares critica la “escalada” de dirigentes políticos contra la familia

Antonio Cañizares, en una imagen de archivo

Antonio Cañizares, en una imagen de archivo. M. BRUQUE (EFE)

El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha defendido este jueves el “bien precioso de la familia cristiana” ante lo que ha tachado de “escalada contra ella de dirigentes políticos, el imperio gay y ciertas ideologías feministas”.

En una misa celebrada en el Instituto Juan Pablo II de Valencia, Cañizares ha recordado a Benedicto XVI cuando, antes de su llegada a Valencia en 2006 para el quinto Encuentro Mundial de las Familias, animó a todos los pueblos a “no ignorar el bien precioso de la familia” fundada sobre el matrimonio.

Según informa el Arzobispado, el cardenal ha dicho a continuación que ese llamamiento papal sigue siendo especialmente necesario en España, que en los últimos años “ha asistido a una importante escalada contra la familia por parte de dirigentes políticos, ayudados por otros poderes como el imperio gay y ciertas ideologías feministas”.

“España ocupa uno de los últimos lugares de Europa en política familiar; junto con Grecia es el país con más bajo índice de natalidad, donde la población juvenil ha decrecido más en los últimos veinte años; y donde más se ha incrementado el número de abortos, las rupturas matrimoniales y las uniones de hecho”, ha señalado el titular de la archidiócesis de Valencia.

En cuanto a la próxima aprobación en la Comunidad Valenciana y en otras regiones de “leyes que fomentan la ideología de género”, Cañizares ha opinado que se trata de “la más insidiosa que ha habido en toda la historia de la humanidad”.

Todo ello, a su juicio, provoca que se esté socavando “el núcleo central de toda sociedad, que es la familia, ámbito inigualable de la solidaridad y escuela de convivencia pacífica que merece toda tutela y ayuda para cumplir su cometido”.

Ante esta situación, el cardenal ha destacado que la Universidad Católica de Valencia “no puede permanecer inerte en absoluto” a estos “ataques”, sino que toda la comunidad universitaria “debe trabajar por la familia, ya que es ahí donde está el futuro del hombre y de la humanidad”.

Drogas, webcams y poco dinero: El crudo relato de un ‘prostituto’ en España

Iván Zaro es el autor de ‘La díficil vida fácil’, un libro que narra los testimonios de 12 trabajadores sexuales en nuestro país. Hablamos con él y con uno de estos chicos para descubrir cómo funciona la prostitución masculina en nuestro país.

El matrimonio homosexual avanza, las leyes anti-gay también

Las bodas entre personas del mismo sexo son legales en 22 países. Mientras, una oleada de Estados prepara normas para reprimir al colectivo LGTBI

Homofobia Manifestación por los derechos de las personas LGTBI en Bruselas el 14 de mayo

Homofobia: Manifestación por los derechos de las personas LGTBI en Bruselas el 14 de mayo. Francois Lenoir REUTERS

El matrimonio igualitario avanza con paso firme en occidente. Desde el primer enlace entre personas del mismo sexo, celebrado en Holanda hace ya 15 años, 22 países han legalizado las bodas gais. Los últimos, Irlanda, México, Estados Unidos y Colombia; los cuatro en 2015, un año histórico para los derechos civiles. Pero mientras una parte del mundo camina hacia la igualdad de derechos, otra oleada de países, como Bulgaria o Kirguistán, prepara leyes que, aludiendo a la moralidad, discriminan, reprimen e invisibilizan a los gais, lesbianas, transexuales, bisexuales, e Intersexuales (LGTBI). La equidad, de hecho, está lejos de ser real: las relaciones homosexuales son todavía delito en 75 países del mundo; en siete de ellos la condena puede ser a muerte.

Hace unos días, la policía nigeriana arrestó a seis personas por mantener relaciones homosexuales en la ciudad de Benin, en una de las 12 provincias del país que lo consideran “delito contra natura”. Los arrestados, la mayoría veinteañeros, se enfrentan ahora a penas de hasta 14 años de cárcel. Y el suyo no es un caso aislado. Nigeria es, junto con Egipto, Gambia, Arabia Saudí, Irak, Rusia, Irán e Indonesia, uno de los Estados que reprimen más activamente a los homosexuales, según el informe anual de la Asociación Internacional de Gais, Lesbianas, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales (ILGA), hecho público este martes.

El estudio, que hace una radiografía de los derechos de las personas LGTBI en todo el mundo, alerta, además, del creciente número de países que apuestan por leyes antigais. Normas que, aludiendo a razones como la moralidad o la protección de los menores, restringen la libertad de expresión y las informaciones relacionadas con minorías sexuales o que hablan de relaciones que sus Gobiernos consideran “no tradicionales”.

En los últimos tres años, Rusia, Argelia, Nigeria y Lituania han aprobado este tipo de normas, que llaman de “propaganda” y que ya existían en una decena de Estados. Además, explica Aengus Carroll, el autor del informe, otros seis países –Ucrania, Bielorrusia, Bulgaria, Letonia, Kazajistán y Kirguistán– debaten medidas que siguen los pasos de leyes como la rusa, que prohíbe hablar de la homosexualidad, o la nigeriana, que prohíbe el registro de clubes, organizaciones o manifestaciones gais, y que castiga con hasta 10 años de cárcel a quien tome parte en alguna de estas actividades.

in olvidar lo que está ocurriendo en los últimos meses en Estados Unidos con leyes antigay como las de Carolina del Norte y Misisipí. Estados en los que se dificulta el acceso a los baños públicos a los transexuales o se puede denegar servicios a parejas gais, si se aluden motivos religiosos.

Una realidad que contrasta radicalmente con la prohibición de las terapias denominadas “de conversión” en algunos países. O con la aprobación en cada vez más Estados de medidas específicas contra los delitos de odio, que agravan las infracciones cometidas por razón de orientación sexual, explican Helen Nolan y Diana Carolina Prado Mosquera, encargadas de programas de la ONU.

Por no hablar de una de las mayores victorias contra la discriminación en varias décadas –también por lo simbólico–: la legalización en todos los Estados de EE UU del matrimonio igualitario, a raíz de una sentencia del Tribunal Supremo. Una decisión que sumada a otras similares en Brasil, Colombia o México ha supuesto el colofón a un lustro de avances en un continente que, por otra parte, es bastante conservador en el terreno de los derechos sexuales y reproductivos –como en el acceso a la contracepción o la penalización del aborto–.

A pesar de estos enormes pasos, el mapa que radiografía los derechos de las personas LGTBI revela una enorme desigualdad. “Las leyes de matrimonio igualitario y de uniones civiles suponen grandes progresos, pero están muy limitados a los países occidentales”, apunta también el autor del informe de ILGA, que se hace público en el Día Internacional contra la Homofobia –señalado el 17 de marzo para conmemorar la eliminación, en 1990, de la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales de la Organización Mundial de la Salud (OMS)–.

De hecho, la primera encuesta a nivel mundial sobre las actitudes hacia las personas LGTBI encargada por ILGA muestra que el 45% de la población está en contra del matrimonio igualitario. En Europa –donde 12 países permiten las uniones civiles entre personas del mismo sexo pero no los matrimonios–, un 34% de los encuestados apoyan abiertamente las bodas gais; en África no llegan al 17%. La encuesta, realizada por la consultora canadiense Riwi Corp a través de entrevistas online a casi 97.000 personas de 65 países, muestra también que muchos ciudadanos creen que la homosexualidad es un fenómeno de los países desarrollados.

Eso es lo que piensan el 47% de los encuestados en África y el 42% de los sondeados en Asia. En Europa y América, quienes piensan que las relaciones entre personas del mismo sexo conciernen sólo al llamado primer mundo no pasan del 24% de los encuestados.

Además, un cuarto de la población mundial, de media, opina que la homosexualidad debe ser un delito. Un porcentaje que también varía mucho por zonas. En África, donde se concentra el mayor número de países represores, el 45% de los encuestados consideran que debe criminalizarse (sobre todo en Ghana, Nigeria y Uganda); en Asia, un 34% están muy de acuerdo con ello. Mientras, en América lo piensan un 15%; en Europa, un 17% y en Oceanía, un 14%.

“Lo que España necesita es una ley estatal contra la homofobia”

La FELGTB exige un “claro compromiso político e institucional” para prevenir los delitos de odio

 

Los delitos de odio son “el efecto más sangrante” de la discriminación hacia las personas LGTB, advierte la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), que este miércoles ha exigido a los partidos un “claro compromiso político e institucional” para prevenirlos. Con motivo del Día Internacional contra la Homofobia, que se celebra este miércoles, la organización también ha pedido también una ley integral de ámbito estatal de no discriminación por identidad de género y de reconocimiento de los derechos de las personas transexuales, como las que existen en algunas comunidades como Andalucía, Canarias, Extremadura, Madrid, Navarra y País Vasco.

Andalucía

Andalucía cuenta con la Ley integral para la no discriminación por motivos de identidad de género y reconocimiento de los derechos de las personas transexuales, aprobada en junio de 2014, una norma que recoge garantías de igualdad de trato y el respeto a la diversidad sexual y la identidad de género. No obstante, esta norma carece de régimen sancionador, por lo que el Parlamento de Andalucía aprobó por unanimidad el pasado noviembre una proposición no de ley (PNL) en la que se contempla un sistema de multas para luchar contra los estos delitos. Hasta el momento, el incumplimiento de la ley se regula mediante el Código Penal.

La propuesta, lanzada por el PSOE, recoge un desarrollo normativo “que permita un régimen sancionador adecuado y su evaluación periódica, a fin de poder evaluar la necesaria transformación de la sociedad en relación a la manera de actuar y comportarse en relación al colectivo LGTBI”. “La Junta cuenta con el Servicio de Asistencia a Víctimas de Andalucía (SAVA), que ofrece gratuitamente asesoramiento y protección a víctimas de delitos y faltas”, apuntan fuentes de la consejería de Igualdad en relación a esta cuestión.

“Lo que España necesita es una ley estatal, porque de lo contrario se generan diferencias por comunidades. Por ejemplo, la ley andaluza de derechos para transexuales es un referente nacional, pero en cuestión de sanciones vinculadas a la falta de derechos, se aplica ley del Código Penal, no hay agravante”, apunta Mar Cambrollé, presidenta de la Asociación de Transexuales de Andalucía Sylvia Rivera, que destaca la importancia de la formación desde la infancia en la diversidad.

Baleares

Los comportamientos violentos o agresivos por cuestión de la orientación sexual o identidad de género serán sancionados desde este martes en Baleares. El Parlamento autonómico ha aprobado este martes con el consenso de todos los partidos la Ley para Garantizar los Derechos de Lesbianas, Gais, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales, demandada desde hace años por el colectivo. Una norma que nace con la vocación de erradicar “las actitudes discriminatorias”, que fue impulsada por los partidos que apoyan al Gobierno: PSOE, Més per Mallorca, Més per Menorca, Podemos y Gent per Formentera y que también ha contado con el apoyo de PP, Ciudadanos y Proposta per les Illes, tras admitirse muchas de las enmiendas que promulgaron.

La normativa prevé importantes sanciones económicas para los episodios homófobos. El acoso, el comportamiento agresivo o el apoyo a las actividades que inciten a la violencia contra las personas por motivo de su orientación sexual o su identidad de género serán sancionados con hasta 45.000 euros, al ser considerados faltas muy graves. Las expresiones vejatorias y los comportamientos que menosprecien a miembros del colectivo LGTBI también tendrán castigo y conllevarán multas de hasta 3.000 euros.

La nueva ley permitirá “que la igualdad social y legal sea efectiva”, según ha manifestado Jan Gómez, presidente de la Asociación Ben Amics, que engloba al colectivo LGTBI en las islas. A partir de ahora, se blinda el derecho de las mujeres lesbianas y bisexuales a la igualdad en el acceso a las técnicas de reproducción asistida, mientras que las personas transexuales e intersexuales tendrán garantizada la posibilidad de beneficiarse de los tratamientos hormonales y las intervenciones quirúrgicas, siempre teniendo en cuenta la voluntad de la persona en la toma de decisiones.

Otro de los aspectos fundamentales incluidos en el texto hace referencia a los problemas que muchas personas transexuales tienen a la hora de ser tratadas con el nombre con el que se identifican y no con el que figura en su DNI. A partir de ahora, las administraciones públicas, sobre todo en el ámbito escolar y universitario, tendrán que establecer a través de un reglamento las condiciones para que las personas sean tratadas y denominadas con el nombre del género con el que se identifican, aunque sean menores de edad.

Comunidad de Madrid

La Asamblea de Madrid aprobó el pasado 17 de marzo la Ley Integral de Transexualidad, un texto consensuado entre el PSOE, Podemos y Ciudadanos, con 78 votos a favor de esos tres grupos y 48 abstenciones (PP). Es la primera norma con rango de ley a la que da el visto bueno la Cámara autonómica con los votos de los tres grupos de la oposición y sin el apoyo del partido del Gobierno, que se encuentra en minoría esta legislatura. Los populares reprocharon al resto de las formaciones que no contaran con ellos y que hayan establecido “un cordón social” que los ha aislado.

La norma incluye medidas contra el acoso escolar, la extensión de las charlas para la concienciación de los escolares a los colegios concertados o un documento de identificación personal transitoria, que solo tendrá validez en la Comunidad de Madrid. También se facilitará el acceso a tratamientos médicos, por ejemplo, los hormonales. De esta forma, los menores, según lo maduros que sean considerados por el juez, podrán cambiar su nombre sin que se hayan sometido a ningún tratamiento. Otra de las medidas contempladas afecta a la descentralización de los servicios médicos. Se puede recibir tratamiento en cualquier hospital, “no como antes que había que acudir a la unidad de género”.

Comunidad Valenciana

El Ejecutivo valenciano prepara la Ley Integral de Transexualidad, que contemplará acciones en el ámbito educativo, sanitario, laboral y social. Una normativa que ya está implantada en otras autonomías y que era una reivindicación histórica del colectivo Lambda, que está preparando un estudio sobre las necesidades de las personas trans respecto a los colectivos LGTB.

Mònica Oltra, que ha presidido la primera reunión de trabajo del equipo que elabora la ordenanza, ha comentado que la nueva ley supondrá uno de los mayores avances legislativos en Europa, en referencia a los derechos de las personas transexuales. “Porque implica una clara apuesta por la despatologización de la transexualidad, que ya no será considerada como trastorno, sino como una expresión más de la diversidad humana”, ha destacado la portavoz del Gobierno.

“Queremos dar las mayores facilidades en la atención sanitaria regulando y dando facilidades para las operaciones de cambio de sexo”, ha indicado el director general de Igualdad en la Diversidad, José de Lamo, que ha agregado que la ley también dará las respuestas necesarias en materia educativa, laboral y de justicia. “Esta ley es un paso necesario para devolver un poco de la dignidad robada a las personas trans y empezar a dar luz a uno de los colectivos más vulnerables y discriminados de nuestra sociedad”, ha declarado Fani Boronat, coordinadora general de Lambda.

Galicia

Galicia fue la primera gran esperanza y también la primera gran decepción para los colectivos LGTBI de España. El Parlamento gallego aprobó en abril de 2014 la primera ley promovida en el país contra la discriminación de estos grupos; pero si originalmente, tal y como la propuso el PSdeG, era verdaderamente ambiciosa, tras pasar por las manos del PP en el Gobierno de la Xunta vio la luz con amputaciones. Cuando los socialistas impulsaron su propuesta legislativa, el borrador preveía multas de entre 150 euros y medio millón para casos graves.

Tras superar la criba del partido de Alberto Núñez Feijóo, estas sanciones desaparecieron, al mismo tiempo que se invisibilizaron algunas formas de discriminación. Los grupos LGTBI recibieron la noticia con pesar, porque para ellos lo que en ese momento nacía era una ley “vacía” e “inútil”. El texto definitivo era para toda la oposición “imperfecto”, pero mientras AGE (Alternativa Galega de Esquerdas) y el Grupo Mixto se resistieron a votar a favor, PSdeG y Bloque dieron su respaldo con argumentos como el de que abría “un camino” por el que debía seguirse avanzando. “Es una oportunidad perdida. Una ley para los titulares de los periódicos, pero los derechos, o son o no son”, resumía la honda decepción de los colectivos afectados la representante de AGE.

Cataluña

Medio centenar de Ayuntamientos catalanes se unieron este martes a la conmemoración y exhibieron la bandera arco iris en sus fachadas. También se celebró un acto institucional en el Parlament de Cataluña, que en octubre de 2014 aprobó de una ley propia contra la homofobia y la discriminación por razones de identidad sexual. La norma fue pionera en el Estado pues establecía un régimen sancionador, si bien el reglamento que lo regula aún no se ha aprobado. Las entidades defensoras de los derechos LGBTI aprovecharon varios actos conmemorativos para instar a la Generalitat a aprobar este texto.

De acuerdo con el Observatorio Contra la Homofobia, el año pasado se presentaron 113 denuncias pero ninguna recibió alguna sanción de corte administrativo. En otros campos sí se han dado avances: La Generalitat firmó la semana pasada un acuerdo para cambiar el nombre de las personas transexuales en la tarjeta sanitaria.