Tres razones que invitan a la “reflexión” para combatir el VIH en Navarra

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Desde 2012 se han producido más positivos por VIH en Navarra, tras años de caída o estabilización / Foto: Efe.

Los datos de infecciones por VIH en Navarra son, según la Comisión Ciudadana Antisida de Navarra, una invitación a la “reflexión”. El Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra ha revelado que la comunidad registró  en 2014 un total de 49 casos de infección, frente a los 44 de 2013 y los 32 del año anterior. Lo preocupante del dato es el cambio de tendencia, cuando la concienciación sobre el sexo seguro parecía que se había extendido (y asimilado), ahora se da de nuevo un aumento, especialmente entre los hombres que practican sexo con hombres. La Comisión, que precisamente  había advertido sobre este tema (a pesar de que, por ejemplo, en lo que va de 2015 no ha registrado positivos en los test de prueba rápida que se realizan en la entidad), insiste en el trabajo que queda por delante. Y apunta a diversas causas de esta situación.

La mayoría de las infecciones por VIH se dieron en Navarra, según recordaron desde el Instituto, en las décadas de los 80 y los 90. Hasta septiembre de 2014, se contabilizaron 2.107 casos. Estas cifras se habían reducido progresivamente o estabilizado, especialmente en torno al año 2000, pero hubo un cambio de tendencia en 2012, fecha desde la que han aumentado los positivos (en una tasa similar o inferior a la estatal) y en muchas ocasiones vinculados, probablemente, a la transmisión sexual, según apuntan desde el Instituto de Salud Pública y Laboral. Eso sí, en casi en cuatro de cada diez casos no se pudo determinar este porqué, aunque desde Salud Pública también apuntan como causa probable la transmisión sexual.

¿Y cuáles son las posibles razones de esta situación? Asun Roldán, integrante de la Comisión Ciudadana Antisida de Navarra, apunta algunas reflexiones. Por ejemplo, que es necesario garantizar el acceso a la sanidad pública de toda la ciudadanía, que son necesarias más campañas de sensibilización, que las nuevas generaciones son menos conscientes de la enfermedad, y que falta educación sexual y sobre relaciones afectivo-amorosas en los centros educativos.

Los recortes afectan

Roldán advierte de que la labor de los colectivos sociales se ha visto afectada por los recortes en las instituciones, de manera que se ha podido incidir menos en campañas de prevención o sensibilización. En el caso de la Comisión, por ejemplo, este año ha contado con unos 84.439 euros por esta vía, llegados a través del Gobierno Foral y la Obra Social de La Caixa (la entidad sigue reclamando, en cualquier caso, que este tipo de partidas dependan íntegramente de instituciones públicas), pero el año anterior fueron 94.000 y en 2011, alrededor de 119.907, en este último caso solo a través del Ejecutivo foral. Los ajustes en el presupuesto han afectado, así, a sus actividades y, por ejemplo, el local de la Comisión estuvo en cerrado en julio, tras realizar la correspondiente campaña de concienciación para sanfermines.

Las nuevas generaciones

¿Se ha relajado el uso de preservativo? Roldán cree que su empleo puede estar más extendido en el primer encuentro sexual, pero que se relaja en los sucesivos. En cualquier caso, apunta que las nuevas generaciones, nacidas por así decirlo después del aquella alerta constante en torno a la epidemia, son menos conscientes del riesgo del VIH. Los balances de casos de contagio han sido utilizados por sectores conservadores para poner el foco sobre las relaciones homosexuales, un “estigma” que también fomenta que se hable con menos naturalidad de estas relaciones y, en general, de la sexualidad, lo que también puede “invisibilizar” el VIH.

Sexualidad en los centros escolares

Unida a la anterior reivindicación está la necesidad de apostar por la coeducación, la igualdad transversal dentro de los centros escolares y, como parte de ella, la educación sexual y afectiva, una reivindicación que también han planteado colectivos de mujeres o, por ejemplo, desde el centro de atención a la mujer Andraize. La Comisión Ciudadana Antisida se ofrece para dar charlas al alumnado de Secundaria (principalmente, en 3º y 4º de la ESO, aunque también ha intervenido en 1º y 2º) y, por ejemplo, en el pasado curso lo hizo en nueve institutos. El objetivo de estas charlas, sobre sexualidad y la prevención de riesgos, es aún mayor: hacer que la educación sexual sea parte efectiva del currículo, algo que se resiste y que aún depende prácticamente de cada centro y docente, a pesar de los constantes cambios en las leyes educativas.

Gais, lesbianas y transgénero durante el franquismo

Artículo publicado en JOT DOWN por

Montaje fotográfico realizado en la Central de Observación de la Dirección de Prisiones, donde se estudiaba y calisificaba a los reclusos

Montaje fotográfico realizado en la Central de Observación de la Dirección de Prisiones, donde se estudiaba y calisificaba a los reclusos. Imagen: Tusquets.

Inversión sexual y erotismo desviado. Repugnante caso que subleva a toda conciencia honesta. Ofende al pudor y a las buenas costumbres y es objeto unánime de condenación. Actos contra natura. Perversión sexual. Nefando tráfico sodomítico. Repugnante vicio. Vicio antinatural y perturbador. Vicio merecedor de la más completa repulsa. Actos atentatorios a la moral, fundamento de la familia y la sociedad. Nefastas relaciones. Repugnante porquería. Repugnantes aberraciones. Torpes acciones. Inmorales aberraciones. Sucios y reprobables actos. Actos de desviada lujuria. Vergonzoso vicio. Acción soez. Desvergonzada e impúdica. Aberración contraria a la naturaleza humana. Torpes instintos. Repugnantes actos libidinosos…

Calificaciones de la homosexualidad en los expedientes del Tribunal Supremo del franquismo recopilados por Armand de Fluviá, autor de El homosexual ante la sociedad enferma en 1978.

Si bien las prácticas homosexuales estuvieron penalizadas en muchos países de Europa durante la segunda mitad del siglo XX y la España de Franco no era, en ese contexto, una excepción, nuestro país constituye un interesante objeto de estudio por cómo abordó el tema científicamente, por llamarlo de alguna manera. Tras la destrucción del estado democrático entre 1936 y 1939, el franquismo comenzó a crear y teorizar en la posguerra una psiquiatría hispana.

Según cuenta el psiquiatra González Duro en las obras que ha dedicado al fenómeno, en general no era más que una adaptación de toda la psiquiatría nazi a términos locales. Con la novedad de que la psiquiatría nacional tendría como fundamento un concepto teológico del hombre. «Todo se explicaba en función de la “vitalidad”, término ambiguo definido poéticamente como la sutura entre el cuerpo y el alma».

Dentro de esta disciplina no se admitían conflictos familiares o generacionales. La psiquiatría nacional no era más que otra trinchera para la defensa del sistema establecido. La locura era biológica o genética, y por eso se trataba exclusivamente con los tratamientos biológicos más agresivos, electroshock o lobotomías. Y su causa era clara: el pecado. El doctor Marco Merenciano, falangista y católico, entendía que la enfermedad mental era un castigo por el pecado; «pecado que por su naturaleza llevará al castigo de la imposibilidad de arrepentimiento», escribió. Este señor tiene todavía una calle en Valencia.

Otro, con calle en Madrid en la actualidad, López Ibor, daba, como documenta González Duro, «una interpretación teológica de la enfermedad psíquica cuya realidad solo se podía entender yendo a la base radical del ser humano, de su “naturaleza caída”, de ahí la conveniencia de que el psiquiatra fuera cristiano, y católico específicamente». Y Antonio Vallejo-Nájera, también, por su puesto, con calle en Madrid, teorizó que quienes tenían ideologías distintas a las inherentes al hombre español «sano y vertical, religioso y de derechas por naturaleza» sufrían de un virus marxista o una malformación genética —el gen rojo— para lo que proponía la reinstauración ni más ni menos que de la Santa Inquisición.

En cuanto al psicoanálisis, el rechazo era total por su falta de «espiritualidad» su «pansexualismo» y su ser «nocivo para la catolicidad inmanente del enfermo español», sigue González Duro, que precisaba una psicoterapia específica según estos galenos. La obra de Freud estuvo prohibida en España hasta 1949 y a partir de entonces se trató de adaptar. «El pueblo español profesa en su mayoría el catolicismo, y es la primera de las condiciones de nuestra psicoterapia que no contradiga el dogma y la moral católica», explicó Vallejo Nájera. Y el catalán Ramón Sarró i Burbano sentenció: «Pero ¿cuál sería la mejor interpretación? ¿Hemos de reconocernos como sexualidad, como ambición más o menos frustrada o como cosmovisiones del arquetipo? (…) ¿Y por qué no como el camino del alma hacia Dios del que nos aleja el pecado y nos acerca la Gracia; o como cristiano que necesariamente cae y se levanta ante la faz Divina?».

En este contexto científico arbitrario y surrealista, los homosexuales eran considerados enfermos en el mejor de los casos. Se les aplicaron terapias aversivas —medicación para inducir al vómito o descargas eléctricas mientras se les mostraba pornografía homosexual—, electroshock o lobotomías. López Ibor llegaba a presumir de sus «exitosas» lobotomizaciones a gais. La revista Interviú recogió un fragmento de una conferencia suya en Italia en 1973 donde decía: «Mi último paciente era un desviado. Después de la intervención del lóbulo inferior del cerebro presenta, es cierto, trastornos en la memoria y la vista, pero se muestra más ligeramente atraído por las mujeres».

Quirófano del Hospital Penitenciario de Madrid (1956)

Quirófano del Hospital Penitenciario de Madrid (1956). Fotografía: Real Academia Nacional de Medicina.

Los primeros intentos de curar homosexuales habían empezado en la Primera Guerra Mundial, cuando los altos cargos del ejército alemán detectaron que la homosexualidad estaba extendida entre muchos de sus soldados. Cuenta la doctora Teresa Cabruja, de la Universidad de Girona, que esto sucedía porque se consideraba que la homosexualidad respondía a «causas ambientales», pues no podría darse genéticamente en la raza aria. Aquí se siguió con esa cantinela casi hasta los años ochenta. De hecho, en 1977, la UCD planeó la creación de diez mil plazas para la reeducación de homosexuales. Un plan abortado cuando la Constitución prohibió un año después clasificar a las personas por su sexualidad.

Pero lo cierto es que en la historia moderna de España nunca hubo un exceso de celo a la hora de perseguir a los homosexuales. El Código Penal de 1822 no recogía el delito de sodomía por su inspiración francesa, país donde se despenalizó la homosexualidad en 1791. En los códigos penales de 1848, 1850 y 1870 españoles aunque no estaba penalizada, se castigaba con la figura del «escándalo público». Solo Primo de Rivera endureció la ley en 1928 castigando específicamente las relaciones sexuales entre adultos del mismo sexo con una multa y la inhabilitación para ocupar cargos públicos. Finalmente, la II República despenalizó completamente la homosexualidad —excepto en el Ejército— en su Código Penal de 1932. Y aunque luego redactara la Ley de Vagos y Maleantes en 1933 sobre delincuentes «potenciales», no insertó en ella a los homosexuales. Fue durante el franquismo, en 1952, cuando se modificó esta ley para incluirlos expresamente.

No obstante, entre 1939 y 1952 el régimen estuvo más preocupado de exterminar y encarcelar a sus enemigos políticos que a los homosexuales. Si acaso, merece la pena mencionar el caso del escritor Álvaro Retana en 1939, denunciado por sacrilegio al beber semen de un copón sagrado. En el proceso, Retama tuvo el valor de contestar al juez: «Señor, prefiero siempre tomarlo directamente». Fue condenado a muerte, se le aplazó la pena varias veces y al final se le conmutó por treinta años de cárcel.

O el caso del cantante de copla Miguel de Molina, al que antes de exiliarse le dieron una paliza en plena calleJosé Finat y Escrivá de Romaní, futuro alcalde de Madrid, y Sancho Dávila, falangista pro nazi que luego fue presidente de la Federación Española de Fútbol. Uno de los dos le arrancó el pelo y se lo llevó guardado envuelto en un pañuelo de recuerdo. Pero por lo visto solo se trataba de un asunto de celos. Un mandamás del régimen sufrió un desengaño sentimental con él y lo persiguió hasta que él mismo cayó en desgracia por un incidente en una sala de fiestas. Se cuenta en El látigo y la pluma, del periodista Fernando Olmeda:

Varias personas sujetaron al agresor y trataron de calmarle diciendo que el individuo era un falangista muy vinculado a las altas esferas y le traería problemas. Pero el joven exclamó que aquel asqueroso maricón le había toqueteado los genitales al pasar y que no iba a perdonarlo. Cuando le insistieron en que olvidara el incidente, el hombre se dio a conocer como agregado militar de la embajada de un país centroeuropeo. Dijo que hablaría con su embajador y al día siguiente haría una denuncia formal al Ministerio de Relaciones Exteriores. El enloquecido maricón no era otro que el secretario del ministro, que durante años me persiguió monstruosamente. Aunque se trató de acallar el escándalo, la cantidad de testigos presenciales lo hizo imposible y el tipo salió violentamente de sus dos cargos.

Los artistas homosexuales fueron un objetivo político en aquella época. Para permitirles llevar su vida tenían que informar a la policía, convertirse en chivatos. Además de mostrar una inquebrantable adhesión al régimen en todas sus manifestaciones públicas. En aquellos años, en cualquier caso, convivieron reconocidos homosexuales en los puestos más altos de la jerarquía franquista —muchos fueron famosos por haber dado «paseos» en la guerra— con una exaltación de la masculinidad exacerbada por parte de los falangistas triunfadores.

Casi todos los artículos sobre homosexualidad que tratan este período histórico insisten en señalar las inequívocas características homoeróticas de la estética falangista. Así como los apodos que recibía Franco entre los suyos, tales como «Paca, la culona» o «Miss Islas Canarias 1936», o la descripción que de él hizo el periodista americano John Whitaker:

Hombre pequeño, su mano es como la de una mujer y siempre está empapada de sudor. Excesivamente tímido, se pone en guardia para dialogar con su interlocutor; su voz es ligeramente desconcertante, pues habla muy suave, casi en susurros.

Todo con el fin de asociar la obsesión del nacionalcatolicismo por exaltar la hombría de la nación a sus propias inseguridades. Una conclusión muy tentadora, pero que carece de sentido en la época. Los fascismos y el nazismo, al marco de identificación primaria, el nacionalismo, añadieron la raza y la masculinidad como forma de resolver todos los problemas, un regreso al pasado edénico mediante la virilidad, la agresividad y la fuerza de voluntad. La figura del machote era el truco del almendruco propagandístico gracias al cual se resolverían todos los problemas en los tumultuosos años treinta.

Fotograma de la película propagandística Rojo y negro (1942) en la que un soldado de uniforme porta la bandera falangista

Fotograma de la película propagandística Rojo y negro (1942) en la que un soldado de uniforme porta la bandera falangista. Imagen: CEPICSA.

No obstante, otra historia es, como relata Olmeda en su libro, que la homosexualidad estuviera muy presente en el ejército rebelde. La tropa, dice, no ponía objeciones a que un soldado tuviese relaciones sexuales con otro que era más bien afeminado. También que la famosa camaradería en algunas ocasiones encubría verdaderos enamoramientos bajo el techo del cuartel entre hombres confinados, o que en los ejércitos de África fuesen habituales las noches de juerga de hachís y alcohol con jovencitos marroquíes. Todo ello percibido como algo normal que nada tenía que ver con la homosexualidad. Para prueba, en 1942, fue el propio Franco quien tras una visita a la Academia Militar de Zaragoza ordenó que se colocara una cama adicional en las habitaciones dobles «para evitar tentaciones».

Mientras tanto, en la sociedad, la posibilidad de ser homosexual la marcaba la clase social. Los que tenían al alcance de sus medios llevar una doble vida, que a menudo exigía tener dos pisos, la llevaban. También, como es lógico, los homosexuales de buena familia se aprovechaban de los que eran más humildes. Y Olmeda cuenta que en Barcelona las familias de nivel, cuando tenían un hijo homosexual, podían llegar a aceptarlo y permitirle tener su pareja admitiéndola en la familia cubriéndole como un primo que se había ido a vivir con ellos. Aunque la excusa del primo se ha podido escuchar en las capitales de toda la piel de toro.

Las lesbianas, por su parte, estuvieron en una situación diferente. Si una mujer vivía sola, tendría más problemas si invitaba a su casa a hombres solos que a otras mujeres. Bien al contrario, si se rodeaba de mujeres mantendría una excelente reputación. Los propios padres que no toleraban que un hijo cuando era niño o adolescente manifestara excesivo afecto o encariñamiento por un amigo veían como completamente normal que su hija durmiera en la misma cama con una amiga o una prima.

Durante todo el régimen, el número de expedientes sobre casos de lesbianas fue infinitamente menor que el de hombres. No tuvieron que frecuentar urinarios o exponerse a las redadas policiales. En las ciudades existían redes de mujeres que no levantaban sospechas cuando se reunían a celebrar una fiesta en un piso. Empar Pineda escribe en Una discriminación universal que incluso era al contrario, que los vecinos estaban «encantados de tener unas chicas que eran tan formales que no invitaban a chicos a sus fiestas». Sin embargo, en un contexto de represión inclemente sobre la sexualidad femenina tal y como se relató en los capítulos anteriores de esta serie, muchas lesbianas ni siquiera tuvieron la oportunidad de saber que lo eran hasta que empezaron a difundirse las ideas feministas años después. Como dice Pineda, el sexo entre mujeres no se perseguía porque para el régimen no podía existir.

Los homosexuales en aquel tiempo tuvieron que recurrir a los encuentros clandestinos en playas apartadas, cines o los inevitables urinarios, con lo que significaba a la hora de exponerse a los delincuentes que haciéndose pasar por gais les robaban todo lo que llevasen encima o incluso lo que tuvieran en casa si subían. Las diferentes formas de robarles hasta recibían su nombre. Olmeda, por ejemplo, habla del «timo de la pasma ful». Uno hace de gancho en el urinario enseñando el miembro enhiesto y el compinche aparece haciéndose pasar por policía para prender al homosexual que caiga en el engaño. El periodista recoge en su libro el testimonio de un antiguo delincuente que asegura que en una ocasión estuvo a punto de hacérselo a un jugador de fútbol de primera división. La víctima, por supuesto, nunca denunciaba.

Otro punto de encuentro eran los prostíbulos, que hasta que la ONU no declaró la prostitución incompatible con la dignidad humana, en España funcionaron sin grandes dificultades. Allí muchos hombres acudían sabiendo que además de meretrices también había jovencitos que necesitaban dinero o, en su defecto, prostitutas que sabían amarrarse un dildo a la cintura. Mari Loly, una profesional de la época cuyo testimonio destaca Olmeda, tiene un relato que enlaza con el de la sexualidad en las filas del ejército de Franco:

A veces un hombre que ha sido mi cliente me pide un jovencito, me pide que haga de intermediaria. Suelen argumentar que están hartos de las mismas sensaciones y quieren pasar a un jovencito después de haber probado todo con una mujer. Algunos, una vez probado, se dan cuenta entonces de que eso es lo que les gusta. «Mariquitas» que no sabían que lo eran. Pero en casi todos es una prolongación de su papel de macho. Hay también hombres mayores, viudos o casados, que un día se sorprenden haciéndose o dejándose hacer con un jovencito y les gusta, y no hacen ascos porque normalmente juegan el papel de macho y eso no es tan desagradable para los hombres como si tuvieran que tomar.

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Imagen: cortesía de Jaime Gallaostra / agenciafebus.com

Otra forma de contacto eran los anuncios en determinadas revistas, como las de culturismo por motivos obvios, lo que dio lugar a situaciones curiosas. En 1952 el español Juan Ferrero se proclamó Mister Universo de culturismo en el Scala Theater de Londres. Nunca un español ha vuelto a alcanzar ese título. No obstante, el régimen silenció completamente su gesta por considerar esa disciplina propia de homosexuales.

En ese mismo año circuló entre las autoridades un informe sobre «moralidad pública» que trataba de cuantificar la situación de la homosexualidad en España. El documento indicaba que cada vez se detectaban más casos:

Valencia: existe una cantidad apreciable, arraigada en personas de todas las edades y clases sociales; Madrid: Parece bastante extendida; Granada: Se advierte en el clima moral de la ciudad un incremento extraordinario de las aberraciones sexuales; Guipúzcoa: los casos van en aumento; Baleares: la desgracia de la homosexualidad ha aumentado en ambos sexos, etc…

Es en ese momento cuando se reforma la Ley de Vagos y Maleantes para incluir a los homosexuales. El régimen ya había acabado completamente con la oposición política dentro del país y pasaba a buscarse nuevos enemigos. Muchos homosexuales no habían sido sorprendidos in fraganti y con esta legislación ya eran delincuentes potenciales. La pena que acarreaba la aplicación de la ley era la reclusión en un centro de trabajo o colonia agrícola y el exilio o prohibición de residir en el territorio durante dos años.

A tal fin, en 1954 se puso en marcha la Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía, en Fuerteventura. La colonia era más bien un campo de concentración y lo de agrícola era una broma de mal gusto puesto que el terreno era totalmente desértico. Los presos picaban piedra y cavaban zanjas. «Frío, miseria, hambre, humillación, palos y más palos. En total éramos noventa maricones. Se pasaba el día cargando piedras, haciendo muros, sacando agua del pozo. Era como un campo de concentración pero sin cámara de gas. El médico de la prisión, para reconocernos homosexuales, nos ponía a cuatro patas y nos metía el dedo en el culo», recordó en El PaísOctavio García, uno de los reclusos, que tampoco olvida que le detuvieron cuando las autoridades se decidieron a «limpiar de maricones Las Palmas».

Se pasaba tanta hambre que Manuel S. H., que Dios lo tenga en su Gloria, se comía hasta las cagarrutas de las cabras y Juan Curbelo Oramas devoraba la comida podrida de los paquetes que le enviaba su madre y que los guardianes retenían hasta que despedían un olor nauseabundo. El hambre era una presencia constante, obsesiva, demoledora, pero no era la única pesadilla. Estaban también los palos, que caían como un diluvio. Por equivocarse al marcar el paso, por responder, por rezongar, por quedarse rezagado al amanecer, por dormirse en la imaginaria, por nada, por todo. (Crónica. El Mundo. 2003. Arturo Arnalte)

El director de la colonia era un sacerdote católico vasco. Dictaba cuántos golpes había que dar a quién y por qué. Escondía la correspondencia de los presos y era quien decidía si el interno estaba tres meses o los tres años de rigor que marcaba la nueva ley. También funcionaron los centros especializados de Badajoz y Huelva. El primero era para los homosexuales pasivos y al otro iban los activos. En las cárceles no «especializadas», como Carabanchel en Madrid o La Modelo en Barcelona, muchos de los internos eran violados sistemáticamente por los otros presos. Había celdas en las que directamente los funcionarios les prostituían. En la calle, la Brigada Social buscaba a los homosexuales con agentes secretos en los cines y discotecas. Existían informes de conducta con todo lujo de detalles, no muy lejos de lo que hacía la Stasi con sus sospechosos, redactados por las autoridades religiosas, políticas y policiales que marcaban la vida de quienes eran señalados.

Ficha policial de Silvia Reyes, encarcelada en 1974 con excusa de la Ley de Peligrosidad Social

Ficha policial de Silvia Reyes, encarcelada en 1974 con excusa de la Ley de Peligrosidad Social. Imagen: cortesía de la Asociación de Expresos Sociales.

También especialmente dura fue la existencia de los transexuales, entonces travestis. El régimen consideraba subversiva no solo su sexualidad, sino también su apariencia, al margen de que era más fácil de reconocer para la policía, y las autoridades se ensañaron con ellas. Los travestis se habían convertido en una opción más en la oferta de la prostitución. Válida para los clientes homosexuales y también para aquellos que no podían acostarse con su novia hasta el matrimonio.

No obstante, durante la década de los sesenta la sociedad española fue modernizándose y empezaron a surgir tímidamente bares de ambiente disimulando como buenamente se podía. Ya no fue tan fácil para ciertos homosexuales de buena familia someter a otros homosexuales de extracción humilde. Con la nueva clase media que estaba naciendo en las ciudades la gente ya no estaba tan desamparada y no se podía abusar de cualquiera con facilidad por muy homosexual que fuese. Pero también llegaron los pelos largos y las minifaldas y el régimen volvió a ponerse en guardia.

Un juez de Barcelona, Antonio Sabater, alertó del auge que experimentaba la «inversión sexual» a la que había que poner coto. Las causas, según el magistrado, pasaban por el desarrollo de la sociedad de consumo, el afeminamiento de la indumentaria masculina, el narcisismo de la juventud, su preocupación por el aspecto físico y su deseo de llevar una vida cómoda convirtiéndose en mantenidos de algún hombre de dinero.

Este juez fue uno de los artífices de la nueva ley, que iba a ser la de Peligrosidad Social. No obstante, aparecieron las primeras asociaciones de homosexuales, como AGHOIS en Barcelona, cuyas protestas influyeron en la opinión pública. Cuenta un artículo de L´Armari Obert que La Codorniz criticó la nueva ley, que venía en cofre de norma progresista y preventiva, riéndose de que nos hubiese privado de Sócrates oMiguel Ángel.

Así, en 1970 el régimen se «humanizó» y la Ley de Peligrosidad Social solo castigaba los «actos de homosexualidad», pero no a los homosexuales por el hecho de serlo. Aunque su redactado era tan ambiguo que seguía permitiendo a los jueces hacer lo que les viniera en gana. Con todo, finalmente se impuso la teoría de que la homosexualidad no era un delito, sino una enfermedad que era preciso curar. Lo que seguía siendo una terrorífica amenaza para la población.

Lo más amenazante de esta ley es que trasladaba la decisión de la represión directamente al ámbito familiar desde el momento en que el juez podía considerar oportuno que el homosexual se sometiera a tratamiento en vez de ser enviado a prisión, en caso de mediar una petición familiar. Este tratamiento se basaba en sesiones de terapias, fundamentalmente de dos tipos, las eméticas y las eléctricas, sin excluir la más radical, la lobotomía: una intervención quirúrgica para modificar el cerebro. Esta última técnica se practicó en clínicas privadas y en la cárcel de Carabanchel. (Una discriminación universal; Javier Ugarte Pérez)

Esta situación se extendió hasta prácticamente 1980, cuando la judicatura dejó de aplicar la Ley de Peligrosidad Social tras la Constitución y una proposición de ley de PSOE y PCE para que al menos se eliminasen los aparatados dedicados a los homosexuales. El saldo final fue de al menos cinco mil homosexuales encarcelados, pero nunca se podrá cuantificar cuántos se marcharon del país, cuántos se suicidaron, ni cuántos sufrieron una vida de autonegación y privaciones absolutamente intolerable e inhumana.

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Imagen: DP

La Iglesia vuelve a denegar a un transexual ser padrino de bautizo

Alex Salinas, transexual al que el obispado de Cádiz impidió ser el padrino de bautizo de su sobrino.

Alexander Salinas, transexual de veintiún años. / ROMÁN RÍOS (EFE)

Roma ha hablado. Un transexual no puede ser padrino de bautizo. “Resulta evidente que esta persona no posee el requisito de llevar una vida conforme a la fe y al cargo de padrino (CIC can 874 §3), no pudiendo por tanto ser admitido al cargo ni de madrina ni de padrino”, ha respondido la Congregación para la Doctrina de la Fe ante la cuestión planteada por el Obispado de Cádiz por el caso deAlexander Salinas, un chico de 21 años que aspiraba a ser padrino de sus dos sobrinos en la localidad gaditana de San Fernando.

“El mismo comportamiento transexual revela de manera pública una actitud opuesta a la exigencia moral de resolver el propio problema de identidad sexual según la verdad del propio sexo”, añade Roma para aclarar la situación de Salinas, a quien en julio le fue denegado el permiso por la parroquia, que rectificó en agosto. Ahora las posibilidades se le cierran de nuevo y el vecino de Cádiz ha dedicido que renuncia a la Iglesia.

El Obispo de Cádiz, Rafael Zorzona, ha escrito en un comunicado que pese a la presión social y la repercusión mediática, decidió “ante las posibles consecuencias pastorales”, elevar la consulta a la Congregación para la Doctrina de la Fe después de que el pasado agosto admitiesen que podría ostentar el nombramiento, por lo que esa aceptación queda anulada.“Este es el primer caso notificado a Roma desde España con estas características por lo que era necesario aclarar la situación y no se pudo estudiar con detenimiento anteriormente por la celeridad con la que se desarrollaron los hechos”, informan fuentes del Obispado de Cádiz.

Salinas, enfadado por la decisión final, ha decidido romper con la Iglesia católica y mantener su fe en el ámbito personal, al margen de la institución. “Estoy muy cabreado y desilusionado. Han jugado con mis sentimientos y los de toda la sociedad. En el comunicado se interpreta claramente que no solo me niegan a mí ser padrino, sino a todos los transexuales. Es muy fuerte, increíble”, ha declarado Salinas, que ha decidido apostatar para no pertenecer a una institución que, según considera, le rechaza. “Si no me quieren, porque dicen que llevo una vida incongruente con la fe sin ni siquiera conocerme, no tienen por qué estar mis partidas de nacimiento y comunión en esa institución”, ha detallado tras conocer la decisión de la Iglesia. La misma opción ha tomado su hermana, madre del primer sobrino del que iba a ser padrino, que ha decidido educarle como cristiano, pero al margen de la Iglesia católica. El resto de familiares van a estudiar qué hacer por las repercusiones en el matrimonio, aclara Salinas, que no tomará ningún acción judicial tras el pronunciamiento de Roma.

“Ahora voy a luchar por la mentira que se ha creado, ha sido todo un engaño. El mejor escarmiento es que la gente vea que la Iglesia no ha cambiado”, apunta Salinas, que con el apoyo de Podemos en San Fernando está montando un colectivo para la defensa de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales. La diputada socialista Carla Antonelli, que ha orientado a Salinas durante la gestión del caso, ha considerado que la última posición de Iglesia y el proceso vivido ha sido “perverso” con el chico. “Esta última posición es de inmisericordes. Es un retrato fidedigno de las sustracciones sexuales y de odio que promulga la Iglesia. No son dignos representantes de Dios”, ha manifestado la única persona transexual en el Congreso, que cuestiona la actitud del papa Francisco respecto a la transexualidad. “Me sabe mal que el Papa, que recibió a un transexual en el Vaticano, admita esto”, plantea Antonelli.

Tras conocer la última decisión eclesiástica, la asociación de Transexuales de Andalucía (ATA), que puso el caso en conocimiento de la Fiscalía de Igualdad y contra los delitos de Odio de Cádiz, ha exigido la retirada del concordato entre el Estado y la Iglesia católica. “La libertad religiosa no puede entrar en conflicto con los Derechos Humanos. Estas decisiones se toman en total impunidad, no se ejerce una violencia física pero sí incide en un menoscabo de nuestros derechos. Por el comunicado parece que los transexuales no somos naturales, quedamos como monstruos”, considera Mar Cambrollé, presidenta de la asociación, que reiterará celeridad a la fiscalía para que se pronucie sobre este caso.

La Iglesia, por su lado, no ve en esta decisión una discriminación sino el “reconocimiento de una falta objetiva falta de los requisitos” y el obispo de Cádiz añade que “no es sana una actitud que pretenda cancelar la diferencia sexual” y se ha ofrecido a ayudar “con entrañas de misericordia”.

El transexual Álex no podrá ser padrino por “no llevar una vida conforme a la fe”

Alex Salinas, un chico transexual de 21 años

El joven transexual Álex Salinas. // LAVOZDIGITAL.ES

Primero no, luego sí y finalmente no. El obispo de Cádiz y Ceuta, monseñor Rafael Zornoza Boy, ha manifestado “pública y definitivamente” que la solicitud de Alex Salinas, el joven transexual de San Fernando que pidió ser padrino de bautismo de su sobrino, “no puede ser aceptada” porque es “evidente” que “no posee el requisito de llevar una vida conforme a la fe y al cargo de padrino”, recogido en el Código de Derecho Canónico (CIC).

Así se manifiesta el Obispado de Cádiz y Ceuta en un comunicado y así lo ha confirmado a Europa Press Alex Salinas, quien en la tarde de este martes ha recibido una llamada del propio monseñor Zornoza, en la que le ha trasladado que “no puede ser” el padrino. La nota transcribe literalmente el argumento central dado por Roma tras una consulta de la diócesis gaditana: “El mismo comportamiento transexual revela de manera pública una actitud opuesta a la exigencia moral de resolver el propio problema de identidad sexual según la verdad del propio sexo”.

El 6 de agosto, y después de la negativa inicial del párroco de San Fernando donde iba a tener lugar la celebración del sacramento del bautismo y del obispo para que el joven fuera padrino, el cura párroco, según declaró Salinas entonces a Europa Press, le informó al joven de que el propio monseñor Zornoza le había trasladado que “no se podía impedir que fuera padrino” por ser transexual.

‘NO ME DICEN LOS MOTIVOS’

“En agosto me dijo el párroco que sí y directamente en boca del obispo de Cádiz”, ha recordado Salinas, que ha añadido que le dijo el párroco que “me darían una cita con monseñor Zornoza en septiembre”. “Nunca me dieron el día de la cita, y llamaba al párroco y no me ha cogido el teléfono”, ha apuntado.

Salinas ha explicado que este martes cuando se dirigía a la parroquia para cerrar el día y la hora del bautizo “ha recibido una llamada del propio obispo”, en la que le ha dicho que ha consultado “con Roma el asunto y que no puede ser” el padrino. “Pero no me dice los motivos”, ha criticado, al tiempo que ha indicado que le han puesto “el caramelo en la boca y me lo han quitado”.

Zornoza, según el joven, “me ha dicho que lo importante es ser buen cristiano, pero ellos no lo son”. “Estoy indignado y me siento engañado por el párroco, el obispo y por Roma”, ha lamentado, pues “no es lo que me dijeron en agosto”. Salinas ha señalado que “de momento” no van a iniciar la vía judicial.

LOS ARGUMENTOS DEL OBISPADO

En este sentido, el Obispado de Cádiz y Ceuta, en relación con las declaraciones aparecidas en diferentes medios, ha manifestado “pública y definitivamente” que “no puede aceptarse la solicitud” de Salinas.

Así, señala que los padrinos del Sacramento del Bautismo asumen, ante Dios y su Iglesia y en relación con el bautizado, el deber de cooperar con los padres en su formación cristiana, procurando que lleve una vida congruente con la fe bautismal y cumpla fielmente las obligaciones inherentes.

En vista de esa responsabilidad, el Catecismo de la Iglesia Católica pide que los padrinos sean “creyentes sólidos, capaces y prestos a ayudar al nuevo bautizado … en su camino de la vida cristiana”(CEC, n. 1255). Por todo ello, al ser una función eclesial la ley de la Iglesia exige, entre otras condiciones, que sólo sea admitido como padrino o madrina quien tenga capacidad para asumir “seriamente” estas responsabilidades y lleve un comportamiento “congruente” con ellas (cf. CIC, can. 874 *1, 3).

LA RAZÓN DE ROMA: ‘ES TRANSEXUAL’

Si no fuera posible hallar una persona que reúna las cualidades necesarias, el párroco puede conferir el Bautismo sin padrinos, que no son necesarios para celebrar este Sacramento. Zornoza, ante la “confusión provocada entre algunos fieles al haberme sido atribuidas palabras que no he pronunciado, y por la complejidad y relevancia mediática alcanzada por este asunto, teniendo en cuenta las posibles consecuencias pastorales de cualquier decisión al respecto”, elevó una consulta formal ante la Congregación para la Doctrina de la Fe.

La respuesta de la misma, según el comunicado del Obispado, es: “Sobre este particular le comunico la imposibilidad de que se le admita. El mismo comportamiento transexual revela de manera pública una actitud opuesta a la exigencia moral de resolver el propio problema de identidad sexual según la verdad del propio sexo. Por tanto resulta evidente que esta persona no posee el requisito de llevar una vida conforme a la fe y al cargo de padrino (CIC can 874 *3), no pudiendo por tanto ser admitido al cargo ni de madrina ni de padrino. No se ve en ello una discriminación, sino solamente el reconocimiento de una objetiva falta de los requisitos que por su naturaleza son necesarios para asumir la responsabilidad eclesial de ser padrino”.

LO QUE DICEN QUE DICE EL PAPA

En esta línea, el prelado gaditano ha apuntado que el Papa Francisco ha afirmado en varias ocasiones, en continuidad con el Magisterio de la Iglesia, que esta conducta es “contraria a la naturaleza del hombre”. En su última encíclica acaba de escribir, según monseñor Zornoza, que “la ecología humana implica también algo muy hondo: la necesaria relación de la vida del ser humano con la ley moral escrita en su propia naturaleza, necesaria para poder crear un ambiente más digno”.

Además, el obispo de Cádiz y Ceuta ha añadido que “decía Benedicto XVI que existe una ‘ecología del hombre’ porque ‘también el hombre posee una naturaleza que él debe respetar y que no puede manipular a su antojo’. En esta línea, cabe reconocer que nuestro propio cuerpo nos sitúa en una relación directa con el ambiente y con los demás seres vivientes. La aceptación del propio cuerpo como don de Dios es necesaria para acoger y aceptar el mundo entero como regalo del Padre y casa común, mientras una lógica de dominio sobre el propio cuerpo se transforma en una lógica a veces sutil de dominio sobre la creación. Aprender a recibir el propio cuerpo, a cuidarlo y a respetar sus significados, es esencial para una verdadera ecología humana. También la valoración del propio cuerpo en su femineidad o masculinidad es necesaria para reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente. De este modo es posible aceptar gozosamente el don específico del otro o de la otra, obra del Dios creador, y enriquecerse recíprocamente. Por lo tanto, no es sana una actitud que pretenda ‘cancelar la diferencia sexual porque ya no sabe confrontarse con la misma’”(Laudato si, n.155).

Por estas razones, monseñor Zornoza ha asegurado que “se ha hecho saber a los interesados que no puede aceptarse su solicitud”. “La Iglesia acoge a todas las personas con caridad queriendo ayudar a cada uno en su situación con entrañas de misericordia, pero sin negar la verdad que predica, que a todos propone como un camino de fe para ser libremente acogida”.

“Voy a apostatar”

El joven gaditano Álex Salinas ha decidido apostatar después de que definitivamente el Obispado de Cádiz le haya prohibido ser el padrino en el bautizo de su sobrino por su condición de transexual. Así lo ha adelantado esta mañana en declaraciones a la Cadena SER.

“Voy a apostatar y a pedir que se anule mi bautismo”, ha dicho muy enfadado Salinas, que también ha confirmado que finalmente su familia ha decidido no bautizar a su sobrino.

El joven ha relatado que ayer mismo recibió la llamada del obispo de Cádiz, quien le trasladó la decisión adoptada por Roma en este asunto y le instó a ser un buen cristiano. “Pues ustedes no son buenos cristianos”, dice Salinas que le espetó al titular de la diócesis.

El transexual al que se le niega ser padrino ha decidido apostatar

“La Iglesia católica me ha demostrado que no me quiere”.

Alex Salinas, transexual al que el obispado de Cádiz impidió ser el padrino de bautizo de su sobrino.

El transexual al que se le niega ser padrino ha decidido apostatar

Alex Salinas, el transexual de San Fernando (Cádiz) al que el Obispado de Cádiz y Ceuta ha negado de nuevo que ejerza de padrino en el bautizo de su sobrino, ha decidido apostatar porque “la Iglesia católica me ha demostrado que no me quiere”.

En declaraciones a EFE, Alex Salinas, ha explicado también que su hermana, madre del niño del que él quería apadrinar, también ha decidido no seguir adelante con su intención de bautizar a su niño y educarle “en la fe cristina” pero al margen de la Iglesia Católica.

Ambas reacciones se producen después de que el Obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zorzona, emitiera un comunicado explicando la “imposibilidad” de que Alex Salinas fuera admitido como padrino de bautismo de su sobrino.

En su comunicado el obispo explica que su negativa se produce después de haber realizado una consulta formal ante la Congregación para la Doctrina de la Fe, “teniendo en cuenta la relevancia mediática alcanzada por este asunto” y “las posibles consecuencias pastorales de cualquier decisión”.

La Congregación ha señalado en su respuesta, explica el Obispo, que “resulta evidente” que un transexual “no posee el requisito de llevar una vida conforme a la fe y al cargo de padrino”, por lo que no puede ser admitido en dicho cargo.

“El mismo comportamiento transexual revela de manera pública una actitud opuesta a la exigencia moral de resolver el propio problema de identidad sexual según la verdad del propio sexo”, recoge el escrito, que también sostiene que la Congregación “no ve en ello una discriminación, sino solamente el reconocimiento de una objetiva falta de los requisitos” necesarios para asumir “la responsabilidad eclesial de ser padrino”.

Alex Salinas ha explicado que se siente “muy enfadado” con esta postura y con el hecho de que el Obispo “la semana pasada en una entrevista dijera que se sentía muy orgulloso por haberme dicho que sí podía ser padrino” y ahora haya difundido este comunicado.

En él el obispo alude a “la confusión provocada entre algunos fieles al haberme sido atribuidas palabras que no he pronunciado” sobre este caso.

La diputada transexual Carla Antonelli, del Grupo Parlamentario Socialista en la Asamblea de Madrid, también se ha referido a la contestación del Obispado a Alex Salinas para criticar que la Iglesia sea “tan inmisericorde”.

“Le dicen que sí generándole la ilusión de ser el padrino y ahora le comunican que la Congregación de la Doctrina de la Fe, Antigua Inquisición literal, y el mismísimo Papa ha dicho que no puede serlo porque su propia existencia va en contra de ser cristiano”, apunta en un comunicado remitido a EFE.

“Ante tanta crueldad solo te queda pensar que la verdadera incongruencia es de quienes dicen ser los representantes de la doctrina que predica respeto y amor al prójimo pero que la aplican para dar rienda suelta a los odios, fobias y machacar al semejante”.

La diputada transexual se declara también “profundamente defraudada con el Papa Francisco”.

El transexual al que se le niega ser padrino decide apostatar

Alex Salinas, transexual al que el obispado de Cádiz impidió ser el padrino de bautizo de su sobrino.

Alex Salinas. / Archivo

Alex Salinas, el transexual de San Fernando (Cádiz) al que el Obispado de Cádiz y Ceuta ha negado de nuevo que ejerza de padrino en el bautizo de su sobrino, ha decidido apostatar porque “la Iglesia católica me ha demostrado que no me quiere”.

Salinas ha explicado también que su hermana, madre del niño del que él quería apadrinar, también ha decidido no seguir adelante con su intención de bautizar a su niño y educarle “en la fe cristina” pero al margen de la Iglesia Católica. Ambas reacciones se producen después de que el Obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zorzona, emitiera un comunicado explicando la “imposibilidad” de que Alex Salinas fuera admitido como padrino de bautismo de su sobrino.

En su comunicado el obispo explica que su negativa se produce después de haber realizado una consulta formal ante la Congregación para la Doctrina de la Fe, “teniendo en cuenta la relevancia mediática alcanzada por este asunto” y “las posibles consecuencias pastorales de cualquier decisión”.

La Congregación ha señalado en su respuesta, explica el Obispo, que “resulta evidente” que un transexual “no posee el requisito de llevar una vida conforme a la fe y al cargo de padrino”, por lo que no puede ser admitido en dicho cargo. “El mismo comportamiento transexual revela de manera pública una actitud opuesta a la exigencia moral de resolver el propio problema de identidad sexual según la verdad del propio sexo”, recoge el escrito, que también sostiene que la Congregación “no ve en ello una discriminación, sino solamente el reconocimiento de una objetiva falta de los requisitos” necesarios para asumir “la responsabilidad eclesial de ser padrino”.

Una Iglesia “tan inmisericorde”

Alex Salinas ha explicado que se siente “muy enfadado” con esta postura y con el hecho de que el Obispo “la semana pasada en una entrevista dijera que se sentía muy orgulloso por haberme dicho que sí podía ser padrino” y ahora haya difundido este comunicado. En él el obispo alude a “la confusión provocada entre algunos fieles al haberme sido atribuidas palabras que no he pronunciado” sobre este caso.

La diputada transexual Carla Antonelli, del Grupo Parlamentario Socialista en la Asamblea de Madrid, también se ha referido a la contestación del Obispado a Alex Salinas para criticar que la Iglesia sea “tan inmisericorde”. “Le dicen que sí generándole la ilusión de ser el padrino y ahora le comunican que la Congregación de la Doctrina de la Fe, Antigua Inquisición literal, y el mismísimo Papa ha dicho que no puede serlo porque su propia existencia va en contra de ser cristiano”, apunta en un comunicado

“Ante tanta crueldad solo te queda pensar que la verdadera incongruencia es de quienes dicen ser los representantes de la doctrina que predica respeto y amor al prójimo pero que la aplican para dar rienda suelta a los odios, fobias y machacar al semejante”.

La diputada transexual se declara también “profundamente defraudada con el Papa Francisco”.

Una funcionaria desafía al Supremo al no admitir matrimonios gays

La funcionaria de EEUU, Kim Davis el momento de rechazar la petición de matrimonio de parejas gays

La funcionaria de EEUU, Kim Davis el momento de rechazar la petición de matrimonio de parejas gays REUTERS

Después de que el Tribunal Supremo de Estados Unidos confirmase en una sentencia histórica a finales de junio el derecho de las parejas gays a contraer matrimonio en todo el país, parecía que la batalla por el derecho de los homosexuales a casarse se había terminado. Sin embargo, la lucha continua.

En el condado de Rowan (Kentucky), la secretaria de la oficina de licencias matrimoniales, Kim Davis, sigue sin conceder estos permisos aunque el Tribunal Supremo haya rechazado su petición de urgencia para que se le excluyese de ese deber por motivos religiosos.

Con esta noticia dos parejas, las formadas por April Miller y Karen Roberts, y David Ernold y David Moore, acudieron a la oficina que dirige Davis para solicitar sus licencias matrimoniales ayer. Como en ocasiones anteriores, dado que las dos parejas lo habían intentado varias veces antes, obtuvieron la misma negativa. Antes una nube de cámaras que captaron el momento, la funcionaria insistió que no estaban dispensando ninguna licencia “bajo la autoridad de Dios”y se inició una discusión que terminó en demanda judicial contra Davis, que se enfrenta a una acusación de mala conducta y una posible multa.

En el departamento de Davis no se emiten licencias matrimoniales-ni a homosexuales ni heterosexuales- desde que el Supremo sentenció que las parejas gays tienen derecho a casarse. Una forma de sortear la ley dado que Davis sólo ha mostrado tener problemas para concederlas a los gays. En un comunicado emitido este martes, Davis explicaba que llevaba 27 años trabajando en esa oficina, que dirige desde enero de 2015. “Nunca imaginé que un día como este llegaría, en el que me pedirían que violara la enseñanza principal de las Escrituras y de Jesús mismo sobre el matrimonio“, subrayaba en el documento hecho público por Liberty Counsel, una organización que defiende la libertad religiosa.

Según la funcionaria, la emisión de estas licencias para parejas gays que “entran en conflicto con la definición de matrimonio de Dios, con mi nombre puesto en el certificado, violaría mi conciencia”. Davis apela a la libertad religiosa, protegida por la Constitución y la Primera Enmienda, destaca. También asegura que el debate no es sobre “un tema de gays o lesbianas. Es sobre el matrimonio y la palabra de Dios”.

Su negativa a emitir licencias a parejas del mismo sexo por motivos religiosos ha sido vista por varios tribunales y cortes de apelaciones de diferentes instancias. Todos coincidieron en dictar que la funcionaria tenía que volver a impartir licencias matrimoniales en el condado como corroboró en última instancia el Tribunal Supremo.

Tras la demanda presentada por las parejas que no pudieron obtener la licencia este martes, Davis ha sido citada por el juez federal David Bunning este jueves. Los demandantes, según señala el documento presentado en el juzgado, no persigue que la funcionaria sea detenida sino que se le “impongan multas lo suficientemente serias” para que se vea obligada a cumplir con su deber de emitir licencias sin dilación.

Tienen sexo en plena calle y piden a la Guardia Civil que “no moleste”

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Una pareja practicando sexo en mitad de la Plaza Waldo Calero, en pleno epicentro turístico de Torrevieja. Eso es lo que puede verse en el último vídeo que no para de compartirse a través de las redes sociales. En las imágenes, se aprecia como la pareja, ambos sin ropa, mantiene sexo en mitad de la calle alicantina.

Los hechos ocurrieron alrededor de las 06.30h, según informaeldiariovasco.com. Un vecino, escandalizado por lo que veían sus ojos, avisó a la Guardia Civil, que acto seguido se presentó en la plaza y pidió a los jóvenes que cesaran su actividad. La pareja, según informa la denuncia estipulada por la Guardia Civil, pidió a los agentes, entre risas, que se marcharan y dejaran de molestar, en “una actitud chulesca”.

La denuncia hace alusión a una posible violación de la Ley Orgánica 4/2015 de Seguridad Ciudadana -más conocida como ‘Ley Mordaza- y en concreto al artículo 36.3, que tipifica como una “infracción grave causar desórdenes en las vías, espacios o establecimientos públicos, u obstaculizar la vía pública con mobiliario urbano, vehículos, contenedores, neumáticos u otros objetos, cuando en ambos casos se ocasione una alteración grave de la seguridad ciudadana”.