‘Dogging’ o cómo practicar sexo en lugares públicos

Esta práctica, cada vez más extendida, consiste en practicar sexo al aire libre con la idea de que otros puedan mirar

sexo en coche-dogging

– ¡Hasta luego, voy a sacar al perro!

Esta podría ser una de las frases más utilizadas por los practicantes del dogging. Esta práctica, cada vez más extendida, consiste en realizar orgías o actividades sexuales, genitales y grupales, en espacios públicos, generalmente en lugares apartados y al aire libre, con la idea de que otros puedan mirar.

Parece que este movimiento comenzó en los parques de Reino Unido en los años setenta, donde sacar al perro era la excusa perfecta para contactar con personas, en este caso heterosexuales, que deseaban practicar sexo genital con desconocidos, siendo a su vez observados.

De ahí su nombre, dogging o cancaneo, haciendo referencia a este animal. Algunos también lo han denominado perreo, aunque no suele ser muy utilizado pues genera confusión con el baile sexual, el cual no tiene absolutamente nada que ver.

El boom cibernético del ‘cancaneo’

Internet ha sido sin duda la clave para la proliferación de esta práctica sexual cada vez más extendida. En menos de un segundo cualquier buscador de internet puede localizar unas 107.000 webs sobre dogging. En ellas se puede contactar tanto con otros doggers, como son denominados los practicantes exhibicionistas, como con los voyeurs, testigos o mirones. Tanto unos como otros, disfrutan y generan disfrute al otro bando.

Estas sirven también para facilitar fecha y hora del evento, así como para localizar los lugares apropiados para la práctica del cancaneo porque, aunque comenzasen en parques, actualmente podrían realizarse estasquedadas en baños públicos, jardines o aparcamientos, entre otros. Estos no son permanentes y las localizaciones van cambiando por temporadas, entre otras cuestiones para que no estén masificados los encuentros. Es bastante habitual también que se realice esta práctica dentro de los coches, de ahí que muchos atribuyan el origen de su nombre, no tanto al paseo canino, sino a la postura del perrito, que se suele considerar la más cómoda para practicar sexo dentro de un vehículo.

Igualmente, conocer los lugares facilita que no exista confusión y nos colemos en el evento que no nos corresponda. Un picadero sexual habitual, donde suelen reunirse los jóvenes, o no tan jóvenes, para realizar prácticas sexuales genitales generalmente en coches, con una persona conocida y sin desear mirones, en principio, no sería el lugar más adecuado para un dogger. Al igual que no lo sería tampoco una orgía de varones homosexuales, denominada como cruising, por ejemplo.

Pues el dooging, aunque pudiera parecer a simple vista que es un juego sin reglamento, no es así y estas webs te lo facilitan.

Otras reglas del juego que debería conocer

Comunicarse eficazmente es fundamental para que no existan confusiones y se pueda confiar y disfrutar sin altercados ni malas experiencias.

Por ejemplo, si el encuentro fuera en un aparcamiento al aire libre y se llevasen a cabo las prácticas sexuales dentro de coches, se podría ofrecer información a los voyeurs que deseen participar en la orgía, pues no todo tiene por qué estar permitido para ellos.

– Si los doggers dejasen las luces del coche encendidas informarían sobre su deseo de ser observados.

– Si quisieran que un tercero se uniera a ellos y participase del encuentro sexual, dejar la puerta del coche abierta sería lo idóneo para indicarlo de manera clara.

– Por el contrario, si no quisieran que nadie mirase ni se acercara o participase en el encuentro sexual, cerrar las puertas y ventanas del vehículo sería suficiente para enviar la información y ha de respetarse.

– Por supuesto, el uso del preservativo sería fundamental, si no obligatorio, para la seguridad de todos los participantes, ya que sería la única forma de prevenir la mayor parte de las enfermedades o infecciones de transmisión sexual.

– Otra cuestión de suma importancia, sería no ofrecer ningún tipo de dato personal por temas de seguridad, como el teléfono o la dirección, tanto en la web como en persona. Sí se podría facilitar un correo electrónico que no descubra su nombre y apellidos, pues suele ser la forma más utilizada para concretar nuevas quedadas.

– Y por supuesto, nunca acuda a estas citas con objetos de valor o vigílelos muy bien, en todo caso. Cuando se practica relaciones sexuales se convierte en presa fácil para los ladrones pues saben que está entregado al placer.

– Y por último, si piensa acudir a un evento de dogging, asegúrese de quenadie le sigue al finalizar el mismo.

¿Es el ‘dogging’ una parafilia?

Las parafilias se refieren a la excitación sexual como respuesta a objetos concretos o situaciones específicas. Suelen conllevar malestar y dificultad para excitarse si no se dan las condiciones adecuadas o existe daño a terceros. Si practicar el dooging, de voyeur o exhibicionista, no conllevase ninguno de estos aspectos, no tendría relevancia clínica y se consideraría únicamente una variante sexual.

Hay que matizar que, aunque hablemos de voyerismo, sería más acertado hablar de escopofilia, escoptofilia, escoptolagnia o mixoscopía en este caso, pues en estas se mira abiertamente y no de manera clandestina.

En cualquier caso, nos guste o no esta práctica, dicen que el saber no ocupa lugar y conocer todo lo relacionado sobre la sexualidad nos hace más libres para poder elegir. Por tanto, una vez realizada mi misión informativa…Hasta luego, que voy a sacar al perro ;)

HISTORIAS DE LA VIDA ‘Sexo en boca’ de Erika García, una mujer con ideas

ERIKA GARCÍA OFRECE SESIONES DE ‘TUPPERSEX’ Y TALLERES DE SEXOLOGÍA A TRAVÉS DE LA WEB QUE ABRIÓ HACE DOS AÑOS

Erika posa con algunos de los productos que vende durante las sesiones de ‘tuppersex’

Erika posa con algunos de los productos que vende durante las sesiones de ‘tuppersex’. (Pablo Viñas)

RECONOCE que siempre ha sido una mujer “lanzada, con ideas y con ganas de hacer cosas”, pero nunca hubiese pensado que iba a acabar con una maleta yendo por las casas vendiendo bragas vibradoras en sesiones de tuppersex e impartiendo talleres de sexualidad por colegios o asociaciones. Eso es lo que hace hoy en día Erika García desde que se quedó en paro, hace ya unos cuantos años. Desde entonces disfruta con su trabajo, que nada tiene que ver ni con su formación, ya que es licenciada en Administración y Dirección de Empresas, ni con su último empleo como economista en una empresa de venta de leche al por mayor en Karrantza. “Esto es más divertido que llevar contabilidades”, dice riéndose, “y además te sientes mejor porque estás ayudando a los demás”. Se refiere a la labor didáctica que desarrolla en las charlas sobre sexualidad. Porque Erika descubrió en sus reuniones con la mujeres, donde les ofrece todo tipo de objetos placenteros, que sobre el sexo “existe mucha ignorancia y todavía sigue siendo un tema tabú del que se habla muy poco”. Por eso decidió prepararse y sacarse todos los diplomas posibles relacionados con la sexología. Sus conocimientos los vuelca a través de su página web Sexo en boca. Pero advierte: “El nombre no tiene doble intención. Significa simplemente hablar de sexo”.

Erika empezó de la forma más tonta vendiendo artilugios relacionados con el sexo. “Como mi marido tiene un comercio en Karrantza y yo le hacía los pedidos, fui metiendo cosas de sexo, pero en un pueblo no se vendían muy bien”, cuenta. Así que se le ocurrió “hacer tuppersex”. Primero comenzó con las amigas. Recuerda muy bien el primero que hizo porque “vino mi hermana y me hundió la reunión”. “Saqué las bolas chinas y dijo ella: ¡Uf!, que infección cogí yo con eso”. A pesar del desastre inicial, “porque tampoco nos entendíamos con lo que hablábamos”, Erika no se desesperó, continuó con las sesiones de tuppersex. “Fui poco a poco, gracias al boca a boca, teniendo más clientas”, señala. Pero no se conformaba con eso. Su espíritu emprendedor le llevó a realizar un curso debranding en el Inguralde de Barakaldo y allí decidió crear un tienda on line. “Pero mi idea era que no fuese solo un comercio, sino un foro y un blog sobre sexo que fuera interesante”, recuerda. Al principio habló con una sexóloga para llevar a cabo juntas el proyecto, pero al final se quedó Erika sola. Así que comenzó a formarse como sexóloga sin abandonar el tuppersex.

El negocio del tuppersex es muy sencillo. Erika acude con su voluminosa maleta al lugar donde previamente la ha convocado un grupo de mujeres creado por ellas mismas. “Primero enseño la lencería, los adornos, la cosmética, las cremas, chocolates… y para cuando llego a los vibradores ya ha pasado hora y media”, señala. Durante ese tiempo son muchas las preguntas que tiene que responder Erika, “porque hay mucho desconocimiento sobre el sexo”. Por ejemplo, recuerda una sesión de tuppersex en la que “una mujer moderna, de unos cuarenta y tantos, dijo que había encontrado el punto G ahí fuera, y se refería al clítoris”. Por eso Erika, desde el minuto cero de la reunión, dice que “intento explicar las cosas, enseñar a la gente”. Su experiencia le dice que en cuestión de sexo “estamos como en la época de mi madre”. “Los padres no hablan con sus hijos sobre este tema”, dice.

MUJERES También ha descubierto que “las jóvenes de veintitantos saben menos que las de 40, pero creen que saben mucho más, y las que superan los 40 están muy abiertas y quieren saber mucho más”. Tampoco hay una edad límite para sus reuniones. “Recuerdo untuppersex en el que la más joven tenía 65 años”. A todas les da el mismo consejo, tanto en los tuppersex como en los talleres: “Que se hable, porque nadie habla de sexo, ni con el médico, ni en casa, ni con las amigas”. Esa es su única receta para acabar con el tabú. Y Erika ha roto muchos. Por ejemplo, cuando sacó a sus dos hijos del colegio para escolarizarlos en casa. “Fue un proyecto personal mío, pero no me dejaron seguir haciéndolo, entonces es cuando pensé hacer otra cosa”, recuerda. Por su cabeza siempre han pasado ideas. Unas las ha cumplido y otras no. Entre las que sacó adelante destaca el grupo de danzas que creó en Karrantza, el Mendi Arana, cuando era muy joven. El próximo proyecto seguro que será novedoso y atrevido, pero por ahora no piensa en ello. Erika está entusiasmada con su Sexo en boca.

¿Cómo convertir tu fantasía erótica en realidad?

La directora de cine erótico Erika Lust departiendo con uno de sus actores

La directora de cine erótico Erika Lust departiendo con uno de sus actores. ADRIANA SKENAZI

El desconocido, el jefe, el profesor, el trío, la prostituta, la relación homosexual… Nada hay más íntimo, más propio, más personal, que la imaginación. Aquello que se da entre quien imagina y su cerebro. Aquello que se relaciona con lo irreal, con lo fantasioso, con lo imposible y con el deseo. Aquello, también, de lo que no se habla porque, según el último informe del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre la sociedad española ante el deseo y la sexualidad, elaborado en 2014, “una de cada tres mujeres y uno de cada cinco hombres no se atreve a hablar de sus deseos sexuales”.Por eso, cuando la directora de cine adulto independiente Erika Lustdecidió rodar filmes inspirados en fantasías reales, llamó a su proyecto X Confessions, confesiones X, algo que sólo conocen esta cineasta de origen sueco afincada en Barcelona y la persona que decide contar su fantasía erótica. El lema es precisamente ése: “Entre tú y Erika Lust”. Es más, según el estudio citado anteriormente, “la vida sexual de los españoles ha permanecido oculta a lo largo de los años, tan solo tenían acceso a ella los sacerdotes y los médicos higienistas. Esta información pertenecía al espacio más íntimo de la privacidad, esfera que a menudo también era desconocida para la propia pareja”.Ahora esa intimidad puede ser pública porque, desde 2013, Lust estrena un corto erótico inspirado en fantasías reales “cada dos semanas”. “Es mi proyecto más ambicioso, una plataforma de crowdsourcing erótica. Se me ocurrió tras percatarme de que todo el mundo quería contarme sus fantasías para que las filmara. Gente de todo el mundo me envía ahora sus historias eróticas, que pueden ser un recuerdo, una fantasía o un deseo. Las leo, elijo algunas y las transformo en películas”, resume. Tras tres años, son más de 130.000 los suscriptores de esta web de confesiones y, a día de hoy, “3.000 personas pagan” por ver las fantasías eróticas de otros.La pregunta es: ¿Qué se desea? Y Lust responde en imágenes: acudir a lugares prohibidos y realizar actos que, presuntamente, también lo son, seducir a extraños, hacer el amor con desconocidos, acostarse con el jefe (o la jefa), tener una doble vida (la matrimonial y la adúltera), recibir un ‘final feliz’, hacer un trío y poder tocar ambos palos (hombre y mujer) a la vez, hacer el amor con tu pareja en la cocina vacía de un restaurante, o hacerlo en la casa de los vecinos, satisfacer a tu pareja con juguetes sexuales o dejarse controlar por una Dominatrix… Éstas son sólo algunas de las posibilidades. Sin embargo, una de las fantasías preferidas de Lust es una relacionada con la lluvia. Y no la dorada. “Llegó una confesión sobre hacer tener sexo en autobús mientras llovía, y me tenía intrigadísima. Me fascinó al leerla e intenté rodarla durante una jornada de lluvia pero, al final, tuve que hacerlo en un coche y no en un autobús”. Ese fantasía contada sottovoce es ahora un filme de casi 12 minutos que se rodó en 2015: Car Sex Generation, la generación de los que practican sexo en el coche. Reza así la sinopsis: “Vivir con tus padres cuando tienes 20 años puede ser complicado por muchas razones pero, para mí, la principal es que no consigo tener intimidad, especialmente para compartirla con increíble y preciosa novia”. La única diferencia entre la fantasía anónima y el corto erótico es que, en lugar de haber sexo en un autobús, lo hubo en un coche. Los rodajes son complicados siempre pero si se trata de porno, cine erótico, adulto o como se le quiera llamar, aún más.EL MUNDO asistió recientemente a uno de los cortos que se van a lanzar en mayo. Una confesión erótica que recreaba una historia de humo, alcohol y sexo en los años 40 del pasado siglo. La protagonizaban los actores Max Deeds y Zoe Davis, para los que, rodar con Erika Lust significa no rodar porno al uso. Según Davis, actriz porno de origen holandés, la diferencia fundamental entre “el porno mainstream y el trabajo de Lust es que en el de esta última hay pasión”. “Es maravilloso que Erika haga películas con las ideas que le dan sus seguidores, creo que es la mejor manera de mostrar lo que la gente quiere ver y, además, hay quien quiere ver porno más artístico”, sostiene esta mujer que, por un día, se convirtió en femme fatale, tal y como soñó, tiempo atrás, una persona anónima.Max Deeds opina igual. Fue su partneaire en el corto y reconoce a este diario que “hace mucho tiempo que deseaba trabajar con Lust”. “Tenía algunas escenas en las que consideró que yo podía hacerlo bien y, cuando me lo pidió, no me lo podía creer, sus películas tienen mucho de artístico y da muchas posibilidades actorales. Erika cuida hasta el mínimo detalle, todo tiene que estar perfecto a sus ojos. El resultado no es exactamente porno sino algo más erótico. Ha sido de mis mejores rodajes y estoy deseando repetir”, cuenta. Tanto Davis como Deeds son “maduros, inteligentes y disfrutan de una sexualidad positiva”: Esto es así porque éstas son las cualidades indispensables para que Lust elija a un performer para sus cortos.”Tienen que conocer y entender las implicaciones de ser una estrella del cine para adultos y no simplemente actuar bajo un impulso o por presión personal o financiera. Suelo decir que en el cast de XConfessions están algunas de las personas más interesantes que he conocido en mi vida. Son personas impresionantes, inteligentes, con muchas pasiones diferentes, con muchas ganas y mucho valor. Así como en cualquier otra industria, para ellos el cine para adultos sólo es una faceta en su larga lista de intereses”.Lust acostumbra a preguntar a los autores con quién se sienten cómodos trabajando – “si ellos están a gusto, entonces yo estoy a gusto, habrá mejor química en las escenas y el resultado será más erótico”- y muchos de ellos incluso le piden participar en XConfessions. “Se ponen en contacto porque les gusta el proyecto, la estética y la producción”. EL MUNDO también puede confirmar las palabras de Deeds cuando afirma que Lust cuida hasta el detalle más pequeño, y también que el feminismo campa a sus anchas en los rodajes y en los resultados. Su equipo es casi por completo femenino. Y para Lust, no es posible desligar lo erótico de lo feminista. “Es primordial. Tenerlo en mente es esencial para romper estereotipos, para lograr escenas que sean realistas, bonitas y seductoras. Quizás debería aclarar a todos aquellos lectores que no estén muy familiarizados con el término que el feminismo no quiere decir la supremacía de la mujer, y que el porno feminista no significa que sólo disfruten las mujeres. Estamos hablando de igualdad, de ofrecer a la mujer la oportunidad de decir qué le gusta y de qué manera le gusta. La industria mainstream le deniega esto, y nosotras directoras mujeres se lo estamos devolviendo. Por ello, en mis producciones, le doy mucha importancia al placer de la mujer. También intento mostrar siempre a hombres y mujeres variopintos. En mis películas, hombres y mujeres reciben placer real, lo disfrutan de manera natural y elegante, sin caer en las máximas chauvinistas con las que estábamos acostumbrados», reflexiona.El estudio del CIS que asegura que a muchas personas les cuesta confesar sus fantasías eróticas también sostiene que “el siglo XXI es el siglo del sexo virtual”. Sin embargo, el informe apunta que un 73% de las mujeres españolas sigue identificando “las relaciones sexuales con el amor, frente al 36% de los hombres”. “Ellas son las que en mayor medida se identifican con el ideal de amor romántico, en el que la sexualidad simboliza la unión de la pareja más allá del acto físico, mientras que ellos tienen una mayor probabilidad de vivir su sexualidad como algo más biológico e instintivo”.

Una pareja de pingüinos gays ‘se muda’ a otro zoo para vivir juntos

Dos pingüinos rey en el zoo de Hamburgo al que se van a mudar Stan y Olli

Dos pingüinos rey en el zoo de Hamburgo al que se van a mudar Stan y Olli Margarethe Wichert/Getty Images

Iban a formar parte de un programa de reproducción de pingüinos rey en el zoo de Berlín, pero pronto quedó de manifiesto que ni Stan ni Olli tenían interés alguno en procrear con las hembras de su centro. Los cuidadores del centro alemán se dieron cuenta de que estos dos ejemplares machos sólo tenían ojos el uno para el otro. Ni cortejaron ni mantuvieron relaciones sexuales con ninguna hembra. Sólo entre ellos, según declaró la portavoz del zoo berlinés, Christianne Reis, al diario alemán The Local. Los responsables del zoológico decidieron, por tanto, sacar a la nueva pareja de pingüinos del Programa de Conservación Europeo del que formaban parte y trasladarlos al zoo Hagenbeck de Hamburgo para que puedan vivir juntos. Allí se unirán a Juan y Carlos, otra pareja de pingüinos gays, donde residirán sin ninguna presión para que se reproduzcan.Stan y Olli son sólo un nuevo ejemplo de una conducta que se da con frecuencia en la naturaleza. Existen numerosos ejemplos de pingüinos homosexuales, sobre todo entre aquellos que viven en cautividad, cuyo comportamiento está más estudiado. Y hay casos tanto de machos como hembras homosexuales, como el de Penelope y Missy, dos hembras de un zoo irlandés.También ha habido casos en los que uno de los dos miembros de la pareja gay ha procreado con una hembra posteriormente. Así ocurrió con Roy y Silo, dos pingüinos del zoológico de Central Park de Nueva York. Tras una temporada con Roy, Silo mostró interés en sus compañeras hembras.

Los pingüinos rey (Aptenodytes patagonicus), como Stan y Olli, son los de mayor tamaño tras los pingüinos emperador (Aptenodytes forsteri), alcanzando una altura de entre 70 y 100 centímetros.

 

Sexo: los genes también influyen en la primera vez

Una pareja se besa en una estación de autobuses

Una pareja se besa en una estación de autobuses. STOYAN NENOV

Los amigos, la escuela, la familia, la pareja, la personalidad… En la edad de inicio de las relaciones sexuales influyen multitud de factores a los que, a partir de ahora, habrá que sumar también los genes. Según una amplia investigación anglosajona, determinadas variantes genéticas relacionadas con la madurez de la personalidad y el desarrollo cerebral pueden influir en la edad de debut sexual.En España, según varios estudios, la edad a la que los jóvenes mantienen su primera relación sexual está en torno a los 15,4 años para los varones y 16,1 para las chicas. Hasta ahora ya se conocía la influencia de multitud de factores psicosociales en esa primera vez; sin embargo, como acaba de demostrar un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) en las páginas de la revista Nature Genetics, también los genes tienen algo que decir en el estreno sexual.Para llegar a esta conclusión, un equipo dirigido por el británico John Perry analizó los datos de casi 400.000 individuos cuyos datos personales y genómicos están incluidos en diversas bases de datos: 125.000 de ellos (59.000 varones y 66.300 mujeres) en un biobanco británico, otros 241.000 en un registro poblacional de Islandia y, finalmente, otros 20.000 sujetos estadounidenses.El primer análisis genómico con la base de datos británica (el llamado UK Biobanc) permitió identificar 38 variantes genéticas asociadas con una edad más temprana en el inicio de las relaciones sexuales. Muchas de estas variantes ya se habían asociado con anterioridad con otros rasgos reproductivos (como la edad a la que se tuvo la primera regla, el primer embarazo o el número de hijos), pero también con ciertos rasgos del carácter, como tener un temperamento irritable o una personalidad más propensa al riesgo.

Como explica a EL MUNDO el doctor Ignacio Blanco, vicepresidente de la Asociación Española de Genética Humana, estas variantes genéticas descubiertas gracias al estudio de tantos individuos no permiten establecer una relación de causalidad, pero sí una predisposición: “Esto no quiere decir que los genes en los que se ha hallado el cambio genético sean los responsables, pero sí que los individuos portadores de estas variantes tienen mayor probabilidad”.A su juicio, se trata de un estudio “muy serio”, y aunque este tipo de trabajos no dan respuestas a individuos concretos, sí habrá que tener en cuenta sus resultados en el futuro, a la hora de planificar las actividades sanitarias de educación sexual. “Hasta ahora en la edad precoz de las relaciones sexuales sólo se tenían en cuenta factores socioeconómicos o educativos, pero quizás en el futuro se pueda clasificar a los individuos de riesgo también en función de su perfil genético”.El especialista español coincide con el doctor Perry en que más allá de la influencia de factores sociales y culturales (que son claramente relevantes en el debut sexual) este amplio estudio también refleja la influencia de la genética, a través de ciertos genes implicados en la maduración, la edad de pubertad, y el desarrollo de la personalidad.Un ejemplo de esas piezas es CADM2, un gen que controla las conexiones neuronales y la actividad cerebral y que ya se había relacionado con anterioridad con ciertas personalidades más predispuestas a participar en comportamientos de riesgo. En el estudio, los individuos portadores de esta variante genética no sólo tenían una edad de inicio sexual más temprana, sino también un mayor número de hijos en su edad adulta. “Algunos de estos genes están relacionados con los receptores de estrógenos, lo que podría explicar, por ejemplo, que los individuos con esta variante tendrían más probabilidad de que el óvulo anide y tengan hijos de forma precoz”, apunta el especialista español.Como explica otro de los firmantes, Ken Ong, el adelanto de la pubertad ya se había relacionado hasta ahora con ciertos problemas de salud en la edad adulta (como un mayor riesgo de diabetes o enfermedades coronarias). Sin embargo, añade, este estudio demuestra que estos factores pueden tener consecuencias incluso previas en la vida de los adolescentes. De hecho, según explican en su artículo, existen algunas evidencias que relacionan un debut sexual más prematuro con mayor abandono escolar (menos probabilidades de seguir estudiando después de los 16 año, por ejemplo), inestabilidad familiar o mayor incidencia de enfermedades infecciosas de transmisión sexual.Algunos estudios señalan que la pubertad se ha adelantado en los países occidentales desde los 18 años en el siglo XIX a los 12,5 años en la actualidad, por una mezcla de factores (que incluyen desde la nutrición, el aumento de peso o la exposición a ciertos disruptores endocrinos en el ambiente).

Las enfermedades de transmisión sexual impulsaron la monogamia

Los científicos siempre han creído que se instauró a partir de la aparición de la agricultura y de la creación de sociedades humanas grandes. Pero un nuevo trabajo explica que las enfermedades de transmisión sexual tuvieron un papel importante en este cambio

Una pareja el día de su boda.

Una pareja el día de su boda.

En la prehistoria, cuando los humanos empezaron a desarrollar sociedades formadas por grupos más grandes gracias a la aparición de la agricultura, estos individuos debieron desarrollar normas sociales que supusieron un cambio de la poligamia hacia lamonogamia. Este hecho estuvo motivado por la presencia de infecciones de transmisión sexual (ETS) y por la presión del grupo, según un estudio que publica la revista Nature Communications.

“En las sociedades más pequeñas, las infecciones de transmisión sexual no pueden persistir en el largo plazo, desaparecen debido a sucesos aleatorios, que son también más comunes en grupos pequeños. Por lo tanto, la poligamia no está en desventaja debido a que las infecciones no persisten. En las poblaciones más grandes, las infecciones son capaces de persistir, y esto es lo que hace que la poliginia sea menos ventajosa que la monogamia, ya que el nivel promedio de infección es mayor en los grupos poligínicos que en los grupos monógamas”, explica a Sinc Chris Bauch, científico de la Universidad de Waterloo (Canadá) que lidera el trabajo.

Para simular cómo afectaba a estas sociedades primitivas las infecciones de transmisión sexual se utilizó un modelo basado en varios agentes. “Esto significa esencialmente que simulamos una población real de cazadores-recolectores y agricultores que actuaban de acuerdo a ciertas reglas, y vimos cómo se extendería una infección entre los individuos de acuerdo a dichas reglas. Es un poco como un juego de ordenador”, asegura el investigador.

En las poblaciones de cazadores-recolectores tempranos era común que unos pocos machos monopolizaran el apareamiento con múltiples hembras con el fin de aumentar su número de descendientes. En estas pequeñas sociedades donde existe un máximo de 30 individuos sexualmente maduros los brotes de infecciones de transmisión sexual son de corta duración y tienden a no tener tan significativo efecto en la población. Así, en los grupos más grandes, las infecciones de transmisión sexual se convertirían en endémicas, lo que tiene un impacto sobre la fertilidad.

“No tenemos muchos datos sobre la prevalencia de las ETS en poblaciones prehistóricas, aunque hay ejemplos de brotes de enfermedades de transmisión sexual de grupos aislados de cazadores-recolectores de la actualidad. Podemos utilizar estos datos de las poblaciones modernas para probar el modelo, ese sería un trabajo futuro a esta área de investigación”, concluye Bauch.

¿Fueron las infecciones de transmisión sexual el origen de la monogamia en humanos?

Según una investigación de la Universidad de Waterloo, en Canadá

Una pareja, de la mano

Una pareja, de la mano EL MUNDO

Los humanos prehistóricos pueden haber desarrollado normas sociales que favorecen la monogamia y castigan la poligamia gracias a la presencia de infecciones de transmisión sexual (ITS) y la presión de grupo, según concluye una nueva investigación de la Universidad de Waterloo, en Canadá.

Como cazadores-recolectores que comenzaron a vivir en poblaciones más grandes de agricultores asentados, la propagación de enfermedades de transmisión sexual podría explicar un cambio hacia la aparición de normas sociales que favoreciera tener una pareja sexual frente a muchas.

El trabajo, publicado en la revista Nature Communications, empleó modelos informáticos para simular la evolución de los diferentes comportamientos de acoplamiento social en las poblaciones humanas en base a los parámetros de transmisión de la enfermedad y demográficos.

“Esta investigación muestra cómo eventos en sistemas naturales, como la propagación de enfermedades contagiosas, pueden influir fuertemente en el desarrollo de normas sociales y, en particular, nuestros juicios dirigidos al grupo”, dice Chris Bauch, profesor de Matemáticas Aplicadas y Cátedra de Investigación de la Universidad en Waterloo. “Nuestra investigación muestra cómo los modelos matemáticos no sólo se utilizan para predecir el futuro, sino también para comprender el pasado”, añade.

El estudio, realizado por el profesor Bauch y Richard McElreath, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Alemania, encontró que cuando los tamaños de población se hacen más grandes, la presencia de enfermedades de transmisión sexual disminuye las tasas de fecundidad entre los hombres con múltiples parejas. Este cambio de la conducta de apareamiento demuestra ser más beneficioso para los individuos y grupos.

En las poblaciones de los primeros cazadores-recolectores, era común que unos pocos hombres monopolizaran el apareamiento con múltiples mujeres con el fin de aumentar su número de descendientes. En estas pequeñas sociedades donde existe un máximo de 30 individuos sexualmente maduros, los brotes de infecciones de transmisión sexual son de corta duración y tienden a no tener un efecto tan significativo en la población.

Los grupos monógamos, más competitivos

Sin embargo, a medida que las sociedades evolucionaron alrededor de la agricultura y el tamaño de los grupos creció, la investigación predice que la prevalencia de infecciones de transmisión sexual se incrementó entre las redes polígamas que se superponen. Con la ausencia de la medicina moderna, la infertilidad por sífilis, clamidia y gonorrea probablemente habría sido alta.

Esto hizo que fuera más ventajoso para los hombres tener relaciones sexuales monogámicamente y, lo más importante, castigar a otros machos que no lo hacían. Por lo tanto, los grupos que hacían cumplir las normas sociales monógamas podrían ser más competitivos que los grupos que carecen de estas normas.

“Nuestras normas sociales no se desarrollaron en completo aislamiento de lo que sucedía en nuestro entorno natural. Por el contrario, no podemos entender las normas sociales sin entender sus orígenes en nuestro entorno natural –afirma el profesor Bauch–. Nuestras normas sociales fueron moldeadas por nuestro entorno natural. A su vez, el medio ambiente está determinado por nuestras normas sociales, como estamos reconociendo cada vez más”.

Los investigadores han señalado que las ITS pueden ser uno de los muchos factores –incluyendo la elección femenina, el estrés patógeno y los impactos tecnológicos_ que modificaron el comportamiento humano desde la poligamia a la monogamia.

enfermedades de transmision sexual origen de la monogamia

Un modelo matemático determina que el paso de la poligamia a la monogamia pudo ser debido para frenar la transmisión de infecciones de transmisión sexual (ETS) en sociedades grandes. La adopción de normas sociales en sociedades se solía ligar a la aparición de la agricultura en la prehistoria, pero según este estudio publicado en la revista Nature Communications, es la monogamia una de las grandes responsables de mejorar la fecundación en la especie, y por tanto, supone una ventaja en grupos sociales grandes.

Asexorías, consultas públicas sobre sexo

Las asesorías sexólogicas públicas son un servicio gratuito financiado por diferentes ayuntamientos con el fin de aclarar las dudas de la población vasca en lo que se refiere a la sexualidad y a las relaciones eróticas y de pareja

DE los anticonceptivos a la orientación sexual y a los problemas de pareja. Las demandas que atienden las asexorías (asesorías sexológicas) públicas han cambiado mucho a lo largo de los años, pero no el público al que van dirigidos: la población joven. Al menos así lo aseguran desde las asexorías de Erandio, Gasteiz y Zarautz, tres centros de Euskadi que se encargan de dar respuesta a las dudas y consultas de la población vasca.

Joana Gainza, del centro de Atención a la Pareja Biko Arloak, es la sexóloga encargada de la localidad de Erandio desde hace seis años, si bien la asexoría lleva abierta desde hace ocho. Según explica, el servicio está pensado para que sea puntual, pero a veces las dudas requieren un mayor trabajo. “La gestión de emociones o los conflictos de pareja requieren más de una consulta, por ejemplo”.

Más allá del asexoramiento, Gainza indica que también trabajan con programas breves de educación sexual en todos los centros de la comarca. Precisamente, es en estos últimos donde suelen “enganchar” a los jóvenes para que acudan a la asexoría si lo consideran necesario. “Y además también ofrecemos un servicio de asesoramiento presencial y movilidad al colegio para ayudar a orientadores y profesores, así como también a centros de salud”.

Según comenta Gainza, al año reciben entre 20 y 50 consultas. Entre ellas, una de las dudas con las que más se encuentra es la diferencia entre atracción, enamoramiento y amor. El primero sería un deseo erótico por una persona en particular. “Este deseo, maximizado, acabaría convirtiéndose en el enamoramiento”, continúa. Durante esta etapa solo se ven las virtudes de la otra persona, pero no los defectos. Es más, los psiquiatras califican esta etapa como fase de enajenación transitoria. “Es decir, como un estado de locura en el que nos obsesionamos con el otro y lo idealizamos”.

No es hasta que la pareja -en el caso de llegar a ella- se estabiliza, se desarrolla y evoluciona, cuando se alcanzaría la etapa del amor. “Es ese momento en el que se empiezan a ver los defectos de la otra persona y, tras un análisis de costes y beneficios, se decide continuar o no con la relación”, explica Gainza. En otras palabras: es cuando se empieza a tomar una mayor consciencia de lo que puede aportar la relación. “Frente a la irracional idealización del amor romántico, este amor es más racional y más consciente”.

Aitziber Estonda, por otro lado, es la sexóloga la asexoría de Zarautz desde hace dos años. Si bien su servicio en un principio estuvo más dirigido a la población joven, ahora no hay límite de edad. El curso pasado, sin ir más lejos, resolvieron 70 consultas. “Con sus respectivos seguimientos, porque no es un mensaje o una sesión y ya está”, recuerda. Aun así, comenta que todavía invierten más tiempo dando a conocer el servicio de asexoramiento público que con las consultas propiamente dicho. “Hay mucho desconocimiento y aún cuesta hablar de estos temas”, asegura.

Aparte de la indiferenciación entre atracción, enamoramiento y amor, Estonda comenta que también se suele preguntar habitualmente sobre cómo hacer frente a las rupturas. La sexóloga explica que el proceso de duelo se divide en cuatro fases. “La primera es la incredulidad, porque no te lo crees”, comenta. Es un momento en el que se piensa que todo va a seguir igual, cuando no es así. “Precisamente es esa ruptura con nuestra rutina y nuestros planes de futuro lo que más nos descoloca”, apunta Estonda.

La siguiente, una vez se admite la realidad de la ruptura, es caer en la rabia. “Después de la tempestad llega la depresión y, con ella, el y si yo hubiera o hubiese…”. Y así transcurre el tiempo hasta alcanzar la cuarta y última fase: “Es en la que aceptas lo sucedido y rehaces tu vida aprendiendo de lo vivido”.

LABOR DE ACOMPAÑAMIENTO Pese a todo, Estonda admite que su función en estos casos suele ser ofrecer un entorno seguro donde compartir las necesidades, los sentimientos y las dudas del afectado más que ofrecer consejos concretos. “Poco puedes hacer, ya que se trata de un proceso mental por el que uno ha de pasar por sí mismo”. Salvo en lo que respecta a poner límites. “Ir y volver varias veces no beneficia, por eso mismo hay que tomar una decisión y tirar para adelante con ella, algo con lo que nosotros ayudamos”.

Y del duelo a las nuevas tecnologías. Ana Ramírez de Ocáriz es sexóloga en la asexoría municipal de Gasteiz. Gestionada por el centro sexológico Emaize, ofrece un servicio que ya es mayor de edad con sus 18 años de experiencia. El curso pasado resolvieron alrededor de 1.000 consultas y además organizan charlas en los centros educativos sobre cómo inciden las nuevas tecnologías en la pareja. Después de todo, muchos problemas dentro de las relaciones amorosas se vehiculizan a través del móvil.

Una de las cuestiones que más tratan en este aspecto es el control que se ejerce mediante los dispositivos móviles. “Si me quieres tienes que dejarme ver tus whatsapps”, “cuándo te has conectado por última vez, las claves, etc., son solo algunos ejemplos que se repiten muy a menudo, según la sexóloga. “Pero el móvil es un ámbito privado de cada persona y no de la pareja”, recuerda.

Otro aspecto serían los malentendidos que se dan en la comunicación a través de plataformas como Facebook o servicios de mensajería instantánea como Whatsapp. “Como no tenemos manera de ver a la persona con la que hablamos y cerciorarnos de su comunicación no verbal, surgen muchos conflictos, principalmente por interpretaciones incorrectas del mensaje”. No obstante, Ramírez de Ocáriz indica que lo que hay que trabajar no es lo que se encuentra en la superficie, sino lo que se arrastra en el fondo. “Normalmente, cuando empiezas a tirar del hilo puede salir de todo”.

Fuera aparte de estos tres ejemplos, las consultas que tratan lasasexorías son muy variadas. “Muchas personas no vienen porque no saben lo que podemos atender”. Como rango de mejora, Ramírez de Ocáriz reivindica que en las consultas se haga hueco a la población anciana y, también, empezar a cubrir la educación, no desde charlas puntuales como las que realizan, sino de manera continua y asidua. “De lo contrario, se seguirá viniendo aquí cuando haya un problema, en vez de acudir antes de que este surja para prevenirlo”.

Patrullas contra la prostitución

Hombres repartiendo octavillas en las Ramblas en contra de la prostitución

Hombres repartiendo octavillas en las Ramblas en contra de la prostitución. SANTI COGOLLUDO

“Los hombres de verdad no compran mujeres”. El primer cliente al que le entregan un papel con esta frase mira unos segundos hacia el suelo, levanta la cabeza y dice que sólo se va a tomar una copa. El segundo cliente al que le entregan un papel con la misma frase lo rompe en la cara de Pere Soler y su grupo de seis hombres. Los proxenetas montados en coches caros les miran con recelo. Las jóvenes de Europa del Este les insultan. Ellos permanecen impasibles en la puerta de uno de los burdeles de La Junquera, entregando propaganda contra la prostitución a todos los camioneros que hacen una pequeña parada en este municipio fronterizo entre Cataluña y Francia. Aquí hay el doble de mujeres vendiendo su cuerpo que hace 10 años. Muchos llaman al lugar el “paraíso de la prostitución”. Otros, como Pere, coordinador de la Asociación Zeromacho en España, lo consideran el epicentro de la corrupción moral y de la desigualdad de género.

“Tenemos que combatir el machismo empezando por su representación más extrema, la prostitución. Explotar sexualmente a las mujeres es incompatible con la democracia”. Palabra de un hombre que dice sentir estupor al leer que el 20% de los varones españoles reconoce haber pagado por sexo. Por ello, Pere decidió hace unos meses unirse al colectivo Zeromacho, un movimiento que nació hace cinco años en Francia de la mano de Gérard Biard, actual director del semanario satíricoCharlie Hebdo. En sus columnas defiende que se debe multar a los clientes para poner fin a la explotación sexual de la mujer. Sus reivindicaciones ya están en 56 países, con miles de seguidores a pie de calle exigiendo que se prohíba la prostitución. Ahora se acaban de dar a conocer en Barcelona.

“Nos centramos en el problema, que son los clientes. Hay que construir una sociedad igualitaria y no pararemos mientras haya un solo hombre que pueda comprar los servicios sexuales de una mujer“, asegura Pere. Tiene 52 años y trabaja como director de relaciones externas del Parque Audiovisual de Cataluña. A su lado está Bernat Escudero, 38 años, empleado de una empresa hidráulica. Ellos, junto al resto de los 10 hombres que han puesto en marcha este proyecto en España, pasean estos días por el barrio barcelonés del Raval, “intimidando” con discursos sobre igualdad de género a aquellos que se acercan a las prostitutas apostadas en los portales. “También vamos por los institutos, llevamos a ex prostitutas, que explican a los chavales lo que se esconde detrás de ese mundo. Les enseñamos a respetar a las mujeres y a ellos mismos”, cuentan.

-“¿Por qué sólo sois hombres?”

-“La respuesta es sencilla, si nosotros no somos capaces de convencer a otro hombre para que no se vaya de putas, una mujer no lo va a hacer”.

zero macho

“No necesitamos ser salvadas”

Como todas las historias, ésta también tiene dos caras. Por eso hablamos conConcha Borrell, presidenta de Aprosex, la primera asociación de prostitutas que lleva tres años en acción en Barcelona, dando apoyo moral y luchando por los derechos de las chicas que ejercen la prostitución por la normalización del trabajo sexual.

Encontramos a Concha en una manifestación a favor de la regularización de la prostitución, a pocos metros de donde el colectivo Zeromacho entrega panfletos con sus reivindicaciones. “Nosotras no necesitamos ser salvadas. Estaría bien que este grupo de hombres nos hubiera preguntado por nuestra situación. Se creen que no somos lo suficientemente fuertes para ayudarnos entre nosotras”, explica esta catalana de 43 años, terapeuta sexual y prostituta desde hace nueve años. “Lo que están haciendo estos tipos es victimizarnos y quitarnos la voz. No dudo de que sus intenciones sean buenas, pero desde nuestro colectivo llevamos años luchando por nuestros derechos, como ciudadanas y trabajadoras libres, y esto entorpece nuestra lucha”.

Concha lleva dos años en Barcelona dando cursos sobre prostitución, con grupos de seis y siete mujeres, con el objetivo de instruir a las chicas que empiezan a hacer la calle, con nociones básicas para la profesionalización del oficio más antiguo del mundo. “Trabajar en el mundo del sexo no es fácil. Hay que tener una formación”.

Desde Zeromacho no comparten la misma idea. “No está bien que se incite, con esos cursos, a que las chicas se metan a esclavas, que es en lo que te convierte la prostitución. Todas lo hacen a cambio de dinero, ninguna vende su cuerpo porque les guste, sino porque las circunstancias sociales las han llevado allí. Que quede claro que no es un trabajo, es explotación de la mujer”. El colectivo de hombres cada día que pasa tiene más adeptos en España. Ya han firmado su manifiesto más de 200 personas, con la idea de organizar patrullas urbanas en sus ciudades para dar a conocer la realidad que ellos perciben de estas mujeres.

“Muchos pensarán que somos unos frikis o ultracatólicos, pero nada de eso. Sólo queremos construir un país igualitario, sin machismo ni violencia contra las mujeres. Vamos contra los puteros, porque sin ellos no existiría la prostitución, y como consecuencia, desaparecería la trata de personas”.

Poliamor, la tendencia sexual que la sociedad no acaba de aceptar

El poliamor, como alternativa a los conceptos heredados de pareja, celos o fidelidad, gana terreno y sus activistas luchan para que las leyes los tengan en cuenta.

poliamor

Ilustración: Laura Pacheco

Entonces el señor ratón y la señora ratona, que estaban muy enamorados, vivieron juntos, tuvieron ratoncitos, fueron felices y comieron perdices, perdón, queso. Más adelante, doña ratona conoció a otro ratón y como le gustaba mucho, éste fue a vivir con ella y su familia durante un tiempo, hasta que encontró una nueva madriguera, a la que iba la ratona a visitarle. Los tres ratones adultos, aunque discutían a veces, como todas las familias, se querían mucho y los pequeños ratoncitos crecieron con dos papás y una mamá, que les fueron enseñando como cuidar de si mismos y como escapar de los gatos.

La versión poliamor del hipotético cuento de los ratones no está todavía disponible en las librerías, y a juzgar por los resultados que se pusieron sobre la mesa en el congreso Queering Partnering, que tuvo lugar en la Universidad de Coimbra, el pasado 30 y 31 de marzo, parece ser que se hará esperar. Según el Proyecto Intimate, financiado por el European Research Council, coordinado por Ana Cristina Santos y que tiene por objeto analizar las diversas formas de convivencia y relación de la población LGBTQ en España, Italia y Portugal, la no-monogamia es menos aceptada por la familia o la sociedad que la homosexualidad. Al fin y al cabo, las parejas homosexuales repiten el modelo tradicional, aunque los dos miembros sean del mismo sexo. La verdadera revolución a nivel sexual, de afectos, relaciones, convivencia y, en cierta forma también social, viene de la mano de lo que se denomina poliamor.

En palabras de Giazú Enciso, psicóloga, activista e investigadora sobre estos temas, que publicó su tesis Poliamor, afectos y emociones en la Universidad Autónoma de Barcelona,“una definición de poliamor puede ser la de una relación de más de dos personas al mismo tiempo. De amor y compromiso, y no necesariamente sexual. Donde todas las personas involucradas saben y están de acuerdo en estar en esa relación. En mis conferencias siempre pongo el ejemplo del típico triángulo amoroso jefe-secretaria-esposa. Normalmente los tres lo saben, pero eso no es consenso, no significa que estén de acuerdo, no hay negociación. Hay resignación, mentiras e infidelidades. En el poliamor se ama a más de una persona al mismo tiempo, no se trata de follar a la mayor cantidad de gente posible”.

Hace ya tiempo que muchos llevan viendo la monogamia como las historias que nos contaba la factoría Disney, poco real y en colores brillantes. Empezando por el lado meramente científico y biológico, hay ya abundante literatura que nos demuestra que es muy difícil, por no decir imposible, encontrar especies en el reino animal que cumplan esta regla. El mito de la monogamia: la fidelidad y la infidelidad en los animales y en las personas (Siglo XXI, 2003), escrito por el zoólogo David P. Barash y la psiquiatra Judith Eve Lipton, utiliza diferentes saberes –biología, fisiología, antropología– para demostrar lo irreal de esta idea y lo poco conectada que está con el instinto animal. Hasta ahora se decía que muchas especies, sobre todo algunas aves, eran monógamas; pero las nuevas técnicas de determinación del ADN han permitido descubrir que los genes de muchos polluelos no siempre son del padre, y que engañar a la pareja, en ambos sexos, es algo mucho más común de lo que creemos y no requiere necesariamente de la existencia de Ashley Madison. La monogamia social existe en muchas especies, pero la sexual es algo insólito en la naturaleza.

La historia es otra prueba evidente de que la pareja, como célula social que luego dará paso a la familia, no es el único modelo posible, sino que hay muchos otros, basados casi siempre en razones económicas o de supervivencia. Además de la poligamia de los países árabes o de los mormones de Utah; la poliandria –una mujer que convive con varios varones– se practica en el Tíbet, en algunas zonas de India y era habitual entre los inuit, cuando había un exceso de hombres debido, en parte, a la horrible costumbre de matar a los bebés niñas. Y en Loshui, China, la comunidad Mosuo, es un ejemplo viviente de sociedad matriarcal, ya que sus mujeres viven en comunidad con sus hijos pequeños. Ellas son dueñas de los animales y la tierra y reciben a sus amantes o parejas de noche, pero no se casan ni viven con ellos.

Dos son compañía, pero tres no siempre es multitud

Puesto que la monogamia hace aguas y conceptos como amor, pareja, celos, afectos, fidelidad, matrimonio, traición o exclusividad son subjetivos, creaciones sociales o invenciones humanas; muchos empiezan a buscar alternativas al modelo de pareja tradicional, como pueden ser las relaciones abiertas o el poliamor. Golfxs con principios, en Madrid, es un colectivo dirigido a informar, dar herramientas y recursos a los que apuesten por las relaciones DIY. Según Miguel Vagalume, su impulsor, “en 2008 empezamos a reunirnos como grupo informal en fiestas, donde se mezclaban un montón de identidades, prácticas y tipos de relaciones. El nombre surgió como una traducción suavizada de uno de nuestros libros favoritos, el que marcó un antes y un después, Ética Promíscua, de Dossie Easton y Janet Hardy (Melusina, 2013), aunque yo ya escribía en el blog La Mosca Cojonera sobre sexualidad no convencional desde 2006. A través de charlas, eventos, actividades e información pretendemos ayudar a aquellos que quieran vivir una sexualidad diferente. Ofrecer todas las piezas posibles con las que cada cual pueda construirse su propio puzle, su propio Lego”.

Aunque Golfxs con principios no es un grupo cuya labor sea la militancia, para eso ya están asociaciones de poliamor en diferentes partes de España, si que, según Miguel, “abogamos por unos cambios legislativos que dejen de asociar una serie de derechos a un determinado modelo de relación y no a otros. Siendo el matrimonio un acuerdo con unas enormes implicaciones económicas, es curioso como se asigna únicamente a un determinado tipo de vínculo amoroso que debe demostrarse auténtico. Es un asunto muy extenso, y que afecta a muchos aspectos de la vida”.

Los abanderados del poliamor crecen cada día, realizan bodas que, aunque no tienen validez legal, sirven para apoyar y dar visibilidad a su causa y muchos, aunque no todos, creen que el siguiente paso, tras la consecución del matrimonio entre personas del mismo sexo, es el de las uniones entre más de dos individuos. La Asociación Poliamor Madrid,con un año y medio de vida, centra sus esfuerzos en otro punto. Según Karen Moan, su portavoz, “nosotros no creemos en el matrimonio como institución, aunque respetamos a los que la elijan. Nuestros esfuerzos, como activistas, están más en la línea de conseguir que la custodia legal de un niño puedan tenerla más de dos personas, o en que las uniones poli tengan los mismos derechos que las parejas de hecho”.

Brad, 37 años, y Patricia (33), llevan una relación poliamorosa con Andrés (41). Los tres viven en Barcelona, aunque no comparten casa. Patricia y Brad tienen un hijo de 4 años y Andrés vive solo. “Nunca nos planteamos nada a priori”, cuenta ella, “sino que las cosas han desembocado así. Tras un cierto tiempo viviendo como una pareja normal, Brad y yo desembocamos en una relación abierta. Llegado un punto nos empezamos a aburrir, queríamos otras cosas, aunque estábamos muy bien juntos, y decidimos permitirnos algo más, relaciones esporádicas sin ninguna consecuencia. Pero Andrés la tuvo y empezó a ser algo más que una aventura”. Ninguno de ellos se ha planteado nunca decir su verdadera condición ni salir del armario. “Jamás lo entenderían”, cuenta Patricia. “Para los vecinos y para el niño Andrés es un buen amigo de mamá y papá, que a veces pasa días con nosotros o nos acompaña en vacaciones. De momento no hay más preguntas. Cuando el niño crezca, tal vez se lo expliquemos, aunque nadie sabe si para entonces seguiremos juntos”. “¿Los celos?”, responde esta poliamorosa a mi pregunta sobre problemas en la relación, “si fuéramos celosos no estaríamos así, aunque también tenemos nuestros problemas. Esto no es la panacea, yo diría que los conflictos surgen más por temas de rivalidades, competencias; pero son las mismas que hay entre personas del mismo sexo, amigos o familiares”.

El gran problema y, al mismo tiempo, la gran ventaja del poliamor es que viene sin libro de instrucciones y no se disponen de muchos modelos a seguir. Iván Rotella es sexólogo, director de Astursex, un centro de atención sexológica en Avilés, y miembro de La Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología (AEPS). Por su consulta pasan relaciones poliamorosas en busca de consejo. “Desde un punto de vista convivencial este modelo lo complica todo”, sentencia Rotella, “pero también propicia que la relación se construya a medida y que esté en permanente estado de revisión, lo que ayuda a su mantenimiento. El principal problema de las parejas al uso es que no negocian ni se comunican, y piensan que todo viene rodado. Yo diría que los que se inclinan por el poliamor son personas con una curiosidad erótica, a los que el ‘hasta que la muerte los separe’ no convence demasiado, los que tienen un pensamiento crítico respecto a todos esos conceptos alrededor del amor y la pareja, que hasta ahora parecían inamovibles”. En el apartado de los inconvenientes, este sexólogo subraya que “entre los hombres abunda la competitividad erótica –quién es mejor amante o quién la tiene más grande–, mientras que ellas pueden verse más inseguras frente a otra mujer más joven”.

Victoria Rosa es una coach de relaciones abiertas y poliamor (umbrellacoaching.com) que vive en Londres. Según ella, “la pareja ha vivido una importante evolución y veremos un gran cambio en los años que vienen. Aparecerán nuevas formas que convivirán con las más tradicionales. Pero incluso, para los que no abracen el poliamor, sus reglas pueden ser muy útiles para todos y pueden ayudar a gestionar los celos o a vivir el divorcio de una forma mucho menos traumática. Los países del norte de Europa nos llevan ventaja en libertad sexual y en independencia, ya que las naciones del sur, al ser más comunitaristas y depender más de la familia, se atreven menos a romper los moldes”.

Muchos ven el poliamor como un instrumento de lucha feminista para acabar con el modelo patriarcal. De hecho, como apunta Miguel Vagalume, “las dos biblias de este pensamiento han sido escritas por mujeres, Ética Promiscua y Opening Up (Melusina, 2015) de la feminista norteamericana Tristan Taormino. Los hombres han compaginado y solapado relaciones con el beneplácito de la sociedad. Ellas no podían, se las hubiera tachado de putas”.