El PP no sabe explicar por qué Rajoy asiste a una boda gay

Mariano Rajoy, junto a Javier Maroto.

Mariano Rajoy, junto a Javier Maroto.

Una década de ataque contra la legalización del matrimonio homosexual han convertido en paradójico, polémico y hasta simbólico que Mariano Rajoy acuda a lo que es una boda como cualquier otra. Una boda que, sin embargo, si Rajoy hubiera tenido éxito en su recurso ante el Tribunal Constitucional, su vicesecretario Javier Maroto no podría haber celebrado.

“Espero que este asunto no tenga recorrido mediático. Lo deseo como ciudadano, representante público y miembro del PP”. Tres días antes de casarse, Maroto expresaba su deseo de que su boda quedara como “un asunto doméstico” y no provocara polémica. Pero la historia pesa y la polémica ha surgido hasta dentro de su propio partido, en el que algunos miembros del Gobierno opinaron que era mejor que el presidente no asistiera.

“Que no lo llamen matrimonio” era el mantra con el que el PP trataba de explicar su oposición a la ley promovida por José Luis Rodríguez Zapatero. Los conservadores insistían por entonces en que el problema era el término y no la equiparación de derechos entre heterosexuales y homosexuales que el Congreso aprobó en junio de 2005 con los votos del PP en contra. Solo Celia Villalobos se desmarcó de la disciplina de su partido y votó a la modificación del Código Civil.

Desde el equipo de Maroto en Génova se aseguraba este martes que el novio se había enterado “por un medio de comunicación” de que finalmente Rajoy asistiría al enlace junto a su esposa. Las mismas fuentes explicaron que el exalcalde de Vitoria no quería hacer ninguna declaración sobre el asunto ni confirmar o desmentir la lista de invitados. El propio Maroto confesó tener “la cabeza un poco mareada” por el asunto, pero insistió en que ese debate está superado. “Si no hubiese estado de acuerdo con la ley, el PP la habría modificado con su mayoría absoluta. Y si no lo ha hecho es porque considera que esa ley se ajusta a derecho y es asumida y reconocida”, defendió el dirigente del PP.

Cuando el PP presentó el recurso, en septiembre de 2005, lo firmaron 72 diputados. Fueron 22 más de los necesarios. El tribunal no sentenció hasta 2012 que el matrimonio gay respetaba la Constitución. En ese lapso de siete años, la posición de Rajoy fue variando. En 2010, a la pregunta de si mantendría la ley si llegaba al poder aunque el TC la avalara, Rajoy contestó tajante: “No”. La discusión interna sobre cómo se percibiría la iniciativa obligó a Rajoy a asumir personalmente la decisión política: “Entre la ley y el oportunismo político, yo siempre estaré con la ley”

Tres años antes, en abril de 2007, Rajoy tuvo que contestar sobre este tema en el programa Tengo una pregunta para usted. Un ciudadano le preguntó si se sentiría orgulloso de su hijo en el caso de que fuera gay y quisiera casarse. “Si mi hijo fuera homosexual, asistiría a su boda, pero le aconsejaría una unión de hecho”, contestó.

Ángeles Álvarez, portavoz parlamentaria del PSOE en materia de Igualdad, calificó de “impúdico” pero también de “pedagógico” el hecho de que Rajoy vaya a asistir al enlace. La diputada tuiteó lo contradictorio que le parece que el presidente “celebre en público lo que persigue en privado”.

angeles alvarez boda maroto

Otra socialista, Trinidad Jiménez, celebró que el presidente “disfrute de las bodas a través de leyes que ha hecho posible el PSOE”. Del PP, el presidente del Congreso, Jesús Posada, declaró que le parece “muy bien” que asista el presidente porque “cada uno va a las bodas de sus amigos que le parecen adecuadas”. Celia Villalobos calificó de “miserable que el PSOE y algunos medios utilicen la boda”. Otro de los invitados al enlace, Pablo Casado, se negó a comentarlo y lo redujo a un “asunto personal”.

Una pareja lesbiana lleva a los tribunales su exclusión de la reproducción asistida

Una pareja de lesbianas ha defendido hoy ante el titular del Juzgado de lo Social número 18 de la Comunidad de Madrid que la orden ministerial que decidió excluir de los tratamientos de reproducción asistida a mujeres sin pareja masculina vulneró su derecho fundamental a la maternidad.

Tania, nombre ficticio de la demandante, ha comparecido en la vista oral ante el juez tras denunciar al Ministerio de Sanidad, a la Comunidad de Madrid y a la Fundación Jiménez Díaz.

Según ha expuesto a Efe la abogada de la pareja, Cristina Sánchez, que forma parte de la organización Women’s Link Worldwide, Tania fue excluida del tratamiento de fertilidad en noviembre de 2014.

Meses antes, en julio de 2013, el Ministerio de Sanidad y los gobiernos autonómicos habían aprobado una nueva cartera básica del Sistema Nacional de Salud en la que la financiación de la reproducción asistida se ofrecía “por motivos terapéuticos o preventivos”.

Esta decisión se fijó en una orden ministerial publicada el 31 de octubre de 2014, en la que se excluyó de los tratamientos de reproducción asistida a las mujeres sin pareja masculina.

Rechazo en algunas comunidades

La inclusión del requisito generó el rechazo de comunidades como Andalucía, Asturias, País Vasco o Islas Canarias, así como de asociaciones de homosexuales, al entender que deja fuera de la financiación pública a lesbianas y mujeres sin pareja que pueden ser fértiles pero necesitan de estos tratamientos para poder ser madres.

Según la letrada, cuando la afectada pidió explicaciones por escrito, el propio director de la Fundación Jiménez Díaz le comunicó su exclusión del tratamiento “por no tener pareja masculina”. Seis meses después, en una nueva carta, el centro hospitalario la aceptaba de manera “excepcional” en el servicio de reproducción asistida.

En mayo pasado, explica la abogada, la unidad citó a Tania a consulta con un especialista del centro ante la revaluación “de todos los casos de pacientes”, a la espera de recibir instrucciones “sobre la adaptación de la cartera de servicios por parte de la Comunidad de Madrid”.

Pese a ello, las dos mujeres han demandado a las administraciones y al centro por “vulneración de los derechos fundamentales a la maternidad, a formar una familia”, explica la abogada, quien asegura que Tania, de 39 años, alega que “pierde oportunidad de ser madre cada día que pasa” por el retraso en la posibilidad de seguir el tratamiento.

Orden ministerial “discriminatoria”

Ambas han decidido mantener el caso para que ninguna otra mujer que opta por la maternidad sea discriminada por el sistema público de salud. En la vista oral, Tania ha aportado tres peritajes, uno de ellos del exministro Bernat Soria; mientras que, por la parte demandada, ha dado testimonio la directora de la unidad de reproducción asistida de la Jiménez Díaz.

Según la abogada, las demandantes consideran “discriminatoria” la orden ministerial y creen que la Comunidad de Madrid no debería estar acatándola, pues les exige tener una pareja masculina a ella y a todas las demás mujeres. La letrada explica que, al ser una orden ministerial, las comunidades autónomas pueden aplicarla o no.

Como ejemplo, pone el caso de Valencia, donde el cambio de gobierno regional en mayo pasado propició que ahora sí se permita el tratamiento a todas las mujeres sin restricciones -que financia la administración regional-. La Federación estatal de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales (FELGTB) ha acompañado a las mujeres a las puertas del juzgado para expresarles su apoyo.

La boda de Maroto entra en campaña electoral

La asistencia o no de Rajoy al enlace del dirigente alavés, que se casa con su novio este viernes en Vitoria, genera revuelo en el PP. De momento, el entorno de Maroto no lo confirma

Javier Maroto y Mariano Rajoy, en un acto electoral.

Javier Maroto y Mariano Rajoy, en un acto electoral.

Javier Maroto asiste con una indisimulada sensación de agobio a la “desproporcionada” expectación mediática que está levantando su boda con Josema Rodríguez, su pareja en los últimos 19 años. El entorno más cercano del exalcalde de Vitoria se confiesa abrumado por la sucesión de noticias sobre el enlace, fijado para el próximo viernes 18 en la capital alavesa en una ceremonia privada pese a la relevancia de algunos invitados. Entre ellos, representantes de la plana mayor de su partido, el PP, encabezados por Mariano Rajoy y Dolores de Cospedal.

Precisamente, la asistencia de Rajoy se ha convertido en motivo de especulación política. El presidente del Gobierno, invitado al enlace el pasado mes de julio, ya trasladó a Maroto desde el primer momento que su presencia estaba condicionada por la campaña electoral de Cataluña, que llega a su ecuador en las fechas de la boda. Y que, por tanto, su traslado en Vitoria dependerá de que pueda hacer un hueco en su “complicada” agenda. El periódico El Mundo publica este martes que el presidente sí acudirá, pero el entorno más cercano a Maroto ha señalado a elcorreo.com que no tienen aún confirmación de la asistencia,.

Muy a su pesar, Javier Maroto, de 43 años, ha visto cómo su boda ocupa páginas y titulares. El vicesecretario Sectorial del PP, que se convertirá en el primer alto cargo de la formación conservadora que se acoge a la ley del matrimonio homosexual, teme incluso que la cita termine por picar la curiosidad de la prensa rosa. Pese a su empeño por dar la máxima normalidad al enlace, afronta la “incómoda” tesitura de tener que dar explicaciones sobre un acontecimiento que, siendo de su más estricta esfera personal, ha entrado de lleno en campaña.

Llamada de Cospedal

Al parecer, la oportunidad de la asistencia o no de Rajoy se habría llegado a debatir en algunos círculos del Gobierno y del partido, según ha sostenido el diario El Mundo, aunque fuentes del PP lo han puesto en duda. Algunos ministros como el del Interior se habrían opuesto a la participación del presidente en la boda al considerarlo una contradicción con la posición política del PP por haber recurrido la ley de matrimonio homosexual que había puesto en marcha el PSOE. Jorge Fernández Díaz negó en redondo que se haya producido esa discusión y dijo sobre Maroto: “Es un buen amigo, pero no he sido invitado”.

Cospedal desmintió también cualquier debate sobre esta cuestión en la dirección nacional. De hecho, ha llamado por teléfono a Maroto como señal de respaldo. Pero lo cierto es que el círculo de confianza del dirigente alavés del PP teme que la bola de nieve ya esté lanzada y que finalmente la asistencia o no de Rajoy se interprete con criterios políticos y no de agenda. Si acude, como un gesto oportunista e incoherente. Si no lo hace, como una cesión a los sectores más reaccionarios del partido.

Todo un “disparate” que Maroto trató de zanjar en los últimos días en una entrevista en Cope. Insistió en que la presencia de Rajoy dependerá únicamente de su actividad en la campaña catalana, en la que también intervendrá el propio vicesecretario Sectorial del PP. “Ni nos vamos a querer más o menos, ni nos vamos a apreciar más o menos por la decisión que tome”, advirtió el exalcalde, partidario de dar la máxima “normalidad” a su enlace para que bodas de esta naturaleza “dejen de ser noticia en España”. “En el año 2015 es natural que lo que es normal en la calle sea normal en la ley”, subrayó.

Maroto dio por superado el debate interno sobre la ley entre personas del mismo sexo y subrayó que, en la actualidad, el PP “asume” el matrimonio homosexual, pese al malestar que aún suscita entre los sectores más conservadores. El exalcalde de Vitoria ha tratado de enfocar su enlace con la máxima “naturalidad”, invitando a la cita a alrededor de 200 familiares, amigos y compañeros de partido, desde concejales de la capital alavesa a nuevos colegas en la dirección nacional de la calle Génova y cargos de la ejecutiva vasca que lidera Arantza Quiroga. Ha recibido numerosas muestras de apoyo, entre ellas, la del ministro de Sanidad, el alavés Alfonso Alonso. Hasta el PSOE le felicitó, aunque con algo de sorna. Se declaró “orgulloso” de que sus leyes, en alusión a la del matrimonio homosexual, “hagan felices a tantas personas”.

Mariano Rajoy sí irá a la boda de Javier Maroto y su novio ‘Josema’

Maroto y Rajoy, en Vitoria durante la campaña de las elecciones municipales

Javier Maroto y Mariano Rajoy, durante un acto el mayo pasado. REUTERS

El presidente del Gobierno será testigo del ‘sí, quiero’ de Javier Maroto,vicesecretario sectorial del Partido Popular, y José Manuel Rodríguez, su pareja desde hace 19 años, el próximo viernes 18 de septiembre en el Ayuntamiento de Vitoria. Fuentes cercanas manifiestan a LOC que Mariano Rajoy no se ha planteado en ningún momento la posibilidad de no acudir a la boda a pesar de que, según publicó EL MUNDO, hay un sector de su partido que habría presionado para que no lo hiciera.

Al parecer, algunos compañeros de filas piensan que su presencia resultaría incoherente ya que fue su grupo el que presentó un recurso ante el Tribunal Constitucional contra la Ley 13/2005 que permite el matrimonio homosexual. “Esa ley está asumida y reconocida en el PP”, ha dicho esta semana Maroto quitándole relevancia a la polémica. Parece que así es.

“Hay que tener en cuenta que está en mitad de la campaña de las elecciones catalanas, pero hay un 99 % de posibilidades de que el presidente se presente a las ocho de la tarde en el consistorio de la capital alavesa, salvo que pase algo de suma urgencia o completamente imprevisto. Javier es más que un compañero, es un gran amigo…”, desliza la misma fuente. El único acto programado el día de la ceremonia civil en la agenda de Mariano Rajoy es la presidencia de la reunión del Consejo de Ministros.

Acompañado de ‘Viri’

Si todo sucede según lo planeado, al finalizar dicha reunión, el jefe del Ejecutivo pondrá rumbo junto a su esposa, Elvira Fernández, a Vitoria. El acto de unión civil de Maroto y su novio, trabajador del ayuntamiento de Durango, será oficiado por el edil popular Miguel Garnica. El convite posterior tendrá lugar en el restaurante El Caserón, situado en el pueblo de Armentia, un área residencial situada a apenas dos kilómetros del centro de Vitoria.

Tal y como ha podido saber LOC, el presidente y ‘Viri’, como es conocida su mujer, agasajarán a los recién casados con un regalo de lo más especial: una obra de un joven fotógrafo español. Es habitual que, en las bodas, el matrimonio regale arte, a poder ser español.También lo hicieron este verano con motivo del enlace de Montserrat Gomendio y José Ignacio Wert. Pero Rajoy no será la única cara visible del Partido Popular en la boda. También se espera la asistencia de Alfonso Alonso, ministro de Sanidad; Pablo Casado, vicesecretario de comunicación; Andrea Levy, vicesecretaria general de estudios; Arantza Quiroga, presidenta del PP vasco, o Iñaki Oyarzábal, secretario de Justicia, Derechos y Libertades.

Javier Maroto, quien declaró hace unos meses que no le gustan los guetos gays ni los del PP, mantendrá su agenda política sin ningún cambio y, tras el enlace matrimonial, se incorporará el lunes, día 21, a la intensa campaña electoral en Cataluña. El noviazgo entre Javier y ‘Josema’ se inició en Bilbao, en uno de los encuentros de ex alumnos propiciados por la Universidad de Deusto. El flechazo fue inmediato. Dos décadas después, ha llegado el momento del ‘sí, quiero’. El amor no entiende de polémicas.

Pero, ¿qué sigue haciendo el PP en nuestras camas?

Mientras Cataluña se divorcia y la Unión Europea tendría que acudir a terapia familiar, el todavía primer partido del país mantiene la españolísima costumbre de discutir por las bodas. ¿En qué cabeza cabe que esa sea la piedra angular de sus inquietudes cuando la economía mundial se tambalea de nuevo por la crisis china y la española compagina los mejores resultados del turismo en años con un empleo escaso y precario?

Una cosa es una boda privada en El Escorial público, con el Bigotes desfilando por la alfombra roja, y algo muy distinto el enlace entre Javier Maroto, vicesecretario de Acción Sectorial del PP, y José Manuel Rodríguez, su pareja desde hace dos décadas: “Pensábamos que eran compañeros de paddle”, seguro que habrán dicho los peperos del tea-party. Qué distinto hubiera sido este albur de haber contraído nupcias con una de esas españolas que cuando besan es que besan de verdad, las mujeres de bandera de aquella España ni demasiado una, ni demasiado grande ni nada libre. Confirmamos los primeros indicios, los liberales son poco liberales. Les gusta el amor libre para el dinero y cuando llegan al poder nos llenan la cama de leyes, ordenanzas, catecismos y moralina. ¿Qué sigue haciendo el poder metiéndose a alcahuete de nuestras relaciones sexuales o sentimentales?

Rajoy vuelve a oficiar de don Tancredo. Un gallego profesional –que me perdone el resto– que nunca se sabe si sube o si baja. Si rechaza refugiados o los acoge. Un día habla de cooperación internacional cuando el día antes había suprimido los presupuestos que lo hacían posible. Hoy, apoya la xenofobia de su candidato catalán, Xavier García-Albiol y otro, eso es coherencia, aplica a rajatabla los postulados del gobierno húngaro en la frontera del Estrecho. Lo cierto es que, muy en su línea, el presidente no sabe si acudirá o no acudirá al matrimonio de su amigo Maroto, al que los lingüistas de la FAEs prefieren llamar boda para no entrar en colisión con la etimología y justificar que el PP mantenga el recurso de inconstitucionalidad sobre la Ley que auspició José Luis Rodríguez Zapatero en su primera legislatura. Esa norma ya tan nuestra, tan del día a día, tan convencional, que ni a las beatas de la misa del rosario les agradaría que se aboliese, con lo bonito que estuvo el casamiento de Antoñito, el camarista de la Virgen, con aquel peluquero tan moderno que prefiere decir que es esteticista.

Qué rácanos, por otra parte, los del PSOE. Se han limitado a felicitar a Maroto mediante un twitter, al tiempo que le han recordado que la ley por la que se casa la propició dicho partido. Lo mismo también quieren que Maroto y su novio les manden una tarjeta de invitación a la ejecutiva federal. En ese caso, en lugar de mandarles un simple mensajito virtual, podrían preguntarle en qué tienda han puesto la lista de bodas.

La ley que modificaba el código civil y permitía el matrimonio entre personas del mismo sexo fue aprobada el 30 de junio de 2005 y fue publicada el 2 de julio. Antes, el Partido Popular invitó al Congreso, para que rebatiera la ley, a un tal Aquilino Polaino, un supuesto experto que sostuvo ante sus señorías que los homosexuales sufrían una patología y eran “hijos de padres alcohólicos y hostiles”. Lo pintoresco es que al fulano le pagaran por ser director del departamento de Psicología en la universidad San Pablo-CEU, de la Asociación Católica de Propagandistas. Algo ha logrado la ley y es que, al menos, la derecha de andar por casa ya no incurre tan amenudo en similares exabruptos.

Sin embargo, si el Constitucional –nada extraño habida cuenta su composición y sus tendencias– tumbase la ley, diez años después de su promulgación, ¿miles de enamorados tendrán que pasar a la clandestinidad? ¿Se les aplicará la Ley Mordaza a sus besos? ¿Les impedirán compartir habitación en los hoteles o las autoridades volverán a exigir el Libro de Familia para alojarnos en ellos? El mejor regalo que podría hacerle Rajoy a su amigo Maroto sería retirar el recurso de inconstitucionalidad y dejar a los curas trabucaires seguir predicando en el desierto, en contra probablemente incluso del criterio del actual pontífice.

Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior y secuaz del Opus, figura entre quienes no piensan nada bueno de esa norma. Si es que piensa, porque en el ámbito de la fé, como es lógico, pesa más la intuición que la razón. ¿Qué habrá pasado para que Javier Maroto, a quien considera “buen amigo” suyo, ni siquiera le haya invitado a esta nueva boda del año? ¿Será que los novios sospechan que el ministro podría llevarse los cubiertos en un bolsillo del pingüino? ¿Cómo ha llegado a afirmar Fernández que no se habla de la boda en Génova? De ser así y con lo cotillas que somos, el PP sería la única empresa en la que no se hablara del casorio de uno de sus directivos: ¿Soraya, qué te vas a poner? Javier, ¿tú sabes donde se alquilan chaqués a buen precio? ¿Esperanza, de verdad que no te han convidado?. María Dolores, ¿vas a volver a ponerte la mantilla de cuando eras presidenta en Castilla La Mancha?

“Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta”, volvería a decir probablemente Ana Botella si pasara en estos días por la sede central del partido para tomar un relaxing cup of café con leche. No se trata –añadiría probablemente– de la ceremonia en sí, sino de su denominación: “Como ya dijo mi Jose Mari, la unión entre homosexuales no puede ser llamada matrimonio porque esto ofende a la población.”

No sabemos si Rajoy acudirá o no al convite, pero está meridianamente claro quien no va a oficiar la ceremonia, su correligionario Lluis Fernando Caldentey, el alcalde de Pontons, en Barcelona, que ya declaró formalmente en 2005: “No casaré homosexuales porque son personas taradas”. A lo mejor podrían incorporar en dicho menester al ex alcalde gallego de Sada, el ultraderechista Montxo Rodríguez, quien cuando se debatía la ley le preguntaron si él llegaría a presidir alguna boda gay repuso que se lo pensaría en caso de que alguien pensara cometer semejante pecado en su pueblo: “Pero yo creo que aquí, en Sada, pues no va a haber cosas raras. No me agrada pero ya miraremos a ver qué es lo que se hace. Hay que digerir todo esto, hay que tomar bastante bicarbonato para digerirlo. Me cuesta, claro que me cuesta. Por eso digo yo que hay que recurrir a algún específico o algún producto.” No existen datos fiables sobre el consumo actual de protectores de estómago y digestivos en la bonita población celta en donde, a raíz de las últimas municipales, Rodríguez ha pasado a engrosar la condición de pasado histórico.

Maroto debe estar pensando que como esto siga así, de aquí al día 18 va a tener que aumentar el número de invitados o lo mismo se encuentra con que la mitad de lo que ya estaban avisados declinan acudir a los esponsales para no meterse en un lío en vísperas de que haya que componer las listas electorales. Y así, díganme, ¿quién apalabra un buffet razonable con unos invitados tan volubles?

El novio se ha visto envuelto en toda esta vorágine sin adivinar la que iba a caerle encima porque él sabía perfectamente que a sus compañeros de partido les encanta la igualdad, la libertad y la fraternidad. En caso contrario, no sólo hubieran mantenido su recurso ante el Tribunal Constitucional, como han hecho, sino que su mayoría absoluta hubiera cambiado la ley en el Congreso como han hecho con la del aborto. En el PP, eso piensa el prometido, se puede ser homosexual y llegar a un cargo como el que él dispone ahora sin tener que casarse con alguien de otro género para blanquearle la puerta del armario. Incluso se puede ser gay, tener derecho a cargo y atreverse como Iñaki Oyarzabal al más difícil todavía: publicar encima un libro de poemas.

Hombre confiado y de buena fe, seguro que Maroto piensa que es absolutamente circunstancial que, el último Día del Orgullo Gay, la delegada del Gobierno de la Comunidad de Madrid, autorizara una concentración en Chueca bajo el lema “Por la familia tradicional, contra el matrimonio homosexual”, promovida por La España en Marcha, una plataforma facha en la que figuran Falange, Nudo Patriota Español Alianza Nacional Movimiento Católico Español y Democracia Nacional.

En esta línea, ¿por qué el PP no autoriza la manifestación atea que diversos colectivos llevan tiempo intentando convocar los Jueves Santos en la capital del reino? ¿Cómo comparar a esos perros flauta con los elegantísimos muchachos de la gomina y el saludo romano? Siempre ha habido clases, como se deduce de los motivos que la delegación del gobierno arguyó para prohibir la movida atea la pasada Semana Santa: “La fecha, lugar y hora elegidos por los convocantes, aunque manifiestan en principio una finalidad lícita, lo cierto es que pretenden realizar la manifestación un día de especial significación para los católicos, en el mismo lugar y horario en que se van a celebrar diversos actos religiosos, lo cual pone de manifiesto, cuanto menos, una evidente voluntad de provocación”.

Como en tantos otros aspectos de la política, entre los conservadores españoles pesa mucho todavía la opinión de Manuel Fraga Iribarne, que era de la opinión que los cromosomas también cometían errores: “Yo no tengo nada en contra de los homosexuales; si nacen así, pues qué se le va a hacer, pero que no digan encima que están orgullosos de funcionar al revés”, consideraba con la misma arquitectura intelectual que el contertulio casposo de una barra de bar.

Javier y José Manuel, ¿querrán tener hijos? De ser así es que seguramente no oirían lo que su malogrado líder Fraga pensaba a este propósito: “Eso es una parte de la política general de destrucción de la familia, como base de una sociedad organizada. Ya sabemos que las parejas de homosexuales no producen hijos, y la adopción por parte de parejas homosexuales está llena de riesgos, pues no sabemos como van a vivir esos chicos con padres que tienen afecciones extrañas”.

¿Les gustará la zoofilia? Algunos pueden deducir tal supuesto de las palabras de Monserrat Nebrera, que fue aquella Catedrática de Derecho Constitucional y candidata del PP por Barcelona que vino a pedir que subtitularan a los andaluces y que llegó a decir: “El Matrimonio homosexual es como la unión entre dos hermanas, un perro y una señora o una señora y un delfín“, aseguraba en 2006 haciendo gala de sus amplios conocimientos botánicos.

Varios años después de toda aquella polémica, el Partido Popular intentó zanjar el debate sobre el matrimonio homosexual con una redacción más que salomónica metafísica durante su decimoséptimo Congreso Nacional. Así, en un gesto de generosidad sin precedentes, los delegados aceptaron reconocer que los homosexuales tienen los mismos derechos que el resto de las personas pero que la viabilidad o no del matrimonio homosexual estaría sujeta al dictamen del Tribunal Constitucional. ¿Se ha pronunciado ya el Constitucional en contra de la Ley y no nos hemos enterado? De ser así, sigue siendo legal y el presidente del Gobierno no ncurriría en prevaricación si decide acudir a la ceremonia.

¿O es que quizá no estemos hablando de esto? ¿O es que tal vez esta controversia carpetovetónica sólo tiene por objeto tender una cortina de humo para evitar que hablemos de otras cuestiones espinosas? De cómo, por ejemplo, pretende que el caso Gürtel sea enjuiciado por Enrique López y Concepción Espejel, magistrados recusados y a los que el Partido Popular aupó en su día al Consejo General del Poder Judicial, sin menoscabo alguno de su independencia, claro. El Gobierno parece que no sólo hace la ley y la trampa. Sino que también está deshaciendo la justicia. Esto es lo que realmente no casa, o no debiera casar, en una democracia.

La ‘fecundación interruptus’ de Tania y Verónica

Verónica y Tania, que sólo se llaman así para el público que sepa hoy de su historia porque desean preservar su identidad, acusarán esta mañana en un juzgado de Madrid al Ministerio de Sanidad, laConsejería de Salud y el Hospital Fundación Jiménez Díaz devulnerar sus derechos fundamentales y discriminar su derecho a la maternidad biológica al excluirles de un proceso de reproducción asistida por carecer de pareja masculina.

La culpa la tiene una orden ministerial del 31 de octubre de 2014 que autoriza los tratamientos de fertilidad en la sanidad pública a quienes, entre otras cosas, no puedan quedarse embarazadas «trasun mínimo de 12 meses de relaciones sexuales con coito vaginalsin empleo de métodos anticonceptivos». Es decir, con hombre de por medio.

El párrafo lleva 10 meses incendiando los planes de lesbianas que no quieren demostrarle al Estado su infertilidad tras un año de sexo con quien no quieren. Y 10 meses de incendio según dónde, porque la orden ministerial no la cumplen todas las comunidades autónomas. Otras sí. Castilla-La Mancha, Madrid, Cataluña, Murcia, Navarra y la Comunidad Valenciana deniegan el tratamiento a mujeres solas y a lesbianas, según Women’s Link Worldwide, la ONG que se ha hecho cargo de la acusación y que hoy argumentará ante el juez lo que considera una «vulneración de derechos fundamentales».

«El Estado tiene la obligación de respetar las decisiones reproductivas de las mujeres. Es inadmisible que el acceso a los tratamientos de reproducción asistida dependa de la orientación sexual, de si se tiene pareja o no, o del lugar en el que se viva, ya que no todas las CCAA están aplicando la orden del Ministerio», cuenta Carmen Miguel, abogada de las demandantes y directora legal regional de Women’s Link Worldwide.

Según el relato de esta organización internacional de defensa de los Derechos Humanos especializada en la lucha por avances legislativos en igualdad de género, Verónica y Tania entraron en elprograma de reproducción asistida de la Fundación Jiménez Díaz en abril de 2014. A finales de octubre de ese año, Sanidad emitió aquella orden ministerial y pocos días después personal médico del hospital informó oralmente a la pareja que quedaba excluidadefinitivamente del proceso. Un mes después, en diciembre, las dos mujeres pidieron el expediente de su caso y una explicación por escrito. Y en enero, el director de la Jiménez Díaz les envió una cartaen la que aseguraba que «esta nueva ley afecta, entre otros, a los tratamientos de reproducción asistida a mujeres sin pareja masculina». Esa misma tarde, Verónica y Tania iniciaron las acciones legales que se estrenan hoy en el Juzgado de lo Social Número 8 de Madrid.

Y nacen aunque en medio del proceso haya habido un cambio. Porque en mayo, cinco meses después de la redacción de la demanda y seis de la interrupción del tratamiento, la Fundación Jiménez Díaz citó a ambas para reanudar la fecundación in vitro: «Se están reevaluando todos los casos de pacientes que han sido atendidos en nuestra Unidad a la espera de recibir instrucciones sobre la adaptación de la cartera de servicios por parte de la Comunidad de Madrid».

Pero Tania y Verónica, que llevan desde mayo reenganchadas al proceso de fertilización -sin suerte, por cierto-, han decidido proseguir con la demanda judicial contra el Estado. «Quieren continuar con la batalla judicial, no sólo para que ellas puedan ser madres, sino para que ninguna otra mujer que opta por la maternidad sea discriminada por el sistema de salud», sostiene la abogada de la pareja.

En un caso similar conocido la primavera pasada, la Consejería dijo que cumple la orden «estrictamente» porque es una «normativa básica nacional». Según la sanidad madrileña, y también la estatal, «el principio de esta orden es estrictamente médico». Y, como dijoAna Mato cuando era ministra de Sanidad y el espíritu de la orden ya estaba en ciernes, «la falta de varón no es un problema médico».

Sin embargo, años después de aquella frase de la hoy ex ministra, Verónica y Tania fueron excluidas por falta de varón y luego readmitidas, una fecundación interruptus que hoy empieza a gestarse en los tribunales.

Su lucha viene apoyada en la demanda por dos peritajes científicos. El firmado por la doctora Verónica Juan y por el ex ministro de Sanidad y director del Departamento de Células Troncales y Reprogramación Celular del Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa de Sevilla, Bernat Soria, sostiene que «no existen razones de tipo médico o biológico para excluir a las parejas de mujeres de los procesos de fertilización in vitro» y que el nivel de éxito de tratamiento es similar en parejas homosexuales que heterosexuales «por lo que no se pueden argumentar razones de coste-efectividad».

El informe cuenta que se llegaron a transferir dos de cinco ovocitos fecundados, pero que posteriormente, «sin mediar circunstancia de tipo médico», se interrumpió el tratamiento «sin renuncia expresa del paciente, lo que es contrario a la ley». «Cualquier retraso puede producir un daño irreparable», afirma el documento, que sentencia: «Proponer como única solución el coito vaginal con pareja del otro sexo por la que no se siente atraída supone una violencia sexual inaceptable y una violación de los derechos fundamentales de la mujer».

El otro peritaje es de Santiago Barambio, ex presidente de la Sociedad Catalana de Contracepción y fundador de la Sociedad de Endoscopia Ginecológica Española, que asegura que la orden ministerial contraviene pactos aceptados y ratificados en conferencias internacionales». «Se observa falta de equidad ysituación discriminatoria (…) Para tener acceso a la prestación, la solicitante debe contravenir la forma de vivir la sexualidad que siente como propia».

Barambio escribe que la pérdida de la oportunidad de ejercer una reproducción que es posible, especialmente si es por un acto de discriminación, puede perjudicar la estabilidad de la salud psíquicade quien sabe que tiene la potestad de ser madre (…) La negación del acceso a la fertilidad no puede justificarse en base al estado civil uorientación sexual».

El informe concluye que todas las mujeres cuya capacidad de gestar dependa en exclusiva de estas técnicas «deben tener el mismo derecho a acceder a las técnicas de reproducción que las que sí disponen de la posibilidad de un coito».

“Un gay es una persona tarada” y otras perlas del PP antes de la boda de Maroto

Una boda con polémica. En eso ha derivado el enlace entre Javier Maroto, vicesecretario de Acción Sectorial del PP, y su novio que se celebrará el 18 de septiembre en Vitoria. El recurso presentado ante el Tribunal Constitucional por el partido de Mariano Rajoy contra la ley que permite el matrimonio homosexual, aprobada en 2005 por el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, pone contra las cuerdas al presidente del Gobierno y a otros miembros de su formación que han sido invitados al acontecimiento.

El debate sobre si Rajoy debe asistir podría haber desatado la división en el propio partido, pues para algunos populares resultaría incoherente con el recurso, según publicó El Mundo. Varios dirigentes se han apresurado a desmentir esta información: “Es rotundamente falso”, ha señalado María Dolores de Cospedal, secretaria general. El propio Maroto ha asegurado que la ley del matrimonio homosexual está “asumida y reconocida” en el partido. Sin embargo, muchos son los que aún recuerdan las declaraciones de varios políticos del PP contra esta ley que se sucedieron desde su aprobación.

“El matrimonio siempre ha sido una institución entre un hombre y una mujer”

Mariano Rajoy se refería así a la regulación del matrimonio entre homosexuales poco tiempo antes de ser aprobada en el Congreso de los Diputados. Algo que, en su opinión, no respondía a una reclamación del colectivo, sino a “una manía del Gobierno de parecer moderno”. Aunque sostenía que sí estaba de acuerdo con “la unión” de personas del mismo sexo, lo que no quería era llamarle matrimonio. Años después, en 2011, recordó en una entrevista con la periodista Pepa Bueno lo que le había dicho a Zapatero al respecto: “Si hacemos una cosa, aunque no se llame matrimonio, la va a aceptar el conjunto de la sociedad española. Si le llamas matrimonio, al final hay mucha gente que va a sentirse herida”.

“La pervivencia de la especie no está garantizada”

El conservador Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior, también ha mostrado públicamente su oposición al matrimonio homosexual. En 2013, durante un coloquio sobre religión organizado por la Embajada de España en el Vaticano, afirmó que “existen argumentos racionales que dicen que ese matrimonio no debe tener la misma protección por parte de los poderes públicos que el matrimonio natural. La pervivencia de la especie, por ejemplo, no estaría garantizada”.

“Es meter el dedo en el ojo a los católicos”

Lo mismo opina Esperanza Aguirre, que en varias ocasiones ha manifestado su oposición a nombrarlo así. La ocasión más reciente, el pasado mes de marzo, cuando afirmó “no estoy a favor de que se llame matrimonio homosexual, pero es una cuestión nominativa, no habría presentado el recurso”. Lo dijo en el programa Un Tiempo Nuevo, que emitía Telecinco. “Porque la palabra matrimonio creo yo que es meter el dedo en el ojo a los católicos”, manifestó en 2010.

“Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas”

Son, quizás, las declaraciones de un político sobre la homosexualidad más recordadas y unas de las que más daño hicieron al colectivo homosexual. Ana Botella explicaba así su oposición al matrimonio: “Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta”.

Para Botella, tener dos padres causa “más sufrimiento” a los niños

Pero la exalcaldesa de Madrid, que fue una de las populares presentes en la manifestación convocada por el Foro Español de la Familia contra la ley hace diez años, no se quedó ahí. Otras de sus perlas más famosas son: “Lo que no se puede hacer es tratar de manera igual lo que en esencia es diferente” o si un niño tiene por “papá y mamá a Pepe y a Juan está en una situación distinta, lo cual le produce más sufrimiento que si tiene de padre a Pepe y de madre a María”.

“Un gay es una persona tarada”

Lluís Fernando Caldentey, alcalde de Pontons (Barcelona) fue uno de los alcaldes que anunció que no casaría a parejas del mismo sexo. Sus declaraciones, de marcado carácter homófobo, condujeron a anunciar al PP catalán que le expulsaría del partido. Sin embargo, actualmente sigue siendo el alcalde de la localidad y en las pasadas elecciones se impuso por mayoría absoluta. En 2005 se expresaba así: “Yo entiendo que los gays deben tener los mismos derechos, pero para mí un gay es una persona tarada que nace con una deformación física o psíquica”. Poco después reiteraba a EFE que no casaría homosexuales porque “son deficientes para procrear y educar”.

“No deben ser equiparadas al matrimonio”

Para José María Aznar también parece ser una cuestión “nominativa”. El expresidente del Gobierno aprovechó un curso de verano celebrado en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, llamado ‘ser cristiano en una sociedad secularizada’ para atacar la ley aprobada por Zapatero y alabar “el matrimonio, entendido como unión entre hombre y mujer. Otras realidades son respetables pero no deben ser equiparadas”.

“Y un hombre con una cabra y una mujer con un perro”

En mayo de 2012, Cayetano Ros, entonces concejal del PP en Molina de Segura (Murcia), comparaba en Twitter el matrimonio homosexual con la zoofilia en un comentario a la noticia de que Obama respaldaba la regulación. “Obama: creo que las parejas del mismo sexo deberían poder casarse… y un hombre con una cabra y una mujer con un perro”. El tuit, que poco después borró, generó una enorme polémica en redes sociales e incluso motivó una recogida de firmas para provocar su cese.

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“Como la unión entre dos hermanas o un perro y una señora”

“El matrimonio homosexual es como la unión entre dos hermanas, un perro y una señora o una señora y un delfín”. Montserrat Nebrera, exdiputada autonómica en el Parlamento de Cataluña por el PP, criticó así la aprobación de la ley que permite el matrimonio homosexual en un mitin del partido celebrado en 2007. “Hemos acabado diciendo que es posible cualquier cosa”, añadió.

“Es una ley contra natura”

José Manuel Cendán, exalcalde de Ares (A Coruña), fue otro de los que anunciaron que no oficiarían bodas entre personas del mismo sexo y para justificarlo aludió a la naturaleza. “Es una ley contra natura (…) Creo que la naturaleza es sabia y creo que hay que respetar la naturaleza. Yo respeto a todo el mundo, que sea cada uno lo que le de la gana. Pero yo creo que lo que es la pareja es entre un hombre y una mujer, un macho y una hembra. Lo tenemos que respetar, porque es que si no adónde llevamos el mundo”, dijo en declaraciones a la Cadena Ser.

“Hay que tomar bastante bicarbonato para digerirlo”

Cuando Montxo Rodríguez, exalcalde de Sada (A Coruña), fue preguntado en la misma cadena si celebraría los enlaces poco después de la aprobación de la norma contestó: “Yo creo que aquí, en Sada, pues no va a haber cosas raras. No me agrada pero ya miraremos a ver qué es lo que se hace. Hay que digerir todo esto, hay que tomar bastante bicarbonato para digerirlo. Me cuesta, claro que me cuesta. Por eso digo yo que hay que recurrir a algún específico o algún producto”.

Rajoy o la boda de Javier

A cuánto les puede salir estar en los esponsales de un compañero maricón

Parece que el PP tiene otra grieta de la que no nos habían informado. Nada que ver con la cuota de refugiados, ni con la desesperanza de un puñado de nativos que siguen viviendo en lo agitado del paro. Lo que desencadena en Génova una inesperada preocupación metafísica es saber siMariano Rajoy, presidente del Gobierno y del partido, debe acudir a la boda homosexual de Javier Maroto, ex alcalde de Vitoria.

Para empezar: desde aquí van deseos de lo mejor para la pareja. Y para continuar con lo nuestro: qué hipocresía, qué mendaz todo, qué asquito el cálculo de asistencia a la boda de un colega por el qué dirán los clientes. O sea, los votantes. Es decir, que estamos en precampaña y el presidente del partido que recurrió ante el Constitucional las bodas gais por «desnaturalizar el matrimonio» tiene que hacer cuentas de lo que suma o resta un gesto terriblemente natural. Es como excusarse por inacción: «Adoro la teoría porque tengo miedo de lesionarme» (Mariano Peyrou). Sin embargo, hay golfos vinculados a la política que convienen menos y yo los sigo viendo ahí, repartiendo abrazos con euforia.

La del hombre público es una moral elástica. Muy convencida de no tener que dar explicaciones. Un género recalentado. Cuando escuchas hablar a uno de ellos sabes que no está diciendo una verdad, sino algo intermedio entre lo cierto y el engaño. Fingir es su método. Viven de referencias más que de realidades. Trabajan con lo real hasta convertirlo en imaginario. No todos, claro, pero sí demasiados.

La boda del ex alcalde de Vitoria no es para el entorno de Rajoy la boda de Javier Maroto, sino la fotografía posterior y sus consecuencias. No te puedes fiar. Cada cosa significa mil cosas que no sabemos, pero empujan. Que en la sede del PP empeñen tiempo en buscarle las vueltas a la idea del presidente en una boda gay delata que a cualquier acto le aplican un exceso de interpretación. Vamos mal con esta misteriosa disponibilidad de algunos políticos a caminar mirando siempre hacia abajo. Algunos hombres se delatan por estos pormenores vecinales.

A mitad de columna aún desconozco si Rajoy aceptó ya asistir a la boda de Javier Maroto desafiando el parecer de algunos de sus ministros, pero de hacerlo podría ir vestido de Hamlet y al compás del pasodoble del Algabeño. La derecha bravía quedará muy desconcertada. Y nosotros, de paso, también. Sería como ver al presidente haciendo oposición contra tantos de los suyos, tendentes al amor de armario más que a la expresión del amor sin miedo.

Este jaleo interno de la boda importa muy poco, lo sé. Aunque da claves de penumbra sobre el enorme artificio de la política. Ahora que vengan a decirnos no sé qué de Cataluña. O no sé cuantos de los refugiados. O el tralarí de la recuperación. O un cuento de bella durmiente sobre las bondades de nuestra reforma laboral. Les vamos a seguir sin creer, visto lo visto.

Ciertas carcundias ideológicas se sostienen en el tiempo gracias a una intransigencia. Intentar prohibir las bodas gais por «desnaturalizadas» es un buen ejemplo. Ahora hagan cuentas. A ver a cuánto les puede salir lo de estar en los esponsales de un compañero maricón. Vivan los novios.

División en el PP y el Gobierno sobre si Rajoy debe ir a la boda gay de Maroto

Su presencia se ha debatido en distintas reuniones y algunos ministros aconsejan que no vaya

Maroto y Rajoy, en Vitoria durante la campaña de las elecciones municipales

Maroto y Rajoy, en Vitoria durante la campaña de las elecciones municipales. Vincent West REUTERS

El PP ha debatido en distintas reuniones si Mariano Rajoy debe asistir o no a la boda del vicesecretario de Acción Sectorial del PP, Javier Maroto, que el 18 de septiembre se casa en Vitoria con su novio. Algunos ministros han opinado que no sería coherente con el recurso que se presentó al Constitucional.

El presidente está invitado a este enlace y su presencia aún no ha sido confirmada. Pese a que se trata de una decisión personal de Rajoy, que afecta a su ámbito privado, la asistencia a la boda de Javier Maroto presenta importantes derivadas políticas por la posición que el PP ha mantenido en contra del matrimonio gay.

Según confirman fuentes del partido, el asunto se ha discutido intensamente en reuniones de la cúpula del PP y ha sido objeto de debate entre los miembros del Gobierno. Entre quienes se han pronunciado en contra de la asistencia a la boda figura, según fuentes populares, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. El argumento esgrimido de quienes se oponen es que resultaría incoherente con el recurso que el PP presentó ante el Tribunal Constitucional contra la ley de Zapatero, que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo. Un recurso que ya dividió al PP en ese momento y que Rajoy asumió personalmente, tras las críticas públicas de algunos de los suyos.

La relación de Rajoy con Maroto, ex alcalde de Vitoria, se ha estrechado desde que el presidente le llamara en junio pasado paraformar parte de la nueva dirección popular, con el encargo de potenciar el perfil social del partido. La boda estaba planificada de antemano y han sido invitados el resto de miembros de la cúpula del PP, compañeros del día a día en Génova de Javier Maroto.

La presencia del presidente carecería de repercusión y no se produciría ninguna discusión interna ni se le recomendaría que no acuda sino fuera porque evidencia la tensión entre las dos almas que coexisten en el PP -la más conservadora y la más de centro-, cuya convivencia no es siempre cordial. Tampoco el debate sería tan intenso si en diciembre no fueran a celebrarse elecciones generales. Y Rajoy necesita a todo su espectro ideológico de votantes para repetir en La Moncloa. En Génova nadie oculta que todas las decisiones que se adoptan tienen una única motivación: los próximos comicios.

El PP se enfrenta a la paradoja de ser percibido en estos momentos por los ciudadanos como un partido muy escorado a la derecha (en el último sondeo del CIS en julio se le ubicaba en el 8,26, siendo el 0 la izquierda y el 10 la derecha [consulte el documento en PDF]), justo cuando ha consumado en esta legislatura el divorcio con su votante más conservador, a propósito de algunos temas. Los popularessufrieron un severo desgaste en 2012 con la excarcelación del etarra Bolinaga y, posteriormente, con la aplicación de la doctrina Parot, que supuso la puesta en libertad de centenares de terroristas. En 2014, la decisión del Gobierno de renunciar a una nueva ley del aborto, que derogara la ley de plazos actual –recurrida como el matrimonio gay al TC– produjo también un importante rechazo del votante más tradicional del PP, hasta el punto de que diputados y senadores han votado en contra o se han abstenido ante la reforma que se planteó en compensación.

En este clima de distanciamiento del PP con su suelo de votantes más devoto, agravado por la corrupción y la aparición de nuevos partidos, se enclava la decisión del presidente de ir o no al enlace del ex alcalde de Vitoria. Hacerlo, al margen del gesto personal, le puede granjear simpatías entre el electorado más de centro y, en cambio, irritar a quienes se consideran más de derechas.

Y, por supuesto, entra en juego también la cuestión de la coherencia. El PP siempre ha defendido, y en ello basó su recurso de inconstitucionalidad, que la ley desnaturaliza «la institución básica del matrimonio». «Entre la ley y el oportunismo político, siempre estaré con la ley. Y si me equivoco, lo siento muchísimo», dijo Rajoy sobre la presentación del recurso, después de que Esperanza Aguirre lo rechazara porque ponía al PP en contra del colectivo homosexual.

La funcionaria de Kentucky que se negó a dar licencias de matrimonio a parejas gays sale de prisión

Kim Davis, aclamada a su salida de prisión por una gran multitud

Kim Davis, aclamada a su salida de prisión por una gran multitud. AFP

Un juez federal de EEUU ordenó hoy liberar a la funcionaria del estado de Kentucky encarcelada durante cinco días por negar licencias de matrimonio a parejas del mismo sexo alegando que su religión le impedía obedecer al Tribunal Supremo, que legalizó en junio pasado estas uniones en todo el país.

En la orden de liberación, a la que tuvo acceso Efe, el magistrado David L. Bunning determinó que la funcionaria Kim Davis debe ser liberada con la condición de que “no interfiera de ninguna forma, directa o indirecta, en los esfuerzos de otros funcionarios para emitir licencias de matrimonio”.

La liberación de Davis, que se producirá en las próximas horas, coincide con una marcha de protesta contra el encarcelamiento de la funcionaria convocada por grupos de presión cristianos conservadores y a la que asisten los precandidatos presidenciales republicanos Mike Huckabee y Ted Cruz.

“Si la acusada Davis interfiere de alguna forma en la emisión de licencias de matrimonio, eso se considerará una violación de la orden de esta corte y se considerarán las acciones adecuadas”, advirtió el juez Bunning, de la Corte del distrito Este de Kentucky, que puso entre rejas a la funcionaria el pasado jueves.

Un icono de la oposición al matrimonio gay

Kim Davis, convertida en un símbolo de oposición al matrimonio homosexual por motivos religiosos, dejó de emitir cualquier licencia de matrimonio a homosexuales en junio, cuando el Supremo convirtió en un derecho constitucional el matrimonio entre las personas del mismo sexo y legalizó estas uniones en todo el país.

Esta decisión histórica obliga a los trece estados que entonces todavía lo prohibían, entre ellos Kentucky, a permitir que las personas del mismo sexo puedan casarse.

Cuando el gobernador de Kentucky, el demócrata Steve Beshear, ordenó a los juzgados emitir licencias de matrimonio a los homosexuales, Davis decidió interponer una demanda en una corte federal, con el argumento de que sus creencias religiosas debían excluirla de tener que cumplir con esa obligación.

El caso de Davis llegó hasta el Supremo, que ordenó a la funcionaria que, de manera inmediata, comenzara a emitir licencias matrimoniales a todo tipo de parejas, homosexuales y heterosexuales, orden que ella desobedeció y que la ha hecho permanecer entre rejas los últimos días.

Aunque algunos funcionarios expresaron su oposición a la decisión del Supremo, esta es la primera vez que uno de ellos es encarcelado por negar a parejas del mismo sexo su derecho a casarse, un tema que sigue dividiendo a la sociedad estadounidense a pesar del creciente apoyo que ha ganado el matrimonio gay en los últimos años.