Álex, un hombre transexual, se aplica un gel de testosterona. PACO PUENTES / @BLKSAUVAGE
Álex, un hombre transexual de 39 años, ha vuelto a tener la regla después de seis años. “Es algo que pensabas que te habías quitado de en medio” en el proceso de ser, en todos los aspectos, un hombre, aunque naciera con genitales femeninos, explica. Es un “daño moral, psicológico”, insiste quien ha conseguido ya “la invisibilidad” en el trabajo, un objetivo de muchas personas transexuales que quieren ser un hombre o una mujer más en todos los entornos.
La causa de este cambio es el desabastecimiento de un fármaco, un preparado de testosterona inyectable, de nombre comercial Testex prolongatum. El laboratorio fabricante, Desma, y la Agencia Española del Medicamento advierten de que el problema se solucionará a mediados de enero.
No es el único caso de un medicamento que falta para las personas transexuales –y muchas otras que necesitan suplementos hormonales–, advierte la endocrinóloga Isabel Esteva, del Grupo de Identidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición. Mar Cambrollé, presidenta de la Plataforma por los Derechos Trans, que es la que ha movido las denuncias (y ha convocado una protesta ante el Ministerio de Sanidad el próximo sábado 17 de diciembre) destaca que también hay escasez de un fármaco de estradiol (en este caso, para las mujeres transexuales), los parches de Meriestra, pero admite que en este caso hay alternativas accesibles y asequibles.
“El problema con el Testex es que la única alternativa que había, el Reandron [una formulación de liberación lenta que permite espaciar las inyecciones correspondientes hasta los tres meses] no tiene financiación pública y es muy caro”, dice Cambrollé. De hecho, fue la testosterona que empezó a tomar Álex hace seis años. “La regla se me quitó en el primer mes”, afirma. pero hace dos años, como medida de ahorro, la sanidad pública dejó de financiar este tratamiento y se pasó a las otras inyecciones, de las que hay que ponerse dos al mes, y que ahora no están disponibles.
El problema ha causado tanta inquietud que el contestador automático de Desma, antes de ofrecer siquiera hablar con una operadora, da una serie de explicaciones sobre el desabastecimiento y apunta a que hay una alternativa; usar las inyecciones de 100 miligramos en vez de las de 250 miligramos. “pero eso implica pincharse dos veces, y, además, por eso mismo ya empiezan a faltar”, dice Álex. Cambrollé y la endocrinóloga Esteva coinciden.
Para la médico, la alternativa es usar geles de producto. “Son mucho más latosos, porque hay que darlos todos los días y mantener una serie de medidas, como esperar unos minutos para que se absorba y abstenerse de tocar niños o embarazadas durante ese tiempo”, admite Esteva, “pero son igual de eficaces”.
Álex, por su propia experiencia y la de algunos compañeros, lo niega. “El efecto es menor, pero es lo que hay. por eso a mí y a otros nos ha vuelto la regla. De hecho, cuando se empieza el tratamiento hormonal, con las inyecciones de deja de menstruar enseguida; con el gel se tardan meses, hasta un año”.
Yerai, de 33 años, lleva nueve pinchándose la testosterona. “Ya con el cambio del Reandron al Testex noté cambios, pero ahora es mucho peor. No solo por la regla, que es un palo porque es volver a revivir todo lo que uno ha luchado siempre por cambiar, sino por el cuerpo en general. Te ves más flojo, más cansado. He engordado, dice”. A Yerai le preocupan mucho estos cambios, ya que parte de su proceso de masculinización pasa por el gimnasio. Cambrollé señala otros aspectos de recibir la testosterona por otra vía a la habitual: se vuelven más irritables. “Yo tengo más bajones”, coincide Álex.
Además, una disminución en el nivel de testosterona puede tener, en los hombres transexuales que se han sometido a una histerectomía, problemas como un aumento de la osteoporosis, indica Cambrollé.
El Ministerio de Sanidad tiene en su web recogida el desabastecimiento, y da como fecha para que termine mediados de enero. “Usaré el gel mientras tanto, qué remedio” se conforma Álex.
Varios grupos políticos se han interesado por la situación de este colectivo. El grupo LGTBI (Lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales) de Podemos afirma que, aparte del daño físico, hay una carga política en este desabastecimiento, prueba de una discriminación hacia el colectivo, y del daño que hace dejar decisiones importantes como el acceso a fármacos en manos del mercado.
En esta línea, Esteva muestra sus dudas. “Resulta sospechoso que el gel cueste mucho más que las inyecciones”, dice. “No sabemos a qué se deben estos desabastecimientos. Parecen una maniobra comercial, para volver luego con una subida de precio”.
La diputada por IU en el Congreso Eva García Sempere preguntó el 5 de diciembre al ministerio por este asunto. En el documento entregado, señala que “el desabastecimiento de estos fármacos es un grave atentado contra la salud física y psíquica de las personas trans”. “Un sistema público de salud ha de garantizar que estas situaciones no se den, sean cuales sean los intereses económicos de las empresas farmacéuticas implicadas”.”¿Se están tomando las medidas pertinentes para que esta situación no vuelva a repetirse? ¿Cuáles?”, concluye el escrito.
Álex y Yerai solo esperan a que el 15 de enero puedan disponer de las inyecciones que les ayudan a ajustar su aspecto a su identidad.